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Piedra del pectoral del sumo sacerdote

En ocasiones algunas historias increíbles resultan ser verdaderas y según


expertos, tal vez sea este el caso de una pequeña piedra de ónice que se
asegura que le fue entregada a un Caballero Templario hace más de mil
años y que permaneció en una familia, pasando de generación en
generación, y la cual parece ser de hecho, lo que su actual dueña asegura
que es: una gema del pectoral del sumo sacerdote en Jerusalén.

El pectoral era una prenda que el sumo sacerdote llevaba sobre el pecho
cuando entraba en el santuario o tenía que decidir cuestiones de gran
importancia. Consistía en una pieza de bordado doble, cuadrada de 25
centímetros, de tela muy fina. Estaba engarzado con doce piedras
preciosas, cada una de las cuales tenía grabado uno de los nombres de las
doce tribus y estaban colocadas en el mismo orden que le correspondía a las
tribus en su campamento en el desierto. Así, el sumo sacerdote llevaba
simbólicamente los nombres de las doce tribus sobre su corazón cuando
estaba delante de Dios.

¿Una piedra mágica?

Las piedras del pectoral del juicio del sumo sacerdote, son mencionadas en
la Biblia como “Urim y Tumim”- unas palabras que prácticamente no tienen
traducción. Jehová Dios le dijo a Moisés: “Y pondrás en el pectoral del juicio
Urim y Tumim, para que estén sobre el corazón de Aarón cuando entre delante
de Jehová; y llevará siempre Aarón el juicio de los hijos de Israel sobre su corazón
delante de Jehová” (Exo. 28:30). La palabra “Urim” aparece siete veces en
el Antiguo Testamento hebreo y “Tumim” cinco veces. Varias versiones de
la Biblia no traducen estas dos expresiones - “Urim y Tumim”, sino que las
dejan iguales, tal como en la versión en inglés King James al igual que
nuestra versión en español Reina Valera.

El Talmud, la recopilación de las discusiones rabínicas sobre leyes,


tradiciones, costumbres, narraciones, dichos, parábolas, historias y
leyendas judías, en Yoma 73a describe, cómo las preguntas eran colocadas
sobre el pectoral y las piedras se iluminaban indicando así la respuesta. El
libro de Samuel menciona como el “Urim y el Tumim” eran una de las tres
formas de comunicación divina, dice: “Y consultó Saúl a Jehová; pero Jehová
no le respondió ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas” (1 Sam. 28:6).

Asimismo dice en El Talmud, Yoma 21B, “Que el Urim y el Tumim se perdieron


cuando Jerusalén fue saqueada por los babilonios”. El libro de Esdras menciona
que después que concluyera el cautiverio en Babilonia, a los individuos que
no podían probar que eran descendientes de la casta sacerdotal antes de que
comenzara el cautiverio, se les requirió que esperaran hasta que los
sacerdotes estuvieran en posesión del Urim y el Tumim.

Además de las doce piedras montadas sobre el pectoral, estas dos piedras
de ónice estaban fijadas en monturas de oro sobre los hombros del sumo
sacerdote. “Y tomarás dos piedras de ónice, y grabarás en ellas los nombres de
los hijos de Israel; seis de sus nombres en una piedra, y los otros seis nombres en
la otra piedra, conforme al orden de nacimiento de ellos” (Exo. 28:9–10).

Los expertos creen que ésta podría ser una de esas dos piedras. Si es así,
entonces imbuido en ella está el poder de la profecía y tal vez desempeñe
un papel muy importante en el retorno de la casta sacerdotal para el servicio
del templo.

Un descubrimiento demasiado increíble para creerlo

En el año 2000, el doctor James Strange, un notable profesor en estudios


religiosos y arqueología, viajó a Sur África. Una amiga le sugirió que se
pusiera en contacto con una familia que ella había conocido allí, y que si
podía les ayudara con el avalúo de una piedra preciosa. Ellos eran personas
de escasos recursos y el doctor Strange era una tasador de gemas
reconocido, cuyos servicios eran muy requeridos.
El doctor Strange se reunió con la familia con la intención de entretenerse
un poco con ellos. En lugar de eso, quedó muy sorprendido por lo que le
mostraron y sobre esto le dijo al reportero de Breaking Israel News: “De hecho
me quedé verdaderamente asombrado ante la piedra preciosa, aunque la gema en sí
no era nada especial. Un ónice semiprecioso, con poco valor intrínseco”.

Pero el doctor Strange estaba completamente desconcertado con el objeto


que sostenía en sus manos, y comentó: “Ignoraba que alguien a finales de la
edad media, contara con la tecnología para cortar el hemisferio de una piedra preciosa
en tal forma, así que traté exhaustivamente de encontrar todas las explicaciones
posibles”.

Incluso mucho más asombroso que la piedra, es la inscripción inexplicable


dentro de ella, visible a través de la superficie transparente pueden verse dos
letras en hebreo antiguo. El doctor Stone escribió en su valoración de la
gema: “No hay tecnología moderna o antigua conocida por mí, por medio de la cual
un orfebre pudiera producir tal inscripción, ya que no se trata de un corte sobre la
superficie de la piedra, sino en su interior”.

El doctor Strange es un experto, pero cuando se enfrentó ante tal misterio


buscó ayuda. Se volvió a Ian Campbell, director del Laboratorio
Independiente de Piedras Preciosas de Color en Johannesburgo, y uno de
los principales gemólogos de Sudáfrica. Campbell al ver la piedra quedó
igualmente sin habla.

La estudió tratando de determinar su origen, ya que la historia del


propietario de que pertenecía al pectoral del Sumo Sacerdote le parecía
demasiado increíble. Sin embargo, la familia tenía documentación que
trazaba el origen de su antepasado, quien fue un varón del período de las
cruzadas y estuvo en la Tierra Santa en la edad media, y quien además
aseguró que la piedra se la había dado como recompensa el Sumo
Sacerdote. Pero... ¿era esto cierto?

La historia de mil años

De acuerdo con la tradición de la familia Auret, su antepasado llamado


Croiz Arneet deTarn Auret, recibió la piedra del Sumo Sacerdote, en
gratitud por haber ayudado en la liberación de Jerusalén alrededor del año
1189. La custodia de la piedra fue pasada en la familia Auret, de generación
en generación, a través de la línea masculina hasta el siglo XIX. Esa
tradición se rompió cuando Abraham Auret falleció en 1889, legando la
piedra a su hija, Christina Elizabeth.

Después que ella se casó con William James Hurst, la piedra dejó de tener
el nombre Auret y desde entonces fue pasando de madre a hija. Los
registros genealógicos meticulosamente conservados de la familia,
corroboran esta historia. La piedra siguió pasando como herencia y en la
actualidad está en posesión de una mujer anciana en Sur África que desea
que su nombre se mantenga en el anonimato.

A lo largo de los siglos ha permanecido bien impreso, imbuido en la


conciencia de cada uno de los miembros de esta familia, que fue la mano
de Dios la que realizó la misteriosa inscripción dentro de la piedra.

Los expertos están de acuerdo

El misterio de la piedra continúa. El doctor Strange notó que la gema no


tiene marcas externas, lo cual indica claramente que nunca fue montada
sobre un anillo o un collar, viéndose por lo tanto forzado a concluir que
probablemente se encontraba colocada sobre una placa grande o
pectoral. Dató la fecha en que se produjo esta gema, aproximadamente en
el siglo quinto antes de Cristo.

Como un tasador el doctor Strange no podía borrar todas las dudas, pero
ciertamente sí pudo avaluar la gema como algo único en el mundo. Y el
valor que la dio en su avalúo fue de $175 a $225 millones de dólares.

El señor Campbell, quien es gemólogo, fotografió la piedra a través del


microscopio confirmando que la misma no había sido abierta, ni cortada o
perforada en alguna forma para realizar la inscripción. Cuando se le pidió
que estimara su valor, escribió: “¿Cómo puede alguien lógicamente asignarle
valor a algo como esto, que se ha demostrado que es un artefacto
religioso?”. Terminando por estimar que $200 millones de dólares era “un
punto justo de partida”.

La propietaria de la piedra también consultó al profesor M. Sharon de la


Universidad de Witwatersrand. A este profesor, un experto en hebreo
antiguo, se le dio una fotografía de la gema. La foto un poco borrosa,
revelaba algo asombroso, pero él tenía que estar seguro. Intrigado, pidió
que le permitieran examinar la piedra.
En su informe escrito, dijo que cuando la colocó bajo la luz, se asombró al
ver muy claramente, en el interior de la propia piedra, dos letras hebreas
antiguas. Los caracteres parecían estar grabados o impresos con fuego
dentro del corazón de la gema.

En su informe notarizado, escribió: “Debido a la claridad de las letras y su


perfecta definición sería increíble suponer que se trata de una formación natural
dentro de la piedra. La falta de cualquier señal aparente de interferencia con la
superficie, hace de la existencia de las letras dentro de ella, un verdadero enigma”.

Notó las inscripciones en el hebreo antiguo, de lo que describió como “El


equivalente de nuestra ‘B’ y ‘K’”. Identificando el estilo de la escritura, como
perteneciente al año 1000 antes de Cristo, o tal vez unos 200 a 300 años
más, o tal vez menos.

En 1994, la doctora Joan Goodnick Westenholz, quien servía como


Conservadora Jefe del Museo de las Tierras Bíblicas en Jerusalén, examinó
la piedra y concluyó diciendo: “Es un objeto único, algo que no tiene similar o
una contraparte idéntica; es único de su clase en este mundo”.

Le doctora Goodnick Westenholz cree que la “gema no tiene


precio” estimando el siglo séptimo antes de Cristo, como la fecha
aproximada en que fue hecha. E hizo este comentario sobre la
inscripción “En la forma de una letra, se encuentra la figura arcaica de la letra
hebrea bet”.

En su informe notarizado, también dejó constancia de que observó,


próximo a la letra bet, “Lo que se percibe como la imagen de un lobo”, haciendo
notar que el lobo correspondía a la bendición que Jacob le dio a Benjamín,
cuando dijo: “Benjamín es lobo arrebatador; a la mañana comerá la presa, y a
la tarde repartirá los despojos” (Gen. 49:27).

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