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Se han confundido diciendo que nací en Guarico en Chaguaramas, pero no soy oriental.
Hija de un patriota, hombre de confianza de Bolívar, el General Andrés Rojas y una negra
esclava africana Guadalupe. De allí mi piel de ébano. Nací esclava pero fui liberada.
Desde muy pequeña fui criada por doña Teresa Ramírez, quien se preocupo por mi y
hasta su apellido me concedió. Fui lavandera, pero desde muy joven acompañe a mi
padre en las actividades de la guerra, es allí donde nace mi inclinación por la causa
libertadora, estoy segura que lo llevó en la sangre.
En 1813 enfrentamos al realista Domingo Monteverde, este muy hipócrita nos dijo: Soy
muy conocidos la humanidad de mis sentimientos , esta provocación nos dio fuerza y
brios, nos unimos Graciosa de Sifontes, María Antonia Ramírez, Dolores Betancourt,
Marta Cumbale, y nos pusimos a las ordenes de Bermúdez, Piar y Monagas, defendimos
Maturin y organizamos un batallón con el nombre Bateria de mujeres formada por
nosotras las mujeres del pueblo al lado de los hombres patriotas que luchaban por la
independencia. Colaborábamos en la atención de los heridos y llevando las armas para
poder avanzar en el combate. Por momentos fuimos presa fácil de los realistas, pero nos
mantuvimos fuerte y el enemigo estuvo a raya sin poder entrar a nuestra población, donde
solo estaban escondidos los niños y los ancianos.
Saque fuerzas desde muy adentro de mi, mis ropas se convirtieron en girones hasta
lograr que Monteverde se tragara sus palabras.
Me dicen La Avanzadora porque llena de furia por las injusticias vividas siempre era la
primera en avanzar hacia el enemigo, Recuerdo un día que en medio de una lluvia de
balas, atravese el campo de batalla y le arranque su espada aun general realista muerto,
levante el arma como un estandarte de libertad.
Me enamore de un patriota, tuve un hija María, al llegar la independencia me retire a mis
tierras a descansar y a disfrutar de la Venezuela libre del yugo español
NARRADOR: Murió desterrada y pobre, aunque muy altiva y digna, a los cincuenta y nueve años en
1856 por causa de la peste difteria. Esta mujer nunca se dio por vencida en ninguna
circunstancia, su carácter superaba a los mismos acontecimientos. A Manuelita la llamaban la
Tiranía porque revelaba a la vez la férrea voluntad que tenia, su influencia sobre el espíritu del
Libertador y el dominio autoritario sobre todos. El temperamento de Manuelita le exigió acción,
aprendió a luchar y sabía que el éxito no estaba en la defensa sino en la iniciativa. Siempre se
destaco por su ironía sutil y corazón despiadado.
Manuela rechazo íntegramente la herencia del marido, a pesar de la pobreza en la que vivía,
porque también el empecinamiento de su dignidad era grande. Sabía aceptar e imponerse las
consecuencias de sus actos. Jamás humilló su frente ante nadie.
La difteria apago esta vida por asfixia, al igual que la tisis ahogo la existencia de Bolívar también
por asfixia. Allá y aquí las ingratitudes, el olvido y la pobreza. Pero también la gloria y con ella
una radiosa inmortalidad.Su pecado original esta lavado ya en los manantiales de la libertad que
ella ayudo a descubrir. La muerte cegó la vida de esta extraordinaria mujer, como si quisiera
purificarla definitivamente y eternamente, a fin de que ocupe con totalidad y con el derecho que
le pertenece el sitio admirativo que le corresponde y en el cual hoy, mañana y siempre se
encontrara.
ELSY JOHANA GUIO HOYOS
LA LIBERTADORA DEL LIBERTADOR -MANUELA SAENZ (Monólogo) (En un marco de cuadro antiguo,
Una mujer vestida de época (1800) lee un libro bajo la luz de las velas, lentamente levanta su
mirada como si le llamaran, luego, acicalándose su atuendo se levanta y sale del marco) – ¿Qué
quién soy?, Soy la mujer que salió del corazón del pueblo Ecuatoriano, con un fuego abrazador que
me consume, el fuego sagrado de la lucha, he conocido la opresión de ser criolla de sufrir el
encierro en los claustros de un convento y la humillación al tener que tomar como esposo a un
hombre que yo no amaba, soy la mujer que sin miedo busca la libertad de su pueblo. (Señalando)
Mirad allí está, desde mi balcón alcanzo a divisar el porte de libertador, no lo escucho, son
ensordecedoras las aclamaciones de la multitud en ésta plaza grande de Quito ¿Escuchan ustedes
qué dice? Espero que me vea. (Gritando llamando la atención, tal como si pasara a su lado) !Señor!
….Señor mío permítame ponerle esta corona de laurel sobre su frente… señor…señor…. (No la
escucha) Miradme un solo momento…!Señor!. ....Yo seré su apoyo, seré su fiel compañera,
dejadme marchar al lado de su tropa, dejadme sumarme a sus ejércitos, yo cuidare a los soldados
heridos y coseré las banderas desgarradas por la injusticia e inequidad. Solo dejadme luchar bajo el
celeste cielo de América y escuchar a su lado los gritos de batalla, dejadme recorrer los caminos
bañados por libertad, llevaré la bandera con orgullo y valentía. (Cambia de actitud, más serena y
habla al público) Así lo conocí, conocí al libertador, yo lo miré a sus profundos ojos y él me
encontró, en ese mismo instante supimos que nos habíamos estado buscando y nos encontramos,
y a partir de ese momento solo la muerte lograría separarnos, jamás olvidaré ese día que el
destino marcó nuestro encuentro “Junio 16 de 1822”,desde ese mismo instante en que se cruzaron
nuestros destinos, me convertí en su amazonas, su amante, su consejera y su fiel compañera,
estaba perdida en un rincón de la historia y él me halló y yo me deje encontrar, lo ame con pasión
con un fuego que nos quemó a los dos, yo estuve siempre a su lado y me conquistó y me liberó de
todas las cadenas que me habían puesto por mi condición de Americana y yo le entregue todo mi
ser y lo liberé del miedo y las angustias que éstas tierras del señor le estaban oprimiendo, y
marchamos juntos , con la frente en alto hasta entregar nuestra última gota de sangre por la
libertad de un pueblo que hoy es soberano. Soy Manuela Sáenz “La libertadora del libertador”
(Regresa a su puesto y continúa leyendo)