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UNIVERSIDAD NACIONAL

“PEDRO RUIZ GALLO”

EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y


DE LA PENA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS

INTEGRANTES:
1. BELTRA GRANDA, Fiorella.
2. CAMACHO ZAPATA, Victoria.
3. MEDINA JULCA, Luisa Liseth
4. MUSAYON MARTELL, Beatriz
5. PAREDES SILVA, Carlos Enrique FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS
POLITICAS
DOCENTE:
DR. ZAPATA LÓPEZ, ALDO

LAMBAYEQUE - PERÚ
EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ................................................................................................... 3

1. EXTINCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD PENAL .............................................. 4

1.1. Criterios que determinan la extinción de la responsabilidad penal


1.2. Causas de extinción de la responsabilidad penal

2. CAUSAS DE EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA. ...................... 5

2.1. Causas de extinción de la acción penal. ................................................... 5

A. La muerte del imputado


B. La prescripción del delito
C. La amnistía
D. Derecho de gracia
E. La cosa juzgada
F. El desistimiento
G. La transacción

2.2. Causas de extinción de la pena. ............................................................. 28

A. Muerte del condenado

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

B. La prescripción de la pena
C. El cumplimiento de la pena
D. La amnistía
E. El indulto
F. La exención de la pena
G. El perdón del ofendido en los delitos de acción privada

3. LEGISLACIÓN COMPARADA ........................................................................ 37

3.1. MÉXICO

3.2. COLOMBIA

4. ACUERDOS PLENARIOS ............................................................................. 50

4.1. ACUERDO PLENARIO Nº 6-2007/CJ-116

4.2. ACUERDO PLENARIO Nº 9-2007/CJ-116

4.3. ACUERDO PLENARIO Nº 8-2009/CJ-116

4.4. ACUERDO PLENARIO N° 1-2010/CJ–116

4.5. ACUERDO PLENARIO N° 2-2011/CJ-116

5. BIBLIOGRAFÍA........................................................................................... 81

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

INTRODUCCIÓN

Realizado el hecho punible, la acción penal es la que pone en funcionamiento el órgano


jurisdiccional de Estado para la persecución del delito e imposición de la pena. Sin
embargo, la acción penal y la misma ejecución de la pena, no son de duración
indefinida así pues, son susceptibles de extinguirse según las causas previstas en la
legislación penal.

La doctrina y la legislación comparada denominan y tratan a la extinción de la acción y


de la pena como causales de extinción de la responsabilidad penal. En estos casos el
Estado da por realizada su misión, ya sea porque la sanción penal ha sido cumplida o
es de imposible cumplimiento (muerte del reo, cumplimiento total de la condena, etc.),
ya sea porque el particular perjudicado por el delito perdona al autor- perdón que sólo
tiene eficacia en algunos delitos-, o bien porque particulares sentimientos de justicia
determinen al Estado a través de sus instituciones, a perdonar u olvidar el hecho
(indulto o amnistía), o, por último, porque el espacio de tiempo transcurrido desde la
comisión del hecho a la imposición de la pena desaconsejan, por innecesaria, la
persecución de aquél o la ejecución de ésta (prescripción del delito y de la pena).1

Las causales de extinción de la responsabilidad penal hacen que, por un lado, ya no se


pueda interponer la acción porque se encuentra ésta fenecida, y por otro, que impuesta
una pena por sentencia firme, ésta no pueda ejecutarse. Estos factores hacen también
que a pesar de los esfuerzos por concluir el proceso penal mediante una sentencia los
jueces se encuentren imposibilitados de llevar adelante el proceso penal, y menos
aplicar la sanción para el titular de la responsabilidad penal.

Esta pretensión jurisdiccional del Estado, se ve entonces interrumpida, no por


obstáculos circunstanciales de hecho, como la fuga del delincuente, sino por normas
jurídicamente reconocidas y denominadas causales de extinción de la responsabilidad
penal.

1
QUINTERO OLIVARES, Derecho Penal., cit., p. 667

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1. EXTINCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD PENAL

1.1. CRITERIOS QUE DETERMINAN LA EXTINCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD


PENAL.

Se pueden considerar de la siguiente manera: a) razones naturales, se les llama


así porque imposibilitan la aplicación de la pena al autor; así la muerte del
delincuente; b) criterios que se fundan en la necesidad de una pacificación
social, seguridad jurídica y consolidación de las situaciones de hecho,
transcurrido cierto tiempo; así la prescripción, cosa juzgada; y c) criterios por los
que el propio Estado renuncia a sus pretensiones punitivas, atendiendo a
consideraciones socio-políticas e incluso económicas; podemos considerar aquí
el indulto y la amnistía; también la renuncia puede ser iniciativa privada en quién
el ordenamiento jurídico adjudica la titularidad de dicha pretensión, ejemplo, el
perdón del ofendido.

Es necesario hacer notar las diferencias entre “causales de extinción de


responsabilidad penal”, de las “causales que eximen la responsabilidad penal”.
Una diferencia sustancial, es que mientras que las causales eximentes impiden
que la responsabilidad penal se origine, las causales extintivas determinan la
terminación de la responsabilidad después de haberse originado.

1.2. CAUSAS DE EXTINCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD PENAL

Los supuestos de extinción de la responsabilidad penal considerado por nuestro


Código Penal vigente son tratados por separado.
Tenemos por un lado a:

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a) Causales de extinción de la acción penal: previstos en el artículo 78 del C.P,


y son:
- La muerte del imputado.
- La prescripción.
- La amnistía.
- El derecho de gracia.
- La cosa juzgada.
- El desistimiento (acción privada).
- La transacción (acción privada).

b) Causales de extinción de la pena: las prevé el artículo 85 del C.P, y son:


- La muerte del condenado.
- La amnistía.
- El indulto.
- La prescripción.
- El cumplimiento de la pena.
- La exención de la pena.
- El perdón del ofendido (acción privada).

2. CAUSAS DE EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA.

El Código penal regula, a partir de su artículo 78°, varios supuestos en los que no
procede procesar penalmente a una persona o ejecutar la sanción penal impuesta.
A los primeros se les conoce como causas de extinción de la acción penal, mientras
que a los segundos se les conoce como causas de extinción de la pena. Hay que
señalar sin embargo que aquellas causas de extinción de la acción penal que se
sustentan en la falta de necesidad de imponer una pena (como, por ejemplo, la
prescripción), materialmente se expresan como causas de exclusión de la
punibilidad. No obstante, nuestro código penal le da un tenor procesal al regularlas
como causa de extinción de la acción penal.2

2
GARCÍA CAVERO, Percy. Derecho Penal, Parte General, cit., p. 722

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2.1. CAUSAS DE EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL

Las causas de extinción de la acción penal son las que impiden el inicio o la
prosecución de un proceso penal.

A. LA MUERTE DEL IMPUTADO

La acción penal se extingue con la muerte. Ello es consecuencia del principio de


personalidad de las penas.
Muerto el imputado o condenado, es inadmisible pensar en la persecución o
ejecución penal sobre el cadáver. Esta causal es a todas luces razonable, pues
evita caer en lo absurdo de perseguir penalmente a muertos.3

La muerte del imputado, como causa de extinción de la acción penal, implica


necesariamente la existencia de un proceso penal iniciado, en la medida que
solamente cabe hablar de un <<imputado>> una vez abierto un proceso penal.
Por ello hay que entender que la muerte del imputado extingue, en sentido
estricto, la prosecución de la acción penal instaurada a la persona cuando estaba
viva. Si la persona muere antes del ejercicio de la acción penal, no cabrá la
apertura de un proceso penal por falta de un autor (vivo) individualizado.4

Esta causal obedece a una razón natural y jurídica. La acción penal y la pena
tienen su realización en una persona. Conforme a nuestra legislación civil se deja
de ser persona con el suceso biológico-social de la muerte (Cfr. Artículo 61° del
Código Civil). Por lo demás, el contenido de la punibilidad y de la punición se
orienta a retribuir un mal a una persona, a la cual se le va a privar o restringir
determinados bienes jurídicos. Y desde una perspectiva funcional preventiva, la
pena sólo puede promover efectos utilitarios en una persona viva.

3
PEÑA CABRERA, Raúl. Tratado de Derecho Penal. Parte General, cit., p. 668
4
GARCÍA CAVERO, Percy. Derecho Penal, Parte General,. cit.,p. 723

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Como explica Bustos Ramírez «Desde la perspectiva del principio de la dignidad


de la persona, el derecho penal aparece con un carácter estrictamente personal
e intransferible en su contenido; de ahí que la muerte del reo le signifique al
derecho penal la pérdida de su función y sentido. La intervención el Estado más
allá de la vida no tiene ninguna legitimación posible.5

La extinción de la acción penal por muerte del imputado no afecta, en lo


absoluto, la acción civil por los daños ocasionados, siempre y cuando exista
patrimonio del imputado para satisfacer la obligación de reparación. Es decir,
queda incólume la responsabilidad civil que dará pie a la víctima a iniciar la
acción civil contra los bienes del agente fallecido, aun cuando no haya habido
sentencia condenatoria o absolutoria.

No se ha presentado jurisprudencialmente la oportunidad de debatir los casos de


muerte clínica o presunta y sus efectos de extinción. La jurisprudencia nacional,
sin embargo, exige como medio para acreditar el fallecimiento del imputado o
condenado la partida de defunción correspondiente. La muerte debe ser
probada, no bastan hechos jurídicos o físicamente similares, como la ausencia o
desaparición.

En la Ejecutoria Suprema del 16 de setiembre de 1991, recaída en la causa No


160-91 y originaria del Distrito judicial de Huánuco se declaró que «si se ha
acreditado con partida de defunción, instrumento público pertinente, la muerte
del procesado, resulta procedente declarar la extinción de la acción penal
conforme a lo establecido en el inciso 1 del artículo 78° del Código Penal».
Entendemos que en el caso de la muerte clínica el documento pertinente para
acreditarla será la declaración médica de dicho estado.

5
BUSTOS RAMÍREZ, Juan. La extinción de la responsabilidad criminal. Op. cit., p. 367.

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B. LA PRESCRIPCIÓN DEL DELITO

La prescripción en derecho penal consiste en la extinción de la responsabilidad


penal por el transcurso del tiempo, este es un factor determinante para fijar o no
la sanción penal o el cumplimiento de la pena. En efecto, después de cierto
tiempo que es fijado por la ley, se extingue la posibilidad de evaluar la
responsabilidad penal por un hecho que era o podía ser punible.

Damasio de Jesús sostiene que la prescripción es la pérdida de la pretensión


punitiva o ejecutoria del Estado por el transcurso del tiempo con o sin ejercicio.6

José Hurtado Pozo, en el <Manual de Derecho Penal Parte general I, Tercera


Edición>, señala que “uno de los fundamentos de la prescripción es la inutilidad
de la represión penal, cuando ha transcurrido un lapso más o menos largo desde
la comisión del delito o la imposición de la sentencia penal”.

El Magistrado Supremo, César San Martin Castro, en su obra, cita a Del Valle
Randich y a Máximo Castro, señalando que “la prescripción es un medio de
liberarse de las consecuencias penales y civiles de una infracción penal o una
condena penal por efecto del tiempo y en las condiciones exigidas por la Ley”,
resultando predominante el transcurso del tiempo, para que opere como
excepción.

Para Francisco Muñoz Conde, la prescripción “es una causa de extinción de la


responsabilidad criminal, fundada en la acción del tiempo sobre los
acontecimientos humanos. Su fundamentación radica, pues más en razones de
seguridad jurídica, que en consideraciones de estricta justicia material. Se trata
de impedir el ejercicio del poder punitivo, una vez que han transcurrido
determinados plazos a partir de la comisión del delito o del pronunciamiento de la
condena, sin haberse cumplido la sanción”.

6
DAMASIO DE JESUS, Código penal anotado, cit., p. 619

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Claus Roxin, dice que el transcurso del tiempo, trae consigo el restablecimiento
de la paz jurídica, porque “ha crecido la hierba sobre el asunto”. Refiere también
como razones de la prescripción de la acción penal, en primer lugar la
desaparición por efecto del tiempo, de la necesidad de la pena, y en segundo
lugar la desaparición de la prueba o su inutilidad (emplea el Maestro la frase
medios probatorios inidòneos), como consecuencia del transcurso del tiempo.

No se trata de que el delito desaparece ni suponer que no se ha perpetrado. Lo


que sucede es que se declara extinguida la posibilidad de ejercitarse la acción.
Si el Estado no persiguió oportunamente a los que delinquieran nos sería justo
que después de mucho tiempo se pretenda hacerles sufrir una expiación que ya
pasó al olvido.

La prescripción de la acción penal se sustenta en la falta de necesidad de pena


por el paso del tiempo (criterio material) y en que el paso del tiempo ofrece
dificultades probatorias que aumenta el riesgo de un error judicial (criterio
procesal). 7

Quienes sostienen su naturaleza material, aseveran que el paso del tiempo se


halla vinculado a la falta de necesidad de pena, relacionada con los fines
preventivos de la pena. En esa línea, la prescripción se fundamenta en el
decaimiento de la necesidad de pena por el paso del tiempo. La prevención
general y la prevención especial se ven mermadas hasta extinguirse por motivos
temporales.8 El “llamado de la norma” tiene una actualidad determinada a los
efectos intimidatorios, mientras que la resocialización del individuo solo puede
operar en un tiempo circunscrito.
Por otro lado, se afirma que es un presupuesto de procedibilidad, se contempla a
la prescripción como un puro impedimento (a la acción persecutoria del Estado).
Asimismo pone en peligro la verdad formal o jurídica, ya que se necesita de una
7
GARCÍA CAVERO, Percy. Derecho Penal, Parte General, cit., p. 723
8
ALCÓCER POVIS, Eduardo. Problemas interpretativos de la prescripción como causa de extinción de la acción
penal. Pág. 2

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base probatoria cognitiva que despliegue un alto grado de confiabilidad y de


certeza, y es que las pruebas constituyen el alma del proceso, al permitir una
reconstrucción histórica del hecho punible. Otro sector de la doctrina, le confiere
una naturaleza mixta a la prescripción. WELZEL considera que la prescripción
tiene un doble carácter; es tanto causa de extinción jurídico-penal de la pena,
como obstáculo procesal para su persecución.

Roy Freyre sintetiza los fundamentos de la institución que comentamos de la


siguiente manera:

a) La sociedad olvida paulatinamente el delito hasta el extremo que el recuerdo


mismo desaparece.
b) La aplicación tardía de la pena carece de eficacia o ejemplaridad.
c) El transcurso del tiempo tiene la virtud de corregir al autor o partícipe de un
delito.
d) La legitimidad de la persecución y la conveniencia de ejecutar la pena, son
canceladas por el simple discurrir del tiempo durante el cual el ius puniendi no
logra su objetivo debido a la negligencia de los órganos estatales.
e) El tiempo hace que los medios de prueba se debiliten o desaparezcan. (Las
huellas han desaparecido y los testigos no recuerdan detalles
fundamentales).
f) La transformación del delincuente, operada en el transcurso del tiempo,
impide calcular la pena a imponerse, o tener seguridad acerca de la eficacia
de su ejecución.

De acuerdo con el artículo 80° del Código Penal Peruano, la prescripción de la


acción penal se produce en un tiempo igual al máximo de la pena fijada por la ley
para el delito, si es privativa de la libertad.

En caso de concurso real de delitos, las acciones prescriben separadamente en


el plazo señalado para cada uno.

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En el caso de concurso ideal de delitos, las acciones prescriben cuando haya


transcurrido un plazo igual al máximo correspondiente al delito más grave.
Sin embargo el plazo para la prescripción no será mayor a veinte años, por lo
que los delitos que contemplan una pena privativa de libertad máxima, superior a
ese límite, tendrán como plazo de prescripción los 20 años.
En caso que la pena privativa de libertad prevista para el delito sea de cadena
perpetua, el plazo de prescripción será de 30 años.
En los delitos que merezcan otras penas, la acción prescribe a los dos años.
En casos de delitos cometidos por funcionarios y servidores públicos contra el
patrimonio del Estado o de organismos sostenidos por este, o cometidos como
integrante de organizaciones criminales, el plazo de la prescripción se duplica.
(La ley 26360, que modifica el art. 80 del C.P, cambió en carácter categórico que
tenía el texto primitivo cuando aludía que “ningún caso” la prescripción será
mayor a 20 años.)

A los plazos ordinarios se establecen dos excepciones en base a criterios de política


criminal, las cuales son los siguientes:

a) Excepción Restrictiva
b) Excepción Ampliatoria

a) Excepción Restrictiva.- Se fija un tope a los plazos prescriptorios, que en este caso
es de 20 años en el caso de que el delito sea sancionable con pena de privación de
libertad, plazo que es coherente conforme con un criterio de seguridad jurídica,
promover una acción más allá de ese plazo pondría en riesgo la certeza y fiabilidad
de las resoluciones judiciales.

b) Excepción Ampliatoria.- El legislador de la Ley Fundamental de 1993, consideró


conveniente a efectos de la represión de los delitos cometidos a instancia de la
función pública, duplicar los plazos prescriptorios cuando los efectos perjudiciales
del delito afectan el patrimonio público, conforme lo consagró en el último párrafo
del artículo 41° de la Constitución [(…) El plazo de prescripción se duplica en caso
de delitos cometidos contra el patrimonio del Estado.].

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En casos de delitos cometidos por funcionarios y servidores públicos contra el


patrimonio del Estado o de organismos sostenidos por este, o cometidos como
integrante de organizaciones criminales, el plazo de la prescripción se duplica. (La
ley 26360, que modifica el art. 80 del C.P, cambió en carácter categórico que tenía
el texto primitivo cuando aludía que “ningún caso” la prescripción será mayor a 20
años.)
Los ilícitos penales que pueden ser comprendidos en esta excepción ampliatoria, se
encuentran comprendidos en el Título XVIII, Capítulo II del Código Penal – delitos
contra la Administración Pública cometidos por funcionarios públicos; asimismo, es
de verse, que habrá que remitirse al artículo 425° del CP, que detalla quienes
pueden ser considerados funcionarios y servidores públicos a efectos penales.

Reglas especiales de prescripción de la acción penal 9

Ello ocurre en los supuestos siguientes:


a. Cuando existe un concurso de delitos
b. Cuando el autor o participe del hecho punible, al momento de comisión del delito,
tenía menos de veintiún o más de sesenta y cinco años.

a. Cuando existe un concurso de delitos

En caso del concurso ideal el plazo de prescripción se contabiliza en función de


las penas conminadas para el delito más grave. Se aplica, pues, un criterio
similar de absorción que regulaba la determinación de la pena en este tipo de
concurso antes de la ley 28726.
Tratándose de un concurso real la regla es que el plazo de prescripción deberá
apreciarse de modo independiente para cada uno de los delitos en concurso.
Esto es, contabilizando, por separado, los términos prescriptorios que
corresponden a las penas conminadas para cada delito. Cabe señalar que el
cambio de reglas dispuesto en la Ley 28730 para determinación de la pena, en el
concurso real de delitos, no alterado esta modalidad reguladora de la

9
PRADO SALDARRIAGA, Víctor R. Nuevo Proceso Penal Reforma Política Criminal. cit., p. 176

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prescripción. Sin embargo, tal opción legislativa carece de efectos prácticos ante
un concurso real homogéneo, por tratarse del mismo tipo de delito y, por ende,
del mismo estándar de pena conminada.

b. Cuando el autor o participe del hecho punible, al momento de comisión del


delito, tenía menos de veintiún o más de sesenta y cinco años.
En el artículo 81° se hace mención a la reducción de los plazos prescriptorios, los
plazos de prescripción se reducen a la mitad cuando el agente tenía menos de 21 o
más de 65 años al tiempo de la comisión del hecho punible.

Inicio de los plazos de prescripción

Según el artículo 82° los plazos de prescripción de la acción penal comienzan:


1. En la tentativa, desde el día en que cesó la actividad delictuosa.
2. En el delito instantáneo, a partir del día en que se consumó.
3. En el delito continuado, desde el día en que terminó la actividad delictuosa; y
4. En el delito permanente, a partir del día en que cesó la permanencia.

Con relación al plazo extraordinario, éste se vence cuando “el tiempo


transcurrido sobrepasa en una mitad el plazo ordinario de prescripción”. Cabe
señalar que para ambos tipos de plazos de prescripción el cómputo se inicia
observando las reglas que se definen en el artículo 82º del Código Penal.10

Interrupción de la prescripción de la acción penal

Estos plazos de prescripción (según el artículo 83°) se interrumpen por:

1. Las actuaciones del Ministerio Público (Denuncia fiscal, dictamen acusatorio,


etc.) o de las autoridades judiciales (Auto apertorio de instrucción, orden de
captura, etc.), quedando sin efecto el tiempo transcurrido.
2. La comisión de un nuevo delito doloso.

10
ACUERDO PLENARIO Nº 9-2007/CJ-116. Lima, 16 de noviembre de 2007.

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Después de la interrupción comienza a correr un nuevo plazo de prescripción a


partir del día siguiente de la última diligencia o de la comisión de un nuevo delito
doloso.

Ahora bien, como una demora excesiva derivada de la pasividad de los órganos
de control penal pudiera atentar contra el debido proceso o contra la seguridad
jurídica, la ley ha previsto que la acción penal prescribe, en todo caso, cuando el
tiempo transcurrido sobrepasa en una mitad al plazo ordinario de prescripción. A
esto último, se le conoce como “prescripción larga” o “prescripción
extraordinaria”.

En la parte final del artículo se regula un plazo extraordinario de prescripción, el


cual no se interrumpe en ningún caso. Este plazo extraordinario se vence cuando
<<el tiempo transcurrido sobrepasa en una mitad el pazo ordinario de
prescripción>>. La razón de ser del plazo extraordinario de prescripción es evitar
que los procesos abiertos dentro del plazo de prescripción ordinaria puedan
durar eternamente sin ningún efecto material, por lo que se les establece a los
tribunales penales el límite absoluto del plazo extraordinario para condenar
definitivamente al procesado.
En la medida que el plazo extraordinario de prescripción establece su inmunidad
solamente frente a las causas de interrupción del plazo de la prescripción, hay
que entender que este plazo sí se suspende al igual que el plazo de prescripción
ordinario. Esta regulación parece razonable en la lógica del Código Penal, pues
las causas de suspensión no dependen del retardo de los órganos de
juzgamiento del delito, sino de otras autoridades. Sin embargo, la ampliación de
las causas de suspensión de la prescripción que hace el Acuerdo Plenario N° 9-
2007/CJ-116 de la Corte Suprema, y finalmente el Nuevo Código Procesal Penal,
desnaturalizan completamente el sentido de la suspensión de la prescripción y,
por tanto, de la prescripción extraordinaria.11

11
GARCÍA CAVERO, Percy. Derecho Penal, Parte General.cit., p. 724

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Suspensión de la prescripción de la acción penal

Por efecto, de la “suspensión del plazo de prescripción” queda detenido en el


tiempo, hasta que se subsanen los defectos, omisiones u otras actuaciones
procesales extrapenales, sin que el tiempo transcurrido con anterioridad a la
prescripción del impedimento pierda su eficacia cancelatoria parcial, ya que
solamente queda en reserva para sumarse al tiempo prescriptivo que transcurre
luego de la desaparición del obstáculo puesto por la misma ley a la pesquisa
penal.12

Se trata de un recurso civilista por el que excepcionalmente se suspende el


cómputo del plazo, hasta tanto se resuelva el asunto –no penal- que lo motivó.

Por otra parte, el plazo de prescripción puede suspenderse (artículo 84°) si el


proceso penal depende de cualquier cuestión que deba resolverse en otro
procedimiento. Por ejemplo: la extradición del autor del delito, o el levantamiento
de la inmunidad parlamentaria. El Acuerdo Plenario N° 9-2007/CJ-116 de la
Corte Suprema ha incluido también como supuesto de suspensión de la
prescripción la interposición del recurso de queja excepcional en los procesos
sumarios, suspendiéndose la prescripción durante el lapso comprendido entre la
interposición del recurso de queja excepcional, como consecuencia del
denegatorio del recurso de nulidad, y la remisión al Tribunal Superior de la copia
certificada de la Ejecutoria Suprema que estima el recurso en cuestión y concede
el recurso de nulidad respectivo. Finalmente debe considerarse también lo
dispuesto en el artículo 339°.1 del Nuevo Código Procesal penal, en donde se
dispone que la formalización de la investigación preparatoria producirá el efecto
de suspender el curso de la prescripción de la acción penal.13

Causales de suspensión

Se reconoce en doctrina que las causas de suspensión de la prescripción


pueden clasificarse en función a si se trata de causas personales o materiales.

12
ROY FREYRE; cit., p.83.
13
GARCÍA CAVERO, Percy. Derecho Penal, Parte General.cit., p. 724

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

Las primeras hacen referencia, por ejemplo, a inmunidades y antejuicios, y las


segundas a cuestiones que deban ser declaradas por autoridades
administrativas o judiciales distintas a la competente para impulsar el proceso.

PERSONALES

 El Antejuicio Constitucional.- Se instituye un control político previo al


control jurídico, legítimo según los principios rectores del Estado
Constitucional de Derecho; control político que se orienta a proteger la
función pública ante las posibles persecuciones de naturaleza política, de
las cuales puede ser objeto el alto funcionario público.

 El Desafuero Parlamentario.- Todo los ciudadanos son susceptibles de


ser sometidos a una persecución penal bajo las reglas de la ley procesal
penal y de ser encontrados responsables ser pasibles de un apena
estatal. Sin embargo la Ley Fundamental a fin de tutelar la función
parlamentaria, ha supuesto la procedencia de una excepción a la regla,
cuando el autor o participe de un delito común es un congresista.

MATERIALES

 La Cuestión prejudicial.- La cuestión prejudicial presupone la


calificación previa en otra vía (civil, laboral, administrativo, constitucional,
etc.) para establecer si los hechos denunciados constituyen delitos o no.
El derecho penal constituye última ratio. En tal virtud, aquellos hechos
que son cuestionados en vías jurisdiccionales paralelas, no pueden ser
sometidos a la persecución penal, sin antes dilucidarse previamente su
real naturaleza. En resumidas cuentas, de lo que se resuelva en la vía
extra-penal, dependerá la prosecución o el sobreseimiento definitivo de la
causa.

Ejemplo: Una causa civil, un pleito judicial en la vía privada, donde se


está dirimiendo sobre la nulidad de un matrimonio, y de forma simultánea
se pretende ejercitar la acción penal a título de bigamia.

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

 La Cuestión previa.- La cuestión previa es un medio de defensa que se


deduce cuando falta algún elemento o requisito de procedibilidad. En
algunos delitos, la ley establece que para que el hecho sea perseguible,
es necesario que cumpla determinada exigencia o condición.

Ejemplo: En el delito de omisión de la asistencia familiar (artículo 149°), se


presupone una sentencia de la jurisdicción civil, intimándose judicialmente
el pago al sujeto obligado, bajo apercibimiento de ser denunciado
penalmente.

Diferencias entre la cuestión previa y la cuestión prejudicial


En principio, consideramos que en el caso de la Cuestión Previa, no entra en
cuestionamiento el carácter típico del hecho materia de imputación, es decir, en
apariencia los elementos constitutivos del tipo legal se encuentran debidamente
acreditados(tanto en su aspecto objetivo –como estado de cosas desvalorado-
como en la imputación subjetiva). Lo que ocurre es que la ley penal y extrapenal
exigen la concurrencia de un presupuesto previo, para que el hecho (acción u
omisión), pueda ser perseguido válidamente ante los fueros de la administración
de justicia criminal. En cambio, la cuestión prejudicial se refiere a que el hecho, al
estar siendo sustanciado en una vía paralela de la administración de justicia, se
necesita conocer lo que se resuelva finalmente en esta vía con la finalidad de
que el hecho imputado pueda ser calificado o no como delictuoso y así poder ser
perseguido e investigado en la vía penal.14

Por otra parte, el plazo de prescripción puede suspenderse (artículo 84°) si el


proceso penal depende de cualquier cuestión que deba resolverse en otro
procedimiento. Por ejemplo: la extradición del autor del delito, o el levantamiento
de la inmunidad parlamentaria. El Acuerdo Plenario N° 9-2007/CJ-116 de la
Corte Suprema ha incluido también como supuesto de suspensión de la
prescripción la interposición del recurso de queja excepcional en los procesos
sumarios, suspendiéndose la prescripción durante el lapso comprendido entre la
interposición del recurso de queja excepcional, como consecuencia del

14
PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso R. EXEGESIS del Nuevo Código Procesal Penal. Cit, p.201

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denegatorio del recurso de nulidad, y la remisión al Tribunal Superior de la copia


certificada de la Ejecutoria Suprema que estima el recurso en cuestión y concede
el recurso de nulidad respectivo. Finalmente debe considerarse también lo
dispuesto en el artículo 339°.1 del Nuevo Código Procesal penal, en donde se
dispone que la formalización de la investigación preparatoria producirá el
efecto de suspender el curso de la prescripción de la acción penal.

C. LA AMNISTÍA

La amnistía viene a ser la institución que conforma el <<derecho de gracia>>.

LASCANO, la define como “ un acto de soberanía interna del estado por el que,
fundado en graves razones de orden público cuya existencia y oportunidad solo
el poder legislativo le compete valorar, este, por medio de una ley con efecto
retroactivo, declara el olvido de infracciones de naturaleza penal (delitos
comunes o políticos e infracciones controversiales o disciplinarias), ocurridas con
anterioridad, produciendo la extinción de todas sus consecuencias represivas,
sin individualizar a los destinatarios del beneficio, quienes no pueden renunciarlo,
y una vez reconocido por una resolución judicial basada en autoridad de cosa
juzgada, es irreversible.15

El artículo 102°, inciso 6 de la Constitución Política establece que una de las


atribuciones del Congreso de la República es dictar leyes de amnistía.

La amnistía elimina legalmente el hecho punible a que se refiere e implica el


perpetuo silencio respecto de este delito. Tal como se desprende del sentido
etimológico de amnistía, se trata de un olvido (amnesia) de la realización de un
hecho delictivo, lo que impide que se procese o se siga procesando a los autores
del delito beneficiados por una amnistía legalmente dispuesta por el Poder
Legislativo. El sentido de este mecanismo de extinción de la acción penal es

15
LASCANO, (h), CARLOS J. la amnistía en el Derecho Argentino, ed. Marcos Lerner, p. 1, citado por Sáenz Torres,
Alexei. La prescripción extraordinaria de la acción penal en el sistema penal peruano

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superar determinados momentos de crisis social (por ejemplo luego de una


guerra interna) o generar las condiciones para que rija adecuadamente una ley
penal (por ejemplo, dar una amnistía para entregar o regularizar en un
determinado plazo la tenencia de armas). 16

En relación a la amnistía, las precisiones sobre la necesidad de la pena


requieren de una diferenciación según se trate de determinados delitos
cometidos con ocasión de una guerra, o bien de delitos comunes. Para los
primeros, la innecesariedad surge fundamentalmente de la idea de la
reconciliación social y política. Su persecución o la aplicación de la pena
significarían una perturbación de la paz social, y de la vigencia del ordenamiento
jurídico, lo cual entraría en contradicción con el sentido y función del derecho
penal. Por tanto, y en atención a la fundamentación de la amnistía, ésta se
extiende a la acción penal y a la pena. En cambio, en relación a los delitos
comunes, la innecesariedad de la pena sólo puede estar vinculada con
transformaciones profundas de la economía y de la sociedad. La alteración de
las condiciones que hicieron surgir determinados hechos delictivos deja sin
sentido el mantenimiento de la pena. En este sentido la amnistía se convierte en
la anticipación de una reforma de derogación de dichos tipos penales. En otros
casos no se podría aplicar la amnistía respecto de los delitos comunes y habría
que recurrir a la vía del indulto».

Sus efectos son de carácter general- impersonal- porque va dirigido a que todos
los sujetos del delito particular, tanto a los condenados como a los que se
encuentran en investigación y perseguidos. Implica entonces, la supresión de la
acción represiva del Estado de tal manera que los hechos y sus autores son
objeto de olvido para efectos posteriores. La amnistía puede extinguir tanto la
acción penal como la ejecución de la pena; si se trata de la acción penal va
dirigida a los investigados, procesados y, si es respecto de la ejecución de la
pena, va enfocada a los condenados.

16
GARCÍA CAVERO, Percy. Derecho Penal, Parte General.cit., p. 726

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

Es un acto de alta política por el que los gobiernos hacen nula la acción de las
leyes, para así establecer la concordia, la paz, y la seguridad de las instituciones
fundamentales del Estado.17

Mirado desde un punto de vista distinto, el derecho de gracia constituye un


instrumento que al darle una correcta finalidad y administración puede coadyuvar
a lograr materializar la justicia, sobre todo en aquellos casos en que haya clara
evidencia de errores judiciales o que de la estricta aplicación del derecho formal
(vigente) haya derivado en resoluciones judiciales con los que no sólo nos
encontraríamos en una situación materialmente injusta, sino que resultaría
inadecuado político-criminalmente para establecer la paz, seguridad y armonía
en la sociedad.

El Tribunal Constitucional ha establecido que las leyes de amnistía deben ser


sometidas a un juicio de legitimidad constitucional para determinar si han
respetado los límites formales y materiales de esta causa de extinción de la
acción penal. Con respecto a los primeros señala que el dictado de una ley de
amnistía solo puede formalizarse en virtud de una ley ordinaria. Por tanto,
además de respetar los principios constitucionales que informan el procedimiento
legislativo, debe observar los criterios de generalidad y abstracción exigidos por
el artículo 103° de la Constitución. Igualmente, las leyes de la ley de amnistía
deben respetar el principio-derecho de igualdad jurídica, lo que impide que,
previsto el ámbito de aplicación de la ley de amnistía, el legislador pueda brindar
un tratamiento diferenciado que no satisfaga las exigencias que impone el
principio de proporcionalidad. Finalmente, la amnistía tampoco puede fundarse
en un motivo incompatible con la Constitución, por lo que el ejercicio de la labor
del legislador debe estar orientado a garantizar y proteger los derechos
fundamentales como manifestaciones del principio-derecho de la dignidad
humana (art.1° de la Constitución) y a servir a las obligaciones derivadas del
artículo 44° de la Ley fundamental, esto es, garantizar la plena vigencia de los
derechos humanos. En virtud de ello, se deben declarar nulas las leyes que

17
SOBREMONTE, José. Indultos y amnistía, Valencia 1980, pp. 62-63.

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amnistían, por ejemplo, delitos de genocidio o contra la humanidad (STC N°


00679-2005-AA).18

La historia de la amnistía en el Perú ha estado ligada a los avatares de la


persecución política o al interés de excluir la punibilidad y punición de delitos
cometidos por las agencias de seguridad durante la etapa de violencia que vivió
el país entre 1980 y 1995. La última amnistía fue promulgada con la Ley No
26479 del 14 de junio de 1995. Ella repercutió fundamentalmente en la condena
a efectivos militares por los graves sucesos de la Cantuta. Y su aplicación
constituyó una de las más flagrantes interferencias del Poder Legislativo en las
competencias exclusivas de la administración de justicia.

D. DERECHO DE GRACIA

El artículo 118°, inciso 21 de la Constitución Política vigente reconoce la potestad


presidencial de ejercer el derecho de gracia en beneficio de los procesados en
los casos en que la etapa de instrucción haya excedido el doble de su plazo más
su ampliatoria.

El “derecho de gracia” es un acto político con tradición jurídica muy antigua que
se suele fundamentar, tanto en la doctrina de entonces como en la moderna de
modo más o menos uniforme, en consideración a la imposibilidad de la ley de
prever todas las situaciones, lo que genera la necesidad de medios
extraordinarios para supuestos en que la ley resulte drástica y que su aplicación
pueda perturbar el orden público.

Dentro del derecho penal, la denominación “derecho de gracia” se refiere a un


conjunto de instituciones que extingue la responsabilidad penal, en algunos
casos se renuncia a la capacidad punitiva por parte de quien tiene el poder de
hacerlo y, en otros casos, se renuncia a hacer efectiva la pena. Entre las

18
GARCÍA CAVERO, Percy. Derecho Penal, Parte General.cit., p. 727.

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instituciones que podemos encontrar bajo la denominación de “derecho de


gracia”, tenemos:

a. Amnistía.
b. Indulto.
c. La conmutación de pena.
d. El perdón del ofendido.

Estas figuras, doctrinariamente, son consideradas como manifestaciones del


derecho de gracia pero, en nuestro ordenamiento jurídico, se han individualizado
los conceptos – sin perder el nexo lógico entre ambos -, dándose una
delimitación exclusiva al “derecho de gracia”, se le ha dado un contenido propio.
El derecho de gracia sólo puede ser aplicado por el Presidente de la República
en beneficio de los procesados, cuando la etapa de instrucción haya excedido el
doble de su plazo más su ampliatoria.

Al igual que en la amnistía, el Tribunal Constitucional ha señalado que la gracia


presidencial está sujeta también a límites formales y materiales. En cuanto a los
primeros, se deben seguir <<los requisitos exigidos de manera expresa en el
artículo 118°, inciso 21 de la Constitución, a saber: 1) que se trate de
procesados, no de condenados. 2) que la etapa de instrucción haya excedido el
doble de su plazo más su ampliatoria. 3) aparte de los requisitos ya
mencionados, cabe señalar la necesidad de refrendo ministerial (artículo 120° de
la Constitución)>> (CST N° 04053-2007-HC).

“En lo referente a los límites materiales de la gracia presidencial, es de


señalarse que en tanto interviene en la política criminal del Estado, tendrá como
límites el respetar los fines constitucionalmente protegidos de las penas, a saber
fines preventivo generales, derivados del artículo 44° de la Constitución y de la
vertiente objetiva del derecho a la libertad y seguridad personales. Asimismo, el
derecho de gracia, en tanto implica interceder ante alguno o algunos de los
procesados en lugar de otros, debe ser compatibilizado con el principio-derecho
de la igualdad. Así, será válida según el principio de igualdad de gracia

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

concedida sobre la base de las especiales condiciones del procesado. En este


sentido, la gracia presidencial deberá ser concedida por motivos humanitarios, en
aquellos casos en los que por la especial condición del procesado (por ejemplo,
portador de una enfermedad grave e incurable en estado terminal) tornarían inútil
una eventual condena, desde un punto de vista de prevención especial. Por el
contrario, la concesión de la gracia presidencial en un caso en el que el que la
situación del procesado no sea distinta a la de los demás procesados y no
existan razones humanitarias para su concesión, será, además de atentatoria del
principio de igualdad, vulneratoria de los fines preventivo generales de las penas
constitucionalmente reconocidos, fomentando la impunidad en la persecución de
conductas que atentan contra bienes constitucionalmente relevantes que es
necesario proteger”. (STC N° 04053-2007-HC).

E. LA COSA JUZGADA

Visto de un panorama lineal, tenemos que el procedimiento penal culmina con


una sentencia dictada por la máxima instancia jurisdiccional o en su defecto
antes, cuando los sujetos procesales no interponen en el plazo legal
predeterminado por la ley, el recurso impugnatorio que les franquea la ley,
adquiriendo este pronunciamiento judicial la calidad de firme y consentido; por lo
tanto, dichas resoluciones jurisdiccionales se convierten en la máxima
consagrada con el nomen iuris del ministerio de “ Cosa Juzgada “, quiere decir
esto, cuando el justiciable (actor), agotó todos los mecanismos impugnatorios
comprendidos en la Ley.
El principio de la doble instancia se refunde en la idea de un debido proceso, la
facultad que tiene las partes de recurrir a una instancia judicial de mayor grado, a
fin revise la resolución de vista, a partir, a partir de un cotejo y/o control, tanto en
la forma como en el fondo.19

19
ALONSO RAUL PEÑA, CABRERA FREYRE-Derecho Penal Parte General: Tomo II, P. 587-588

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

La inadmisibilidad y prohibición de juzgar nuevamente es lo que denominamos


<<cosa juzgada>>.

La llamada cosa juzgada constituye un efecto procesal de la resolución judicial


firme que impide que lo que se ha resuelto sea nuevamente revisado en el
mismo proceso o en otro proceso. Este instituto procesal se encuentra
reconocido en el artículo 139°, inciso 13 de la Constitución Política del Perú, en
donde se establece: La prohibición de revivir procesos fenecidos con resolución
ejecutoriada.20

En consecuencia, la cosa juzgada constituye una garantía constitucional de la


administración de justicia, según la cual el objeto de un proceso que ha concluido
con una resolución firme no puede ser nuevamente juzgado en el mismo proceso
o mediante uno nuevo.

El fundamento de la cosa juzgada en materia penal se encuentra esencialmente


en la seguridad jurídica que se le otorga al ciudadano de que no sufrirá una
nueva injerencia estatal por el mismo hecho que fue objeto ya de una decisión
judicial. De esta forma, el ciudadano resulta protegido frente a la arbitrariedad o
ligereza estatal en el ejercicio del jus puniendi, por lo que decirse, junto con San
Martín Castro, que <<el Estado sólo tiene una oportunidad para hacer valer su
pretensión sancionatoria, si la pierde, ya no puede ejercerla, así se equivoquen
defectos técnicos o diferentes perspectivas jurídicas para resolver el caso>>.

San Martín Castro, se limita a definir que «la cosa juzgada es un efecto procesal
de la sentencia firme, que por elementales razones de seguridad jurídica, impide
que lo que en ella se ha resuelto sea atacado dentro del mismo proceso (cosa
juzgada formal) o en otro diferente (cosa juzgada material). En este último
aspecto el efecto de la cosa juzgada material se manifiesta fuera del proceso
penal, y hacia el futuro, impidiendo la existencia de un ulterior enjuiciamiento
sobre los mismos hechos». En consecuencia, pues, la autoridad de cosa juzgada

20
GARCÍA CAVERO, Percy. Derecho Penal, Parte General.cit., p. 729

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

extingue la acción penal incoada en tanto permite advertir que sobre el mismo
hecho histórico y su autor se ha emitido ya una sentencia judicial firme. Ahora
bien, para que la autoridad de la cosa juzgada ejerza su efecto extintivo, debe
evaluarse, previamente, la presencia real de un juzgamiento anterior y en el cual
se aprecia una situación de doble identidad con los hechos que se han
denunciado y son base del nuevo juicio.

El artículo 90° del Código Penal dispone que nadie pueda ser perseguido por
segunda vez en razón de un hecho punible sobre el cual se falló definitivamente.
En consecuencia, el fallo definitivo en sede penal constituye una cosa juzgada
absoluta que no puede ser revisada en el mismo proceso o en otro proceso
penal. No obstante, la cosa juzgada extingue la acción penal no solamente en
caso se trate de un fallo expedido en sede penal, sino que decisiones firmes
procedentes de otros ámbitos pueden también desplegar los efectos de extinción
de la persecución penal. En efecto el artículo 79° del Código penal establece que
se extingue la acción penal si de la sentencia ejecutoriada dictada en la
jurisdicción civil, resulte que el hecho imputado como delito es lícito.

De la misma manera, el principio del non bis in ídem, cuyo reconocimiento en


nuestra legislación ha venido de la mano de los desarrollos jurisprudenciales del
Tribunal Constitucional, impide que se procese a la misma persona por un mismo
hecho en razón de un mismo fundamento. Al respecto el Tribunal Constitucional
ha señalado que <<El elemento consistente en la igualdad de fundamento es la
clave que define el sentido del principio: no cabe la doble sanción del mismo
sujeto por un mismo hecho cuando la punición se fundamenta en un mismo
contenido injusto, esto es, en la lesión de un mismo bien jurídico o un mismo
interés protegido>>. (STC N° 3194-2004-HC).

Ahora bien, en la doctrina se distingue entre “cosa juzgada formal” y “cosa


juzgada material”; la primera de ellas, implica la existencia de una resolución
firme y consentida, en la cual ya han sido agotados todos los medios
impugnatorios que franquea la Ley, pero cuyo dictado ha supuesto la

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

contravención de una norma del debido proceso o de una norma del debido
proceso o de una norma del Derecho Material por lo que sí resultan
conmovibles, siempre y cuando se cumplan con determinados requisitos.
Ejemplo de los resulta el Recurso de Revisión (Acción de Revisión) y el recurso
de Queja Excepcional.
Por su parte, la “cosa juzgada material“, supone una resolución jurisdiccional
que ha adquirido también la calidad de firme y consentida, habiéndose agotado,
la interposición de los mecanismos impugnatorios reglados en la Ley, a lo cual se
añade, que ha sido dictada en sujeción a las normas que se desprenden del
Debido Proceso y en resto a la legalidad material. Estás ultimas no pueden ser
alteradas, revisadas ni modificadas, pues se encuentran revestidas con el
máximo rigor de seguridad jurídica.

F. EL DESISTIMIENTO

El Código penal vigente señala que en los casos que sólo procede la acción
privada, éste se extingue, además de las establecidas en el inciso 1 (muerte del
imputado, prescripción y cosa juzgada) por desistimiento o transacción.

A diferencia de las anteriores causales (de acción pública), en el desistimiento y


la transacción la acción correspondiente es privada.

Sin embargo, ello no desmerita que todo delito cometido que llega a
conocimiento de la autoridad, ya sea por acción penal pública, privada o mixta
genere un proceso penal. En algunos casos con la comisión de un delito se
lesionan bienes jurídicos, cuyos titulares más que el Estado mismo, es el
directamente ofendido. En estos casos, la publicidad puede acarrear perjuicios a
la honra del agraviado y de sus familiares; y podría inclusive obstaculizar del
mismo modo la conciliación entre las partes. En esta clase de delitos, el Estado
deja como potestad de ofendido y de sus representantes legales la decisión de

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

continuar o no con el proceso investigatorio. En todo caso, a desistir de iniciar


una acción penal por libre decisión.21

Si la parte agraviada decide no continuar con el proceso, surge la causal de


extinción de responsabilidad penal. El ofendido renuncia a la facultad que le
otorga el derecho.

El desistimiento puede efectuarse en cualquier momento y estado en que se


encuentre el proceso judicial, y que su consecuencia es el archivamiento. La
acción interpuesta en los delitos de persecución privada, se denomina querella.
En ella la aceptación del desistimiento – expresa o tácita – del querellado, le
haría perder la oportunidad de demostrar su inocencia, y con ello, perder el
derecho de ejercitar contra el querellante la acción penal o civil por acusación
calumniosa.

Puede darse el caso que la persona que ha sido denunciada – querellado. No


acepte el desistimiento, porque quiere que se siga el proceso con el fin de
demostrar su inocencia.

El desistimiento se refiere únicamente a la extinción de la acción penal (art. 78,


inc. 3 C.P), no así de la pena. Ello se debe a que el delito comprobado por una
sentencia no puede subordinar su cumplimiento a la voluntad de un particular y,
mucho menos, que algunos cumplan y otros no la condena impuesta.22

G. LA TRANSACCIÓN

Esta causal extintiva tiene como fundamento la conveniencia particular del


directamente agraviado de llegar a un acuerdo con el infractor del bien jurídico.
El acuerdo de dar, retener u otra promesa, obliga a cada uno de los querellantes,

21
PEÑA CABRERA, Raúl. Tratado de Derecho Penal. Parte General, cit., p. 638
22
PEÑA CABRERA, Raúl. Tratado de Derecho Penal. Parte General, cit., p. 683

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

poner término al proceso iniciado y es lo que llamamos transacción, en razón de


que su naturaleza reside en el consentimiento de las partes.

La transacción gira en cambio sobre un acuerdo bilateral de voluntades entre la


víctima y el autor del delito para concluir, bajo ciertas condiciones, el proceso
incoado contra el segundo. Es, pues, un acuerdo conciliatorio entre agraviado y
ofensor.

Esta institución se mantiene en la actualidad en el Código Penal, ella se


encuentra limitada a aquellos delitos en que los ofendidos simplemente busquen
el resarcimiento económico, tomando en cuenta la escasa gravedad del delito.
Nos referimos sobre todo, a los delitos patrimoniales.23

En efecto, nuestra legislación vigente ofrece un catálogo muy escaso de delitos


sujetos al ejercicio privado de la acción penal. Entendiendo a ésta como la
persecución del delito por querella directa del agraviado ante la autoridad judicial
y sin intervención del Ministerio Público. Se trata, pues, del ámbito siempre
limitado de los «delitos exceptuados». Concretamente sólo encontramos esa
posibilidad en los delitos de lesiones culposas leves (Art. 124° ab initio), contra el
honor (Art. 138°), y contra la intimidad (Art. 158°). No cabe, pues, extender los
efectos de extinción del desistimiento y la transacción a otra clase de delitos, ni
siquiera a los llamados de acción mixta o a instancia de parte.

La puerta que da acceso a este modo de solucionar lo encontramos en el


denominado principio de oportunidad que acertadamente acoge el artículo 2 del
Código procesal penal. Y con relación a las querellas el artículo 306° permite
cancelar la acción entablada por transacción, con la conciliación de las partes.

2.2. CAUSAS DE EXTINCIÓN DE LA PENA.

23
Ibídem

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

Se presenta en los casos en los que existe una sanción penal impuesta que debe
cumplirse.

A. MUERTE DEL CONDENADO

A diferencia de la muerte como causa de extinción de la acción penal, regula la


muerte después de la sentencia condenatoria. La extinción de la pena, por
muerte del condenado, recae sobre la pena o penas que se hayan impuesto.

El carácter de la personalidad de las penas hace que muerto el penado se


extinga su responsabilidad penal. Sería absurdo seguir con la ejecución de un
muerto que no es sujeto de derecho si no objeto del mismo. La pena es de
carácter personalísima y no transpersonal.
La muerte del condenado extingue la ejecución de la pena ya que opera la regla
mors omnia soluit (la muerte lo borra todo).

B. LA PRESCRIPCIÓN DE LA PENA

La pena impuesta al autor prescribe si no se cumple en el tiempo que fija la ley


para la prescripción de la acción penal, es decir, el máximo de la pena prevista
para el delito del que se trate.

El plazo se contará desde el día en el que la sentencia condenatoria quedó firme.


Este plazo de prescripción se interrumpe por el comienzo de la ejecución de la
misma o se interrumpe por haber sido aprehendido el condenado a causa de la
comisión de un nuevo delito doloso. En el caso de revocación de la condena
condicional o de la reserva del fallo condenatorio, la prescripción de la pena
comienza a correr desde el día de la revocación. En este ámbito existe también
una prescripción extraordinaria igual al plazo ordinario más una mitad.24

24
GARCÍA CAVERO, Percy. Derecho Penal, Parte General.cit.,p. 731

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

Se deduce del art. 86 acotado que mientras se esté ejecutando la sentencia no


procede la prescripción. El plazo de prescripción de la pena supone la existencia
previa de un estado de no ejecución. Esta es la idea que esgrime ROY
FREYRE.25

C. EL CUMPLIMIENTO DE LA PENA

El cumplimiento de la condena es un causal normal de la extinción de la pena,


luego de agotado el tiempo por el cual el interno fue condenado a purgar la pena
efectivamente impuesta, esta concluye automáticamente y cesa a estos efectos
la potestad punitiva del estado.

Se trata de la forma regular de extinguir la pena. Así como el pago, exige la


obligación civil, el cumplimiento de la pena produce el mismo efecto respecto de
ésta.
El artículo 69° del CP, contempla lo que se denomina como “Rehabilitación
Automática”, esto es, una vez cumplido el tiempo de la condena (de la pena o
media de seguridad), se extingue la responsabilidad penal en tanto el que ya
cumplió su condena se ha reivindicado socialmente, al haber asumido las
consecuencias de su infracción normativa. La rehabilitación produce los efectos
siguientes:
- Restituye a la persona en los derechos suspendidos o restringidos por la
sentencia. No produce el efecto de reponer los cargos, comisiones o
empleos de los que se le privó.
- La cancelación de los antecedentes penales, judiciales y policiales. Los
certificados correspondientes no deben expresar la pena rehabilitada ni la
rehabilitación. Porque se supone que el que ha cumplido condena, se
encuentra en óptimas condiciones para insertarse y participar en los
diversos procesos sociales.

25
ROY FREYRE, Luis Eduardo. Las Causas de extinción,. Cit.,p 127.
BOLDOVA PASAMAR, M.A.: Las consecuencias Juridícas del Delito en el Nuevo Código Penal Español, cit., p. 322.

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

La reincidencia deja sin efecto la cancelación de los antecedentes penales,


judiciales y policiales, hasta el cumplimiento de la nueva pena.

El cumplimiento de la condena es, si se quiere ser ideográfico, no una causal de


extinción de la pena, sino la vía natural del término de aquella. El cumplimiento
de la pena no extingue la sanción, pues sencillamente después del vencimiento
total de la pena no queda nada que extinguir. Esta posición es también
compartida, para el derecho penal español, por Mapelli Caffarena y Terradillos
Basoco: «Es obvio que el derecho subjetivo del Estado a imponer y hacer
ejecutar la pena desaparece una vez cumplida ésta. Por ello hubiera resultado
aconsejable no aludir al cumplimiento como causa de extinción, puesto que nada
extingue».26

Ahora bien, como precisa Landrove Díaz «la condena debe entenderse cumplida
y, por consiguiente, extinguida la responsabilidad penal cuando haya transcurrido
el tiempo señalado en la sentencia condenatoria». Es más, en el caso peruano,
el cumplimiento de la sanción impuesta determina la cancelación de los
antecedentes penales o lo que nuestra normativa denomina como la
«rehabilitación » del condenado (Cfr. artículo 69° del Código Penal).
Denominación incorrecta en la medida en que solo una determinada pena
inhabilita al sentenciado. No hay, pues, en esta causal el mismo efecto que
encontramos en el indulto o en la exención de pena, e incluso en el perdón del
ofendido. En todas ellas, a fin de cuentas la pena se extingue porque no se
cumple en su totalidad o no se impone. Por otro lado, desde la perspectiva de la
necesidad de pena el cumplimiento de la pena no puede ser una causal de
extinción en la medida que la realización total de la sanción estaría justificando
su necesidad de aplicación o ejecución.

El cumplimiento de la pena no se alcanza con la obtención de la libertad


condicional, pues mientras se mantenga dicho beneficio la pena no se habrá

26
BORJA MAPELLI CAFFARENA - JUAN TERRADILLOS BASOCO. Op. cit, p. 222.
BUSTOS RAMÍREZ, J.; Manual de Derecho Penal. Parte General, cit, p. 411.

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cumplido. Del mismo modo, la supresión de la ejecución de la pena y la reserva


del fallo condenatorio solamente alcanzarán la extinción de la pena cuando se
haya cumplido el período de prueba sin una revocación o ampliación.

D. LA AMNISTÍA

De la amnistía ya nos ocupamos como causa de extinción de la acción penal. La


única particularidad que tiene como causa de extinción de la pena es que la ley
entra en vigencia cuando el autor del delito amnistiado se encuentra ya
condenado.

Es el olvido de la pena y corresponde al Poder Legislativo en su concesión de


manera excepcional.
Se aplica con bastante frecuencia a los condenados por ilícitos políticos, pues es
un derecho de gracias consagrado en el numeral 13 del artículo 139 de la
Constitución Política, que produce el efecto de la cosa juzgada.

E. EL INDULTO

El indulto es únicamente una causa de extinción de la pena, en la medida que


suprime la pena impuesta, es decir, que debe haber ya una condena.

Es una de las manifestaciones del derecho de gracia. El indulto tiene un carácter


personal, y consiste en perdonarle la pena a un sujeto que ha sido sentenciado.
Con el indulto se trata de resolver cuestiones de justicia o equidad, en general
sólo aspectos de necesidad de la pena. 27

Se trata de una prerrogativa del Presidente de la República prevista en el artículo


118°, inciso 21 de la Constitución Política, que debe ejercerse con respeto a la
distribución de poderes. En este sentido, el perdón de la pena dispuesta por el

27
BRAMONT-ARIAS TORRES, Luis Miguel. Manual de derecho penal. Parte general. cit.,p. 381

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

Presidente debe sustentarse en argumentos de equidad, político-criminales o


humanitarios.28

Tal como señala el Dr. Roy Freyre29: “es la renuncia que hace el Estado a favor
de persona determinada respecto a su derecho a ejecutar la pena que le ha sido
impuesta en una sentencia irrevocable”.

Sobre su fundamento Bustos Ramírez ha sostenido desde una posición político


criminal que con el indulto se pretende «encontrar una solución a la falta de
sentido de la pena frente a un caso concreto, que pone de manifiesto que el
Derecho Penal no podrá cumplir su función protectora de bienes jurídicos ni
tampoco servir para la profundización de la capacidad de liberación personal del
sujeto. Más bien todo lo contrario. De ahí que la pena aparezca como
innecesaria. Nos encontramos frente a la última regla legal no meta jurídica, de
determinación de la pena que lleva justamente a su no aplicación. Luego, el
indulto solo puede estar referido a la renuncia de la pena y no a la persecución
penal, ya que sólo cuando se ha analizado el caso concreto en el proceso se
puede llegar a la conclusión que su aplicación contradice el sentido y función del
derecho penal.
En segundo lugar, el indulto responde a la idea político criminal de humanizar y
concretar en la ejecución de la pena el sentido y función del derecho penal. Es
decir, por la forma en que ha transcurrido la ejecución de la pena o bien, por la
aparición de nuevos antecedentes que han surgido con posterioridad al proceso
en un caso concreto, aparece como contradictorio con el sentido humanizador de
la ejecución penal y del sentido y función de la pena, el cumplimiento de ésta».30

Ahora bien, en la experiencia reciente de nuestra legislación, el indulto ha sido


objeto de varias distorsiones que lo han llevado a convertirse en una medida
coyuntural de descongestión de los centros carcelarios. Ha dejado de ser, pues, una
opción despenalizadora para convertirse utilitariamente en una nueva llave o vía de

28
GARCÍA CAVERO, Percy. Derecho Penal, Parte General.cit.,p. 732.
29
ROY FREYRE, Luis Eduardo. Las Causas de extinción,. Cit.,p. 229.
30
BUSTOS RAMÍREZ, Juan. La Extinción de la responsabilidad criminal. Op. cit., p. 369.

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

«desprisionalización». Pero, además, a través del indulto se pretendió superar el


grave daño ocasionado a miles de peruanos que fueron injustamente condenados
por delitos de terrorismo inexistentes o no probados debidamente. Esto es, de
manera atípica y polémica, el indulto ha asumido la contradictoria función de suprimir
las penas impuestas a personas inocentes. Como señalaba Landrove Díaz «el
indultado dejará de cumplir la pena impuesta, o parte de ella, pero técnicamente es
un penado».
Pero además, en su evolución normativa, el indulto en nuestra legislación penal se
ha vinculado también con los objetivos efectistas de las normas premiales por
colaboración eficaz. En efecto el Decreto Legislativo No 824 se le ha incluido como
un nuevo estímulo para la disociación silenciosa o los actos de delación, que
coadyuven a la detección y sanción de los integrantes de organizaciones criminales.

Ahora bien, según la doctrina nacional y extranjera el indulto puede ser total o
parcial. Esto es, abarcar toda la amplitud cualitativa y cuantitativa de la pena
impuesta o proyectarse únicamente sobre un período, siempre final, de ésta. Es por
tanto lógico que “el indulto de la pena principal se extiende a las accesorias”. Sin
embargo, el indulto, a diferencia de la amnistía, mantiene intacta la reparación civil
fijada a favor de la víctima. Sobre esto último ha precisado Roy Freyre: “el texto
penal en comentario nada dice expresamente acerca de la deja subsistente al
señalar el Código Penal en su artículo 89°, como su efecto único, el de “suprimir la
pena impuesta”. En cambio el Código de Justicia Militar es más explícito sobre la
materia y también más amplio al disponer que “la amnistía y el indulto dejan
subsistentes las acciones de la reparación civil”, artículo 58°, segundo párrafo”.

Fines:

1. Suavizar los rigores que resulten la aplicación de leyes en el extremo


severas.
2. Rectificar errores cometidos en la imposición de penas.
3. Tener en cuenta las circunstancias que fueron desconocidas cuando se
dictó la sentencia.

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

4. Facilitar la reforma moral de los condenados al permitir tomar en


consideración la buena conducta observada durante el cumplimiento de la pena,
situación está que no era posible estimarse al momento de sancionar el delito.
5. Contribuir a mantener vivo el sentimiento de piedad.
6. Corregir los errores en que incurrieron los jueces al apreciar la culpabilidad
como una medida de subsanación inmediata y precedente al pedido de revisión.

Conviene señalar las diferencias entre la amnistía y el indulto:

1. La amnistía olvida el delito mientras que el indulto olvida la pena. En base a esto
podemos ver los momentos en que se pueden presentar: la amnistía se puede
dar antes o después de la condena, pero el indulto, sólo se da después que se
dicte la condena.
2. La amnistía tiene un carácter general que está destinado a eliminar la sanción de
un grupo de personas que han cometido un determinado delito, el indulto va
dirigido al perdón de los autores del delito.
3. La amnistía a diferencia del indulto hace que desaparezca del ordenamiento el
delito cometido por un grupo determinado de personas.
4. El procedimiento de amnistía está a cargo del Congreso de la República, mientas
que el procedimiento para el indulto está a cargo del Presidente.
5. La amnistía elimina los antecedentes penales, en cambio, el indulto solo perdona
el cumplimiento de la pena y, por tanto, subsisten los antecedentes. Tanto en la
amnistía como el indulto subsiste el pago de la reparación civil. 31

F. LA EXENCIÓN DE LA PENA

La exención de la pena, importa un sustituto penal que se encuentra regulado en el


artículo 68° del Código Penal, en donde se le otorga al juez la facultad de eximir la
pena cuando la responsabilidad del agente fuese mínima en un delito previsto en la
ley con pena privativa de libertad no mayor de dos años o con pena limitativa de
derechos o con multa.

31
BRAMONT-ARIAS TORRES, Luis Miguel. Manual de derecho penal. Parte general. cit.,p. 383

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

Se trata de un supuesto de perdón como el indulto, con la particularidad que dicha


facultad no le corresponde al Ejecutivo, sino a los jueces penales de acuerdo con los
parámetros definidos en el artículo 68° del Código Penal.

La exención de pena o dispensa de pena señala sólo la falta de merecimiento de


penal por la escasa responsabilidad del agente, pero es un tipo de sanción, es decir,
se condena al individuo por el delito que ha cometido pero se le exime de pena.

Tal como señala el Dr. Pedro Saldarriaga32: “el fundamento de la exención de pena
resulta de consideraciones de prevención especial y de oportunidad o merecimiento
de pena. De modo tal que en atención a las circunstancias del hecho punible, a las
condiciones personales del autor o partícipe, o a la naturaleza de los bienes jurídicos
afectados, la responsabilidad punitiva aparecen en el caso concreto como
innecesaria o desproporcionada”. Se manifiesta entonces una relación entre
Derecho y Justicia.

La concesión del beneficio mencionado se confía a la sabia apreciación del juez,


quien perdona al agente cuando presume que se abstendrá de cometer ulteriores
delitos, habida cuenta de las circunstancias indicadas en el artículo 68° del CP, es
decir, no sólo de la poca gravedad del delito, sino también de su mínima
responsabilidad (motivos, carácter del reo, antecedente, conducta, condiciones de
vida, en fin, caso en que el contenido del injusto y de la culpabilidad es mínimo.)

El Estado, en su lucha contra determinadas variables delictivas, reformula su


estrategia político-criminal en términos de eficacia y funcionalidad, y para este
objetivo estructura procedimientos penales diferenciados que se adscriben a la
denominada “Justicia penal consensuada o negociada”.

G. EL PERDON DEL OFENDIDO EN LOS DELITOS DE ACCIÓN PRIVADA.

Landrove Díaz se refiere a ella como a una «modalidad de gracia privada».

32
PRADO SALDARRIAGA, Víctor. “Todo sobre el Código Penal”, 1996. Ob.cit.,p. 137

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

El legislador, en razón de consideraciones de orden político-criminal, ha creído


conveniente condicionar la acción penal a instancias del ofendido y ello es así
por el carácter disponible del bien jurídico protegido, pues, si el titular ofendido
no le interesa impulsar la actividad sancionadora, menos interés tendrá el Estado
en activar dicha función.
El afectado por un delito tiene la posibilidad de perdonar la realización del delito
con efectos en la persecución penal cuando se trate de delitos perseguibles por
una acción privada. Se trata de casos en los que han tenido lugar una condena
contra el autor del delito, pero el afectado procede a personarle por el delito.33

Esta causal tiene un viejo arraigo en el derecho penal nacional y extranjero.


Podríamos decir que es un rezago de la etapa inicial de la venganza privada.
Sus orígenes tienen una base idealista cristiana (dar la otra mejilla, perdonar a
quienes nos ofenden). No obstante encuentra en la actualidad una nueva
justificación basada en la recuperación del espacio de la víctima en la
composición del conflicto, lo cual, entiende Bustos Ramírez, que conlleva riesgos
de arbitrariedad: «Ciertamente se podría sostener que es más garantista
establecer el perdón del ofendido como causa de extinción de la responsabilidad
criminal; pero ello es dudoso, pues equivale a dejar entregada la responsabilidad
criminal a la arbitrariedad de una persona, y más aún, como ha sucedido
frecuentemente, a que el proceso penal cumpla fines que son ajenos al sentido y
función del derecho penal (cuál sería la obtención de una indemnización de
perjuicios conforme a las miras de la víctima y no al ordenamiento jurídico).

Este criterio empalma con una ideología victimológica, en que se pretende


garantizar exclusivamente a la víctima, más allá de los ciudadanos en general, lo
que equivale que esta forma de extinción criminal quede en una total y absoluta
arbitrariedad ».

33
GARCÍA CAVERO, Percy. Derecho Penal, Parte General.cit.,p. 732
BUSTOS RAMÍREZ, J.; Manuel de Derecho Penal. Parte General, cit., p. 411
KAI AMBOS, Impunidad y Derecho Penal Internacional, cit., p. 139

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

En ese sentido, como argumentan Mapelli Caffarena y Terradillos Basoco,


resulta adecuado exigir que «el perdón ha de ser expreso e incondicionado».

Por consiguiente, un perdón sujeto a condiciones sería extraño al sentido de la


causal a la vez que se convertiría, cuando menos de modo implícito, en una
transacción la cual en nuestro sistema legal sólo puede extinguir la acción penal.

Frente a la escasa descripción que da la legislación peruana de esta causal


resultan atendibles las sugerencias que formula Roy Freyre en torno a su
naturaleza y operatividad:

a) «El perdón debe ser otorgado en forma expresa y sin condiciones.


b) Su concesión para uno de los querellados, beneficia a todos;
e) El perdón es irrenunciable por el ofensor; y,
d) Su concesión por uno de los querellantes no perjudica el derecho de los otros:
en consecuencia, en tal caso no se extingue la pena hasta que todos los
ofendidos perdonen.

El Código Penal peruano regula esta causal en el inciso 4° del artículo 85° y se
alude nuevamente a un uso limitado de la misma. Ella sólo operaría en el caso
de delitos de acción penal privada. Ahora bien, por su naturaleza estos delitos
son sancionados con penas privativas de libertad de corta duración y de multa,
de allí que el efecto real del perdón del ofendido en nuestra legislación sea muy
relativo.

De acuerdo con el artículo 85° num.3, se puede extinguir la acción penal por el
perdón del ofendido en aquellos casos en los que el legislador ha dejado en sus
manos la iniciativa de la persecución penal de los hechos, es decir, cuando la
pena impuesta se haya dado en los delitos perseguibles mediante renuncia o
querella del agraviado.

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

El profesor César San Martín34 remarca: “El perdón del ofendido, que por cierto
debe ser prestado de modo expreso y sin condiciones, es una causal que opera
exclusivamente en los delitos privados. Es, apunta Sebastián Soler, un acto
unilateral del ofendido cuyo efecto consiste, per se, en la extinción de la pena,
independientemente de cualquier voluntad del reo. Impuesta la pena mediante
fallo firme, el ofendido puede formular el perdón ante el Juez de ejecución. El
perdón opera automáticamente y no es renunciable por el ofensor. El juez
deberá aclarar sin efecto la sanción y ordenar la anulación o cancelación de los
antecedentes que el delito generó”.

3. LEGISLACIÓN COMPARADA

3.1. MÉXICO

TITULO QUINTO
Extinción de la Responsabilidad Penal

CAPITULO I
Muerte del delincuente
Artículo 91.- La muerte del delincuente extingue la acción penal, así como las
sanciones que se le hubieren impuesto, a excepción de la reparación del daño, y
la de decomiso de los instrumentos con que se cometió el delito y de las cosas
que sean efecto u objeto de él.

CAPITULO II
Amnistía
Artículo 92.- La amnistía extingue la acción penal y las sanciones impuestas,
excepto la reparación del daño, en los términos de la ley que se dictare

34
SAN MARTÍIN C ASTRO, César. “Derecho Procesal Penal”. Vol. II. Op. Cit., p. 460
PEÑA CABRERA, R., cit., p. 543

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

concediéndola, y si no se expresaren, se entenderá que la acción penal y las


sanciones impuestas se extinguen con todos sus efectos, con relación a todos
los responsables del delito.

CAPITULO III
Perdón del ofendido o legitimado para otorgarlo
Artículo 93.- El perdón del ofendido o del legitimado para otorgarlo extingue la
acción penal respecto de los delitos que se persiguen por querella, siempre que
se conceda ante el Ministerio Público si éste no ha ejercitado la misma o ante el
órgano jurisdiccional antes de dictarse sentencia de segunda instancia.
Una vez otorgado el perdón, éste no podrá revocarse. Lo dispuesto en el párrafo
anterior es igualmente aplicable a los delitos que sólo pueden ser perseguidos
por declaratoria de perjuicio o por algún otro acto equivalente a la querella,
siendo suficiente para la extinción de la acción penal la manifestación de quien
está autorizado para ello de que el interés afectado ha sido satisfecho.
Cuando sean varios los ofendidos y cada uno pueda ejercer separadamente la
facultad de perdonar al responsable del delito y al encubridor, el perdón sólo
surtirá efectos por lo que hace a quien lo otorga.
El perdón sólo beneficia al inculpado en cuyo favor se otorga, a menos que el
ofendido o el legitimado para otorgarlo, hubiese obtenido la satisfacción de sus
intereses o derechos, caso en el cual beneficiará a todos los inculpados y al
encubridor.

CAPITULO IV
Reconocimiento de inocencia e indulto
Artículo 94.- El indulto no puede concederse, sino de sanción impuesta en
sentencia irrevocable.
Artículo 95.- No podrá concederse de la inhabilitación para ejercer una profesión
o alguno de los derechos civiles o políticos, o para desempeñar determinado
cargo o empleo, pues estas sanciones sólo se extinguirán por la amnistía o la
rehabilitación.

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

Artículo 96.- Cuando aparezca que el sentenciado es inocente, se procederá al


reconocimiento de su inocencia, en los términos previstos por el Código de
Procedimientos Penales aplicable y se estará a lo dispuesto en el artículo 49 de
este Código.
Artículo 97.- Cuando la conducta observada por el sentenciado refleje un alto
grado de readaptación social y su liberación no represente un peligro para la
tranquilidad y seguridad públicas, conforme al dictamen del órgano ejecutor de la
sanción y no se trate de sentenciado por traición a la Patria, espionaje,
terrorismo, sabotaje, genocidio, delitos contra la salud, violación, delito
intencional contra la vida y secuestro, ni de reincidente por delito intencional, se
le podrá conceder indulto por el Ejecutivo Federal, en uso de facultades
discrecionales, expresando sus razones y fundamentos en los casos siguientes:
I.- Por los delitos de carácter político a que alude el artículo 144 de este Código;
II.- Por otros delitos cuando la conducta de los responsables haya sido
determinada por motivaciones de carácter político o social, y
III.- Por delitos de orden federal o común en el Distrito Federal, cuando el
sentenciado haya prestado importantes servicios a la Nación, y previa solicitud.
Artículo 98.- El indulto en ningún caso extinguirá la obligación de reparar el daño
causado. El reconocimiento de la inocencia del sentenciado extingue la
obligación de reparar el daño.

CAPITULO V
Rehabilitación
Artículo 99.- La rehabilitación tiene por objeto reintegrar al condenado en los
derechos civiles, políticos o de familia que había perdido en virtud de sentencia
dictada en un proceso o en cuyo ejercicio estuviere suspenso.
CAPITULO VI
Prescripción
Artículo 100.- Por la prescripción se extingue la acción penal y las sanciones,
conforme a los siguientes artículos.
Artículo 101.- La prescripción es personal y para ella bastará el simple
transcurso del tiempo señalado por la ley.

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

Los plazos para la prescripción se duplicarán respecto de quienes se encuentren


fuera del territorio nacional, si por esta circunstancia no es posible integrar una
averiguación previa, concluir un proceso o ejecutar una sanción.
La prescripción producirá su efecto, aunque no la alegue como excepción el
acusado. Los jueces la suplirán de oficio en todo caso, tan luego como tengan
conocimiento de ella, sea cual fuere el estado del proceso.
Artículo 102.- Los plazos para la prescripción de la acción penal serán
continuos; en ellos se considerará el delito con sus modalidades, y se contarán:
I.- A partir del momento en que se consumó el delito, si fuere instantáneo;
II.- A partir del día en que se realizó el último acto de ejecución o se omitió la
conducta debida, si el delito fuere en grado de tentativa;
III.- Desde el día en que se realizó la última conducta, tratándose de delito
continuado; y
IV.- Desde la cesación de la consumación en el delito permanente.
Artículo 103.- Los plazos para la prescripción de las sanciones serán igualmente
continuos y correrán desde el día siguiente a aquel en que el condenado se
sustraiga a la acción de la justicia, si las sanciones son privativas o restrictivas de
la libertad, y si no lo son, desde la fecha de la sentencia ejecutoria.
Artículo 104.- La acción penal prescribe en un año, si el delito sólo mereciere
multa; si el delito mereciere, además de esta sanción, pena privativa de libertad o
alternativa, se atenderá a la prescripción de la acción para perseguir la pena
privativa de libertad; lo mismo se observará cuando corresponda imponer alguna
otra sanción accesoria.
Artículo 105.- La acción penal prescribirá en un plazo igual al término medio
aritmético de la pena privativa de la libertad que señala la ley para el delito de
que se trate, pero en ningún caso será menor de tres años.
Artículo 106.- La acción penal prescribirá en dos años, si el delito sólo mereciere
destitución, suspensión, privación de derecho o inhabilitación, salvo lo previsto
en otras normas.
Artículo 107.- Cuando la ley no prevenga otra cosa, la acción penal que nazca
de un delito que sólo puede perseguirse por querella del ofendido o algún otro
acto equivalente, prescribirá en un año, contado desde el día en que quienes

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

puedan formular la querella o el acto equivalente, tengan conocimiento del delito


y del delincuente, y en tres, fuera de esta circunstancia.
Pero una vez llenado el requisito de procedibilidad dentro del plazo antes
mencionado, la prescripción seguirá corriendo según las reglas para los delitos
perseguibles de oficio.
Artículo 108.- En los casos de concurso de delitos, las acciones penales que de
ellos resulten, prescribirán cuando prescriba la del delito que merezca pena
mayor.
Artículo 109.- Cuando para ejercitar o continuar la acción penal sea necesaria
una resolución previa de autoridad jurisdiccional, la prescripción comenzará a
correr desde que se dicte la sentencia irrevocable.
Artículo 110.- La prescripción de las acciones se interrumpirá por las
actuaciones que se practiquen en averiguación del delito y de los delincuentes,
aunque por ignorarse quiénes sean éstos no se practiquen las diligencias contra
persona determinada. Si se dejare de actuar, la prescripción empezará a correr
de nuevo desde el día siguiente al de la última diligencia.
La prescripción de las acciones se interrumpirá también por el requerimiento de
auxilio en la investigación del delito o del delincuente, por las diligencias que se
practiquen para obtener la extradición internacional, y por el requerimiento de
entrega del inculpado que formalmente haga el Ministerio Público de una entidad
federativa al de otra donde aquél se refugie, se localice o se encuentre detenido
por el mismo o por otro delito. En el primer caso también causarán la interrupción
las actuaciones que practique la autoridad requerida y en el segundo subsistirá la
interrupción hasta en tanto la autoridad requerida niegue la entrega o en tanto
desaparezca la situación legal del detenido, que dé motivo al aplazamiento de su
entrega.
La interrupción de la prescripción de la acción penal, sólo podrá ampliar hasta
una mitad los plazos señalados en los artículos 105, 106 y 107 de este Código.

Artículo 111.- Las prevenciones contenidas en los dos primeros párrafos y en el


primer caso del tercer párrafo del artículo anterior, no operarán cuando las

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

actuaciones se practiquen después de que haya transcurrido la mitad del lapso


necesario para la prescripción.
Se exceptúa de la regla anterior el plazo que el artículo 107 fija para que se
satisfaga la querella u otro requisito equivalente.
Artículo 112.- Si para deducir una acción penal exigiere la ley previa declaración
o resolución de alguna autoridad, las gestiones que con ese fin se practiquen,
antes del término señalado en el artículo precedente, interrumpirán la
prescripción.
Artículo 113.- Salvo que la ley disponga otra cosa, la pena privativa de libertad
prescribirá en un tiempo igual al fijado en la condena y una cuarta parte más,
pero no podrá ser inferior a tres años; la pena de multa prescribirá en un año; las
demás sanciones prescribirán en un plazo igual al que deberían durar y una
cuarta parte más, sin que pueda ser inferior a dos años; las que no tengan
temporalidad, prescribirán en dos años. Los plazos serán contados a partir de la
fecha en que cause ejecutoria la resolución.
Artículo 114.- Cuando el reo hubiere extinguido ya una parte de su sanción, se
necesitará para la prescripción tanto tiempo como el que falte de la condena y
una cuarta parte más, pero no podrá ser menor de un año.
Artículo 115.- La prescripción de la sanción privativa de libertad sólo se
interrumpe aprehendiendo al reo, aunque la aprehensión se ejecute por otro
delito diverso, o por la formal solicitud de entrega que el Ministerio Público de
una entidad federativa haga al de otra en que aquél se encuentre detenido, en
cuyo caso subsistirá la interrupción hasta en tanto la autoridad requerida niegue
dicha entrega o desaparezca la situación legal del detenido que motive aplazar el
cumplimiento de lo solicitado.
La prescripción de las demás sanciones se interrumpirá por cualquier acto de
autoridad competente para hacerlas efectivas. También se interrumpirá la
prescripción de la pena de reparación del daño o de otras de carácter pecuniario,
por las promociones que el ofendido o persona a cuyo favor se haya decretado
dicha reparación haga ante la autoridad fiscal correspondiente y por las
actuaciones que esa autoridad realice para ejecutarlas, así como por el inicio de

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

juicio ejecutivo ante autoridad civil usando como título la sentencia condenatoria
correspondiente.

CAPITULO VII
Cumplimiento de la pena o medida de seguridad
Artículo 116.- La pena y la medida de seguridad se extinguen, con todos sus
efectos, por cumplimiento de aquéllas o de las sanciones por las que hubiesen
sido sustituidas o conmutadas.
Asimismo, la sanción que se hubiese suspendido se extinguirá por el
cumplimiento de los requisitos establecidos al otorgarla, en los términos y dentro
de los plazos legalmente aplicables.

3.2. COLOMBIA

CAPÍTULO V
DE LA EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN Y DE LA SANCIÓN PENAL

Artículo 82. Extinción de la acción penal. Son causales de extinción de la


acción penal:
1. La muerte del procesado.
2. El desistimiento.
3. La amnistía propia.
4. La prescripción.
5. La oblación.
6. El pago en los casos previstos en la ley.
7. La indemnización integral en los casos previstos en la ley.
8. La retractación en los casos previstos en la ley.
9. Las demás que consagre la ley.

Artículo 83. Término de prescripción de la acción penal. La acción penal


prescribirá en un tiempo igual al máximo de la pena fijada en la ley, si fuere

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

privativa de la libertad, pero en ningún caso será inferior a cinco (5) años, ni
excederá de veinte (20), salvo lo dispuesto en el inciso siguiente de este artículo.
El termino de prescripción para las conductas punibles de desaparición forzada,
tortura, homicidio de miembro de una organización sindical, homicidio de
defensor de Derechos Humanos, homicidio de periodista y desplazamiento
forzado será de treinta (30) años. En las conductas punibles de ejecución
permanente el término de prescripción comenzará a correr desde la perpetración
del último acto. La acción penal para los delitos de genocidio, lesa humanidad y
crímenes de guerra será imprescriptible.
Cuando se trate de delitos contra la libertad, integridad y formación sexuales, o el
delito consagrado en el artículo 237, cometidos en menores de edad, la acción
penal prescribirá en veinte (20) años contados a partir del momento en que la
víctima alcance la mayoría de edad.
En las conductas punibles que tengan señalada pena no privativa de la libertad,
la acción penal prescribirá en cinco (5) años.
Para este efecto se tendrán en cuenta las causales sustanciales modificadoras
de la punibilidad.
Al servidor público que en ejercicio de las funciones de su cargo o con ocasión
de ellas realice una conducta punible o participe en ella, el término de
prescripción se aumentará en la mitad. Lo anterior se aplicará también en
relación con los particulares que ejerzan funciones públicas en forma
permanente o transitoria y de quienes obren como agentes retenedores o
recaudadores.
También se aumentará el término de prescripción, en la mitad, cuando la
conducta punible se hubiere iniciado o consumado en el exterior.
En todo caso, cuando se aumente el término de prescripción, no se excederá el
límite máximo fijado.

Artículo 84. Iniciación del término de prescripción de la acción. En las


conductas punibles de ejecución instantánea el término de prescripción de la
acción comenzará a correr desde el día de su consumación.

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

En las conductas punibles de ejecución permanente o en las que solo alcancen


el grado de tentativa, el término comenzará a correr desde la perpetración del
último acto.
En las conductas punibles omisivas el término comenzará a correr cuando haya
cesado el deber de actuar.
Cuando fueren varias las conductas punibles investigadas y juzgadas en un
mismo proceso, el término de prescripción correrá independientemente para
cada una de ellas.

Artículo 85. Renuncia a la prescripción. El procesado podrá renunciar a la


prescripción de la acción penal. En todo caso, si transcurridos dos (2) años
contados a partir de la prescripción no se ha proferido decisión definitiva, se
decretará la prescripción.

Artículo 86. Interrupción y suspensión del término prescriptivo de la acción.


La prescripción de la acción penal se interrumpe con la formulación de la
imputación.
Producida la interrupción del término prescriptivo, éste comenzará a correr de
nuevo por un tiempo igual a la mitad del señalado en el artículo 83. En este
evento el término no podrá ser inferior a cinco (5) años, ni superior a diez (10).

Artículo 87. La oblación. El procesado por conducta punible que sólo tenga
pena de unidad multa, previa tasación de la indemnización cuando a ello haya
lugar, podrá poner fin al proceso pagando la suma que el Juez le señale, dentro
de los límites fijados por el artículo 39.

Artículo 88. Extinción de la sanción penal. Son causas de extinción de la


sanción penal:
1. La muerte del condenado.
2. El indulto.
3. La amnistía impropia.
4. La prescripción.

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

5. La rehabilitación para las sanciones privativas de derechos cuando operen


como accesorias.
6. La exención de punibilidad en los casos previstos en la ley.
7. Las demás que señale la ley.

Artículo 89. Término de prescripción de la sanción penal. La pena privativa


de la libertad, salvo lo previsto en tratados internacionales debidamente
incorporados al ordenamiento jurídico, prescribe en el término fijado para ella en
la sentencia o en el que falte por ejecutar, pero en ningún caso podrá ser inferior
a cinco años contados a partir de la ejecutoria de la correspondiente sentencia.
La pena no privativa de la libertad prescribe en cinco (5) años.

Artículo 90. Interrupción del término de prescripción de la sanción privativa


de la libertad. El término de prescripción de la sanción privativa de la libertad se
interrumpirá cuando el sentenciado fuere aprehendido en virtud de la sentencia,
o fuere puesto a disposición de la autoridad competente para el cumplimiento de
la misma.

Artículo 91. Interrupción del término de prescripción de la multa. El término


prescriptivo de la pena de multa se interrumpirá con la decisión mediante la cual
se inicia el procedimiento de ejecución coactiva de la multa o su conversión en
arresto.
Producida la interrupción el término comenzará a correr de nuevo por un lapso
de cinco (5) años.

Artículo 92. La rehabilitación. La rehabilitación de derechos afectados por una


pena privativa de los mismos, cuando se imponga como accesoria, operará
conforme a las siguientes reglas:
1. Una vez transcurrido el término impuesto en la sentencia, la rehabilitación
operará de derecho. Para ello bastará que el interesado formule la solicitud
pertinente, acompañada de los respectivos documentos ante la autoridad
correspondiente.

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

2. Antes del vencimiento del término previsto en la sentencia podrá solicitarse la


rehabilitación cuando la persona haya observado intachable conducta personal,
familiar, social y no haya evadido la ejecución de la pena; allegando copia de la
cartilla biográfica, dos declaraciones, por lo menos, de personas de reconocida
honorabilidad que den cuenta de la conducta observada después de la condena,
certificado de la entidad bajo cuya vigilancia hubiere estado el peticionario en el
período de prueba de la libertad condicional o vigilada y comprobación del pago
de los perjuicios civiles.
En este evento, si la pena privativa de derechos no concurriere con una privativa
de la libertad, la rehabilitación podrá pedirse dos (2) años después de la
ejecutoria de la sentencia que la impuso, si hubiere transcurrido la mitad del
término impuesto.
Si la pena privativa de derechos concurriere con una privativa de la libertad, solo
podrá pedirse la rehabilitación después de dos (2) años contados a partir del día
en que el condenado haya cumplido la pena privativa de la libertad, si hubiere
transcurrido la mitad del término impuesto.
3. Cuando en la sentencia se otorgue la suspensión condicional de la ejecución
de la pena privativa de la libertad, y no se exceptúa de ella la pena accesoria,
ésta se extinguirá con el cumplimiento del período de prueba fijado en el
respectivo fallo.
Cuando, por el contrario, concedido el beneficio en mención, se exceptúa de éste
la pena accesoria, su rehabilitación sólo podrá solicitarse dos (2) años después
de ejecutoriada la sentencia en que fue impuesta, si hubiere transcurrido la mitad
del término impuesto.
No procede la rehabilitación en el evento contemplado en el inciso 5 del artículo
122 de la Constitución Política

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ACUERDOS
PLENARIOS

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA DEL PERÚ


PLENO JURISDICCIONAL DE LAS SALAS PENALES PERMANENTE
Y TRANSITORIAS
ACUERDO PLENARIO Nº 6-2007/CJ-116
CONCORDANCIA JURISPRUDENCIAL.
ART. 116º TUO LOPJ
ASUNTO: Suspensión de la prescripción cuando
existe recurso de nulidad concedido vía queja
excepcional en resoluciones que ponen
fin a la instancia.
Lima, dieciséis de noviembre de dos mil siete.
Los Vocales de lo Penal, integrantes de las Salas Penales Permanente y Transitorias de la Corte
Suprema de Justicia de la República, reunidas en Pleno Jurisprudencial, de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 22° del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, han
pronunciado el siguiente:
ACUERDO PLENARIO
I. ANTECEDENTES.
1. Las Salas Penales Permanente y Transitorias de la Corte Suprema de Justicia de la República,
con la autorización del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial, acordaron realizar un Pleno
Jurisdiccional de los Vocales de lo Penal, a fin de dar cumplimiento a lo dispuesto en los
artículos 22° y 116° del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
2. Para estos efectos, con carácter preparatorio, se delimitó el ámbito de las Ejecutorias
Supremas que correspondían analizar y se aprobó revisar las decisiones dictadas en 2006. A
continuación, el Equipo de Trabajo designado al efecto, bajo la coordinación del señor San
Martín Castro, presentó a cada Sala un conjunto de Ejecutorias que podían cumplir ese
cometido. Las Salas Permanente y Transitorias, en sesiones preliminares, individual y en
conjunto, resolvieron presentar al Pleno las Ejecutorias que estimaron procedentes, y que
constan las carpetas de discusión y materiales que se distribuyeron a cada uno de los
señores Vocales Supremos de lo Penal.
3. En el presente caso, el Pleno decidió tomar como referencia otras Ejecutorias Supremas que
analizan y deciden sobre la virtualidad procesal de la suspensión de la prescripción cuando
existe recurso de nulidad concedido vía queja excepcional en resoluciones que ponen fin a
la instancia –entre ellas, la recaída en el Recurso de Nulidad número 5762-2006/Cajamarca,
del doce de noviembre de dos mil siete-.
4. En tal virtud, se resolvió invocar el artículo 116° del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica
del Poder Judicial que, en esencia, faculta a las Salas Especializadas del Poder Judicial dictar
Acuerdos Plenarios con la finalidad de concordar jurisprudencia de su especialidad. Dada la
complejidad y especiales características del tema abordado, que rebasa los aspectos
tratados en las Ejecutorias Supremas analizadas, se decidió redactar un Acuerdo Plenario

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incorporando los fundamentos jurídicos correspondientes necesarios para configurar una


doctrina legal y disponer su carácter de precedente vinculante.
5. La deliberación y votación se realizó el día de la fecha. Como resultado del debate y en virtud
de la votación efectuada, por unanimidad, se emitió el presente Acuerdo Plenario. Se
designó como ponente al señor Lecaros Cornejo, quien expresa el parecer del Pleno.
II. FUNDAMENTOS JURÍDICOS.
6. El Título V “Extinción de la acción penal y de la pena” del Libro Primero “Parte General” del
Código Penal regula, entre otros aspectos, la suspensión de la prescripción de la acción
penal. Según estatuye el artículo 84° del citado Código “Si el comienzo o la continuación del
proceso penal depende de cualquier cuestión que deba resolverse en otro procedimiento, se
considera en suspenso la prescripción hasta que aquél quede concluido”. La citada
disposición legal, así expuesta, existe como presupuestos que determinan el efecto
suspensivo del plazo de prescripción, en primer lugar, que preexista o surja ulteriormente
una cuestión jurídica controvertida que impida la iniciación o la continuación del proceso
penal incoado; y, en segundo lugar, que la decisión que incida sobre la iniciación o con-
tinuación del proceso se realice en otro procedimiento, obviamente distinto del que se ve
impedido de continuar o del que, por lo anterior, no pueda instaurarse.
7. La posibilidad de que el Supremo Tribunal conozca de las resoluciones que ponen fin a la
instancia en los procesos sumarios –vía recurso de nulidad- pasa por el filtro del recurso de
queja excepcional conforme a lo dispuesto por el apartado dos del artículo 297° del Código
de Procedimientos Penales, modificado por el Decreto Legislativo número 959. El objeto de
este recurso extraordinario es, claro está, que la Sala Penal Suprema resuelva la
admisibilidad de un recurso de nulidad rechazado por la Sala Penal Superior que actuó como
Tribunal Ad Quem. El mencionado recurso será estimado siempre que “.se acredite que la
resolución impugnada o el procedimiento que la precedió infringió normas constitucionales
o normas con rango de ley directamente derivadas de aquéllas”.
Es importante precisar que, como consecuencia de la interposición del recurso de queja, el
Superior Tribunal dicta el auto concesorio respectivo y ordena la formación del cuaderno de
queja. Éste se eleva al Supremo Tribunal, que absuelve el grado previo dictamen fiscal, y
remite copia certificada de la respectiva Ejecutoria Suprema al Colegiado Superior, el que de
estimarse el recurso interpuesto concede el recurso de nulidad antes denegado.
En este sentido, se debe dilucidar si la interposición del recurso de queja excepcional
suspende los plazos de prescripción.
8. El primer presupuesto material que determina la suspensión del plazo de prescripción –
indicado en el párrafo 6- se presenta, con toda evidencia, puesto que la interposición del
recurso de queja da origen a una cuestión jurídica inédita, centrada en definir si el órgano
jurisdiccional de mérito –en concreto, el Tribunal Ad Quem- vulneró la Constitución o, en un
sentido más amplio, el bloque de constitucionalidad, de suerte que su dilucidación, más allá
o independientemente del propio efecto del recurso en análisis, obliga a establecer si la
causa debe o no continuar, si se abre o no una instancia jurisdiccional excepcional. Es decir,

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impide hasta su dilucidación el archivo definitivo del proceso penal incoado, el mismo que
habría operado de no haberse interpuesto el citado recurso.
9. El segundo presupuesto material que ocasiona la suspensión del plazo de prescripción –
precisado, igualmente, en el párrafo 6- también concurre en el presente caso. En efecto,
como consecuencia de su interposición se forma un cuaderno de queja, que opera de forma
independiente al expediente principal a través de un procedimiento, sin duda excepcional y
autónomo, a mérito del cual el archivo de la causa se suspende hasta que no se resuelva el
recurso de queja.
10. Por tanto, la incoación y trámite del recurso de queja respecto de las resoluciones que
ponen fin a la instancia en los procesos sumarios se adecua a las exigencias de los
procedimientos que suspenden la prescripción de la acción penal. En consecuencia, para el
cómputo de los plazos de prescripción en el referido supuesto no puede considerarse el
lapso comprendido entre la interposición del recurso de queja excepcional, como
consecuencia del denegatorio del recurso de nulidad, y la remisión al Tribunal Superior de la
copia certificada de la Ejecutoria Suprema que estima el recurso en cuestión y concede el
recurso de nulidad respectivo.
III. DECISIÓN
11. En atención a lo expuesto, las Salas Penales Permanente y Transitorias de la Corte Suprema
de Justicia de la República, reunidas en Pleno Jurisdiccional, y de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 116° del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial;
por unanimidad;
ACORDARON:
12. ESTABLECER como doctrina legal, conforme a los fundamentos seis a diez, que para el
cómputo de los plazos de prescripción en los procesos sumarios no se considera el lapso
comprendido entre la interposición del recurso de queja excepción –contra la resolución
que pone fin a la instancia- y la remisión de la copia certificada de la Ejecutoria Suprema que
estima el recurso de queja y concede el recurso de nulidad respectivo al Superior Tribunal. A
estos efectos, los Jueces y Salas Penales Superiores deberán tener en cuenta, obligatoria-
mente, los criterios indicados en dichos párrafos.
13. PRECISAR que el principio jurisprudencial que contiene la doctrina legal antes mencionada
debe ser invocado por los Magistrados de todas las instancias judiciales, sin perjuicio de la
excepción que estipula el segundo párrafo del artículo 22° del Texto Único Ordenado de la
Ley Orgánica del Poder Judicial.
14. PUBLICAR el presente Acuerdo Plenario en el Diario Oficial “El Peruano”. Hágase saber.
SS.
SALAS GAMBOA
SIVINA HURTADO
SAN MARTÍN CASTRO
VILLA STEIN
PRADO SALDARRIAGA

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

RODRÍGUEZ TINEO
LECAROS CORNEJO
VALDEZ ROCA
MOLINA ORDÓÑEZ
PRÍNCIPE TRUJILLO
SANTOS PEÑA
CALDERÓN CASTILLO
ROJAS MARAVÍ
URBINA GANVINI

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

ACUERDO PLENARIO Nº 9-2007/CJ-116


CONCORDANCIA JURISPRUDENCIAL.
ART. 116º TUO LOPJ
ASUNTO: Sobre los plazos de prescripción
de la acción penal para delitos sancionados
con pena privativa de libertad según los Artículos
80º y 83º del Código Penal.
Lima, dieciséis de noviembre de dos mil siete.-
Los Vocales de lo Penal, integrantes de las Salas Penal Permanente y Transitorias de la Corte
Suprema de Justicia de la República, reunidas en Pleno Jurisprudencial, de conformidad con lo
dispuesto en el artículo veintidós del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, han pronunciado el siguiente:
ACUERDO PLENARIO
I. ANTECEDENTES.
1. Las Salas Penales Permanente y Transitorias de la Corte Suprema de Justicia de la República,
con la autorización del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial, acordaron realizar un Pleno
Jurisdiccional de los Vocales de lo Penal, a fin de dar cumplimiento a lo dispuesto por los
artículos 22° y 116° del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
2. Para estos efectos, con carácter preparatorio, se delimitó el ámbito de las Ejecutorias
Supremas que correspondía analizar y se aprobó revisar las decisiones dictadas en el 2006.
A continuación, el Equipo de Trabajo designado al efecto, bajo la coordinación del señor San
Martín Castro, presentó a cada Sala un conjunto de Ejecutorias que podían cumplir ese
cometido. Las Salas Permanente y Transitorias, en sesiones preliminares, individual y en
conjunto, resolvieron presentar al Pleno las Ejecutorias que estimaron procedentes, y que
constan en las carpetas de discusión y materiales que se distribuyeron a cada uno de los
señores Vocales Supremos en lo Penal.
3. En el presente caso, el Pleno decidió tomar como referencia las Ejecutorias Supremas que
detectaron las discrepancias existentes en la interpretación y aplicación de los alcances del
párrafo cuarto del artículo 80º del Código Penal, así como sobre la eficacia de dicha
disposición en relación a lo dispuesto en el párrafo final del artículo 83º del citado cuerpo
legal.
4. En tal virtud, se resolvió invocar el artículo 116° del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica
del Poder Judicial que, en esencia, faculta a las Salas Especializadas del Poder Judicial dictar
Acuerdos Plenarios con la finalidad de concordar jurisprudencia de su especialidad. Dada la
complejidad y especiales características del tema abordado, que rebasa los aspectos
tratados en las Ejecutorias Supremas analizadas, se decidió redactar un Acuerdo Plenario

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incorporando los fundamentos jurídicos correspondientes y necesarios para configurar una


doctrina legal que haga razonable disponer su carácter de precedente vinculante.
5. La deliberación y votación se realizó el día de la fecha. Como resultado del debate y en virtud
de la votación efectuada, por unanimidad, se emitió el presente Acuerdo Plenario. Se
designó como ponente al señor Prado Saldarriaga, quien expresa el parecer del Pleno.
II. FUNDAMENTOS JURÍDICOS.
6. El Código Penal distingue de manera sistemática y funcional dos clases de plazos para la
prescripción de la acción penal. Es así que en el artículo 80º regula lo concerniente al plazo
ordinario y en el artículo 83º in fine hace referencia al plazo extraordinario.
7. Con relación al plazo extraordinario, la norma antes mencionada precisa que éste se vence
cuando “el tiempo transcurrido sobrepasa en una mitad el plazo ordinario de prescripción”.
Cabe señalar que para ambos tipos de plazos de prescripción el cómputo se inicia
observando las reglas que se definen en el artículo 82º del Código Penal.
8. Ahora bien, tratándose de delitos sancionados con pena privativa de libertad temporal, el
plazo ordinario de prescripción corresponde al máximo de la pena conminada en la ley para
el delito cometido. Sin embargo, existiendo en el artículo 29º o en diferentes delitos
tipificados en la Parte Especial del Código Penal y en leyes penales complementarias la
posibilidad legal de que la pena privativa de libertad temporal conminada pueda alcanzar un
máximo de 35 años, el artículo 80º del referido Código incluye en su párrafo cuarto un límite
cuantitativo excepcional para la prescripción ordinaria en tales casos. Lo mismo ocurre
cuando la pena conminada privativa de libertad es la de cadena perpetua.
9. Al respecto, el legislador ha precisado en dicho párrafo que el plazo ordinario de prescripción
para delitos sancionados con pena privativa de libertad temporal siempre será de veinte
años y en hechos punibles reprimidos con pena de cadena perpetua de treinta años. No
obstante, es de destacar que tales límites excepcionales sólo operan en relación al plazo
ordinario de prescripción de la acción penal; no afectan en nada, ni menos excluyen la
operatividad de las reglas que regulan el cómputo del plazo extraordinario de prescripción
de la acción penal, y que se precisan en el párrafo final del artículo 83º del Código Penal.
10. En consecuencia, cuando se trate de delitos cuya pena conminada privativa de libertad tiene
un máximo legal superior a veinte años, el plazo ordinario de prescripción de la acción penal
será de veinte años. En tales supuestos el plazo extraordinario de prescripción de la acción
penal será de treinta años. Y, cuando la pena que reprime el delito sea la de cadena
perpetua, el plazo ordinario de prescripción de la acción penal será de treinta años. Para
estos delitos el plazo extraordinario de prescripción de la acción penal será de cuarenta y
cinco años.
III. DECISIÓN.
11. En atención a lo expuesto, las Salas Penales Permanente y Transitorias de la Corte Suprema
de Justicia de la República, reunidas en Pleno Jurisdiccional, y de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 116º del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial; por unanimidad;

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

ACORDARON:
12. ESTABLECER como doctrina legal, conforme a los fundamentos jurídicos seis al diez, los
criterios para la interpretación y aplicación de los alcances del párrafo cuarto del artículo
80º del Código Penal, así como sobre la eficacia de dicha disposición en relación a lo
dispuesto en el párrafo final del artículo 83º del citado cuerpo legal. A estos efectos, los
Jueces y Salas Penales deberán tener en cuenta, obligatoriamente, los criterios indicados en
dichos parágrafos.
13. PRECISAR que el principio jurisprudencia que contiene la doctrina legal antes mencionada
debe ser invocado por los Magistrados de todas las instancias judiciales, sin perjuicio de la
excepción que estipula el segundo párrafo del artículo 22º del Texto Único Ordenado de la
Ley Orgánica del Poder Judicial.
14. PUBLICAR el presente Acuerdo Plenario en el Diario Oficial “El Peruano”. Hágase saber.

SS.
SALAS GAMBOA
SIVINA HURTADO
SAN MARTÍN CASTRO
VILLA STEIN
PRADO SALDARRIAGA
RODRÍGUEZ TINEO
LECAROS CORNEJO
VALDEZ ROCA
MOLINA ORDÓÑEZ
PRÍNCIPE TRUJILLO
SANTOS PEÑA
CALDERÓN CASTILLO
ROJAS MARAVÍ
URBINA GANVINI

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V PLENO JURISDICICONAL DE LAS SALAS PENALES PERMANENTE
Y TRANSITORIA
ACUERDO PLENARIO Nº 8-2009/CJ-116
FUNDAMENTO: Artículo 116’ TUO LOPJ
Asunto: La prescripción de la acción
penal en el art. 46 y art. 49 del CP.
Lima, trece de noviembre de dos mil nueve.-
Los Jueces Supremos de lo Penal, integrantes de las Salas Penales Permanente y Transitoria de
la Corte Suprema de Justicia de la República, reunidas en Pleno Jurisdiccional, de conformidad
con lo dispuesto en el artículo 116° del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, han pronunciado el siguiente:
ACUERDO PLENARIO

I. ANTECEDENTES
1°. Las Salas Permanentes y Transitorias de la Corte Suprema de Justicia de la República, con la
autorización del Presidente del Poder Judicial, mediante Resolución Administrativa número
221-2009-P-PJ, del 05 de agosto de 2009, con el apoyo del Centro de Investigaciones
Judiciales, acordaron realizar el V Pleno Jurisdiccional de los Jueces Supremos de lo Penal, al
amparo de lo dispuesto en el artículo 116° del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del
Poder Judicial –en adelante. LOPJ-, y dictar Acuerdos Plenarios para concordar la
jurisprudencia penal.
2°. Para estos efectos se realizaron varios encuentros previos con los Secretarios, Relatores y
Secretarios de Confianza de las Salas de lo Penal de la Corte Suprema de Justicia y tres
reuniones preparatorias sucesivas con los señores Jueces Supremos de lo Penal a fin de
delimitar el ámbito de las materias que debían abordarse, luego de una previa revisión de
los asuntos jurisdiccionales a su cargo y una atenta valoración de las preocupaciones de la
judicatura nacional. Con el concurso de la Secretaría Técnica, luego de los debates
correspondientes, se estableció el día de la fecha para la realización del V Pleno
Jurisdiccional Penal, aprobado por Resolución Administrativa número 286-2009-P-PJ, del 12
de octubre de 2009, y se concretaron los temas, de derecho penal y procesal penal, que
integrarían el objeto de los Acuerdos Plenarios. De igual manera se designó a los señores
Jueces Supremos encargados de preparar las bases de la discusión de cada punto sometido
a deliberación y de elaborar el proyecto de decisión. Además, se estableció que el Juez
Supremo designado sería el ponente del tema respectivo en la sesión plenaria y encargado
de redactar el Acuerdo Plenario correspondiente.
3°. En el presente caso, el Pleno decidió tomar como referencia las distintas resoluciones de los
Tribunales Superiores y Ejecutorias Supremas que analizan y deciden sobre los alcances de
la aplicación del artículo 46°-A y el artículo 49° del Código Penal –en adelante, CP- en la
prescripción de la acción penal. en específico, el problema a tratar incide en la implicancia
cuantitativa que tienen las circunstancias agravantes previstas en los artículos 46°-A y 49°,
último inciso del primer párrafo, CP a efectos de su cómputo en el plazo de la prescripción
de la acción penal, por cuanto, éstas incrementan, en el primer caso: en un tercio la pena

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por encima del máximo legal de pena fijado para el delito cometido; y en el segundo: en un
tercio de la máxima prevista para el delito más grave.
4°. En cumplimiento de lo debatido y acotado en las reuniones preparatorias se determinó que
en la sesión plenaria se procedería conforme a lo dispuesto en el artículo 116° de la LOPJ,
que, en esencia, faculta a las Salas Especializadas del Poder Judicial dictar Acuerdos
Plenarios con la finalidad de concordar jurisprudencia de su especialidad. En atención a la
complejidad y singulares características del tema abordado, que rebasa los aspectos
tratados en las diversas Ejecutorias Supremas que se invocaron como base de la discusión,
se decidió redactar el presente Acuerdo Plenario e incorporar con la amplitud necesaria los
fundamentos jurídicos correspondientes para configurar una doctrina legal que corresponda
a las preocupaciones anteriormente expuestas. Asimismo, se resolvió decretar su carácter
de precedente vinculante, en concordancia con la función de unificación jurisprudencial que
le corresponde a la Corte Suprema de Justicia como cabeza y máxima instancia jurisdiccional
del Poder Judicial.
5°. La deliberación y votación se realizó el día de la fecha. Como resultado del debate y en virtud
de la votación efectuada, por unanimidad, se emitió el presente Acuerdo Plenario. Se
ratificó como ponente al señor CALDERÓN CASTILLO, quien expresa el parecer mayoritario
del Pleno.
II. FUNDAMENTOS JURÍDICOS
1. Los artículos 46°-A y 49° CP.
6°. EL artículo 46°-A CP regula una circunstancia agravante genérica por la condición del sujeto
activo –funcionario público-. EL texto legal de dicha norma fue introducido por la Ley
número 982, del 14 de marzo de 1997, modificado por el Decreto Legislativo número 982.
Del 22 julio de 2007. El referido artículo 46°-A CP posibilita al Juez incrementar la pena hasta
un tercio por encima del máximo legal fijado para el delito cometido –segundo párrafo del
artículo mencionado-. Asimismo fija un límite, al precisar que ésta no puede exceder del
máximo de pena privativa de libertad temporal establecida en el artículo 29° CP -35 años-.
La norma penal, que es de naturaleza abstracta – concreta, fija criterios adicionales propios
y legitimadores del incremento de una mayor culpabilidad por el hecho –con la consiguiente
agravación de la pena-. Así la ostentación de una determinada condición profesional,
incrementará la culpabilidad, cuando existe una relación interna (innere Beziehung) entre la
profesión o posición del sujeto y el propio hecho delictivo. Empero, no existe un principio
jurídico general según el cual los integrantes de determinados grupos profesionales tengan
un deber intensificado de comportarse de conformidad con la norma. [JESÚS MARÍA SILVA
SÁNCHEZ: Teoría de la determinación de la pena como sistema (dogmático): Un primer
esbozo, página 4]. Acorde con dicho criterio nuestra norma penal –artículo 46°-A CP-, se
sujetará a dichas exigencias: subjetivo y objetivo. Se incrementara la pena, sólo si el sujeto
activo se aprovecha de su condición de miembro de las Fuerzas Armadas, Policía Nacional,
autoridad, funcionario o servidor público, para cometer un hecho punible, o utiliza para ello
armas proporcionadas por el Estado o cuyo uso le sea autorizado por su condición de
funcionario público o cuando el sujeto haya desempeñado cargos –haber sido autoridad,
funcionario o servidor público- y se aprovecha de los conocimientos adquiridos en el

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ejercicio de su función para cometer el hecho punible. Y cuando el sujeto activo, desde un
establecimiento penitenciario –se entiende privado ya de su libertad-, comete en calidad de
autor o partícipe el delito de tráfico ilícito de drogas, lavado de activos, trata de personas,
terrorismo, extorsión o secuestro (de conformidad al segundo y tercer párrafo de la
modificatoria introducida por el Decreto Legislativo número 982). Aunque con los criterios
fijados, se tendrá que tener especiales consideraciones con la última referencia.
7°. EL artículo 49° CP, cuyo texto fue modificado por la Ley número 26683, del 11 de noviembre
de 1996, prevé el denominado delito continuado: sucesivas violaciones de la misma ley,
igual o semejante, cometidas con actos ejecutivos de la misma resolución criminal,
consideradas como un solo delito “continuado”. Asimismo, identifica en el último inciso de
su primer párrafo la denominada circunstancia agravante específica por pluralidad de
personas perjudicadas por el delito continuado: el “delito masa”. En este último caso hace
referencia al supuesto en el que con las sucesivas violaciones de la misma ley –delito
continuado- por parte del agente. Hubieran resultado perjudicadas una pluralidad de
personas; supuesto en el que el Juez aumentará la pena hasta un tercio de la máxima
prevista para el delito más grave. El delito continuado consiste en la realización de
acciones similares u homogéneas en diversos momentos pero que transgreden el mismo
tipo legal [RAÚL PENA CABRERA, autor citado por FELIPE VILLAVICENCIO TERREROS: Derecho
Penal Parte general, Editorial Grijley, Lima, 2006, página 686]. Ello implica que aquellas
conductas entre las que existe relación de continuidad deber ser percibidas como parte de
un único fenómeno glotal [RAMÓN RAGUÉS Y VALLÉS: La prescripción penal: fundamentos y
aplicaciones, Universitat Pompeu Fabra, Barcelona, 2004. Página 126].
No todos los delitos admiten la figura del delito continuado. En este sentido, “sólo es viable,
entonces en los delitos cuyo injusto sea cuantificable, susceptible de agravación con actos
que se realizan en sucesión progresiva (.). No tiene cabida allí donde el injusto se agota
necesariamente con un acto único e indivisible, como es el caso de la vida o de los llamados
bienes personalísimos, de suyo inacumulables cuando la lesión pasa de un titular a otro”
[JUAN FERNÁNDEZ CARRASQUILLA, autor citado por FELIPE VILLAVICENCIO TERREROS, Obra
citada, página 689].
Lo que determina la diferencia entre uno y otro instituto jurídico es que el delito masa la
denomina “pena de arranque” será la pena base del delito continuado [ROCÍO CANTARERO
BRANDES, autora citada por IGNACIO GÓNZALES AYALA: El delito masa. En Consejo General
del Poder Judicial: Unidad y Pluralidad de delitos, Cuadernos y Estudios de Derecho Judicial,
página 14], y que podría elevarse hasta un tercio de la máxima prevista para el delito más
grave, por lo que sigue considerándose al delito mas como un “subespecie del delito
continuado” [ROCÍO CANTARERO BRANDES, autora citada por IGNACIO FÓNZALES AYALA:
Obra citada, página 16]. El fundamento de la agravación punitiva del delito masa se
construye sobre la existencia de un injusto de mayor gravedad [IGNACIO GÓMEZ AYALA,
Obra citada, página 10] al que informa, según nuestra legislación, la pluralidad de personas
a las que afecta. El efecto plus punitivo de esta figura radica, precisamente, en la posibilidad
de aglutinar distintos resultados o perjuicios a fin de erigir una “unidad” sustrayendo de
este modo el supuesto a las reglas de los concursos de cuya naturaleza no participa el delito
masa. Son elementos del delito masa:

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la realización de un delito continuado; y,


pluralidad de personas perjudicadas por el delito.
Cabe descartar que, al igual que en el delito continuado, la ley excluye la aplicación de las
reglas sobre delito masa, en caso de que “resulten afectados bienes jurídicos de naturaleza
eminentemente personal pertenecientes a sujetos distintos”. Se estima como tales a la vida
y la salud individual (VÍCTOR PRADO SALDARRIAGA, VICTOR: Las consecuencias jurídicas del
delito en el Perú, editorial Gaceta Jurídica, Lima 2000, página 144).
De modo que, el delito viene a ser una circunstancia agravante específica del delito
continuado. Se basa en la pluralidad de personas perjudicadas por el delito continuado que
ejecuta el agente. En este caso, la pena será aumentada en un tercio de la máxima prevista
para el delito más grave.
2. La determinación Judicial de la Pena.
8°. La determinación judicial de la pena viene a ser un procedimiento técnico y valorativo que
ha de permitir la concreción cualitativa, cuantitativa y, a veces, ejecutiva de la sanción penal
[VICTOR PRADO SALDARRIAGA: Obra citada, página 95]. Dicha actividad se realiza al final del
proceso, es decir, una vez que se han actuado y contradicho las pruebas; sobre este funda-
mento el Juez considera el hecho acusado como típica antijurídico y culpable. En base a
estos dos criterios el Juez se abocará, tal como explica la doctrina, primero, a construir el
ámbito abstracto de la pena –identificación de la pena básica-, sobre el que tendrá esfera de
movilidad; y segundo, a examinar la posibilidad de una mayor concreción en la pena
abstracta –individualización de la pena concreta-. Finalmente entrará en consideración la
verificación de la presencia de las “circunstancias” que concurren en el caso concreto.
9°. Las circunstancias del delito son elementos accidentales nominados o innominados dentro
de la estructura del delito que influyen en la determinación de la pena. Su carácter
accidental implica entonces que no constituyen (ni son co-constitutivas) del injusto ni de la
responsabilidad del sujeto. Por eso hay que diferenciarlas de aquellas que han pasado a
formar parte del injusto del respectivo delito como en el asesinato, y en general de la
mayoría de los delitos, ya que un tipo legal, como es la descripción de un ámbito situacional,
requiere ser circunstanciado [JUAN BUSTOS RAMÍREZ: Derecho Penal - Parte General, Obra
Completas, Tomo I, Ara Editores, Lima, 2004, página 1192]. En virtud a ello es que se señala
que sólo se pueden considerar las circunstancias (agravantes o atenuantes) a efectos de la
individualización de la pena, cuando no sean específicamente constitutivas del hecho
punible o modificatorias de la responsabilidad.
Entre las clases de circunstancias, encontramos:
a) Las “circunstancias comunes o genéricas”, que son aquellas que operan en el proceso de
determinación de la pena de cualquier delito -como es el caso de las previstas en el
artículo 46º y el artículo 46º-A del CP-, con la salvedad de que sólo se pueden considerar
dichas agravantes a efectos de la individualización de la pena, cuando no sean
específicamente constitutivas del hecho punible o modificatorias de la responsabilidad,
es decir, que a veces por la propia estructura del tipo legal no se pueden aplicar. Con ello

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se respeta la prohibición del principio de la doble valoración del injusto y del reproche
penal. En el caso específico del artículo 46º - A del CP, su aplicación es exclusivamente
para delitos donde no se requiera una cualidad especial en el sujeto activo -miembro de
las Fuerzas Armadas, Policía Nacional, autoridad, funcionario o servidor público-.
b) Las “circunstancias especiales o específicas” que son aquellas que están señaladas para
un delito determinado o un grupo de delitos solamente. Así por ejemplo, las previstas en
el artículo 189º CP, que operan únicamente con el delito de robo; en el artículo 186º que
operan solamente con el delito de hurto; en el artículo 297° que operan solamente con el
delito de tráfico ilícito de drogas; y el “delito masa” -regulado en el último inciso del
primer párrafo del artículo 49º del CP-, que opera únicamente con el delito continuado.
Y,
c) Las circunstancias denominadas “elementos típicos accidentales”, son aquellas que
concurren con una conducta típica. Ésta (la circunstancia) se anexa a una conducta típica
y forma un tipo penal derivado, prototipo es el parricidio [VÍCTOR PRADO SALDARRIAGA:
La determinación judicial de la pena. Nuevos criterios para la determinación judicial de la
pena, Centro de Investigaciones Judiciales, Investigación y Publicaciones, Lima, páginas
35 - 37].
Las circunstancias tienen, pues, por objeto una mayor precisión del injusto, es decir,
están dirigidas a una mejor consideración graduacional de las valoraciones que lo
componen e, igualmente, están en relación al sujeto responsable, se trata de una mejor
graduación de su responsabilidad, sobre la base de determinar las circunstancias que han
influido en su conciencia y en sus estados motivacionales [JUAN BUSTOS RAMÍREZ/
HERNÁN HORMAZÁBAL MALARÉ: Lecciones de Derecho Penal, Volumen II, Editorial
Trotta, Madrid, 1999, páginas 396-397].
La función de las circunstancias es determinar el quantum de la pena, es decir, afectan su
medida, ya sea para aumentarla o disminuirla. Por eso mismo, aquellas que por sí
mismas constituyen ya un delito (un injusto) o son cofundantes del injusto, no pueden
ser tenidas en cuenta, ya que han servido para fijar el marco penal y, por tanto, no
podrían nuevamente ser consideradas para su medida [JUAN BUSTOS RAMÍREZ, Obra
citada, página 1195].
3. La prescripción de la acción penal.
10°. El CP reconoce la prescripción como uno de los supuestos de extinción de la acción penal.
La presencia de la prescripción en el ordenamiento jurídico solamente puede explicarse de
manera satisfactoria si se tiene en cuenta la función del Derecho penal, es decir aquellas
razones que explican la creación y el mantenimiento a lo largo del tiempo del sistema de
normas y sanciones penales del Estado [RAMÓN RAGUÉS Y VALLÉS, Obra citada, página
126].
Mediante la prescripción de la acción penal se limita la potestad punitiva del Estado, dado
que se extingue la posibilidad de investigar un hecho criminal y, con él, la responsabilidad
del supuesto autor o autores. Su justificación no se encuentra en la imposibilidad de generar
determinados efectos futuros castigando hechos pretéritos, como pretenden los

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

planteamientos basados en la función de la pena, sino por la falta de lesividad de tales


hechos: los acontecimientos que ya forman parte del pasado no ponen en peligro el modelo
social vigente y, por tanto, carecen de contenido lesivo que justifique su sanción [RAMÓN
RAGUÉS Y VALLES, Obra Citada, página 45].
Dicha institución jurídica se encuentra regulada en el artículo 80º CP, que fija el plazo en el
que prescribe la acción penal, el mismo que será igual “.al máximo de la pena -abstracta-
fijada por la ley para el delito” -prescripción ordinaria-, mientras que el artículo 83º CP
reconoce la denominada prescripción extraordinaria de la acción penal, que se produce
cuando el tiempo transcurrido sobrepasa en una mitad al plazo ordinario de prescripción.
Como es sabido, la regulación de la prescripción de la acción penal está vinculada a la
política criminal que adopta el Estado a través del órgano competente –el Congreso o en su
caso el Poder Ejecutivo vía facultades delegadas por aquél– conforme a sus potestades. El
legislador a la hora de regular la prescripción de los delitos escogió ciertos parámetros
objetivos como el tipo de pena y el extremo mayor de la sanción, todo con el fin de
procurar, de acuerdo a las características propias de cada delito, un normal desarrollo de la
prosecución de la acción penal y del proceso en caso llegue a ejercerse. En nuestra
legislación se ha optado que para efectos de la prescripción de la acción penal se ha de
tomar en cuenta la pena abstracta fijada para el delito. Dicho factor, en términos de
legitimación, servirá de parámetro para conciliar los intereses del Estado en la persecución
del delito y los derechos del ciudadano frente a su poder punitivo.
Así entendido, no hay un derecho a la prescripción, sino más bien el derecho a la seguridad
jurídica, a la legalidad, a la tutela jurisdiccional y a la igualdad –como consecuencia de la
regulación de la prescripción-, principios que no resultan lesionados por el Estado en tanto
los plazos establecidos para la denuncia, investigación y juzgamiento de los delitos
establecidos por el legislador sean razonables y estén definidos y limitados por la ley.
Desde el punto de vista material la prescripción importa la derogación del poder penal del
Estado por el transcurso del tiempo, en consecuencia, dicho instrumento jurídico es el
realizador del derecho fundamental a la definición del proceso penal en un plazo razonable,
confirmando el vínculo que tiene este instituto con el Estado de Derecho. Por tanto, la
interpretación de la prescripción siempre partirá de criterios de favorabilidad [JOSÉ
HURTADO POZO: Manual de Derecho Penal - Parte General I, 3ª Edición, Editorial Grijley,
Lima, 2005, página 330].
11°. Estando a lo expuesto, queda por determinar si al plazo de prescripción de la acción “.fijado
por la ley para el delito” [artículo 80° CP], es posible adicionarle el incremento de pena
prevista en la circunstancia agravante genérica por condición del sujeto activo (artículo 46º-
A CP) o la circunstancia agravante específica por pluralidad de personas perjudicadas por el
delito continuado (artículo 49º CP).
Según se ha indicado precedentemente, para efectos de determinar la prescripción de la
acción penal nuestra legislación ha optado por tomar en cuenta la pena abstracta fijada
para el delito. Ésta se configura como la respuesta preconstituida a un conjunto de hechos
que coinciden en construir un determinado tipo de injusto penal, culpable y punible, en el
que se contienen los elementos que fundamentan el merecimiento y necesidad de aquella

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pena-marco. Por ende, su determinación sucede en un estadio previo al hecho delictivo


mismo, propio de un sistema penal garantista, regido por el principio de legalidad. Este
principio constituye una garantía básica de todo ciudadano en un Estado de Derecho, que
abona el derecho a saber no solo qué está prohibido: conductas que constituyen delito, sino
las consecuencias que tendrá la realización de la conducta delictiva: forma y característica
de la reacción penal, lo que deriva en dos garantías puntuales: la criminal –que exige que la
conducta este prevista en la ley con suficiente precisión o determinación– y la penal –que
exige la previsibilidad de las penas en la ley y que sean determinadas-.
La pena concreta, por el contrario, sucede en un estadio posterior y final. Por ello se señala
que la determinación judicial de la pena es el acto por el cual el Juez pondera la infracción a
la norma y la transforma en una medida de pena determinada (pena concreta), y su
magnitud es siempre expresión de la ponderación del ilícito culpable (cuantificación de la
culpabilidad) [PATRICIA S. ZIFFER. En: Determinación judicial de la pena, (CLAUS ROXIN,
MARY BELOFF, MARIO MAGARIÑOS, PATRICIA S. ZIFFER, EDUARDO ANDRÉS BERTONI y
RAMÓN TEODORO RÍOS), Editores del Puerto, Buenos Aires, 1993, página 91]. Es recién en
este momento en el que actuarán las denominadas “circunstancias” (agravantes o
atenuantes), siempre y cuando por sí mismas no constituyan ya un delito (un injusto), sean
cofundantes del injusto, y en general no estén ya descritas en el tipo penal, puesto que de
ser así, debe entenderse que ya habrían servido al legislador para fijar el marco penal abs-
tracto; y, por tanto, no podrían nuevamente ser consideradas para la medida de la pena
concreta.
12°. En este sentido, la circunstancia prevista en el artículo 46º-A CP viene a ser una agravante
genérica del delito por la condición del sujeto activo –funcionario público- y, como tal, se
trata de un elemento accidental dentro de la estructura del delito, que influye en la
determinación judicial de la pena –pena concreta-, mas no en la pena abstracta. Su carácter
accidental implica que no constituye el injusto ni la responsabilidad del sujeto. Por eso hay
que diferenciarla de aquellas circunstancias que han pasado a formar parte del injusto del
respectivo delito.
Sin duda, el artículo 46º-A CP prevé un incremento punitivo que mira las especiales
calidades del sujeto activo de la conducta típica y antijurídica, a quien se ha investido de
especiales deberes de lealtad para con la organización social, lo cual implica un mayor
desvalor de acción, que se traduce, al mismo tiempo, en un más elevado desvalor de
resultado. Empero, tal incremento punitivo sólo se expresa al momento de la determinación
de la pena por el Juez, específicamente cuando corresponde verificar la presencia de
circunstancias que concurren al caso concreto. De modo que el incremento de pena que
implica dicha agravante no puede ser adicionada para efectos de determinar el plazo de
prescripción de la acción penal.
Por tanto, el único momento donde puede estar justificado su análisis e injerencia es al
determinar judicialmente la pena.
13°. Situación distinta se presenta en el caso de la denominada agravante por pluralidad de
personas perjudicadas por el delito continuado -delito masa-, porque si bien se la cataloga
como una circunstancia agravante específica del delito continuado, debe tenerse en cuenta

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que por la forma como ha sido regulada en el artículo 49° CP, constituye ya un delito en sí –
delito masa-. Por consiguiente, en su regulación se ha creado un nuevo marco penal
abstracto –la pena correspondiente al delito más grave más el incremento de un tercio de la
máxima prevista para dicho delito-, por lo que para determinar la prescripción de la acción
penal en esta clase de delitos debe tomarse como base dicho marco punitivo abstracto.
III. DECISIÓN
14°. En atención a lo expuesto, las Salas Penales Permanente y Transitorias de la Corte Suprema
de Justicia de la República, reunidas en Pleno Jurisdiccional, con una votación de diez Jueces
Supremos por el presente texto y cinco en contra respecto del artículo 46°-A CP, y de 11
Jueces Supremos por el presente texto y 4 en contra en lo concerniente al artículo 49° CP, y
de conformidad con lo dispuesto en el artículo 116° del Texto Único Ordenado de la Ley
Orgánica del Poder Judicial;
ACORDARON:
15°. ESTABLECER como doctrina legal, los criterios expuestos en los fundamentos jurídicos 6° al
13°.
16°. PRECISAR que los principios jurisprudenciales que contiene la doctrina legal antes
mencionada deben ser invocados por los jueces de todas las instancias judiciales, sin
perjuicio de la excepción que estipula el segundo párrafo del artículo 22° de la LOPJ,
aplicable extensivamente a los Acuerdos Plenarios dictados al amparo del artículo 116° del
estatuto orgánico.
17°. PUBLICAR el presente Acuerdo Plenario en el diario oficial “El Peruano”. Hágase saber.
Ss.
GONZALES CAMPOS
SAN MARTÍN CASTRO
LECAROS CORNEJO
PRADO SALDARRIAGA
RODRÍGUEZ TINEO
VALDEZ ROCA
BARRIENTOS PEÑA
BIAGGI GÓMEZ
MOLINA ORDOÑEZ
BARRIOS ALVARADO
PRÍNCIPE TRUJILLO
NEYRA FLORES
BARANDIARÁN DEMPWOLF
CALDERÓN CASTILLO
ZEVALLOS SOTO

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA DEL PERÚ


VI PLENO JURISDICCIONAL DE LAS SALAS PENALES
PERMANENTE Y TRANSITORIAS
ACUERDO PLENARIO N° 1–2010/CJ–116
FUNDAMENTO: ARTÍCULO 116° TUO LOPJ
ASUNTO: PRESCRIPCIÓN: PROBLEMAS ACTUALES
Lima, dieciséis de noviembre de dos mil diez.-
Los Jueces Supremos de lo Penal, integrantes de las Salas Penales Permanente y Transitoria de
la Corte Suprema de Justicia de la República, reunidas en Pleno Jurisdiccional, de conformidad
con lo dispuesto en el artículo 116° del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, han pronunciado el siguiente:
ACUERDO PLENARIO
I. ANTECEDENTES
1°. Las Salas Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República, con la
autorización de la Presidencia de esta Suprema Corte dada mediante Resolución
Administrativa N° 165–2010–P–PJ, y a instancias del Centro de Investigaciones Judiciales,
acordaron realizar el VI Pleno Jurisdiccional de los Jueces Supremos de lo Penal, al amparo
de lo dispuesto en el artículo 116° del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial —en adelante, LOPJ—, y dictar Acuerdos Plenarios para concordar la jurisprudencia
penal.
2°. El Pleno Jurisdiccional se realizó en tres fases.
En la primera fase los Jueces Supremos discutieron y definieron la agenda para lo cual tuvieron
en cuenta los diversos problemas y cuestiones de relevancia jurídica que han venido
conociendo en sus respectivas salas en el último año. Fue así como se establecieron los siete
temas de agenda así como sus respectivos problemas específicos.
La segunda fase, denominada participación ciudadana, tuvo como finalidad promover la
intervención y el aporte de la comunidad jurídica del país para la solución de cada uno de
los problemas antes planteados. Para ello se habilitó el foro de participación a través del
portal de internet del Poder Judicial, habiendo logrado con ello una amplia participación de
diversas instituciones de la capital así como de diversas provincias del país a través de sus
respectivas ponencias.
Luego de una debida selección de las ponencias presentadas, se realizó en fecha 04 de
noviembre la audiencia pública en la que los representantes de todas las instituciones
acreditadas sustentaron y debatieron sus respectivas ponencias ante el Pleno de los Jueces
Supremos de ambas Salas Penales.
En cuanto al tema en debate: “Prescripción: Problemas Actuales” informaron oralmente los
señores Percy García Cavero —en representación del Instituto de Ciencia Procesal Penal—, y
Marco Antonio Herrera Guzmán —en representación del Módulo Penal de Camaná – Corte
Superior de Arequipa—.

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3° La tercera fase del VI Pleno Jurisdiccional comprendió ya el proceso de discusión y


formulación de los acuerdos plenarios cuya labor recayó en los respectivos Jueces Ponentes
en cada uno de los siete temas. Esta fase culminó el día de la sesión plenaria realizada en la
fecha con participación de todos los jueces integrantes de las Salas Permanente y
Transitoria, interviniendo todos con igual derecho de voz y voto. Es así como finalmente se
expide el presente Acuerdo Plenario, emitido conforme a lo dispuesto en el Artículo 116° de
la LOPJ, que, faculta a las Salas Especializadas del Poder Judicial a dictar este tipo de Acuer-
dos con la finalidad de concordar criterios jurisprudenciales de su especialidad.
4°. La deliberación y votación se realizó el día de la fecha. Como resultado del debate y en virtud
de la votación efectuada, por unanimidad, se emitió el presente Acuerdo Plenario.
Intervienen como Ponentes los señores LECAROS CORNEJO, BARRIOS ALVARADO Y CALDERÓN
CASTILLO, con la participación del señor PRADO SALDARRIAGA.
II. FUNDAMENTOS JURÍDICOS
1. Aspectos generales.
5°. La prescripción en el derecho sustantivo se define como el límite temporal que tiene el
Estado para ejercer su poder penal cuando ha transcurrido el plazo de tiempo máximo
establecido en la Ley sustantiva para el delito incriminado —pena abstracta—. En ese
sentido, el Estado a través del Ministerio Público como titular exclusivo de la acción
persecutoria —de conformidad con el artículo ciento cincuenta y nueve de la Constitución
Política del Perú y artículo once de la Ley Orgánica del Ministerio Público— y encargado de
reclamar del órgano jurisdiccional la declaración del derecho en el acto que estima
delictuoso y la determinación de la pena que debe aplicarse al imputado, renuncia o abdica
a la persecución de un hecho punible en los casos que no procede y a la aplicación de la
pena fuera de los límites temporales de la prescripción —a su pretensión punitiva— y el
Poder Judicial a la ejecución de una sanción ya impuesta al autor de un hecho punible —
prescripción de la pena—.
6°. La institución de la prescripción como está regulada en el artículo ochenta y ochenta y seis
del Código Penal, es una frontera de derecho penal material que establece una
autolimitación al poder punitivo del Estado, en tanto el proceso no puede tener una
duración indefinida sobre situaciones jurídicas expectantes, pues ello vulneraría el derecho
fundamental a la definición del proceso en un plazo razonable.
7°. El legislador al emitir la norma fija los límites jurídicos traducidos en el lapso de tiempo en el
cual los delitos serán perseguibles y no deja éste a voluntad discrecional del órgano
encargado de la persecución, lo que es necesario en un Estado de derecho donde la
prescripción cumple una función de garantía fundamental de los ciudadanos frente a la
actividad judicial y constituye una sanción a los órganos encargados de la persecución penal
por el retraso en la ejecución de sus deberes.
8°. En este sentido, la prescripción varía, en cuanto a su duración, según la naturaleza del delito
que se trate y cuando más ingente sea la pena regulada en la Ley, mayor será el plazo de la
prescripción para el delito incriminado. También modula la duración del mismo según las

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vicisitudes del procedimiento y atendiendo a otras consideraciones de especial relevancia:


causas de suspensión y de interrupción.
2. Planteamiento de los problemas
9°. Determinar los alcances del último párrafo del artículo ochenta del Código Penal: la dúplica
de la prescripción cuando el delito es cometido por un funcionario o servidor público contra
el patrimonio del Estado.
10°. La prescripción extraordinaria y la configuración y efectos de la reincidencia en las faltas.
11°. Establecer el sentido del artículo trescientos treinta y nueve del Código Procesal Penal que
dispone la suspensión de la prescripción cuando se Formaliza la Investigación Preparatoria.
3. Desarrollo del primer tema.
12°. El legislador incrementó el plazo de prescripción —duplicó— en el último párrafo del
artículo ochenta del Código Penal y destacó la mayor gravedad cuando el delito es cometido
por un funcionario o servidor público contra el patrimonio del Estado, ello en concordancia
con el último párrafo del artículo 41° de la Constitución Política del Perú —“el plazo de
prescripción se duplica en caso de delitos cometidos contra el patrimonio del Estado por
funcionarios y servidores públicos”—. La ley consideró que tenía que reconocerse un mayor
reproche, traducido en el plazo de la prescripción, por tratarse de un atentado contra el
normal funcionamiento de la Administración Pública, la seguridad de los bienes
pertenecientes a la Administración Pública y la inobservancia del deber de fidelidad del
funcionario o servidor público hacía el patrimonio público desde la perspectiva de las
obligaciones del cargo o función que ejerce y abusa. En tal sentido, el ataque contra el
patrimonio público es ejecutado por personas que integran la Administración Pública a las
que se le confió el patrimonio y se colocó al bien en una posición de especial vulnerabilidad
por aquéllos. Esto implica un mayor desvalor de la acción —como conducta peligrosa para
los bienes jurídicos— complementado con el desvalor de resultado derivado de la específica
función de protección que tienen esas personas respecto del patrimonio del Estado, de la
lesión que proviene de la acción desvalorada y de la mayor posibilidad que tienen para
encubrir sus actividades ilícitas.
13°. Por tanto, se incrementó el plazo de prescripción para obtener una variante en cuanto a la
acción persecutoria o ejecución de la pena y dar a estos casos concretos una regla especial
con la finalidad de otorgar al organismo encargado de la persecución del delito un mayor
tiempo para que pueda perseguir el hecho punible y establecer una mayor dificultad para
que el delito no quede impune.
14°. Es necesario complementar esta circunstancia prevista en la norma para limitar su
aplicación sobre determinadas situaciones concretas e interpretar el sentido de la Ley desde
la perspectiva de su coherencia con el ordenamiento jurídico y el contexto en que se utilizó
—método lógico-sistemático—. Así, debe entenderse que la opción normativa, de carácter
especial, descrita en el último párrafo del artículo 80° del Código Penal se orienta al Capítulo
II, Titulo XVIII, del Libro Segundo del mismo cuerpo legal, “Delitos contra la Administración
Pública cometidos por Funcionarios Públicos”, atendiendo a dos aspectos concretos:

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A. En este Capítulo se regulan los delitos cometidos por funcionarios y servidores públicos.
B. Dicho Capítulo protege además el patrimonio público vulnerado por esos sujetos
especiales, que es lo que exige la norma sustantiva de acuerdo a la interpretación con la
norma constitucional prevista en el artículo cua¬renta y uno de la Constitución que
contiene como mandato concreto que el plazo de prescripción se duplica en caso de
delitos cometidos contra el patrimonio del Estado por funcionarios y servidores
públicos. Es de resaltar que no todos los delitos comprendidos allí tienen contenido
patri¬monial, por lo que en cada tipo legal se tiene que analizar si se cumple con el
presupuesto establecido para prolongar el plazo de prescripción en función a la
afectación de los bienes jurídicos tutelados vinculados directamente con el patrimonio
público o sólo afectan el correcto fun¬cionamiento de la Administración Pública
propiamente dicha, vulnerando el ejercicio de funciones y servicios públicos bajo pautas
de corrección y sometimiento a la legalidad, la observancia de los deberes del cargo
como empleo, regularidad y desenvolvimiento normal de tal ejercicio, el presti-gio y
dignidad de la función, la imparcialidad en el desenvolvimiento deci¬sional, y otros,
desvinculados totalmente de la afectación del patrimonio del Estado como tal y
excluidos .

15°. Si el fundamento esencial de la duplicidad de la prescripción es la lesión efectiva del


patrimonio del Estado realizada por los funcionarios o servidores públicos, es necesario que
exista una vinculación directa entre estos. Tal fundamento exige el concurso de tres
presupuestos concretos:
A. Que exista una relación funcionarial entre el agente infractor especial del delito —
funcionario o servidor público— y el patrimonio del Estado.
B. El vínculo del funcionario o servidor público con el patrimonio del Estado implica que este
ejerza o pueda ejercer actos de administración, percepción o custodia sobre bienes
públicos.
C. Puede servir como fuente de atribución de dicha posición y faculta funcionarial una orden
administrativa y, por tanto, es posible que a través de una disposición verbal se pueda
también transferir o delegar total o parcialmente el ejercicio de funciones concretas de
administración, percepción o custodia sobre bienes públicos al funcionario o servidor que
originalmente por su nivel y facultades específicas no poseía.
16°. Una interpretación distinta sería irrazonable y vaciaría de contenido la gravedad de la
conducta de los funcionarios y servidores públicos respecto del patrimonio del Estado y
asimilaría el hecho a delitos comunes sin ninguna diferenciación que le otorgue sentido a la
disposición legal. 359
17°. Debe destacarse que los bienes sobre los cuales puede recaer la acción mate¬rial pueden
ser del Estado, parcialmente del Estado o de propiedad privada.
A. En cuanto a la primera modalidad, se trata de bienes íntegramente del Estado.

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B. La segunda modalidad se refiere a bienes de Sociedades de economía mixta donde el


Estado tiene parte por estar integrado con capital proveniente tanto del sector público
como del sector privado y se comparte la propiedad de los bienes. Este tipo de Régimen
Económico está reconocido en el artículo 40° y 60° de la Constitución Política del Perú y
en el artículo 2° del Decreto Legislativo número 674, del 27 de setiembre de 1991, que
contiene las normas sobre la promoción de la inversión privada en las empresas del
Estado.
C. La tercera modalidad se refiere a bienes de propiedad privada que se encuentren en
posesión directa del Estado, que ejerce la administración temporal para fines
institucionales o de servicio a través de un acto jurídico legalmente válido.
18°. El patrimonio del Estado, parcialmente del Estado o privado está constituido por bienes
muebles o inmuebles con valor económico, como los caudales y efectos, lo que se traduce
en la presencia de un perjuicio patrimonial real y efectivo en la entidad estatal.
4. Desarrollo del segundo tema.
19°. El Libro Tercero del Código Penal está dedicado a las faltas. Esta clase de infracciones
penales no incluyen en su penalidad conminada penas privativas de libertad. Ellas son
sancionadas sólo con penas principales de multa o de prestación de servicios a la
comunidad. En lo que respecta al plazo ordinario de la prescripción de la acción penal y de la
pena en las faltas, el inciso 5 del artículo 440º señala de manera específica en un año.
Además, dicha disposición consigna también que “la acción penal y la pena prescriben en
caso de reincidencia a los dos años”.
20°. Sin embargo, el citado artículo no ha precisado cuáles son las reglas especiales sobre los
plazos extraordinarios de prescripción de la acción penal ni sobre los presupuestos que
identifican la reincidencia en las faltas. Por consiguiente, dado que el mismo numeral 440°
ab initio establece que: “Son aplicables a las faltas las disposiciones contenidas en el Libro
Primero (…)”, es pertinente delinear los alcances de esa regulación supletoria para tales
casos.
21º. Al respecto cabe asumir, sin mayor contradicción ni implicancias normativas, que para
efectos de definir los plazos de la prescripción extraordinaria en las faltas deberá de
observarse lo dispuesto en el artículo 83º in fine. Esto es, incrementar en una mitad el plazo
ordinario. Por tanto, en las faltas la prescripción extraordinaria de la acción penal opera al
cumplirse un año y seis meses de cometida la infracción.
22°. Ahora bien, el artículo 440º, inciso 5, señala también que en caso de reincidencia el plazo
ordinario de prescripción de la acción penal y de la pena para las faltas es de dos años, por
lo que en tales supuestos el plazo extraordinario será de tres años. No obstante, dicho
artículo no identifica en su contenido los presupuestos y requisitos que posibilitan la
configuración de la reincidencia en las faltas. Es en el artículo 46º B del Código Penal en
donde luego de regular los requerimientos legales para la reincidencia en los delitos
dolosos, se alude, con escasa claridad, a la reincidencia en faltas en los términos siguientes:
“Igual condición tiene quien haya sido condenado por la comisión de faltas dolosas”.
Corresponde, pues, sobre la base de las disposiciones legales mencionadas desarrollar

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fórmulas de interpretación que las hagan compatibles y funcionales. Para tales efectos se
adoptan los siguientes criterios:
A. La reincidencia en faltas se produce cuando quien habiendo sido condenado como autor o
partícipe de esta clase de infracción penal, incurre luego de que la condena adquiere
firmeza en la comisión de una nueva falta. Se trata, pues, de una modalidad de reincidencia
ficta que no exige que se haya cumplido en todo o en parte la pena impuesta.
B. La reincidencia en faltas determina modificaciones en la pena conminada para la nueva falta
cometida. En tal sentido. el máximo de pena originalmente establecido por la ley se
convertirá en mínimo y se configurará un nuevo límite máximo que será equivalente a la
mitad por encima del máximo original.
C. Para que se configure la reincidencia la nueva falta debe ser cometida en un plazo no mayor a
dos años de quedar firme la condena anterior. De esa manera la reincidencia será
compatible con los plazos ordinarios de prescripción de la acción penal y de la pena
estipulados en la segunda parte del inciso 5 del artículo 440º.
6. Desarrollo del tercer tema.
23°. Tercer tema. El apartado uno del artículo 339° del nuevo Código Procesal Penal prescribe
que “la Formalización de la Investigación Preparatoria suspende el curso de la prescripción
de la acción penal”. Entonces la discusión de ese párrafo está centrada en las cuestiones de
legitimidad, legalidad y razonabilidad. 24°. La “suspensión” de la prescripción prevista en el
artículo 84° del Código Penal consiste en la creación de un estado en el cual el tiempo deja
de correr porque se presenta una situación particular determinada por la Ley que impide la
persecución penal —constituye la excepción al principio general de la continuidad del
tiempo en el proceso—. La continuación del proceso dependerá de la decisión de una
autoridad extra penal, que puede ser un Juez del ámbito civil, administrativo, comercial, de
familia y en todos los casos se paraliza el inicio o la continuación del proceso desde que se
presenta la circunstancia que amerita la imposibilidad de su prosecución y se reiniciara
cuando se resuelva esa cuestión. Por consiguiente, el término de la prescripción sufre una
prolongación temporal.
25°. La consecuencia más significativa es que el tiempo transcurrido con anterioridad al
momento en que se presentó la causa que suspendió el proceso no se pierde y se sumará al
que transcurra después de su reiniciación, pero el tiempo cumplido durante la vigencia de la
suspensión no se computa para los efectos de la prescripción extraordinaria.
26°. Sin embargo, la literalidad del inciso 1 del artículo 339° del Código Procesal Penal evidencia
que regula expresamente una suspensión “sui generis”, diferente a la ya señalada, porque
afirma que la Formalización de la Investigación Preparatoria emitida por el Fiscal, como
director y coordinador de esta etapa procesal —quien adquiere las funciones de las que
actualmente goza el Juez de instrucción—, suspende el curso de la prescripción de la acción
penal. Con la formulación de la imputación se judicializa el proceso por la comunicación
directa entre el Fiscal y el Juez de la Investigación Preparatoria y culmina la etapa preliminar
de investigación practicada por el Fiscal. En consecuencia, queda sin efecto el tiempo que
transcurre desde éste acto Fiscal hasta la culminación del proceso con una sentencia o

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA

resolución judicial que le ponga fin o en su caso hasta que sea aceptada la solicitud de
sobreseimiento del Fiscal.
27°. La redacción y el sentido del texto es claro, en cuanto regula la institución de la
“suspensión” con todas las consecuencias y matices que conlleva y no es posible deducir
que el legislador quiso reglamentar un supuesto de “interrupción” de la prescripción,
porque la voluntad fue establecer que ese acto del Fiscal es motivo de suspensión. En la
práctica, el principal efecto de esta norma es la prolongación del tiempo necesario para
considerar extinguida la responsabilidad penal por un determinado hecho y, en ese sentido,
cuando existe actividad procesal del Fiscal —formalizando la investigación— el plazo de
prescripción deja de computarse desde que se declara.
28°. Esta previsión legal tiene que ser analizada desde dos aspectos concretos:
A. Que es obligación del Estado proveer de los mecanismos necesarios para la realización de
la pretensión punitiva derivada de un delito, pues los intereses tutelados por las normas
penales son eminentemente públicos, y en ese contexto preordena el proceso penal para
asegurar la persecución del delito contra todo ilegítimo obstáculo.
B. El Estado por medio del Ministerio Público ejerce la pretensión punitiva que se deriva de
un delito, promueve la aplicación de la sanción correspondiente y solicita que se ejecute
el fallo.
29°. Desde esta perspectiva el fundamento de la posibilidad de suspender el plazo de
prescripción dirigiendo el procedimiento contra el presunto culpable constituye el
instrumento que tiene el Estado y ejecuta el órgano judicial para poner de manifiesto que
aún se vislumbran posibilidades de éxito en la investigación del presunto delito y que la
infracción pueda ser castigada —el acto del Fiscal que constituye la formalización del
proceso se realiza después que se identificó e individualizó plenamente al imputado, se
describió los hechos, se tipificó la conducta en la norma correspondiente y se reunió indicios
reveladores de la comisión del delito, valorando adecuadamente todas las circunstancias del
caso— para evitar la sensación de impunidad en la sociedad, como marco de la política
criminal del Estado.
30°. Por tanto, la suspensión del plazo de prescripción significa que la ley otorga más tiempo a la
autoridad para que persiga el delito. Constituye la manifestación de voluntad objetivamente
idónea del Estado para asegurar el éxito en la persecución del hecho delictivo y contribuye a
consolidar el principio constitucional de obligatoriedad en el ejercicio de la persecución
penal que tiene el Ministerio Público prescrita en el artículo 159° de la Carta Política.
31°. La aplicación de esta regulación legal no vulnera el derecho fundamental del imputado a un
proceso sin dilaciones indebidas programado en el inciso tres del artículo 139° de la
Constitución —inserto en la garantía del debido proceso— y tampoco se afecta el derecho a
que la causa se resuelva por el Juez Penal en un tiempo razonable, por lo siguiente:
A. El fenómeno de la prescripción regulado en la norma constitucional y sustantiva está
determinado esencialmente por una autolimitación del Estado para ejercer su potestad
represiva cuando no ejerce la acción eficaz y oportunamente en un tiempo determinado.

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Por tanto, el legislador es el que decide si los actos que se realizan para iniciar la
persecución penal, como “la Formalización de la Investigación Preparatoria” es una causa
que suspende el curso de la prescripción. B. Dicha institución sustantiva está inspirada en
el interés de la sociedad de que no haya delitos impunes, pero limitando a los órganos
encargados de la persecución penal. Una interpretación distinta, supone aceptar que la
prescripción es un derecho establecido a favor del imputado y el rechazo a la existencia
de causas procesales que suspendan el curso de la prescripción. Sin embargo, esto
implica olvidar el interés social en la persecución de los delitos.
C. La suspensión del plazo de la prescripción no origina un problema de condiciones de
desigualdad entre el Ministerio Público y el imputado por la creación de una posibilidad
que afecta derechos fundamentales, pues cuando el hecho imputado de carácter
delictivo conserva su contenido de lesividad, es necesario una sanción a su autor por ser
legítima. En ese sentido, no se puede sostener la existencia de desigualdad —relevante
jurídicamente— cuando se persigue y castiga una infracción punible.
D. No puede concebirse que los imputados tengan derecho a la resolución del proceso en
un plazo razonable en los que el retraso pueda ser provocado por su propia actitud
procesal para evitar el avance del procedimiento y prescribir el delito, lo que debe
evitarse.
E. La reforma del sistema procesal implicó cambios radicales e importantes constituyendo
uno de los más significativos relevar a los jueces de las labores de investigación dentro
del proceso penal —propio de un sistema acusatorio— y por otro lado, la reforma de la
aplicación de instituciones dentro del nuevo sistema. En ese contexto, en el
ordenamiento procesal la “suspensión de la prescripción” se forja en un proceso
estructurado que respeta las garantías del debido proceso, promueve valores
constitucionales medulares y definitivos para la protección jurisdiccional efectiva.
F. En el Nuevo Código Procesal Penal las etapas del proceso tienen un plazo establecido: La
Investigación Policial o Fiscal veinte días, la Investigación Preparatoria ciento veinte días,
ampliado a sesenta días y para casos complejos hasta ocho meses y si bien el
juzgamiento no tiene plazo definido, no obstante una de sus características principales
como innovación del nuevo modelo procesal es su celeridad y continuación
ininterrumpida hasta su conclusión, evitando dilaciones y pérdida de concentración,
como la propia Ley lo señala en el artículo 360° [inciso 1 y 5] —“si no fuera posible
realizar el debate en un solo día, éste continuará durante los días consecutivos que
fueran necesarios hasta su conclusión y no podrá realizarse otros juicios hasta su
culminación”—. Es evidente que el nuevo sistema procesal busca simplificar,
descongestionar, acelerar y hacer más eficiente la Administración de Justicia penal,
asegurando una mayor eficiencia y eficacia en tanto en cuanto a la decisión de los jueces
sólo se someten las causas que están en capacidad de resolver oportunamente.
G. Por otro lado, la propia norma procesal en los artículos 334° [inciso 2] y 343° regula las
situaciones en las que el plazo de la investigación preliminar y preparatoria exceda su
duración y reconoce al afectado el derecho de acudir al Juez de la Investigación
Preparatoria —Juez de Garantías considerado como el custodio de la legalidad del

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procedimiento de investigación que realiza el Ministerio Público y tiene como función


esencial tutelar las garantías del imputado— para que resuelva el conflicto y ordene la
culminación de esas etapas procesales cuando las considere excesivas — se materializa
por medio de una audiencia de control de plazos—. Es evidente el interés y voluntad del
legislador de someter a control el plazo del proceso por el Juez que ejerce las funciones
del control de garantías —y reglado en el sistema procesal penal— en virtud del principio
medular del Estado de Derecho para no dejar a completo arbitrio del Fiscal la duración
de la investigación.
32°. En ese contexto, es claro que el plazo de la suspensión del proceso se produce dentro del
marco impuesto por la Ley, no es ilimitado y eterno y se corresponde con la realidad
legislativa de la nueva norma procesal y el marco de política criminal del Estado. Por tanto,
con los límites racionales regulados no habría un exceso de tiempo hasta la culminación del
proceso con un pronunciamiento que ponga término del modo más rápido posible a la
situación de incertidumbre porque con la previsión de la ley fijando pautas de duración de
los procesos no debería existir menoscabo a un juicio justo en un tiempo razonable y donde
el derecho de la sociedad a defenderse del delito se armoniza con el del imputado, de modo
que no se sacrifica a ninguno de ellos a favor del otro. Con esto debe resaltarse que si bien
los actos del procedimiento suspenden el curso de la prescripción de la acción persecutoria,
no obstante lo hacen hasta cierto límite.
III. DECISIÓN
33°. En atención a lo expuesto, las Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema
de Justicia de la República, reunidas en Pleno Jurisdiccional, y de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 116° del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial.
ACORDARON:
34°. ESTABLECER como doctrina legal, los criterios expuestos en los fundamentos jurídicos 12°
al 32°.
35°. PRECISAR que los principios jurisprudenciales que contiene la doctrina legal antes
mencionada deben ser invocados por los jueces de todas las instancias judiciales, sin
perjuicio de la excepción que estipula el segundo párrafo del artí¬culo 22° de la LOPJ,
aplicable extensivamente a los Acuerdos Plenarios dictados al amparo del artículo 116° del
citado estatuto orgánico.
36°. PUBLICAR el presente Acuerdo Plenario en el diario oficial “El Peruano”. Hágase saber.
Ss.
SAN MARTÍN CASTRO
LECAROS CORNEJO
PRADO SALDARRIAGA
RODRÍGUEZ TINEO
BARRIOS ALVARADO

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PRÍNCIPE TRUJILLO
NEYRA FLORES
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA DEL PERÚ
VII PLENO JURISDICCIONAL DE LAS SALAS PENALES
PERMANENTE Y TRANSITORIA
ACUERDO PLENARIO N° 2-2011/CJ-116
FUNDAMENTO: ARTÍCULO 116° TUO LOPJ
ASUNTO: NUEVOS ALCANCES DE LA PRESCRIPCIÓN
Lima, seis de diciembre de dos mil once.-
Los Jueces Supremos de lo Penal, integrantes de las Salas Penales Permanente y Transitoria de
la Corte Suprema de Justicia de la República, reunidas en Pleno Jurisdiccional, de conformidad
con lo dispuesto en el artículo 116° del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, han pronunciado el siguiente:
ACUERDO PLENARIO
I. ANTECEDENTES
1°. Las Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República,
con la autorización del Presidente del Poder Judicial mediante Resolución Administrativa N°
127-2011-P-PJ, y el concurso del Centro de Investigaciones Judiciales, bajo la coordinación
del señor Prado Saldarriaga, acordaron realizar el VII Pleno Jurisdiccional -que incluyó el
Foro de “Participación Ciudadana”- de los Jueces Supremos de lo Penal, al amparo de lo
dispuesto en el artículo 116° del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial
-en adelante, LOPJ-, y dictar Acuerdos Plenarios para concordar la jurisprudencia penal.
2°. El VII Pleno Jurisdiccional se realizó en tres etapas. La primera etapa estuvo conformada por
dos fases: el foro de aporte de temas y justificación, y la publicación de temas y
presentación de ponencias. Esta etapa tuvo como finalidad convocar a la comunidad jurídica
y a la sociedad civil del país, a participar e intervenir con sus valiosos aportes en la
identificación, análisis y selección de los principales problemas hermenéuticos y normativos
que se detectan en el proceder jurisprudencial de la judicatura nacional, al aplicar normas
penales, procesales y de ejecución penal en los casos concretos que son de su conoci-
miento. Para ello se habilitó el Foro de “Participación Ciudadana” a través del portal de
internet del Poder Judicial, habiendo logrado con ello una amplia par-ticipación de la
comunidad jurídica y de diversas instituciones del país a través de sus respectivas ponencias
y justificación.
Luego, los Jueces Supremos discutieron y definieron la agenda -en atención a los aportes
realizados- para lo cual tuvieron en cuenta además, los diversos problemas y cuestiones de
relevancia jurídica que han venido conociendo en sus respectivas Salas en el último año. Fue
así como se establecieron los diez temas de agenda así como sus respectivos problemas
específicos.
3°. La segunda etapa consistió en el desarrollo de la audiencia pública, que se llevó a cabo el dos
de noviembre. En ella, los representantes de la comunidad jurídica e instituciones
acreditadas, luego de una debida selección, sustentaron y debatieron sus respectivas
ponencias ante el Pleno de los Jueces Supremos de ambas Salas Penales, interviniendo en el

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análisis del tema del presente Acuerdo Plenario, la señorita Ana Cecilia Hurtado Huailla del
Centro de Estudios de Derecho Penal Económico y de la Empresa (CEDPE), y los señores
Percy García Cavero y Raúl Pariona Arana.
4°. La tercera etapa del VII Pleno Jurisdiccional comprendió ya el proceso de discusión y
formulación de los Acuerdos Plenarios cuya labor recayó en los respectivos Jueces Ponentes
en cada uno de los diez temas. Esta fase culminó con la Sesión Plenaria realizada en la fecha,
con participación de todos los Jueces integrantes de las Salas Penales Permanente y
Transitoria (a excepción del doctor Príncipe Trujillo, quien se encontraba de licencia),
interviniendo todos con igual derecho de voz y voto. Es así como finalmente se expide el
presente Acuerdo Plenario, emitido conforme a lo dispuesto en el Artículo 116° de la LOPJ,
que, faculta a las Salas Especializadas del Poder Judicial a dictar este tipo de Acuerdos con la
finalidad de concordar criterios jurisprudenciales de su especialidad.
5°. La deliberación y votación se realizó el día de la fecha. Como resultado del debate y en virtud
de la votación efectuada, por unanimidad, se emitió el presente Acuerdo Plenario
interviniendo como ponente el señor LECAROS CORNEJO, con la participación de la señora
BARRIOS ALVARADO.
II. FUNDAMENTOS JURÍDICOS
1. Determinación del problema
6°. En el Acuerdo Plenario N° 1-2010/CJ-116, del 16 de noviembre de 2010, se afirmó que la
prescripción es el límite temporal que tiene el Estado para ejercer su poder penal por un
delito incriminado y se explicó de manera extensa la aplicación del último párrafo del
artículo 80° del Código Penal: la dúplica de la prescripción en el caso de “Delitos contra la
Administración Pública cometidos por Funcionarios Públicos” contenida en el Capítulo II,
Titulo XVIII, del Libro Segundo del mismo cuerpo legal.
7°. No obstante, la participación de los extraneus en esta clase de delitos plantea interesantes
problemas en torno al cómputo del plazo de la prescripción. Surge pues como tema de
debate la cuestión relativa a la aplicación de la dúplica de los plazos de prescripción también
para el extraneus.
La trascendencia de este asunto resulta evidente, por lo que se hace necesario determinar si la
prescripción varía en relación a su duración, según se trate propiamente del autor (intranei)
o, en su caso, del partícipe: inductor o cómplice (extraneus), o si hay que aplicar el mismo
plazo a todos los responsables del hecho, con independencia del título que le corresponda
por su actuación. En este contexto, bien podría suceder que los primeros –autores- no
alcancen la prescripción, pero sí los segundos –partícipes-.
8°. El análisis de esta situación será fijado sobre el concepto del delito contra la Administración
Pública, para luego de manera general indicar los desarrollos doctrinarios y
jurisprudenciales en torno a la intervención del extraneus en esta clase de delitos, y,
finalmente, sobre la base de esos elementos conceptuales, abordar la solución del problema
propuesto.
2. Análisis dogmático

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9°. El punto de partida dogmático está dado por la categoría de estos delitos: de infracción de
deber. Actualmente, en la doctrina y la jurisprudencia se ha definido que existen tipos
legales que requieren un dominio del autor para su construcción, como por ejemplo los
delitos de robo agravado, homicidio calificado, estafa, tráfico ilícito de drogas, entre otros -
denominados delitos de dominio-.
Sin embargo, también existen tipos legales que excluyen el dominio para su configuración y se
forman a partir de la infracción de un deber especial que le corresponde a la órbita del autor
-característica intrínseca de los delitos cometidos por los funcionarios y servidores públicos-.
El autor del delito –de infracción de deber- no puede ser cualquier persona, sino sólo aquél
funcionario o servidor público que ocupa un status especial y mantiene una vinculación
exclusiva con el injusto sobre la plataforma del deber que ostenta. La infracción del mismo
lo convierte en autor, con independencia del dominio de la situación fáctica que no tiene
ninguna trascendencia jurídica, pues el fundamento está construido por la posición que
domina en relación al deber estatal que le corresponde: conducirse correctamente con
lealtad y probidad en el ejercicio de la Administración Pública y con los bienes que se
encuentran bajo su ámbito. En este espacio, por ejemplo, deberá disponer correctamente
del patrimonio estatal que administra.
10°. Por consiguiente, el funcionario o servidor público, en tanto en cuanto su responsabilidad
penal se sustenta en la infracción del deber, siempre será autor del delito contra la
Administración Pública, sin perjuicio –claro está- de los diferentes presupuestos que
también se requieran para determinar la autoría de cada injusto, como por ejemplo en el
delito de peculado, que exige además el vínculo funcional con el objeto.
11°. Este tipo de delitos restringe el círculo de autores -como se anotó-, pero se admite la
participación del “extraneus” que no ostenta esa obligación especial, como partícipe:
inductor o cómplice. Para fundamentar esta perspectiva -en torno a la accesoriedad de la
participación- en la jurisprudencia nacional actual se considera dominante y homogénea la
tesis de la unidad de título de imputación para resolver la situación del “extraneus”.
Esta posición, sostiene lo siguiente:
A. Un mismo hecho no puede ser reputado bajo dos tipos penales diferentes.
B. El extraneus puede participar en delitos funcionariales y responderá por el injusto
realizado por un autor que infringe el deber especial. Por tanto, la participación del
extraneus no constituye una categoría autónoma de co-ejecución del hecho punible, sino
que es dependiente del hecho principal. Esto es, no posee autonomía y configuración
delictiva propia a pesar de que aquél toma parte en la realización de la conducta punible.
12°. Desde esta posición subsidiaria, serán partícipes los que sin infringir el deber, formen parte
del hecho referido a la acción del infractor del deber -el hecho punible está unido
esencialmente al autor y constituye una imputación única-. Esta posición guarda absoluta
concordancia con el artículo 26º CP que regula las reglas de la incomunicabilidad de las
circunstancias de participación y señala lo siguiente: “Las circunstancias y cualidades que
afectan la responsabilidad de algunos de los autores y partícipes no modifican las de los
otros autores o partícipes del mismo hecho punible”. Esta fórmula ratifica la opción

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dogmática y jurisprudencial que sostiene la imposibilidad de la punibilidad del extraneus


como autor de un delito de infracción de deber.
Lo expuesto significa, además, que el partícipe sólo merece ser sancionado si existe un hecho
antijurídico por parte del autor.
13°. Con base a las explicaciones anotadas y las normas generales sobre accesoriedad de la
participación, es preciso determinar si las reglas de la dúplica de los plazos de prescripción
previstas en el artículo 80º CP, y aplicables a los “Delitos contra la Administración Pública
cometidos por Funcionarios Públicos” que afectan el patrimonio del Estado, también
alcanzan a los sujetos -extraneus-que no ostentan el deber especial.
14°. En el Acuerdo Plenario Nº 1-2010/CJ-116, del 16 de noviembre de 2010, se afirmó lo
siguiente: “la duplica de la prescripción obedece a una mayor valoración por tratarse de un
atentado contra el normal funcionamiento de la Administración Pública, la seguridad de los
bienes pertenecientes a la Administración Pública y la inobservancia del deber de fidelidad
del funcionario o servidor público hacía el patrimonio público desde la perspectiva de las
obligaciones del cargo o función que ejerce y abusa [.] El ataque contra el patrimonio público
es ejecutado por personas que integran la Administración Pública a las que se le confió el
patrimonio y se colocó al bien en una posición de especial vulnerabilidad por estos sujetos.
Esto implica un mayor desvalor de la acción [.] y resultado derivado de la específica función
de protección que tienen esas personas respecto del patrimonio del Estado, de la lesión que
proviene de la acción desvalorada y de la mayor posibilidad que tienen para encubrir sus
actividades ilícitas”.
15°. Ahora bien, el Código Penal al regular el término de prescripción de la acción penal en el
artículo 80º CP, estipuló que se duplica el plazo de la prescripción para el funcionario o
servidor público que en el ejercicio de sus funciones realice una conducta punible que
atente contra el patrimonio del Estado o de organismos sostenidos por éste.
16°. De la lectura de estas dos proposiciones es evidente que la calidad de funcionario o
servidor público del autor ha sido prevista como una condición especial de deberes que
fundamenta la mayor extensión del término de la prescripción, por la distinta posición que
éstos ocupan en la sociedad y porque de ellos se espera una actitud de compromiso especial
frente a la Administración Pública. Ello implica deberes de protección, ausencia de
defraudación de la confianza pública depositada en él y compromiso real con el ente estatal
por la situación de mayor riesgo para el bien jurídico que tienen por el poder que ostentan.
En consecuencia, los que no detentan esas condiciones, no infringen el deber jurídico especial
que vincula al funcionario o servidor público y, en ese sentido, no son merecedores de un
mayor reproche penal en vinculación con la extensión del plazo de la prescripción. Es ese
contexto, el marco concretado para el autor de un delito de infracción de deber, en
términos de prescripción, no puede sostener una mayor extensión de los mismos para el
extraneus.
17°. Desde esta perspectiva y al amparo de los principios de proporcionalidad y razonabilidad,
es necesario que exista una diferenciación entre el intranei y extraneus derivada de la
diferente condición y ausencia del deber jurídico especial. Esta distinción entre

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intervenciones principales y accesorias tiene el efecto de la escisión del término de la


prescripción, pues con ello se va conseguir una justicia justa y un equilibrio punitivo en
función a la real magnitud de la participación del agente. Esta posición, asimismo, guarda
absoluta coherencia con la regulación prescrita en el artículo 88º CP que estatuye “La
prescripción corre, se suspende o se interrumpe separadamente para cada uno de los
partícipes del hecho punible”.
18°. En suma, los extraneus se regirán por la pena correspondiente al delito ejecutado por el
autor -dentro de los comprendidos en el Capítulo II, Titulo XVIII, del Libro Segundo del CP-,
pero para los efectos del cómputo de la prescripción no se les extenderá el término del
plazo previsto para los autores, pues a ellos no les alcanza la circunstancia agravante que
sólo corresponde al autor.
19°. Se estima que lo precedentemente desarrollado es la forma correcta de abordar la
cuestión. No se puede desconocer que los partícipes que no ostentan los deberes
especiales, sólo responden por el delito de infracción deber en calidad de inductores o
cómplices -sin que ello implique la ruptura del título de imputación, como ya se explicó-, en
tanto, no pueden realizar materialmente la conducta por un defecto esencial a nivel de
imputación como autor.
En tal virtud, el extraneus no infringe ningún deber jurídico especial que se corresponda con el
bien jurídico que es objeto de tutela penal. El principio de proporcionalidad demanda que
esa diferencia se justifique en un trato distinto de los plazos de prescripción de la acción
penal.

III. DECISIÓN
20°. En atención a lo expuesto, las Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema
de Justicia de la República, reunidas en Pleno Jurisdiccional, y de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 116° del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial.
ACORDARON:
21°. ESTABLECER como doctrina legal, los criterios expuestos de los fundamentos jurídicos 16°
al 19°.
22°. PRECISAR que los principios jurisprudenciales que contiene la doctrina legal antes
mencionada deben ser invocados por los jueces de todas las instancias judiciales, sin
perjuicio de la excepción que estipula el segundo párrafo del artículo 22° de la LOPJ,
aplicable extensivamente a los Acuerdos Plenarios dictados al amparo del artículo 116° del
citado estatuto orgánico.
23°. PUBLICAR el presente Acuerdo Plenario en el diario oficial “El Peruano”. Hágase saber.
Ss.
VILLA STEIN
LECAROS CORNEJO

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PRADO SALDARRIAGA
RODRÍGUEZ TINEO
PARIONA PASTRANA
BARRIOS ALVARADO
NEYRA FLORES
VILLA BONILLA
CALDERÓN CASTILLO
SANTA MARÍA MORILLO

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4. BIBLIOGRAFIA:

 PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso R. Derecho Penal (Parte General) Tomo II.
Editorial Moreno. Tercera Edición. Lima, 2011.

 PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso R. EXEGESIS del Nuevo Código Procesal


Penal. Editorial RODHAS. Lima, 2007.

 MOMETHIANO SANTIAGO, Javier Ysrael. Manual de Derecho Penal (Parte


General). Editorial Jurídica San Marcos. Primera Edición. Lima, 2015.

 VILLA STEIN, Javier. Derecho Penal (Parte General). Editorial Jurídica San Marcos.
Lima, 1998.

 GARCÍA CAVERO, Percy. Lecciones de Derecho Penal (Parte General). Editorial


Jurídica Grijley. Lima, 2008.

 GARCÍA CAVERO, Percy. Derecho Penal (Parte General). Editorial Jurista Editores.
Primera Edición. Lima.

 PRADO SALDARRIAGA, Víctor R. Nuevo Proceso Penal Reforma Política


Criminal. Editorial Moreno. Primera edición. Lima, 2009.

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