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Miguel Alfonso Martínez-Echevarría
Índice
¿Por qué existen las empresas? ................................................................. 5
La transacción con incertidumbre ............................................................. 9
La aparición del ”coste de transacción” .............................................. 10
Transacción, propiedad y contratos .................................................... 13
La asimetría de información ................................................................ 15
El problema de la eficiencia con incertidumbre ................................ 16
Los institucionalistas neoclásicos ........................................................... 19
La empresa como contrato de mercado ............................................. 21
La empresa como contrato de jerarquía ............................................ 25
La empresa como tratado .................................................................... 27
Límites y posibilidades del institucionalismo neoclásico ................ 31
Una visión cibernética de las instituciones ............................................ 32
Cibernética y evolución ........................................................................ 32
Una visión evolucionista de la empresa ............................................. 38
La visión cibernética de los austríacos ............................................... 42
La visión estratégica de la empresa ........................................................ 47
El descubrimiento de la importancia de la estrategia ...................... 47
La planificación contable ..................................................................... 49
La planificación estratégica ................................................................. 53
La dirección estratégica ....................................................................... 59
Una teoría convergente ............................................................................. 66
La empresa como núcleo de competencias ....................................... 66
El enfoque basado en los recursos ..................................................... 69
Conclusión ................................................................................................. 72
Bibliografía ................................................................................................. 76
Nota Biográfica
Miguel Alfonso Martínez-Echevarría es catedrático de Economía y Pro-
fesor Ordinario de la Universidad de Navarra. Académico correspondiente
de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras. Profesor "Ho-
noris causa" de la Universidad Católica de Buenos Aires. En la actualidad es
Subdirector del Instituto Empresa y Humanismo.
Una transacción sin costes, con ces la distinción clásica entre po-
información perfecta, sin necesi- der y saber, entre los que mandan
dad de propiedad y por tanto sin que algo se haga, y los que saben
motivación, podría ser más propia cómo se puede hacer eso que
de un espíritu puro que de un quieren los que mandan. Se hace
hombre. Aunque no está claro entonces necesario algún tipo de
que un espíritu tenga necesidad jerarquía que dé unidad a la ac-
de realizar transacciones. Desde ción conjunta. Una jerarquía que
un enfoque espiritualista, o más de un modo u otro se apoya en lo
bien racionalista, de la economía, institucional.
es lógico que la transacción se en-
Cuando alguien llega a un ta-
tienda como un coste. Pero, desde
ller mecánico para que le arreglen
una visión realista de la econo-
el automóvil, por lo general no
mía, la acción humana supone
sabe tanto de mecánica como el
corporalidad, es decir, dimensión
empleado del taller, ni tampoco
histórica, y exige de instituciones,
sabe cómo esa persona va a pro-
no para volver a la cerrazón de
ceder a la reparación, si lo hará
una supuesta racionalidad indivi-
bien y rápido, o mal y lento. En re-
dualista, sino para posibilitar una
sumidas cuentas, no tiene infor-
manera más plena de ser.
mación perfecta, y no le queda
más remedio que fiarse del mecá-
La asimetría de información
nico, y esperar que lo haga de la
Otra consecuencia de recono- manera más correcta y en el me-
cer la existencia de la incertidum- nor tiempo posible. Este pro-
bre en la acción humana es acep- blema de asimetría de informa-
tar que la distribución de la infor- ción genera lo que los neoclásicos
mación no es homogénea. Hay han dado en llamar “problema de
unos agentes que en determina- agencia”10, donde se distingue en-
dos aspectos tienen más informa- tre un “principal”, que ordena y
ción que otros. Lo que uno ignora, manda, y un “agente”, que obe-
el otro lo sabe. En ese mundo, hay dece y realiza. Se plantea enton-
motivación para intercambiar in-
formación y realizar todo tipo de 10. Vid. Pauly, M. (1968), Akerlof, G.
transacciones. Se plantea enton- (1970).
actuar por debajo del máximo teó- un ataque grave de corazón (coste
rico posible. Para Leibenstein, lo externo muy elevado) lleva al
que sucede con la eficiencia es algo agente a dejar de fumar (coste in-
parecido a lo que ocurre con el di- terno). Según esta visión, el mer-
lema del prisionero, donde la falta cado actúa como un mecanismo de
de información perfecta impide al- presión externa que permite lograr
canzar la solución óptima. Nunca que los agentes eleven el nivel de
se llega a sacar el máximo partido a eficiencia de sus conductas. Una
todos los recursos de que efectiva- empresa alcanzará la máxima efi-
mente dispone una organización ciencia cuando la competencia sea
productiva. tan fuerte que amenace la propia
La solución que propone Lei- supervivencia de la empresa.
benstein es la puesta en marcha de Según Leibenstein, sólo la pre-
una especie de mecanismo de con- sión exterior del mercado, última
trol que presione al máximo sobre “ratio” neoclásica, puede engendrar
la motivación de los empleados. el nivel de motivación suficiente
En su opinión, hay tres niveles de para alcanzar la máxima eficiencia.
eficiencia en las organizaciones: a) Pero por otro lado, se da cuenta de
el que se deja llevar por las rutinas, que la estructura empresarial
las convenciones y los hábitos. b) tiende a elevar los costes y a dismi-
el guiado por el cálculo parcial e nuir la eficiencia productiva. Posi-
imperfecto, y c) y el guiado por el ción que contrasta con la de Coase,
cálculo completo y perfecto. El más para quien el mercado es inefi-
reducido sería el nivel a), que se ciente para organizar la produc-
basa en la cooperación y en la je- ción de mercancías complejas,
rarquía, el más elevado sería el ni- mientras que sólo la empresa
vel c) que se basa en la individuali- puede llevarla a cabo con una nota-
dad y la racionalidad. El paso de un ble reducción de los costes de tran-
nivel a otro depende de la presión sacción. Contraste que pone de
externa. Sólo si la presión externa manifiesto una vez más las dificul-
es muy alta hay un cambio efectivo tades de los neoclásicos para en-
en la conducta de los individuos. frentarse con todo fenómeno que
Por ejemplo, dice Leibenstein, sólo supere lo estrictamente individual.
ción? ¿Por que se elige una fun- una ficción legal que ampara un
ción de producción y no otra? complejo entramado de contra-
tos que dan lugar a un mercado
Tampoco queda muy claro que
especial de factores de produc-
la relación entre el empleador y el
ción. Todo el complejo mundo de
empleado sea igual que la que
los fenómenos que se desarrollan
existe entre el tendero y el cliente.
en el seno de la empresa quedaría
Esto sólo sería cierto si el coste
explicado en términos de movi-
que representa para el cliente ir a
mientos de precios relativos. Una
cualquier otro tendero, fuese
ficción legal que sólo tiene apa-
igual que el que tiene para el em-
riencia de jerarquía, y que se li-
pleado cambiar de empleador.
mita a equilibrar los intereses de
Pero la realidad es que los costes
los propietarios de los factores de
que enfrentan el comprador y el
producción. La empresa no es un
empleado son muy diferentes, y
agente individual, que tiene obje-
las libertades de entrada y salida
tivos y conductas, sino simple-
en el mercado, en uno y otro caso,
mente una función impersonal,
no resultan comparables. No pa-
parecida a la que desarrolla el
rece adecuado prescindir sin más
mercado, que de modo no inten-
de la naturaleza específica del
cional colabora al bienestar de la
contrato de trabajo. Entre otras
comunidad.
cosas, porque se deja sin explicar
por qué hay empleados y emplea- Fama17 y Cheung18 han llevado
dores. Ni tampoco parece cohe- el planteamiento contractualista
rente reconocer una importante de la empresa hasta sus últimas
asimetría informativa, que genera consecuencias. Niegan que en el
una fuerte elevación de los costes seno de la empresa exista algo
de transacción, y al mismo tiempo específico que explique su exis-
negar su incidencia en la natura- tencia. Son los precios relativos
leza del contrato que regula esa los que en último término gobier-
transacción. nan la conducta empresarial, y
En la misma línea que Alchiam
16. Vid. Jensen, M. y Meckling, W. (1976).
y Demsetz se sitúa la aportación
17. Vid. Fama, E. (1980).
de Jensen y Meckling16. Según es-
tos, la empresa no sería más que 18. Vid. Cheung, S. (1983).
sostienen que no hay base sufi- queda más remedio que recurrir a
ciente para justificar la existencia contratos de naturaleza distinta a
de una planificación jerárquica en los de mercado para enfrentarse
la dirección y organización de los con situaciones no previsibles en
recursos que usan las empresas. el momento de constituir la em-
Cheung llega incluso a negar la presa.
misma existencia del concepto de
empresa. Ni se sabe qué es la em- Según estos autores, lo propio
presa, ni parece necesario sa- del contrato de empresa es que la
berlo. Es inútil seguir preocupán- producción genera unos derechos
dose de ese tema. residuales inciertos y futuros, im-
posibles de prever a priori . Unos
La empresa como contrato de derechos que dependen de cómo
jerarquía se desenvuelvan las conductas de
Para Grossman y Hart, 19 los todos los agentes implicados en
procesos de producción son lo su- sacar adelante la empresa. Se
ficientemente complejos como consideran residuales en cuanto
para poder asegurar, sin ninguna dependen de unos derechos pre-
duda, que los contratos de em- vios y específicos, perfectamente
presa no pueden ser iguales a los definibles a priori, sobre los que se
contratos de mercado. Organizar establece el marco constitucional
la producción requiere enfren- de la empresa, en cuyo seno se va
tarse con transacciones muy com- a desarrollar la producción. La na-
plejas y de elevados costes. No es turaleza azarosa e imprevisible de
humanamente posible prever to- estos derechos residuales los
das las conductas futuras que se hace conflictivos, y exige la pre-
requieren, y es ilusorio pretender sencia de un juez que pueda re-
que toda esa cantidad de sucesos solver en los casos de discrepan-
contingentes pueda quedar reco- cia. En este sentido, el contrato
gidos en las cláusulas de los con- de empresa supone la constitu-
tratos de compra y venta. No ción de un poder arbitral sobre el
modo de repartir los derechos re-
19. Vid. Grossman, S. y Hart, O. (1986), siduales que surgen del proceso
Hart, O. (1991). de producción.
25. Vid. Hodgson, G. (1988), cap. 9. 27. Vid. Coase, R. (1998), pp. 70-71.
26. Vid. Hodgson, G. (1988), cap. 9. 28. Vid. Khalil, E. (1997), p. 529.
los seres vivos, una mutación ge- jar. Como ya había explicado Men-
nética, en cuanto algo material y del con ocasión de sus estudios
concreto, se transmite de indivi- de genética. Por contraste, la cos-
duo a individuo, mediante aporte tumbre que aprende una persona
de material vivo, mientras que en no se incorpora a su dotación ge-
la empresa la transmisión de una nética, ni puede transmitirse por
nueva idea, o de un nuevo modo generación. Además, las innova-
de hacer, se desenvuelve en un ciones tanto personales como so-
universo simbólico, que no nece- ciales pueden producirse de
sariamente tiene que realizarse de forma muy rápida e imprevisible,
individuo a individuo, ni mucho incluso en comparación con el pe-
menos mediante una aportación riodo de duración de la vida de los
material. individuos. Ni pueden ser explica-
das como combinación de ele-
El paradigma biologicista no mentos ya existentes. Esta capaci-
sirve para mucho en el mundo de dad creadora reside en la esencial
la empresa, ya que el universo hu- indeterminación de la acción hu-
mano desborda al meramente mana, que se activa cuando se
biológico. La información codifi- hace necesario encontrar nuevas
cada que existe en el interior de soluciones a nuevos problemas, y
los genes es muy estable, y varía se potencia mediante el apoyo de
en periodos de tiempo considera- la racionalidad social que se acu-
blemente superiores a la vida de mula en las instituciones.
un individuo, e incluso al de va-
rias generaciones. Además, son Nelson y Winter han prestado
simples mutaciones, combinacio- especial atención a la estrategia,
nes de un número limitado de ele- o conducta que sigue la empresa
mentos. En este sentido, se trata en su relación con el medio; a su
de un mundo ergódico, donde no estructura, o “memoria” institu-
hay verdadera posibilidad de no- cional; y a sus “capacidades”, o
vedad, sino sólo de nuevas com- “entendimiento” institucional. Es-
binaciones de un número prefi- tos tres elementos son básicos en
jado de elementos. Algo parecido cualquier planteamiento ciberné-
a las sucesiones de naipes que se tico ya que sólo mediante su arti-
pueden formar después de bara- culación es posible explicar como
que emanan de su núcleo de com- ción, no sólo permite, sino que fo-
petencias. menta, la iniciativa personal. Sin
Cada empresa, a partir de un esa “dimensión tácita” 72 que se
forma con años de práctica y se
conjunto de actividades comunes,
esconde en los pliegues de la or-
trata de diseñar un “núcleo” de
ganización, dando lugar al “nú-
competencias propio y diferente
cleo” de capacidades de la em-
que no es posible imitar. En ese
presa, no sería posible la continua
sentido, las “competencias” no
generación de nuevas iniciativas.
son productos que se puedan ad-
Aunque variable, y siempre en
quirir en el mercado, sino algo
evolución, ese núcleo tiene siem-
que queda fuera de él, y que justi-
pre una determinada configura-
fica porque la empresa sustituye
ción, que dota de identidad a la
al mercado. No para superar los
empresa, y constituye como la
costes de transacción, como argu-
base para su actividad. A partir de
mentan los institucionalistas
ese “núcleo” se pueden desarro-
neoclásicos, sino porque no
llar nuevas competencias, o per-
existe posibilidad de un mercado
der las que ya se tenían.
de “competencias”.
La empresa como “núcleo de El concepto de racionalidad73
competencias” desborda al indivi- en que se basa este enfoque no
dualismo metodológico. No surge puede quedar reducido a una con-
de una simple agregación de habi- ducta maximizadora. Es algo pro-
lidades individuales, sino de una cesal o “camino-dependiente”,
cultura compartida, de una histo- fruto de la experiencia. Junto al
ria común71. Pero al mismo resto de las competencias, y como
tiempo esto no implica socia- englobándolas, puede aumen-
lismo ni totalitarismo. Se trata de tarse o reducirse con el paso del
una cultura comunal que por estar tiempo.
siempre buscando la diferencia-
El directivo de una empresa no
71. Las empresas se forman por interac- se comporta como un calculador,
ción, por prueba y error, y su idiosincra-
sia tiene una formación histórica o “ca- 72. Vid. Polanyi, M. (1958).
mino-dependiente”. 73. Vid. Foss, N. (1993) p. 134.
Conclusión
A lo largo de la exposición ha sentativos. Por otro lado, dentro
sido inevitable prescindir de mu- de las teorías expuestas, la nece-
chos otros enfoques, que son sidad de resumir ha obligado a
también sugerentes. Como lo que realizar muchas simplificaciones
se pretendía era dar una idea glo- que pueden no hacer justicia a
bal y la extensión era limitada, he- sus autores. Por este motivo he
mos optado por citar solo los que añadido al final una bibliografía
pueden considerarse más repre- bastante extensa para que el lec-
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