Sunteți pe pagina 1din 2

PROPUESTA DE COMENTARIO: “HACIA UN OCASO RADIANTE” de A.

MACHADO

TEMAY RESUMEN:
El tema de este poema sería la preocupación del yo lírico sobre el destino del hombre.

El poeta, caminando por los campos, contempla la caída de la tarde; el sonido del agua le lleva
a reflexionar sobre la condición humana como fluir hacia la muerte.

ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS:


Se trata de un texto poético compuesto de cincuenta y un versos repartidos en catorce estrofas,
la mayoría tienen cuatro versos, excepto tres de dos versos y una de siete. Los versos que
predominan son los de dieciséis y ocho sílabas. La rima es consonante y su disposición es variada.
Del análisis métrico del texto se puede hacer constar la influencia del Modernismo.
El contenido se puede estructurar en tres partes. La primera abarcaría los doce primeros versos
y sería como un preludio en el que el poeta describe un atardecer estival sobre un paisaje. El cuerpo
central del poema iría desde el verso trece hasta el treinta y nueve, aquí el poeta proyecta sus
meditaciones existenciales mientras iba caminando. Los últimos doce versos actúan como colofón o
cierre final, pues suponen una vuelta al marco paisajístico, pero con la diferencia de que ahora está
empezando a anochecer y de que el poeta regresa a la ciudad.

COMENTARIO CRÍTICO:
Se trata de un texto literario perteneciente al género lírico e incluido en el primer libro de
poesías que Antonio Machado publica en 1903 con el nombre de Soledades y que años más tarde, en
1907, volvería a reeditarlo, suprimiendo algunas poesías y añadiendo muchas más, con el nombre de
Soledades, galerías y otros poemas. En esta obra, Machado reconocerá la influencia del
Modernismo, pero de un Modernismo intimista con ecos del Romanticismo, porque, por encima de
todo esto, Machado buscaba una voz propia, un camino bien distinto: para él el elemento poético no
es sino una honda palpitación del espíritu.
Los núcleos temáticos del poema coinciden con los que aparecen en la mayoría de los textos de
Soledades: la existencia del hombre y el paso rápido del tiempo. Pero la originalidad de este texto
sería cómo lo plantea el autor, pues escoge como marco la caída de la tarde sobre un paisaje estival
para proyectar en él sus preocupaciones vitales. Por lo tanto, la realidad exterior, la naturaleza, se
convierte en espejo del alma del poeta.
La descripción subjetiva de la tarde la realiza la principio y al final del poema y nos la presenta
en dos fases, el comienzo del atardecer en primer lugar, “caminaba el sol de estío” (v. 2), y la llegada
de la noche, “en el azul fulguraba/un lucero diamantino” (vv.44-45). Esto demuestra que hay una
evolución en el tiempo, es decir, que éste es real o vivido por el poeta en este texto; no se debe
olvidar que para Machado la poesía es “la palabra esencial en el tiempo”. Para caracterizar estos dos
momentos del atardecer utiliza una serie de imágenes metafóricas como la de identificar “el sol de
estío” con una “trompeta gigante” (v.3), “la cigarra cantora” con “un monorritmo jovial” (v.6) y con
la “canción estival”, o “el campo sonoro” con “campanitas de oro” (vv.41, 43). Todas esta imágenes
confluyen con el símbolo del la “noria soñolienta” (vv. 10,50) que con su movimiento monótono se
convierte en uno de los símbolos mas empleados por Machado en sus poemas de Soledades y que
proporciona al texto lentitud y melancolía. Además, los verso 11 y 12 se repiten al final del poema
con leves variaciones, de ahí que se pueda caracterizar a este texto como un “poema noria”.
En la descripción del paisaje externo el poeta utiliza un léxico lleno de notas coloristas y
sensoriales, lo cual hace pensar en la influencia de la poesía modernista, pese a que Machado
reconociera no estar adscrito a este movimiento literario. Los ejemplos de imágenes modernistas se
pueden apreciar en los versos 5-8, 41-44, muestras de elementos fónicos aparecen en los versos 5-6
(aliteración en –r-), 10-11 (aliteración en –s-) y 44-45 (aliteración en –l-) e incluso notas coloristas y

1
sensoriales como “tarde de julio, luminosa y polvorienta” (v.12) “olivos grises, negruzcas encinas”
(v 24) “nubes de fuego” (v.3), “campo sonoro” (v.42)…; finalmente, como ejemplo de léxico
modernista servirían los vocablos sempiterna, fulgurar, monorritmo, crepúsculo, fanal, élitros, etc.
Sin embargo, todos estos elementos preciosistas anteriormente mencionados no los utiliza el
poeta bajo el lema “el arte por el arte”, es decir, los utiliza para plasmar sobre ellos sus
preocupaciones vitales. Así, cuando aparece el yo poético en el verso trece después de describirnos
ese entorno estival, es para meditar, a medida que va paseando por el campo, sobre la existencia del
hombre, cuando llega a afirmar “no somos nada” (v 32) o bien cuando lanza una pregunta sin esperar
respuesta “¿qué es esta gota en el viento/ que grita al mar: soy el mar?” (vv. 38-39).
También aparece otro tema muy ligado a su poesía como es el paso rápido del tiempo, y lo
hace a través del símbolo del agua (vida) que fluye por el río hasta llegar al inmenso mar (muerte) o
bien a través de la barca (vida) que cuando suelta amarras se precipita hacia el mar. Finalmente, se
hace presente otro símbolo, el camino, que puede tener dos significados, uno literal, pues el poeta
está paseando por el campo y otro connotativo que simboliza la vida, vida que para el poeta es algo
triste y monótono.
De lo comentado hasta ahora puedo deducir que Machado, una vez más, ha sabido
transmitirnos su mundo interior, sus preocupaciones vitales a través de un paisaje natural, basado en
la monotonía como lo simboliza el agua de la noria, la caída de la tarde o el sempiterno canto de la
cigarra. Todo esto lo hace combinando el elemento poético a través de elementos fónicos, coloristas
y sensoriales para mostrarnos una honda palpitación del espíritu.

S-ar putea să vă placă și