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DÍA 29/7: Séptimo día: EL FUEGO

-Este día la novena la rezamos mientras vamos de procesión hacia el Templete. El Primer
misterio lo leemos y enunciamos en el atrio, luego nos ponemos en camino. Al concluir
cada misterio, nos detenemos como para leer el texto y luego seguimos caminando al
iniciar el Padrenuestro. El punto IV de la novena: la oración de los peregrinos, lo
hacemos directamente ya en el Templete.
-Tener preparado un plantín de algarrobo y el pozo, para plantarlo al comenzar la
procesión. (Si es posible, también alumnos del San Benito para realizarlo).
-Tener preparados los signos de: un globo, un recipiente con tierra, un recipiente con
agua, varias botellas de agua bendita para bendecir a la gente, un recipiente con
semillas y un animal (puede ser una mascota), para llevarlos en procesión y ofrecerlos
en cada misterio.

I) Nos ponemos en la presencia de Dios: En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.
“Para mitigar la helada soledad del monte, prendieron una enorme
fogata,
a la que se abrazaron con fuerza.”

II) Escuchamos la Palabra de Dios: Moisés, que apacentaba las ovejas de su suegro,
llevó una vez el rebaño más allá del desierto y llegó a la montaña de Dios, al Horeb. Allí se
le apareció el Ángel del Señor en una llama de fuego, que salía de en medio de la zarza. Al
ver que la zarza ardía sin consumirse, Moisés pensó: «Voy a observar este grandioso
espectáculo. ¿Por qué será que la zarza no se consume?» Cuando el Señor vio que él se
apartaba del camino para mirar, lo llamó desde la zarza, diciendo: «¡Moisés, Moisés!».
«Aquí estoy», respondió él. Entonces Dios le dijo: «No te acerques hasta aquí. Quítate las
sandalias, porque el suelo que estás pisando es una tierra santa.» Luego siguió diciendo:
«Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.»
(Éxodo 3, 1-5)

III) Contemplamos:
1) EL CALOR LUMINOSO DEL FUEGO: Junto a las estrellas y el cobijo de la carpa,
el fuego se nos hace amigo fiel que nos ampara del frío durante la noche. Su calor nos
abriga en la noche. Mientras que el frío nos lleva a guardarnos y a cubrirnos, el fuego, por
el contrario, nos acerca, nos saca de nosotros mismos, nos invita a descubrirnos y
quitarnos lo que nos tapa y esconde. Su luz ahuyenta los peligros, permite definir los
contornos y los rostros. Da claridad, luz y seguridad, corriendo las tinieblas con su
misteriosa luz. Su resplandor caluroso nos remite a Dios, que nos da luz y calor.
Cualidades que encontramos en muchas personas, que sentimos luminosas y cálidas, con
quienes da gusto estar y pasar largos ratos. ¿Quiénes han dado calor y luz en tu vida?
¿Cómo se sienten los demás con tu persona? ¿Se te acercan buscando calor y luz?
¿Rehúyen ante tu frialdad e indiferencia distante?
En este séptimo día de la novena, rezamos POR EL CUIDADO DE NUESTRA CASA
COMÚN, LA TIERRA. María lleva los colores del monte santiagueño, donde quiso
quedarse. María, la llena de gracia, nos regala una Vida nueva, la de su Hijo
Jesús que ha venido para que todos tengamos vida y Vida en abundancia. Su
manto verde nos compromete en el cuidado y defensa de la vida del monte y la
naturaleza, nuestra Casa común, fuente de vida de nuestros hermanos
campesinos. Vamos a hacer un gesto. Vamos a plantar un árbol, como signo de
este compromiso. (Si están: se dice lo siguiente, sino se saltea lo que está
subrayado): Alumnos del secundario de la zona, el colegio agrotécnico San
Benito, plantarán un árbol en nombre de todos nosotros. (Si no están se dice lo
siguiente): Algunos peregrinos, plantarán un árbol en nombre de todos nosotros.
Acompañamos este momento con nuestro silencio. (Concluido el gesto se
dice): Vamos a posar unos instantes a nuestra Madre sobre esta planta.
(Acercamos a la Virgen y colocamos el anda sobre la planta): Te pedimos
María que cuidemos las plantas, árboles y arbustos. Que nuestro afán de
consumo no extermine a nuestros vegetales. Que el color de tu manto verde
nos comprometa en el cuidado de nuestra naturaleza. Danos la audacia de
sembrar árboles, para seguir dando vida a las siguientes generaciones.
Primer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

2) ATENDIENDO Y CUIDANDO NUESTRO FUEGO: Nada más potente que el fuego


descontrolado que, en pocas horas, puede llegar a arrasar bosques y poblaciones. Nada
más frágil, sin embargo, que una pequeña y tímida llama, que lucha por vencer la humedad
de unos leños, peleando entre la vida y la muerte. Un viento fuerte lo puede avivar o hacer
desaparecer. Muchos leños encimados pueden despertar su poder oculto y volverlo llama
abrasadora o lo pueden ahogar extinguiéndolo. Universalmente, el fuego es reconocido
como símbolo de nuestra pasión, fuerza y energía pulsional. Realidades ante las que
sentimos miedo, incertidumbre, vergüenza, asombro o culpa. Nos lleva toda la vida
encauzar nuestra energía vital que, muchas veces, nos ha dejado perplejos ante reacciones
desconocidas, desmedidas y temibles. Otras veces, nuestras pasiones han sido grandes
aliadas para llevar adelante acciones arduas, conflictivas y difíciles. Es todo un aprendizaje
integrar esta gran energía en nuestras vidas. Habrá momentos donde debamos alimentar un
poco esta llama interior. Otras veces, necesitaremos cercarla, controlarla o apaciguarla. Así
como cada fogata se distingue por su color, modo e intensidad, así también cada persona
posee un fuego original y propio. Se tratará de conocerlo, aceptarlo e integrarlo a nuestra
vida, como aliado y compañero. Así como un hogar sin fuego es un espacio frío y muerto,
así también, nuestra vida sin fuego, se vuelve distante, fría e inmóvil, triste y apagada.
¿Has descubierto tu fuego interior? ¿En qué momentos te ha jugado una mala
pasada? ¿Cuándo sentiste que te ayudó a vivir mejor?
En este séptimo día de la novena, rezamos POR EL CUIDADO DE NUESTRA CASA
COMÚN, LA TIERRA. Vamos a ofrecer a la Virgen un recipiente con tierra, dando
gracias por la fecundidad de nuestra Madre Tierra. (Acercamos el recipiente
hasta la Virgen y el peregrino con la tierra se coloca debajo del anda): Te
pedimos María que cuidemos la tierra que nos cobija y alimenta. Da
fecundidad a nuestros sembrados. Que no contaminemos con la basura este
bien tan preciado. Que el hombre no abuse con monocultivos la riqueza de la
tierra y no la agote ni la resienta con su ambición. Pedimos perdón por
tantos desmontes en nuestra zona, por tantos desalojos injustos y violentos
de nuestros hermanos campesinos.
Segundo misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

3) UN DINAMISMO LLENO DE VIDA: Ante el fuego, nuestras miradas se sienten


atraídas y reposan durante horas, cautivadas por su dinamismo y su juego incesante. Sus
colores, matices y movimiento continuo nos hablan de algo vivo, dinámico, que escapa a
nuestro control. Algo así sucede con la vida. Ella posee una fuerza propia, llena de
dinamismo y movimiento. De ahí que el fuego es un signo privilegiado para representar al
Espíritu Santo, al mismo Dios que actúa en nuestros corazones, empujándolos a salir de
nuestro encierro hacia el encuentro. Así lo decía Jesús: Yo he venido a traer fuego sobre la
tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! (Lucas 12,49). No obstante, en el
camino de la vida encontramos fuegos mentirosos que pretenden atenuar la noche. Ellos
son el alcohol, las adicciones, los diversos excesos, las infidelidades, abusos, violencias,
etc. Esos “fuegos” no son tales, sino pura apariencia que seducen nuestras vidas para
conducirlas al frío de la muerte y el sinsentido. ¿Qué fuegos mentirosos seducen tu
vida? ¿Reconoces su destino mortal para tu vida? ¿Cómo se encuentra el fuego de
Dios que se encendió en tu Bautismo? ¿Se está apagando? ¿Necesita más vida y
fuerza? ¿Le permites crecer para dar calor a otros?
En este séptimo día de la novena, rezamos POR EL CUIDADO DE NUESTRA CASA
COMÚN, LA TIERRA. Vamos a ofrecer a la Virgen un globo con aire. (Acercamos
el globo hasta la Virgen y el peregrino se coloca debajo del anda). Invitamos
a que todos cerremos por un instante los ojos y que respiremos profundamente,
sintiendo en nuestro cuerpo el aire fresco y sano del monte santiagueño. Demos
gracias por el don de estar vivos y de poder respirar. (Se dejan unos instantes de
silencio y luego sigue): Te pedimos María que cuidemos y valoremos el aire
sano que nos permite respirar cada día. Que cuidemos las plantas que
permiten renovar y oxigenar nuestra vida. Que nuestras máquinas no
contaminen este don tan preciado.
Tercer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

4) PURIFICADOS, TRANSFORMADOS Y ENTREGADOS: El fuego tiene la


capacidad de trasformar el material más crudo en una obra de arte, en un alimento o en una
herramienta. Su calor purifica, limpia, transforma, convierte. Cada leño es entregado y
ofrecido para hacerse llama, brasa y luego ceniza. Nuestra vida necesita ser transformada.
El calor del amor de Dios ha de purificar nuestros egoísmos y soberbias, quemando lo que
estorbe a nuestra felicidad y a la de los demás. El calor del útero materno hace posible la
transformación del ser humano, que se va formando bajo el calor de la madre. La Virgen
nos pone en su regazo y desea ir dándonos la forma de su Hijo: su corazón, sentimientos y
actitudes. No debemos ofrecer resistencia a esta obra que Dios quiere hacer en nosotros.
Sólo nos pide que nos ofrezcamos, que lo demos todo de nuestra parte, sin miedo a perder
nada. Caerá lo innecesario, para dar lugar a lo importante, a lo esencial. ¿Qué cosas han
de ser purificadas en mi vida? ¿Qué estoy llamado a transformar en mí? ¿Me resisto
a Dios o me entrego confiado a su obra?
En este séptimo día de la novena, rezamos POR EL CUIDADO DE NUESTRA CASA
COMÚN, LA TIERRA. Vamos a ofrecer a la Virgen un recipiente con agua, dando
gracias por este don tan necesario para la vida. (Acercamos el recipiente hasta
la Virgen y el peregrino con el agua se coloca debajo del anda): Te pedimos
María que siempre podamos cuidar el agua. Que no derrochemos este escaso
recurso. Que sepamos usar y enseñar a usar el agua responsablemente. Que
nunca nos falte el don del agua y de la lluvia. Vamos a alzar ahora nuestras
manos para recibir el agua bendita, renovando nuestra fe y recibiendo la gracia
de Dios a través de este sencillo don de Dios. (Los sacerdotes rocían con el agua
bendita a la gente y mientras se realiza un canto).
Cuarto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

5) CONVOCADOS EN UNA MISMA RONDA: La palabra hogar viene, justamente, del


vocablo fuego. La cocina suele ser el lugar más habitado de nuestras casas. Allí pasamos
largas horas de charla y mate. Donde hay fuego, allí hay encuentro. En las noches frías, al
llegar a la casa, nos reunimos alrededor del fuego. Su calor nos atrae, reúne y convoca, nos
impulsa al diálogo y al encuentro. Nos dispone a la intimidad, a la confidencia, a prestar
oído a las narraciones de nuestros abuelos. Su misterio evoca tradiciones, cuentos y
leyendas, despierta hondas lecciones y consejos, reaviva nuestra memoria. La danza de las
llamas despierta nuestro arte, volcado en poemas, coplas y cantos. Su poder corre las
tinieblas, alarga vigilias que sorprenden amaneceres. ¿Qué puedo hacer para que mi
familia se parezca más a un hogar que a un hotel o museo? ¿Mis palabras, gestos y
acciones acercan y unen o dividen y distancian?
En este séptimo día de la novena, rezamos POR EL CUIDADO DE NUESTRA CASA
COMÚN, LA TIERRA. Vamos a ofrecer a la Virgen la vida de un animal. (Lo
acercamos hasta la Virgen y el peregrino se coloca debajo del anda con el
animal): Te pedimos María que cuidemos a los animales. Que no
descarguemos nuestra maldad y odio en sus frágiles vidas. Que respetemos
su hábitat natural. Que cuidemos las especies que están desapareciendo por
nuestra desidia. Que contemplemos en sus variadas especies la riqueza de la
belleza y de la gloria de nuestro Padre Creador.
Quinto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

IV) (Una vez llegados al templete)


Rezamos junto a las intenciones de los peregrinos: Gracias Virgencita de
Huachana por mi salud y la de toda mi familia. Por haber curado del cáncer a mi amiga.
Te doy gracias por dejarme construir y casi terminar mi local para empezar mi negocio
de comidas. Gracias por tenérmelo con salud a mi amiguito Alex. Te pido que no me
prives de venir a visitarte los años que me quedan. Gracias por todo Virgencita.

V) Vamos a hacer un ratito de silencio para detenernos a contemplar el monte y


la naturaleza donde María eligió quedarse y tomar su mismo color. Miramos la
belleza de este lugar que, en estos días, queremos cuidar y respetar. Asumimos
hoy el compromiso de no contaminar, en estos días, esta tierra santa, quemando
o llevando nuestra basura. (Se deja unos instantes de silencio y se lee lo
siguiente): Acompañemos con nuestro silencio, haciendo nuestras las palabras
del Papa Francisco:
Oración cristiana con la creación (Papa Francisco)
Te alabamos, Padre, con todas tus criaturas, que salieron de tu
mano poderosa. Son tuyas, y están llenas de tu presencia y de
tu ternura. Alabado seas. Hijo de Dios, Jesús, por ti fueron
creadas todas las cosas. Te formaste en el seno materno de
María, te hiciste parte de esta tierra, y miraste este mundo con
ojos humanos. Hoy estás vivo en cada criatura con tu gloria de
resucitado. Alabado seas. Espíritu Santo, que con tu luz
orientas este mundo hacia el amor del Padre y acompañas el
gemido de la creación, tú vives también en nuestros corazones
para impulsarnos al bien. Alabado seas. Señor Uno y Trino,
comunidad preciosa de amor infinito, enséñanos a contemplarte
en la belleza del universo, donde todo nos habla de ti. Despierta
nuestra alabanza y nuestra gratitud por cada ser que has
creado. Danos la gracia de sentirnos íntimamente unidos con
todo lo que existe. Dios de amor, muéstranos nuestro lugar en
este mundo como instrumentos de tu cariño por todos los seres
de esta tierra, porque ninguno de ellos está olvidado ante ti.
Ilumina a los dueños del poder y del dinero para que se
guarden del pecado de la indiferencia, amen el bien común,
promuevan a los débiles, y cuiden este mundo que habitamos.
Los pobres y la tierra están clamando: Señor, tómanos a
nosotros con tu poder y tu luz, para proteger toda vida, para
preparar un futuro mejor, para que venga tu Reino de justicia,
de paz, de amor y de hermosura. Alabado seas. Amén.

VI) Concluimos la novena, preparándonos para la Misa con el rezo de la


oración de la estampa: María, Madre de Jesús…
DÍA 30/7: Octavo día: EL AMANECER
Bandera y signos en cada misterio
Este día la novena la rezamos mientras vamos de procesión desde el Templete. El Primer
misterio lo leemos y enunciamos en el Templete, cuando la Virgen ha bajado y ya se formó
la procesión, antes de salir, desde el sonido del templete, luego nos ponemos en camino.
Al concluir cada misterio, nos detenemos como para leer el texto y luego seguimos
caminando al iniciar el Padrenuestro. El punto IV de la novena: la oración de los
peregrinos, lo hacemos directamente ya en el Templete.

I) Nos ponemos en la presencia de Dios: En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.

“Cuando el sol anunciaba su arribo al cielo santiagueño el milagro se


produjo.”

II) Escuchamos la Palabra de Dios: El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres
fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida la
piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban
desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras
deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo,
ellos les preguntaron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha
resucitado. Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea: "Es necesario que el
Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite
al tercer día."» Y las mujeres recordaron sus palabras. (Lucas 24, 1-8)

III) Contemplamos:
1) LA VIDA ME HAN PRESTADO Y TENGO QUE DEVOLVERLA:

En nuestra argentina necesitamos volver a sentirnos hermanados como pueblo, que surja
de nuestras oscuridades la luz, un nuevo amanecer que nos va haciendo cada vez más
hermanos entre nosotros. Así cada noche aguarda la luz del amanecer y cada día esconde
un ocaso. La luz de la mañana es una fiel recompensa para quien ha sabido perseverar en
la oscuridad de la noche. El sol despunta seguro cada día, tímidamente, pintando de
colores maravillosos el cielo, anunciando su llegada. Sus primeras luces no encandilan ni
queman, como el esplendor del mediodía. Lentamente, cada mañana, las cosas vuelven a
tomar su figura, a expresar sus colores, a definir sus contornos. La naturaleza despierta en
cantos de pájaros y en flores que se abren. Cada mañana, el hombre agradecido levanta sus
manos al Creador, para bendecir el milagro de la vida. Celebramos un día más la fidelidad
de Dios, que no abandona la obra de sus manos. Su amor fiel sigue sosteniendo nuestras
vidas. Dios nos vuelve a confiar el don de la vida.
El año pasado muchos de nosotros escribimos en una bandera argentina los sueños por una
patria más justa y más fraterna. Hoy volvemos a extender esta Bandera como signo que
nos une y nos llena de esperanza que entre todos vamos haciendo una argentina más llena
de paz.
2) ARTÍFICES Y PROTAGONISTAS DE NUESTRA HISTORIA:
Cada mañana se nos presenta una nueva oportunidad para vivir. En los umbrales del día, todo
está por hacerse, la hoja de nuestra vida está en blanco, para escribir en ella lo que deseemos.
El día nos aguarda en forma de semilla, para desplegar nuestras capacidades, dones y talentos.
Estamos ante la opción de ser protagonistas de nuestra jornada. Podemos vivirla
intensamente, estando bien presentes en cada instante, siendo conscientes de cada acción que
realicemos. Pero también podemos dejarnos arrastrar por la rutina, por la inercia de lo
cotidiano y dejar que un día más se nos escurra, como agua entre los dedos, dejándonos llevar
por la corriente del paso inexorable de las horas. Está en nosotros la decisión cotidiana de
cómo vivir nuestra jornada, de cómo emplear el valioso tiempo que Dios nos regala, de cómo
gastar las horas de nuestra vida. Por ello, los primeros instantes de nuestra jornada son
fundamentales para tomar consciencia de nuestra vida, para tomarla en nuestras manos y
decidir en qué la queremos arriesgar, cómo la queremos vivir en esta nueva posibilidad que se
nos abre. Si miramos en lo profundo, no se trata de una simple decisión acerca de lo que
queremos hacer sino quien queremos ser.
Todos los días tenemos la oportunidad de cambiar nuestra historia y con nuestras pequeñas o
grandes decisiones la historia de un barrio, de un paraje, de una provincia y de un país. ¿Qué
deseamos para nuestra Argentina? (silencio) vamos a levantar nuestras banderas en dirección
al cielo, y vamos a pedir juntos a Dios que nos ayude a no dejarnos vencer por el desánimo y
la fatiga.
Que nuestras banderas se alcen al cielo y sean signo de esperanza.

Segundo misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

3) LA RECOMPENSA DE NUESTRA PACIENTE ESPERA:


Las mejores cosas en la vida, bien lo sabemos, requieren mucha espera y maduración,
largos tiempos de crecimiento. Las mejores comidas, las plantas más hermosas, los
paisajes más admirables, todo eso requiere tiempo para irse formando.
La ansiedad e impaciencia nacen de la desconfianza y del olvido de las promesas ya
cumplidas. Juan Cruz, el hermano de Telésfora, junto a sus compañeros, aguardaron
pacientes aquella fría noche, confiando ciegamente hallar lo anhelado. Necesitamos
muchas veces de la noche, para valorar la luz, para añorarla con más fuerza, para atisbar
cualquier brillo tenue, que anuncia la llegada del sol.
Hoy aquí en esta tierra Santa donde Maria quiso hacer su casa vamos a cerrar nuestros
ojos, y ponemos una mano en nuestro corazón y otra extendida hacia la Virgencita y
pidámosle con mucha confianza que nos ayude a esperar, que la ansiedad no nos gane, que
podamos confiar que no todo está perdido, que podemos hacer de nuestra Argentina una
casa de hermanos de corazones abiertos y llenos de esperanzas.

Tercer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.


4) NUESTRA RESURRECCIÓN COTIDIANA:
Cada mañana nacemos, pues, a una vida nueva. Frente a la tentación de quedarnos
anclados en el pasado, en nuestras culpas y pecados, en lo que no pudimos realizar el día
anterior, el nuevo día nos invita a mirar hacia delante, a lanzarnos esperanzados
nuevamente hacia la meta.
Vamos a recordar nuestras metas, aquellas que hemos alcanzado y las que aún nos hacen
falta llegar.
Junto a nosotros también van caminando más hermanos que llevan en el corazón metas y
anhelos, vamos a poner nuestra mano sobre sus hombros y vamos a rezar en silencio por
ellos mientras otros rezan por nosotros como una gran cadena, para que no nos
desanimemos ante los obstáculos que la vida nos puede presentar. Que nuestra argentina
sea construida por todos estos sueños.
Cuarto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

5) HACIA EL AMANECER SIN OCASO:


Antiguamente, el domingo recibía el nombre de Día del Sol. Era un día dedicado al culto
de la divinidad del Sol, que daba vida y calor a la creación. La fe cristiana aplicó este
nombre a Jesús, nuestro único Señor, el verdadero Sol que ilumina nuestras tinieblas. Sol
que no se apaga, y ante el cual toda dureza queda derretida y trasformada.
Todos vamos caminando hacia un amanecer sin ocaso, donde contemplaremos a Dios cara
a cara, donde no habrá más noches ni desiertos, porque nuestra Luz será el Señor. Luz
inagotable e inapagable.
Pero otros ya se nos han adelantado en este camino, otros han pisado esta tierra argentina
dejando huellas, próceres de la historia que marcaron y dejaron huellas, y otros más
cercanos a nosotros que en lo cotidiano fueron construyendo la argentina, siendo honestos,
justos y que juraron con gloria morir.
Vamos a elevar la bandera que extendimos en el primer misterio, elevando también hacia
lo alto una oración por tantos argentinos que construyeron nuestra patria. (Silencio) y con
nuestras manos extendidas y banderas en alto consagramos nuestra patria al corazón de
Jesus. Repitiendo fuerte: (TRES VECES) JESUCRISTO SEÑOR DE LA HISTORIA TE
NECESITAMOS.
Quinto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

(Una vez llegados al templete, antes de subir la imagen, desde el sonido del Templete):
Rezamos junto a las intenciones de los peregrinos: Gracias Madre por traernos
una vez más a tu santuario para agradecerte todo lo que nos das día a día. Protege
nuestro regreso y gracias por tus bendiciones. Protege a nuestros enfermos en el nombre
de Jesús.
Vamos a concluir este rezo de la Novena, extendiendo nuestras manos hacia el cielo, como
signo de la ofrenda de nuestras vidas a Dios y a la Virgen. Nuestras manos son el mejor
signo de nuestras vidas que desean ser ofrendas agradables a Dios. Manos abiertas para
dar y recibir, para acariciar, acompañar, para alabar y bendecir. (Hacemos unos instantes
de silencio y decimos:) Unidos como familia recemos la oración que Jesús nos enseñó:
Padrenuestro…
DÍA 31/7: Noveno día: LA IMAGEN JUNTO AL ÁRBOL
Este día la novena la rezamos mientras vamos de procesión desde el Templete. El Primer
misterio lo leemos y enunciamos en el Templete, cuando la Virgen ha bajado y ya se formó
la procesión, antes de salir, desde el sonido del templete, luego nos ponemos en camino.
Al concluir cada misterio, nos detenemos como para leer el texto y luego seguimos
caminando al iniciar el Padrenuestro. El punto IV de la novena: la oración de los
peregrinos, lo hacemos directamente ya en el Templete.

I) Nos ponemos en la presencia de Dios: En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.
“En medio de enormes llamas que ardían en todo su esplendor,
una imagen celestial enmudeció al monte y a todos sus habitantes.
Era la Virgen María, junto a un árbol, la que tantas veces se le apareció
a la niña, a quien nunca le habían dado crédito y habían dejado partir
para siempre. Todavía asombrados y sorprendidos por lo que sus ojos
captaban,
los testigos de aquella divina aparición apagaron las llamas y
comenzaron,
sin saberlo, a forjar la historia de la Virgen de Huachana.”

II) Escuchamos la Palabra de Dios: Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la


hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y
cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo.»
Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre.» Y desde aquel momento, el discípulo la
recibió en su casa. (Juan 19, 25-27)
Vamos caminando junto a la ti Virgencita para renacer. En Huachana nos das a luz todos
los años, nuestra vida vuelve a tener un sentido, somos renovados desde adentro para
llevar esta luz a los demás, por eso hoy queremos con tu Misericordia renacer y ser
hermanos en un solo pueblo.

III) Contemplamos:
1) MADRE DEL MONTE:
María aparece junto a un árbol. Su presencia es un signo luminoso para quien sabe descifrar
su mensaje. Ella aparece en el monte y nos habla desde la espesura del monte. Para
encontrarla, hizo falta internarse monte adentro, aguardar con paciencia su llegada, atravesar
las inclemencias y hostilidades propias de este lugar sagrado y misterioso. María bendice el
monte con su presencia. Este año nos detenemos a mirar el Amor infinito que Dios nos
tiene a cada uno, amor manifestado acá en Santiago con la presencia amorosa de Maria.
Misericordia es la palabra que nos recuerda que tu amor no tiene límite, ni medidas, que
todo lo perdona, que aun hubiéramos cometido las peores faltas nuestro corazón si confía
en ti no teme pues toda esa multitud de pecados, son como una gotita de agua en un
brasero ardiente que es tu corazón de Madre. Tu corazón nos sostiene siempre, nunca nos
abandona, ama ante todo incluso ama mi debilidad, y también me pides amar a los demás
con esta misma medida de amor. Por esto Madre ayúdanos a transformarnos todos en tu
misericordia, vamos a cerrar nuestros ojos y extendemos nuestras manos hacia la
Virgencita y traigamos a nuestra mente a todas las personas que hoy necesitan de nuestro
amor, aquellos que hemos ignorado o juzgado, aquellos que nos cuestan perdonar y
comprender (silencio) ahora con nuestras manos extendidas recibimos esa mirada tierna y
misericordiosa de nuestra Madre (Elevamos a la Virgencita y la vamos girando hacia la
gente) Mirémosla y dejémonos mirar por ella, y pidámosle que nuestros ojos sean
misericordiosos para que no juzguemos según las apariencias si no que busquemos lo
bello que hay en el alma de nuestro prójimo y salgamos a su encuentro.
Primer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

2) MARÍA HACE MÁS LLEVADERA NUESTRA CARGA:


Maria se ha detenido en el camino y nos ha invitado a poner nuestra mirada en su mirada
de amor, a sentirnos amados por ella, María aparece en esta tierra santa junto a un árbol,
como mediadora entre Dios y nosotros. Ella es bien nuestra, está fuertemente arraigada en
nuestra tierra. Ella es toda de Dios, es la llena de gracia. Es nuestro puente seguro para
llegar a Dios.
Hoy nos pide tener actitudes de misericordia con nuestros hermanos, vamos a poner
nuestras manos en nuestros oídos que muchas veces se cierran ante las necesidades de
nuestros hermanos, y con nuestras manos puestas en los oídos vamos a pensar en tantos
hermanos a los que no he querido escuchar y hemos sido indiferente ante sus penas y
gemidos.
Ayúdanos virgencita a que nuestros oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta
las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos. Vamos a mirar
al hermano que está a nuestro lado y vamos a preguntarle su nombre, para no
caminar como desconocidos sino como hermanos.

Segundo misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

3) MARÍA ES NUESTRO ESPACIO DE ENCUENTRO CON DIOS:


Nos detenemos una vez más en el camino para contemplar a Maria, Madre de Misericordia
que nos viene invitando a ser misericordiosos nosotros también con nuestros hermanos, le
hemos pedido a la Virgencita que nuestros ojos y oídos sean Misericordiosos, también le
pedimos que nuestra lengua sea misericordiosa.
Vamos a poner una mano en nuestra boca y pensemos en las veces que nuestras palabras
han herido, han sido duras y ásperas, cuando solo han sido palabras para destruir o
separarnos de nuestros hermanos. (Silencio) vamos a buscar a otro hermano que está
caminando junto a nosotros en esta procesión y le vamos a decir una palabra de
aliento y de ánimo.
Poniendo una mano en nuestra boca y otra elevada hacia Maria, le decimos ayúdanos
Virgencita a que nuestra lengua sea misericordiosa para que jamás hablemos
negativamente de nuestro prójimo, sino que tengamos una palabra de consuelo y perdón
para todos.

Tercer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

4) UNIDOS A MARÍA COBIJAMOS AL PRÓJIMO:


Mientras vamos caminando por la vida nuestras manos se han cansado muchas veces de
hacer el bien, se van cerrando al encuentro del otro, y vamos pensando solamente en
nuestro bien o deseos. Nos volvemos a detener y miramos nuestras manos (silencio) como
si fueran espejos ¿podremos ver en nuestras manos rostros de hermanos a los que les
hemos hecho el bien?, ¿Qué obras buenas hoy nuestras manos nos hacen recordar?
(silencio) Ella es espacio de encuentro con el prójimo, bajo la sombra acogedora de su
manto, que nos impulsa a ser más hermanos. Ella nos injerta en su tronco, para hacernos
parte de su vida y misión. Así nos vamos transformando en sombra para el cansado, apoyo
firme para el débil, alimento para el hambriento, calor para el desanimado, luz para el
desorientado, casa para el que está de paso. Ella nos lleva al pie de toda Cruz, para
acompañar de cerca a cada hermano crucificado.
Extendamos nuestras manos como el hijo lo hace a su Madre para pedirle que le dé
algo, y Mientras la Virgencita va muy despacio caminando (dentro del cordón, hacia
los laterales pidámosle que nuestras manos sean misericordiosas y llenas de buenas
obras, para que sepan hacer solo el bien a nuestro prójimo. Vamos a tomarnos de las
manos de nuestros hermanos y sin soltarnos vamos a elevarlas hacia Maria para que
unidas nuestras manos sean signo de tantas obras de bien en favor de todos nuestros
hermanos.

Cuarto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

5) MARÍA NOS RECONCILIA:


Estamos casi terminando nuestro recorrido junto a Maria, hemos pedido ser cada vez más
parecidos a nuestra Madre, como dice una canción de “Tal palo tal astilla” ser también
nosotros Misericordiosos como ella lo es. La división y separación obrada por el pecado,
es redimida y reconciliada por el amor redentor de Jesús. El agreste monte santiagueño,
donde moraban las fuerzas ocultas del mal, es transformado en casa de la Virgen, en lugar
de encuentro con Dios y con los hermanos
Una parte de nuestro cuerpo nos ha traído hacia aquí, ni el cansancio, ni el dolor o lo
lastimado que estén nuestros pies nos han detenido para llegar a la casa de la Madre,
pongamos nuestras manos ya bendecidas por la mirada de Maria en nuestros pies,
para que también sean bendecidos, y pidámosle a nuestra Madre que nuestros pies sean
Misericordiosos, para siempre apresurarnos a socorrer a nuestro prójimo, dominando y
venciendo nuestra propia fatiga y cansancio.
Vamos a pedirles a nuestros sacerdotes que se acerquen a tomar gracia de la Virgencita y
con sus manos extendidas derramen su bendición sobre nuestros pies. Recibamos esta
bendición de Dios y de Maria, que con su misericordia renazcamos hermanados como
pueblo.

Quinto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

(Una vez llegados al templete, antes de entrar la imagen, desde el sonido del Templete):
IV) Rezamos junto a las intenciones de los peregrinos: Querida Virgencita,
muchas gracias por la salud, el trabajo y el amor que hay en mi familia. Te pido toda la
bendición para cumplir nuestro sueño de bendecirnos con el don de la vida y poder traer
el hijo que soñamos con mi pareja. Deseamos poder ser felices y darle amor al prójimo.
(Cantamos mientras la Virgen es llevada hasta el altar).
(Una vez que la Virgen ya ha sido llevada hasta el altar y la gente ya está tranquila en sus
lugares): Vamos a concluir este rezo de la Novena, extendiendo nuestras manos hacia la
Virgen, como si la estuviéramos tocando, le pedimos a Ella, la llena de gracia, que nos
contagie la gracia de Dios, que nos conceda lo que más necesitamos, que nos acaricie con
su bendición. (Hacemos unos instantes de silencio y rezamos un Avemaría).

V) Concluimos la novena, preparándonos para la Misa central, presidida por


nuestro Obispo, con el rezo de la oración de la estampa: María, Madre de
Jesús…
DÍA 1/8: Décimo día: REGRESAR PARA CONTAR

Este día la novena la rezamos mientras vamos de procesión desde el Templete hacia la
Capilla. El Primer misterio lo leemos y enunciamos en el Templete, desde el sonido del
templete, luego nos ponemos en camino. Al concluir cada misterio, nos detenemos como
para leer el texto y luego seguimos caminando al iniciar el Padrenuestro. El punto IV de
la novena: la oración de los peregrinos, lo hacemos directamente ya en la Capilla.

I) Nos ponemos en la presencia de Dios: En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.
“Con el humo anunciando el final de la fogata, Juan Cruz Verón,
hermano
de la niña que vio por primera vez a María, trasladó la pequeña imagen
hasta su humilde hogar donde, por muchos años, miles de devotos
llegaron a venerar a la Virgen.”

II) Escuchamos la Palabra de Dios: Los pastores fueron rápidamente y encontraron a


María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían
oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que
decían los pastores. Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su
corazón. Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían
visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido. (Lucas 2,15-20)
Podemos llevar la bandera escrita de la misericordia ¿? Esos deseos de hacer el bien a
nuestros hermanos.

III) Contemplamos:
1) REGRESAMOS DISTINTOS:
Como Juan Cruz Verón y sus compañeros, hemos de emprender la vuelta a casa, a lo
cotidiano. Tal vez pensemos que estamos concluyendo un camino, cuando, en realidad, lo
que nos aguarda es una nueva peregrinación. Llegó la hora de partir. Luego del parto, de
esta vida nueva engendrada, se nos invita a la partida, a comenzar una nueva etapa, a
emprender una nueva aventura. El encuentro con María nos transformó. El camino que
esta novena nos hizo andar, nos fue marcando profundamente. Se trata, pues, de descubrir
esa nueva vida engendrada. Descubrirla, cuidarla y acompañarla para que siga creciendo y
sea fecunda. Nuestra vida cotidiana, con su rotunda sencillez, aguarda nuestra novedad,
nuestra luminosidad, nuestro corazón nuevo. No hemos de ser ingenuos. Este entusiasmo
con el que volvemos, puede irse apagando con las dificultades de la vida cotidiana. Para
ello, hemos de tomar cada día la firme resolución de cuidar y mantener esas prioridades
que hemos descubierto para nuestras vidas. Ello nos llevará a asumir algunas renuncias
necesarias, para que no nos quedemos en simples deseos o sueños, sino que los hagamos
realidad. ¿Qué me llevo de estos días compartidos en Huachana? (silencio) si nos
animamos podemos decirlo en voz alta. Lo resumimos en una palabra.
Primer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.
2) LLEVAMOS A MARÍA A CASA:
Juan Cruz tuvo la gracia de acoger a María en su casa. El apóstol Juan, acogiendo el regalo
de Jesús, hospeda a María en su casa. Nosotros también deseamos abrir de par en par
nuestras puertas para darle hospedaje, como un miembro de honor en nuestra familia. No
es fácil acoger a un miembro nuevo en la casa. Todos debemos, de alguna manera,
reacomodarnos a este nuevo integrante. María no quiere estar de adorno en un rincón
escondido de la casa. Ella desea estar presente y llenar con su gracia toda nuestra familia.
Si dejamos que María se nos meta en casa, tendremos que estar dispuestos a realizar los
cambios que su presencia nos obliga a hacer. El gesto violento y amenazador habrá de ser
expulsado. La indiferencia, el egoísmo, el desinterés por el otro, habrán de ser
transformados en atención, humildad y generosidad. El diálogo habrá de reemplazar la
televisión, los celulares y el encierro de cada uno en su propio mundo. El trabajo tendrá
que ser acotado para dar más tiempo al encuentro y a la alegría compartida. En silencio
mirándola a Maria y dejando que ella nos mire vamos a pensar a que realidades de
nuestra vida cotidiana necesitamos que ella nos acompañe. Y en un gesto de entrega
se lo dejamos a Maria con nuestras manos extendidas.
Segundo misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

3) NO OLVIDAMOS EL CAMINO RECORRIDO:


La prisa habitual con la que sabemos vivir nos puede privar de saborear con intensidad el
momento presente y pasar por alto muchas experiencias, sin acoger su enseñanza. De ahí
que necesitemos guardar cuidadosamente en el corazón las experiencias vividas. Ellas
están cargadas de fuerza, de palabras, de enseñanzas, que serán nuestro pan cotidiano para
el camino de la vida. Por ello, deseamos detenernos para desandar en el corazón todo el
camino transitado en estos días. Este camino fue pasando por distintas etapas que nos
fueron llevando a encontrar ese tesoro buscado. Ha sido un camino hacia el corazón,
donde se nos invitó a ir a lo profundo, dejando atrás la seguridad de la orilla. Hemos
tocado fibras profundas como: la soledad, el silencio, nuestras sombras y debilidades, el
cómo terminamos el día, nuestra intimidad con Dios y con los nuestros, nuestras cruces y
noches, nuestras intuiciones y deseos más sagrados, nuestras luchas y esclavitudes,
nuestro fuego interior, nuestras pasiones, el cómo comenzamos cada día, quién queremos
ser, hacia dónde vamos, por qué hacemos lo que hacemos. Se trata, pues, de volver una y
otra vez a realizar este camino interior. ¿A quiénes queremos compartir este Tesoro
encontrado? Vamos diciendo sus nombres en voz alta si nos animamos.
Tercer misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

4) COMPARTIMOS LA LUZ DE LA VIRGEN:


Los primeros discípulos de Jesús, llenos de la fuerza del Espíritu Santo, compartían con
todos la Buena Noticia. Este brillo especial del Reino en sus corazones, era imposible de
ocultar o de acallar. Ellos no podían callar lo que habían visto y oído. A nosotros nos sucede
algo similar. Nuestro rostro nuevo delata nuestro paso por Huachana. Muchas veces
materializamos este compartir con alguna estampa o recuerdo que llevamos a algún vecino
que no pudo participar de la fiesta. Bien dice el poeta Yupanqui: moneda que está en el
bolsillo tal vez se deba guardar. Pero, la que está en el alma, se pierde si no se da. Una fe
que no se comparte, es una fe que tiende a desaparecer. Jesús nos recuerda que somos la sal
de la tierra y la luz del mundo. Nuestra misión consiste en dar sabor e iluminar al mundo.
Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos
vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo (Mt 5,16) ¿Qué lugares y
personas necesitan ser iluminadas con esta nueva luz que hay en mi vida? Miramos
nuestras manos y las ponemos sobre nuestro corazón y pensamos a quien queremos llevar
este tesoro. Que la misma misericordia que hemos sentido en estos días nos lleve a buscar a
nuestros hermanos.
Cuarto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

5) CUIDAMOS Y ALIMENTAMOS NUESTRA LUZ:


Decíamos que el entusiasmo de la vuelta muchas veces choca con la rutina y las
dificultades cotidianas. Volvemos a topar con nuestra miseria y añoramos aquellos días
felices y paradisíacos de Huachana. Esto nos puede hacer detenernos en el camino y
abandonar nuestros propósitos y compromisos. Sin embargo, hemos de dejar a un lado el
desaliento y retomar cada día el camino vislumbrado. Como decía un santo obispo:
levántate cada día con el deseo de ser santo y acuéstate con la certeza de haber sido
perdonado. Este pequeño fuego, avivado en Huachana, ha de ser alimentado y cuidado.
Los leños que le podemos ir arrimando son la oración con la Palabra, con el Rosario,
dedicando un tiempo y lugar especiales cada día. No perder el contacto con nuestra
comunidad es un leño fundamental para sostener nuestra fe y fortalecerla con el apoyo de
los demás. Humildes acciones solidarias mantienen vivo este fuego interior, como ese
oxígeno que aumenta la llama, evitando que se ahogue a causa del encierro. La vivencia de
los sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación mantiene la temperatura de este
fuego interior. ¿Qué me propongo hacer para cuidar y alimentar esta luz encendida y
reavivada en Huachana? En silencio hacemos un propósito y pedimos a Maria nos
ayude a vivirlo hasta el próximo año que nos volvamos a encontrar. (Silencio) y se lo
dejamos a Maria.
Como signo de que no hemos vivido solos estas fiestas que hemos renacido como
hermanos nos damos un abrazo como parte de un mismo pueblo que seguirá peregrinando
en el dia a dia.
Quinto misterio (ver pp.2-3) 1 Padrenuestro, 10 avemarías y 1 gloria.

(Una vez llegados a la Capilla, antes de entrar la imagen):


IV) Rezamos junto a las intenciones de los peregrinos: Virgen de Huachana, hoy
te pido Madre que me ayudes a ser un nuevo hombre, a ser comprensivo con mi familia.
Ayúdame a encontrar el buen camino para estar bien con mi familia.

V) Vamos a concluir nuestra fiesta, despidiéndonos de María, hasta el próximo


año, con el deseo de tener un buen viaje, que podamos hacerlo con prudencia y
cuidado. Le pedimos también que podamos ser sus misioneros, contando a los
nuestros todo lo que hemos vivido en estos días. En unos instantes de silencio
posemos nuestra mirada en María, para llevar grabada en nuestros corazones la
ternura de su mirada y se la podamos regalar a tantos hermanos que esperan
nuestro regreso. Dejémonos mirar también por María, para que grabe en su
corazón nuestras miradas y nuestras vidas. (Hacemos unos instantes de silencio).

Desde los profundo del corazón, nos unimos a esta oración:


Estos últimos pasos, Madre, en los que te acompañamos
para que te quedes en tu casita
y para que desde Huachana
nos sigas cuidando y acompañando,
son pasos de despedida.
Pasos que nos dan la posibilidad de partir lentamente
y de recordar y guardar en el corazón
lo vivido durante estos días:
nos encontramos con tu mirada,
nos pusiste bajo tu manto,
hiciste crecer nuestra fe, os volviste a decir
que junto con los demás peregrinos somos hermanos,
y nos vamos alegres de pertenecer a la familia de Dios.
Nos despedimos Madre.
Y nos despedimos de nuestros hermanos peregrinos.
Partimos a nuestros hogares recordando lo vivido en
estos días
y llegaremos a ellos para vivir lo que nos enseñaste en
estos días.
Sabemos que nos harás volver al año,
y junto a Vos, Madre de Huachana,
le deseamos a nuestros hermanos peregrinos:
"Buen Camino. Que Dios los bendiga
y la Virgen de Huachana los cuide". Amén

Levantamos ahora nuestros pañuelos y banderas en señal de despedida y le cantamos


juntos el himno. (Mientras cantamos, va entrando la Virgen).

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