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Eso que llaman libertad…

1. Lee atentamente la siguiente narración. Es de un chico de 17 años. Subraya las expresiones que más te llamen
la atención.

Hola,
Me llamo Manuel José; aunque todos mis compañeros, por vagancia, me dicen Emejota. Me han pedido
que les cuente un poco las dificultades que encuentro para ser libre, a medida que voy creciendo.

Bueno supongo que lo primero que he de hacer es contarles por dónde pienso yo que va eso de la
libertad ya que a esa palabra se le dan muchas y muy diversas interpretaciones.
Pues bien, yo empecé entendiendo eso de la libertad como el derecho que yo tenía a hacer en todo
momento lo que me daba la real gana o lo que me apetecía; por eso, consideraba que atentaban contra
mi libertad determinadas personas e instituciones. Por ejemplo, “la escuela” era una institución que
atentaba contra mi libertad, ya que me imponía un horario que muchas veces no me apetecía cumplir,
ni coincidía para nada con mis intereses y deseos. La familia también era una institución-impedimento
de mi libertad, pues en ella tenía que respetar normas de convivencia, que yo no había elaborado según
mis criterios. Total, que me sentía un pobre oprimido, machacado por las instancias del poder: escuela,
familia, padres, profesores…
Cuando salía el tema en las reuniones de grupo, me desahogaba relatando mi cautiverio. Pero he aquí que,
en una de esas reuniones, a Pacheco (uno de mis animadores) se le ocurrió hacer una reflexión
distinguiendo entre libertad de... y libertad para...
Más o menos, las ideas que yo recuerdo de aquello son las siguientes:

La “libertad de” se puede entender de dos formas bien diversas:


a) Liberarse de impedimentos y obstáculos que no me permiten hacer lo que quiero, lo que me apetece,
lo que me da la gana, mis caprichos.

b) Liberarse de impedimentos y obstáculos que no me permiten crecer como persona, ser yo mismo,
potenciar lo mejor que hay dentro de mí, mi mejor yo.

La ”libertad para” significa fundamentalmente libertad para crecer, para madurar, para darse,
para mejorar, para transformar: o sea, ser capaz de escoger lo mejor siempre, lo que me hace más
persona, más solidario, lo que da más sentido a mi vida y me permite trabajar por hacer también más
feliz la vida de los otros.
Cada uno de nosotros es responsable de su propio crecimiento y de recorrer el verdadero camino de
la libertad. Hay cantidad de pasos en la vida que nadie puede obligarme a dar ni nadie puede dar por
mí: soy yo quien elijo optar por crecer y por hacerme persona responsable y solidaria o quien elijo vivir
desde mis caprichos.
Si entiendo la libertad como el camino de realización de mis propios caprichos veré a todas las personas
e instituciones que me invitan a crecer en responsabilidad como lugares de opresión y como amenaza a
mi felicidad.
Si entiendo la libertad como el camino para crecer responsable y solidariamente seré crítico ante toda
institución y persona y me preguntaré si me ayudan a ser más persona o de algún modo me lo impiden.

Para hablar en el grupo:


- ¿Cómo entiendes tú la libertad?
- Poned ejemplos de casos de “libertad de” y de “libertad para”
- Comentad qué tipo de libertad buscáis.
Eso que llaman libertad…

2. Lee la segunda parte de la narración. Vuelve a subrayar las expresiones que más te llamen la atención.

Bien, una vez que os he dicho cómo voy entendiendo lo de la libertad me resulta más fácil describir un
poco las dificultades que encuentro para ser libre.

Yo hablaría de dos tipos de dificultades: unas exteriores y otras interiores.


Les describo, en primer lugar, las exteriores: son algo así como las presiones que recibo desde fuera
y que me impiden optar y vivir por lo que en el fondo quiero, de verdad, optar y vivir.
Ejemplos: me siento muy provocado por la publicidad que me está invitando a todas las horas a vivir
sólo y exclusivamente desde lo que me tira o lo que me apetece; a vivir dejándome llevar por la
comodidad y la pereza; a vivir arrastrado por mis instintos, prescindiendo prácticamente de mi
capacidad de razonar.

En el ambiente de pandilla también, a veces, y por quedar bien, me someto mucho a los otros, a sus
opiniones y decisiones, aunque no siempre esté de acuerdo. También en el ambiente de clase me siento
muy presionado: hay reacciones de la masa que en el fondo me parecen estúpidas, hay bromas hacia
compañeros que me parecen bastante crueles hay decisiones que percibo que son tomadas por los dos
o tres más...; pero callo y asumo ' y me apunto también yo a quedar bien, a dar buena imagen.

Por cierto, cuando salimos de excursión fue cuando más experimenté el poder del ambiente y de las
presiones exteriores. Queríamos ir a una discoteca, nos daba igual una que otra; pero cuando
estábamos eligiendo vimos que en una había unas chicas a su entrada, unas chicas que hacían de
relaciones, ¡y qué bien lo hacían! Eran un bombón de tías y, además, muy simpáticas; nos empezaron a
hablar, nos embaucaron con palabras y gestos; total, que nosotros allí encantados de pagarles una
comisión y de entrar a la discoteca que ellas nos indicaran. Todo parecía normal y espontáneo, ¡hasta
creíamos que con nuestra destreza habíamos ligado a unas muchachonas! Sólo días más tarde,
repasando las escenas, algunos caímos en la cuenta de que todo había sido artificial de que nos habían
manipulado con gran habilidad, porque, además, una vez dentro de la discoteca, no nos hicieron ni caso.
También en la excursión comprobé cómo algunos, aunque en realidad son poco aficiona dos al alcohol,
acabaron trabados simplemente por la presión ejercida por los demás para no quedar mal, para no
sentirse menos machos, para dar muestras de su libertad...
Creo que con este rollo ya habrán entendido lo que quiero decir cuando hablo de dificultades, de
presiones exteriores.

Para hablar en el grupo:


- ¿Qué crees que coarta tu libertad?
- Pon ejemplos tuyos o de compañeros, en los que agentes externos hayan limitado vuestra libertad
- Comentad cómo podríamos intentar ser más libres
Eso que llaman libertad…

3. Lee la tercera parte de la carta. Vuelve a subrayar las expresiones que más te llamen la atención.

Y ahora queda lo más difícil: ¡hablar de las dificultades interiores! Esto sí que no sé cómo explicarlo:
es como si tuviera miedo a ser libre de verdad, a ser yo mismo; miedo, porque es algo mucho más
costoso que dejarse llevar. Supone pensar, reflexionar, ser más crítico con uno mismo y con todo lo
que acontece alrededor; supone decidirse a tomar responsabilidades, a hacerse de algún modo mayor;
y casi me resulta más cómodo que otros decidan por mí, es más fácil, se gastan muchas menos energías.
Para crecer en la libertad tendría que decidirme a analizar con más capacidad crítica todo lo que me
acontece en casa y en la pandilla de amigos/ as, y en la clase: tendría que aprender a tomar decisiones,
a opinar escuchando a todos, pero liberándome de presiones y de posibles intentos de manipulación;
tendría que liberarme de la preocupación por la imagen que los otros se hacen de mí. ¡Y todo esto no
es ni fácil ni cómodo! ¿No os parece?

Total, que he ido aprendiendo que la conquista de la libertad conlleve creer en responsabilidad: ser
responsable de mis decisiones. Por eso a veces tengo la tentación de volver atrás, a cuando consideraba
que la libertad consistía simplemente en hacer lo que me daba la gana sin mirar las consecuencias de
tal actuación. Pero se ve que las cosas de la vida son más complejas y profundas de lo que uno pensaba.
¿No les parece?

Para hablar en el grupo:


- ¿Te sientes como el chico de la carta? ¿Crees que tú también te autolimitas tu libertad?
- ¿Qué tiene que ver, entonces, la responsabilidad en todo esto?
- Pon ejemplos tuyos o de compañeros, en los que agentes internos hayan limitado vuestra libertad
- Comentad cómo podríamos intentar ser más libres
Leyendo toda la carta, escribe tres afirmaciones con las que estés de acuerdo y otras tres con las que no,
y explica brevemente por qué.

DE ACUERDO:
-
-
-
EN DESACUERDO
-
-
-
Eso que llaman libertad…

4. Reflexionar personalmente según el siguiente cuadro:

Quiero dejar de ser esclavo... Porque quiero ser libre para...

En mi vida familiar

En mi vida personal

En mi vida con los otros

En mi relación con Dios

"Ahora, en cambio, ustedes están libres del pecado y sirven a Dios: el fruto de esto es la santidad
y su resultado, la Vida eterna."
Rom. 6, 2

Lectura del evangelio. Lucas 4, 1-21.


Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su
costumbre, y se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro,
halló el lugar donde estaba escrito:
El Espíritu del Señor está sobre mí,
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos;
A predicar el año agradable del Señor.
Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos
en él. Y comenzó a decirles: hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.

Palabra de Dios.

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