Sunteți pe pagina 1din 14

La maravilla del vínculo afectivo

Autor: Dr. David Chamberlain

Area: Parto Natural » El Bebé

«Cuando no se ha podido establecer el vínculo afectivo, sobre esa relación pende, como una sombra,
una inexplicable falta de intimidad»

Crear vínculos es bastante sencillo, pero no siempre fácil; puede ocurrir, pero igualmente, puede que no ocurra
y, por muy extraordinario que parezca, algunos han entendido mal el concepto y lo hicieron parecer innecesario.

Crecer desde la amorosa conexión de corazones que une a los padres con las madres va a ser el punto de
partida del nuevo vínculo amoroso que van a tener ellos con los bebés que co-crean. Cuando tiene lugar la
concepción los padres dirigen sus pensamientos de forma natural hacia el futuro bebé. Incluso cuando
inicialmente están sorprendidos por el embarazo (caso bastante frecuente), normalmente se adaptan con
rapidez a la nueva situación, abrazan al bebé emocionalmente, lo celebran y empiezan a organizar sus vidas en
función de este gran acontecimiento. El término científico utilizado para este proceso es el de crear vínculos.

En 1976 este nuevo término apareció por primera vez de forma silenciosa en el mundo a través del título de un
libro, «Crear vínculos materno-infantiles», escrito por dos profesores americanos de pediatría, Marshall Klaus y
John Kennell. Con las publicaciones actualizadas en 1983 y 1995 la importancia revolucionaria de este concepto
llegó a establecerse y hoy en día es una expresión familiar en todos los idiomas del mundo. Sin embargo, la
gente todavía pregunta, «¿qué es?», «¿crear vínculos es un proceso real, verdadero y necesario?» Y finalmente
la pregunta práctica: «¿cómo hay que hacerlo?» Crear vínculos es igual de sencillo (y misterioso) e igual de fácil
(o difícil) que el amor mismo. Normalmente el amor que sienten los padres hacia sus bebés no supone ningún
esfuerzo y es espontáneo, pero, tal como observaron Klaus y Kennel hace un cuarto de siglo, hay cosas pueden
interferir en esta conexión valiosísima y como resultado la vida puede arrancar en la dirección equivocada. Es un
hecho comprobado: algunas madres y padres no desarrollan nunca este esperado apego. En su lugar, afirman
sentirse desvinculados de aquel niño en particular a pesar de no saber el motivo. Pueden pasarse años buscando
con ansia algún camino para establecer esta conexión de corazones que, de alguna forma, falló al principio.

Los fallos en la creación de vínculos pueden tener verdaderamente consecuencias dolorosas. Una falta
inexplicable de intimidad pende sobre su relación diaria como un sombra. Confianza y verdadera amistad
parecen cosas imposibles de alcanzar. Por mucho que intenten complacerse unos a otros, siempre los separará
un vacío. Otros tipos de daños pueden ser más imperceptibles. Klaus y Kennell descubrieron que las madres
separadas de sus bebés por un período de tiempo muy largo después del parto se quedaban con dudas acerca
de su situación: ¿de verdad tenían un bebé? El parto parecía más bien un sueño. Dudaban de que el hospital le
hubiera dado el bebé correcto.
En madres desvinculadas, la lactancia no tenía tanto éxito o, si se elegía esta posibilidad, el proceso se
interrumpía prematuramente.

Estas madres parecían más confusas que seguras de sí mismas y se sentían dudosas a la hora de aprender la
rutina del cuidado diario del bebé. En casos más extremos la irritabilidad y rabia hacia el bebé crecían hasta
llegar al abuso infantil: estos bebés de madres desvinculadas presentaban una mayor probabilidad de volver
lesionados al hospital. Un estudio de 1994 sobre 8.000 mujeres mostraba que los bebés no deseados tienen un
riesgo 2,5 veces mayor de fallecer en los primeros 28 días después del parto. De una forma inexplicable los
bebés de las madres desvinculadas pueden no lograr subir de peso o caer enfermos. Durante la última década,
en una serie de estudios clínicos en California se descubrió una correlación importante entre los fallos aparentes
de vinculación y la frecuencia del asma en los niños. Hechos como éstos demuestran que el vínculo afectivo es
una realidad profunda y conlleva una variedad de consecuencias para bien o para mal.

«Cuando no se ha podido establecer el vínculo afectivo, sobre esa relación pende, como una sombra, una
inexplicable falta de intimidad»

Cuando aparecieron por primera vez los estudios sobre la vinculación afectiva resaltaron la importancia del
«período crítico» inmediato después del parto, cuando tendrían lugar una cadena de milagros, anteriormente
dejados íntegramente en manos de la Madre Naturaleza. La química del cuerpo asociada con el trabajo de parto
y el expulsivo lleva a madres y bebés a un íntimo acercamiento donde el mero contacto de los labios del bebé
con el pezón estimulan una cascada de hormonas del amor que bendicen tanto a la madre como al bebé. Estas
hormonas favorecen la expulsión de la placenta, ayudan a contraer y recuperar el útero, reducen el sangrado
postparto y facilitan la subida inicial del valioso calostro y posteriormente, de la leche materna. Mientras tanto,
el neonato estaría en un excepcional estado de «alerta tranquila» que favorece el rápido aprendizaje y la toma
de contacto personal durante una hora más o menos después del parto -antes de caer en largos períodos de
sueño. Durante este corto período de posibilidades, si no son molestados, el bebé y la madre entran en una
especie de embelesamiento, mirándose mutuamente y experimentando una serie de emociones y sensaciones
físicas placenteras ampliadas en el nuevo entorno fuera del útero. Muchos hechos de este tipo resaltan la
compleja orquestación vital del nacimiento y les dan a los lazos afectivos su carácter milagroso y necesario.

Estas secuencias del parto, tan positivas y naturales, eran la norma para la mayoría de los humanos hasta
mediados del siglo XX, cuando los partos cambiaron de repente el escenario hogareño por los hospitales, los
cuidados de las matronas (en su gran mayoría mujeres) por los de los médicos (en su mayoría hombres) y las
prácticas comunitarias por los protocolos médicos. Estos cambios desgarradores eran algo más que cambios de
emplazamiento: la filosofía y la práctica también cambiaron. Los partos tenían lugar a través de la «atención
controlada» por parte de profesionales ajenos a la familia -ellos hacían (e imponían) todas las reglas.

«Durante el período crítico después del parto tienen lugar una cadena de milagros químicos que llevan a la
madre y al bebé a establecer un estado de embelesamiento básico para el desarrollo del vínculo afectivo»

Así empezó a caer un velo de misterio sobre los partos mientras a los padres, familiares y amigos se les prohibía
participar de este evento. Durante una generación, solamente las enfermeras y los médicos sabían lo que
ocurría detrás de las puertas cerradas, anulando de una forma muy eficiente cualquier educación natural de los
niños, mujeres jóvenes, madres y otras ayudas potenciales para los futuros partos. Las normas de los hospitales
mandaban a los recién nacidos al nido inmediatamente después del parto, a menudo antes de que las madres o
padres pudieran verlos o tocarlos. El tipo de privacidad que la nueva familia necesita para relacionarse unos con
otros -un rasgo esencial del parto desde los comienzos del tiempo- fue erradicado mientras la separación y el
aislamiento llegaban a ser la prioridad principal.

Históricamente, cuando los argumentos sobre el vínculo afectivo aparecieron en los años 70, el descarado
control médico sobre los nacimientos estaba en su apogeo, después de haberles quitado todo el poder a los
padres y haber hecho el parto natural prácticamente imposible. En el parto visto como un proceso «científico»
habían desaparecido casi todos los significados humanos y personales que habían alentado los hombres y las
mujeres durante miles de años. Se habían violado las necesidades psicológicas esenciales de los padres y los
bebés por igual.

Si uno se pregunta cómo pudo crecer tan rápidamente una nueva cultura tan radical del parto tendrá que tener
en cuenta el enorme poder y gancho de la ciencia en el siglo XX. Añádase a esto el miedo subyacente asociado
siempre a la incertidumbre del parto y se podrá sacar la conclusión de quela gente estaba deseosa de ver en la
ciencia una garantía para el parto seguro y perfecto -una ilusión que no está todavía reconocida como tal.

Analizando otra faceta de la ciencia podemos explicarnos el derribo repentino del parto tradicional. Durante el
pasado siglo XIX, con el desarrollo del estudio científico del sistema nervioso y del análisis científico de la
gestación, nacimiento e infancia, una ciencia demasiado segura de sí misma -y esto incluye por igual, medicina y
psicología- enseñaba que los bebés no tenían esencialmente ni sentidos físicos ni mente.

Los recién nacidos -insistían los expertos- no tenían todavía capacidad para el dolor y, aunque parecieran tener
dolor, éste sólo era un reflejo, no una experiencia personal. Este razonamiento se utilizaba para justificar la
cirugía mayor y las operaciones con complicaciones en bebés sin anestesiar, sólo con analgésicos hasta ¡hace
sólo 16 años! Para empeorar las cosas, las mismas autoridades anunciaron que los recién nacidos no tenían
posibilidad alguna de recordar cualquiera de las experiencias vividas en el útero o al nacimiento -
independientemente de la naturaleza de estas vivencias. Los psicólogos, de hecho, enseñaban que los neonatos
ni siquiera reconocen a sus progenitores como padres, sino solamente como objetos en un mundo lleno de otros
objetos.

Con este conjunto de creencias -desde entonces se ha demostrado que todas son falsas- ni los médicos ni los
padres tenían por qué preocuparse sobre las malas experiencias que podía tener un bebé antes o después del
nacimiento. Como eran virtualmente sordos, mudos y ciegos, los obstetras podían tratarlos de cualquier forma
que ellos considerasen necesaria. Por desgracia, estas opiniones penetraron en los protocolos de tratamiento
rutinario seguidos por todos los obstetras. Un poco más tarde, los protocolos de tratamiento que se iban a
utilizar en la nueva especialidad de neonatología con los recién nacidos más débiles se elaboraron en base a los
mismos falsos fundamentos. En definitiva, si un bebé no tenía ni sentidos, ni psique, ¿cómo iba a darse cuenta
de que le estaban dando múltiples puntos, cortes con bisturí y cirugías de otro tipo? ¿Y cómo podía notar la
diferencia entre pecho y biberón?.

Muchos padres se dejaron convencer aceptando sin rechistar el nuevo modo científico de dar a luz. Desde
nuestra perspectiva de hoy es un hecho desafortunado que las madres y los padres raramente se rebelaron
cuando los expertos los avisaron de que tenían que renunciar a las mecedoras, renunciar al parto normal a favor
del quirúrgico, sustituir la leche materna por la de vaca, alimentar según un esquema estricto en vez de hacerlo
cuando el bebé tuviera hambre, no hacerle caso a los bebés cuando lloraran y crear en su casa un «nido» como
el de los hospitales. Hoy, estos malos consejos han sido rechazados masivamente y a la mayoría de los bebés se
les ahorra este sufrimiento innecesario que aguantaron otras generaciones durante medio siglo.

Por suerte, hoy en día los padres de todo el mundo tienen criterios más independientes y están más preparados
para tratar a un bebé -cualquiera que sea su edad- como a un ser humano.

«Al cambiar el escenario de los nacimientos de la casa al hospital se violaron las necesidades psicológicas tanto
de los padres como de los bebés»

Es más, espero que puedan evitar el error que se dice de que crear vínculos es como un pegamento que se
endurece en seguida y que consolida a una familia sólo si se aplica durante la hora siguiente al parto. (A finales
de los años 70, en una reunión convocada por la Asociación Médica Americana, aunque parezca mentira, los
médicos decidieron que 10 minutos era tiempo suficiente para permitir crear vínculo después del nacimiento -
visto en retrospectiva parece un ejemplo divertido de la teoría del pegamento aplicada por los médicos).

Tal como lo entendemos ahora, el hecho de crear vínculos no se limita a un período determinado. Claramente, el
vínculo afectivo puede comenzar de forma contundente desde antes de la concepción o en cualquier momento
después, lo que significa que el amor es bienvenido en cualquier época durante el embarazo y, por supuesto, es
completamente apropiado en los momentos siguientes al parto, cuando la combinación de las fuerzas fisiológicas
y psicológicas son tan beneficiosas. Esta verdad es especialmente importante para los padres que llegan tarde
en el proceso de adoptar un bebé. TODAS las partes involucradas en una adopción deberían tener cuidado en
proporcionarle amor sincero al bebé lo más temprano posible.

Este tipo de razonamiento está basado en la nueva y acumulante evidencia de que los bebés comparten con
nosotros el misterioso regalo de la conciencia humana sin importar su edad y sus limitaciones físicas. Son
capaces de recibir y responder a los «lazos de corazón» a los que nosotros llamamos vínculo afectivo en
cualquier momento, y cuanto antes, mejor. A pesar de contradecir las teorías tradicionales de la psicología del
desarrollo, esta interpretación es coherente con los otros descubrimientos acerca de los movimientos voluntarios
del cuerpo, la expresión personal y el desarrollo sensorial -que ocurren mucho antes de lo que se pensaba antes.

«La idea de los profesionales de que los recién nacidos no tenían capacidad para sentir justificaba el aislamiento
de los nidos, la intervención rutinaria durante el parto, la sustitución de la leche materna por la de vaca...»

El aprendizaje y la memoria se complementan una a otra y funcionan mucho antes que las partes del cerebro
utilizadas para explicarlas, y así como lo demuestra el estudio de gemelos en el útero, los bebés son capaces de
tener una relación fraternal y seguramente tienen la misma capacidad para crear vínculos con un progenitor.

«Los bebés sienten de manera telepática si son deseados y amados o no»

Esta información es lógica también con la evidencia de que los bebés sienten de forma telepática si son
deseados y amados o no, y pueden recibir y responder a las comunicaciones urgentes durante una
amniocentesis, una cirugía intrauterina, el parto o procedimientos complicados en la unidad neonatal de
cuidados intensivos. Esta nueva y ampliada descripción paradigmática de los bebés obviamente nos lleva hacia
un terreno de la mente y del espíritu que está más allá del cerebro.

Los padres que están preparados pueden asumir que sus bebés ya están dotados de la inteligencia profunda que
se necesita para crear vínculos.

¿Cómo obtener estos lazos afectivos? Empezando ya a cantarles nanas o mandándoles esos mensajes
intencionados y explícitos de bienvenida y de amor de vuestros corazones hacia el suyo.

Haceros a la idea de que esta vía de comunicación tiene capacidad para aguantar todos los mensajes sinceros y
serios. Y esperad pacientemente por las «vibraciones» invisibles que están por llegar.

David Chamberlain
Autor de "La mente del bebé recién nacido"

Artículos relacionados:

 El modo canguro de tener al bebé


 El nacimiento y los orígenes de la violencia

Libros relacionados:

 La mente del bebé recién nacido


 El bebé es un mamífero
 La cientificación del amor
 El concepto del continuum
 Crianza, violencias invisibles y adicciones

************************
David Chamberlain es uno de los pioneros en la creación del nuevo campo de la psicología pre y perinatal.
Lleva un cuarto de siglo dando conferencias por todo el mundo sobre la inteligencia de los recién nacidos y los
bebés dentro del útero y animando a los padres y los profesionales de la salud a valorar la calidad psicológica
del nacimiento.

Después de realizar un curso sobre Aplicaciones Clínicas de la Hipnosis en 1974, David descubrió que sus
clientes podían recordar detalles de sus experiencias en el vientre materno y durante el nacimiento. Esto lo
condujo a una nueva línea de trabajo en su carrera como psicólogo, investigador, escritor, profesor y
conferenciante sobre la desconocida mente de los bebés. Basándose en un estudio de diez parejas de madres e
hijos cuyos recuerdos de nacimiento eran reales, Chamberlain comenzó a investigar en la literatura científica
buscando información sobre las capacidades de los recién nacidos y los fetos, trabajo que ha continuado durante
casi tres décadas. El fruto de este trabajo es la mente del bebé recién nacido, una obra traducida ya a diez
idiomas y que ahora se publica en español.

En 1983 colaboró en la formación de la Asociación de Medicina y Psicología Pre y Perinatal (APPPAH), un lugar de
reunión para todas aquellas personas especialmente interesadas en los distintos aspectos psicológicos del
nacimiento. Ocupó, entre 1991 y 1999, el cargo de presidente de esta asociación, al tiempo que fundó su página
web (www.birthpsychology.com)

Además, ha editado diez vídeos de formación, incluyendo dos especiales de televisión en Japón y Corea. El Dr.
Chamberlain da clases en el Instituto Graduado de Santa Bárbara, un nuevo centro donde los estudiantes
pueden acceder a maestrías y doctorados en psicología pre y perinatal. Continúa escribiendo y practicando la
psicoterapia en las colinas de las Montañas de Sierra Nevada, en la ciudad de Nevada (California).

http://www.holistika.net/parto_natural/el_bebe/la_maravilla_del_vinculo_afectivo.asp
Lactancia materna y desarrollo de la inteligencia

Autor: Europa Press

Area: Parto Natural » Lactancia Materna

Un estudio destaca las ventajas de la lactancia materna en el desarrollo mental del bebé. Las
conclusiones de una tesis doctoral desarrollada en el Hospital Universitario Reina Sofía y la Facultad
de Medicina de Córdoba ponen de manifiesto las ventajas que en niños de 18 meses, edad de los
pequeños que han participado en el estudio, tiene el consumo de la leche materna frente a la leche
artificial.

El jefe de sección de Pediatría del hospital cordobés, Ramón Cañete, quien ha sido director de la tesis 'Influencia
de la lactancia materna sobre el desarrollo mental y psicomotor del niño a los 18 meses de edad', explicó que
mientras el estudio demuestra que los pequeños que han recibido leche materna 'son más inteligentes', el
desarrollo psicomotor no varía respecto a los bebés alimentados con leche artificial.

Cañete indicó que a pesar de los esfuerzos de la industria farmacéutica por intentar imitar las propiedades
naturales de este producto 'se puede llegar a imitar pero no a igualar porque se desconoce la composición
exacta de la leche materna'.

Algunas de las conclusiones del trabajo se publicaron el pasado mes de febrero en la revista 'Clinical Pediatrics' y
la tesis en su conjunto ha merecido el Premio de Nutrición José González Meneses Jiménez que concede la
Sociedad de Pediatría de Andalucía Occidental y Extremadura anualmente. Este reconocimiento, dotado con
3.000 euros, se entregará el viernes 28 de noviembre en un acto que conmemorará el 25 aniversario de la
concesión de este premio sanitario.

Concretamente, los niños que han recibido leche de su madre presentaron de 9 a 10 puntos más de inteligencia
—según la escala Bayley, que valora el desarrollo mental y psicomotor-, por lo que Cañete insistió en la
conveniencia de dar el pecho a los bebés porque 'esta leche contiene algunos lípidos como el ácido araquidónico
y decosahexaenoico que no están presentes en compuestos no naturales y actúan sobre el desarrollo neuronal'.

En el estudio, que ha sido la tesis doctoral de la médico generalista Manuela Gómez Sánchez y se ha prolongado
durante cuatro años, han participado 249 niños de ámbitos rurales y urbanos, a quiénes se les ha seguido su
evolución desde su nacimiento hasta los 18 meses de edad. En esta muestra infantil se valoró la inteligencia de
los progenitores (medida a través del test de Lattell), la escala social de procedencia (según la escala de
Graffar), la edad de la madre y el tipo de alimentación (natural o artificial).

Los profesionales recomiendan amamantar a los bebés hasta los cuatro o seis primeros meses de vida (además
de completar con otros compuestos cuando el niño no queda saciado) y añadir alimentación complementaria a
partir de este periodo.

Finalmente, Cañete explicó que dar el pecho al niño no sólo es beneficioso para éste sino también para la madre,
quien en su estrecha relación con el lactante recibirá una "potenciación de sus efectos maternos". También
señaló que la lactancia materna ha sufrido el devenir de las modas y, según las épocas y las clases sociales, ha
tenido connotaciones positivas unas veces y negativas otras.

Europa Press

http://www.holistika.net/parto_natural/lactancia_materna/lactancia_materna_y_desarrollo_
de_la_inteligencia.asp
Neurobiología del apego

La criatura fija su mirada en la mirada de su madre.


El comienzo del vínculo necesita intimidad,
y que no existan interrupciones.

Es la comprensión del delicado engranaje que se inicia nada más nacer el bebé o incluso antes.
Sabemos ahora que los bebés reconocen a sus madres desde el mismo momento del nacimiento
gracias al olfato (1,2,3), que por ello es importante no lavarles nada más nacer, ya que reconocen
a su madre por el olor a líquido amniótico y que prefieren escuchar su voz a cualquier otro
sonido (4,5). Cuando nacen vaginalmente y después de un parto sin drogas, los bebés están en
estado de alerta y están preparados para ser dejados sobre el vientre de su madre piel con piel.
Desde ahí saben perfectamente como llegar hasta su pecho y como iniciar la lactancia en las dos
primeras horas de vida.

Nada más nacer el cerebro del niño y el de la madre


están bañados en un mar de hormonas
que afectan profundamente
al establecimiento del vínculo

El bebé espera ser recibido por su madre


Nada más nacer el cerebro del niñ@ y el de la madre están bañados en un mar de hormonas que
afectan profundamente al vínculo y que en un futuro jugarán un papel importante en las
relaciones sociales que establezca el bebé conforme crezca. Así la oxitocina, la vasopresina, la
prolactina, y las endorfinas que también se producen durante el trabajo de parto influyen de
forma decisiva en la formación del vínculo.

De la misma manera que se va avanzando en el conocimiento neuroquímico de cómo se


establece el vínculo, cada vez es mayor la evidencia sobre como modificar ese equilibrio
hormonal de la madre, mediante sustancias como la oxitocina sintética en el parto, o de la
criatura, mediante la separación, puede alterar de por vida el desarrollo cerebral del bebé (6).

Extracto del artículo "De la teoría del vínculo a la neurobiología del apego".
Dra Ibone Olza. Médico psiquiatra infanto-juvenil.

1. Schaal, B., Marlier, L. y Soussignan, R. (1998). Olfatory function in the human fetus: Evidence from selective
neonatal responsiveness to the odor of amniotic fluid. Behavioral Neuroscience, 112, 1438-1449.
2. Schaal B, Marlier L, Soussignan R. Human foetuses learn odours from their pregnant mother's diet. Chem
Senses. 2000;25(6):729-737
3. Varendi H, Porter RH, Winberg J. Attractiveness of amniotic fluid odor: evidence of prenatal olfactory
learning?. Acta Paediatr. 1996;85(10):1223-1227
4. Fifer WP, Moon CM. The role of mother's voice in the organization of brain function in the newborn. Acta
Paediatr Suppl. 1994;397:86-93
5. Moon CM, Fifer WP. Evidence of transnatal auditory learning. J Perinatol. 2000;20(8 Pt 2):S37-S44
6. Carter, C. S. 2003. Developmental consequences of oxytocin. Physiology and Behavior. 79:383-97.

http://www.quenoosseparen.info/articulos/perjuicios/neurobiologia.php
De la teoría del vínculo a la neurobiología del apego
Dra Ibone Olza
Médico psiquiatra infanto-juvenil

John Bowlby (1907-1991) era un psiquiatra infantil británico que a partir de sus observaciones
con niños con dificultades e institucionalizados que habían sufrido graves carencias en la
relación con su madre elaboró la teoría del vínculo como teoría del desarrollo emocional. Mary
Ainsworth (1913-1999) psicóloga americana y discípula de Bowlby contribuyó de manera
fundamental al desarrollo de la teoría y de la metodología que permitió todas las investigaciones
posteriores.

En 1950 la Organización Mundial de la Salud encargó a Bowlby la redacción de un informe


sobre como atender a los niños que habían sido separados de sus padres por la segunda Guerra
Mundial. Bowlby entonces afirmó: � Consideramos esencial para la salud mental, que el bebé y
el niño pequeño experimenten una relación cálida, íntima y continuada con la madre (o
sustituto materno permanente), en la que ambos hallen satisfacción y goce� .

La teoría del vínculo, formulada sistemáticamente a partir de 1969, recibió fuertes críticas
iniciales pero posteriormente casi todo lo que propuso ha sido demostrado. Bolwby describe el
vínculo como un instinto biológico destinado a garantizar la supervivencia de los bebés. El
vínculo es el lazo que se establece entre el recién nacido y su madre, cumple la función biológica
de promover la protección, la supervivencia y en ultima instancia la replicación. En las décadas
que siguieron al desarrollo de la teoría se fueron estudiando las características del vínculo, por
una parte la importancia de la disponibilidad y sensibilidad de la madre y por otro el sistema de
conductas que desarrolla el bebé para conseguir que su madre esté cerca de él, lo que le permite
sentirse seguro y poco a poco empezar a explorar su entorno. A lo largo de toda esa serie de
interacciones entre la madre y el bebé se va estructurando el vínculo. Se describieron además los
tipos de vínculo que se agruparon en tres grandes categorías: el vínculo seguro, el vínculo
inseguro-ambivalente y el inseguro-evitativo

Ya en las primeras investigaciones realizadas en los años 70 se comprobó que los niños que se
habían vinculado de manera segura a su madre siendo bebés resultan ser mas cooperativos,
empáticos, competentes socialmente, mas interesados en aprender y explorar y mas seguros que
los niños que tenían un vínculo inseguro con sus madres de bebés.

Sabemos ahora que las relaciones de apego son la base segura que va a posibilitar la confianza y
seguridad en uno mismo que es fundamental para un adecuado desarrollo de la personalidad.
En la relación de apego se desarrolla la seguridad íntima del niño, la eficacia y valor que atribuye
a su autoconcepto, junto con aspectos de las relaciones personales íntimas, tales como la
capacidad de tener relaciones afectivas próximas, de procurar y recibir atenciones y de cuidar de
los otros.

Desde entonces numerosos estudios demuestran que la manera en que se desarrolla el cerebro
está fuertemente afectada por las relaciones tempranas del bebé, especialmente las que
establece con su madre y padre.

En las dos últimas décadas una buena parte de la investigación se ha centrado en desentrañar
los mecanismos químicos, neurológicos y hormonales que facilitan el vínculo entre el bebé y su
madre desde el parto, este campo se llama neurobiología del apego. Así se va avanzando en la
comprensión de ese delicado engranaje que se inicia nada más nacer el bebé o incluso antes.
Sabemos ahora que los bebés reconocen a sus madres desde el mismo momento del nacimiento
gracias al olfato (1,2,3) (y que por ello es importante no lavarles nada más nacer, ya que
reconocen a su madre por el olor a líquido amniótico) y que prefieren escuchar su voz a
cualquier otro sonido (4,5). Cuando nacen vaginalmente los bebés están en estado de alerta y
esperan ser dejados sobre el vientre de su madre piel con piel. Desde ahí saben perfectamente
como llegar hasta su pecho y como iniciar la lactancia en las dos primeras horas de vida.
Pero es que además nada más nacer el cerebro del niño y el de la madre están bañados en un
mar de hormonas que afectan profundamente al vínculo y que en un futuro jugarán un papel en
todas las relaciones sociales que establezca el bebé conforme crezca. Así la oxitocina, también
conocida como � hormona del amor� hace que la madre sienta un enamoramiento de su bebé
que le facilitará enormemente el cuidarle durante los primeros años de vida y en el cerebro del
bebé hace que ese amor materno sea recíproco. La vasopresina que es una hormona muy
relacionada con la oxitocina también está en juego y al parecer interviene igualmente en el
desarrollo del vínculo que marcará las futuras relaciones sociales e incluso sexuales. Otra
hormona, la prolactina, empieza entonces su labor permitiendo la producción de leche y
haciendo que para la madre la lactancia sea algo espontáneo, relajante y sencillo. Otras
sustancias como las endorfinas que también se producen durante el trabajo de parto van a hacer
que ese primer encuentro sea muy placentero para los dos y que por decirlo de alguna manera
madre y bebé se enganchen de la mejor manera posible.

De la misma manera que se va avanzando en el conocimiento neuroquímico de cómo se


establece el vínculo cada vez es mayor la evidencia de que alterar ese equilibrio hormonal de la
madre mediante sustancias como la oxitocina sintética en el parto o del bebé mediante la
separación puede alterar de por vida el desarrollo cerebral del bebé (6). La separación de la
madre supone un estrés enorme para el bebé, que hace todo lo posible por reunirse con su ella
mediante el llanto. Si pasado un tiempo prudencial no consigue reunirse con ella el bebé deja de
llorar: esto no significa que esté bien sino todo lo contrario, su cerebro siente que su vida corre
peligro y decide pasar a un modo de � ahorro energético� por decirlo de alguna manera que
tiene mucho que ver con la vivencia de la desesperación. Son numerosos los estudios que han
comprobado como ese enorme estrés que supone ser separado de la madre en las primeras
horas de vida afecta el neurodesarrollo: al llorar el bebé produce niveles altísimos de cortisol que
pueden ser dañinos para su propio cerebro (7,8). En los estudios realizados con ratas y monos se
ha comprobado cómo esto afecta al desarrollo de partes del cerebro cruciales para la conducta
social y afectiva como son el hipocampo o la amígdala (9). Los estudios en humanos han
demostrado que igual que el cortisol (la hormona que se produce cuando estamos estresados)
que libera la embarazada estresada daña al bebé (10) también se sabe que en esas primeras
horas y días de vida el estrés del bebé por la separación puede llegar a ser muy neurotóxico.

Los estudios realizados con niños adoptados también arrojan cierta luz sobre las consecuencias
que esa separación temprana acarrea en el desarrollo neurológico. Así un estudio reciente
americano comprobó que los niños producen oxitocina cuando juegan con sus madres. Sin
embargo los niños que habían sido adoptados (tres años antes y por familias muy amorosas) no
respondían de igual manera y no producían oxitocina tras jugar con sus madres, lo que llevo a
los investigadores a concluir que separaciones muy tempranas de la madre biológica pueden
dejar secuelas en el sistema neurohormonal de los bebés que persisten mucho tiempo después
de haber sido adoptados (11).

Todo esto nos lleva a concluir que cada vez es mayor la evidencia de que separar a los recién
nacidos es una práctica dañina y estresante tanto para los bebés como para las madres que
puede dejar secuelas y afectar al neurodesarrollo infantil y al vínculo del que va a depender en
buena parte la salud mental del niño. Por todo ello pensamos que tan sólo las situaciones de
grave y urgente riesgo vital pueden justificar el separar a un bebé de su madre.

En cuanto a como tratar las secuelas de la separación todavía es escasa la información científica
en este sentido, pero parece razonable pensar que los tratamientos deberán ser siempre para la
díada madre-bebé e incluir además al padre y ser respetuosos y potenciadores de la fisiología del
vínculo madre-bebé (12). Por todo ello es previsible que la lactancia materna, el contacto piel
con piel prolongado y prácticas como el masaje infantil, el colecho o el cargar a los bebés y niños
en brazos, prácticas todas ellas recomendables para favorecer el apego seguro tengan también
un alto poder terapéutico para los niños que han sido separados de sus madres de manera
temprana y/o que no han recibido un cuidado adecuado en los primeros meses de vida (13).

BIBLIOGRAFÍA
1. Schaal, B., Marlier, L. y Soussignan, R. (1998). Olfatory function in the human fetus:
Evidence from selective neonatal responsiveness to the odor of amniotic fluid.
Behavioral Neuroscience, 112, 1438-1449.
2. Schaal B, Marlier L, Soussignan R. Human foetuses learn odours from their pregnant
mother's diet. Chem Senses. 2000;25(6):729-737
3. Varendi H, Porter RH, Winberg J. Attractiveness of amniotic fluid odor: evidence of
prenatal olfactory learning?. Acta Paediatr. 1996;85(10):1223-1227
4. Fifer WP, Moon CM. The role of mother's voice in the organization of brain function in
the newborn. Acta Paediatr Suppl. 1994;397:86-93
5. Moon CM, Fifer WP. Evidence of transnatal auditory learning. J Perinatol. 2000;20(8
Pt 2):S37-S44
6. Carter, C. S. 2003. Developmental consequences of oxytocin. Physiology and Behavior.
79:383-97.
7. Christensson K, Cabrera T, Christensson E, Uvn� s-Moberg K, Winberg J. Separation
distress call in the human neonate in the absence of maternal body contact. Acta
Paediatr. 1995 May;84(5):468-73
8. Schore, A. Attachment, affect regulation and the developing right brain: Linking
developmental neuroscience to pediatrics Pediatrics in Review, 2005, 26, 204-211
9. Zhang LX, Levine S, Dent G, Zhan Y, Xing G, Okimoto D, Kathleen Gordon M, Post RM,
Smith MA. Maternal deprivation increases cell death in the infant rat brain. Brain Res
Dev Brain Res. 2002 Jan 31;133(1):1-11
10. Talge N., Neal C., Glover V. Antenatal maternal stress and long-term effects on child
neurodevelopment: how and why? Journal of Child Psychology and Psychiatry 2007 48
(3-4), 245� 261.
11. Wismer Fries A., Ziegler T., Kurian J.R.; Jacoris, S., Pollak D. Early experience in
humans is associated with changes in neuropeptides critical for regulating social
behaviour. PNAS, 2005, 102, 47, 17237-17240
12. Leckman JF, Mayes, L.C. Nurturing resilient children. Journal of Child Psychology and
Psychiatry 2007 48 (3-4), 221� 223.
13. Gribble, K.D. A model for caregiving of adopted children after institutionalization. J
Child Adol Psychiatric Nurs, 20, 1 14-26, 2007

http://www.quenoosseparen.info/articulos/perjuicios/teoriavinculo.php

S-ar putea să vă placă și