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Encrucijada de culturas:

Alfonso X y su tiempo /
Homenaje a Francisco
Márquez Villanueva

EMILIO GONZÁLEZ FERRÍN (En.)

(Sevilla: Fundación Tres Cultura, 2014.


31-68).
Francisco Márquez
Villanueva y el legado
.de Américo Castro
Francisco Peña'

Hace unos cuatro años tuve la gran suerte de conocer per-


sonalmente a Francisco Márquez Villanueva. Durante mi es-
tancia de trabajo y estudios en los Estados Unidos me había
encontrado incontables veces con sus publicaciones. Como
estudiante de doctorado en literatura española procedente de
una formación en historia, identificaba en sus estudios aque-
llo que, de uni manera casi inconsciente, siempre me había
interesado: conocer la historia medieval y moderna española
a través de su literatura. Leer a Francisco Márquez también
suponía darme cuenta del enorme camino que me quedaba
por recorrer y que todavía me ocupa. Me preguntaba enton-
ces y hoy no deja de sorprenderme cómo era posible que los
trabajos más relevantes -a nivel literario e histórico- que se
habían hecho tanto sobre Alfonso X, como sobre La Celestina,
Cervantes o el fenómeno converso hubiesen sido escritos por
la misma persona. Cómo se podía abarcar tanto y, al mismo
tiempo, estar tan por delante de las propuestas de muchos

University ofBritish Columbia.


otros especialistas que se habían dedicado en exclusividad a dor de más de setecientas publicaciones y, muy posiblemente,
uno solo de esos grandes temas. el 1nás relevante especialista en temas como el Romancero
Conforme fui conociendo a profesores como Samuel Ar- judeo-español y sefardí, dedicando un día entero a encontrar
mistead en la Universidad de California, Davis o James Mon- apartamento para un joven estudiante de veintitantos que,
roe en UC Berkeley, tuve la oportunidad de ir viéndolo todo con la picardía esa nuestra ibérica, le había pedido el favor al
con más claridad. Entre todos ellos existía un nexo común: maestro de solucionarle la vida y éste lo había tomado como
además de haber sido todos ellos directa o indirectamente su questpersonal. Don Samuel era así, el interés de los demás
alumnos de Américo Castro, habían tomado la determina- sie1npre estaba por delante del suyo; en sus clases, aquello que
ción _-probablemente inspirados por el trabajo de su maes- cualquier estudiante de licenciatura o graduado tuviera que
tro- de no limitar su trabajo ni a un solo tema ni a una sola decir, aunque se tratara de la mayor de las perogrulladas, era
forma de aproximación. La riqueza y relevancia de sus inves- sumamente importante y fascinante para él. En definitiva,
tigaciones partía precisamente de esta determinación, de esta una persona increíble, apasionado por su trabajo y dueño y
apertura intelectual que desafiaba lo que se entendía -y sigue señor de una profunda y sincera humildad y humanidad.
entendiéndose- como puramente filológico o puramente his- Todos aquellos que hayan podido asistir a las clases noc-
tórico. Había ade1nás otro punto de coincidencia, que no sé si turnas de Samuel Armistead tendrán que coincidir en que
tenía o no que ver con el hecho de haber sido alumnos de don eran partícipes de algo muy especial. Además del rigor del
A1nérico o con la relevancia académica de todos ellos: una n1aterial que presentaba de forma amena y ordenada, Samuel
coincidencia a nivel humano. Armistead introducía a sus alumnos a la literatura épica, al
Mi primer encuentro con Samuel Armistead y, años más Romancero, a la Celestina,a El libroelebuenamor,a la vez que hacía
tarde, la ocasión en la que conocí a Francisco Márquez estu- aparecer y desaparecer, como el río Guadiana, la intrahistoria
vieron rodeados de circunstancias similares. En el año 2004 del hispanismo estadounidense: el recuerdo de sus maestros
acababa de llegar al campus de la UC Davis como lector, sien- Américo Castro y un ya 1nuy mayor Ramón Menéndez Pi-
do por entonces visitingscholaren la UC Berkeley. En el pasi- dal; su trabajo y gran amistad con Steven Gihnan; la historia
llo del Departamento de Español, en la planta sexta del Sproul de otros profesores y exiliados espafíoles en Estados Unidos,
Hall building,me encontré con la inconfundible figura de don como Raúl J. Sender, y las inolvidables y siempre diverti-
Samuel. Era por la tarde y empujaba una bicicleta lastrada con das anécdotas de las visitas de Dámaso Alonso. Entendí que
alforjas llenas de libros con la intención de 1neterla en su des- todo este material -que muchos de nosotros incluíamos en
pacho -nunca le ha gustado dejarla atada abajo con las de- los apuntes- no se podía perder y de ahí partió la idea de un
más porque Annistead trabaja de madrugada-; parecía estar proyecto que se propusiera grabar a los últimos protagonistas
realmente agotado. Había estado todo el día pedaleando por la de ese fascinante momento histórico de la huella de Américo
calurosa ciudad californiana buscando un apartamento para Castro en los Estados Unidos Producto de ese proyecto es la
1

un joven que venía de España a pasar una breve estancia de


investigación y que no había tomado la precaución de buscar r «El legado de Américo Castro», Francisco Peña fernández (investigador
alojamiento por anticipado. La escena me pareció llamativa: principal) y Mercedes Durán Cagan (ca-investigadora). financiado por la
allí estaba Samuel, con más de ochenta años, autor de alrede- beca Hampton (2007-2010). El objetivo de este proyecto fue entrevistar y grabar
entrevista o conversación que a continuación transcribo con las universidades anglosajonas y muy por detrás del interés que
Francisco Márquez Villanueva en su casa en Cambridge, Mas- existía por el estudio de la filología e historia francesa, alema-
sachusetts, en abril de 2008. na o italiana. El «castrismo», si es que lo queremos llamar así,
Samuel Armistead contaba la anécdota de cómo, en un con todo lo que representa, no fue un fenómeno español, sino
viaje a Tel Aviv, y en tono claramente irónico, dijo que los Es- fundamentalmente americano, iniciado por un intelectual es-
tados Unidos tenía una gran deuda con villanos del calibre .pañol en el exilio que fue y sigue siendo para la cultura hispana,
de Hitler y Franco. Gracias a ellos, decía, a partir de los afios por su relevancia, impagable. Tuvo lugar en las universidades de
treinta comenzaron a llegar a su país intelectuales que enri- los Estados Unidos y sigue, en gran medida, ligado a ellas.
quecieron la cultura norteamericana a niveles hasta entonces Por su vocación y militancia interdisciplinar y por haberse
inusitados. Qué habría sido de los Estados Unidos sin todos resistido sie1npre a pertenecer a la categoría de filólogos o his-
ellos. Este ejemplo lo volvió a proporcionar en la entrevista toriadores «puros», tanto Américo Castro como sus alumnos
que Mercedes Durán-Cogan y yo le hicimos años atrás en la han sid.o tildados en ocasiones como académicos de «poco ri-
UC Davis, donde se preguntaba ¡qué habría sido del hispanis- gor científico», una opinión insostenible si se leen sus trabajos
mo en Estados Unidos sin Américo Castro? con atención y seriedad. Entiendo que si de algo pudkron ser
En la fascinante historia de los académicos exiliados en los acusados fue de haber estado y seguir estando contagiados de
Estados Unidos de los afios cuarenta a los sesenta se escribieron una irrefrenable curiosidad. Como hiciera don Américo, la
páginas que para el conocimiento y difusión de la cultura his- mayor parte de los miembros de esta escuela -este término
pana han sido y son de una relevancia fundamental. Muy posi- también es resbaladizo- nunca han dejado de escribir, de ha-
blemente, sin ese alejamiento, sin esa libertad, no hubieran sido cerse nuevas preguntas, de introducirse en nuevos án1bitos y
posibles. Como me dijo muy acertadamente Emilio González empleando nuevos enfoques.
Ferrín un día, de la misma forma en que los espafíoles somos Buena parte del gran impulso que Castro y el castrismo
muy dados a adoptar y seguir todo lo que nos viene de fuera, imprimieron al hispanismo americano estuvo ligado a su de-
siendo muchas veces realmente excepcionales en ello -como fensa de la multisecularidad de la cultura hispana. Para un
en el caso del erasmismo o el krausismo- somos igualmente país en el que la participación e interrelación de un importan-
proclives a condenar al ostracismo, desconocer o alejar aquello te número de culturas comenzaba a verse como un elemento
excepcional que exportamos al extranjero, como es el caso del enriquecedor y esencial de su ser, esta era una materia de inte-
castrismo. No sería arriesgado afirmar que Américo Castro fue rés. Fenicios, griegos, romanos, visigodos, musulmanes y un
uno de los hispanistas que más hizo no sólo por el conocimien- largo etcétera, interactuando en un mismo espacio físico. En
to, sino tan1bién por la promoción tanto de la cultura hispana los Estados Unidos, un país joven y multicultural, internar-
c01no de los estudios hispanos, hasta entonces marginados en se en el conocimiento de un espacio que durante siglos había
sido tan diverso tenía necesariamente que atraer el interés de
en video a la mayor parte de la primera y segunda generación de discípulos,
un gran número de estudiantes y de lectores.
colegas y colaboradores de Américo Castro, hoy en día reconocidos especia- La decisión de Américo Castro de no limitar el estudio de
listas a nivel internacional en las áreas de historia de España y Latinoamérica, la historia y la literatura espafiola al ámbito cristiano y aten-
literatura y lingüística en la academia, principalmente norteamericana. der en exclusiva a las pautas culturales que llegaban del norte
de Europa, no comienza, sin embargo, en los Estados Unidos, nal calidad académica se había desarrollado conjuntamente
sino mucho antes, en lo que constituye una de las empre- con una extraordinaria calidad humana.
sas más relevantes para el estudio de la literatura medieval:
la recopilaci,ón del Romancero español por parte de Ramón
Menéndez Pidal. Américo Castro y Samuel Armistead fueron .Entrevista
copartícipes de una experiencia única, la posibilidad de oír las !FPF: Francisco Peña Fernández; FMV: Francisco Márquez
últimas voces del Romancero. Fue a partir de esta experiencia Villa nueva)
académica viva, tras su trabajo en Marruecos -en vi-ajesy en-
trevistas en Tetuán, Xauen y Larache-, como Américo Castro 1. Américo Castro y la España de los años cincuenta
enténdió que la España medieval debía parecerse mucho no
sólo a lo que estaba viendo allá, sino también a la materia de 1. FPF: ¿Cómoy cuándosabede la obrade AméricoCastroy cuándolo llega
estudio que tenía entre manos; no se trataba ya de un espacio a conoce,:
personalmente?
físico compartido, sino también de una tradición, oral en este FMV: Yo conocí. .. Yo empecé a conocer la obra de Castro en
caso, de la que tanto judíos como musulmanes y cristianos una fecha muy temprana que no puedo precisar. Creo que fue
eran copartícipes, dentro de sus especificidades. por el año cincuenta y uno o cincuenta y dos, quizás el cincuen-
Antes comenté que las circunstancias que rodearon mi ta y dos. Américo Castro era uno de esos nombres cuchicheados,
primer encuentro con Samuel Armistead y Francisco Már- porque Castro era un nombre inmencionable en el ambiente
quez habían sido similares. En el caso del profesor sevillano, académico español en el cual yo me 1novía como estudiante.
el osado estudiante era yo. Aunque ya por entonces había Yo corno estudiante sufría realmente mucho de la impo-
sido contratado como profesor en la UBC, frente a alguien sibilidad de dar sentido a lo que nos rodeaba. Eran todavía los
como Francisco uno inevitablemente se sigue sintiendo un efectos inmediatísimos de la Guerra Civil y de la glorificación
estudiante. Había alquilado un coche, cometiendo el enorme oficial y todo esto que era algo totalmente estupefaciente y
error de no incluir el GPS en un sitio tan laberíntico como los algo donde se transparentaba la absoluta mentira. Yo esta-
alrededores de Cambridge, y no tenía forma de encontrar su ba muy insatisfecho del tipo de enseñanza y, sobre todo, del
casa. De repente, después de innumerables vueltas, descubrí la tipo de ideología que sufrían1os en la universidad española de
ibérica figura de don Francisco caminando por uno de los bor- Franco en esos momentos; me estoy refiriendo a los primeros
des de la carretera; había salido a mi encuentro preocupado de años cincuenta. Y fue sobre el año cincuenta y dos que yo oí
que me perdiera, andando en solitario. Me vino a la n1e1noria hablar por primera vez de «el libro de Castro», que no sabía
la imagen de San1uel en su bicicleta, el estudiante español y la muy bien lo que era. Ya desde el primer momento lo vi aso-
misma pregunta: este señor, también de edad avanzada, autor ciado a nociones totalmente falsas y totalmente peyorativas.
de cientos de trabajos de una relevancia increíble, ha salido a Recuerdo que una persona muy conectada con el mundo ofi-
la carretera para ver si me hace el enorme favor de guiarme, cial de aquel momento me dijo: «Claro, Castro ha escrito un
¡teniendo tantas cosas importantes que hacer! Me di cuenta libro que nos quiere vender a los judíos. Pero eso es porque
también de que a Francisco ya lo conocía, o reconocía en él a él es judío y porque Castro tiene un hermano suyo que es el
alguien con10 mi admirado profesor, alguien cuya excepcio- rabino mayor de Buenos Aires». A mí al principio, me pareció
un dato como otro cualquiera; después, con el tiempo, llegué generación del fracaso del franquismo. El franquismo preten-
a conocer a don Américo y le pregunté: «Su hermano mayor dió lavarnos el cerebro y no lo consiguió, todo lo contrario; la
¿es verdad que es rabino mayor de Buenos Aires?». Él me con- política intelectual y académica del franquisn10 fue un abso-
testó: «Mire; yo soy hijo único». luto fracaso y una absoluta monstruosidad. Fue algo tan tos-
Así de distorsionada era la imagen de Américo Castro que ~o, algo tan primitivo que, por el contrario, exacerbó todos los
teníamos; pero en fin, yo logré echar mano de un ejemplar problemas que teníamos con la enseñanza de tipo tradicional.
de Españaen su historiadel año cuarenta y ocho, lo cual no era Después, en mi obra incipiente de mi propia tesis doctoral
nada fácil porque en España en ese momento estaba ·controla- sobre Juan Álvarez Gato, pude proyectar las ideas de don Amé-
da la importación de libros y este, desde el primer momento, rico, inicialmente sobre el problema del siglo XV y el manteni-
estuvo rodeado de una especie de semiprohibición respecto a miento de la Inquisición junto a la cuestión de los conversos.
su difusión. El libro no se podía anunciar de ninguna de las Allí lo incorporé y creo que fui uno de los primeros, porque
maneras ni poner en un escaparate; podía estar en la trastien- la inquina del Régimen contra Castro era absolutamente in-
da y cuando alguien lo pedía existía la posibilidad de que se le creíble. Por ejemplo, las ediciones de Américo Castro de El bur-
vendiera uno de los poquísimos ejemplares que habían traído. ladorde Sevillaque había hecho Espasa-Calpe se vendían con el
Al mismo tiempo, cada volumen venía acompañado de una nombre de Américo Castro tapado con una barra negra que
ficha para rellenar con los datos personales del comprador, lo ocultaba. No es porque tuviera manifestaciones en contra
que se pasaba a la policía. Así estaba de controlada y así estaba, del Régimen, sino porque el nombre de Américo Castro, al ser
ya digo, absolutamente de proscrita la obra de Américo Castro identificado con la política cultural de la República, se había
en España en esos momentos. vuelto un nombre inmencionable. Decir el nombre de Castro
Lo que sí pasó es que me hice con aquel volumen que me eran ganas de crearse problemas.
prestaron e inmediatamente averigüé el porqué, y era que allí En mis comienzos de enseñanza y profesorado en la uni-
venían las respuestas; allí venían las respuestas para una per- versidad -obligatoriamente franquista claro está-, de Sevilla
sona que había vivido la Guerra Civil como yo la viví, aunque y como persona sin reconocimiento alguno dentro de este sis-
de niño. Se respondía a las cuestiones profundas, a cuestiones tema, con una fama que no era la de ·un conformista o de una
de fondo como era el porqué una historia -como la de Espa- persona adepta al Régin1en, como se decía entonces, intenté,
ña- había podido terminar en esa clase de estallido. Y allí, yo en medio de una enseñanza realmente controlada y de una
no digo que sea la respuesta definitiva, se nos orientaba acerca cantidad de repeticiones y planteamientos académicos abso-
de esto. Eso contrastaba con la desorientación sistematizada a lutamente gastados hasta el punto más pobre, intenté en mi
que nos sometía la universida_d. ensefianza introducir los planteamientos básicos de Castro y
Y ese fue mi primer contacto, que tengo que decir que fue de Marcel Bataillon. Fueron ambos absolutamente gemelos
un contacto realmente traumático, aunque por otra parte, en lo relativo a su impacto sobre mi generación. El libro de
ya digo, me transformó porque por primera vez entendí 1nu- Erasmoen Españade Bataillon fue también sometido a la misma
chas cosas muy fundamentales que me atañían de una ma- clase de control policíaco que el de Españay su historia.Era tam-
nera muy directa, ya que se hacía frente a los problemas de bién un libro que se vendía bajo ese tipo de precauciones que
mi generación. Esta generación, que también puedo llamar la comenté antes. En fin, yo intenté no con ninguna finalidad
ulterior sino porque realmente necesitábamos ponernos un que sea un dato divulgado, que en su última etapa, cuando
poc~ al día, incorporarlos. Esto no lo podíamos ignorar, no vivía en Madrid, hacía excursiones d~ incógnito a Granada
podiarnos estar repitiendo, co1no habíamos estado haciendo acompañado de su hija. No lo hacía para ver a nadie ni para
hasta este momento. Al fin y al cabo ya la Guerra Civil y todo dar conferencia alguna, ni nada, porque él no quería bajo
eso se iba distanciando. Yo veía que teníamos que mirar un Franco participar en ningún acto público. Sencillamente se
poco hacia el futuro, teníamos que poner nuestra casa en or- desplazaba allí para disfrutar de Granada, para pasear en la
den. Yo intenté introducir estos dos fundamentales textos y vieja Granada y para entretenerse, pasándolo muy bien ha-
fue un desastre y me tuve que ir de allí. Me tuve que·ir de la blando con las viejas y con los niños que encontraba jugando
universidad española, hasta el día de hoy. en las plazas. Lo hacía para disfrutar del arte primigenio del
Cuando llegué a los Estados Unidos, una de las primeras dialecto de quienes lo hablan con más dureza, naturalmente
cosas que hice fue tratar de encontrar y establecer contacto los ancianos y los niños. Y lo pasaba estupendamente, siendo
con don Américo. Aquí los colegas de Harvard tenían muy para él como una especie de rejuvenecimiento; eso me parece
buena relación con él; algunos de ellos habían sido alumnos conmovedor por su parte. Es preciso decir que sus paisanos
directos suyos, como Steven Gilman y Juan Marichal, y me de Granada no han correspondido en absoluto a se1nejante
fue muy fácil, la verdad. Fui un día a Princeton a conocerle gesto. Yo incluso en Granada he hecho todo lo posible para
.Yme recibió muy bien. Tuvimos unos interca1nbios para mí promover la idea de una calle dedicada a Américo Castro; no
luminosos, de ideas y de perspectivas de trabajo y toda esta se ha podido conseguir.
serie de cosas.
Yo establecí muy buena relación con don A1nérico a tra-
vés de mi origen andaluz. Yo soy sevillano y él era granadino. 2. FPF:Me gustaríaquehablaraal8omásde su experiencia comoestudian-
Sevilla y Granada son algo a,<,{como las dos cabezas de Anda- te en esa EspañaqueJulio RodnguezPuértolasdefiniótambiéncomo«una
luc~a, dos cabezas que no se miran una a la otra y que no se 3e11eraciónsin maestros» ¿Cómofue, en ese sentido,salirde esa realidady
entienden con frecuencia, cada una va por su lado. Pero yo encontrarse con lo que se estabahaciendoen los EstadosUnidosdentrodel
establecí con él una buena relación acerca de eso porque él era ámbitodel hispanismo?
profundamente andaluz, cosaq ue no he visto puesto de relie- FMV: La universidad española a la altura de años cin-
ve por nadie absoluta1nente en relación con Castro. Pudimos cuenta era una devastación, no había maestros, no había
estab!ecer una relación bastante íntima y muy simpática y es- tampoco libros. Yo n~e eduqué sabiendo que estábamos ais-
pontanea; del granadino frente al sevillano y eso nos llevaba a lados del mundo; sabíamos que el mundo era distinto y no
v;ces hasta extremos. Era como una especie de juego que ha- había más que llegar, incluso a Portugal. Recuerdo que nos
Clamos que era ponernos a hablar cada uno, exagerando hasta enterábamos de alguien que tenía un libro de Sartre o de Ca-
un punto de parodia nuestras respectivas patrias dialectales, mus. «Mira fulanito tiene un libro de Sartre», «Oye nlira ¿n~e
poniéndonos a hablar a lo desgarrao, él como granadino y yo lo puedes prestar(», «Ese me lo ha prestado fulano y fulano
corno sevillano.
y mengano». Había una cadena para el libro de Sartre y sa-
Don Américo era profundamente granadino y tenía una bíamos que el mundo no era aquello, sabíamos que aquello
enorme nostalgia de Granada hasta el punto, y eso no creo era una anomalía y también una 1nonstruosidad en la que
nosotros éramos las víctünas. Era muy difícil salir al extran- Universidad de Murcia a su llegada. Entonces yo respondí
j:r~, casi imposible; pero, en fin, Portugal era el acceso más con la del catálogo o colección de los locos con los que yo
~an~. Me ac~erdo de un compañero de estudios que fue a me encontré en el profesorado cuando llegué de estudiante
lortuga1, a Lis.boa, de paseo. Volvió con unos cuantos libros a la Universidad de Sevilla, aproximadamente en la misma
allí ~abía un poquito 1nás de donde escoger. Necesitábamo¡ época. Tuvimos un intercambio de anécdotas en abono de la
respirar d~ealguna manera. Allá en Portugal, mi compañe- ri:lisma cosa, que aquella situación de injusticia, de control,
ro se habia comprado una traducción de El contratosocialde de represión, todo a un nivel bárbaro, un nivel elemental,
Rousseau. El contratosocialde Rousseau era ya una apertura un nivel costroso, era enloquecedora. Y había que tener una
al mundo, lo cual sería hoy ridículo y patético. Esto es una voluntad muy decidida para poder uno sobreponerse a la in-
il~stráción del estado de indigencia intelectual en la que vi- citación de aquella clase de ambiente. Uno estaba luchando
v1amos y en la cual tratábamos de relacionarnos como ma- no solamente en un plan diríamos académico, uno estaba
lamente podíamos.
luchando por su cordura elemental, por no ceder a esa locu-
Bueno; esa era la situación. Maestros, algunos que otros ra coerdtiva que nos estaban tratando de instilar y de la cual
pero el conjunto del profesorado era de un nivel la1nentable' éramos víctimas. No diría que a todos, pero por lo menos a
Había algunos que con todo trataban de cumplir e hiciero~ una minoría nos creaba una situación terrible de receptivi-
~na gran diferencia, pero nunca a base de una ruptura. Nadie dad, de robinsonismo.
a base de decir: es.to que tenemos hay que tirarlo por la borda y Con lo de los libros. Yo me recorría unos cuantos libreros
tene~os q~e abnr nuevos horizontes. Eso en absoluto, aque- de Sevilla, tratando de encontrar libros en busca de algún estí-
lla universidad era enloquecedora. mulo. les decía: «cuando tenga usted un libro interesante-no
Yo tengo un recuerdo muy querido de Tierno Galván. sabía lo que quería decir con lo de interesante-, me avisa us-
Cuando a Tierno Galván lo expulsaron de la universidad ted y yo vengo y se lo compro». Aparecían cosas como El Cura
española, lo expulsaron de la cátedra, trató de resolver el de Monleónde Baraja. Yo no pude leer La Regentahasta que vine
p~oblema económico dando cursos en los Estados Unidos. a los Estados Unidos, en España no pude encontrar nunca una
Vino, sobre. t~do, a Princeton, donde lo acogieron muy bien ejemplar de La Regentaa mi disposición. Ninguna, ninguna li-
Y yo, que v1v1a1nuy cerca de Princeton -entonces enseñaba brería lo tenía a la venta ni se encontraba en bibliotecas públi-
e~ la universidad del estado de New Jersey-, lo invité a que cas. La Regentafue el primer libro que yo saqué prestado de la
diera una conferencia allí. Después de la conferencia nos fui- biblioteca Widener de Harvard. Hasta ese punto estaban las
mos~ n1i casa. Era un día de invierno muy frío, una cantidad cosas. Bien, como le decía un librero de viejos de allí de Sevi-
de nieve ~remenda, llegamos a casa, prendimos un fuego, lla, un día me llama diciéndome: «Tengo una cosa estupenda,
nos aduenamos de una botella de Carlos I y empezamos a que la tengo aquí y esto es para usted». Voy para allá y pregun-
contarnos experiencias respectivas de cuando él, como ca- to «¿qué es, qué es?».Y va y me trae un ejemplar de Losevangelios
tedrático, _lleg~ a la Universidad de Murcia y se encuentra apócrifos.
Todo esto da risa pero es trágico. Esta era la situación
que la Un1vers1dad de Murcia era no buena ni mala, era un en la cual yo me enfrenté con la obra de Américo Castro.
manico~io porque la situación allá era enloquecedora. Él
me conto la experiencia con los locos que encontró en la

··"-••••~,,~"""AuéD1rnrASTl!O· 4.'\
J. FPF:¿"Qué significaAméricoCastroen la historiadel hispanismo?
¿"Existe vas vías de conocimiento. Y de repente se abren ciertas áreas,
un antesy un después,unarupturaconel hispanismoanterior? cmno el relieve de lo hispanosemítico. Esto era absolutamen-
FMV: España produce radicales, lo mismo que Rusia. Ha te inédito O se reducía a una cosa vergonzante, planteándose
producido a Fernando de Rojas, ha producido a Mateo Ale- como la historia de un pueblo que nos conquista. En primer
mán, a Goya, ·a Buñuel, que son irreductibles. Trreductible, lugar, decir que la historia de lo hispanosemítico es funda-
en otro sentido, fue también Ignacio de Loyola. Yo admiro a mental; segundo, que nos hace diferentes y, tercero, que hay
Ignacio de Loyola por haber dado en el clavo en uno de los un programa de estudios allí tremendo para conocer. Esa e~ l.a
grandes descubrimientos de la psicología n1oderna que es la gran aportación de Castro reducida diríamos a lo esquemat1-
maleabilidad del cerebro humano, el lavado de cerebro. Es un
co y que supone una ruptura enorme ~ara el pasa.do .. ~ , .,
descubrimiento siniestro, pero genial. Lo que sí se le tiene que Eso es lo que yo decía ya el otro dia sobre Lms G1ron . El
reconocer a Castro es haber planteado una modificación del medievalista español tiene que conocer árabe y hebreo, no
paradigma, crear un paradigma nuevo. tiene bastante con el latín. Eso es lo que ha hecho Castro, trae
Ro.y ~xiste una especie de aceptación de la idea de que el el nuevo paradigma. Y allí tiene, por ejemplo, qu~ de repen-
conoom1ento de las ciencias no progresa de una manera acu- te tenemos que sobre los conversos existen hoy dia miles de
~ulativa. Si se trabaja siempre sobre un mismo paradigma, las títulos; en el afio cuarenta y ocho no había más que un par
ideas se van gastando, el paradigma termina resultando cada de ellos. ¿A qué se ha debido eso? A que de repente la gente
vez más insuficiente. Para el hispanismo este ha sido el pa- ha sido capaz, ha encontrado un paradigma capacitador que
radig1na menendez-pelayesco, con el que muy pronto se empieza puede abrir el planteamiento de nuevos problemas, de nuevas
a ver que es insatisfactorio porque no produce respuestas. La vías de estudios.
mera acun1ulación de datos no es en sí creadora; intelectual- Al mismo tiempo, no existe la necesidad por ello de po-
mente ~s p~ro t~abajo de pala y azadón. Los grandes progresos ner a Castro en los altares ni hacer de él un sen1idiós o hacer
en las oenc1as vienen cuando, de repente, aparece un elemen- de sus estudios una Biblia. Yo creo que más o menos todos
to nuevo y con ello se crea un nuevo paradigma. los que estamos trabajando en su estela no som~s repetidores
El paradigma de Menéndez Pelayo se construye básica- de Castro, no nos interesa repetir a Castro, nos interesa con-
1nente con nacionalismo crudo del siglo XIX y catolicismo tinuar por los misn1os caminos, por vías que él ha inicia~o.
neoinquisitorial; no cualquier tipo de catolicismo, sino neoin- Eso es muy visible hoy día, en donde hay literalmente miles
quisitorial. De eso se estaba viviendo y era lo que también se de títulos bibliográficos, de artículos sobre los conver~os~q.ue
estaba tratando de meter con cucharón en la Espafía de fran- antes no existían. Antes no existía una sensibilidad h1stonca
co y en la universidad de Franco. De repente viene Castro y por ese tipo de problemas. No e~ tampo~o que se hubiera_:1
trae un nuevo paradigma basado fundamentalmente en dere- ignorado completamente, en realidad lo dicho por don Am~-
chos hu1nanos, una visión liberal profunda y creadora. Ya no rico Castro sobre los conversos está en línea de lo que ya babia
es sencillamente la repetición de viejas cosas, sino una nueva iniciado José Amador de los Ríos en su libro sobre los judíos.
área; una nueva área que aparece tanto llena de problemas
como de. soluciones. No son exactamente soluciones porque
2 Luis Girón Negrón es profesor en elDepartamentode Literatu~a Comparada
las soluc10nes nunca existen al cien por cien, pero sí de nue- en la Universidad de Harvard y fue alumno de posgrado de Franosco Marquez.
44 · f-llANCI~Cü PI:ÑA
Pero claro, no lo re.finó, porque en ese 1nomento no había ins- Fray Luís de León. Y todo esto es muy distinto que declarar
trumentos para afinar diríamos historiológicamente. Castro canónico a Castro, que decir que Castro sea una Biblia. Porque
sí disponía ya de ellos y, con ello, nos encontramos con una ningún ser humano lo será nunca. Su obra es una obra histó-
provincia que entonces era totalmente insospechada. ricamente condicionada.
El sefior Menéndez Pelayo ya lo vio también. Pero claro, Pero claro, esta clase de ruptura para un estudiante del año
con Menéndez Pelayo tenemos otro problema que hay que cincuenta y dos, te cambiaba la vida. Te abría perspectivas, te
poner con luz y es que Castro forzosamente es el anti-Menén- aclaraba el mundo a tu alrededor de una manera verdadera-
dez Pelayo. El Menéndez Pelayo de los heterodoxos es un libro mente sobrecogedora, y eso fue lo que me ocurrió a mi.
juvenil que escribe cuando tenía menos de 25 afios; increíble
que a esa edad se podía saber tanto y, sobre todo, teniendo en
cuenta el estado caótico de los conocimientos que había. Su 4. FPF: El cainismoespañoles un temaqueme interesamucho.Ahoramis-
capacidad organizadora fue maravillosa. Pero tenía un peso mo, hablandosobrela diferenciaentreel paradiBma de MenéndezPelayoy
colgado del cuello, que era su cortedad de mira, y esta corte- el quepr;poneAméricoCastroparecesalirde nuevoa la mper,ficie. En el
dad de mira era de tipo ideológico. Con el paso de los años se casodel hispanistasantanderinoy del armazónideolóBico queparecesostener
dio cuenta del error que había cometido, de su unilateralidad supropuesta,se hacepatenteun cainismosoterrado, a la vez que consciente,
y de su carácter banderizo en el abordaje de problemas reli- ligadoestrechamente a esainvitación
a olvidaro a anularunaparteelenuestra
giosos, sociales y políticos. Entonces hace una cosa verdade- memoriahistóricaproponiendo una rememorización culturalquepuedallenar
ranwnte increíble, la segunda edición de los Heterodoxos, ya a esehueco.
principios del siglo XX. Él ve la necesidad de rehacer este libro FMV: Sí, claro, el cainismo era lo que se trataba de fomen-
de arriba abajo porque se da cuenta de que es un libro con tar y era lo que se instilaba fundamentalmente en esa aptitud.
ideas muy hipotecadas, muy viejas, que no funcionan. Lo dice Como ya dije, mi generación fue la generación del fracaso del
allí en el prólogo que hay para la segunda edición de los He- franquisn10, que se manifestó y salió a relucir con ocasión de
terodoxos.Hoy día cuando yo leo este libro hay páginas con las la muerte de Ortega. Debes conocer ese trauma del año cin-
cuales n1e harto de reír; hay otras páginas con las cuales n1e cuenta y seis.
entran unas tre1nendas ganas de llorar. En ese concreto momento y a raíz de la muerte de Ortega,
Menéndez Pelayo se ha encontrado el problema de los los estudiantes de Madrid hacen una serie de actos en home-
conversos y la limpieza de sangre, pero era ese juvenil perrito naje al filósofo [en voz baja y en tono de broma: «que yo no sé
amaestrado de los carlistas. Incluso allí él dice: «este antipático si se los merecía»]. Se veía en Ortega un espíritu liberal anti-
problema que ojalá pudiéramos borrar de nuestra historia». Y Régin1en, lo cual eso sí que es raro. Por ese motivo hubo nu-
eso es lo que hace, intentar borrarlo de nuestra historia. Don merosas protestas en Madrid y Falange se echa a la calle. Hubo
Américo llega y dice: no, esto no se puede borrar de nuestra muertos en Madrid y una represión general en la universidad
historia, y es entonces cuando crea una sensibilidad histórica española en contra de los síntomas de rechazo profundo del
hacia ese problema. Y ese problema esta ahí. franquismo por la generación que ellos mismos estaban edu-
Hoy podemos entender la Celestina.Antes la Celestinaera un cando, que era la mía. Y eso, claro, era una cosa que para no-
libro incomprensible. Podemos entender a Mateo Alemán, a sotros que estábamos allí, que la estábamos haciendo, era evi-

46 ,p,,, ...,,..,,,·rr,f),-,.",,
dente: el franquismo no nos convencía, pero al mismo tien1po entregó -o el movimiento a este fin le entregó- toda la insa-
había clarísimamente algo que no se pudo ocultar y era que tisfacción a los comunistas. La gente entonces dijo, «Ah, ¿que
el franquismo no tenía futuro en España. El futuro de España éramos comunistas? Pues sí, vamos a ser comunistas». Enton-
era una de1n~crada, una cosa parlamentaria, liberal, pero la ces entraron clandestina1nente al Partido Comunista mucha
dictadura no tenía futuro, la dictadura no podía sucederse; gente precisainente por eso; yo no entré. Muy extraño, muy
ese fue el punto y el eje. absurdo, muy ingenuo si quieres.
Se produjo un fenómeno que no puede definirse como re- Y en todo esto, diríamos, está involucrado Castro y así me
forma ni rejuvenecimiento ni nada, pero sí un poco de lo que involucré yo en toda la cosa de Castro.
yo llamaría de cambio en el terreno académico con la caída
del Ministerio de Educación del Régimen de Ibáñez Martín,
que era un carcade esos históricos. Él fue el segundo n1inistro 5. FPF: SamuelArmisteadme comentó unavezqueAméricoCastro,siendo
de Educación de Franco, y era el que había creado la univer- cuandoleíao se enterabaeleforma indirectade lo que
profesoren.Princeton,
sidad esa de locos. Entra un hombre joven con pinta de ac- de él se deda en Españase entristeday se lamentabarepitiendo:No me
tor de cine -Joaquín Ruiz Jiménez Cortés- procedente de la comprenden. Recuerdo queen misestudiosde licenciaturn,
y dentrode la
democracia cristiana, aunque muy franquista también, y que especialidadde historiamedieval,se noshablabade AméricoCastro,de su
dice: «bueno esto es una merienda de negros, esta universidad polémicaconSánchezAlbomoz,peronuncase noshada leernadasuyo¿Se
es una jaula de locos». Él intentará mejorar un poco aquella conocea Castroen España?
vergüenza. Fue un movimiento en el cual yo 1nismo partici- FMV: Es un fenómeno muy curioso. Castro ha despertado
pé en el sentido de decir: hay que quitar los abusos más gor- un enorme interés en el mundo de habla española, pero no
dos que claman al cielo y plantear un espíritu un poco más en el terreno académico. El terreno académico ha tratado de
abierto y más contemporáneo. Esto a su vez trajo aparejada la protegerse de Castro. Comprometido en ideologías, el mundo
reivindicación como consecuencia de la muerte de Ortega y académico español no ha visto en su trabajo una renovación
los sucesos de Madrid, por lo que este individuo fue defenes- ni nada positivo, sino una amenaza. A Castro lo ha leído la
trado y entonces volvió todo lo peor de Franco otra vez. Lo de gente pero no lo han leído los catedráticos ni sus discípulos,
siempre.
que han sido la generación siguiente de catedráticos; no se ha
Y allí fue donde yo realmente me jugué la vida. Yo esta- enseñado nunca en la universidad española. Precisan1ente el
ba totalmente embarcado en ello, en esa especie de pequefia área donde Castro es desconocido es en el área académica,
apertura, que no era reforma, sino que se trataba únicamente porque mencionar a Castro, decir algo bueno de Castro sig-
de hacer frente a las burradas, las barbaridades y las locuras nificaba perder la esperanza de ser catedrático en España. Así
que estábamos viviendo con este señor lbáfiez Martín. Franco sencillamente hasta el día de hoy.
no entendía nada, nunca entendió nada, tenía siempre allí un Hasta el día de hoy se siguen diciendo cosas como: «A mí
señor que se encargaba de ello, omnipotentemente. A raíz de no me gusta decir nada de él porque Castro lo que afinna es
estos sucesos de febrero del cincuenta y seis se lo achacaron que todos son~os judíos y que todo es árabe». Esto natural-
todo a los comunistas. De repente todos nos encontra1nos mente es inaceptable: «Mire usted eso es una estupidez, Cas-
que éramos comunistas, lo cual fue una cosa estupenda. Le tro no era tan tonto como para decir eso. Castro hizo una cosa
muy distinta, pero claro, lo que pasa es que usted no se lo ha lado, no había ninguna otra discusión. Sánchez Albornoz era
leído, léaselo usted y note que no dice eso». un buen scholar,eso no se le puede negar; era un buen medie-
De Castro no se publicó en España una sola reseña, eso es valista, pero al mismo tiempo su utillaje mental era muy anti-
muy interesante. Es un dato 1nuy curioso y casi increíble que cuado, anticuadísimo, siglo XIX. En gran parte menendezpelayes-
de Espa11a en su historiano se publica ni una sola reseña. Estaba cotambién: la reconquista y todo esa serie de cosas. Lo natural
declarado muerto civil. Si Franco hubiera cogido a Castro lo hubiera sido que Sánchez Albornoz hubiera hecho muy bue-
fusila inmediatamente, no sólo por su identificación con la nas migas con Franco, porque él estaba ideológicamente con
política universitaria y cultural de la República, lo cual sí es esa interpretación histórica.
verdad que había tenido una gran influencia. La cosa e1npe- Una de las cosas más curiosas que hay en la relación contra
zaba en ese terreno, en donde él ya representaba una figura Castro es el que se le eche en cara que utilice ideas de Una-
inaceptable. Yo me hubiera jugado por lo menos la carrera por rnuno, ideas de Ortega, ideas de Dilthey. Eso de por sí quería
pub] icar una reseña de Castro. decir para muchos que era una basura porque el concepto que
Lo que sí viene es lo de Sánchez Albornoz que le hace la ha habido en España de la historia ha sido un concepto tan
cosa ideal a Franco con su planteamiento contra Castro. Era bajo. La idea de que un historiador, profundamente preocu-
un planteamiento totalmente de vuelta a la derecha más des- pado con la historia, preste atención a aspectos puramente
nµda, mas descocada: España existe desde siempre, desde las intelectuales, puramente epistemológicos de la historia, eso
cuevas de Altamira, los musulmanes han sido unos invasores, ya de por sí es una cosa tre1nenda que se toma como delito. «A
un factor totalinente negativo y menos mal que estuvimos quién se le ocurre, que este haya leído a Dilthey, que utilice
ocho siglos luchando contra ellos y los echamos, porque no sus ideas.» Esto ya es una condena al fuego, es un hereje. A
fueron nunca más que un pasado negativo. lo judío, bueno mí, que me formé como historiador, en una facultad de his-
los judíos son una gente infame e imposible. toria, a mí se me ha enseñado que la historia depende de los
Yo tengo una frase de escándalo con la cual me he hecho documentos, lo cual esta muy bien. ¿Qué son los documentos?
en España muchísünos enemigos, pero no 1ne importaba por- Los documentos son unos papeles que están en los archivos.
que eran enemigos ya de antes: Boabdileratanespa11ol comoIsabella ¿Qué hay que hacer con todos los documentos? Transcribirlos,
Católica.Cuando 1ne oían decir eso a la gente en España le su- aprender paleografía y aprender a transcribirlos, bueno y ¿des-
bía un «GRRRRRR» para arriba. Es una injusticia afirmar que pués? Bueno, después ya está. No se nos ha dicho, a mí nadie
don Américo defendía que todo es árabe y que todo es judío. me dijo que había después un proceso diríamos de exégesis del
«Esa es la conclusión de alguien como usted que cree que nada documento, de crítica del documento y de averiguación de
es ni árabe ni es judím 1 y eso naturalmente es inaceptable y qué realmente dicen los documentos, allí acababa la historia,
eso está condenado a perecer. se le daba un hachazo. Y otra cosa, un documento histórico;
Hoy en día nadie lee a Sánchez Albornoz, pero en aquel documentos históricos eran papeles de los archivos, un frag-
momento sí se lo leyó mucha gente como respuesta a Castro. mento de cerámica, ¿no es también un documento?, y un cua-
Gente interesada en Castro y en la discusión, porque por otro dro ¿no es un documento? y el Quijote¿no es un documento?
Claro, quiere decir que existe la necesidad de ir a lo in-
Los diálogos en cursiva se dirigen a un interlocutor imaginario. terdisciplinar, que es lo que hace Castro, que realmente es
su aportación más positiva, la apertura a lo interdisciplinar. Menéndez Pida! le da mucha importancia a lo histórico. Lo
Cuando la gente estaba acostumbrada a mirar con anteojos, cual quiere decir que ya está abordando el campo de la inter-
este señor habla de historia del arte, de historia intelectual; disciplinaridad. Lo que básicamente nos viene a decir es: mi-
eso les parecían cosas absurdas, elementos completamente ren el filólogo o el lingüista que únicamente presta atención
desconectados. a la lengua ya esta perdiéndose lo mejor. El lingüista que no
sabe más que lengua no sabe nada. La lengua es un fenómeno
2. La construcción del pensamiento de Américo Castro histórico y un fenómeno hun1ano que tiene que abrirse a esos
dos aspectos. Por ello, conocer únicamente lo que es un siste-
I. FPF:¿Dedóndeprocedeelpensamiento de Castro?¿"Cuál y
es la conexión 1na de reglas es una visión muy recortada y muy insuficiente.
desconexiónconsu maestro,MenéndezPida[? Bueno, esa es la idea que proyecta en todo el ámbito europeo
FMV: Menéndez !'ida! en los primeros años del siglo XX don Ramón en los primeros años del siglo XX y la idea que lle-
es un hereje de la filología alemana que es una filología total- va despu~s al Centro de Estudios Históricos, y esa es una idea
mente positivista. Él fue discípulo de Wilhelm Meyer-Lübke, a la que don Américo, desde el primer momento, está muy
con el que estudió en París. Lübke representaba casi la cum- atento. Menéndez Pidal la proyecta después en lo que es en
bre de la filología románica positivista alemana que en esos realidad su obra maestra, la que yo más admiro, que se titula
~omentos influía incluso en Francia. Pero Meyer-Lübke era Orlgenesdel espmToly que es un trabajo de historia de la lengua.
un especialista en lo rmnánico y en lo puramente lingüístico. Có1no se ha originado la lengua, có1no se han sucedido una
Menéndez Pidal publica su tesis en tres volúmenes -que fue serie de procesos puramente técnicos y fonéticos, etcétera.
la primera tesis doctoral moderna que se escribió en España, Pero ha tenido lugar también la inversión de ese dialecto
por otra parte-: «Gramática, texto, y vocabulario del Cantar románico en unas circunstancias puramente históricas y pu-
de Mio Cid». Ahí esboza don Ramón una idea para el momen- ramente humanas que lo han convertido en el español, y eso
to revolucionaria, que es que la filología no puede prescindir ya no depende de Meyer-Lübke, ni depende de los filólogos
de la historia, que lo lingüístico está totalmente sumergido y alemanes. Eso es una ciencia por hacer y allí es donde entró
fundido en lo histórico. don Américo, como discípulo de Menéndez Pida!, yo diría que
De eso se da cuenta el joven Menéndez Pidal. El joven Me- el mejor y el más listo. Y además que muy pronto lo supe-
néndez Pida! ve todo lo que ha hecho Meyer-Lübke y lo que ra, porque llega un momento en el que Menéndez Pidal se
han hecho los alemanes y aprecia que es puramente lingüís- asusta un poco de eso y se asusta sobre todo con la impronta
tico, y por ello, manco e incompleto. Ellos piensan en una que se impone en el Centro Estudios Históricos. La posición
lingüística de puras reglas, puramente gran1atical, y no en de Menéndez Pidal en este centro de investigación es un fe-
el fenó1neno humano y que con10 fenómeno humano tiene nómeno muy complejo, porque el Centro de Estudios Histó-
que tener una incorporación a lo diacrónico, que es la histo- ricos es básicamente regeneracionista. Los regeneracionistas
ria. Aparece una nueva rama que es la historia de la lengua no quieren crear demasiados problemas, vienen a resolver el
en sí misma que era distinto a lo que ellos pensaban, que era problema de España, no a crear otros proble1nas. Con lo que
fundamentalmente las leyes fonéticas de transforn1ación del ha hecho Menéndez Pelayo, que ha creado esa visión digamos
latín vulgar en las distintas lenguas rmnánicas. ultracatólica, ultraderechista, don Ra1nón jamás tomará pos-
tura contra él. Jamás toma una postura contra esa concepción donde se juega todo, para bien y para mal: los éxitos, los fra-
de acercamiento a la historia porque Menéndez Pelayo -y eso casos, todo eso esta allí. Nuestra historia intelectual es algo
es digamos lo que más admiro de él y en eso lo considero un maravilloso que le da un miedo espantoso a la gente. Hoy día,
genio- se ha dado cuenta de que donde se juega realmente la historia intelectual se hace poquísi1no en España. Se hace,
la historia de España, en cuanto a concepto, es en la historia cada vez más, una barbaridad de estudios de historia econó-
intelectual y que eso es en gran parte lo que ha hecho con los mica de base marxista. El n1arxismo realmente tiene hoy una
heterodoxos. aceptación tremenda diríamos en la historia oficial. Si tú ha-
Menéndez Pidal no quiere problemas y hay una cosa muy ces un análisis de tipo braudeliano, estás perdido, no se acep-
curiosa acerca de sus estudios históricos: él fomenta los estu- ta, «no aparezca por aquí», te dicen.
dios lingüísticos, literarios, pero no fmnenta los estudios de A don Américo no le daba miedo, claro que no le daba mie-
historia intelectual. ¿Por qué? Porque ahí en cuanto se metiera do porque estaba en Princeton. Estando todavía en Madrid tuvo
un poco iba a surgir el conflicto con Menéndez Pelayo. Menén- despunte.sen ese sentido muy fuertes y muy valiosos, por ejem-
dez Pidal, con su visión regeneracionista, no quiere problemas, plo, en los estudios sobre Santa Teresa. Sus estudios de Santa
no quiere una guerra civil porque en el fondo, lo que hay en el Teresa que hace en los años veinte, en los primeros años treinta,
fondo de Menéndez Pelayo es una guerra civil. Menéndez Pela- son estupendos. Y él sobre todo se reforzará con Bataillon y el
yo en realidad afirma que si tú no eres católico inquisitorial y si libro sobre el eras1nismo que se debe en gran parte a Castro, a lo
~o eres un nacionalista de Zarzuela, no eres un español y eso que hablaban Castro y él. Bataillon, con todo, tenía una visión
es una guerra civil. Eso le dio un miedo terrible a don Ramón y muy francesa de las cosas, tenía muy buenos maestros, era un
por ello dio marcha atrás y no fomentó los estudios de historia gran humanista, pero reahnente cuando llegaba a la literatura
intelectual que es donde Castro entra de lleno. españolase encontraba sin armas. Y fui yo quien le tuve que de-
En eso, curiosamente, Castro es un discípulo de Menéndez cir, que lo tuve que sacudir por los hombros y decir: «no, al final
Pelayo; se ha dado cuenta que allí -en los estudios culturales- de tu tesis sobre Erasmo en España tienes que poner un capítulo
es donde estaba la cosa; y claro, todo esto lo refuerza la llegada sobre Cervantes», que es con lo que termina. Pero ya fue una
de Dilthey. La historia no es la de los marxistas ni la de los cosa que le costó mucho trabajo porque él no lo veía. Cervantes
freudianos, es la de los filósofos, de ahí viene todo. La víscera para é1 era un literato, la proyección de Erasmo sobre el arte de
hu1nana que rige la historia es el cerebro, no es ni el estómago Cervantes él no la veía y empezó negándola. Incluso en el libro
ni el sexo. Allí entra Castro, con una influencia enorme de Erasmo y Espaifalo que hace es tirar de las riendas de la visión de El
Dilthey, ¡bendita sea! Yo 1ne considero más diltheiano que castris- pensamiento de Cervantesde 1925 de don A1nérico. Bataillon era muy
ta. Pero cada vez que te metes con la historia intelectual espa- cauto pero al mismo tiempo un hombre muy honrado y una
ñola un poco y profundizas, la cosa de Menéndez Pelayo salta gran cabeza y, como si fuera un padre, fue cediéndole a Castro
por los aires. A don Américo no le importaba que saltara por cada vez más, hasta rigurosamente declararse -yo se lo he oído
los aires, sino al contrario, ¡que salte por los aires! Y todo eso a él en persona-: «Yosoy hoy día un discípulo de Américo Cas-
es lo que seguimos viviendo. tro», se lo oí decir un poco antes de morir.
El problema que tenemos hoy es sencillamente que tene- Y seguin1os así porque nuestro concepto de la historia sigue
mos totalmente olvidada nuestra historia intelectual, que es siendo un concepto muy pobre y un concepto mediatizado
por ideas de fuera. Estamos colonizados por ideas de fuera. El ceptos, no se trata de ir sólo a los archivos; está muy bien irse a
nombre perfecto es José Antonio Maravall, que empezó como los archivos, pero hay una cosa más urgente para nosotros. Ir
falangista pero que tern1inó como europeísta, representando a los archivos se va para resolver un problema concreto, pero
algo así como el disloque, la explosión del europeísmo de la para el problema central de la historia, de cómo tenemos que
generación del 98. Europeo por delante de todo. Idea que ha o~ientarla, para eso no hay que ir a los archivos, hay que ir aquí
empalmado con el europeísmo de los socialistas. Don Améri- [señalando la cabezaj y establecer unas redes conceptuales y
co, que era un gran internacionalista por definición, decía, sin un almacén conceptual que no lo podemos pedir prestado ni
embargo: «Estos ingleses y estos franceses no entienden lo que a Francia ni a Inglaterra ni a Italia ni a Alemania; tenemos que
pasa en España porque vienen y se acercan a ella con las ideas elaborarlo nosotros y eso es lo prilnero, eso es también muy
de sus propias historias y todo lo proyectan aquí y, bueno, les difícil, eso no está al alcance de cualquiera.
sale un batiburrillo». Cualquiera puede ir a un archivo y encontrar ahí unos do-
En Espafia me he encontrado repetidamente con una esce- cumentos interesantes y publicarlos; lo otro no está más que
na muy curiosa y es que me han dicho en numerosas ocasio- al alcance de cabezas creadoras, y nosotros no fomentamos la
nes: «Tú te atreves a disentir, a corregir a Maravall en ese libro cabeza creadora y no queremos utilizarla porque es difícil, es
sobre el aspecto social de la Celestina». Yo sí que me atrevo duro, es comprometido y es un riesgo. Tenemos un complejo
pero además que no lo corrijo, no tengo por qué corregirlo de incapaces respecto a Europa: «¿Nosotros vamos a disentir,
porque él a lo que llama los aspectos sociales de la Celestina vamos a enmendar nosotros a esos franceses, a esos alemanes
no son los aspectos sociales de la Celestina; él se inventa los tan empingorotados?» Es 1nucho mejor ir del brazo con ellos,
aspectos sociales de la Celestina; lo que no quiere hacer es leer para lo otro hacen falta testículos.
la Celestina, sino leerse unos libros sobre cosas europeas que Vivir del extranjero, acostumbrarse a que ellos estén n1u-
él se imagina que quieren verterse ahí. Claro, ha sido el único cho más adelantados que nosotros y nos agarren por los dien-
que se lo ha leído en España porque en España leerse cosas tes para ponernos a la altura de ellos, pero ¿para qué ponernos
de fuera de España no seduce mucho, y entonces llega aquí y a la altura de ellos! ¿Convertirnos en copias pálidas de ellos? Y
presenta las sombras chinescas esas y los pone muy contentos, eso cuando lo proyectas en la literatura te pasa igual. Porque
pero es que ese libro sencilla1nente no tiene nada que ver con si quere1nos ver en nuestra literatura, en el Quij'ote,en la Celes-
los aspectos sociales de la Celestina. tina,en El libmde buenamorlas mismas cosas que hay respecto a
Francia, Italia y Alemania; si uno quiere ver las mismas cosas,
lo que encuentra uno son cosas muy pálidas en relación con lo
2. FPF: Si paradefender elparadigmade estudioquepresentaCastroespre- de elloS. Para poder apreciar aquello en lo que nosotros hemos
cisosaherde historiade arte,de historiaintelectual,defilos~fi'a,
saberhebreo, ido mas allá, uno no puede encontrarlo si proyecta su estudio
saberárabe¿podríaexistiren elfondoun desajt'o a un colectivo académico
que a través de las ideas críticas que nos vienen de fuera de Espafia.
noloplanteade la mismaforma?,1Selesestáacusando depecardeperezapor Metiéndonos con los medievalistas. La tendencia 1nás or-
noabordaro desconocer estasáreas? todoxa y más cultivada entre ellos es estudiar, por ejemplo,
FMV: Sí, pereza, claro, pereza, porque el problema es ese. las retóricas medievales en latín. En España no había una
Para España tenemos que formularnos nuestros propios con- latinidad cmno la de Francia. Se van a buscar el estudio y el
conocimiento de la retórica en España y entonces se ponen a malísimo para los sennones, esos sermones son interesantes
buscar verdaderas migajas. Bueno, algo llegó, pero no tienen de lo malos que son. Son sermones para predicarle a los ju-
ni la menor idea; cuando querían un profesor de retórica los díos, porque a los cristianos no había que darle~ la l~t.a con los
traían de Francia o de Italia, pero en España no se conservaba sermones. Vean ustedes que en España la cansmat1ca no es
nada de retórica; se conservan, por ejemplo, algunas copias igual que la de Francia. En Francia hacía fal.ta, en España no
malas de algunas de las más conocidas de Europa. Pedazos de hacía falta y, por consiguiente, no la hubo. S1la buscamos, no
apuntes hechos de cualquier manera, sobre algunas obras se- la encontramos; lo que se documenta es que no había. Pero
cundarias, pero todo ese capítulo que para Francia, para Italia, acaba allí la diferencia en la cantidad y calidad, y no es ni can-
para Alemania existen volúmenes y volúmenes, en Espafia te tidad ni calidad; en España se interpone un factor nuevo, dife-
da para veinte páginas y no sacas una conclusión. Luego en Es- rente, que no ocurría en los ultrapirineos.
paña no era igual, mientras en Europa había obras originales, El mundo de los infantes de Lara es un mundo de vengan-
y además a porrillo, en España tenemos cuatro ecos misera- za, de horror: los padres, los hijos, todos se matan, es horroro-
bles copiados, mal copiados y que no dan para llenar veinte so. Cuando a Gonzalo Gustioz lo mandan cautivo a Córdoba
centímetros de plúteo en una biblioteca. y le sefíalan las cabezas de sus hijos para que los reconoz~a, es
A mí me pasó con la predicación. La predicación medieval Almanzor el que, por compasión, le cede como concubina a
e1:1ropeaes un género profuso, es una selva, donde te pierdes su propia hermana para su consuelo. El Almanzor histórico
al conocer los sermones por todos lados. En Espafia apenas era un tirano de lo más antipático, pero al Almanzor de los
hay textos de sermones, la carismática no ha dejado testimo- infantes de Lara, en cambio, se compadece de ese padre que
nio ninguno en España, ni sabemos, ni tenernos noticia de ve las siete cabezas de los hijos. la única persona con senti-
que se predicara en Espafía; se predicaba poquísimo. El resul- mientos humanos que hay allí y que no es una bestia de ven-
tado es que se ha escrito mucho sobre predicación. Tratados ganzas, es el moro. El moro es el único sujeto civi~izad~ con
de predicación medievales en Europa los había a montones, sentimientos humanos. Todo eso no es porque este copiando
colecciones de sermones por todos lados, en España apenas al A lmanzor histórico que no era en absoluto así.
hay nada. Todo esto quiere decir que el ambiente religioso no La idea del clérigo y la idea del latín en la Edad Media espa-
era el mismo y, sobre todo, nos presenta un problema de ori- ñola es desastrosa, realmente desastrosa. Los clérigos en Espa-
gen; el problema de preguntarnos el porqué; por qué en Fran- ña no supiefon jamás latín. Nada menos que eso, una cultura
cia predican una barbaridad y en Italia igual y en Alemania y, que tiene como n1edio el latín, no era posibl~~en España, y
en cambio, en España nadie predicaba, ahí es donde estaba el por eso Alfonso X decide eso de que, bueno, de¡ernonos del la-
problema, y es que no hacía falta. En España no se era cristia- tín y vámonos al romance porque no hay manera. La famosa
no por las mismas razones que se era cristiano en Francia o en universidad de Palencia, una universidad anterior a la de Sala-
Italia, aquí uno era cristiano porque no era musulmán, y ya manca de principios del siglo XIII se quiere presentar como la
con eso no necesitaba uno ir a predicarle esto y lo otro, ni el que levanta las letras latinas en España. Empezando ~orq~e la
párroco con el obispo ni el tal, eso es lo que hay que estudiar. universidad de Palencia quedó n1as bien no como un1vers1dad
En Salamanca se conserva un fragmentito de un libro so- sino como escuela episcopal y se crea con gente, con maestros
bre predicación de los sermones de San Vicente Ferrer; era que traen de Francia y de Italia, principahnente de Italia; de
Bolonia. La universidad de Palencia funciona un p~r de afios y 3, PPF: Otraanécdotaque me contóuna vez SamuelAnnisteady que en-
al cabo de un par de años los clérigos se quedan con las rentas cuentromuygraciosa es sobreunavisitaqueun día hizoAméricoCastroa la
para los profesores y se acaba la universidad de Palencia. y en Universidad de SantaBárbara.Eranlosaffossesenta,enplenaGuerraFría,
Pale~cia, el maestre escuela de la diócesis en la segunda mitad y el titulardelperiódicolocalponi'aen letrasenormes:«Castroha llegadoa
del siglo XIII es analfabeto; no ya que no sepa latín, es que es Sa.ntaBárbara». Se montóungranrevuelo, porqueclaramentela genteenten-
analfabeto. díaquese tratabadel «otroCastro».En relaciónconestaanécdotaqueparece
Qué clase de indigencia era la cultura latino-eclesiástica sacadadeunacomediadeJardielPoncela, queríapreguntarle:
¿'Sigueel Castro
para pasar eso. Y sabemos que en los cabildos estaba fo me- granadinoarmandorevuelo? ¿"Cuáles el legadohoy de AméricoCastro?Y,
jorcito. Tenemos a los obispos, recibiendo documentos de porotrolado:¿"Cuál es elpesode cargarconunaetiquetaquedice«castrista».?
R~ma, una bula en latín, y no tienen ni idea de qué se trata. FMV: De todo lo que he afirmado anteriormente, quien
T~enen que traerse a alguien de por ahí a que nos diga qué nos ha sensibilizado ha sido don An1érico. Sin eso no lo com-
dice. Y no hablemos de filosofía ni de cosas de otro ca libre· prendería y estaría repitiendo las mismas cosas de Maravall.
la indigencia intelectual del clero medieval español era fabu~ Yo he tenido siempre un agarre con Maravall. Cuando iba a
losa, increíble y ridícula. Una de las cosas que está perfecta- algún evento y estaba él, siempre terminábamos peleándonos
mente docu1nentada es que en Roma tienen durante siglos en público. Al m.ismo tiempo, tengo que decir, que eso quede
l:1na.gran~preocupación con la Iglesia española, ya que no hay bien sentado, que Maravall, con todo, era muy caballero con-
nadie alh que pueda comunicarse con ella porque no saben migo, nos tirábamos los platos a la cabeza pero no nos queda-
latín. A principios del siglo Xlll les mandan un tipo muy rnos ahí, no. Y él me dio pruebas de alto aprecio, por lo cual le
bueno que se llama Juan de Abbeville -un francés- a ver si estoy 1nuy agradecido. Que no es lo,_que hacían otros, no es lo
logra ~ue los capitulares, no los curas ni los párrocos, sino que hacía un Francisco Rico, ni lo que hace.
los~cap1~ulares, los canónicos y los obispos sepan un poco de Don Américo está involucrado en todo esto, sin don Amé-
lat1n. Tiene unos problemas horribles; yo creo que se muere rico yo no podría haberme dado cuenta de estas cosas y esa es
de un patatús que le dio. Hay una lucha de dos siglos desde 1ni deuda, que no es la deuda que tendría un repetidor de don
Roma con la iglesia espafiola a causa de dos cosas que Roma Américo, de alguien que está con él todo el día dándole a la
no ~soportab~, que es que los capitulares y los obispos, la jerar- 1nanivela. Yo soy tremendamente enemigo de la idea de un
quia, aprendiera un poco de latín y lo otro, ¡hombre! ¡que no hombre de un solo libro, n1e parece peligrosísima y totalmen-
tengan tantas concubinas tan ostentosas! Roma llega un mo- te incompatible con ninguna actitud científica.
ment~ en el que se desentiende de Espafi.a, dejándolo como Estoy también en contra de lo que dicen por ahí de que
u~ pais absolutamente dejado a la mano de Dios. En España yo soy «castrista» y se acabó. Hombre, yo soy castrista según
el 1de:l de c~ltura no era católico, era el moro y el judío, de lo que usted cree. Si piensa que soy un inconforme, en eso le
esos ~I s~ sabia que sabían de todo: filosofía, lenguas, etc. Por debo mucho a Castro, pero yo no soy un repetidor de Castro.
cornagmente nosotros no podemos estudiar nuestra Edad Creo que debemos de conocer a Castro, criticarlo profunda-
Media como se estudia la de Francia. mente en el 1nejor sentido de la palabra, depurar sus ideas y
estar abiertos para que venga alguien mejor que él y nos en-
señe las cosas que se nos escapan ahora mismo. Eso no es ser
un castrista. Cüando yo voy por un edificio académico en Es- dicen. Yo sobre eso he tenido agarres públicos con Rico. Él está
paña, y ando por ahí y oigo rumores de: «¡Ese es castrista!». En con eso de la etnótica. Para él, lo que tenemos que hacer es
ese sentido yo no soy castrista, yo no soy el que anda por ahí editar los textos, buenas ediciones. Aquí esta eso ln1uestra su
predicando el evangelio de Castro. Yo digo que lo leamos, que edición del Aita Tettauende Benito Pérez Galdós publicado por
nos ente~emos y que lo corrijamos; yo he corregido muchas la editorial Akal]. Ahora bien, cuando yo estuve trabajando
cosas de Castro. en esto no trataba de hacer otra edición, lo que trataba era de
Es que no hay por qué estar de acuerdo con Castro. Yo enterarme de lo que dice. Esto es muy interesante, porque yo
creo que él tiene cosas acertadísimas y tiene otras extrañas, creo que nuestra misión no es la etnótica. Es elemental que
opinables e incluso desacertadas, porque nadie tiene el an- tenemos que hacer ediciones y que es útil y necesario, pero
tídoto para esa toxina. Yo, por ejen1plo, he dado una visión no es el final de nuestra misión, la .finalidad es decirle a la gen-
totalmente contraria a la de Castro en lo relativo a la Escuela te lo que está escrito en los textos; que es muy dificil porque
de Traductores de Toledo y en lo relativo a la repercusión en para ello.hay que proyectar los conocimientos históricos, lin-
España de la Escuela de Toledo. Lo que dijo don Américo me güísticos, religiosos, sociales y tratar de hacer eso asequible a
parece su1namente desacertado. Pero claro, se interpone ta1n- quienes no son profesionales y que no pueden permitirse el
bién otra cosa, que es que lo que dijo don Américo tenía sen- lujo de ser profesionales entre otras cosas. Nuestra misión no
t.ido y era comprensible perfectamente a bise del estado de los es hacer ediciones críticas, nuestra misión es leer esos textos
conocimientos del año cuarenta y ocho. Pero es que hoy, a la con el máximo de garantía de enterarnos de lo que realmente
altura del dos mil, el estado de los conocimientos no es el mis- han querido decirnos los aut'ores. Y sobre todo en una España
mo y hoy sabemos cosas que don Américo ignoraba comple- en donde, por razones históricas, el pensamiento puro esta
tamente porque no podía saberlas, porque no estaban incor- 1nuy mal tratado y el pensamiento puro ha tenido muchas
poradas. Hay una cosa n1uy seria que ha pasado en la segunda dificultades para decir lo que siente y lo ha tenido que decir
mitad del siglo XX, y es la explosión de conocimientos, hoy por vía literaria, esa es una cosa fundamental.
no hay apenas ningún tema que no pueda, en n1uchos casos, No hay que ponerse a los pies de don Américo sino de
resolverse. Muchos problemas que hoy se pueden resolver a Unamuno. Unamuno dijo que España no produce filósofos
base de la amplitud de conocimientos que hay. Don Américo porque nuestros filósofos han tenido que escribir, han tenido
es anterior a la explosión de conocimientos y eso claramente que ser escritores y en nuestra historia, nuestra filosofía esta
repercute que nosotros hoy poda1nos enmendarle la plana en escrita en la literatura. Qué duda cabe de que Cervantes era
muchas cosas y tengamos la obligación de hacerlo. Y no debe- un .filósofo y tenemos que acercarnos a nuestra literatura no
mos considerar que estamos pisoteando la fa1na de don Amé- solamente con los criterios puramente de crítica literaria sino
rico, todo lo contrario, yo incluso si lo corrijo lo hago a partir también de crítica intelectual. Qué duda cabe que La Cele.stina
de él, lo hago a partir de la metodología y del enriquecimiento es uno de los libros más relevantes en cuanto a cargazón in-
del concepto que él nos ha entregado. telectual que ha producido la humanidad y nos quieren en
Otra cosa que él empezó hacer muy bien pero que todavía can1bio convencer de que es una historia didáctica con una
lo pode1nos hacer mucho mejor, porque disponemos de me- moraleja; una obra moralizante católica, con una moral que
jores herramientas, es leer los textos enterándonos de lo que se pregona a voces en la portada, de no ir por ahí haciendo
n1ucho trato ni con prostitutas ni con alcahuetes ni con malos que supone un avance y que supone, en fin, la creación de una
sirvientes. vía que otros continúen, eso es a lo único que aspiro. Es a lo
Y ¿quién se dará el trabajo de escribir La Celestinacomo una único que puedo aspirar, y ya es mucho.
moraleja para e_nseñarnos que no ande1nos por ahí con pros-
titutas( Pero ¿qué clase de moraleja es esa( Un poquito de for-
malidad, de seriedad. Pero díselo a todos los ingleses, todos lo 4. FPF: Al hilode lapreguntaanteriorsobrecuáles hoydia la recepción de
ingleses están con el señor Russell [en referencia a Peter E. Rus- las tesiso del nuevoparadigmaque supusoel trabajode AméricoCastroen
sell] -que después nos enteramos que fue un espía toda su vida España,ayerme comentóalgobastanteinteresante sobrela reseñaqueun día
de los servicios secretos ingleses y que estuvo a punto Fran- publicóLázaroCarreteren ABC.
co de fusilarlo-. Bueno pues ahí están todos ellos repitiendo FMV: En mi libro sobre los Origenes y la sociologia
de la Celestina,
como papagayos. Nada de eso, una obra moralizante para ver el en donde no tengo más remedio que disentir profundan1ente
castigo del pecado, de la gente que fornica, que son cosas muy de la tesis didáctica y de las cosas de maravales, estudié los oríge-
feas, las chicas que fornican ahí en el jardín de papá, ¡que no nes del tema celestinesco como tema absolutamente hispano-
lo hagan, que no sean tan descocadas, que vayan a otro sitio! se1nítico, con1pletamente hispano-árabe.
Así estamos. la primera vez que yo me leí en serio la Cárcel Bueno, en su día, el único que lo reseñó fue Lázaro Carre-
d.eAmor me di cuenta de que no es el tema del a1nor cortés, ter. Él decía básicamente: «Bueno este libro es un libro inquie-
bueno está allí de cierta.manera, pero lo que también está y es tante, es un libro muy atrevido, un libro con el que yo no es-
más importante es un comentario a la Inquisición, a los orí- toy del todo de acuerdo, tampoco estoy en contra porque son
genes de la Inquisición. Claro, por un converso, por un tipo cosas en fin que son n1uy discutibles, pero hay una cosa que
que lo ha pasado muy mal. Entonces, el tema aquí no es el tenemos que reconocer que es que hoy en día, en el terreno
amor, no es el an1or cortés, es la tiranía del poder y es el ori- de toda nuestra crítica, las rupturas y los avances se producen
gen del te1na del preso político en la literatura de Occidente. entre los que militan en la escuela de Castro». Al mismo tiem-
España ha madrugado en muchas cosas; eso Menéndez Pidal po dice: «yo no estoy de acuerdo», cosa que no n1e sorprende,
lo presentó de una manera un poco superficial: «España· tie- pero creo que ya dice bastante, además en el ABC ¿Quién pide
rra de frutos tardíos y frutos precoces». Para mi el ten1a del más, quién va a pedir más?
preso político comienza como la cabeza del temor, se trata de Entiendo que se está dando cuenta de que por mucho
un preso político víctima de un atropello del poder. En ese tiempo se ha estado repitiendo y repitiendo un poco de lo 1nis-
sentido, todos estos textos están en línea con una literatura mo; todo la mis1na cosa: que si todo es hispanolatino, todo es
suman1ente moderna. italiano ... Bueno, ni en Italia, ni en Francia hay una literatura
Podemos tener un acercamiento un poco 111ás1nodesto, como la española, lo cual no quiere decir que le neguemos
algo especial que no es el amor cortés y que no existe fuera de méritos a los franceses o los italianos o que no nos quitemos
España y que no puede producirse fuera de España. Los fran- el sombrero ante ellos. Pero ellos han hecho otras cosas que
ceses tienen una maravillosa literatura medieval, pero ningu- nosotros no podemos hacer bien y también al contrario.
no partió de esto. A mí Castro lo que ha hecho es ponerme en ¿Cómo ha sido posible eso que sucede en 1605?¿Cómo ha
condiciones, dentro de mis modestas fuerzas, para hacer algo sido posible? Ha sido posible empezando porque en 1499 ha sa-
lido la Celestina,sin la Celestinaeso no puede suceder. Yo veo a es, con aquellas preguntas pendientes, con aquellas terribles
la Celestinacomo uno de los factores diferenciales y esenciales incitaciones. El público francés eso no lo admite. Este autor se
en la literatura española; es una obra que canaliza la literatura da cuenta que la obra es muy buena y muy importante pero
española por o~ra parte. Está ahí Italia con todo su prestigio, él 1nismo no le da camino a ello. Los ingleses te transforman
todas su cosas, pero Ttalia no puede acercarse a la novela hasta La Celestinaen una colección de chistes de prostitutas y de alca-
el siglo XIX con Manzoni y, bueno, no está 1nal en un mundo huetas y cosas de esas. Le dan un giro chistoso que no influye
en donde no hay novela, pero ta1npoco me entusiasma mu- tampoco en nada en la literatura inglesa.
cho Manzoni. Y claro que pasa más, en esa época la literatura En España no ha habido ningún escritor que no haya esta-
europea está digamos en huelga, no es una época en que haya do de algún modo modificado por la Celestina. La Celestina
grandes obras, van a salir después con Ariosto y todo eso, pero lleva a una formación de la novela tremenda, pero en Italia
es una zona un poco desértica. no se enteran de que se ha publicado la Celestinay también
España, por otro lado, es fecundísima; es ft'cundísima por- la tra~ucen, pero nadie se entera y no influye porque es un
que han aparecido en masa los conversos y además han veni- problema alejado que no podía significar nada para gente que
do los conversos como hombres modernos que están sufrien- vivía en Roma o que vivía en París o en Londres. En España
do un poder terrible que no es el de la Tnquisición medieval, sí, por desgracia; por desgracia, pero tan1bié11 se puede decir
sino que es el de la estatalización de la religión y el control del felix culpa.
pensamiento, y de ahí sale la Celestina,y de ahí sale El Lazarillo Y es que en España tiene un sentido pero fuera no, y sin la
de Tormesy de ahí sale El Abencerraje y de ahí sale Mateo Alemán situación histórica de Espafía no se puede producir esa obra.
y de ahí va a salir Cervantes. Si no hubiera habido el relato Cuando la sacas de su contexto histórico y la llevas en los mis-
de esas historias absolutamente peculiares no hubiera habido mos años fuera, la cosa se diluye. Es absurda, es una obra que
tampoco esa realización de literatura absolutamente original no tiene sentido; entonces, claro, la estropean.
que por su peculiaridad no puede tampoco influir fuera de Es-
paña. El desconcierto de los que traducen La Celestinaal inglés Cambridge, 1 de abril del 2008
o al francés es enorme porque no tienen nada con lo que com-
pararlo. Se dan cuenta de que aquello es importante y que
vale la pena traducirse, pero al mismo tiempo no lo entien- Rompiendo la estrechez de miras ante'riores y abriendo paso
den, y claro no ejerce influencia en su literatura. La Celestinano a un nuevo paradignrn, revolucionario principalmente por su
tiene influencia en el siglo XVTaunque estaba traducida. planteamiento interdisciplinar, el hispanismo en el exilio fue
En la traducción más importante que se hace al francés, el que mejor pudo entender y sacar a la luz realidades antes
Lavardin [Jacques de Lavardin, 1578] cuando llega al final, al invisibles para la crftica. Gracias a ellos hoy el acercamiento
discurso de Pleberio, inventa un personaje que es el cuñado de al estudio de la Edad Media peninsular, así como a la realidad
Pleberio; el cuñado de Pleberio llega y le dice: «Bueno mira no social y literaria de nuestro Renacimiento y Barroco es com-
te pongas así, no se puede presentar las cosa así, un cristiano pleta1nente otro. Quién mejor, no sólo por sus nuevos plan-
no puede decir eso, no puede». Y no trata de consolar a Plebe- teamientos metodológicos, sino también por su experiencia
rio, sino que el traductor no se atreve a lanzar la obra tal como vital, podría haber entendido realidades antes invisibles corno
el exilio interno de los intercastizos,
autores, en palabras de Már-
quez-Villanueva, de la literatura «más española» y «dueños de
una conciencia fenomenológica del propio vivir» (Márquez
2002:19).
La humanidad y capacidad intelectual de Paco Márquez
le hace ser, desde mi punto de vista, el más destacado de los
alumnos o seguidores de la escuela de Américo Castro. Es el
que más ha continuado los grandes temas que interesaran al
hispanista granadino, el que más ha profundizado en ideas y
pautaS marcadas por él y también, y este aspecto es esencial,
el que más ha desafiado las ideas de su maestro.
La historia del hispanismo estadounidense cuenta con pá-
ginas de indudable dramatismo; es una historia de aventuras y
desventuras, de personas excepcionales, como Paco _Márquez,
que un día vieron que no había más remedio que tomar un bi-
llete sin retorno. Como el otro gran hispanista sevillano, An-
tonio Domínguez Ortiz, Francisco Márquez eligió y comenzó
a explorar un camino incómodo en aquel entonces, pero im-
prescindible en nuestra historia, el del estudio de la impron-
ta de la cultura judía y conversa española. Antonio Domín-
guez Ortiz, pese a no llegar nunca a conseguir la cátedra en
la Universidad de Granada, pudo esperar a los años ochenta
para que se comenzara a valorar su excepcional trabajo con la
concesión del Pre1nio Príncipe de Asturias en Ciencias Socia-
les. El reconocimiento de Francisco Márquez Villanueva, está
todavía pendiente a día de hoy.

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