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trastornos alimenticios

Glosario de abreviaturas
AN: anorexia nerviosa
ASPB: Agencia de Salud Pública de Barcelona
BN: bulimia nerviosa
CDRS:Contour Drawing Rating Scale
CIE-10: Clasificación Internacional de las Enfermedades, décima edición
DICA: Diagnostic Interview for Children and Adolescents
DSM-IV-TR: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, cuarta edición-
texto revisado
EAT: Eating Attitudes Test
IMC: índice de masa corporal
RCA: Registro Central de Asegurados
TAG: trastorno de ansiedad generalizada
TCA: trastorno de la conducta alimentaria
TCANE: trastorno de la conducta alimentaria no especificado
TOC: trastorno obsesivo- compulsivo

Breve introducción histórica


Desde la segunda mitad del siglo XX la presencia de los trastornos alimentarios en la
literatura médica ha experimentado un incremento progresivo. No está claro si ello es
debido a un incremento de su prevalencia o la razón estriba en un mayor conocimiento, o
reconocimiento, de los citados trastornos (Van’tHof,1994).
Quizás la primera descripción en la literatura médica de la enfermedad anoréxica date del
siglo XVII, en que el médico inglés Richard Morton en su tratado sobre phthisiologia
describió dos casos (un varón de 16 años y una mujer de 19) de lo que denominó
consunción nerviosa(Toro y Castro, 2005).
Sin embargo este tipo de trastornos aparecen ya en etapas muy anteriores. Holy anorexia,
escrito por Rudolph M Bell (1985) analiza la vida de Santa Catalina de Siena y una amplia
galería de mujeres santas (desde el siglo XIIIhasta el XX), sospechosas de padecer anorexia
nerviosa.

Como vemos los trastornos alimentarios tienen una larga historia pero es en los últimos cien
años cuando han sido objeto de una aproximación en términos médicos (Gordon, 1998).
En 1873 William Gull describió en una reunión científica realizada en Londres un trastorno
que padecían algunas muchachas al que denominó anorexia histérica. Al año siguiente
publicó su comunicación con el nombre de anorexia nerviosa (Gull, 1874), siendo esta
denominación la que se ha mantenido hasta nuestros días. El concepto de anorexia
histérica también aparece en la escuela francesa citado por Lasègue en 1873 en la Societé
Médico-Psychologique de París.
En los inicios del siglo XX se produjo una proliferación de casos de clorosis,un trastorno que
afectaba a mujeres jóvenes y que se manifiesta con palidez, rechazo a los alimentos y
amenorrea.
Algunas de estas muchachas padecían simples anemias ferropénicas, mientras que otras,
probablemente la mayoría, eran casos de trastorno anoréxico (Loudon, 1984). En la
psiquiatría del siglo XX destacan por sus aportaciones en el tema Pierre Janet que en 1903
describió una forma obsesiva con conservación del apetito, junto con una forma histérica,
menos frecuente,con supresión del hambre.
Freud en su obra dedicó poca atención a este tema, si bien describió la anorexia nerviosa
como una forma de melancolía en que la sexualidad no habría alcanzado un adecuado
desarrollo, clasificando la como neurosis nutricional. En 1914 Morris Simmonds, patólogo de
la Universidad de Hamburgo, describió una forma de caquexia debida a la destrucción del
lóbulo anterior de la hipófisis. Se pensó entonces que esta era la base de la anorexia y se
consideró a esta enfermedad como la caquexia de Simmonds.
La visión moderna de los trastornos alimentarios hay qué situar en Hilde Bruch (1978) que
definió la anorexia primaria como una distorsión de la imagen corporal, incapacidad para
reconocer estados internos y sensación general de ineficacia, elementos vigentes en las
descripciones del siglo XXI.
Respecto a la bulimia nerviosa fue Rusell quien en 1979 la describió como un síndrome,
dado que previamente se había considerado como un síntoma. Respecto a este trastorno se
habían propuesto diversos factores etiológicos y casi siempre se observaba su asociación a
síntomas depresivos (Stein, 1988).

Criterios diagnósticos
Existen dos tipos mayores de trastornos de la conducta alimentaria (TCA) bien definidos
clínicamente: anorexia y bulimia.
Ambas patologías tienen en común la existencia de una alteración de la percepción de la
imagen corporal y la alteración de la conducta alimentaria.
A continuación en las tablas 1.2.1. y 1.2.2. se describen los criterios del Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales, cuarta edición -texto revisado (DSM-IV-TR) de la
American Psychiatric Association(2000) y los de la Clasificación Internacional de las.
Enfermedades, décima edición (CIE-10) de la Organización Mundialde la Salud (1993) parael
diagnóstico de anorexia nerviosa.

Tabla 1.2.1.Criterios DSM-IV-TR para el diagnóstico de anorexia nerviosa.


A. Negativa a mantener el peso por encima del valor mínimo normal (p.ej., pérdida que
da lugar a un peso inferior al 85% del esperable).
B. B.Miedo intenso a ganar peso aun teniendo un peso inferior al normal.
C. C.Alteración de la percepción del cuerpo o la silueta, exageración de su importancia
en la autoevaluación, o negación del peligro que comporta el peso bajo.
D. D.En mujeres pospuberales, amenorre a (3 ciclos consecutivos)
Tipos:
Restrictivo: durante el episodio, el paciente no incurre en atracones o purgas.
Compulsivo/purgativo: durante el episodio el paciente incurre regularmente en atracones o
purgas

Tabla 1.2.2.Criterios CIE-10 para el diagnóstico de anorexia nerviosa.


A.Pérdida significativa de peso (IMC<17,5)*
B.La pérdida de peso es autoinducida mediante la evitación de alimentos“qué engordan”
C.Distorsión específica de la imagen corporal psicológica, en forma de idea sobrevalorada e
intrusa de miedo intenso y persistente a la obesidad, de tal manera que el enfermo se
impone un umbral de peso corporal
D.Trastorno endocrino generalizado que se manifiesta en la mujer para amenorrea y en el
varón por pérdida de interés por la sexualidad e impotencia
E.No cumple los criterios D y E de bulimia nerviosa
Si comparamos los criterios CIE-10 y DSM-IV-TR observamos que la CIE-10 se basa en el
índice de masa corporal (IMC) que en la anorexia nerviosa ha de ser inferior a 17,5. Este
índice disminuye fisiológicamente con la edad. Por otra parte la CIE-10 no señala la decisión
de adelgazar que sí enfatiza el DSM-IV-TR. La CIE-10 considera la distorsión de la imagen
corporal como psicopatología específica de la anorexia cuando en realidad se da en otras
entidades (bulimia nerviosa, dismorfofobia, obesidad, embarazo, etc). Además,existen
pacientes anoréxicos que no distorsionan su imagen corporal,aunque son una minoría. En
general, la CIE-10 describe un exceso de fenomenología fisiológica que no perfecciona lo
que son auténticos criterios diagnósticos. EL DSM-IV-TR aporta una necesaria diferenciación
entre tipo restrictivo y compulsivo/purgativo (Toro,2000).
En las tablas 1.2.3. y 1.2.4. se detallan los criterios DSM-IV-TR y CIE-10 para el diagnóstico de
bulimia nerviosa.

Tabla 1.2.3Criterios DSM-IV-TR para el diagnóstico de bulimia nerviosa.

A.Atracones recurrentes caracterizados por:


1.Ingesta en poco tiempo de más cantidad de alimento que la ingerida por la mayoría de las
personas en circunst ancias similares
2.Sensación de pérdida de control sobre la ingesta del alimento
B.Conductas compensatorias inapropiadas, repetidas, para no ganar peso:vómitos, laxantes,
enemas, ayunos, ejercicio físico excesivo
C.Los atracones y las conductas compensadoras tienen lugar, como promedio, al menos dos
veces por semana durante 3 meses
D.La autoevaluación está exageradamente influida por el peso y la silueta
E.La alteración no aparece exclusivamente en el curso de una anorexia nerviosa
Tipos:
Purgativo: durante el episodio incurre regularmente en vómitos, laxantes,diuréticos o
enemas
No purgativo: durante el episodio incurre en ayunos o ejercicio excesivo, pero no en
vómitos, laxantes, diuréticos o enemas

Tabla 1.2.4. Criterios CIE-10 para el diagnóstico de Bulimia nerviosa


A.Episodios frecuentes de hiperfagia, consumiendo grandes cantidades de alimento en
corto tiempo
B.Preocupación persistente por la comida junto a un deseo intenso o un sentimiento de
compulsión al comer
C.Intentos de contrarrestar la repercusión sobre el peso mediante uno o más de estos
síntomas: vómitos autoinducidos, abuso de laxantes, ayunos, fármacos anorexígenos o
diuréticos
D.Autopercepción de estar demasiado obeso junto a ideas intrusivas de obesidad (pudiendo
conducir a un déficit de peso)

En la definición de bulimia nerviosa el DSM-IV-TR aporta respectoa la CIE-10 las siguientes


ventajas:
-Define explícitamente el concepto de atracón desde un criterio social (cantidad superior a
la que ingeriría la mayor parte de la gente en circunstancias similares) y otro subjetivo
(sensación de pérdida de control).
-Considera el ejercicio físico como un procedimiento compensatorio de los atracones, lo que
la CIE-10 no hace.
-Tiene en cuenta la ansiedad y el malestar que preceden a los atracones y las alteraciones
de la imagen corporal (no mencionadas en la CIE-10).
-Establece un criterio imprescindible de frecuencia y duración del trastorno: al menos 2
veces por semana durante 3 meses.
-Subdivide la bulimia en dos tipos: purgativo y no purgativo, de clara utilidad práctica.
Dentro de los trastornos alimentarios existen formas mixtas y parciales (Stein y cols., 1997)
que no cumplen todos los criterios para la anorexia o la bulimia si bien por ello no tienen
por qué ser menos graves (Toro y Castro, 2005). Su presentación clínica es muy variada.
Algunos están más próximos a la anorexia (p.ej., se cumplen todos
criterios excepto la amenorrea) y otros a la bulimia nerviosa (p.ej., se cumplen todos los
criterios, pero la frecuencia de atracones es de uno por semana). El DSM-IV-TR (ver tabla
1.2.5.) los clasifica como trastornos de la conducta alimentaria no especificados(TCANE),
mientras que la CIE-10 los denomina anorexia nerviosa atípica, bulimia nerviosa atípica o
trastorno de la conducta alimentaria sin especificación.
No existen motivos que sugieren que los factores de riesgo y causales para los trastornos de
la conducta alimentaria no especificados no sean los mismos que los implicados en la
anorexia y la bulimia. Estudios prospectivos recientes en adolescentes han demostrado que
estos trastornos iban precedidos por preocupaciones por el peso, dietas restrictivas o por
morbilidad psiquiátrica (Mizes y cols., 1998; Patton y cols., 1999).
En la actualidad se postula la existencia de un incremento de estas formas de presentación
parcial de los trastornos alimentarios, fundamentalmente a nivel de atención primaria
(Cabranes y cols.,2000; Wilhem y Clarke, 1998).
Los estudios epidemiológicos demuestran que los trastornos de la alimentación no
constituyen una patología “todo o nada”sino qué se extienden a lo largo de
un“continuum”que iría desde las adolescentes con justificada preocupación por su peso
hasta los casos clínicamente establecidos que no son así representativos, ni por su menor
prevalencia ni por su mayor gravedad, de los trastornos alimentarios de la comunidad
(Sánchez, 1992, 1997).

Tabla 1.2.5.Criterios DSM-IV-TR para el diagnóstico de trastornos de la conducta


alimentaria no especificados.

Esta categoría hace referencia a los trastornos de la conducta alimentaria que no cumplen
los criterios para ningún otro trastorno de la conducta alimentaria específico.
Ejemplos:
1.-Mujeres que cumplen todos los criterios diagnósticos para la anorexia nerviosa, pero las
menstruaciones son regulares.
2.-Se cumplen todos los criterios para la anorexia nerviosa a excepción de que el peso se
encuentra dentro de los límites de la normalidad aunque se haya producido una pérdida de
peso significativa.
3.-Se cumplen todos los criterios diagnósticos para la bulimia nerviosa, con la excepción de
que los atracones y las conductas compensatorias inapropiadas aparecen menos de 2 veces
por semana o durante menos de 3 meses.
4.-Utilización regular de conductas compensatorias inapropiadas después de la ingesta de
pequeñas cantidades de comida por parte de un individuo de peso normal.
5.-Masticar y expulsar, pero no tragar, cantidades importantes de comida.
6.-Trastorno por atracón: se caracteriza por atracones recurrentes con ausencia de conducta
compensatoria inapropiada típica de la bulimia nerviosa.

¿Quiénes los padecen?


Los trastornos alimenticios se inician o presentan principalmente en adolescentes y
púberes; muy probablemente, las personas de mayor edad que los padecen iniciaron
conductas sintomáticas en esta etapa de su vida. Las edades de aparición o de inicio del
trastorno van desde los 12 hasta los 25 años y la frecuencia aumenta entre los 12 y los17.La
expansión de los padecimientos ha impli-cado también su aparición en edades cada vez más
tempranas.
Los trastornos alimenticios presentan tanto en hombres como en mujeres y aunque la
cantidad de mujeres que los padecen es muy superior a la de hombres, en los últimos años
el número de casos de hombres ha aumentado en forma constante. De igual modo, ha
aumentado la atención que los medios de comunicación y los profesionales prestan a este
hecho, lo que remite al tiempo cuando los trastornos padecidos por mujeres empezaron a
llamar la atención.

El diagnóstico de los trastornos alimenticios en hombres se enfrenta con ciertos prejuicios


sociales que también prevalecen en el personal de salud:algunos médicos suponen que ser
mujer es condición indispensable para presentarlos y que sólo ellas los padecen. Comer
demasiado y estar pasado de peso resulta culturalmente más aceptable y menos notorio en
el caso de los hombres, por lo que el trastorno puede pasar inadvertido.

Son casi exclusivamente las mujeres quienes padecen anorexia y bulimia. El 90-95% de las
personas afectadas son mujeres; de cada 10 personas qué presentan anorexia o bulimia, 9
son mujeres.
En las mujeres los trastornos alimenticios se presentan particularmente en la pubertad y se
asocian con lo que ésta representa para ellas:
● Les resulta particularmente difícil aceptar los cambios físicos y el aumento de grasa
porque sus cuerpos se desarrollan de manera contraria a las normas de belleza
establecidas socioculturalmente y que son reproducidas y difundidas por los medios
de comunicación.
● Su sentido de identidad y su imagen están más fuertemente influidos por aspectos
relacionales: lo que piensan, esperan y dicen los otros influye en gran medida en el
sentimiento de sí, y esto se incrementa en la adolescencia.
● El desarrollo de habilidades y logros escolares lo viven con mayor autoexigencia y
preocupación.
● El proceso de inicio de independencia, propio de la adolescencia, lo viven de manera
más conflictiva; las niñas enfrentan mayores tensiones individuales y diferencias
interpersonales con los padres que los varones.
● Los roles sociales y biológicos para los que se las prepara en la adolescencia son más
ambivalentes. Sus cuerpos se desarrollan para ejercer una sexualidad adulta y ser
madres; pero esta capacidad adquiere en la sociedad urbana actual un valor incierto:
está cada vez más difundida la idea de que la maternidad limita sus posibilidades de
realización profesional y esto las encierra en el ámbito de lo doméstico.Si la mujer
posee una musculatura masculinizada, muestra mayor competitividad y empuje,
pero ello actúa en contra y a costa de sus caracteres biológicos femeninos ligados a
su identidad sexual y a funciones igualmente exigidas.
En el caso de los hombres, la pubertad actúa en el sentido contrario: los acerca al ideal
cultural de la masculinidad, tanto en términos biológicos como sociales. Los hombres con
trastornos alimenticios suelen expresar preocupación, percepciones de su cuerpo e ideales
estéticos en términos considerados como femeninos. Goldman cita el caso de Andrés, de 20
años de edad:“quería controlar la, no sabía controlarme, me agarraban atracones y
entonces, tengo sentimientos de culpa y vomito”, ”era obeso, me decían corcho, me
cargaban porque era bajito y gordo”, “tengo diagnóstico de bulimia, hago mucha gimnasia,
me doy atracones, duermo hasta olvidar, soy bulímico y antes era anoréxico”.

Entre los hombres empiezana difundirse ideales de belleza y de delgadez través de revistas
especializadas, de la promoción de productos como maquillajes y moda masculina para
personas delgadas; estos factores pueden influir en un incremento del índice de trastornos
alimenticios entre la población masculina, pero el peso de este elemento y su relación con
otros considerados de riesgo no está tan difundido socialmente ni tan interiorizado en los
varones como lo está en el caso de las mujeres. Tanto para los hombres como para las
mujeres la adolescencia representa un momento importante en el proceso de definición de
la identidad y orientación sexual, este factor también puede intervenir en el desarrollo de
los trastornos alimenticios.

La anorexia y la bulimia también están fuertemente vinculadas a un ideal estético de belleza


femenina construido socialmente y difundido ampliamente por las expectativas colectivas,
los cánones de la moda y los medios de comunicación en los que la obtención de la delgadez
se vincula directamente con la idea del éxito y la aceptación del entorno.
Así, relaciones sociales conflictivas vinculadas a los roles de la mujer en cuentran una
expresión simbólica en el cuerpo y su relación con los alimentos.

En las sociedades urbanas actuales se establece tanto para hombres como para mujeres un
modelo corporal único: delgado, fuerte, andrógino, joven, uniforme; no es un cuerpo
natural, sino que se adquiere con dietas, ejercicio, cirugía y el consumo de ciertos
productos. En la mujer esta exigencia es más grande e implica mayores contradicciones que
en el hombre: ser eternamente adolescentes y al mismo tiempo madres; físicamente
jóvenes pero con la experiencia de la madurez, tener un cuerpo esbelto, hermoso y
atractivo sin dejar de ser inteligentes, hábiles y astutas y ser pasionales pero sin perder el
autocontrol, son algunas de las demandas contradictorias que se le hacen a la mujer en las
sociedades actuales.

Aunque la mujer ha accedido en algunas esferas a un mayor grado de equidad frente al


hombre, su cuerpo no ha dejado de ser visto como objeto de consumo. Las mujeres de hoy
deben adquirir una imagen de independencia y exhibirse como objetos vendibles en un
mercado de consumo cada vez más exigente, competido y contradictorio. Tener un cuerpo
esbelto no es sólo responder a un canon de belleza, sino estar dentro del mercado. La
amenaza no es ser fea o gorda, sino quedar marginada en un mundo donde no se es ni se
existe si no se responde al código social. Anorexia y bulimia parecen haberse transformado
a tal grado en el paradigma del género femenino que algunos expertos se abstienen de
difundir los síntomas de la enfermedad, lo que se convierte en su promoción más que en su
prevención.

Ahora bien, la vivencia subjetiva de todo lo anterior, de acuerdo con la historia personal, es
central en este tipo de padecimientos. Si bien es cierto que la cultura deja su marca en la
producción de los trastornos alimenticios, las situaciones psicológicas individuales los
determinan y desencadenan.

¿Cómo se detectan los trastornos alimenticios?


Señales físicas
Algunos indicios de los trastornos alimenticios son detectables a simple vista. En el caso de
la anorexia, el primero y el más visible es la continua y prolongada reducción de peso, que
puede conducir a la delgadez extrema y a la desnutrición; ésta se refleja en la piel reseca y
con color grisáceo o amarillento,las uñas quebradizas, el debilitamiento o la caída del
cabello, la intolerancia al frío y la persistencia de bajas temperaturas en pies y manos, que
adquieren un color morado.
La bulimia es más difícil de detectar porque los atracones y las compensaciones se hacen en
secreto y no derivan necesariamente en una continua pérdida de peso. En el caso de
quienes vomitan es necesario buscar signos físicos acompañantes como lesiones o pérdida
del esmalte dentario, escoriaciones en las articulaciones interfalángicas de aquellos dedos
utilizados para provocar el vómito.
Señales psico-sociales

Las personas con trastornos alimenticios se aíslan socialmente, se vuelven irritables, se


sienten culpables o están malhumoradas. La ansiedad, la impulsividad y la inestabilidad
emocional son rasgos predominantes en quienes padecen bulimia. A veces estas
sensaciones se exacerban cerca de las horas de comida.
La permanente preocupación por el peso y la delgadez de quienes sufren estos
padecimientos, por un lado, se extiende al entorno social, de tal modo que critican
incisivamente la gordura y, por otro, preguntan constantemente a los demás cómo se ven y
se comparan constantemente con otras personas. Como la percepción de sí mismos es
distorsionada, recurren a los otros en busca de aseguramiento y corroboración.

Las personas con trastorno alimentario no pueden experimentarse a sí mismas como


individuos unificados o autocontrolados, capaces de dirigir su vida. Cuando la anorexia se
desarrolla, sienten que la enfermedad está causada por una fuerza misteriosa que las
invade. Otras relatan que se sienten divididas, como segmentadas en dos personas. Aunque
pocas lo expresan abiertamente, a lo largo de sus vidas han sentido que ser mujer
representaba una desventaja y que soñaban con triunfar en áreas generalmente
consideradas “masculinas”.

Al mismo tiempo, las personas con trastornos alimenticios presentan, tanto alto
rendimiento estudiantil como desempeño escolar o profesional, en contraposición con
desajustes en lo social, sexual y, en su caso, marital.

¿Cómo afectan a la salud física los trastornos alimenticios?


Los efectos de los trastornos alimenticios en la salud son diversos grados de desnutrición y
desequilibrios fisiológicos que producen diferentes complicaciones.

Los problemas cardiacos van desde las arritmias, debido al abuso de medidas evacuativas,
hasta la disminución del tamaño de las cavidades del corazón, disfunciones de las válvulas
cardiacas, baja presión arterial y mala circulación. Hay un alto índice de mortalidad, que va
en aumento, debido a problemas cardiacos como consecuencia de trastornos alimenticios.
Por ello se recomiendan mediciones y exámenes específicos.

La inducción del vómito en la bulimia puede provocar agrandamiento de las glándulas


salivales, alcalosis metabólica, pancreatitis, hematemesis, esofagitis,hemorragia digestiva e
hipopotasemia, las cuales pueden causar un ataque cardiaco. El abuso de conductas
purgativas puede provocar desequilibrios hidroelectrolíticos de gravedad.

En el caso de las mujeres, la amenorrea en la anorexia- y las irregularidades menstruales en


la bulimia son síntomas importantes y resultan útiles para establecer un diagnóstico
diferencial.
En el caso de los hombres se presenta disminución del interés sexual, de los niveles de
testosterona y anormalidades testiculares. En ambos padecimientos se presentan síntomas
gastrointestinales como dolores e inflamación abdominal, fuertes cólicos, constipación y
diarreas.
¿Cómo se hace el diagnóstico de trastorno alimenticio?
El personal médico puede utilizar una serie de exámenes clínicos que le permitan no sólo
realizar el diagnóstico de un trastorno alimenticio y corroborarlo, sino también medir el
alcance de sus efectos.

Sin embargo, la divulgación de estas patologías, la expansión de la preocupación por las


mismas a nivel social y la circulación de información no confiable al respecto han derivado,
tanto en una promoción de la sintomatología como en un sobre diagnóstico. Así sucede, por
ejemplo, con algunos desórdenes transitorios de la adolescencia como la falta de
regularidad menstrual- o con conductas de riesgo que no derivan necesariamente en un
cuadro de trastorno alimenticio. De igual modo, puede haber desnutrición como
consecuencia de otros trastornos psicológicos, tales como depresión y algunas patologías de
tipo esquizoide. A su vez, la desnutrición provocada por anorexia puede tener como
consecuencia trastornos psicológicos secundarios importantes. De ahí que establecer el
diagnóstico no debe reducirse a una serie de exámenes de laboratorio; debe llevarse a cabo
con calma y teniendo en cuenta la variedad de factores que influyen en la aparición de un
trastorno alimenticio y su desarrollo. Cada paciente requiere una escucha cuidadosa y
personalizada que derive en un diagnóstico integral y en una terapéutica oportuna de
acuerdo con el mismo.

La entrevista psicológica es de gran importancia para confirmar el diagnóstico de trastorno


alimenticio, evaluar la situación de riesgo, indagar sobre factores desencadenantes de las
conductas sintomáticas e iniciar los primeros pasos del proceso terapéutico. Resulta
sumamente útil para conocer el estado emocional del o la paciente, explorar el
funcionamiento mental y los rasgos de carácter, los conflictos básicos, las dificultades
actuales, las relaciones con la familia y los pares y las actividades que lleva a cabo, entre
otros aspectos.

Preguntas referidas sobre la actividad física desarrollada y a la percepción de su propio


cuerpo son de gran utilidad para el establecimiento del diagnóstico diferencial; en los
trastornos alimenticios se suelen negar la enfermedad, la pérdida de peso en el caso de la
anorexia– y las conductas patológicas –en el de la bulimia–, se teme engordar, siempre hay
sensación de estar lleno de comida y, a veces, los intereses se reducen a temas asociadosa
la imagen, la delgadez, etcétera.
A su vez, las manifestaciones corporales que pueden indicar el padecimiento de anorexia
corresponden a las de una alimentación insuficiente. Es necesario realizar los exámenes
pertinentes para el diagnóstico diferencial con diabetes, tumores endocraneales,
colagenopatías, tiroidismos y embarazo. En el caso de ser vomitadores es necesario detectar
signos físicos como los mencionados y signos digestivos como pancreatitis, esofagitis,
dilatación gástrica, constipación o ruptura del tubo digestivo.

donde encontre la informacion

http://www.salud.gob.mx/unidades/cdi/documentos/guiatrastornos.pdf
http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/2704/FJAN_TESIS.pdf

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