Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
La ley, con notorio acierto, ha reconocido que el paso fesión (1). Por ello nos limitaremos, después de reite-
del alumno ya bachiller a participar en la labor uni- rar que no puede llevarse a cabo labor seria universita-
versitaria y su incorporación a una enseñanza de gra- ria sin que en la segunda enseñanza se hayan realizado
do superior, requiere una preparación y unos conoci- previamente las prácticas y los trabajos que el R. P.
mientos prácticos indispensables previos. En esta fase García \Tinada, S. J., llamaba, con acierto, de proto-
de la formación se han de estudiar disciplinas que no seminario (2) ni podrá haber, añadimos por nuestra
nos incumbe examinar porque somos enemigos irre- cuenta, trabajos de protoseminario, si al niño, en la
conciliables de este vicio peninsular tan combatido por primera enseñanza, no se le ha obligado a realizar a
Ramón y Cajal y con tan fino humorismo criticado su vez frecuentes prácticas de consulta de libros en las
por Eça de Queiroz, consistente en ese consagrarse a bibliotecas. En este sentido, la materia está ya re-
todo menos al estudio y al ejercicio de la propia pro- glada por la orden del Ministerio de Educación Na-
cional, de 8 de julio de 1938, que dice a este respecto
( 4) El Proyecto de Instrucciones de Santander, cuyo en su preámbulo:
orden nos da la pauta del presente número mono- "No basta con que la escuela primaria, de pago o
gráfico, incluye en el segundo capítulo de su prime- gratuita, enseñe al niño a leer y a escribir y los prin-
ra parte, titulado "Materias, ejercicios y didástica", cipios elementales de las letras y de las ciencias. Nece-
unos ejercicios FUNDAMENTALES Y COMUNES (tanto para sario es que cuando el niño, reclamado por la nece-
alumnos que hayan cursado en el Bachillerato superior sidad de cooperar al sustento de la familia, abandone
la oposición de Ciencias como para los que hayan la escuela primaria, haya adquirido muy principalmen-
cursado la oposición de Letras), y a continuación otros te el hábito de utilizar las bibliotecas y de estudiar e
ESPECIALES de Letras y Ciencias. Los ejercicios fun- ilustrarse por sí solo. Si esta práctica es importante en
damentales y comunes son cuatro: 1. 0 Lecciones prác- otros pueblos, en ninguno ha de alcanzar tan excelen-
ticas de Metodología y Técnica del trabajo científico; tes resultados como en el nuestro, donde la mayoría
2. 0 Comentarios de textos; 3 • 0 Lecciones y conferen- de los ho,nbres de relieve han sido y siguen siendo
cias; 4.° Lecturas dirigidas. autodidactos.
A las lecciones de Motodología y Técnica del n'a- "Es deber primordial de la escuela tener presente
bajo científico se dedica este párrafo: "a) El profesor
delegado del curso, o el que se estime conveniente,
relación al tema elegido, bibliografía anterior, etc.;
desarrollará al comienzo del curso unas breves lec- c) Búsqueda de materiales: Repertorios, bibliográfi-
ciones de Metodología general y rudimentos de tra-
cos, enciclopedias, colecciones, comprobación de citas;
bajo científico." Indicación que se amplía en el apén- d) La investigación en las ciencias experimentales:
dice 3, que dice así: "Exponiendo, por ejemplo: El trabajo de laboratorio, manejo del material, de los
A. a) La lectura: Manera de leer, el resumen, instrumentos de medida, límite de error, etc.; e) Re-
la acotación, la lectura, etc.; b) El estudio: Entender, dacción del trabajo científico: Recensión, nota, artícu-
examinar, anotar la dificultad, resolverla y consultar; lo, tesis, etc.
c) La clase: Su preparación, atención, notas, apuntes,
resúmenes, etc.; d) Trato con los profesores: Aclarar (1) Eça de Queiroz, en su Correspondencia a Fadrique
Méndez, nos describe de esta suerte, con su peculiar gracejo,
conceptos, ampliar conocimientos, dirección en el es- a cierto arquitecto constructor de un quiosco que a poco de
tudio privado; e) Notas y apuntes: Manera de to- construido se había derrumbado: "El arquitecto que lo cons-
marlos, ordenarlos, clasificarlos, silva de apuntes, pa- truyó es diputado y escribe en el Journal de Tarde estudios
peletas o fichas, etc.; f) Bibliotecas: Su utilización, melancólicos sobre finanzas. Mi procurador en Cintra, para
reconstruir el quiosco, inc recomienda ahora un muchacho
conocimiento de las de la localidad, manejo de enci- estimable que entiende de construcciones y está empleado en
clopedias y obras de consulta. la Procuraduría General de la Corona. Tal vez, si yo nece-
B. a) El trabajo científico en general: Aclaración, sitara de un jurisconsulto, me procurasen un perito apareja-
dor. Resulta, en fin, que son éstos los elementos alegres con
interpretación, recensión y crítica; b) El trabajo cien- que procuramos restaurar nuestro imperio en Africa." (Pá-
tífico especial: Tema, su valor científico, amplitud, ginas 143-144, 6.' edición.)
trascendencia, etc. El estado actual de la ciencia en (2) Metodología. Barcelona. Gili. 1921.
C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
4
que si al campesino que aprende a leer se le proporcio- podremos exponer en qué debe consistir la preparación
nan manuales agrícolas, podrá cultivar más científica- y justificar, al mismo tiempo, las razones en que nos
mente la tierra y sacar más rendimiento a su trabajo; apoyamos.
si se le provee de bibliografías de héroes y hombres Entre los varios fines que la universidad ha de cum-
ilustres, se habrán erigido en su corazón nobles mode- plir, y que se consideran unánimemente admitidos por
los que imitar y ejemplares conductas que seguir. La la mayoría de los tratadistas, figuran los siguientes:
biblioteca popular es la verdadera universidad del pue-
blo, y por ello conviene que el hombre, desde niño, a) La enseñanza de las profesiones intelectuales;
formación de abogados, notarios, médicos, quí-
aprenda su manejo."
A su vez, sirve de complemento de la disposición micos, etc.
anterior la que en 23 de mayo del mismo año se pro- b) La técnica de la investigación científica (4).
mulgó, asimismo, y que en su preámbulo dice:
"No es posible que la Universidad cumpla su misión Veamos a continuación qué conocimiento entre los
más elevada, ni que el estudiante, en el grado supe- que corresponden al campo de la documentación ha de
rior de la enseñanza, pueda ensayar y colaborar en la poseer el bachiller en relación con cada uno de estos
investigación científica—a cuyo objeto ha de utilizar dos fines:
forzosamente libros y revistas propios de la especiali-
dad bibliográfica que les afecta—si éste, al ingresar en
lt Universidad, no ha aprendido previamente a hacer A) LA ENSEÑANZA DE LAS PROFESIONES
uso de las bibliotecas, y se ha adiestrado en el manejo INTELECTUALES
de los catálogos y de las fuentes más generales de la
bibliografía científica nacional e internacional, así como La misión de los centros de enseñanza, en orden a
evacuado consultas, redactado cédulas, cotejado citas, la historia, puede clasificarse en dos grupos: el prime-
comparado textos elementales, alfabetizado papeletas, ro corresponde a aquellos tiempos en que los libros
etcétera, labor que, por otra parte, se acomoda con se transportaban sobre caballerías y se editaban por
manifiesta propiedad a las direcciones pedagógicas más junto entre cien y quinientos ejemplares de cada obra,
aconsejadas por la experiencia, que tienden a convertir por añadidura en latín, para ser distribuidos y satis-
al estudiante en un agente activo y no pasivo de la facer las necesidades de todo el mundo. El físico, el
enseñanza; a que sepa hacer historia y encontrar los alquimista, el astrónomo que había cursado sus estu-
datos que se necesitan para ello, antes que repetir de dios en una universidad, podía vivir de su título, esto
coro una genealogía de príncipes o una larga serie es, de la ciencia adquirida toda su vida, ya que en el
de batallas. plazo de treinta o cuarenta años los adelantos y los in-
"Por otra parte, la práctica pone de relieve en alto ventos científicos eran muy reducidos en número, y en
grado que la participación de los alumnos en las ta- lograr algunas de sus aplicaciones, derivaciones y con-
reas propias de la biblioteca les capacita para su futura secuencias importantes se invertían lustros, cuando no
formación científica o literaria. décadas.
"Por último, con el empleo de estas normas se logra
rcrolver en cierto modo el grave problema postescolar, (4) Sobre la misión y los fines de la universidad son de
provechosa consulta los trabajos siguientes:
pues insensiblemente se consigue que cuantos siguen Entre los aparecidos antes de la guerra, pueden verse:
estas prácticas y se acostumbran a frecuentar las biblio- M. Weber: Wissenschaft als Beruf, publicado en Gesammelte
tecas y a trabajar sobre las fuentes de información y Aufsätze zur Wissenschaftslehre. Tübingen, 1922; págs. 524-
textos, el día en que por haber terminado sus estudios Spranger : Wandlungen im Wesen der Universität seit
100 labren. Leipzig, 1913.—K. Jaspers: Die Idee der Univer-
se ven obligados a abandonar las escuelas o los demás sität. Berlín, 1923.—R. Schaizer : Die Universität. Dresden.—
centros de enseñanza media o superior, quedan vincu- H. Y. Y. Herlots : The neto Universities. London, 1928.—
lados para siempre a la biblioteca, para la continuidad L. Haldam: Universities and Nationnal Lije. London, 1912.—
de su formación y estudio." H. A. L. Fisher: The place of ¡he University in National
Es digno de consignarse que los bachilleres de los Lite. Oxford, 1919.—E. Weiler: Universities in ¡he United
States. London, 1927.—Radbruch, Kahl y Meinecke: Die
países que desde hace años practican la enseñanza pri- deutschen Universitäten und der heutige Staat. Tübingen,
maria y media en la forma que queda señalada, son 1932.—T. S. Flexner : Die Universitäten in Amerika, England,
sometidos, incluso en el primer año de estudios uni- Deutschland. Berlín, 1932.—L. Berhardt: Akademische Selbst-
versitarios, a unos ejercicios de mayor o menor exten- verwaltung in Frankreich und Deutschland. Berlín, 1930.
Para el problema universitario en la actualidad, son de
sión de prácticas de biblioteca y de manejo de fuentes, útil consulta: M. Bruce: Redbrick Universitu.—John Baillie:
sin cuya aprobación no les es dado continuar el curso The Mind of the Modern University.— H. A. Hogges: Objec-
ni naturalmente aprobarlo (3). tivity and Impartiality y The Christian in the Modern Uni-
Para lograr determinar con acierto qué prácticas y versity.—A. R. Vidler : The Foundation of a Free Universi-
ty.—Col in Forrester : University under Fire.—Paul White:
qué ejercicios en el campo de la documentación deben Colling all Freshnzen.—Javier T. Jenkias: The place of a
haber realizado precisamente los ya bachilleres para Faculty of Theology in the University of To-Day.—David
poder ingresar en las universidades con la debida pre- M. Paton: Religión in 1/le University.—M. G. Sepnons: Work
paración, es indispensable partir de la idea de qué es and vocation.—L. A. Rud : Vocational and Humane Educa-
tion in the University.—Sir Walter Moberly Rashdall : Halls
la universidad, qué fines, qué misión ha de cumplir. of Residente in Modern University. The Crisis of ¡he Uni-
Luego que hayamos definido cuáles son estos fines, versity. The Universities of Europe in ¡he Middle Ages.—
Kotsching: The University in a Changing World.—L. Hogben :
(3) En Bibliografía Médica Internacional, 1945, pág. 1085, Dangerous Thoughts.—Arnold Mash : The University asid ¡he
damos una bibliografía bastante completa sobre el tema y Modern World.—Whewell: On ¡he Principies of English Uni-
sobre la enseñanza de la técnica de la documentación cien- versity Education.—J. Lasso de la Vega: La crisis mundial de
tífica. la Institución Universitaria. Madrid. Arbor. 1951.
LAS PRÁCTICAS DEL TRABAJO CIENTÍFICO 5
El médico, el alquimista, el astrónomo que lograba Por otra parte, los centros de enseñanza en general
obtener su título en la universidad o en la escuela no disponen hoy en sus extensos cuadros de licencia-
técnica autorizada, podía ejercer su carrera profesional tura ni de todas las disciplinas que son menester para
durante años con plena dignidad rodeado de justo res- completar el dominio de una profesión, ni por el cor-
peto y pública consideración. En esta edad la escuela to número de días útiles o de trabajo durante el curso
primaria pudo tener por finalidad enseñar al niño a cabe, salvo excepción notable, que los profesores pue-
leer y a escribir correctamente y dotarlo de los concep- dan explicar el programa completo correspondiente a
tos más elementales de las ciencias y de las letras. La cada una. Así las cosas, es evidente que tales centros
enseñanza media, facilitar una cultura general corres- de enseñanza no pueden considerar, ni mucho menos
pondiente al título, entonces tan apreciado, de bachi- garantizar en conciencia, que la posesión del título
ller. La superior y técnica, a su vez, la formación de de licenciado o doctor en cualquier facultad a que co-
médicos, filósofos, jurisconsultos, alquimistas, etc., para rresponda signifique que el titular ha logrado la infor-
que, durante la vida y a la vuelta de algunos perfec- mación y el aprendizaje de todas las materias que, aun-
cicnamientos posteriores, pudieran ejercer eficaz y mo- que incompletas e insuficientes, viene oficialmente
ralmente su profesión. El licenciado o doctor, el maes- obligado a saber.
tro o el bachiller, en suma, apoyaban en su título aca- Aun suponiendo que la formación científica univer-
démico la más fi rme y completa autoridad para actuar sitaria fuera completa en el momento de expedir el
en la actividad profesional correspondiente durante titulo, asusta pensar, como hemos dicho, el daño que
toda la vida. Estos títulos ofrecieron plenas garantías por acción u omisión puede causar en un lugar cual-
para sus actos no sólo librándolos de toda responsabili- quiera el médico salido de la universidad en 1915 que
dad moral o pública, sino que les hicieron, por ende, no hubiera cultivado el estudio de libros y revistas de
aci eedores al respeto y a la consideración de la so- Medicina desde entonces.
ciedad. Si las universidades y las escuelas técnicas no pue-
Bastaba la actuación del selecto profesorado univer- den crear el médico, el físico, el jurisconsulto, como
sitario, técnico o escolar sobre el estudiante, y que éste puede demostrarse, y si, aunque lo creasen, al otro día
aprobara los cursos y asignaturas establecidas, para que de recibir el título han de necesitar seguir estudiando,
se considerase que el alumno había logrado el dominio .j cuál debe ser el propósito más importante y común
de la técnica y la plenitud de su derecho a ejercer la de la misión pedagógica de las universidades desde
profesión. este punto de vista social o nacional?
El segundo responde a aquella otra época en que Las escuelas técnicas, las universidades, han de tener
la ciencia dispuso del ferrocarril, y los inventos y su como eje de su misión pedagógica enseñar a estudiar
difusión se multiplicaron velozmente. Las ediciones de a los alumnos, crear el autodidacto en derecho, en in-
libros, por su tardanza en ser absorbidas por el mer- geniería, etc., y en el campo de la formación educar-
cado—cinco o seis años—, no bastaron para satisfacer los en el hábito, casi en el instinto, como ha dicho
el ansia de los hombres de ciencia ni su afán de vivir Burn, del estudio cotidiano, sin el cual no cabe ejercer,
informados al (lía. Con este motivo surgieron las re- sin grave responsabilidad social y moral, ningún título
vistas, que semanal, quincenal o trimestralmente se académico en nuestros días (5).
encargan de revelar, dar a conocer y difundir entre Si este panorama es exacto, se puede preguntar:
los cultivadores de la ciencia pura y aplicada los últi- Qué es lo que con superior atención ha de enseñar
mos avances de sus diferentes ramas, sin esperar a que entonces la universidad en relación con el ejercicio
éstos se incorporen a las nuevas ediciones de los dife- de las profesiones? A nuestro juicio, debe enseñar
rentes tratados, en lo que invierten de cuatro a cinco hoy, principalmente, a estudiar medicina, a estudiar
años por lo menos. derecho, a estudiar física. Es incontrovertible que
El correo, el telégrafo, los congresos y asambleas quien, dominada la licenciatura o el doctorado en
perfeccionaron después los medios de colaboración en- una facultad, no sigue estudiando desde el día-siguien-
tre los investigadores y mantuvieron informados al día te a aquel en que obtuvo el título, dejará de ser, a los
a los profesionales sobre los avances científicos. El pocos meses de haber ingresado en la profesión, mé-
título brillantemente logrado en una universidad o en dico, jurista, físico, etc.
una escuela técnica, necesitó ser diariamente convali- Enseñar a estudiar por sí medicina, derecho, etcé-
dado con la consulta cotidiana de libros y revistas. tera, es, a nuestro juicio, una de las funciones más
En nuestros días, la navegación aérea, la radio, la importantes y necesarias que pueden desempeñar ac-
televisión, el microfilm, la microcard, la labor infor- tualmente las universidades.
mativa de clasificación, catalogación y codificación rea- Y si la universidad ha de cumplir la misión de en-
lizada por los múltiples órganos de la documentación señar a estudiar, ya se trate de medicina, derecho, et-
científica, que permite seguir al día cuanto se publica cétera, es evidente que el bachiller, al entrar a partici-
y descubre en física, química, medicina, etc.; los pro- par en las tareas universitarias, debe tener práctica y
gresos numerosos e insospechados de los aparatos para haber aprendido el manejo y la técnica de las fuentes
la observación, el cálculo, la medida y la experimenta- bibliográficas, cuyo primer capítulo se llama documen-
ción científica; la sustitución de la investigación indi- tación fundamental; de manera que a la universidad
vidual o de artesanía por la de grupos y equipos de le reste adiestrarlo exclusivamente en el manejo y en
técnicos dirigidos, altamente especializados, han varia- la consulta de la documentación propia y especial co-
do por completo el significado y el valor de los títulos
universitarios y técnicos de todo orden, y muy espe-
(5) Véase nuestro artículo "La documentación y el pro-
cialmente el plazo de tiempo por el que ofrecen ga- greso científico". Madrid, Revista del Instituto de Racionali-
rantía de eficacia en su ejercicio. zación del Trabajo, 1951.
6 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
1) Alfabeto doble.
(12) J. I. Wyer: Reference work. Chicago, A. L. A. 1929,
J. B. Drury: Book selection. Chicago, A. L. A., 1930. 2) Deletreo simple.
(13) Flexner: Making books work. Nueva York, 1943. 3) Agrupación y correlación.
(14) Véase fe de erratas de la 17 edición.
(15) J. I. Wyer: Reference work. Chicago, A. L. A., 1929. los espaiioles el Catálogo abreviado de una selección de li-
(16) Para más universal información en la materia pue- bros de consulta, referencia, estudio y enseñanza, publicado
de consultarse con provecho la obra de Malclés citada y para bajo la dirección de J. Lasso de la Vega. Madrid, 1952.
8 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
No basta con dominar la consulta de los diccionarios alumno tome contacto con ellas y realice alguna bús-
de la lengua, es necesario conocer también los auxilia- queda para adiestrarse en su manejo, ya que éstas
res y complementarios para el uso artístico del idioma, han de ser las que con mayor frecuencia tenga que
tales como los ideológicos, de ideas afines o de sinó- utilizar para la documentación de un tema una vez
nimos, de la rima, de las anécdotas, de las citas y los ingresado en la universidad o en la escuela especial
demás de carácter análogo, así como también los de de que se trate (19).
materias determinadas en cuanto tienen relación con Más útiles, por tanto, para cada rama científica, son
los estudios de la facultad o escuelas especiales superio- las de carácter especial, tales como el Index Medicus,
res donde proyectan seguir sus estudios, tales como los la bibliografía del Surgeon para el médico, y entre
de derecho privado, medicina, botánica, música, geo- las nuestras, de carácter nacional, la Bibliotheca His-
logía, de la antigüedad clásica, etc. Sobre estos diccio- pana, que publica el Instituto Nicolás Antonio de
narios deben realizarse ensayos de consulta y crítica en Bibliografía (20), del Consejo Superior de Investiga-
forma de cuestionarios a evacuar por los alumnos en ciones Científicas.
la forma que venimos aconsejando. El segundo y tercer volumen de la citada obra de
Quedan, en fin, los diccionarios poliglotas, los de Malclés, la mejor obra de consulta en la actualidad,
lenguas muertas o sabias, y los bilingües de lenguas contienen la bibliografía seleccionada referente a la
vivas. prehistoria, arqueología, antropología, antigüedad
grecolatina, historia universal, medieval, nacional, geo-
BIBLIOGRAFÍAS DE BIBLIOGRAFÍAS grafía, ciencias religiosas, filosofía, lenguas y literatu-
ras románicas, germánicas, orientales, bellas artes, cien-
Como es sabido, las bibliografías de bibliografías son cias jurídicas, públicas, económicas y sociales. En la
a manera del tronco o raíz de los acontecimientos bi- segunda parte: repertorios generales, historia de las
bliográficos, de las que parten todas las ramas de la ciencias, matemáticas, astronomía, física, geofísica, quí-
producción científica; son como la estación central de mica-física, geología, mineralogía, química, bioquímica,
donde arrancan todas las vías para llegar a conocer biofísica, biología y fisiología vegetal, botánica, farma-
las obras y artículos que ha publicado un autor de- cia, biología y fisiología animales, zoología, ciencias
terminado o bien lo que se ha impreso sobre una médicas e higiene.
ciencia, materia o rama del saber técnico o cientí-
fico. Con el auxilio de estos repertorios bibliográficos BIOGRAFÍAS
universales, y partiendo de ellos, se puede descender al Capítulo aparte merecen los diccionarios biográficos,
conocimiento de las bibliografías nacionales y median- sin cuyo auxilio no es posible identificar a los autores
te la consulta de éstas, a las bibliografías nacionales y se puede incurrir en errores lamentables. Como las
de ciencias determinadas, y a su vez, merced a éstas, al enciclopedias y las bibliografías, cabe distinguirlas en
dominio detallado de lo que se ha publicado so- universales o generales, como las de Michaud, Hoefer
bre el tema que ha de ser objeto de nuestro trabajo. y Oettinger, por ejemplo; nacionales como las de Can-
Así, de la bibliografía universal de Schneider, se puede tú, Appleton, Barbosa, Machado, etc., y de materia de-
pasar a la nacional española de Foulché-Delbosc, y de terminada como la de Colmeiro, etc. Completan estas
ésta, a la obra de Colmeiro, sobre la botánica y los biografías las que nos informan sobre personajes ac-
botánicos de la península Ibérica. tuales y que ven la luz pública bajo los títulos, ya po-
No cabe que un universitario incurra en el pecado pularizados, de ¿Quién es quién?, IV ho's tvho?, etc.
temerario de ignorar el manejo de estas fuentes del No creernos necesario subrayar la importancia para
saber. Sin su consulta no es posible la documentación cualquier trabajador intelectual del conocimiento de
de un tema, y sin documentación previa todo traba- estas obras y de su manejo (21).
jador intelectual corre el riesgo de terminar por des-
cubrir, después de pacientes horas de afanosa labor COMERCIO DEL LIBRO
y de desvelo, la hélice, la máquina de vapor o la
bombilla eléctrica (17). En esta preparación es útil conocer las guías donde
se encuentran las direcciones de los principales libreros
BIFLIOGR AFÍA DE BIBLIOGRAFÍAS NACIONALES y editores del mundo, ya que este conocimiento facilita
el pedido de libros de cualquier país distinto del nues-
Las bibliografías nacionales son, respecto de la pro- tro. La guía más importante que se publica es la titu-
ducción de una nación, lo que las universales respecto lada Adressbuch der ausländischen Buchhandeln y
de la propia de todas las naciones. Por ser éstas más la Adressbuch des deutschen Buchhandels, su comple-
ccmpletas en el campo de la producción neta de cada mento.
país, son ordinariamente las que ofrecen mayor nú- En dichas guías, además de darse las direcciones de
mero de referencias y acopio de datos sobre ellos (18). los principales libreros y editores del mundo, se deta-
llan sus especialidades cuando no se consagran a la
BIBLIOGRAFÍAS DE MATERIAS ESPECIALES librería de surtido o general.
Existen, como es sabido, junto a las bibliografías (19) Como fuentes pueden utilizarse las obras anterior-
mente citadas de Malclés y el Catálogo abreviado, también
nacionales las de materias especiales. Procede que el citado.
(20) También puede consultarse con provecho en esta ma-
(17) Para esta materia consúltense las obras citadas en la teria nuestro articulo: "Fuentes de información de editores y
nota anterior. libreros", publicado en Bibliografía hispánica. Madrid, 1944.
(18) Además de las obras citadas, es útil nuestra obrita: (21) Consúltense las obras de Malclés y el Catálogo abre-
Cómo utilizar una biblioteca. Madrid, 1935. viado de una selección de libros, antes citados.
LAS PRÁCTICAS DEL TRABAJO CIENTÍFICO 9
rencias. Aparte los sistemas empleados con tanto éxito ción la obra: autor, título, lugar de impresión, año y
por las Platoon School librarles, donde el alumno, bajo el número de la página en que han encontrado el
la dirección del maestro, va construyendo personal- dato. Al correr de los ocho o diez años de la enseñan-
mente su libro de texto con el auxilio y mediante la za primaria, los niños han aprendido a manejar los
consulta de la colección de libros instalada, a este fin, catálogos, a utilizar las bibliotecas, a frecuentarlas ha-
en la clase, en la mayoría de las escuelas se distribu- bitualmente, y, sobre todo y ante todo, ha arraigado
yen, una vez a la semana, ordinariamente los sábados, en ellos la idea de que mediante los libros pueden
unos cuestionarios que contienen de diez a doce pre- hallar con facilidad la solución exacta y precisa de
guntas sobre dos clases de temas: a) generales y de cuantos problemas se les presenten al correr de toda
utilidad común; y b), de carácter erudito, histórito, la vida. Lo mismo pueden servirles para hallar el re-
científico, etc. Ejemplo del primer tipo puede ser éste: medio con que curar una enfermedad del ganado, que
para abonar la tierra, decorar la casa, quitar una
1. 0 Diga usted qué trenes diarios hay para Sevilla mancha, tomar un tren, planear un viaje, hallar una
que hagan el viaje de día, a qué hora salen de Ma- ocupación, encontrar un piso vacante, etc., etc.
drid, a qué hora llegan y cuánto importa el billete en Este sistema de los cuestionarios que venimos pro-
segunda clase. pugnando es el mismo que debe emplearse para apren-
2.° ;Cuál es el número del teléfono de la clínica der a utilizar toda clase de bibliografías y fuentes de
de urgencia más próxima a su casa? información. Al objeto de sistematizarlos, deben ir
3 0 ;Dónde comienza y dónde termina la calle de planteándose con el orden acostumbrado, partiendo de
Agustina de Aragón? los generales a los particulares, de las bibliografías de
4 0 ;Cómo se llama el Cónsul General de España bibliografías universales a las nacionales, y de éstas
en Montevideo? a las de materias determinadas. El orden seguido por
5» Cíteme la dirección de una fábrica de maquina- la obra de Malclés citada reúne las condiciones más
ria agrícola de la provincia de Alava. recomendables.
6.0 ;A qué cambio están los escudos portugueses Como ejemplo de los cuestionarios para los ejercicios
en relación con la peseta? prácticos que recomendamos, veamos éstos:
7» Déme la dirección de un piso para alquilar,
amueblado, que rente menos de cuatro mil pesetas al 1. 0 ;Dónde puedo conocer qué obras se imprimie-
mes. ron en España en el siglo xv?
8. 0 ;A qué cambio cerraron las acciones del Banco 2.° ;Idem en el siglo xvi?
Español de Crédito la semana pasada? 3 0 ;En qué libros podría estudiar la historia de la
9.° ;Qué población tienen Barcelona y Madrid, res- Imprenta?
pectivamente? 4 0 ;En qué obra puedo encontrar lo que se ha
10. ;En qué líneas se puede ir de Madrid a París, publicado en Italia en el siglo xx?
qué cuesta el viaje y qué tiempo se invierte? 5 0 ;Qué materias abarca el Manuel du Libraire, de
Brunet, y cuántas ediciones se han hecho de esta obra?
Estas preguntas conducen al niño a consultar la guía 6.0 Cíteme otras obras de contenido y fines aná-
de teléfonos, la de ferrocarriles, líneas aéreas, callejero, logos a la de Brunet antes citada.
anuario Bailly-Bailliè.re , Didot-Botin, Guía Oficial de 7 0 Déme el título de una revista exclusivamente
España, noticias de los periódicos relativas a la Bolsa, de bibliografía universal.
a los alquileres, cargos vacantes, cambios de la peseta, 8. 0 Déme el título de una bibliografía americana
etcétera. Si se trata de niñas, estos cuestionarios inclu- de las obras publicadas en el siglo xvi.
yen los recetarios domésticos, libros de labores, urba- 9 0 Déme el título de una bibliografía de obras
nidad, decoración, higiene, etc. de matemáticas y de medicina del siglo xvi.
Del segundo tipo puede citarse el siguiente: 10. Déme el título de algunas revistas especializa-
das en el arte del libro.
1. 0 ;En qué año comenzaron a reinar los Reyes
Católicos? Y este otro:
2.° ;Cómo se desarrolló la batalla de Lepanto?
3 0 ;Quién descubrió la circulación de la sangre? 1. 0 Déme los títulos de las revistas que dan a co-
4 0 ;Qué significa en español gentleman agree- nocer cuanto se imprime, respectivamente, en Francia,
tnent? Inglaterra, Alemania, Italia, Estados Unidos, Bélgica,
5 0 ;Dónde desemboca el río Danubio? Holanda y España.
6.° ;Quién fué el primero que dió la vuelta al 2. 0 Infórmeme sobre los catálogos de las Bibliote-
mundo? cas Nacionales de París, Londres, Prusia y del Congre-
7.° ;Quién escribió La Ciudad de Dios? so de Wáshington.
8.° ;Quién es el autor de la opera Aida? 3.° Cíteme las bibliografías más importantes de las
9•° ;Dónde puede verse el Entierro del Conde de obras impresas en Méjico.
Orgaz, de El Greco? 4 •0 ;Qué bibliografías de bibliografías existen rela-
10. ¿Qué emperadores dió España a Roma? tivas a Dinamarca?
5 0 ;Dónde podría encontrar qué artículos se han
Los alumnos acuden a las bibliotecas a consultar las publicado en Yugoslavia sobre oleicultura o sobre
obras que puedan facilitarles las contestaciones a di- Lope de Vega?
chas preguntas. Una vez que hallan los datos, los ano- 6. 0 ;Qué revistas se publican en el mundo dedi-
tan al pie de cada pregunta, describiendo a continua- cadas al estudio de la antigüedad clásica?
LAS PR kTICAS DEL TRABAJO CIENTÍFICO 11
7 • ° ¿Qué publicación incluye los abstracts o extrac- ceso a su adquisición o demanda. Debe tener, además,
tos científicos relativos a la física? conocimientos claros, aunque elementales, en materia
8.° ddem a la ingeniería? de formación de índices, sumarios, tablas, abreviaturas,
9. 0 ddem a la medicina? etcétera, y, por tanto, según las normas internacionales
10. Idem en arquitectura? y nacionales de los trabajos realizados en estos do-
minios por la International Standard Organization
Otro: (1. S. O.) y el Instituto Nacional de Racionalización
del Trabajo y sus normas U. N. E. (25). La marcha
1. 0 Déme una relación de las colecciones de textos emprendida en todo el mundo hacia la normalización,
existentes para el estudio de las lenguas romances. que es simplificación y universalidad, hace sumamente
2. 0 Déme el título de una historia extensa de la conveniente que los alumnos tengan una idea de todo
lengua francesa. cuanto en materia de documentación se viene unifican-
3. 0 Idem de una historia de la literatura alemana. do y muy especialmente en lo tocante a la materia do-
4. 0 Cíteme un diccionario de la literatura uni- cumental.
versal.
5Y Déme una relación de atlas geográficos uni- b) LOS INSTRUMENTOS PROPIOS PARA LA TRANS-
versales. MISI6N DE LOS AVANCES CIENTÍFICOS
6.° Cíteme tres bibliografías del arte italiano.
72 Cíteme el título de varias obras sobre derecho En este capítulo figura en primer término el estudio
comparado. de los abstracts o extractos científicos, las reglas inter-
8. 0 Cíteme tres revistas consagradas al estudio de nacionales por las que se rige su normalización Y las
la historia bizantina. publicaciones más importantes en que los descri-
9.° ¿Cuántos congresos internacionales ha celebra- ben (26). El Index Bibliographicus (27), verdadero re-
do la F. I. D.? pertorio internacional por su importancia como fuente
10. ¿Qué finalidades persigue la I. S. O.? universal para el conocimiento de la bibliografía sobre
extractos, debe ser objeto de consultas, búsquedas y de-
Con la evacuación de consultas y el manejo de estas más prácticas. Es, en fin, muy recomendable que el
obras fundamentales, el alumno puede ingresar en la bachiller ponga en práctica la redacción de extractos
universidad con la aptitud necesaria para formar su sencillos, al objeto de que pueda aprender a redactarlos
documentación. conforme a las normas establecidas y al ensayarlo darse
perfecta cuenta de las dificultades que ofrecen, del
valor y la utilidad de su consulta y de la importancia
B) LA TECNICA DE LA INVESTIGACION del servicio que prestan al hombre de ciencia.
CIENTÍFICA En el campo nacional debe manejar con soltura la
bibliografía de la Revista de Filología y la Bibliotheca
Para poder tomar parte en las tareas propias de un Hispana (28) en sus diversas partes, que recoge los
seminario científico (23) se requiere tener un conoci- artículos aparecidos en revistas españolas, y el Indice
miento previo de las materias siguientes: a) Instru- de Artículos de Revistas, ambas publicadas por el Con-
mentos materiales de la documentación. b) Instrumen- sejo Superior de Investigaciones Científicas, y conocer
tos propios para la transmisión de los avances cientí- las demás revistas consagradas a la publicación de ex-
ficos. c) Técnica del trabajo intelectual. d) Organismos tractos científicos, tales como la Bibliografía Médica
e instituciones creadas para la práctica y auxilio de la
documentación. (25) Consúltese sobre la materia la obra de Antonio Gon-
zález de Guzmán: Normalización. Madrid, 1952. En ella se
a) LOS INSTRUMENTOS MATERIALES hace una clarísima exposición doctrinal sobre la normaliza-
ción, sus métodos, las normas, su influencia sobre la produc-
tividad de la empresa y la normalización en treinta países
El bachiller ha de conocer de manera práctica las más, y la I. S. O. u organización de normalización interna-
fichas, ficheros, microfichas transparentes y opacas, mi- cional, sus fines, trabajos y comisiones, etc. También recomen-
crofilms, procedimientos para la reproducción y apara- damos la lectura del artículo titulado "Normalización", por
Aureo Fernández Avila, en la revista Racionalización, pági-
tos para la lectura de los documentos microcopiados. nas 449-58. Madrid, 1954.
Este conocimiento implica desde los relativos a la nor- (26) Para esta materia deben estudiarse los proyectos in-
malización internacional de fichas y ficheros, hasta el ternacionales de normas para la redacción de los abstracts
propio manejo de los aparatos de lectura (24) y el ac- o extractos científicos presentados en la reunión internacional
de la I. S. O., celebrada en el mes de junio del pasado afilo,
discutidos en el grupo de trabajo que nos cupo la satisfac-
(23) Véase nuestro trabajo: Las bibliotecas de seminarios, ción de presidir. Son interesantes los proyectos de enmiendas
laboratorios, etc. , en sus relaciones con la biblioteca central presentados por la C. T. T. número 50 del Instituto Nacio-
universitaria (Sevilla, 1938), donde se estudia el origen, historia nal de Racionalización del Trabajo, la guía parir la redaction
y forma de trabajar en los seminarios científicos. Es también des résunzés d'auteurs, elaborada por la UNESCO.; la Fair
interesante la consulta de la obra de D'Irsay: Histoire des copying declaration asid list of publishing organizations subs-
Universités, 1933, 2 vols., y la Metodología del R. P. García eribing to it, publicada por la Royal Society. London, 1952, y
Villada (Barcelona, 1921), antes citada. el artículo de W. W. Varossieau: A survey of Scientific Abs-
(24) Manual on document reproduction and selection. tracting ancl Indexing Services. La Haya, 1949.
F. I. D. Pub. N. O. 264. The Hagne, 1953; 2 vols. Obra (27) Index bibliographicus. La Haya, 1952; publicado por
insuperada donde se estudian todos los procedimientos y apa- la Federación Internacional de la Documentación con el auxi-
ratos consagrados al auxilio de la documentación con indi- lio económico de la UNESCO.
cación de los fabricantes existentes en los diferentes países (28) Ribliotheca Hispana. Instituto Nicolás Antonio dcl
y cálculo del coste de las diversas reproducciones, etc. C. S. I. C., Madrid.
12 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
Internacional y la revista Indice (29), consagrada a los ganismos internacionales que consagran parte o toda
extractos en materia de historia. su actividad al servicio de la documentación, como la
Debe, en fin, aprender a consultar y a practicar, bús- International Federation of Libraries Associations
quedas en las transactions, Berichte, Forschung, comp- (F. I. L. A.), la Fédération International de la Docu-
terendu, catálogos de patentes, actas y demás publica- mentation (F. I. D.), la International Standard Orga-
ciones donde con preferencia ven la luz pública los nization (1.S. C.), la Unesco, la International Council
avances de las ciencias y de la técnica. of Archives (1. C. A.), International Museum Orga-
nization (1. M. O.), la Unión Internacional de Bibiio-
C9 LA TÉCNICA DEL TRABAJO INTELECTUAL tecas Musicales y algunas otras (37).
Importa conocer, en términos generales, su domicilio,
En este sector debe practicar la redacción de citas, sus publicaciones, actividades, programas, formas de
notas y referencias bibliográficas (30), así de libros, trabajo, reuniones y congresos. No está fuera de estos
como revistas; la ordenación alfabética de apellidos, u estudios el manejo y consulta del Y ear book of Inter-
onomástica (31), las de materias y adquirir ideas su- national Organizations (38), donde se describen y es-
ficientes para consultar con facilidad y provecho los tudian cerca del millar de organizaciones internacio-
catálogos onomásticos de epígrafes o asuntos (32) de nales, todas ellas de un gran interés actual para la
diccionario y, más especialmente, los que siguen el práctica de cualquier estudio o tema por la labor que
sistema decimal universal (33), por ser el de mayor di- desarrollan y las autoridades que las integran.
fusión y el que oficialmente se aplica a las bibliotecas Tal es la preparación que, a nuestro juicio, debe re-
españolas. cibir el preuniversitario en el campo de la documenta-
Debe realizar prácticas de despiece, comprobación ción científica. Sin estos conocimientos, sin esta prácti-
de citas y ejercicios de rediscovery. De la misma mane- ca, no es posible actuar en ningún seminario ni labo-
ra que el relojero desmonta y monta relojes, el estu- ratorio científico. El catedrático no puede descender,
diante tiene que ejercitarse en desmontar las citas de dada su categoría y el grado superior de la enseñanza
un trabajo intelectual y observar la técnica puesta en universitaria, a enseñar a los alumnos el abecé de una
práctica hasta lograr la reconstrucción, paso a paso (34). técnica, que, aunque sencilla, es necesaria para traba-
jos de fondo. Aunque todos los alumnos no han de
d) LOS CENTROS INTERNACIONALES consagrarse a la investigación científica, ningún estu-
Y LOS NACIONALES AL SER- diante universitario debe abandonar la universidad si
VICIO DE LA INVESTIGACIÓN ni siquiera ha trabado conocimientos, aunque sean ele-
mentales, con las fuentes para el estudio de las mate-
También deben ser difundidas: 1. 0 Las fuentes para rias propias de licenciatura y de su profesión; sin haber
el conocimiento. a) De los centros e institutos científi- hecho prácticas de búsquedas bibliográficas; sin saber
cos consagrados a la investigación de la ciencia pura dende se buscan y dónde se encuentran las fuentes para
y a la aplicada o técnica (35). b) Los españoles, espe- el estudio de los temas propios de su carrera; sin cono-
cialmente el Consejo Superior de Investigaciones Cien- cer las organizaciones internacionales y nacionales al
tíficas, sus institutos, laboratorios, revistas y publica- servicio de la investigación científica y del progreso
ciones (36). 2. 0 Idem, para el conocimiento de los or- técnico. El universitario tiene que estar preparado para
participar, llegado el caso, en la investigación científica,
(29) Indice. Barcelona. que es, en nuestros días, considerada como industria
(30) Sobre esta materia deben servir de base para los ejer- propia y privativa del Estado, de la que depende la
cicios y prácticas los proyectos I. S. O. y las normas UNE. libertad, independencia y nivel de vida de los pueblos.
Aunque algunas de éstas no están aún convertidas en normas, No cabe en la actualidad, como en otros siglos pa-
pueden ser utilizadas con provecho.
(31) Para estos ejercicios, además de los proyectos pilotos sados, almacenar en el cerebro humano la historia,
de la F. I. D., deben utilizarse las Instrucciones para la redac- la técnica ni la ciencia por la extensión ilimitada de
ción del Catálogo alfabético de autores, publicadas por el los conocimientos que abarcan; por ello la pedagogía
Ministerio de Educación Nacional, 2. edic. Madrid, 1945. moderna ha sustituido el saber de memoria—que es
(32) Para una idea elemental puede consultarse el capí-
tulo XLIII de nuestro Manual de Biblioteconomía. Madrid,
sólo recordar—por el adiestramiento en el manejo de
1952; Los Epígrafes en el Catálogo Diccionario, de Carmen las fuentes de conocimiento, su valoración, su uso y
Rovira Bertrán. La Habana, 1952; Catalogación y clasificación su consulta, porque, como hemos escrito al princi-
de libros, de Carlos Víctor Penna. Buenos Aires, 1945; Ele- pio, "el que sabe dónde está la ciencia se halla pró-
mentos de Biblioteconomía, de Domingo Buonocore. Santa
Fe, 1948, y la copiosa bibliografía que estas obras insertan.
ximo a poseerla".
(33) Sobre esta materia puede servir de guía nuestra obra: JAVIER LASSO DE LA VEGA
La clasificación decimal, 2.' edic. Mayfe. Madrid, 1950, y Director de la Biblioteca de la Universidad
la extensa bibliografía que en dicha obra se incluye. de Madrid.
(34) Pueden consultarse con provecho nuestra obra: Cómo
se hace una tesis doctoral. San Sebastián, 1947, y las numero-
sas obras que se citan en la copiosa bibliografía que la
acompaña. (37) Pueden consultarse con provecho los numerosos ar-
(35) Véase, además de nuestra obra antes citada, la titu- tículos publicados en la Revue de Documentation, editada
lada La investigación científica en el mundo, publicada por por la F. I. D., y nuestro artículo titulado: "La documenta-
el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1953. ción y el progreso científico", publicado en la Revista del
(36) Preferentemente, ha de consultarse la obra titulada: Instituto de Racionalización del Trabajo (Madrid, 1951), en
Estructura y normas del Consejo Superior de Investigaciones el que se hace historia de la F. 1. D. y de sus antecedentes.
Científicas, publicada por dicho Centro. Madrid. 1943. (38) Bruselas, 1954.
LA ORIENTACIÓN PROFESIONAL PREUNIVERSITARIA 13
La vida profesional constituye una de las grandes Preuniversitario, el afianzamiento de la dirección vo-
fuentes de satisfacciones—o de conflictos y sinsabo- cacional de los alumnos. Muchas Universidades actua-
res--de la existencia humana. De la vida profesional les consideran, efectivamente, que desde el punto de
dependen, en efecto, cosas tan importantes como el vista profesional su misión no se acaba con dotar a
prestigio social, los ingresos económicos y no en último sus alumnos de una preparación adecuada, sino que
extremo la propia estimación. Factores tan importan- la preparación debe dárseles justamente en aquella
tes todos ellos, insistimos, que a menudo enturbian el materia en que pueden rendir más a la sociedad y
ya de suyo complejo problema de la elección de ca- realizar sus posibilidades personales de un modo más
rrera. La tradición o los intereses familiares, el se- satisfactorio.
ñuelo de pingües ganancias, el afán de consideración
social, ideales altruistas no muy bien entendidos, ex-
periencias poco afortunadas en alguna fase crítica de EL PROBLEMA DE LA ELECCIÓN DE CARRERA
la enseñanza secundaria, etc., provocan con frecuen-
cia estados emocionales que impiden al individuo con- La complejidad creciente de los estudios superiores,
siderar el problema de su elección vocacional con la y el consecuente coste económico de la preparación que
serenidad y realismo debidos. a ellos conduce, hacen cada vez más necesario que la
Ciertamente, el problema de la elección de carrera elección de carrera se haga bien y a tiempo. En el
posee la suficiente gravedad para atraer la atención mundo competitivo de las profesiones superiores, unos
de las autoridades académicas. Es alentador que en años de retraso son, además, una rémora, que a veces
la reorganización de la Enseñanza Media se haya resulta incómoda de por vida. Y la realidad es que
mencionado específicamente, entre los fines del Curso una gran parte del censo escolar padece una acusada
confusión vocacional en la etapa crítica que precede
(*) Dentro del apartado que se dedica a las "Lec- al ingreso en la Universidad, y aun dentro de esta
ciones prácticas de metodología y técnica del trabajo misma. En investigaciones realizadas en otros países,
científico" en el "Proyecto de Instrucciones" de San- por ejemplo, en la Stanford University (Estados Uni-
tander, hay un párrafo que dice así: "Se darán tam- dos), se descubrió que un 50 por 100 de los alumnos
bién a lo largo del curso algunas instrucciones o de preparatorio no tenían la menor idea de cuáles
conferencias sobre orientación profesional, organiza- eran sus preferencias vocacionales. Otro estudio hecho
ción de la Universidad, etc." Hemos creído necesario en la Universidad de Long Island (Estados Unidos)
dar especial relieve a este punto, desarrollando la par- mostró que más de un 40 por 100 de alumnos avan-
te más técnica y más desatendida, que es la de la zados, esto es, de cursos superiores, habían alterado su
orientación profesional. En este campo no se puede primera decisión vocacional. En una encuesta a que
improvisar, como comprenderá el lector. Tiene gran fueron sometidas, en América, 150 personas profesio-
valor, desde luego, el simple consejo que el profesor nalmente destacadas—teólogos, filósofos, médicos, abo-
da al alumno, en función de su conocimiento perso- gados, militares, hombres de negocios, etc.—, se puso
nal. Pero en cuanto este consejo se eleva al plano de asimismo de relieve que sólo 61 de ellas habían esco-
la técnica psicológica, se necesita un adiestramiento gido sus profesiones respectivas en el Bachillerato.
en la obtención y en la valoración de datos. En el Como indicábamos, la creciente complejidad, coste y
penúltimo apartado del trabajo del señor Pinillos se carácter competitivo de la enseñanza superior, acon-
reseñan tres "posibilidades inmediatas" en este campo: sejan reducir lo más posible este período de indeter-
I • « La celebración de reuniones psicológicas para los minación vocacional a que aludimos. Semejante pe-
docentes de enseñanza media que no sean psicólogos ríodo, ciertamente, no puede eliminarse de un modo
profesionales; 2 • a La elaboración de Cuestionarios vo- total, pero sí, en cambio, cabe reducirlo de un modo
cacionales, baterías de aptitud y Guía Ocupacional; notorio ayudando al alumno a descubrir los obstácu-
3.a La difusión de estos conocimientos en artículos de los que con frecuencia se oponen a una elección pro-
la REVISTA DE EDUCACIóN. fesional acertada. En este sentido, la Orientación Pro-
Estas tres "posibilidades inmediatas" serán realidad, fesional constituye una ayuda efectiva, cada vez más
en parte, dentro de este año; sobre ello informaremos indispensable a un mayor número de alumnos. El
a nuestros lectores en números sucesivos. Por de pron- conocimiento de las aptitudes propias, el esclarecimien-
to, a partir del 1 de noviembre próximo, el Centro to de las aficiones, el esclarecimiento de problemas
de Orientación Didáctica establecerá contacto indivi- familiares, el suministro de información ocupacional,
dual con los Institutos o Colegios que soliciten su la puesta en contacto con organismos concesores de
asesoramiento. becas, etc., etc., son, sin ningún género de dudas, ser-
C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
14
vicios invaluables que el Orientador Profesional puede mente. Por fortuna, la Psicología actual ha logrado un
suministrar al estudiante deseoso de adoptar una de- arsenal de técnicas de medición de aptitudes, con ayu-
cisión vocacional razonable. da del cual el orientador puede objetivar las situacio-
nes personales, ayudando al alumno a comprender im-
ORIENTACIÓN Y SELECCIÓN
parcialmente su propio caso.
a) Baterías de tests.—Dos han sido las corrientes
En medio no especializados, los términos Orienta. principales seguidas por la Orientación Profesional para
ción y Selección Profesional se identifican a menudo. la resolución de este problema. Una de ellas consiste
Conviene, empero, deshacer tal equívoco, porque en en confeccionar baterías de tests de aptitudes especí-
la Selección Profesional aletea un problema humano ficas para cada profesión importante. En una publi-
poco grato y ajeno totalmente al papel del orientador. cación reciente del Consejo Americano de Educación,
La misión del orientador profesional es, en cierto titulada Predicting Success in Professional Schools (2)
modo, más difícil que la del seleccionador, pero a la se enumeran, por ejemplo, los resultados obtenidos
par es mucho más grata. con este tipo de baterías especiales en la predicción
Es más difícil, claro es, porque en la Selección se del éxito académico en Facultades de Medicina, Odon-
trata, simplemente, de medir las aptitudes específicas tología, Ingeniería, Música, etc., etc. Dentro de este
requeridas por el desempeño de una tarea o profesión orden de cosas, la labor del orientador consiste en
determinada, mientras el orientador ha de buscar en aplicar al candidato a médico, pongamos por caso, la
el cúmulo de ocupaciones existentes aquella o aque- batería de tests de aptitud médica que ha sido pre-
llas que son más afines a las aptitules del orientado. viamente tipificada en sucesivas promociones de estu-
Y si recordamos que el Dictionary of Occupational diantes. La experiencia puede haber mostrado que los
'lides (1), de los Estados Unidos, registra cerca de que puntúan por debajo del 60 percentil en tal batería
22.000 ocupaciones distintas, no creemos que sea ne- tienen muy pocas probabilidades de terminar su ca-
cesario explicar en qué estriba tal dificultad. Es, a la rrera. En este caso, el orientador enfrenta al candida-
vez, mucho más grata la tarea del orientador, porque to con su propio caso, y le muestra que su puntuación
en la Selección Profesional el psicólogo se limita a de 20 en tal batería indica a todas luces que sus po-
señalar cuáles son los individuos más aptos, desenten- sibilidades como estudiante de medicina son limita-
diéndose de los demás, mientras que en la Orientación dísimas.
a todos se les da una posibilidad o una sugerencia Una discusión adecuada de la prueba y de sus re-
positiva y alentadora. En ciertas situaciones excepcio- sultados suele ayudar al candidato a evaluar sus apti-
nales, la Selección puede ser necesaria. Un Ejército tudes de un modo más realista. Sin embargo, este
aéreo necesita a veces buenos pilotos, una Institución método incurre en cierta manera en la dificultad que
Científica precisa tal vez becarios de la más alta cali- subrayamos en la Selección, pues la ineptitud para la
dad intelectual, o una Industria quiere taquígrafas medicina dice poco acerca de otras posibles aptitudes
excepcionales. En estos casos, es obvio que la misión del orientando. Por ello, el enfoque que se ha im-
del psicólogo militar, industrial o pedagógico no es puesto en la Orientación Profesional es distinto del
orientar profesionalmente a los mil y un solicitantes anterior. En la actualidad se tiende a diseñar baterías
que aspirarán a las plazas vacantes, sino simplemente de tests que cubran prácticamente todas las aptitudes
elegir a los mejores. básicas del ser humano, determinando a la vez los
Con todo, al psicólogo le resultaría más grato poder perfiles típicos de aptitudes, característicos de las pro-
añadir, al veredicto de no apto para esto, la indicación fesiones más importantes. Semejantes baterías de ap-
de apto para aquello otro. Y en esto es justamente en titud general se emplean, por ejemplo, por los Ejérci-
lo que consiste la Orientación Profesional: en dar a tos norteamericanos para la clasificación de los reclu-
cada cual, además de claras contraindicaciones, una tas, y asimismo se usan por el Servicio de Trabajo de
idea sensata de aquello para lo que vale. Tal empresa los Estados Unidos. Concretamente, la Batería de Tests
está erizada de dificultades, por supuesto. Sin em- de Aptitud General de tal Servicio consta de las diez
bargo, el orientador cuenta con medios técnicos que pruebas siguientes:
facilitan eficazmente su tarea. Veámoslos.
1) Inteligencia General.
LA MEDIDA DE LAS APTITUDES 2) Aptitud Verbal.
3) Aptitud Numérica.
Entre los factores que obstaculizan con frecuencia 4) Aptitud Espacial.
una adecuada elección de carrera, se cuentan las dis- 5) Percepción de Formas.
crepancias obvias que en muchos individuos se dan 6) Aptitud Administrativa.
entre las aptitudes y las aspiraciones profesionales. No 7) Coordinación visuo-manual.
se trata tan sólo de que un alumno se empeñe en 8) Velocidad Motora.
emprender estudios cuya dificultad rebasa su nivel 9) Destreza Digital.
general de inteligencia, sino, asimismo, de que pre- 10) Destreza Manual.
tenda estudiar materias distintas de aquellas para las
que se halla mejor dotado, o disciplinas para las que Administrada esta u otra batería semejante a gru-
se requieren aptitudes especiales (dibujo, por ejemplo) pos representativos de distintas profesiones—médicos,
de que carece. arquitectos, abogados, ingenieros, etc.—, se obtienen
Este problema no es fácil de dilucidar cualitativa- perfiles típicos de cada profesión, con los que cabe
(1) U. S. Employment Service, 1949. (2) Wäshington, 1949.
LA ORIENTACIÓN PROFESIONAL PREUNIVERSITARIA 15
comparar después los perfiles individuales de los sepamos, no existe en España ninguna debidamente
orientados. Ciertamente, estas baterías generales sólo validada y tipificada, aunque hay pruebas parciales que
pueden ofrecer una orientación genérica de las aptitu- usadas con discreción por los orientadores podrán su-
des de un individuo para tipos de profesiones, esto es, plir, hasta cierto punto, esta carencia. Tanto el De-
para profesiones de letras, que impliquen una elevada partamento de Psicología del Consejo Superior de In-
aptitud verbal, o para profesiones científicas que re- vestigaciones Científicas, como el Instituto Nacional
quieran aptitud matemática, o para ocupaciones de de Psicotecnia, las Oficinas-Laboratorio de Orientación
tipo administrativo, o mecánico, etc. Ahora bien: esta Profesional y otras Instituciones, cuentan con pruebas
orientación es extremadamente útil. Supongamos, por de aptitudes, para las que existen algunas normas.
ejemplo, que un candidato a arquitecto posee una b) Cuestionarios de intereses ocupacional es—.-De
acusada inteligencia general y una aptitud verbal des- cierto, el que haya aptitud para una o varias profesio-
tacada, es decir, imaginemos que es lo que se llama nes es sólo uno de los factores que juegan en la Orien-
un hombre "brillante", y, sin embargo, su perfil de tación Profesional. A la aptitud, como condición, debe
aptitudes evidencia que es pobre en el área matemática añadirse, por de pronto, el interés. Acaece, no obstan-
y que posee una percepción de formas y una concep- te, que en los primeros años de la juventud son muy
ción espacial deficientes. En un caso como éste, a poco pocos los individuos que tienen ideas definidas en
que se conozca el plan de estudios de la Escuela de relación con sus aficiones vocacionales. Lo más fre-
Arquitectura, es dable prever que ese alumno bri- cuente es que a esa edad los intereses sean vagos, no
llante hará un mal papel como estudiante de arqui- estructurados, y más aún, hasta de signo distinto a
tecto, mientras podría destacar en cualquier discipli- los expresados por el sujeto. La Psicología Aplicada
na de Letras. La figura adjunta muestra un perfil de posee hoy, entre sus instrumentos de exploración, cues-
aptitudes de un individuo descollante en matemáticas, tionarios de intereses ocupacionales cuya finalidad es
concepción espacial y percepción de formas, el cual, precisamente dilucidar de un modo objetivo el grado
supuestas otras cosas—afición y posibilidades econó- y naturaleza de los intereses profesionales individuales.
micas, por ejemplo—podría, en cambio, hacer un América del Norte se halla bien provista de estos
buen papel en una Escuela de Arquitectura, pero sería útiles instrumentos exploratorios, que entre nosotros
un mediocre abogado, dada su carencia de aptitud escasean. Entre los cuestionarios norteamericanos qui-
verbal. zá son dos—el Strong Vocational Interest Test (3) y
el Kuder Preference Record (4)—los de mayor ga-
rantía.
30 o 50 60 "10 80 90 100 El cuestionario de Strong consta de 400 cuestiones,
1
a las que hay que responder, en general, de una de
las tres maneras siguientes: "Me gusta—no me gus-
2 ta—me es indiferente." En el cuestionario masculino,
las cuestiones se refieren a 100 ocupaciones, 36 disci-
3 plinas o materias de estudio, 49 diversiones y entre-
tenimientos, 87 rasgos de personalidad, y el resto hace
referencia a actividades diversas. El cuestionario ha
4 sido administrado a grandes grupos de personas re-
presentativas de ocupaciones muy diversas, para cada
5 una de las cuales se ha logrado una estructura o per-
fil típico de intereses. El grado de semejanza de las
respuestas individuales con las típicas de una profesión
se toma como índice de interés en tal profesión.
Puntuar el test para todas las profesiones que cuen-
7
tan con un perfil típico, sería tarea laboriosísima, poco
viable para el orientador. Afortunadamente, los inte-
1) Intelig. general reses ocupacionales se constelan en grupos congruen-
2) Aptitud verbal
3) Aptitud numérica
tes (once, según Strong), con lo cual la puntuación se
4) Aptitud matemática simplifica bastante. Estos grupos, de intereses ocupa-
5) Concepción espacial cionales, son del tipo siguiente:
6) Percepción de formas
7) Destreza manual
1.0 Artistas, psicólogos, arquitectos, médicos, den-
tistas.
El examen de las aptitudes es útil, asimismo, para 2.0 Matemáticos, físicos, ingenieros, químicos.
detectar posibles discrepancias entre el aprovechamien- 3» Oficinistas, contables, empleados de Banco,
to logrado en los estudios y las posibilidades intelec- etcétera.
tuales. Las malas notas de individuos inteligentes
pueden provenir, en efecto, de dificultades familiares, Varios análisis factoriales del cuestionario de Strong
digamos, cuya relación con el éxito académico pasa han simplificado todavía más la estructura de los in-
inadvertida para el sujeto y su propia familia. Una
prueba de aptitudes puede servir, entre otras cosas,
(3) Strong, E. K. JR.: Vocational interests of men and
para descubrir problemas de esta índole. .comen. Stanford, Univ. Press, 1943.
En suma, la utilidad de una batería de aptitud ge- (4) Kuder, G. F.: Manual to the Kuder Preference Record.
neral es enorme para el Orientador Profesional. Que Chicago, Science Res. Ass., 1939.
16 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
mado en la casa, desacuerdo entre los padres acerca fueran a desempeñar el papel de orientadores profe-
del porvenir del hijo, etc. Son incontables los casos sionales recibieran una formación científica por Darte
donde el fracaso académico ha sido extirpado de un del organismo a cargo del cual se halla la docencia
alumno simplemente con hacerle ver a él y a su fa- psicológica española, esto es, la Escuela de Psicología
milia que en el fondo lo que se ventilaba era un pro- y Psicotecnia de la Universidad de Madrid.
blema de relaciones afectivas entre padre e hijo, entre
debidamente preparado que pueda suplir con su ex- Colaborador del C. S. 1. C. y profesor
periencia la falta de normas técnicas. de la Escuela de Psicología de la Universidad
de Madrid.
c) Comentario de Textos
La Orden ministerial de 21 de enero de 1954, que "Teniendo en cuenta la edad de los alumnos, el ca-
fijaba los Cuestionarios de Bachillerato, prescindió del rácter formativo del curso y la u-adición española, ha-
Preuniversitario. En lo que al Comentario de textos brán de proponerse únicamente obras de ortodoxia y
atañe, es de observar que, a pesar de haber sido men- moralidad indudables, de carácter formativo y no dis-
cionado por la ley en primer lugar, durante el curso cutidas en la actualidad."
académico de 1953-54 no fué realizado en el Preuni- "Se aconseja el uso de ediciones bilingües de los
versitario. Por tratarse del primer ensayo, y por estar textos escritos originariamente en una de las lenguas
ya mediado el curso cuando fué iniciado, en la prác- estudiadas por los alumnos."
tica se le aligeró de este contenido, que no fui juzga-
do en las pruebas finales. En el apéndice 4.0, estas "Instrucciones" recogen
Durante las reuniones sobre el Curso preuniversita- un pormenorizado estudio de las posibilidades didác-
rio de la Universidad de Santander, en agosto de 1954, ticas de realizar el comentario (*).
fui tónica común de los profesores allí reunidos la A petición espontánea de los profesores reunidos en
preocupación precisamente por el Comentario de Tex- aquellas conversaciones de Santander, se pensó en la
tos; preocupación en doble sentido. Por considerársele preparación de un número de la REVISTA DE EDU-
fundamental, interés; por considerarse insuficiente el CACION, en que se estudiasen los problemas didác-
profesorado, miedo. Quizá, como anécdota, sea alec- ticos planteados por el Preuniversitario; es de señalar
cionador recordar que en aquellas conversaciones, que la idea nació, precisamente, en la Comisión en-
mientras que las personalidades oficiales propugnaban cargada del Comentario de Textos. Las dificultades
que esta materia dependiera de las Universidades, con que éste encierra no se solucionan con una ley ni con
plena autonomía, los profesores privados preferían una órdenes; son problemas didácticos, cuya única solución
determinación directa por el Ministerio, con valor de está en la preparación del profesorado y en que éste
norma general. El problema de la insuficiencia del sepa con claridad lo que se espera de él y cómo puede
profesorado, tónica común para todo el Curso, se agu- llevarlo a cabo. La REVISTA DE EDUCACION, al
diza cuando del Comentario se trata, por no permitir preparar el proyecto inicial del número, consideró que
éste ni rutina ni ligereza de improvisación. aquellas "Instrucciones" eran la mejor base didáctica
La ponencia presentada sobre este tema en aquellas existente para estudiar, en forma pormenorizada, los
reuniones por los señores Läscaris Comneno y Artigas, problemas planteados por la realización concreta del
publicada en ciclostil, fué punto de partida de nume- Comentario. Ahora bien: cabían dos caminos distin-
rosas discusiones, y en parte recogido su texto en las tos: volver a hacer lo que podríamos llamar la "Teo-
"Instrucciones" redactadas durante aquella reunión de ría del Comentario", o mostrar ejemplos concretos de
educadores. Prácticamente, aquellas instrucciones, sin Comentarios. El primero, ya se podía considerar su-
valor oficial alguno, son la única orientación existente ficientemente explorado en Santander, y con la ven-
taja de haberlo sido en forma de cordiales conversa-
en España sobre lo que pueda ser el Comentario de
Textos, más la experiencia de otros países, especialmen-
(*) Técnica del comentario.—La experiencia aconseja, y lo
te Alemania y Francia.
ponemos aquí por vía de ejemplo, que el comentario de tex-
La ponencia de los señores Láscaris Comneno y tos se realice en la siguiente forma:
Artigas propugnaba: el comentario, al enfrentar al a) Ambientación.
alumno con una obra "clásica" (que puede ser con- h) La lectura del texto por el profesor, procurando que
aquél sea extenso.
temporánea), estimula al alumno a poner en juego
c) Lectura del texto por alguno de los alumnos.
toda su personalidad y a elaborar una visión personal
d) Explicación de términos y conceptos por el profesor,
de la cultura; señalaron los defectos inherentes a la
comprobando su comprensión con preguntas rápidas y
"Antología" y las ventajas que reporta el comentario concretas.
de uno o dos textos completos, aunque breves, no ex- e) Análisis de la forma externa del texto por el profesor
clusivamente literarios, sino de contenido doctrinal; (enlace con lo anterior, estilo, etc.)
terminaron aconsejando la elección de dos obras: una Análisis del contenido doctrinal por el profesor en for-
de Ciencias y otra de Letras, siendo una del mundo ma pormenorizada y simultánea con preguntas rápidas.
clásico, y otra del medieval-moderno. g) Valoración por el profesor del texto en sí, de su con-
tenido, de sus significaciones en el contexto, en la época
Las "Instrucciones" concretaron el tema de la si- y en la disciplina.
guiente forma: Redacción por los alumnos en forma breve desarrollan-
do un resumen - de lo leído y su valoración, unas veces
con el texto delante y otras sin él, y en algunas oca-
"Señaladas dos obras de corta extensión, una de siones sobre algún texto no comentado por el profesor,
contenido científico-cultural y otra de contenido ma- pero de la misma obra.
temático-experimental, los alumnos, bajo la dirección i) El resumen del comentario se realizará unas veces a
de dos profesores del Centro especialmente dedicados continuación y otras al día siguiente.
a esta labor, se ejercitarán en la lectura del texto, con j) Es aconsejable que todos o la mayor parte de los alum-
observaciones sobre su contenido doctrinal, su valor nos dispongan del texto de las dos obras que se co-
mentan, y que el comentario dure, al menos, tres cuar-
filosófico, histórico y literario, haciendo observaciones tos de hora, disponiendo los alumnos de media hora
orales ante la clase y por escrito sobre cada uno de para hacer el resumen.
estos aspectos. Si alguna de las obras escogidas resul- 1() Se dedicará otra media hora a que algunos de los alum-
tase larga, con más de cien páginas, podría suprimirse nos lean en alta voz, ante la clase, sus respectivos re-
algún capítulo de menor interés. En ningún caso po- súmenes, siempre que el profesor los seleccione en for-
ma no previsible, aconsejando sobre puntos concretos,
drá repetirse el comentario del mismo texto dos cur- dilucidando dudas que se manifiesten y señalando los
sos seguidos." aspectos positivos de los trabajos.
20 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
ciones entre numerosos profesores de los distintos tipos uno de contenido científico-cultural y otro científico-
de Centros; y caso de continuar por él, deberían ha- matemático-experimental, y la Revista procuró aco-
berse solicitado, de personas aisladas, opiniones perso- modarse a este criterio en las listas redactadas; sin em-
nales, perdiéndose entonces el valor de confronte de bargo, se vió en seguida que, mientras que de temas
experiencias. Además, no es precisamente de "teoría" filosóficos, literarios, históricos, era fácil encontrar co-
a secas de lo que está falta nuestra enseñanza, sino laboradores que se prestasen a redactar tales comenta-
de aplicaciones concretas de la teoría. rios, en las materias habitualmente llamadas Ciencias
El mostrar ejemplos concretos de comentarios ofre- no era tan fácil. No es éste el momento de pregun-
cía numerosas dificultades: elección de personas, de tarnos el porqué de tal hecho: si escasez de cien-
obras y del tipo de ejemplificación. Es decir, al no tíficos o mayor indiferencia hacia los problemas di-
poderse, en un número de la Revista, incluir una obra dácticos, falta de tiempo o dificultades inherentes a
completa con su consiguiente y pormenorizado co- alguna disciplina. El hecho es que la dirección de la
mentario, habría de decidirse si el ejemplo a recoger Revista se encontró con este obstáculo, que indudable-
debía ser como una introducción al comentario deta- mente nos lleva a hacernos una reflexión: si se ha te-
llado de la obra, o bien elegir un fragmento breve (el nido poco éxito al tratar de dar unos ejemplos de este
que correspondiese a una clase de hora u hora y me- tipo de práctica docente, mucho menos se tendrá en
dia de duración) y dar el comentario concreto corres- la realidad concreta de la enseñanza para incluir en
pondiente. ella el Comentario de Textos clásicos de ciencias mate-
máticas o experimentales. Y lo curioso es que en las
En esta tesitura, la Revista optó por un criterio reuniones de Santander hubo unanimidad—y no sólo
intermedio: seleccionó una lista de unas cincuenta entre los científicos puros—acerca de la necesidad de
obras capitales del pensamiento humano nunca exclu- introducir esta clase de obras, y todos aquellos profe-
sivamente literarias, aunque procurando que en su sores a quienes nos hemos dirigido, aunque no hayan
mayor parte uniesen un fondo doctrinal y una forma podido aceptar nuestra invitación, han estado de acuer-
"clásica", y tratando, igualmente, de que se encontra- do en la importancia de este extremo.
sen debidamente proporcionadas las obras de conteni-
Una nota común, que podrán observar los lectores,
do científico-cultural y científico-matemático-experi-
es el deseo de fijar la atención predominantemente
mental. Sobre la base de esta relación de obras, se pre-
en el contenido de los textos y ello incluso cuando
paró una relación de posibles "comentaristas", procu-
los autores son profesores de Literatura o Filología.
rando armonizar dos criterios: I.° El prestigio cien-
El análisis estilístico es muy importante, pero no debe
tífico y la habilidad docente del "comentarista".
2. 0 Que estuvieran representados, en forma equilibra- ser exclusivo, pues en tal caso no se trata de un ver-
dadero comentario. Los señores Magariños, Hernán-
da, profesores de Enseñanza Media y de Enseñanza
dez Vista y Maldonado de Guevara dan un ejemplo
Superior, ya que, aunque el Preuniversitario tiene lu- de cómo ei comentario completo emplea la Estilística
gar en Centros de Enseñanza Media y con profesores
y la Filología como instrumentos para la última com-
de este grado, está dirigido a la Universidad y Escue-
prensión del texto. Los señores Alvarez de Miranda y
las Especiales, y las pruebas finales son realizadas por
Aran guren muestran el profundo contenido de obras
profesores de este grado. Las dificultades para hacer
formalmente pertenecientes a la historia de la Litera-
coincidir ambas listas fueron grandes, ya que a cada
tura. Otros autores prescinden radicalmente de la for-
futuro "comentarista" se le debía encargar una obra
ma para dirigirse exclusivamente al contenido doctri-
de su dedicación e interés. A la solicitud del comen-
tario se agregó una breve nota explicativa de lo que nal, pues se trata de obras que literalmente carecen de
valor, a no ser el de la exactitud expresiva.
la Revista deseaba y de la finalidad perseguida.
Las diferencias de método son grandes: desde la
Con ello quedaba al arbitrio de los autores el en- elección de un breve pasaje que se comenta minuciosa-
foque específico del Comentario; como los lectores po- mente a tomar la obra en bloque y realizar una ver-
drán ver, la variedad es ciertamente grande, pero se dadera introducción a su posterior estudio. Sin em-
creyó que precisamente esa variedad sería más ilus- bargo (y siguiendo un tipo de comentario recomen-
trativa que una monótona reiteración formal. Todos dado en la ponencia de Santander), se encargó como
los educadores están de acuerdo en que el Comenta- experiencia el comentario de una misma obra a dos
rio de Textos es obra personal, que exige riqueza de personas: el Libro I de las Confesiones de San Agus-
sugerencias, y que se debe evitar la repetición memo- tín a los señores HernándezVista y Láscaris Com-
rística por parte de los alumnos. No se trata de decir: neno. Sin previo acuerdo, ambos profesores fueron a
ahí están los comentarios "definitivos" de la obra en elegir, dentro del Libro, el mismo texto para realizar
cuestión, sino simplemente de dar unos ejemplos de la ejemplificación, y por caminos tan distintos como
cómo puede ser un comentario, sin dudar de que,
son el análisis filológico y el filosófico, llegan a con-
realizados por otro docente, probablemente serían di- clusiones semejantes, como el lector podrá apreciar.
ferentes, si no en el contenido esencial, sí, al menos, Esta experiencia ha venido a corroborar el valor ex-
en la variedad de interpretaciones, en el relieve dado a traordinario que tendría el que un Centro eligiera una
puntos interesantes y en los recursos estimativos y obra, encomendando su comentario a todos los pro-
dialécticos empleados para suscitar el interés de los fesores de materias relacionadas, cada uno desde su
alumnos. punto de vista.
Un fallo, o al menos deficiencia, que podrán obser- En todo momento, la pauta que ha guiado a todos
var los lectores es la menor representación de textos los colaboradores ha sido la de mostrar en concreto
comentados de Ciencias. Las "Instrucciones" de San- algo de "lo que hay que decir" para desentreñar ante
tander, como hemos dicho, aconsejaban dos textos: un grupo de adolescentes de dieciséis o diciesiete años
COMENTARIO DE TEXTOS
21
un texto fundamental. El porqué de ello es el porqué sito es que los tenga el profesor, nunca mejor llamado
mismo del Curso preuniversitario: al año siguiente que en esta ocasión maestro; y luego, que domine el
esos mismos adolescentes tendrán que realizar esa ta- arte de hacerlos nacer en el educando. Como se dice
rea, por sí mismos, solos, no con uno o dos textos, sino más adelante: "el desarrollo por el profesor no viene
con todas las obras que su formación universitaria les a ser sino un aliciente, un estimulador, un ejemplo,
exigirá leer. No hablemos ya de las explicaciones de de los que después han de hacer los alumnos; el co-
los profesores universitarios y de las notas de clase, ni mentario nacería muerto si los alumnos repitiesen el
tan siquiera de los libros de texto, caso de que los del profesor". Y este punto es muy importante, tanto
hayan de sufrir, sino de las "obras de consulta", que que podrá dar vigor al Preuniversitario o deformarlo
los bachilleres del pasado plan no sabían consultar. de raíz según sean las pruebas finales. Si éstas consis-
Un universitario ha de estar habituado a tomar posi- ten en que los examinandos "comenten" el mismo
ción ante las obras que lee, a exprimir sus ideas cen- texto que han visto durante el curso, entonces vendrá
trales y a dibujar su esquema riguroso. Es más, si no inmediatamente el memorismo; los Centros, con to-
está acostumbrado a hacerlo no encontrará placer en das las dignas excepciones que se quiera, tenderán
leer libros que exijan pensar; y si se limita a leer li- automáticatnente a preparar sus alumnos para el exa-
bros que no exijan pensar sólo será universitario de men, repitiéndose la deformación que se dió con el
nombre. pasado Examen de Reválida. Es necesario que la prue-
Por ello, hay una diferencia notoria entre la técnica ba final consista en que los alumnos comenten un tex-
de comentario de las épocas helenística y medieval y to diferente del que han visto. La valoración de la
la de nuestro tiempo. En aquellas épocas, el comenta- prueba no ha de consistir en medir lo que el exami-
rio de la obra era la manera de adquirir todos los co- nando sabe, sino en apreciar si sabe "leer" un texto;
nocimientos necesarios al hombre culto para el ejerci- y también si sabe "leer" improvisadamente un texto.
cio de una profesión. El profesor comentaba el Timeo Todo lo demás, falsea la prueba. Si el examen versa
o las obras de Hipócrates, y los alumnos aprendían de sobre el texto leído durante el curso obtendrán cali-
memoria el texto y el comentario; el saber se hallaba ficaciones óptimas los "memoriones" de retentiva des-
circunscrito a límites estrechos y podía ser aprendido arrollada, cuyos profesores les hayan dictado (pues en
en esa forma. Más tarde es el comentario a las Sen- eso terminaría el Comentario) mejores apuntes.
tencias de Pedro Lombardo el que vendrá a desempe- Los textos a comentar han de tener actualidad. Eso
ñar esa función, con los comentarios a Aristóteles; no quiere decir que hayan sido escritos en nuestro
luego, Vitoria sustituirá el comentario de Lombardo siglo necesariamente. Basta, para que tengan actuali-
por el de Santo Tomás, autor más idóneo por su ma- dad, con que sean "clásicos" en la historia del pensa-
yor modernidad. Hoy esa misión es, o debe ser, reali- miento, y tan clásico es el Libro de Job, como Santo
zada no por un comentario concreto, sino por el Ba- Tomás, o Goethe, o Henri Poincaré; lo que se llama
chillerato entero, con métodos didácticos diferentes. "obras eternas", cuyo interés es universal y cuyo cono-
Todo él es, funcionalmente, "Comentario de Textos", cimiento se exige a quien quiera considerarse hom-
ordenado a dar al adolescente el saber de nuestra épo- bre culto. Y ¿llamaremos hombre culto a quien sepa
ca. Pero lo que hoy debe proporcionar la práctica edu- una, o dos, o tres, de memoria? ¿O a quien sepa asi-
cativa de que tratamos es algo muy distinto de lo que milarlas a su acervo cultural?
proporcionaba en la Antigüedad o en la Edad Media: Respecto a la técnica del comentario, nos limitamos
no tanto el saber como el saber leer. a remitir al lector al citado apéndice 4. 0 de las "Ins-
El alumno que, guiado por el profesor, ha "vivi- trucciones" de Santander, y muy _especialmente a la
do" un par de obras fundamentales, está educa- introducción al comentario de una obra de Claude
do para vivir en adelante las que la necesidad Bernard, que páginas más adelante desarrolla don Pe-
profesional o el buen gusto le pongan en las ma- dro Laja Entralgo. Previendo una posible objeción a
nos. Lo indudable es que no hay posibilidad de algunos de los Comentarios que se dan a continua-
elegir ni una ni dos obras que den al alumno el aco- ción, haremos observar, finalmente, que muchas veces
pio del saber humano. Si se buscase esto, sería baldío una frase resulta difícil, abstracta, cuando se nos da
el Comentario y valdría más suprimir el Preuniversi- impresa, por faltarle ese cálido aliento vivificador
tario. Ya se ha repetido mucho que se trata de educar, que es la palabra. Un comentario auténtico ha de ser
no de enseñar, aunque haya que educar enseñando; lo oral, para que a su vez no precise de un comentario
importante de estos Comentarios no será lo aprendido, que lo explique. Con esta dificultad han luchado los
sino lo que quede tras haber olvidado lo aprendido, colaboradores de la Revista y habrán de ser los lec-
es decir, los hábitos. Y bien sabido es que toda edu- tores quienes la subsanen.
cación está siempre colocada ante un dilema: o logra
inculcar hábitos, o fracasa. Para ello, el primer requi- R. DE E.
22 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
Las páginas siguientes sólo pretenden ofrecer una sonalidad, sin dejarle reducido a un mero amanuense.
sugerencia: la de cómo es posible poner a los alumnos Por eso en la Biblia hay, además de la doctrina divi-
en contacto con la Biblia. Para ello se elige no sólo la namente inspirada y conviviendo con ella, toda una
lectura de uno de sus libros más ricos desde los aspec- serie de elementos que reflejan la época y la mentali-
tos teológico y literario, sino el comentario paralelo de dad del escritor, su personalidad, su estilo, su cultura,
un escriturista clásico español: Fray Luis de León. Su su temperamento, etc.
condición de sabio hebraista y exegeta profundo, unida
a su calidad de gran poeta y modelo de prosistas, pa- II. La "Exposición del Libro de Job", de Fray Luis
rece aconsejar como fructuosa en más de un sentido la de León.—E1 contenido principal de la Biblia es, pues,
lectura del Libro de Job (o de algunos de sus pasajes el teológico, pero incluso para captarlo mejor conviene
más significativos), seguida del comentario de Fray acercarse lo más posible a la letra y al espíritu del
Luis. Los párrafos siguientes sólo aspiran a mostrar texto original hebreo. Es lo que han hecho siempre
algunos aspectos del Libro de Job, que el docente pue- los grandes escrituristas, y lo que hizo entre otros nues-
de desarrollar con mucha mayor amplitud. tro Fray Luis de León, profesor de hebreo en la glo-
riosa Universidad de Salamanca. Su Exposición del
I. El "Libro de Job" y su inserción en la Biblia.— Libro de Job fué escrita por él a petición de una ami-
El Libro de Job es uno de los más profundos y tam- ga de Santa Teresa, la venerable Ana de Jesús. Con-
bién uno de los más bellos de todo el Antiguo Testa- siste en una traducción del sagrado texto, acomodada
mento. Forma parte del grupo de los llamados libros a la Vulgata y seguida de comentarios. Cada capítulo
sapienciales, que también se denominan, por su pecu- del Libro de Job es objeto de la reflexión de Fray
liar contenido, libros poéticos y didácticos. Y dentro Luis, y al final de cada uno de ellos añade una pará-
de este grupo, el Libro de Job posee las siguientes ca- frasis en tercetos. La obra de Fray Luis quedó incom-
racterísticas: 1.a Está escrito casi todo él en verso, salvo pleta, pero aun así constituye el mejor comentario en
una breve introducción y otro epílogo redactados en lengua española al Libro de Job.
prosa. 2.a Fué compuesto en una fecha difícil de fijar Y ello no sólo por el saber lingüístico y teológico de
con exactitud, pero en todo caso hacia principios del Fray Luis: también por su condición de poeta, que
siglo y antes de Jesucristo. 3.a No conocemos el nom- interpreta a otro gran poeta e incluso por su experien-
bre de su autor, pero las modalidades de la obra de- cia de hombre que sufrió, como Job, duras calamida-
muestran que fué un hebreo, de Palestina, e incluso des y supo soportarlas con excepcional nobleza de
un hebreo culto que había viajado por el Oriente, y ánimo.
sobre todo que era hombre dotado de intenso genio 1
poético y de vibrante sensibilidad para ver las maravi- III. Estructura del "Libro de Job".—Los cuarenta
llas de la Naturaleza. y dos capítulos en que se divide el Libro de Job se
Estas y otras particularidades de la obra del Libro pueden reducir al esquema siguiente:
de Job, que se pueden observar a lo largo de sus 1.0 Prólogo en prosa.—Comprende los capítulos 1
cuarenta y dos capítulos, se refieren a él en tanto que y 2, y consiste en una narración: la de las desdichas
monumento literario de la antigüedad. Pero, sin per- que caen sobre Job, varón justo, íntegro y temeroso
juicio de todo esto, el Libro de Job, como los otros de Dios. Sus inmensas riquezas, primero, sus hijos,
del Antiguo Testamento aceptados por la Iglesia como después, y por fin su propia salud le son arrebatados
canónicos, es un libro divinamente inspirado. Esto es por permisión divina a instancias del demonio. Con el
lo que hace de él, corno de todos los restantes de la cuerpo lleno de úlceras y el alma acongojada, Job se
Biblia una obra teológicamente diferente e irreducible retira a un lugar apartado.
a todo otro documento literario. Contiene doctrinas 2. 0 Diálogo en verso.—Comprende los capítulos 3,
inspiradas por el Espíritu Santo a un hombre, en este hasta el 41, es decir, la casi totalidad del libro. Es un
caso al autor del libro. Toda la Biblia es fruto, pues, largo diálogo que expresa las reflexiones de Job y de
de esa misteriosa colaboración entre dos autores: auto- los amigos que vienen a consolarle. Estas reflexiones
res, claro está, de muy diversa categoría, como ya pun- versan sobre la infelicidad humana, sobre la Providen-
tualiza Santo Tomás de Aquino diciendo: "auctorprin- cia divina, que parece castigar injustamente al inocen-
cipalis sanctae scripturae est Spiritus Sanctus: horno te, sobre si la retribución por nuestras obras se nos da
autem fuit auctor instrumentalis." en esta vida, sobre el verdadero sentido de la sabidu-
En esta especie de colaboración consiste la inspira- ríi, etc. Entre Job y sus amigos hay divergencia de
ción: un impulso sobrenatural con el que el Espíritu opinión y graves perplejidades acerca de estos proble-
Santo ha inducido al sagrado escritor a escribir y le ha mas teológicos. Por eso el propio Yahveh aparecerá
asistido durante su tarea. Ese impulso afecta a la inte- entre los dialogantes y su sublime palabra les conven-
ligencia y a la voluntad del escritor, erigiéndole en cerá de lo grandioso de la creación, de la pequeñez
vehículo de la palabra divina, pero sin anular su per- del hombre, de la deficiencia del humano saber frente
COHENTARIO DE TEXTOS.-EL " LIBRO DE JOB" 23
a la divina sabiduría y de cómo los designios de Dios VI. Religiosidad de lob.—Ya esto nos pone en la
son inescrutables. Ante esta manifestación o teofanía pista del rasgo primordial de la personalidad de Job,
de Yahveh, Job rendirá su mente acatando a la divina su hondisima religiosidad. Los otros méritos suyos—ca-
Providencia. Las últimas palabras de todo el diálogo ridad, justicia, pureza, paciencia, etc.—aparecen como
en verso serán las de Job, que dirá: "Traté, sin com- virtudes en cierto modo secundarias y derivadas de su
prender, de maravillas superiores a mí, que no co- religiosidad misma. El propio Dios le alaba como re-
nocía." ligioso (1, 8; 2, 3) y Satán mismo lo reconoce paladi-
Esta parte en verso del libro es, sin duda, la más namente (1, 9), aunque sugiere la maligna hipótesis
importante, y no sólo por su mayor extensión. Cons- de que su religiosidad se disipará en cuanto Dios aten-
tituye la medula misma del Libro de fob como obra te contra sus bienes, sus hijos y su salud.
sapiencial y didáctica, concentra en sí casi toda la sus- La fórmula expresiva de esta religiosidad es la tra-
tancia teológica y toda la belleza literaria que los crí- dicional: Job era temeroso de Dios. Y este "temor de
ticos han admirado siempre en el Libro de lob. Dios" expresa tan justamente la esencia misma de su
3.° Epílogo en prosa.—E1 último capítulo del Libro religiosidad, que en el Libro de lob la palabra misma
de fob vuelve a narrar, de nuevo en prosa, el desenlace "temor"—que la versión griega de los Setenta traduce
de las desdichas sufridas por el patriarca. El Señor por fóbos, y la Vulgata latina, de San Jerónimo, por
alaba su conducta, le devuelve con creces los bienes ti?» or—podrá significar por sí sola tanto la interior
arrebatados y le colma de años. actitud religiosa del patriarca (4, 6), como la práctica
de sus deberes religiosos (15, 4 y 7; 22, 4). En el mar-
1.V. Ambiente de la vida de fob.—E1 Libro de fob co del Antiguo Testamento la religiosidad de Job res-
parece escrito hacia principios del siglo y antes de Je- plandece como perfecta. Antes de la venida de Cristo,
sucristo, pero lo que en él se narra versa sobre una portador de la Redención y mensajero de una doctrina
época varios siglos anterior: la época de los patriarcas. de amor, raros israelitas ofrecen tan alto ejemplo de
Job había sido un patriarca justo y bueno, y la historia religiosidad como el patriarca Job.
de su tribulación se había transmitido, probablemente
por tradición oral, antes de la redacción del Libro de VII. La discusión entre Job y sus amigos.—E1 eje
Job. Ya desde los primeros capítulos hallamos datos del Libro de fob lo constituye una disquisición de ca-
que reflejan el modo de vida de los antiguos israeli- rácter teológico entre Job y sus tres amigos, Elifaz,
tas, y en especial de los patriarcas: riqueza esencial- Bildad y Sofar, a los que se agrega luego Elihú. Los
mente ganadera, con miles de ovejas y de camellos, amigos de Job defienden monótonamente la tesis tra-
abundante servidumbre y familia numerosa; bienes dicional en Israel acerca de la retribución divina. Dios,
siempre expuestos a las despredaciones y "razzias" de dicen, castiga o premia en esta vida, y retribu ye a la
los pueblos vecinos que roban el ganado y pasan a virtud con la felicidad y a la maldad con la desdicha.
cuchillo a los guardianes. Tal fué durante siglos la Si, por tanto, Job se ve acosado por la desgracia, ello
vida de los pequeños pueblos del antiguo Oriente, como se debe a que ha incurrido en maldad ante Yahveh. La
el hebreo, que sólo en períodos relativamente breves pérdida de sus bienes, la aniquilación de sus hijos y
gozaron de seguridad, independencia y sólida organi- todas las úlceras de su cuerpo no son, según ellos, sino
zación política. Por el contexto se ve que el escenario el castigo de algún pecado cometido por él. La culpa
donde está situada la vida de Job no es ciudadano, sino humana provoca de una manera inmediata y en cierto
rural y patriarcal. mcdo automática la sanción divina.
Contra esta tesis de la retribución inmediata, Job
V. Carácter de lob.—Ya el prólogo, en prosa, re- argumentará con vehemencia, poniendo de relieve su
fleja la virtud que hizo a Job proverbial: su paciencia falsedad. Es falso—dice—que en esta vida el bienestar
ante la feroz sucesión de calamidades. Pero esta ima- y la felicidad sean necesariamente síntomas de virtud
gen inmutable, y en cierto modo pasiva del Job que y que la desgracia sea fruto de la maldad y del peca-
todo lo soporta sin pestañear, adquiere en el diálogo do. Por el contrario, dice Job, hay que rendirse ante
poético perfiles nuevos y hondos. Job se lamentará la evidencia de que muchas veces la maldad triunfa
acerbamente e incluso hay momentos en que profiere y el pecador prospera, mientras, en cambio, la virtud
palabras impacientes. Job es humano, y además de no aparece sojuzgada y el inocente sufre. La justicia di-
ser insensible al dolor que amarga su corazón, expe- vina, pues, no se ejerce en esta vida en esa forma ma-
rimenta otro tormento aún más cruel: él, que ha sido terial ni de una manera inmediata. Es mezquinamente
justo ante el Señor, se ve tratado por El como "una humana esa interpretación que sus amigos, represen-
bestia feroz", mientras muchos malvados no sufren nin- tantes de la sabiduría de Israel, pretenden dar de la
gún castigo y, en cambio, son colmados de prosperi- justicia y de la providencia de Dios. Vale más reco-
dad. Es ésta la justicia divina? La mente de Job se nocer la humana ignorancia acerca de los misteriosos
esfuerza en comprender, pero todo es en vano. De designios divinos, incomprensibles para la mente de
ahí su impaciencia, que cabría llamar teológica: el pen- los mortales.
samiento de que Dios pueda o no ser justo es lo que Esa invencible ignorancia hace aflorar a los labios
más lacera el ánimo de Job; de sus mismas llagas de Job las más doloridas expresiones acerca de la inani-
corporales no se lamentará tanto. Más adentro v más dad del humano saber. El capítulo 28, que en cierto
hondamente que la paciencia y que la impaciencia de modo contiene el nudo ideológico de todo el poema,
Job resplandece aquí otra actitud: lo que la Biblia es una elegía conmovedora que culmina en esta des-
llama zelus domus tuae: a Job le devora un teológico esperanzada interrogación de Job: "Pero la sabiduría
celo de la evidenciación de los atributos de Dios, bon- dónde se encuentra, y cuál es el lugar de la inteli-
dad, providencia y justicia. gencia? No conoce el hombre su venero ni se halla
24 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
en la tierra de los mortales". Y el útlimo verso de este conocida y usada con análogo valor religioso en las
capítulo identificará la verdadera sabiduría con la re- diversas lenguas semíticas, y cuyo significado radical
ligiosidad, y la verdadera inteligencia con la perfec- era "el ser fuerte". De esa raíz originaria se formarán
ción ética: "El temor de Adonay es la sabiduría; y los nombres de Elohim y Eloah, que el Libro de Job
apartarse del mal, la inteligencia." emplea indistintamente: Elohim, que gramaticalmente
es un plural, tiene el valor de una forma secundaria
VIII. El "Libro de Job" y la revelación progresiva. y enfática de El, y en cuanto a Eloah es una forma
En cl Libro de Job no se desarrolla la idea de la re- poética derivada de la misma raíz.
tribución futura (por oposición a la creencia tradicional El nombre de Sadday se usó originariamente como
acerca de la retribución inmediata), que sólo tendrá su adjetivo añadido a El y cualifica a Dios como "Todo-
plena enunciación dentro del Cristianismo. Por tanto, poderoso" (la versión griega de los Setenta lo traduce
la solución al problema teológico suscitado en el Libro por Pantokrator, y la Vulgata, por Omnipotens). Por
de Job queda más bien diferida que resuelta, aunque lo que respecta a Adonay, trátase de otra denomina-
ya el libro muestra cómo la justicia de Dios habrá ción genérica de la divinidad usada también en otras
algún día de ejercerse—de lo cual el propio Job tenía lenguas semíticas—la cananea, por ejemplo—traduci-
clara conciencia: (19, 25 y siguientes)—y aunque mues- ble como "Señor", con un matiz mayestático de "due-
tra que en todo caso esa justicia no puede estar some- ño" o "rey".
tida a los criterios humanos. Por último, en el Libro de Job aparece el nombre
Esa dilación a la solución del problema teológico de Yahveh, e incluso cuando al final del poema Dios
formulado en el Libro de Job está en relación con el interviene en el diálogo de Job y sus amigos, el sagra-
modo con que la divina revelación se opera en el An- do texto le da el nombre de Yahveh, es decir, el nom-
tiguo Testamento, a saber, de una manera progresiva. bre del propio Dios revelado a Moisés en el Sinaí
Las diversas verdades fueron manifestadas en diversos como nombre propio, y que los israelitas tomaron como
momentos del tiempo, y el vehículo de esa revelación sagrado e inefable del verbo que en hebreo significa
fueron, en cada caso, las obras de los patriarcas, de los "ser" y equivale, por tanto, a "él es", dado que el
profetas y, en definitiva, de los hagiógrafos o escritores propio Dios había revelado a Moisés su nombre, di-
sagrados del Antiguo Testamento. La revelación del ciéndole: "Yo soy el que soy." El pueblo elegido había
Antiguo Testamento es, pues, parcial, y fue completa- de denominar a su Dios con el nombre que El mismo
da per el Mesías, que en las páginas del Antiguo Tes- se daba, esto es, "El que es", en hebreo yahtveh. Como
tamento está incesantemente anunciado. es sabido, este nombre personal del Dios de los israe-
De ahí que varias cuestiones teológicas no se hallen litas, Yahveh, dejó de pronunciarse en tiempos más
suficientemente aclaradas en el Antiguo Testamento, tardíos por reverencia, pero seguía escribiéndose
y de ahí el valor definitivo del Nuevo Testamento (YHVH en la antigua escritura hebrea consonántica),
como culminación de la doctrina revelada. Así, por de manera que cuando se hallaba en la lectura se
ejemplo, en lo referente a la relación entre pecado y sustituía por "Señor" (Adonay). Cuando, en tiempos
enfermedad: la doctrina tradicional en Israel supone ya cristianos, a la escritura hebrea consonántica se le
que la enfermedad es una consecuencia directa del pe- añadieron las vocales, al nombre de Yahveh le fueron
cado, por lo que los amigos de Job no cesan de re- añadidas, no sus vocales hebreas originarias, sino las
criminarle como pecador, pues interpretan sus terribles de Adonay. Esta confusión dió origen al nombre híbri-
úlceras como la muestra de que su alma está empeca- do y moderno de Jehová, que todavía suele verse en
tada. Y semejante concepción perdurará en Israel in- algunas viejas ediciones de la Biblia y que no es sino
cluso después de escrito el Libro de Job, como lo de- una forma bárbara del hebraico Yahweh.
muestra la mentalidad de los propios discípulos de
Cristo, que frente al ciego de nacimiento preguntaban: X. El genio de la lengua hebrea.—Cuando se lee
"Maestro, quién ha pecado para que este hombre el Antiguo Testamento, y sobre todo cuando se mane-
haya nacido ciego: él o sus padres?" La respuesta de
jan las traducciones directas del texto original, convie-
Jesucristo: "Ni él ni sus padres han pecado, sino que
ne tener presente cuál es el genio particular de la len-
su enfermedad es para que las obras de Dios sean en
gua hebrea, tan distinto del que resplandece en las len-
el manifiestas", resuelve definitivamente una de las
disquisiciones planteadas en Libro de Job, y expresa de guas clásicas—griego y latín—o en las modernas len-
guas de cultura pertenecientes todas ellas a una gran
manera taxativa la omnímoda providencia de Dios y
familia lingüística: la indoeuropea, que difiere de las
del plan divino como principio a la luz, de las cuales
semíticas en general y de la hebrea en particular. Por
hay que entender la existencia de la desdicha, del do-
lor y de la enfermedad corno realidades que se ciernen todo ello, el lenguaje bíblico resulta a veces exótico y
sobre el hombre. difícil, abundante en un tipo de construcciones que
difieren de las nuestras.
Desde el punto de vista de la expresión, lo que ca
IX. Los nombres de la divinidad en el "Libro de
Job".—A lo largo de las páginas del Libro de Job se racteriza al hebreo es la escasa aptitud para la matiza-
ción y el análisis del pensamiento. Su sintaxis es pobre
observará que ei nombre de Dios ostenta formas di-
en formas de coordinación y hasta en conjunciones que
versas, tales como Eloah, Elohim, Sadday, Adonay y no sean las meramente copulativas. Consecuencia de
Yahveh. Se trata siempre, como es obvio, del Dios esta penuria es que las proposiciones de tipo subordi-
único, cuyas diversas denominaciones nos remiten a nado, tan usuales en nuestras lenguas, sean más escasas
diversos momentos de la historia religiosa de Israel. en ei hebreo, y sobre todo que posean un valor mu-
En tal sentido, la denominación mis antigua para chas veces impreciso. La Yuxtaposición, en cambio, do-
designar a la divinidad fué en hebreo El, de una raíz mina en su estructura sintáctica, pero semejante pro-
COMENTARIO DE TEXTOS. --PLAT6N
25
cedimiento constructivo se presta poco a la articula- No se cuidara Eloah de el desde lo alto
ción lógica de los períodos y a su matización. El he- Ni brillara sobre el la luz.
breo, en una palabra, es una lengua relativamente poco Ensucidranlo tinieblas y sombra,
apta para la precisión del discurso analítico y está do- Tendieranse sobre a nubes
Conturbáranlo eclipses de luz.
tada de pocos recursos para la especulación. Para darse
Apoderdrase la oscuridad de aquella noche.
cuenta de ello basta comparar un fragmento cualquiera No se uniera a los días del atio,
de prosa hebiaica con otro griego o latino. No entrara en el cómputo de los meses.
A cambio de esto, la lengua hebrea es rica y sabia
en procedimientos expresivos de gran intensidad afec-
Otro rasgo característico de la poesía hebraica, la
tiva. La reiteración, el énfasis, la gravedad, le prestan
riqueza para el apóstrofe y la imprecación, se manifies-
admirables recursos para la disquisición ética y para
ta en estos mismos versos y en todos los de ese capítu-
la elevación patética. A todo ello hay que añadir, ade-
lo, a través de los cuales Job evoca como funesto el
más, en el caso de los libros en verso, como lo es casi seno que le engendré, y lamenta, de múltiples mane-
totalmente el de Job, el singular clima literario de la ras, su venida a la vida.
poesía hebraica.
X/. Elementos poéticos del "Libro de Job".—La Por otra parte, el uso constante de la metáfora, los
poesía bíblica en general está dominada por una especie giros de gran esplendor imaginativo, la personifica-
de principio estilístico. llamado paralelismo, que con- ción de los objetos y seres naturales, confieren a la
siste en una disposición simétrica del pensamiento con- poesía bíblica esa ampulosidad radiante que es patri-
tenido en el verso, de tal manera que su segunda par- monio de las literaturas orientales. Todo ello alcanza
te repita, bien en forma sinónima o bien en forma grados de especial perfección y vehemencia en el Li-
bro de Job, que, además, revela en su autor una rara
antitética, el sentido y aun la forma de la primera
parte. Se trata, pues, de una andadura poética, que es sensibilidad para captar y expresar los espectáculos y
mentalmente reiterativa, y que rítmicamente propende fenómenos de la Naturaleza. Son famosas, a este res-
hacia una especie de balanceo o movimiento de tipo pecto, descripciones como las que en él se hacen del
binario. Véase, por ejemplo, el primer verso del Libro caballo de batalla o de animales exóticos en Israel,
de Job, con el que el protagonista expresa en forma como el llamado behemos (hipopótamo) y el leviatán
dual y simétrica la misma exclamación, que en este (cocodrilo), y de los prodigios de la Naturaleza evoca-
caso será una aguda execración de su nacimiento dos por el propio Yahveh en el grandioso discurso
(3, 3): teofánico que ocupa los capítulos 38 a 41.
INTRODUCCIÓN AL DIÁLOGO
revela, además de profundidad filosófica, un gran ta-
lento literario.
I. Platón.—Platón es el discípulo de Sócrates y Platón interesa, pues, también a la historia de la
maestro de Aristóteles. Se halla, pues, en el centro literatura. En su juventud comenzó dedicándose a la
de la filosofía griega: él es el eje de la gran triada poesía dramática. Parece que escribió alguna trage-
Sóc rates-Platón-Aristóteles y uno de los más geniales dia, y sin duda aspiraba a triunfar literariamente en
filósofos de todos los tiempos. Al revés que su maes- Atenas como sucesor de S6focles y Eurípides. Pero
tro Sócrates, que no dejó nada escrito, Platón escribió un día conoce a Sócrates, el hombre que enseñaba
mucho. A diferencia de su discípulo Aristóteles, cuya por calles y plazas, y queda subyugado por la perso-
obra no contiene gran valor artístico, la de Platón nalidad del maestro. Se narra que al conocer a Só-
26 c. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
crates el joven Platón quemó sus tragedias de prin- resar desde diversos planos. Por lo menos desde cua-
cipiante. Lo cierto es que descubrió su verdadero ca- tro, y ello por las razones siguientes:
mino, la filosofía: al contacto de Sócrates se "alum- 1.a Aquí se habla del alma, de su destino supra-
bró", pues, en Platón la íntima vocación. No en vano terrestre, del premio o castigo que la espera.
Sócrates insistía tanto en aquello del "conócete a ti Estos son problemas radicalmente religiosos,
mismo" (gnóthi seautón), y no sin motivo aquel como todos los que versan sobre el más allá,
maestro se llamaba a sí mismo, bromeando, "parte- sobre la salvación individual (soteriología) y
ra" (maia). Sócrates, dicho sea de paso, poseía un sobre las ultimidades (escatología). No hay más
fino sentido del humor. remedio, pues, que someter este diálogo a al-
gún comentario religioso.
II. Sus diálogos.--Platón expresa su filosofía en
una forma literaria e inédita hasta entonces: en diá- Se afirma que el alma es inmortal, y esto se
logos. Sus propias ideas las pone en boca de unos pretende demostrar racionalmente investigan-
personajes que conversan persiguiendo juntos la ver- do cuál es su naturaleza. Demostrar racional-
dad (dialéguesthai, dialectiké). Esos personajes sue- mente, no, pues, partiendo de divinas revela-
len ser los discípulos de Sócrates y Sócrates mismo. ciones, sino con los recursos de la mente y a
No es que Platón haya pretendido con sus diálogos través de la lógica. Sin duda alguna todo esto
transmitir como un mero cronista las conversaciones es susceptible de comentario filosófico.
de Sócrates y las ideas de Sócrates. Platón expone su 3.a Pero en el Fedón no sólo hay lucubraciones:
propia filosofía y escribe sus diálogos muchos años hay datos históricos sobre la vida griega en
después de muerto Sócrates. Sócrates fué, sin duda, general, sobre el círculo socrático en particu-
el remoto inspirador de algunas de sus ideas, pero lar, y especialmente la descripción de las últi-
estas ideas son ya filosofía platónica. Otra cosa es que mas horas de Sócrates. Sin este diálogo care-
el procedimiento expositivo empleado por Platón, el ceríamos del más importante documento para
diálogo, sea un tributo de recuerdo humano y literario saber cómo murió un hombre, Sócrates, a quien
al estilo pedagógico del maestro inolvidable. cabe considerar el ser humano más extraordi-
nario que ha existido jamás. El Fedón requie-
111. El "Fedón".—Cada diálogo de Platón suele re, pues, también, un comentario histórico.
desarrollar un gran tema filosófico, y el título de ese
diálogo es frecuentemente un nombre propio, el del 4•a Religión, Filosofía, Historia: he aquí tres pla-
nos que recogen lo que este diálogo contiene.
personaje que, por cualquier motivo, viene a ser pro-
Pero no agotan el que además de todo es. El
tagonista del diálogo. El tema filosófico del Fedón es
importantísimo: pretende demostrar que el alma es Fedón es también una gran obra literaria, es-
crita con raro instinto dramático, cuyo autor
inmortal; por esto y por otras razones, el Fedón es
muestra un talento narrativo excepcional, fuer-
una de las obras fundamentales de la filosofía pla-
tónica. Su título, Fedón, está tomado del nombre de za caracterizadora de primer orden e ímpetu
imaginativo ardientemente poético: cosas éstas
uno de los discípulos más amados por Sócrates.
poco frecuentes entre los filósofos. El Fedón,
en fin, habrá de ser objeto de algún comenta-
IV. Estructura del "Fedón".—En el diálogo que rio literario.
vamos a comentar existe una especie de arquitectura
narrativa que cabe resumir: Fedón, que había acom- Intentaremos comentarlo desde estos cuatro puntos
pañado a Sócrates en la cárcel de Atenas junto con de vista, sólo en forma sucinta, dada la gran riqueza
sus otros discípulos, narra a un amigo cómo pasó el que en todos estos aspectos nos ofrece este diálogo.
maestro las últimas horas de su vida. Y le cuenta
cómo las invirtió en consolar a sus propios discípulos, COMENTARIO RELIGIOSO
que habían venido a consolarle a él, diciéndoles que
la muerte no es el fin absoluto. Muere el cuerpo, pero La religión griega, igual que la romana y que
perdura el alma, que es inmortal, que hasta entonces tantas otras religiones antiguas, tendía a salvar e in-
ha estado como secuestrada por el cuerpo, y que, al crementar la vida de la comunidad nacional. Pero per-
salir del cuerpo, adquiere precisamente y para siem- manecía muda ante ciertos graves interrogantes espi-
pre su plena libertad y pureza y emigra a un lugar rituales, y sobre todo al del destino personal del hom-
supraterrestre, donde obtendrá el premio o castigo bre después de la muerte. Los dioses del Olimpo no
merecido durante su destierro en la cárcel del cuerpo. garantizaban al griego una forma precisa de super-
Todo esto lo pone Flacón en boca del narrador Fe- vivencia, y menos aún una salvación individual. Ha-
dón, el cual narra a su amigo la supuesta conversa- bía, sí, desde el viejo Hornero una vaga creencia en
ción de Sócrates en el calabozo, las dudas y obje- el alma: se la imaginaban corno un sutil "viento"
ciones de los discípulos y, finalmente, la muerte del (dnemos) de que está dotado el cuerpo. Ese viento
maestro. En resumen, pues, Platón finge aquí dos o hálito podía salir momentáneamente del cuerpo de-
diálogos: uno, el preliminar, es el que mantiene el jándole como desvanecido, y tal ocurría, por ejem-
narrador Fedón con su oyente (Equócrates); otro, el plo, cuando el cuerpo se desmayaba; como Andró-
sustancial, es el que Fedón narra como ocurrido en maca, de la cual dice Hornero que ante el cadáver
la cárcel, y cuyo interlocutor principal es Sócrates. de Héctor "ella exhaló el alma", esto es, se desmayó.
Mas luego volvió en sí, esto es, su ánemos regresó
V. Desde qué puntos de vista interesa el "Fedón". al cuerpo con la respiración.
Lo que Platón ha escrito en este diálogo puede inte- Pero una vez que este hálito sale del cuerpo y ya no
COMENTARIO DE TEXTOS.-PLAT6N 27
vuelve más, entonces es la muerte. El hálito o alma purificación" constituía un punto esencial. Pero Pla-
vagaba luego por el éter, como volando. Qué hacía, tón va a aludir todavía más explícitamente a los mis-
adónde iba eran cosas muy vagamente resueltas: lo terios y a los ritos de iniciación que en ellos se ce-
más común fué creer que se reencarnaba en otro lebraban para garantizar a los fieles la salvación fu-
cuerpo, humano o animal (metempsicosis), y así el tura:
destino del alma se hacía consistir en una serie inde-
finida de reencarnaciones. Los pintores la figuraban La realidad verdadera es que la temperancia, la jus-
como una diminuta figurita con alas, como una ma- ticia y la virtud no son sino purificaciones de todas
riposa. Y, de hecho, el nombre mismo de "maripo- las pasiones, y hasta el pensamiento es quizá un me-
sa" (psyché) es el que prevaleció en la lengua griega dio de purificación. Y es bien seguro que quienes
para designar el alma. Una certeza de lo que el alma instituyeron las iniciaciones estaban en lo cierto y que
fuese y de su destino la religión griega tradicional no su lenguaje misterioso era veraz al decir que quien
llega al Hades, sin haber sido iniciado en los miste-
supo proporcionarla, porque no era una religión de
rios, será arrojado al "fango", mientras que el puri-
dogmas, sino más bien de imágenes. Durante siglos ficado e iniciado irá a vivir en compañia de los
la religión oficial sólo dió al hombre griego bellísimas dioses (69 b).
imágenes.
Pero hubo también ciertos oscuros movimientos re-
La vieja doctrina religiosa de los misterios es va-
ligiosos, nacidos al margen de la religión oficial y
lorada, pues, por Platón como profunda y verdade-
olímpica, que prometían a sus adeptos una nueva es-
ra: del Hades pasan las almas, según haya sido su
peranza religiosa. Eran los llamados "misterios", es-
comportamiento, o bien al Fango (en griego, Bor-
pecie de comunidades de iniciados. Uno de esos mis- borás, que significa "fango") o a una vida divina,
terios fué el dionisismo, cuyo mito central figuraba
esto es, a una especie de infierno o a una suerte de
al ser humano como partícipe de una pequeña parte paraíso.
de elemento divino—dionisfaco, precisamente—. Y de
Salvación, ultimidades: por eso hablábamos del
los misterios dionisíacos nació una doctrina religiosa
contenido religioso del Fedón. Platón ha recogido es-
nueva que se llamó el orfismo.
tas esperanzadoras doctrinas de los "misterios", que
El orfismo pronunció palabras de salvación inéditas
son como germen afectivo e intuitivo de su creencia
en Grecia. Fué como un verbo nuevo, patrimonio de
en la inmortalidad del alma. Más adelante Platón
pocos. Se acercó al hombre griego y le dijo palabras
desarrollará en el diálogo con otros argumentos la
como éstas: "Tú eres por naturaleza algo semejante
necesidad de que el alma sea inmortal, y esta actitud
a Dios, y tu elemento divino es inmortal. Estás con-
suya será ya filosófica. Mas antes, y al margen de
denado a vivir, a morir y a revivir en una cadena
esas disquisiciones filosóficas, Platón cree y espera en
de reencarnaciones de las que sólo la religión puede
la doctrina de los misterios. Las preocupaciones re-
salvarte. Te salvarás si el elemento divino que hay
ligiosas vienen a ser como el centro de este diálogo.
en ti no se deja arrastrar por tus instintos animales,
Como en todo edificio, los cimientos apenas se ven,
si practicas la virtud, si logras que tu alma sea pura,
pero existen. Por eso un comentario del Fedón tiene
a pesar de su contacto con el cuerpo en que vive
que explicarse partiendo de sus propios cimientos.
prisionera."
Platón, hombre de intenso temperamento religioso,
conoció esta doctrina órfica. Conoció esta nueva es-
peranza y la proclamó en el Fedón por boca de Só- COMENTARIO FILOSÓFICO
He aquí de nuevo la alusión al orfismo (la "antigua I. Argumentos de Sócrates.—Se basan, respectiva-
tradición"), en el cual la doctrina de la "vida como mente, en la idea de los "contrarios" en la doctrina
28 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
de la "reminiscencia" y en la consideración de la pro- 2.a Pero hay además otra cosa—objeta Cebes—:
pia "naturaleza" del alma. Muy resumidamente, dicen aun admitiendo que el alma sea algo más
lo siguiente: consistente que la armonía que brota de la
lira, y más fuerte que el cuerpo, y anterior
1. 0 Argumento de los contrarios.—La muerte es,
sin duda, un cambio. Pero todo cambio se a él mismo, y hasta capaz de durar más que
opera desde un estado a otro estado, los cua- él, no se habrá demostrado que es imperece-
les son, recíprocamente, contrarios; así, por dera. Todo eso sólo significaría que es algo
ejemplo, el paso de la vigilia al sueño, o vice- así como un traje que fuese muy resistente,
versa, es un cambio: se pasa desde un contra- capaz de ser vestido sucesivamente por varios
rio hasta el otro. Ahora bien: ya este ejemplo cuerpos y capaz de durar, como el traje de un
muestra que los cambios se operan en dos di- difunto, después de la muerte de su dueño.
recciones opuestas: si no hubiese más que una, Pero esto no significa que sea imperecedera:
verbigracia, del sueño a la vigilia, o sólo de la se habrá ido gastando poco a poco, y alguno
vigilia al sueño, todo se resolvería en la in- de los cuerpos habrá de ser para ella el último
movilidad. Y así como hay el cambio o trán- (86 d-88 c).
sito vida-muerte debe haber también su con-
trario, muerte-vida, que son, como sueño y 111. Solución a las objeciones y argumento final.—
vigilia, otra pareja de contrarios (70 c-72 e). Sócrates responde así: El alma conoce; mas conocer
es para ella "recordar" lo que vió en el mundo de
2.0 Argumento de la reminiscencia.—Pero hay
las Ideas antes de unirse al cuerpo. Por tanto, no
más: los discípulos de Sócrates ya saben qué
cabe compararla con la armonía que brota de una
cosa es esa operación del alma consistente en
adquirir un conocimiento acerca de las cosas. lira, pues entonces tendríamos que una armonía—el
alma—existe antes que el instrumento que la pro-
Es un "recuerdo" (anámnesis) que el alma
duce—el cuerpo—. Por lo demás, y para contestar a
conserva de cuando vivió antes de uncirse al
cuerpo, en contacto con el mundo de las Ideas la objeción de Cebes, según la cual el alma podría
llegar alguna vez a gastarse y desaparecer, conviene
puras. Gracias a este recuerdo, el alma conoce
aquí como bello o como justo, etc., una cosa reflexionar sobre cuál es el modo de ser propio de
cada cosa. Cada cosa es lo que es porque participa de
o acción, etc.; y no es sino porque este objeto
le recuerda a la Belleza en sí, a la Justicia en una esencia determinada, y lo que diferencia al filó-
sí (Ideas). Pues bien: esta doctrina, que es la sofo del físico es que aquél estudia esas esencias ínti-
famosa teoría platónica del conocimiento como mas de las cosas. La esencia del alma consiste en la
reminiscencia, exige por sí misma que el alma vida que ella lleva consigo dondequiera que va, y
sea inmortal, ya que preexistía al cuerpo y ya que, por tanto, excluye siempre y constantemente a su
que conoció, antes de encadenarse a él, una opuesta la muerte, como la idea de "par" excluye
vida superior, en contacto con las Ideas puras siempre y constantemente a la de "impar". El alma
de las cosas todas, de estas cosas terrestres que es como las Ideas, que no pueden nunca admitir a
sólo son un pálido reflejo de aquellas Ideas su contrario, sino que lo excluyen forzosamente como
superiores y arquetípicas (72 e-77 d). la justicia excluye a la injusticia y como la verdad
excluye a la falsedad. Es, pues, la propia esencia del
3» Argumentos derivados de la naturaleza del
alma lo que la erige en vida y principio de vida, lo
alma.—Y, sobre todo, hace Platón decir a Só-
que hace de ella algo inmortal (91 c-107 b).
crates que la propia naturaleza del alma exige
que sea un objeto imperecedero. Perecen las COMENTARIO HISTÓRICO
cosas compuestas e impuras como el cuerpo.
Mas el alma es simple, y, por tanto, indes- En el Fedón, todas estas disquisiciones filosóficas
componible y pura, y, como tal, incorruptible. tienen un escenario y unos personajes. El escenario
Si no fuera simple y pura no podría conocer es la cárcel de Atenas; los personajes son Sócrates y
nociones que son, ellas mismas, simples y pu- sus discípulos, que dialogan con él por última vez,
ras, como las nociones de igualdad, o de be- pues ese día, a la caída del sol, Sócrates será eje-
lleza en sí mismas, que excluyen toda mezcla cutado.
y contaminación de desigualdad o de fealdad. Cabe extenderse acerca de por qué Sócrates fué
El alma es, pues, igual que las Ideas, simple
condenado; esto se presta a ser comentado mostran-
y pura. Es también, como ellas, invisible (77 d-
do el tema en otros diálogos platónicos, como la
80 b).
Apología y el Gritón. Nuestro diálogo sólo se ocu-
pa de la última jornada de Sócrates, cuando todo era
11. Objeciones de Simias y Cebes:
ya irremediable. Históricamente es, sobre todo, el do-
1.a cl Y no ocurrirá más bien—objeta Simias—que cumento de la última jornada de Sócrates condenado
el alma sea semejante a una armonía que bro- a muerte. Las primeras y las últimas páginas de este
ta del cuerpo mismo? En cuyo caso el alma diálogo son las más ricas desde este punto de vista.
sólo existe en tanto que exista el cuerpo, des-
vaneciéndose cuando él se deshace: como se 1. Una fiesta retrasa la muerte de Sócrates.—Entre
desvanece la armonía musical de una lira que la condena que formuló el Tribunal de los Once y la
se rompiese: armonía de la que sería absurdo ejecución transcurrieron bastantes días. ¿Por qué?
decir que, rota la lira, perdura en algún sitio Eran en Atenas días de fiesta: una fiesta cívico-reli-
(84 c-85 d). giosa en la que se rememoraba la gesta de Teseo, el
COMENTARIO DE TEXT0L—PLAT6N 29
héroe legendario que, según el mito, había librado tinúa enseñando hasta el final: previene a Critón
antaño a Atenas de un horrible tributo humano al de que cuando se ocupe de su cadáver, no hable
monstruoso Minotauro. En estos días de fiesta (la re- del cadáver mismo como de Sócrates; sería una
ligión oficial griega era, se ha dicho, "la religión de incorrección de lenguaje, pero "toda incorrec-
la fiesta"), no se podía ejecutar a nadie. A este azar ción de lenguaje es una falta no sólo contra
debió Sócrates unos días más de vida. Diariamente el lenguaje, sino que acarrea daño a las al-
sus discípulos venían a visitarle. mas" (115 e). Respecto de la bondad de Sócra-
tes, coméntense los matices humanos de este diá-
II. fantipa, mujer de Sócrates.—Al rayar el alba logo suyo con el empleado que le invita a beber
del día de la condena, los discípulos llegan a la cár- la cicuta:
cel. El carcelero los conduce a la celda; allí estaba
visitando a Sócrates su esposa, Jantipa, con un hijo Entonces llegó el servidor de los Once y le dijo: "A ti,
en los brazos. Al ver a los discípulos, Sócrates hace Sócrates, sí que no cabe reprocharte lo que a los de-
más condenados. Todos se ponen furiosos contra mí y
que se vaya Jantipa. Platón alude sobriamente a sus
me llenan de maldiciones cuando les invito a beber
vociferaciones y lamentos. Recuérdese el carácter de
el veneno por que tal es la orden de los jueces. Tú, en
la mujer de Sócrates. Nótese el hecho de que salga cambio, diste ya en todo este tiempo muchas muestras
del calabozo al llegar los amigos de su marido. La de ser el más generoso, el más dulce, el mejor de to-
vida de la mujer antigua solía transcurrir en la re- dos los hombres que hubo jamás en este sitio. Y hoy,
clusión del gineceo. especialmente, estoy bien seguro de que no te que-
jarás contra mí, sino (puesto que sabes quiénes son los
III. Sócrates, contemplador.—A solas con sus dis- culpables-) contra ellos. Ahora, adiós; trata de soportar
cípulos, Sócrates empieza a hablar con ellos. Cual- lo mejor posible esta fatalidad." Y prorrumpiendo en
quier tema es, para él, un tema filosófico. Sus pri- llanto se volvió y salió. Sócrates alzó la mirada hacia
él. "Yo también te doy mi adiós—le dijo—y ya hare-
meras palabras este día, alusivas al leve placer que
mos lo que se debe." Luego, volviéndose a nosotros,
sentía en la pierna recién liberada del grillo, elevan añadió: "¡Qué delicadeza la de este hombre! Durante
este hecho trivial al plano filosófico de la contrapo- toda mi estancia aquí venía a acompañarme, dándome
sición entre dolor y placer. De ahí se pasará, poco a veces conversación, y lu é buenísima persona. Y ahora
a poco, a discurrir sobre el gran tema filosófico de ¡cuánta nobleza hay en su llanto por mi!" (116 b).
la inmortalidad. Así era Sócrates: cualquier tema le
servia, como a todo verdadero filósofo, para filosofar. La última frase de Sócrates fué: "Critón, le de-
En los Recuerdos que dejó escritos Jenofonte, se ve bemos un gallo a Esculapio." A Esculapio, el
constantemente esta aptitud de Sócrates para elevar dios de la salud, solía ofrecérsele este animal,
la charla a theoria, esto es, a contemplación filosófica: como acto de gratitud por una curación obte-
incluso del encuentro con una cortesana sabia Sócra- nida. A lo largo de esta obra no se nombra la
tes sacar motivo para filosofar sobre el oficio de esas cicuta con la palabra griega correspondiente
mujeres. (lOneion), sino con otra palabra más genérica,
esto es, phármakon. Pero en griego phármakon
IV. Muerte de Sócrates.—Las tres últimas páginas tiene un doble valor: era tanto el "veneno" como
del Fedón (115 b-118) son densas y se prestan a múl- el "medicamento". A punto de expirar, con los
tiples comentarios. Por ejemplo: miembros ya rígidos, Sócrates nota que el phdr-
makon está produciendo su efecto. Pero la muer-
1.0 Detalles materiales de la muerte.—Era normal te, como ha demostrado a lo largo del diálogo,
que al condenado se le proporcionasen antes de no es otra cosa sino una definitiva salud del
morir los últimos placeres: comida, bebida, etc. alma. El alma de Sócrates va a quedar curada
Sócrates renuncia a todo esto. Se baña antes de del mal en que consiste su unión con el cuerpo,
beber la cicuta, tanto para evitar un trabajo a se va a librar de esta enfermedad que es el vivir.
los que se ocupen de su cadáver—abluciones fu- El dios de la salud bien merece, pues, un testi-
nerarias rituales—, cuanto por la costumbre grie- monio de gratitud. La última frase de Sócrates
ga del baño antes de cenar. En cuanto a la ci- resume, pues, todo el contenido doctrinal del
cuta, recuérdese lo que dice Plinio acerca del diálogo.
modo de preparar con esta planta el veneno
(Nat. Hist., XXV, 95). Este género de muerte,
prescrita por el Tribunal de los Once, era la ha- COMENTARIO LITERARIO
Nótese la delicadeza de su lenguaje respectivo, sus Fedón el aleteo de ese protagonista inmaterial que
eufemismos para no mencionar lo que es duro para es el lógos de la inmortalidad del alma.
ambos; el empleado no quiere hacer sufrir a Sócrates
ni Sócrates a él. Delicadeza de la mutua gratitud. En III. Creación poética.—Hay que considerar ade-
el texto griego son sólo quince líneas: con quince más la viveza imaginativa de Platón, su invención
líneas Platón tiene bastante para retratar de cuerpo de mitos poéticos, la nítida fantasía, la eficacia de
entero a dos hombres y para trazarnos todo un cuadro. sus metáforas. Todo sumado, rara vez una filosofía
A veces estos cuadros, y las figuras respectivas, tie- ha sido expuesta en forma más sugestiva que la suya.
nen toda la misma inolvidable belleza plástica de los Son famosos los "mitos" imaginados por Platón. Aquí
bajorrelieves griegos. He aquí uno, existente en el mismo, en el Fedón, está explanado el del destino
propio Fedón. Es el momento en que las agudas ob- futuro de las almas, en un mundo donde todo es
jeciones de Simias y Cebes hacen mella en el ánimo más bello que en el nuestro: colores insospechados,
de todos. La tesis de la inmortalidad del alma ex- montes hechos de diamante y piedras preciosas, ma-
puesta por Sócrates parece sucumbir. Hay un silen- nantiales de vidrio líquido, ríos de fuego (107 b-114 c).
cio embarazoso. Sócrates no ha vuelto a tomar la La figuración mítica es para Platón otro modo de
palabra. Pero antes que sus palabras es ya su actitud conocimiento: lo afirma explícitamente al decir:
misma lo que tranquiliza a los oyentes: el maestro
está sentado en el camastro del calabozo, y su mano A quien está en vísperas de emigrar de esta vida le
conviene mucho no sólo reflexionar (diaskopéin), sino
empieza a acariciar los cabellos de Fedón, que está
también imaginar (mithologuéin) acerca de cómo será
sentado en el suelo, a sus pies. "Si fuera cierto que la vida de allá (61 e).
el alma muere—le dice a Fedón—, estos cabellos no
será mañana cuando tú los debes cortar ante mi se-
Sólo un temperamento poético como el platónico
pulcro en señal de duelo, sino ahora mismo." ".‘7
era capaz de otorgar a la fantasía posibilidades cog-
por qué?", replica Feclón, sin comprender bien. "Por- noscitivas.
que ahora mismo habría muerto nuestra esperanza
Cabe analizar en este diálogo, página por página,
en la inmortalidad del alma." Y luego, lentamente,
cada expresión penetrante, cada metáfora visual, cada
reanuda el discurso: bien pronto va a resucitar esa
aguda conexión de idea a idea o de imagen a imagen.
esperanza con la magia de su palabra.
La flexibilidad de su estilo le permite adoptar en
Todo esto Platón nos lo hace ver: el gesto de Só- cada caso el tono exigido por el momento: desde la
crates, la nobleza de su actitud, su superior sereni- finísima ironía hasta el apasionado período elocuente,
dad, su figura majestuosa pero humanísima, corpó- desde la vivaz evocación sensorial hasta la sobriedad
rea, pero idealizada. La nobleza de los mejores már- lapidaria. Platón recorre con pleno dominio todas las
moles griegos es hermana de esta que vive en los gamas expresivas. La prosa ática, en fin, fué enri-
diálogos de Platón. quecida por Platón con giros de una delicadeza sin-
gular y con esa flexible movilidad que brota del diá-
1I. Talento dramático.—EI Fedón es una obra dra- logo literario: género que ha sido creado por él a
mática. Pero no ante todo, porque versa sobre un través de muchas obras como ésta.
tema materialmente dramático, como es la muerte
del sabio, ni porque Platón haya explotado el lado ANGEL ALVAREZ DE MIRANDA
sentimental o truculento de la escena: por el contra- Catedrático de Historia de las Religiones
rio, todo esto se halla muy atenuado. Es otro dra- de la Universidad de Madrid
matismo más sutil y también más profundo el que
se evidencia en el Fedón. Es que la estructura misma NoTA.—Este esquema sólo intenta sugerir de qué manera
del diálogo tiene mucho de obra dramática. cabe despiezar, con vistas al comentario, la obra elegida.
Pero nótese que cada uno cle los comentarios es sólo como
En efecto, la tesis (el lógos) de la inmortalidad del
una placa aislada, y por decirlo así, monócrorna. Comentar
alma es el íntimo protagonista del diálogo. Ese tema de viva voz el Fedón exige superponer estas diversas placas;
está concebido como un personaje cuyo nacimiento sólo así cabrá dar justa idea de lo que en este comentario
hemos presenciado, a cuyo desarrollo y peripecia he- analítico se pierde forzosamente, esto es, la perspectiva to-
mos asistido, cuyo peligro nos inquietará cuando pa- tal y en profundidad de la obra integral, su volumen, la jugo-
rece caer aniquilado por las objeciones. Y nótese esto: sidad de las calidades.
la vida ulterior del propio Sócrates depende del triun-
fo de ese lógos, pues si el alma es inmortal, el trance BIBLIOGRAFIA ESENCIAL
que se avecina sólo será un tránsito consolador; pero,
si ocurre lo contrario, la muerte inminente cobra ÁLVAREZ DE MIRANDA (A.) Platón: "Fedón" (edit. C. S. de
todo su sentido terrorífico. El lector del Fedón asiste I. C. Madrid, 1948). Esta obra contiene, además del tex-
a este sutil drama ideal, drama de ideas, que se le to original y de notas, una introducción de 50 páginas so-
presenta en un escenario, la cárcel, y encarnado en bre el valor histórico, el contenido filosófico y literario del
Pedáis.
el diálogo de varios personajes. En las tragedias grie-
PLATÓN: Diálogos, (Edit. Espasa-Calpe, "colección Austral".)
gas solía haber, por debajo de los personajes prota- RHODE (E.): Psyché, traducción española. (Editorial Summa.
gonistas, otro personaje ideal, pero corpóreo, el Des- Madrid, 1942.)
tino, del cual dependía la suerte de los personajes TOVAR (A.): Vida de Sócrates. (Edit. Revista de Occidente.
escénicos. Platón hace evidente en el escenario del Madrid, 1946.)
COMENTARIO DE TEXTOS.—CICERÓN 31
Podemos pensar que en la historia se nos presentan euforia inicial a la que no renunció del todo nunca en
dos clases de tipos: unos, son los que están conformes su vida, y la renunciación, acongojada siempre porque
consigo mismos, se sitúan en el centro de su propia nunca fué total, de su última época, queda en medio
vida y viven refiriéndolo todo a sí mismos. En ellos una discreta madurez, con recuerdo y esperanza de
no hay suerte, martirio y, por lo regular, tampoco éxitos y un honroso ostracismo: está en el equilibrio
empuje. Por otra parte, está el descontento de sí, in- de dejar de creer en sí mismo y de tantear la actitud
quieto porque hay otro nivel o norma a la que quiere heroica. Esta época es la del tratado De República; el
adaptarse y no llega. Este puede ser mártir, protago- último capítulo de su sexto libro es el Sueño de Esci-
nista de tragedia. Está sacudido por fuerzas superio- pión, con que ahora nos enfrentamos.
res. Son los inadaptados, los revoltosos. Marco Tulio El Sueño de Escipiön empezó siendo un epílogo,
Cicerón, que fué siempre profundamente impresiona- pero adquirió con el tiempo tanta importancia, que
ble, participó de las dos posturas. La primera parte de fué lo único que quedó de la obra a través de toda
su vida recibió el soplo favorable de un rápido ascender la Edad Media y el Renacimiento hasta casi nuestros
político. Pronto lo fué todo: cónsul el año 63, antes días: exactamente hasta el año 1822, en que el carde-
de Cristo. En realidad todo lo que él pretendía. Le nal Angelo Mai descubrió un palimpsesto vaticano con
quedaba lo principal para nosotros: dejar de serlo y grandes fragmentos de los seis libros del De República.
llegar a ser un perseguido, un desterrado. Porque fué
entonces, con el cambio de viento, contra corriente,
cuando fueron surgiendo los retoques de su manera PEATÓN-CICERÓN
de ser y de pensar: es cuando comienza a ser algo
más que la sonoridad exclusivamente romana de Las La conservación no fué casual. Durante la Edad
Verrinas y de las Catilinarias. Antigua y Media fué bandera de preocupaciones: en
En la vida de Cicerón podemos señalar tres épocas: aquélla, cuando los defensores del paganismo contra
La Hasta ei año 62 (la fecha del Pro Archia), in- el crecimiento cristiano hubieron de sacar del fondo
tensamente sumido en su preparación o actuación po- del arca los adornos más brillantes para enfrentarlos
líticas. Hitos de esta primera fase fueron las mencio- la Biblia, Macrobio, uno de los exaltados de aquel
nadas Ver rinas y las Catilinarias. Epoca en la que el momento, recordó el Sueño de Escipión como uno de
contacto con las dificultades políticas no le dejaban los más a propósito, y efectivamente quedaba tan cerca
asomarse por encima de las murallas de Roma. de lo cristiano que se pasó al enemigo, y la Edad Me-
2.a Del año 62 a. C. hasta el 49 a. C. Desengaños dia no dudó en hacer suyas aquellas afirmaciones de
políticos: primer triunvirato en el año 60; destierro, renunciación, de transitoriedad de la vida, de eterni-
el 57 hasta el 58, en que vuelve a Roma; relegación a dad del alma, mientras en la gran lucha de aristotéli-
segundo plano, actitud contemporizadora frente a los cos y platónicos, que torturó a la Edad Media, fué el
triunviros. Esta actividad discreta le permite dedicarse Sueño de Escipión el evangelio del Platonismo, según
a escribir: de entonces son el De Oratore (año 55), el expresión de Toffanin.
De República (año 54) y el De legibus (posiblemente Ya este sostenimiento de la atención en su torno es,
del 52): obras en que el hastío de la Roma presente le sin duda, toque de obra genial, pero lo más caracteri-
hace asomarse a teorías políticas griegas proyectándolas zado de su importancia es precisamente esto último:
sobre la constitución política de Roma y sobre su his- que el mensaje platónico (perdóneseme la expresión)
toria. encontrara en la Edad Media su concreción más acer-
3.a Desde el 49 con el comienzo de la guerra civil tada en el Sueño de Escipión. En este mérito se acusa
entre César y Pompeyo. Vacilaciones entre ambos. Per- la importancia de la obra ciceroniana. Sobre Roma y
dón por César después de Farsalia. En política no es sus representantes se ha lanzado demasiado de barato
más que una hoja seca a merced del ventarrón de las la acusación de falta de originalidad. Fueron, desde
luchas, en que la indecisión de Cicerón no tiene asien- luego, imitadores de los griegos; pero no es esto lo que
to. La muerte de su hija le hace ahondar en sus pre- puede interesar: para el que se planta en lo humano
ocupaciones filosóficas: La Consolatio, Hortensius (el lo que realmente importa es, primero, si en efecto me-
libro que empujó a San Agustín a la conversión), Las recía la pena lo que se nos transmitió; segundo, la ca-
Académicas, las Tusculanas, De natura deorum, De pacidad selectiva; y en un tercer lugar, el sello original
milicia, De senecture: cada una de ellas es un esca- con que pueda marcar esa transmisión. De todo ello
lón que desciende, ya con rapidez, de la euforia de nos ocuparemos a lo largo de esta lección.
su vida, aprendiendo la muerte. Después del asesinato Es indiscutible que el texto que nos ocupa es un
de César, la loca actividad de la época de las Fil,' picas; intermediario entre Platón y Occidente. El De Repú-
posteriormente, los cuervos de que habla Plutarco sobre blica, de Cicerón, responde al célebre tratado de Pla-
su sueño, y la muerte que le acechó en los caminos. tón 7b1UCE. . Al final de éste existe el notable pasa-
Repasando estos tres momentos, frente a la vanidosa je de Er, hijo de Armenio, en todo paralelo al Sueño
32 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
de Escipión con que termina aquél. El fondo de ambos héroes: el Bellum Punicum, de Nevio; los Annales, de
pasajes es la afirmación de la inmortalidad. Er es un Ennio, la misma Eneida, ensamblando el reflejo y
soldado que muere, resucita y cuenta a sus compañe- prestigio de la leyenda con toda su historia, fundiendo
ros lo que ha visto en el Más Allá. El elemento fun- ambas sin que la realidad quedara disminuida y para
damental es una exposición de los "castigos" que su- que pudiera resistir la comparación con el ideal sin
fren los tiranos. En nuestro pasaje del Sueño lo carac- palidecer, son el resultado de una posición heroica que
terístico es la exposición de "premios" que recibirán quiere emparentar con el mito. Grecia, descarga en él;
los hombres dedicados a la política, su más alta dedi- Rcma, lucha por superarlo.
cación. La conclusión de la exposición de Er es la Consiguientemente tenemos dos características de
deserción de Ulises, jefe de hombres, para convertirse Roma: política-acción, que se contrapone a la desgana
en un particular en su próxima reencarnación; la de de Grecia, y un realismo que evita el mito y la posi-
Escipión (uno de los más claros hombres de Roma, bilidad de una resurrección, sustituyéndola por un
frente a la insignificancia de Er, un simple soldado) sueño, que incluso explica por la reiteración del nom-
es el aliento a la dedicación política, la más alta entre bre de Escipión el Viejo en su conversación con Ma-
los hombres. sinisa.
Resumiendo las contraposiciones entre ambas actitu-
des, podemos hacer el siguiente cuadro: ARQUITECTURA DEL " SUERO DE ESCIPI6N"
INTENCIONES DE CICERÓN
PLATÓN CICER6N
Situado, pues, histórica y personalmente el Sueño de
Inmortalidad destacando Inmortalidad en que re- Escipión y relacionado con Platón, del que imita en su
"castigos". saltan los "premios". pasaje final el de Er, hijo de Armenio, queda entrar
en arquitectura y contenido de la obra.
Anulación del político en Exaltación de la vida po- Pudiéramos establecerla así:
el particular. lítica.
1.0 Una introducción en que se ambienta el diálogo
Protagonista insignificante. Protagonista: una de las y se introduce el elemento del sueño (del ca-
más grandes figuras de pítulo 1 al 4).
Roma. 2.° El premio del estadista ideal, cuya educación
y visión había sido establecida en el libro V y
Muerte. Sueño. principio del VI de la obra De República, pre-
mio que sólo debe esperar en el más allá (ca-
Analizando este enfrentamiento se deduce a prime- pítulo 5 al 8a).
ra vista, de los dos primeros, prescindiendo del fondo 3. 0 Una demostración de lo insignificante de la
de inmortalidad común a ambos, un tono pesimista gloria de este mundo:
en el pasaje de Platón (castigos, deserción de la poli a) En el espacio (cap. 8b al 15).
tica); un tono optimista en el de Cicerón (premios, la b) En el tiempo (cap. 15 al 17).
política: la más alta dedicación). El tercer contraste
entre la insignificancia de Er y la nobleza de Escipión 4. 0 Toma otra vez Cicerón el motivo inicial del
implica una superior valoración del tema planteado premio del hombre de Estado en el mas allá
por parte del autor romano. La diferenciación Muerte- (capítulo 18 al final).
Sueño es una manifestación del carácter realístico de
Roma, obediente a las críticas que el pasaje de Platón Ya hicimos antes referencia a los momentos en que
había producido entre los epicúreos, que no se encon- fué escrita. Cicerón ha visto la inconsistencia de la
traban dispuestos a la aceptación de un elemento ma- gloria que le esperaba por su actuación en el consu-
ravilloso. lado. Pensaba él que nunca pudieran ser olvidados sus
Pero aparte de todo esto aún podemos añadir un desvelos frente a Catilina y sus conjurados; pero esta
detalle más que se escapa a las consideraciones ante- esperanza, como se desprende de la breve enumera-
riores: es el elemento histórico presidiendo toda la ar- ción de acontecimientos que arriba hicimos de los años
gumentación de Escipión en el Sueño. Si atendemos al siguientes a su consulado, quedó rota en la encubierta
capítulo 3.° de éste nos saltan a los ojos todos los nom- persecución de César, que abocó en su destierro y en
bres que hasta Cicerón constituyen el nervio de la his- el deferente ostracismo que sufrió a su vuelta bajo los
toria de Roma: Cartago, Egipto, Siria, Asia, Grecia, triunviros. Cicerón, que había llegado a Roma desde
Numancia, el triunfo en el Capitolio. Los personajes la salud del campo, que había creído seriamente en
que acompañan a Escipión Emiliano, el destructor de la consecución de la gloria, que había supuesto inclu-
Cartago, están en lugares destacados de la historia de so que la suya había sido tan grande que podría sos-
Reina: Masinisa, Escipión el Viejo, Lucio Emilio Paulo layar las nubes de malquerencia que acompañan el
(el padre natural de Escipión el joven, vencedor de ejercicio de un poder, se encontró con el aguijón de la
Pidna), los Gracos. En el pasaje de Platón, por el injusticia clavándose en lo más profundo de sus sue-
contrario, es el elemento mitológico el dominante, po-
ños de alabanza y respeto. Lo más natural hubiera
larizando en Ulises la ejemplaridad negativa de la sido una retirada ceñuda a sus estudios o trabajos, pero
resolución pesimista de abandonar la vida política. Cicerón, aprisionado por la cadena del negotium, del
Es ésta una actitud característica del pueblo romano, fuego de actividad inherente a todo romano, se man-
que encuentra su confirmación en la relación de toda tiene lo más cerca que puede de él alimentándole con
la épica romana con la vida, la vida auténtica de sus brazadas del seco leño teórico (otium) griego: el po-
COMENTARIO DE TEXTOS.—CICERÓN
33
lftico ha de sufrir, sin merma de la acción, los desde-
resumen del pensamiento de todo el fragmento que
nes de la gloria, puesto que las ventajas de ésta son nos ocupa.
tan estrechas en el espacio y en el tiempo y hay, por En él Escipión, después de abrazar a su padre, que
otra parte, un premio que espera después de la muerte se presenta cuando está conversando con Escipión el
al que sin desvíos ha sido fiel a sus obligaciones ciu- Viejo, exclama:
dadanas y políticas. Esto supone la adscripción de Ci-
cerón a una idea pesimista de la gloria (Posidonio- Puesto que, como oigo decir al Africano, ésta es la verda-
Ovidio-Virgilio-Horacio), frente a su convencimiento dera vida, ¿por qué me detengo en la tierra? ¿Por qué no me
anterior de la utilidad de la gloria como alimento de apresuro a venirme con vosotros? "No debe ser así—respon-
príncipes y políticos incluído en la línea del pensa- dió—, pues a no ser que ese Dios del que es todo este gran
templo que estás contemplando, te libre de esa prisión del
miento optimista (Panecio-Cicerón-Séneca). Ofrece, por cuerpo, no se te puede abrir la entrada a este lugar. Los hom-
tanto, nuestro pasaie una desviación fundamental de bres han sido engendrados con la condición de que defiendan
la que fué línea de su vida en la cumbre de su acti- aquel globo que ves en medio de este templo, al que se llama
Tierra; para ello les fué dada el alma de aquellos eternos fue-
vidad durante su consulado y al año siguiente (cuan- gos, que llamáis constelaciones y estrellas, de forma esférica,
do el discurso Pro Archia), línea a la que después que, animados por mentes divinas, describen sus órbitas con tina
tornó (en el De officiis, después de la muerte de Cé- maravillosa rapidez. Por lo cual tú, Publio, y todos los hombres
sar) cuando se volvieron , a abrir posibilidades a su piadosos, habéis de conservar vuestra alma encerrada en la
prisión del cuerpo y no de/- le escapar de la vida sin permiso
acción política. Sin embargo, es muy importante que de aquel que os la dió, para que no parezca que rehuís las
esta desviación no la consideremos como resultado ex- obligaciones que os ha asignado Dios."
clusivo de un recurso a la intimidad cuando lo externo "Pero tú, Esciptán, como tu abuelo, como yo que te engen-
nos falla. Era un problema de toda su generación, como dré, practica la justicia y la piedad, que si es virtud impor-
tante para con los padres y parientes, lo es muchísimo más
los que ahora se estilan, que surgió cuando en la épo- para con la patria. Esa vida es el camino hacia el cielo y hacia
ca de Sila se fragmentó la unidad de la comunidad esa reunión de los que han dejado de vivir y desligados del
social, conferidora de la gloria. Entonces ésta ya no cuerpo habitan aquel lugar que ves." (Era éste un círculo que
procedía de un solo elemento juzgador, sino que podía resplandecía entre llamas de esplendorosa blancura, al que vos-
otros, como aprendisteis de los griegos, llamáis círculo lácteo.)
haber tantas pequeñas glorias como grupos o camari- Mientras que desde él contemplaba al Universo, todo lo demás
llas, que, por otra parte, mordían a dentelladas en el me parecía maravilloso y lleno de luz. Había estrellas que nun-
prestigio de sus contrarios. Esto nos explica la evasión ca vimos desde este mundo, y era tal su grandeza como nunca
elegíaca de aquel tiempo tras la gloria literaria, menos pudimos sospechar que fuera, y, entre ellas, era la más pe-
queña la que más distante del cielo y más cercana a la tierra
sujeta a vaivenes de fortuna (semejante a la floración brillaba con luz ajena. Las esferas de las estrellas superaban con
lírica del siglo y antes de Cristo, en Grecia), que sólo mucho la magnitud de la tierra. Y la misma tierra me pareció
se suavizó, en parte, cuando surgieron esperanzas de tan pequeña, que tuve vergüenza de nuestro imperio, con el
unidad después de la batalla de Accio (recuérdese el que apenas tocarnos un punta de ella."
giro hacia las viejas preocupaciones romanas dadas a
su poesía por Virgilio, Horacio, Propercio). El pasaje tiene un interés poético extraordinario.
En resumen, nos encontramos con un momento de Recuerda aquel bellísimo alejamiento de cámara del
desgana de Cicerón, coincidiendo con una crisis de la documental Was ist die Welt? y e/ emocionado diálo-
gloria, desgana que trata de curar heroicamente con go de los enamorados del segundo acto de Nuestra
Ciudad, pero ahondemos en el profundo significado
consuelos traídos de la vieja historia de Roma y de la
teoría de Grecia. del mismo.
En toda esa actitud, que insistimos en subrayar como Los más diversos elementos son reunidos por Cice-
heroica, de Cicerón hay fondo romano que se super- rón en una coherente mezcla: por una parte, la utili-
pone a las influencias extrañas de forma parecida a zación de la palabra templum para la designación del
como se había supuesto en el mismo Lucrecio y aun Universo parece ser de origen estoico, mientras que la
en Caculo. infundiéndoles una pasión completamen- condenación del suicidio es contraria a la tesis estoica
te incompatible con el tono decadente de sus modelos y más próxima a Platón, que probablemente la toma
griegos (Epicuro y Calímaco). Y con ello entramos de los pitagóricos. La procedencia de las almas de los
otra vez en la oposición Grecia-Roma. Porque las di- fuegos estelares y el cuerpo como pasión, son ideas
vergencias que antes señalábamos entre Platón y Cice- tomadas del Time° de Platón (41 d-e, 42). La im-
rón no son meros enfrentamientos de la manera de portancia de la forma de los astros (globosos y redon-
pensar de dos hombres, sino que estos hombres los po- dos) es de origen pitagórico. Quizá, a pesar de los
demos considerar como el símbolo de la manera de reiterados esfuerzos de los comentaristas, podemos pen-
ser de dos pueblos: Grecia, exaltación de la teoría, sar en un precedente de la Stoa Media, en el que se
ruina de la acción; Roma, exaltación de la última a mezclaran ideas platónicas y pitagóricas con los fun-
ultranza. La teoría es soporte de la acción y sólo es damentos estoicos, posiblemente el tan combatido Po-
cotizable en cuanto en ella encontramos la razón o la sidonio. Este hecho ya es importantísimo para el pasa-
explicación de nuestro obrar. je que nos ocupa, porque quizá pudiéramos ver en él
un afán de sincretismo del romano práctico (frente a
las enconadas disputas de escuelas de los griegos) que
COMENTARIOS DE DOS TEXTOS. CONSECUENCIAS casaría, por tanto, mejor con las escuelas intermedias
(Posidonio combin Indo las enseñanzas estoicas con
elementos pitagóricos y platónicos; Panecio, haciendo
Corno confirmación de todas estas afirmaciones, lo mismo con elementos aristotélicos); pero lo que pro-
transcribiremos dos pasajes del Sueño de Escipión. Em- bablemente tiene mayor importancia es el hecho de
pezaremos por el capítulo 15, en razón de su valor de que toda esta amalgama está sirviendo de fondo al
34 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
pensamiento auténticamente romano, que es el de la superior (la ética, la ratio vivendi, de Sócrates), en-
obligación de permanecer en la tierra cuidando de ella, frenta a Cicerón de manera terminante en el comienzo
porque tal es el encargo de Dios ("para que no parez- del libro III, 3, la actividad pública. Aquí nos dice,
ca que escapamos al deber que nos ha asignado Dios"), categóricamente, que la perfección en la vida está en
y que la culminación de la justicia y piedad es su refe- la unión de la práctica política con el estudio de los
rencia a la patria ("que si es grande para con los pa- principios filosóficos (su caso, según afirma en De
dres y parientes, lo es mucho más para con la patria"). República, I, 8), pero que si hubiera que elegir se pon-
Estas ideas, aquí un poco dispersas, quedan formu- dría del lado de la acción: "Aunque a alguno le pa-
ladas de una manera concreta, con carácter de resu- rezca superior la quieta vitae ratio (subrayemos el
men, en el capítulo y palabras finales: en los consejos quieta), dice allí, en realidad es más laudable e ilustre
de Escipien el Viejo. esta civil."
Esto es precisamente lo que resume en este final:
Ejercítala (el alma), pues, en las más nobles preocupaciones, la contemplación de lo que está fuera (el Cielo, actitud
que son los cuidados dedicados a la salvación de la patria, en contemplativa cosmológica) da fundamento al aleja-
los que, atareado y preocupado el ánimo, volará más de prisa
a esta su mansión y morada, y lo hará más rápido tilín, si, miento del cuerpo, separándose de los vicios y sensua-
cuando todavía está encerrado en el cuerpo, asoma fuera y, con- lidad (actitud contemplativa ética), pero ambas no
:emplando lo que allí hay, se abstrae lo más posible de él. Pues añaden más que un grado de rapidez a la actividad
tos ánimos de aquellos q3e se entregaron a los placeres corpo- fundamental que es la política.
rales y que se hicieron anno sus siervos y por impulso de las
pasiones sometidas a los placeres violaron los derechos de los Con ello toman expresión definitiva las teorías que
hombres y de los dioses, escapa los de los cuerpos, dan vueltas se habían iniciado en el capítulo 15.
alrededor de la Tierra y no vuelven a este lugar (la Vía Lác-
tea), sino después de una purificación de muchos siglos.
El se retiró; yo me desperté. ***
la superioridad teórica griega; la segunda, en la acen- de lo aprendido, que nosotros llamaríamos cultura, y
tuación de los sincretismos. Todo ello con una firme- al que la ruptura de fronteras nacionales y el abaja-
za de siglos hasta la aparición, en Rousseau, de la miento hasta el hombre hizo llamar Humanitas, Hu-
exaltación de la personalidad, por encima de todas las manismo.
adquisiciones exteriores y anteriores. La teoría griega adquirió casi unas posibilidades de
difusión que hasta entonces no había tenido y entró,
por primera vez, a través del portillo de Cicerón, en
RESUMEN la gran creación de Europa, al mismo tiempo que
aquella ruptura de fronteras abría maneras y métodos,
Resumiendo, el Sueño de Escipián es un símbolo que esperamos en Dios que aún no se hayan cerrado.
del genio romano, al que podemos asignar las siguien-
tes características: ANTONIO MAGARIIZos
Catedrático de Latín del Instituto "Ramiro"
1 •a Transmisión de lo griego al mundo occidental. de Maeztu", de Madrid.
2.a Esta transmisión no es servil.
COMENTARIO PRIMERO juicio del que esto escribe, con muy escasos retoques,
puede constituir la segura base para la reglamen-
tación definitiva de dicho curso.
sucederá ahora? (2) Qué ocurrirá con nuestras ama- COMENTARIOS AL INFORME
das lenguas clásicas, centro del curso más interesante
En cuanto a los autores.—De fiendo y me atengo
del Bachillerato? Acabarán matando de tedio a los
a la redacción que a esta cuestión se da en el apar-
pocos fieles? Hay en España más de mil Centros que
tado a), referido a los ejercicios especiales de las prue-
deben tener el Preuniversitario. Desde luego, no hay
bas de madurez, página 8, que debe hacer desaparecer
mil profesores capaces de hacer al latín atractivo y
al apartado c) de las orientaciones generales; me de-
fecundo. O cada profesor capaz atiende al menos cua-
tro Centros—es una solución que lo único que exige claro en rebeldía con éste, que en su redacción per-
es que en los Centros de enseñanza la vocación edu- dona la vida a los poetas clásicos; encuentra ocioso
eso de que los textos "tengan aplicación a la cultura
cadora se sobreponga a la comercial, pues el buen
profesor tiene un precio, que no es el de las bases de actual"; eso dependerá de la ciencia y arte del pro-
trabajo—o tendría que reducirse el número de Centros fesor; por lo demás, el mundo occidental está más
preparadores a la cuarta parte; de no acaecer lo uno cerca del mundo grecorromano, por sus formas de
ni lo otro, todo hace presumir que en el próximo ple- vida y actitudes mentales, que del medieval, en cuyos
biscito las lenguas clásicas sufrirán la más unánime textos se insiste, buscando esa aplicación a la cultura
y justa repulsa (3). Y, sin embargo, en manos de pro- actual. Por tanto, tenemos para elegir todos los auto-
fesores eficaces y valiosos puede servir para que en res clásicos, textos jurídicos, patrísticos, medievales y
las batallas futuras las lenguas clásicas encuentren del Renacimiento, sin más condición que "estén en
posiciones sólidamente defendidas en todas las zonas la línea de la latinidad clásica", cosa en la que todos
de la sociedad española. Colaborar a este fin es la estuvimos de acuerdo.
pretensión de este trabajo. En cuanto a la elección del texto.—Habrá que ope-
rar suponiendo una preparación mínima en el alum-
(2) Ya el padre Cayuela, en su excelente libro Humanidades
nado (4). La idea de ir de lo fácil a lo difícil no es
cläsicas—aunque prolijo y apolégico en demasía—preveía, a de aplicación en estas alturas; la única graduación
raíz de la ley del 38, con harta razón, el descrédito de estos que cabe aquí es la que en una prelección adecuada,
estudios por culpa del profesorado: "pero dónde sacamos que nunca debe faltar, elabore el profesor. Esa prelec-
ahora abundancia de profesores...?" "No creemos en la gene-
ración espontánea. Más: nos tememos que las Humanidades se ción debe ir completada, o bien en el momento mis-
desacrediten si no las enseñan personas bien penetradas de es- mo, o bien en una segunda parte, tras reducido el tex-
píritu humanístico." (V. op. c., pág. 600.) La voz del padre to en su comentario, por una erudición (empleando el
Cayuela era y sigue siendo la de los catedráticos de Instituto viejo nombre) al modo más sobrio, más íntimo y más
y Universidad. Sin embargo, ,titié poderosos intereses han aho-
gado esos avisos, obteniendo la impunidad total para que las humano que exige nuestro tiempo, y que permite a
lenguas clásicas—y otras disciplinas—sean trituradas por un un profesor equipado con las armas de la filología
profesorado incapaz de cientos de Centros? actual, si a su ciencia une un espíritu sensible y abier-
(3) No se puede objetar que la ley supera la realidad: la to, es decir, si es un humanista de nuestra hora, cap-
educación tiene que organizarse apuntando a unas metas idea-
les, y las leyes tienen que ser aguijón que impulse a los
tar el mensaje de la antigüedad y descifrar en él
Centros—entidades realizadoras—hacia esas metas, no cómodo nuestra propia época. Sólo un consejo negativo: nada
molde a su medida. De no ser así, los Centros docentes, an- de latines rebajados o impuros como escalón previo
clados en la realidad social, serían dominados por ella, en vez para el buen latín.
de ser levadura modificante. De hecho, la pedestre seducción
del ambiente domina totalmente la mayor parte de los Centros En cuanto a las clases y horario.—Desde luego, las
no oficiales y afecta indirectamente a los oficiales. Los Cen- seis horas semanales es el mínimo. Yo prefiero dis-
tros docentes tienen la función de modificar la realidad social
y conducirla hacia las metas propuestas, en vez de halagar sus
tribuirlas en cuatro sesiones de hora y media o en
tendencias instintivas y explotarlas; lo cual no es hacer un tres de dos horas. Esto exige dinamismo, actividad,
servicio, sino enquistarse parasitariamente en una situación. Los variedad, imaginación. Cada uno debe distribuir se-
Centros docentes sirven a la sociedad luchando con ella—con gún su juicio. En todo caso, lo que no debe ocurrir
el afán de privilegios y egoísmos de cada individuo—, no rin-
diéndose a ella; siendo motores, no lastre. La tentación de
es que el alumno se hastíe de la clase.
rendirse es tanto más fuerte cuanto entre nosotros supone un
fraude vivamente deseado por la víctima, a la par que prove-
chosísimo para el que lo hace. El Centro paga con su dignidad; EL PROFESOR, ANTE UN TEXTO
el precio que paga el cuerpo social entero es incalculable, a LATINO. OBSERVACIONES PREVIAS
la larga sangriento; pero egoísta o hipócrita piensa a la
larga? ¿Quién se acuerda de experiencias lejanas? Entre nos-
otros éste es sin duda el gran escollo en que peligra el barco
Es la primera que la manera de moverse sobre un
de esta nuestra libertad de enseñanza. texto es personal, muy personal, y en parte intrans-
En cuanto a profesorado, hay el suficiente capacitado para
la preparación adecuada del Preuniversitario con los catedráti- (4) El alumnado de letras del Preuniversitario se debería
cos de Instituto—que tratándose de este curso pueden trabajar corresponder con el de las clases de Retórica y Humanidades
en la enseñanza no oficial—y con una selección de licenciados del siglo xvi; pero, salvo rara excepción, el alumno oscilará
y doctores; cualquier Centro con 40 alumnos de Preuniversitario entre la clase media y suprema, cuando no la ínfima, según
puede tenerlo bien montado, con altura y con cuidadosa aten- la clasificación de la Ratio. Por otro lado, la psicología de los
ción, retribuirlo dignamente—entendiendo por dignamente el diecisiete años exige al profesor situarse en el nivel equiva-
triple o más de las bases de trabajo—y obtener un decoroso lente a las tres primeras. Esto complica la labor del mismo,
beneficio sobre las cuotas habituales en esos Centros para ese que tiene que hacer una clase que sea la forma moderna, con
curso—entendiendo por "decoroso" un 30 por 100 libre—; si los recursos de la actual filología, correspondiente a las men-
no lo tienen así es porque no quieren o rehusan la colabora- cionadas de otros tiempos, sin dejar de hacer constantemente
ción con la más valiosa aportación pedagógica de la nueva descensos al nivel mínimo. Con los actuales horarios no se pue-
ley. Merece la pena que los buenos Centros se entregen en den alcanzar las viejas metas; por otro lado, los viejos méto-
serio; es su propia dignidad, su categoría, acaso su libertad lo dos fueron pensados para cuatro horas diarias de latín y para
que se juegan en este cheque en blanco que el Estado ha otros tiempos. Caemos siempre en la necesaria revisión de mé-
puesto en sus manos. todos, alguna de cuyas directrices hemos propuesto públicamente.
COMENTARIO DE TEXTOS. —SAN AGUSTÍN 37
ferible. Responde a un estilo, a un sentido de la labor no sé si obtendré el resultado que cuando frente a
que uno realiza y de la disciplina que maneja. Ese mis alumnos hablo, desbordando cuanto llevaba pen-
estilo se nutre y enraiza en la cultura y formación sado. El texto comprende los capítulos XII, XIII, XIV
científica del profesor; su forma la determinan sus y XV del libro primero de la obra. El comentario se
dotes humanas, intuición y conocimientos pedagógi- va a concentrar sobre el breve capítulo XII, si bien
cos. Esta forma de entender el comentario no tiene abarca los mencionados capítulos. La concentración
paradigma, aunque sí se pueda hacer partícipes de del comentario y el análisis, no ya sobre un capítulo,
ellas a otros. Existe, eso sí, la técnica del trabajo sobre sino sobre una frase, es no sólo una exigencia del
el texto; esa técnica es conocida; pero la verdad es método que empleo, sino también consecuencia del
que deja en el umbral del texto. principio, creo que seguro, en que sustento mi labor.
La segunda observación es recordar que lo primero Las conclusiones obtenidas sobre trozos pequeños, ya
en toda actividad es determinar la finalidad. Qué lo veremos, son aplicables a cuadros enteros de una
es lo que nos proponemos con las tareas latinas en obra, sin asomo de duda. El capítulo XII lo ofrezco
este curso? Si nos atenemos a las instrucciones hasta completo. Los otros llevan pequeños cortes, que no
ahora aparecidas, se trasluce una concepción instru- impiden seguir perfectamente el hilo del texto. En
mental del latín: el alumno tiene que saber traducir todo caso, puede tenerse a la vista el original (B. A. C.
lo suficiente para sus posteriores tareas de Facultad. Obras de San Agustín, t. U).
Puede que el examen sea eso lo que con mayor exac- Desearía comentar después un texto de Ovidio, por
titud puede medir, aunque debe medir también otras ejemplo, un antípoda de San Agustín en todos los
cosas. Pero es claro que la labor de clase no puede sentidos; o de Horacio o Virgilio. Pero temo que la
subordinarse al examen; el éxito en él es una aña- extensión de este trabajo no me lo permita. Veríamos
didura. Sencillamente, el latín no es instrumento in- la fecundidad del método. Y ahora entremos en el
mediato para nada o poco menos; una concepción comentario.
instrumental del mismo es contraria a la naturaleza
y fines de esta enseñanza. En nuestra clase, los alum-
nos tienen que aprender a leer, pensar, criticar y crear CAPITULO XII
sobre los textos latinos (5). Así entiendo la clase y
obro en consecuencia. 19. In ipsa lamen pueritia, de qua mihi minus quanz de
adulescentia metuebatur, non amaban hueras et me in
Es la tercera observación que la clase de latín del cas urgeni oderam; et urgebar lamen et bene ms/si
Preuniversitario, que me gusta más llamar de Huma- fiebat, nec faciebam ego bene: non ego discerem, nisi
nidades Clásicas, es, con derecho de prioridad histó- cogerer. Nemo enim invitus bene facit, etiansi bonum est
rica, una clase de comentario de textos; en realidad, quod facit. Nec qui mihi urgebant, bene faciebant, sed
ia clase de latín o es comentario de textos o no es bene mihi fichar abs te, Desis meus. liii enim non intue-
nada..., que es lo que es frecuentemente. Este tra- bantur quo referrem quod me discere cogebant praeter-
quam ad satiandas insatiabiles cupiditates copiosae inopiae
bajo será, por tanto, un comentario de textos latinos,
et ignominosae gloriae. Tu cero, cus "numerati sunt ca-
con las características personales de mi modo de tra- pilli nos/Ti" (Matth. 16, 30), errore omniunz qui me
bajar, sobre el que gustoso acepto toda crítica, y que, instabant ut discerem utebaris ad utilitatem meam; tuco
con cierta violencia íntima, temor y respeto para todos autenz, qui discere nolebam, utebaris ad poenam meam,
mis colegas, saco de la intimidad del aula. Debo qua non eram indignos tantilltts puer et /anua peccator.
añadir que también me ha resultado sorprendente Ira de non bene facientibus tu bene faciebas mihi et de
que la clase de latín no esté concebida como clase peccante me ipso inste retribuebas mihi. lttsisti enim, et
de comentario de textos en el informe del Preuni- sic est, ut poena sua sibi sil omnis inordinatus animus.
versitario, y menos en las instrucciones vigentes, olvi-
dando que toda enseñanza lingüística es esencialmen- CAPITULO XIII
te eso, pero la del griego y latín es únicamente eso.
20. Quid autem eral causae, con graecas litteras oderatn, qui-
bus puerulus imbuebar, ne nunc quidem mihi satis explo-
EL TEXTO LATINO ra/us est. Adamaveram eninz latinas, non quas prinzi ma-
gistri, sed quas docent qui grammatici cocan/un. Nam
El texto que traemos como ejemplo es un texto de illas primas, ubi legere et scribere et numerare discitur,
non mima onerosas poenalesque habebam guara omnes
las Confesiones de San Agustín. Debo aclarar que graecas. Unde tomen et hoc nisi de peccato et vanitate
no ha sido elegido especialmente para este trabajo. Es vitae...? Nans litigue mcliores, quia certiores, erant primae
un texto utilizado en mi labor de clase del Curso illae litterae quibus fichar in me et faenan est et babeo
preuniversitario, ante el que con la pluma en la mano illttd ut et legam, si quid scriptum invenio, et scribam ipse
si quid volo, (luan: illae quibus tenere cogebar Aeneae
nescio cuita errores, oblitus errorum meorum, et plorare
(5) La enseñanza de las lenguas clásicas, o es humanismo, Didonern mortuam, quia se occidit ab amore...
o no es nada. Pero el problema consiste en que el humanis- 71, Quid enim miseritts misero non miserante se ipsum et
mo, en su contenido práctico, ha de ser elaboración del saber ¡lente Didonis mortenz, quae fiebat amando Aeneanz. nom
de una época; el humanismo renacentista no nos sirve, por- !lente autem mor/em suam, quae fichar non amando te,
que los datos científicos, sobre todo lingüísticos y pedagógi- Dens, lumen cordis nzei et panis oris intus animae meae
cos, el saber y la vida, son otros. Se impone, pues, una recia- et virtus man/ans mentem meam et sinum cogitationis
boración humanista de los estudios clásicos sobre bases cientí- meae? Non te amabam "et fornicabar abs te" (Ps. 27, 27)
ficas actuales. Todos nuestros trabajos apuntan en esta direc-
et fornicanti sonabat :indique: "erige", "elige"; amicitia
ción, y no es ésta la primera formulación pública. El que
ofrecemos es una demostración sobre un texto de cómo hacer enim mundi "fornicatio est abs te"... Et haec non fichan:
esa elaboración y de sus resultados. et flebam Didionem "exstinctam ferro que extrema seco-
38 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
HIPÓTESIS CIENTÍFICA
CAPITULO XV
Cuando en repetidas ocasiones me he propuesto la
24. "Exatrdi", Domine, "deprecationem meam" (Ps. 60, 2) tarea de penetrar en un texto valioso, tanto por razón
ne dificiat anima mea sub disciplina toa neque deficiam de método como por imposición del texto mismo en
in confitendo tibi miserationes toas, quibus eruisti me ab otros casos, mi atención se ha centrado sobre una,
omnibus viis pessimis, uf do/ceceas tnihi su p er omnes se- dos o tres frases. No una frase cualquiera, sino frases
ductiones, quas seque/lar, et amem te validissime et anz-
con especial potencia, ora por su contenido, ora por
plexetn manum tuam tolle praecordiis meis et croas me
su expresión. La búsqueda de estas frases es a veces
ab omni temptatione usque ad finem. Ecce enim, tu
Domine, "rex meos et Deus meta": tibi servia! quidquid penosa; viene precedida por repetidas lecturas de un
titile puer didici, tibi servia! quod loquor et sen/lo, et texto más o menos largo, del análisis atento de uno
lego et numero, quoniam cum vana discerem, tu disci- o más capítulos: cuantos suponen un cuadro com-
plinam dabas mi/li et in eis vanis percata delectationum pleto dentro de la obra. Tal ha sido en este caso, y
mearom dimisisti mi/li. Didici enim in eis multa verba no por falta de frases llamativas, sino por sobra.
utilia; sed in re/los non vanis disci possttnt, et ea via tole Otras veces la frase capital se yergue solitaria en me-
est, in qua pueri ambularent.
dio del texto, como una elevada cumbre; esto en Tá-
COMENTARIO DE TEXTOS. —SAN AGUSTÍN 39
cito es frecuente. Este método de trabajo no es pro- Las frases se entrecruzan e interrumpen. Las ideas
ducto de un azar; responde a un principio que, se repiten. Mas, siguiendo el texto literalmente, he
aplicado y comprobado por quien esto escribe en aquí lo que encuentro:
otros casos, formulo aquí por vez primera: la carga
psicológica de un texto de calidad suele ir concentrada 1. 0 a) CONFESIÓN DE UNA CONDUCTA PECAMINOSA
en una frase o pasaje muy corto. Son frases potentes, (Luego añadiremos algo sobre eso de la
explosivas; con frecuencia, la expresión acusa violen- confesión...) :
cia- de lenguaje, contradicción evidente; otras, una apa- "in ipsa pueritia ... no amaban: litteras"
riencia más o menos normal oculta una radical con- "et oderam" "nec faciebant ego bene"
tradicción en las imágenes asociadas, lo que las
convierte en frases lapidarias. El hecho de que el b) EXPOSICIÓN DE UNOS HECHOS Y FORMULACIóN
DE JUICIOS:
fenómeno sea psicológico explica cómo esas frases se
convierten en eje interno de los textos. De un modo "urgebar ... et bene inihi fiebat" "Nec
inconsciente para el autor, invisible para el lector, gira qui mi/li urgebant bene faciebant"
todo un capítulo o serie de capítulos alrededor de una
frase, la repiten, la parafrasean, acusan en su dispo- Aunque hemos separado a efectos de método ex-
sición los elementos mismos que la frase central con- positivo los dos actos, es claro que psicológicamente
tiene y, cuando el análisis estilístico actual—que no no son separables.
tiene nada que ver con la vieja Preceptiva—entra en San Agustín se acusa de que, cuando niño, no le
liza con sus finuras de matiz, revela que todo es gustaban las letras primeras, tascaba el freno de la
consecuencia de que el espíritu del autor gira alre- disciplina escolar con espíritu rebelde y dice clara-
dedor de un polo magnético de tipo psicológico, que mente que obraba mal. Por otro lado, dice que se le
se corporiza en ciertos elementos de la expresión y, obligaba, y juzga que se le hacía un bien.
sobre todo, en la frase capital. En resumen: que una 7.o a) SE PERCIBEN CIERTAS ACLARACIONES ACCI-
o dos frases prefiguran embrionariamente todo un
DENTALES:
texto. El instrumento científico que para desarrollar
la labor de búsqueda tenemos es la Estilística actual. "nemo enint invitas quod facit"
Responde también el método de trabajo a una exi- explica, no que el santo hiciera mal en no querer
gencia de esta ciencia: el estudio estilístico es tan estudiar (eso es obvio), sino cómo la buena acción de
delicado y minucioso, que conviene centrarlo sobre estudiar perdía su mérito, pues le faltaba el voluntario.
textos cortos. b) De la misma manera que "netno enim..." acla-
Como ya he indicado, la búsqueda no me ha sido ra accidentalmente la frase "nec faciebam cogerer",
fácil, no por falta, sino por sobra de posibles frases; así "illi non intuebantur ... et ignominiosae gloriae"
ello es debido a que el o los polos magnéticos psico- aclara el "nec qui me urgebant, bene faciebant".
lógicos son muy potentes y actúan continuamente. En
el texto elegido la unidad de tema se muestra a lo 3.0 UNA ELEVACIÓN DEL ALMA HACIA DIOS.
largo de los capítulos señalados: la educación del a) "sed bene mihi fiebat abs te"
santo en su niñez. b) Despliegue y explicación de esta afirma-
Tras estas explicaciones para la inteligencia de mi ción:
trabajo, seguiré en la exposición la marcha que siguió "Tu yero".., hasta el final.
mi investigación:
ESQUEMA DE LA DISPOSICIÓN INTERNA
1. DISPOSICIÓN INTERNA DEL CAPÍTULO XII.
2. ANXLISIS DETENIDO DEL MISMO. 1. a) CONFESIONES Y JUI- 2. EXPLICACIONES ACLARA-
3. DISPOSICIóN INTERNA DE LOS CAPÍTULOS XIII, XIV CIO ACUSATORIO: TORIAS :
Y xv.—Será un estudio rápido, de conjunto. Según "nom amaban: lit-
los principios formulados, repetirán la del XII, como teras"
éste la de la frase central. "et me in cas ur-
4. ESTUDIO DE LAS FRASES CAPITALES.—Acaso el lec- geni oderam"
Ii nec faciebam ego "nemo enim quod
tor esperara el estudio previo de esas frases; pero
prefiero que me acompañe en la dura ascensión hasta bene" facit"
llegar a ellas. Después del análisis de los capítulos se b) EXPOSICIÓN Y JUI-
desprenden solas; pero entre tanto las dejaremos con- CIOS:
fundidas en ellos. "et urgebar"
5. SiNTESIS.—Este es el momento decisivo. Los aná- "et bene mihi fie-
lisis no nos dan sino datos, significantes parciales de bat"
un significado total. Son piezas sueltas de un mosaico. .`nec qui mihi urge- "illi enim non intue-
Aquí se trata de su reconstrucción. bant bene"... bantur"
Pasemos al comentario. Leamos atentamente. Lo
que sea debe salir del texto mismo y no de ideas 3. DESPLIEGUE Y ELEVACIÓN DEL ALMA HACIA DIOS.
previas. Actúo, pues, en puro filólogo.
a) CONFESIONES Y EXPOSICIÓN: b) EXPLICACIÓN:
***
1. ESTRUCTURA DEL CAPÍTULO XII. —La simple lec- "sed bene mihi fiebat abs "tu yero"...
tura nos acusa una cierta falta de plan lógico previo. te"
40 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
Este esquema parece bastante satisfactorio desde el clásica de los pronombres. Es cierto. Pero parece como
punto de vista lógico y psicológico. Puede que algu- si San Agustín destacara su figura en demasía; hay
nos se dieran por satisfechos. Sin embargo, apenas si casos, como "me urgen", "nec facieham ego" y algu-
nos hemos enterado de algo de lo que el texto dice. nos otros, en que podría haber sido eliminado modes-
Es preciso reanudar la búsqueda y preguntar una y tamente.
otra vez qué se nos quiere decir, qué idea central Incluso en tiempo de San Agustín, en el habla lite-
late ahí. raria sigue siendo cierto el principio de que el uso in-
*** tenso del pronombre destaca la persona. Entonces,¿va-
nidad inconsciente de escritor?¿Debilidad humana
impensada? Que su persona se destaca es indiscutible.
2. APRISIONANDO SOMBRAS: ANÁLISIS DEL CAPÍTULO XII. Pero ap ara qué? Observemos más fenómenos de len-
Aprisionar sombras y darles cuerpo y vida con sólo gua: "mihi metuebatur" frente a "nom amabam lit-
tocarlas. ¿Qué sombras son ésas? El espíritu de los teras" y "oderam me urgen"; "nec faciebam ego
grandes ingenios no queda enteramente aprisionado bene" frente a "bene mihi fiebat", "bene mihi fiebat
en las palabras de sus obras; las rebasa y las envuelve abs te", "tu... ad utilitatem meam", "tu bene mihi fie-
en su atmósfera; las ideas y emociones de su alma se bas". ¿Cómo interpretar? Parece claro que los pro-
escapan por los múltiples resquicios que produce la nombres se contraponen entre sí invariablemente para
violencia a que las palabras se ven sometidas; esa destacar no las personas, sino las conductas: el de pri-
violencia suele ser un indicio. No voy a hacer un mera, expresa constantemente o beneficios para ella, o
análisis estilístico pleno del texto. Solamente algunos pecados que la dañan. Si San Agustín hubiera sido un
rasgos notables. pagano, no fuera tal el uso de los pronombres. Esta-
La lengua, siendo correcta, no está en la línea clá- mos muy lejos del sobrio, pero consciente orgullo del
sica. A simple vista se advierte que el santo se expresa "Exegi monumentum" de Horacio, del "Mecenas ata-
por frases breves. Estamos muy lejos del párrafo ci- o del "Quem tu, Melponiene", composiciones,
ceroniano y, siendo corta la frase, de la purísima ur- como en otras muchas de Horacio, donde la interpre-
banitas de un César. El orden de las palabras—sin tación de los pronombres personales denota una actitud
entrar en detalles—tampoco es el de las obras clásicas; ante la vida; más lejos aún de la a veces pueril vani-
está en la línea de los textos de latín próximos a la dad de Cicerón, expresada en el uso y relieve del
conversación que nos han quedado. Con respecto a pronombre personal; en sus Catilinarias o en la des-
estos dos fenómenos nuestra inquietud pregunta: ¿por cripción complacida de sus éxitos. Pero es que los
qué? Y las respuestas acuden numerosas: San Agus- movimientos de las almas de esos dos clásicos discurren
tín habla para todos, conversa en voz alta y quiere por cauces muy diferentes de los de San Agustín. La
que todos los hombres de su tiempo le entiendan. interpretación, en este caso, es clara: San Agustín des-
Postura común a todos los escritores cristianos de taca su persona, para poner de relieve las ingratitudes
entonces. A Cicerón, se le entendía a medias en tiem- propias y para cantar las bondades del Señor sobre
po del santo. Por eso la frase es corta; la lengua, co- ella. Con lo que, de paso, el análisis lingüístico nos
loquial. Pero escribe uno como quiere o como puede? lleva a determinar el sentido verdadero—y conoci-
¿Por qué la frase tiene la potencia que se percibe? do—del término Confesiones: cántico de gloria al
¿Es que el estilo de un escritor puede ser determinado Señor por sus bondades y, en segundo lugar, pública
por un objeto independiente de su persona? Pregun- contrición. No es ésta la interpretación normal del
tas interesantes a las que ya responderemos, que no recurso estilístico aquí tratado; pero eso sólo prueba
hacen tan claras las respuestas corrientes. el conocido principio de que el recurso estilístico tiene
Pero antes de interpretar prosigamos nuestra inves- una fuerza puramente potencial, que se actualiza o
tigación de fenómenos lingüísticos. Destaca, entre no; que su actualización no es mecánica, sino rela-
ellos, el uso desmesurado de los pronombres perso- cionada con el contexto, y otro tanto su valor.
nales; el de La persona, aparece once veces, seis de
Pero aún hay más en el juego de pronombres. Ade-
ellas en dativo. Sin entrar en el detalle de la clasifica- más de la contraposición antes indicada el pronombre
ción, se puede afirmar que estos dativos confieren al tu' se contrapone también al de tercera persona; su
texto una intensa emotividad; no hay que olvidar que manifestación más destacada es "illi enim...", encabe-
el dativo expresa casi siempre, usado con pronombres, zando la frase, frente a "tu yero...". En resumen: los
una viva expectación por las consecuencias de la acción de primera persona, frente a los de segunda y tercera;
verbal. Mas si nos fijamos veremos que todos estos el de segunda, frente al de primera y tercera. El de
dativos expresan el objeto de las bondades o inquietu- tercera persona, que representa a los "magistri, queda
des ajenas: "de qua mihi minus metuebatur"—"bene
en muy segundo plano, borroso, impersonal. El de
mihi fiebat" "bene mihi fiebat abs te"—"tu bene fiebas La—Agustín—el de 2. a—Dios—quedan frente a fren-
mihi" "iuste retribuebas mihi". Añadamos a estos te: Agustín y Dios; he ahí los dos protagonistas de las
once personales de L a persona tres posesivos de la Confesiones.
misma y nos saldrá la desmesurada cifra de catorce
formas expresas de primera persona. Frente a ellas Sigamos el análisis. Queremos destacar otros fenó-
sólo tres de 2. a y cuatro de 3 • a, incluyendo las tres menos. Es el primero la insistente repetición de los
elipsis de ille o is ante los tres relativos qui. mismos términos, como urgere tres veces, cogere dos
veces e instare una vez y plecti poena otra; son en
Qué significado tiene esto? Es claro que las Con-
fesiones están redactadas en primera persona; que la total seis veces verbos que expresan una presión desde
fuera del individuo. Frente a éstos aparecen nom ama-
lengua hablada del tiempo de San Agustín, al perder re, odi, ¡acere invitus, nolle (discere), términos que
las desinencias verbales, hacía un mayor uso que la
expresan a su vez la pertinaz renuencia ante la presión.
COMENTARIO DE TEXTOS.— SAN AGUSTÍN
41
No hay pobreza de léxico. Pero ¿qué significan estas a un plan lógico ordenado; se ve un espíritu tenso,
dos series? Sin duda, San Agustín tiene su alma inun- ardiente, enamorado de algo, que se manifiesta es-
dada por el recuerdo de una lucha titánica; la afluen- pontáneamente. Así la disposición muestra breves in-
cia de términos expresivos es signo de esa inunda- cisos aclaratorios "non enim discerem... nemo enim
ción. Pero ¿qué lucha es? Para los paganos debía re- enim..." que quiebran el hilo íntimo del
sultar inextricable el último sentido de esta lucha; discurso; aparentes digresiones, repentinas, como las
debía parecerles lucha con sombras, desvarío, y así oraciones que eleva al Señor: "tu yero..."
les parecía; para quien parte de los mismos supuestos A primera vista hay cierto caos y anarquía en el
teológicos es visible la tensión de un alma que resiste texto desde un punto de vista lógico, escolástico; pa-
pertinazmente a la Gracia. Y también aquí se pone recerá sencilla la disposición mostrada antes, pero es
de manifiesto el sentido de las Confesiones: cántico a después de descubierta. Sin embargo, ese desorden
las misericordias del Señor y público dolor, lleno de lógico es aceptado por el lector sin advertir ninguna
compasión y caridad, ante las caídas de la pobre na- oscuridad. ¿Cómo se explica? Porque hay una vigorosa
turaleza humana, proclive al pecado. unidad interna de tipo psicológico: el espíritu del san-
También es de notar el uso de los verbos: obsérvese to camina derecho y tiene un objetivo fijo, absorben-
el impersonal, cuando la acción procede de otros hom- te; ese objetivo y ese caminar derecho, por vía interior
bres, urgebatur-urgeri-urgebar (sin persona agente ex- no trazada previamente por la razón, es lo que da uni-
presa) coordinado a fiebat. Puede que no pudiera dad e inteligibilidad a la espontaneidad anárquica, lle-
concretar más; también es cierto que está implícito el nando de luz la oscuridad.
término magister. Pero cuando se trata de Dios em- Veamos la disposición del capítulo XIII:
plea también un giro de cierta impersonalidad, con
un ablativo de procedencia, abs te y sólo se expresa 1. CONFESIONES 2. EXPLICACIONES
personalmente, cuando explica el modo de operar de
Dios. Creo ver en estos usos un modo de destacar la "Adamaveram latinas "Non illas primas...
insignificancia del hombre en el horizonte infinito de "nom (amabam) quas "Nam utique...
la providencia. Pero la cosa no es aquí tan evidente. primi magistri do-
En otros casos los términos tienen más bien sentido cent".
análogo: "bene mihi fiebat" es "se hacía una obra be- "Unde tarnen... "quia si proponam...
neficiosa para mí"; "nec faciebam bene" es "no obra- "Nom te amabam... "At si quaeram...
ba bien", es decir, que tiene sentido moral, sentido "Peccabam ergo... "Item si quaeram...
que se acusa más en "nemo... beize facit" "nadie obra "lam y ero unum...
meritoriamente". Este juego con los términos los con-
3. DESPLIEGE Y ELEVACIÓN DEL ALMA HACIA DIOS.
vierte en significantes complejos, a cuyo significado
van asociadas imágenes evocadoras de sentidos recón- Se manifiesta en la confesión de sus bondades. Apa-
ditos. Al mismo orden pertenecen "ad satiandas insa- recen las frases de este sentido mezcladas sin orden
tiabiles cupiditates"... copiosae inopiae... innominiosae con lo dermis: "Deus, lumen cordis... "Sed nunc in
gloriae", formas de expresión que la vieja retórica anima mea... "Nam ecce paratior
clasificaba como arymoron o contradicción aparente, No creo necesario estudiar los capítulos XIV y XV.
que oculta otro sentido. Solamente debo hacer observar cómo el capítulo XV,
A la vista de este análisis, ¿qué decir? Acaso sea que cierra todo el cuadro que analizamos, es un
momento de hablar sobre la educación que se daba desahogo del alma de Agustín, lleno de espontaneidad.
en tiempo del santo. San Agustín critica el formalismo Sin duda, en estos frecuentes desahogos se manifiesta
de la misma, su vaciedad, su irrealidad; el permanente bien el polo magnético dominante en el espíritu del
saqueo a que Virgilio y Homero eran sometidos para santo.
extraer temas de recitación y declamación (6). Pero
¿qué es lo que pedía Agustín a la educación? Aquí ***
está la cuestión, que por ahora dejamos pendiente.
Con todo, r-lo acusa el estilo algo del retoricismo de 4. FRASES CAPITALES.—Fué al hacer el análisis del
la época? 1\lc) serán todas esas violencias de expresión capítulo XII donde descubrí la frase que prefigura los
contradicciones aparentes, equívocos, fruto de la edu- otros tres; el análisis posterior me confirmó lo que
cación retórica? se trata de un alma impetuosa pensaba. Debo añadir que, como el polo psicológico do-
que desborda los habitualees cauces de la expresión? minante es muy fuerte, es perfectamente posible des-
cubrir otra frase similar; en este texto es posible, como
*** ya lo he indicado. La frase es esta: "Et urgebar et
bene mihi fiebat (nec faciebam ego bene)..., Nec qui
3. Disposición interna de los capítulos XII, XIV, mihi urgebant, bene fiebant, (sed bene mihi fiebat
XV.—Una simpre lectura nos muestra que la dispo- abs te, Deus meus). Lo que va entre paréntesis com-
sición es la observada en el XII. Hay una fuerza pleta lo sustancial. Y aun habría que añadir también,
íntima, un polo magnético, que domina el alma del complementariamente, "nom amabam Hileras".
escritor y se revela en la disposición de los elementos Si nos fijamos observaremos que en este breve texto
y en la expresión. No se puede decir que en el capí- entran los siguientes elementos: 1. 0 Confesión de cul-
tulo XII, ni en los otros, la marcha del texto responda pas por parte del santo: "non amabam... nec facie-
bam... 2.° Exposición de hechos y formulación de
(6) Vid. XIII, 20, 21, 22, el juicio que emite a propósito juicios, "nec qui me urgebant... 3.° Elevación del
de las recitaciones sobre la muerte de Dido. alma hacia Dios, "sed bene mihi fiebat abs te... Präc-
42 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES 1
ticamente los elementos básicos que entran en los ca- un tanto atropellada tiene otra explicación. El pensa-
pítulos. Pero hay más: obsérvese que "et bene mihi miento del santo gira embebido por lo que llamába-
fiebat"... "nec qui mihi urgebant bene faciebant", que mos polo magnético dominante en su espíritu, la fe
son dos frases coordinadas, son claramente contradic- en Cristo, la contemplación de la maravilla de Dios.
torias; el santo dice: "se me presionaba (para estudiar) Pero hay otro polo interno dominante: la vitalidad
y se me hacía un bien, y los que presionaban no (me) apasionada, el temperamento del hombre. Su pluma
hacían un bien". Frase en pura lógica contradictoria. corre atraída de uno a otro polo. Así se explica el
Contradicción que al lector no preocupa, ni siquiera aparente desorden externo, en que se mezclan, inte-
advierte, y admite sin vacilar. ¿Por qué? Porque que- rrumpiéndose, autoacusaciones, alabanzas al Señor,
da aprisionado por los supuestos implícitos, es decir, contriciones, aclaraciones accidentales, desahogos del
por la vigorosa fuerza unitaria psicológica que late alma en oración. Bajo ese desorden hay una vigorosa
bajo la anarquía lógica, desbordándola. Estamos ante coherencia de tipo psicológico. La fuerza de esos dos
la frase capital del texto. La contradicción interna no polos no aparece equilibrada, sino alternante, aunque
la salvan los distingos de sentido que se intenten entre hay uno que se manifiesta con mayor insistencia: la
"bene mihi fiebat", "se obraba beneficiosamente para presencia de Dios. Esto se puso de manifiesto en el
mí" y "nec faciebant bene", que no debe entenderse análisis, al observar con cuánta frecuencia se repro-
fi no obraban meritoriamente", pues si los maestros del ducían oraciones y desahogos del santo. Pero la per-
santo creían obrar bien su acción era buena moral- sonalidad vigorosa de Agustín no aparece anulada pa-
mente, aunque no resultase un bien; más recto parece sivamente por la presencia íntima de Dios en él. El
entender "no obraban beneficiosamente para mí"; la enfrentamiento—no la cantidad o uso—de los pronom-
coordinación adversativa siguiente, "sed bene mihi fie- bres personales, por un lado (p. 11), la repetición de
bat abs te", apoya esa inteligencia, pues se opone
al "bene faciebant" que precede, quedando implícito,
verbos, que significan presión y renuencia en el indi-
viduo (p. 12), nos permitió distinguir dos protagonis-
tas: Agustín y Dios. Agustín, un protagonista muy
1
cosa normal, "mihi". Facio y fio tienen aquí sentido
idéntico, sin más que una matización estilística: "fa- diferentes de otros autores de Confesiones (p. 12), pero
cio" indica la acción inmediata de un instrumento no menos destacado. Distinguíamos en el análisis la
material, en tanto que "fio" parece aludir al modo expresión de la lucha, en términos cristianos, entre
misterioso y por vías indirectas como Dios gobierna la Gracia y el alma encadenada.
al mundo. Las dos frases son, pues, contradictorias. Sabemos, pues—fundados en análisis lingüísticos—,
Está claro que el santo no obraba bien; pero no lo está que hay dos polos magnéticos que dominan el alma
que sus maestros obraban beneficiosamente para él y del autor: Dios y su temperamento; que de la fuerza
no obraban beneficiosamente a la vez. Y es de notar de esos dos polos surge el estilo del texto; que hay
que, aunque no se tomase esta interpretación, la apa- una lucha expresa entre esos dos protagonistas; que
rente contradicción seguiría en pie. ¿Aclarará el santo Agustín lo es de un modo particular. ¿Hasta qué
la contradicción? punto se refleja el influjo de esos dos polos psicológi-
cos? Hasta un punto inusitado. En efecto, tenemos
una frase central que prefigura el texto estudiado.
Pues bien: esta frase aparece desarrollada en la dispo-
5. síNrEsis GENERAL.—Ha llegado el momento de sición de los capítulos y en cada elemento de ellos;
presentar, en una visión conjunta, todos los elementos hasta tal punto son dominantes en el alma de Agus-
dispersos del mosaico. Todo el texto forma un signi- tín esas fuerzas. Por eso pocos textos habrá con una
ficado complejo del que el análisis no nos da sino los unidad y coherencia tan fuertes, aunque un análisis
datos sueltos; será necesario ahora un estudio de las lógico y literal indique otra cosa; por eso, también es
relaciones mutuas que unen esos elementos; de las seguro el efecto de este texto sobre el lector; su fuer-
sugerencias implícitas, explicitadas en la expresión. En za persuasiva, su atracción hacia el campo cristiano
el trabajo filológico hay con frecuencia limitaciones debió de ser inmensa no por su perfección lógica y
que impiden pasar a esta fase. Pero en este caso po- argumentos racionales, sino por la irradiación psico-
demos avanzar más. lógica.
Calificábamos el estilo del santo (pág. 10) de colo- Nos queda la contradicción de la frase central. Pre-
quial, recortado, espontáneo. Dábamos la explicación guntábamos si la aclararía el santo. En realidad esa
habitual y no nos satisfacía. La pregunta pendiente contradicción se repite constantemente en todos los
era si un autor escribe como puede o como quiere. Y capítulos; seguramente en toda la obra. Es la contra-
la respuesta era que no hay estilo que no exprese dicción aparente entre fe y razón, que encierra el cris-
la propia personalidad de algún modo. Sin duda, sobre
la expresión del santo, influyen consideraciones exter-
moderna o que el prisionero de los campos de concentración
nas, tales como la necesidad de hacerse entender por actuales del mundo totalitario. En tiempo cle San Agustín to-
multitudes que no comprendían bien el latín de Cice- davía el mundo romano gozaba de muchos de los beneficios
rón, pero sí el de su tiempo (7); pero esa exposición de la mejor época del Imperio, aunque las fuentes de vigor
interno estuviesen cerradas por un Estado convertido en des-
pótico e intervencionista, con legiones interminables de fun-
(7) En el Imperio romano en cl siglo n hay menos analfa- cionarios y con cargas abrumadoras, sobre todo la militar; hay
betos que en toda la Edad Media y Moderna; para encontrar que señalar, no obstante, que el militarismo y su carga eran
una difusión del libro y la cultura similar hay que llegar a un mal necesario para salvar la parte de beneficios subsistente.
la mitad del siglo xix, v, dentro del occidente mismo, en mu- Pero cuando el Imperio se hundió, lo que en él eran lacras
chos países, a la actualidad. En otro orden de cosas, hay que apareció ser una prefiguración de la siguiente época, aunque
decir que el esclavo del siglo n es considerado y tratado mu- se perdieran los beneficios del gran período imperial para
cho mejor que el siervo medieval, que el esclavo de la edad siempre.
COMENTARIO DE TEXTOS. — SAN AGUSTfN 43
tianismo, y que la razón, con sus solas fuerzas, no guía la pluma del santo, la fuerza que de esos prin-
puede superar, porque necesita de la fe. Entendería cipios emana trascendiendo la expresión, confiere al
un pagano, un hombre asentado en el trono de la ra- texto de San Agustín una capacidad persuasiva que
zón, eso de que sus maestros le hacían bien obligán- debió de ejercer sólida influencia no sólo en el campo
dole; pero que, en realidad, no le hacían ningún bien cristiano, sino fuera de él. Fuera del campo cristiano,
porque, en realidad, todo bien venía de Dios? ri la a quién? El texto analizado no permite una deter-
explicación que esboza el santo? "Illi yero non intue- minación. Seguramente a todos. Pero hay indicios que
bantur... Esta explicación, en modo alguno podía dar inclinan a pensar que esta obra se dirigía a hombres
satisfacción a un pagano, habituado al razonamiento tocados de algún modo por la fe, aunque enemigos.
filosófico. Esas explicaciones entran de lleno en el
campo de la teología cristiana. En rigor, tampoco es
exacto—situándonos no en la base teológica cristiana, III
sino en un punto de vista puramente natural e histó-
rico—, tampoco es exacto eso de que "non intuebantur PROYECCIÓN CULTURAL
quo referrem quod me discere cogebant". Sus maestros
paganos sí que veían bien el punto final de referen- Hasta aquí ha actuado el filólogo. Pero el texto no
cia, al que el discípulo debía orientar sus conocimien- está agotado, ni mucho menos. En realidad, se podría
tos, y ese punto no era otro sino la consecución de una decir que el filólogo se queda en el pórtico del comen-
sociedad política que permitiera al hombre una segu- tario. Su comentario le ha llevado solamente a tocar
ridad permanente y suficiente para poder realizarse problemas de fondo, que ni siquiera han quedado
en ella íntegramente; esta sociedad estaba lograda, enunciados.¿Deberá detenerse aquí? Cuando menos,
era algo tangible y visible en el Imperio Romano; todavía entra en su oficio y posibilidad razonar corno
tenía su símbolo en Roma y su afán de perdurabili- historiador de la cultura antigua. El texto tiene una
dad se expresaba en la fe, en la eternidad de Roma. proyección cultural que creo fundamental en el co-
Naturalmente, ese punto de referencia reposaba, a su mentario. Este salto es necesario. Lo que sucede es que
vez, sobre un supuesto o punto de partida filosófico: esta proyección tiene su ámbito en toda una serie
la seguridad de que el hombre puede realizarse ínte- de conferencias o trabajos dirigidos por el profesor
gramente en esta vida, o al menos, es la única que le y hechos por los alumnos que rebasan la clase en sí.
es dada para ello. Lo que sucede es que San Agustín Aquí me limitaré a proceder a su enumeración.
no acepta ni el supuesto ni el objetivo pagano; los He aquí los problemas de fondo que quedan plan-
valores canónicos paganos no son tales valores para el teados por el texto y que son objeto espléndido de
santo, en lo cual se conduce simplemente como un trabajo para profesor y alumnos:
cristiano. Paganos y cristianos hablaban la misma len-
gua, pero por medio de razones no podían entenderse. EL PROBLEMA DE LA FINALIDAD DE LA CULTURA Y
San Agustín llama a las "cupiditates" a saciar insacia- —En este punto ya hemos señala-
CIVILIZACIóN.
bles, a la riqueza la llama pobreza y a la gloria, que do la divergencia total entre cristianismo y
eterniza el nombre, la llama sin nombre. Sencillamen- mundo clásico.
te, las vías naturales de realización del ideal pagano
2.0 EL PROBLEMA DE LA ACCIÓN DE DIOS EN LA HISTO-
clásico para San Agustín carecen de valor.I.3odrían
RIA Y EL PLANTEAMIENTO CRISTIANO, TAN INCOM-
encontrar razonable esto los paganos? Es lógica la
PRENSIBLE PARA QUIEN NO LO FUERA.
acusación de enemigos del género humano y otras
lindezas (8) que les cuelga un Tácito. Y ¿qué decir EL PROBLEMA DEL VALOR DEL TRABAJO HUMANO,
del sentido providencialista que manifiesta el santo en bien diferente desde el punto de vista cristiano
el párrafo que empieza en "tu yero..." hasta el final? y pagano.
San Agustín también aquí trata de dar una explica- 4.0 LA CRÍTICA Y VALORACIÓN DE LA EDUCACIÓN EN LA
ción razonable, una motivación de credibilidad. Vista ANTIGÜEDAD. San Agustín la encuentra forma-
la acción de Dios desde una lejana perspectiva, aunque lista, muerta y sin objetivo. (Véase el desdén
la razón no acabe de comprender cómo, se percibe que con que habla de los ejercicios de declamación
los caminos de Dios, que vistos sin perspectiva y por y elocución, como el que cita de la muerte de
separado parecían alejarle del bien máximo, la fe en Dios, de los vagabundeos de Eneas.) Se observa,
Cristo (tesis básica), confluyen sorprendentemente ha- sí, una valoración positiva de la disciplina esco-
cia ese bien y lo arrastran hacia él. Es el misterio de la lar en sí y de los conocimientos lingüísticos
acción providencial de Dios, que permite valorar las adquiridos. El practicismo que acusa la singu-
pobres acciones humanas, carentes de sentido en sí lar pregunta que hace el santo de si es más
mismas. Sin duda, esta ex plicación resulta satisfactoria perjudicial olvidarse de leer y escribir que de
estando ya dentro de la teología cristiana; la menta- las ficciones literarias se presta a interesante
lidad pagana la encontraría incomprensible. Los su- discusión. Pero ¿qué es lo que San Agustín
puestos filosóficos y teológicos del santo son diame- pedía a la educación? La cuestión está aquí.
tralmente opuestos a la mentalidad clásica grecorroma- Seguramente el santo buscaba en ella un medio
na. Sin embargo, la potente unidad psicológica que liberador del individuo; en cambio, la antigüe-
dad no buscaba tal cosa. Delante de sus ojos
(8) Dice de los cristianos que eran incisos per flagitia, del tenía esa formidable realidad políticosocial que
cristianismo exitiabilis superstitio (Tac. An. L., XV, 44). Este era el Imperio Romano, con apariencias de
juicio personal de un hombre de la categoría de Tácito re-
sulta sorprendente; hay que entenderlo a la luz de la posici6n eternidad, para servir a la cual trabajaba la
de los intelectuales del mundo pagano de entonces. escuela, sin admitir otras realidades.
44 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
Pero no conviene que el comentario sitúe los pro- sión del trabajo me impide traerlos aquí (9). Debo, úni-
blemas únicamente en la lejanía histórica o en un camente, advertir que un comentario de este tipo no
plano intemporal; cabe y se debe hacer aún la proyec- se desarrolla en una clase, sino en varias; basta ver
ción de nuestro presente sobre esos problemas. Por que son cuatro capítulos; que la clase tiene que ser
ejemplo: activa; que la investigación la hace el profesor en pre-
sencia de los alumnos y ellos intervienen constante-
1. 0 EN QUá MEDIDA SUPERÓ LA HUMANIDAD DE EN- mente al ser interrogados; que la búsqueda de pro-
TONCES LA MENTALIDAD ANTIGUA. blemas, a través del análisis lingüístico, se hace con
2. 0 EN QUi MEDIDA EL CRISTIANISMO HA SUPERADO Y frecuencia empleando el método socrático; que a veces
SUPERA EN LAS ALMAS LA MENTALIDAD DEL MUN- se puede encargar a dos o tres alumnos para que
DO CLÁSICO EN EL MOMENTO ACTUAL DE OCCI- traigan preparada la discusión o crítica de un argu-
DENTE. mento que sale al paso; que otras se les dan a leer
3. 0 EL CRISTIANISMO COMO TENSIÓN Y DIFÍCIL EQUI- obras o capítulos relacionados con el texto para que
LIBRIO. traigan una síntesis; que la labor vulgar de traducir
fielmente, analizar gramaticalmente, preparar la clase
El desarrollo de todos estos temas creo que es la en su forma corriente, no tiene que quedar anulada
meta final de un comentario. Puede que el profesor por la labor cultural; que sólo de cuando en cuando
de latín deba retroceder ante algunos; pero a lo que el profesor debe actuar en conferencia, desarrollando
no debe renunciar es a descubrirlos; al fin, educar, es uno de los temas surgidos, haciendo una síntesis final;
enfrentar con problemas al alumno. Y, desde luego, que el Curso preuniversitario no es "propinar confe-
el simple descubrimiento conferirá a la clase de latín rencias" a los muchachos, sobre una clase corriente,
una categoría y estimación de la que anda necesitada. sino dar clases en que el alumno sea situado en un
plano universitario en el sentido de habituarle a pen-
sar y trabajar por cuenta propia, siendo las conferen-
CONSIDERACIONES FINALES cias un puro complemento, y las buenas clases lo
esencial: que el "propinar conferencias" es la carica-
Se me podrá objetar si para llegar a estos proble- tura del Preuniversitario a que se han acogido los
mas era necesario hacerlos preceder de un análisis lin- centros incapaces de organizar clases auténticas de este
güístico y estilístico como el precedente y si no bastaba curso. En fin, que lo que yo he desarrollado aquí
la simple lectura. Debo responder: en forma de monólogo en la clase tiene que ser diálo-
go y trabajo en común, porque el profesor, aunque
1.° Que opero en filólogo clásico e historiador de deba ser claro y agradable expositor, no debe actuar
la antigüedad. como orador.
2. 0 Que uno de los propósitos fundamentales de
una clase de humanidades es habituar a la ob- V. E. HERNÁNDEZ VISTA
servación minuciosa, al análisis, a la crítica y Catedrático de Latín del Instituto "Cervantes",
al trabajo personal. El método filológico es de Madrid.
insuperable en esto.
3. 0 Que la simple lectura, por atenta que sea, no
descubre todo esto. Puede ser que el filósofo o
el teólogo tengan bastante con una simple lec- COMENTARIO SEGUNDO
tura para descubrir todos estos problemas y
otros que se escapan al filólogo. Pero antes que
descubrimiento en el texto su labor sería de Entendiendo el Curso Preuniversitario tal como en
exposición de problemas alrededor de un texto las reuniones de Santander del pasado verano fué es-
y una obra previamente conocida y sus afir- tructurado (estructura sin valor oficial, pero que, por
maciones, en cuanto a la existencia de proble- el momento, me parece la más congruente), supongo
mas, se fundarían principalmente en su auto- que una Universidad española cualquiera, con la de-
ridad o en la de otros testimonios. Aunque bida antelación, ha hecho pública una relación de
parezca largo el camino recorrido por el filó- obras, sobre las que ha de versar el comentario de
textos cn el Preuniversitario en el Distrito. Una de
logo en este trabajo, es, sin duda, el más corto
para descubrir el alma de un autor: aprisio- ellas es el Libro I de las Confesiones, de San Agustín;
narla en su expresión viva, en su estilo. Lo así vamos a suponerlo, para poder ejemplificar.
ideal sería la colaboración del filósofo o teólo- No hay inconvenientes didácticos ni doctrinales para
go, tras la arribada del filólogo a los problemas. que sea incluido este libro en una relación de tal
Sin duda, éstos tendrán una perspectiva más índole. Es cierto que no se trata de la obra completa,
honda que la de aquél, aún convertido en his- pero posee unidad orgánica; es más, creo poder afir-
toriador de la cultura antigua. mar que, para esta finalidad, sería el texto agustiniano
más indicado: su contenido es asequible a la edad
de los alumnos; no por ello pierde profundidad, ni
* * *
filosófica ni teológica; su comentario permite profun-
dizar y hacer vivir en forma paralela el mundo clá-
Se me preguntará qué ha hecho el alumno durante sico, pagano y cristiano; y por su extensión se hace
este trabajo. Tengo que indicar que había dedicado dos
(9) Véase en este mismo número el desarrollo didáctico
capítulos a explicar el desarrollo de la clase. La exten- de este trabajo.
COMENTARIO DE TEXTOS.—SAN AGUSTÍN 45
factible el empleo de todos los métodos didácticos pero insistiendo en que todo ello sólo tiene valor si
aconsejables. el profesor es capaz de mover humanamente la sen-
De esa relación, un Centro de Enseñanza Media sibilidad y la inteligencia de los alumnos.
elige, con otra obra, este libro. Dentro de aquella es-
tructura del Preuniversitario, su comentario se encar-
ga en forma específica a un profesor determinado, con SAN AGUSTÍN, " CONFESIONES ", I, XII, 19.
independencia de cualquier "cuadro de asignaturas";
este profesor ha de ser un humanista, en el sentido "En esta mi niñez, en la que había menos que temer por
técnico de la palabra; el comentario no ha de ser, mí que en la adolescencia, no gustaba yo de las letras y
con exclusividad, ni teológico, ni filosófico, ni edu- odiaba el que me urgiesen a estudiarlas. Con todo, era urgido
cacional, ni literario. Ha de ir, por el contrario, en- y me hacían gran bien. Quien no hacía bien era yo, que no
estudiaba sino obligado; pues nadie que obra contra su vo-
caminado a hacer vivir ante los ojos de los alumnos
luntad obra bien, aun siendo bueno lo que hace.
el momento crucial de la incorporación en el cristia- Tampoco los que me urgían obraban bien; antes todo el
nismo de las formas culturales del mundo clásico. bien que recibía me venía de Ti, Dios mío, porque ellos no
Para ello, este Libro puede ser una plataforma extra- veían otro fin a que yo pudiera encaminar aquellos conoci-
ordinariamente sugerente: ante unos adolescentes se mientos que me obligaban a aprender, sino a saciar el insa-
hace revivir la adolescencia de San Agustín. ciable apetito de una abundante escasez y de una gloria igno-
miniosa." (Véanse el texto latino y el contexto en el comen-
Primera medida didáctica es que el Centro se pro-
tario del señor Hernández-Vista.)
porcione ejemplares bilingües (1). El texto latino se
hace imprescindible y San Agustín no ofrece dificul- El presente texto de San Agustín es autobiográfico,
tades extraordinarias, si se supone que los alumnos lo cual le confiere una fuerza peculiar, no sólo debida
realmente han aprendido "algo" de latín en el Bachi- a los supuestos filosóficos que se explicitan, sino sobre
llerato. Sin embargo, no debe tenerse delante solamen- todo a la sinceridad del reconocimiento de una im-
te el texto latino; en la Universidad, y después incluso perfecta disposición infantil. La doctrina posee, así,
en la vida profesional, será con ediciones bilingües una energía, una expresividad típicas de la profunda
como de hecho se habrá de trabajar; por ello, el pro- nerviación humana de San Agustín.
fesor debe procurar que los alumnos se acostumbren En mi comentario voy a analizar, primeramente,
a manejar el texto en edición bilingüe. los supuestos filosóficos aludidos en el texto, y segui-
La técnica del comentario no es algo rígido; será damente pasaré al análisis de la actitud psicológica,
la personalidad del profesor y la capacidad media de para concluir con algunas consideraciones sobre el as-
los alumnos lo que deberá dar la pauta. Vamos a pecto puramente educacional.
imaginarnos un caso concreto. A mitad del curso, un
día de clase, el profesor inicia el comentario con la
lectura de unas líneas del texto (suponemos visto lo BIEN EN SÍ Y BIEN PARA MÍ
presenta, hay una diferencia radical con Aristóteles. filosofar sobre la educación, sino que construye toda
El planteamiento de la distinción es el mismo, pero una Teología de la Educación (no en el sentido de dis-
la superación de la dificultad se realiza por distinto ciplina, sino de reflexión), toma otro ideal de la Edu-
camino. Es la intervención de Dios la que lleva al cación. Este ideal no es conocido tan sólo mediante la
hombre a que reciba como bien-para-sí lo que es bien- razón natural, sino que emplea la Revelación. Por
en-sí. Así dice: "todo el bien que recibía me venía tanto, es un ideal más completo que el helénico, es
de Ti, Dios mío". Es decir, sin saberlo el hombre, in- un ideal que ha madurado al disponer de nuevas
cluso contra su voluntad, hace que el bien-en-sí se in- fuentes de conocimiento, nada menos que de la Re-
troduzca en el hombre como bien-para-él. Es la acción velación Divina.
de la providencia, que, por ocultos caminos, como Por encima del hombre pagano, surge así el ideal
afirma en el De ordine, prepara a un hombre para del hombre cristiano, que no renuncia al humanismo
una gran misión. helénico, sino que lo subordina a fines trascendentes.
El filosofar sobre la educación de los griegos sigue así,
CAUSA FINAL DE LA EDUCACIóN: CON- con el cristianismo, siendo un filosofar sobre la edu-
TRASTE ENTRE " EDUCACIóN PARA EL cación, pero subordinado a lo que la Teología le dice.
MUNDO" Y "EDUCACIÓN PARA DIOS" La filosofía de la Educación no puede ir más allá de
los límites terrenos mientras una luz superior no le dé
Esta acción oculta de la Providencia a que acabo las bases necesarias.
de referirme, la plantea San Agustín, en el presente
texto, en el contraste, incluso violento, de la finalidad TODO EL BIEN QUE RECIBÍA VENÍA DE DIOS...
dada a sus estudios infantiles "por los hombres" y
"por Dios". Al examinar, ya con ojos de cristiano, San Agustín
Los hombres; la familia (de la que deberá, en este esa educación inmatura que había recibido, afirma,
caso, excluirse a Santa Mónica) le dan una educación por una parte, que los que se la habían dado no ha-
que tiene por finalidad el proporcionarle los medios bían obrado bien, pues no veían otro fin que el te-
de triunfar en el mundo; concretamente, de ser un rreno; y, por otra parte, que todo el bien recibido
gran abogado, un buen orador. Lo que ellos conside- venía de Dios. Aquéllos no podían obrar bien por ser
raban bien-en-sí (la abundancia económica y la gloria ciegos, por carecer no ya de la virtud, sino de la ilu-
huamana) querían que, mediante el estudio de las minación de la fe, para saber acertar en la discrimi-
letras, llegase a ser bien para aquel niño concreto. nación de lo que es bien-en-sí. Sin embargo, el pro-
Con ello, se movían en un orden puramente natural, vidente cuidado de Dios los empleaba instrumental-
_pagano. mente en Su propio obrar. Dios, dejando obrar a pa-
Por contraste, Dios emplea aquella educación para ganos sobre aquella alma infantil, al mismo tiempo
otra finalidad muy distinta. La gran formación lite- actuaba preparando lo que más tarde sería un alma
raria de San Agustín va a ser un poderoso instru- fuertemente cristiana.
mento: primero, para facilitar su conversión; segun- En dos sentidos se puede interpretar esta afirma-
do, para mejor servir los designios de la Providencia ción. Por una parte, aquel niño recibía de Dios todo
cuando San Agustín ya se ha convertido. Porque San el bien que recibía, en cuanto que todo viene de Dios.
Agustín no rechaza, no repudia, la educación huma- Los hombres no hacían más que distribuir lo que de
nística que con miras terrenas ha recibido; todo lo Dios venía. Pero, por otra parte, considero más cen-
contrario, afirma: "me hacían gran bien". Este bien trado en el problema mismo del presente texto, un
que le hacían no era bien por la finalidad que le da- segundo sentido: la concepción agustiniana de la no
ban, sino porque permitiría superarla con otra fina- transmisibilidad del saber.
lidad más perfecta. Cuando San Agustín escribe las Confesiones ya
Así, San Agustín había sido educado según el ideal ha formulado su corrección al planteamiento helénico
humanístico imperante todavía en el Imperio, aunque de este problema. Y en este texto se está refiriendo en
ya en franca pérdida de su anterior dominio. Esta concreto al estudio de las letras, es decir, a la ense-
educación humanística no es presentada como contra- ñanza. Que el saber del maestro no puede pasar al
dictoria con el ideal cristiano; no se trata de un ideal discípulo era doctrina argüida por Gorgias, desarrolla-
anticristiano en sentido propio, sino que es una for- da por Platón, y aceptada por Plotino. San Agustín
malidad inmatura en cuanto que se forma empleando acepta el planteamiento platónico: el discípulo forja
exclusivamente la razón humana. por sí mismo el saber, sin la intervención del maestro;
El filosofar helénico había forjado el ideal clásico el papel de éste no pasa de ocasional. Pero mientras
del hombre, el eutrdpelos, que no alza sus ojos más que Platón se ve obligado a recurrir a la teoría de
allá de la tierra. Por esto, San Agustín afirma que la reminiscencia, suponiendo la vida del alma como
esta educación inmatura, radicalmente incompleta, anterior a su encarcelamiento en el cuerpo; San Agus-
proporciona "una abundante escasez y... una gloria tín recurre a Dios. Es Cristo quien ilumina directa-
ignominiosa". Ese ideal helénico no puede saciar a mente el alma del que aprende; es el Verbo Divino
quien ya ha alzado sus ojos más allá de lo mundano, quien da al alma el saber que el alma busca. El maes-
y encuentra que lo mundano es insuficiente. La abun- tro no es más que la ocasión circunstancial, y no siem-
dancia económica es escasez si no es empleada con pre; pues el Verbo puede comunicar el saber incluso
fines más altos que los de este mundo. La gloria prescindiendo de la ocasional intervención del circuns-
mundana es innoble si no está animada más que por tancial maestro humano.
el orgullo. Por consiguiente, San Agustín muestra la conjuga-
Y de esta manera San Agustín, que no se limita a ción de la doble intervención divina: intervención
COMENTARIO DE TEXTOS.-SAN AGUSTÍN 47
providencial, que permitirá a aquel niño superar más A) Porque no es el niño quien "teme", se pre-
tarde la pura vida natural; e intervención del Verbo ocupa, por el niño, sino los padres y educadores. El
que le ilumina el saber, con ocasión de la enseñanza niño debe someterse a lo que los padres estimen que
de las letras. le es conveniente.
VALORACIÓN AGUSTINIANA DE
LA EDUCACIÓN RECIBIDA RECAPITULACIÓN
Sin embargo, a pesar del mal recuerdo conservado El presente texto de San Agustín tiene la preciada
de los años de escuela, San Agustín valora positiva- cualidad de que sugiere muchas más cosas de las que
mente aquella enseñanza de dos maneras: dice, lo cual sucede con tantos textos del Santo. Su
48 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
importancia es sin duda grande, pues permite aden- lo que debe hacerse y lo que debe evitarse, cómo se
trarse en los supuestos fundamentales de la concep- debe educar y cómo el educador no debe quedarse
ción agustiniana, al mismo tiempo que ofrece una en el puro plano natural; y sobre todo para qué y para
visión autobiográfica. Valor doctrinal y valor docu- quién debe educarse.
mental se complementan. Tanto es valioso para el
historiador como para el educador, como simple y CONSTANTINO LÁSCARIS COMNENO
puramente para el hombre. San Agustín, haciendo Profesor de Historia de la Filosofía Antigua
examen de conciencia de su vida pasada, nos muestra de la Universidad de Madrid.
Felix, qui potuit boni si de lo que se trata es, más precisamente, de educar,
Fontem visere lucidum,
Felix, qui potuit gravis guiar a otros, lo urgente es poner, previamente, esos
Terrae solvere vincula. puntos orientadores. De aquí la responsabilidad al es-
(111, metrum 12.) coger los temas. Las figuras humanas, los pasajes lite-
rarios que, como maestros, hemos de ofrecer a la in-
INTRODUCCIÓN telección de los educandos han de ser felices imágenes
de la cultura que les transmitamos. Las posibilidades
Introducir al discípulo en el mundo de las ideas, en de elección son múltiples. Pero ¿no habrá lugares tan
la huella terrena del espíritu o en lo que comúnmente comunes, significativos y expresivos que nos alivien,
se llama la cultura implica una previa y no fácil opera- ofreciéndose casi espontáneamente a nuestra considera-
ción: orientarse en ese mundo. El mundo de la cultu- ción, de la vacilación, de la desorientación? Induda-
ra tiene su casa en los libros, en la palabra escrita. Es- blemente existen esos lugares comunes y no hay sino
tuvo en la tradición oral, y aún lo está en pueblos que seleccionarlos, dando por descontado que otros no me-
no conocen o no practican algún género de escritura. nos valiosos pudieran ofrecerse tal vez con el mismo
En alguna medida también reside en los ritos, ceremo- derecho. Una cierta intercambiabilidad de las mues-
nias y hábitos morales. Pero ¿cualquier palabra, cual- tras expresivas de la cultura es tal vez parte de las
quier tradición, cualquier rito es bueno para que el leyes estructurales de toda cultura. Aceptemos, pues,
maestro lo haga relucir ante su alumno? Evidente- comentar un texto de Anicius Manlius Tor quatus Se-
mente, no. Vivimos sumergidos no en la Cultura ni verinus Boethius, ejemplar insigne de la cultura oc-
en una cualquier cultura, sino en nuestra cultura. Por cidental, de quien se ha dicho que fué el último ro-
lo pronto, queramos o no, tenemos que movernos en mano y el primer escolástico.
nuestro propio mundo de ideas, mundo que decimos
"nuestro" porque nos es asequible, porque es asequible
a nuestros órganos de captación, porque vivimos EL TEXTO
en él.
Nam nisi fallor, ea vera est et
Para un hombre que more en este, casi provinciano, perfecta felicitas, quae sufficientem,
rincón madrileño no hay duda de que ese "mundo" es potentem, reverendum, celebrem lae-
el mundo de la cultura grecorromana y cristiana. Po- tumque perficit.
drán estar en él en cierta medida inyectados el mundo (De Cons., III, prosa 9, 26.)
islámico e, incluso, los lejanos mundos orientales. Pero
en la brújula de nuestra vida el norte está marcado El texto pertenece al libro De Consolatione philoso-
por esas tres palabras: Grecia, Roma, Cristianismo. phiae (La consolación de la Filosofía) que escribió,
El esfuerzo de nuestro tiempo y de nuestro mundo hacia el 522, Severino Boecio, personaje consular de
no es por una cultura ecléctica ni por un sincretismo, la Corte de Teodorico el Grande. Vuelto el texto en
sito por la ecumenicidad de nuestra cultura cristiana. castellano, según la versión de Fray Alberto de Agua-
No nos asimilamos otros mundos culturales, sino que, yo, reza así:
por el contrario, teñimos de nuestra cultura a pueblos
que en ella no han nacido. De las demás culturas no Porque, si no inc engaño, aquella es verdadera feli-
nos queda, salvo coincidencias últimas, cuando las es- cidad y perfecta que hace al poseedor suficiente y
poderoso, reverendo y muy famoso y lo hinche de
tudiamos, otra cosa que folklore. Lo exótico vive en alegría.
nosotros como exótico, y la universalidad en que que-
remos integrarlo no es más que una ilusión, que fué
un matiz, en algún momento, de "nuestra" cultura. ()LJ ES ENTENDER EL TEXTO?
Así la "China" del XVIII y lo "negro" de nuestros
días.
A primera vista el texto citado parece llano. El buen
Situados en nuestro mundo, conscientes de esta si-
Dominico Fray Alberto de Aguayo, cuya vida pesqui-
tuación, aún no estamos orientados. Porque orientarse
só casi detectivescamente el P. Getino, de buena me-
es primero escoger puntos concretos de referencia. Y
moria, puso en excelente castellano el libro de Boecio,
COMENTARIO DE TEXTOS.—BOECIO
49
O qui perpetua mundum ratione gubernas, Boecio: la definición de la Eternidad (De Cons., V,
Terrarun coelique Sator... prosa 6), la de Naturaleza y la de persona. No es de
(Oh perfecto creador del Universo, extrañar si se tiene en cuenta que la ruptura con el
tan grande, eterno gobernador, mundo antiguo no es radical en la Edad Media. Es el
muy quieto movedor, mundo moderno el que empieza, tal vez, a moverse
que al tiempo mandas que ande.)
por vías distintas.
(De Cons., III, 9.)
Ahora bien: puede plantearse también, y de hecho
(La traducción de nuestro Fray Aguayo no es feliz. Una cosa se ha planteado, esta cuestión: Los pensadores del si-
era su buena prosa castellana y otra su poca inspiración poética.) glo vi,¿hasta qué punto eran fieles a su tradición, a
la tradición grecorromana? Un resumidor de la posi-
El libro, por su parte, resume toda la tradición greco- ción del pensar histórico actual ante este proble-
latina. Está escrito en forma de diálogo entre Boecio ma—Paul Renucci, L'aventure de l'humanisme euro-
mismo y la Filosofía, que, bajo la figura de hermosa péen au moyen äge, París, 1953—fija así el valor de
mujer, le dirige la palabra. Comienza el libro con un Boecio: "En la Corte de Teodorico se destacaron dos
canto elegíaco de Boecio: le duele que la vejez ocupe hombres, cuya influencia en la posteridad culta no
en él el lugar de la gloriosa y fecunda juventud, que guarda proporción con su valor personal, Boecio y
la Fortuna haya cambiado para él. "Por qué, ami- Casiodoro." "Se ha llamado a Boecio el primer esco-
goç—pregunta—alabáis mi felicidad?" He aquí el pun- lástico; en todo caso fué el inspirador de la primera
to de arranque de la meditación de Boecio: la pérdida escolástica. El papel de Casiodoro es juzgado común-
de la Felicidad, de lo que él creía que era la felicidad, mente como menos importante. Por nuestra parte, no
diremos más exactamente. separamos el uno del otro, pues ambos han contribui-
Pero he aquí que la severa Filosofía ahuyenta a las do, por caminos diferentes, a la elaboración del mismo
musas profanas ante los ojos asombrados del poeta. Y método de trabajo." "Su trabajo no conducía a una
ella misma, la Filosofía, viene a sentarse a su cabecera restauración [del saber antiguo], sino a una refundi-
para cantar al triste prisionero, en versos de otro tono, ción. En este sentido, lejos de ser hijos del mundo
de otra intención y otro arte, los remedios y consuelos antiguo, aparecen como los padres espirituales de la
de su estado. Es, le dice, el tiempo de la medicación, primera Edad Media europea."
no el de las quejas. Las traducciones de Boecio no fueron el punto de
El libro, pues, tiene un sentido preciso dentro de la arranque de una nueva comprensión completa de la
circunstancia de Boecio, y en la medida en que esta filosofía ateniense—Platón y Aristóteles—, sino de una
circunstancia es ejemplar el sentido del libro se univer- duradera mala inteligencia, como ocurre siempre en
saliza. Si el hombre, todo hombre, necesita consuelo, toda semirrevelación de algo. El hecho, por otra par-
es la Filosofía quien puede proporcionárselo. En este te—añade Renucci—, de que Boecio sólo tradujera una
punto vienen a reunirse todas las intenciones de la pequeña parte de Aristóteles no podía cimentar un
Filosofía antigua. Aquí Boecio es el último de los Renacimiento. De la ibra acabada sólo podía salir una
grandes paganos. Su cristianismo, sin embargo, está escolástica. Lo más grave de Boecio fué, además, que
latente, tiñendo sus prosas y sus versos. Punto ha sido tradujo a Aristóteles "no siendo de raíz aristotélica,
éste discutidísimo, pero parece que hay que inclinarse, lo que le llevó a traicionar el espíritu del aristote-
a no ser temerario, por la afirmativa (1). Tiene que lismo".
haber una íntima congruencia entre sus escritos teoló- Toda esta disputa no puede explicarse aquí, baste
gicos y sus palabras de filósofo. aludirla. El hecho positivo es, tanto desde un punto
La vida humana, como derrota; la Filosofía, como de vista general como histórico, que Boecio conformó
consuelo. ¿Es ésta la última palabra del mundo anti- en sus opúsculos teológicos los dogmas en lenguaje
guo?¿Murió el mundo antiguo envenenado de derro- filosófico. Y ésta ha sido su gran hazaña intelectual.
ta, de huida, perdida la bravura para luchar, con sólo
fuerzas para resistir? 1\10 tenía voluntad de vivir, de
poder? (Nietzsche, enfermo, como buitre sobre carne EL TEXTO EN SUS TÉRMINOS
muerta, en cualquier cuarto de cualquier hotel de se-
gunda, en una pequeña ciudad italiana, soñará en la Vengamos ahora, definitivamente, al texto de Boecio.
vida ascendente, la voluntad de poder.) El libro De Consolatione es expresión de un pensar
integral. Se funden o, a lo menos, concurren en él los
dos tipos de elaboración mental más radicales: el pen-
BOECIO, EN LA CULTURA CRISTIANA sar mito-poiético y el pensar especulativo. No vamos
a ocuparnos de los metros, donde está el pensar mito-
Después de Aristóteles ha sido Boecio la mayor auto- poiético boeciano, aunque a las veces tendrán que auxi-
ridad filosófica de la Edad Media. No hay autor más liarnos. La frase que tenemos que interpretar pertene-
citado por Santo Tomás. Nada menos que tres fórmu- ce al pensar especulativo.
las capitales de la Teología proceden literalmente de La palabra "infelicidad" ocurre significando algo
aún no definido exactamente en el ámbito de una si-
(1) La discusión en torno al cristianismo de Boecio pare- tuación vital. Parte Boecio del dolor, de la desespera-
ció decidida por la afirmativa al descubrir Alfred Holder un ción. La situación está caracterizada, primeramente,
manuscrito del siglo x, en que los opúsculos tales como el por la falta de algo que se ha poseído. Es la pérdida
De Sacra Trinitate están explícitamente atribuidos a Boecio. En
el citado artículo, Boece, del Dice. de Théo. Cath., dice literal- de bienes lo que descubre la infelicidad y al par la
mente el P. Godet: "Il est tout empreint de Christianisme", al felicidad (pasada). En la infelicidad se abre el hom-
referirse a los escritos filosóficos de Boecio. bre a al vez a la felicidad, como a algo buscado, y
COMENTARIO DE TEXTOS.--BOECIO 51
a la propia infelicidad como conciencia de su vacie- a lo menos, abstención de la misma vida. Cínicos, es-
dad. La situación de doloroso vacío mueve y con- toicos y epicúreos han buscado la independencia, la
mueve a Boecio. Y precisamente la cárcel y la brutali- autarqueia, la suficiencia, la tranquilidad—la no muta-
dad del abandono moverán el aparato dialéctico de bilidad--de la vida.
Boecio, único recurso de quien carece de todos lo de- Lo mejor que le puede ocurrir al hombre que sabe
más, salvo los sobrenaturales, claro está, pero que, lo que es la fortuna—que conoce que por lo pronto
e
paradójicamente, se revelará como el "gran recurso' tiene que vivir en el plano óntico de la Fortuna—es
humano. que ésta le sea adversa. He aquí un gran tema que
¿Qué le va a decir a Boecio su aparato dialéctico, traspasa el pensamiento y el arte antiguo cristiano: la
su razón? Con expresión mítica nos dirá Boecio que próspera y adversa fortuna. Pues bien, repitámoslo:
la Filosofía comenzó por secarle los ojos nublados por para el filósofo es mejor en último término que la for-
las lágrimas con un pliegue de su vestido (oculi me- tuna le sea adversa. La infelicidad—en el plano de la
dantes fletibus). Y entonces se disipó la noche, des- fortuna—es inevitable. Mientras la rueda nos tiene en
aparecieron las tinieblas y volvió la luz a darle vigor. alto es ya una positiva infelicidad el ansia, la ansietas,
angustla, en que vivimos pensando que puede volcar-
Tune me discussa linquerunt nocte tenebrae nos abajo. Conozcamos, pues, sus artes y aprendamos
Luminibu.gue prior rediit vigor. a no esperar de ella la verdadera felicidad.
(I, metro 3.) La palabra felicidad—felicitas—quiere decir fecun-
didad, fertilidad. Feliz viene de fela, "mama", en
Pero volver a la luz no es fácil. Por el pronto le griego (3)3 k7i. Felix, nos dicen Meillet y Ernout (Dice.
mueven, le arrebatan—trahunt—el dolor, la ira, la có- Etyn2.), tiene especialmente el sentido de favorito de
lera. En tal trance requiere el hombre suaves medici- los dioses P- aza V to ; los bienaventurado. Felicitas, co-
nas, persuasivas palabras que le dispongan a ver claro mo todas las palabras con ella emparentadas—femi-
en sí mismo. na, fetus, fenum, filius—alude a la tranquila y segura
No se trata solamente de razonar, a pesar de lo di- situación primera (físicamente primera) de la vida del
cho; ahora vemos que se trata, antes bien, de un pro- hombre en que éste pende plena y satisfactoriamente
ceso, de ser llevado como en una iniciación hacia al- del pecho materno. ¿Qué le falta al niño de pecho en
gún sitio, hacia un modo de estar nuevo. La filosofía brazos de su madre? Nada. Es feliz, bienaventurado.
es, en primer lugar, "psicagogía", como la vió Platón Esta situación primera sirve de modelo a la especula-
(la palabra está en el Fedro). El cuento de este viaje ción, que utiliza los términos del lenguaje con más
son las "razones vitales". o menos conciencia de su sentido original.
Pero d qué le ha faltado a Boecio cuando se ha sen- Mas el hombre entregado a sus recursos propios,
tido infeliz? La respuesta es clara: Boecio ha creído náufrago en las olas de la vida, en el área de la fortu-
que la felicidad consistía en los bienes de fortuna. Es- na, como dice Boecio, ¿puede encontrar una situación
tos bienes tienen nombres conocidos: se llaman placer, semejante a la del nourrisson? No puede encontrar-
honra, poder. Los placeres no han de ser necesariamen- la, pero la desea profundamente. Sólo hay un método
te los bajos placeres, pueden ser los delicados del arte para ponerse en camino de encontrarla: sufrir el cam-
o dc la contemplación de la naturaleza: "La belleza de bio de estado que supone el desengaño de la vida for-
las campiñas, os agrada?", pregunta la Filosofía a tuita. Sobre este terreno ontico del desengaño de
Boecio (II, prosa 5.). La honra puede consistir en el la vida fortuita se puede establecer el esfuerzo hacia
debido premio a quien con preocupación ética admi- otra vida, en la que aquel estado de felicidad perfecta
nistra la república. El poder puede desearse y usarse puede restaurarse. Naturalmente, ahora no se trata del
para gloria y servicio de la cosa pública. Puede con- pecho de la madre, sino de la fuente única y ex-
cederse todo esto, pero honra, riqueza, poder están en celsa, en que el hombre—el hombre completo, no el
manos de la fortuna, y estar en manos de la fortuna niño--halle su verdadero reposo y su gozo imperece-
es estar en una rueda voltaria, en la inseguridad. La dero. Este estado, status beatitudinis, es perfecto cuan-
historia nos lo enseña: nada hay constante. La histo- do contiene en sí todos los bienes. Famosa es esta de-
ria de Boecio sería un ejemplo preclaro: ayer, persona- finición de Boecio.
je consular; hoy, pobre desterrado; mañana, reo ejecu- La congregación de todos los bienes sólo se da en
tado entre los horrendos suplicios. Todo el pathos de una felicidad perfecta que el análisis de los bienes te-
la volubilidad de la fortuna se despliega en las páginas rrenos obliga a poner en un ser trascendente, en
del libro de Boecio. Su análisis de la fortuna es acaba- Dios. La fuente de la felicidad perfecta ha de hacer
do y de él será un eco el que repita el Renacimiento, al hombre feliz de un modo: 1. 0 Suficiente, es decir,
por boca de Petrarca. Hay dos planos óriticos: ei de que lo satisfaga y no lo deje ansioso de más felicidad
la Fortuna y el de la Providencia. Conocemos el de (carácter negado, por ejemplo, a la riqueza, al placer
la Fortuna.¿Podemos asentar en él nada firme, dura- sensual). 2. 0 Poderoso, que esté la felicidad en la mano
dero, suficiente? ¿Cómo el estado de felicidad, la bien- del hombre, a su alcance (quién puede decir in hoc
aventuranza, la "beatitud" puede lograrse en el plano mundo "puedo"?). 3 • 0 Reverendo, que lo haga respe-
de la Fortuna? No parece esto posible. Todas las es- table, que haga del hombre un ser digno, no una
cuelas socráticas buscaron la felicidad, la hallaron en marioneta, un personaje de retablo, manejado por un
la vida del sabio. La vida del sabio busca un tipo de pícaro o destrozado por la espada de un loco, como en
estado en que se den precisamente los caracteres que el retablo de Maese Pedro. 4. 0 "Muy famoso", célebre,
están ausentes de la vida fortuita o azarosa. Buscando claro, porque también al hombre le convienen esos atri-
la felicidad en el círculo de la vida terrena, no sin pa- butos como condignos de su ser. 5 • 0 No sería posible
radoja, hallaron muchos la vida feliz en una huida o, que el gozo estuviese ausente de la felicidad humana.
52 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
Han tenido razón los hedonistas en subrayar la radical en el Dios cristiano—será un arma dialéctica perfecta
inclinación del hombre al gozo, pero han errado al en manos de los teólogos cristianos. En efecto, el pla-
no saber dónde ponerlo y, sobre todo, al abstraerlo tónico Boecio será la base de la escolástica medieval.
de los otros caracteres de la felicidad.
Toda la tradición antigua pesa sobre las palabras de M. CARDENAL IRACHETA
Boecio, pero su esquematización—que un halo de ím- Catedrático de Filosofía del Instituto
petu ultraterreno circunda, que vivifica una fe en Dios, "Cervantes", de Madrid.
I. RAZÓN DE ESTE TRABAJO queño error sobre los principios origina error gran-
de en lo que de ellos se deriva y el ente y la esencia
1. La REVISTA DE EDUCACIÓN me solicita con gran funcionan como principios originales y originarios
urgencia y en adaptación a una serie de normas téc- de todo ulterior conocimiento, debemos comenzar por
nicas un comentario al opúsculo De ente et essentia, declarar su sentido para que de la ignorancia de
de Santo Tomás de Aquino. Va dirigido a aquellos tales nociones no resulte error alguno.
colegas en el profesorado que se encuentran afanados
en el comentario oral de ese mismo texto ante los
alumnos del Curso Preuniversitario. IV. LOS 'dRMINOS "ENTE" Y "ESENCIA"
Tenemos, constituyendo la esencia de las sustancias cuela: la determinación específica del género, la con-
que se inscriben en órdenes específicos, una materia cepción del género como un todo análogo, la relación
y una forma. La esencia singular de la sustancia pri- de los elementos de la definición con lo definido.
mera se compone de esta materia y de esta forma. La
esencia universal o específica de la sustancia segunda
se constituye de la materia y la forma. El principio VI. SU PREDICABILIDAD
de singularización deberá ser buscado en el ámbito de
esta materia. Mas ¿en qué sentido es esta materia el 1. Esta temática se enlaza con el segundo proble-
principio de singularización? Santo Tomás formula ma general planteado en el opúsculo: el de la relación
esta importante aserción: "la materia no es principio de la esencia con los predicables género, especie y di-
de individuación tomada de cualquier modo, sino sólo ferencia.
la materia signada; y llamo materia signida a la que Santo Tomás hace estas distinciones capitales. La
es considerada con determinadas dimensiones". Que esencia puede ser considerada:
sea esta materia signada con determinadas dimensio-
nes queda en el opúsculo De ente et essentia sin las a) Como parte de la sustancia singular.
suficientes precisiones. Apelando a otros lugares del b) Como algo existente fuera de lo singular.
mismo autor puede decirse lo siguiente: c) Como un todo.
La materia signada no es la materia prima como
tal. La materia prima, abstracción hecha de su re- a') Tomado relativamente a lo real, es decir,
lación a la forma sustancial, es en sí absolutamente incarclinada en los singulares.
indiferenciada y, por tanto, no podría ser fundamen- b') Tomado relativamente al entendimiento,
to de la diferenciación singular. Por indiferente la esto es, en el alma.
materia prima es non signata. c') Tomado absolutamente, es decir, como
La materia signada no es tampoco una materia noción que no se pone en relación con las
actual informada ya por la forma sustancial y en la cosas ni con el pensamiento.
precisa medida de su información. Como tal está ya
inscrita en la especie y singularizada ella misma por 2. Caracterizando la esencia en esa quíntuple con-
el principio de singularización que vamos buscando. sideración halla Santo Tomás el principio de solución
Resta, en consecuencia, que la materia signada sea y determina la solución misma. Anticipamos aquí el
la materia prima referida trascendentalmente a la principio de solución: la esencia sólo puede ser atri-
forma sustancial. En esta ordenación o relación tras- buida como género, especie o diferencia considerada
cendental de la materia potencial consiste el principio como un todo en el entendimiento. En efecto:
de singularización. La esencia como parte de la sustancia material de
Lo que sí queda expuesto con toda claridad es la que aquí nos ocupamos es el compuesto de materia y
reafirmación tomista de que la materia es elemento forma precisión hecha de todo elemento individual.
integrante de la esenria de las sustancias compuestas. La esencia de Sócrates está constituida de una materia
La materia signada es parte de la esencia de Sócrates y una forma. Puede expresarse por los conceptos físi-
y entraría en su definición si Sócrates tuviese defini- cos de "cuerpo" y "alma" y de "hombre", o por los
ción. Y la materia no signada es parte de la esencia conceptos lógicos de "animalidad", "racionalidad", y
de hombre y con ella debe ser definido. "Así, pues, de "humanidad". Ninguno de ellos puede ser atribuído
es evidente que la esencia de Sócrates y la esencia de a Sócrates. No podemos pensar: Sócrates es la mate-
hombre sólo difieren como lo signado y lo no sig- ria, o la forma, o el cuerpo, o el alma o el hombre.
nado." Tampoco estamos autorizados para decir: Sócrates es
4. Algo semejante acontece con la esencia de la la animalidad, la racionalidad, la humanidad. Es, pues,
especie respecto de la esencia del género. También imposible que la noción universal de género, especie
difieren como lo signado y lo no signado. Pero con o diferencia convenga a la esencia en cuanto se toma
estas dos importantes salvedades: como parte de la sustancia singular.
a) El modo de signación o determinación es dis- Menos aún convendrá a la esencia tomada como
tinto. La signación del individuo respecto de la espe- algo existente fuera de lo singular como pensaban los
cie corre a cargo de la materia dimensiva; la de la platónicos. En este sentido la esencia no es principio
especie respecto al género se efectúa por la diferencia constitutivo de la sustancia ni principio de nuestro
constitutiva que se toma de la forma. conocimiento de la misma. Como dice el propio Santo
b) La signación del individuo está ausente de la Tomás: "el género y la especie no se predicarían del
especie; la de la especie está ya presente en el género, individuo, ya que no puede decirse que Sócrates sea
aunque no determinada. Por eso, sin paradoja de lo que está separado de él ni tampoco eso que está
ninguna clase, mientras la especie prolonga la línea separado sirve para el conocimiento de este singular".
de las determinaciones genéricas el individuo no pro- He aquí, pues, una primera conclusión: el género,
longa la línea de las determinaciones específicas: se la especie y la diferencia convienen a la esencia con-
conforma con realizarlas. El hombre (especie) es un siderada como un todo.
animal (género) racional (diferencia); Sócrates es hom- Prosigamos. La esencia considerada como un todo
bre y nada más. puede ser tornada en sf misma, absolutamente, es
5. De aquí toma pie Santo Tomás para el trata- decir, fuera de su relación a los singulares en que se
miento de una serie de cuestiones que habían ocupado realiza y a los que implícitamente incluye y aparte de
ya la atención de Aristóteles, Porfirio, Averroes y su relación al entendimiento que la piensa. En este
Avicena y gozaban de la mayor actualidad en la es- estado de abstracción sólo podemos decir de ella que
COMENTARIO DE TEXTOS.--SANTO TOMÁS DE AQUINO 55
como todo puede ser significada. Por tanto, la esencia secundaria no por modo de composición o sustantiva-
de la sustancia simple se predicará siempre de ella. ción, sino de simple inherencia o adjetivación.
La segunda, trae en su seno un corolario que es 2. Con lo cual hemos expresado también la ley
preciso extraer y mantener en todas sus exigencias. que rige la conjunción del accidente y la sustancia.
Las esencias de las sustancias compuestas, al singula- Entramos, pues, en el tratamiento de la tercera cues-
rizarse por la materia signada, se multiplican y diver- tión. Santo Tomás formula la ley general de la causa
sifican numéricamente: varios singulares se inscriben del accidente con estas palabras:
en la misma especie. La esencia simple, al carecer de
"Lo máximo y verísimo en cualquier género es la
materia, no puede multiplicarse en el mismo grado
causa de las propiedades posteriores del mismo...; por
de perfección; por tanto, no hay singularización en
eso, a la sustancia, principio en el género del ente,
el seno de la especie: cada individuo se identifica sin
verdadera y primaria poseedora de la esencia, compete
residuo con la especie. Los ángeles difieren entre sí
ser causa de los accidentes que sólo, secundaria y re-
específicamente. Falta en ellos el principio del género
lativamente participan del ente." La sustancia es ser en
y el principio de la diferencia. Sólo analógicamente,
sentido primario; el accidente lo es secundaria y con-
apoyándonos en la semejanza de sus esencias respec-
secutivamente. La sustancia es una esencia a la que
tivas, podemos clasificarlos en un género tomando su
compete existir en sí. El accidente—en fin de cuentas
principio de su intelectualidad y su diferencia de la
determinación de la sustancia—existe en ella, por ella,
perfección diversa de su esencia en razón a su mayor
de acuerdo con ella y para ella. En la sustancia, como
o menor proximidad a la Causa primera.
en su sujeto; por la sustancia, como por su principio
En lo que se refiere al alma humana el problema
activo; diseñando en conformidad a la sustancia, como
varía. Siendo forma del cuerpo, tiene en la materia
a su causa ejemplar, y para la sustancia, como su fin.
el principio de su individuación y debe seguir, lógi- 3. Con esto hemos llegado al último de los pro-
camente hablando, la ley de las sustancias materiales.
blemas propuestos por Santo Tomás: la predicabilidad
La sustancia primera, Dios, en razón de su abso-
luta simplicidad y unicidad no plantea ningún pro- del género, la especie y la diferencia en el orden del
accidente.
blema de orden lógico.
Debe comenzar por advertirse que en los accidentes
el género, la especie y la diferencia no pueden tomarse
VIII. EL ACCIDENTE del mismo modo que en las sustancias. Según vimos,
tratándose de las esencias sustanciales, el género se
1. Los accidentes son entes relativos, secundarios, toma de la materia y la diferencia de la forma, siendo
adjetivados. Tienen, empero, esencia, pues tienen de- la forma y la materia elementos constitutivos de la
finición bien que incompleta. La consideración meta- realidad íntegra de la esencia. Pero es el caso que en
física del accidente tiene una temática compleja que las esencias accidentales, la materia—sujeto--es extrín-
podemos reducir a estas tres cuestiones: su esencia seca, extraña a ellas. Por tanto, parece que, en su de-
por comparación a la de la sustancia, su unión al su- finición, el género no podrá tomarse de la materia ni
jeto y su originación. la diferencia, de la forma. Para colocarnos en la vía
En seguimiento de Cayetano podemos sistematizar de solución de este problema adviértase de nuevo que
las diferencias entre la forma sustancial y la forma aunque la esencia accidental se constituye únicamente
accidental de esta manera: sobre la base de una forma, no se trata de una esencia
a) El sujeto receptor de la forma sustancial (la absoluta; es decir, absuelta o desligada de un sujeto.
materia prima, pura potencia) sólo tiene el ser que La esencia accidental muestra una referencia al sujeto
le otorga la forma recibida; el sujeto de la forma ac- en el que encarna al realizarse y del que, realizada,
cidental (la sustancia) tiene, previamente, ser com- no se desprende. Por eso el accidente entitativamente
pleto. considerado se define, con todo rigor, como una esen-
b) De la unión sustancial, resulta un ser dotado cia a la que compete existir en otro. Y este otro se
de unidad estricta y absoluta; de la unión accidental, encuentra, por la esencia accidental realizada, de al-
surge un ser dotado de unidad meramente relativa. guna manera determinado, es decir, diferenciado. De
c) De la Unión sustancial, resulta el existir pri- aquí que la esencia accidental pueda entrar en la de-
mario del compuesto; de la unión accidental, surge finición de un accidente concreto como diferencia
un existir secundario. funcionando el sujeto como género. En el orden abs-
d) De la unión sustancial, resulta una tercera esen- tracto, empero, se concibe al accidente incidiendo en
cia; de la unión accidental, no. el sujeto, y, por tanto, al definir una esencia accidental
e) La forma sustancial, es parte de la esencia re- abstractamente debe comenzarse por expresar la for-
sultante; la forma accidental, no es parte de la esencia ma, haciendo de género, para terminar indicando el
del compuesto. sujeto que funcionará como diferencia.
Tras esta caracterización estamos en condiciones de
ANGEL GONZÁLEZ ÁLVAREZ
describir la forma accidental como el acto que adviene
un sujeto ya existente confiriéndole una determinación Catedrätico de Metafísica de la Universidad
de Madrid.
COMENTARIO DE TEXTOS.-CERVANTES
57
Don Quijote nos pone en el centro de la contradic- Técnica y de la Política. Y entonces Europa ya dejó
ción y de la paradoja. Con ello, nos habemos no me- de producir místicos auténticos del calibre de los an-
nos que con un estímulo existencial, universalmente
tiguos y aun acabó por desinteresarse de los antiguos
válido, que ha de resolver a todo trance y a todo Nien- cuidados.
to tanto el varón cálidamente religioso como el fría- 3. El caso de España es singular e insólito. Su ex-
mente lógico. Es la paradoja de la cruz, a que alude pansión política coincide con el florecimiento de su
San Pablo con nombre de "la locura de la cruz". Y la Mística. Acción y contemplación en un mismo acto,
cruz de Don Quijote está construida imaginal y sim- y tanto, que ese acto parece afectado de lo intemporal.
bólicamente por las aspas de los molinos de viento. La expansión de España tiene rasgos y caracteres de
Imagen efectivamente construíble, con acceso a la pin- Cruzada.
tura realista; y, por las mismas o parecidas andadas,
símbolo accesible al emblema figurativo y al esquema
II. DON QUIJOTE, OPERANTE ABSOLUTO
aparentemente arbitrario de la pintura más abstracta.
1. ACCIÓN ABSOLUTA
Don Quijote es un operante absoluto. Repito que la
acción absoluta de Don Quijote es, exhaustivamente,
1. Partamos, para el análisis de la aventura de los en unidad sustancial, acción contemplativa. El ataque
de Don Quijote a los molinos de viento es, a la par,
molinos, de las palabras "acción absoluta". En el domi-
efectivo y contemplativo. Efectivo, por la lanza, y
nio puramente lógico, se trata de una contradictio in
adjecto. En efecto, toda acción títil es relativa, la ac- contemplativo, por la visión. Y aquí radica el nudo
ción absoluta implica contradicción. La contradicción
argumental de este comentario. En otra ocasión he
dicho que "Don Quijote, al parecer, resuelve para to-
es fuente de la paradoja, aunque no sea la única, pues
dos los tiempos la gran querella. Pero la victoria y la
la paradoja suele proceder a menudo de la equivocidad
paz quedan resueltas a costa de la razón. Acción con-
Esencial del lenguaje. Acción absoluta, equivale a "ac- templativa, en efecto, como visión, y como rúbrica ex-
ción contemplativa", paradoja que trata de adunar y
presiva, entrañan una definición unívoca de la locura".
consustancializar la escisión más radical de la existen-
Y sin embargo... Tal es la situación discriminatoria en
cia: la de acción y contemplación. Acción absoluta
quiere decir coincidencia oppositorum, pero coinciden- que se ve puesto el hombre que como hombre tiene
forzosamente que decidir. Pero antes sigamos en sus
cia en el mismo acto, resuelta, mediante una transfigu-
andadas y en sus estaciones la hazaña efectiva y con-
ración, en una nueva sustancia. La sustancia quijo-
tesca. templativa de Don Quijote, puesto, clavado y descla-
vado, para el cuidado y la meditación de los hombres,
2. Como los estímulos de la acción y de la contem- en la cruz en aspas de los molinos de viento.
plación son existenciales y humanos, y, cada uno por
su parte, hieren el núcleo íntimo y la exteriorización LA AVENTURA DE LOS MOLINOS DE VIENTO
del hombre, éste resuelve la oposición, de una manera
normal, mediante la operación del factor tiempo. Sazón 1. Antes de pasar adelante, digamos cómo la aven-
para orar y sazón para obrar. Así, dentro de nuestra tura de los molinos es la aventura kat-exochèn de Don
cultura hispánica, la interpretación de San Ignacio de Quijote y del Quijote, medular y ejemplar sobre todas
Loyola: "Emplear los medios divinos como si no hu- las otras, la que, de un modo más especioso y preg-
biese humanos: y los humanos como si no hubiese nante, configura la pasión dolorosa de Don Quijote,
divinos." la que, en la efervescencia de la visión cervantina, da
Así también resolvió este grande ocio, y este grande pie y mano a toda la secuencia episódica y dinámica
negocio, la cultura de Occidente en el curso de su de la obra inmortal.
devenir histórico. La Edad Media europea fué el solar Yo no puedo concebir la inspiración incoativa de
de la gran Mística de Occidente. Los nombres ecoan Cervantes sin fijar antes la visión de los molinos, er-
aún con resonancia ecuménica; y San Bernardo, San guidos en ademán de patíbulos cruciales, sobre la cor-
Buenaventura, Tomás de Kempis, Rusbroquio, Taule- teza terrestre de la Mancha, como el fenómeno vivido
ro, el autor de la Teología alemana, repristinaron y pervivido que le erigió impetuosamente en creador.
en Francia, Flandes, Italia, Alemania, la contempla- Y, si acudimos al testimonio privilegiado y eminen-
ción cristiana incoada en Alejandría en los siglos iv y y te, siempre superior al de los críticos e historiadores, al
de nuestra Era. Pero, a pesar del ensayo fallido de las testimonio, digo, de los artistas, pintores y músicos, ese
Cruzadas, la era activa y expansiva de Europa se inició testimonio, millares de veces repetido en obras de arte,
en el siglo xvi con el Renacimiento y la Reforma, nos dirá que la de los molinos es la aventura capital
cuando Europa entró en el camino de la Ciencia, de la de todo el quijotismo.
58 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
Don Quijote, como existente extentensísimo en su versalizante. Es la simiente del mal. El caballero, en
quijotismo, es en las aspas de los molinos, donde muere nombre de Dios, en servicio de Dios y del Bien, aco-
y resucita, donde obró y contempló, donde entró y sa- mete la extirpación dei mal en la misma raíz, en la
lió tan entero e incólume a través del fracaso, que de misma simiente. La guerra que declara es buena gue-
allí sacó aquellas fuerzas ingentes para proseguir sin rra, guerra lícita que sanea todos los escrúpulos del
descanso la acción contemplativa. hombre que, de modo no común, sino supererogatorio,
En esto descubrieron treinta o cuarenta molinos de hace profesión de una justicia que le envuelve en su
viento que hay en aquel campo. Así, de modo tan so- limitación humana con título de eternidad. Don Qui-
brio y natural, comienza el pasaje. El paisaje en el jote alienta en la atmósfera de lo bello, de lo verda-
estilo barroco (y Cervantes, que ya fuera platónico- dero y de lo eterno.
renacentista, inicia en el Quijote un nuevo estilo epo- 5. En la sonora declaración de Dc a Quijote hay un
cal) puede ser alusivo, sobriamente alusivo, o bien ge- inciso aún no mencionado y que no podemos soslayar.
nérico, v es como un embrión del paisaje descriptivo Don Quijote, como potencia guerrera, lleva el pro-
que había de cuajar siglos después. De todas suertes, pósito de "hacer batalla [con los gigantes] y quitarles
amaga un ímpetu impresionista en la vivencia directa. las vidas, con cuyos despojos, dice a Sancho, comenza-
Egos molinos son los treinta o cuarenta que vió Cer- remos a enriquecer".
vantes con sus ojos, peregrino por tierras monótonas,
Es éste el punto importante por cuya virtud—breve
acaso imposibles de describir. Don Quijote dice:
y fugazmente—se disipa la contemplación, a cuyo lan-
3. "...ves allí, amigo Sancho Panza, dónde se descu- zamiento etéreo parece aquí poner freno Don Quijote.
bren treinta o pocos más, desaforados gigantes, con Pero Don Quijote es desinteresado y generoso, y lo
quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, es en tal grado, que la absoluteza le acompaña siem-
con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que pre, y marca su figura de "actuante absoluto". Aquí
ésta es buena guerra; y es gran servicio de Dios quitar parece que en el loco hiere el compás necesitativo de
tan mala simiente de sobre la haz de la tierra." la razón, con una temporalidad y hasta con una opor-
Don Quijote es el delirante de la justicia. Esta le tunidad inesperada. Pero no comprenderemos bien este
guía, y en holocausto de ella emprende nada menos sesgo insólito, si no nos fijamos en que el propósito y
que la reforma moral del mundo. La actitud contem- el ofrecimiento van dirigidos a Sancho Panza, su parti-
plativa es la que convierte los molinos en gigantes. cionero en el debate entre la locura y la cordura.
Don Quijote contempla, y en esta tensión alcanza una Parodiando de un modo antitético a Hegel, y a lo
visión que en lenguaje de la mística es específicamen- que éste llama la astucia de la razón, la "salida" o
te "imaginaria". La reforma del mundo impele a Don paradoja de Don Quijote la rubricaríamos con el nom-
Quijote con la fuerza de un viento tormentoso a la bre, más anómalo que en Hegel, de astucia de la
constitución de un objeto imaginario, y, aquí, lo espe- locura. En Heidegger se da un linaje parecido de as-
cíficamente quijotesco es que este objeto, por él cons- tucia, aunque de otro signo, pues se trata de una
tituído, se construye sobre los elementos sensoriales que astucia existencial. El Ser mismo nunca se deja atrapar
le deparan las aspas en movimiento. Las dos imágenes, en sus figuras e imágenes que son los Existentes. El
la sensorial y la iluditiva, son tan espaciosas y preg- Sei está en ellos, y, paradójicamente, no se deja caer
nantes, y la transición de una a otra tan sugestiva, en la trampa. Quien cae es el Existente. El Hombre,
como sólo un gran poeta podía hacerlo, dando en el según Heidegger, es "la brecha en que irrumpe, al
fi el del invento y en el "eureka" gozando de la in-
abocar a aparición, la prepotencia del Ser para que en
vención.
esta brecha se quiebre el Ser mismo" (Einführung
4. Este proceso nos da pie para glosar el juicio esté- in der Metaphysik, págs. 124-135). Es decir, que el
tico que Kant llama reflexionante, a diferencia de los hcmbre es brecha que acoge al invasor. El que acoge,
juicios determinantes propios de la razón teórica. El coge, como la boca hambrienta. Pero aquí, la prepo-
juicio reflexionante es propio del creador en el arte y tencia del Ser se fragmenta y se escapa. La astucia de
su esquema nos depara el proceso onírico y caviloso de la locura en Don Quijote es la preparación constante,
Don Quijote. a lo largo de la acción absoluta, de la cordura final
La facultad de juzgar, según Kant, es la que piensa que le absuelva, y le redima en la renuncia de la
lo concreto corno contenido en lo universal. Dado lo Caballería y de la misma locura. La locura quijotesca
general (regla, principio, ley) la facultad de juzgar se sanea a sí misma en la astucia que sostiene la para-
subsume lo concreto en lo universal mediante juicios dójica tensión de la cordura y de la locura.
determinantes. Y, a la inversa, dado lo concreto, la
6. "Non fuyades, cobardes y viles criaturas [dice
facultad que en ello descubre lo universal lo hace me- Don Quijote increpando], que un solo caballero es el
diante el juicio llamado reflexionante. (Reflektieren-
des Urteil). que os acomete." La palabra solo tiene valor prurente y
crítico. Es la parola de la oración y de la contempla-
Aquel que en la mujer concreta descubre toda la ción. En la vida intensamente religiosa se da la ple-
eterna femineidad, y se entrega con devoción a ella, garia colectiva, la cual es un fervorín normal y salu-
ése es poeta. Don Quijote, visionario de Dulcinea, es dable. Pero la contemplación es solitaria. A Dios se le
poeta antes que loco, y poeta a la par que loco. intima y ataca sin testigos, cuando se quiere sintonizar
Don Quijote descubre en los molinos (constituidos con él en el gran acorde del lenguaje: allí donde el
por él en gigantes, en el objeto iluditivo de su visión) hablar es orar, donde no es comunicación entre exis-
nada menos que el mal radical y universal, como resis- tentes, sino comunicación y amistad del solo hombre,
tencia a la reforma moral del mundo. La palabra si- que, superando la soledad para la más auténtica com-
miente, como núcleo íntimo de vida, es término uni- pañía, quiere estar a solas con Dios, y esta palabra solo
COMENTARIO DE TEXTOS. —QUEVEDO 59
es excelente verbo contemplativo y absolutizante. Sólo Pero Cervantes, poeta integral de los tres mundos,
en nombre de Dios y puesta la confianza en Dios. autor de una obra en que pusieron su mano y su
Pero, a la par, Don Quijote afirma su confianza en gracia el cielo y la tierra, quiso que lo eterno femeni
una fuerza imponente que le depara los bríos para la no que encendió su vida y su poetría, quedase acen-
empresa. Esta fuerza radica en la memoración de drado y dilatado por una contrastación exhaustiva.
Dulcinea. Llevó a su obra, para este menester poético de la co-
7. "Y, diciendo esto, y encomendándose de todo rroboración y del contraste, mujeres llenas de vida,
corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal mujeres amantes, conquistadoras del amor en el de-
trance le socorriese..., embistió con el primero molino recho de su femineidad concreta, y de su suntuosa y
que estaba delante." lozana pubertad. El antierótico Cervantes, el amante
Dulcinea es toda la femineidad eterna, lo Eterno fe- Cervantes, poeta cabal y hombre cabal en el gozo
menino. Es el foco de la pura contemplación de Don y el dolor de la vida, supo llevar a su obra esa poten-
Quijote. Es el costado "exorable" de la Divinidad en cia que sostiene y conmueve el mundo: la potencia
el recato en que el viejo Caballero soslaya el costado intramundana del amor. Y por ser hombre enterizo y
"tremendo" de Dios. Cuando renuncia a la Caballería, cabal, frente a lo eterno femenino, para acendrarlo más,
a la locura, a la absoluteza entre existentes, en el le- llevó a su obra viviente el amor honesto, o bien—en
cho de muerte, Don Quijote renunciará también a un solo caso—el amor pecador ejemplificado para el
Dulcinea, a quien ya no invoca ni nombra. Dulcinea es castigo y el arrepentimiento, y lo llevó a su obra en las
el séptimo cielo que cubre otros estratos, casi celestes, mujeres hermosas, discretas y honestas de las novelas
habitados por la femineidad quijotesca que hinche to- intercaladas en el tejido de la gran obra. Obra que
dos los poros de la obra de Cervantes. Por debajo de llamó Menéndez Pelayo "epopeya cómica del género
esta Dulcinea eterna, que es como la campana del fir- humano", y Augusto Rüegg, el filólogo cervantista de
mamento, hay otras esferas de femineidad posadas en Basilea, "la mayor aportación a la cultura de Occi-
el cielo lunar y en el sublunar. dente de los pueblos ibéricos".
La etérea, la menos relativa, es aquella de quien En este reclamo imperioso y lícito del amor huma-
Don Quijote dice, exclamando: "¡Sabe Dios si hay no sublunar está fundada la astucia novelística y poé-
Dulcinea del Toboso en el mundo!" Pero claro está tica que justifica plenamente la intercalación de tres
que no es la menos relativa: es, simplemente, la Dul- novelas ejemplares en el Quijote. De esta suerte se
cinea absoluta y eterna. Esa Dulcinea es y está en el redimen mutuamente Dulcinea y las adorables criatu-
saber de Dios. ras—Luscinda, Dorotea, Zoraida—que oyeron hablar
En el cielo de la luna está la Dulcinea caballeresca, dm Dulcinea al Caballero-niño, a quien llevaron sus
que, con palabras que pretenden ser técnicas, puede infantiles humores en el gentil recato de una condes-
definirse como la Dulcinea del "homenaje galante ca- cendencia maternal.
balleresco".
No se trata del amor cortesano, aunque está rela- FRANCISCO MALDONADO DE GUEVARA
cionado con él, sino del amor específicamente caballe- Catedrático de Literatura de la Universidad
esco. Es accesible a una interpretación sublumar, es de Madrid.
decir, histórica. Trae sus orígenes de la Edad Media.
Parejo al homenaje debido a los señores, cobra vida
obligada el homenaje debido a la señora; y este ho- BIBLIOGRAFIA ESENCIAL
menaje en el amor cortesano no puede ser otro que
homenaje de "galanía". Aquí bullen los trovadores, no JOSEPH D/CRERMANN: Don Quijote y Fausto. Editorial Araluce.
los caballeros. El homenaje galante de la Caballería es Barcelona, 1932.
más universal. Es el que Don Quijote exige a los MIGUEL DE UNAMUNO: Vida de Don Quijote y Sancho. Edito-
vencidos. La exigencia de proclamar la belleza de Dul- rial Fernando Fe. Madrid, 1905.
PAOLO SAN/J. -LÓPEZ: Cervantes. Editorial Calleja. Madrid, 1917.
cinea como única en el mundo, al oficiar litúrgicamen- AmtRico CASTRO: El pensamiento de Cervantes. Editorial Her-
te ante la Belleza de la mujer, se contagia de los ritos nando. Madrid, 1925.
propios de la galanía. Don Quijote era caballero de AUGUST F. JAGCACI: El camino de Don Quijote. Ediciones de
lanza, y también de vihuela. Sabía alancear, tañer y ' 'La Lectura". Madrid, 1915.
FRANCISCO MALDONADO: La Maiestas cesárea en el "Quijote".
cantar. Esta es la "galanía" que queda a la sombra de Ediciones del C. S. I. C. Madrid, 1948.
la suprema Dulcinea, pero con una alusión suficiente Anales Cervantinos (Revista). Tomos de 1952, 53 y 54, publi-
para dar razón de ella. cados por el C. S. I. C.
Salvo cuando se persiga una finalidad docente muy pacidad interpretativa que importa desarrollar nada
concreta y limitada—por ejemplo, situar un texto es- tiene que ver con el adiestramiento para resolver acer-
tilística o históricamente—creo que no es pedagógico tijos. ¿Qué es comentar un texto? En este mismo
proponer al alumno, para su comentario, ningún texto, número responde Pedro Laín a esa pregunta y, por
sin decirle al propio tiempo quién es su autor. La ca- tanto, a su respuesta me remito. Un texto es, en prin-
60 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
cipio, inseparable de su contexto, inseparable de su No me espantó; suspendióme y no sin risa, porque, bien mi-
rada, era (como vulgarmente se dice) figura donosa. Pregun-
autor, de la obra total de éste y de la situación histó-
téle quién era, y díjome, sin más ni más, con una voz muy
rica en que fué escrito, situación que, efectivamente, seca y delgada:
puede trascender—y entonces se dice que es un "tex- —La Muerte.
to clásico"—, pero sin caer nunca por ello en una in- —¿La Muerte?
comprensible "intemporalidad". A veces puede ocurrir Quedé pasmado. Y apenas abrigué al corazón algun aliento
que, de facto, se presente separado, aislado, que se ig- para respirar y muy torpe de lengua, dando trasijos con las ra-
nore el contexto—si se trata de un fragmento de obra zones, le dije:
perdida—o el autor. Pero entonces tampoco es un —Pues ¿a qué vienes?
"acertijo" lo que tenemos ante nosotros, sino un "pro- —Por ti—dijo.
blema": el problema filológico de insertarlo en una — 1 Jesús mil veces! ¿Muérome, según eso?
—No te mueres—dijo ella—; vivo has de venir conmigo a
estructura histórica mejor o peor conocida, y tal vez hacer una visita a los difuntos, que pues han venido tantos
el de modificar ésta a la luz del nuevo hallazgo. El muertos a los vivos, razón será que vaya un vivo a los muertos
intérprete no tiene que "acertar" una solución previa- y que los muertos sean oídos. ¿Has oído decir que yo ejecuto
mente "conocida"; tiene que "descubrirla", en la me- sin embargo? Alto, ven conmigo.
dida en que esto sea posible. Y lo mismo el alumno. Perdido de miedo, la dije:
Sería desleal y anticientífico escamotear a éste el cono- —¿No me dejarás vestir?
—No es menester--respondió—; que conmigo nadie va ves-
cimiento de algún dato del problema. En primer lugar,
tido ni soy embarazosa; yo traigo los trastos de todos porque
ya lo hemos dicho, porque no se trata de ningún "jue-
vayan más ligeros.
go". Pero sobre todo porque la auténtica interpretación Fui con ella donde me guiaba; que no sabré decir por dón-
(y el comentario del alumno, por elemental, por inci- de, según iba poseído del espanto. En el camino la dije:
piente que sea, debe proponerse como modelo la autén- —Yo no veo señas de la muerte, porque allá nos la pintan
tica interpretación) consiste en un ir y venir—en un unos güesos descarnados con su guadaña.
"círculo"—del texto al contexto y la obra total. Pene- Paróse y respondió:
tramos en la obra de un autor a través de un texto —Eso no es la muerte, sino los muertos o lo que queda de
particularmente significativo, privilegiado por esta o los vivos. Esos giiesos son el dibujo sobre que se labra el cuer-
po del hombre. La muerte no la conocéis, y sois vosotros
la otra razón; pero, a su vez, lo leemos a la luz de
mismos vuestra muerte: tiene la cara de cada uno de vosotros
la obra total. De este modo tiene lugar un doble pro- y todos sois muertes de vosotros mismos. La calavera es el
ceso: comprensión del conjunto de la obra en un texto, muerto, y la cara es la muerte; y lo que llamáis morir es aca-
pero no tomado aisladamente, sino iluminado por la bar de morir, y lo que llamáis nacer es empezar a morir, y lo
obra entera. En esto, y no en otra cosa, consiste la her- que llamáis vivir es morir viviendo; y los güesos es lo que
menéutica. de vosotros deja la muerte y lo que le sobra a la sepoltura. Si
Intentamos aquí acceder a la obra múltiple y tan esto entendiérades así, cada uno de vosotros estuviera mirando
varia de Quevedo, a través de unos pocos textos. Yo en sí su muerte cada día y la ajena en el otro; y viérades que
todas vuestras casas están llenas della y que en vuestro lugar
creo que sería menester tomar, por lo menos, tres:
hay tantas muertes como personas; y no la estuviérades aguar-
uno, de carácter satírico-moral; otro, político-moral, y dando, sino acompañándola y disponiendo. Pensáis que es
un soneto amoroso. Sin embargo, como la orientación güesos la muerte, y que hasta que veáis venir la calavera y
predominante ética de los comentarios que siguen se la guadaña no hay muerte para vosotros; y primero sois cala-
complicaría y tal vez se oscurecería con análisis para vera y güesos que creáis que lo podéis ser.
los que, por otra parte, no estoy muy seguro de hallar- —Dime—dije yo—, ¿que significan estos que te acompa-
me preparado, renuncio al comentario expreso de la ñan y por qué van, siendo tú la Muerte, más cerca de los
poesía de Quevedo. enfadosos y habladores que los médicos?
Respondióme:
Comenzaré por transcribir y comentar, por separado,
—Mucha más gente enferma de los enfadosos que de los
los dos textos elegidos, para intentar luego, y a partir tabardillos y calenturas, y mucha más gente matan los habla-
de los resultados obtenidos, una interpretación más dores y entremetidos que los médicos. Y has de saber que to-
amplia. dos enferman de exceso o destemplanza de humores; pero
lo que es morir, todos mueren de los médicos que los curan.
Y así, no habéis de decir, cuando preguntan: ¿De qué murió
Fulano?, de calentura, de dolor de costado, de tabardillo, de
peste, de heridas, sino murió de un dotor Tal, que le dió de
un dolor Cual. Y es de advertir que en todos los oficios, ar-
El texto que sigue está sacado de El sueño de la
tes y estados se ha introducido el don en hidalgos, en villa-
muerte (1) y dice así:
nos y en frailes, como se ve en la Cartuja; yo he visto sastres
y albañiles con don y ladrones y galeotes en galeras. Pues si
En esto entró una que parecía mujer, muy galana y llena
se mira en las sciencias, en todas hay clérigos millares, teólo-
de coronas, ceptros, hoces, abarcas, chapines, tiaras, caperuzas,
gos muchos y letrados todos; sólo de los médicos ninguno ha
mitras, monteras, brocados, pellejos, seda, oro, garrotes, diaman-
habido con don, pudiéndolo tener muchos; mas todos tienen
tes, serones, perlas y guijarros. Un ojo abierto y otro cerrado,
don de matar y quieren más din al despedirse que don al
y vestida y desnuda, y de todas colores; por el un lado era llamarlos.
moza y por el otro era vieja; unas veces venía despacio y otras
aprisa; parecía que estaba lejos y estaba cerca, y cuando pensé
que empezaba a entrar, estaba ya a mi cabecera. COMENTARIO
Yo me quedé como hombre que le preguntan qué es cosa
y cosa, viendo tan extraño ajuar y tan desbaratada compostura.
El fragmento empieza con la aparición de la Muerte.
Pero nada hay en ella de sobrecogedor, y más que
(1) Obras completas, prosa. Ed. Astrana Marín. Aguilar, una "aparición" es una "visita": "en esto entró". Des-
Madrid, 1915. de las primeras palabras, y con el uso de una locución
COMENTARIO DE TEXTOS.-QUEVEDO 61
familiar, Quevedo se propone despojar de todo aparato Más aún: veríamos que hay tantas muertes como per-
impresionante a la llegada de la Muerte, personificada sonas y que nuestras casas están llenas de muerte.
en una mujer "muy galana" ("figura donosa" dice Mas a continuación tiene lugar un brusco tránsito.
después). Su aspecto no despierta temor, sino asombro Tras esta gravísima reflexión moral, al soñador, a Que-
y aun risa ("no sin risa") a causa del "extraño ajuar" vedo, se le ocurre preguntar por el cortejo que acom-
y la "desbaratada compostura", de abigarramiento paña a la Muerte, que ya había aparecido antes. Pero
verdaderamente barroco. Quevedo describe este la pregunta misma—por qué van más cerca de ti,
"ajuar"—"llena de coronas, ceptros, hoces, abarcas, cha- Muerte, los enfadosos y habladores que los médi-
pines, tiaras, caperuzas, mitras, monteras, brocados, pe- cos?—degrada inmediatamente el diálogo al plano
llejos, seda, oro, garrotes, diamantes, serones, perlas y gruesamente satírico. La Muerte, después de haber
guijarros"—en el que, por de pronto, nos llama la hablado con tanta gravedad, se pone a tono inmedia-
atención la imposibilidad de representarnos realmente tamente con la chusca pregunta. Es—dice con un mé-
tal figura, a la que faltarían manos para llevar tantos dico juego de palabras—que corno la enfermedad no
cetros, hoces y garrotes, pies para tantas abarcas y cha- consiste sino en "exceso o destemplanza de humores",
pines, cabeza para tantas coronas, tiaras, caperuzas, mi- quienes realmente nos hacen enfermar son quienes nos
tras y monteras, a no ser que todo esto lo portase en ponen de mal humor, a saber, los "habladores y entre-
los "serones" de que también habla, que evidentemen- metidos"; y lo que hacen los médicos es acabar la obra
te no es lo que Quevedo dice. A la extrañeza del de aquéllos, matándonos. De tal modo que, hablando
"ajuar" corresponde la "desbaratada compostura": mi- con propiedad, no debería decirse "murió de tal o cual
tad vieja y mitad moza, mitad vestida y mitad desnu- enfermedad", sino "murió de tal o cual doctor". Y a
da, con un ojo abierto y otro cerrado, viniendo despa- renglón seguido, otros dos chistes: cada día se extiende
cio y aprisa, pareciendo estar lejos y cerca, y llegada mas el uso del don entre las gentes e incluso en la
a la cabecera cuando parecía que empezaba a entrar Cartuja lo usan (quid pro quo entre el "dom" y el
en el aposento. "don"); sólo los médicos, prefiriendo el tratamiento
La simple visión de la muerte no había inspirado de "doctor", renuncian al don, pese a que todos tienen
miedo; su nombre, pronunciado "con una voz muy don de matar. Y, en fin, el texto se cierra con un
seca y delgada", sí. qué viene? No porque sea último j uego de palabras, querer mejor el din ( = di-
llegada la hora de morir, sino a guiar al soñador en nero) que el don, juego de palabras que es, al par,
un viaje al país de los muertos. Aquí un chiste judicial: onomatopéyico, din-don, el doblar de las campanas por
es razón que "los muertos sean oídos", pues "Aas los muertos víctimas de los médicos.
oído decir que yo ejecuto, sin embargo?" No es me- Desde el punto de vista gramatical poco hay que de-
nester vestirse: con la muerte se va desnudo, es ella cir. Morfológicamente se encuentran escasas diferencias
quien lleva los "trastos" de todos, "porque vayan más con respecto al habla actual. De ellas, unas—"ceptros",
ligeros". "sciencias"—vistas al cabo de la evolución de la lengua,
En el camino el viajero se atreve a preguntar a la nos saben a cultismos quedados a medio camino entre
muerte por qué su aspecto es tan distinto de aquel con el latín y el castellano; otras—"güesos", sepoltura",
que suele pintársela: unos huesos y una guadaña. A "dotor"—, por el contrario, son hoy, a lo sumo, vul-
lo cual se le responde con la distinción entre "los muer- garismos contra los que reaccionó el siglo xvm dete-
tos" y "la muerte" y unas reflexiones—el momento niendo la marcha de la lengua por ese camino. "La
serio, conceptual y ascéticamente, del pasaje en cues- dije" es vulgarismo muy frecuente hoy. Se encuentra
tión—sobre el vivir como "morir viviendo" y los hue- también alguna forma contracta ("della"), la desinen-
sos como el simple despojo que deja, tras de sí, la cia verbal (ades) "entendiérades", "vierades", "estuvié-
muerte. Cada uno es su propia muerte. Llevamos la rades" y alguna palabra (trasijos"), ya insólitas. (Es
muerte en nosotros, y, sin embargo, la aguardamos muy gráfica la expresión "dando trasijos con las razo-
como si viniese de fuera. Al llegar aquí entendemos nes".) Semánticamente nada nos extraña, como no sea
aquella rara "compostura de la Muerte: "parecía que la amplia acepción en que es usada la palabra "ajuar".
estaba lejos, y estaba cerca" y con un ojo abierto y Desde el punto de vista sintáctico apenas cabe señalar
otro cerrado, es decir, siempre aguardada y, sin em- la frecuencia con que ocurre la posposición del pro-
bargo, sobreviniendo siempre de repente. Y aquella nombre al verbo—"suspendióme", "preguntéle", dijo-
imposibilidad de "ver" la muerte (=el "acabar de mo- me", muérome"—, el artículo determinado antepuesto
rir"), o sea de hacer coincidir con su acontecimiento expletivamente al indeterminado en bella manera an-
su pensamiento. Podemos, es verdad, pensar en el mo- tigua de decir—"por el un lado"—, y alguna concor-
mento de la muerte, pero es imposible registrar ese dancia hoy inusitada ("hay clérigos millares"). La cons-
momento porque "primero sois calavera y güesos que trucción es suelta, de estilo coloquial muy bien logra-
creáis que lo podéis ser" y "cuando pensé que empe- do. Las antítesis, en la descripción de la "compostura"
zaba a entrar estaba ya a mi cabecera". de la Muerte, se subrayan muy eficazmente con l a .
En este párrafo procede Quevedo al revés que en coma que, dividiendo en dos la frase, acentúa la opo-
el primero, cuando nos presentó la figura de la Muer- sición. La Muerte habla, en el pasaje grave del texto,
te. Allí nos la puso tan sobrecargada que, pese a su con tono adoctrinador que no abandona luego, cuando
corporeidad, era imposible visualizarla. Ahora, cuando pasa a la sátira y el chiste ("has de saber", "no habéis
lo que importa es decirnos, de verdad, en qué con- de decir", "es de advertir").
siste nuestra muerte, Quevedo se esfuerza por hacér-
LOS TEMAS
nosla "ver": es nuestro mismo rostro. Si lo entendié-
ramos seriamente así, estaríamos viendo constantemen- Son cuatro: la representación figurativa de la Muer-
te, en nosotros, nuestra muerte; en los otros, la ajena. te, el viaje al más allá, la meditación sobre la muerte
C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
62
la sátira de los vicios y de los oficios. Del segundo echa por la borda el sentido de la realidad, y, jugando
apenas vamos a hablar, porque su desarrollo cae fuera a la paradoja, nos los presenta, como los encargados
del fragmento escogido. Quevedo se inserta, al tratar- no de sanar, sino de matar. Igual cabe decir de la sá-
lo, en una larga tradición literaria. Mas como uno de tira de los habladores y entremetidos: mucho daño
los peligros que acechan al preuniversitario comenta- hacen sin duda, pero decir que son ellos quienes nos
dor de textos es el de la sustitución de la "interpreta- hacen enfermar, porque al ponernos de mal humor
ción" por la "erudición", prevengámonos contra él. alteran nuestros humores, es sacrificar la realidad al
Importa aquí, únicamente, subrayar la "naturalidad" chiste. En este sentido la crítica de Quevedo es total-
con que se pasa dc este al otro mundo. Ausencia de mente inoperante porque ni siquiera se toma en serio
simbolización, de "inefabilidad", del toque del miste- a sí misma. Impera en ella el genio de lo grotesco y
rio, del menor intento por crear un clima totalmente falta el respeto a la realidad: los chismosos no son chis-
"otro". En el más allá todo sigue siendo, poco más mosos, sino agentes inoculadores de enfermedades, y
o menos, igual que aquí: razones, chistes, palabras. los médicos, homicidas que acaban la obra empezada
¡Qué diferencia con esa misteriosa introducción en el por aquéllos, matándonos. La sátira se disuelve en lo
misterio que es la poesía de San Juan de la Cruz! En festivo cuando no cae en lo chocarrero y procaz.
este sentido los recursos de Quevedo son muy escasos
y ni aun remotamente puede compararse con Dante.
Pero se trata más bien de que su intención en los AUSENCIA DE SENTIDO PSICO-
Sueños y Discursos en nada se parece a la de aquél? LÓGICO Y CARACTEROLóGICO
Dejemos este terna, del que no podemos hablar con
conocimiento suficiente si nos atenemos estrictamente He aquí por qué Quevedo no puede compararse con
al texto comentado, y vayamos a la representación de otros escritores de temas morales. Echamos de menos
la Muerte. en él la dimensión psicológica y caracterológica de la
moral. No nos presenta "caracteres" reales, como em-
pezó a hacerlo Teofrasto, creador del género, y muchos
IRREALIDAD, CONCEPTISMO siglos después Montaigne—que describe admirable-
mente, a lo largo de su libro, su propio modo de
Acabo de decir que la expresión quevedesca no se ser (2)—; Pascal, con las estupendas páginas dedicadas
levanta hasta el símbolo. Es, en cambio, y con frecuen- a la "diversión" como modo de existir; Gracián, en su
cia, alegórica; esto es, ligada convencional y concep- descripción del discreto; La Bruyère, la Rochefou-
tualmente a aquello que se pretende representar. Así cauld y tantos más. Se trata de una actitud que no es
la Muerte. Tanto que, a su lado, las "señas con que ni la del puro moralista (Séneca y el mismo Quevedo),
vulgarmente suele pintársela, "güesos y guadaña" son ni la que acabamos de analizar en Quevedo, sino la
de un estremecedor poder que conturba y acongoja. de quien observa aguda y objetivamente. Es verdad
El "método" de Quevedo consiste en discurrir cómo que ambos géneros, el del moralista puro y el del re-
representar a la Muerte. La Muerte es la gran iguala- tratista de caracteres, suelen presentarse mezclados,
dora frente a la que no valen prerrogativas, la que pero eso no impide que puedan distinguirse. El mora-
nivela al rey y al labrador, al Pontífice y al mendigo. lista en cuanto tal, toma partido, es predicador, se
Un totum revolutuin de "trastos" y una facha despro- propone inmediatamente enseñar cómo se ha de vivir.
vista de grandeza compondrán, pues, con arreglo a El retratista de caracteres desarrolla el aspecto descrip-
tal concepto, su figura. La descripción resulta así más tivo de la moral, limitándose a observar y presentar
propia de una prendería que de una sombra siniestra, con todo realismo (sin idealizaciones; por eso suele ha-
simple y terrible. Pese a tomar, en parte, elementos blar más de los vicios que de las virtudes) la conducta
figurativos de las medievales Danzas de la muerte, humana. Como veíamos en un artículo publicado en
poco tiene que ver ni con ellas ni con el patetismo esta misma revista, bajo el título de "La enseñanza de
de Valdés Leal. La imaginación de Quevedo no es la moral", esta ciencia ha de tener dos dimensiones:
aquí, ni quizá nunca o casi nunca, visual. El concepto estructura y contenido. Pero la primera se desdobla,
reemplaza a la intuición; ésta es, simplemente, "cons- a su vez, en otras dos: 1 •a Estudio sistemático de la
truída"—en esto consiste lo que se llama alegoría—con- realidad moral del hombre, de la apropiación de po-
forme a aquél. Los chistes que en nuestro texto han sibilidades, del diverso carácter de éstas (posibilidad
aparecido—el judicial, el médico, el del dom y el don, suprema, la felicidad, a la que siempre estamos liga-
el del don y el din—no surgen de "situaciones" gra- dos; posibilidades apropiables, los bienes; posibilidades
ciosas, sino que se reducen a juegos de palabras. El apropiadas, los deberes; y posibilidades de hecho apro-
genio literario de Quevedo es prodigiosamente con- piadas). 2.a Descripción de cómo queda el hombre
ceptual y verbal. Si hubiéramos elegido otro texto, tras esa apropiación, es decir, descripción del carácter,
veríamos que cuando tiene que describir un personaje las virtudes y los vicios (y descripción, también, de esas
real, lo que hace es deformarle, convertirle en una realizaciones concretas e histórico-sociales de la moral
hipérbole de sí mismo, tan exagerada, tan sacada de que han sido, por ejemplo, la moral del hidalgo y la
quicio que, al punto, se convierte en irreal e inimagi- del gentleman, la del honnAe homme y la del esprit
nable y pierde toda fuerza plástica para cargarse, en fort). Esta segunda dimensión es la desarrollada desde
cambio, de "agudeza" e "ingenio". Aristóteles y Teofrasto hasta la gran novela psicológica
Otro tanto acontece con la constante sátira queve-
desea de los vicios, estados y oficios, sátira de la que
(2) Por supuesto, también el de Quevedo queda perfec-
es una muestra la última parte del texto comentado. tamente descrito en el conjunto de su obra, pero no porque
Por ejemplo, en su crítica de los médicos, Quevedo él se lo proponga técnicamente, como Montaigne.
COMENTARIO DE TEXTOS.—QUEVEDO
63
del siglo xxx y, por modo sistemático, la caracterología espantos la muerte; no sólo prueba que no es fea, sino
actual. La Bruyère nos da una adecuada definición del que es hermosa" ("mujer muy galana" y "figura dono-
aspecto psicológico y caracterológico de la moral cuan- sa", según nuestro texto). ¿Ni por qué habríamos de
do nos dice, al principio de su obra, que "el filósofo temblar ante la muerte si la llevamos dentro de nos-
consume su vida en observar a los hombres y emplea otros (4), más aún, si cada uno de nosotros somos
su espíritu en poner de relieve sus vicios y lo ridículo nuestra muerte, si lo que llamamos "vivir" no es sino
de ellos". Porque en efecto, y como ya hemos indica- "morir viviendo" y lo que llamamos "morir" es "aca-
do, no se trata aquí de combatir frontalmente los vi- bar de morir"? En el Sueño de que procede nuestro
cios; se considera más eficaz ponerlos al desnudo, en texto se finge, en vida, un viaje al país de los muertos.
toda su insensatez. Véase, por ejemplo, esta descrip- Tal viaje es, en realidad, imposible. Pero, según Que-
ción del mismo La Bruyère: vedo, es también innecesario, porque si queremos ha-
blar con los muertos no tenemos más que recordar al
Hay gentes que viven en malas casas, que descansan en niño, al adolescente, al hombre joven que fuimos, y
malos lechos, que se visten mal y se alimentan peor,
que sucesivamente han ido muriendo en nosotros. Y
que aguantan todo el rigor de las estaciones, que te
privan de la compañía de los hombres y pasan tus
la muerte ajena está también siempre presente. En otro
días en la soledad, que sufren del presente, del pasa- lugar (5) Quevedo, como comentando nuestro texto,
do y del porvenir; gentes cuya vida es como una con- opone a la imposibilidad del diálogo con los muer-
tinua penitencia y que han encontrado así el secreto tos—los Sueños—el diálogo con los moribundos (todos
de ir a su perdición por el camino más penoso: ton los hombres lo somos) y particularmente con los viejos,
los avaros (3). en quienes la descomposición—para decirlo en lengua-
je quevedesco—ha comenzado ya. Y ni siquiera es
Pero es tiempo ya de cerrar este paréntesis que no menester hablar con ellos. Basta verlos, porque "mejor
ha pretendido ser un comentario de Quevedo, sino jus- doctrina dan universalmente los viejos vistos que
tamente lo contrario: una indicación de lo que, desde oídos"; en su costumbre pueden remedar la juventud,
el punto de vista de la moral, falta en Quevedo. Esta pero su figura pronto la desmiente.
indicación se justifica aquí porque previene al profesor Antes hemos aludido a la fuerza plástica de la me-
de moral de lo que será inútil que busque en nuestro ditación sobre la muerte: las casas, las ciudades, los
autor. Quevedo, en contraste con La Bruyère o con lugares habitados todos, son cementerios, almacenes de
nuestro Gracián, no tiene nada de psicólogo. Y, por muertos. No es visible el parentesco entre estas imá-
otra parte, sus sátiras revelan una intención mucho genes y las primeras de aquel poema de Hijos de
más "literaria"—barroca—que genuinamente moral. la ira?
¿Qué deontología tiene presente quien llama a los mé-
dicos, sin más, matadores de hombres? Y ¿qué efica- Madrid es una ciudad de más de un millón
cia en la corrección de vicios puede esperarse de quien de cadáveres (según las últimas estadísticas).
califica a los chismosos de portadores de enfermedades? A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo
en este nicho en el que hace cuarenta y cinco años que me
[pudro.
LA MEDITACI6N SOBRE LA MUERTE
La cuna es ya la sepultura. La vida entera es un
lento ir muriendo, una larga agonía. El muerto sólo
Quevedo no es, pues, psicólogo. Es, en cambio, cuan- se diferencia del vivo en que "no tiene más que mo-
do se pone a hablar en serio, un estupendo moralista, rir" (6). Por eso el trance de la muerte es la libera-
en la línea misma de Séneca; un "Séneca cristiano". ción (7). La filosofía moral debe enseñarnos a morir.
El pasaje central del texto que estamos analizando es Saber morir, es decir, no dejar que, cuando llegue la
buena prueba de ello. Quevedo, traductor y comenta- muerte, nos pueda quitar otra cosa que el postrer alien-
dor de los estoicos y de Epicuro en lo no poco que to, "ser difundo antes de acabar de vivir" (8), o como
tenía de estoico, es, sin gran originalidad de pensa- dice el título del soneto a que pertenece el siguiente
miento, pero sí de expresión, el gran escritor mora- terceto, "morir antes":
lista de nuestra lengua. Hemos dicho que en su per-
sonificación de la Muerte no consigue, ni remotamen- salid a recibir la sepoltura,
te, hacérnosla impresionante. Pero acaso se lo había acariciad la tumba y monumento;
propuesto? Reparemos en que, dentro del texto trans- que morir vivo es la última cordura (9).
crito, la visión de la Muerte, lejos de espantar, más
bien, dice Quevedo, mueve a risa. Lo que espanta es Por supuesto, la raíz de esta actitud es estoica, si
su "nombre": no lo que ella es, sino lo que en ella bien Quevedo procura "perfeccionarla con la verdad
pone nuestra imaginación (tema común a estoicos y cristiana". Se trata de un "morir-a" y no, como en las
epicúreos). Ni tampoco su trato tiene nada de tétrico, "noches" de San Juan de la Cruz, como en "muerte
aunque sí de grave, pero de una gravedad mezclada
con la chanza (tema del ascetismo y de un cierto hu-
(4) Véase a este respecto la refutación de Aristóteles des-
morismo cristiano). Esta intención, enderezada a "cu- de el punto de vista estoico en la Carta CXLIII del Episto-
rar de espantos", implícita en este texto, se explicita lario dado por Astrana Marín (pág. 1810 del vol. cit.).
claramente en otros. Así, en el capítulo III de La cuna (5) Carta CXL, pág. 1783.
y la sepultura, cuyo epígrafe dice: "...desembaraza de (6) Pág. 1783.
(7) Cfse., entre otros textos, la Carta CXXVII, págs. 1746
y siguientes.
(3) Les caractères ou les tnoeurs de ce siècle, cap. XI, De (8) Pág. 1837.
l'homme. (9) Ed. cit., verso, pág. 414.
64 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
mística", de fray Antonio Arbiol, de un "morir-para" guna hora sin trabajo. Así lo escribió la antigüedad;
o "morir-hacia". Se piensa más en un terminar de no dicen otra cosa los santos; esta doctrina autorizó
la vida y la muerte de Cristo Jesús, Rey y Señor de los
morir (esta vida) que en un empezar a vivir (vida reyes. Y como suene afrenta en las majestades el des-
eterna). Dámaso Alonso lo ha hecho ver, penetrante- cansar un rato, y sea palabras que desconocen y des-
mente, con respecto a los sonetos morales (10). Pero deñan las obligaciones del supremo poderío, el Evan-
este apagamiento del alma, esta sofocación de todos gelista, cuando dijo que Cristo descansaba del cansan-
los deseos, se dieron efectivamente, no digo ya en la cio del camino (eso es sentarse), dijo tales palabras:
vida de Quevedo, pero ni siquiera en su obra? Los so- Jesus ergo fatigatus ex itinere, sedebat sic supra fon-
netos de amor, precisamente los sonetos de amor (para tem. "Jesús, cansado del camino, se sentó así junto a
no hablar de otras manifestaciones mucho menos no- la fuente." Sentóse así, descansó así. Aquel así dis-
culpa el descansar siendo rey; y dice que descansó
bles de pasión), vienen a contradecir tal apiltheia.
así para que los reyes sepan que si así no descansan
"Amor impreso en el alma que dura después de las no se asientan, sino se derriban. Veamos, pues, cómo
cenizas", rotula Quevedo uno de ellos: "Amor cons- descansó, puesto que la palabra sic, así, está poseída
tante más allá de la muerte", el más famoso de todos. de tan importantes misterios.
No es verdad, pues, que ni siquiera en el plano mun- Bien se que Lira dice: Quod ex hoc apparebat veri-
dano, sea la vida para Quevedo un mero "morir vi- tas humanar naturx quemadmodum et quando esuriit
viendo". Hay algo en nosotros que no es pura muerte: poste jejunium. Y San Juan Crisóstomo refiere sobre San
el amor no muere, las cenizas conservan su sentido, el Juan: Sedebat, ur requiesceret ex labore. Yo reverencio
polvo es polvo enamorado. como miserable criatura estas explicaciones, y en ellas
Por otra parte, mucho más que esa contradicción, adoro la luz del Espíritu Santo que asistió a sus do-
lores, y la aprobación de la Iglesia en los padres. Diré mi
tan frecuente, entre un estoicismo pensado y un pa-
consideración sólo por diferente; sin yerro, a lo que yo
tetismo vivido nos desconcierta el brusco tránsito, tan alcanzo, y sin impiedad, así en esto como en otras
de Quevedo, de las veras a las burlas. Ya lo hemos cláusulas, porque se conozca cuál es el día de la lición
visto en el pasaje transcrito. Pero a veces va todavía sagrada y la fecundidad de sus lumbres y misterios,
más lejos. Por ejemplo, en El caballero de la Tenaza, pues guarda que considerar aún a mi ignorancia, sin
parodia esa actitud que él mismo predica de vivir aborrecerla por mi distraimiento. Esta protesta basta-
siempre en presencia de la muerte. El cofrade de la rá para los juicios doctamente católicos; que para los
Tenaza de Nihil demus "al irse a acostar, antes de que aspiran veneno y leen las obras ajenas con basi-
liscos, ninguna cosa tiene lugar de defensa.
dormir, se llegará al talegón vacío que tendrá colgado
"Cansado del camino, Jesús estaba así sentado justo
a la cabecera de su cama por calavera de los perdidos, a la fuente". Señor: Cristo, Rey verdadero, cansado del
con rótulo que diga: camino, sentóse a descansar así. El proprio Evangelista
dirá cómo descansó. Señor, descansó del camino y tra-
Tú, que inc miras a mí bajo del cuerpo, y empezó a fatigarse en otra peregri-
tan triste, mortal y feo, nación del espíritu, en la reducción de un alma, en la
mira, talegón, por ti, enmienda de una vida delincuente con muchas con-
que como te ves inc vi, ciencias. Así, Señor, que los reyes que imitan a Cristo
y verdste cual me veo (11). y descansan así no se descansan a sí, descansan de un
trabajo con otro mayor; y estas ansias eslabonan de-
El memento mori es transpuesto al plano burlesco: centemente la vida de los príncipes (...).
recuerda que, si no andas con tiento, te verás como Señor, cuando vuestra majestad acaba de dar au-
yo, talego, me veo, vacío. Lo tétrico y lo jocoso se diencia, de oír la consulta del Consejo; cuando des-
entreveran en la obra de Quevedo como se entrevera- pachó las consultas de los demás y queda forzosamente
ron, sin duda, en su vida. cansado, descansa así como Cristo, empezando otro
trabajo; trate de reducir a igualdad los que le consul-
tan de otros; atienda vuestra majestad al desinterés
de los que le asisten, a la vida, a la medra, a las cos-
II tumbres, a la intención, que este cuidado es medicina
de todos los demás. Quien os dice, Señor, que desper-
El segundo texto está tomado de la segunda parte diciéis en la persecución de las fieras las horas que pi-
de la Política de Dios, Gobierno de Cristo, y constitu- den a gritos los afligidos, ése más quiere cazaros a
ye el comienzo de su capítulo XIII, que, después de vos que no que vos cacéis (12).
transcribir el texto latino del capítulo IV, versículos
Prescindo ahora del comentario casi literal y grama-
6-11, del Evangelio de San Juan (desde "Jesús ergo tical que antes hice, en primer término porque me
fatigatus..."), dice así:
falta espacio, pero también porque, a la vista del an-
Que el reinar es tarea; que los ceptros piden más
terior, puede quedar fácilmente a cargo de cualquier
sudor que los arados y sudor teñido de las venas; que alumno. Sólo haré notar el juego de antítesis y para-
la corona es peso molesto que fatiga los hombros del lelismos ("ceptros-arados"; "sepulcro de una vida muer-
alma primero que las fuerzas del cuerpo; que los ta-patíbulo de una muerte viva"; "camino" material-
palacios para el príncipe ocioso son sepulcros de una ‘`peregrinación del espíritu" y el fundamental "des-
vida muerta y para el que atiende son patíbulo de canso"-tarea" o "cuidado"); hacia el final del texto la
una muerte viva, los afirman las gloriosas memorias aplicación al alma y su cuidado de la teoría médica del
de aquellos esclarecidos príncipes que no mancharon simbilibus curantur, y, en fin, que pese al tono de
sus recordaciones, contando entre su edad coronada al-
constante elevación mantenido no sólo en el pasaje,
sino a lo largo del libro, Quevedo es incapaz de re-
(10) Poesía española. Ensayo de métodos y limites esti-
lísticos, págs. 558 y ss. nunciar a los juegos de palabras: los reyes que desean-
(11) Ed. cit., prosa, pág. 71. (12) Págs. 468-69.
COMENTARIO DE TEXTOS.--QUEVEDO
65
san a imitación de Cristo, es decir, así, no se descan-
san a si; y, al revés, si así no descansan, no una general, desgranada a lo largo de todo el libro,
se asien- y otra particular de este capítulo, pero no exclusiva,
tan, sino que se derriban. He suprimido unas pocas
líneas del texto que resumen el contenido total del ni mucho menos, de él. La primera, es la de que
capítulo. Es muy importante que el alumno advierta y Jesucristo, por ser Rey, es modelo de reyes y, consi-
precise el cambio--la ttivialización—de sentido de la guientemente, que la política católica ha de consistir
palabra "cuidado" en el curso de la evolución de la en imitación del "gobierno de Cristo". La segunda es
lo que en otra ocasión (13) he denominado ',.: 11solu-
lengua castellana: "cuidado", en nuestro texto y, en
general, en nuestros clásicos, significa, muy próximo tismo del cuidado". Estudiémoslas sucesivamente.
a la "cura" latina, aproximadamente lo que hoy "pre-
ocupación"; "cuidado", en el habla actual, significa POLÍTICA DEL REY COMO
poco más que "atención", "esmero" o "precaución"; IMITACIóN DE CRISTO REY
pero en algunas locuciones conserva li resonancia de
su sentido clásico.
La interpretación del texto transcrito que, como he-
La interpretación que sigue es de orientación dife-
mos visto, es ya, en sí mismo, un comentario, y en
rente a la que se ha hecho del texto anterior. En vez
particular la de la frase "esta doctrina autorizó la
de dar un comentario ceñido, brinda más bien un
vida y la muerte de Cristo Jesús, Rey y Señor de los
marco de amplios puntos de vista. En presencia de
ellos es el propio alumno quien, ayudado por el pro- reyes", no es plenamente posible si nos encerramos en
fesor—que ajustará en cada caso aquel marco al nivel él, porque está remitiendo a la obra de que forma
intelectual del discípulo—, deberá comentar por sí parte. Quevedo propone al rey el modelo de Cristo,
mismo el texto. pero no simplemente para que sea buen cristiano (y
sólo en consecuencia para que sea también buen rey),
sino para que sea buen rey cristiano. El presupuesto
COMENTARIO Y SERM6N
de esta sorprendente lectura quevedesca de los Evan-
gelios, como guía de reyes en cuanto reyes, es la equí-
voca afirmación, base de todo el libro, de que Jesu-
¿Qué es, formalmente, este texto? Como todo el cristo fué rey.
libro a que pertenece, un comentario a los Evangelios.
Quevedo parte de un juego de palabras. La verdad,
Quevedo es mucho más original como pensador polí-
incluso dogmática (14) es que, efectivamente, Cristo es
tico-moral que como filósofo moral, hasta el punto de
Rey, pero no de este mundo, y que no ejerció imperio
que, a mi parecer, es precisamente la Política de Dios
(sin olvidar el Marco Bruto), su obra de mayor enti- sobre las cosas civiles; que no fué, en suma, rey en
sentido político. Quevedo, sin embargo, no pone mu-
dad intelectual. Pero escritor nada sistemático recurre, cho empeño en deslindar debidamente el principatus
para poner guía y orden en su pensamiento, al método Christi; antes, al contrario, cultiva la confusión cuando
del comentario, tan suyo (recuérdense el Marco Bruto, afirma, en el capítulo II de la Política de Dios, que a
De los remedios de cualquiera fortuna, La constancia Cristo se le vió ejercer "jurisdicción civil y criminal".
y paciencia del Santo lob y también otros mudaos li- En otra ocasión he señalado la grave falta de respeto
bros que, menos explícitamente, consisten en la expla- que comete Quevedo cuando, aprovechando tal equí-
nación de un texto, sin olvidar sus excelentes y libres voco, se atreve a trazar, en el Panegírico a la Majestad
traducciones), tan cristiano y humanista (exégesis de del Rey nuestro Señor Don Felipe IV, en la caída del
la Sagrada Escritura, teología y filosofía desarrolladas Conde-Duque, el siguiente paralelo:
al hilo de un texto—recuérdense, por ejemplo, los
abundantes Comentarios a las Sentencias de Pedro Veinte y un años ha estado detenida la lumbre de
Lombardo—, el Humanismo como lectura e interpre- vuestro espíritu esclarecido para que se conozca los
tación de los textos clásicos de la Antigüedad) y tan años que podéis restaurar en una hora. Como puede
español (baste citar un par de nombres ilustres: Fray caber en el ser humano, considero en V. M. esta imi-
Luis de León y San Juan de la Cruz). Nuestro comen- tación de la persona de Cristo, que después que se
apartó de su Santísima Madre estuve los mismos reti-
talio lo será, pues, reduplicativamente, por serlo, a su
rado en sí, viniendo a enseñar con palabras y obras a
vez, de otro comentario. Pero el tono de éste, así como redimir al género humano; escondió en silencio los
la libertad con que se manejan los textos, sin la suje- treinta y luego juntamente empezó a hacer milagros
ción literal a lo que ellos dicen, son característicos del y enseñar.
sermón. Incluso ciertos recursos retóricos, tales la re-
petición, para mantenerla presente y apoyar el discurso, Frente a Maquiavelo y su "razón de Estado", frente
de la frase que se está glosando, y el moroso desentra- a la secularización de éste, fundada teológicamente por
fiamiento de una palabra que contendría in nuce todo Lutero y políticamente por Bodino, frente al tacitismo
lo demás—en nuestro caso la palabra sic—, tan propio y frente a la subordinación anglicana de la religión
de la exégesis sacra, nos certifican de la voluntad esti- a la política, Quevedo mantendrá no como pensador
lística de Quevedo, voluntad que no tiene por qué sor- de sistema, sino como pensador de situación concreta,
prendernos en quien escribió una Homilía a la San- la subordinación de la política a la moral cristiana o,
tísima Trinidad y otros escritos que pertenecen inequí- dicho en sus propios y plásticos términos, la figura de
vocamente al género literario de la oración sagrada.
Mas quién se predica este sermón? Sin ninguna (13) Cfse. mi artículo "Lectura política de Quevedo". Re-
duda, al rey. Expresamente se dirige a él reiteradas vista de Estudios Políticos, núm. 49. Enero-febrero 1950.
veces llamándole "Señor" y "vuestra majestad". Y (14) Cfre. "De principatum Christi", en la Encíclica Quas
primas, de 11 de diciembre de 1925. (Denzinger, núms. 2.194
izn.lé le predica? Fundamentalmente dos enseñanzas: y sigs.)
C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTAL ES Y COMUNES
66
pero no sólo en cuanto a majestad, también en cuanto
Cristo Rey corno modelo del rey. Porque "bien puede
a carga: "Que los ceptros piden más sudor que los
alguno... llamarse rey y firmarse rey; mas serio y
arados, y sudor teñido de las venas; que la corona es
merecerlo serio, si no imita a Cristo... no es posible,
peso molesto que fatiga los hombros del alma primero
Señor". que las fuerzas del cuerpo", dice nuestro texto. Pero,
en un estrato más profundo, esta concepción del oficio
EL ABSOLUTISM O DEL CUIDADO regio y la correspondiente lectura del texto sagrado, se
basan en una peculiar moral y en una peculiar antro-
La época moderna ha sido la época de las monar- pología, o idea del hombre.
quías absolutas. Los monarcas van concentrando en sí Efectivamente, la moral de Quevedo acentúa la
la plenitud del poder. Quevedo, pensador, según acabo preocupación, cuidado o, como dice Santo Tomás, la
de escribir, de "situación concreta", acepta esta "direc- sollicitudo. Al proceder así depende, evidentemente,
ción de la historia", como se dice ahora, pero le im- de los estoicos. Pero depende sólo de los estoicos? En
pone dos condiciones: la responsabilidad moral del mi libro El protestantismo y la moral (15) he hecho
rey ante Dios y, lo que es más—lo acabamos de ver—la ver que la sobrevaloración de lo sollicitudo o cuidado
imitación de Cristo Rey y, en segundo lugar, que al es típicamente calvinista, y en Catolicismo y protes-
absolutismo del poder corresponda el absolutismo del tantismo como formas de existencia (16) creo haber
cuidado: que el rey tome sobre sí, personal e intrans- mostrado la comunidad, a lo menos parcial, de estilo
feriblemente—lucha de Quevedo contra los validos—, de vida, entre reformadores y contrarreformadores. He
el cuidado de todos sus súbditos. Nuestro texto co- aquí por dónde Quevedo, bajo la apariencia de un
mienza diciendo que "el reinar es tarea" y termina retorno humanista a pensamientos estoicos, se halla
hablando del "cuidado" regio. El tema estoico de la incurso, a su modo, en la actitud ética moderna.
preocupación o cuidado es el motivo conductor de toda Quevedo toma partido en cuanto al rey, pero en el
la obra a que el texto pertenece. Desde las primeras fondo, también en cuanto al hombre, por el cuidado
palabras advierte Quevedo a los reyes que "a vuestro y contra el descanso. El descanso existencial es la "di-
cuidado, no a vuestro albedrío, encomendó las gentes versión" (en nuestro texto, la caza). Dos grandes cató-
Dios nuestro Señor". "Reinar es velar. Quien duerme licos barrocos, Quevedo y Pascal, han escrito en contra
no reina", escribe algo más adelante. Dirigiéndose di- de la diversión; Quevedo, en contra de la "diversión
rectamente al rey le advierte en otro lugar: "Sospecho- real" ("Quien divierte al rey, le depone, no le sirve")
sos deben ser a los reyes, Señor, los solícitos de su co- aunque, por lo demás, una gran parte de su obra sea
modidad y descanso, pues su oficio es cuidado". Cristo pura diversión; Pascal, en contra de la "diversión hu-
enseña a los reyes que "su oficio es de pastores", pues mana". Ahora bien: dejando aparte lo que digan estos
para esto nacen reyes, para su desnudez y desabrigo y dos grandes extremosos, preguntémonos: Cuál es la
remedio de todos". significación justa de la diversión en la vida del
El regio oficio consiste, pues, en tarea, cuidado e hombre?
incluso, como dice el capítulo siguiente al que comen- Aristóteles se planteó ya este problema en la Etica
tamos, "cruz". nicomaquea (17). Las diversiones—diagogé, paidiá,
anäpausis—se buscan por sí mismas y son necesarias,
si bien la felicidad no consiste en ellas. "Jugar y di-
CUIDADO, DESCANSO, DIVERSIÓN (14 bis)
vertirse para poder trabajar luego, como dice Amicar-
posible mantenerse en constante cuidado? Pa- sis, parece razonable. Pues el juego descansa y no es
rece que no. Parece que el mismo Cristo, modelo de posible trabajar continuamente, sino que se requiere
reyes, se sentó junto a la fuente de la Samaritana por- descanso." Pero el descanso, la anápausis, no es el fin
que estaba cansado. Sí, concede Quevedo, pero cómo de la vida. La skholé u otium, sí; pero la skholé no
descansó? Sic, así: "descansó del camino y trabajo del consiste en "juego", sino en theoría, en contemplación.
cuerpo, y empezó a fatigarse en otra peregrinación del Santo Tomás está de acuerdo, en lo esencial, con la
espíritu". De donde, "los reyes que imitan a Cristo y doctrina aristotélica sobre la diversión, que ilustra con
descansan así, no se descansan a sí; descansan de un la comparación, tomada de las Collationes Patrum, del
trabajo con otro mayor". Naturalmente, Quevedo se da arco que, siempre tenso, se rompería (18). En nuestro
cuenta—y da cuenta a sus lectores—de que Cristo, hom- tiempo es Ortega quien ha llamado la atención sobre
bre verdadero, necesitaba descansar del trabajo igual este tema.
que los demás hombres, y cita en este sentido pala- El juicio de Ortega, expresado en el prólogo al tra-
bras de San Juan Crisóstomo y de Nicolás de Lira. tado de montería del conde de Yebes, nos interesa
Pero sin contradecirles declaradamente se acoge, para sobre manera por haber sido Ortega el primero, con
justificar su rigorista interpretación, a "la fecundidad Heidegger, en considerar ontológicamente el viejo tema
de lumbres y misterios" de la Sagrada Escritura. estoico-calvinista de la preocupación o cuidado. Ortega
Ahora bien: la tremenda exigencia que hace Que- concibe la vida, según es sabido, como "quehacer" y
vedo al rey, en qué se funda? Por una parte, cierta- ‘`ocupación". Pero junto a la "ocupación trabajosa" hay
mente, en la idea del origen divino del poder; el rey la "ocupación felicitaria". Así, pues, la ocupación hu-
ha sido levantado por Dios sobre los demás hombres, mana es doble: "existir" y "descansar de existir". Esta
(14 bis) Sobre la oportunidad o inoportunidad de los co- (15)Cfse. capítulo sobre "La moral calvinista", y en par-
tejos que se hacen baio el presente epígrafe, así como sobre ticularpágs. 228 y SS.
lo de otros que podrían hacerse—por ejemplo, Montaigne y (16) Págs. 156 y is.
Quevedo o Quevedo y Pascal—, el profesor juzgará según el (17) L. X, 6.
grado o m:tdurez intelectual de sus alumnos. (18) S. Th., II-II, 168, 2.
COMENTARIO DE TEXTOS.—CALDERÓN
67
segunda ocupación, la "diversión" es, por tanto, una que, hecho hombre, tomó sobre sí el cuidado de todos
"dimensión radical de la vida del hombre", y por eso los hombres.
toda cultura tiene que ser también cultura de evasión
JOSÉ LUIS L. ARANGUREN
y diversión.
Doctor en Filosofía.
Quevedo, probablemente, no lo pensaba así. Pero
ahí está su obra, festiva y divertida, para demostrar
BIBLIOGRAFIA ESENCIAL
que, por debajo de sus convicciones estoicas, así lo
sentía.
La edición más completa y accesible de las obras de Queve-
EL CUIDADO DE LA MUERTE do es la de Astrana Marín, publicada por Ed. Aguilar. En
cuanto a bibliografía, como no soy especialista en Quevedo,
EL CUIDADO DE ESPAÑA
mi conocimiento de lo que sobre él se ha escrito es limitado.
Hemos interpretado—demasiado de prisa, sobre todo Aunque se refieren exclusivamente a su poesía, interesan mu-
cho, desde el punto de vista de nuestros comentarios, tres
este último—dos textos de Quevedo. El primero, se re- estudios: dos de Pedro Laín: "La vida del hombre en la poe-
fería a la muerte; el segundo, a la tarea de gobernar sía de Quevedo", recogido en el libro Vestigios, y "Quevedo
a España. El cuidado ético-religioso de la muerte, el y Heidegger", publicado en el número 3, marzo 1938, de la
revista Jerarquía, y el tercero, de Dámaso Alonso, "El desga-
cuidado ético-político, y en último término religioso rrón afectivo en la poesía de Quevedo", en Poesía española.
también, de España, fueron las dos grandes preocupa- Ensayo de métodos y límites estilísticos. Ed. Gredos, Madrid,
ciones de Quevedo. En su vejez una y otra habrían 1950. Sobre el estilo de la prosa de Quevedo—enfoque acceso-
de articularse en lo que Pedro Laín llamó, hace años, rio dentro de nuestro análisis—, el estudio de Leo Spitzer:
Zur Kunst Quevedos in seinem Buscón, difícilmente accesible
el "complejo reactivo de la decadencia". Dos fracasos
al profesor medio español y algunos otros que, publicados en
políticos, la decadencia de España, que Quevedo perci- América, tampoco le será fácil a éste ver. Con respecto al
bió agudamente, y su propia derrota dentro de la po- pensamiento de Quevedo, Francisco Yndurain: El pensamiento
lítica española, se alían con la concepción estoica de de Quetedo, lección inaugural del Curso 1944-1945 en la Uni-
la vida como omnipresente muerte, y con el sentimien- versidad de Zaragoza, publicada por aquella Universidad, y
Constantino Láscaris Comneno: "Senequismo y agustinismo en
to de caducidad del viejo que ve a ésta aproximarse. Quevedo", Revista de Filosofía. Madrid, núm. 34, 1950. Sobre
El famoso soneto que comienza Miré los muros de la el pensamiento político de Quevedo debe verse la obra general
patria mía, leído hoy y enriquecido con el equívoco de José Antonio Maravall: Teoría española del Estado en el si-
glo XVII. Instituto de Estudios Políticos, 1944. Más concre-
sentido de la palabra "patria", envuelve en un talante tamente, Visión política de Quevedo, del P. Oswaldo Lira. Se-
unitario todos los desengaños, todas las tristezas, todos minario de Problemas Hispanoamericanos, Madrid, 1949. En
los cansancios de Francisco de Quevedo. Una sola espe- fin, puede leerse asimismo mi artículo: "Lectura política de
ranza le iba a quedar ya a quien en nuestro segundo Quevedo", publicado en el número 49 de la Revista de Estu-
texto se manifestaba predicador del cuidado y enemigo dios Políticos. Como biografía de Quevedo, véase el libro de
Luis Astrana Marín: La vida turbulenta de Quevedo. Edito-
del descanso: el descanso último y definitivo en Dios rial "Gran Capitán", Madrid, 1945.
de 1673.
Calderón dió su forma definitiva al auto sacra- No son los autos sacramentales escolástica en verso,
mental, es decir, logró que lo "historial" y lo "alegó- como exageradamente se ha dicho. Aparecen en las
rico", la poesía, la filosofía y la teología, se fundieran loas y en algunos fragmentos disputas escolásticas de
en una perfecta síntesis de creación poética. Los "con- escaso valor poético, aunque necesarias para la inte-
ceptos representables" adquieren con él toda su fuerza lección doctrinal, antes de lograr la fusión perfecta
plástica, sin dejar de ser conceptos abstractos. Por su- de filosofía, teología y poesía. Pero no sólo los her-
puesto, esto no fué conseguido de una vez; sólo en mosos sonetos, romances o décimas, sino también el
la madurez logró el poeta la unidad creadora que aliento poético que envuelve a la obra entera es de
subrayamos. En cambio, en la comedia, como puede subidísimo valor. Los temas de la creación del hom-
verse por la del mismo título, la perfección se logra bre, las glosas de los salmos y del libro de Job—tan
mucho antes. La vida es sueño, auto, en su segunda frecuentes—, la sumisión y rebelión de los elementos,
redacción, corresponde a esta época de madurez. según esté el hombre en gracia o en culpa, propor-
Los autos sacramentales son, como es sabido, piezas cionan motivos que se despliegan en la pompa poé-
eucarísticas, tridentinas, pues el Concilio de Trento tica barroca, tan incomprendida en el pasado siglo.
había concentrado el dogma en la Eucaristía. En la La escenografía, que se va complicando en los autos
loa del auto La siembra del Señor, Calderón concede de la segunda época, tiene esta misma pompa: diría-
la palma al Estío, entre todas las estaciones del año, se un Rubens. Las "antesalas celestes" de la pintura
porque en él se celebra la fiesta del Corpus. Corno de la época se hacen también plásticas en el movi-
Parker ha notado, el motivo es siempre eucarístico, miento de las figuras escénicas y en la utilización de
aunque no lo sea el argumento. De Calderón, sólo símbolos, como el hacha de luz de la vida, el espejo,
un auto de la primera époc a, La hidalga del los frutos, etc. La rigurosa unidad y jerarquía, subra-
valle (1640), es mariano, sin motivo eucarístico. En yada también por Valbuena, en las obras calderonia-
los demás, aunque el terna sea predominantemente nas, produce una integración sinfónica. El tema mu-
mariano, hay un remate eucarístico, más o menos per- sical de los elementos—en este mismo auto y en
fectamente encajado, según la perfección lograda por otros—o la música que avisa o advierte, como el
el poeta. "Obrar bien, que Dios es Dios", de El gran teatro
del mundo, manifiestan la importancia del elemento
musical, acorde con la iniciación en el barroco de la
EL PENSAMIENTO música moderna.
ción, salvo fragmentos aislados de mayor frescura que expresan temor o mal. Ambos asisten, envidio-
poética. La relación con la conocida comedia del mis- sos, a la formación del Hombre, para la que presta
mo título parece manifiesta. La relación de algunos la Tierra el lodo; el Agua, el elemento para ama-
personajes, como Segismundo y el Hombre; Clotaldo, sarlo; el Aire, su aliento o "suspiro"; el Fuego, el
consejero de Segismundo, y el Entendimiento, se "calor de vida". Dios le da los talentos de Potencias
manifiesta con claridad. Esta relación es aún más es- y Sentidos y le ilumina con la luz de la Gracia. Así
trecha en la primera redacción. Se encuentra en am- surge el Hombre de un peñasco. (Recogemos este
bas obras el monólogo sobre la libertad y el desen- fragmento para el comentario.) Aquí se inserta el
gaño, si bien este último, en el auto, se enlaza con monólogo sobre la libertad, paralelo al de la come-
el tema de la rebelión de los elementos contra el dia, aunque en sentido más trascendental.
hombre en culpa y adquiere un sentido teológico. La Sigue la pleitesía de los Elementos, que se desarro-
escena del despeñamiento del criado se da también lla paralela al desvanecimiento del Hombre y a la
aquí, aunque el despeñado es el Entendimiento. Pero preparación de la tentación por la Sombra y el Prín-
es, sobre todo, el tema central del destino del hombre cipe de las Tinieblas.
y su comportamiento en este mundo lo que mantiene Se inserta otro monólogo del Hombre—Cielos, ¿qué
la relación frente a otras posibles visiones parciales. es esto que veo?—paralelo al de la comedia: Vál-
game el Cielo!, qué veo?". El Entendimiento amo-
nesta al Hombre, mientras el Albedrío le incita a se-
ARGUMENTO DEL AUTO guir su gusto. Albedrío aquí vale tanto como apetito
natural.
La loa que precede a este auto plantea, como es Para la simbología del auto es interesante consig-
frecuente, una disputa escolástica sobre el tema que nar los símbolos marianos del espejo (cristal o luna
enuncia la Música, a saber: maté es mayor prodigio: no manchado), el ave (ave llena de Gracia), las flores
la Encarnación, en que Dios se hace hombre; la (por la azucena) y la cruz de la espada. En ninguno
Redención, en que Dios padece por el hombre, o la de ellos logra la Sombra poner su veneno; es en los
Eucaristía, en que se le da en Manjar? Los cinco frutos donde puede hacerlo, presentándose al Hom-
sentidos, después de la consabida disputa sobre las bre como cultivadora de los jardines. En la tentación,
especies de pan y vino, dan su respuesta; pero lo el Entendimiento cumple su papel de discernir el
singular es la respuesta del Oído—el vencedor—, que bien del mal, e introduce el tema de la vida como
dice que lo más prodigioso es la elevación del hom- sueño: "que suelen / ser soñadas las venturas; / y
bre a Dios, pues "no es / tanto que el Dios Hombre podrá ser, si despiertas, / que entre fantasmas con-
sea / como que el Hombre sea Dios". Esta solución fusas / todo esto vuelva a ser nada". Pero el Hombre,
implica el proceso de sobrenaturalización de la natu- ayudado por su Albedrío, despeña a su Entendimien-
raleza humana, que es propiamente lo que constitu- to y come la fruta. El mundo se desordena, pues el
ye la historia de la Humanidad, y viene a ser, así, pecado introduce el desorden en la creación. Los
una respuesta al tema general del auto. Este comien- Elementos se rebelan, y Poder, Sabiduría y Amor de-
za también con una disputa entre los Cuatro Ele- cretan el cumplimiento de la Redención, puesto que
mentos, en la confusión del Caos—que Calderón iden- el hombre es "capaz de enmienda".
tifica siempre con la Nada de los profetas—hasta que Vuelve el Hombre al peñasco donde salió, en es-
el Poder, la Sabiduría y el Amor, es decir, las tres cena paralela a la vuelta de Segismundo a su prisión,
personas de la Santísima Trinidad, con un solo poder, y viene el monólogo del desengaño, central en la
querer y saber, ordenan el Caos en el Cosmos. Que- comedia. También aquí se da "el orgullo reprima-
da así preparado el escenario en que se desarrollará mos" y la idea de que todo lo vivido se ha soñado,
la historia de la Humanidad. El Poder crea; la Sabi- pero con un final diferente, en que el Hombre ad-
duría ordena; el Amor anima y despierta el afecto quiere conciencia de su culpa, pues es la Sombra
de las Criaturas a Dios. Sigue el cántico de los Ele- quien le acompaña y contesta. Pero el Hombre reco-
mentos—"bendecid al Señor"—y la petición del Ele- bra su Entendimiento y su Albedrío, con lo que es
mento más activo—el Fuego—, en nombre de todos, capaz de reconocer su falta y pedir perdón por ella.
(le un rey de la creación. La Penitencia del Hombre atrae la misericordia di-
En este punto, el Poder anuncia que eternamente vina, y la Música anticipa el "Gloria a Dios en las
está ese rey en "el ejemplar de su idea", pero que, alturas", hasta que la Sabiduría encarna en el Pere-
anunciado a los ángeles, uno—el más hermoso—, por grino, figura de Cristo. Este desata al Hombre de
no prestarle vasallaje, se rebeló. ¿Pasará igual en el sus cadenas y carga con ellas, es decir, carga con sus
Hombre? La Sabiduría "prevé" la caída del Hombre culpas, va que El sólo puede dar a culpa infinita in-
y su redención, si él mismo admite "humano ser". finita recompensa. La Sombra y el Príncipe, que vie-
A lo que el Amor opone, afirmando el libre albedrío, nen a matar al Hombre (el pecado es ya muerte del
que los "amenazados riesgos no son tan precisos", alma), matan al Peregrino. Pero su muerte es el
si el Hombre sabe que ha de ganar o perder por sí triunfo de la Vida, pues resucita, y la Redención
mismo su Imperio, lo que puede alcanzar por su En- del Hombre se ha consumado. Los Elementos vuelven
tendimiento y libre Albedrío. El Poder ordena a los a su obediencia, pues vuelven a la Gracia. El Agua
Elementos que le presten vasallaje, si obra bien, y da materia para el Bautismo; la Tierra, espigas y
le arrojen, si mal, y dispone el Paraíso. vides para la Eucaristía; Sacramentos ambos que le
Pero la Sombra (la Culpa) y el Príncipe de las Ti- libran de la culpa original y, por la penitencia, de
nieblas acechan. La Sombra, "pálida tez del Caos", la culpa actual. Como en A tu prójimo como a ti,
invoca al Príncipe en los versos agudos calderonianos, el Hombre no se restaura por sí mismo, aunque se
necesita su libre inclinación, sino por Cristo y los con libre velocidad
discurre la variedad
Sacramentos. La transustanciación es posible, porque
del espacio en que nació,
la Voz que pudo sacar de la nada cielos y tierra, teniendo más vida yo,
puede hacerlo todo. El Aire presta su materia para tengo menos libertad?
la voz consagradora y el Fuego su llama de amor. En ¿Por qué, si es bruto el que a bellas
este final eucarístico el Poder enseria al Hombre: manchas salpica la piel
(gracias al docto pincel
Y pues cuanto vives sueñas, que aún puso primor en ellas),
pues al fin la vida es sueño, apenas nace y las huellas
no otra vez tanto bien pierdas, estampa, cuando a piedad
porque volverás a verte de bruta capacidad,
aún en prisión más estrecha, uno y otro laberinto
si con culpa en el letal corre, yo, con más instinto,
último sueño despiertas. tengo menos libertad?
¿Por qué, si es pez el que en frío
Tras la acostumbrada petición de perdón, se cierra seno nace y vive en él,
el auto con el "Gloria a Dios en las alturas". siendo argentado bajel,
siendo escamado navío,
con alas que le dan brío,
surca la vaga humedad
FRAGMENTO COMENTADO de tan grande inmensidad
como todo an elemento,
Como se sefiala en su lugar, en el argumento, se- teniendo yo más aliento,
lecciono el momento de la emergencia del Hombre tengo menos libertad?
con el monólogo sobre la libertad. El tema de este ¿Qué mucho, pues, si se ve
surgimiento se halla también profundamente tratado torpe el hombre en su creación,
que tropiece la razón
en otros autos, como El pleito matrimonial y El gran donde ha tropezado el pie?
tea/lo del mundo, con cuyos fragmentos se puede com- Y pues hasta ahora no sé
parar para completar las ideas calderonianas sobre el quién soy, quién seré, quién ftlí,
tema. He aquí ahora este fragmento: ni más de que vi y oí,
vuelva a sepultarme dentro
(Descarese un peñasco, y el HOMBRE vestido de pieles y ese risco, en cuyo centro
la GRACIA con un hacha.) se duela mi autor de mí.
hablar del "conceptismo" de la primera y última es- turaleza de ser libre, con un alma hecha a imagen
trofa, cuando habla el Hombre, si no fuera más bien y semejanza de Dios. Pero es verdaderamente libre?
conceptualismo" filosófico. Calderón dice en verso, Veamos ahora en detalle esta cuestión.
con la mayor precisión, las mayores sutilezas filosó-
ficas. Las imágenes de las décimas de la libertad ma-
nejan más bien tópicos de la poesía de la época, al- ANÁLISIS MÁS DETALLADO
gunos típicamente calderonianos: "ramilletes de plu-
mas" (como en otros lugares, "cítara de plumas"), La idea de la naturaleza humana como sobrena-
azules campos", el firmamento; "argentado bajel" o turalizada desde su origen está ya contenida en los
"escamado navío", el pez. No surgen aquí las imá- cuatro versos que dice la Gracia, al considerar al
genes impresionantes que dan la medida, en otros Hombre "imagen de su Autor". Pero también está
lugares, de su fuerza creadora. (Pueden verse algu- su adscripción terrena, pues que sale de la "enorme
nas en "Arte dramático y Lenguaje poético", en el cárcel dura" de un peñasco, de la "prisión oscura"
Apéndice del Calderón de Labor.) Aquí la expresión de la tierra. El Verbo creador, la Palabra divina, que
se ciñe al pensamiento que se quiere expresar, des- es, según San Agustín (Confesiones, L, XI, cap. VII),
plegado en las comparaciones que, aproximadamente, el mismo Hijo de Dios o Sabiduría, es quien tiene
se encuentran ya en la comedia. La sucesión allí es: poder para sacarle de esta prisión, dotándole de Ver-
ave-bruto-pez-arroyo; aquí: sol-ave-bruto-pez. La pre- bo o lógos, de "racionalidad", en el amplio sentido
eminencia humana se señala allí, respectivamente, por escolástico del término rationalis, tan restringido en
"más alma, mejor instinto, más albedrío, más vida". el pensamiento moderno.
En el auto, por "más alma, más vida, más instinto, A esta Voz, el Hombre pasa "del no ser al ser",
más aliento". Salvo el instinto, especialmente ligado pero pasa en "confusión". De aquí la triple interro-
al bruto, se observa que los demás términos son in- gación sobre su naturaleza, su destino y su origen:
tercambiables, pues se puede decir, conservando el "quién soy, quién seré, quién fuí".
mismo sentido, que el hombre tiene más vida o más La Gracia le contesta. Siguiendo su luz, ésta le
alma que el sol o el arroyo (inanimados) o que el esclarecerá sobre su origen y naturaleza, pero su futu-
ave (animada, pero sólo con alma y vida sensibles). ro depende de él, está en su mano. Es la afirmación
No se trata, pues, de una imprecisión conceptual; la del libre albedrío. El hombre "se hace" según obre
equivalencia deja al poeta libre para utilizarlos, sin bien o mal; no constituye su propio ser, pues, como
ripio, según las necesidades de la rima. Obsérvese, ser contingente, no se da el ser a sí mismo; ni su
de paso, cómo forma y pensamiento aparecen indes- modo específico de ser—es decir, ser "hombre" y no
ligables. otro animal—depende tampoco de él; pero lo que
Se puede notar la fuerza expresiva de algunos ver- "llegue a ser", el cumplimiento o la frustracción de
bos—"azules campos corrió"—o de algunos epítetos: su destino, está en su mano.
"libre velocidad", "bruta capacidad", "frío seno", Mas la confusión es tanta, es "tan torpe su paso",
‘`vaga humedad". Y a este tenor, otras precisiones es- que la Luz puede preguntar: "d No es, acaso, / que
tilísticas, notando que la forma se ciñe como piel al de libertad ajeno / nazca el hombre?" Esta pregunta,
pensamiento, por lo que no hay desmesura, como que da origen al famoso monólogo, puede ser diver-
Dilthey va notó. (Psicología y Teoría del conocimien- tamente entendida.
to: "La imaginación *del poeta".) Puede interpretarse en el sentido de que el hombre
b) Pensan2iento.—En conjunto, se plantea aquí el conquista su libertad, partiendo de una vida primitiva
problema total del hombre: su origen, su naturaleza casi animal y alejándose de ella en un proceso de
y su destino. Las tres cuestiones van implicadas y son "humanización", primero, y de "espiritualización",
realmente una: la determinación de la esencia hu- después. Es lo que viene a sostener Jaspers en su
mana. Su naturaleza responde a su origen y en ella Origen y meta de la Historia. Entra en el pensamien-
va dado su destino, puesto que lo que haya de ser to general de Jaspers la idea de que el Hombre es
depende de lo que esencialmente es: un ser liberado un ser siempre inacabado, siempre capaz de algo ab-
de la servidumbre de los instintos y dirigido a una solutamente nuevo: este "inacabamiento" le es esen-
vida supraterrena. cial. Pero si el hombre naciese totalmente ajeno de
Puede verse este tema general planteado en otros libertad, no se comprende cómo ni por qué o por
autos, especialmente en El gran teatro del mundo; quién llegaba a ser libre, pues de su misma natura-
El pleito matrimonial (pregunta que comienza: "Sin leza finita no podría brotar la liberación. Se hace ne-
oír hablar ni ver / en noche continua estoy"); El cesario pensar en una Persona Infinita que le haya
pintor de su deshonra ("Qué soberano poder / hoy "liberado", esto es, que haya suspendido su servi-
ser al no ser ha dado...?"); el soneto de la Natura- dumbre a la inferior vida instintiva, desligándole así
leza Humana en La cura y la enfermedad; el parla- de la pura animalidad.
mento de la Razón en Los alimentos del hombre; La pregunta, sin embargo, responde bien al hecho
la capacidad de arrepentimiento en La redención de histórico de que el hombre, cercado por la Natura-
cautivos. leza, necesitó milenios para encauzar "humanamente"
El Hombre aparece entre el bruto y el ángel. Así lo su vida, y, por tanto, en su limitación e imperfec-
dice el Príncipe en la escena que sigue a este frag- ción, cabe preguntarse si es verdaderamente libre.
mento ("d Quién es el hombre, Señor, / que tanto La pregunta implica la cuestión de su destino, pues,
le magnificas?"). Por el pecado se hace bruto; por según sea o no sea libre, su destino estará determi-
la Gracia se eleva al ángel. Sólo moviéndose en esta nado al modo físico o podrá autodeterminarse, con-
dirección cumple el destino que corresponde a su na- forme a su esencial naturaleza. En cuanto la esencia
C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
72
Calderón sabe, además, que "todo ser es bueno" me- de CALDERÓN, entre ellos La vida es sueño; págs. 388-423.)
tafísicamente, y, por eso, si el Hombre dice, en El VALEUENA PRAT (Angel): Calderón. Su personalidad, su arte
pleito matrimonial, "ni ser quiero, que es tristeza / a dramático, su estilo y sus obras. Juventud, Barcelona, 1941.
mi ser aparejada / ver que acaba siendo nada / ser El orden del Barroco en La vida es sueño. Escorial, VI, 16;
que siendo nada empieza", corrige este nihilismo, páginas 167-192. Madrid, 1942.
(Hay que tener en cuenta, además, los prólogos y notas
afirmando, a continuación, que vale más "ser para
de las ediciones citadas y del otro volumen de Autos de
dejar de ser / que no ser nunca jamás". Calderón en "Clásicos castellanos", núm. 74 (1927). Y tam-
bién los capítulos que consagra a CALDERÓN en su Historia
EUGENIO FRUTOS de la Literatura Española y en su Literatura dramática es-
Catedrático de la Universidad de Zaragoza. pañola. Labor, Barcelona, 1930.)
COMENTARIO DE TEXTOS.—LEIBNIZ 73
1. TEXTO una como otra. Ahora es, pues, cuando hay que aplicar la dis-
tinción de las conexiones, y digo que lo que sucede de con-
COMO LA NOCIÓN INDIVIDUAL DE CADA PERSONA ENCIE- formidad con esas anticipaciones es seguro, pero no es nece-
RRA DE UNA VEZ PARA TODAS LO QUE OCURRIRÁ SIEMPRE, sario, y si alguien hiciera lo contrario no haría nada imposi-
SF VEN EN ELLA LAS PRUEBAS "A PRIORI" O RAZONES DE
ble en sí mismo, aunque sea imposible (ex hipothesi) que esto
LA VERDAD DE CADA ACONTECIMIENTO, O POR QUE ', HA
acontezca. Pues si algún hombre fuera capaz de concluir toda
la demostración, en virtud de la cual podría probar esa co-
OCURRIDO UNO CON PREFERENCIA A OTRO. PERO ESTAS
nexión del sujeto, que es César, y del predicado, que es su
VERDADES, AUNQUE SEGURAS, NO DEJAN DE SER CONTIN-
empresa afortunada, haría ver, en efecto, que la futura dic-
GENTES, PUES SE FUNDAN EN EL LIBRE ALBEDRÍO DE DIOS tadura de César tiene su fundamento en su noción o natu-
Y DE LAS CRIATURAS, ES CIERTO QUE SU ELECCIÓN TIENE raleza, que se ve en ésta una razón de por qué resolvió pasar
SIEMPRE SUS RAZONES, PERO INCLINAN SIN NECESITAR. el Rubicón mejor que detenerse en él, y por qué ganó y no
perdió la jornada de Farsalia, y que era razonable y, por con-
Pero antes de pasar más adelante, hay que tratar de sal- siguiente, seguro que esto ocurriera; pero no que es necesa-
var una gran dificultad, que puede surgir de los fundamen- rio en sí mismo ni que el contrario implique contradicción.
tos que hemos establecido más arriba. Hemos dicho que la Análogamente a corno es razonable y seguro que Dios hará
noción de una sustancia individual encierra de una vez para siempre lo mejor, aunque lo menos perfecto no implique
siempre todo lo que puede ocurrirle jamás, y que considerando [contradicción]. Pues se encontraría que esta demostración de
esta noción se puede ver todo lo que se podrá enunciar de ella ese predicado de César no es tan absoluta como las de los
con verdad, como podemos ver en la naturaleza del círculo números o de la geometría, sino que supone la sucesión
todas las propiedades que se pueden deducir de ella. Pero pa- de las cosas que Dios ha escogido libremente, y que está fun-
rece que con esto se anulará la diferencia entre las verdades dada en el primer decreto libre de Dios, que establece hacer
contingentes y necesarias; que la libertad humana no tendrá siempre lo que es más perfecto, y en el decreto que Dios ha
ya lugar alguno, y que una fatalidad absoluta imperará en to- dado (a continuación del primero) respecto a la naturaleza
da< nuestras acciones como en todo el resto de los aconteci• humana, que es que el hombre hará siempre—aunque libre-
mientos del mundo. A lo cual respondo que hay que distin- mente—lo que le parezca lo mejor. Pero toda verdad que
guir entre lo que es cierto y lo que es necesario; todo el PI un- está fundada en esta clase de decretos es contingente, aunque
do está de acuerdo en que los futuros contingentes son segu- sea cierta; pues estos decretos no cambian la posibilidad de
ros, puesto que Dios los prevé, pero no se reconoce por eso las cosas, y, como ya he dicho, aunque Dios escoja siempre
que sean necesarios. Pero—se dirá—si alguna conclusión se seguramente lo mejor, esto no impide que lo menos per-
puede deducir infaliblemente de una definición o noción, será fecto sea y siga siendo posible en sí mismo, aunque no ocu-
necesaria. Y nosotros sostenemos que todo lo que ha de ocu- rra, pues no es su imposibilidad, sino su in:perfección, quien
rrir a alguna persona está ya comprendido virtualmente en su hace rechazarlo. Y nada cuyo opuesto sea posible es nece-
naturaleza o noción, como las propiedades lo están en la no- sario. Se podrá, pues, resolver esta clase de dificultades por
ción de círculo. Así, la dificultad subsiste ruin; para resol- grandes que parezcan (y, en efecto, no son menos apremian-
verla sólidamente digo que la conexión o consecución es de tes desde el punto de vista de todos los demás que han tra-
dos maneras: una es absolutamente necesaria; su contrario tado alguna vez este tema) con tal de considerar, bien que
implica contradicción, y esta deducción se realiza en las ver- de otro modo o bien (lo que es lo mismo) que tienen prue-
dades eternas, como son las de Geometría; la otra sólo es bas a priori de su verdad, que las hacen ciertas y que mues-
necesaria ex hypothesi, y por decirlo así, accidentalmente, y es tran que la conexión del sujeto y el predicado en estas pro-
contingente en sí misma cuando el contrario no implica [con- posiciones tiene su fundamento en la naturaleza de uno y
tradicción]. Y esta conexión no se funda en las ideas puras otro, pero que no tienen demostraciones de necesidad, puesto
y en el simple entendimiento de Dios, sino también en sus que esas razones sólo están fundadas en el principio de la
decretos libres y en la continuidad del universo. Pongamos contingencia o de la existencia de las cosas; es decir, en lo
un ejemplo: Puesto que Julio César llegará a ser dictador per- que es o parece lo mejor entre varias cosas igualmente posi-
petuo y dueño de la República y suprimirá la libertad de los bles, mientras que las verdades necesarias están fundadas en
romanos, esta acción está comprendida en su noción, pues el principio de contradicción y en la posibilidad o imposi-
suponemos que la naturaleza de tal noción perfecta de un bilidad de las esencias mismas, sin tener que ver en esto ron
sujeto es comprenderlo todo, a fin de que el predicado esté la voluntad libre de Dios o de las criaturas.
incluido en ella, ut possit messe subjecto. Se podría decir que
no tiene que cometer esa acción en virtud de esa noción o NOTICIAS GENERALES SOBRE EL
ideas, puesto que sólo le conviene porque Dios lo sabe todo. TEXTO QUE SE VA A COMENTAR
Pero se insistirá en que su naturaleza o forma responda a
esa noción, y puesto que Dios le ha impuesto ese personaje, El texto que vamos a comentar es el § núm. 13 del
desde ese momento le es necesario satisfacer a él. Podría res-
ponder a esto por la instancia de los futuros contingentes.
Discurso de Metafísica, de Leibniz.
pues éstos no tienen aún ninguna realidad fuera del entendi-
Leibniz (1646-1716) es justamente considerado como
miento y voluntad de Dios, y puesto que Dios les ha dado uno de los pocos grandes espíritus enciclopédicos que
allí esa forma de antemano, será menester de todos modos hayan existido jamás. El descubrimiento del Cálculo
que respondan a ella. Pero prefiero resolver las dificultades Infinitesimal lo sitúa entre los máximos genios mate-
mejor que disculparlas con cl ejemplo de otras dificultades máticos; pero también fué eruditísimo historiador y
semejantes, y lo que voy a decir servirá para explicar tanto jurisperito, y precursor de la Lógica simbólica. Para los
74 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
alemanes, Leibniz ha sido el promotor de los estudios de mónada está casi totalmente perfilada en este Dis-
filosóficos modernos. Poseía un conocimiento profun- curso decisivo, y podemos servirnos de este tecnicismo
do de la Escolástica (a través de Fonseca y Suárez, como equivalente a la expresión "sustancia individual"
principalmente); pero su pensamiento filosófico se des- que aparece en el texto comentado.
arrolla a partir de los grandes problemas metafísicos El Discurso de Metafísica, por su brevedad (37 pá-
que planteó Descartes y continuó Spinoza. Leibniz es rrafos) , se acomoda a la costumbre barroca. Lo escribió
el último gran representante del racionalismo barroco. Leibniz cuando contaba treinta y ocho arios (es de-
La producción filosófica de Leibniz se contiene en cir, probablemente hacia 1684), pero el manuscrito
numerosas, pero breves obras—exceptuando a los Nue- estuvo traspapelado en la Biblioteca de Hannover,
vos ensayos sobre el entendimiento humano y a la donde lo descubrió Grotefend; de suerte que hasta
Teodicea—y en sus cartas (que pasan de 15.000). Cier- 1846 (doscientos años después del nacimiento de Leib-
tamente que todos estos escritos podrían considerarse niz) no fué publicado, juntamente con la correspon-
como exposiciones diversas de un mismo pensamiento dencia que sostuvo con Arnauld y con el conde de
central, a saber: la teoría de las mónadas; de suerte Hesse-Rheinfels.
que de cada obra de Leibniz podríamos decir lo que Leibniz había enviado el manuscrito de su Discur-
Leibniz mismo afirmaba de sus mónadas: que cada so a Arnauld; y en carta le incluía un resumen de
una reflejaba a todas las demás. El Discurso corrobora cada uno de los párrafos de la obra, que hoy día sue-
esta afirmación, y el párrafo del mismo que comen- len anteponerse a estos párrafos como epígrafes.
tamos la redunda a su vez, en relación con la obra La correspondencia con su amigo Arnauld, el teólogo
entera. jansenista, es una de las fuentes más importantes para
conocer el pensamiento de Leibniz. Según Bertrand
El Discurso de Metafísica, de hecho, constituye la
primera "cristalización" del pensamiento metafísico Russell, es aquí donde se contiene el verdadero y más
profundo pensamiento del genial filósofo alemán; pen-
original de Leibniz, según declara él mismo en una
carta escrita años más tarde, en 1697. "Yo he comen- samiento que sería esotérico, desconocido de sus con-
zado muy joven a meditar; pero sólo hace aproxima- temporáneos y sucesores, debido a que Leibniz no se
damente doce años, me he encontrado satisfecho." atrevió a publicarlo, y a fomentar su temor contribuyó
Arnauld, que encontraba sus ideas demasiado opues-
Leibniz, en efecto, profundamente identificado con la
tradición escolástica—sobre todo, con su actitud teoleo- tas e inadecuadas al común sentir del público. Lo que
lógica—había sido vivamente impresionado "por la ma- generalmente se conocería de Leibniz, el lado exotérico
nera elegante de explicar la Naturaleza de un modo de su pensamiento, sería también lo más superficial;
mecánico" de Descartes, y quiso conciliar ambas acti- sería el Leibniz optimista y fantaseador, en contrapo-
tudes, aplicando a todo ser real, simultáneamente, la sición de un Leibniz espinosista y atenido al más es-
concepción teoleológica—la doctrina de las causas fina- tricto rigor deductivo.
les—y la concepción mecanicista. Esto exigía superar La opinión de Russel, entendida de un modo extre-
el dualismo cartesiano de las Res cogitans y Res exten- mado, es muy discutible. Pero, en todo caso, el Discur-
sa, ya que, dentro de este dualismo, las categorías so de Metafísica, y, dentro de él, el párrafo que co-
teleológicas y mecanicistas parecían referirse, separada mentamos, que refleja y contiene virtualmente la
y respectivamente, a estas sustancias, pero sin una totalidad de la obra, debería considerarse, a la par,
unión interna y plena. A la superación del dualismo como un depósito de los aspectos esotéricos y exotéricos
cartesiano le ayudó decisivamente el monismo de Spi- más profundos del pensamiento de Leibniz. Creemos
noza, a quien había ido a visitar tras su estancia en que esta afirmación se desprenderá del estudio escru-
París (1672-1676) y de quien al parecer consiguió la puloso, aunque esquemático, que de nuestro párrafo
lectura de la Etica, cosa que Leibniz procuró ocultar intentamos hacer a continuación.
siempre. En el Discurso de Metafísica, Leibniz logra,
por primera vez, un sistema personal, basado en un
III. ANÁLISIS GENERAL DEL PÁRRAFO 13 DEL
reconocimiento pleno de la Sustancia individual, al
DISCURSO DE METAFÍSICA DE LEIBNIZ
estilo aristotélico, pero concebido según categorías muy
afines a las de la sustancia espinosiana. Leibniz cons-
truyó un sistema pluralista, pero a base de unidades, Nuestro párrafo pretende solucionar la más grave
cada una de las cuales se asemejan a la sustancia de dificultad que se opone a la teoría de las mónadas, en
Spinoza; proceso éste que guarda impresionante pa- tanto que ésta implica la afirmación de que la sus-
ralelismo con el que condujo a los sistemas pluralistas tancia individual encierra todo lo que puede ocurrir
de Anaxágoras o Demócrito, en tanto que basados al sujeto. Esta tesis es un corolario del concepto de
sobre infinitos elementos (homeomerías, átomos), pero mónada, pues la mónada, como unidad intrínseca me-
concebidos de acuerdo con las propiedades del ser de tafísica, contiene en su concepto todas las determina-
Parménides. Las unidades sustanciales, de linaje espi- ciones y accidentes aparentemente sobrevenidos al su-
nosiano (pues ellas son autónomas, son causa o razón jeto, y vinculados, aparentemente de un modo extrín-
interna de sus propios actos, son apetito e intelecto a seco, al mismo. Si el sujeto individual es una mónada,
la par, son res extensa y res cogitans simultáneamente, entonces todo lo que puede ocurrirle al sujeto estará
desarrollan su esencia sin intervención del azar, inma- contenido en su concepto, internamente y, por tanto,
nentemente, etc., etc.) habrían de ser designadas por de un modo analítico y necesario. Pero esta conclusión
Leibniz, más adelante (1696), con el nombre de mó- se opone terminantemente a la experiencia: si las per-
nadas, término que ya empleó Bruno, aunque Leibniz sonas (sujetos individuales) son mónadas, no puede
lo tomó probablemente de un alquimista coetáneo suyo: afirmarse que el sujeto contiene internamente todo lo
Van Helmont el Joven. Pero, si no el nombre, la idea que va a ocurrirle, pues las personas son libres, y la
COMENTARIO DE TEXTOS.-LEIBNIZ 75
libertad se opone a este riguroso determinismo impli- hesión", "vis agendi", "sustrato que permanece en los
cado por la doctrina de un desenvolvimiento analítico cambios", etc., etc.), sino, sobre todo, una categoría
y necesario de una esencia en sus actos y aconteci- formal; hasta el punto de que las definiciones "ma-
mientos "internamente previstos". ¿Cómo hacer com- teriales" de la idea de sustancia podrían ser considera-
patible la teoría de las mónadas con la libertad humana das corno formas de verificación del concepto formal.
y, en general, con el decurso libre, indeterminado, que Como tal categoría formal, la idea de sustancia es, sen-
la experiencia nos testimonia incesantemente? Leibniz, cillamente, una subclase de la idea de unidad; o, si se
en este párrafo que comentamos, nos propone una so- prefiere, una forma peculiar de estructura. La teoría
lución basada en la distinción de dos tipos de nece- de la sustancia, como tipo especifico y cate gorial de
sidad, que podríamos llamar desde ahora, respectiva- unidad, está, ciertamente, sin desarrollar hasta el mo-
mente, "necesidad geométrica" y "necesidad histórica"; mento. Pero es Leibniz quien, precisamente, ha intuido
con esta distinción, la teoría de las mónadas se pro- en la sustancia su componente "formal", y al servicio
longa insospechadamente. Podríamos considerar esta de este componente se han pensado las definiciones
distinción adoptando por un momento el modo de materiales" de sustancia que pasan por ser típicamen-
hablar hegeliano—sucesor, por línea directa, de Leib- te leibnizianas (sobre todo, la sustancia como vis agen-
niz----como la base para una síntesis fecunda, lograda di, es decir, como Naturaleza, en la tercera de las
gracias a la aplicación de una antítesis—la objeción acepciones de Boecio).
empírica de la libertad—a una tesis primitiva: el teo- Que Leibniz ha reparado en lo que llamamos "com-
rema de la doctrina de las mónadas citado. ponentes formales" del concepto de sustancia, como in-
La estructura de nuestro párrafo queda, por consi- gredientes principalísimos de la misma, es fácil de
guiente, reducida a estos elementos. demostrar. La unidad es preocupación fundamental de
a) Una tesis: "La sustancia individual encierra todo Leibniz, según confiesa él mismo en carta a la Du-
lo que puede ocurrirle al sujeto." Esta tesis es un coro- quesa Sofía (4-XI-1696): "Mis meditaciones funda-
lario de la teoría de las mónadas, y constituye el mentales giran sobre dos cosas: sobre la unidad y so-
eslabón entre el párrafo que comentamos y las prece- bre la infinitud." El mismo nombre de mónada sig-
dentes partes del Discurso. nifica "unidad"; y, muchas veces, en sus escritos, se
b) Una antítesis o dificultad a la tesis propuesta: encuentra la expresión "unidades reales" como equiva-
"La tesis propuesta anula la distinción entre verdades lente a sustancia (v. g., Nuevo Sistema, § 3). Pero,
necesarias y libres." sobre todo, aparece esto claro cuando examinamos las
c) Una solución a la dificultad, obtenida no por razones por las cuales niega la dignidad sustancial a
destrucción de ésta, sino por incorporación de la mis- ciertos objetos, tales como los objetos extensos, en
ma—es decir, del concepto de libertad—a la tesis—es cuanto tales. Si los cuerpos extensos, en cuanto ta-
decir, al concepto de enlace interno entre el sujeto y les—viene a decir—no son sustancias, es porque no son
sus actos—para dar lugar a un concepto síntesis nue- seres dotados de verdadera unidad. "No concibo rea-
vo, que prolonga la teoría de las mónadas, y que con- lidad alguna sin verdadera unidad; pero esta unidad
siste en la actualización, en el concepto de necesidad, no es posible en los cuerpos extensos como tales—[con-
de dos "modos" diferentes, que designaremos con los tra Descartes]—, ya que todo es indefinido por res-
nombres de "necesidad geométrica" y "necesidad his- pecto a la extensión" (Carta a Arnauld, de 30-IV-1687).
tórica", respectivamente. Debe advertirse que en esta expresión y otras muchas
Procede ahora examinar sucesivamente cada uno de Leibniz niega, originariamente, a los cuerpos la condi-
estos momentos del párrafo que comentamos. ción de sustancias, no tanto por su inercia—en favor
de un energetismo—cuanto por su falta de unidad, y
A) "La sustancia individual encierra todo lo que pue- la dispersión propia de la extensión, en la que unas
de ocurrir al sujeto." partes están "fuera" de las otras. En el propio Discur-
Esta proposición deriva del concepto de sustancia so de Metafísica, § 12, se encuentra formalmente este
que Leibniz se forjó y a cuya construcción colaboraron argumento. (De un modo atenuado puede advertirse
decisivamente tanto Aristóteles como Spinoza, si bien un reflejo de este pensamiento en nuestro Balmes,
Leibniz logró un resultado original. De Aristóteles le quien, si no niega, sí rebaja la sustancialidad de los
venía la idea de la sustancia individual (sustancia pri- cuerpos, fundado en su imperfecta unidad. Léase la
mera, proté ousía), y de Spinoza, la idea de la sustan- Filosofía Fundamental, Libro, IX, capítulo, IV, 5 18.
cia como ser completo, razón inmanente de todos sus Léase también el § 11 del cap. III del mismo libro IX,
actos, autónomo, y, en su contenido, de naturaleza donde niega la sustancialidad a la extensión por razo-
energética, a la par vis appetitiva y vis cognoscitiva, nes puramente "formales": que la extensión no es
y fuerza pura y activa. unificante.) Recíprocamente, la categoría de sustancia,
Ahora bien: En virtud de qué exigencias intelec- aplicada a la extensión, tiene como misión especial
tuales se le aparece a Leibniz la necesidad de una idea unificar las partes, enlazarlas continua y flúidamente y
de sustancia? Sospecho que en virtud de necesidades aclarar la misma cohesión de las partes materiales entre
formales, es decir, relativas a la forma misma del pro- sí, según explica Teófilo en los Nuevos Ensayos (Li-
ceso intelectual (entendido como proceso unificador), bro II, cap. 23, § 23).
antes que de necesidades materiales; es decir, relativas Debe notarse que la concepción formal de la sus-
a determinados contenidos del proceso intelectual. tancia fué promovida, probablemente, por el empirismo
Podría pensarse que la idea de sustancia no sola- inglés, en su crítica al concepto de sustancia. Locke y
mente es una categoría material del entendimiento (y Hume, cuando someten a su análisis crítico la idea
a la condición de categoría material la reducen las de- de sustancia, la reducen a un concepto estructural: la
finiciones de sustancia, como "ser in-se", "sujeto de in- sustancia—dicen—es "colección" o "agregado" de sen-
76 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
saciones (Léase el Ensayo, de Locke, Lib. II, cap. 32, te al corolario que comentamos: Que la sustancia indi-
19). Y es evidente que las nociones de "colección" o vidual encierra todo lo que puede ocurrir al sujeto. En
"agregado" son nociones "estructurales"—del tipo Uni- efecto, la estirpe dialéctica de la unidad sustancial
dad—y no "materiales" del tipo sustrato, o principio leibniziana prohibe una "hipóstasis lógica" de la sus
de acción. Parece, pues, que han sido los empiristas tancia con respecto a sus determinaciones, ya que éstas
quienes nos han puesto en vía hacia el concepto de no pueden en ningún caso ser abstraídas. La sustan-
sustancia como categoría formal. Al intentar destruir cia no es un quid distinto de los accidentes. En la doc-
el concepto tradicional de sustancia, llegaron a su com- trina clásica los accidentes sólo pueden existir en la
ponente formal, si bien lo formularon toscamente. sustancia (y así, sobrenaturalmente, pueden separarse.
Leibniz habría de ser quien tocase con mayor finura el Léase Santo Tomás, Suma Teológica, I, q. 77, a. 1);
concepto formal de sustancia, hasta el punto de que pero la sustancia puede existir sin los accidentes (aun-
debería considerarse este concepto como el más origi- que el entendimiento humano no pueda concebirla
nalmente leibniziano, por delante del concepto de sus- directamente).
tancia como vis agendi, como se acostumbra general- Pues bien: en la teoría dialéctica de la sustancia, la
mente. La vis agendi o fuerza es, ante todo, para conexión y unidad entre sustancia y accidentes, por así
Leibniz, un modo de hacerse concebibble la aplicación decir, se ha llevado al límite: no solamente los acci-
de la unidad a los fenómenos extensos; algo así como dentes no se distinguen ya de la sustancia (Descartes
el esquema trascendental—en términos kantianos—de había enseñado esta doctrina), no pudiendo separarse
la categoría formal de la sustancia. Ahora bien: serle de ella, sino que tampoco la sustancia puede concebir-
un error interpretar "kantianamente" a Leibniz. La se separada de sus accidentes, hasta el punto de que
unidad sustancial no es para Leibniz, en modo alguno, la sustancia no es otra cosa sino la totalidad de los
una categoría meramente trascendental (en el sentido accidentes (esta consecuencia ha alcanzado plena con-
de Kant) o bien un quid superadditum a los fenóme- ciencia en Hegel—Fenomenología del Espíritu, A,
nos por el sujeto cognoscente (en el sentido del empi- hl—y, posteriormente, en el actualismo de Wundt o
rismo). La unidad sustancial es objetiva y tan real Gentile). La concepción de la sustancia como "totali-
que puede considerarse como la misma vis represen- dad" de los accidentes, es también propia del empiris-
tativa de las mónadas (Monadología, § 14). Por la mo; pero el empirismo inglés entendió la idea de to-
percepción o conocimiento, la mónada adquiere unidad. talidad como colección (es decir, atomísticamente), y,
Qué es, entonces, la vis agendi o fuerza? Leibniz se además, negó el valor 6ntico a esta idea. En cambio,
inclina a definirla sin salirse de los límites de la uni- para Leibniz, la totalidad de los accidentes, además
dad, es decir, de la percepción: la vis agendi es vis de estar pensada como una unidad no agregativa, posee
appetitiva o apetito, el cual se concibe no corno la una significación metafísica.
energía que se proyecta sobre otros seres, sino sobre A la doctrina de la sustancia como "totalidad o uni-
sí mismo determinando el tránsito de una percepción dad de los accidentes", corresponde la doctrina del
a otra, y, por tanto, procurándose la conquista de nue- sujeto como "totalidad o unidad de los predicados",
vas unidades. típicamente leibniziana. Y esta doctrina lógica de Leib-
El concepto leibniziano, formal, de sustancia está niz puede servir para aclarar la doctrina formal de la
consagrado, pues, ante todo a la explicación de la uni- sustancia, isomorfa con la doctrina lógica. No es po-
dad de los fenómenos. Como categoría formal, es el sible detenerse aquí en esta doctrina. Basta la refe-
concepto que recoge en un género supremo los mo- rencia a la teoría leibniziana del juicio, que considera
mentos unificantes de los objetos del conocimiento, an- al predicado corno factor del sujeto; y, ulteriormente,
tes que recoger momentos materiales, como son la sus- la teoría leibniziana de la demostración, como reduc-
tentación o la actividad. La percepción nos ofrece el ción de cualquier proposición a una verdad idéntica
aspecto—subrayado por la crítica empirista—, de un (demostrationem esse catenam definitionum, de que
conjunto de seres disgregados entre sí, despedazados habla Leibniz en carta a Conring (19-111-1678). Esta
y discontinuos, tanto en la simultaneidad de sus notas teoría es el más profundo fundamento de la interpre-
como en la sucesión temporal de las mismas. La fun- tación analítica de todos los juicios. Para Leibniz, es
ción de la categoría sustancia estriba, ante todo, en cierto, no todos los juicios resultan analíticos (vérités
ser vínculo sustancial entre las partes que constituyen de raison); pero, contra el postulado de claridad car-
el objeto. tesiano, Leibniz cree que donde no cabe evidencia
La interpretación eminentemente estructuralista de (analítica) debemos contentarnos con la probabilidad.
la categoría sustancia permite comprender el parentes- Muy pocos son los juicios analíticos que conocemos,
co tan estrecho, que, dentro del pensamiento leibni- debido a que la cadena de definiciones necesarias para
ziano, existe entre la mónada—con respecto a sus de- enlazar el sujeto al predicado consta muchas veces de
terminaciones—y el sujeto lógico—con respecto a sus eslabones infinitos. Pero la genialidad de Leibniz es
predicados. Este parentesco, muchas veces señalado, haber interpretado estas series infinitas como orde-
sería inexplicable o, en todo caso, insignificante, fuera nadas objetivamente a un límite, que acaso el enten-
de la concepción "formal" de la categoría sustancia. dimiento humano desconoce, pero que, como se com-
Dentro de la concepción formal de la sustancia, el pa- prueba en matemáticas (precisamente en el cálculo in-
ralelelismo entre el campo lógico y el metafísico puede finitesimal), existe. Las verdades necesarias podrían
explicarse sencillamente como un isomorfismo funda- compararse con los números conmensurables que tie-
do en la idea de Unidad. nen expresión exacta; las contingentes, con los incon-
Por último, y ésta es la conclusión a la que tiende mensurables, que sólo pueden expresarse por una serie
esta parte del comentario, es la concepción formal, es- infinita. Leibniz ha interpretado estas series infinitas
tructural, de la sustancia, la que conduce derechamen- que tienden a un número como correspondiente a los
COMENTARIO DE TEXTOS.-LEIBNIZ 77
juicios que no son formalmente analíticos, es decir, "sustancial", del sujeto, de aquí que, al parecer, sea
las proposiciones que no son demostrables con la ayuda inconcebible el concepto de una atribución (de una
de un número finito de operaciones lógicas. Leibniz atribución verdadera) "no sustancial", sino accidental
ha introducido un postulado de continuidad entre los y contingente.
juicios analíticos y los sintéticos, considerando a éstos Las cuestiones lógicas y metafísicas que plantea esta
como un caso particular de aquéllos; en honor a la hipótesis serán eludidas en el presente comentario, en
verdad, debe decirse que Fermat había ya hecho una atención a la brevedad.
hazaña paralela, considerando la igualdad como una b) Que la persona humana, en cuanto sujeto de
desigualdad infinitamente pequeña (ad — igualdad;
actos (libres) es una sustancia individual (mónada).
por ejemplo, la que media entre los miembros de la Pues debe advertirse que una cosa es la teoría abstrac-
siguiente expresión:
ta de la sustancia y otra la aplicación de esta teoría a
1 1 1 1 1 1 la esfera de la realidad. Es en esta aplicación donde
= — — — — — — la doctrina de Leibniz encuentra mayores dificultades.
2 4 8 16 32 64
Pues tal aplicación supone siempre una acotación, más
Es, por otra parte, indiscutible que gracias a la hipó- o menos arbitraria, de una región del mundo percepti-
tesis de un número infinito de predicados es legítimo, vo, erigiéndola en unidad ontológica. ¿En virtud de
al menos lógicamente, postular la construcción de un qué razones, por tanto, defendemos la legitimidad de
sujeto individual, pues la agregación de un número la aplicación de la idea de mónada a la persona hu-
finito de predicados (universales), jamás conduciría a mana? Creo que jamás podríamos ofrecer unas razones
un sujeto individual, según el viejo axioma: Univer- cumplidamente demostrativas. En todo caso, en rela-
salia, quoqum que modo aggregentur, nunquarn ex eis ción con esta pregunta, debe tenerse en cuenta que
fiet sin gulare (Santo Tomás, Sent., d, 36, q. 1, art. 1). fué la experiencia de las personas humanas, la vivencia
En todo caso, no debe tomarse como un axioma la del desarrollo espiritual, la que impulsó a Leibniz a
tesis de que el sujeto individual sea equivalente al la concepción de su idea de sustancia (y en esto están
conjunto infinito de predicados; esta tesis es un simple conformes casi todos los exegetas. Véase, por ejemplo,
postulado no contradictorio, que Leibniz introdujo, sin Heimsoeth, La Metafísica moderna, pág. 87, Madrid,
duda, por el deseo de ajustar sus doctrinas a la idea Rev. Occi., 1932). Hasta tal punto es esto cierto, que
aristotélico-escolástica de la sustancia primera y, asimis- Leibniz aplicó las propiedades diferenciales de la per-
mo, a los datos de la apercepción (que nos dan lo real sona, en su pampsiquismo, a todas las sustancias. Por
como individual y concreto). Este postulado podría esta razón tanto más paradójico resulta que sea pre-
considerarse como un reflejo del lema escolástico: indi- cisamente la persona humana, inspiradora de la idea
viduum est ineffabile. de mónada, el escollo que se alza a esta idea, por su
Adviértanse las consecuencias del postulado de libertad. Esta paradoja es resultado inmediato de la
Leibniz en orden al problema clásico sobre la posibi- dificultad de conciliar estas dos propiedades de la per-
lidad del conocimiento intelectual de los singulares sona humana: la continuidad y coherencia de su con-
(posibilidad que la escolástica tomista negaba, y la es- ducta y su libertad.
colástica occamista y suarista defendía enérgicamente). Debe tenerse presente, a fin de matizar histórica-
Podría decirse que, para Leibniz, la sustancia prime- mente el alcance de la dificultad comentada, que en el
ra es un universal en su estado-límite; por consiguien- pensamiento coetáneo e inmediatamente anterior a la
te, que puede también ser conocido intelectualmente é poca de Leibniz, estaban vivas las polémicas sobre
en una situación límite (la del Entendimiento infinito). la conciliación de la libertad humana y la presciencia
Las consideraciones precedentes nos permiten com- divina—Fonseca, Molina, Suárez, Spinoza, etc.—y que
prender el fundamento leibniziano de la proposición Leibniz trata ampliamente en su Teodicea. Para el
que estamos comentando: "la sustancia individual en- punto de vista de Leibniz la presciencia divina equiva-
cierra todo lo que puede ocurrir al sujeto". Esta pro- le, según lo dice el propio Leibniz, casi literalmente,
posición, dentro del sistema leibniziano, es una simple en el párrafo que comentamos, a la definición de la
tautología, y en modo alguno un postulado o un pre- sustancia según sus infinitos atributos, y, por tanto,
sentimiento místico. Si "todo aquello que puede ocu- la incompatibilidad—aparente al menos—entre Pres-
rrirle al sujeto" se conceptúa como un predicado o ciencia y Libertad es un modo de expresar la incom-
como un accidente, entonces es evidente que, dentro patibilidad entre la teoría leibniziana de la definición
de la teoría leibniziana de la sustancia, forma parte y la libertad humana. De este modo, los dos "famosos
intrínseca de su comprensión. laberintos" de que habla Leibniz en el prefacio de la
Teodicea—la gran cuestión de lo libre y lo necesario
B) "La tesis de que la sustancia individual encierra la discusión de la continuidad y los indivisibles—se
todo lo que puede ocurrir al sujeto es incompa- aproximan tanto que casi se confunden.
tible, al parecer, con la distinción entre verda-
des necesarias y contingentes, y, por tanto, con C) "La distinción entre necesidad geométrica e histó-
la libertad humana." rica como solución a la antítesis propuesta."
Las incompatibilidades consignadas en este epígrafe En el párrafo que comentamos, Leibniz parece limi-
presuponen estas hipótesis: tarse a deshacer la antítesis recurriendo a la idea esco-
a) Que la verdad viene expresada en la forma de lástica de los futuros contingentes. Pero reitera la afir-
un juicio atributivo (S es P), de suerte que, cuando mación de que todo lo que le ocurre al sujeto está
hablamos de verdad, sobrentendemos una atribución implícito en su definición, porque lo conoce prescien-
o inserción del predicado en el sujeto. Como habíamos temente Dios; de suerte que pueden compararse los
concluido que todos los predicados son parte interna, accidentes con las propiedades que dimanan del círcu-
78 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
lo. Hay siempre un nexo interno, analítico, entre el tica citada, o con otras distinciones similares, sino que
sujeto y sus propiedades (esenciales o accidentales). es inexcusable aclararlo con el pensamiento total de
Pero distingue dos tipos de este nexo interno: a) Nexo Leibniz, a fin de podernos prometer la comprensión
necesario, absoluto. b) Nexo seguro, relativo. El nexo de su más arcano significado.
necesario lo pone Leibniz en relación con el orden Es indiscutible que con el principio de razón su-
de las esencias y con el entendimiento divino. El nexo ficiente Leibniz pretendió rectificar dialécticamente la
relativo (ex hypothesi) lo pone en relación con el extrinsecidad de las conexiones de una Teología vo-
orden de la existencia y con la voluntad divina (de- luntarista (Occam, Hobbes). Pero es muy dudoso, y
cretos divinos). Pero Leibniz afirma que los acaeci- aun me atrevo a afirmar que es falso, que Leibniz
mientos contingentes también están contenidos ana- incurriera en una rectificación tan enérgica que anulase
líticamente en el sujeto, si bien de un modo no nece- el concepto de conexión contingente, reduciéndola a
sario; por tanto, no incompatible con la libertad hu- un caso particular de la conexión necesaria. Así ha
mana. opinado Bertrand Russell. Dice este sutil expositor de
Ahora bien: la afirmación de Leibniz implica un Leibniz que el principio de contradicción—y a fortiori,
nuevo concepto: el concepto de enlace analítico no ne- el principio de identidad—significa, en el pensamiento
cesario, concepto originalísimo que, en la Filosofía leibniziano, que todas las proposiciones analíticas son
de Leibniz, desempeña una función muy parecida a verdaderas; mientras que el principio de razón sufi-
la de los juicios sintéticos a priori en el pensamiento ciente—recíproco del anterior—establecería que todas
de Kant. Como Kant, Leibniz pretende resolver su las proposiciones verdaderas son analíticas. Esta for-
problemática mediante la construcción de una estructu- mulación del principio leibniziano de razón suficiente
ra que contiene paradójicamente elementos inconcilia- es muy ingeniosa, y además correcta, pero siempre que
bles: el enlace interno (analítico) y la no necesidad no se dé por supuesta la equivalencia entre el concepto
(en Kant, el enlace a priori y su carácter sintético). de enlace analítico y enlace necesario. Si esta equiva-
El concepto leibniziano de enlace interno (analítico), lencia se acepta, Leibniz sería un fiel espinosista: así lo
pero no necesario, es ciertamente un concepto original. interpreta Russell. Pero acaso sea más justo evitar esta
Pudiera pensarse, en efecto, ante una lectura precipi- interpretación si queremos ser fieles al pensamiento de
tada del párrafo comentado, que Leibniz intenta re- Leibniz. La frase tantas veces repetida de que según
solver su antítesis acogiéndose desesperadamente a una Leibniz todos los juicios son analíticos para Dios, no
distinción que le ofrecía, ya acuñada, la Filosofía esco- significará que todos los juicios sean necesarios, sino
lástica, a saber: la distinción entre el entendimiento que será preciso introducir, en el concepto de enlace
y la voluntad divinos. También los escolásticos utili- analítico, la distinción entre lo necesario y lo contin-
zaban esta distinción en la explicación de cuestiones gente que comentamos. La noción de enlace analítico
afines o idénticas a la que Leibniz investiga. Es, por contingente o no necesario es, por lo pronto, un con
otra parte, casi seguro que Leibniz pensó inmediata- cepto intermedio entre los enlaces analíticos necesa-
mente en la distinción escolástica y la tomó como base rios y los enlaces fortuitos o—en lenguaje kantiano--
cuando hubo de intentar la superación de la antítesis puramente sintéticos.
capital. Pero no es menos evidente que Leibniz no No es legítimo desviarnos en la interpretación del
pudo aceptar la distinción escolástica tal como se le concepto de enlace analático no necesario hacia alguno
daba hecha, y hubo de amoldarla a sus exigencias me- de los extremos referidos. El párrafo que comentamos
diante la introducción de un nuevo principio, el de nos indica varias ideas que debieran tomarse en cuen-
razón suficiente, que en Leibniz tiene este sentido pre- ta en la definición de enlace analítico contingente, es
ciso (expuesto al final del párrafo que comentamos): decir, en la definición de la "necesidad histórica". Son
que todas las proposiciones contingentes (es decir, todas las siguientes:
las conexiones no necesarias de S y P) tienen razones a) La idea de existencia. El reino de la necesidad
para darse así más bien que de otro modo, y que histórica es la existencia, y no la esencia, sede
estas razones se regulan por el principio del optimismo de la "necesidad geométrica".
metafísico: el principio según el cual la voluntad divina b) La voluntad divina. Mientras que los enlaces
apetece siempre lo mejor. Es fácil comprender que,
necesarios se fundan en el entendimiento divi-
por de pronto, el principio de razón suficiente está no, los enlaces históricos dimanan de los decre-
pensado para corregir el carácter puramente gratuito tos de su voluntad.
que la voluntad divina tenía según los escolásticos oc-
camistas, sometiéndola a una regla que explique el Ahora bien: podemos reducir el primer par de con-
enlace interno entre los sujetos y sus predicados. Esta ceptos (existencia-esencia) al segundo (voluntad-enten-
regla es el principio de identidad, cuando se trata dimiento), en lo que se refiere a la explicación de la
de verdades necesarias, y es el principio de razón su- distinción entre necesidad histórica y geométrica, de-
ficiente cuando se trata de las verdades contingentes. bido a que el primer par sólo es significativo dentro
El principio de razón suficiente, por tanto, carece de de nuestra cuestión a través del segundo, y no por
sentido fuera del sistema de Leibniz, o, cuando menos, sí mismo. En efecto, la idea de existencia, por sí mis-
adquiere un sentido enteramente distinto al que Leib- ma, no sirve para explicar el concepto de necesidad
niz le asignó. histórica, ya que, aunque lo histórico sólo se da en la
Si admitimos, por tanto, la originalidad del concepto existencia, no todo lo que se da en la existencia es
de "enlace analítico, pero no necesario"—regulado por histórico: según Leibniz, también los enlaces necesa-
el principio de razón suficiente—no podemos limitar- rios alcanzan el reino de la existencia, como demuestra,
nos, al comentar este pasaje del párrafo leibniziano, a ante todo, la realidad del Ser divino.
compararlo reductivamente con la distinción escolás- Es preciso someter a un análisis, por tanto, la signi-
COMENTARIO DE TEXTOS.-LEIBNIZ 79
ficación leibniziana del par de conceptos: Entendi- posición externa y fortuita. (Sobre el principio "todo
miento-Voluntad divinos. La significación del Entendi- lo inteligible es necesario", véase Santo Tomás, Sum-
miento divino es unívoca: el Entendimiento conoce ma contra Gentiles, II, 55.)
lo analítico-necesario, como aquello cuya negación im- b) Pero la necesidad objetiva, derivada de la doc-
plica contradicción. Pero ¿qué significa la voluntad trina anterior, no es suficiente a Leibniz, como se
divina como fuente de la necesidad histórica? comprende de suyo. Según ella, hay necesidad en el
Para Leibniz sólo puede significar que la Voluntad tejido de medios a fines, pero éstos no aparecen jus-
divina no procede, en sus elecciones, de un modo gra- tificados y, como cada medio es antes fin respecto de
tuito, arbitrario y absolutamente ajeno a toda regla otro suceso, resultará que es el conjunto mismo el que
racional. Que la voluntad divina está sujeta a un orden carece de necesidad, y, por tanto, de inteligibilidad.
racional, aunque inaccesible al entendimiento humano: Adviértase que, según esto, no es sólo la totalidad lo
tal es el postulado, verdaderamente "panlogista", de que aparece gratuito y sin justificar: es también cada
Leibniz. parte en cuanto es, no ya medio, sino fin de las otras.
La idea de que la voluntad divina está sometida a En consecuencia, seguimos sin comprender la razón
un orden no es una idea enteramente original de del enlace objetivo interno del sujeto y sus predicados
Leibniz, si bien Leibniz la interpretó de un modo "históricos". Por esto Leibniz se ve constreñido a
peculiar, y, por cierto, peligrosamente cercano al pan- introducir el principio de razón suficiente, para expli-
teísmo. Santo Tomás de Aquino había enseñado, con car la aparición de los "fines".
profunda sabiduría, que no es posible señalar una Supone Leibniz que la voluntad divina tiene una
causa a la voluntad de Dios, si bien de aquí no puede razón suficiente unívoca para elegir los fines, y esta
seguirse que la voluntad divina sea irracional. Antes razón será el fundamento del enlace analítico de los
bien, siempre podemos conocer razones de la voluntad hechos históricos. Para explicar la naturaleza de esta
divina, si bien razones relativas a presupuestos previos razón suficiente, Leibniz recurre también a una vieja
cuyos motivos nos son, desde luego, inescrutables. teoría, que Santo Tomás remonta a Platón (Ouaest.
Así--dice Santo Tomás en la Summa contra Gentiles, Disp. De Potentia. Quaest. I, art. 5) y que fué larga-
libro I, cap. 86--en el presupuesto de que Dios quiera mente defendida por Malebranche (Conf. 9.a sobre
una cosa, se sigue (ex hypothesi) que quiera también Metafísica): la teoría del "optimismo metafísico". Esta
todo lo que se requiere para su ser, siendo evidente teoría puede ponerse también en relación con el fa-
que lo que envuelve necesidad respecto de otra cosa se moso crisocanon (regula aurea) aplicada, no ya al ser,
puede llamar razón de su existencia. Pero esta razón sino al obrar divino. Leibniz defiende, pues, que la
no es causa de la voluntad divina, como Leibniz so- voluntad divina apetece siempre el fin más perfecto.
brentiende. (Léase el artículo 5 de la q. XIX de la De aquí que pueda añadir que la negación de lo real
I Parte de la Summa Theologica.) no implica contradicción, sino imperfección. Esta tesis,
Asimismo, la idea de que la voluntad en general—y como es obvio, está obligada a plantearse, en primer
la voluntad divina en especial—se ajusta a un orden término, el problema del mal, y de la Teodicea leib-
racional, pero diferente del orden de la razón humana, niziana podrían sacarse aclaraciones decisivas sobre el
está también recogida en el concepto del ordre du significado, en su sistema, del orden de la voluntad
cocar, de Pascal. (Pensamientos, núm. 477.) "El cora- divina.
zón (la voluntad, podríamos leer nosotros) tiene ra- Mas ¿qué puede significar, en el sistema de Leibniz,
zones que la razón no comprende." La filosofía esco- el concepto de "lo más perfecto"? No podemos perder
lástica señalaba la realidad de un conocimiento dife- nunca de vista que este concepto está pensado para
rente del conocimiento especulativo, geométrico, y le resolver un problema lógico y metafísico: el enlace
asignaba hábitos especiales: sindéresis y prudencia. analítico entre términos no unidos con "necesidad
Todas estas ideas sobre el "orden de la voluntad li- geométrica". En consecuencia, este enlace debe ser ob-
bre" influyen, sin duda, en Leibniz; pero no puede jetivo y el concepto de "lo más perfecto" (lo "mejor")
olvidarse nunca que la doctrina de la necesidad his- debe considerarse como una categoría lógica de enlace,
tórica (correlativa al orden de la voluntad divina) es- antes que como una categoría moral o estética. Sólo de
taba llamada a desempeñar en el sistema de Leibniz este modo podremos comprender el párrafo de Leibniz
una función característica, y, por tanto, debía de ser que comentamos, siempre que adoptemos el criterio
adaptada a las particulares exigencias sistemáticas. Es- hermenéutico de Fichte: "Tocante ante todo a las
tas exigencias se reducen a la siguientes: la explicación obras científicas, el primer fin que debe perseguir su
de un orden objetivo, de una razón del enlace objetivo lectura es entenderlas y conocer históricamente la in-
entre el sujeto y sus predicados "históricos". He aquí, tención propia y verdadera del autor. A este fin es
en consecuencia, la interpretación que Leibniz se ve menester ponerse a la obra, no entregándose pasiva-
forzado a dar del viejo concepto del "orden de la mente al autor y dejándole que influya sobre uno
voluntad divina": como quieran el azar y la buena ventura, o hacién-
a) Ante todo, se apresurará a recoger el concepto dose decir por él lo que él quiera decirnos, y pasando
que ya encontramos en Santo Tomás, de una inteligi- de largo y anotándolo; sino que, así como en la inves-
bilidad interna del proceso real del Universo: inteligi- tigación de la naturaleza hay que someter ésta a las
bilidad fundada en la necesidad relativa (ex hypothe- preguntas que le hace el experimentador y hay que
si) que unos sucesos guardan con los otros (vr. gr ., el forzarla a que no hable sin ton ni son, sino que res-
paso del Rubicón y la República romana). Esta nece- ponda a la pregunta hecha, de igual modo hay que
sidad relativa, pero objetiva, evita la teoría de un mun- someter al autor a un hábil y bien calculado expe-
do caótico, al modo del atomismo o empirismo, para rimento del lector" (Caracteres de la edad contempo-
los cuales los fenómenos se ordenan por mera yuxta- ránea, lección sexta: Apéndice sobre el arte de leer).
80 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
Algunos textos de Leibniz parecen sugerir que el posibles entre sí. (Compárese esta hipótesis con la
principio de "lo mejor", como principio objetivo, es de Plotino, Enneadas, VI, 5, 4.)
crf cu p a Ve'rrii
explicado por medio del concepto de com posibilidad. 2. 0 La teoría de Leibniz, desde luego, destruye
Entre los infinitos posibles, no todos son "composi- la libertad divina, y aproxima el concepto de Dios a la
bles" entre sí, y esta hipótesis tiene una larga tradición, concepción panteísta. No solamente no existe la liber-
que se remonta al concepto de Koinonia platónico. tad, pese a las protestas del propio Leibniz, sino que
Leibniz parece haber imaginado una lucha darvinia- ni siquiera puede concebirse el azar objetivo. Dentro
na por la existencia en el reino de los posibles, en la del sistema de Leibniz, el azar se reduce a la armonía
cual triunfa—es decir, llega a existir—automáticamente preestablecida. Supongamos una distinción entre azar
el mejor dotado, es a saber, la combinación de posi- subjetivo y azar objetivo. El primero, se funda en
bilidades "más fuerte" (véase Teodicea, § 201). El nuestra ignorancia, que constata correlaciones entre
problema de "lo mejor" queda así transformado en fenómenos aparentemente desvinculados, pero objeti-
un problema matemático de máximos y mínimos, que vamente enlazados por un nexo intrínseco. El azar
podemos tratar, a nuestro modo, según el cálculo de objetivo podría definirse como el resultado de la in-
probabilidades (léase en la obra fundamental de Cou- terferencia de series objetivas de fenómenos cada uno
turat: La logique de Leibniz, capítulo VI. de los cuales está rigurosamente determinado, pero
La teoría de Leibniz tiene esta consecuencia inme- dentro de su serie. Mas como Dios conoce la coordi-
diata: luego sólo lo que está siendo real es lo único nación de estas series, el azar objetivo queda redu-
com posible en cada momento. Por donde llegamos a cido a la ciencia divina, fundado no en la ignorancia
una posición muy próxima al empirismo más desca- humana, sino en la ciencia divina, la cual, como está
rado y al fatalismo más exigente: la sustancia es el regulada por un inexorable sistema de incompatibili-
conjunto de los accidentes, y lo composible es el con- dades objetivas (fatales, en el sentido clásico. Léase
junto de las realidades. En cada momento sólo es com- San Agustín, La Ciudad de Dios, lib. V y Santo To-
posible un determinado estado del mundo, y por con- más, Summa Theologica, I, q. 116, a. 11), carece de
siguiente, sólo es concebible un mundo—el más per- libertad en esta ordenación o armonía preestablecida.
fecto—como unidad del conjunto de los estados Por último, conviene tomar conciencia de cuál ha
necesarios y fatales del mundo. Unicamente lo real sido el camino que Leibniz ha seguido para elaborar
es inteligible según la composibilidad; doctrina ésta esta teoría de "lo más perfecto", como razón suficien-
muy próxima a la de Hegel: "La subsistencia del te del devenir histórico y de la existencia en general.
ser.., es su devenir" (Fenomenología del espíritu, El camino no ha podido ser otro que la aproximación
III, 3). Como lo real-contingente nos es accesible so- de la libertad a la necesidad y, por tanto, de la vo-
lamente por los sentidos, se infiere de la teoría de luntad al entendimiento, y de la existencia a la esen-
Leibniz, pese a su racionalismo a ultranza, que los cia. Podemos dar como muy probable esta conclusión:
sentidos son un caso particular de la razón, verdade- puesto que lo inteligible es lo necesario, y la necesi-
ras "máquinas de integrar" las notas o perfecciones dad se vive únicamente en el mundo de las esencias,
divinas que el entendimiento humano sería incapaz de Leibniz, al intentar construir el concepto paradójico
componer a priore (véase Couturat, op. cit., pág. 256). de "necesidad de lo histórico o libre" no ha podido
La teoría de Leibniz, ciertamente, explicaría meta- seguir otro camino que tratar a la libertad, a la vo-
físicamente la razón por la cual existen unas cosas luntad y a la existencia en términos tomados de la
más bien que otras: hay una razón objetiva—no sub- necesidad, del entendimiento y de la esencia.
jetiva, derivada de una voluntad arbitraria—de los a) El tratamiento de la libertad en términos de
sucesos históricos. Pero no puede olvidarse que esa necesidad es evidente, y lo revela la misma expresión
teoría tiene dos defectos tan profundos que nos obli- de "necesidad moral" (véase Teodicea, § 349).
gan a considerarla, antes que como una teoría meta- b) El tratamiento de la voluntad en términos del
física, como una pura fantasía construida para salvar, entendimiento, lo demuestra el concepto de ciencia
desesperadamente, el sistema. He aquí estos defectos: de los futuros contingentes, ciencia que Dios posee de
I.° La teoría se basa en un postulado de incompo- los decretos de su propia voluntad, tal como Leibniz
sibilidad entre ciertas perfecciones en sí mismas po- la interpreta.
sibles. Pero este postulado carece en absoluto de jus- c) El tratamiento de la existencia en términos de
tificación dentro de los principios leibnizianos.¿Por la esencia, lo demuestra el postulado de no compo-
qué razón—podría preguntarse con el espíritu de Ana- sibilidad, que hemos denunciado y que es fundamen-
xägoras—la cualidad del negro no puede unirse a la to de los incomposibles; postulado paralelo al de
nieve? El empirismo, o el atomismo, niegan que haya no contradicción, fundamento de los imposibles.
razón alguna; la incomposibilidad propiamente no Ahora bien: estas aproximaciones, por cuanto no
existe. Pero el actualismo de Leibniz, antes expuesto, deben tomarse como identificaciones (en el sentido de
que defiende la identidad entre el sujeto y sus pre- Spinoza, cuando, por ejemplo, identifica la vis appe-
dicados, debería explicar la razón de la incompatibi- titiva y la vis cognoscitiva) y en cuanto no están jus-
lidad. En lugar de esto se limita a posturarla. Y este tificadas en razones objetivas particulares, sino sólo
postulado es el que carece de razón suficiente: propia- en una razón técnica: la de desarrollar un sistema me-
mente es una petición de principio. En la hipótesis tafísico basado en una determinada doctrina de la
actualista no puede señalarse razón para que se dé sustancia, no tienen otro valor científico que el de sim-
una agregación de predicados más bien que otra, apar- ples postulados, ni más valor cognoscitivo que el de
te de la agregación misma. El propio Leibniz, en puras metáforas.
carta a la Duquesa Sofía (1680), afirma que todas las Podemos concluir definitivamente nuestro comen-
ideas simples, todas las perfecciones, son, en Dios, com- tario afirmando que el sistema de Leibniz, aparte de
COMENTARIO DE TEXTOS.—LEIBNIZ
81
las críticas que pueda sufrir desde el punto de vista
pie izquierdo de un brahmán en los destinos de
de otros sistemas filosóficos, es un sistema incompleto
dentro de sus propios programas. Europa y del mundo. (Léase el cap. 3 del lib. I, Ter-
cera parte de la obra de Paul Hazard: El pensamien-
to europeo en el siglo XVIII.)
1V. I MPORTANCIA DEL TEXTO COMENTADO
B) El segundo pensamiento expone la hipótesis
de la inmanencia, según la cual todo lo que sucede
Las ideas contenidas en el texto que comentamos al sujeto es despliegue de virtualidades interiores. Este
poseen, dentro del sistema de Leibniz, una signifi- principio, aplicado al orden de los conceptos, estaba
cación y alcance muy precisos, que las páginas pre- muy próximo al idealismo. Los objetos exteriores no
cedentes han procurado poner de manifiesto. Pero influyen directamente en el orden de las ideas, que
muchas de estas ideas, tan plenas de significación, en discurren por una legalidad interna y sólo por la
función del sistema total leibniziano, poseen, por así armonía preestablecida están acordes con la realidad.
decir, tal superabundancia significativa por sí mismas, Esta hipótesis preparó los sistemas del idealismo ale-
que podremos descubrir fácilmente su presencia—aca- mán y, en último extremo, el solipsismo.
so para ser refutadas—en los más diversos sistemas La categoría de la inmanencia del desarrollo de la
ideológicos. Me referiré aquí, únicamente, a dos pen- sustancia individual, aplicada no ya sólo al orden de
samientos típicamente leibnizianos y que están conte- los conceptos intelectuales, sino al conjunto de la vida
nidos en el párrafo comentado: biológica o psíquica, ha dado lugar a teorías exage-
a) Todo lo que sucede tiene su razón suficiente, radas, que han combatido siempre con las teorías pen-
por mínimo e insignificante que nos parezca, y forma sadas según las categorías opuestas. Para referirme a
parte, en último extremo, del contexto universal. ejemplos recientes, citaré, en Biología, la discusión
acerca de la influencia del medio en el desarrollo de
b) Todo lo que le sucede al sujeto está contenido los seres vivientes. Para unos, que toman a Lamarck
en su propia esencia y puede considerarse como un como patrono, las influencias exteriores serían las de-
desarrollo o despliegue del tesoro de virtualidades in- terminantes de la evolución y morfología del ser vivo.
trínsecas y, por sí mismas, dinámicas y significativas. Para otros, en cambio, el desarrollo de los seres vi-
En el sistema de Leibniz, el primer pensamiento vientes estaría fundado en un ritmo inmanente y
se reduce al segundo, que constituye por ello una pre- "leibniziano", y tanto las leyes de Mendel como las
ciscción de la estructura del acontecer, en el cual nada teorías de Weismann confirmarían esta hipótesis. La
sucede en vano, en términos del desarrollo de las mó- discusión ha llegado muchas veces a extremos ridícu-
nadas. Sin embargo, estos pensamientos pueden ser los (véase J. Huxley: La génétique soviétique et la
vividos con relativa independencia, y, por su genera- science mondiale, París, Stock, 1950). Pero debe te-
lidad y naturaleza, pueden considerarse como hipótesis nerse presente que, en esta discución, antes que doc-
categoriales, ante las cuales debe tomar posición toda trinas biológicas, combaten categorías metafísicas ge-
actitud intelectual filosófica y científica. Lo que sigue nerales (la inmanencia o no inmanencia del desarrollo),
se propone mostrar, por medio de ejemplos, la jus- una de las cuales hemos visto expuesta por Leibniz
teza de esta afirmación. con la máxima pureza.
En la llamada "Patología psicosomática", la cate-
A) El primer pensamiento, especialmente en la goría de la inmanencia desempeña un papel directivo
forma del optimismo que popularizó Wolf, impresio- principal. "Hace unos cuantos años, antes de la gue-
nó vivamente a los espíritus cultivados del siglo rra, se hablaba mucho de Patología de la persona. Y
Recuérdese el Essay on Man, de Pope. Todo lo que se decía también que la persona era un destino, im-
sucede, por incomprensible que nos parezca, no po- plicando con ello que en el plasma germinal estaba,
dría suceder de otro modo sin alterar el orden y armo- en cierto modo, predeterminada—por las característi-
nía general: cas individuales, las posibilidades evolutivas, reacti-
vas, etc.—la futura esclerosis coronaria, la diabetes o
All Nature is bu: Art, unknown lo thce; el ictus apoplético" (J. Rof Carballo: El hombre a
All Chance, direction, which thou cana not sec; prueba, pág. 24).
All discord, harmony not understood;
All partial evil, universal Good;
En la esfera psicológica, la categoría de la inma-
And, spi:e of Pride, in erring Reason's spite, nencia del desarrollo ha presidido tiránicamente las
One fruti: is clear: whatever is, is right. concepciones de Freud y de sus discípulos, en espe-
cial de Szoncii. El determinismo psicológico, que los
Cierto que el espíritu optimista no duró mucho, al psicoanalistas remontan a la infancia (Freud) o a las
menos de un modo uniforme, y Voltaire contribuyó tendencias instintivas (Triebstrebungen) de los genes
de un modo decisivo a desprestigiarlo. Frente a la (Szondi), propende a reducir la historia psíquica de
idea de que todo sucede de la mejor manera posible, los individuos a un desarrollo de la mecánica interior
Voltaire presentaba la noticia reciente (1755) del te- de los instintos, preparada totalmente en las situacio-
rremoto de Lisboa: "Dios mío—decía por boca de nes pretéritas. "Todo estado presente de una sustancia
Cándido—, si éste es el mejor de los muchos posibles, simple es naturalmente consecuencia de su estado an-
cómo serán los otros?" Frente a la idea de que todo, terior, de tal suerte que el presente está preñado de
aun lo más absoluto, está lleno de significación como porvenir" (Monadologia, 22).
elemento integrante del orden universal, Voltaire pre- GUSTAVO BUENO MARTÍNEZ
sentaba una conocida fantasía sobre la influencia del Catedrático del Instituto de Salamanca.
82 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTA LES Y COMUNES
Goethe, naturalista
RAZONES DE LA ELECCIÓN
Geschlechter hinaufsteigt" ("en la cual se puede per-
cibir una constante progresión escalonada desde las
De los nombres conocidos como prototipos de na- primeras hojas cotiledonares hasta el desarrollo final
turalistas para el hombre de cultura media equilibra- del fruto y en virtud de la transformación de una
forma en otra hasta alcanzar la reproducción, median-
da—Plinio, Aristóteles, Linneo, Cuvier, Buffon, Rous-
te dos sexos, como culminación de la Naturaleza y
seau, Goethe, Lamarck, Darwin, Mendel, etc.—, uno como si fuera conducida por un guía espiritual").
de los más representativos es el de Goethe, por ser
su figura de las más ricas en contenido humano y Por el contrario, la metamorfosis irregular goethia-
enérgica influencia en el campo del pensamiento, y su
na supone un proceso regresivo de la Naturaleza:
ambivalencia de pensador y poeta encaja en la fina- "wie sie dort mit unwiderstehlichem Trieb und
lidad de estos comentarios. kräftiger Anstrengung die Blumen bildet und zu den
Werken der Liebe rüstet, so erschlafft sie hier
La intervención de Goethe en el plano científico
comprende tres temas principales: 1) sus ideas sobre
gleichsam, und lässt unentschlossen ihr Geschöpf in
einem unentschiedenen, weichen, unseren Augen oft
las "metamorfosis" de las plantas (Versuch, die Me-
tamorphose der Pflanzen zu erklären, 1790); 2) sus gefälligen, aber innerlich unkräftigen und unwirk-
experimentos anatómicos (Erster Entwurf einer allge- samen Zustande" ("como allí forma las flores con
impulso irresistible y las dispone para los actos del
meinen Einleitung in der vergleichenden Anatomie,
amor, por así decirlo, aquí se debilita y deja indecisa
1795), y 3) su teoría de los colores (Beiträge zur su creación en una situación vaga y blanda, que a
Optik, 1791), que le proporcionó los motivos de más menudo es grata a nuestra vista, pero ineficaz e im-
íntima satisfacción, así como de disgusto.
De los tres, tal vez el segundo sea el más adecuado
potente en su intimidad"). Tal sucede en las llama-
das "flores dobles", estériles por cuanto han prolife-
para esta exposición, puesto que fué motivo de gran-
des discusiones y sirvió de estímulo para un estudio
rado sus pétalos a expensas de sus estambres.
más profundo de la morfología vegetal, estudio que
OPUESTAS INTERPRETACIONE S DE ESTE TEXTO
ha proseguido hasta nuestros días, en los que ha lo-
grado un máximo de plenitud, con un gran porvenir La introducción en sus explicaciones de unas "fuer-
por delante y cuyo proceso histórico nos permite se- zas espirituales" (geistige Kräfte), e incluso de una
guir la trayectoria sinuosa de todo esfuerzo científico, misteriosa anastórnosis espiritual (cine geistige Anas-
acompañado de la correspondiente crítica y copiosa tomose), le hace escribir a E. Nordenskiöld que todo
bibliografía de la que al final de este escrito se ha esto es "filosofía romántica desde el comienzo hasta
seleccionado lo más importante para ilustración del el fin".
lector que desee mayor información. En cambio, para P. Bertrand, a Goethe correspon-
La clave de sus ideas sobre la "metamorfosis" en de el honor de haber realizado la síntesis de las ideas
los vegetales está en el siguiente texto debido a su corrientes en sus días introduciendo en ellas la cla-
mano: ridad y la sencillez peculiares de su genio. Por de-
recho propio, el poeta alemán puede considerarse
EL TEXTO (l)
como uno de los fundadores de la morfología ve-
getal.
Las hojas de las plantas se desarrollan gradual- Es muy bella y atractiva la síntesis que este autor
mente mediante "metamorfosis" que al principio dan francés hace de las ideas goethianas, y a pesar de su
origen a los cotilédones, luego a las hojas caulinas y condición de riguroso científico especialista, se deja
finalmente a las hojas (piezas) florales. Tal metamor- seducir por la gracia de la exposición del poeta, del
fosis puede ser, en parte, regular o progresiva..., "wel- que recibe el estímulo para hacer consideraciones como
che sich von den ersten Samenblättern bis zur letzten las que siguen (traducción parcial que brindo al
Ausbildung der Frucht immer stufenweise wirksam lector):
bemerken lässt, und durch Umwandlung einer Gestalt "Bien considerada, la concepción de Goethe es fun-
in die andere, gleichsam auf einer geistigen Leiter zu cionalmente exacta: en todas las producciones de la
jenem Gipfelder Natur der Fortpflanzung durch zwei planta es la hoja lo que hallamos por doquier, si bien
sometida a la acción de secreciones, es decir, de hor-
(*) Versuch, die Metamorphose der Pflanzen zu erklären monas diferentes. De ahí la unidad de plan, que es,
(1790, Gotha). Cfr. ARBER, A. (1946, Waltham, Mass., U. S. A.). en realidad, un fenómeno de unificación de los dife-
Goethe's Botany. "Chronica Botanica", vol. X, núm. 2, pági-
nas 63-126. (Separata.) rentes apéndices producidos por la planta."
COMENTARIO DE TEXTOS.--GOETHE 83
El comentario del prototipo ideal de planta o ar- josa marcha de la obra especializada. Tal manera de
quetipo (Urpflanze) ideado por Goethe le lleva a proceder equivale a renunciar a las mentalidades
escribir a Bertrand: universales.
"La idea de un plan preestablecido, hacia la reali- También merecen traerse aquí las consideraciones
zación del cual tenderían todas las plantas según sus de Mr. H. H. Thomas, quien escribe en la Linnean
recursos, se acorda a la secreta aspiración del hom- Society, de Londres (1932): "La conclusión más im-
bre, que se goza en reconocer por doquier la inteli-- portante del ensayo de Goethe consiste en que cuales-
gencia y las intenciones del Creador. Esto nos lleva quiera que sean las formaciones producidas por la
a pleno siglo xvm, cuando la noción de la unidad de planta—yemas, hojas, flores o frutos—, es siempre
plan de la Naturaleza fué expuesta por vez primera el mismo órgano el que realiza los planes de la Na-
por Buffon y Vicq d'Azyr. Hacia la misma épo- turaleza al cumplir tantas funciones diferentes reves-
ca, J.-J. Rousseau se extaxía ante la prodigiosa varie- tidas de formas tan distintas.
dad de formas con que se nos manifiesta la hoja y las "Tal órgano es la hoja contraída en el cáliz (sépa-
restantes partes de la planta, variedad que no nos los), extendida o dilatada en los pétalos, contraída en
impide percibir la semejanza innegable que las une." los estambres y, finalmente, dilatada e hinchada al
CHIMONANTHUS PRAECOX (L.) LINK, la flor de invierno, que florece en los meses fríos de diciembre a marzo; detalles
de una rama florida y disección floral con la serie de transición insensible en las piezas periánticas y su inserción
espiralada, más los verticilos sexuales (de uno de los ejemplares cultivados en el Real Jardín Botánico de Madrid).
GOETHE, PENSADOR UNIVERSAL máximo para dar el fruto. Desarrollando este tema,
el filósofo descubría la unidad en la variedad."
Goethe no puede limitarse a ser el obrero de la
ciencia; el genial pensador germano ha de infundir SIGNIFICADO MORFOLÓGICO DE LA HOJA
a sus trabajos el valor de la universalidad propia del
espíritu humano, dotado de una amplitud armónica. Resumiendo la teoría de la planta arquetipo
No hay por qué restar méritos (y grandes) al hom- (Urpflanze), podemos decir que, si bien la doctrina
bre que de una manera voluntaria o condicionada se de las metamorfosis de las plantas se nutre de datos
ciñe a la penosa labor del especialista, impuesta por en parte tomados de autores anteriores—Linnaeus
las necesidades actuales como norma casi general. (Philosophia botánica; Metamorphosis vegetabilis)—,
Pero es que el vuelo largo de la inteligencia goethia- Grew, un siglo antes, había demostrado la naturale-
na salva todas las barreras convencionales para buscar za foliar de sépalos y pétalos; C. F. Wolff, más atre-
ávidamente la solución inmediata a aquella infinita vido, había mantenido que no sólo estas piezas, sino
necesidad de explicación unitaria. La visión del espe- los estambres y segmentos del pericarpo eran hojas
cialista es más rigurosa y perfecta en el detalle; pero modificadas; pero es Johann Wolfgang Goethe el
esta actitud se logra a costa de una amputación muy que acierta a dar la síntesis precisa y clara, estímulo
dolorosa: la pérdida de la visión de conjunto y la re- grande de nuevos trabajos y búsquedas.
nuncia a unos recursos de trabajo que pueden traer Que, según las ideas goethianas, los primordios
soluciones de largo alcance, por encima de la traba- foliares que nacen de un mismo tallo tienen una
84 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
identidad de principio, si bien evolucionan de manera 1 • a La metamorfosis regular, proceso normal des-
diferente, diferenciándose de modo más o menos per- de los cotilédones hasta el fruto maduro, que
fecto según que la savia nutritiva que aquéllos reci- se eleva paso a paso hasta culminar en la fina-
ben de la medula esté más o menos filtrada o de- lidad suprema de la Naturaleza: la producción
purada. de los sexos (masculino y femenino).
Así la arquitectura de la planta responde a una 2.a La metamorfosis accidental, debida a causas
sucesión superpuesta de segmentos o internodios limi- externas (parasitos).
tados por los nudos; que éstos dan origen al órgano 3.a La metamorfosis irregular, con fenómenos re-
exclusivamente vegetal: la hoja. gresivos (flor doble).
La hoja es la unidad morfológica elemental y fun-
damental de la planta. Expuestas hasta aquí las ideas esenciales del pen-
Y esta idea tiene en nuestros días un doble valor. samiento goethiano, es inevitable tomar en conside-
De un lado, la teoría de la filorriza de Chauveaud, ración dos tipos de mentalidades.
según la cual toda planta es el resultado de la fusión
de dos o más filorrizas, miembro elemental éste in- IDEALISTAS Y MATERIALISTAS
tegrado por una hoja como órgano esencial y su
prolongación radical. La mentalidad idealista, que se traduce en la inter-
En mi estado actual de conocimientos me inclino pretación espiritual del mundo físico, y la mentalidad
a pensar que ha sido un hallazgo feliz esta idea ori- materialista, que se apoya en la lógica racionalista.
ginal de Chauveaud, que de día en día cobra nuevos La escuela idealista en Alemania, heredera de la
prosélitos. tradición y de la explicación aportada por Goethe y
De otro lado, la hoja, el miembro vegetal exclusivo sus predecesores, admite la intervención de lo mara-
de las plantas (el organismo vegetal respira y trans- villoso en los fenómenos naturales. Sus dos figuras
pira como el animal, y la circulación de los líquidos representativas—K. F. Schimper y A. Braun—reali-
internos es también propia de ambos reinos, y hasta zan descubrimientos sólidos como los de Goethe.
las plantas están dotadas de una cierta sensibilidad, Tales la interpretación de las leyes de la filotaxia, de
como su citoplasma es genuinamente irritable), alber- los esporofilos de los ofioglosos, etc.
ga el pigmento verde capaz de la foto y de la fito- La escuela racionalista, desnuda de hálito espiri-
síntesis, fenómeno prodigiosamente trascendental, sin tual, reducida a la interpretación física y química,
el cual la vida en la Tierra sería absolutamente im- con Schleiden como fundador (1835), registra una
posible. serie de fracasos iniciales por causa de observaciones
insuficientes o de interpretaciones prematuras, ya que
LAS TRES METAMORFOSIS GOETHIANAS ni aun en nuestros días se ha logrado descifrar con
la simple interpretación mecánica los procesos bioló-
Volviendo a la metamorfosis goethiana, la plántula gicos, saturados de complejidad.
nacida de la semilla germinada produce primero los Pero dejemos esta dilatada palestra tan propicia a
cotilédones, hojas rudimentarias o germinales surgi- la polémica violenta y volvamos a buscar nueva luz
das del primer nudo y repletas de materia no refina- que nos aclare algo más la prodigiosa silueta del genio
da con organización rudimentaria. Superada esta fra- de lo germánico.
se inferior del desarrollo foliar, surgen las hojas ve-
getativas normales, verdes, diversiformes y más per- AGNES ARBER
fectas. "Grado elevado de diferenciación y refinamien-
to que obedece al aire y a la luz" (Goethe). Hay una mujer inglesa, que ha vivido hasta hace
No obstante, por encima de ellas hay un tercer gra- pocos meses entre los venerables muros y los verdes
do de desarrollo foliar: el cáliz, verticilo sepalino del campos de Cambridge, que me ha hecho ver como
mismo nudo, más reducido y condensado y menos nadie toda la maravilla de la filosofía natural en la
diferenciado que el estadio anterior. morfología vegetal.
La corola, como una nueva dilatación foliar, re- Tal es Agnes Arber (M. A., D. Sc., F. R. S.,
presenta el cuarto grado de desarrollo, y su condición F. L. S.).
más delicada, animada de colores brillantes o cándi- En el prefacio de su libro fascinador The Natural
dos, exige el nutrimiento de una savia más refinada. Philosophy of Plant Form (Cambridge, 1950), dice:
Los estambres, o quinto grado, serían nuevas hojas, "En el presente estudio he tratado de expresar cier-
muy condensadas y reducidas gracias a una savia tas ideas generales que han surgido gradualmente por
muy pura. sí mismas en mi pensamiento y a lo largo de una
Rematando en el sexto grado de desarrollo con la vida relativas a la morfología de las plantas con flo-
producción de las hojas carpelares (pistilo), capaces res, tanto en cuanto a su actual interpretación como
de la máxima dilatación (el fruto) para proteger las en cuanto a su desarrollo histórico, desde los tiempos
semillas. de Aristóteles en adelante. Comencé pensando de este
Gracias a esta onda sucesiva de dilataciones y con- tema relativamente sencillo que era una rama de la
tracciones (tres reducciones y tres expansiones, respec- ciencia natural; pero, finalmente, he llegado a conce-
tivamente: cotilédones, sépalos y estambres, de un bir que logra su más completa realidad en la región
lado, y, de otro, hojas normales, pétalos y carpelos), de la filosofía natural, donde converge en la meta-
se logra para la mentalidad del poeta explicar el pro- física, a la cual aporta su contribución con su propia
ceso completo del desarrollo de la planta arquetipo. visión. En este libro he hecho una tentativa e intento
Y tal proceso exigía tres suertes de metamorfosis: provisional de revisar las relaciones de las partes en
COMENTARIO DE TEXTOS. —COETHE 85
las plantas con flores a la luz de aquellos modos de la ciencia rigurosa, se traduce en la escasa influencia
pensamiento más universales y, por tanto, más seve- de los escritos científicos de Goethe sobre sus con-
ros, y que son característicos de la filosofía mejor temporáneos de la botánica. No obstante lo cual,
que de la biología." aquellos escritos forman un copioso caudal de estímu-
Hemos tenido, pues, viva entre nosotros hasta hace los para las generaciones venideras y en ellos se sal-
poco tiempo una mentalidad femenina inquieta por van los detalles erróneos, que cuentan relativamente
elevarse a esa universalidad en la que vivió inmerso poco.
Goethe. Y en su libro dedica a Goethe la atención En la brillante lista de mentalidades ocupadas en
que merece. fitomorfología, que abarca desde Aristóteles hasta la
Ejemplos seleccionados de la plasticidad en la membradura vegetal: I. Heléboro verde: 1, plántula; 2, planta adulta
madura con su diversificación foliar: a, catafilo; b, nomo filo; c, d, hipsofilos; e, antojito; 3, disección floral con:
i, tálamo tronco-cónico y la huella espiralada de la inserción de las diversas piezas florales; f, nectario (pétalo) tubu-
lar; g, estambre; h, folículos procedentes de carpelos libres.II, Grosellero: evolución de las pérulas en serie de catafilos
(1, 2, 3) hasta la diferenciación del nomofilo (4) en sus dos partes esenciales (a, pecíolo, y b, limbo). III, Campa-
nula: ejemplo teratológico de cáliz petaloide. IV, Camelia: tránsito metamórfico de pétalo (4) a estambre normal (1),
a través de la consiguiente reabsorción limbar y génesis de antera y filamento (3, 2). V, Rubdeckia: ejemplo de
inflorescencia de transición entre la cabezuela y la espiga. VI, Sauce: proliferación aberrante en los verticilos sexua-
les: de anteras rudimentarias en el interior del ovario y del pincel estigmático en el estambre. VII, Rohdea iapo-
nica con inflorescencia espiciforme, que converge al espádice de ardcea.
se caldea ante el espectáculo radiante de los paisajes de nuevo mi admiración y gratitud profundas. Es
meridionales, de los paisajes de Italia. Katherine Esau, Davis, California. Ha publicado un
La flora exótica multiforme de la ribera medite- delicioso y cuidado libro: Plant Anatomy. Dejemos
rránea entra a golpes de luz en la retina del asiduo a K. E. que nos defina la finalidad de la anatomía
de Weimar, habituada al verde uniforme y a los cie- vegetal:
los grises. Siempre el sol barroco de lo latino ha sor- "The subject of the present book is the structure
prendido primero y entusiasmado y cautivado des- and development of seed plants, with emphasis on
pués a la gente netamente europea (del centro y del the angiosperms. The complex multicellular body of
septentrión del continente de la cara ancha) (1). a sced plant is a result of evolutionary specialization
No es extraño que Goethe pase por esta conmoción of long duration. This specialization has led to the
(la primera sorpresa que reserva el mar interior, el establishment of morphologie and physiologie dif-
mar Mediterráneo). ferences between the various parts of the plant body
Y aquí, ante el repertorio de la flora de hojas du- and caused the development of the concept of plant
ras y siempre verdes, topa con el prodigiosamente organs." (cf. Arber, 1950; Troll, 1937, pág. 176).
vulgar palmito (Chamaerops humilis L.), cuyos bro-
tes tiernos comen nuestros gitanos y nuestros campe- LA FORMA Y SU SENTIDO TRASCENDENTAL
sinos de Andalucía untados en aceite (cuando lo
tienen). ¿Qué significado debe darse aquí a la palabra for-
El encuentro tuvo lugar en el jardín más antiguo ma? Por encima del horizonte limitado del especia-
de Europa. El Jardín Botánico de Padua. La palma lista, es preciso dotar a esta palabra de su significado
enana flabelífera, de tronco corto y tortuoso, peline- más trascendental.
gro, que bate al aire sus hojas rígidas en abanico, con La forma se informa de su contenido. La forma es
destellos de un verde oscuro, no tienen tan gran la concreción de la idea. Por tanto, la plenitud de
belleza como para dejar suspenso a un visitante, ésta. No su apariencia trivial y externa.
aunque éste sea de la categoría poética de Goethe, Es la expresión, lograda con armonía y elegancia,
pero aquí surge la mirada aquilina que busca la in- de un significado profundo, de toda creación acerta-
telección por encima de la emoción. Y, ¡oh pasmo!, da y, por tanto, única. Lo deforme es lo informe, lo
allí, enfrente de sus narices, tenía Johann Wolfgang sin forma: aberración monstruosa o caótica. Pero tam-
Goethe un modesto ejemplar de palmito que le esta- bién de esto saca la morfología su partido. Lo ha
ba mostrando todas las gradaciones foliares posibles, dicho el propio Goethe: "La evidencia de lo terato-
en toda su casta desnudez, desde las primeras hojas lógico ha de usarse para aportar luz a los procesos
infantiles, lanceoladas, hasta la complejidad de la hoja normales."
flabeliforme, madura, más la brusca transición a la Dos siglos antes, Francis Bacon había escrito: "Los
espata, de un crema pálido, que, púdica, envuelve la errores de la Naturaleza, creaciones extrañas y mons-
sexual inflorescencia. truosas, permitirán a quienes conocen sus desviaciones
Ante su entusiasmo de botánico poeta, el director describir con la mayor seguridad sus trayectorias."
del real establecimiento le obsequió con una colección De esta forma, la morfología derrama luz sobre su
completa de la diversiforme membradura, que Goe- doctrina, tanto de las manifestaciones normales como
the llevó en triunfo a su patria. Treinta años después de las aberrantes.
(el poeta nos lo cuenta), volvía a poner ante sí aque- La morphe, saturada de armonía, hace hablar al
lla serie de miembros vegetales, amorosamente con- propio San Agustín de "la placentera concordia de
servados en su herbario y que le producían tan pro- composición que advierte en la flor de las hierbas y
funda veneración, a causa del papel que habían des- en la hoja de los árboles".
empeñado en la madurez de sus ideas. Sub specie formae (bajo el aspecto de forma) se
Según datos conocidos, aquel ejemplar (del que puede comprender la morfología como intérprete de
tomó las muestras Goethe) vivía desde 1584, y aún la organización, tanto interna como externa, de la
florece en su locus del Jardín Botánico de Padua. planta, del principio al fin de su biología, tal como
la sentía Aristóteles.
SIGNIFICADO Y CONTENIDO DE LA La germinación de las semillas, el brote de las ho-
MORFOLOGÍA VEGETAL MODERNA jas, la expansión de los capullos que se abren en flores
radiantes, la madurez del fruto, no son otra cosa que
Superada en diversos aspectos la interpretación goe- concreciones plásticas y felices de la idea soterrada en
thiana y la de sus predecesores y sucesores, creo opor- ellas. Dotado de su contenido auténtico, el significa-
tuno perfilar en cuatro trazos la trayectoria y porvenir do de forma hace inútil la diferencia entre forma y
de una ciencia en cuya cimentación tanto papel des- función. Será muy útil, en cuanto sirve como concep-
empeñó Goethe. to que deslinda dos campos más propicios a la limi-
La morfología vegetal tiene hoy plena vigencia y tación humana: hacer inteligible, mediante fragmen-
se halla en activo período de desarrollo. Su horizonte tación, aquello que la capacidad pensante del hombre
es amplio: va desde la célula vegetal hasta la repro- no logra alcanzar en sinopsis unitaria.
ducción y sexualidad y desde la organografía normal Pero el dispositivo sin su funcionamiento se vacia
de la membradura vegetal hasta las metamorfosis y de sentido, como la función se hace inexplicable sin
adaptaciones ambientales de tales miembros. el previo conocimiento de su órgano adecuado. De
Ahora entra en escena otra mujer, que despierta aquí que resulte ociosa la pregunta:¿Qué fué pri-
mero, el órgano o su función? Superada la imper-
(1) Etimología de Europa; alusión a sus habitantes latifaciales. fecta visión dualista y alcanzada la única considera-
COMENTARIO DE TEXTOS. —CLAUDE BERNARD 87
ción unitaria, queda aclarado que forma y función the y Linneo hay más parentesco espiritual del que
integran una sola unidad física funcional: el órgano. pudiera parecer al examen superficial.
Por este camino se logra la plena conciencia de Escribe d'Ors:
insertar la morfología en su auténtico lugar al con- "Linneo es tan céntrico que no hay mucha posi-
siderarla una rama del frondoso árbol de la filosofía. bilidad de alejarse demasiado de él."
Arbol filosófico de sentido real, por cuanto ha de "Esto que estamos haciendo es un capítulo de la
tener sus raíces hundidas en la tierra (la materia) y filosofía de Linneo."
su copa bañada de éter azul. Sirviendo de nexo uni- "La filosofía de Linneo no se ha escrito todavía,
tario entre el aparente dualismo (lo dimensional y lo como acontece a menudo con la de aquellos que no
pensante, lo formal y lo funcional). tuvieron cuidado de escribirla ellos mismos."
Como todo proceso inmerso en el tiempo, la mor- "Pero como lo ha tenido Napoleón, cabe un exe-
fología vegetal es obediente a las tres fases consabi- geta de Linneo."
das: la situación actual, el constante presente delimi- "¡Oh, gran sorpresa! La exégesis de Napoleón es
tado inmediatamente por un pasado que gravita en una lección de ascetismo que tiene su composición de
su destino y por un porvenir que en parte está con- "lugar" espiritual en la roca de Santa Elena. La exé-
dicionado por la acción conjunta de su presente y gesis de Linneo, el sabio, es una lección de hedonis-
pasado. mo que tiene por escenario, si no el huerto de Epicu-
El historicismo morfolóffico vegetal no ha de to- ro, el Jardín Botánico de Upsala."
marse como una simple exposición de rancias anti- La grave autoridad botánica de Linneo merece ser
guallas pretéritas, sino como un tema de reflexión traída al lado de la de Goethe. Este leyó mucho a
sobre las ideas de los que pensaron antes. En sus aquél y también admiró a Napoleón.
escritos se hallarán, junto a los errores propios de En mi plano minúsculo, también yo he leído con
cada época, los aciertos que han dado los progresos gusto a Eugenio d'Ors.
sucesivos y, lo que es más, las ideas en fase incipiente EMILIO GUINEA
que no hallaron el ambiente propicio, pero que pos-
Profesor de la Universidad de Madrid
teriormente lograron pleno desarrollo en nuevas men-
tes, parte de las cuales tal vez recibieron el influjo
estimulante de aquellas ideas iniciales, mancas de
BIBLIOGRAFIA ESENCIAL
desarrollo.
Nunca es estéril releer las doctrinas de los viejos ARBER (A.): The Mind and the Eye. Cambridge, 1954.
textos, en parte principal porque es muy limitada la — Goethe's Botan y . Chronica Botanica (Waltham, Mass.
capacidad de originalidad de la mente humana. Así U. S. A.), vol. X, núm. 2; págs. 63-126 (publicado en se-
se logra un doble beneficio: rendir homenaje a los parata). 1946.
— The Natural Philosophy of Plant Form. Cambridge, 1950.
que vieron primero, aunque fuera en forma impre- BERTRAND (P.) : Les végétaux vasculaires. París, 1947.
cisa, y el posible beneficio de nuevas sugerencias. ESAU (K.): Plant Anatomy. Nueva York-London, 1953.
HUXLEY (J.): Evolution (The Modern Synthesis). London, 1948.
— The New Systematics. Oxford, 1945.
LYDIA (R.): The Vindication of Metaphysics. London, 1951.
RECUERDO DE EUGENIO D'ORS
NORDENSKIÖLD (E.): The History of Biology. Nueva York, 1949.
RALO (E.): "Historia de las teorías biológicas". Revista de Occi-
Para terminar despidiéndome de Goethe, quiero dente, Madrid, 1931.
STEBBINS (G. L.): Variation and Evolution in Planis. Nueva
rendir el homenaje de un recuerdo a la figura de York, 1951.
Eugenio d'Ors, que tantas avideces goethianas tuvo OZENDA (P.): Recherches sur les dicotylédones apocarpiques, Pa-
en vida y por quien he sentido y sigo sintiendo una rís, 1949.
profunda simpatía. PLANTEPOL : L'ontogénie de la fleur. París, 1949.
(Una síntesis del actual conocimiento en Francia de la evo-
Pero no será la prosa dorsiana del comentario a lución vegetal puede verse en: "Colloques internationaux du
Goethe en su Valle de Josa tat, sino el comentario a Centre Nat." Recherches Scient., XLI. Evolution et Phylogénic
Linneo, el botánico ortodoxo y aristotélico. Entre Goe- chez les végétaux, París, 1952.)
Para Pedro, mi hijo. cir" tal frase, tal párrafo, tal capítulo del libro que lee-
mos? He ahí una curiosa expresión de los idiomas
Comencemos por lo que parece más obvio y elemen- cultos. Usándola, procedemos mentalmente como si el
tal; digamos con el hombre de la calle que el primer libro en cuestión tuviese voluntad o intención de de-
objetivo de quien honradamente comenta un texto cirnos algo: un "algo" implícito, latente, que nosotros,
científico debe ser el conocimiento integro y riguroso con nuestro esfuerzo intelectivo, hemos de sacar a la
de lo que ese texto "quiere decir". ¿Qué "quieren de- luz y entender con claridad. Comentar un texto cien-
88 e. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
tífico sería, según esto, ayudar a que él nos diga bien mentarista pertenece? Y si acerca de ese texto no hay,
clara y perceptiblemente lo que "quiere decir" desde a la sazón, documentos críticos suficientemente expre-
dentro de sí mismo. sos, ¿de qué modo deberá ser interpretado y valorado
Eso que el texto "quiere decir"—su significación, su en tal situación del espíritu humano?
sentido—puede poseer, y con frecuencia posee, una in- 3.a Lo que el texto quiere decir "personalmente";
disoluble unidad interna. El texto nos dice entonces aquello que contiene y significa, en cuanto ha sido
con sus palabras, pura y simplemente, lo que su autor compuesto por la individual persona de su autor y en
quiso decir con ellas: que el jugo gástrico enrojece el una ocasión determinada de la existencia de éste. Con
papel de tornasol o que la suma de los ángulos inte- otras palabras: lo que en el texto comentado es nuevo
riores de un triángulo es igual a dos ángulos rectos. y original. Tal originalidad quedará expresa, según los
No siempre acontece así. Los textos literarios dicen casos, de modo muy diverso: en los textos menguada-
no pocas veces—recuérdese, sumo ejemplo, el Quijo- mente originales y creadores será tan sólo un criterio
te—más de lo que con ellos quiso expresar quien los selectivo y ordenador de los saberes ajenos utilizados
escribió. Por otra parte, hay ocasiones en que la tor- para su confección; otras veces, en cambio, destellará
peza del autor, o acaso su voluntaria doblez, ponen genialmente en ideas o en descripciones nunca hasta
cierta discrepancia entre su intención y su expresión, aquel momento dichas ni oídas. La prosa didáctica de
entre lo que él quiso decir cuando escribió el texto y un manual escolar y la exposición de un descubrimien-
lo que su escrito realmente dice; y de tal vicio no que- to científico importante pueden servir de ejemplo a
dan exentas muy señaladas cimas de la literatura cien- esos dos contrapuestos extremos de la originalidad per-
tífica. Pongámonos, sin embargo, en el más favorable sonal.
de los casos: aquel en que coinciden la personal vo-
luntad expresiva del autor (lo que él "quiso decir") y El comentarista deberá discernir con precisión y de-
la significación objetiva del texto (lo que éste "quiere licadeza esos tres ingredientes de la significación del
decir"). Cuando así acontezca, ¿quedará agotada la texto, y tratará de comprender y mostrar cómo llegan
faena interpretativa con el descubrimiento de esa in- a integrarse en definitiva unidad. Mas no acabará con
visible coincidencia? En modo alguno. Porque la in- ello su tarea. A lo que el texto "quiere decir" por sí
terna unidad de aquello que el texto científico "quiere mismo, así en el orden gramatical, como en el orden
decir", podrá ser siempre desglosada en tres fraccio- histórico y en el personal, añadirá, sin confusión con
nes conceptualmente distintas entre sí: todo lo que precede, cuanto ese texto sugiera a su men-
te de lector, siempre que la ocurrencia—crítica, es-
La Lo que el texto quiere decir "gramaticalmente". clarecedora o perfectiva—pertenezca a la materia leí-
Esto es, lo que nos dice por la mera virtud significa- da y no sea manifiestamente ociosa. El comentario
tiva de las palabras que contiene y de la sintaxis con adquiere así conclusión y originalidad: declara todo
que esas palabras, mutuamente, se relacionan y enla- cuanto el que lo hace ha llegado a ver en los senos del
zan. Sin un mínimo conocimiento gramatical y filoló- texto comentado, y expresa lo que ese texto, actuando
gico de la lengua en que se halla escrito un documen- como estímulo intelectual, ha hecho nacer en la mente
to científico, será imposible su cabal intelección. El co- de un hombre capaz de pensar por su cuenta propia.
mentario de un texto exige del comentarista—elemental Es, en suma, doblemente "personal": en cuanto dis-
verdad—la posibilidad de leerlo correctamente. cierne la originalidad del autor que lo compuso y en
2.a Lo que el texto quiere decir "históricamente", cuanto manifiesta la originalidad del lector que lo
lo que significa por el hecho de haber sido escrito en Comenta.
una situación histórica determinada. El autor del texto
comentado puso necesariamente en él—con delibera- ***
ción, unas veces; sin saberlo, otras—no poco de lo que
le ofrecía el mundo en que su mente se formó: noti-
cias y nociones diversas, modos de pensar, sentir y es- A modo de ejemplo, procuremos cumplir esa serie
timar, hábitos estilísticos determinados. Nuestro co- de normas frente a un texto científico egregio y no
mentario no será completo si no discierne con claridad muy alejado de nosotros: el preámbulo al capítulo se-
todos esos elementos allegadizos y si no establece con gundo de la primera parte ("La idea a priori y la duda
la precisión posible el modo como pasaron desde el en el razonamiento experimental") de la célebre In-
mundo histórico y social del autor al contenido del troducción al estudio de la medicina experimental, de
texto por nosotros leído. Claudio Bernard. Dice así:
Pero la historia actúa tanto sobre el autor del texto
como sobre el comentarista mismo: uno y otro se ha- Cada hombre comienza por formarse ideas acerca de lo
llan sometidos al influjo de la situación en que respec- que ve y es llevado a interpretar por anticipación los fenó-
tivamente se formaron y existen. De ello se desprende menos de la Naturaleza antes de conocerlos por experiencia.
la necesidad de completar el examen histórico del texto Esta tendencia es espontánea: una idea preconcebida ha sido
leído indicando lo que significa cuando el lector lo y será siempre el primer impulso de un espíritu investiga-
dor. Pero el método experimental tiene por objeto transfor-
mira y estima desde su propia situación en el curso
mar este concepto "a priori", fundado sobre una intuición o
de la historia. Así contemplado, ¿qué significación un sentimiento vago de las cosas, en una interpretación "a
posee? Desde el momento en que su autor lo compu- posteriori" establecida sobre el estudio experimental de los
so, hasta el momento en que el comentarista lo estu- fenómenos. Por esto ha sido llamado el método experimental
dia, ¿cuáles han sido las principales vicisitudes de su "método "a posteriori".
prestigio y su fama? ¿De qué modo se le interpreta El hombre es, por naturaleza, metafísico y orgulloso; ha
y valora en la situación histórica a que el lector y co- podido creer que las creaciones ideales de su espíritu, que
COMENTARIO DE TEXTOS.--CLAUDE BERNARD
89
corresponden a sus sentimientos, representan también la rea-
lidad. De donde se deduce que el método experimental no es
en su contexto más inmediato (el libro a que pertene-
en manera alguna primitivo y natural al hombre, y que sólo ce) y en el marco de la vida humana que le dió exis-
después de haber vagado éste largo tiempo en discusiones tencia (la ocasión en que fué escrito por su autor). Así
teológicas y escolásticas, es cuando ha terminado por recono- lo haré, y a continuación daré sucinto cumplimiento
cer la esterilidad de sus esfuerzos en tal camino. El hombre a las reglas que anteriormente expuse.
se da cuenta entonces de que no puede dictar leyes a la 1. El texto transcrito procede, se nos dice, de la
naturaleza porque no posee en sí mismo el conocimiento Introducción al estudio de la medicina experimental,
y el criterio de las cosas exteriores, y comprende que para del gran fisiólogo francés Claudio Bernard. Ese libro,
llegar a la verdad debe, por el contrario, estudiar las leyes el más famoso entre todos los suyos, fué lentamente
naturales y someter sus ideas, o sea su razón, a la experien- compuesto por Claudio Bernard (nacido en 1813, muer-
cia; es decir, al criterio de los hechos. De todas formas, la
manera de proceder del espíritu humano no ha cambiado
to en 1878) entre 1860 y 1865, es decir, en la plena
en el fondo por esto. madurez de su mente de investigador. Con él quiso
El metafísico, el escolástico y el experimentador, todos pro- establecer los fundamentos teóricos de una medicina
ceden por una idea "a priori". La diferencia consiste en que basada sobre el experimento fisiológico, y aun de la
el escolástico impone su idea como una verdad absoluta que ciencia experimental toda. Dividió su obra en tres par-
ha encontrado y de la cual deduce en seguida, iinicamente tes: en la primera, estudió el proceso y el alcance del
por la lógica, todas las consecuencias. El experimentador, más razonamiento que preside y orienta la experimentación,
modesto, propone, por el contrario, su idea corno un pro- cuando ésta es rigurosamente científica; en la segunda,
blema más o menos probable, de la que deduce lógicamente analizó las peculiaridades que presenta la experimenta-
las consecuencias que confronta a cada instante con la rea-
lidad por medio de la experiencia. Procede así de verdades
ción con seres vivientes; en la tercera, mostró, a favor
pardales a verdades más generales, pero sin atreverse a pre- de bien elegidos ejemplos, cómo la investigación y la
tender jamás que posee la verdad absoluta. En efecto, si se crítica experimentales pueden y deben ser aplicadas a
poseyera aquélla acerca de un punto cualquiera, la tendría- la fisiología animal y a la medicina. En lo relativo a
mos de todos, porque lo absoluto no deja nada fuera de sí. las ciencias de laboratorio, "la Introducción a la me-
La idea experimental es, pues, también una idea "a priori", dicina experimental—ha escrito el filósofo Henri Berg-
pero es una idea que se presenta bajo la forma de una hipó- son—es para nosotros lo que para los siglos xvii y XVIII
tesis cuyas consecuencias deben ser sometidas al criterio ex- fué el Discurso del método". Si se tiene en cuenta la
perimental a fin de juzgar su valor. El espíritu del experi-
mentador difiere del espíritu del metafísico y del escolástico
importancia que las ciencias de laboratorio han adqui-
por su modestia, porque a cada instante la experiencia le da rido en los siglos xix y xx, no parecerá hiperbólico
la conciencia de su ignorancia relativa y absoluta. Enseñando ese juicio sobre el libro de Cl. Bernard.
al hombre, la ciencia experimental tiene por efecto disminuir Un comentario somero de nuestro texto no exigirá más
más y más su orgullo, probándole cada día que las causas precisa noticia acerca de su contexto bibliográfico y biográ-
primeras, así como la realidad objetiva de las cosas, siempre fico; un estudio fino y profundo de esos párrafos pedirá
le serán ocultas, y que él no puede conocer más que sus re- bastantes más del analista. Nuestro conocimiento de la bio-
laciones. Este es, en efecto, el único fin de todas las ciencias, grafía de Cl. Bernard permite completar los anteriores datos
como veremos más adelante. con estos otros: 1. 0 La "Introduction à l'étude de la méde-
El espíritu humano, en los diversos períodos de su evolu- cine expérimentale" fui inicialmente concebida por su autor
ción, ha pasado sucesivamente por el "sentimiento", la "ra- —y de ahí su modesto título—como atrio de un gran "Traité
zón" y la "experiencia". En un principio el sentimiento, im- de médecine expérimentale", que nunca llegó a ser escrito.
poniéndose por sí solo a la razón, creó las verdades de fe, 2.° Cl. Bernard debió de redactar la "Introduction" en su
es decir, la teología. La razón o la filosofía llegó a ser bien casa de Saint-lulien, durante el reposo campesino que una
pronto dueña y señora y dió a luz la escolástica. En fin, enfermedad abdominal le impuso intermitentemente, a lo lar-
la experiencia, es decir, el estudio de los fenómenos natu- go de los años 1860-1864. "El ocio del sabio verdadero—he
rales enseñó al hombre que las verdades del mundo exterior escrito en otra parte—suele ser la contemplación. El sabio for-
no se encuentran formuladas en principio- ni en el sentinziem- zado a la inacción o voluntariamente inmerso en ella pue-
to ni en la razón. Son solamente nuestros guías indispen- de contemplar el mundo exterior, su mundo íntimo o la obra
sables; pero para obtener estas verdades es preciso necesa- que hasta entonces cumplió. Claudio Bernard prefirió esta
riamente descender a la realidad objetiva de las cosas, donde última senda." 3.° Entre el texto de la "Introduction" primi-
ellas se encuentran ocultas con su forma fenomenal. tivamente redactado por Cl. Bernard—lo conservó hasta su
Así es como aparece, por el progreso natural de las cosas, muerte el profesor A. d'Arsonval, discípulo del gran fisiólogo
el método experimental que resume todo y que, como ve- y sucesor suyo en la cátedra del Colegio de Francia—y el que
remos bien pronto, se apoya sucesivamente sobre las tres en 1865 fué definitivamente impreso, existen no desprecia-
ramas de este trípode innzutable: el "sentimiento", la "razón" bles diferencias de contenido y de estilo. 4.° Las ideas sobre
y la "experiencia". En la búsqueda de la verdad, por medio el saber científico expuestas en la "Introduction" no perdu-
de este método, el sentimiento ha tenido siempre la iniciati- raron inmutables en la mente de Cl. Bernard. Así lo acre-
va; él engendra la idea "a priori" o la intuición; la razón dita un importante manuscrito suyo, descubierto hace pocos
o el razonamiento desarrolla en seguida la idea y deduce años en un desván de la casa donde el sabio pasaba sus va-
sus consecuencias lógicas. Pero si el sentimiento debe ser escla- caciones y editado por I. Chevalier bajo el título siguiente:
recido por las luces de la razón, la razón, a su vez, debe "Claude Bernard. Philosophie. Manuscrit inédit" (París, Boi-
ser guiada por la experiencia. vin, s. a.).
Es claro el texto, porque permite entender sin di- de el punto de vista de la situación histórica en que
ficultad todo cuanto el autor quiere decir con él. A su autor vivió. Esa situación histórica, expresable, como
saber, la doble situación en que a juicio de Cl. Ber- todas, mediante precisiones geográficas y cronológi-
nard se halla el "método experimental": en la histo- cas—en este caso: Francia, París, quinquenio de 1860
ria, como continuación y feliz remate de las actitudes a 1865—, amaso algo en la forma y en el contenido
"teológica" y "metafísica" del espíritu humano; y den- de las páginas que comentamos? No poco. La clari-
tro del alma del investigador, como término del pro- dad, la sencillez y el sobrio vigor de esta prosa son
ceso psicológico que en ella inicia un "sentimiento" obra personal de Cl. Bernard; nadie osará ponerlo en
(el que da origen a la "idea a priori" de la investiga- duda. Pero con claridad, sencillez y vigor parejos es-
ción ulterior) y es continuado por un "razonamiento" cribían por entonces el bacteriólogo Pasteur, el ciruja-
(aquel en que la "idea a priori" es sometida a desarro- no y antropólogo Broca, el clínico Trousseau, el quí-
llo lógico, hasta planear in concreto su adecuada com- mico Dumas y el historiador Renán. Con otras pala-
probación experimental). La mente del verdadero hom- bras: esas cualidades estilísticas eran tanto de Cl. Ber-
bre de ciencia procedería, según Cl. Bernard, con arre- nard como del inundo histórico en que su mente se
glo al siguiente esquema: 1. 0 Observación ingenua de formó. En el estilo literario de la Introducción al es-
la realidad. 2. 0 El estado sentimental consecutivo a tudio de la medicina experimental se expresan muy
dicha observación cristaliza en una idea más o menos visiblemente—aparte la singularidad de una perso-
nueva acerca de lo que para el hombre es la realidad na—un país (Francia), una época (el período positivista
observada: nace así la "idea a priori". 3. 0 Por vía de de la Europa "moderna") y un género (la exposición
razonamiento, la mente establece las consecuencias ló- doctrinal del pensamiento científico).
gicas de esa idea y el posible modo de su comproba- Mayor importancia debe atribuirse a la trama histó-
ción experimental. 42 El experimento comprueba, rec- rica discernible en el contenido del texto. ¿Qué ideas
tifica o elimina la "idea a priori", y por añadidura hay en él, procedentes del mundo intelectual en que
sirve de estímulo a nuevas ideas experimentales. fué escrito? Una lectura atenta permite señalar estas
No sólo es claro el texto precedente; es también sen- tres principales: La La bien conocida "ley de los tres
cillo y sobrio. Sencillo, porque dice lo que el autor estados", de Augusto Comte. Lo esencial del párrafo
quiere decir, sin apelar a expresiones situadas sobre que comienza con las palabras "El espíritu humano,
la capacidad de comprensión de un hombre de media- en los diversos períodos de su evolución...", no es otra
na formación intelectual: hasta los giros latinos a prio- cosa que una breve exposición del pensamiento histo-
ri y a posteriori son de uso frecuente, casi familiar. riológico del positivismo. Cualesquiera que sean las di-
Sobrio, porque apenas emplea más palabras que las ferencias entre la implícita filosofía de Cl. Bernard y
necesarias para una clara y completa intelección de su la explícita filosofía comtiana—pronto aludiré a ellas—,
contenido. Claudio Bernard, escritor "científico", sabe es seguro que el gran fisiólogo frecuentó la lectura del
prescindir en su prosa de los adornos y demasías a que Cours de philosophie positive y adoptó alguna de las
suele recurrir el escritor "literario". Mas no por ello ideas expuestas en él. 2 • ' La tesis, igualmente positivis-
es frío e incoloro el estilo del gran sabio. Su misma ta, de la incapacidad de la mente humana para conocer
elegante corrección y tal o cual pincelada rápida y vi- los últimos principios y las causas primeras de la rea-
goi osa—"El hombre es por naturaleza metafísico y lidad. El hombre, afirma Cl. Bernard, siguiendo a
orgulloso", "La razón o la filosofía llegó a ser bien Comte, sólo puede conocer las relaciones entre las co-
pronto dueña y señora, y dió a luz la escolásti- sas reales, las "leyes" en que se nos manifiesta la
ca"—prestan al texto animación suficiente para que la regularidad de los "hechos" de observación. Kant ha-
lectura sea placentera. bía negado que la metafísica pueda ser "ciencia", pero
Debe anotarse, en fin, que la letra del fragmento no llegó a sentenciar la imposibilidad de un saber
ahora estudiado posee, respecto de su significación metafísico. Comte, más radical, renuncia a la meta-
propia, más que suficiente univocidad: quiere decir física, por imposible para la mente humana, y declara
y dice una sola cosa, lo cual impide que esa significa- a la ciencia positiva único saber verdaderamente acep-
ción pueda ser entendida de modos muy discrepantes. table para cu- antos hombres hayan llegado a su plena
Por diversa que sea la mentalidad de los posibles lec- madurez intelectual. Por su parte, Cl. Bernard parece
tores del texto, apenas diferirán entre sí sus interpre- seguir la enseñanza del filósofo positivista. siguió
taciones respectivas. He dicho, sin embargo, que la realmente? He ahí uno de los más delicados problemas
univocidad de estos párrafos es "suficiente", no que de la Introducción al estudio de la medicina experi-
sea tan "absoluta" como la de un buen texto matemá- mental. 3 • a La radicación de la fe y la teología en el
tico o una definición rigurosa. En la interpretación de sentimiento: éste sería a la vez el fundamento y la
lo que Cl. Bernard quiere decir con las palabras "me- fuente de la vida religiosa del hombre. La visión "sen-
tafísico", "filosofía", "escolástico" y "sentimiento", timental" de la religiosidad era un tópico en la Euro-
¿puede haber entera y exacta unidad? Indudablemen- pa que presidió la formación intelectual de Cl. Ber-
te, no, porque Cl. Bernard no nos ha dicho con toda nard: la habían proclamado Schleiermacher y Jacobí
la precisión deseable lo que tales términos significa- en Alemania, Augusto Comte en Francia, y la menta-
ron para él. Pero, sin mengua de este último reparo, lidad romántica en todo el mundo occidental. Por los
la posible discrepancia entre los diversos comentado- años en que Cl. Bernard daba a las prensas su Intro-
res no les impedirá coincidir en lo esencial. La prosa ducción, Pasteur distinguía en su propio ser un "hom-
científica de la Introducción al estudio de la medicina bre de ciencia" o de razón y un "hombre sensible" o
experimental es—no hay duda—suficientemente uní- de sentimientos, aquél siempre dubitante y pesquisidor,
voca. éste siempre entregado y creyente. Era el término de
3. Indaguemos ahora lo que el texto nos dice, des- un proceso iniciado en la Baja Edad Media, cuando
COMENTARIO DE TEXTOS.-CLAUDE BERNARD
91
los teólogos y filósofos acentuaron al máximo el carác- de Eugenio d'Ors—"Lo que no es tradición es pla-
ter "sobrerracional"—y, por tanto, "irracional"—de la gio"—, la obra de Cl. Bernard tiene detrás de sí una
Divinidad. larga e importante serie de antecedentes. En efecto: la
4. La contemplación del texto precedente desde un viva preocupación del mundo moderno por el método
punto de vista histórico debe atender también, como para el conocimiento de la realidad natural y por el
sabemos, a la sucesiva significación del mismo en la alcance del saber científico con ese método conseguido
mente del hombre occidental, desde el año en que fué aparece reiteradamente en los escritos augurales de
escrito hasta la situación en que es comentado. ¿Cómo Nicolás de Cusa, Lord Bacon, Descartes y Galileo, y en
ha sido entendida y estimada desde 1865 la Introduc- los más tardíos de Zimmermann, Chevreul y Tiede-
ción al estudio de la medicina experimental, a la cual m2nn. Ello, sin embargo, no rebaja un ápice la gran
tan medularmente pertenecen los párrafos que ahora originalidad y el alto valor de la Introducción. Como
comentamos? Todos, desde entonces, han reconocido antes he dicho, repitiendo palabras de Bergson, la in-
su gran importancia en la historia del pensamiento hu- vestigación mediante el experimento tiene en ese libro
mano. Con bien escasas variantes y salvedades perso- su más eminente código intelectual.
nales, todos harían suyo el juicio de Bergson que an- Esa briosa originalidad global de la Introducción se
tes transcribí. Pero la cambiante estimación de la cien- expresa particularmente en varios pormenores de mies-
cia en los últimos lustros del siglo xzx 'i la tro texto. Entre ellos, he aquí los tres principales:
primera mitad del siglo xx ha diversificado ostensi- 1. 0 La concepción del proceso psicológico de la inven-
blemente el tenor de las actitudes afectivas e intelec- ción experimental como una recapitulación de la total
tuales ante las claras páginas de la Introducción. He historia del espíritu humano. El paso del "sentimien-
aquí un breve y conciso elenco de las principales: to" al "experimento", a través de la "idea a priori" y
I.a Aquellos cuya mentalidad se ha movido en la línea del "razonamiento experimental", repetiría en la men-
ideológica del positivismo han tratado de interpretar te del hombre de ciencia las diversas etapas de la evo-
pro domo sua, sin mayores distingos ni reservas, la lución intelectual de la Humanidad, tal y como la con-
gran hazaña intelectual de Cl. Bernard: la Introduc- cibe la historiología positivista: el alma de cada hom-
ción sería el supremo canon de la visión positivista de bre sería, respecto del mandas maior de la Historia
la ciencia. Así pensaron—cada uno a su modo—el his- universal, un abreviado mandas minor operativo y di-
toriador Renán y el novelista Zola, éste con su concep- námico. 2. 0 La interpretación de la "idea a priori" u
ción "experimental", de la novela; y así piensa, ya en "ocurrencia inicial" del investigador como resultado
nuestros días, el fisiólogo mejicano J. I. Izquierdo, de- pensable de una súbdita iluminación del alma; ilumi-
voto comentarista de la Introducción bernardiana. nación procedente, a su vez, de la afección "sentimen-
2? Aquellos otros que, sin megua de una altísima es- tal" engendrada en el hombre de ciencia por su aten-
timación de la ciencia positiva, afirman la inmateria- ción hacia una parcela de la realidad en torno. Los
lidad y la libertad del espíritu humano, destacan los pensadores románticos—a su cabeza, Schelling—habían
rasgos y relieves "espiritualistas" de la Introducción, exaltado la importancia de la súbita intuición genial
en lo concerniente a la fisiología humana, y ponderan para un conocimiento penetrante de la realidad. Como
su perfecta compatibilidad con una concepción trans- el relámpago en la noche, el genio sería el solitario
positivista de la realidad en general. Tal es el caso de iluminador de toda la Humanidad. Menos solemne,
Ravaisson, P. Lamy y el P. Sertillanges. 3.a Algunos, Claudio Bernard tiene el acierto de considerar "ge-
a impulsos de una visión pragmática de la fisiología, niales" las ocurrencias de cualquier contemplador de
han forzado la comparación entre Pasteur y Cl. Ber- la realidad exterior, siempre que sean susceptibles de
nard, a favor de aquél y en detrimento de éste. Ejem- segura comprobación experimental. La "genialidad"
plo notorio, el cirujano J. L. Faure. 4•a No han fal- de una idea no dependería de su importancia, sino de
tado, en fin, los detractores de la introducción al estu- su originalidad y de su a parición súbita, como "reve-
dio de la medicina experimental, en nombre de una lada", en el alma de quien la concibe. 3 0 La declara-
larvada hostilidad contra la ciencia. Ese ha sido el pro- cien de la esencial incapacidad del espíritu humano
ceder del escritor Francois Mauriac. para conocer "en sí mismo" las leyes de la naturaleza.
A través de todas esas vicisitudes, la Introducción de Acabamos de ver a Cl. Bernard como "romántico a
Claudio Bernard mantiene vivos su prestigio y su lo- la inversa"; ahora le vemos resueltamente antirromán-
zanía. Sus ediciones se repiten sin cesar, y todos siguen tico, radical adversario del idealismo schellinguiano.
considerándola como uno de los libros "clásicos" del Contra lo que había enseñado Schelling, la mera es-
pensamiento científico. Nadie debiera entrar en un peculación sobre la naturaleza no puede conducir al
laboratorio de investigación, ni pensar seriamente so- conocimiento de la realidad natural, porque el hombre
bre el conocimiento científico de la realidad, sin haber "no posee en sí mismo el conocimiento y el criterio de
leído y meditado sus páginas. las cosas exteriores". Pensando así, Cl. Bernard es hijo
5. Hemos examinado nuestro texto gramatical, es- de su época—la época de reacción contra el Roman-
tilística e históricamente; mirémoslo ahora en cuanto ticismo—; pero lo es originalmente, y no por la vía
documento personal. Esto es, en cuanto ese texto ex- de la imitación.
presa la originalidad de la persona que se llamó Clau- 6. No será ocioso consignar, en este punto, la ín-
dio Bernard. tima unidad de los tres aspectos fundamentales de la
Su mayor y más valiosa novedad le viene, como es significación del texto estudiado—el gramatical y es-
obvio, de la que en su integridad posee el libro a que tilístico, el histórico y el personal—, dentro de lo que
pertenece. Nadie podrá negar que la Introducción al ese texto "quiere decir". Las palabras empleadas, el
estudio de la medicina experimental es un libro recia- aire de una época de la historia europea y la individual
mente original. En confirmación del agudo aforismo personalidad de Cl. Bernard se funden unitariamente
92 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
en este fragmento de la Introducción al estudio de la aquí algunos fragmentos del "Manttscrit inédit" a que an-
medicina experimental. Muéstrase en él un hombre tes me referí: "Es preciso distinguir tres grados en el cono-
cimiento del hombre. En un principio se hace una represen-
original, plenamente compenetrado con su país, su
tación de las cosas, en la cual cree. En seguida quiere saber
oficio y su época, capaz de expresar clara y precisa- por qué cree, y razona sobre sus creencias. Por fin, quiere
mente lo que piensa. tener la prueba de sus razonamientos; entonces demuestra,
7. Dije al comienzo que el comentario de un texto experimenta. De ello se derivan las tres ramas fundamenta-
científico debe ser doblemente "personal": en cuanto les de los conocimientos humanos: 1. 0 La ciencia de las creen-
discierne la originalidad del autor que lo compuso y cias. Religión. 2.° La ciencia del razonamiento. Filosofía.
en cuanto manifiesta la originalidad del lector que lo 3.° La ciencia de las demostraciones, de las pruebas. Ciencias
interpreta. Después de haber expuesto sumariamente propiamente dichas." Prescindamos de esa ligera atribución
la personal originalidad de Cl. Bernard, veamos cómo, de su carácter "científico" a la religión. Observemos, en cam-
bio, que la religión, la filosofía y la ciencia no son ahora
a su modo, puede ser original el comentarista del texto
tres etapas históricas sucesivas y excluyentes de cuanto para
transcrito. cada una de ellas es "pasado"; son tres ."grados" o "ramas"
Frente al culto romántico de la pura espontaneidad de la actividad espiritual del hombre. Más terminantemente
personal, y frente al modo de pensar que el psiquíatra hablan las líneas que subsiguen: "En todos los conocimien-
Bleuler llamó "autístico e indisciplinado", es preciso tos humanos y en todas las épocas hay una mezcla en pro-
sostener que también para la suscitación de la origina- porción mayor o menor de estas tres cosas: Religión, filosofía y
lidad son posibles las reglas. En otro lugar he reco- ciencia." En todos los conocimientos; luego para Cl. Bernard
gido las varias que Cajal expuso para ayudar al apren- no hay y no puede hacer ciencia experimental sin un adarme
diz de investigador científico. Ahora, ante este frag- de filosofía y religión en su entraña. Por eso añade: "Estas
mento de Cl. Bernard, indicaré, a título de ejemplo, tres nociones no podrían destruirse la una a la otra; las tres
se depuran y perfeccionan la una por la otra. (Al margen de
alguna de las vías para conseguir cierta originalidad su propio manuscrito, escribe: Errores de ciertos filósofos
personal en el comentario. a este respecto: A. Comte, Renán, etc.) El hombre tendrá
Un comentario puede ser original por tres caminos siempre necesidad de creer, de razonar y de probar y con-
distintos: la crítica, el esclarecimiento y la adición per- cluir." Es evidente que el espíritu de Cl. Bernard supo sobre-
fectiva. Criticando lo leído, el comentarista podrá dis- ponerse al dogmatismo de la "filosofía positiva".
cernir el error de la verdad, lo posible de lo cierto y
lo feo de lo bello; esclareciéndolo, hará intelectual- La originalidad por adición perfectiva puede ser al-
mente accesible lo que tal vez fué enmarañado y os- canzada en este caso mediante dos principales recur-
curo; añadiendo a su contenido elementos nuevos, lle- scs: 1.0 El desarrollo personal de alguna de las ideas
gará a completar lo que acaso fué manco o esquelético. mt ramente indicadas o sugeridas en el texto. Por ejem-
Puesto que nuestro texto es tan claro, tratemos de ver plo: Ci. Bernard afirma que "el hombre es por natu-
si frente a él son posibles la crítica y la adición per- raleza metafísico y orgulloso"; Aristóteles, en la pri-
fectiva. mera línea de su Metafísica, enseña que "todos los
Dos puntos principales parecen ofrecerse al comen- hombres tienen por naturaleza el deseo de saber". Es
tario crítico: 1. 0 La tesis de una radicación de la fe posible establecer alguna relación entre esas dos pro-
religiosa y la teología en el sentimiento. La religiosi- posiciones? A nadie será difícil plantearse cuestiones
dad no procede primariamente del sentimiento del semejantes a la expuesta. 2. 0 La invención de un pro-
hombre; es una primaria y radical disposición de su blema a cuya resolución pueda ser concretamente apli-
intimidad metafísica, de su ser personal, secundaria- cada la doctrina que acerca del razonamiento experi-
mente expresada por todas las actividades en que la mental propone Cl. Bernard. Póngase la atención en
vida de la persona humana se realiza: el sentimiento, un determinado fenómeno natural, y de preferencia
la inteligencia, la voluntad, la imaginación, etc. La vi- en alguno de los que más asombro produzcan; trátese
sión sentimental de la religión fué, como he dicho, una luego de llegar a una "idea a priori" acerca de su me-
aberración del Romanticismo, de la cual no quedó canismo real; procúrese dar a esa idea una formula-
exento el genio científico de Cl. Bernard. 2.° La in- ción bien clara y precisa; imagínese, por fin, qué tipo
deliberada adopción de la "ley de los tres estados", de de experimento serviría para comprobar o excluir la
Augusto Comte, como si la historiología positivista idea en cuestión. Todo comentarista, hasta el de inte-
fuese una verdad obvia e indiscutible. Algo hay en el ligencia más modesta, será capaz de encontrar campo
texto, sin embargo, que inicia una crítica sutil de la donde ejercitar su personal disposición para la inven-
concepción comtiana de la Historia. Si en el espíritu ción y el razonamiento.
del investigador se repiten de modo necesario las tres Cabe suscitar la originalidad de un comentario, mas
etapas recorridas por el espíritu humano en el curso no determinarla: alguna razón de ser tuvo la creencia
de su evolución histórica, es decir, si el "estado sen- romántica en la espontaneidad genial. Y si ello es así,
timental" o teológico y el "estado racional" o metafísi- ;cabrá predecir o prefijar las múltiples posibilidades
co siguen siendo psicológicamente necesarios y fecun- de reacción personal ante el texto que ahora comenta-
dos en el trance de hacer real y efectiva la peculiar mos? La pauta más cuidadosamente construida será
novedad del "estado positivo" o experimental, &o cae siempre jaula estrecha para la libre capacidad de ocu-
por su base la presunta posibilidad antropológica e his- rrencia del espíritu humano. Jaula, por añadidura,
tórica de abandonar, como inútiles antiguallas, aque- siempre franqueable por las alas sutilísimas, cuasidivi-
llos dos primeros "estados" de la mente? nas, de ese espíritu, creado para el constante ejercicio
de la libertad.
Esa crítica de la historiología positivista—incipiente, casi im- PEDRO LAÍN ENTRALGO
perceptible, en las páginas de la "Introducción"—llegará a ser Catedrático de Historia de la Medicina
realidad cumplida en escritos ulteriores de Cl. Bernard. He de la Universidad de Madrid.
LAS CONFERENCIAS 93
d) Las Conferencias
No vamos a repetir aquí cuál sea la finalidad del memoria intenta retenerlo todo, y si su esfuerzo re-
Curso Preuniversitario. Unicamente queremos señalar sulta infructuoso ocurre muchas veces que lo sabido
que su importancia, fundamental e ineludible, es hoy por el alumno es lo menos importante, y lo olvidado
accidental; viene condicionada por una situación de lo esencial. Se trata, evidentemente, de una compren-
hecho del bachillerato español que se remonta al plan sión muy insuficiente de las cuestiones estudiadas. Y
de 1938. Un bachillerato racionalmente elaborado de- si esto sucede en la lectura, con mayor razón frente
bería ir desarrollando gradualmente todas estas prác- a las exposiciones orales de temas y de lecciones. El
ticas y ejercicios formales que hoy se confían al Curso resultado es su incapacidad completa para tomar apun-
Preuniversitario. tes y notas en las clases universitarias, y también para
Es absurdo pensar que las redacciones, los resúmenes exponer ordenadamente una cuestión cualquiera. El
de las explicaciones y los comentarios de textos deban rigor, la concisión y la claridad están ausentes tanto
ser relegados a un único curso, al final del bachillerato, en sus escritos como en sus expresiones verbales. Este
y no practicados lo suficientemente a lo largo de él. defecto formativo pretende ser subsanado en el Curso
Pero puesto que, de hecho, los cuestionarios, los textos Preuniversitario acostumbrando a los muchachos a es-
y el número de asignaturas son lo inverosímilmente cuchar conferencias y a redactar, a continuación, los
extensos como para que el alumno se vea obligado a resúmenes y síntesis de las mismas. Pero para que esta
mantener durante seis cursos una actitud casi exclusi- tarea obtenga resultados positivos no creemos que bas-
vamente receptiva de datos, fechas y conceptos de las te con que los alumnos escuchen conferencias y más
disciplinas, y de un modo, por decirlo así, meramente conferencias, redactando las correspondientes síntesis,
pasivo, el Curso Preuniversitario se convierte en una aunque se señalen en ellas los errores por el profesor.
necesidad insoslayable. Sólo se consiguiría con este procedimiento que el alum-
Se trata menos con él de conseguir una aportación no conociera lo que no había dicho el conferenciante
positiva en la educación que de un remedio, una cura y no lo que dijo. Por ello, más adelante, exponemos
de un mal pedagógico. Apresuradamente se ha de apli- la labor que en este aspecto hemos realizado y que
car en dosis masivas la medicina que destruya los gér- hemos creído más conveniente.
mt nes antiformativos que se han incubado durante Instintivamente adivinábamos, antes de pensar sobre
todo el bachillerato. Se constituye así, el Curso Pre- ello, que no importaba tanto que los alumnos escu-
universitario, como un mal menor del que todos los ch2sen muchas conferencias como que aquellas que
dedicados a la Enseñanza Media hemos de sacar el resumieran se trabajaran a fondo y desde muchos án-
mejor partido posible. Y por una de estas imprevisi- gulos. Además, ante cada nueva conferencia se nos
bles reacciones de la inteligencia, o quizá más bien presentaban las siguientes dificultades teóricas: o se
porque el desarrollo mental de los muchachos lo está referían las conferencias a temas totalmente descono-
pidiendo naturalmente, los resultados, en los pocos me- cidos para los alumnos, o sólo parcialmente, o desarro-
ses de experiencia que poseemos, no han dejado de ser llaban cuestiones perfectamente dominadas por ellos.
satisfactorios. A continuación pretendemos hacerlo ver Esta disyuntiva de tres términos nos conduce curiosa-
así, al menos en lo que respecta a la labor relativa a mente a un mismo resultado: a que en ninguno de los
las conferencias que se viene realizando en el Institu- casos que se presentan de hecho en las conferencias
to de Enseñanza Media de Málaga. dirigidas a preuniversitarios se da exclusivamente uno
de los términos extremos de la disyunción. Efectiva-
mente, cabe la posibilidad teórica de que una confe-
A. FINALIDAD DE LAS CONFERENCIAS rencia verse sobre un tema desconocido y emplee en
su desarrollo supuestos y formulaciones igualmente
A los alumnos acostumbrados a estudiar de memo- ausentes de nuestra comprensión. Una conferencia en
ria un texto les es difícil distinguir lo esencial de lo un idioma desconocido sería el caso límite de esta pri-
accidental si no se lo señala una oportuna acotación mera posibilidad. Es obvio que el resumen en este
del profesor o el tamaño de la letra de imprenta. Su caso no sería factible. Un segundo caso consistiría en
94 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
que la conferencia, en su tema y en su desarrollo, Y, sin embargo, esta realidad, a nuestro parecer, es-
fuera del dominio absoluto de los alumnos; la hipó- triba en que al alumno posee un conocimiento de su
tesis límite consistiría en la exposición de una lección vocabulario demasiado estático todavía. Se detiene en
que los alumnos supiesen de memoria. Si el tiempo las palabras, en su sentido más primitivo e inmediato
concedido fuera suficiente, el resumen ofrecería una para él, siendo así que donde los términos alcanzan
reproducción fiel de la conferencia, y, en caso contra- su verdadero significado es en la totalidad de la ora-
rio, su utilidad sería relativa, secundaria y, desde luego, ción o de la sfrases. O mejor aún, los juicios tienen
no exclusiva de las conferencias, sino de otras tareas sentido por sí mismos, como un todo que no es pre-
propias también del preuniversitario: síntesis de artícu- cisamente la suma de las partes, de los términos que
los, de trabajos, de libros, etc. En la primera hipótesis, componen las oraciones. Hay que dar flexibilidad al
aun sin suponer el caso límite, sería muy difícil dis- vocabulario de los alumnos, revitalizarlo, ponerlo en
criminar lo esencial de lo accidental; en la segunda, movimiento, funcionalizarlo. Y esta flexibilidad, en el
sobrarían las conferencias, es decir, la exposición oral, mejor de los casos limitada y polarizada a cada una de
en el tiempo, de una serie de afirmaciones que ya no las disciplinas del bachiller, tiene que ser elevada a
se repiten una vez formuladas y que el alumno tiene una categoría más general y abstracta. Y esta nueva
que retener y discriminar rápidamente al tomar sus dimensión, a la que se eleva un vocabulario petrificado
notas. Sólo queda, pues, la disyunción intermedia para y en penumbra se consigue en parte—al menos nos-
las conferencias del Preuniversitario (y en último tér- otros lo juzgamos así—con el trabajo metódico y sis-
mino para todas las que se escuchan en general y temático a que dan juego las conferencias.
también para las lecciones que se dictan en las cáte-
dras): que sean en parte conocidas y en parte desco-
nocidas para el oyente. Pero vamos a procurar precisar B. LABOR CON LAS CONFERENCIAS EN EL
esta última afirmación. PREUNIVERSITARIO
Más importante que el tema de una conferencia
—como sucede con cualquier trabajo—es siempre el 1) LECTURA DE LAS CONFERENCIAS
desarrollo de la misma; este desarrollo es lo que pue-
de interesar, sorprender, así como las nuevas relacio- Para la adquisición de hábitos asimilativos y dis-
nes que se van estableciendo ordenada y sucesivamente criminativos se ha de proceder, como más arriba indi-
entre las afirmaciones del conferenciante o sus puntos cábamos, lentamente, sin apresurarse.
de vista originales. Toda conferencia puede descompo- Esto ha de entenderse, por supuesto, en el sentido
nerse en una serie de juicios, unos de los cuales deri- de que es mejor siempre durante el primer trimestre
van de los anteriores. Otros se toman, por decirlo así, pocas conferencias trabajadas, de una forma exhausti-
del exterior de la disertación, otros son de sentido va, que muchas recogidas a la ligera. Pero sucede que
común, etc., etc. De tal manera que si bien un tanto Este tipo de trabajo que postulamos ve enormemente
por ciento considerable o pequeño pertenecía ya a nues- facilitada su labor si se utilizan conferencias impresas,
tro acervo personal, otro, por el contrario, nos era des- fijadas en el papel, sobre las que se puede volver tantas
conocido por completo y son simples datos a retener, veces como se quiera en las sucesivas etapas del tra-
y, el resto, por último, se nos ha hecho explícito entre bajo; por el contrario, con las conferencias entendidas
las dos clases de juicios anteriores. Por esta razón en el sentido de exposición verbal única, se aleja uno
afirmábamos que toda conferencia a la que normal- del rendimiento deseable, sobre todo en un primer
mente se asiste nos es conocida en parte y en parte período de iniciación del Curso Preuniversitario.
desconocida. Así se ha procedido en el Instituto de Málaga. Se
Lo mismo sucede con las conferencias que escucha buscaba una conferencia o discurso impreso que reunie-
el alumno del Curso Preuniversitario en cuanto a su ra algún interés general y era leído a los alumnos.
contenido; hay, sin embargo, una diferencia entre el Desde este momento se iniciaban una serie de traba-
modo de escuchar de éste y el de una persona formada, jos sobre esa misma conferencia, cuya ejemplificación
que es, naturalmente, la que aconseja la práctica de constituye este artículo casi en su totalidad. Esta serie
las conferencias en el Preuniversitario: mientras a la progresiva de trabajos sobre una misma conferencia
persona formada la parte desconocida de la conferen- es de tal índole, que solamente en lo que va de curso
cia se le hace sin dificultad y con rapidez comprensi- ha permitido ocuparse de cuatro conferencias: una, so-
ble, al alumno le sucede lo contrario: se atasca, va bre la esencia del Curso Preuniversitario; la segunda,
despacio, pierde el hilo, deja de entender muchas co- la de don Manuel García Morente, "Análisis Onto-
sas que no sabe después si eran o no importantes. Tal lógico del Acto de Fe"; la tercera, del señor Gó-
vez en un buen número de casos si pudiera leer la mez Izquierdo, "La cita en la teoría del Pensamien-
conferencia despacio, con detenimiento y estudio, tam- to", y, por último, el discurso titulado "Ideas para
bién se le volvería conocida la parte que al final de una filosofía de la Historia de España", también de
la disertación quedó totalmente oscura. Es posible in- García Morente. Todas ellas debidamente acotadas,
cluso que conozca el sentido bastante aproximado de para darles unas dimensiones temporales que no exce-
todas las palabras que componen la conferencia y, sin diesen de los cuarenta minutos, y al mismo tiempo
embargo, sea incapaz de hacer un resumen correcto para suprimir aquellas partes de más difícil compren-
después de escucharla. Para el sofista Eutidemo, que sión (1).
pretendía demostrar al joven Clinias que lo sabía todo
Porque conocía el alfabeto completo, y las palabras es- (I) Además de los títulos citados, recomendamos a los
profesores del Preuniversitario unos cuantos trabajos o confe-
tán compuestas de letras, y las oraciones de palabras, rencias magistrales de dificultad graduable, según la prepara-
las dificultades anteriores carecerían de sentido. ción de los alumnos; pero todas ellas de gran valor formati-
LAS CONFERENCIAS 95
A continuación vamos a reproducir, paso a paso, la conciencia de su existencia propia, ya está hace mucho tiem-
tarea realizada sobre el último discurso leido a los po conviviendo con la nación española, ya hace mucho tiem-
alumnos del Curso Preuniversitario de Málaga, hacien- po que es español. Nadie elige ni el momento ni el lugar de
do en cada momento las oportunas aclaraciones. El nacimiento, ni la unidad humana, la nación de la cual al
pensar en sí mismo se encuentra ya miembro. El vínculo que
texto siguiente fué leído a una velocidad razonable, nos une con los españoles actuales es muy distinto del vínculo
permitiéndoles a los alumnos tomar cuantas notas juz- que nos une con los españoles pretéritos. Con los españo-
gasen necesarias para la redacción, acto seguido, de les actuales mantenemos relación de convivencia. Con los es-
un resumen del mismo lo más extenso y fiel posible. pañoles pretéritos mantenemos relación de sucesión. No será
superfluo apretar un poco el sentido de estas dos relaciones.
La relación de convivencia en la comunidad nacional contie-
IDEAS PARA UNA FILOSOFIA DE LA HISTORIA ne una influencia mutua directa de los que conviven. Entre
DE ESPAÑA (2) MIS compatriotas actuales y yo existe mutua y directa influen-
cia, es decir, que yo por mis actos puedo hacer que ellos veri-
He aquí una nación viva, España. En ella hemos nacido, fiquen ciertos actos, y ellos por sus actos pueden hacer que
vivimos y somos. Esta nación viene viviendo, empero, desde yo verifique ciertos actos; mis actos están directamente influi-
hace muchos siglos. Antes que nosotros han formado parte dos por los suyos y los suyos por los míos. En cambio, la re-
de la unidad española otros muchos hombres, nuestros pa- lación de sucesión que mantenemos los actuales españoles con
dres, nuestros abuelos. Dos géneros de vínculos nos unen unos los españoles pretéritos, no contiene esta influencia directa.
a otros a los españoles: un vínculo entre los españoles vivos, Contiene, empero, una influencia unilateral indirecta, que con-
otros vínculos con los españoles muertos. Considerando a Es- siste en que los actos de los españoles pasados produjeron o
paña tenemos, pues, ante la vista dos grupos de españoles: crearon algo—instituciones, ideas, obras, usos, costumbres, creen-
los que ahora existen y actúan, y por eso se llaman actuales, cias, etc.—, cuya existencia persistente influye indirectamente
y los que ya no existen y no actúan, pero actuaron en sus sobre mis actos presentes y sobre los de mis contemporáneos;
respectivas épocas. La sustitución de un grupo por otro no e influye de tres modos: impidiendo ciertos actos, provocan-
se hace de repente y en acto concreto de traspaso, como el do otros e imprimiendo a todos determinado carácter. Es como
relevo del centinela. Inmediatamente y en continuidad de dos escultores que siguieran trabajando en el modelado de
vida, van las generaciones reemplazándose unas a otras. Asu- una estatua empezada por otros dos escultores anteriores.
men nuevas tareas o comisiones dejadas por las anteriores. La relación entre los dos escultores actuales seria de convi-
Cada español, al nacer, es automáticamente incorporado a la vencia, es decir, de influencia mutua directa; el uno diría al
vida nacional; y cuando en su primera juventud adquiere otro: "Haz esto, haz lo otro, pon más barro aquí, quita barro
de allá." En cambio, la relación de los dos escultores actua-
les con los anteriores fallecidos sería de influencia unilateral
yo, tanto por su estilo como por su contenido y orden lógico. indirecta, porque la obra empezada por los anteriores, perdu-
Los trabajos que a continuación recogemos son también de rando en la realidad, impondría indirectamente a la con-
extensión varia, por lo que se hace precisa la oportuna acota- ducta de los dos escultores actuales ciertas limitaciones nega-
ción por el profesorado, con el objeto de dejarlas reducidas a
tivas, ciertas orientaciones positivas y cierto carácter y estilo
las dimensiones abarcables por la atención del alumno. Si se
consigue habituar a éste a lo más difícil, su tarea se verá sim- propio. Cabe, sin embargo, dentro de lo posible, que los
plificada, como hemos comprobado, cuando escuche una con- dos escultores actuales rechacen por completo la obra de sus
ferencia directa, en las que las repeticiones y aclaraciones sue- antecesores, la rompan en pedazos y emprendan otra entera-
len ser mucho más abundantes, al carecer de la condensación mente nueva. Esta es, empero, la revolución absoluta que
y precisión de las publicadas. traería consigo la desaparición total de la nación.
Algunos títulos pueden ser los siguientes:
Pedro Laín Entralgo: Sobre la Universidad Hispánica, Madrid,
Ediciones Cultura Hispánica, 1953.
Lo que hacen hoy en sus despachos las personas que go-
Ramón Menéndez Pidal: "España, país del Romancero", en El
Romancero, Madrid, Páez, 1927. biernan a España influye sobre lo que hacen en el campo
J. Donoso Cortés: Discurso sobre la Biblia, en "Obras Comple- los labradores de Castilla, cuya conducta, a su vez, influye
tas", Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos. sobre lo que piensan y mandan los gobernadores en sus des-
Eugenio d'Ors: Aprendizaje y heroísmo, Madrid, Imprenta Clá- pachos. Pero también lo que hizo en su tiempo San Fernan-
sica Española, 1915. do, Rey de Castilla; lo que mandaron más tarde Felipe II y
Damas° Alonso: "Scila y Caribdis de la Literatura española", Carlos III; lo que escribió Cervantes; lo que pintó Velázquez;
en Ensayos de Literatura Española, Edit. Gredos. lo que modificó Herrera, influye sobre lo que hacemos y
Santiago Ramón y Cajal: Reglas para la investigación cientí- pensamos y sentimos los españoles de hoy. Esa influencia su-
fica, Madrid, Imprenta Torrent, 1940; o en "Obras Com-
pleta", Madrid, Edit. Aguilar. cesiva, que discurre a lo largo del tiempo y llega sin inte-
Luis Pericot: El arte rupestre en España, Barcelona, Lib. Edi- rrupción a la actualidad y toma en la actualidad la forma
torial Argos, 1950. de mutua colaboración y comprende en el ámbito de su vir-
Gerardo Diego: La Navidad en la poesía española, Ateneo de tualidad a una ingente masa de españoles pretéritos y pre-
Madrid. para a estos otros españoles futuros esa influencia inextin-
Santiago Montero Díaz: "Grandeza de Trajano", en De Ca- gible, esa fuerza de acción y creación, eso es España, eso es
liclés a Trajano, Madrid, 1953. la nación española.
Emilio García Gómez: Poetas arabigoandaluces, Madrid, Espasa
Porque esa influencia, esa fuerza, esa potencialidad de
Calpe, 1940.
vida—que se transmite desde remotos siglos hasta hoy por
(2) Manuel García Morente: Ideas para una filosofía de la
Historia de España. Universidad de Madrid, 1943. En esta los vínculos del idioma, de la sangre, de la sucesiva conviven-
publicación se recoge el discurso de apertura del Curso Aca- cia entre generaciones, de las leyes, del arte, de la literatura,
démico 1942-43, pronunciado por don Manuel García Morente. de la administración de las costumbres, de los usos, de las
Se trata de un discurso de más de 100 páginas, por lo que preferencias comunes—, forma un caudal de humanidad per-
naturalmente hemos recogido lo esencial, saltando algunos frag- fectamente acotado y separado de los otros grupos, tanto en
mentos e intercalando frases en alguna ocasión del mismo dis- el tiempo como en el espacio. Y no se diga que también
curso que dan un sentido más fácil a la exposición. Estas frases los hombres de otras naciones pueden ejercer influencia sobre
van entre corchetes.
los hombres de nuestra nación. Porque entre la influencia que
Juntamente con otros trabajos, el discurso se reeditó en el
volumen Idea de la Hispanidad. (Espasa Calpe, Madrid. Terce- sobre alguno de nosotros haya podido ejercer el canciller
ra edición, en 1947.) Bacon y la que ha ejercido el Cardenal Cisneros, hay un
96 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
abismo de diferencia no sólo en cantidad, sino en calidad. mos términos—dentro de las vidas individuales. ¿Qué ha sido,
La primera es, necesariamente, accidental, fortuita, ocasional quién ha sido Napoleón? La respuesta perfecta sería la que
e individual. La segunda es esencial, necesaria, colectiva y definiese genéticamente a Napoleón y nos diera la clave ín-
consustancial con lo que somos hoy todos los españoles, inclu- tima de sus propósitos, de todos los fines diversos que en
so los analfabetos que ignoren la existencia misma de Cis- sucesivos períodos de su vida orientaron su alma. No será,
neros. España, esa presión vital que atraviesa año tras año, pues, posible obtener la esencia de Napoleón, si sólo toma-
siglo tras siglo la continuidad de las generaciones sucesivas, mos para designarla una de las empresas que en un deter-
esa llama de vida que se encendió una vez en el rein oto pa- minado período de su vida llenó su espíritu. La definición
sado, sobre el suelo sagrado de la Península y en la que cada de una vida por medio de una empresa o tarea que la esti-
generación de españoles prende su propia alma, esa España mula y orienta define perfectamente la esencia de esa vida
constituye una unidad espiritual, perfectamente caracterizada, en uno de sus períodos, pero en la unidad profunda, ante-
propia, peculiar, diferente por completo de Francia, de Ingla- rior a todo despliegue en períodos sucesivos.
terra, de Alemania. Esa unidad de espíritu, que también es
unidad de vida, constituye una como personalidad humana. Es
tina quasi persona histórica. Definirla en lo posible redu- Mas ¿cómo designaremos eso que vamos a intentar defi-
ciéndola a conceptos claros; simbolizarla en imágenes de reso- nir y simbolizar? Nuestro problema puede exactamente ex-
nancias amplísimas: he aquí la tarea propia de la filosofía de presarse en los términos siguientes: ¿Qué es la hispani-
la Historia de España. dad? ... La filosofía de la Historia de España condénsase
Mas ¿qué tipo de definición podrá recibir esa España, esa entonces en esta pregunta: ¿Qué es la hispanidad? ¿Cómo
quasi-persona de la nación española? Desde luego, no puede puede definirse en conceptos y simbolizarse en imágenes ese
recibir una definición como las definiciones que habitualmente germen dinámico? ¿Qué tipo de hombre es ese que la his-
verificamos por conceptos de género o especies y diferencia. panidad designa y cuya idea, cuyo estilo, propulsan la ac-
Porque la definición que aquí pedimos, la definición que debe tividad creadora de España y de las naciones del mundo co-
darnos la filosofía de la historia de España no puede ser mún hispánico?
una definición estática que sitúe la realidad de España en Para llenar este propósito y dar respuesta a estas pregun-
el cuadro de las demás realidades. Si dijéramos, por ejemplo, tas debemos considerar sucesivamente dos principales cues-
que España es una nación alojada en tal lugar del planeta, tiones. La primera consistirá en perseguir el sentido que ofre-
no habríamos contribuido en nada a nuestro intento. Porque ce la trayectoria temporal de la Historia de España. Si, en
la España a que nos referimos y que aspiramos a definir no efecto, examinamos el curso de nuestra Historia, y, por de-
es el territorio material en que la Historia española se ha cirlo así, la figura de su melodía, hallaremos en ella un sen-
desarrollado; ni es tampoco la lengua con que los españoles tido, algo que la hace en todo momento inteligible; y ese
se entienden; ni es tampoco ninguna de las realidades con- sentido será ya una primera aproximación a la esencia de la
cretas—instituciones, artes, costumbres, ciencias, etc.—que Es- hispanidad. Pero este sentido no se puede entender realmente
paña ha producido. La España que queremos definir y sim- si no se interpreta como la idea [que encarna] cierto tipo
bolizar no es la que en la historia se ha hecho, sino la que humano [el tipo de hombre hispánico], tipo humano que
ha hecho la Historia. No es un cuerpo, no es el cuerpo de constituye la fórmula y estilo propios de la "quasi-persona",
España en tal o cual momento de su historia, sino la intima en cuyo despliegue consiste la Historia de España. La segun-
fuerza que propulsa la historia, la energía morfogenética que da cuestión será, pues, la descripción de ese tipo de hom-
crea todos y cada uno de los contenidos de la vida española bre hispánico ... la cual nos hará descender a las más hon-
actual y pretérita. das capas de nuestra índole nacional, que son justamente aque-
La definición de España deberá ser, pues, necesariamente llas co que el alma hispánica siente, como fondo más propio
dinámica o genética. Habrá de contener en la brevedad de su y peculiar de su sustancia, la aspiración a la vida eterna en
concepto como un disparo hacia la acción y la creación, como el seno de Dios.
el plasma germinal de toda una viviente y cambiante reali- La Historia de España atraviesa los mil quinientos años de
dad histórica. Habrá de ser una definición en la cual haya su melodía en cuatro períodos sucesivos y armónicamente
un fin, una meta, que represente la aspiración de todos los compenetrados. Los tres o cuatros primeros siglos son de pre-
españoles y de la personalidad colectiva española en el tiem- paración. Los ingredientes naturales con que por la voluntad
po. Y entonces podrá ofrecerse seductora la idea de tomar de Dios va a fraguarse el tipo de hombre hispánico, existen
por definición dinámica de España una empresa, una tarea, aún dispersos, pero intentan ya acercarse unos a otros, aco-
cuya realización encienda o haya encendido el entusiasmo de modarse y encajarse unos en otros, hasta que llegue el día
todos, y sea o haya sido por ello el lazo de unión y a la vez en que puedan fundirse en perfecta y simple unidad, al ca-
guía y norte de la actividad histórica. Mas ¿dónde encontrar lor de una llama sobrenatural... La fe cristiana constituyó des-
esa empresa, esa tarea? Necesariamente habríamos de buscar- de el principio poderosísimo elemento de su fusión entre las
la en el pasado, en la historia del pasado español. Pero en el diversidades locales y también entre los elementos heterogéneos
pasado de España hallamos épocas diferentes. Cada una de de los anteriores siglos... La historia de la Iglesia española y
esas épocas tiene su propia empresa, su propia tarea. ¿Cuál de sus concilios primitivos nos proporciona a veces el espec-
elegiremos como la propulsora de toda nuestra historia? En táculo de ese lento y continuo esfuerzo por suavizar dispari-
el siglo XIII la España de San Fernando se encendió en ar- dades, por encajar y ensamblar ideas, instituciones, costum-
dor de reconquista. En el siglo XVI la España de Carlos V bres y aún el idioma mismo. Desde Recaredo, la monarquía
se entusiasmó por la idea del imperio mundial. En los siglos visigótica es nacional en España; y los concilios toledanos son
IX al XIII halaga a los españoles el particularismo de la en este tiempo el índice de la conciencia común, que ya em-
vida local. En el siglo XV la ilusión nacional es la unidad. pieza a alentar en nuestra patria. Cuando se inicia el segun-
Y acaso haya período de la Historia de España que se carac- do período—que se extiende sobre no menos de siete siglos—
terice por no tener empresa ni tarea ninguna. ¿Cómo podre- la idea de la hispanidad ya existe. Pero existe como un re-
mos en la diversidad de fines que en distintas épocas se ha cién nacido, débil aún, breve y sucinta, incierta de sí misma.
propuesto España encontrar uno que sea el esencial, el único, Necesitará tiempo, tesón, cultivo, vicisitudes, victorias y de-
el que actúe en el fondo de todos los demás? Esto, empero, rrotas para robustecerse, afirmarse, solidificarse, por decirlo
es precisamente lo que exige la Filosofía de la Historia de así, y construirse en cuerpo propio y organizado en la na-
España. ción española.... La finalidad natural de la vida cristiana es-
pañola será, pues, desplazar de la península al musulmán in-
vasor, y, por consiguiente, establecer en España la unidad re-
Esta misma dificultad se plantea—exactamente en los mis- ligiosa y nacional. El tercer período presencia el estallido vic-
LAS CONFERENCIAS
97
torioso de la idea hispánica que, revestida de todas sus ar- bres saben ya desde hace tiempo definir y simbolizar otras cla-
mas, provista de todos los medios acumulados durante los ses de realidades, como, por ejemplo, la realidad ideal (mate-
siete siglos de formación, lanza al mundo su mensaje ecu- máticas, lógicas), la realidad física, la realidad biológica, la
ménico y siembra sobre la tierra la semilla de su espíritu uni- realidad física... Pero las realidades históricas, es decir, las per-
versalista. Dos siglos enteros de Historia universal llena España sonas humanas—individuales o colectivas—no se han inten-
con su nombre y sus hazañas, que presencia atónito el orbe tado definir hasta en la época más reciente. Se trata, pues, de
entero. El hombre hispánico planta su tienda allende los ma- un intento relativamente nuevo. Su dificultad se advierte cla-
res y levanta templos en todas las latitudes del planeta al ramente considerando que el objeto de la buscada definición
Señor de cielos y tierras. Bajo la vigilancia o protección de es una persona, es decir, un ente individual, único, que no
los tercios españoles, los pueblos vacan a los menesteres de su puede encajar en previos marcos de especies o de géneros; y
vida y la Iglesia formula en inalterables cláusulas el orden
que además es ente vivo y libre, o sea capaz de producir ac-
dogmático de su espíritu y de su estructura. El cuarto período ciones y omisiones libremente, creando, por decirlo así, de un
se inició a mediados del siglo XVIII. El mundo comienza modo imprevisible la sustancia de su propia vida en el tiempo.
entonces a prestar oídos a ciertos lemas harto dispares de los Nuestro problema, por ejemplo, es definir y simbolizar la his-
que dominaron en los siglos anteriores. España no quiere es- panidad, lo que hace que algo sea hispánico y que otra cosa
cuchar nuevas voces que más hablan del hombre que de Dios, en cambio no lo sea, lo que constituye el modo de ser del
más de la tierra que del cielo, y aún se atreven a veces a "hombre hispánico". Para ello no tenemos asidero en nada
subordinar a Dios al hombre y el cielo a la tierra. España, previo, en ninguna clasificación general del hombre o de los
que es esencialmente cristiana, nada tiene que hacer en un "tipos" de hombre. Lo único, pues, que podemos hacer es par-
mundo que tributa a la razón y a la naturaleza el culto de- tir de los hechos—historia concreta—realizados por ese tipo
bido a la divinidad. Entonces España se aísla, se encierra en humano y de su trayectoria vital en el tiempo histórico; y des-
sí misma y se esfuerza en lo posible por salvarse del conta- de esa exterioridad determinada y natural, intentar la fijación
gio amenazador. La época de nuestra Historia, que suele lla- de las relaciones puras entre los elementos de su vida anímica,
marse moderna y contemporánea, es una muda y trágica pro- llegando así a una idea de su espíritu y a un símbolo adecua-
testa española frente a lo que se piensa, y se dice y se hace do de su estilo.
en el resto del mundo. Como todo lo nuestro, esa protesta
adquiere a veces proporciones de increíble grandeza, en gesto
sublimemente desgarrado y dramático... La actitud y aparta- Lo primero y lo esencial es el lugar singularísimo que la
miento que España adoptó en 1700, frente a una Europa que religiosidad ocupa en el alma española. Nuestro Señor Jesu-
rápidamente se descristianizaba, fué, pues, una actitud congruen- cirsto deslindó claramente los territorios respectivos de las dos
te con la índole y estilo de la persona nacional. Lo contrario relaciones fundamentales en que se desenvuelve la persona
hubiera sido el suicidio de la hispanidad... Y al que se la- humana, la relación con Dios y la relación con la nación. Dijo
mente de este apartamiento de España, calificándolo de anacro- Jesucristo: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que
nismo, yo le diría que nunca es anacrónico la fidelidad a la es de Dios". Esta distribución de la actividad humana en dos
propia esencia. Lo contrario hubiera sido el suicidio de la planos, uno para Dios y otro para la patria, implica, primero,
hispanidad, el auténtico y verdadera anacronismo... Negarse que son efectivamente dos los planos en que puede repartirse
a marchar por las sendas, que se desvían de la verdad cristiana, la vida, y segundo: que esos dos planos son perfectamente
es justo lo contrario del anacronismo; es permanecer en el eje compatibles y armonizables. No puede haber contradicción en-
de los tiempos; es aguardar tranquilamente en la ancha vía tre la religión y la patria. No debe haberla. Pero hay dualidad,
de la historia a que los imprudentes aventureros regresen—si puede haber dualidad. La patria no es la religión, ni la reli-
regresan—de los caminos extraviados por donde fueron a per- gión es la patria. Ahora bien: acabamos de ver en nuestro
derse... Porque en los corazones cristianos jamás se extingue repaso de la trayectoria histórica de España, que el sentido de
la esperanza ni se agota nunca la confianza en Dios. Y la esa historia consiste en la identificación de la religión con la
humanidad presente, que visiblemente vuelve a Dios un rostro patria o de la patria con la religión. El sentido profundo de
acongojado y contrito, prepara, sin duda, a la idea hispánica la Historia de España es la consustancialidad entre la patria
en el mundo y en la Historia nuevas y fecundas ocasiones de y la religión. O sea, que para los españoles no hay dife-
acción y de triunfo. rencia, no hay dualidad entre la patria y religión. Servir a Dios
Hemos recorrido—con excesiva rapidez—la trayectoria, la es servir a España; servir a España es servir a Dios. En ella
melodía, que en el tiempo de su historia ejecuta la persona trayectoria de la Historia de España no existe dualismo entre
nacional española. De continuo se percibe en ella una funda- el César y Dios. Porque España, la nación española, nuestra
mental actitud del alma hispánica, una inequívoca voluntad: patria española, es, por esencia, servicio de Dios y de la Cris-
la realización y defensa de la unidad católica; primero, den- tiandad en el mundo.
tro de la península; luego, en el mundo entero. Y cuando ya Pero esta peculiar relación que la nación española man-
no es posible proseguir en la propugnación del ideal cristia- tiene con la religión cristiana supone necesariamente un fun-
no ecuménico, España se retira, como Aquiles, a su tienda y damento de ella en el alma del "hombre" hispánico, en la
hogar, ansiosa de guardar su alma de los contagios con paga- esencia de la hispanidad. Necesariamente, en el alma del hom-
nidades filosóficas. Tal es, pues, el sentido de la Historia de bre hispánico ha de ocupar también la religión el puesto central.
España. La idea religiosa constituye el hilo en que los hechos El "hombre" hispánico que ha hecho España y América—o si
históricos españoles se ensartan para dibujar en el tiempo una se prefiere la hispanidad—ha de presentar una estructura pro-
trayectoria continua e inteligible, la trayectoria de una vida pia, en la cual la fe religiosa constituya el ingrediente do-
personal, que siendo cada día distinta es, sin embargo, siem- minante. Podrá decirse, por ejemplo, que en el "hombre"
pre la misma. hispánico la religiosidad es el nervio o el eje de la vida; o que
la religiosidad es el centro de la existencia; o que la reli-
gión es el órgano rector en el organismo de la vida. Pero to-
Ahora, para proseguir el programa que nos habíamos tra- das estas expresiones son metáforas encomiásticas. Convendría
zado, quédanos tan sólo d acometer el ensayo—delicado y hacer un esfuerzo por darles sentido más preciso e intuitivo.
sutil—de definir en conceptos y simbolizar en imágenes esa Lo que con la palabra "vida" designamos, contiene, entre
esencia de lo español, ese estilo de hombre hispánico, esa "his- otras muchas cosas, un elemento dinámico de esfuerzo, de
panidad pura" que hemos visto desplegarse en la trayectoria acción. Vivir es hacer, es esforzarse por, tender hacia. También
temporal de su historia. podríamos decir que vivir es vivir para algo. Ahora bien:
La definición y simbolización de la realidad personal es la ¿qué es ese algo para lo cual se vive? ¿Qué es eso que la
tarea más difícil que puede proponerse el filósofo. Los hom- vida hace o a lo que la vida se esfuerza o tiende? Caben dos
C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTAL ES Y COMUNES
98
contestaciones—formales—y nada más que dos. La primera: mir la vida y condensarla en un solo instante, que represen-
que el algo para lo cual se vive y a que la vida se esfuerza y te como la anticipación o antesala de la gloria. Por eso decía-
tiende, sea la vida misma, esté en la vida misma. La segunda: mos antes que el hombre hispano no vive viviendo, no se
que el algo a que la vida tiende y se esfuerza no sea la vida vive, sino que se desvive; o dicho de otro modo, que vive
misma, ni esté en la vida, sino fuera de ella. Estas dos dife- muriendo. La vida del alma hispana es un constante morir y
rentes contestaciones distinguen clara y fundamentalmente dos resucitar para volver a morir, hasta que la última resurrección
concepciones de la vida: una para la cual el sentido de la vida sea ya ingreso en la gloria eterna. He oído contar de un ilus-
es transcendente de la vida. Para la concepción inmanente la tre militar español que en cierta ocasión, hablando a sus ami-
vida tiene en sí misma valor. Para la concepción transcendente gos y subordinados, puso término a su arenga con las pala-
la vida no tiene en sí misma valor, sino sólo en cuanto que se bras de "¡Viva la muerte!" Creo que en esa exclamación—de
esfuerza y tiende a ese fin trascendente "para" el cual es apariencia extraordinaria y paradójica—se encierra una pro-
vivida. Habrá, por consiguiente, tantas maneras de vivir la fundísima perspectiva sobre la índole del alma hispánica.
vida como haya "sentidos" que puedan darse a la vida. Pero Así, pues, en el hombre hispánico la religión no es una di-
como estos sentidos de la vida no pueden ser más que inma- mensión de la vida, sino la aspiración más profunda del alma;
nentes o trascendentes, cabe reducir a dos las actitudes fun- tan profunda, que llega a reducir la vida a esa escueta aspira-
damentales que el hombre puede adoptar para vivir, según ción. Y sobre esta base, la hispanidad se representa—ante sí
que confiera a su vida un sentido inmanente o un sentido misma y ante los otros—como una misión, como una voca-
trascendente. El "hombre" hispánico pertenece—sin vacila- ción divina, que consiste en purificar, en despojar, en desnu-
ción posible—al segundo modo, al que confiere a la vida un dar de materialidad y de vida temporal la persona humana,
sentido trascendente. El hombre hispánico no considera que tanto la individual como la nacional o la ecuménica y
vivir sea vivir para vivir, ni vivir para algo que esté dentro mundial. La hispanidad es el ascetismo de la persona. Es el
de la vida, sino que pone la vida entera, la propia y aún la afán de cada persona singular por llegar cuanto antes a ser
ajena, al servicio de algo, que no es la vida misma ni está en quien es, anticipando lo más posible en esta vida la pura in-
la vida. Ese algo, que para el hombre hispánico constituye el materialidad e intemporalidad de la gloria eterna. Es también
fin y, por tanto, también el sentido de la vida, es la salva- el afán de la nación hispánica de ser la que es, superando o
ción del alma, la gloria eterna en Dios. Cuando decíamos que desdeñando toda oposición de "lo otro" y de "los otros". Y
la religiosidad es para el hombre hispánico el centro o el así la Historia de España se descompone en la serie de los
eje o el órgano rector de la vida, aludíamos determinadamente esfuerzos por realizar ese proceso de asceticismo nacional. Pri-
a esta conclusión a que ahora llegamos: que el hombre his- mero, haciéndose la nación a sí misma por eliminación vio-
pánico rechaza toda concepción inmanente de la vida y coloca lenta de "lo otro" o por incorporación de "lo otro" a la pro-
el sentido trascendente de ésta, muy concretamente, en la sal- pia esencia cristiana. Segundo, convirtiéndose la nación en
vación del alma, en la gloria eterna. promotora y paladín de la cristianización del mundo. Terce-
Otros tipos de hombres existen y han existido en el mun- ro, desdeñando la nación el trato y comercio con lo otro,
do, cuyas concepciones de al vida difieren radicalmente de la con lo no-cristiano del descarriado inundo. En cierto modo,
que alienta en la sustancia de la hispanidad. Algunos tipos el pueblo español se considera a sí mismo—conscientemente
humanos hallan el sentido de la vida en la vida misma o en en algunas almas, inconscientemente en el resto de ellas—como
alguno de sus elementos—en la belleza de la vida, en la fuer- pueblo, no diré elegido, pero sí especialmente llamado por
za y alegría de la vida, en la salud del cuerpo o del alma o Dios a la vocación religiosa de conquistar la gloria para sí y
en otros valores vitales, como el ejercicio de la inteligencia, la para los demás hombres.
piedad religiosa, la disciplina de la existencia humana, la pros-
peridad de un ente colectivo superior—, por ejemplo, la na- Concluida la lectura, los veintitrés alumnos presen-
ción, la raza, etc. No faltan tampoco tipos humancs—como tes redactaron sus respectivos resúmenes, empleando
acaso el hindú—que encuentran el sentido de la vida en un tiempo mínimo de 45 minutos y otro máximo
algo trascendente a la vida, de modo semejante al hombre his- de 80. Sus ejercicios fueron corregidos y calificados
pánico. Pero el hindú coloca ese fin, que da sentido a la vida,
procurando, en todo momento, que las puntuaciones,
en la no vida, en la absoluta annihilación de la vida, en el
nirvana, en la pura nada; mientras que el sentido trascendente compensadas con las de los otros trabajos de la Dele-
que el hombre hispánico da a la vida se determina muy con- gación del Curso, fueran siempre positivas y alentado-
creta, precisa y exactamente en la salvación del alma y en la ras. Antes de pasar a los resúmenes extensos, tal como
gloria eterna. fueron redactados, juzgamos entonces conveniente, des-
Pero se hace urgente definir con mayor precisión la rela- pués de haber sido calificados, una reducción del dis-
ción que en el alma hispánica mantiene la vida con la salva- cui so sus juicios más importantes para estudiar el
ción eterna... Lo típico del hombre hispánico es, por decirlo tanto por ciento de los recogidos por cada alumno.
así, su modo singular de vivir, que consiste en "vivir no vi- Las calificaciones coincidieron casi siempre, claro está,
viendo"; o dicho de otro modo, en "vivir desviviéndose", en
con los tantos poi cientos, excepto cuando en ellas in-
vivir la vida como si no fuera vida temporal, sino eternidad.
El hombre hispánico no considera la vida eterna o la salvación tervino una valoración no estrictamente estadística, sino
del alma como el remate, término y fin de la vida terrestre, ortográfica, sintáctica y estilística. A continuación da-
sino como remate, término y fin de cada uno de los instantes mos esta reducción de la conferencia a sus juicios más
y de los actos de la vida terrestre. La salvación eterna no es importantes:
solamente para él un objeto de contemplación ni tampoco sola-
mente una norma de conducta, sino que es, ante todo y sobre
todo, lo que da sentido y finalidad concreta a cada uno de los 2) LA CONFERENCIA REDUCIDA A JUICIOS
de convivencia; la influencia entre ellos y nosotros es 34. Lo primero y esencial es el lugar singular que la reli-
mutua y directa. giosidad ocupa en el alma española.
6. Con los españoles pretéritos, de sucesión; la influencia 35. Dos son las relaciones fundamentales en que se des-
es unilateral e indirecta.
envuelve la persona humana: con Dios y con la nación.
7. Los españoles pasados produjeron algo cuya persisten- 36. Son dos planos compatibles y perfectamente armoni-
cia influye indirectamente sobre nuestros actos. zables.
8. Esa influencia inextinguible, eso es España. 37. El sentido de la Historia de España consiste en la
9. Esa fuerza transmitida por los vehículos del idioma, et- identificación de la religión con la patria.
cétera, forma un grupo separado de los otros grupos. 38. El hombre hispánico ha de presentar una estructura
10. La influencia de las otras naciones es accidental, for- en la cual la fe religiosa sea el ingrediente dominante.
tuita, individual. 39. Vivir es hacer, es esforzarse por algo.
11. La influencia de lo español es esencial, colectivo, con- 40. Este algo para lo cual se vive o está en la vida mis-
sustancial. ma o fuera de ella.
12. Esa unidad de espíritu y unidad de vida es una quasi- 41. Para la concepción inmanente la vida tiene valor en sí
persona histórica.
misma; para la transcendente no tiene valor en sí
13. Definirla es la tarea propia de la Filosofía de la His- misma, sino en cuanto se esfuerza y tiende a ese fin
toria de España. trascendente.
14. La definición no podrá ser la habitual por género y 42. El hombre hispánico pertenece, sin duda, al grupo
especie.
que confiere a la vida un sentido trascendente.
15. Tampoco puede ser tina definición estática que sitúe 43. Para el fin, el sentido de la vida es la salvación del
la realidad España entre otras realidades. alma, la gloria eterna en Dios.
16. No es el territorio material, ni la lengua, ni nada de lo 44. Otros tipos de hombres hallan el sentido de la vida
que ha producido. en la vida IniStna, fuerza y alegría, salud del cuerpo
17. La España que se quiere definir no es la que en la y el alma, la nación, la raza, etc.
Historia se ha hecho, sino la que ha hecho la His- 45. Lo típico del hombre hispánico es vivir desvivién-
toria. dose, es vivir la vida corno si no fuese temporal, sino
13. Es la íntima fuerza que propulsa la historia y que eternidad.
crea todos y cada uno de los contenidos de la vida 46. La salvación eterna no es sólo objeto para el de con-
española, actual o pretérita. templación, sino lo que da sentido y finalidad concre-
19. Habrá de ser una definición en la que haya un fin ta a cada uno de sus actos.
que represente la aspiración de todos los españoles en 47. En el hombre hispánico la religión no es tina di-
el tiempo. mensión de la vida, sino la aspiración más profunda
20. Esa empresa o fin habrá que buscarla en el pasado. del alma.
21. Pero en el pasado hay épocas diferentes y cada una 48. La hispanidad se representa como una misión que
con su tarea propia. consiste en purificar, en desnudar de materialidad y de
22. ¿Podrá encontrarse entre la diversidad de fines uno vida temporal la persona humana.
que sea esencial y que actúe en el fondo de los demás? 49. Es el afán de anticipar lo más posible en esta vida
23. Esa misma dificultad se presenta dentro de las vidas la pura inmaterialidad e intemporalidad de la gloria
eterna.
individuales; por ejemplo, ¿quién ha sido Napoleón?
50. Y es también la aspiración de la nación de ser la que
24. La filosofía de la Historia de España se condensa
en la pregunta: ¿Qué es la Hispanidad? es, superando o desdeñando toda oposición de lo otro,
25. Para contestar se debe perseguir el sentido que ofrece de lo no cristiano en el mundo.
51. El pueblo español se considera, no precisamente elegi-
la trayectoria temporal de la Historia de España, prime-
ra aproximación a la esencia de la hispanidad. do, pero sí especialmente llamado por Dios a la voca-
ción religiosa de conquistar la gloria para si y para
26. Ese sentido no se puede comprender sin la descrip- los demás hombres.
ción del tipo de hombre hispánico en el cual encarna.
27. El primer período de la Historia de España, los tres o Estudiados los resúmenes de los veintitrés alumnos
cuatro primeros siglos son de preparación, de fusión nos encontramos con que seis, de los veintitrés, esta-
de los ingredientes naturales que existen aún dis- ban por debajo del 50 por 100 de juicios importantes
persos.
recogidos, con un mínimo de 24, y que los diecisiete
28. La fe cristiana constituye el elemento poderosísimo de
restantes, gradualmente, llegaban al 80 por 100. Es
fusión entre las diversidades.
decir, que el 74 por 100 de la clase superaba el valor
29. En el segundo período, que abarca no menos de sie-
te siglos, la idea de la hispanidad se robustece a tra-
medio del 50 por 100 de los juicios importantes. Me
vés de las vicisitudes de su tarea de desplazar de la parece éste un rendimiento satisfactorio después de dos
Península al musulmán y establecer la unidad religio- meses de curso; un rendimiento que fundamenta las
sa y nacional. esperanzas a que aludíamos más arriba al hablar de
30. El tercer período representa la plenitud de la idea la necesidad del Curso Preuniversitario.
hispánica, durante dos siglos, y siembra sobre la tie-
rra su espíritu universalista y religioso.
31. En el cuarto período, que comienza a mediados del
3) RES'éMENTS EXTENSOS
He aquí una nación viva: España. Dos géneros de víncu- agrupado a la nación, nadie elige el lugar donde ha de na-
los nos unen con los españoles: uno, con los españoles que vi- cer ni tampoco la nación. Nosotros tenemos vínculos de con-
ven o actúan que se llaman actuales; otro, con los que no vivencia con los españoles de nuestra generación y puede ser
viven, con los que dejaron de actuar. Las generaciones van que ellos estén influenciados por mis actos, o viceversa; a
reemplazándose unas a otras. Nadie elige el lugar de su na- esta influencia se la llama directa, pero la influencia que tie-
cimiento, sino que cada uno nace en el lugar que Dios, de nen sobre nosotros los españoles antiguos se llama indirecta o
antemano, le tiene designado. unilateral; esta influencia influye sobre nosotros impidiendo
El vínculo que nos une con los españoles actuales no es el ciertos actos, provocando otros e imprimiendo cierto carácter
mismo que el que noi une con los pretéritos—españoles—. La a otros.
relación con los pretéritos es unilateral y directa (?). Entre Pongamos un ejemplo para aclarar estas dos influencias: La
mis camaradas y yo—dice García Morente—existe una rela- relación que existe entre dos escultores que están haciendo
ción de convivencia; mis actos están influenciados por los su- una estatua es directa porque se comunican y opinan sobre
yos y viceversa. Lo que hicieron los pasados influye con los ella directamente. Pero si estos dos escultores están terminan-
españoles (sic) actuales, que aunque no sea de un modo di- do una estatua, medio empezada por otro escultor ya muer-
recto, lo es indirectamente por medio de sus costumbres, sus to, la influencia que tiene sobre ellos ese escultor muerto es
actos, etc. indirecta o unilateral; sin embargo, también puede suceder
Las diferentes costumbres influyen unas sobre otras. Esa que en vez de seguir su obra la derriben y no tengan influen-
influencia es España, la cual constituye una unidad espiritual, cia; si esto lo hace un pueblo rompe todas las influencias y
una personalidad humana. La definición no puede ser está- caracteres que hubiera tenido antes. Lo que escribió Cervan-
tica porque la España que queremos definir no es el lugar tes, pintó Velazquez o Goya, influye sobre los españoles de
geográfico del planeta, ni su arte, su religión, etc. No es lo hoy porque la influencia inextinguible es España, la nación
que en la Historia se ha hecho, sino la España que ha hecho española. La influencia que se tiene de la lengua, arte, cos-
la Historia. Por lo tanto, la definición deberá ser dinámica, tumbres, etc., es nuestra patria, porque una ilación no puede
genética, tendrá que haber en ella un fin, una meta. En los di- influir totalmente sobre otra nación, sino sobre uno o va-
jerentes siglos encontramos diferentes fines, por lo que hay que rios individuos solamente. La España que atraviesa siglo tras
buscar un fin esencial. ¿Y cómo podremos encontrar en todas siglo la civilización española constituye una unidad diferente
las épocas de España un fin esencial? La Filosofía de la His- a Francia, Inglaterra, etc., porque tiene autonomía propia.
toria de España se contenta con saber: ¿Qué es la Hispani- ¿Qué tipo de definición puede recibir España? Si dijéramos
dad? Para ello hay que estudiar el tipo de hombre hispano, que Esparta está situada en tal parte del planeta, no nos que-
o mejor dicho, el alma hispánica. Entonces nos encontramos daríamos conformes porque no está bien definido, ya que
con dos cuestiones: Una, perseguir el sentido que ofrece la ésta es una definición puramente material, porque la España
trayectoria de España; otra, la descripción de este tipo de hom- que queremos definir es la España espiritual, el ente, o sea
bre hispánico. no la España que ha hecho la Historia, sino la Historia que
En la trayectoria hispánica hay cuatro períodos: El primero la España ha hecho (???). Esta definición tiene que ser ge-
es de formación. El segundo se afirma la hispanidad, o sea, nética y debe perseguir algún fin concreto y la unión de to-
que ya existe. En el tercero se siembra la semilla de lo es- das las empresas de todas las épocas... ¿Pero dónde encontrar
piritual; en él se aspira a llevar por el mundo la cristiandad. esta empresa? Hay que buscar en el pasado, porque cada épo-
En el cuarto, a mediados del siglo XVII, España se retira de ca tiene su definición y lo que hay que hacer es fundirlas en
la idea política europea. una sola; así, en el reinado de Fernando III el Santo, es la
La segunda cuestión, la de definir la esencia del español, lucha contra los árabes; en el de los Reyes Católicos, la uni-
es tarea más difícil. Para ello hay que partir de los hechos. dad; en el de Carlos V y Felipe II, la universalidad, etc.
Lo primero y lo esencial es el lugar tan destacado que tiene Pero ¿cómo podremos, entre las distintas épocas, encontrar
la religión en el español. Entre ellos no hay diferencia entre una definición única, nacional? Esta dificultad se plantea tam-
la patria y la religión; servir a Dios es servir a la patria, y bién en la vida individual si se pregunta: ¿Quién ha sido o
servir a la patria es servir a Dios. En el hombre hispánico qué ha sido de Napoleón? ¿Qué tipo de hombre es el que
la religión es el nervio de su vida. Vivir es hacer, pero esto la hispanidad designa? Hay que considerar: 1. 0 Perseguir el
que uno hace tiende a algo fuera de la vida. Hay tantas ma- sentido que ofrece la trayectoria temporal de la vida de Es-
neras de vivir la vida como tendencias halla (sic). Vivir no paña; .si analizamos la Historia hallaremos en ella, en todas
es vivir para vivir, sino poner la vida entera en la vida misma, las épocas, un sentido que no se puede entender, sino re
en la belleza, etc. interpreta como el del verdadero tipo clásico de hombre his-
Santilicarse es para la vida hispánica despojarse. La reli- pánico. La trayectoria histórica, considerando los distintos pe-
gión es una cosa profunda en el alma. El hombre hispánico ríodos que ha atravesado España: En el primero hay una gran
vive muriendo. Por estas razones poden:os afirmar que aunque confusión, hasta que poco a poco se van reuniendo; en el se-
el pueblo de España no se considere como escogido por Dios, gundo ya existe la idea de España, aunque muy débil; en el
sí como elegido para conseguir la salvación eterna. Por ello tercero presenta un estallido victorioso de la España doce si-
su misión, su vocación es la de propagar por el mundo las glos (??) ent-ros de vida universal, lleno de España, de reli-
ideas espirituales." giosidad. de grandeza; España se distingue en este período por
la conquista de nuevas tierras, a las que coloniza, creando
templos e instruyendo a las gentes en la verdadera religión,
C. G. A. (calificación, 8,5; tanto por ciento de juicios en la religión católica. En el cuarto período, por el siglo XVII,
importantes recogidos, 80; tiempo, setenta y cinco mi- España se separa del mundo, se aísla, por no querer escuchar
nutos.) las voces paganas que hablan más del hombre que de Dios;
de la tierra que del cielo, y hasta comparan los términos Dios
He aquí una nación viva: España. Antes que nosotros, los y cielo con los de hombre y tierra; pero aunque en este pe-
que ahora vivimos en ella, han existido un gran número de ríodo España está aislada y acongojada como Aquiles en su
generaciones que se han ido sucediendo unas a otras hasta cabaña, en los corazones españoles no se pierde la esperan-
llegar a la nuestra; esta sucesión, de una generación tras otra, za en Dios. Después de haber recorrido los cuatro períodos,
no se hace de forma rápida, sino poco a poco, sensiblemen- hemos visto que la finalidad española es la defensa de la cris-
te (sic). Todos los españoles tienen vínculos, tanto con los tiandad; primero en España y después en el mundo entero.
españoles vivos como con los españoles muertos; con los pri- En el segundo período esta finalidad se consolida con la lu-
meros tienen vínculos de convivencia, amistad, etc., y con los cha contra el infiel. En el tercer período, de gran poder para
segundos de sucesión. Desde el momento que uno nace, es nuestra patria, quiere establecer en todos los lugares la rel-
LAS CONFERENCIAS 101
gión de Cristo; y en el cuarto, España se aísla del mundo, misma. ¿Qué son Góngora y Quevedo sino un producto de
de sus ideas paganas, para conservar incólume la esencia este aislamiento? (??) Este silencio español es una muda pro-
de su fe... testa contra las naciones que lo rodean, alcanzando en algunos
Definir en conceptos y simbolizar en imágenes la idea de puntos supremos muestras de resignación y conformidad.
España del español es tarea ardua; hay que distinguir una Como hemos podido ver, en la Historia española se iden-
costumbre española de otra que no lo es. ¿Cómo se consi- tifican los sentidos de religión y patriotismo. Servir a Dios es
gue esto? Lo primero es por el lugar que ocupa la religión servir a España. El español es un hombre completamente tras-
en la vida española. La distribución del amor del hombre his- sendente; para él la vida es sólo un paso para otra mejor, pero
pánico, mitad a Dios, mitad a la patria, equivalentes a las pa- claro está, dándole a la existencia actual una importancia, no
labras de Jesucristo, de "Dad al César lo que es del César y como el nirvana hinclá. La vida considerada como único fin de
a Dios lo que es de Dios", el sentido profundo es la unión la existencia, el materialismo es odiado por esta raza, que ama
entre la religión y la patria; servir a España es servir a Dios. a Dios y odia todo cuanto contra El vaya.
En el hombre hispánico que ha hecho España y América tie-
ne que predominar la religión. Se dice que vivir es hacer,
esforzarse por vivir por algo; pero ¿qué es ese algo? Al res-
4) REstímENF.s MEDIOS Y MÍNIMOS
ponder a esta pregunta pueden presentarse dos respuestas:
1.°, que el algo para lo cual se vive este: en la vida misma, y
2.4, que ese algo no esté en la vida, sino más allá; habrá tan- No debe acabar aquí la tarea de los alumnos del
tas formas de vivir como sentidos haya, y pueden ser inmanen- Preuniversitario. Si es importante el que se ejerciten en
tes y trascendentes; el hombre hispánico considera que el vi- resúmenes de las conferencias que escuchen los más
vir es para algo, que no está en la vida, sino más allá, como completos posibles, también significa un ejercicio for-
es la salvación de su alma. La religiosidad es el centro del mativo el que, a su vez, sepan ir extractando más y
hombre español; por lo tanto, no es inmanente, sino trascen- más esas conferencias, recogiendo las ideas más impor-
dente; no faltan tipos humanos que son parecidos al hombre tantes, aprendiendo a prescindir de las secundarias.
hispánico, como es, por ejemplo, el hindtí, aunque éste lo que
Ideas secundarias que, por otra parte, dan interés a la
persigue es el nirvana, o sea un paraíso inexistente. Santifi-
carse es para el español despojarse; tanto, que se dice que
conferencia, la constituyen casi esencialmente como
el hombre hispánico vive muriendo. Un valeroso militar es- medio, camino, puntos de vista a través de los cuales
pañol, Millán Astray, puso fin a un glorioso discurso con el se llega casi generalmente a unas formulaciones bas-
grito de "¡Viva la muerte!", porque lo que quieren los españo- tante comunes. Para lograr este propósito, días más
les es salvar su alma, porque tienen una vocación divina; la tarde se les leyó de nuevo la conferencia y se les exi-
hispanidad es el afán de llegar cuanto antes a ser más: 1.°, ha- gieron dos resúmenes; uno, que ocupase exclusivamen-
ciéndose la nación a sí misma; 2.°, convirtiéndose en pro- te la carilla de una cuartilla, y otro, media. Las dificul-
pagadora de la /e de Cristo, y 3.0, no comerciando ni mante- tades que algunos de los alumnos expresaban durante
niendo relaciones con aquellas personas que no son cris- la redacción no sirven sino para confirmar el interés
tianas.
de esta clase de ejercicios. A continuación transcribi-
mos dos resúmenes, a los que llamamos "medio" y
La conferencia encerraba bastantes dificultades, so- "mínimo" de la citada conferencia, tal como fueron
bre todo en su última parte. No tiene nada de extraño redactados por dos alumnos del Preuniversitario.
que junto a expresiones justas encontremos otras mu-
chas inadecuadas o inexactas. En los demás ejercicios
también se hallan, y como muestra valen estos dos que A. M. M. (calificación en el resumen extenso, 7; tanto
recogemos. Las clasificaciones un poco altas tienen una por ciento de juicios, 52; tiempo, setenta minutos.)
exclusiva finalidad de estímulo. El ejercicio, con un
tanto por ciento menor de juicios recogidos y calificado Resumen medio:
con una nota por debajo de 5, es el siguiente:
España es una nación viva formada por dos clases de espa-
ñoles, presentes y pasados, no haciéndose el relevo de unos
M. s. c. (calificación, 4,5; tanto por ciento, 24; tiem- a otros de una manera espontánea, sino poco a poco y continua-
po, cuarenta y cinco minutos.) mente. Las relaciones o vínculos de unos españoles con otros
es, primero, con los pasados de una manera unilateral y con
La península ibérica ha sido el escenario de una historia los presentes de convivencia. La definición de España no es
realizada por el pueblo español. España no es la península ni estática, sino que es el fin o la meta que hemos de alcanzar.
los habitantes de ésta. A España la podemos considerar como la Para definir la historia de España hay que definir la hispani-
influencia entre los españoles, tanto los actuales como los que dad, que es la enseñanza que ha repartido España por el mundo.
fueron. En la Historia de esta nación trataremos de descubrir Hay cuatro períodos en la Historia de España: El primero,
la aspiración de su pueblo. Para su estudio podemos clasificar de formación, de preparación; el segundo, de desarrollo; el ter-
los hechos de la nación española en cuatro etapas: cero es el estallido de la hispanidad, y el cuarto es un periodo
Primera época: Venida del cristianismo e invasión del pue- de recogimiento en sí misma. De continuo se percibe en la
blo visigodo; durante este tiempo el afán del pueblo español Historia de España la defensa de la religión católica, y de ahí
estaba encaminado a un fin puramente sobrenatural: llevar más se deduce que en el hombre hispánico la religión ocupa un lu-
corazones a Dios. Segundo período: La Reconquista del territo- gar de primerísima importancia y cree que no hay dualismo en-
rio hispano arrebatado por los árabes. La idea es la misma: ex- tre la patria y la religión, entre el César y Dios.
pulsar al hereje. Tercera etapa: Apogeo español; los Tercios es- Vivir, segtín cualquiera, es esforzarse por querer conseguir
pañoles pasean los colores nacionales por las cinco partes del algo..., y existen dos soluciones a este problema: la primera, que
mundo; juntos con ellos van los misioneros y religiosos, prueba ese algo por lo que se lucha en la vida sea la misma vida, este
de sentimiento de religión del pueblo hispánico. Y finalmente, en la vida, y segunda, que ese algo esté fuera de la vida. Por
en cuarto lugar se nos presenta la trágica decadencia española. lo tanto, existen en la vida dos sentidos, inmanente y trascen-
Inglaterra y Francia, principalmente, inzbuídas de revoluciona- dente. El hombre hispánico busca naturalmente el segundo sen-
rias ideas masónicas tratan de contagiar al mundo con ellas. tido, o sea alcanzar la vida eterna, la salvación y se dirige ha-
España, para evitar este peligroso contacto, se repliega sobre sí cia este fin sin vacilaciones. Lo típico del hombre hispánico es
102 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
vivir sin vivir, pensando que esta vida es sólo temporal, y por mente. Tiene ya el suficiente número de notas y sus
eso desea santificarse; es decir, despojar su alma de toda su- propios resúmenes sobre ella para que pueda elaborar
perficialidad para así entrar limpio en el reino de los cielos, para
un esquema del cual se servirá en el momento de la
el cual se siente especialmente llamado por Dios.
exposición oral. Se les exige a todos la confección de
ese esquema y luego, durante una clase, actúan el ma-
yor número posible. En esta ocasión, fué la suerte
Resumen mínimo:
quien decidió la actuación de dos alumnos del Pre-
España es una nación formada por españoles presentes y pa- universitario. A continuación damos el esquema de
sados que se relacionan entre sí de diversas maneras. La defi- que se valieron durante su charla y también la confe-
nición de España no es estática, sino que para definirla hay que rencia, tomada taquigráficamente, durante su diser-
definir primero la hispanidad, que es el deseo de extender por tación. Es notable la perfección formal, sintáctica y
el mundo la doctrina y la civilización. En la Historia de Es- gramatical de las dos exposiciones, ya que, natural-
paña hay cuatro períodos: de formación, de desarrollo, de ex- mente, no podemos decir lo mismo de la exactitud
pansión y de recogimiento. Una característica muy importante y fidelidad al espíritu de la conferencia en algunos
del español es la de no admitir dualismo entre la patria y la puntos de los que tocan. Reproducimos, seguidamen-
religión. Vivir es esforzarse por algo, pero ese algo puede ser
te, los esquemas y sus palabras.
inmanente o trascendente; el hombre hispánico recoge esto úl-
timo. Lo típico del hombre hispánico es vivir esta vida como
preparación para la futura; por eso santifica, porque se siente C. G. A. (Su resumen extenso va más arriba.)
llamado por Dios para conseguir su salvación y la de los de-
más hombres.
a) Esquema.
G. G. B.(calificación en el resumen extenso, 8; tanto
por ciento de juicios, 68; tiempo, setenta minutos.) He aquí una nación viva: España.
Im pidiendo cier-
España es el país en que vivimos, es una unidad espiritual tos actos,
en la que todos tenemos dos vínculos, uno de convivencia y (Convivencia, mutua
Vínculos de unión provocando a otros,
otro de sucesión; aquél es de influencia mutua y éste de influen- sucesión, influyen
imprimiendo cierto
cia unilateral de tres clases: Impidiendo, provocando y dando carácter a otros.
carácter a ciertos actos. Cuando la influencia de sucesión se
La relación entre dos escultores.
rompe viene la revolución. ¿Qué es España? No es la que en
Lo que escribió Cervantes, pintó Velázquez, etc.
la Historia se ha hecho, es la que ha hecho la Historia, es una
Una nación no puede influir sobre otra esencialmente.
definición dinámica de una tarea. ¿Qué tipo de hombre es el
¿Qué tipo de definición puede recibir España?
hispánico? Tenemos que examinar dos puntos: 1. 0 El sentido
de la trayectoria de la Historia de España, que ha tenido cua- Fernando III el Santo.
tro períodos: Forja de la idea, nacimiento de la hispanidad, lu- Debe ser genética, no sus épocas. Carlos V, imperio.
cha de la hispanidad por imponer la cristiandad en todo el Siglo XV, unidad.
mundo y, por último, guardarse de la contaminación de ideas ¿Cómo podemos encontrar una definición de todas estas épo-
perversas. 2. 0 Tipo de hombre hispánico. El hombre hispánico
cas? Esto pasa en la vida personal.
es ante todo religioso, es de un sentido trascendente de la vida; Para definirlo hay que considerar:
es decir, el que no dice que el vivir sea vivir para vivir; la vida 1. 0 Perseguir el sentido que ofrece la trayectoria temporal
para él es una acción, una acción continua que tiene tres fi- de la vida de España.
nes: eliminación de ideas contrarias a su religiosidad, ser pala-
dín de la cristiandad y desdeñar las ideas exteriores que pue- Primer período: Hay gran confusión.
Segundo período: Existe la idea de nación,
den pervertir la pureza de su religión. Se considera el pueblo
aunque débil; lucha con los árabes.
hispano no elegido, pero si llamado a llevar a la religión y a
salvar las almas de todos los demás hombres. 2.° Trayectoria Tercer período: El estallido victorioso de
histórica.' España de dos siglos; crea iglesias allen-
de tierras y mares.
Cuarto período: Aislado. España se retira
Resumen mínimo:
para conservar incólume la esencia de
Hay dos géneros de vínculos entre los españoles, con los vi- su fe.
vos y con los muertos; con aquéllos son de influencia mutua, Hay que definir en conceptos y simbolizar en imágenes la
con éstes unilateral. No tiene España una definición estática, idea de España.
sino dinámica. En la hispanidad estudiamos el sentido de la Mitad Dios, mitad España. Dad al César...
trayectoria del pueblo hispano, que tiene cuatro períodos: for- ¿Qué es vivir? Es esforzarse por, hacer por o vivir por algo.
ja de la idea cristiana, estallido de esa idea y salvaguardia de por algo.
la misma. El hombre hispánico es religioso, tiene en la vida un Inmanente.
sentido trascendente, busca su salvación y es paladín de la cris- Sentido.
Trascendente.
tiandad.
La religión es el centro del hombre hispano.
El hindú.
5) ESQUEMA Y EXPOSICIÓN ORAL El español vive muriendo.
La hispanidad es el afán de llegar a ser más:
1.° Haciéndose la nación a A misma por eliminación de
Esto último va dirigido a la formación de hábitos "lo otro".
expresivos en el alumno. Manteniéndonos en la idea 2.° Convirtiéndose en defensora y paladín de la cristiandad.
expuesta anteriormente de que en el Preuniversitario 3.° No comerciando con los no cristianos. Y es que España,
non multa sed multum, utilizamos también la misma sí, es el pueblo llamado por Dios para conseguir la
conferencia para que el alumno la exponga verbal- gloria para sí y para los demás hombres.
LAS CONFERENCIAS 103
b) Exposición oral (texto taquigráfico). hombre español. Se puede decir que está constituido mitad hacia
Dios y mitad hacia la patria; tanto es así, que en España ser-
La conferencia esta de la cual voy a hablaros se titula: Ideas vir a Dios es servir a la patria, y servir a la patria es servir a
para una filosofía de la Historia de España. He aquí una Dios. Se puede aplicar aquí aquella frase de Jesús de "Dad a
ción: España. Antes que nosotros han existido en ella otros Dios, etc."
españoles; pero estos españoles que han existido antes se han ¿Qué es vivir? ¿Qué es vida? La vida se puede definir en
ido sucediendo poco a poco. No se han ido sucediendo de la esforzarse por hacer algo y también se puede decir que es
misma forma que se pueden relevar un centinela o otro, sino de vivir para algo. Este vivir por algo se puede tomar en dos sen-
una forma insensible, despacio. tidos: Que ese algo por el cual se vive esté aquí en la vida
Nosotros tenemos que considerar las dos clases de españo- misma o que ese algo por el cual se vive no esté en esta vida,
les: los que ahora viven y los que han vivido antes; y tene- sino más allá. En el primer sentido se le llama inmanente, en
rnos dos vínculos de unión con ellos: uno de convivencia, que el segundo trascendente, ya que lo que espera es conseguir su
es el vínculo de unión que nos une con los españoles que aho- salvación eterna, y esto sólo puede conseguirlo fuera de esta
ra viven, de los cuales tenemos una influencia mutua, o sea, vida. Hay otras naciones que tienen un sentido inmanente y
que yo puedo influir sobre ellos, o bien ellos pueden influir otras que, siendo trascendente, se acercan un poco al sentido
sobre mí. Y con los españoles muertos tenemos otro vínculo, del hombre español, como es, por ejemplo, la religión hindú.
que es de sucesión, que no es directo, sino indirecto y unila- Esta lo que persigue es un paraíso o nirvana. Por lo tanto, se
teral. Este vínculo indirecto y unilateral influye también sobre ha dicho que el español vive muriendo y los clásicos (sic) nos
los españoles, impidiendo ciertós actos, provocando otros e im- citan la frase de un general español que puso fin a su arenga
primiendo cierto carácter en ambos. Si ponemos un ejemplo con un "¡Viva la muerte!" Por lo tanto, la hispanidad es la
para aclarar estos dos vínculos de unión, tenemos el de dos aspiración de llegar a ser más, y esto se consigue haciéndose la
escultores que están haciendo una obra conjuntamente y se nación a sí misma, con eliminación de las otras o eliminación
influyen mutuamente. Uno dice al otro: "Pon barro aquí; qui- de lo malo que en ellas exista, convirtiéndose en defensores y
ta barro de allá." Pero si estos dos escultores están acabando paladines de la cristiandad y, además, no comerciando con
una obra que ha empezado otro escultor que ha muerto, el aquellas naciones ni teniendo relación con las que no sean cris-
vínculo de unión que los une a aquél es el de sucesión, o sea, tianas, y aunque España no es verdaderamente el pueblo ele-
es indirecto y unilateral. Esta influencia que los une al tercer gido por Dios, sí es el pueblo llamado para conseguir la glo-
escultor pueden seguirla o bien pueden derribar la obra y em- ria para sí y para los demás hombres.
pezar otra nueva; pero esto no puede hacerse en una nación,
porque esto sería partir por completo las normas antiguas. J. M. R. F. (en el resumen extenso, calificación, 8;
Así, por ejemplo, lo que escribió Cervantes, pintó Velázquez tanto por ciento de juicios, 64; tiempo, setenta mi-
edificó Herrera, influyen también sobre los españoles de hoy
día. Porque éstos tienden a definir el tipo clásico de hombre
nutos.)
hispano.
¿Qué tipo de definición puede recibir España? Se podría de- a) Esquema:
cir que la España que querernos definir está en tal o cual parte
del planeta; pero esto es una definición puramente material y 1. Las dos clases de seres de España.
que no satisface, porque nosotros queremos una definición ge- A) El paso de unos a otros.
nética y espiritual que defina a España a lo largo de todas sus B) Relaciones.
épocas y no solamente una de ellas, ya que ha tenido una gran C) Influencias:
cantidad y cada una se ha caracterizado por el sentido que se
a) Directa y unilateral o indirecta.
le ha dado. Así, en tiempos de Fernando III el Santo, la lu-
b) Nacional y extranjera.
cha contra los árabes; en tiempo de Carlos V, el gran Impe-
c) Diferencias entre una y otra.
rio español, y sigue después la unidad de España (??). Pero
¿cómo podríamos encontrar una definición entonces que valga 11. Problemas de la Filosofía de la Historia de España.
por estas épocas? Esto mismo también pasa en la vida de las
A) Definir a España.
personas. Así nosotros podríamos decir lo que es Napoleón y
B) Encontrar la empresa por la cual se pueda definir.
su vida, pero no en cada una de sus épocas, sino juntamente
en toda su vida. Por tanto, para definir a España hay que Diversidad de empresas.
considerar todas sus épocas y unirlas en una sola, seguir la tra- A) Revisión de algunos siglos.
yectoria que ofrece la vida de España estudiando su trayecto- B) Conclusión final.
ria histórica, que se puede definir en cuatro períodos: El pri-
mer período con una gran confusión, y está formada España VI. La Hispanidad.
por una cantidad de tribus que todavía no están definidas. En A) El hombre hispánico:
el segundo periodo la idea de nación existe, aunque está bas- 1. Su formación.
tante débil todavía y hay alguna división en la misma España, 2. Su forja.
corno pasaba con los reinos de Navarra, Aragón y Cataluña y 3. Su obra.
este período se caracteriza por la lucha contra los moros. En el 4. Su retiro.
tercer período representa el estallido victorioso de una España B) Su religiosidad:
de doce siglos, al llegar el cual ha creado un imperio, y con 1. Dios y la patria.
este gran imperio lo que hace es extender la religión católica 2. Su doble servicio.
allende tierras y mares. En el cuarto período existe en el mun- 3. El servicio en España.
do entero una gran profusión de ideas; tanto es así, que los 4. El vivir del español.
hombres subordinan los términos de hombre y tierra a los de a) Fines que se pueden perseguir.
Dios y cielo. Por tanto, España en este período está aislada del
C) Diferencias con el indio.
mundo. Resumiendo estos cuatro períodos se ve que el prime-
ro no tiene gran importancia; que el segundo es la lucha con-
tra los infieles; el tercero, del gran imperio español, y el cuar- b) Exposición oral:
to, España se aísla y se retira del mundo para resistir incólume
la esencia de su fe; por tanto, se puede definir a España como Dos clases de seres hay en España: Unos, los que viven y
la nación que sirve para defender y propagar los valores eternos. actúan, y otros, los que vivieron y actuaron. Nosotros estamos
Pero hay que definir en conceptos e imágenes la idea del unidos por un doble vínculo a estas dos clases de seres, un
104 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
vínculo con los que viven de mutua influencia un vínculo Que aquí en la tierra todo lo que hay son verdades, pero no
directo. Otro con los que vivieron, indirecto o unilateral. Nos- la verdad. La verdad que se le puede ofrecer y que desde lue-
otros podemos ser modificados en nuestros gustos por los seres go ha de encontrar en la otra vida.
que con nosotros viven, al igual que podemos modificar los tu- Es cierto que hay un pueblo como el hindú que también
yos. Sin embargo, los seres que vivieron, sólo nos han dejado quiere morir para encontrar la felicidad o nirvana. Ellos creen
herederos del principio de un hecho que nosotros habremos de en un paraíso, pero un paraíso de descanso; más bien parece
continuar. esto un premio para vagos y no un premio para un pueblo
Pudiera darse el caso de que nosotros derribásemos todo esto como el español.
hecho y conmenzdsemos a hacerlo de nuevo. Esto sería el caos.
Aparte de esta influencia directa e indirecta, hay otra clase
de influencia, que puede ser extranjera o nacional. Hay enor-
me diferencia entre ambas. La nacional es esencial, es cuan- 7) OBJECIONES VERBALES
tiosa. En cambio, la extranjera es puramente accidental. Tiene
poca solidez y, además, poca cantidad. No es lo mismo la in- Es interesante desde el punto de vista formativo
fluencia que sobre nosotros pudiera ejercer un Carlos V o un obligar a los alumnos, al llegar a este momento, a in-
Felipe II, que se criaron, vivieron y actuaron como españoles, tervenir después de la exposición de su compañero,
que no la que pudiera ejercer Napoleón, que nació, actuó y
haciendo las objeciones que estimen pertinentes, en
sintió corno un francés, como uno que no es de nuestra na-
ción.
forma razonada y correcta, para que sean contestadas
Ahora bien: ¿Cuál es el problema de la Filosofía de la por el primero. Así lo hemos hecho en toda exposición
Historia de España? El problema es el de unir estas influencias oral. Hubiéramos querido, para completar este traba-
para poder darnos una definición de España, pero ¿cómo ha jo, haber tomado también taquigráficamente estas in-
de ser esta definición? Apartemos la de que España es una por- tervenciones. No fué posible y hemos de contentarnos
ción de tierra situada en tal sitio o planeta, o que está limita- con señalar esta tarea más respecto a las conferencias
da por tal o cual nación. La definición que hay que ofrecer de en el Preuniversitario. Generalmente, estas objeciones
la Filosofía de la Historia de España es una definición clara, son muy concretas, se refieren a lapsus, a giros mal
genética y espiritual.
empleados, a omisiones de puntos que otros estiman
Para ello nada mejor que recurrir a una empresa, a una
obra. Pero si analizamos todos los siglos que ha atravesado la
importantes. A veces exponen unos argumentos muy
vida de EspaFla, veremos que durante ellos unas veces ha sido simplistas que se deshacen con una mera distinción.
una empresa, otras veces ha sido otra la que ha perseguido, pero En otras ocasiones demuestran también, como en las
en el fondo de todas ellas hay el espíritu siempre. Ha sobresali- redacciones, que su inteligencia de la conferencia no
do a lo demás y en algunas ocasiones ha llegado a eliminarla. ha sido completa, sino deficiente. Pero en cualquier
Esta empresa que sobrepasa los umbrales de todas las demás es caso, poco a poco, vamos dando agilidad y movi-
la Hispanidad; pero aquí se nos presenta un nuevo problema: miento a sus inteligencias petrificadas en la larga tarea
¿Cuál es el tipo de hombre que constituye la Hispanidad? Este de los años precedentes de recordar palabras y frases
hombre se formó de la unión del pueblo romano con los pue-
y no sentidos. El profesor debe intervenir, por último,
blos primitivos indígenas españoles; se une en el crisol purísi-
mo de la cristiandad. Este hombre se forja en una lucha de
centrando la discusión, explicando el verdadero signi-
ocho siglos de duración contra un ser extraño a nuestra reli- ficado de lo que se discute y haciendo en su lugar
gión como es el mahometano. Este hombre tiene después un las distinciones oportunas.
período de plenitud en el cual muestra al mundo entero lo que
en él se encierra. Por último, hay un gran período en su vida,
en que después de ver la apostasía general que invade a toda
S) ESQUEMA DE LA CONFERENCIA
Europa y haber tratado de impedirla, y ve el peligro de caer
en ella, le obliga a encerrarse en sus fronteras.
Pero a este hombre hispánico, y por supuesto a la Hispanidad, El trabajo sobre una conferencia debe concluir con
hay que resolver la definición de alguna manera. Partamos de la presentación al alumno de un esquema, más o me-
su religiosidad. Todos los pueblos, todas las naciones han te- nos aproximado al ideal, por el profesor. Este esquema
nido dos entes al cual servir. Uno ha sido Dios, el otro ha sido puede entregársele antes de la exposición oral, para
la patria. No me meto aquí en que el dios sea verdadero o que hable sobre él, como hicimos en las tres prime-
falso. Solamente un dios de una religión. Estos pueblos han ras conferencias que se trabajaron, o después, como
tenido que prestar algún servicio a Dios y a la patria. Jesu- hemos hecho en esta última. Su utilidad estriba en este
cristo mismo, el Dios hecho Hombre, delimitó esta idea di-
caso en la debida contrastación que sobre sus esquemas
ciendo la tan conocida frase de: "Dad a Dios lo que es de
Dios y al Cesar lo que es del César". Pero el pueblo español
particulares deben realizar los alumnos al pasarlo a
precisamente se distingue de los demás en que no adopta esta su cuaderno. El esquema que nosotros hemos redacta-
delimitación, en que no tiene fronteras Dios y la patria y con do es el siguiente:
un solo servicio cumple los que tuviera que realizar con uno
y con otro.
El pueblo español, al igual que otros pueblos, tienen que 1. La nación española.
vivir y viven por algo. ¿Qué es lo que representa este algo?
Dos clases de opiniones puede haber para contestar a esta pre- A) Vínculos de los españoles.
gunta. Una, la que busca este algo dentro de la propia vida y
prefiera la vida terrena. Hay otra, sin embargo, y éste es el a) Con los vivos, de influencia directa.
caso del pueblo español, que sabe que en esta vida no encuen- b) Con los muertos, indirecta.
tra la causa final, sino que la busca en una posteridad. En la
vida sólo encuentra un motivo de purificarse y alcanzar ese fin B) Esta influencia es España, a través de
que vislumbra tras estos días de vida terrenal. El hombre espa-
ñol vive muriendo. El sabe que tras la muerte, si ha obrado a) el idioma,
como le dijeron, un día Dios también le premiará. El sabe que b) las costumbres,
muriendo es de la única manera que encontrará la felicidad. c) las Instituciones.
EJERCICIOS DE REDACCIÓN 105
C) La influencia de las otras naciones es Período 3.° De expansión del espíritu religioso.
accidental, fortuita, individual. Período 4.° De aislamiento para proteger su
esencia.
D) La influencia española es necesaria, esencial.
B) El tipo de hombre hispánico que ha hecho esta
historia.
II. La definición de España.
A) Esta Unidad de España es una quasi persona. 1.° Dificultad de la definición por ser una per-
B) La definición busca no la España que se ha he- sona viva y libre.
cho en la Historia, sino la que ha hecho la 2.° La religiosidad es la dimensión más pro-
Historia. funda y eje de su vida.
3. 0 Ausencia de la dualidad Dios y patria.
C) Deberá ser final, por un fin esencial que actúe 4. 0 Carácter trascendente de su vida frente al
en las múltiples tareas de la historia española. inmanente.
5. 0 La salvación eterna da sentido a sus actos.
6. 0 Aspiración de ser lo que es superando "lo
111 ¿Qué es la Hispanidad? Para contestar hay que:
1.0 Perseguir el sentido de la trayectoria histórica. otro".
7. 0 Vivir la vida como si no fuese temporal,
2.° La descripción del tipo de hombre hispánico.
sino eterna.
A) Trayectoria histórica. 8. 0 Sentirse llamado por Dios para conquis-
Período 1. 0 De fusión en la fe cristiana. quistar la gloria para sí y los demás.
Período 2. 0 De fortalecimiento en la lucha con- LUIS ARTIGAS
tra el infiel. Catedrático del Instituto de Málaga.
" FORMACIÓN " E " INFORMA- por otro lado, el paso por tan estrecho canal no ha de
CIÓN " EN EL BACHILLERATO dejarla inmaculada, sino que ha de teñirla con noti-
cias más o menos indelebles, esto es, con conocimien-
Sabido es que al conjunto de disciplinas que, en tos objetivos. Roan los pedagogos el hueso de clasi-
compacto bloque, se ponen en el camino de nuestros ficar las disciplinas y sigan discutiendo la "utilidad"
bachilleres, se confían dos misiones: una secundaria del Griego y del Latín.
(hasta la hora de calificar, en que pasa a ser primor- Lo que nadie, quizá, pondrá en tela de juicio es
dial), la informativa; y otra fundamental (que en las la singular posición que en el mosaico de todas esas
pruebas finales desciende vertiginosamente de rango), materias ocupan los estudios de Lengua española. Más
la formativa. La mente de los alumnos, al pasar por discutible parecerá la afirmación de que a dichos es-
el ánima de la asignatura, ha de adquirir una agilidad tudios no se les reconoce, dentro del Bachillerato, su
de permanente efecto: esto, en sustancia, es formar; carácter de excepción. Cómo?—se nos dirá—; ¿acaso
los planes vigentes no les confieren la máxima dig-
(*) Los "ejercicios de redacción" tienen carácter
de "fundamentales y comunes", esto es, deben exten- aunque no figuren en los cuestionarios aprendidos en
derse tanto a alumnos de Letras como de Ciencias. el Bachillerato. f) Exposición oral de los traba jos reali-
El apartado A) de la segunda parte del Proyecto (pá- zados por escrito. g) Análisis y valoración de situacio-
rrafo 4. 0 ) da acerca de ellos las indicaciones si- nes morales y jurídicas no excesivamente complejas.
guientes: Este ejercicio puede basarse en problemas propuestos
"Se procurará que la libertad expresiva del alumno por el profesor, obras teatrales, cinematográficas, et-
no esté coartada por un exceso de concreción o de cétera.
tecnicismos en los temas propuestos. El ejercicio de re- De todos estos trabajos se harán críticas por los
dacción no tiende exclusivamente a revalorar conoci- alumnos, en la clase, bajo la dirección del profesor.
mientos, sino a capacitar los hábitos lógicos y los re- Todos los alumnos realizarán durante el año, al me-
cursos idiomáticos, ejercitando el estilo y la precisión nos, un trabajo escrito sobre un tema, señalado por el
del lenguaje. profesor, de Ciencias culturales o experimentales, cuya
Los temas de redacción es aconsejable que se orien- confección exija consulta de libros de la biblioteca."
ten en la forma siguiente: a) Redacciones en estilo El presente artículo del profesor Lázaro Carreter,
epistolar. b) De narración y descripción. c) De análi- catedrático de Gramática General en la Universidad
sis de experiencias objetivas y de gustos personales. de Salamanca, generaliza, como verá el lector, el pro-
d) Redacción de temas que exijan relacionar conoci- blema de los ejercicios de redacción, a los que llama
mientos de las distintas materias estudiadas. e) Redac- "ejercicios de composición", y lo conecta con la meto-
ción de temas que exijan pensar sobre hechos e ideas, dología del idioma español.
106 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
Entendernos por tema humanístico aquel que obliga sea darle suficientes tironazos a su capacidad de re-
al alumno a mostrar algo de su sustancia humana. flexión. Y ello—estamos en un ámbito cerrado—me-
Son los llamados por los franceses temas morales; diante el comentario de textos y los continuos ejer-
demandan de los alumnos su opinión sobre una má- cicios de redacción sobre temas de estirpe humanística.
xima, un prejuicio, un tópico, una norma de conducta Por fin, el alumno ha de irse habituando a des-
o de moral, una sentencia, un postulado político, etc. componer el conjunto de elementos que acuden a su
Dentro de los temas humanísticos, considerarnos mente al proponerle un tema: ha de desenredar la
incluidos los temas clásicos. Admira en nuestros ve- maraña de ideas y sentimientos, ha de desechar los
cinos ultramontanos el conocimiento medio que po- más banales y excéntricos y ha de encontrar el hilo
seen de sus grandes escritores.¿Obedece a especiales que en su mente los ha reunido en aquella primera
dotes de ellos o de sus clásicos? En modo alguno; iluminación.
es sólo una sabia organización de sus estudios de Entrar más adentro por este camino rebasaría los
literatura que les lleva a pensar y discutir directa- límites de este artículo y sería propio de un tratado
mente con las obras maestras. De ahí que en los de composición o de pedagogía. Baste de momento
exámenes de grado estén capacitados para redactar lo dicho: propongamos a nuestros alumnos temas
sobre el sentido y trascendencia de tal o cual poema, abiertos; evitemos que echen mano a la alacena de
de una famosa escena o de un gran carácter literario. los lugares comunes para su desarrollo; hagámosles
Toda una revisión de nuestros hábitos en cuanto a ver que, al escribir, no hay rincón de sus conocimien-
los temas de composición es precisa si queremos que tos, sentimientos y experiencias que pueda permane-
/os ejercicios de redacción cumplan sus fines. cer en descanso; y, por último, obliguémoslos a que
Y ahora pasemos a examinar el primer elemento escriban sobre el tema, sólo y nada más que sobre
de la composición. el tema.
LA "INVENCIÓN" LA "DISPOSICI6N"
Un tema de redacción será tanto más adecuado a Nadie lo creería, pero es así: no llegará a un iu
sus fines cuanto mayor sea el hueco que deja abierto por 100 el número de nuestros aspirantes a bachi-
a la personalidad del alumno; y ésta, según se ha lleres que elabora el plan a que va a someter su
dicho, no se limita sólo a la memoria. ejercicio. Cuando, en ocasiones, el Tribunal ha reco-
La materia de la composición, o sea la invención, mendado que se haga, he podido ver la perplejidad
ha de ser el fruto de hábitos diariamente estimulados pintada en muchos rostros.
en el alumno para discurrir personalmente. Y anti- Nada, sin embargo, más necesario que esta segunda
cipémonos a combatir un error pedagógico: personal- fase de la composición: recorrido y conocido el con-
mente aquí no es sinónimo de originalmente. Las junto de las ideas y sentimientos que vamos a adu-
ideas originales son muy escasas y no están al alcan- cir, es preciso establecer en ellos el orden más con-
ce de un muchacho. La originalidad perseguida sis- forme al fin. Como el fin de un profesor de Ense-
temáticamente conduce siempre al dislate. Pensar per- ñanza Media no es formar originales escritores, sino
sonalmente sólo quiere decir que las ideas generales mentes claras, el orden lógico se impone pedagógi-
y comunes—únicas que, normalmente, acudirán a la camente.
memoria del escolar—han de ser reelaboradas por él El orden lógico exige la unidad en la variedad. Por
mismo. Nuestros examinandos—mi experiencia sólo tanto, dos obligaciones se desprenden de la anterior
se refiere a examinandos—se limitan a hilvanar el imposición: la de que el alumno ha de buscar la
tema con retazos cogidos aquí y allá: un tópico, un idea que subordina a las demás y la de que las ideas
trocito de un libro retenido de memoria, una opinión subordinadas han de sucederse con armonía y pro-
mostrenca, etc. Revelan generalmente atrofia de una porción de partes.
personalidad que ha sido puesta siempre entre pa- Yo me permitiría aconsejar a mis alumnos varias
réntesis. Ignoran que la primavera no es un conjunto fases en la elaboración de su plan. La primera, en
de lindos amaneceres, de arroyuelos frescos y de can- la etapa de invención, consistiría en ir anotando, tal
tos de pájaros, sino algo que ocurre a su alrededor, como se van presentando en la mente las ocurren-
cuando toman el tranvía para ir, como siempre, al cias, los sentimientos, las ideas, las experiencias pro-
Instituto, y que asoma en el rosal que ven en el pias, etc. A la vista de esta heterogénea masa, la
jardín público y en las hierbezuelas de una pared reflexión podría desechar lo inconveniente, por ex-
arruinada. Les falta siempre la referencia del todo temporáneo, banal o insincero. Podría pasarse enton-
general a su concreta experiencia. Es esta referencia ces a una segunda operación; esto y no otra cosa re-
ausente la que daría valor a su trabajo. presenta la búsqueda del nexo que liga aquel con-
La invención no admite una enseñanza inmediata. junto de elementos con el tema propuesto. Encon-
Se trata de ir cargando el espíritu del alumno para trado uno satisfactorio—será estimable en los escola-
acudir a frentes insospechados. Esto supone que el res su capacidad de insatisfacción—, puede pasarse al
escolar—lo mismo que el más genial novelista—está tercer momento: la fijación de los tres o cuatro puntos
aprendiendo a escribir mientras estudia Geografía, principales en torno a los cuales pueden agruparse los
Botánica e Historia, mientras hojea una revista ilus- elementos seleccionados, y, por último, la ordenación
trada, mientras oye las conversaciones de los demás, meticulosa de estos últimos.
mientras vive, en suma. De ahí que el único método La tarea es incómoda para el alumno, que por pe-
posible de enseñanza, en esta parte de la composición, reza mental tiende a saltar de la mera ocurrencia a
LECTURAS DIRIGIDAS 109
su plasmación escrita, sin atravesar este penoso ca- La corrección es la resultante de los conocimientos
mino de la dispositio, en el que sus hábitos lógicos morfológico-sintácticos, que pueden y deben adquirir-
han de entrar en actividad y crecimiento. Será estéril se mediante el Comentario de textos—ya tantas veces
cualquier ejercicio que prescinda de esta segunda fase; reclamado en estas páginas—, una parte del cual con-
el alegre surtidor sólo rinde fruto cuando sus aguas siste precisamente en la explicación de las reglas gra-
se incorporan a una red de canales. maticales pertinentes.
Con que un alumno escriba propia y correctamen-
te, el ejercicio habrá alcanzado su objetivo en esta
LA "ELOCUCIÓN" fase de la composición. No será, sin embargo, extraño
que entre los mejores alumnos, así sometidos a la
Es la fase típicamente lingüística; pero no la única dura disciplina del arte de escribir y enriquecidos ar-
—acabamos de verlo—que ha de atender el profesor tísticamente por la lectura de buenos textos literarios,
de lengua española. surja una prometedora veta de estilo personal. Será
Dos cualidades dan su valor a este último momen- el premio mejor para el maestro.
to de la composición escrita: la propiedad y la co-
rrección. La propiedad—permíta senos repetir estas tri-
viales definiciones, que deberían bullir en la mente LA COMPOSICIÓN
de los escolares con permanencia casi obsesiva—con- EN EL CURSO PREUNIVERSITARIO
siste en designar los objetos con su nombre preciso.
Es, sobre todo, una cualidad léxica. La corrección es De haberme ceñido puntualmente al tema cuyo
una cualidad gramatical; consiste en someter las pa- desarrollo me pidió el director de esta REVISTA, aquí
labras y frases a las leyes del sistema. Un escrito pue- justamente debería comenzar mi artículo. Confieso,
de ser correcto y estar cargado de impropiedades; y sin embargo, mi fracaso al intentarlo. Es imposible
al contrario. remitir a un solo curso lo que ha de hacerse a lo
Ambas exigencias del estilo han de atenderse muy largo de todo el bachillerato; para el Preuniversitario
cuidadosamente en los estudios lingüísticos del ba- no acierto a adivinar ninguna misión específica: sólo
chillerato; y hemos de confesar, de nuevo, la casi continuar. Quizá, por la abundancia de tiempo dis-
total incapacidad de la gramática elemental para sa- ponible, quepa también intensificar. La redacción dia-
tisfacerlas. ria llenaría cumplidamente los fines de esta fase es-
colar intermedia entre el Bachillerato y la Universi-
La propiedad lingüística es correlativa de la dis-
dad, cuya función y resultados quizá haya que re-
tinción con que las nociones o conceptos se ordenan plantear con urgencia.
en nuestra mente. Es, pues, claro que la palabra ha
Lo que en modo alguno podrá hacerse en el Curso
de ser estudiada en función de su significado. De ahí
Preuniversitario es comenzar. El arte de escribir, aun
que, un poco más arriba, abogara por la urgentísima
en el mínimo grado exigible a un bachiller, no puede
inclusión de la Lexicología en los programas de En-
improvisarse. Sus fines, sus fases, sus condiciones son
señanza Media.
tantas y tan delicadas, que sólo con el trabajo diario
Es preciso recordar una vez más el postulado, tam- pueden alcanzarse. Yo al menos, honradamente, no
bién aducido ya, de que el ejercicio de composición me atrevo a extender una receta de urgencia.
es el reflejo de conocimientos previamente adquiri- Y, sin embargo, pudiera ocurrir que en muchos
dos. Si lo aplicamos a esta última fase habremos de casos fuera necesario ese apremiante récipe. No sé
concluir que la redacción se ha de vestir con un léxico qué grado de responsabilidad cabe al profesor en algo
previamente existente en la conciencia lingüística del para lo que los planes no han tenido suficiente pre-
alumno. La composición no es, pues, un medio de visión, obstinados como sigilen en mantener cerradas
aprendizaje, sino de activamiento. El aprendizaje es las ventanas que dejarían inmediato paso a la luz.
previo, y los medios para lograrlo en las clases han
de ser el dictado, el estudio del léxico y el Comen- FERNANDO LÁZARO
tario de textos. Nada (o casi nada) de lo que el plan Catedrático de Gramática General y Crítica
vigente prevé. literaria de la Univ. de Salamanca.
f) Lecturas dirigidas
"Con el fin de educar el gusto y fomentar en el y, en general, obras escogidas de la Literatura" (Pro-
alumno la afición a las buenas lecturas, se cuidará de yecto de Instrucciones, 2.a Parte, apartado A), pa-
que cada alumno, a lo largo del Curso, realice en rágrafo 5.°).
privado la lectura de algunas obras de carácter cultu-
ral, de las que dará relación antes del examen; y en TÉRMINOS DEL PROBLEMA
éste el Tribunal podrá pedirle el comentario breve de
alguna página que le señale. La experiencia de los dos últimos cursos muestra
Son aconsejables novelas históricas, biografías, nove- que en el Curso preuniversitario se reúnen dos gru-
las científicas, obras de divulgación científica, ensayos pos de alumnos de preparación muy diferente. Uno
110 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES
de calidad media alta, integrado por los que han te- sí, el adolescente que ha crecido en el seno de una
nido, a través de sus estudios, cierta continuidad y familia intelectual, que tiene el hábito de ver libros
asistido al mismo Instituto o Colegio, y otro, muy in- al alcance de su mano, se encuentra en condiciones
ferior, formado por el aluvión de los alumnos proce- mucho más ventajosas que los demás ante los exáme-
dentes de centros que no dan el Curso preuniversita- nes, incluso en los casos en que "sabe menos". Y no
rio, o que, por cualesquiera razones, deciden abando- podemos olvidar que en España hay grandes zonas
nar, después del examen de grado superior, el Centro no sólo campesinas, sino incluso industriales y mine-
en que han cursado hasta entonces. ras, en donde la media de los bachilleres no encuentra
Este alejamiento entre los extremos hace que las en su casa ni un solo libro; es más, en que ni siquie-
observaciones y consejos, necesariamente adaptados al ra el periódico llega. A través de los exámenes puede
tipo medio, tengan poca relevancia. De este defecto comprobarse la ahistoricidad de una gran masa de la
se resiente, inevitablemente, todo este número mono- población española y precisamente de población estu-
gráfico de la Revista. Mientras la situación siga como diantil; los alumnos dominan realmente, gracias al es-
hasta ahora, el profesor debe procurar remediarla con fuerzo de los profesores, la historia clásica, la cultura
su iniciativa y buena voluntad. renacentista, el Siglo de Oro; pero—y es un hecho muy
En el aspecto de las lecturas dirigidas, el problema extendido—ignoran que el mundo haya sufrido una
se manifiesta de modo agudo, ya que se engrana con guerra en 1914. De un grupo de cincuenta futuros
el de la diversidad de ambientes familiares; el nivel bachilleres, en una pequeña ciudad castellana, sola-
cultural de la familia española, aun dentro de condi- mente tres conocían los nombres de Roosevelt, Hitler,
ciones económicas y sociales semejantes, varía de modo Mussolini, Stalin. Aquí el fallo no está en la enseñan-
notorio. Expresión directa de ese nivel cultural es la za, sino en la ausencia de lecturas, empezando por la
"biblioteca familiar". Aconsejaríamos a los profesores del periódico y terminando por la de libros de ac-
del Curso preuniversitario que comiencen solicitando tualidad.
de sus alumnos una relación de los libros de que
pueden disponer en sus casas, y otra de las lecturas
AMPLITUD DE LAS LECTURAS;
que han realizado hasta la fecha, clasificadas por ma-
EL PREJUICIO CONTRA LAS NOVELAS
terias. En lo posible, por razones prácticas, conviene
recomendar a los alumnos la lectura de los libros de
que disponen, siempre, naturalmente, que tengan ca- Ello nos lleva a considerar necesario el no reducir
lidad literaria o contenido científico y formativo apre- las lecturas dirigidas a obras literarias; muchas veces
ciable. ilustra mucho más la lectura de una biografía que la
En todo caso, el profesor debe tener en cuenta que de la obra poética de un escritor (el caso de lord By-
no se trata de imponer lecturas, sino de depurar las ron es suficientemente ejemplificativo). Las obras de
que de por sí vaya a realizar el adolescente. En la divulgación científica suelen despertar mucho más el
práctica de los Centros, casi siempre hay un profesor interés de la media de los alumnos, sobre todo por
que simplemente por interés personal, por dedicación tratarse de lecturas que hacen solos, en las cuales el
espontánea, charla con los alumnos acerca de sus gus- único móvil que los guía es el interés que les des-
tos y lecturas (el Centro que carezca de un profesor pierta el tema, el argumento. De aquí el hincapié que
de esta índole y tenga que encargar esta labor como se debe hacer en todo lo que se refiere a las novelas.
"obligación" no ha tenido suerte con su profesorado), Todavía persiste en grandes zonas de nuestro país el
y estos consejos son muchas veces de importancia tras- prejuicio de que leer novelas es perder el tiempo,
cendental; todo depende de que el profesor estimule cuando precisamente leer novelas es la mejor manera
el interés. de sumergirse en la cultura. En los núcleos urbanos
el problema es diferente; no tanto de estimular la
lectura de novelas, como la de desarraigar la pasión
HAY POCOS ALUMNOS "LEÍDOS" por las novelas dirigidas a niveles mentales infantiles.
Y la única manera de superar esos niveles está, claro
Los consejos no podrán ser nunca los mismos para es, pasar por ellos; hay que terminar logrando que al
todos los alumnos, ni siquiera para dos o tres de ellos; adolescente no le satisfagan las novelas de estructura
no son clases, sino diálogo amistoso lo que hace falta. excesivamente elemental. Cuando se suele decir que
Y ciertamente este deseo de que se hagan lecturas las novelas policíacas son perjudiciales, por deformar
dirigidas se apoya en el supuesto de que el hombre de la mentalidad del adolescente, se suele olvidar que
nuestro tiempo ha de saber leer y encontrar placer en precisamente se ha desarrollado un tipo de novela po-
la lectura; las lecturas dirigidas vendrán a ser el com- licíaca que se ha "adaptado" a esa mentalidad. Pen-
plemento del Comentario de Textos. En los exámenes semos en el caso de las lecturas deportivas y de los
finales se aprecia siempre el examinando que, además semanarios de deportes; se suele criticar que son el
de estudiar los textos, ha leído, con criterio o sin él; pasto exclusivo de las nuevas generaciones; pero, sien-
es quien demuestra mayor madurez, juicios personales, do esto en verdad una deficiencia, aún es más triste
capacidad de expresión de ideas y sentimientos por que haya grandes zonas donde no se lee ni siquiera
escrito; es el alumno que se aparta de los clisés. Pre- la literatura de deportes.
cisamente uno de los defectos más frecuentes en las Todo depende del ambiente familiar y de la inicia-
últimas promociones de bachilleres ha sido la escasez tiva de los profesores, repiten los educacionistas, y es
de este tipo de alumno "leído". Muchas veces todo la gran verdad de la educación. El tipo medio de es-
depende de que haya tenido la suerte de encontrarse tudiantes va al cine todas las semanas, pero es muy
con un profesor que ha acertado a dirigirle unas frases, raro que haya alguien que se preocupe de decirles que
unos consejos, al margen de la clase diaria. Ya de por en la cartelera encontrará una obra de Shakespeare o
LECTURAS DIRIGIDAS 111
de Bernard Shaw. ¿Cuántos Centros llevan a sus de acuerdo, pero al menos sí se puede emplear el
alumnos a ver obras de teatro? Y no sólo clásico, sino Preuniversitario como revulsivo que ataje las deficien-
moderno. Todos sabemos que ver en película la bio- cias de un Bachillerato formalista. Ya hemos comen-
grafía de un gran artista es la mejor manera de que zado señalando el método que consideramos más prác-
los alumnos se interesen por sus obras, y el secreto tico en lo relativo a las lecturas dirigidas: partir de
educativo está nada más en aconsejar, e incluso en los libros que el adolescente encuentra en su casa. Com-
acompañar, a ver esa película. El fallo fundamental de plemento: los de la biblioteca del Centro, si existe, y
nuestra enseñanza está en que el profesor sólo es pro- sobre todo las Bibliotecas públicas de la localidad. Es
fesor la hora de clase, y luego, por necesidades eco- fundamental que el adolescente sepa (y que lo sepa
nómicas personales o por abandono, no es profesor. Y no de manera teórica, sino por haberlo usado) que
de esa manera la enseñanza se convierte en algo des- existe préstamo de libros en las bibliotecas, además
ligado de la vida; la historia se acaba con Napoleón, del de los carritos de las calles. Si el profesor logra
cuando lo que vitalmente interesa es precisamente la que el adolescente termine deseando formarse una bi-
historia a partir de Napoleón, la historia de nuestro blioteca propia, ha vencido esta batalla. Por modesta
momento histórico. y deficiente que sea esa biblioteca, tendrá el valor in-
igualado de ser personal y de mostrar la impronta de
LECTURAS ACTUALES su dueño. Y tendrá otro valor, muy grande: el de
Uno de los grandes vacíos que encuentran las ac- ser un revulsivo en el hogar. Los padres no regalan
tuales generaciones de adolescentes es el causado por libros a sus hijos, en general, porque no ven en ellos
el envejecimiento de las novelas de Julio Verne. Po- ningún interés por los libros; el único contacto del
drá parecer poco serio que hablemos de este novelis- padre con los libros es la compra de los de texto, y
ta, pero la educación se compone, de hecho, de mu- su carácter de imposición no es precisamente un es-
chas de esas pequeñas cosas que parecen poco serias a tímulo para seguir comprando otros. Pero si ve que
los hombres maduros. La imagen científica de una su hijo se forma una pequeña biblioteca, aunque no
época el hombre medio, el hombre de la calle, la tuvo comprenda su porqué, termina interesándose.
a través de julio Verne; eso fué una realidad, pero Todo libro no deformativo es formativo, sea poesía,
hoy ya Julio Verne ha quedado atrasado y no se ofre- novela, o libro de aventuras. Y no olvidemos que uno
de los índices principales del nivel cultural de un país
ce al adolescente un tipo de novela equivalente; Sal-
gari ha quedado relegado al semianalfabeto; y, sin es el del número de libros editados y la tirada de los
embargo, fueron poderosos medios de educación, mu- diarios; el nuestro es muy bajo y manifiesta el vacío
cho más que nuestro teatro del Siglo de Oro, dema- casi general de lecturas, lo que, desde nuestro punto
siado alejado de las preocupaciones del mundo mo- de vista, no indica sino una grave insuficiencia vital
derno. El Criterio, de Balmes, no suscita ya el interés de la enseñanza, que no ha acertado a despertar el
gusto de la lectura.
en los jóvenes, cuando sí los fascinaba hace treinta
años. Y ese vacío sólo se colma con el Coyote. Un in-
tento que vemos va tomando cuerpo es el de dar a
EL RESPETO AL LIBRO
los niños lecturas de nuestro tiempo; las de carácter
tradicional comienzan a ser sustituidas por Lorca, Al-
berti, Juan Ramón, Azorin, incluso en textos diri- Destacaremos un último aspecto de lo que se puede
gidos a la escuela primaria. Quizá sea éste uno de los lograr mediante las lecturas dirigidas: el respeto del
caminos que permitan superar esta crisis de "falta de libro. Respeto del libro mismo, como instrumento
lecturas". El fallo no estará en los libros, sino en que físico, y respeto de la propiedad del libro. ¿Por qué
en nuestro país no hay conciencia de que los libros
no siempre se acierta a mostrar los que pueden sus-
prestados han de ser devueltos? Que un libro de bi-
citar el interés, y éste no lo fabrica el educador; sólo
puede estimularla. blioteca pública ha de ser respetado y cuidado? Poco
tiempo duran las láminas de un libro que esté "ex-
Otro de los vacíos actuales es el de los libros de via-
puesto" al público. Y todo ello es consecuencia de uno
jes. Las actuales generaciones no leen relatos de viajes,
de estos dos extremos: de falta o de exceso de amor
biografías de grandes exploradores, novelas de asunto al libro.
africano o asiático, en las que se entreteja con el ar-
La conciencia de que ese libro está sirviendo a la co-
gumento una leve dosis de saber aplicado. Por una
munidad, que luego ha de ser útil a otros hombres,
parte, las de hace treinta o cuarenta años han perdido
está muy poco desarrollada. No basta estimular el gus-
actualidad, ante los avances de la técnica, y, por otra,
to por leer, sino toda una serie de normas sobre cómo
las que se escriben hoy, aun reconociendo valores lite-
se deben tratar los libros, los propios y los ajenos.
rarios a gran parte de ellas, se consideran demasiado
El ávido merodeador de libros es un ser dañino, quizá
crudas por los educadores.
más perjudicial que el bucólico indiferente a la cul-
tura. Labor de educación que no se realiza en una
LAS LECTURAS DIRIGIDAS, LABOR
generación y que depende tanto de hábitos intelectua-
DE TODO EL BACHILLERATO
les como de hábitos morales.
Realizar toda esta labor no puede ser tarea exclu-
siva del Preuniversitario; en ello está todo el mundo
112 C. P. U. MATERIAS FUNDAMENTALES Y COMUNES