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Grabado del sitio militar de Barcelona por las tropas franco-castellanas de Felipe V (marzo 1713-septiembre 1714). El
grabado -obra de un catalán del Rosellón, que trabajaba en la corte francesa de Luís XIV- presenta la disposición de las
Como resultado de la victoria militar de Felipe V sobre las tropas catalanas y la capitulación de la
General, junto con el Consejo de Ciento barcelonés y el Brazo de la nobleza, siendo sus bienes
incautados. El hecho de haber jurado las constituciones de Cataluña a las Cortes de 1701-1702,
poco antes de que las autoridades autóctonas cambiasen de bando una vez iniciada la Guerra de
obstáculos que hasta entonces se habían opuesto con un cierto éxito a la plena implantación de
las corrientes cesaristas y absolutistas cada vez más extendidas en el ámbito de las monarquías
Por el decreto de Nueva Planta, publicado en Cataluña el 16 de enero de 1716, Felipe V configuró
largo del siglo XVII) de las autoridades militares sobre las civiles y una asignación casi sistemática
del gobierno de los corregimientos (demarcaciones substitutas de las veguerías) a oficiales del
ejército del rey. El gobierno provincial estaba basado en el dualismo entre capitán general y Real
Audiencia (que recibió como sede la Casa de la Diputación), donde la cabeza militar era a la vez el
presidente del tribunal civil, reunidos constituían el Real Acuerdo y, en la práctica gubernamental,
los capitanes generales tendieron a reducir la Audiencia a la condición de órgano consultivo. Las
marcadas tensiones entre estas dos autoridades, dirimidas ante el Consejo de Castilla con
represiva del aparato gubernamental del Principado hasta el final de la vigencia de la monarquía
sociedad civil y dio paso a tímidos y discontinuos reconocimientos del principio representativo. En
momentos de crisis, como el motín de Squillace de 1766, el Ayuntamiento de Barcelona asumió,
de representación política del Principado, en relación directa con la Capitanía General o, incluso,
las quintas, con el trasfondo de un soporte general de las instituciones autóctonas del Principado,
dio lugar a una situación de doble poder, que duró más de un año, en que el Consejo General de
los Colegios y Gremios, con el apoyo tácito o explícito de los estamentos privilegiados, se organizó
como Diputación y ejerció funciones fiscales y políticas. Después de la crisis, el mes de enero de
1755, fue necesario reafirmar las instituciones de la Nueva Planta y reequilibrar el poder entre
Además, las nuevas Cortes unificadas de España, convocadas únicamente para ratificar las
sucesiones dinásticas, mantuvieron la condición de ciudades con voto a favor de Barcelona, entre
otras ciudades y con ocasión del acceso al trono de Carlos III en 1760, la capital de Cataluña elevó
al soberano un memorial firmado también por las otras capitales de la antigua Corona de Aragón –
Zaragoza, Valencia y Palma- que pedía la revisión del régimen de la Nueva Planta y un retorno