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1Entre los dos textos citados Sócrates explica por qué se le atribuyen estas
acusaciones y por qué son falsas. Más adelante veremos el tipo de argumento que
utiliza.
2. A raíz de la pregunta que hizo el amigo de Sócrates al Oráculo de
Delfos sobre quien era el hombre más sabio de Atenas, ¿por qué
concluyó Sócrates que efectivamente él era el hombre más sabio?
Sócrates hace un pequeño experimento, se dedica a ir por la ciudad
preguntando a las personas que él considera más sabias para que le
demuestren de una vez por todas que él no es el más sabio “luego yo a
regañadientes me vertí en la siguiente investigación; fui a donde aquellos que
eran reputados como sabios, pensando que ahí, y no en otro lugar, podría
refutar al oráculo y decirle: “Este hombre es más sabio que yo, pero tú dijiste
que yo lo era”. (Apología 21b) Examina a estos hombre (que más adelante dirá
que son los políticos)2 y descubre que aunque ellos creían que eran sabios, en
realidad no lo eran. Y como él al menos sabía que no era sabio, él (Sócrates)
era más sabio que ellos.
En segundo lugar va a buscar a los poetas y descubre que si bien sus poemas
podían tener mucho de verad y sabiduría, ellos (los poetas) no eran capaces de
explicar sus poemas mejor que cualquier persona corriente. Por lo tanto no
eran tan sabios como se creía. Y cómo ellos tampoco reconocían su ignorancia
pasaba lo mismo que con los políticos.
Finalmente Sócrates va a buscar a los artesanos, pensando que al menos ellos
conocían su arte. Pero, señores de atenas, los buenos artesanos parecían
tener el mismo error que los poetas: cada uno de ellos, ya que eran éxitosos en
sus artes, pensaba de ellos mismos que eran muy sabios con respecto de la
búsqueda de las cosas importantes, y erraban al eclipsar la sabiduría que
tenían. En conclusión, él Sócrates era el más sabio de los atenienses porque
al menos él reconocía que no sabía.
2 Apología 22a
solamente para negarlo. A pesar de ello, Sócrates está diciendo en la misma
apología que él ha sido enviado por los dioses ha hacer filosofía. Su misma
actividad es un acto de creencia en los dioses.
A esto se le suma la defensa de que no le queda nada que hacer, si habla
entonces se le acusa de impiedad por ser filósofo y no creer en los dioses; si
no dice nada, entonces también se le puede acusar de impiedad por no seguir
el mandato de los dioses y por esto (quizá) no creer en el fondo en ellos. ¿Qué
debe hacer?