JORNADAS “CUERPOS ASEDIADOS” 11/11/2017

Facundo C. Rocca

Pensamos los cuerpos asediados por el terror y la violencia que los quiere sujetos.
Recordamos que esos asedios no son sino afectaciones tristes: dispositivos cuyo efecto
no es otro que la disminución de nuestra potencia, la disgregación de nuestros cuerpos
de las disposiciones y las combinaciones que la aumentan. Sabemos también que el
asedio de nuestros cuerpos es el asedio de nuestras almas. Ya Spinoza nos enseñó
que ambos son modos de una sola substancia, una porción de la potencia infinita.

Pero ¿qué otros asedios afectan tristemente nuestros cuerpos? Las comunidades
fantaseadas por el habla capitalista los asedian con la forma mercancía, con el
movimiento del Valor como transcendencia, moral, mandato, y con las ficciones de
libertad que suponen. Las Comunidades “trafican energías alimentadas con palabras” y
así, hacen de “la vida en común” un “comercio de vivientes: los cuerpos como bienes
que se compran y venden” (estancias en común, asunto: (comunidades), 26, p. 108)

Y sin embargo, “nadie ha determinado hasta el presente lo que puede el cuerpo” (Ética,
Parte III, Proposición II, escolio). El Capital hace de esa potencia infinita del cuerpo el
motor y la fuente de su propio movimiento infinito de valorización, pero se arriesga así a
las sorpresas que pueden traer los cuerpos cuando componen sus potencias. La
combinación de los cuerpos siempre amenaza con rechazar la moral del Valor y actuar
una ética de la revuelta.

“Si el habla capitalista fabrica ficciones de libertad, ¿puede ocurrir que esas ficciones se
rebelen?” (estancias en común, asunto: (singularidades), 38, p. 421). Sin dudas, pero
esos cuerpos ficcionados, al mismo tiempo como sujetos libres y como mercancías, no
se rebelan al contrastar como mentira la ficción de su libertad con la realidad de su
sujeción. No se trata de una operación del pensamiento, una toma de conciencia, que
luego haría al alma comandar los cuerpos de otra manera: en rebelión. De lo que se
trata es de una revuelta en los cuerpos, del encuentro de las composiciones alegres
que aumenten la potencia en común y la posibilidad de explorar lo que pueden cuando
ya no son asediados por el fin “teológico” del Valor.