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progresista que había obtenido su escaño por dos distritos dejó uno, apoyando a
Prim para suplirle en Barcelona y pese a no contar con simpatías desde la
represión anterior, prometió rectificar y defender los intereses de los catalanes
como así hizo desde entonces.
Estuvo como informador militar en la Guerra de Crimea y también en
Turquía, llegando a ser condecorado por el sultán con el sable de honor.
Regresó a España con el triunfo de la “Vicalvarada” y fue elegido diputado
en las cortes constituyentes, renunciando al cargo para ser Capitán General de
Granada, con la subida al poder de O’Donell fue cesado en la Capitanía de
Granada.
Militó durante un tiempo en la Unión Liberal de O’Donell, dejando
temporalmente el partido progresista, etapa que coincidió con su intervención en
la Guerra de Marruecos, de donde salió como un héroe y su expedición a México
recibiendo críticas de la Unión Liberal por sus actuaciones en ese país, haciendo
que volviera a militar en el partido progresista.
La vuelta al progresismo le hizo mostrarse nuevamente como un combativo
liberal progresista y entro en una etapa de conspiraciones (1863 – 1868). Fue
protagonista de varios golpes y levantamientos.
Golpe el 6-6-1864, fracasado por una delación, nuevo intento dos meses
después , fracasado por la retirada de un coronel, nuevo levantamiento en
Valencia fracasado y tuvo que pasar a Francia. En 1866 protagonizó el
pronunciamiento de Villarejo de Salvanés, también saldado con un fracaso.
Los continuos fracasos hicieron cambiar de estrategia a los progresistas,
buscando el apoyo popular en los levantamientos, así el primero de estos fue la
sublevación del Cuartel de San Gil en Madrid, apoyada por civiles, que supuso
otro fracaso. Después de un nuevo intento fallido en agosto de 1867, esta vez
debido a rehusar el propio Prim a encabezar una revuelta popular, dejó Suiza y
acabó residiendo en Londres.
La muerte de O’Donell en 1867 hizo líder de la Unión Liberal a Serrano. Las
desacertadas decisiones del sucesor de Narváez, muerto en 1868, motivó que
muchos militares pasaran a formar parte de la Unión Liberal, preparándose otra
nueva revolución en 1868 (“La Gloriosa”).
Esta nueva revolución tuvo como figuras principales a Prim, Serrano y
Topete. El resultado de las elecciones de 1869 dejó a Prim como líder de los
progresistas, vencedores de las elecciones en unión de los demócratas, Prim fue
nombrado Jefe de Gobierno reservándose la cartera de Guerra y se aprobó la
constitución aceptando la forma monárquica de gobierno, eso sí sin los Borbones.
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Después de varios ofrecimientos de la corona española y varios rehúses, le
fue ofrecida por segunda vez a Amadeo, duque de Aosta, que aceptó y gobernaría
como Amadeo I de Saboya.
El día 27 de diciembre salía hacia España Amadeo I y ese mismo día sufrió
Prim un atentado en Madrid que acabaría con su vida tres días después.
El revolucionario, progresista, liberal, aguerrido, intrépido y valiente Prim
nos ha dejado para la posteridad dos incógnitas sin resolver:
La primera, la autoría del atentado. Algunos indicios señalan al Duque de
Montpensier y al general Serrano, como instigadores, y al republicano José Paul
Angulo como ejecutor con otros nueve hombres, hechos no probado
fehacientemente.
La segunda, si realmente murió a consecuencia de los disparos del atentado
del día 27 de diciembre o por el contrario fue estrangulado como sostienen
expertos forenses como consecuencia de exploraciones recientemente efectuadas
a su cuerpo momificado y que han dado lugar a ríos de tinta y acusaciones de los
partidarios de una y otra teorías.