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EL PLEA BARGAINING NORTEAMERICANO (O TERMINACIÓN

ANTICIPADA) Y LA NEGOCIACIÓN EN EL PROCESO PENAL

LUIS MIGUEL REYNA ALFARO*

*Profesor de Derecho penal de la Universidad de San Martín de Porres e


Inca Garcilaso de la Vega, Lima. Socio fundador del Estudio Reyna
Alfaro Abogados.

1
I.LENTITUD COMO PROBLEMA CENTRAL DEL SISTEMA DE JUSTICIA
PENAL.

La imagen colectiva del sistema de administración de


justicia es sombría. La capacidad de rendimiento del sistema
de administración de justicia es continuamente pues en
duda, basta con observar –por ejemplo- los constantes
intentos de reforma de la administración de justicia. Existe
una percepción general de que el sistema de administración
de justicia es ineficiente, es lenta1: ésta percepción no carece
de base objetiva.
En efecto, los indicadores judiciales confirman esa triste
realidad. En el ámbito del proceso civil, se calcula que un
proceso ordinario, por ejemplo, de incumplimiento de
contrato tiene una duración promedio de aproximadamente
cuatro años, con un costo aproximado de $ 200,000 dólares;
en tanto que un proceso ejecutivo de cobro de deuda puede
durar aproximadamente un año y nueve meses y costar $
1,500 dólares (Véase cuadro 12).

Cuadro 1
Costos y duración de algunos
procedimientos judiciales en el Perú

1 Al respecto: SCHÜNEMANN, Bernd, La reforma del proceso penal,


traducción de Mariana Sacher, pág. 09, Dykinson, 2005; GONZÁLEZ
PÉREZ, Jesús, El derecho a la tutela jurisdiccional, pág. 315, tercera
edición, Civitas, Madrid, 2001.
2 Fuente: EYZAGUIRRE, Hugo. "Marco institucional y desarrollo económico: la
reforma judicial en América Latina", en: Jarquín, Edmundo y Carrillo,
Fernando (eds.), La economía política de la reforma judicial, BID, New York,
1997. Cuadro elaborado por el Consorcio Justicia Viva, disponible en:
www.justiciaviva.org.pe.

2
Esta dilación en la solución de los conflictos
judiciales no es exclusividad de los procesos de naturaleza
civil, la justicia penal es igualmente lenta, lo que puede
evidenciarse a través de los datos estadísticos
correspondientes a la carga procesal penal.
La evolución de la carga procesal existente en los
principales distritos judiciales muestra una marcada
tendencia de incremento del número de procesos pendientes
de resolver. En el distrito judicial de Lima, por ejemplo, entre
los años 2000 a 2003, el número de casos pendientes de
resolver se incrementó en más de 120,000; en el distrito
judicial de La Libertad, el número de casos pendientes por
resolver se incrementó, en ese mismo término, en más de
54,000; en el distrito judicial de Lambayeque, para culminar,
el número de casos pendientes por resolver se incrementó,
entre el 2000 al 2003, en más de 50,000 (Véase cuadro 23).

Cuadro 2
Expedientes pendientes de resolver por distrito
judicial,
2000 - 2003

3
La sensación y percepción de ineficacia del sistema de
administración de justicia se incrementa a partir del análisis
de los costos que implica la prosecución de una causa
judicial4, como reza el refrán popular: El tiempo es dinero.
Esta situación se agudiza si los recursos a destinar a favor del
sistema de administración de justicia resultan limitados.
Miremos, por ejemplo, los indicadores respecto al
presupuesto per capita en la administración de justicia y
veremos que cada ciudadano tendría destinada la cantidad de
aproximadamente S/. 41.58 nuevos soles para los servicios
relacionados al Poder Judicial, Ministerio Público, Consejo
Nacional de la Magistratura, Tribunal Constitucional,
Ministerio de Justicia, Instituto Nacional Penitenciario y la
Academia de la Magistratura (Véase cuadro 35). La situación
es aún más dramática al observar las cifras correspondientes
exclusivamente al Poder Judicial: Sólo S/. 23.10 nuevos soles
se asigna a cada ciudadano (Veáse cuadro 46).

4
Cuadro 3

Presupuesto per cápita de la administración de justicia,


2001–2005
(en nuevos soles)

Cuadro 4

Presupuesto per cápita del


Poder Judicial, 2001–2005
(en nuevos soles)

5
2. EL ACELERAMIENTO DEL PROCESO PENAL Y SU JUSTIFICACIÓN.
Frente a esta situación, no exclusiva de nuestros países
(Debe recordarse como Gómez Colomer alude a una
percepción similar en España, con importantes datos
estadísticos: GÓMEZ COLOMER, Juan Luis. “Alternativas a
la persecución penal y principio de legalidad”, pág. 3416-
3417, Centro de Estudios Jurídicos, www.cej.justicia.es),
surgen propuestas que Silva Sánchez enmarca bajo la
denominación “gerencialismo”7. En efecto, se trata de utilizar
adecuadamente los escasos recursos existentes a través de
una reducción de los términos de duración del proceso
penal8. En ese contexto, cobran especial relevancia las
fórmulas tendentes a la simplificación y el aceleramiento del
proceso penal9.
Pero no son solo razones pragmáticas originadas en las
deficiencias del sistema de administración de justicia penal
las que abonan a favor de las fórmulas aceleratorias del
proceso penal, sino el clamor constante, derivado de la
comprensión del proceso penal como instrumento de
realización de los derechos fundamentales, de tutela
jurisdiccional efectiva y de no afectación del derecho a ser
juzgado dentro de un plazo razonable.
En efecto, por el lado de la víctima, quien realmente se
haya tras la lesión del bien jurídico, tenemos que la dilación
excesiva en la resolución de un caso penal por parte del
sistema de administración de justicia penal puede afectar su
derecho a una tutela jurisdiccional efectiva. Si la tutela
jurisdiccional demora en llegar, deja de ser efectiva.
Por el lado del ofensor, debe reconocerse que las cargas
y aflicciones propias de verse involucrado en un proceso
penal son difíciles de soportar; en ese contexto el derecho a
ser juzgado sin dilaciones indebidas y dentro de un plazo
razonable cobra especial importancia10.
En este contexto se produce una constante (e irreflexiva)
(Es perfectamente válida la crítica de Gómez Colomer a la
falta de originalidad de los legisladores al trasladar institutos
legislativos provenientes de otros países: GÓMEZ COLOMER,
Juan Luis. Op. Cit., pág. 3418) tendencia legislativa a favor
de considerar e importar a nuestros países las instituciones

6
procesales provenientes del derecho norteamericano, lo que
ha dado lugar –parafraseando a Schünemann- a una suerte
de “marcha triunfal del procedimiento norteamericano”.
3. LA “MARCHA TRIUNFAL DEL PROCEDIMIENTO PENAL AMERICANO”
O LA “MCDONALIZACIÓN DE LA JUSTICIA PENAL”.

Aunque las formas y métodos procedimentales


utilizados por la justicia penal norteamericana son
continuamente recusados por la doctrina de los países
continentales, lo cierto es que, a nivel legislativo, se vienen
imponiendo las fórmulas propias del derecho norteamericano,
lo que es especialmente notorio en el ámbito procesal.
Recientemente, el autor costarricense Juan Rivero
Sánchez11 ha destacado la utilización de la fórmula de los
restaurantes de comida rápida en ámbitos sociales diversos,
como en el derecho, sostiene pues la existencia de una
“mcdonalización de la justicia penal”.
Este proceso de mcdonalización, en realidad una
derivación de la teoría weberiana de la racionalización, se
desarrolla en cuatro niveles: Eficacia, cálculo, previsibilidad y
control. En el primer nivel, de eficacia, se plantea una
variación del estado de de las cosas: Se pasa de un estado de
necesidad a un estado de satisfacción de la necesidad. En el
segundo nivel, de cálculo, se parte de una suerte de
equiparación entre los ámbitos cuantitativos y cualitativos:
Cantidad y calidad son lo mismo, lo que –como es lógico-
supone la exigencia de la prestación del servicio en el menor
tiempo posible. El tercer nivel es el de la previsibilidad: En un
sistema mcdonalizado, la gente sabe que esperar, no tendrá
sorpresas. Finalmente, en el nivel de control se prevé la
obligación de respetar las normas y pautas preestablecidas.
No causa ninguna extrañeza que instituciones
provenientes del derecho norteamericano vayan
trasladándose, integra o parcialmente, a nuestro
procedimiento, como parte de una suerte de globalización y
expansión de la justicia penal12.
En este contexto es que surgen modelos de justicia
negociada, cuyo propósito principal no es más la realización
de la justicia y la obtención de la verdad, sino la gestión y

7
distribución adecuada de los problemas sociales vinculados a
la criminalidad13.
4. MANIFESTACIONES DE LAS TENDENCIAS DE ACELERACIÓN DEL
PROCESO PENAL.

Esta tendencia aceleradora del proceso penal se


manifiesta, fundamentalmente, a través de cuatro figuras:
a) El principio de oportunidad, fórmula de origen
alemán que plantea una suerte de excepción al principio
de legalidad. Se trata, justamente, de una de las
grandes transformaciones del proceso penal14.
b) La conformidad, institución íntimamente vinculada
con el principio de oportunidad15, pero con marcadas
distinciones16.
c) Procedimientos abreviados, modalidades
procedimentales simplificadas como consecuencia de la
innecesariedad de la realización de actividad probatoria
por existencia de confesión por parte del imputado y la
existencia de flagrancia delictiva. La abreviación del
trámite del proceso se observa actualmente en la Ley Nª
28122 de conclusión anticipada así como en el
procedimiento inmediato al que aluden los artículos 446
a 448 del Código procesal penal de 2004.
d) Fórmulas negociales, me refiero aquí a la terminación
anticipada y la colaboración eficaz.
5. LA
TERMINACIÓN ANTICIPADA Y EL PLEA BARGAINING
NORTEAMERICANO

En esta ocasión dedicaré mis reflexiones a la


terminación anticipada por tres razones de importancia.
En primer lugar, al tener su origen en el plea bargaining
o acuerdo negociado norteamericano17, grafica la –por
Schünemann denunciada- “marcha triunfal del
procedimiento penal norteamericano”, que provoca incluso
que dicha figura sea, en algunos países como Alemania,
aplicada sin mayor sustento legal18.
En segundo lugar, porque es uno de los ámbitos ya
vigentes del Código procesal penal de 2004, en fase de
implementación, y por lo tanto su importancia práctica será

8
fundamental, lo que viene manifestándose en las cifras
iniciales obtenidas en las zonas de aplicación inicial del
Código procesal penal de 200419. Al respecto baste con
señalar que según algunos datos estadísticos el plea
bargaining, en algunos estados de la unión americana, logra
dar solución a un noventa y cinco por ciento,
aproximadamente, de los conflictos penales20 (agregar:
GÓMEZ COLOMER, Juan Luis. Op. Cit., pág. 3434), razón
por la cual existe una suerte de dependencia al plea
bargaining21 al punto que la legislación constitucional ha sido
reestructurada, según denuncia William Stuntz22, más con el
propósito de asegurar mayores acuerdos de culpabilidad que
de lograr mejores juicios. Del mismo modo, la aparición de
normas sustantivas destinadas a endurecer la reacción
punitiva –como las leyes de Three Strikes- mejoran las
posibilidades del plea bargaining23.
Finalmente, y en relación con lo sostenido
anteriormente, a diferencia de los ámbitos específicos de
aplicación con que fue introducido a nuestro ordenamiento
procesal penal24, el Código procesal penal de 2004 propone
una aplicación general de la terminación anticipada, sin
ninguna exclusión25.
5.1. EL PLEA BARGAINING COMO NEGOCIACIÓN PENAL.
Esta institución, cuya expresión castellana posible es
acuerdo negociado, viene siendo desarrollada en los Estados
Unidos de América desde hace unos cien años26 (agregar:
GÓMEZ COLOMER, Juan Luis. Op. Cit., pág. 3434) y con
reconocimiento pleno por la Jurisprudencia del Supremo
Tribunal desde hace más de treinta años27, es una suerte de
transacción judicial previa al inicio del juzgamiento (juicio
oral). Y es, en efecto, una transacción en la medida que los
sujetos procesales involucrados (Ministerio Público y
acusado) se otorgan reciprocas concesiones28: El imputado
negocia el reconocimiento de su culpabilidad y el Ministerio
Público negocia una posible reducción de los cargos
imputados, el contenido de los mismos o una reducción
considerable de la pena29.
Ahora, esto da lugar a la identificación de dos diversas
manifestaciones del plea bargaining; la primera

9
manifestación, en virtud de la cual el Fiscal puede cambiar
su acusación y acusar por un hecho más leve o puede
restringir los cargos planteados, que recibe el nombre de
charge bagaining; y, la segunda manifestación, conocida
como sentence bargains, en virtud de la cual el Fiscal
propone al Juez, como consecuencia de la declaración de
culpabilidad del autor, la imposición de una pena
determinada30.
Identificamos aquí una notoria distinción entre las
características del plea bargaining del derecho
norteamericano y la fórmula de terminación anticipada propia
del derecho continental. En el derecho norteamericano las
facultades dispositivas del derecho de acción por parte del
Ministerio Público son absolutas, lo que supone la ausencia
de sujeción al principio de legalidad penal, propia del derecho
continental31 y, como consecuencia de ello, permite un uso
ilimitado de la misma en el ámbito del plea bargaining. En el
derecho continental, la sujeción a la ley y el principio de
legalidad restringen considerablemente las posibilidades de
negociación que posee en el Ministerio Público en la
terminación anticipada. En suma, en el derecho
norteamericano se admiten las dos manifestaciones indicadas
anteriormente del plea bargaining, en el derecho continental
se admite únicamente el sentence bargains.
Justamente es a partir del carácter negocial de la figura
que se comprende que, conforme declara el artículo 303.1 del
nuevo Código procesal penal sólo tengan capacidad de
plantear una petición de terminación anticipada aquellos que
tengan algo que negociar: El Ministerio Público y el acusado.
Precisamente por ésta razón es que se exige para la
tramitación del procedimiento de terminación anticipada que
la contraparte (Ministerio Público o imputado, según sea el
caso) no se oponga al procedimiento de terminación
anticipada; así como en un contrato de compra venta se
requiere que exista una contraparte que quiera compra o
vender, en la terminación anticipada debe existir una
contraparte que quiera negociar.
Hay que reconocer que no sólo las partes obtienen algo a
cambio tras la concretización de un acuerdo negociado,

10
también el sistema de administración de justicia resultaría
beneficiado: El proceso judicial termina rápidamente,
descongestionándose el sistema, con los efectos económicos
de reducción de costes que ello genera32. De allí que un
amplio sector de los estudios del law and economics
propugnen la generalización de la aplicación del plea
bargaining33.
5.2. LÍMITES TEMPORALES DE LA TERMINACIÓN ANTICIPADA.
Ahora, el acuerdo negociado puede solicitarse, conforme
al artículo 303.1 del nuevo Código procesal penal, luego de
haberse emitido la disposición fiscal de formalización de la
investigación preparatoria y antes de la acusación fiscal. Esta
limitación temporal del momento de incoación de la
terminación anticipada parece identificar la ratio de la
institución: La aceleración del proceso penal a través del
ahorro del juzgamiento.
Justamente de allí es que se explica la tendencia a
considerarla como una forma de arrepentimiento,
manifestado mediante un acto de colaboración con la justicia
(Así: SÁNCHEZ GARCÍA DE PAZ, Isabel. “El coimputado que
colabora con la justicia penal”, en: Revista Electrónica de
Ciencia Penal y Criminología, Nº 07, disponible en:
http://criminet.ugr.es/recpc).
Este límite temporal marcado por la expedición de
acusación fiscal es el que permite distinguir los alcances y
efectos de la terminación anticipada con los propios de una
institución como la conformidad con la que suele ser
confundida comúnmente.
5.3. CUESTIONAMIENTOS A LA TERMINACIÓN ANTICIPADA.
Conforme se observa, los cuestionamientos centrales
hechos a la figura del acuerdo negociado o terminación
anticipada se ubican en terrenos constitucionales34, por
supuesta infracción al contenido esencial de ciertos derechos
fundamentales. Es allí donde centraremos este análisis
inicial.
A) TERMINACIÓN ANTICIPADA Y DERECHO A SER JUZGADO POR UN
TRIBUNAL IMPARCIAL.

11
Las críticas sobre el plea bargaining se dirigen a la
posibilidad que el acuerdo negociado prive al acusado del
derecho a ser juzgado por un tribunal imparcial.
Una posible intervención del juez en los acuerdos
negociados se objeta sobre la base del derecho al juez
imparcial35. En efecto, la garantía de la presunción de
inocencia se afecta si el Juez realiza algún tipo de acción
destinada a lograr la confesión del imputado, de allí que se
subraye en la doctrina procesal penal norteamericana los
posibles efectos del plea bargaining sobre su Quinta
Enmienda Constitucional dirigida a proteger al ciudadano
contra la auto incriminación36.
Estas dudas se manifiestan en nuestro estatuto procesal
penal en implementación a través de la cláusula contenida en
el artículo 468.5º del mismo que impone al Juez la obligación
de “instar” a las partes a la celebración del acuerdo de
terminación anticipada. Una intervención de las
características propuestas en el texto del artículo 468.5º del
Código procesal penal de 2004 son notoriamente opuestas al
contenido esencial del derecho a ser juzgado por un tribunal
imparcial37.
B) TERMINACIÓN ANTICIPADA Y DERECHO A LA PRESUNCIÓN DE
INOCENCIA.

A este nivel destacan también las objeciones hechas


desde el principio de presunción de inocencia38. Debe
recordarse que la presunción de inocencia exige una mínima
prueba de cargo, en ese contexto, es muy probable que la
aceptación de cargos propia del plea bargaining resulte
incompatible con el contenido esencial de la garantía de
presunción de inocencia39.
Para evitar la afectación al principio de presunción de
inocencia es necesario que el Juez realice un control de la
existencia de una mínima actividad probatoria que justifique
el acuerdo.
En ese contexto, es especialmente importante en
nuestro país el antecedente propiciado por la Sentencia del
27 de septiembre de 2005 (R.N. Nº 1388-2005, La Libertad) a
través de la cual el Supremo Tribunal reconoce, en un

12
procedimiento de conformidad, que “la aceptación de cargos
presupone que el Juez valore si ésta es procedente en función
a la presencia de mínimos elementos de convicción
suficientemente capaces de enervar la presunción
constitucional de inocencia” (fundamento jurídico segundo).
C) TERMINACIÓN ANTICIPADA, PROPORCIONALIDAD Y EL VALOR
“JUSTICIA”.
Se cuestiona, por otra parte, la ambivalente respuesta
de la terminación anticipada: Se trata con severidad a quien,
siendo inocente, se declara culpable para eludir el riesgo de
una pena grave40; se trata con indulgencia a quien, siendo
responsable, se vale de la aceptación de cargos para recibir
una pena menor41. Esto, como es evidente, se relaciona con el
ideal de justicia: Los acuerdos negociados –se critica- no
realizan el ideal de justicia42 y desplazan el conocimiento de
la verdad material por el consenso del imputado43.
Este aspecto, aunque aparentemente no resulta tan
sensible en el modelo norteamericano en la medida que aquel
no se sustenta, como el sistema inquisitivo, en la búsqueda
de la verdad sustantiva44, ha provocado múltiples
cuestionamientos relacionados con la inobservancia, en los
procedimientos de plea bargaining, de criterios de
individualización judicial de la pena contenidos en los
sentencing guidelines 45 y que constituyen expresión de un
problema de carácter más general: La desregulación de la
actividad del acusador (CASSIDY, Michael. Character and
context: What virtue theory can teach us about a prosecutor’s
ethical duty to ‘seek justice’, pág. 103, Research Paper, Nº 91,
Boston College Law School, 2006).
En relación a la indulgencia con que se trataría al
verdaderamente culpable a través del plea bargaining, los
estudios realizados al respecto dan cuenta de la existencia de
una sensación colectiva en virtud de la cual, los acuerdos
colectivos implicarían un trato “soft on crime” (“suave frente al
crimen”)46. Esta percepción de condescendencia con el delito
se produciría no solo desde la perspectiva social sino que
involucraría también la visión del imputado que dadas las
características del acuerdo negociado se sentiría más como la

13
parte débil de una transacción lo que afectaría los efectos
preventivos de la determinación de responsabilidad penal47.
D) TERMINACIÓN ANTICIPADA Y SELECTIVIDAD DEL SISTEMA PENAL.
Algunas críticas contra el plea bargaining se dirigen a su
posible carácter selectivo, pues su aplicación se vería
condicionada a factores de clase48. Efectivamente, recuerda
acertadamente Schünemann como la psicología del juego de
la negociación provoca que el más poderoso sea quien
imponga sus intereses al otro, el proceso penal se
transformaría “en una regulación de conflictos regidos por
criterios de poder y no por criterios jurídicos”49. En un
contexto en que el poder del Ministerio Público se incrementa
significativamente50, resulta evidente el desbalance en
perjuicio del imputado.
Esta problemática se puede intensificar cuando se
recurre a ciertas prácticas coercitivas51 destinadas a llegar en
mejores condiciones a la fase de la negociación. En efecto,
algunas prácticas como el “overcharging” (“sobre acusación”),
consistente en el incremento e intensificación de los cargos e
imputaciones por parte del acusador con el propósito de
lograr arribar en mejores condiciones al proceso de
negociación52. La formulación de cargos por el Ministerio
Público, sin sustento en una causa probable es, además de
un comportamiento éticamente impropio, ilegal y por ello no
integra o no el halo de facultades propias del acusador53. En
el contexto mencionado, la imposición y persistencia de las
medidas de coerción personal más gravosas, como la
detención preliminar, puede ser un elemento relevante en la
negociación de la culpabilidad54.
Otra de las circunstancias que provoca el mencionado
desbalance a favor de la parte acusadora es la proliferación
de tendencias punitivistas que, como la legislación
norteamericana de Three Strikes55, permiten a la parte
acusadora proponer penas altamente intimidatorias56.
Esta situación explica la recia crítica de Zaffaroni contra
el plea bargaining al referirse a aquella como “poco menos que
una extorsión contra las minorías y los segmentos de bajos
recursos” y como la generadora de que el proceso penal se
haya transformado en una mera ficción, en la medida que la

14
decisión final del mismo queda en manos del acusador
mismo57.
E) TERMINACIÓN ANTICIPADA, DESFORMALIZACIÓN Y PUBLICIDAD.

Otro de los aspectos en cuestión se vincula a la


desformalización propia del plea bargaining, así como su
carácter anónimo, en la medida que en el mismo intervienen
behind closed doors (tras puertas cerradas) solo el acusador y
el acusado58, lo que provoca un alto riesgo de abuso en la
medida que solo los involucrados saben si, en efecto, se hizo
justicia.
Este riesgo es latente en una fórmula como la contenida
en el artículo 468.2º del Código procesal penal que reconoce
la posibilidad que la terminación anticipada se inicie a través
de una petición y un acuerdo preliminar conjunto entre el
Ministerio Público y el imputado para el cual se permite la
realización de “reuniones preparatorias informales”.
Las sospechas que giran en torno a ésta fórmula son
plenamente justificadas, sobre todo en un contexto práctico
que ha permitido sostener a los estudiosos del plea
bargaining norteamericano que la mayoría de las
negociaciones propias de la terminación anticipada se
producen fuera del Tribunal y frente a los cuáles el Juez tiene
escaso nivel de visibilidad59.
5.3. IMPUTACIONES PLURISUBJETIVAS Y TERMINACIÓN ANTICIPADA.
Uno de los aspectos sujetos a mayores críticas en el
desarrollo jurisprudencial de las fórmulas negociales se
vincula con los supuestos de imputaciones plurisubjetivas.
En efecto, la práctica judicial relacionada a la aplicación de la
fórmula de la conformidad prevista en el artículo 244º del
Código de procedimientos penales y desarrollada por la Ley
Nº 28122 muestra signos atentatorios del derecho a ser
juzgado por un Tribunal imparcial.
La praxis aplicativa de la Ley Nº 28122 muestra serias
deficiencias en la solución de peticiones de conformidad en la
medida que se admite irrestrictamente procedencia en la
mayoría de casos, sin analizar los efectos que la misma
genera en el derecho fundamental a ser juzgado por un
tribunal imparcial.

15
En ese sentido, el artículo 465º del estatuto procesal
penal de 2004, con mejor formulación técnica que el artículo
5º de la Ley 28122, en la medida que impide una aplicación
extensiva e irreflexiva de la figura de la terminación
anticipada para los supuestos de imputaciones
plurisubjetivas.
5.4. INTERVENCIÓN DEL JUEZ EN LA TERMINACIÓN ANTICIPADA.
En la terminación anticipada, si bien se tiene como
actores centrales al Ministerio Público y el imputado, el Juez
cumple también una función trascendental de control de
legalidad de los acuerdos subyacentes a la terminación
anticipada.
Esta función, en el derecho norteamericano y debido a
las características de su sistema jurídico, es mucho más
limitada que en nuestros países. La intervención del Juez en
el plea bargaining norteamericano, conforme lo prevé la Regla
11º de las Federal Rules of Criminal Procedure, se
circunscribe a los siguientes ámbitos: Verificar la ausencia de
coerción para la aceptación de culpabilidad del imputado;
verificar que el imputado comprende los hechos que se le
atribuyen; y, verificar que el imputado reconoce las
consecuencias de su declaración de culpabilidad.
Adicionalmente, la Jurisprudencia (Bookyn v. Alabama) ha
incorporado como obligaciones adicionales del Juez las de
verificación de bases fácticas suficientes de la imputación y la
verificación de asistencia letrada60. Esto ha motivado severas
críticas en quienes se muestran contra la existencia del plea
bargaining en el sentido que la intervención restringida del
Juez en el procedimiento provoca que éste se convierta en
una suerte de funcionario administrativo (Aludiendo a la
crítica del Juez Lynch: WRIGHT, Ronald & MILLER, Marc.
“Why Do Charge Bargains Pleaser?”, en: Stanford Law
Review, Vol. 55, 2003, extraído de
www.law.wfu.edu/Researchspapers).
Nuestro Código procesal penal de 2004 propone
obligaciones similares al Juez penal, así el artículo 468.4º del
Estatuto procesal penal en implementación indica: “El Juez
deberá explicar al procesado los alcances y consecuencias del
acuerdo, así como las limitaciones que representa la

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posibilidad de controvertir su responsabilidad”.
Adicionalmente, debe tomarse en consideración que el
artículo 468.7º del Código procesal penal precisa que el Juez,
para la aprobación del acuerdo entre imputado y Ministerio
Público deberá analizar la razonabilidad de la calificación
jurídica del hecho punible imputado y la pena acordada, así
como la existencia de elementos de convicción suficientes.
A nivel jurisprudencial se viene reconociendo que el halo
de facultades del Juez en este tipo de procedimientos
comprende el análisis de la existencia de una mínima
actividad probatoria. Así, en la Sentencia del 27 de
septiembre de 2005 (R.N. Nº 1388-2005, La Libertad) la Sala
Penal Permanente de la Corte Suprema declaró nula la
sentencia anticipada impugnada, a pesar de la conformidad
del imputado, en la medida que no se había actuado la
pericia balística, medio de prueba elemental para determinar
la realización de la acción típica del delito de tenencia ilegal
de armas. Aunque en el caso planteado el Tribunal Supremo
se pronunció en relación a un procedimiento de conformidad,
las mismas reglas funcionarían respecto a la terminación
anticipada.
6. CONCLUSIONES.
Una de las razones de fuerza por las cuales el
procedimiento penal norteamericano ha tenido tanto suceso
en las últimas reformas del proceso penal latinoamericano se
vincula, según entiendo, con las características notoriamente
adversarial del procedimiento penal norteamericano. En
efecto, en un contexto actual de modernización del Derecho
penal en donde uno de sus factores centrales se relaciona con
la utilización política del discurso victimológico61, resulta
evidente que un sistema procesal que privilegia la
intervención de las partes y permite una mayor intervención
de la víctima tiene grandes posibilidades de éxito.
Creo, sin embargo, necesario destacar que los
cuestionamientos a la capacidad de rendimiento de la
terminación anticipada del proceso penal no resultan
exclusividad de los países pertenecientes al sistema de
codificaciones. Justamente en el ámbito del plea bargaining,
los especialistas del commom law han analizado la

17
conveniencia de reformar el Derecho norteamericano para
convertirlo en “the land without plea bargaining” (“El país sin
acuerdo negociado”)62.
Aunque las distancias existentes entre el proceso penal
norteamericano y el proceso penal latinoamericano, en
general, y el proceso penal peruano, en específico, parezcan
lejanas, estas distancias son, más bien, aparentes, conforme
puede observarse del análisis del emblemático plea
bargaining. La importancia y predominio de las fórmulas
aceleratorias en el proceso penal norteamericano, como el
plea bargaining, tienen una causa similar a la que ha
empujado a la adopción generalizada del aludido instituto
procesal en nuestros países: La necesidad de administrar
adecuadamente los escasos recursos con los que cuenta el
sistema de justicia penal63.
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