Principio de la justicia

Este principio hace refiere a la obligación de igualdad en los tratamientos y, respecto del Estado,
en la distribución equitativa de los recursos para prestar los servicios de salud, investigación,
etc. Tradicionalmente, la justicia se ha identificado con la equidad, con dar a cada uno lo que le
corresponde. Esta justicia o equidad no significa que se deba tratar a todos los pacientes de la
misma forma, pero sí que cada uno tenga acceso a los servicios médicos adecuados, dignos y
básicos.

Asimismo, en el trato con el paciente, el médico u odontólogo no deben anteponer juicios de

valor ni hacer distinciones por origen racial, sociocultural o socioeconómico,
creencias religiosas, ideológicas o de otra índole, sino que el médico solamente debe ver en el
paciente al ser humano sufriente que acude a él en busca de alivio a su dolor o sufrimiento.

Puesto que realidad hay diferencias significativas entre distintos grupos sociales, únicamente
podemos considerar aceptables las menores diferencias posibles y las que favorezcan a los
grupos más perjudiciales. Esto nos obliga muchas veces a dejar de lado nuestro interés
particulares y profesionales para actuar de manera que la persona o colectivo con el que
trabajamos tenga un acceso equitativo a prestaciones sanitarias y sociales.

Se trata entonces de una ética aplicada a las ciencias de la vida y al cuidado de la salud, o en
mejor, de una ética normativa aplicada, en cuanto que aplica principios y normas éticas
generales a la biomedicina.

Entonces es deber de los profesionales de la salud, estar atento a cómo las diferencias existentes
en la sociedad pueden afectar su labor. El medico siempre se desempeñará en una sociedad
diversa, donde existe diferencias de edad, sexo, nivel socio económico, identidad de género
raza, etnia cultura, racionalidad, religión, orientación sexual, discapacidad, idioma y demás
características que nos marcan como individuos; dado que los usuarios se diferenciaran en cada
uno de estos factores, se debe estar atento a la manera en que ellos pueden afectar a la relación
profesional, por esto, al llevar acabo sus labores el medico deberá mitigar los efectos de sus
prejuicios en las relaciones, brindar un servicio acorde a las necesidades de la población,
comunicarse sin que su formación privilegiada sea una barrera para el entendimiento,
comprender que sus ideas de bienestar se diferencian la de los usuarios, propender por el acceso
de los menos favorecidos al servicio médico y reaccionar con prudencia ante los choques
culturales. De esta manera el medico podrá beneficiar a la mayoría de la población y luchar en
contra de las inequidades sociales.

Bibliografía
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Editorial UOC.