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Este texto muestra una amplia visión de la performance como instrumento de poder y de
definición de género. La música y los diferentes comportamientos en los seres humanos
pueden limitar el acceso y el conocimiento social, ritual y político de mujeres, hombres y niños.
Todos los pueblos reconocen la necesidad de estructurar sus vidas y los privilegios de otros a
través de la dramatización de los principios que rigen un orden ideal. En cada poder
culturalmente definido, podemos ver las formas de intimidación, separatismo, ejemplos
positivos, etc, como indicadores acerca de cómo se maneja la organización y la toma de
decisiones. La performance musical, da una vía para entender cómo la gente alcanza lo que
quiere dentro de su entorno, cómo pone en escena lo que presupone en relación con otros y
cómo desafía la autoridad.
En primer lugar, hay situaciones en las que los hombres usan la música para restringir la vida
de las mujeres con la coerción. Por otro lado está el papel de las mujeres en contextos de
performance que les permiten poner en escena sus propias concepciones sobre la realidad, los
vínculos y el control social. También hay otra sección orientada a la creación de repertorios y
rituales que dan poder a la mujer para provocar cambios sociales. Los argumentos, conducen a
unas cuestiones susceptibles de ser usadas en el estudio transcultural de las mujeres en la
práctica musical. El principal objetivo de este estudio es servir de acercamiento a las relaciones
entre género, poder social, y performance. Hay varias consideraciones a explicar:
Una de las principales premisas de este ensayo es la rivalidad y la hostilidad entre géneros,
bien basadas en percepciones o rasgos psicológicos extendidos a lo largo del planeta. Si la
dialéctica del poder femenino o masculino se continúa con los relatos mitológicos y
ceremonias se podría decir que ese género definirá los individuos como miembros de grupos
excluyentes. Si los grupos definidos en función del género se perpetúan a lo largo del tiempo,
podemos ver la aparición de “culturas femeninas y culturas masculinas” que operaran
solapadas en algunos ámbitos y en otros por separado.
En muchas culturas en las que la performance musical se usa para forzar el estatus social, se
cree que el conocimiento y el poder ritual perteneció antes a las mujeres. En otros casos los
hombres argumentan que las mujeres, poseen una gran fuerza y deben mantenerse alejadas
de las formas de poder que le darían la capacidad de controlar la vida y la fertilidad de una
comunidad. Las restricciones en el desarrollo de la performance suelen referirse al uso de
ciertos instrumentos como tambores o flautas.
Una mujer pertenece a su padre hasta que la compran. El precio nupcial no se hará efectivo
hasta que la mujer dé a luz un hijo. Desde el matrimonio hasta la muerte, una mujer pertenece
a la casa de su marido por derecho de compra. Cuando muere, el espirito de ésta debe ser
devuelto a sus parientes. Este proceso asume que el lugar de los muertos no se deja vacío,
todas las mujeres deben de cambiar sus obligaciones y roles de forma que todo lo que hacia la
fallecida quede cubierto por las que siguen vivas. No se permite a los hombres a participar. La
mujeres guiadas por el espíritu femenino, caminan a través de un espacio cercado por pedazos
de vasijas rotas, estos trozos se extienden al lugar de reposo de la mujer. Ocasionalmente la
esposa acentuará su dolor entonando canciones de pérdida ejecutadas al estilo de la casa
matrimonial (luale), las parientas responderán a estas canciones con frases sueltas. El conjunto
de estas respuestas acabaran creando una performance en la que coinciden en tiempo y
espacio varios patrones musicales que atienden a la espontaneidad con sincronía. La
trascendencia del espíritu lograda a través de esta performance de lia, conecta a las mujeres
con las dos culturas y con los dos sistemas de reconocimiento del parentesco, Ambos sistemas
se basan en un linaje masculino, y el paso de una línea a otra sólo puede ser a través de esa
performance ejecutada por mujeres que actúan para otras mujeres.
Otro ejemplo que se produce entre los pueblos de habla mapuche de la zona central de
Argentina se aprecia el Tayil, un fenómeno vocal considerado como un vehículo que comunica
el presente con el pasado, también en manos de mujeres entre los mapuche, el poder de las
mujeres está relacionado con el poder que da el dar a luz. Las mujeres dan a luz estableciendo
una conexión directa con los antepasados. Cada linaje Kimpeñ posee un patrón de vocalización
concreto y un texto formado por palabras que dan una relación simbólica con el creador del
totémico ancestral. Combinadas estas alocuciones se convierten en tayil, la manifestación
audible y tangible del alma ancestral compartida. Muchos mapuches describen el tayil como
un estado emocional en el que los miembros de un grupo con el mismo grado de parentesco
están unidos en el tiempo. Las mujeres que interpretan el tayil terminan su interpretación
llorando, destrozadas por la experiencia. Los hombres mapuche no tienen ningún desahogo
emocional a través de la performance, aunque lloran durante las declamaciones públicas. La
oratoria masculina es individual. Una cosa curiosa es que aunque el tayil esté siendo cantado
por un grupo de mujeres, cada una es responsable solo de su ejecución y no está oblicada a
cantar en sincronía con las demás.
La mayoría de las mujeres del Feminist Choruys, se identifican como lesbianas o simpatizan
con ellas. Pocas tienen ocasión de vivir su propia identidad en sus lugares de trabajo u otro
espacio público. La red musical sirve para reafirmar y alimentar una cultura identificada con la
mujer. El proyecto inicial contemplaba un modo de toma de decisiones basado en un
consenso. Parte del tiempo de ensayo se dedicaba a la pensar y discutir, moderado por una
figura “mediadora”. Para muchas mujeres estos coros se convierten en una red primaria para
la interacción social. Consejos de amigas, dinámica sexual, conflictos personales y desacuerdos
sobre la interpretación musical. Ese proceso de transmisión y revisión de la noción de lo
políticamente correcto es análogo a los procesos de enculturación en cualquier otro contexto
cultural. La articulación de los repertorios sociales y rituales acordes a las necesidades de las
mujeres en esa transición abre un campo de estudio para los musicólogos y sociólogos para el
estudio de culturas en el seno de sociedades emergentes.
Los comportamientos culturales descritos muestran gran cantidad de estilos, que llevan
perspectivas de rol, restricciones del comportamiento y acceso a ciertas formas de control
social. El modo en que valoramos lo femenino es un elemento esencial para entender los tipos
y dinámicas de poder y género que se dan en la performance. Los componentes de esta
dinámica son:
La definición de la autoridad
El estilo de la implementación del poder
Las definiciones del género y sus características
Los valores relativos al género y sus asociaciones
Las vías por las que se transmiten los valores femeninos y masculinos
Los valores asociados a la música, al timbre y a las performances públicas como los
instrumentos de poder
Los medios por los que se controla el acceso al poder
Las vías por las que la autoridad puede ser establecida o modificada a través del
performance.
Para conseguir el estudio de la música las mujeres deben desarrollar directrices y preguntas
que se puedan aplicar a cualquier escenario humano. Deben dirigirse a cuestiones relacionadas
con el género y el poder en las experiencias musicales de las mujeres. Presupuestos: