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Aokigahara, El Bosque de los Suicidios:

Leyenda o Realidad
Lo desconocido resulta inquietante, despierta nuestra
curiosidad y muchas veces hace volar de más nuestra
imaginación. Desde hace siglos la humanidad ha buscado
explicar todo lo que lo rodea y, muchas veces, cuando una
situación sobrepasa su entendimiento, prefiere volcarse a la
leyenda, el mito o la creación de cosmologías, que le dan una
respuesta parcial a sus dudas.

Muchas de las leyendas provienen de la tradición oral, pasando


de generación en generación, a veces modificándose y casi
siempre, pasa a formar parte de la cultura popular. Es de aquí
de donde sale su atractivo, ¿son reales? ¿Son cuentos
inventados? ¿Dónde se originaron?

Pero ¿qué pasa realmente con este bosque? ¿Por qué la gente
va a suicidarse ahí? ¿Han ocurrido realmente fenómenos
extraños o sólo es para atraer turistas? Aquí intentaremos
explicarles un poco acerca del fenómeno de “El Bosque de los
Suicidios”.

¿Dónde está? Aokigahara (青木ヶ原) también conocido como Mar de


Árboles, se encuentra en Japón, es un bosque de 35 km2 que se ubica
en las faldas del Monte Fuji, en la zona noroeste. Este se formó por los
torrentes de lavas del volcán en el año 864, por lo que la superficie del
bosque está formado por roca volcánica y una espesa vegetación.

¿Cuándo comenzó la leyenda? Algunas historias se remontan al


Japón feudal, cuando las epidemias azotaban la región y las personas
debían huir, dejando muchas veces a los niños y ancianos en este
bosque para morir, por lo que los espíritus vagan dentro del
lugar. Otros argumentan que el bosque está plagado
de Yurei (fantasmas de la tradición popular japonesa) quienes
regresan a la vida terrenal debido a la falta de una ceremonia
funeraria adecuada o por cometer suicidio, con lo que persiguen a
quienes se cruzan en su camino.

Pero realmente consiguió la fama de un lugar para suicidarse a


raíz de la publicación de la novela “Nami no Tou” de Seicho
Matsumoto, donde los protagonistas se suicidan aquí. Y
sumado a esto, en 1993 llegaría “El completo manual del
suicidio” de Wataru Tsurumi, donde recomienda Aokigahara
como el lugar ideal para cometer suicidio.
Pero, ¿realmente las cifras de suicidio en este lugar son
tan alarmantes?

Por supuesto que es una realidad, es que este lugar reporta casi
100 muertes al año y que Japón es uno de los países con una
tasa de suicidio altísima. De acuerdo a cifras de la OMS, Japón
tiene el tercer lugar en suicidios, por debajo de Corea del Sur y
Hungría, en 2010 se reportaron 31 mil y por trece años
consecutivos el país asiático ha sobrepasado la marca de los 30
mil decesos por esta causa. Los problemas económicos suelen
ser la causa más común, pero el Hikikomori, un tipo de
aislamiento social tan agudo que las personas no salen en
absoluto de sus casas, ha comenzado a tomar muchas vidas.

Desde 1950 se han encontrado cadáveres en el bosque, en


2002 tan sólo fueron 78 y en 2003 se rompió el récord con 100
cuerpos. Para no alarmar a la población, el gobierno ha dejado
de revelar todas las cifras de defunciones en el bosque y desde
1970 se realiza una búsqueda anual para recuperar los cuerpos.

Para evitar que la gente se suicide, a lo largo de los caminos


existen diversos señalamientos donde se ponen teléfonos para
líneas de ayuda o mensajes de apoyo para que regresen con
sus seres queridos.

Entonces, ¿hay fantasmas o por qué la gente va a


suicidarse ahí?

Personas que han visitado el bosque afirman que la vibra que


se siente es muy extraña, sobre todo por la espesa vegetación,
los caminos no oficiales, la escasa fauna silvestre, las cavernas
heladas y la falta de civilización, por supuesto que lo hacen el
lugar ideal para historias de terror, sobre todo si le suman “El
completo manual del suicidio”, libro que ha sido encontrado
junto a varios cuerpos.

En el documental “Suicide Forest in Japan” realizado por Vice,


entrevistaron a una persona encargada de estudiar las
erupciones volcánicas del Monte Fuji, por lo que se ha
adentrado en el bosque en diversas ocasiones y ha encontrado
más de 100 cuerpos en los últimos 20 años, tiendas de
campaña abandonadas, mensajes de despedida clavados a los
árboles y hasta algunos muñecos de broma, solo para asustar a
la gente.

Lo que afirman los locatarios es que lo realmente peligroso de


adentrarse en el bosque, fuera de los caminos oficiales, es que
se pueden perder entre la flora y por falta de señalamientos
pueden acabar en lugares peligrosos. Por eso es importante no
alejarse de los caminos marcados.
Por supuesto que un bosque donde cientos de personas han
muerto a lo largo de tantos años, produce un poco de temor y
hace que la leyenda crezca. Y aunque muchos aseguran que es
un lugar ideal para ir a visitar, hacer caminatas e ideal para el
turismo, la fama de “El Bosque de los Suicidios” no pasará y
quedará marcado por esta mística que lo envuelve.

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