Sunteți pe pagina 1din 10

Normativización del Dolo Eventual – El

Caso Utopía
Deja una respuesta

Sobre el aspecto subjetivo de la tipicidad: ¿Dolo eventual o culpa


consciente?

DAVID A. ALAN CASTILLO

________________________________________________________________________
_________________

I. Hechos que sirven de marco fáctico

1. Los hechos que son objeto de valoración en el presente análisis y que sirven de
marco fáctico a la presente opinión legal se refieren al incendio acaecido el día 20
de julio de 2002 dentro de las instalaciones de la discoteca “Utopía”, ubicada enel
sótano del Centro Comercial Jockey Plaza en la ciudad de Lima, hechos que son de
conocimiento público al día de hoy.
2. Los hechos probados que sirven de marco al presente informe refieren que en la
discoteca Utopía se realizaron fiestas en la cuales se jugaba con fuego en las barras
de la discoteca. El día 20 de julio del 2002, aproximadamente a las 2:54 de la
madrugada, el señor Percy Edward North Carrión, administrador de la discoteca, se
retiró de la discoteca a su domicilio por un momento para cambiarse de ropa.
Durante la ausencia del señor Percy North, la persona de Ferreyros O`hara,
empleado de la discoteca, realizó unos juegos con la finalidad de divertir al público
asistente. Como parte del show, Ferreyros O`hara roció con bencina un hilo en el
contorno de la cabina del discjockey, prendiendo fuego con un encendedor, hecho
que motivo que las personas allí presentes disfrutaran de mayor diversión. Este acto
se repitió varias veces sin mayores consecuencias, hasta que éste cogió el
aerosol Wizard y presionó la tapa, encendiendo el gas inflamable que salía del
aerosol con un encendedor, lo que provocó una llamarada de fuego que alcanzó el
techo del local, que por estar cubierto con un material inflamable, desató de
inmediato el incendio del techo de la discoteca, lo que provocó los lamentables
resultados de muertes y lesiones.

3. En este marco fáctico, al señor Percy North se le imputan las muertes y lesiones
graves de diversas personas producidas como consecuencia del incendio referido.
Según la imputación penal, en concreto, se le atribuye, en su calidad de gerente y
administrador de la Discoteca, haber remodelado y acondicionado la discoteca, sin
adoptar las medidas de seguridad necesarias frente a la posibilidad de un incendio.

II. Dolo eventual y culpa consciente


Estas dos figuras del aspecto subjetivo en sede de tipicidad, Dolo eventual y culpa
consciente, se encuentran desarrolladas por la doctrina y Jurisprudencia.

1. Respecto al Dolo eventual o Dolus eventualis, Claus Roxin lo resume de la siguiente


manera: la delimitación del dolus eventualis en relación con la imprudencia
consciente no puede prescindir de parámetros normativos de valoración. Pero el
sustrato de esta valoración no puede limitarse a determinada representación de
peligros. Más bien, el juicio sobre si el autor – así sea bajo una emergencia y de
manera eventual – se ha decidido en contra del bien jurídico protegido, tiene que ser
emitido considerando todos los elementos objetivos y subjetivos de los hechos,
relevantes para la actitud de dicho autor.[1] Es decir, al momento de la valoración
normativa respecto al actuar del agente, se ha de tener en cuenta todo el curso físico
y psíquico que lo llevo a introducirse dentro de la negación del bien jurídico
amparado. Todo análisis ha de desarrollarse considerando además de la posibilidad
de la producción de un resultado, de las circunstancias en que esta decisión se ha
materializado en el tiempo. Por otro lado, según Ingeborg Puppe: actúa con dolus
eventualis quien establece un “peligro calificado” de que se produzca el resultado, o
sea un llamado “peligro de dolo”. Un peligro de Dolo es aquel que solamente
colocaría un autor razonable cuando se conforme con la producción del resultado,
lo haga suyo, etc., cuando un ser razonable aceptaría solamente bajo la máxima de
que el resultado de lesión vaya a ocurrir o por lo menos pueda ocurrir. La Conducta
del autor tiene que suponer una estrategia idónea para la realización del resultado.
Si esto es así, existe dolus eventualis, incluso si el autor no hubiera tomado en serio
el peligro y haya confiado en un desenlace feliz.[2] El dolo eventual o peligro de dolo,
como lo acuña la referida autora, se da en circunstancias tales en que el autor
razonable – que no es otro que aquel ciudadano que demuestra una garantía
cognoscitiva de la norma, por consiguiente sus actuaciones han de enmarcarse
dentro de ella – posee una representación de posibilidad sobre la realización del
resultado; la idoneidad de su conducta como estrategia para la materialización del
resultado supone la valoración normativa de un conjunto de acciones previas al
desenlace que hicieran prever físicamente su materialización contra el bien o bienes
jurídicos protegidos, no existe suficiencia valorativa al considerar únicamente la
posible representación mental del resultado por parte del autor, además, y aquí una
similitud con lo expuesto por Roxin anteriormente, ésta valoración normativa ha de
tomar en cuenta todos aquellos datos objetivos que permitan establecer relaciones
tangibles entre los actos previos al daño producido y los actos mismos de lesión al
bien jurídico tutelado. En similar sentido, la jurisprudencia ah establecido que la
imputación en materia penal no puede estar sustentada únicamente en la
concurrencia de elementos cognitivos. El dolo eventual, que es la categoría más
cercana a la culpa consciente debe exigirse: (i) Un conocimiento de la capacidad
concreta de la conducta para generar un resultado típico; (ii) La producción del
resultado típico debe evaluarse dentro del contexto del aumento de un riesgo
permitido; (iii) Dicho conocimiento no debe implicar una evaluación estadística por
parte del agente, de la probabilidad de daño; (iv) Se trata de evaluar en la situación
concreta y con relación al agente, si su pronóstico concreto lo llevaba a la convicción
de que no se produciría el resultado Típico; (v) Finalmente, es de señalar que la
aceptación a la que se alude en el dolo eventual, en los términos aquí planteados,
no se refieren a la aceptación del resultado dañoso, sino únicamente de la conducta
capaz de producirlo. En situaciones especial y masivamente peligrosas el
conocimiento del peligro propio de una acción que supera el límite del riesgo
permitido, es suficiente para acreditar el carácter doloso del comportamiento; en
consecuencia, obrará con dolo el autor que haya tenido conocimiento del peligro
concreto que deriva de su acción para los bienes jurídicos.[3] En consecuencia, en
el comportamiento a título de dolo eventual, el sujeto activo al desplegar su
conducta asume la posibilidad de producción del resultado,[4] pues según el criterio
predominante no debe tenerse en cuenta los sentimientos de aprobación o de
indiferencia del agente con relación al resultado; se considera suficiente que
respecto a su probable realización, el agente se haya conformado con que se
produzca.[5]

Ahora bien, hasta aquí una breve exposición del panorama respecto al dolo eventual queda
claro, su delimitación en cuanto a la valoración de la conducta misma por un lado y la
producción del resultado típico como consecuencia de ésta, por otro, nos presenta un marco
de análisis más completo y estructurado.

1. Seguidamente delimitaremos el estado actual de la figura de la culpa consciente.


Ella, tal y como lo ha señalado el tribunal español en la sentencia del Caso Colza,
se encuentra también determinada por cuestiones volitivas de la conducta, esto se
refleja así en la capacidad de las personas de dirigir finalmente sus acciones u
omisiones. Si en el dolo eventual el agente considera seriamente la probabilidad del
resultado dañoso, aceptando necesariamente dicha probabilidad con la realización
de una conducta peligrosa, per se, o por otra persona; en la figura de la culpa
consciente existe contrariamente la creencia de que el peligro no va a concretarse o
materializarse. Esta representación mental, en el ámbito síquico del agente, requiere
de igual manera que en el dolo eventual expuesto por Roxin, de un análisis normativo
de las circunstancias previas a la realización de la conducta peligrosa o bien llamada
para estos casos imprudente; es decir, la valoración de la actividad desplegada por
parte del autor no deberá circunscribirse únicamente en la probabilidad que éste se
haya elaborado mentalmente al momento de establecer la posible peligrosidad de
su conducta, es necesario una valoración normativa de los antecedentes fácticos y
las consecuencias típicas que ella produzca, incluso se deberá tomar en cuenta la
actitud que ejerza el autor durante y después de la realización del resultado dañoso.
Respecto a este punto, el profesor José Caro establece que lo esencial del tipo de
lo injusto del delito imprudente no es la simple acusación de un resultado, si no la
forma en que se realiza la acción; o sea, para saber quién debe responder del
resultado producido, no basta con establecer la simple conexión causal, sino que es
preciso, además saber quien actuaba diligentemente y quién no.[6] Es aquí donde
la figura de la culpa consciente encuentra su concretización valorativa y esto porque
como he expuesto anteriormente, el concepto “diligencia” en el ámbito jurídico-penal
deberá extraerse necesariamente mediante una operación valorativa de los datos
objetivos existentes desde el inicio de la conducta peligrosa, así como de su
resultado típico. Los tipos objetivos imprudentes o culposos exigen básicamente la
realización de una conducta que origine un riesgo típicamente relevante y que el
riesgo creado, no permitido, sea el resultado de una inobservancia del deber de
cuidado – momento del desvalor de la conducta, el cual resulta agravado si lo que
se infringe son reglas técnicas de profesión.[7] Así, esgrimir el criterio que permita
distinguir el dolo eventual de la culpa consciente resulta problemático, pues no se
trata de fijar un esquema de orden psicológico, sino más bien de precisar un criterio
normativo.[8] Esto es así, respecto a la culpa consciente, pues el sujeto no ha
calculado la realización del tipo legal o del resultado como formando parte de su plan
de acción y además, el mismo confía imprudentemente en que evitara lo que se
había representado como posible o tiene la esperanza de que no suceda y no deja
que los sucesos sigan simplemente su curso. Ahora, la simple ligereza en la
realización del tipo legal dará lugar también a la culpa consciente, siempre y cuando
esta llamada ligereza se extraiga de la valoración objetiva del comportamiento
peligroso del agente. Entonces, la culpa consciente aparecerá luego de un
procedimiento lógico en la cual el juzgador comprobara la carencia de suficiencia
volitiva en la realización de la conducta peligrosa por parte del agente, ya sea porque
éste, como se ha detallado anteriormente, no planificó ni tuvo en cuenta como
potencialmente posible la producción del daño típico, ya sea porque su conducta
expresa determinada ligereza de la cual se pueda inferir que nunca tuvo la
intencionalidad de lesionar un bien jurídico tutelado penalmente.
En conclusión, estaremos ante un dolo eventual cuando alguien simplemente acepta, se
conforma o se resigna con la realización del tipo legal, desea la realización y, por
consiguiente actúa dolosamente; en la práctica estos requisitos pseudo volitivos como el
aceptar, conformarse o resignarse se deducen sobre todo, de la circunstancia de que un
sujeto no haya desistido de su conducta pese a ser consciente del riesgo de realización
típica que conllevaba.[9] En la culpa consciente, contrariamente a lo que sucede con el dolo
eventual, si bien el agente realiza también una representación mental sobre los posibles
resultados o consecuencias de su conducta, éste proceso psicológico lo determina, de
acuerdo a las condiciones o circunstancias objetivas en la cual se realiza la conducta, a
suponer o esperar que el resultado típico no se concretice, por consiguiente, aquí, el sujeto
no se conforma ni acepta la consecuencia resultante.

III. Delitos Imputados

Ahora bien, estando a la exposición fáctica de las circunstancias en que se desarrollaron los
hechos materia del presente informe, está probado que el fuego acaecido en la Discoteca
Utopía, del cual el imputado Percy Edward North Carrión se desempeño como Gerente
General, se produjo como consecuencia del uso de agentes inflamables durante el
desarrollo de una fiesta el día 20 de julio del 2002, aproximadamente a las 2:54 de la
madrugada. Esta conducta peligrosa produjo la muerte de varias personas (pluralidad de
víctimas) y lesiones graves en otras; en mi opinión personal, ésta se subsume dentro de los
tipos penales de Homicidio Simple y Lesiones Graves, debiendo tenerse al imputado como
autor de dichos ilícitos a titulo de Dolo Eventual; y por la naturaleza de su materialización,
estaríamos ante la figura de Omisión Impropia – Comisión por Omisión; además, el imputado
tenía la calidad de Gerente General durante la realización de los hechos; circunstancia que
configura respecto a éste, el deber de observar las mínimas reglas de seguridad – Deber
Jurídico -incorporando los procedimientos regulares de evacuación en los casos de posibles
siniestros, máxime, si la naturaleza de la actividad comercial que desempeñaba – Discoteca
Utopía – así lo requería; por consiguiente, al poseer el imputado un deber objetivo de
cuidado, las imputaciones contra él se fundamentan en las siguientes consideraciones de
tipicidad:

1. El tipo penal de Homicidio Simple tipificado en el Art. 106º del Código Penal establece: “El
que mata a otro será reprimido con pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de
veinte años”; para cuya configuración, es preciso constatar en el agente una especial
intencionalidad dirigida hacia la realización del resultado típico, dicha intencionalidad
importa en el sujeto activo un conocimiento actual de los elementos objetivos del tipo.[10]

2. El tipo penal de Lesiones graves, prescrito en el Art. 121º del Código Penal establece: “El
que causa a otro, daño grave en el cuerpo o en la salud” (…); injusto penal que pone en
peligro inminente la vida de la víctima; siendo que la cualidad o intensidad de la lesión
padecida se establece en base a indicadores cuantitativos relacionados con la incapacidad
generada por la lesión o con el tiempo de asistencia facultativa que demanda.[11] Para el
caso, tanto el delito de Homicidio Simple y Lesiones Graves, son delitos de resultado.

3. Descrita la tipicidad de ambos delitos, es preciso establecer que, si bien es cierto, en la


conducta del imputado durante la realización de los hechos, no se evidencia una especial
intencionalidad – dolo directo – de producir el resultado muerte de los agraviados, no es
menos cierto que de su conducta y del curso causal de los hechos, puede inferirse que actuó
con dolo eventual al infringir una norma objetiva de cuidado, deberes que guardan estrecha
vinculación con su calidad de Gerente General de la Discoteca Utopía donde se registró el
siniestro materia de análisis; calificación que a continuación pasaremos a exponer haciendo
uso de la Teoría de la Imputación Objetiva.
IV. Acerca de la Imputación Objetiva en el presente caso

Análisis de la Tipicidad Objetiva

1. Para asumir los hechos a partir de la teoría de la imputación objetiva, debemos cumplir
los siguientes pasos, los cuales se condensan en la siguiente fórmula: a) Relación de
Causalidad; b) Creación o incremento de un riesgo Jurídicamente desaprobado; c) Que, este
riesgo se realice en el resultado[12]:

a) Bien, como primer paso tenemos la tarea de establecer la relación de causalidad existente
entre la conducta del imputado Percy Edward North Carrión, consistente en la infracción de
un deber objetivo de cuidado – aplicar y ejecutar las medidas de seguridad establecidas por
la autoridad competente en el local Utopía – cuya infracción se materializó mediante una
omisión – no implemento ningún procedimiento de seguridad -; y por otro lado el resultado
dañoso, la muerte y lesiones graves de los asistentes a dicho local nocturno. A efectos de
confirmar este nexo causal, es necesario utilizar la teoría de la equivalencia de las
condiciones. Según esta teoría, un comportamiento se puede considerar causa de un
resultado si, suprimiéndose mentalmente hace desaparecer el resultado. Entonces, si
suprimimos la omisión realizada por el imputado Percy Edward North Carrión respecto a la
falta de previsión de medidas de seguridad y procedimientos de evacuación necesarios para
casos de siniestros, además de restringir toda actividad recreacional riesgosa dentro del
local – infracción de un deber de cuidado – el resultado muerte y lesiones graves padecidos
por los asistentes no se habría producido. Ello se desprende sustancialmente de las
declaraciones de Roberto Jesús Ferreyros O`hara, quien manifiesta haber realizado actos
de fuego dentro de la discoteca, en incluso dentro de la cabina del disc jockey mediante un
aerosol, lo cual fue autorizado por el mismo imputado, aunado a la carencia de señalización
y a las obstrucciones física que presentaba el local siniestrado, devino en el resultado típico
señalado.

b) Confirmada la relación de causalidad, seguimos con el análisis de la imputación objetiva.


Se trata de averiguar si el resultado (muerte y lesiones graves), es objetivamente imputable
al comportamiento del imputado (omisión de implementar medidas de seguridad). Para dicho
análisis, es necesario determinar si la acción consistente en una omisión introduce un peligro
jurídicamente desaprobado. Entonces, podemos inferir, según los datos fácticos, que se ha
creado un riesgo reprochable por parte del imputado, ya que el uso de agentes inflamables
dentro de un recinto cerrado y destinado para fines totalmente distintos a esa conducta,
representan materialmente una situación riesgosa, aunado a la carencia de medidas de
seguridad necesarias en casos de emergencia y evacuación; estas circunstancias dentro de
un juicio de previsibilidad objetiva, habrían de suponer la producción de un resultado dañoso
de esta naturaleza. No se puede concebir lógicamente, que durante la celebración de una
fiesta dentro de un local hermético, ubicado en el sótano de un inmueble, que por sus
condiciones carecía de ventanas y filtros de escape amplios, que los actos de fuego
realizados dentro de ella, además de otras actividades riesgosas, no dejarían como saldo el
resultado con el que nos encontramos. La omisión estrictamente concebida como la falta de
medidas de seguridad y entorpecimiento de las vías de evacuación, per se, constituyen un
riesgo que no es tutelado por el derecho penal, menos aún pretender sostener que el uso
de objetos inflamables dentro de una discoteca para entretener al público es parte de un uso
habitual en el desarrollo de espectáculos de este tipo; lo cual no hace más que
sobredimensionar aquel riesgo jurídicamente reprochable por la conducta omisiva
consistente en la infracción de un deber objetivo de cuidado por parte de Percy Edward
North Carrión; en conclusión, en este punto encontramos la configuración de la creación de
un riesgo jurídicamente desaprobado por el derecho penal.

c) Como último paso, necesitamos comprobar materialmente si el resultado – muerte y


lesiones graves, representa la realización o concreción de aquel riesgo que introdujo la
conducta del imputado. Es decir, si la creación de este riesgo se ha materializado en el
resultado típico de muerte y lesiones graves. En efecto, tenemos que la acción realizada por
el agente, que para el caso consiste en la infracción de un deber objetivo de cuidado –
Omisión Impropia – resulta ser peligrosa y deviene en el resultado típico de muerte y lesiones
graves materia de análisis, pues, el riesgo creado por dicha conducta omisiva ha traído un
resultado que le es imputable objetivamente a éste. La fuente de peligro fue creada a partir
de su estado de garante frente a la víctimas (fue el imputado quien permitió el uso de agentes
inflamables dentro de la discoteca); y, la falta de mecanismos de seguridad frente a
siniestros, actuaron de manera conjunta para producir el resultado típico.

V. Análisis de la Tipicidad Subjetiva

Dolo Eventual

En la introducción del presente informe se ha clarificado las definiciones doctrinarias sobre


el dolo eventual y su tratamiento sistemático por la jurisprudencia nacional e internacional.
Para los fines de valoración normativa en el presente caso, tendremos que el dolo eventual,
ha sido asumido mayoritariamente como aquel “peligro calificado” de que se produzca el
resultado dañoso, o sea un llamado “peligro de dolo”. Un peligro de Dolo es aquel que
solamente colocaría un autor razonable cuando se conforme con la producción del resultado,
lo haga suyo, cuando un ser razonable aceptaría solamente bajo la máxima de que el
resultado de lesión vaya a ocurrir o por lo menos pueda ocurrir. La Conducta del autor tiene
que suponer una estrategia idónea para la realización del resultado. Entonces, el dolo
eventual ha de suponer la valoración por parte del sujeto de que su conducta riesgosa, es
capaz de producir un resultado lesivo. Determinado el ámbito interpretativo del dolo
eventual, pasaremos a analizar el caso en concreto:

a) De acuerdo a las consideraciones fácticas sub exánime – el resultado lesivo para las
víctimas, las condiciones de seguridad del local siniestrado y la conducta riesgosa o fuente
de peligro creada -; se tiene que el imputado Percy Edward North Carrión manifiesta no
haber actuado con dolo eventual, que por el contrario actuó con culpa consciente ya que en
autos no se ha acreditado que su conducta sea la detonante del incendio; que no se ha
comprobado que autorizó a Ferreyros O`hara para la realización del espectáculo de fuego,
y que no pudo evitar la propagación del incendio debido a que no se encontraba presente
en dicho lugar en el momento de los sucesos. Los argumentos de defensa esgrimidos por
el imputado en contraste con los fundamentos fácticos corroborados en sede de
investigación preliminar me lleva a la conclusión de que éste, si actuó bajo dolo eventual.

b) En primer lugar, tenemos la manifestación de Ferreyros O`hara, empleado de la


discoteca, quien manifiesta que el imputado presto su consentimiento para que éste
realizara un espectáculo dentro de la discoteca haciendo uso de agentes inflamables, lo cual
originó el incendio que produjo la muerte de las víctimas. Este elemento representa el primer
indicio del quebrantamiento del deber de cuidado que poseía el imputado frente a las
víctimas, además de la falta de previsibilidad objetiva en relación al resultado lesivo. La
diligencia que es transmitida al imputado mediante una norma extra penal – normas de
seguridad establecidas por intermedio de la autoridad administrativa correspondiente – no
puede dejar de ser advertida por éste bajo ninguna circunstancia, máxime, si durante la
realización de los hechos dirigía el local siniestrado en calidad de Gerente General
– posición de garante – lo cual, lo determina a adoptar las reglas mínimas de cuidado para
proteger bienes jurídicos extraños que ingresan dentro de la esfera de la actividad comercial
que ejecuta.

c) Luego, las inspecciones Técnico-criminalísticas realizados en el local siniestrado


concluyeron que éste no contaba con las medidas de seguridad, evacuación y protección
para los asistentes establecidas por el Instituto de Defensa Civil, menos aún, contaba con
licencia de funcionamiento; además, estos informes[13] señalan las deficientes condiciones
de seguridad del local de la Discoteca Utopía; no tenía señalamientos de salida indicados
correctamente, ni alarma de incendio, no existía tampoco un plano general de evacuación y
las luces de emergencia no tenían la duración necesaria, se rebasó la capacidad del local,
el cual como se ha manifestado no tenía licencia de funcionamiento, y existían muebles que
obstruían la circulación para la salida de emergencia nº 2. El mismo imputado admite que
no adquirió extintores porque no imaginó el incendio, pese al reglamento operativo del centro
comercial donde funcionaba este local; además, según el manual de Diseño y Habilitación
de Locales del Centro Comercial, todo salón de uso comercial debía contar como mínimo
con un detector de humo conectado a la red general del Centro y debía colocar sprinklers
de acuerdo a las normativas vigentes de Seguridad en el Perú, conectados a la red general
del Centro Comercial, lo que no ocurrió en el presente caso. Los datos fácticos
señalados supra, se subsumen dentro del tipo de una comisión por omisión prescrita en el
primer párrafo Art. 13º del código sustantivo, “(…)si tiene el deber jurídico de impedirlo
(…)”. Ello, como se ha sostenido inicialmente, configura para el imputado, la posición de
garante frente a las víctimas. La condición de dirección y/o administración de una persona
jurídica dedicada a actividades comerciales en el rubro de entretenimiento como es el caso,
establece normativamente un deber jurídico de cuidado, sobre todo, cuando se trata de la
realización de actividades que por su naturaleza podrían lesionar bienes jurídicos tutelados
por el derecho penal. La calidad de Gerente General, cuyas funciones se encuentran
plasmadas en una norma extra penal – Ley General de Sociedades – así como en los
estatutos fundacionales de una sociedad mercantil, establecen en términos cualitativos el
nivel de responsabilidad frente a la misma sociedad y terceros que posee él órgano de
gerencia y/o administración; además, las normas administrativas referidas al permiso de
funcionamiento y medidas de seguridad – también extrapenales – son emitidas por órganos
administrativos del estado – Municipalidades – cuyas pautas tienen carácter imperativo para
los administrados que desarrollen determinadas actividades comerciales, máxime, si como
se ha expuesto anteriormente, la actividad que se ejecuta informa cierto riesgo en la
integridad física o tranquilidad de la colectividad. Es por ello, que en el presente caso, la
omisión de no ejecutar las medidas concernientes a la seguridad del establecimiento Utopía,
configura la infracción de un deber objetivo de cuidado, que para el caso ha sido corroborado
probatoriamente por las instrumentales citadas supra.

d) De esta manera, nos encontramos en un punto del análisis donde se debe dejar sentada
la posición asumida, que no es otra que la concurrencia del dolo eventual por parte del
imputado; así, comprobado el resultado lesivo producto de la conducta omisiva peligrosa;
según las reglas de atribución del conocimiento aplicadas a Percy Edward North Carrión
acerca de la peligrosidad de su conducta, quien la ha definido dentro de sus argumentos de
defensa como un actuar imprudente – culpa consciente; sobre todo al encontrarnos ante
delitos de resultado, la doctrina y la jurisprudencia mayoritarias entienden que, para poder
hablarse de una realización dolosa, es necesario que el imputado se haya representado el
riesgo concreto de producción del resultado típico que creaba con su conducta.[14] Esto,
podemos realizarlo en el presente caso haciendo uso de la prueba de indicios, que consiste
en la aplicación de máximas de experiencia a hechos de naturaleza objetiva previamente
probadas. Por consiguiente, los elementos indiciarios con que contamos descritos en el
punto C) de éste informe, nos llevan a asumir, luego de una valoración normativa de su
conducta, que efectivamente, existe dolo eventual; a) la creación de un riesgo jurídicamente
desaprobado, como es el uso de objetos inflamables dentro de un recinto cerrado abarrotado
de personas, que carece de los mecanismos de seguridad propios para salvaguardar la
integridad física de quienes se encuentran expuestos a dicho peligro, es una manifestación
de la aceptación del imputado de conformarse con el resultado que habría de producir una
actividad altamente peligrosa como la descrita; esta fuente de peligro, per se, constituye el
primer indicio de presunción de que el imputado conocía perfectamente de la peligrosidad
de su conducta; b) La falta de habilitación de mecanismos de seguridad que presentaba la
discoteca Utopía, representa el segundo indicio para inferir que la conducta del imputado,
desde una perspectiva de previsibilidad objetiva de los posibles consecuencias, produciría
los resultados lesivos con los que nos encontramos. Si bien es cierto, como se ha sostenido
anteriormente, la fuente de peligro creada a partir del uso de instrumentos de fuego; per se,
constituye el origen del curso peligroso de los hechos, los resultados dañosos podrían haber
sido evitados relativamente si el local donde operaba la discoteca y donde se expandía el
fuego, hubiera contado con todos aquellos medios de precaución y seguridad del que
precisamente carecía. Bajo este supuesto, la omisión por parte del imputado y en su calidad
de gerente general de dicho Discoteca – Posición de Garante – de no haber implementado
dichos sistemas dentro del local siniestrado a efectos de proteger bienes jurídicos protegidos
por el derecho penal, rebasan la lógica de previsibilidad que posee un individuo
medianamente diligente a la hora de mantener la regularidad de sus actos dentro de lo que
manda el ordenamiento jurídico. Allí donde la norma extrapenal establece un deber jurídico
de fiel observancia por parte del ciudadano, el derecho penal no debe dejar de advertir su
plena concreción; sobre todo cuando su no cumplimiento u omisión, incide directamente
sobre valores jurídicos protegidos. Por consiguiente, como lo ha señalado ROXIN, la
valoración de la conducta desplegada por el imputado, no puede prescindir de parámetros
normativos de valoración. El sustrato de esta valoración no puede limitarse a determinada
representación de peligros. Más bien, el juicio sobre si el autor – así sea bajo una
emergencia y de manera eventual – se ha decidido en contra del bien jurídico protegido,
tiene que ser emitido considerando todos los elementos objetivos y subjetivos de los hechos,
relevantes para la actitud de dicho autor. Bajo este presupuesto, a merced del presente
caso, nos es posible afirmar que la representación hecha por el imputado acerca de la
peligrosidad de su conducta, le debió necesariamente a concluir que el resultado no sería
otro que un perjuicio para los asistentes del lugar. Si tomamos en cuenta el uso de objetos
con fuego dentro del local abarrotado de personas, que ya es otra infracción del deber de
cuidado; la falta de implementación de medidas de seguridad en casos de siniestros, la
presencia de material obstructivo en los pasadizos de salida del local, la falta de
señalización, entre otras circunstancias, nos debe llevar a la conclusión, dentro del ámbito
de representación del peligro, que todas estas condiciones agravan la materialización de la
infracción del deber de cuidado que poseía el imputado en su posición de garante frente a
los agraviados por las muertes y lesiones graves producidas; a pesar de la presencia de
estas circunstancias, él prosiguió con su conducta peligrosa decidiéndose contra los bienes
jurídicos protegidos penalmente; así, la diligencia que establece la norma lo orientaba a
evitar el resultado lesivo, entonces, expuesto así el curso de los hechos y la valoración
normativa que de ellos se realiza, es imposible asumir que a pesar de conocer las
circunstancias y la peligrosidad de la conducta desplegada, no era previsible asumir que el
resultado no sería otro que la lesión de los derechos de los concurrentes. Se materializa
entonces el presupuesto del peligro de Dolo que defiende Ingeborg Puppe: “Un peligro de
Dolo es aquel que solamente colocaría un autor razonable cuando se conforme con la
producción del resultado, lo haga suyo(…)”. Es decir, estamos ante la concurrencia del dolo
eventual.

e) Finalmente, objetando lo sostenido por el imputado, es mi posición que en el presente


caso no ha existido una actividad imprudente por su parte, esto de acuerdo a las
consideraciones expuestas en los apartados precedentes. Es necesario precisar que al
hablar de una actuación imprudente llevaría a valorar en la conducta del imputado, cuando
menos la existencia de la implementación de medidas de seguridad dentro del local, es decir,
si bien el origen del incendio se debió al uso de fuego dentro de la discoteca, estaríamos
frente a una imprudencia o culpa consciente si el imputado hubiera tomado alguna medida
que evitara potencialmente el resultado dañoso que ocasionó, y esta supondría para el caso
en concreto, la adopción de mecanismos que salvaguardaran la integridad física de los
concurrentes a la discoteca, a pesar de la creación del riesgo por medio de acrobacias con
fuego. Tendríamos el siguiente escenario; se inicia el fuego dentro de la discoteca, pero
sería repelido mediante las medidas de seguridad adoptadas correctamente conforme a lo
dispuesto por la autoridad competente; entonces, habría una actuación imprudente por
autorizar el uso de agentes inflamables dentro del local abarrotado de gente, confirmándose
ésta en la valoración de la representación de la peligrosidad de la conducta por parte del
imputado: éste no aceptó el resultado que podría provocar su conducta peligrosa, y al no
conformarse, hizo uso de los medios de seguridad para mantener la vigencia de la norma y
así, la protección de los bienes jurídicos involucrados.

VI. Conclusiones

1. El dolo eventual supone la valoración de la conducta desplegada por el autor, no puede


prescindirse de parámetros normativos de valoración. Percy Edward North Carrión, desplegó
una conducta peligrosa, consistente en la omisión de implementar las medidas de resguardo
necesarias para la actividad que desarrollaba, la valoración normativa que confirma la
doctrina presupone el análisis del comportamiento del imputado durante el curso de los
hechos; así, en el presente caso se evidencia que éste si pudo advertir y prever la
peligrosidad de su conducta y del resultado dañoso producido.

2. La concurrencia de una conducta imprudente en el presente caso es negada y


fundamentada en las consideraciones expuestas anteriormente; a saber, esta fórmula
también requiere de la representación mental del agente sobre los posibles resultados o
consecuencias de su conducta, éste proceso psicológico lo determina, de acuerdo a las
condiciones o circunstancias objetivas en la cual se realiza la conducta, a suponer o esperar
que el resultado típico no se concretice, por consiguiente, aquí, el sujeto no se conforma ni
acepta la consecuencia resultante. El imputado – gerente general de la Discoteca Utopía –
en la materialización de los actos peligrosos que se le imputan – que produjeron el resultado
muerte y lesiones graves – demostró una indiferencia respecto al resultado, lo cual evidencia
su determinación contra los bienes jurídicos lesionados.

3. Finalmente, estaremos ante un dolo eventual cuando alguien simplemente acepta, se


conforma o se resigna con la realización del tipo legal, desea la realización y, por
consiguiente actúa dolosamente; en la práctica estos requisitos pseudo volitivos como el
aceptar, conformarse o resignarse se deducen sobre todo, de la circunstancia de que un
sujeto no haya desistido de su conducta pese a ser consciente del riesgo de realización
típica que conllevaba.

[1] Roxin, Claus. “La Teoría del Delito en la Situación Actual”, Editora Jurídica Grijley, Lima,
2007. Pàg.190.

[2] “Der Vorstellunsinhalt des dolus eventualis”, ZStW 103 (1991), P. 1 Y SS.; “Vorsatz und
Zurechnung”. 1992, p.

35 y ss.; “Strafrecht als Kommunikation”, en L.H. a Grünwald, 1999, p. 469 y ss.

[3] Sentencia del Tribunal Supremo Español, del 23.04.92 – Caso Colza, Exp. N° 306-2004,
Primera Sala Penal

para Procesos con Reos en Cárcel (Cuadernos de Investigación y Jurisprudencia, Centro


de

Investigaciones Judiciales ( N° 7, PP. 236 y ss.)

[4] Ejecutoria Suprema de 3 de enero de 1997, SP. RN. N° 3365-96-Piura.


[5] Hurtado Pozo, José; Prado Saldarriaga, José. Manual de Derecho Penal, Parte General,
Tomo I, Idemsa, 4º

Edición, Lima, 2011, Pág. 451.

[6] Caro John, José. Diccionario de Jurisprudencia Penal, Grijley, Lima, 2007, p. 168.

[7] Exp. N° 167-97.P/COR-Camaná. Armaza Galdós, Jorge y Zavala Toya, Fernando, La


Decisión Judicial.

Para leer el derecho positivo a través de la jurisprudencia, Gaceta Jurídica, Lima 1999, p.
26.

[8] Hurtado Pozo, José; Prado Saldarriaga, José. Manual de Derecho Penal, Parte General,
Tomo I, Idemsa,

4º Ediciòn, Lima, 2011, Pàg. 452.

[9] Raguès i Valles, Ramón. Consideraciones sobre la Prueba del Dolo. REJ – Revista de
Estudios de la

Justicia – Nº 4 – Año 2004, Pág. 14.

[10] R.Nº 4230-98-Puno, SPSsP.

[11] Acuerdo Plenario Nº 3-2009-CJ-116, VPJSPSsPT

[12] Cancio Melia Manuel. Aproximación a la Teoría de la Imputación Objetiva. Ed. Rubinzal-
Culzoni,

Santa Fe , República Argentina, 2004, pág. 422.

[13] Informe Técnico Nº 00090-2002-SRDC-02; Informe de DEPREIN Nº 010-2002, del Dir.


de Investigación de Incendios del Cuerpo General de Bomberos; Acta de Comprobación
policial; Diligencia de Ratificación de la Inspección Ocular y Dictamen Pericial que corre en
el Exp. principal a fs. Trece mil ochocientos sesenta y cuatro.

[14] La Distinción entre conocimiento en abstracto del peligro – que da a lugar a la


imprudencia – y conocimiento en concreto – que da lugar al dolo – es acogida en diversas
resoluciones del Tribunal Supremo Español, como entre otras, la STS del 5 de febrero de
1997.

S-ar putea să vă placă și