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Índice Págs.
Índice……………………………………………………………….. 1
Introducción……………………………………………………….. 2
Desarrollo…………………………………………………………. 5
Conclusión…………………………………………………………. 21
Bibliografía…………………………………………………………. 22
EL SALAR
Introducción
Cabe destacar que, un salar es un lago superficial en cuyos sedimentos dominan las sales
(boratos, cloruros, nitratos, sulfatos, etc.) Las sales se precipitan por la fuerte evaporación,
1
Área en la que el agua no tiene salida fluvial hacia el océano
2
https://es.wikipedia.org/wiki/Salinas_Grandes_(Jujuy_y_Salta)
que a largo plazo siempre es mayor que la alimentación o entrada de las aguas en la
cuenca3.
En esta oportunidad, se trata sobre el aspecto literario que nos brinda Fausto Burgos, en
su obra narrativa: “El Salar”, de 1935, correspondiente a la Región del NOA. A la vez, que
se aportará la mirada de otros autores como es el caso de Martín Caparrós en su crónica
llamada “La Quiaca-Yavi-Santa Catalina”, perteneciente al libro El Interior y ciertos rasgos
comunes de la Puna en general que brinda Juan Carlos Dávalos en su cuento “El viento
blanco”. Además, encontramos características de la Puna a través de la Literatura en otra
obra de Burgos, esta vez mediante su narrativa breve: el cuento “El Surumpio”.
3
https://es.wikipedia.org/wiki/Salar
4
Castellino, Marta Elena. “La narrativa de ámbito puneña de Fausto Burgos. Lo ‘regional doloroso’”. Universidad Nacional
de Cuyo.
5
Sánchez, Brenda (2004) "Estrategias constructivas de la espacialidad en El salar de Fausto Burgos: ". En: Piedra y canto:
cuadernos del Centro de Estudios de Literatura de Mendoza, No. 9-10/ 2003-2004, p. 109-125.
Dirección URL del artículo: http://bdigital.uncu.edu.ar/748.
Fecha de consulta del artículo: 07/05/16.
6
http://mla-s2-p.mlstatic.com/el-salar-fausto-burgos-novela-libro-argentino-envios-20981-MLA20200713624_112014-O.jpg
Desarrollo
Fausto Burgos nació en Tucumán en 1888. Fue una persona arraigada al terruño,
franco, sencillo como uno más de sus pobladores, pero ante todo, es el hombre del
interior o “del país profundo”.
Recorrió palmo a palmo los más distantes territorios: La Puna, Chaco, Formosa, Cuyo, 5
la Patagonia, observando, buscando y empapándose de la vida humilde y sencilla de
los hombres campesinos y de montaña, adentrándose en sus almas oscuras, en su
pasado, leyendas, tradiciones, música.
Dice Burgos:
“A los doce años me llevaron de casa. Después de cuatro años de ausencia volví a mi
casa. Desconocí el patio, los naranjos, los jazmines, las diamelas y altezas, los
Al concluir su escolaridad primaria en Salta obtiene una beca para continuar sus
estudios y esto le significa trasladarse a Catamarca, que será desde entonces y para
siempre la ciudad inolvidable de sus andanzas juveniles. Obtenido el título de maestro
vuelve a Salta, pero su anhelo de retirarse al campo, “a enseñar a los changos pobres”
se ve postergado: entra a dar clases en la misma escuela donde realizara sus estudios.
7
-Imagen de villa de Medinas
7
http://www.tucutur.com.ar/Localidades/losmedina/album/fotos/01.jpg
Agrega Burgos:
“Dos años estuve de maestro en Salta, salí de allí para evitar la dentellada del perro flaco
Allí frecuentó varias aulas universitarias, hasta que finalmente se decidió por el 6
profesorado especializado de matemáticas. Además, publicó sus primero libros, cultivó
importantes amistades literarias, como la de Ricardo Rojas, y conoció a la que sería su
esposa. Y una vez concluidos los estudios universitarios se establece por un tiempo en
el Norte, en la Puna Jujeña, donde compone varios libros de relatos y poemas, y en la
que era por entonces la Gobernación de Los Andes. Sin embargo, nuevamente se
siente oprimido por la monotonía cotidiana y viaja a Mendoza e instalado en San Rafael,
alcanza madurez el hombre y el artista, que se convierte en el narrador de las cosas
nuestras.
9 10
Imagen de la
“Invierno.
En la Puna Jujeña, limítrofe con la gobernación de Los Andes, debe estar haciendo un frío
aquel dilatado y frío altiplano, cerrado al mundo por montañas bravías, manchado de
blancos y extensos salares uniformes, cortado por someros ríos bermejos, solo sabían
que eran keswas puros, descendientes de los últimos hijos de los inkas. (El surumpio:10)11
8
http://www.cdc.gov/spanish/especialescdc/sintomastuberculosis/
9
http://www.portaldesalta.gov.ar/2015-2/mapaandes.jpg
10
http://www.portaldesalta.gov.ar/andes.htm
11 Burgos, Fausto. “El surumpio”
7
12
Imagen de la fachada de la Escuela Normal de San Rafael
Entonces, alterna la docencia con su fecunda labor creadora que incluye, además de
numerosos volúmenes de cuentos, poemas, novelas y sus ininterrumpidas
colaboraciones en varios periódicos y revistas.
Sostiene Burgos:
“He viajado por nuestras catorces provincias, por el Chaco, La Pampa y Formosa. Viajo en
verano para aprovechar “la fresca”, que soy curtido como un toba…”
“He andado por el Uruguay, por Chile, Paraguay, Perú y Bolivia. Y si es cierto lo que dicen
en mi pago, antes de que me muera, mi alma alegre tendrá que caminar mucho para borrar
mis pasos.”
En cada caso, hay una adecuación del tono a la materia narrada; esto nos permite
ensayar una clasificación de la narrativa de Burgos con un criterio que sin excluir lo
geográfico, lo complemente…
12
https://encrypted-tbn2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQDghE38c6WWhQ99bGbTGz-NKGYckB0rpdL26rL-CdxCM4VtnH_
13
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/1/1a/Salinas_Grandes.jpg/250px-Salinas_Grandes.jpg
Esta categoría incluye tanto un ámbito geográfico “con el repertorio de temas inherentes a
tal localización” como un “tono”, una particular actitud hacia esa materia narrativa. En ella
confluyen las premisas de la literatura regional –adscripta, en principio, a los cánones
realistas- y ciertas notas estilísticas propias y originales de Burgos: narrador, dramaturgo y
poeta. 9
A partir de aquí se debe centrar en “El Salar”, propiamente dicho. Comenzando por la
realidad representada: La Puna y sus conflictos.
14
https://es.wikipedia.org/wiki/Puno
(Elaboración propia)
10
En toda la obra de “El Salar”, se observa de manera reiterada cómo influencia negativa el
forastero a la zona, hábitat humilde de los pobladores de la Puna. Hay cierto rechazo del
puneño en contra del abajeño, el hombre que no es de la Puna. Además, del rechazo
general que existe hacia el hombre blanco, en relación a la opresión sufrida por los
españoles en la época de la Conquista.
15
En esta historia, Carlos, el narrador protagonista, el cual vive en Buenos Aires, se traslada
hasta Jujuy, en tren. El motivo de este viaje es ir a buscar a su hijo de ocho años, José Luis,
concebido con Rosario Yapura, la esposa de Javier Chutuska.
“[…] Sabía yo que se llamaba José Luis, sabía también que llevaría
el apellido de la madre. José Luis andaría al friso de los ocho años.”
(Pág. 5)
“[…] José Luis vivía allá, en la desolada y lejana puna norteña.” (Pág. 6)
“[…] El tren llegó a Tucumán a las seis de la tarde del día siguiente.”
15
http://www.oni.escuelas.edu.ar/2002/buenos_aires/aborigen/Paginas/Kolla/kolla3.jpg
11
Imágenes de Villazón-Bolivia (Elaboración propia)
Su intempestiva presencia provoca una serie de conflictos que culminan con la partida de
Javier, avergonzado y humillado, dejando abandonada a su familia, el enloquecimiento de
Rosario y el castigo del narrador, que es abandonado a su suerte en el salar. La acción se
interrumpe en el momento en que dos cóndores lo rodean, para sacarle los ojos y la lengua,
según el sombrío vaticinio de la mujer.
“[…]Dos cóndores negros te sacarán los ojos y la lengua larga.” (Burgos: 143)
Además, cabe mencionar, que “El Surumpio” desarrolla algunos motivos apuntados en los
relatos anteriores, todos en general relacionados con la muerte, las enfermedades o el
trasfondo mítico legendario de la zona: el “surumpio” o mal de las salinas, que quema los
ojos de los pobres trabajadores; el “mal de la tierra” o el “mal de la vertiente”; la “ahorcadura
de los muertos”, la presencia de Coquena, legendario pastor, o la Barchilla, personificación
de la muerte […] Se trata en general de estampas en las que prima el interés costumbrista.
“¡El surumpio!”, exclamé para sí cuando se le empezaron a cansar los ojos. Las ovejas
querían esconder la cabeza entre las peñas para defenderse de aquella luz. ¡El
Surumpio!”, exclamó para sí, y entonces por primera vez pensó en cuidar sus ojos.
viento de las cresterías. El surumpio enciende los ojos de las pobres bestias, empurpura
los ojos de los arrieros y los deja en tinieblas. No hay remedio que cure el surumpio.
Sostiene Brenda Sanchez, en la obra ya citada, que "El surumpio ciega a los salineros y
a quienes andan horas y horas por la nieve. El surumpio es el mal de la sal; es el mal de
la nieve. Resplandor de sal, resplandor de nieve. El surumpio enciende los ojos hasta
cegarlos completamente" (Pág. 116).
El Salar como espacio en la Región del NOA es el eje de la obra de Fausto Burgos. Realiza
una descripción realista, vuelca en el papel casi sin elaboración, los datos positivos de la
experiencia. Enumera la flora que hay, pero denota también la que no hay. Esto da más
sensación de desolación, de muerte.
“Doraba el sol aquella pampa alta, pampa cubierta de tolares, chilaguas, esporales y surillantes.” (Burgos:
14)
El Salar Grande es el que moldea el carácter del habitante puneño, con la vida sacrificada
que se lleva allí. Se manifiesta lo Regional Doloroso, relacionado con el ambiente puneño.
“Muchos panes de sal que los salineros cortaban en invierno, en el salar reverberante y helado.”
(Burgos: 12)
“¡Cuántos salineros había visto en su tienda de comestibles y bebidas y productos del país! Todos ellos
se parecían en el tipo, en el color, en la estatura: todos venían emponchados, sonando las ojotas y
“Con los ojos de la imaginación vi todo el salar reverberante. Un mar, un mar, pero de levantadas y
bullentes olas; no un mar azul: un mar quieto, monótono; un mar blanco, como dormido entre
cerros cárdenos, amarillos, gríseos, azules; un mar cuya luz hace sangrar los ojos. ¡El Salar!...Los
salineros deben ir a cortar bermejos panes en invierno, en invierno, cuando aquella vasta planicie
cerrada de montes, silenciosa, azotada de los vientos de la cordillera, parece una estepa helada.”
(Burgos: 19)
Hay dos cosmovisiones diferentes: el ser alguien occidental, los inmigrantes o forasteros
vs. el estar aquí, en la puna, siendo un indígena, hijo de la tierra, un mundo estático,
doliente, aferrado a sus creencias ancestrales (como el ahorcamiento de los muertos para
que el mal no se pase al resto de los seres vivos), sujeto a fuerzas que trata de conjurar
mágicamente. El hombre blanco domina con la apostura, con la mirada, con el sonoro
timbre de su voz, con el gesto, con los dientes, con su intrusión a través del ferrocarril. En
cambio el indio puneño, hecho un poroto, baja la cabeza, tembloroso los labios, humildosa
la mirada. Predominan los analfabetos entre los salineros, aunque los hijos de Chutuska
han recibido alguna enseñanza por parte del maistro de la escuela ambulante. Esa
mentalidad estática, ese fatalismo hace que el puneño pueda ser fácilmente dominado por
el blanco, engañado y burlado en su buena fe por el buen mozo, blanco y rubio. Y además,
son robados por los comerciantes, gringos o turcos, apostados en la zona. (Castellino: 153)
¿Vos decís eso, vos que le robás con la balanza, que le vendés gato por liebre,
que le comprás la sal al precio que te da la real gana, que le vendés alcohol de
Burgos nos da la mirada del viajero, de un descriptor, con cierto distanciamiento, con
extrañeza. No es un relato de viaje, sino que él nos da su mirada en un relato ficcional. Esta
relación la visualizamos en los elementos de la narración. De este modo, se observa que el
motivo del viaje del protagonista, Don Carlos, es el reencuentro con su hijo.
“Está fiero el frío, señor, como pa’ que se nos hielen los pies y las manos”. (Burgos: 24)
“¿Qué vería él a lo lejos con su pobre imaginación, imaginación que tenía por delante la
eterna valla de unos cerros azules y remotos. Pequeño era su mundo, un altiplano
hora en que el sol aprieta; cielos, cielos, ovejas, burros, llamas, salineros, la voz
distinta y antojadiza del viento, el reventón de los truenos, […] la noche, el silencio, la muerte.”
Por otro lado, el espacio del salar hace referencia al mundo exterior. Espacio de lucha entre
el bien y el mal. Se trata de un mundo particular.
Es evidente que, Burgos, hace una denuncia social. El indio abajeño es hombre que no
pertenece a la puna.
“Los conocía bien. Venían de tiempo en tiempo, cuando en la lejana choza de paja, barro, piedra e iro,
ya no tenían harina de maíz para el espesao, maíz para el piri, coca para el acuyico, chatas de
alcohol de noventa y cinco grados para matar el frío y despertar la alegría. Venían de vez en vez, a la
saga de sus burros cargueros, burros bizcachillos, pardos, cariblancos, de largas orejas adornadas
con flores rojas de lana. Traían sal, panes bermejos de sal, cortados allá, en el remoto salar
reverberante y helado. Treinta, cuarenta y más leguas, a pie, en pos de las bestias, emponchados
todos los hombres; el padre; el chango; la madre, arrebozada con su lliclla. Treinta, cuarenta y más
leguas, a pie, sin una palabra –sin una- en horas enteras. La Rosario escondía las manos ateridas
bajo el manto: no podía hilar, el uso iba clavado en la faja que apretaba la cintura… (Burgos: 24)
14
Además, nos relata el sometimiento, desamparo que vive el indio. En el salar, los salineros
cortan bermejos panes de sal. Es una planicie monótona.
La vegetación escaseaba. Por eso relata que la tierra es tierra muerta y helada. Los
hombres que la habitan viven una desolación terrible.
Personajes:
Principales:
Carlos: Padre de José Luis. Vivía solo en una casona antigua en Bs. As. Escribía
hasta altas horas de la noche. Apenas conocía a su hijo (pág. 8). No llevaba su
apellido. Carlos era solterón. Tenía 39 años.
José Luis: Hijo de Carlos y Rosario Yapura. Criado por Javier Chutuska. Trajeado 15
a lo pastorcito puneño: calzones y chaqueta de barragán, sombrero ovejón, ojotas
de suela y poncho puyo. Jamás ha recibido una hilacha de su padre. Anda al friso
de los ocho años.
Javier Chutuska: Andaba al friso de los 60 años. Con figura de hombre salinero.
Lampiño, keswa puro: corva la nariz, cobrizo el cutis, negro los ojos. Sobre la cabeza
un chucllo incaico, un sombrero ovejuno de amplia falda caída. Dos ponchos, traía
puestos: puyo blanco el de abajo, puyo gris el otro. Usaba negros calcetines que
dejan libre el dedo gordo. La boca manchada de verde. De mediana estatura.
Rosario Yapura: Esposa del salinero Javier Chutuska. Madre de tres hijos: Rodolfo,
Juan de Dios y José Luis. Este último, hijo de Carlos. Concebido cuando ella hacía
las tareas domésticas en casa del Turco Abud.
De ojos negros, grandes. Traía ojotas, sombrero ovejuno. Usaba una lliclla incaica
a las espaldas. Mostraba los pies enfundados en negros calcetines de lana. La nariz
fina, la boca pequeña, de labios bermejos, gitanos aros de oro en las orejas. Tenía
28 años.
Secundarios:
La madre de Carlos: Lo quería a Carlos como cuando lo tuvo en sus brazos. Su
alma era la misma. Su cuerpo había envejecido. Los brazos perdieron las bellas
formas, la cabeza estaba nevada. Los ojos ya no tenían aquel brillo cristalino y
precioso de antes.
Antonio Seneusky: Vivía en Bs. As. Conoció a Carlos en el viaje en el tren a Abra-
Pampa. Era repelente (según Carlos), alto, escaso de carnes, blanco, blanquísimo,
narizudo, bocón. Llevaba anteojos. Ni pera, ni bigote ancho, ni bigote mosca. El pelo
rubio, pelo de ruso, de dinamarqués o de sueco. No traía gabán.
Viaja a Abra-Pampa a comprar sal. Trabaja para la casa Nunsky hnos., curtidores
de Bs. As.
El Turco Abud: Dueño del hotel de Abra-Pampa (único hotel). Además, poseía una
tienda de comestibles, bebidas, géneros y productos del país. Los vecinos de
aquella aldea puneña lo llamaban “el turco acaparador”. Compraba cortes de
géneros coyas, picote, cordellate y barracán, pieles de vizcachas cerreras, de
ratones chinchillas, de choschoris, de ovejas, de llamitas y de cabras, pepitas traídas
desde el frígido Orus-Mayu, sopas de llama, frazadas, ponchos, chalinas, peleros y
sal, muchos panes de sal que los salineros cortaban en invierno en el salar
reverberante y helado.
Era un turco de cabeza achatada por detrás, de cabellos rizosos, de nariz grandota,
de labios gruesos y de bigote ancho y renegrido como sus ojos.
Recibía la sal de los salineros (indios de patas) a cambio de coca, de alcohol de 95°,
de harina de trigo y de harina de maíz. En la tienda los clava con el lienzo, con los
sombreros, con los pañuelos y con los “beines, jabún, beinetas y saca biojo…”
(según Seneusky).
Abud sonreía y mostraba sus dientes parejos, blancos y grandes.
Las manos eran blancas, grandes; esas manos medían y cortaban el lienzo 16
amarilloso…Esas manos blancas, grandes, no acariciaron jamás las mejillas
cobrizas de los changos cerreros.
La muchacha puneña: Se veía que era recién llegada del cerro. Calzaba ojotas,
una lliclla a guisa de manto y traía puesto un sombrero de ovejón blanco. Andaría al
friso de los 20 años. Era regularona. Se parecía a Rosario (según Carlos). Masticaba
coca, el acuyico redondo resaltaba en una de sus mejillas. Era susqueña. Vestida
con su pollera vueluda y enorme, con la blusa de picote azul.
Los hijos de Rosario y Javier: Rodolfo y Juan de Dios: changos ojotudos,
emponchados, que parecían venir de remotos pagos helados. Parecían dos
polluelos emplumados, recién sacados del nido.
Descripciones lugareñas:
Casa de Carlos en Bs. As.: Casona antigua. En el jardín los cipreses negros
estiraban sus finas sombras.
La puna jujeña: limítrofe con la Gobernación de Los Andes. Hacía un frío tremendo
(-20°). Cerros morados, rosados, azules, gríseos. A lo largo de la quebrada un río
claro, sonoro.
Doraba el sol aquella pampa alta, pampa cubierta de tolares, chilluaguas, esporales
y surillantes.
Camarote del tren: El primer tren, el Rápido a Tucumán contaba con una ventanilla,
el segundo tren tenía una cucheta con escalera, el tercero: butacas de coche de
primera clase. En el coche de segunda clase viajaban hasta ocho mozos puneños,
dos viejos lampiños y tres changos.
Casa del Turco Abud: de adobón; techada de barro, cardón e iro; olor grato a tola;
tiene dos piezas llenecitas de bermejos (rojo) panes de sal.
Pieza de Carlos en el hotel: habitación mediana con puertas de cardón, de piso
terrero, había un lavabo enlozado, una mesita, una silla, una cama de hierro. Las
frazadas olían a tola montés. Techada de iro.
Tiempo: Se deduce que es en la Década Infame, sobre todo por el hecho de mencionar a
la Gobernación de los Andes, que se llamó así hasta 1943 y porque la novela fue escrita en
1935, lo más probable es que sea en el primer tercio de esta década.
Acción: Carlos, narrador protagonista viaja a la Puna Jujeña a ver a su hijo de ocho años, 17
José Luis. Este fue concebido con Rosario Yapura cuando ella trabajaba en la casa de
Abud. El viaja y allá, en la Puna, se entera que ella está casada con Javier Chutuska desde
hace trece años y que son padres de dos hijos más: Juan de Dios y Rodolfo. Carlos no
tiene reparos en decir que José Luis es su hijo y Javier le ruega que le deje al niño, que es
su hijo. El protagonista insiste y va hasta el Salar donde ellos vivían, acompañado de
Seneusky, a quien había conocido en el viaje en tren. Sin embargo, este muere en el camino
y entonces Rosario lo ahorca para que no se pase el mal de la puna al resto.
Imágenes:
Preguntas retóricas:
Repeticiones:
Jamás, jamás José Luis había recibido ni una hilacha de su padre… (pág. 6)
Metáforas:
Personificaciones:
Las hachas filosas hacían sonar aquella tierra dura que al ser herida mostraba la entraña
granulosa y blanca.
16
Caparrós, Martín. El Interior. 2006. Planeta. Seis Barral.
17
Dávalos, Juan Carlos. El viento blanco. 1922.
Conclusión
En El Salar, novela del ciclo puneño de Fausto Burgos, la descripción del espacio adquiere
un lugar central y preponderante en el desarrollo de la novela y el lugar se constituye en
tema central en el que aparecen las huellas de las indagaciones estéticas, literarias y
sociales del autor.
La textualización del espacio en la novela, cuyo eje es el Salar, adquiere distintas funciones 21
que se encuentran en relación directa con la mirada que el autor-narrador tiene sobre ese
mundo. Así, la descripción tiene valor documental, pictórico o poético entre otros, pero, en
último término, son todos subsidiarios de la intención social. La pintura del espacio de la
puna está en función de delinear y determinar los rasgos del carácter sacrificado y sufrido
de los personajes. Carácter que, en oposición polar con el de los blancos sojuzgadores
emerge como rasgo preponderante de la denuncia. La insistencia en ciertas características
del Salar, como su dureza climática, sirve para conformar el carácter de los salineros
trabajadores del lugar que soportan estas arduas condiciones climáticas y laborales con
injusta sumisión. Según Marta Castellino, el valor de las novelas de Burgos "radica en la
sensación de vida que transmiten, en el realismo tanto de personajes como de escenarios
presentados y en la maestría con que los presenta ...''
Bibliografía
Sitios de Internet:
https://es.wikipedia.org/wiki/Salinas_Grandes_(Jujuy_y_Salta)
https://es.wikipedia.org/wiki/Salar
http://bdigital.uncu.edu.ar/748.
http://mla-s2-p.mlstatic.com/el-salar-fausto-burgos-novela-libro-argentino-envios-20981-
MLA20200713624_112014-O.jpg
http://www.tucutur.com.ar/Localidades/losmedina/album/fotos/01.jpg
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/1/1a/Salinas_Grandes.jpg/250px- Salinas_Grandes.jpg
https://es.wikipedia.org/wiki/Puno