Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
trascendentales:
Jan A. Aertsen *
Sorprende encontrar un libro tan profundo y claro al mismo tiempo. Una obra de
filosofía al más alto nivel, que se entiende a la primera lectura. Aertsen vuelve sobre los
temas clásicos de la filosofía medieval aportando nuevas luces, y esto lo deja claro
desde el primer momento, al polemizar con distintas interpretaciones que han
predominado en la disciplina de la filosofía medieval en los últimos años. No se trata
sólo de un manual o compendio de ideas anteriores mejor expuestas. Hay tesis
originales e importantes en el planteamiento general del libro y en muchos de sus
pasajes.
Santo Tomás no sólo realiza por primera vez un estudio sistemático de los
trascendentales (si bien diseminado a lo largo de su amplia obra), sino que extiende su
número y desarrolla el estatuto epistemológico que los dota de significado. Está en
juego la misma posibilidad de una filosofía de los trascendentales, pues el estatuto de
los trascendentales puede llevar bien al panteísmo, con la consiguiente anulación de la
autonomía de las realidades temporales, bien al inmanentismo mediante su exaltación en
detrimento del origen, bien al relativismo si ni siquiera se alcanza a comprender y
aceptar la posibilidad e la aproximación a la trascendentalidad.
*
EUNSA, Pamplona 2003, 464 pp. Título original: Medieval Philosophy and the
Trascendentals, Adacemic Publishers Brill.
soltura en el manejo de las fuentes, y va al meollo de las cuestiones sin abrumar al lector
con discusiones bizantinas de carácter interpretativo.
En este último punto entra en polémica con Gilson, pues de la relevancia de una
filosofía cristiana, Aertsen deriva que el canadiense malinterpreta el papel de los
trascendentales marginándolos indebidamente. En varias ocasiones cita los pasajes de la
obra de Gilson sobre el episodio de la revelación del nombre de Yahvé en el Sinaí, para
señalar el error de punto de mira que una filosofía de los trascendentales cometería si se
centrara en los aspectos de la revelación en detrimento de lo alcanzable racionalmente;
si hiciera irrelevante el punto de vista trascendental como una aproximación desde el
hombre, llegaríamos a un momento problemático, pues, esa es, precisamente, la
perspectiva propia de la filosofía.
En definitiva, nos encontramos con un trabajo avalado por una erudición histórica
y un aparato crítico nada común en su oportunidad y amplitud. Sólo se le podría
reprochar cierta falta de proyección sobre lo que pueden dar de sí alguna de las ideas
expuestas. El trabajo plantea indirectamente una acuciante necesidad de nuevas
profundizaciones sobre los trascendentales, tan seguras, y, al mismo tiempo, tan
avanzadas como las del Aquinate. Me hubiera gustado, por ejemplo, alguna
profundización sobre nuevos posibles trascendentales que no vislumbrara Santo Tomás.
Me pregunto si ‘acto’ podría ser uno de ellos, pues se encuentra en la base de todos.
Es posible que, para muchos, la filosofía medieval haya de ser aparcada para
siempre, como algo superado. Aertsen no sólo pretende sacar partido de nuevo a
nociones antiguas, sino que las dota de rabiosa actualidad.