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Cómo mejorar tu lenguaje corporal para alcanzar el éxito

Si alguien te dijera “te amo” mirando hacia otro lado,


serio, con un tono de voz fuerte, ¿le creerías? Si le
pidieras ayuda a una persona y te respondiera “sí” con
la frente fruncida, ¿creerías que es sincero?
Si un amigo te preguntara: “¿Cómo estás?”, y tú respondieras: “Bien” con un volumen
bajo, un tono de voz cansado y tristeza en tu mirada, ¿tu amigo te creería?

Estoy seguro de que tus tres respuestas fueron negativas, ¿por qué? La razón es
sencilla: es más importante cómo digo las palabras que el qué digo.

En 1981, el profesor Albert Mehrabian, de la Universidad de California, Los Ángeles


(UCLA), experto en comunicación interpersonal, llevó a cabo un estudio exhaustivo y
encontró que la credibilidad en la comunicación procede de tres cosas: el contenido
del mensaje, lo que vemos y lo que oímos.

Sus conclusiones se publicaron en su obra Silent Messages ("Mensajes silenciosos"),


y sus resultados fueron los siguientes:

LENGUAJE CORPORAL TONO DE VOZ PALABRAS


Representa el 55% de la El 38% de la comunicación Representan el 7%. Son
comunicación. Expresa las se basa en el tono de voz. El palabras, diálogos y frases y
actitudes personales. Envía tono, a través de su timbre, se usan para proporcionar
mensajes que impactan: puede denotar entusiasmo, información.
posturas corporales, emotividad, apatía, calidez,
gestos, ademanes, serenidad, enojo, sumisión,
miradas, silencios, tensión disponibilidad, agresividad,
muscular, posición de las frustración…
manos y expresiones de la
cara, entre otros gestos
característicos.

En resumen, un 93% de la comunicación corresponde a lo que se denomina


comunicación no verbal, y solo un 7% a la comunicación verbal. Crecimos
aprendiendo que la comunicación verbal era lo más importante, y en cierto sentido es
verdad, es lo más importante para transmitir información a otras personas, sin
embargo, no lo es para crear credibilidad.

Esto quiere decir que, si bien es cierto usamos las palabras para comunicarnos, el
verdadero significado de ellas se transmite con nuestro lenguaje corporal y el tono de
voz que utilizamos.

Sugerencias para fortalecer nuestra comunicación no verbal:

1) Ten contacto visual. Me atrevería a asegurar que el problema número uno cuando
hablamos con otras personas es la falta de una buena comunicación visual,
particularmente bajo presión. En muchas ocasiones movemos los ojos con
nerviosismo de un lado para otro.
Esto da la sensación de que siempre estamos nerviosos o de que estamos
escondiendo algo. Al crear el hábito de mirar a los ojos nos damos cuenta de que nos
sentimos menos nerviosos. Recordemos que en la comunicación el problema no es,
necesariamente, estar nervioso, sino parecer estarlo.
Al ir ganando más experiencia aprendemos a convertir ese nerviosismo en
entusiasmo. Esto produce confianza, nos ayuda a enfocar los pensamientos y a
motivar a las personas.

2) Mantente erguido. Los estudios del Dr. Mehrabian concluyeron que las personas
interpretan de forma muy negativa las posturas relajadas de los brazos (y en especial,
los hombros caídos). Damos la impresión de baja autoestima, algo que no nos interesa
proyectar.
Algunas posturas de piernas también pueden resultar problemáticas: el típico balanceo
de atrás hacia adelante o ese apoyarse sobre una cadera, como si se estuviese
diciendo "No quiero estar aquí" o “no quiero hablar con usted” los debemos evitar.

3) Muestra interés sincero. La otra persona está evaluando el grado de empatía que
tenemos con ella a través de una sonrisa, por un firme apretón de manos, al inclinar la
cabeza levemente hacia adelante, al demostrar que escuchamos cuando asentimos
con frecuencia, por el movimiento de los ojos, a través de un bostezo, por el
movimiento de los labios, al sacar la lengua, etcétera.

4) Emplea el tono de voz adecuado. La velocidad con que hablamos, la modulación de


la voz, la entonación que utilizamos y el ritmo que damos a las palabras nos permite
expresar el estado de ánimo que tenemos. Es importante que establezcamos un
equilibrio entre lo que se dice y la forma en que se dice. Recomendamos la práctica de
los siguientes tonos de voz:

o Tono de voz cálido: refleja empatía y una actitud positiva de disposición a la


ayuda.
o Tono tranquilo, pausado: refleja una actitud de control, de dominio de la
situación. Se emplea para desviar las objeciones y transmite tranquilidad ante
personas que elevan el tono de voz.
o Tono persuasivo, entusiasta y convincente: refleja una actitud de
autoconfianza.
o Tono sugestivo: refleja una actitud que invita a la reflexión de nuestra idea.
Acerca a la otra persona a nuestro punto de vista y evita la sensación de
compromiso.
o Tono seguro: refleja una actitud profesional y seria para analizar necesidades y
fortalezas, para la obtención de datos…

Una sugerencia final

Para enfrentarnos a nuestra propia realidad, pidámosle a un amigo que nos grabe con
una cámara de vídeo. Es importante que haga acercamientos al rostro y que nos
grabe de cuerpo entero. Seamos lo más honestos posibles y no actuemos para la
cámara.

Dejemos que el vídeo sea nuestro maestro del lenguaje no verbal. Veámoslo varias
veces, tengamos a mano un papel y un lápiz, anotemos lo que debemos mejorar… y a
cambiar nuestra actitud.

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Al iniciar una conversación: naturalidad,
interés y
empatía

Procurar:
• Saludar y presentarse uno mismo o una misma, con naturalidad, al menos siempre
que no haya alguien que lo haga por nosotros.
• Mirar a los ojos cuando se habla.
• Hacer, cuando proceda, algún cumplido sobre la otra persona, sin resultar
adulador ni demasiado condescendiente, pero tratando de transmitir la imagen
positiva que de esa persona se ve o se conoce.
• Comentar o preguntar sobre la situación común que se está viviendo; por lo
general, es el motivo del encuentro.
• Realizar algún comentario o pregunta sobre lo que se conoce del interlocutor, su
trabajo, su vida familiar...

Evitar:
• Hablar con ironía o con tópicos negativos: "Esto parece un funeral, aquí no habla
nadie...".
• Pronunciarse de forma ofensiva sobre alguien: "Qué inutilidad de conferenciante".
• Ser dogmático en las apreciaciones: "Todas las películas son iguales".
• Arrancar la conversación con comentarios demasiado personales.
• Hablar con voz exageradamente alta o desmesuradamente baja.
• Adoptar posturas corporales incorrectas o poco elegantes.

Al mantener una conversación: ser activos,


escuchar y relax
Se trata de que haya un equilibrio entre hablar y escuchar, para que quienes forman
parte de la conversación se sientan cómodos y encuentren espacio para participar. Demos
señales con palabras o gestos de que se está escuchando, mantengamos el contacto
ocular, hablemos sobre algo que esté relacionado con lo que la otra persona comenta; y
si se prefiere cambiar de tema, avisemos. No nos excedamos en el habla ni en la
escucha. Y demos respuestas evitando los monosílabos: la conversación debe ser
equilibrada.

Al pedir favores: desprendernos del temor


Creemos que quienes nos rodean saben lo que queremos o necesitamos en un momento
determinado, pero no siempre es así. Por eso conviene transmitir indicios de nuestros
deseos y necesidades a las otras personas, y si se da el caso, pedir directamente favores.
Tenemos derecho a pedirlos: al otro siempre le queda la libertad para dar o negar.
Evitemos el temor a que nos nieguen lo que solicitamos, y a deber favores si nos
responden positivamente.

Al rehusar peticiones: demos explicaciones


Si hemos de dar una respuesta negativa, ofrezcamos explicaciones escuetas y razonadas.
Y ofrezcamos una alternativa que demuestre que nos hacemos cargo de la inquietud que
generó la petición. Estemos prevenidos ante manipulaciones que se dan en estas
situaciones, como los halagos ("como eres tan buena persona pensé que me ibas a
ayudar"), la crítica ("nunca te volveré a pedir nada") o los sentimientos de culpa ("me
dejas hecho polvo"). Aunque comprendamos las razones del demandante,
mantengámonos firmes si las nuestras no han variado.

Al responder a las críticas: raciocinio y


ponderación
Cuando nos hacen una crítica podemos sentir que nos están atacando. Tendemos a
defendernos, ya devolviendo el "ataque" ya justificándonos. Identifiquemos los aspectos
objetivos de la crítica y hablemos sobre ellos evitando tanto la defensa sistemática como
contraatacar porque sí.
Al aceptar o rechazar a otras personas:
firmeza
En nuestras relaciones se dan situaciones paradójicas: aguantamos a quienes nos caen
mal y espantamos a quienes más apreciamos. Tanto si queremos evitar una compañía
como si deseamos establecer una comunicación y mantenerla, lo haremos con firmeza.
Para ello, hay comportamientos de acercamiento (sonreír, sostener la mirada, orientar el
cuerpo hacia la otra persona y demostrar con palabras nuestro interés por lo que hace o
dice) y de rechazo: digamos y hagamos, educadamente, lo necesario para que la otra
persona capte nuestro desinterés, respondamos con monosílabos, miremos a otras
personas y despidámonos con cortesía.

Al admitir el desconocimiento: no hay por


qué saberlo todo
Es molesto toparse con personas que lo saben todo, que cuando se les va a contar algo
contestan invariablemente "sí, ya lo sabía" o "a mí me vas a decir tú". Lo que nos hace
grandes y apreciados es reconocer ante los demás que desconocemos lo que nos están
contando o que nos parece interesante lo que nos explican porque lo desconocíamos. No
sucumbamos a pensamientos como "qué van a pensar si digo que no lo sé" o "yo ya tendría
que saber estas cosas", que sólo nos perjudican.

Al reconocer nuestros errores: elegancia y


humildad
Todos cometemos errores y es de personas nobles y maduras reconocerlos. Es más,
quienes lo hacen bien gozan de prestigio social, ya que ocultar los errores es una muestra
de debilidad. Reconozcamos con elegancia y humildad, pero sin permitir que los demás
se 'ceben'. Para encajar los errores, evitemos pensamientos negativos como "soy un
desastre", o "esto es imperdonable en una persona como yo" o "no sé cómo me puede
pasar esto".

Al recibir cumplidos: serenidad


No recurramos a la falsa modestia cuando nos reconocen o agradecen que hemos hecho
bien algo. Cuando los cumplidos son sinceros, aceptemos con serenidad y con agrado la
intención de valorarnos, pero no devolvamos el cumplido ni minimicemos nuestros
méritos. Lo mejor es dar las gracias y hacer comentarios como "la verdad es que me ha
costado mucho hacerlo" o "me alegro de que te haya gustado".

Para finalizar una conversación: directo al


grano
Cuando deseamos que un encuentro o conversación se acabe, hemos de tener el
convencimiento íntimo de que tenemos derecho a elegir y a manifestarnos con claridad,
evitando los pensamientos que nos inducen a creer que es de mala educación interrumpir
a otra persona, o que se podría ofender. Es suficiente con: "perdone la interrupción, me

tengo que marchar".


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TU ROSTRO REVELA TU PERSONALIDAD.

"El rostro de una persona refleja sus reacciones ante la vida. Si existe un sentimiento
que se destaca de los demás y es constante, se marcará de una manera más o menos indeleble
en el rostro", indica el especialista en lectura y rasgos faciales, Larry Tiegs.

Por su parte, Michelle Bader, analista administrador de pólizas de la NASA, al desempeñar su


función como director de astronáutica, utiliza la lectura de las líneas del rostro ya que son
muy útiles para sus relaciones personales, dice.

"Durante un periodo de cinco años, un equipo de investigadores estudió a más de 1,000


personas y evaluó 68 factores de personalidad que pueden ser leídos a través de
las líneas del rostro", señala Tiegs. Así, se descubrió que 92 % de las líneas marcadas por
el tiempo en el rostro, revela de manera muy exacta la personalidad. Aquí tenemos algunos
de los indicadores faciales que fueron comprobados científicamente:

Ojos: Cuanto más grande es el iris, la persona tiende a mostrar en mayor grado sus
emociones. La gente con iris pequeños tiende a ocultar sus emociones. En quienes se ve sólo
una parte de los párpados, se requiere de más tiempo para que cambien de manera de pensar;
pero las personas con una porción muy visible de párpado son más directas y gustan de
enfrentar lo obvio sin tantas vueltas.

Cejas: Cejas delgadas indican armonía y gran sensibilidad de sentimientos. La gente con
cejas en forma de V invertida, aprecian la estructura, las formas y la proporción geométrica.
Las cejas muy altas pertenecen a aquellos que escogen cuidadosamente a sus amistades y a
los que gustan de estar por encima de los demás, mientras que quienes tienen las cejas muy
cerca de los ojos revelan a una persona más accesible.

Nariz: La nariz bulbosa indica una persona con sentido de la oportunidad; es decir, trata de
sacar partido de lo que está sucediendo. Si tiene la nariz respingada, entonces gusta de ayudar
de manera espontánea, mientras que una nariz "romana"o de "halcón" indica a alguien con
una mente más comercial. La punta de la nariz muy sobresaliente a caída hacia abajo denota
a una persona escéptica, en tanto que una nariz chata muestra a un persona con la mente
abierta.

Labios: Un labio superior delgado indica brevedad al hablar. Una persona con el labio
inferior grueso ofrece su tiempo y sus servicios generosamente. En cambio, un labio inferior
delgado acusa una naturaleza no muy generosa.

Por supuesto que existen muchas variantes dentro de estas clasificación, y usted puede o no
creer en esta teoría, sin embargo, ¿por qué no hace la prueba y analiza la personalidad de una
persona cercana a usted, partiendo de su rostro?... Total, lo mas que puede perder son unos
cuantos minutos, así que anímese y adelante
TU CARA TE DELATA
El rostro es el espejo del alma. Un libro abierto cuyos contornos y elementos delatan el
perfil psicológico de quien los luce. Diversos estudios permiten conocer los rasgos de la
personalidad propia y ajena interpretando la morfología del rostro.

Cada persona lleva escrito en la cara su personalidad y su manera de encarar el mundo.


Diversos estudios ponen de manifiesto que ante un medio favorable la forma del organismo
se dilata; mientras que ante situaciones adversas se retrae o repliega sobre sí mismo. Esta
forma de reaccionar se refleja fielmente en el semblante y permite establecer a grandes rasgos
dos categorías físicas asociadas a otros tantos caracteres:

El rostro dilatado

El primero se muestra ancho y carnoso; la piel suele ser rosada y con frecuencia se enrojece,
debido a la facilidad con la que la sangre fluye. Sus líneas son curvas y redondeadas. Presenta
grandes ojos, amplia boca, labios carnosos y nariz voluminosa.

Las personas que pertenecen a este grupo bordan la imagen del triunfador. Emprendedores e
infatigables, tienen muy desarrollados sus instintos y les cuesta controlarlos; son sensuales,
coléricos y combativos. Poseen mucha facilidad para desenvolverse socialmente y no
soportan la soledad.

El rostro retraído

Por su parte, el rostro retraído se define como estrecho y alargado. Los huesos son
prominentes y marcados, dando lugar a facciones cerradas. Una circulación sanguínea
insuficiente presta a la piel un tono pálido. Los ojos suelen aparecer hundidos y juntos, los
labios delgados y la nariz estrecha.

Psicológicamente no gozan de la vitalidad del rostro dilatado, aunque suelen ser más
constantes en su esfuerzo. Son personas de reacciones lentas, que controlan con rigor sus
emociones. Su sobriedad social les granjea pocos amigos y un cierto regusto por la soledad.
La frente y la nariz

Las distintas zonas del rostro son reveladoras. La frente es la morada del pensamiento y la
vida interior. La parte social y afectiva descansa en la zona media en torno a la nariz y los
pómulos; mientras que la zona inferior, formada por la boca y la barbilla, refleja lo instintivo
( Que obra a efecto o resultado del instinto, y no del juicio o de la
reflexión. )

De esta forma, la zona más desarrollada del semblante aporta pistas sobre la tendencia
psicológica de cada persona. Una frente amplia y despejada da prioridad a lo intelectual y
suele ser el atributo de las personas inteligentes. Si se muestra más ancha en la parte superior
denota un temperamento imaginativo; si la anchura predomina en la parte inferior, revela
un agudo sentido de la observación. La frente recta indica fuerza física; la convexa o
abombada es símbolo de una personalidad obstinada (Perseverante, tenaz).

La mandíbula y las cejas

La mandíbula prominente es propia de las personas instintivas (Que es obran a efecto


o resultado del instinto, y no del juicio o de la reflexión) , y cuando la cara se
ensancha en su mitad revela un carácter eminentemente afectivo (Tendencia a la
reacción emotiva o sentimental) . Las cejas también tienen mucho que decir.
Las finas y escasas revelan falta de voluntad; las gruesas acompañan a
decididos, activos y autoritarios. Cuando se juntan en el entrecejo hablan de
celosos, susceptibles y apasionados.

Las cejas largas son patrimonio de seres equilibrados con capacidad de


esfuerzos continuados; las cortas revelan inestabilidad y ligereza. Cuando las
cejas se encuentran muy próximas a los ojos manifiestan fuerza de voluntad y
tenacidad, mientras que si están muy separadas hablan de un carácter débil,
indolente y algo ingenuo.

Hablar con los ojos

• Los pequeños delatan a inteligentes y activos


• Los grandes definen al sincero, soñador, comodón y egoísta
• Los redondos indican falta de vivacidad y lentitud
• Los almendrados pregonan a astutos, maliciosos y crueles
• Los hundidos denotan sentido crítico, inteligencia y carácter taciturno
• Los saltones son propios de receptivos, violentos e irascibles
• Los muy juntos retratan a los tristes, torpes e irritables
• Mientras que los muy separados revelan a los optimistas, abiertos y de
buena memoria.

NOTA:

Los hombres con rasgos faciales más masculinos dan la impresión de ser
dominantes, fríos y poco honrados. En cambio, quienes tienen rasgos más
femeninos transmiten la sensación de ser amables y sinceros.

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