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1 Corintios 6:19-20

Comentario: ¡Somos el templo de Dios! Dios vive en nosotros. Lo que hacemos


en nuestros cuerpos forma parte de nuestro culto a Él. Hemos sido llamados
no solo a evitar la impureza, sino para glorificar a Dios en nuestros cuerpos
honrando el sacrificio por el cual se compró nuestra santidad.

9El cuerpo de ustedes es como un templo, y en ese templo vive el Espíritu


Santo que Dios les ha dado. Ustedes no son sus propios dueños. 20 Cuando Dios
los salvó, en realidad los compró, y el precio que pagó por ustedes fue muy
alto. Por eso deben dedicar su cuerpo a honrar y agradar a Dios.

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio
potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados
de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de
Dios.(Juan 1:12-13)

Juan nos da la maravillosa promesa de Dios de que cualquier persona


que recibe a Cristo nace de nuevo y entra en la familia de Dios. Este es
un nacimiento espiritual de Dios, no un nacimiento físico que depende
de la naturaleza humana.

Romanos 6: 16
"¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerlo, sois
esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado, lo cual lleva a la muerte,
o sea de la obediencia a Dios, lo cual lleva a una vida de justicia?"
Toda persona está en una relación de servidumbre o de sujeción con respecto
a alguien, o con respecto a algo. Y Pablo dijo que nuestro amo y señor es
aquel a quien obedecemos. Si usted obedece a su tendencia al pecado,
entonces ese es su señor y usted deja que su vida esté controlada por el
pecado. Y entonces, usted no puede decir que Cristo es su Señor, cuando, en
realidad no lo es. Porque el Señor le trae a usted a una vida de libertad.
Recordemos que Él dijo, en Juan 8:36, "Si el Hijo os liberta, seréis
verdaderamente libres". Sí, libres, ¿pero para hacer qué? Usted será libre para
vivir para Él, libre para obedecerle. Nuevamente, en el mismo incidente, en
Juan 8:34, el Señor dijo: "Todo aquel que practica el pecado, esclavo es del
pecado".
Romanos 6: 13-18
6 "sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él,
para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al
pecado".
Permítanos, estimado oyente, parafrasear este versículo de esta manera:
"Llegando a saber esto, que nuestro viejo hombre (es decir, la naturaleza de
Adán, la naturaleza vieja) fue crucificada juntamente con Cristo, para que el
cuerpo (el cadáver) del pecado fuera anulado, y dejáramos de ser esclavos del
pecado".
Cuando Pablo dijo: "nuestro viejo hombre" dijo que éramos en Adán culpables
y pecadores perdidos, poseídos de una naturaleza que se rebela contra Dios.
"El viejo hombre" se contrastó con "el nuevo hombre". En su carta a los
Efesios, 4: 22-24, el apóstol Pablo nos dijo lo siguiente: "En cuanto a la
pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está corrompido
conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente,
y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la
verdad".

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