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En los genes podemos encontrar algunos cambios, que no son relevantes

desde el punto de vista médico, y que son la base biológica de la variación


natural entre las personas.

Estos cambios pueden afectar a características tales como el color de los


ojos o el color del pelo. Sin embargo, algunos cambios en los genes
pueden llegar a afectar el funcionamiento de una proteína que
desempeñe funciones de gran importancia para las células. En esos casos,
dicho cambio en el ADN es el desencadenante una enfermedad, la cual
puede heredarse de una generación a la siguiente.

Estos cambios patológicos en el ADN se conocen como mutaciones y son


los causantes de las enfermedades genéticas.
En genetica se denomina mutacion genetica, mutacion molecular o
mutacion puntual a los cambios que alteran la secuencia de nucleotidos
del ADN. No se debe confundir con mutacion genica, que se refiere a una
mutacion dentro de un gen. Estas mutaciones en la secuencia del ADN
pueden llevar a la sustitución de aminoácidos en las proteínas resultantes.
Un cambio en un solo aminoácido puede no ser importante si es
conservativo y ocurre fuera del sitio activo de la proteína. De lo contrario
puede tener consecuencias severas.
Las mutaciones fueron descritas por primera vez en 1901 por uno de los
redescubridores de Mendel, el botánico holandés Hugo De Vries.
Si esto se produce en la secuencia de nucleótidos que codifica un
polipéptido particular, éste puede presentar un aminoácido cambiado en
la cadena polipeptídica. Esta modificación puede alterar seriamente las
propiedades de la proteína resultante. Cuando se produce una mutación
durante la formación de los gametos, ésta se transmitirá a las siguientes
generaciones. La mayoría de las mutaciones genéticas son perjudiciales
para el organismo que las porta. Una modificación aleatoria es más fácil
que deteriore y que no mejore la función de un sistema complejo como el
de una proteína. Por esta razón, en cualquier momento, el número de
sujetos que portan un gen mutante determinado se debe a dos fuerzas
opuestas: la tendencia a aumentar debido a la propagación de individuos
mutantes nuevos en una población, y la tendencia a disminuir debido a
que los individuos mutantes no sobreviven o se reproducen menos que
sus semejantes.
Entre las mutaciones genéticas podemos distinguir distintos factores:

Mutación silenciosa o sinónima: Cuando no cambia la secuencia de


aminoácidos de la cadena polipéptidica. Los cambios en el nucleótido no
resultan en cambios estructurales o funcionales de la proteína.

Mutaciones puntuales por sustitución de bases: Transiciones y


Transversiones
Mutación puntual, por sustitución de bases: Se producen al cambiar en
una posición un par de bases por otro (son las bases nitrogenadas las que
distinguen los nucleótidos de una cadena). Distinguimos dos tipos que se
producen por diferentes mecanismos bioquímicos:
En un estudio reciente de nuestro grupo (Acuña-Hidalgo et al, 2017)
hemos usado la hematopoyesis (producción de sangre) como un modelo
para investigar en qué momento de la vida adulta surgen mutaciones
somáticas en el ser humano. Nos hemos enfocado en cierto tipo de
mutaciones que, cuando aparecen en células madre hematopoyéticas,
promueven su crecimiento y con ello causan la expansión de clones de
células madre hematopoyéticas con mutaciones genéticas. Por lo tanto, a
este fenómeno se le conoce como hematopoyesis clonal y a las
mutaciones que ocasionan este tipo de selección positiva, mutaciones
causantes de hematopoyesis clonal. En la hematopoyesis clonal, la sangre
contiene una población mixta de células sanguíneas que se forman a partir
de distintas células hematopoyéticas, algunas de las cuales tienen
mutaciones. Por lo tanto, las mutaciones causantes de hematopoyesis
clonal se suelen detectar como mosaicismo de bajo nivel en sangre. Varios
estudios recientes han investigado la presencia de hematopoyesis clonal
en individuos sanos, encontrando un aumento de ésta a mayor edad.
Anteriormente, se había descrito que la hematopoyesis clonal se
observaba principalmente a partir de los 50 años de edad, llegando a
afectar a un 10% de los individuos sanos por encima de los 65.
Mutación no sinónima: Cuando los cambios en las bases dan lugar a un
nuevo aminoácido, generando cambios estructurales o funcionales en la
secuencia de la proteína.
Mutación nula: Cuando afecta al centro activo, o a un sitio cercano a este,
provocando la posible falta de función. Si las mutaciones afectan a
regiones menos críticas de una proteína, su efecto será probablemente
menos grave, generando con frecuencia mutantes rezumantes o
parcialmente inactivos.
Mutaciones de corrimiento o desfase: Cuando se añaden o se quitan pares
de nucleótidos alterándose la longitud de la cadena. Si se añaden o quitan
pares en un número que no sea múltiplo de tres (es decir si no se trata de
un número exacto de codones), las consecuencias son especialmente
graves, porque a partir de ese punto, y no sólo en él, toda la información
queda alterada

Mutaciones en los sitios de corte y empalme (Splicing)


Las mutaciones de corrimiento del marco de lectura también pueden
surgir por mutaciones que interfieren con el splicing del ARN mensajero. El
comienzo y final de cada intrón en un gen están definidos por secuencias
conservadas de ADN. Si un nucleótido muta en una de las posiciones
altamente conservada, el sitio no funcionará más, con las consecuencias
predecibles para el ARNm maduro y la proteína codificada. Hay muchos
ejemplos de estas mutaciones, por ejemplo, algunas mutaciones en el gen
de la beta globina en la beta talasemia son causadas por mutaciones de
los sitios de splicing.
Quienes tienen el síndrome de Marfan se caracterizan por su cuerpo
inusualmente delgado, con costillas que crecen más de lo común,
problemas en la curvatura espinal, extremidades considerablemente más
largas que las de la media y con dedos igual de largos y delgados.
Mejor conocida como el síndrome del hombre lobo o síndrome de
Ambras, la hipertricosis es una enfermedad genética mucho más extraña y
menos frecuente que la anterior, afectando apenas a 1 de cada 1000
millones de personas, conociéndose sólo 50 casos registrados desde la
Edad Media hasta nuestros días. Los síntomas son más que evidentes: un
excesivo crecimiento del vello en el rostro, las orejas y los hombros, con
casos en los que este síntoma se extiende también a varias otras zonas del
cuerpo. El trastorno ocurre en cromosoma número 8, resultantes en una
seria anomalía entre la dermis y la epidermis, provocando el desarrollo de
unos 5 millones de folículos pilosos más que los de la media.

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