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PSICOLOGÍA DE LA
PERSONALIDAD
Tema 1 – Introducción al estudio de la personalidad: Unidades de análisis 2016
Ü Introducción
El término personalidad procede de la palabra latina persona que se refería a las máscaras que los actores
utilizaban en las representaciones teatrales. Hasta la Edad Media, lo que hoy entendemos por personalidad quedaba
recogido en conceptos como razón, psique, o ser humano. Actualmente, el significado de la palabra personalidad
recoge 8 acepciones:
1. Diferencia individual que constituye a cada persona y la distingue de otra. (Asignatura)
2. Conjunto de características o cualidades originales que destacan en algunas personas. (Valoración)
3. Persona con relieve, que destaca en una actividad o en un ambiente social. (Valoración)
4. Inclinación o aversión que se tiene a una persona, con preferencias o exclusión de las demás. (Valoración)
5. Dicho o escrito que se contrae a determinadas personas, en ofensa o perjuicio de las mismas. (Derecho)
6. Actitud legal para intervenir en un negocio o para comparecer en juicio. (Derecho)
7. Representación legal y bastante con que alguien interviene en él. (Derecho)
8. Conjunto de cualidades que constituyen a la persona o sujeto inteligente. (Asignatura)
La utilización cotidiana del término cumple una función adaptativa importante: en función de nuestra idea de
cómo es una persona, adaptamos nuestro comportamiento cuando nos relacionamos con ella. Pero también tiene
un aspecto inadecuado, y es que el uso que cotidiano del concepto lleva asociado a veces connotaciones de valor,
al transmitir que hay personalidades mejores o peores. Todos actuamos como psicólogos de la personalidad. La
diferencia entre el psicólogo de la personalidad “profesional” del amateur es que el primero, debe proponer
modelos teóricos basados en evidencias sistemáticas y científicamente contrastadas, mientras que el amateur
puede aceptar teorías y supuestos poco claros, que le permiten reinterpretar hechos si no se ajustan a sus creencias.
Ü Concepto de Personalidad
Hay muchas definiciones. Elementos de enorme relevancia para predecir, explicar y entender la conducta serian:
1. La personalidad es un constructo hipotético, inferido de la observación de la conducta, no siendo una entidad
en sí mismo.
2. La utilización del término personalidad, no implica connotaciones de valor sobre la persona caracterizada.
3. La personalidad incluye una serie de elementos (rasgos o disposiciones internas), relativamente estables a lo
largo del tiempo, y consistentes de unas situaciones a otras, que explican el estilo de respuesta de los
individuos. Estas características de la personalidad de naturaleza estable y consistente, permite que podemos
predecir la conducta de los individuos.
4. La personalidad también incluye otros elementos (cogniciones, motivaciones, estados afectivos) que
influyen en la determinación de la conducta y que pueden explicar la falta de consistencia y de estabilidad de la
misma en determinadas circunstancias.
5. La personalidad abarcará tanto la conducta manifiesta como la experiencia privada, es decir, incluye la totalidad
de las funciones y manifestaciones conductuales.
6. La conducta será fruto tanto de los elementos más estables como de los aspectos más determinados por las
influencias personales, sociales o culturales.
7. La personalidad es algo distintivo y propio de cada individuo a partir de la estructuración peculiar de sus
características y elementos.
8. El individuo buscará adaptar su conducta a las características del entorno en que se desenvuelve, teniendo en
cuenta que su percepción del mismo va a estar guiada por sus propias características personales.
Costa y McCrae, apoyándose en la definición de Allport, consideran que en una definición de personalidad deben
estar presentes los siguientes aspectos (los tres primeros derivarían de la definición de Allport):
a) Una organización dinámica o conjunto de procesos que integran el flujo de la experiencia y la conducta.
b) Sistemas psicofísicos, que representan tendencias y capacidades básicas de individuo.
c) Forma característica de pensar y comportarse, hábitos, actitudes, o en general, adaptación al entorno.
d) Influencias externas, incluyendo tanto la situación inmediata como las influencias sociales, culturales e
históricas.
e) La biografía objetiva, o cada acontecimiento significativo en la vida de cada uno.
f) El autoconcepto, o el sentido del individuo de quién es él.
1 Ness Uned
Tema 1 – Introducción al estudio de la personalidad: Unidades de análisis 2016
Tendencias básicas: disposiciones personales, innatas
o adquiridas, que pueden ser o no cambiables o
modificables con la experiencia a lo largo del ciclo vital,
como los rasgos, la orientación sexual, la inteligencia, o
las habilidades artísticas.
Los procesos dinámicos son los mecanismos que relacionan los distintos elementos del modelo. Desde el
modelo de Costa y McCrae: las tendencias básicas y las influencias externas serían consideradas como las
fuentes últimas de explicación de la conducta, entendiéndose como las unidades básicas de la personalidad.
Caprara y Cervone: la psicología de la personalidad debe ir más allá de la identificación de las tendencias de nivel
superficial para analizar los mecanismos afectivos y cognitivos que contribuyen de forma causal al funcionamiento de
la personalidad.
Pervin: la personalidad es una organización compleja de cogniciones, emociones y conductas que da
orientaciones y pautas (coherencia) a la vida de una persona. A partir de esta definición:
1. El estudio de las diferencias individuales sería sólo una parte del campo de la personalidad, siendo su verdadero
objetivo el análisis de la organización de las partes de la persona en un sistema de funcionamiento total.
2. Se enfatiza el estudio de la cognición, las emociones y la conducta, siendo central para la personalidad la
organización (interrelaciones) de estos elementos.
3. Es necesario incluir una dimensión temporal, ya que aunque la personalidad sólo pueda operar en el presente,
el pasado ejerce una influencia en el momento actual a través de los recuerdos y de las estructuras
resultantes de la propia evolución, y el futuro ejerce su influencia en el presente a través de las expectativas y
las metas que se plantea alcanzar el individuo.
Uno de los aspectos importantes considerados al definir la personalidad es que incluye características y estilos
relativamente estables (consistentes). El grado de estabilidad o de cambio que concedamos a la personalidad va a
ser uno de los elementos importantes a la hora de definirla. Puede decirse que la personalidad de un individuo
empieza con componentes biológicos innatos, algunos compartidos con otras personas y otros más distintivos fruto
de la propia herencia o de otras influencias, que a lo largo de la vida, estas tendencias innatas se van canalizando
por la influencia de múltiples factores, como la familia, la cultura u otras experiencias; y que la personalidad vendría
constituida por el patrón resultante de conductas, cogniciones y patrones emocionales.
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Tema 1 – Introducción al estudio de la personalidad: Unidades de análisis 2016
Emprendió la tarea de formular teorías que integraran los aspectos aislados que otras disciplinas de la psicología
iban comprobando en sus investigaciones; adquiriendo, de esta forma, un papel eminentemente integrador.
El punto de partida para un análisis holístico o integrador del funcionamiento individual radica en que la persona
funciona como una totalidad, y que cada aspecto estructural (rasgos) o procesual (percepciones, cogniciones,
etc.…) adquieren significado a partir de su papel en el funcionamiento total del individuo.
Sin embargo, prescindió en algunas ocasiones de la utilización de una metodología rigurosa: llegando a veces
a guiarse por informaciones extraídas de la observación no controlada, de la intuición clínica, o de la generalización
de principios a partir de datos poco contrastados. Entre los años 30 y 70, se formularon las grandes teorías de la
personalidad de tipo clínico, tanto dinámicas (Freud,…), como humanistas (Rogers,…) o cognitivas (Kelly), como las
factoriales o multi-rasgo (Allport, Guilford,…), o las bio-tipológicas (Pavlov,…), además de las más basadas en los
supuestos más conductuales (Skinner,…), o en las aportaciones primeras del aprendizaje social (Rotter,…) La
psicología de la personalidad ha puesto su énfasis en el estudio de la persona total, la dinámica de la
motivación humana, y la identificación y medida de las diferencias individuales entre las personas. Podemos
resumir en tres puntos los principales acuerdos existentes en el campo:
1. Se han hecho muchos esfuerzos para llegar a una conceptualización (los 5 grandes factores) ampliamente
aceptada por los investigadores de las diferencias individuales.
2. Se ha producido un progreso muy significativo en la conceptualización de la motivación humana, pasando de
teorías basadas en la reducción del drive o impulso al surgimiento de aproximaciones cognitivo-afectivas, muy
especializadas, para entender la dinámica de la conducta y la interacción social.
3. Donde se ha progresado menos es en la conceptualización de la persona total. Ha resurgido el interés por el
estudio del self, aún no se ha aportado una conceptualización realmente integradora.
Ü Modelos Teóricos
Las distintas teorías formuladas para describir y explicar la personalidad pueden organizarse en torno a 3 modelos
teóricos: Internalista, Situacionista e interaccionista; que se diferencian en la respuesta que dan a la cuestión
sobre los determinantes de la conducta individual. El modelo Internalista entiende que la conducta está
fundamentalmente determinada por factores personales o definitorios del individuo. El modelo Situacionista, por su
parte, entiende que la conducta está principalmente determinada por las características del ambiente o situación en
que ésta tiene lugar. El modelo Interaccionista, por último, reúne las dos posiciones anteriores, señalando que la
conducta está determinada, en parte, por características personales; en parte, por parámetros situacionales; y,
fundamentalmente, por la interacción entre ambos conjuntos de determinantes.
1. Modelo Internalista
Entienden a la persona como organismo activo, determinante fundamental de la conducta que manifiesta en las
distintas situaciones. Los determinantes principales de la conducta son los factores, dimensiones estructurales, o
variables personales, que definen a un individuo. Estos planteamientos mantienen que la conducta de los individuos
es altamente consistente a lo largo de las distintas situaciones, y estable a lo largo del tiempo. Si la conducta es
función principalmente de las variables personales, podrán hacerse predicciones válidas del comportamiento de los
individuos. Para llevar a cabo este análisis de las variables personales, se utiliza metodología clínica y/o
correlacional. El Internalista u Organísmico ha moderado ese reduccionismo, manteniendo como objeto de
estudio la persona como todo integrado y los aspectos subjetivos, o no directamente observables, de la personalidad.
Pueden distinguirse 3 tipos de planteamientos teóricos: procesuales, estructurales (ambos otorgando a las
variables personales una naturaleza psicológica) y biológicos.
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Tema 1 – Introducción al estudio de la personalidad: Unidades de análisis 2016
⇒ las teorías psicodinámicas (Freud,..), ⇒ 16 factores de personalidad de
⇒ las teorías fenomenológicas Cattell,
(Rogers,…), o ⇒ 3 factores o modelo PEN
⇒ la teoría de los constructos (psicoticismo, extraversión y
personales de Kelly. neuroticismo) de Eysenck, y
⇒ el modelo de los 5 grandes factores
(Neuroticismo, Extraversión,
Afabilidad, Tesón y Apertura a la
Experiencia) de Costa y McCrae
Con respecto a los Estructurales: En los últimos años, se habla de un modelo de 6 factores de personalidad, que
denominan HEXACO. (Honestidad-Humildad, Emocionalidad-Extraversión, Afabilidad, Responsabilidad y Apertura a
la Experiencia. Este modelo, tiene similitudes con el de los 5 en tres de los factores: Extraversión, Responsabilidad
y Apertura, pero introduce algunos cambios con respecto a las facetas incluidas en los otros dos factores (por
ejemplo, la Emocionalidad del HEXACO no incluye la ira que sí contenía el Neuroticismo del modelo de los 5,
pasando esos aspectos a la dimensión de Afabilidad, que en el modelo de los seis enfatiza la paciencia y la
tolerancia frente a la ira). Incorpora un sexto factor, Honestidad-Humildad con alguno de los contenidos que están
recogidos en la Afabilidad de los 5, pero que según los autores constituyen un factor independiente y que puede ser
relevante para el estudio de las relaciones sociales.
2. Modelo Situacionista
Las causas que ponen en marcha y dirigen la conducta de las personas están fuera de ellas, lo que las hace
ser más reactivas que activas. Los planteamientos integrados en el modelo situacionista se caracterizan por: un
cambio en la consideración de los factores determinantes de la conducta; se deja recaer dicha determinación sobre
factores ajenos o externos al individuo, es decir, sobre las condiciones estimulares que configuran la situación
en que se desarrolla la conducta. Esta característica general se traduce en 2 supuestos principales: la consideración
de que la conducta es aprendida, y el énfasis en el estudio de la conducta como unidad de análisis.
En el primer supuesto, se considera que la casi totalidad de la conducta es producto del aprendizaje; por ello, deben
estudiarse los procesos de aprendizaje por los que adquirimos nuevas conductas. Este estudio se realiza mediantes
la utilización de metodología experimental, donde las hipótesis deben estar claramente definidas y deben poder
verificarse a través de la manipulación de variables objetivas, externas al organismo, en un ambiente controlado. El
procedimiento consistiría en manipular las variables del medio y observar las consecuencias de esta manipulación
sobre la conducta.
En el segundo supuesto, se llega a hacer equivalente personalidad con conducta, considerando a ésta como unidad
fundamental de análisis, como objeto principal de la investigación. No cabria hablar de consistencia, sino de
especificidad: la conducta variará en función de las peculiares condiciones estimulares a que se enfrenta el
individuo y, en caso de observarse un patrón de respuesta similar, será debido a la equivalencia entre las distintas
situaciones en que se analiza la conducta.
3. Modelo Interaccionista
El modelo interaccionista (o dialéctico) vendría a superar las limitaciones de los planteamientos unidimensionales,
al entender que la conducta estaría determinada, en parte, por variables personales; en parte, por variables
situacionales; pero, fundamentalmente, por la interacción entre ambos tipos de determinantes. Bajo este modelo
de sistema abierto, la personalidad no sería una máquina ni una entidad predestinada, sino un sistema
autorregulador en permanente interacción con otros sistemas. Postulados teóricos del interaccionismo:
1. La conducta es función de un proceso continuo de interacción bidireccional entre el individuo y la situación. 2
tipos de interacción:
a) Mecanicista (unidireccional). Interacción entre los efectos principales (persona y situación) sobre la
conducta. Utiliza como técnica estadística el análisis de varianza distinguiendo claramente entre variables
independientes (factores personales y situacionales) y dependientes (conducta analizada). En este caso, la
interacción sería entre causas, no entre causa y efecto.
b) Dinámica (recíproca o multidireccional). Interacción recíproca entre conducta, factores personales y
factores situacionales. Sería multidireccional, analizando tanto las interacciones entre variables
independientes, como entere variables independientes y dependientes.
2. El individuo es un agente activo e intencional en este proceso de interacción. La persona interpreta las
situaciones, les asigna un significado y, además, como resultado de su historia de aprendizaje, elige, en la
medida de lo posible, las situaciones a las que se enfrenta, seleccionando de ellas aquellos aspectos que le
resultan más significativos, convirtiéndose en señales de su conducta.
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Tema 1 – Introducción al estudio de la personalidad: Unidades de análisis 2016
3. Por parte de la persona, los factores cognitivos son los determinantes más importantes de la conducta. Mischel:
autor que ha ofrecido un entendimiento más estructurado de los determinantes personales de naturaleza cognitiva,
que se completa con su más reciente formulación del sistema cognitivo-afectivo de personalidad (CAPS),
incorporando también el papel de los factores emocionales.
4. Por parte de la situación, el determinante principal viene dado por el significado psicológico que el individuo
asigna a la situación. Diferenciación más entre “entorno”, “situación” y “estímulo”, con el fin de centrar los intereses
de la psicología de la personalidad en este contexto. El entorno sería el marco general en que tiene lugar la
conducta (factores sociales y culturales). La situación sería el marco momentáneo o escenario en que ocurre la
conducta. Los estímulos serían los elementos que integran y conforman la situación. Situación percibida: hace
referencia al proceso por el que las situaciones y las condiciones situacionales son percibidas, construidas
cognitivamente y valoradas por la persona.
1. La Estructura
La estructura se refiere a los aspectos más estables de la personalidad. En el pasado, se hablaba de categorías
temperamentales de carácter discreto e independiente, donde una persona podía ser pícnico o atlético pero no
podía compartir características de ambos temperamentos. De forma más general y actual, se utilizan los conceptos
de rasgo y de tipo para recoger estos aspectos más disposicionales y difíciles de cambiar.
a) El concepto de rasgo recoge la consistencia de la respuesta de un individuo ante distintas situaciones, y se
aproxima al concepto que la gente utiliza para describir la conducta de los demás (hostilidad, agresividad,…).
b) El concepto de tipo recoge la agrupación de diferentes rasgos. En comparación con el rasgo, el tipo implica
mayor generalidad de la conducta (Ej.: extraversión que incluye, en el modelo de Eysenck, los rasgos de
impulsividad y sociabilidad).
A lo largo de los distintos modelos, hay 2 dimensiones recurrentes, la Extraversión y el Neuroticismo, ambas con
una importante carga genética y generalidad en las distintas culturas. Por otro lado, están los rasgos que llamamos
cognitivos (expectativas, planes, estrategias) y emocionales (ansiedad, era, afecto positivo y negativo), que quedan
incluidos, en los grandes rasgos. Los rasgos se entienden como dimensiones bipolares a lo largo de las cuales se
sitúan las personas. Se consideran tendencias de respuesta, y proporcionarían una firma reconocible de lo que una
persona tiende a expresar en un amplio rango de situaciones y a lo largo de un periodo de tiempo. Los rasgos nos
ayudan a describir, comparar y predecir la conducta de las personas. No nos permiten explicarla.
2. El Proceso
El proceso se refiere a los conceptos motivacionales, cognitivos o afectivos que dan cuenta de la conducta. En
el hecho de que finalmente el individuo lleve a cabo una u otra conducta intervendrán estos aspectos dinámicos que
interactúan con las características de la situación o contexto considerado. Las teorías disposicionales o de rasgo
tienen como meta caracterizar a los individuos en términos de un número, preferiblemente pequeño, de disposiciones
estables que permanecen invariantes a lo largo de las situaciones y que son distintivas para el individuo,
determinando un rango amplio de conductas importantes. Se centrarían en características estables que diferencian
consistentemente a los individuos, buscando evidencia a favor de la amplitud y duración de estas diferencias a lo
largo de las diversas situaciones. Las aproximaciones basadas en el proceso consideran que la personalidad es un
sistema de unidades mediadoras (expectativas, metas, creencias,…) y procesos psicológicos (cognitivos y afectivos),
conscientes e inconscientes, que interactúan con la situación.
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Tema 1 – Introducción al estudio de la personalidad: Unidades de análisis 2016
4. Los Niveles de Análisis
Tenemos los motivos, las metas, planes, valores, estilos de afrontamiento, logros o proyectos personales,
expectativas, afectos, estilos de apego, tareas vitales, es decir, variables de personalidad que están muy vinculadas
a la conducta y son importantes para la descripción total de la persona. Nos indican qué desafíos afronta una
persona en el presente y hacia dónde camina o qué persigue para el futuro, por lo que están contextualizadas en el
tiempo. El estudio de estas unidades nos permitirá no solo predecir la conducta como hacemos con los rasgos
más estables, sino identificar los mecanismos causales responsables de la conducta. A partir de un
planteamiento de esta naturaleza, podremos ser capaces de predecir y explicar la conducta, y también el cambio
en mayor medida que un planteamiento basado en rasgos más o menos fundamentados biológicamente y con una
mayor estabilidad y consistencia. ¿Qué es lo que “fortalece la capacidad de las personas para adaptarse a nuestro
mundo rápidamente cambiante”?. Si hablamos de rasgos disposicionales, estaremos indicando en general una alta
estabilidad, pero si hablamos del proceso o de los elementos dinámicos (metas, creencias,…), la posibilidad de
cambio y adaptación a las circunstancias es mucho mayor.
McAdams propone que para entender la estructura y dinámica de la personalidad, se deben incluir al menos 3
niveles, teniendo en cuenta que cada uno incluye a su vez, una amplia gama de constructos de personalidad:
1) los rasgos disposicionales (nivel I). Incluiría dimensiones de personalidad, relativamente descontextualizadas o
rasgos, con estabilidad temporal y consistencia transituacional.
2) los intereses personales (nivel II). Es lo que la persona quiere (expectativas, creencias, motivaciones) y los
métodos que utiliza para conseguir lo que desea (estrategias, planes…) y evitar lo que no desea, o lo que hemos
denominado como “unidades de nivel medio” o también se han llamado “constructos de acción personal” y
3) la narración de la propia vida (nivel III). Consideraría la auténtica identidad de una persona, su propia narración
o historia vital, indicando quién o qué está intentando ser, es decir, su identidad. Incluirían el tono emocional,
imágenes o metáforas significativas, ideologías, episodios con un marcado carácter o significado para el individuo,
las idealizaciones o aspiraciones, y un final, que marca el legado que uno deja para generaciones posteriores.
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Tema 2: Investigación en Personalidad: Método y Estrategias de Análisis 2016
Ü Investigación en Psicología de la Personalidad: Aspectos Metodológicos
La revisión de Endler y Speer incluyó 1035 artículos de diferentes años tanto de revistas americanas como
europeas. Analizaron tanto el contenido como la metodología:
1. En cuanto a los diseños, el 97% incluían estudios transversales (sólo 3% investigaciones longitudinales).
Dentro de los estudios transversales, primero estaban estudios de campo y después los estudios de laboratorio.
2. En cuanto a la obtención de datos, procedimientos de medida y evaluación, el 88% procedían de
cuestionarios. La 2º fuente de datos, en un 32% de estudios, era el rendimiento en distintas tareas. Y, la 3ª en
un 11,5% de estudios, eran los registros fisiológicos. (Los registros diarios o muestreos de experiencias un 3%
de los casos).
3. En cuanto a los análisis de datos, la correlación era la técnica más utilizada (75,5% de los estudios), seguida
de los distintos tipos de análisis de varianza (41%), los análisis factoriales (28%) o regresiones múltiples (26%).
Los estudios experimentales van disminuyendo al tiempo que aumentan los transversales que resultan, en
definitiva, los más utilizados. Van disminuyendo los procedimientos derivados del análisis de diferencias de medidas
tanto paramétricos (análisis de varianza, pruebas de t) como no paramétricos, aumentando los análisis basados en
la correlación (Pearson, análisis de regresión, factoriales). Y empieza a observarse un mayor uso de los modelos de
ecuaciones estructurales. Los cuestionarios y las medidas de autoinforme son las VD más utilizadas, siendo un
dato altamente consistente.
Ü Diseños de Investigación
Ü Análisis Estadísticos
→ La regresión es una técnica de análisis de datos muy flexible que permite ir un paso más allá de la correlación,
estudiando las relaciones entre una o más VI o predictoras a la vez y una VD o criterio. Es muy utilizada y
popular en la investigación en personalidad, por el que comienzan a tratar sus datos prácticamente todos los
investigadores. Otra aplicación de análisis de regresión sería en los estudios longitudinales donde nos
interesa saber en qué medida las variables evaluadas en la primera ocasión o Tiempo 1 influyen en los
resultados obtenidos en el segundo momento de medida o Tiempo 2.
Ü Cuestiones Éticas
Hay 2 cuestiones éticas que deben representarse en la investigación en personalidad. En primer lugar, hay diseños
que incluyen manipulaciones que pueden ser negativas para los sujetos estudiados. Y en segundo lugar, es
necesario respetar la privacidad de la información obtenida. Para proteger el bienestar y el derecho a la intimidad de
las personas que participan en las investigaciones se han elaborado protocolos que deben seguirse y de cuyo
cumplimiento velan los comités de ética de las distintas instrucciones (universidades, hospitales,…), no solo en los
estudios psicológicos, sino en todos aquellos estudios que se realizan con personas.
Por ejemplo, nadie puede ser incluido en la investigación si no ha dado su consentimiento, verbal o escrito. Además
debe informarse a los sujetos sobre los procedimientos que se van a seguir y los posibles riesgos de los mismos. Si
un comité entiende que un proyecto de investigación es cuestionable desde el punto de vista ético, o si los derechos,
bienestar o la privacidad de los participantes no quedan suficientemente protegidos, los métodos deben modificarse y
subsanarse los problemas detectados. En caso contrario, la investigación no se aprobaría y no podría realizarse.
Este documento no sustituye la Bibliografía Básica, es un complemento de
5 Personalidad - Ness Uned ayuda para el estudio. Prohibida su venta. Solo para uso particular.
Tema 3: Influencias Genéticas y Culturales en la Personalidad 2016
Ü Introducción
En la actualidad los propios genetistas afirman que la expresión de los genes ocurre siempre en interacción con las
circunstancias ambientales. ¿Cómo genes y ambiente actúan e interactúan para dar forma a la personalidad?
Entre los factores ambientales que contribuyen al desarrollo de la personalidad, los más importantes son las
influencias culturales. El ambiente y la cultura en la que nacemos nos ofrecerán un conjunto de posibilidades y no
otras. Las continuas y dinámicas interacciones entre el individuo y el medio irán formando la personalidad.
Colectivismo Individualismo
Cultural Transcultural
2) Personalidad y Cultura
2.1 El Self
Hace referencia a cómo la persona se ve a sí misma y cómo se evalúa. A su vez, este conjunto de esquemas
autoreferentes que constituyen lo que se denomina self, influye, e incluso determina la experiencia individual, es
decir, cómo se percibe el mundo, o cómo se piensa, siente y actúa.
Se va construyendo a través de la interacción del individuo con el ambiente cultural. Mediante esta interacción el
individuo capta los significados del ambiente. Se distingue el self independiente, propio de las culturas
individualistas, del self interdependiente, más frecuente en las sociedades colectivistas.
Las personas en las culturas individualistas se perciben como independientes, autónomas y completas o lo
intentan, percibiéndose como agentes separados que actúan para conseguir sus propias metas, siendo algunas de
las más importantes intentar ser único y autosuficiente. En este sentido, es el propio self el que actúa como fuente de
acción y motivación. Se describen con una serie de atributos internos (rasgos, preferencias, deseos, etc.)
inmutables, que determinan y causan la conducta. Sí que consideran que se puede cambiar el mundo. Este
hecho, el que se crea que el mundo es más mutable que el self propicia que se experimente una percepción de
control individual peculiar, a la que se denomina “control primario”. Las relaciones con los demás juegan un rol
menor en la identidad.
2.2. Motivación
Una de las diferencias más características entre culturas es que las personas individualistas se orientan más a
conseguir el éxito (motivación de aproximación), mientras que las colectivistas se orientan más a la evitación del
fracaso (motivación de evitación).
Se ha encontrado que las personas individualistas puntúan más alto en las escalas de autoestima que las
colectivistas, para conseguir mantener o aumentar la autoestima estas personas presentan lo que se conoce como
motivo de auto-ensalzamiento o tendencia a verse lo más positivamente posible, aunque para ello tengan que
sesgar o distorsionar la realidad. Esta motivación también les va a llevar a intentar trabajar duro o persistir en tareas
en que tengan éxito, y que aumenten la probabilidad de aumentar la positividad del self.
En las sociedades colectivas, el mandado cultural más importante para las personas es lograr el respeto y
deferencia de los otros, lo que sólo se puede conseguir cuando los demás juzgan que uno se comporta
adecuadamente, lo que a su vez, sólo se logra en la medida en que el individuo es capaz de vivir con las expectativas
(frecuentemente desconocidas) de los otros.
El auto-ensalzamiento característico de los individualistas se logra de diferentes maneras.
• Muestran un estilo atributivo defensivo, es decir, explican sus éxitos por causas internas (por ejemplo, su
capacidad, su forma de ser, etc…), y sus fracasos por causas externas (por ejemplo por los demás).
• Por otra parte, cuando se comparan con los demás (compañeros, padres, profesores), indican que son mejores
que los otros, y a la hora de definirse emplean muchos más atributos positivos que negativos.
Entre las personas de las culturas colectivistas, (japoneses) no sólo no se da el sesgo de auto-ensalzamiento,
sino que son muy autocríticos. Aunque se había creído que la focalización en los aspectos positivos de uno mismo
era la única manera de motivar al self, la psicología cultural ha puesto de manifiesto que la autocrítica también se
asocia con el buen rendimiento. En relación al auto-ensalzamiento, se ha encontrado que los colectivistas así
muestran los sesgos típicos de favorabilidad (auto-ensalzamiento cuando se refiere a uno mismo)
Otros estudios sobre diferentes aspectos motivacionales han encontrado que en las culturas individualistas las
personas están muy motivadas para influir en el ambiente y cambiarlo, mientras que las personas de las culturas
colectivistas están más motivadas por el ajuste a las circunstancias que les rodean. Cuando la gente actúa para influir
en el ambiente, experimenta eficacia, creencia en la propia capacidad y sentimiento de competencia, mientras que
cuando las personas se ajustan a su ambiente, especialmente a otras personas, reciben respuestas interpersonales
positivas y apoyo socioemocional y experimentan un sentimiento de conexión con los demás.
Los procesos emocionales se dan en todas las culturas, pero existen marcadas diferencias entre las sociedades
en las emociones predominantes, la frecuencia con que se expresan y la regulación y valoración de las mimas.
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Tema 3: Influencias Genéticas y Culturales en la Personalidad 2016
Un concepto clave para entender las emociones desde un marco cultural es diferenciarlas de acuerdo a una
dimensión interpersonal. De esta manera, se puede distinguir entre las que son implicativas o tienen como referente
a los demás y las que no son implicativas o tienen como referente al yo, o ego-focalizadas.
Esta diferencia se puede hacer tanto entre las emociones positivas como entre las negativas.
• En cuanto a los sentimientos positivos, las emociones como orgullo, autoconfianza o sentimiento de
superioridad (que se consideran emociones no implicativas) suelen ser resultado de la satisfacción o
confirmación de los atributos internos como metas, deseos o derechos. Experimentar y expresar estas emociones
afirma la identidad del self como una entidad independiente. Por el contrario, otras emociones positivas como
la simpatía o los sentimientos de respeto, cercanía o amistad (que son emociones implicativas), resultan del
hecho de estar conectados con los demás en las relaciones. Cuando estos sentimientos se experimentan y se
expresan la armonía y unidad se fortalecen y se percibe el self como implicado en estas relaciones.
• Las emociones negativas también se pueden localizar de acuerdo con una dimensión interpersonal. Así, las
emociones como ira o frustración (emociones NO implicativas) normalmente derivan del bloqueo de metas,
deseos o derechos, o de interferencias en creencias. Este tipo de emociones motivan para eliminar la amenaza y
restaurar el sentido de independencia. Otras emociones negativas como la culpa o la vergüenza (emociones
implicativas) resultan de algún tipo de fracaso producido en las relaciones con los demás, y motivan al individuo
para cambiar su comportamiento y restaurar la armonía y unidad que se dan en las relaciones.
Los japoneses experimentan y expresan más emociones implicativas que no implicativas (positivas como
negativas), mientras que los americanos presentan el patrón contrario. Los japoneses informan de menos
emociones, menos intensas y de más corta duración. Se cree que este hecho deriva de los distintos focos
atencionales de unos y otros, así como los japoneses están más atentos a la información extra-individual, dedican
parte de sus recursos atencionales a los demás y al ambiente circundante y atienden menos a sus emociones, sin
embargo, los norteamericanos desarrollan una sensibilidad especial para detectar cualquier cambio interno.
También hay diferencias en la regulación emocional. Así, la libre expresión de emociones negativas puede
interferir en las relaciones, por lo que en las culturas colectivistas, se tiende a controlar la expresión emocional. Para
aquellos con un self interdependiente puede ser muy importante no experimentar intensamente las emociones
negativas como la ira, ya que serían amenazantes para el self, y por ello, muchas culturas han desarrollado
estrategias para evitar la expresión de emociones negativas.
Los predictores de la felicidad en las sociedades individualistas son la autoestima, las emociones positivas (sobre
las negativas), el logro de metas personales y la percepción de control personal. En las sociedades colectivistas la
felicidad se consigue mediante la armonía social, la adaptación a las normas sociales, el logro de metas
interpersonales, la percepción de conexión social y el apoyo emocional de los demás. En las culturas colectivistas, la
felicidad se relacionaría más con el balance entre emociones positivas y negativas, puesto que, las experimentan
simultáneamente y correlacionan alta y positivamente.
2.4. Cognición
Uno de los procesos cognitivos que más atención ha recibido es la atribución. Este sesgo NO ES UNIVERSAL
como se creía, y que es mucho más débil en las culturas colectivistas. Choi y sus colaboradores llevaron a cabo una
revisión sobre las causas que se emplean para explicar la conducta en distintos tipos de culturas, y concluyeron que
los individuos de culturas colectivistas (Asia), utilizan mayormente causas de tipo situacional para explicar la
conducta.
Se han realizado algunos trabajos sobre la atención, encontrándose que los orientales, respecto a los occidentales,
atienden más al ambiente y prestan atención a un rasgo más amplio de eventos simultáneamente (holística),
atienden tanto al objeto como al campo, mientras que los americanos se centran más en el objeto (focalizada).
Otro aspecto cognitivo que también se ha estudiado es la tolerancia a las contradicciones. Los orientales
muestran una mayor preferencia por soluciones de compromiso y argumentos más holísticos. Los americanos se
ponen a favor de una parte y en contra de la otra (por ejemplo “las madres deben respetar la independencia de sus
hijas”), mientras que los chinos intentan encontrar un “punto medio” que reconcilie la contradicción (por ejemplo
“madre e hija fallan en entenderse la una a la otra”).
El rechazo o aceptación de las contradicciones es uno de los hechos que ponen de manifiesto 2 formas diferentes de
pensamiento en distintas culturas, el pensamiento analítico (individualistas) y el pensamiento holístico (colectivas).
2.5. Rasgos
Los rasgos, fundamentalmente los del modelo de los 5 grandes, SON UNIVERSALES y se presentan en todas las
culturas. La psicología cultural no pone en duda la existencia de los rasgos en las diversas culturas, sino su
relevancia.
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Tema 3: Influencias Genéticas y Culturales en la Personalidad 2016
Es evidente que las personas no occidentales conocen los términos relativos a los rasgos y que si se les evalúa
sobre ellos, pueden contestar y después se puede encontrar una estructura factorial. Si en vez de rasgos se utilizaran
ítems sobre otros constructos también encontraríamos alguna estructura factorial entre ellos.
La mayoría de los estudios transculturales sobre los 5 grandes factores de personalidad se han basado en la
traducción del cuestionario más utilizado para evaluarlos, el NEO-PI-R. Otros estudios han empleado procedimientos
desarrollados a partir de listas de palabras tomadas del diccionario propio de la lengua del país.
Cuando las comparaciones entre culturas se han realizado empleando traducciones del citado cuestionario, se han
obtenido idénticas estructuras factoriales, de 5 factores, en los distintos países. Lo que realmente están probando
estos estudios, es que lo ítems recogidos en el cuestionario se agrupan formando 5 factores, pero lo que no pueden
aclarar es si existen otras características, no evaluadas por el cuestionario, que también pueden ser importantes en
otras culturas, y si éstas se englobarían o no en estos 5 factores.
Se ha comprobado que en las culturas no occidentales, los roles y normas sociales son más predictivos del
comportamiento que los atributos internos. Aunque la autoevaluación se puede realizar en todas las culturas, este es
un ejercicio mucho más natural en las sociedades individualistas, y así, las personas de culturas colectivistas tardan
mucho más en definirse a sí mismas. La utilización de atributos internos por los orientales, está mucho más
contextualizada, viendo estos atributos como específicos de la situación. En las culturas occidentales, el sentido de
consistencia o coherencia deriva de la identificación de características internas que se asume son estables y
duraderas, mientras que en oriente, la coherencia y predictibilidad proviene de los roles, relaciones y obligaciones
que son las que se perciben estables y duraderas.
3) Consideraciones Finales
La psicología cultural considera que personalidad y cultura se influyen mutuamente. Los estudios se han centrado en
cómo en las diferentes culturas, los individuos desarrollan diferentes patrones de comportamiento, pero se ha
prestado muy poca atención a los procesos mediante los que la persona puede influir en la cultura.
La personalidad de la gente va dando forma a los contextos culturales en lo que viven, tanto a nivel micro (tendencias
musicales, etc…) como a nivel macro (orientación política, etc…) son necesarios muchos más estudios.
Aunque la psicología cultural defiende que la personalidad se construye socialmente, a través de las continuas
interacciones del individuo con el ambiente, sus estudios se centran en los efectos de esas interacciones, pero no en
la interacción en sí misma.
1. Estrategias de Investigación
Se han considerado esencialmente 2 criterios:
1) Cambios con la edad de las Diferencias Individuales en personalidad. Si el nivel relativo que cada uno tiene
en las diversas variables de personalidad, cambia o permanece estable a lo largo de la vida. Por ejemplo: si un
individuo se sitúa por encima de la media en Extraversión a la edad de 15 años, y a los 40 años sigue puntuando
por encima de la media del grupo poblacional de referencia, podremos afirmar que la extraversión es una
dimensión estable de personalidad. El procedimiento de análisis ha consistido en calcular la correlación entre las
mediciones de personalidad efectuadas sobre la misma población en distintos momentos temporales.
Hablaríamos de estabilidad, si el coeficiente de correlación test-retest es elevado.
2) Cambios en los niveles medios poblacionales en las variables de personalidad asociados a la edad. Lo
que interesa es ver que si se producen cambios en términos absolutos en las variables de personalidad
paralelos a la edad. ¿Se es más o menos extravertido en la adolescencia, que en la edad adulta? Se han
empleado 2 estrategias de análisis, correlacionar las puntuaciones en las variables de personalidad con la edad
de los sujetos, o alternativamente, calcular si difieren significativamente las puntuaciones medias en las
dimensiones de personalidad de grupos de sujetos que se diferencian en edad (o de los mismos sujetos).
a) En el primer caso, mientras más pequeño sea el coeficiente de correlación personalidad-edad, mayor
diríamos que es la estabilidad de la personalidad.
b) La segunda estrategia de análisis, diríamos que la personalidad se mantiene estable, o ha cambiado
poco, si no existen diferencias, o éstas son insignificantes, en los niveles medios de las variables de
personalidad que estemos evaluando que presentan sujetos de distintas edades.
Se han empleado 2 tipos de estrategias o diseños de investigación: estudios transversales y estudios longitudinales:
Ü Los estudios transversales: se toman las mediciones de personalidad en un solo momento sobre individuos
que difieren en edad. Resultan relativamente cómodos de realizar, los datos se obtienen rápidamente y se
puede disponer de resultados en un período corto de tiempo. Presentan un punto débil importante: que en
estos estudios pueden estarse confundiendo los efectos “madurativos” (debidos al avance de la edad) con los
“generacionales” (asociados a que distintos subgrupos de edad pueden diferir en otros factores).
Ü Los estudios longitudinales: las mediciones de personalidad se repiten en dos o más momentos a lo largo del
ciclo evolutivo de un mismo grupo de sujetos. En estos estudios no se daría el “efecto generacional”, puesto
que todos los sujetos van avanzando en edad al mismo tiempo, y por tanto atravesando similares circunstancias.
Mayor apoyo para afirmar que los cambios se deben al proceso de maduración asociado al crecimiento en edad y
no a otros factores ajenos a este proceso evolutivo. Es preciso señalar, que esta certeza nunca sería absoluta, ya
que pueden darse diferencias, en el modo en que tales factores afectan y condicionan el proceso de maduración.
La posibilidad de control sobre la muestra es mucho menor (pérdida de sujetos). Principal razón para que los
estudios de corte longitudinal sean mucho menos frecuentes, pese a la mayor fiabilidad de los resultados.
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Tema 4: Estabilidad de la Personalidad 2016
2. Evidencia Empírica
2.1. Estabilidad de las Diferencias Individuales.
¿El nivel que cada persona alcanza en las variables de personalidad, en relación a su grupo de referencia, se
mantienen o cambia a lo largo de la vida?, ¿se produce, o no, cambio relativo en los distintos indicadores de la
personalidad?
• Diseño longitudinal llevado a cabo por Costa y McCrae. En este estudio se evaluaron, en una muestra de
adultos de 25 a 84 años de edad, las dimensiones de Neuroticismo, Extraversión y Apertura Mental, con un
intervalo de 6 años entre la 1ª y la 2ª medición, tomando datos de autoinformes y heteroinformes. Adicionalmente
y con un intervalo entre evaluaciones de 3 años se tomaron datos de autoinforme sobre las dimensiones de
Afabilidad y Tesón.
Las dimensiones de personalidad evaluadas muestran una significativa estabilidad, tanto cuando se consideran
los datos aportados por los propios sujetos, como cuando se tomaron las evaluaciones ofrecidas por los/las
esposos/as de los sujetos. Cuando estos coeficientes se corrigieron para atenuar la potencial falta de fiabilidad
de las medidas, que obviamente nunca son perfectas, todos ellos eran superiores a 0’90, indicando que la
personalidad, presentaba una extraordinaria estabilidad temporal.
Estos resultados indicarían que tales cambios se han debido producir en toda la población, de forma que la
posición relativa de cada individuo en las variables en estudio permanece estable. Ejemplo: el que estaba por
encima de la media poblacional en Neuroticismo cuando tenía 25 años, sigue estando por encima cuando tiene
40, aunque en este intervalo de tiempo su puntuación absoluta haya cambiado, pero no en relación con la media
poblacional.
Contraste entre cambio subjetivo y estabilidad objetiva. Las impresiones subjetivas de cambio en la personalidad
con el paso de los años son inconsistentes con los datos objetivos que vienen a demostrar que no hay grandes
cambios en personalidad asociados a la edad:
1) La mayoría de los sujetos percibían gran estabilidad en su personalidad (51% que no había cambiado nada; 35%
que había cambiado poco). Es consistente con los datos objetivos, procedentes de autoinformes y
heteroinformes.
2) El 14% creía que habían cambiado mucho. Esto no recibe apoyo de los datos objetivos.
La maduración no necesariamente se ha de traducir en un cambio cualitativo de nuestra estructura de
personalidad, sino en que hacemos un uso distinto, probablemente más ajustado a la realidad, de nuestros recursos
y potencialidades adaptativas que constituye la parte sustancial de nuestra personalidad. Desde esta perspectiva, la
sensación de que nuestra personalidad cambia con el paso de los años, está en gran medida condicionada por el
hecho de que nos enfrentamos a situaciones y roles distintos.
Los resultados refuerzan los de investigaciones previas, que indican que con el avance de la edad se produce un
incremento paulatino en los niveles de las dimensiones de Afabilidad y Tesón, mientras tiende a producirse un cierto
descenso en Neuroticismo (hasta los 75, después se incrementa), Extraversión y Apertura Mental.
b) La segunda, asociada a los estudios longitudinales, consiste esencialmente en calcular la diferencia entre las
puntuaciones que obtienen los sujetos en los distintos momentos de evaluación que se lleven a cabo a lo largo
del período de seguimiento de la muestra. ¿Se observan diferencias en puntuaciones medias en las variables de
personalidad? Los datos de que hoy disponemos, tienden a indicar que efectivamente se produce cambio en
aspectos diversos de la personalidad a lo largo de la vida, aunque estos cambios, aun siendo estadísticamente
significativos en la mayoría de los contrastes, suelen ser pequeños en términos absolutos.
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Tema 4: Estabilidad de la Personalidad 2016
• Balance de Helson y Kwan de 3 estudios longitudinales, en los que se midieron las diversas facetas de
personalidad contenidas en el California Psychological Inventory. En el primero de los estudios se siguió a
una muestra de 40 sujetos desde los 24 a los 46 años, con evaluaciones a los 24, 31 y 46; en el segundo se
tomaron mediciones de las distintas variables de personalidad cuando los sujetos de la muestra (N=106)
tenían 21, 27, 43, 52 y 61 años; por último, los 45 participantes en el tercer estudio fueron evaluados a la
edad de 33, 49, 61 y 75 años. Se contrastaron únicamente los valores medios alcanzados en la primera y
última evaluación de cada muestra.
En paralelo con los datos aportados por los estudios transversales, las principales conclusiones de este
balance de investigación longitudinal indican que efectivamente se producen cambios en las diversas facetas
de personalidad.
Las personas mayores, cuando se les contrasta con sus evaluaciones a edades más jóvenes, tienden a presentar
mayores niveles de autocontrol, responsabilidad y cooperación (aspectos asociados a la disminución en
Neuroticismo e incremento en las dimensiones de Tesón y Afabilidad), mientras al mismo tiempo presentan
una menor flexibilidad, habilidad e interés para la interacción social (paralelo al descenso ya comentado en
Apertura Mental y Extraversión).
• Meta-Análisis de Robert, Walton y Viechtbauer (2006) a 92 estudios de 113 muestras con 50.120:
1) La Afabilidad y Tesón muestran un perfil de crecimiento continuo en las etapas del ciclo vital.
2) La Estabilidad Emocional muestra un incremento significativo hasta la edad adulta (40 años) para seguir
mostrando pequeños incrementos de escasa significación y un ligero descenso a partir de los 70 años.
3) La Apertura Mental muestra un perfil curvilíneo con un crecimiento hasta la edad adulta, estabilizándose con
pequeños cambios hasta la década de los 60, donde inicia un descenso significativo.
4) En cuanto a la Extraversión se analizaron 2 facetas dentro de la misma: Vitalidad Social (sociabilidad,
afecto positivo) y Dominancia Social (asertividad, independencia y autoconfianza, especialmente en
contexto sociales). Los datos referidos al perfil evolutivo de las dimensiones globalmente consideradas,
pueden no reflejar el comportamiento particular de los aspectos específicos integrados en las mismas, así: el
perfil esperable de la dimensión global de extraversión, se cumple en la faceta de Vitalidad social
(disminuye con la edad), pero no en la de Dominancia Social, que muestra un perfil contrario, ya que
incrementa con la edad.
5) Estos resultados manifiestan que se producen cambios en la personalidad hasta etapas avanzadas, aunque
los cambios sea pequeños. Los datos apuntan a las primeras etapas de la edad adulta como el período en el
que se producen mayores cambios en personalidad y de signo positivo en la mayoría de las
dimensiones, cuestionando la idea de que la adolescencia es la etapa en la que se concentrarían los
mayores cambios.
Ü Factores Moderadores
Factores a partir de los estudios meta-analíticos llevados a cabo por Ardelt, Bazana y Stelmack y Roberts y cols.
La bondad que ofrecen estas investigaciones se apoya en el hecho de que el empleo de meta-análisis ha posibilitado
que se analicen los resultados de un volumen considerable de estudios, rangos de edad entre 10 y más de 70 años,
intervalos entre <3 y >40 años, tipos de variables e indicadores de personalidad e instrumentos de evaluación.
La personalidad sigue evolucionando a lo largo de toda la vida; evolución de la que es producto y al mismo
tiempo agente activo de cambio. La personalidad es potencial de acción y adaptación y como tal actúa y se actualiza
en interacción con el medio. No se desarrolla en el vacío, sino que es producto del conjunto de circunstancias que
rodean la vida del individuo; es producto igualmente de los esfuerzos adaptativos del sujeto pero, al mismo tiempo, es
agente y parte activa de la evolución y cambio de esas mismas circunstancias contextuales; parte muy activa del
proceso adaptativo mediante el que se va desarrollando el proyecto vital de cada persona, grupo, de la sociedad en
general.
El papel activo de la personalidad explica que existen “Diferencias Individuales” en el proceso adaptativo que define a
cada persona. Dicho proceso es peculiar, diferente, propio de cada individuo, en base, a la interacción recíproca que
en cada momento se está produciendo entre su potencialidad y recursos, por un lado, y entre las restricciones y
demandas contextuales, por otro. ¿Qué procesos personales y contextuales condicionan los cambios en
personalidad asociados al esfuerzo adaptativo que cada uno lleva a cabo para hacer frente a las diversas
circunstancias socio-históricas y personales (vinculadas a los roles) que acompañan y delimitan su vida?
1. Personalidad y Contexto Socio-Histórico
El contexto cultural en el que se desenvuelve la vida del individuo condiciona su personalidad, de forma que ésta irá
reflejando los cambios que en aquél se vayan produciendo y esto es así, o se cree y espera que sea así, tanto a nivel
individual como a nivel poblacional.
Estudios de Twenge. Analiza los valores medios poblacionales en Extraversión y Neuroticismo/Ansiedad a lo largo
de los últimos 30-40 años y cómo la evolución de las puntuaciones en estas dimensiones podría estar asociada a los
cambios producidos en la sociedad durante este mismo período de tiempo:
è Extraversión. Incremento significativo durante el período evaluado (1966-1993) –correlación entre 0’65 y 0’78-
entre la medida de la extraversión y el año en que se realizó la evaluación: supone un incremento entre 0’79 y
0’97 desviaciones típicas, que explicaba entre el 14% y el 19% de la varianza. Considerando los datos medios
poblacionales, este cambio se tradujo de una puntuación media en extraversión de 11’59 en 1966 a 15’48 en
1993, agrupando datos relativos a hombres y mujeres. Este aumento puede deberse al incremento en la
movilidad de la población (hablar con más gente, conocer más culturas) y, de manera más especial, cambios en
el estilo educativo (orientado a mayor permisividad).
è Neuroticismo/Ansiedad. Incremento significativo en los niveles medios poblacionales (en torno a 1 desviación
típica), que explicaba en torno a un 20% de la varianza. Este incremento parece asociarse a un cierto deterioro
en la calidad de las relaciones interpersonales (mayor nº de personas que viven solas, menos tasa de
nacimientos) junto al incremento (subjetivamente percibido) de ciertas amenazas procedentes de la criminalidad,
nuevas enfermedades, problemas de desempleo, etc.
2. Ajuste Personalidad - Contexto Social
¿Qué papel juega la personalidad en todo el proceso de cambio?, ¿qué consecuencias tiene el cambiar la
personalidad para adaptarse al cambio social o, por el contrario, mantenerse ajeno a la presión social y, de alguna
manera, “ir a contracorriente”?
Roberts y Helson (1997) intentan dar respuesta a lo anterior mediante su investigación (muestra de mujeres a las
que se siguió desde los 21 a los 52 años, con evaluaciones a los 21, 27, 43 y 52), en la que se analizó:
è Como incidió el incremento del individualismo, imperante en los 60 y 70 en la sociedad americana, en la
evolución de la personalidad.
è El significado adaptativo del ajuste o desajuste que en el individuo pudo producirse entre su personalidad y el
estilo de vida dominante en la sociedad.
La importancia de los resultados anteriores, reside en que evidencian el papel activo de la personalidad a lo largo de
todo el proceso evolutivo. Los distintos factores de influencia social existentes en cada momento histórico, afectan a
la personalidad, pero al mismo tiempo, pueden afectar de distinta manera en cada individuo, en base, precisamente,
a la peculiaridad e idiosincrasia (personalidad) con que cada persona se acerca y negocia (asimilando, cambiando o
rechazando) la influencia contextual.
Si bien la presión social produjo cambios en toda la muestra, no todos los sujetos mostraron este cambio en la misma
etapa de sus vidas.
è Entre los 21-27 años, tan sólo el 47% de la muestra mostró incremento en la medida de individualismo.
è Entre los 27-43 años, el porcentaje ascendió al 73%.
è Entre los 43-52 años se produjo un claro descenso en individualismo en el 60% de la muestra, mientras aún
un 29% mostraba incremento en individualismo.
La evolución observada en la muestra es reflejo de la propia evolución del clima individualista en la sociedad
americana entre las décadas de los 60 y 80, que alcanzó su apogeo dese mediados de los años 60 hasta principios
de los 80 (período equivalente al tramo de edad de 27 a 43 años de la muestra), para suavizarse significativamente a
partir de entonces. Desde esta perspectiva no es extraño que la mayoría de la muestra cambie hacia el
individualismo cuando estaba entre los 30 y mitad de sus 40 años, para regresar hacia posturas más “socializadas y
comunitarias” coincidiendo precisamente con la disminución de la presión social hacia el individualismo.
La evolución del cambio personal en sintonía con el cambio social se debe, a las consecuencias que tiene para el
individuo el ajustarse a lo que comúnmente se ha denominado en la literatura sobre el tema “reloj social” (conjunto
de expectativas que la sociedad mantiene acerca de los roles, valores, actitudes y conductas que cada uno debería
desarrollar en las distintas etapas de su vida). La trayectoria vital se puede analizar como una secuencia de roles,
definidos culturalmente para cada edad, que cada uno va enfrentando en las distintas edades y que vienen a
constituir la realidad psicológica a la que cada uno se enfrenta con sus recursos personales y sociales.
La transición y ajuste exitosos a los roles previstos socialmente para cada edad vienen a constituir la realidad nuclear
a la que el individuo se enfrenta a lo largo de su vida. La tarea para el estudioso de la personalidad será entonces
analizar cómo los individuos, desde su particular dotación biopsicosocial confrontan y se adaptan a tales transiciones
y roles, sin olvidar que estos al mismo tiempo acontecen en un mundo históricamente cambiante. La diferencia entre
unas personas y otras no estaría en las unidades específicas, sino en el patrón interactivo que caracteriza el modo en
que cada uno intenta adaptarse a los retos propios de cada edad.
La distribución de los porcentajes de la muestra, pone en evidencia que, pese a las presumibles ventajas que pueda
reportar el introducir cambios en nuestras vidas en el momento apropiado y en sintonía con los vectores de influencia
social existentes en cada momento, no todos los sujetos cambiaron al mismo tiempo.
¿Quiénes cambiaron en el momento oportuno, adaptándose al reloj social y cultural? Aquellos que
previamente presentaban un mejor ajuste personal y social. Los datos indican cómo las mujeres que cambiaron “a
tiempo”, en contraste con las que lo hicieron demasiado pronto o tarde, mostraban una mayor confianza en sí
mismas, presentaban menores niveles de ansiedad, eran abiertas, éticamente consistentes y menos vulnerables
psicológicamente.
Aquellos sujetos que presentaron un mayor ajuste psicosocial y fueron acompasando su evolución personal con la
evolución de las presiones culturales, a diferencia de quienes asumieron el cambio en un momento inadecuado de
sus vidas, mostraban un mayor grado de ajuste personal, reflejado en mejores indicadores de salud, un clima familiar
basado en la interacción igualitaria entre los miembros y bajo en jerarquización y una más sólida red de apoyo social.
Helson y Soto, con una muestra de mujeres, analizaron los cambios en personalidad asociados a la evolución de los
roles sociales (ámbito familiar y laboral) y estatus profesional de mujeres entre los 27 y los 61 años.
La Motivación se refiere a:
1. Aquello que provoca que la persona se ponga en acción, es decir, la causa del comportamiento. Lo que activa al
organismo para ponerlo en marcha.
2. La dirección del comportamiento, es decir, la causa por la que entre todas las posibilidades, se elige realizar una
conducta o una actividad en vez de otra. La motivación, desde el porqué, es uno de los conceptos clave dentro
de la P. de la Personalidad. Constituye uno de los procesos fundamentales, que en interacción con otros
procesos cognitivos y afectivos, nos permiten entender y explicar el comportamiento humano. Hoy día, se insiste
en esas interacciones recíprocas: emociones y motivaciones derivados de los procesos cognitivos, y emociones y
motivaciones influyendo de forma directa en los procesos cognitivos.
Existen 2 grandes Teorías Motivacionales para dar respuesta a la pregunta “¿por qué nos comportamos como lo
hacemos?”:
1. Teorías que consideran que el organismo se pone en acción porque está empujado por una fuerza interna, ya
sea física o psicológica. Dependiendo de la Teoría esa fuerza interna se denomina “instinto”, “impulso”, “drive”,
“necesidad” o “motivo”. Independientemente del nombre que reciba es la fuente de energía que provocaría el
comportamiento.
2. Teorías que entienden que la acción del organismo ocurre porque está atraído por algo externo, se las
denomina, teoría de incentivo, y destacan que son los objetivo esperados por el organismo los que juega un rol
determinante en que se desencadene el comportamiento.
1. Teorías Motivacionales del Instinto, Drive, Necesidad o Motivo
1) Teorías de la Reducción de la Tensión.
Son las primeras que aparecieron en esta categoría y se focalizan en estados de tensión interna que el organismo
busca descargar para evitar el malestar o dolor asociado a la tensión y conseguir el placer asociado con la descarga
de la misma.
o Teoría de Freud. Los instintos (estados internos) los definía como estados de excitación corporal que buscan su
manifestación o la reducción de la tensión. Distinguió entre:
• Instintos de vida, que incluyen instintos de auto-conservación y los de conservación de la vida, o sexuales.
• Instintos de muerte o agresivos.
Las diferencias individuales podrían ser explicadas por:
• La intensidad de estos impulsos.
• La forma de expresar la impulsos.
• La magnitud del conflicto, que se puede dar entre dos instintos, entre un instinto y la realidad, o entre un
instinto y las limitaciones morales.
• Las formas en que las personas se defienden de la ansiedad derivada de este conflicto.
Esta Teoría de Freud pese a la gran influencia que tuvo en el campo clínico, ha recibido poca atención de los
investigadores, dada la dificultad de comprobar sus postulados.
3) Murray.
Introduce el concepto de “Necesidad psicológica” (activada por estímulos internos y externos).
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Tema 5: La Motivación en el Sistema de Personalidad 2016
Lo usa en el mismo sentido que el Drive. Cuando una necesidad se activa, el organismo se pone en acción para
calmarla. Las características del ambiente pueden tanto facilitar como frustrar la satisfacción de las necesidades, por
lo que las personas buscan aquellos ambientes que faciliten la satisfacción de sus necesidades. Creó una taxonomía
de necesidades básicas, que fue criticada porque no especifica los criterios para decidir entre una u otra:
o Necesidades primarias o físicas (comer, beber o dormir).
o Necesidades secundarias (afiliación, autonomía, dominancia, orden, o logro). Las que más nos importan.
Murray tampoco incluye los mecanismo mediadores a través de los que las necesidades se traducen en conductas.
4) Maslow.
Además de una taxonomía, incluyó un sistema integrado sobre cómo se relacionan unas necesidades con otras.
Presentó un modelo jerárquico, que se representa a través de una pirámide, y propuso que hasta que no se
satisfacían las necesidades más básicas, las de la base de la pirámide,
no se perseguirían las necesidades inmediatamente superiores, las del
siguiente escalón, y así sucesivamente.
Maslow no especifica los mecanismos por lo que se vinculan
necesidades y conductas y, no puede explicar el hecho de que las
personas, en muchas ocasiones, persigan simultáneamente
necesidades de bajo y alto nivel. Aún así, ha tenido gran repercusión y
ha influido directamente en una de las teorías motivacionales con más
fuerza en la actualidad, “Teoría de la Auto-determinación” de Ryan y
Deci (2000): se apoya en investigación empírica.
5) McClelland (1985).
Se basó en las necesidades de Murray, y se centró en 3, que indistintamente denominó, necesidades o motivos:
logro, afiliación y poder. Estos motivos funcionan igual que los drives biológicos, por lo tanto, activan, dirigen y
seleccionan la conducta. Los motivos serían de carácter disposicional, y por lo tanto, constituyen dimensiones de
diferenciación individual de carácter estable. Así, los individuos difieren en su predisposición a buscar determinado
tipo de incentivos en muchas situaciones, es decir, las personas muestran estas necesidades o motivos con una
determinada intensidad, la cual es la responsable de que el efecto sobre la conducta sea mayor o menor.
Algunos de los estudios más relevantes desde esta perspectiva relacionan los motivos con la salud, que han
mostrado tanto el rol protector del motivo de afiliación, como la mayor susceptibilidad a la enfermedad asociada a la
motivación de poder. Las personas con alta motivación de poder, pero que inhiben su expresión afectiva, y baja
motivación de afiliación, tienen presión arterial más elevada, informan de más enfermedades y tienen peor
funcionamiento inmunológico en situaciones de estrés.
McClelland y col. han aportado la distinción de :
o Motivos Implícitos. Se evalúan mediante instrumentos de carácter narrativo (TAT), ya que la persona no se da
cuenta de ellos. Estos motivos predicen tendencias de conducta en general y a LP.
o Motivos Auto-atribuidos. Se pueden medir mediante auto-informes, ya que la persona se da cuenta de ellos
(soy consciente). Estos motivos predicen comportamientos concretos a CP.
Defienden que los motivos implícitos y autoatribuidos son diferentes ya que apenas correlacionan. Sin embargo,
aunque en algunos estudios no correlacionen, hay en otros que sí (Emmons, 1997), por lo que se ha propuesto
que el grado de concordancia entre ambos puede depender de:
1. El dominio (logro, afiliación o poder).
2. La valencia (aproximación o evitación).
3. Los instrumentos empleados para medirlos.
4. Ciertas características de los individuos o,
5. De determinadas variables contextuales.
Se ha encontrado que en las personas con alta congruencia entre sus necesidades y las metas perseguidas existe
mayor concordancia entre ambos motivos.
6) Atkinson.
Sigue en la línea de McClelland, pero centrándose en el motivo de logro. Se le deben 2 aportaciones esenciales:
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Personali
Tema 5: La Motivación en el Sistema de Personalidad 2016
1) Formula las relaciones entre expectativa y valor. Considera que su relación es multiplicativa: es necesario
una intensidad mayor que 0 en ambos para que se produzca la conducta, es decir, la persona se pondrá en
acción cuanto tenga expectativas de lograr algo, que además sea valorado.
2) Formula las relaciones entre aproximación y evitación. Considera que el motivo de logro refleja tanto la
tendencia al éxito como la tendencia a evitar el fracaso, por lo que la tendencia final del organismo (conducta)
resultaría de restar a la intensidad de la tendencia de aproximación la de la tendencia de evitación (modelo
matemático). A su vez, ambas tendencias derivan de la multiplicación de la expectativa (p) por el valor (1-p)
Son inversamente proporcionales. Si la intensidad de la tendencia de aproximación es mayor que de evitación,
la tendencia resultante será de aproximación y al contrario.
Esta Teoría ha recibido mucho apoyo empírico, sobre todo ha predicho:
1) Las personas en las que predomina la aproximación al éxito prefieren tareas de dificultad moderada para
probar mejor su competencia u orientación al éxito.
2) Las personas en las que predomina la evitación del fracaso prefieren tareas muy fáciles, para asegurarse de
no fracasar, o muy difíciles, para justificar su fracaso por la dificultad de la tarea.
Esta Teoría ha ejercido gran influencia en otras teorías de gran impacto en la actualidad, como la Teoría de Dweck,
que también distingue entre motivación de éxito y evitación de fracaso.
A pesar de sus grandes aportaciones tiene limitaciones:
1. Es insuficiente para analizar los procesos de motivación humana en su totalidad.
2. Se ha criticado su modelo matemático, el cual tiene dificultades para recoger el proceso real de toma de
decisiones, que en ocasiones es rápido, bajo situaciones de estrés y bajo las limitaciones de la memoria de trabajo.
3. Se ha comprobado que la regla propuesta sobre las relaciones expectativa-valor no siempre se cumple: en
situaciones de riesgo, las personas pueden intentar lograr la meta a toda costa, y emprender la acción aunque la
expectativa sea nula.
2. Teorías del Incentivo
Consideran que el organismo se siente atraído por algo, destacando la importancia del esfuerzo para conseguir el
placer y evitar el dolor.
McDougall o Tolman destacaron la importancia de la conducta intencional dirigida a un objetivo asociado con la
recompensa o valor y la probabilidad de realización.
1) McDougall. Consideró que los instintos innatos son la fuente última de la conducta pero habló de metas, que
operarían al servicio de los instintos, guiando el curso de acción, y enfatizó explícitamente que la conducta de
todos los organismos es propositiva y está dirigida a meta. Un objetivo es una meta.
2) Tolman. Estaba convencido, de la misma manera, de la necesidad de incluir procesos intermedios, como
propósitos o búsqueda de metas, que se encontrarían entre el binomio estímulo-respuesta (E-O-R). Tolman al ser
conductista, definía los propósitos o metas en términos objetivos como la persistencia.
El punto de vista que sustentan las teorías de incentivo es que “la representación cognitiva de los acontecimientos
futuros”, determinan la conducta presente, y por ello las teorías conductistas de E-R las rechazaron por considerarlas
mentalistas. La revolución cognitiva propició que se perdiera el interés por los temas motivacionales.
Sin embargo, los progresos en la cibernética y la computación provocaron la propuesta, por parte de algunos
psicólogos cognitivos, de modelos basados en el funcionamiento de las máquinas: las personas tienen un nivel u
objetivo en mente, y ajustan su conducta para aproximarse a ese objetivo cuando existe discrepancia entre el objetivo
y el estado actual. Así, la psicología cognitiva que rechazaba los conceptos motivacionales, empezó a estudiar la
conducta dirigida a objetivos, la conducta intencional, orientada al futuro, al objetivo o meta, despejando el camino
para que aparecieran las teorías motivacionales contemporáneas.
Destacan el carácter activo del organismo y se centran en la automotivación, en la que cobran especial relevancia los
procesos de autorregulación, así como otros conceptos autorreferentes.
Un concepto crucial teniendo en cuenta el carácter activo y la automotivación del individuo es el de meta: los
desarrollos más importantes se han producido desde la perspectiva del estudio de las metas. Señalar que algunas de
las teorías motivacionales actuales se centran en los procesos de atribución, considerando que la manera en
que las personas explican sus éxitos y fracasos determina sus reacciones afectivas y la motivación futura.
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Tema 5: La Motivación en el Sistema de Personalidad 2016
Aún así, estas teorías que enfatizan el poder motivacional de las atribuciones son correctas aunque incompletas:
no explican los procesos motivacionales en su totalidad.
1. Metas
Naturalmente, los humanos están orientados a metas por lo que, sus vidas se estructuran alrededor de la
persecución de objetivos, que son los que aportan significado y propósito en la vida. En las metas confluyen:
⇒ Aspectos cognitivos, es decir, pensamientos que se dirigen al entendimiento o planificación de los objetivos.
⇒ Aspectos emocionales que impulsan y son, a la vez, consecuencia de las metas.
⇒ Aspectos conductuales, es decir, comportamiento que se realizan para llevar a cabo las metas valoradas.
Todos estos aspectos son centrales para entender la conducta motivada y los aspectos más significativos ocurren en
relación a las metas que se persiguen.
El estudio de las metas se ha convertido en uno de los temas más importantes para la motivación y para la moderna
psicología de la personalidad, la cual destaca las continuas interacciones entre estos subsistemas, a la vez que las
relaciones entre ellos y el contexto.
Las metas:
o Impulsan, seleccionan, dirigen y organizan la conducta.
o Son dinámicas (se activan o inhiben momentáneamente y se reemplazan por otras en función de la situación, es
decir, son sensibles al contexto)
o Son variables de DDII (existen muchas metas, diferencias entre sujetos en función de las metas que persiguen y
de las estrategias que utilizan para alcanzarlas así como, el valor que les dan).
Dadas todas estas características, la mayoría de los autores incorporan el concepto de meta en la definición de
motivación, provocando que el concepto de meta tenga diferentes significados y se emplee de distintas formas. Sin
embargo, existe un consenso que define a la meta como una representación cognitiva de un estado futuro
deseado con el que el organismo está comprometido y que intenta lograr a través de la acción:
o Que sea una representación cognitiva significa que es un constructo restringido a los organismos que utilizan
un aparato mental en sus procesos de regulación. Se ha señalado, que las metas son estructuras de
conocimiento, y como tal, se rigen por los mismos principios de cualquier estructura de conocimiento aunque, la
representación de la meta, difiere de otras representaciones más simples ya que, contiene representaciones de
características adicionales en relación al compromiso con el objeto o estado deseado. Cualquier estructura de
conocimiento debe ser aceptada por parte del individuo como verdadera y válida y, la meta también: se considera
válida cuando tiene un valor para el individuo y es alcanzable según los recursos de los que se dispone, es decir;
y será valorada o deseable si el individuo siente discrepancia entre su estado actual y el que le gustaría
alcanzar, especialmente si la discrepancia es altamente accesible a la conciencia.
o Qué esté focalizada en el futuro quiere decir que la conducta dirigida a alcanzar la meta no es meramente
reactiva, sino proactiva. Que se utilice la imagen futura para guiar la conducta presente implica que esta
representación mental de la posibilidad futura tiene una influencia causal en la conducta presente.
o El estado futuro deseable es el objeto de la meta. El contenido de este estado es infinito (puede ser concreto o
abstracto, físico o psicológico...). Hay que tener en cuenta que el objeto de la meta no es la meta en sí misma,
puesto que la meta incluye tanto el objeto como la tendencia a aproximarse o evitar dicho objeto. Aproximación y
evitación se pueden referir tanto a una actividad física como psicológica.
o La distinción presencia-ausencia se refiere a si la meta está actualmente presente o ausente: conlleva que la
meta mantenga un estado o lo cambie, respectivamente.
• Metas de aproximación centradas en algo presente y metas de evitación centradas en algo ausente: se
focalizan en mantener la situación actual.
• Metas de aproximación centradas en algo ausente y metas de evitación centradas en algo presente: se
focalizan en cambiar la situación actual.
o Se considera meta sólo si el individuo se compromete con alguna acción respecto al estado futuro deseable que
tiene representado cognitivamente (querer hacer algo, ya sea aproximación o evitación, es sólo un deseo; para
que sea meta debe haber acción y no sólo “deseos de...”). El grado de compromiso varía, de unas metas a otras
o en la misma meta a lo largo de todo el proceso, y su intensidad influye en el nivel de esfuerzo y persistencia en
el proceso de perseguir la meta.
Semejanzas Diferencias
1. Son propias de cada individuo (ideográficas), tanto en 1. En cuanto al continuo interno-externo: algunas se
sí mismas, como en la manera en que se expresan y se regulan por factores internos (aspiraciones personales),
persiguen. mientras que en otras son los factores externos los
determinantes (tareas vitales). Los proyectos personales
2. Tienen una naturaleza dinámica y contingente por lo estarían en punto medio, aunque también están influidos
que se pueden conseguir, abandonar o reconsiderar. por el contexto.
Las personas utilizamos tanto sentimientos como estados de ánimo para explicar cómo y por qué nos
comportamos de una determinada manera en distintas situaciones de nuestras vidas.
⇒ Concepto General de Afectividad. Implica una realidad subjetiva que abarca cualquier aspecto de la vida de
una persona, y presenta importantes diferencias individuales tanto en el tono afectivo (positivo o negativo) como
en la frecuencia e intensidad con que se experimenta. Incluye:
o Reacciones emocionales: estados transitorios de la conducta muy específicos.
o Estados de ánimo o afectivos: manifestaciones emocionales más duraderas e inespecíficas que indicen en
muchos ámbitos de la personalidad.
Desde un punto de vista parsimonioso se puede utilizar un espacio emocional constituido por 2 dimensiones
unipolares y parcialmente independientes (pueden actuar al mismo tiempo):
• Emociones negativas como “emociones desagradables, que se experimentan cuando se bloquea una meta, se
produce una amenaza o sucede una pérdida; estas emociones también requieren la movilización de importantes
recursos cognitivos y comportamentales para ser empleados en la creación y elaboración de planes que
resuelvan o alivien la situación” (Fernández-Abascal).
• Emociones positivas como “emociones agradables, que se experimentan cuando se alcanza una meta, de tal
manera que en ellas es menos probable que se necesite la revisión de los planes y otras operaciones cognitivas,
por esta razón se podría esperar que las emociones negativas son más prolongadas en el tiempo que las
positivas” (Fernández-Abascal)
El balance entre ambas dimensiones es el responsable del tono hedónico: grado de tristeza o felicidad que
expresan las personas en su vida cotidiana.
Uno de los cambios más relevantes en el estudio de las emociones es el reconocimiento de los procesos evaluativos
o cognitivos que los individuos hacen de la realidad. Las teorías psicológicas actuales centradas en la emoción, que
asumen la existencia de un proceso de evaluación, en términos de relevancia personal de los acontecimientos
externos, asumen que para que se produzca una reacción emocional debe producirse un procesamiento evaluativo o
afectivo de acontecimientos externos que da origen a la activación de los componentes fisiológicos, conductuales y
subjetivos que conforman la emoción. Desde el enfoque evaluativo de las emociones se asume que los estados
emocionales son el resultado de patrones duraderos de evaluación cognitiva de la realidad, que afectan a la
prioridad a la hora de procesar la información externa y a la recuperación de la misma que es importante,
almacenada en la memoria. También se defiende una relación de reciprocidad entre los procesos cognitivos y las
emociones: la evaluación cognitiva influye en la experiencia emocional y lo emocional incide en lo cognitivo.
Un modo adecuado de organizar las emociones es: diferenciando entre sus aspectos reactivos (comportamentales)
y sus aspectos cognitivos (subjetivos). Lo que más interés ha suscitado dentro de la psicología es el estudio de los
aspectos cognitivos asociados a las emociones. La mayor parte de la investigación psicológica se ha centrado en las
emociones y estados de ánimo (EA) negativos, como la ansiedad y la depresión, ya que ambos son los más
frecuentes en el ámbito clínico.
2. Nuevas propuestas teóricas para el estudio de los sesgos cognitivos asociados a la ansiedad y la
depresión
2.1. El Modelo de Williams, Watts, MacLeod y Mathews (1988, 1997)
Este Modelo hace predicciones sobre la existencia de sesgos cognitivos distintos en los desórdenes de
ansiedad y depresión. Está desarrollado sobre la distinción teórica entre:
I. Proceso de activación o facilitación (priming). Se considera automático (ocurre en la etapa inicial de
procesamiento) y consiste en la activación de las representaciones internas de los estímulos con el
consiguiente aumento temporal de su accesibilidad. Incide fundamentalmente en los procesos atencionales.
II. Proceso de elaboración. Proceso estratégico y controlado
(ocurre en las etapas más tardías de procesamiento) que tiene
como principal efecto la creación y el fortalecimiento de las
interconexiones entre las representaciones. Afecta a la
recuperación de la información.
Esta diferenciación permite establecer distintos sesgos cognitivos
o modos de procesamiento vinculados a los diferentes estados
emocionales: relacionan los sesgos atencionales con los estados
de ansiedad (preocupación por detectar lo relacionado con el tema
de la amenaza, requiriendo una rápida respuesta) y los sesgos de
memoria con los estados depresivos (aspecto central son los
pensamientos rumiativos relacionados con la pérdida o fracaso).
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Tema 6: Afectividad Negativa y Personalidad 2016
MDA -> Mecanismo de Decisión Afectiva. Evaluación de la valencia de los estímulos ambientales. Rápido. Pre-A.
MAR -> Mecanismo de Asignación de Recursos. Examen profundo de los estímulos. Lento. Post-A.
Ansiedad -> Sesgo atencional selectivo hacia la información amenazante en la fase automática (Memoria Implícita).
Depresión -> Sesgo a nivel de codificación más estratégica y elaborada. Los estímulos negativos se recuerdan mejor
(Memoria Explícita).
También postulan diferencias en cuanto a los efectos de la ansiedad estado versus rasgo:
o La ansiedad estado incide en el MDA. o La ansiedad rasgo incide en el MAR.
En 1997 se producen algunas modificaciones del modelo original:
o Se redefine el MDA siguiendo los planteamientos teóricos del conexionismo: el MDA funciona en base a la
activación de una serie de unidades de entrada que son las encargadas de evaluar el valor de amenaza de los
Estímulos del Ambiente. Dicha evaluación se produce en base a las características de dichos estímulos y en
función de las características del individuo como es su nivel de estado emocional (ansiedad o depresión).
o Sustituyen los conceptos de priming y elaboración por procesamiento perceptual y conceptual:
• Procesamiento perceptual (abajo-arriba): analiza las características físicas y la valencia afectiva genérica
de los estímulos. Está asociado a los procesos de activación.
• Procesamiento conceptual (arriba-abajo): analiza semánticamente los estímulos. Está asociado a los
procesos de elaboración estratégica.
Igualmente vuelven a hacer predicciones sobre los sesgos en función del estado emocional:
o Las personas con ansiedad se caracterizan por sesgos atencionales y pre-atencionales (no conscientes) que
facilitan el procesamiento perceptual de la información emocional amenazante.
o Las personas con depresión se caracterizan por sesgos cognitivos relacionados con el procesamiento
conceptual o elaborado de la información que favorece la recuperación (recuerdo y reconocimiento) de la
información emocional negativa.
Tanto en el modelo inicial como en el revisado se defiende que la orientación continua y permanente (pre-atencional
y atencional) de las personas ansiosas hacia los estímulos amenazantes, les lleva a percibir su entorno como lleno
de peligros convirtiéndose en un factor de vulnerabilidad cognitiva (hipervigilancia), especialmente en situaciones de
estrés. Proponen terapias para que la personas adopten el estilo de evitación con baja ansiedad.
2.2. El Modelo de Mogg y Bradley (1998). Sólo la Ansiedad. “Modelo Cognitivo Motivacional”
Se focaliza en el estudio y explicación de los sesgos cognitivos, pre-atencionales y atencionales, asociados a la
ansiedad introduciendo los sistemas motivacionales como mediadores entre las respuestas cognitivas y
comportamentales y la información amenazante. Postulan la existencia de 2 sistemas, cuya acción combinada
puede explicar los sesgos cognitivos en la ansiedad:
1) El Sistema de Evaluación de la Valencia (SEV), similar al MDA aunque, con mayor sensibilidad para clasificar
a los estímulos ambientales como amenazantes en las personas con alta ansiedad o que son vulnerables o
propensas a ella. Valora el grado subjetivo de amenaza de los estímulos mediante un proceso rápido y
automático: conexión directa entre el tálamo y la amígdala analiza los rasgos básicos de los estímulos, los
aspectos contextuales y la información almacenada
por la persona en su memoria. Por lo tanto, el SEV
depende de la naturaleza de los estímulos, del
contexto, de la experiencia y del aprendizaje
previo de la persona.
2) El Sistema de Compromiso de Meta (SCM),
responsable de la asignación de recursos para el
procesamiento cognitivo y la acción cuando un
estímulo ambiental es clasificado como altamente
amenazante, produciéndose una interrupción
automática de la actividad. Si el nivel de amenaza que detecta el SEV es bajo, el SCM asigna escasos recursos,
produciéndose una inhibición de su procesamiento que permite a la persona seguir su curso de acción en el
procesamiento de sus actuales metas.
Defienden (al contrario de William y col.), que los efectos de ansiedad no están relacionados con la asignación
de recursos, sino con la evaluación de los estímulos.
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Indican que la relación entre el valor de amenaza de los estímulos y los sesgos atencionales NO es lineal: Estímulo
No Amenazante -> NO es produce ningún sesgo, valorado como Amenaza “Leve” -> respuesta atencional de
Evitación (inhibición) de la amenaza, valorado como Amenaza Alta -> respuesta de Vigilancia (orientación a la
amenaza) y cuando es Amenaza Severa los individuos con bajos niveles de ansiedad también muestran un sesgo de
vigilancia al dirigir su atención hacia la amenaza.
Los individuos altos y bajos en ansiedad difieren en la evaluación de lo que constituye o no una amenaza, es
decir, difieren en la frecuencia en la que activan el “modo de peligro” en el procesamiento, pero una vez activado
actúan de una manera similar.
Mogg y Bradley ven una serie de ventajas a su modelo:
1) Permite distinguir entre los procesos de valoración de la amenaza y procesos de coordinación controlada
de procesos cognitivos y comportamentales dirigidos hacia metas.
2) La distinción entre estos 2 sistemas puede ayudar a explicar las diferencias en las respuestas de atención
a los estímulos aversivos entre la ansiedad clínica y la depresión. La depresión supone orientación hacia el
pasado y falta de compromiso con el medio ambiente (valencia negativa + falta de compromiso con metas
externas) y la ansiedad orientación hacia el futuro y análisis del ambiente para anticipar amenazas y anticipar el
peligro (valencia negativa + compromiso con metas externas).
3) Permite considerar si las diferencias individuales en vulnerabilidad a la ansiedad pueden ser debidas a la
reactividad diferencial en uno o ambos sistemas. Señala al SEV como responsable de la vulnerabilidad a la
ansiedad.
4) Los sesgos atencionales NO necesariamente juegan un papel causal importante en la etiología de los estados
de ansiedad clínica... (aunque) NO excluye la posibilidad de que los procesos atencionales son importantes en el
mantenimiento de los estados de ansiedad clínica.
Manifiestan que lo importante es dirigir los esfuerzos terapéuticos hacia el cambio de los procesos que intervienen en
la evaluación del valor de amenaza de los estímulos, como ocurre en las terapias cognitivas.
2.3. El Modelo de Mathews y Mackintosh (1998). Ansiedad. Memoria.
Se focaliza en el estudio de los sesgos cognitivos que intervienen en la ansiedad. Incluyen un mecanismo:
1) Sistema de Evaluación de la Amenaza (SEA). Aumentan la activación de los estímulos clasificados como
potencialmente amenazantes, con el consecuente incremento automático de recursos de procesamiento que
producen una atención selectiva orientada hacia dichos estímulos. Independientemente de la vía utilizada para la
evaluación del valor de la amenaza de los estímulos, sus representaciones se almacenan en el SEA y se
accede a ellas de forma automática, al inicio de su procesamiento y previo a que alcancen la conciencia y
sean identificadas (como el priming o el SEV). El incremento de los niveles de ansiedad aumenta la
activación de estas representaciones que compiten con otras representaciones de otros estímulos hasta el
extremo de generar un sesgo atencional hacia los estímulos amenazantes. Se asume que los sesgos
atencionales en las personas ansiosas sólo se producen bajo condiciones de competencia, es decir, cuando dos
o más estímulos compiten por los recursos atencionales. La activación de estas representaciones de amenaza se
produce de forma automática (generalmente) y
controlada (de arriba-abajo) en base a las
demandas de la tarea. Mediante el esfuerzo
voluntario que generan las exigencias de la
tarea o contextuales, la persona puede impedir
dirigir sus recursos atencionales hacia los
estímulos potencialmente amenazantes y
atender a otros distractores, produciéndose un
sesgo de evitación.
Este modelo subraya (igual que Mogg y Bradley y diferente de William y col), que la evaluación inicial de los
estímulos es lo que induce las diferencias en los procesos atencionales entre los individuos con altos y bajos
niveles de ansiedad que se observan a nivel experimental.
Mogg y Bradley rechazan la hipótesis de que las personas con bajos niveles de ansiedad rasgo no muestren un
sesgo de evitación atencional ante la presencia de una amenaza potencialmente grave. Dicen que los estímulos de
amenaza SIEMPRE activan las representaciones correspondientes almacenadas en el SEA de modo que cuando
estas representaciones son fuertes e inhiben la de los “Estímulos Distractores” se produce un sesgo hacia tales
estímulos, independientemente del nivel de ansiedad. Igualmente, postulan que las personas con altos niveles de
ansiedad hace que puedan mostrar un sesgo atencional ante indicios leves de amenaza.
El meta-análisis de Mitte indica que la ansiedad incide: en los procesos perceptuales, en el procesamiento
conceptual y en los sistemas de memoria que implican la elaboración de la información. Estos resultados
apoyan la idea de un sesgo de memoria explícita y sugieren que la ansiedad incide en MAYOR medida en los
procesos de recuperación específica de la información que en los procesos de reconocimiento.
Mitte sugiere que este sesgo se puede explicar si se tienen en cuenta que los procesos motivacionales y el propósito
de las personas afectan al procesamiento de la información: la memoria depende de la relevancia personal y de
las metas subjetivas de los individuos (se tiende a recordar mejor lo importante o lo deseable).
NO es posible establecer una relación causal entre la presencia de sesgos cognitivos y el desarrollo y
mantenimiento de trastornos emocionales. Sin embargo, el que ansiedad y depresión se caractericen por
numerosos sesgos apunta a que los sesgos cognitivos negativos son un elemento de vulnerabilidad cognitiva tanto
para la ansiedad como para la depresión.
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El patrón general de resultados no se ajusta en su totalidad a los modelos cognitivos elaborados, que
explican los mecanismos por los que se producen los sesgos cognitivos asociados a los trastornos de
ansiedad y depresión. Esto deja abierto el campo de investigación: cartografía, TEP, RMF, PE.
Las emociones son reacciones somáticas y cognitivas que se originan ante situaciones específicas internas o
externas, o como consecuencia de la transacción diaria persona-ambiente por lo que es difícil asumir que las
personas experimenten de forma pasiva sus emociones. Desgraciadamente, los diferentes sesgos cognitivos
asociados a los trastornos emocionales (ansiedad y depresión), pueden incidir en la utilización de estrategias de
regulación de la emoción desadaptativas e impedir que se apliquen otras más adaptativas.
Joormann y D’Azanvato analizaron el rol de los procesos cognitivos en la regulación de las emociones y señalaron
que los sesgos cognitivos de procesamiento selectivo de la información emocional, que ocurren a nivel de los
procesos atencionales y de la memoria, pueden producir evaluaciones rígidas (originadas de manera automática y no
consciente) que interfieren con la regulación de la emoción.
o En personas depresivas, la mayor elaboración de la información negativa hace que sea más accesible y
recuperable lo que hace difícil que se desenganchen, favoreciendo la rumiación de los pensamientos negativos
que tiende a dificultar la recuperación de un episodio depresivo o a prologarlo. Este sesgo de memoria limita el
recuerdo incongruente con el EA (mayor recuerdo de la información positiva) para regular el estado emocional.
o En personas con ansiedad, que exista un sesgo pre-atencional que opere a nivel automático impide que la
persona modifique de forma intencional la situación que le produce reacciones de ansiedad.
o Si el sesgo atencional ocurre en etapas tardías del proceso atencional, será muy difícil que las personas
puedan utilizar una estrategia para re-direccionar su atención fuera de los estímulos negativos.
Los datos de investigaciones realizadas en el marco de la modificación de sesgos cognitivos indican que es posible
entrenar a los individuos para eliminar dichos sesgos y así facilitar el empleo de estrategias para modificar su
respuesta emocional.
Si algo caracteriza al ser humano es su deseo de ser feliz y la búsqueda de la felicidad y el bienestar físico y
psicológico. Sin embargo, la psicología ha dedicado siempre su esfuerzo al estudio de las emociones negativas,
aunque esta panorámica comenzó a cambiar a finales de los 90 y principios del 2000 como consecuencia de las
numerosas investigaciones que se realizan al amparo de propuestas teóricas como la Teoría de la Ampliación-
Construcción de emociones positivas de Bárbara Fredrickson, la Teoría de la Auto-determinación de Ryan y
Deci, las Aportaciones de Flujo de Csikszentmihalyi, las Investigaciones de Diener y col.; así como, la
Reivindicación de una Psicología Positiva que el propio Seligman hizo. Estos planteamientos e investigaciones han
estimulado el estudio de la felicidad, las emociones y el afecto positivo dentro de los distintos ámbitos de la psicología
dando lugar a un campo de estudio caracterizado por un amplio consenso respecto a la importancia de los aspectos
positivos y los recursos internos de la persona (bienestar, satisfacción, optimismo..) y la creencia de que las personas
con mayor afecto positivo (son más felices), tienen más probabilidad de tener éxito en los diferentes ámbitos de la
vida y muestran menos problemas de salud física y psicológica.
La Teoría de la Ampliación-Construcción de Fredrickson, desde una perspectiva evolutiva, subraya el relevante
papel que juegan las emociones positivas en el crecimiento y desarrollo psicológico de las personas.
1. Introducción.
En la vida se producen situaciones que implican amenaza u oportunidad de mejora que requieren una respuesta
rápida o situaciones sociales en las que interesa producir respuesta de naturaleza interpersonal. En este contexto, se
desarrolla lo que se denomina la “Visión Positiva de las Emociones” que supone el reconocimiento de la
importancia de las emociones, especialmente por su incidencia en el proceso de toma de decisiones, en la medida
que lo hace más rápido y eficiente, facilitando una adecuada adaptación al ambiente. Hay más emociones negativas
que positivas y se han estudiado con mayor intensidad, ¿por qué?:
o Las Emociones Negativas (ej. tristeza, miedo..) están relacionadas con las conductas de evitación y la
percepción de amenaza que son esenciales para las situaciones en las que puede estar en peligro la propia
supervivencia.
o Las Emociones Positivas (ej. alegría, interés...) están asociadas a conductas de aproximación y a la
percepción de oportunidades que las hacen menos automáticas y más susceptibles de ir configurándose
mediante el aprendizaje y las experiencias adquiridas a lo largo del desarrollo vital.
Ambos tipos de emociones tienen una función adaptativa aunque bajo determinadas circunstancias, como por ej.
experiencias estresantes, las emociones negativas pueden convertirse en desadaptativas o aparecer asociadas
a interacciones sociales disfuncionales que perpetúen la reactividad psicofisiológica, provocando conductas
perjudiciales para los demás y para la propia persona. Por el contrario, las emociones positivas pueden actuar
como un muro para defenderse del estrés diario, de modo que si potenciamos la experiencia de estas emociones
podremos reparar el deterioro producido por la adaptación al estrés y reducir su impacto en el futuro.
Investigaciones prospectivas aportan evidencia de que las emociones positivas, originadas de forma natural o
inducidas experimentalmente, predicen consecuencias más positivas a corto y largo plazo.
Para explicar los efectos beneficiosos de las emociones positivas, cabe destacar la Teoría de Fredrickson.
Esto hace que el individuo se sienta más seguro y con mayor nivel de
conocimiento de las situaciones que, a su vez, le lleva a experimentar nuevas
emociones positivas produciéndose, de este modo, una espiral ascendente de Desarrolla los recursos
Esta autora defiende que aunque las emociones positivas son transitorias,
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Tema 7: Afectividad Positiva y Personalidad 2016
los recursos personales que se generan de ellas son duraderos y, en la medida en que se van acumulando, con
el paso del tiempo transforman a la persona haciéndola mejor (más sociable, más saludable..).
Diferentes estudios correlacionales han examinado estas predicciones, sobre la base de que las personas son
capaces de aprender métodos para autogenerar emociones positivas: Fredrickson, Cohn, Coffey, Pek y Finkel
evaluaron los cambios en la puntuación en 10 emociones positivas en un grupo de personas adultas asignadas
aleatoriamente a un taller de 7 semanas de meditación para evocar e intensificar sentimientos internos de amor.
Resultados:
1) Significativo incremento en la puntuación de las 10 emociones positivas en los miembros experimentales a
lo largo de las 7 semanas del taller de meditación. La puntuación en este grupo era el triple que la del grupo
control, el cual estaba en lista de espera para el taller.
2) El incremento de las emociones positivas se mantenía en los días en los que las personas ya no
participaban en el taller.
3) Los cambios producidos por el incremento de la experiencia de emociones positivas se mantenían 15 meses
después de hacer finalizado el entrenamiento en meditación.
Fredrickson y Losada representan la textura afectiva mediante un ratio de “POSITIVIDAD”: cociente entre las
emociones positivas y negativas (EP/EN) experimentadas a lo largo del tiempo. Dado que lo “malo” tiene más
impacto que lo “bueno” y que las personas sólo se sienten ligeramente felices (“Sesgo de negatividad”), los autores
postulan que las emociones positivas deberían superar a las negativas en una proporción 3:1, tasa a partir de la
cual se produce un funcionamiento óptimo. En la medida en que se asume que las emociones positivas
contrarrestan los efectos nocivos de las emociones negativas, esta tasa de positividad es lo que explicaría, en
algunas personas, su capacidad de resistencia ante la adversidad.
Desde este planteamiento, se asume, que las emociones pueden ser conceptualizadas como un sistema auto-
organizado que funciona para maximizar y mantener su propia organización.
Garlan y col.: las emociones positivas producen una espiral emocional ascendente positiva. También existe una
espiral emocional descendente negativa, que difiere de la anterior en su contenido emocional (positivo Vs.
negativo) y a nivel estructural: “mientras las espirales descendentes producen estrechamiento de la mente y
promueven conductas rígidas y desadaptativas, las ascendentes incrementan la apertura hacia los demás y
promueven actividades exploratorias espontáneas y novedosas. En definitiva, son más abiertas, permeables, flexibles
y sociales”.
Ü Bienestar subjetivo
1. Concepto y definición
Concepto complejo en el que convergen investigaciones de diferentes constructos relacionados con la evaluación
que la persona hace de la satisfacción con su vida.
Diener (1984), 3 aspectos característicos del BS:
1. Naturaleza subjetiva. Se basa en la propia experiencia de la persona
2. Carácter global. Incluye una valoración de todos los aspectos de la vida.
3. Referencia a la presencia de AP, dado que no es suficiente la ausencia de factores negativos.
Ha habido muchas propuestas, relacionadas con la definición de BS, que puede ser agrupadas en:
o Las que inciden en la valoración que el individuo hace de su propia vida en términos positivos.
o Las que inciden en la comparación que la persona hace de experiencias de sentimientos positivos con negativos.
o Las que inciden en el desarrollo de un funcionamiento personal óptimo
La definición de referencia sobre el BS será: “Categoría amplia de fenómenos que incluye las respuestas
emocionales de las personas, dominios de satisfacción y juicios globales de satisfacción con la vida” (Diener,
Suh, Lucas y Smith).
De acuerdo con esta definición el BS incluiría la “experiencia subjetiva emocional” que tendría:
o 2 componentes Afectivos independientes, AP y AN (Afecto Positivo y Negativo).
o 1 componente Cognitivo (Satisfacción con la vida - SV ). Se refiere en término generales a la evaluación (los
juicios) que la persona hace de su satisfacción con las circunstancias y condiciones de su vida.
Los 2 componentes afectivos y el componente cognitivo son 2 dimensiones distintas aunque relacionadas, por lo que
es necesario examinar cada uno de los 3 componentes (AP, AN y SV) por separado para una completa descripción
del BS.
Diener y col. amplían el componente cognitivo al incluir una diferenciación entre la Satisfacción con la vida en
términos generales (SV) y la satisfacción en una serie de dominios de la vida (SD).
Ü Bienestar Psicológico
Existen 2 tradiciones, desde una perspectiva histórica, en cuanto a la conceptualización del bienestar y la felicidad:
1) Tradición Hedonista. Principio moral: obligación de maximizar las experiencias de placer y minimizar las de
dolor o sufrimiento, asumiendo que la felicidad se construye en base a todas las experiencias placenteras
experimentadas a lo largo de la vida.
2) Tradición Eudaimónica. Defiende que la verdadera felicidad está en nosotros mismos, en descubrir nuestras
virtudes y vivir de acuerdo con ellas. El ser feliz consiste en potenciar y desarrollar lo mejor que cada persona
lleva dentro, poniendo las habilidades y el talento al servicio del logro del bienestar propio y de los demás.
Bienestar subjetivo representa el enfoque hedonista: estudio del afecto y la satisfacción con la vida.
Bienestar psicológico representa el enfoque eudaimónico: desarrollo de las capacidades y el crecimiento personal.
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Tema 7: Afectividad Positiva y Personalidad 2016
Muchos han cuestionado la distinción bienestar hedónico - bienestar eudaimónico porque:
o El término de bienestar eudaimónico utilizado en la investigación es diferente del que proponía Aristóteles.
o Ambos tipos de bienestar se solapan y pueden incluir mecanismos psicológicos que operan conjuntamente.
La realidad es que esta diferenciación bienestar subjetivo-psicológico se ha extendido en el estudio y la investigación.
1. La Teoría del Bienestar Psicológico de Ryff
Es una teoría multidimensional que, partiendo de que el Bienestar Psicológico (BP) supone el compromiso con
los cambios existenciales de la vida y que está relacionado con el desarrollo de capacidades y el crecimiento
personal, defiende que el BP está asociado a determinados criterios de desarrollo positivo de la personalidad que van
más allá de un simple balance entre afectos positivos y negativos. El modelo teórico de Ryff propone 6 dimensiones
relacionadas con necesidades, motivos y atributos que cualquier persona, en un estado normal de salud, debe
satisfacer para ser feliz:
1) La auto-aceptación o actitud positiva hacia el yo (“me siento satisfecho conmigo mismo”). Para un
funcionamiento positivo es necesario sentirse bien y tener una actitud positiva consigo mismo asumiendo las
propias limitaciones. Las personas con alto grado de auto-aceptación tienen una elevada autoestima.
2) El crecimiento o desarrollo personal (“mi vida es un continuo proceso de cambio, aprendizaje y
desarrollo”). Todos debemos desarrollar nuestras potencialidades para crecer como personas y alcanzar el
máximo de sus capacidades.
3) Sensación de sentido de la vida (“tengo claro la dirección y el objetivo de mi vida”). Hay que tener un
propósito y una dirección en la vida por lo que hay que establecer objetivos y metas personales para promover la
motivación de actuar y desarrollarse
4) Control o dominio del medio (“creo que soy bueno manejando las responsabilidades cotidianas”). El BP
supone que el individuo desarrolle la habilidad para seleccionar y crear ambientes que favorezcan la satisfacción
de sus deseos y necesidades. Las personas con alto dominio, tienen un locus de control interno y un alto nivel de
autoeficacia.
5) Relaciones positivas con otros o la creencia de que se tienen relaciones de confianza, calidad, empatía e
intimidad con otros (“la gente puede describirme como una persona que comparte”).
6) Para un adecuado BP es importante entablar relaciones sociales estables y positivas, tener otras personas a
las que amar y en quién confiar.
7) La autonomía o capacidad de ser independiente, de regular la conducta por normas internas y ser capaz de
resistir la presión social (“tengo confianza en mis opiniones, incluso si son contrarias al consenso
general”). La persona debe reforzar y tener autodeterminación en sus convicciones, defender su nivel de
independencia y autoridad personal para limitar los efectos de la presión social y autorregular su conducta en los
diferentes contextos sociales.
Según Ryff estas dimensiones cambian a lo largo de la vida: el crecimiento personal y los propósitos de vida
disminuyen conforme pasa el tiempo y la autonomía y dominio del ambiente aumentan a lo largo de la vida.
Para medir estas dimensiones Ryff desarrolla un instrumento conocido como “Escalas de Bienestar Psicológico,
SPWB”: tiene 20 ítems por escala (total= 6 dimensiones x 20 ítems = 120).
Para finalizar:
o Respecto a la polémica distinción subjetivo-psicológico un análisis factorial confirmatorio señalaba que ambos
saturan (cargan) sobre dos factores independientes.
o La estructura del BS y el BP no cambia en función de variables como sexo, edad o etnia.
o Ambos conceptos están más relacionados de lo que se creía y el BS puede ser un pre-requisito del BP.
o No es posible una experiencia eudaimónica en ausencia de un estado hedónico.
o Esta distinción BP-BS debe asumirse intelectualmente con la cautela que nos obligan todos los datos anteriores
aunque didácticamente se hayan separado.
Al haber un margen, sobre el 40%, de factores no genéticos-controlados por nosotros, podemos llevar a cabo
actividades para alcanzar el máximo rango personal de felicidad, esto es, aprender a ser feliz. Fordyce (1997): se
puede aprender a ser feliz haciendo lo que hace la gente feliz. Éste dice que mediante la educación de factores
personales adquiridos y la modificación de las circunstancias ambientales es posible incrementar la felicidad.
Identificó 14 cualidades comunes a las personas felices y vinculadas a actividades cotidianas que cualquiera
puede hacer. Estas cualidades están relacionadas con 3 grandes ámbitos sociales:
1) Dedicar más tiempo a la vida social, en actividades formales/informales, para generar sentimientos de
satisfacción y pertenencia y tener mayor percepción de felicidad.
2) Desarrollar una personalidad sociable y atractiva, desde el punto de vista de las relaciones sociales. (ej.
sonreír, reconocer a los demás, ser un buen conversador...)
3) Mejorar las relaciones íntimas (relaciones afectivas con la pareja, fuertes lazos de amistas con personas
próximas, aumentar el contacto y las relaciones con los familiares).
A partir de este investigador, Palomera propone realizar actividades para potenciar la felicidad. Dichas actividades
están asociadas a 12 claves fundamentales para lograr la felicidad.
1. Tener relaciones sociales significativas y sanas. 2. Pasar más tiempo socializándose, ser extravertido.
3. Mantenerse ocupado en aquello que es agradable
4. Perseverar en la consecución de metas significativas.
personalmente.
5. Tener organización y planificación. 6. Dejar de preocuparse por lo que no tiene solución.
7. Rebajar las expectativas y aspiraciones. 8. Pensamiento optimista.
9. Orientación al presente. 10.Gustarse y ser uno mismo.
11.Eliminar emociones negativas y problemas. 12.Valorar la felicidad.
2. La Auto-eficacia Percibida.
Juicio que la persona hace en relación con su capacidad para afrontar situaciones específicas (Bandura). La
percepción de autoeficacia influye en patrones de pensamiento, motivación, rendimiento y activación emocional. Todo
ello queda recogido en la naturaleza prospectiva y operativa de la autoeficacia:
o Naturaleza Prospectiva. La autoeficacia se siente ya antes de empezar la acción.
o Naturaleza Operativa. La autoeficacia se relaciona con la acción y su contextualización. (ej. puedo dejar de
fumar aunque mi amigo siga fumando)
El éxito puede aumentar la autoeficacia y el esfuerzo en tareas futuras, puede llevar a una relajación si se ve que no
es necesario tanto esfuerzo o a la búsqueda de nuevos estándares más elevados en los que invertir mayor esfuerzo
y dedicación.
El fracaso puede llevar a abandonar la tarea, o a continuar esforzándose en función del valor del resultado y de su
sentido de autoeficacia de cara a un futuro esfuerzo.
Por tanto, las creencias de autoeficacia tienen un impacto importante en los procesos motivacionales, de
forma que las personas con altas creencias de autoeficacia, cuando se comparan con otras con bajas creencias:
⇒ Seleccionan metas más difíciles y desafiantes.
⇒ Muestran mayor esfuerzo, persistencia y rendimiento.
⇒ Se aproximan a las tareas con estados de ánimo más favorables (ej. menos ansiedad y depresión)
⇒ Afrontan mejor las situaciones negativas o de estrés.
Las creencias de autoeficacia pueden venir de distintas fuentes de información (Bandura – aprendizaje vicario):
o La más importante es la propia experiencia de éxito o de fracaso.
o Experiencia Vicaria. Aprender observando las experiencias de otros, lo que hacen y sus consecuencias, se
obtendrá información para sus propias expectativas. Es importante tener mucho en común.
o Persuasión Verbal. Se produce cuando uno anima (o es animado) para hacer determinadas cosas destacando
las cualidades que tiene y la confianza en que la persona puede hacerlo.
o Los Estados Emocionales y Fisiológicos. Pueden afectar a la autoeficacia si asociamos un mal rendimiento o
fracaso con activación fisiológica desagradable y un éxito con emociones agradables.
Además de esta consideración específica de la autoeficacia, vinculada a situaciones concretas, puede hacerse una
consideración generalizada: característica de personalidad relativamente estable que recoge la expectativa que se
tiene acerca de la capacidad para afrontar adecuadamente las situaciones difíciles o problemáticas.
o Pero si la persona se divierte vea lo que vea (su Entidades Alto Alta Alta
respuesta a la entidad no es distintiva), y si a nadie le
divierte esa película (bajo consenso), se atribuirá la Personas Bajo Baja Alta
diversión a Características Personales de nuestro
espectador. ------------------------------------à Contexto Bajo Alta Baja
Al igual que las atribuciones Alta Éxito Estable Alta Alta Capacidad
causales afectan las expectativas
futuras, la expectativa previa Baja Éxito Inestable Baja Buena Suerte
tiene también efecto en las
adscripciones causales que se Alta Fracaso Inestable Alta Mala Suerte
realizan:
Baja Fracaso Estable Baja Baja Capacidad
2) Emocionales o afectivas. Weiner propone una aproximación cognitiva a la emoción: la percepción de lo que
causó un resultado de éxito o de fracaso determina, en parte, las reacciones afectivas ante ese resultado. Las
emociones o reacciones afectivas son post-atributivas (después de que se haya decidido la causa de un
acontecimiento) y pre-conductuales (previas a la acción siguiente). Hay 2 tipos de emociones:
1. Emociones dependientes del resultado e independientes de la atribución. (Emoción Primitiva) Es la 1ª
reacción más o menos general, que sigue al resultado, basada en el éxito o el fracaso percibido. Es decir,
sólo estarían determinadas por la consecución o no de una meta u objetivos deseado, no por la causa del
resultado. (se asocian con lo qué ha sucedido). Felicidad y tristeza por ejemplo.
2. Emociones dependientes de la atribución. Están determinadas por la causa percibida del resultado previo.
Posterior a la emoción dependiente del resultado, realizamos una adscripción causal y generamos distintas
reacciones afectivas en función de la atribución elegida.
(Ej.: El éxito atribuido a la ayuda de otros generará gratitud y el debido a un esfuerzo personal calma y tranquilidad. El
fracaso por intromisión de otros generará ira y por falta de esfuerzo culpa. Al analizar la causa de un aprobado la
reacción emocional será distinta si se debe a que copió o a las horas de estudio dedicadas).
Cada dimensión se relacionará con un conjunto de emociones o sentimientos:
3) Motivacionales. Las atribuciones internas del fracaso y las externas del éxito, es decir, las que generan dudas
de uno mismo, así como tener creencias estables de fracaso, son impedimentos para la motivación. El
reentrenamiento atribucional o las intervenciones dirigidas a un pensamiento causal más adaptativo, con
adscripciones inestables de fracaso llevan a más esperanza, facilitando la motivación.
Weiner considera 2 situaciones diferentes relacionadas con el contexto de logro. En las 2 se experimenta un
resultado negativo, que provoca reacciones afectivas de tristeza y frustración:
1. Jane suspende un examen y, posteriormente, aumenta el tiempo que dedica al estudio. Jane siempre aprueba
pero, esta vez, compañeros con experiencia similar han aprobado y ella suspendido. Al pasarle sólo a ella, hace
una atribución personal e inestable (no es consistente con su rendimiento habitual).
Llega a una explicación del suspenso en términos de bajo esfuerzo, por lo tanto, la causa, es personal (solo
ella) inestable (no habitual) y controlable (puede actuar). Experimenta culpa y mantiene expectativas de éxito
para el futuro, a la vez que sus profes y padres están enfadados con ella. Esas expectativas, la culpa y la
esperanza le hacen superar la tristeza y el golpe a su autoestima, por lo que retoma la meta con la motivación de
rendir mejor en el siguiente examen.
2. Mary suspende un examen y decide abandonar los estudios. Ya ha suspendido en el pasado, mientras que sus
compañeros han aprobado, por lo que hace una atribución en términos de falta de capacidad: causa interna
(autoestima), estable (seguirá pasando) e incontrolable (vergüenza). Sus padres y profes sentirán pena
incrementando esto su percepción de incompetencia personal. En definitiva: tendrá baja expectativa de éxito
futuro, se sentirá triste en relación al resultado, disminuirá su autoestima fruto de las atribuciones de causalidad,
perderá la esperanza relacionado con la estabilidad, y se sentirá avergonzada por la incontrolabilidad.
Finalmente, disminuye su conducta de logro y huye de la situación.
Las terapias basadas en la atribución se centran en que el cambio de cogniciones cambiará las conductas y las
adscripciones causales desadaptadas ante el fracaso.
Perry y col. aplicaron un tratamiento breve de re-entrenamiento atributivo: inculcar explicaciones más
controlables de los resultados relacionados con el logro, especialmente, en el 1º año de universidad, como el
esfuerzo realizado y la estrategia utilizada para afrontar el estudio, frente a otros factores menos controlables, como
la dificultad de las pruebas o asignaturas, o la calidad del profesor. Los estudiantes fueron clasificados en 3 grupos,
según sus resultados hubieran sido bajos, medios o altos. Resultados:
o Los que habían tenido una 1ª evaluación baja o media y habían recibido tratamiento, presentaban rendimiento
más alto en una 2ª prueba y una mejora general en todas sus calificaciones.
o Si el rendimiento era alto, tras el tratamiento mejoraban su rendimiento y mostraban emociones más positivas.
En otro estudio: adultos mayores que tenían bajas expectativas con respecto a la edad (pensaban que con el paso de
los años tenían pérdidas en su capacidad física y mental) y utilizan la edad como factor causal explicativo de sus
situaciones negativas, era más probable que fueran sedentarios.
Tras recibir 4 sesiones de grupo y 1 h. de actividad física controlada los datos mostraron: un entrenamiento en el que
se insistía en que dejar de andar y moverse no era consecuencia inevitable de la edad, sino que podía explicarse por
otras causas más controlables, aumentó el ejercicio en estas personas ya que a las 7 semanas (3 después de
finalizado el tratamiento) andaban semanalmente 4 kilómetros más. Además, los participantes informaban mejoras en
su estado de ánimo, dolor crónico, energía y en la calidad de su sueño. Este tipo de resultados muestra la
importancia de incluir las atribuciones en programas de cambio o de mejora de hábitos de salud.
Combinando estas dimensiones podríamos decir que, las atribuciones de incontrolabilidad, de la fase de pre-
tratamiento o de la situación inicial, a factores internos, estables y globales (indefensión personal, cronicidad,
generalización) se asocian con mayores déficits y con la posible aparición de depresión.
Según esta reformulación:
o No basta que el individuo perciba falta de control en una situación para que genere la expectativa futura de
incontrolabilidad. Es necesario tener en cuenta a qué se atribuye esa falta de contingencia para predecir
generalidad, cronicidad y su posterior autoestima.
o Las atribuciones se pondrán en marcha cuando la motivación por controlar sea fuerte.
Evidencia Experimental
Ü Se ha encontrado que la exposición a temas irresolubles empeoraba el rendimiento posterior de los sujetos si
atribuían su fracaso a causas “estables” o a causas “globales”. La “internalidad” generaba resultados
divergentes: Follete y Jacobson “atribuir un mal examen a causas internas (falta esfuerzo), lleva a los sujetos a
estudiar más para el siguiente examen”.
Además de analizar las atribuciones puntuales a una situación de incontrolabilidad, también se ha estudiado:
o El estilo atributivo del sujeto (especialmente, el utilizado de forma general ante el fracaso) como predictor del
grado de indefensión generado. Estas investigaciones parten de la aplicación del Cuestionario de Estilo
Atributivo (ASQ): mide DDII en el uso de las 3 dimensiones atributivas especificadas por el modelo. Incluye 12
situaciones hipotéticas (6 de logro y 6 de afiliación). A su vez, 6 situaciones positivas y 6 negativas.
Ante cada situación el sujeto debe escribir la causa que considera responsable de la misma y valorar el grado de
internalidad, estabilidad y globalidad de la causa expuesta; así como la importancia de la situación para él.
o Estilo explicativo negativo. Tendencia estable a explicar los sucesos negativos mediante causas internas,
estables y globales. Son personas más vulnerables y desarrollan con más facilidad sintomatología depresiva ante
SV negativos. Se ha relacionado con peores resultados académicos y peor salud física. Estudiantes con altas
puntuaciones en depresión, tenían este estilo explicativo con mayor probabilidad que los bajos en depresión.
o Estilo explicativo positivo. Tendencia estable a explicar los sucesos negativos mediante causas externas,
inestables e inespecíficas.
Importante señalar relaciones estilo explicativo negativo-depresión ocurrirán sólo cuando haya situaciones de
estrés. Es lo que se conoce como hipótesis interactiva. Desde la Teoría de la Desesperanza se trata de probar
la hipótesis diátesis-estrés, que recoge la interacción entre:
o Estilo Atributivo Negativo (diátesis o predisposición) y la Ocurrencia de Situaciones Negativas (estrés) que
predicen el inicio y desarrollo de la sintomatología depresiva.
4. Integración: Modelo bifásico reactancia-indefensión
Los paradigmas que utilizan reactancia e indefensión son diferentes al igual que las predicciones que cada una hace
sobre la conducta que la persona manifestará ante la falta de control:
o Paradigma reactancia: se espera poder elegir o Paradigma indefensión: se expone una situación
entre varias opciones y se encuentra que la libertad incontrolable y se analiza su conducta en una
de elección se ve amenazada o incluso eliminada, posterior situación donde se restablece la
por circunstancia ajenas a su control. capacidad de control.
o Predicción de reactancia: la persona mostrará o Predicción indefensión: la persona se comportará
intentos renovados por restaurar su libertad. de forma pasiva.
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Tema 8: Factores Cognitivos y Personalidad 2016
Reactancia e indefensión elementos comunes:
o Expectativa de control, cantidad de entrenamiento de indefensión y la importancia de los resultados.
Wortman y Brehm, a partir de estos elementos en común, proponen una integración entre ambas en términos de
proceso bifásico: una 1ª fase en la que el sujeto experimentará reactancia para pasar, en una fase posterior a
experimentar indefensión.
1. La expectativa de control sugiere que se activará reactancia
o indefensión cuando la persona espera controlar la
situación y encuentra que no puede.
2. Si el nº de ensayos de indefensión o incontrolabilidad es
pequeño, se activará reactancia en el sujeto que espera
controlar la situación, desde el momento en que puede
percibir la falta de control como una amenaza a su libertad.
Si el nº de ensayos es prolongado, empezará a manifestar
síntomas de indefensión cuando aprende que no puede
controlar la situación, disminuirá su actividad.
3. Cuanto mayor sea la importancia del resultado más
reactancia experimentará el individuo ante la incapacidad de
ejercer control.
En algunos estudios se ha operacionalizado el entrenamiento en indefensión como la cantidad de fracaso
experimentado, en la medida en que pocos fracasos harían pensar al individuo que puede controlar la situación, es
decir, no afecta excesivamente a su expectativa de control, mejorando su posterior rendimiento. Pero la expectativa
de control sí se verá seriamente afectada, disminuyendo la ejecución siguiente, cuando el sujeto lleva a cabo
repetidos intentos sin éxito para resolver los problemas de la fase de pre-tratamiento.
Mikulincer, Kedem y Zilkha-Segal comprueban que con entrenamiento bajo (1 fracaso), los sujetos mostraban
reactancia, mientras que con alto entrenamiento (4 fracasos), los sujetos mostraban síntomas de indefensión,
concretamente, un deterioro en su ejecución posterior.
Mikulincer manipula 2 de los parámetros mencionados en el modelo bifásico, la cantidad de entrenamiento y las
expectativas de control, con el fin de poner a prueba la hipótesis de que::
o Entre los sujetos expuestos a cantidades pequeñas de fracaso una atribución interna debería llevar a
mayor frustración y mejor ejecución posterior, que una atribución externa.
o Entre los sujetos expuestos a grandes cantidades de fracaso, una atribución interna llevaría a más
depresión y peor rendimiento que una atribución externa.
o Utiliza un diseño de 2 factores: “estilo interno-externo de atribución ante el fracaso”, medido previamente con
el cuestionario de estilo atributivo, y “cantidad de fracaso” en una tarea previa. En la fase de prueba los
sujetos debían resolver 10 problemas del Test de Matrices Progresivas de Raven, presentados
individualmente, y con un tiempo de 30 s para cada problema.
Resultados:
• Sujetos internos expuestos a un fracaso previo mostraban mayor frustración y hostilidad y mejor ejecución en la
tarea de prueba que los sujetos externos.
• Los internos expuestos a alta indefensión previa (4 fracasos)
tenían más sentimientos de incompetencia y peor rendimiento
en la fase de prueba que los externos.
• Sujetos internos mostraban mayor reactancia e indefensión,
dependiendo de la cantidad de fracaso o del entrenamiento
previo en indefensión.
• Dimensión internalidad-externalidad parece regular la
intensidad de las reacciones afectivas ante el fracaso (alta
indefensión/altos sentimientos de incompetencia y baja
indefensión/alta hostilidad y frustración, mostrado por los
internos).
Marco teórico de Allport (a pesar de ser uno de los más significativos representantes del análisis de personalidad y
sus manifestaciones comportamentales a partir del concepto de rasgo):
“Ningún rasgo aislado, ni todos los rasgos juntos, determinan el comportamiento por sí solos. Las condiciones del
momento también son decisivas...exigen una forma especial de respuesta adaptativa [..]”.
“Nunca se encontrará una coherencia perfecta y tampoco hay que esperar encontrarla...Las más profundas
congruencias se darán después de un estudio intensivo de la organización de cada personalidad...Los rasgos a
menudo entran en acción en una situación y no en otras; no todos los estímulos son equivalentes en eficacia.”
Críticas más frecuentes al estudio de personalidad basado en el concepto de rasgo:
1. Entender la personalidad como la organización del conjunto de rasgos de la persona que se expresaría en
la tendencia estable a comportarse de manera similar en un amplio rango de situaciones. Esto es incapaz
de dar respuesta a la paradoja de que la conducta no es tan consistente en las distintas situaciones como se
predice desde el concepto de rasgo, ya que nuestra conducta varía en función de las demandas específicas de la
situación, y seguimos siendo la misma persona. La propia identidad personal sigue íntegra. La psicología del
rasgo apela a razones metodológicas que permiten seguir defendiendo que la norma es la consistencia y
que la variabilidad conductual es la excepción.
2. Empleo de unidades globales (los rasgos de personalidad), que son abstracciones elaboradas a partir de
promedios de conducta, que no responden a ningún caso concreto, y que dan por supuesto que el rasgo
significa lo mismo para cada persona y que viene definido por el mismo tipo de conductas.
3. Sostener que el rasgo traduce una tendencia generalizada a comportarse de una manera semejante en la
mayoría de las situaciones. El rasgo no permite predecir el comportamiento en una situación específica, es
decir, hace predicciones de conducta acontextuales (aplicables a cualquier situación ya que el determinante
de la conducta es la personalidad y la situación es un mero accidente sin mayor importancia). Por lo tanto, el
rasgo permite hacer predicciones promediadas aplicables a distintas situaciones. A veces no se cumple.
4. El rasgo describe a los individuos y tiene gran utilidad clasificatoria (taxonomía descriptiva), para identificar
tendencias comportamentales promedio, pero encuentra limitaciones para predecir el comportamiento de
individuos concretos (y su idiosincrasia) en circunstancias igualmente específicas.
A estas cuestiones intentan responder desde planteamientos socio-cognitivos, sugiriendo:
1. Conceptualización diferente de los elementos que integran la personalidad y de las interrelaciones existentes
entre los mismos, que permiten hablar de personalidad como sistema.
2. Delimitar el papel de la situación en la explicación de la conducta.
3. Ofrecer un marco de referencia desde el que explicar y predecir la conducta individual, atendiendo a las
circunstancias específicas en que en cada momento se desarrolla la conducta.
4. Conjugar la evidencia de “coherencia – regularidad – predictibilidad” de la conducta con la “variabilidad y
discriminabilidad” de la misma, apelando a la “capacidad discriminativa”.
El planteamiento socio-cognitivo parte de: La convicción de que “la discriminabilidad de la conducta y la
complejidad de las interacciones entre el individuo y la situación, sugieren la conveniencia de focalizarse más
específicamente en el modo en que la persona elabora y maneja cada situación particular, en vez de intentar inferir
los rasgos que tiene de forma general.”
Ü Conceptualización de Personalidad.
El carácter activo del ser humano define el marco de referencia desde el que entender qué es la personalidad y cómo
se expresa conductualmente en cada individuo: el ser humano elige, genera, crea el escenario en que se va a
desarrollar su conducta. En este sentido, las personas difieren en la manera de categorizar las situaciones en que se
encuentran, ya que interpretan y dan significado a los distintos indicios presentes. Una misma situación objetiva
puede tener significados diferentes para 2 personas distintas o para la misma persona en 2 momentos diferentes.
Las variables que definen los recursos personales, desde los que la persona se enfrenta a la situación y pone en
marcha el proceso dinámico que define y caracteriza cualquier manifestación de comportamiento, son:
1. Capacidad de simbolización 2. Capacidad de anticipación
3. Valores, intereses, metas y proyectos vitales 4. Sentimientos, emociones y estados afectivos
5. Mecanismos y procesos autorreguladores
Cuando la situación es altamente específica o infrecuente la conducta vendrá determinada en mayor medida por
las expectativas específicas estrechamente vinculadas a dicha situación.
Ü Explicación de Conducta
1. Coherencia Comportamental
La personalidad analizada en términos de DDII presenta una notable estabilidad a lo largo de la vida; pero
también en términos absolutos, porque aunque se producen cambios, estos suelen ser de pequeña magnitud. No
obstante, esta estabilidad de la personalidad no siempre se traduce en estabilidad comportamental: nos
comportamos diferente de un momento a otro y de una situación a otra aunque, paradójicamente, seguimos
aceptando las expresiones comportamentales como propias y los demás siguen reconociéndonos. Para hacernos a
la idea del alcance de esto, bastará tener presente 3 datos:
1) El mismo concepto de personalidad se asienta sobre la existencia de continuidad en la conducta (patrones
regulares de conducta), en base a los cuales se define característica y diferencialmente a cada individuo.
2) La existencia de regularidad y continuidad comportamental es un factor decisivo para el desarrollo y
mantenimiento del sentimiento de propia identidad. Uno se define a sí mismo a partir de la observación de su
conducta en diferentes momentos y situaciones por lo que se necesita establecer nexos de continuidad entre las
distintas manifestaciones conductuales para crear una imagen armónica de sí mismo.
3) La existencia de patrones regulares de conducta es importante para anticipar y predecir la propia conducta y la
de los demás, propiciando el desarrollo de conducta adaptativa.
Nadie duda que su conducta es en gran medida reflejo de su modo de ser, de su personalidad. La confusión surge
desde la psicología de rasgos, que asume que la personalidad es un conjunto de tendencias generalizadas de
conducta, independientes del contexto. Desde los planteamientos socio-cognitivos, la personalidad se identifica
esencialmente por el dinámico sistema de interrelaciones entre procesos psicológicos y factores ambientales. Desde
esta perspectiva no debería sorprender la variabilidad conductual: precisamente, lo que define la conducta de un
individuo es la presencia de perfiles estables de covariación situación-conducta, cuyo conocimiento nos permite
predecir la conducta en términos de relaciones de contingencia, que identifican las condiciones y circunstancias en
que es más probable la ocurrencia de uno u otro tipo de conducta.
(Ej: Una persona A mostrará la conducta X en una situación, mientras que en otra situación mostrará la conducta Z.)
La observación del patrón de relaciones de contingencia situación-conducta, que hace que la persona ponga en
marcha la respuesta que crea más adaptativa nos permite conocer la dinámica de interrelaciones entre
procesos cognitivos, afectivos y motivacionales, que configura su personalidad. Estas relaciones de contingencia
identifican la relación de codependencia entre características de la situación, contexto o circunstancias en que se
encuentra la persona y la forma específica de conducta con que responde a las mismas. La presencia de
contingencia puede expresarse mediante expresiones conectivas (“en orden a..” “porque...” “siempre que ..
entonces”) que establecen asociación entre conducta-situación externa, o entre conducta-situación/estado interno.
El comportamiento es discriminativo y cambia en función del modo en que el individuo:
o Perciba la situación
o Valore sus recursos para hacerle frente
o Pondere las consecuencias esperables de las alternativas de respuesta con las que cuenta.
Finalmente, la conducta puede cambiar en función de la decisión que tome la persona acerca del tipo específico de
conducta que espera le proporcionará el mayor ajuste posible entre sus competencias, necesidades, valores y
proyectos, por una parte, y las demandas de la situación, por otra.
Diremos que la conducta es coherente, en la medida en que siempre responde a la interacción que en cada
ocasión y circunstancia se establece entre características del individuo y requerimientos específicos de la situación.
(Ej.: una persona se comportará de manera similar en varias ocasiones si el balance persona-situación es semejante
y la conducta cambiará si el balance persona-situación es diferente o cambian los elementos q entran en interacción).
Si observáramos la conducta de una persona durante un largo tiempo, veríamos que su comportamiento muestra un
patrón de estabilidad y variabilidad que es coherente; cuya lógica interna y coherencia encontraremos analizando las
características de la situación y los recursos que pone en juego en cada caso.
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Personali
Tema 9: Aproximaciones Sociocognitivas al estudio de la Personalidad 2016
Así, por ejemplo si un individuo se caracteriza por “reaccionar agresivamente cuando se siente amenazado”:
(a) cabría esperar que su conducta sea consistentemente agresiva siempre que se sienta amenazado
(b) pero de igual modo y apoyándonos en la misma proposición, se entenderá que no se comporte agresivamente en
aquellas otras ocasiones en que no se sienta amenazado.
De esta forma, podemos decir que su conducta muestra coherencia aunque varíe de unas ocasiones a otras.
2. Implicaciones para el Conocimiento de la Personalidad
La observación sistemática del patrón de estabilidad y cambio que caracteriza la conducta de una persona, nos
permite conocer más profundamente el sistema de interrelaciones entre procesos psicológicos que define su
personalidad, que si nos basásemos sólo en la tendencia media de conducta en una muestra de situaciones.
Ej.: 2 personas con igual promedio de conducta (desde los supuestos de la psicología de rasgos, nos llevaría a
que la calificásemos con igual nivel en el rasgo de personalidad del que tal conducta es indicador) pueden diferir en
frecuencia o intensidad con que realizan dicha conducta en distintas situaciones. A ambas las caracteriza por igual
el rasgo, es decir, son iguales en términos de rasgo pero, se comportan de manera claramente diferente.
Se representan los perfiles de conducta hipotéticos de 2 personas, así como el
perfil medio del grupo normativo de referencia. La gráfica pone de manifiesto
que lo que diferencia a una persona de otra no es tanto la tendencia promedio
de respuesta (de hecho la puntuación media de ambos es idéntica (5), sino el
patrón de relaciones situación-conducta que caracteriza a cada una. Así,
puede apreciarse cómo difieren de manera significativa en el tipo de
situaciones que activa su conducta, presumiblemente porque las perciben y
valoran de manera diferente (A1 y A2 vs. C1 y C2), mientras no difieren entre
sí, ni del promedio grupal en otra situación (B en el ejemplo), que
probablemente resulta irrelevante para ambos sujetos, o al menos como un
factor no diferencialmente distintivo como elicitador de la conducta analizada.
Por otro lado, puede observarse que en la conducta de ambos sujetos existe
un hilo conductor, coherencia, que se refleja en el hecho de que la conducta se
presenta en aquellas situaciones funcionalmente similares; este es el caso de las situaciones A1 (Entrevista
importante de empleo) y A2 (Dar una conferencia ante personas que no conoce), por una parte, y C1 (Esperando a
someterse a una intervención quirúrgica) y C2 (Ser tomado como rehén en un atraco), por otra.
Se observa que el sujeto A presenta la conducta fundamentalmente cuando la situación comparte las características
definitorias de las situaciones A1 y A2, pero no en las situaciones C1 y C2; el patrón inverso presenta el sujeto B.
¿Qué elementos tienen en común las situaciones activadores frente a las inhibidoras de conducta y qué procesos
psicológicos están implicados en cada caso? Una misma conducta tiene significados distintos en función del contexto
por lo que observar, en un nº representativo de situaciones, los cambios de conducta según la situación, permite
identificar qué procesos psicológicos están implicados, qué busca satisfacer el sujeto, cómo percibe la situación y a
qué configuración estimular está respondiendo. A partir de esta evidencia, podríamos predecir ante qué situaciones
presentará en el futuro la conducta estudiada. Si tomáramos como base el promedio observado de la conducta, la
probabilidad de predicción acertada, disminuiría.
3. Implicaciones Predictivas y Adaptativas
Observar sistemáticamente la conducta en un rango amplio de situaciones posibilita hacer predicciones de la
conducta individual en situaciones específicas si, dicha observación, nos permite conocer el perfil estable interactivo
que el individuo desarrolla:
o Predicciones contextualizadas: en las que el análisis y predicción de la conducta siempre se hace tomando en
cuenta el contexto en que tiene lugar la conducta. El individuo se le ha categorizado en base a su perfil estable
interactivo, expresado en relaciones de contingencia «situación... conducta».
o Predicciones descontextualizadas: dónde se atribuye al sujeto un determinado nivel de rasgo, siempre reflejan
promedios de conducta y NO la conducta concreta en cada situación específica
Analizar discriminativamente y valorar la conducta en términos condicionales (situación-conducta) y contextuales
aporta unas claras ventajas adaptativas:
1. Flexibilidad a la hora de interpretar la conducta.
2. Nos hace ser más comprensivos, ya que nos aporta una visión más realista y equilibrada de la conducta y sus
circunstancias.
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Tema 9: Aproximaciones Sociocognitivas al estudio de la Personalidad 2016
3. Nos permite anticipar acontecimientos futuros con mayor relativismo y ponderando con realismo todas las
posibles contingencias.
EJ. Se reacciona emocionalmente más intensamente, si la experiencia negativa se interpreta debida a alguna
característica propia, difícil de cambiar (pensar que se es un inútil), que si se tienen en cuenta las circunstancias en
las que se ha producido el fracaso (suspendí porque me dolía la cabeza).
4. ¿Inconsistencia o Facilidad Discriminativa?
El análisis de la conducta como esfuerzo adaptativo en respuesta a las cambiantes demandas de la situación: Nos
permite dar una respuesta a la aparente contradicción existente entre:
o Por una parte, la variabilidad observable en la conducta individual.
o Por otra, la sensación de que por encima de la variabilidad, el estilo de comportamiento que nos caracteriza a
cada uno tiene coherencia interna.
Al observar nuestra conducta o la de otros, podemos detectar ciertos elementos comunes que introducen cierto orden
a través de la variabilidad existente en el comportamiento en situaciones y momentos diferentes. Detectar este orden
es lo que permite mantener una imagen continua de nosotros y de los otros y anticipar conductas futuras.
o La aparente discrepancia variabilidad conductual-percepción de coherencia, se plantea sólo si la conducta se
entiende como expresión de predisposiciones de conducta generalizadas y estables existentes en el individuo
(Teoría de Rasgos). En este caso, percibir coherencia en la conducta es correcto y percibir variabilidad (falta de
consistencia) se debería a problemas metodológicos, sesgos en la observación de conducta, etc.
o Tal discrepancia desaparece si entendemos la conducta como reflejo del estilo peculiar con el que las personas
hacen frente a las situaciones, lo que define y caracteriza a las personas es un sistema organizado de
competencias, potencial de conducta y procesos psicológicos estrechamente interrelacionados, que se activan
diferencialmente según los requerimientos de la situación a la que uno se enfrenta en cada momento.
Desde la perspectiva socio-cognitiva, la variabilidad conductual es expresión genuina de la constante interrelación
codependiente individuo-requerimientos situacionales. Los cambios situacionales que se observan en la conducta NO
deben entenderse como muestra de inconsistencia, sino como indicadores de la capacidad discriminativa con la
que el ser humano dirige y regula su conducta. Así, la variabilidad en la conducta debe entenderse como expresión
del esfuerzo adaptativo que realiza la persona. Prestar atención a las demandas de la situación en que se encuentre
la persona y buscar la respuesta que posibilite el mejor equilibrio recursos personales-exigencias de la situación.
Una vez reconocidos los cambios conductuales, ¿Cómo explicar que tengamos la sensación de coherencia en
nuestra conducta? Consideraciones a tener en cuenta:
Ü El sistema de interrelaciones entre los elementos que configuran la personalidad, se va estabilizando en el
desarrollo vital de la persona por lo que, se van estableciendo patrones más estables de activación e inhibición
entre estos elementos, facilitando así la creciente estabilidad con que percibimos y reaccionamos a las
situaciones y problemas de nuestra vida.
Ü Las personas se enfrentan a una situación en función de la recreación que hacen de la misma al percibirla y
valorarla sirviéndose de una serie limitada de criterios, que determinan que diversas situaciones compartan
algunos criterios, convirtiéndose de esta forma en funcionalmente equivalentes.
Considerar estos 2 aspectos permitirá: detectar que nuestra conducta ciertamente o cambia drásticamente o lo hace
de manera insignificante, pero lo que está claro es que estos cambios no se producen de manera errática o aleatoria.
La observación y conocimiento del perfil discriminativo que describe el estilo peculiar con el que cada uno intenta
responder adaptativamente a los problemas que se le presentan, son la base sobre la que se asienta la percepción
de coherencia en nuestra conducta. De igual modo, la coherencia es lo que hace posible predecir el comportamiento
del individuo en situaciones específicas: ante qué características de la situación se activan unos procesos
psicológicos y no otros....
Por último, igual que hablamos de situaciones funcionalmente equivalentes debemos hablar de conductas
funcionalmente equivalentes.
Ü El Concepto de Estrés
Coloquialmente es un término muy utilizado, pero dentro del marco científico su definición es controvertida. En
términos generales, podemos referirnos a un estado que denota cierto malestar interno (decimos “estoy estresado”),
o a la presencia de inconveniencias y dificultades de diferentes tipos (físicas, sociales), que se acompañan de una
serie de demandas y obligaciones (cuando estamos sobrecargados o tenemos que tomar una decisión difícil).
Si nos atenemos a la dimensión temporal, el estrés puede ser algo puntual o un proceso más largo.
Finalmente, ante los acontecimiento estresantes, no todos reaccionamos, ni de un modo similar, ni de una forma
totalmente pasiva (algunos restauran rápidamente su comportamiento habitual, reduciendo el impacto del suceso
estresante y otros reaccionan de una manera más desadaptativa, poniendo en marcha acciones que no son efectivas
para disminuir el efecto del estrés, y mostrando respuestas de intenso enfado, miedo, ansiedad o tristeza).
El estudio del estrés se ha desarrollado a través de 3 corrientes que lo han abordado desde ópticas diferentes:
1. La basadas en la respuesta. 2. La basadas en el estímulo. 3. La basada en la valoración cognitiva
Si se consideran en su conjunto, ofrecen una visión comprehensiva de lo que es el proceso de adaptación al estrés.
1. Perspectiva basada en la Respuesta.
Se originó dentro del campo de la biología, a partir del trabajo inicial de Cannon. Posteriormente, se desarrolló
con los estudios de Selye. Para Selye el foco de interés está en la respuesta por lo que, el estrés no se identifica con
la presencia de un estímulo nocivo para el organismo, sino que el estrés equivale al conjunto de reacciones
corporales que se producen en el organismo cuando están presentes estímulos ambientales o psicológicos dañinos.
A estos estímulos los denominó estresores. El modelo de Selye es importante porque:
1. Estableció la distinción entre el estresor y la respuesta de estrés.
2. Propuso el Síndrome General de Adaptación (SGA) para describir el proceso que se genera en un organismo,
como consecuencia del efecto prolongado de un estresor. El SGA se caracteriza por 3 estadios, a lo largo de los
cuales el estrés está presente, pero se manifiesta de diferente modo:
• Estadio de alarma. Se produce una respuesta generalizada del SNA, como reacción al shock inicial que produce
el estresor. Esta reacción (en torno a las 24h) se caracteriza por una reducción en la actividad del SNS. Si el
estresor permanece (más de 24h) comienza la fase de “lucha o huida”, en la que se activa el sistema simpático-
adrenal y se liberan corticoides, adrenalina y noradrenalina. Se produce un incremento en la presión arterial, la
frecuencia cardíaca, la coagulación sanguínea, y el aporte de sangre a los órganos, originándose un estado de
energía y activación.
• Estadio de resistencia. Ante la persistencia del estresor, se reduce notablemente la respuesta de alarma. El
organismo mantiene su funcionamiento interno por encima del nivel normal para poder adaptarse al estresor.
• Estadio de agotamiento. Cuando el organismo no es capaz de recuperar su equilibrio inicial, o la presencia del
estresor sigue causando un efecto excesivo. Se incrementa la actividad endocrina, y dado el elevado nivel de
corticoides y la disminución que sufren los recursos del organismo, comienza a haber daños en el sistema
cardiovascular, en el sistema digestivo y en el inmunológico. Deterioro hasta el punto de poder enfermar o morir.
2. Perspectiva basada en el Estímulo.
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Tema 10: El Proceso Adaptativo 2016
Centra su atención en las particularidades y características del estímulo estresante. Un acontecimiento
estresante o estresor, es aquel que impone al individuo unas demandas excesivamente altas o bajas, ya sean de tipo
físico, social o psicológico, sobrecargando sus recursos y generándole una respuesta de estrés. Para que un
acontecimiento se considere estresante tiene que tener la capacidad de alterar el equilibrio interno del individuo, y de
promover la activación de los mecanismos de adaptación de la persona, con el fin de restablecer los niveles iniciales.
Los sucesos estresantes se clasifican en las siguientes categorías (Wheaton, 1999):
A. Contrariedades. Son problemas diarios experimentados por la mayoría con cierto malestar, frustración o
irritación (ej. estar en un atasco).
B. Sucesos vitales. Son menos frecuentes que los diarios y poseen un mayor impacto. Su aparición está clara y
bien definida en el tiempo. Requieren del individuo un mayor ajuste (ej. un despido).
La característica más relevante de estos sucesos, es el cambio que obliga a la persona a realizar en su
funcionamiento normal para poder adaptarse a ellos.
C. Acontecimientos crónicos. Surgen de una forma menos definida que los vitales, tienen un desarrollo más lento
y continuamente problemático. Hasta que finalizan, se mantienen a lo largo de un período de tiempo prolongado.
Rasgos de estos acontecimientos:
• Presencia de continua amenaza (personas que han sufrido un infarto, deben asumir la posibilidad de que ocurra
de nuevo).
• Incertidumbre (tiempo de espera para un trasplante).
• Exigencias excesivas, ante las que los recursos son limitados (ingresos insuficientes para cubrir gastos).
• Restricciones estructurales que puede impedir el acceso a los medios para alcanzar los objetivos deseados
(compaginar desarrollo profesional con vida familiar en determinados trabajos).
• Falta sistemática de recompensa en tareas que requieren una alta inversión de esfuerzo.
• Complejidad, dada por el contenido de las responsabilidades asociadas a los roles, por el propio conflicto entre
roles, o por la inestabilidad de los acontecimientos.
D. Acontecimientos traumáticos. Son inusuales dentro de la experiencia humana. Pueden ocurrir de forma
aislada, o como problemas crónicos de larga duración (tener un familiar con un problema mental severo).
Generan una respuesta de intenso malestar psicológico, el cual puede mantenerse de forma duradera.
Esta perspectiva evalúa de forma objetiva los acontecimientos estresantes pero, no menos importante resulta la
interpretación subjetiva. Por lo tanto, para poder estudiar el estrés y el proceso de adaptación se debe considerar
también el impacto de las situaciones estresantes sobre cada individuo. Dicho impacto viene determinado por la
valoración cognitiva que se haga de las mismas.
Ü La Adaptación al Estrés
1. La Teoría Cognitivo-Relacional del Estrés
La 3ª perspectiva en el estudio del estrés es la formulada por Lazarus y Folkman. Uno de los fundamentos para
poder comprender el estrés desde esta teoría es la consideración conjunta de la persona y el entorno de manera
que, la relación entre ambos sistemas constituye la unidad de análisis. Desde este marco, el estrés psicológico
es “una relación particular entre el individuo y el entorno, el cual es evaluado por el individuo como amenazante o
desbordado para sus recursos, y que pone en peligro su bienestar”. El estrés, por lo tanto, representa un tipo de
relación, y más concretamente un tipo de evaluación: la que establece la persona con respecto a cada situación.
Otro aspecto es que contempla al estrés y a sus mecanismos de evaluación y afrontamiento como procesos
dinámicos:
• El estrés, la evaluación y el afrontamiento pueden variar conforme se modifique la relación persona-entorno.
De hecho, para estos autores, la esencia del estrés y de sus mecanismos de evaluación y afrontamiento es que
son fenómenos cambiantes.
• Considera que la relación entre el individuo y el entorno es bidireccional.
La teoría de Lazarus y Folkman identifica 2 procesos que nos permiten comprender por qué para unas personas
determinados acontecimientos resultan estresantes, mientras que para otras no. Ambos (valoración y estrategias)
actúan como factores mediadores en la relación de estrés que se establece:
a) Valoración cognitiva de los acontecimientos y recursos personales disponibles para hacerles frente.
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Tema 10: El Proceso Adaptativo 2016
Proceso a través del cual la persona percibe en qué medida un suceso, o una situación determinada, es relevante o
no para su bienestar. Se refiere al significado adaptativo que tiene para el individuo la situación: dependiendo de este
significado se relacionará con la situación de forma estresante, o no, reaccionando de diferente manera desde el
punto de vista cognitivo, emocional y conductual.
1.1. Valoración Primaria: El individuo evalúa si en la situación hay algo relevante para él que esté en juego. Hay
varios tipos de valoración primaria:
Aquella mediante la cual la persona puede considerar que la situación es irrelevante sin haber nada
comprometedor e importante. Esto, en sí mismo, no posee un alto valor adaptativo, aunque es de importancia el
proceso cognitivo por el que el individuo discrimina entre lo que es importante para bienestar y lo que no.
Aquella mediante la cual evalúa la situación como beneficiosa, es decir, percibe que le genera bienestar y puede
proporcionarle consecuencias favorables.
Aquella mediante la cual evalúa la situación como estresante, es decir, le atribuye un significado/percepción de
daño-pérdida (cuando el individuo ya ha sufrido algún tipo de daño o consecuencia negativa), de amenaza
(anticipación de dificultades, o estimación de pérdidas y consecuencias negativas), o de reto (algo que puede ser
manejado o que se puede extraer algún tipo de beneficio aunque se corra riesgo de sufrir algún daño). La
percepción de reto está muy próxima a la de amenaza. Ambas pueden darse a lo largo de una misma situación, o
conforme la situación vaya cambiando.
La valoración de un acontecimiento o situación como dañina o beneficiosa depende de las peculiaridades de la
situación (demandas objetivas, limitaciones) y de las características que tenga el individuo (jerarquía de metas y
valores, autoestima, expectativas sobre el locus de control o competencia personal).
1.2. Valoración Secundaria: El individuo sopesa qué puede hacer en relación con la situación que le resulta
estresante, es decir, evalúa que opciones y recursos de afrontamiento están a su disposición, cuáles va a utilizar y
cómo. Puede ir variando dependiendo de cómo vaya evolucionando la situación y de los posibles cambios que se
produzcan en la valoración primaria. A su vez, la valoración primaria puede variar en consonancia con la
secundaria por lo que es preciso considerar ambas interdependientes.
Dentro de la valoración secundaria destaca la percepción de control personal: en qué medida se ve capaz de
llevar a cabo medidas para poder manejar la situación adecuadamente (expectativa de resultados). Cuando
estima que posee la capacidad necesaria para hacer frente a un suceso estresante, tiende a valorarlo como un
reto, lleva a cabo acciones de afrontamiento más eficaces, y presenta un mejor ajuste psicológico. Hacer esta
valoración va asociado también a altos niveles de autoestima, optimismo, bienestar emocional y resiliencia.
b) Estrategias de afrontamiento que se pongan en marcha para manejar esos sucesos.
2.1. Definición: Esfuerzo cognitivo y conductual que lleva a cabo el individuo para manejar el estrés psicológico, con
independencia de que lo logre o no. Se pueden destacar las siguientes características de las estrategias:
• Representan lo que el individuo piensa, hace y siente para conseguir adaptarse. Las estrategias de
afrontamiento, suponen un esfuerzo deliberado.
• Son acciones que no ocurren en el vacío, sino que se ponen en marcha ante las demandas que plantea cada
situación particular por lo que, para entenderlas, es necesario considerar el contexto en el que ocurren.
• Varían conforme se va desarrollando la interacción estresante, o por cambios temporales. Al mismo tiempo,
pueden transformar las valoraciones cognitivas que se realicen a lo largo de la transacción de estrés.
• Su eficacia depende de los efectos que tengan a corto y largo plazo. En consecuencia, no puede hablarse de
estrategias intrínsecamente eficaces o ineficaces. Cualquiera de las estrategias pueden funcionar mejor o
peor dependiendo de la persona, el contexto, y la interacción entre persona y contexto.
2.2. Funciones (no son excluyentes):
• Alterar la situación estresante para eliminarla o cambiarla. Es un afrontamiento centrado en el problema que
se pone en marcha cuando se considera que existe la posibilidad de modificar el acontecimiento estresante.
• Regular las respuestas emocionales que la situación esté provocando en el individuo. Es un afrontamiento
centrado en la emoción, el cual es más probable que se utilice cuando se cree que no puede hacerse nada
por alterar el suceso estresante.
Lazarus y Folkman sostienen que el afrontamiento centrado en el problema no puede resultar efectivo si no se actúa
también sobre la respuesta emocional, para lo cual es preciso un afrontamiento orientado a la emoción.
2.3. El Afrontamiento como Proceso o como Estilo:
Adaptativas Desadaptativas
Aceptación. Tolerar la existencia del acontecimiento sin Desvinculación conductual. Reducir el esfuerzo por continuar
evitarlo, pero sin que interfiera en el funcionamiento de la afrontando el estresor, o renunciar a lograr los objetivos que
persona. Se suele poner en marcha cuando no existe están siendo obstaculizados por la presencia del mismo.
posibilidad de que el estresor vaya a cambiar.
Afrontamiento activo. Dar los pasos necesarios, y mantener el Desvinculación mental. Evitar pensar en el estresor o en las
esfuerzo, para intentar eliminar, cambiar, o reducir el impacto interferencias producidas en relación con las metas personales.
negativo del estresor. Finalidad: solucionar el problema.
Autocontrol. Evitar actuar de forma prematura, esperando a Negación. Intentar actuar como si el estresor no estuviera
que se dé la situación apropiada para enfrentarse al estresor. presente, o negar su existencia. Al igual que la anterior, puede
Esta estrategia es activa (trata de favorecer el manejo del resultar útil pero perjudicial si se mantiene en el tiempo.
estrés) y pasiva (equivale a no actuar).
Búsqueda de apoyo social instrumental. Buscar consejo, Ventilación de las emociones. Darse cuenta y expresar el
información o ayuda en los demás. malestar emocional asociado con el estresante. Puede ser
beneficioso puntualmente, pero utilizado de manera constante,
interfiere con la búsqueda y puesta en marcha de soluciones
2. Afrontamiento y Adaptación:
1) Funciones y consecuencias del afrontamiento:
En el estudio del afrontamiento es importante la diferenciación entre: la función que cumplen las estrategias que
se utilizan en una situación determinada, y los resultados, o el tipo de consecuencias, que a corto y largo plazo
se pueden obtener de ellas. El afrontamiento, en sí mismo, representa un conjunto de acciones que cumplen
funciones diferentes; resultando estas funciones, a su vez, independientes del grado de efectividad que posean.
Se entiende que el afrontamiento puede ser adaptativo si promueve en el individuo un funcionamiento físico,
psicológico y social adecuado. O desadaptativo, cuando las consecuencias que se deriven de su uso sean
negativas. Para afrontar un acontecimiento severo o importante, combinar estrategias dirigidas a distanciarse o
desvincularse de aquellos aspectos ante los que no se puede hacer nada, puede favorecer la adaptación del
individuo si, al mismo tiempo, se ponen en marcha otras acciones dirigidas a aproximarse a las dimensiones del
suceso negativo que sí pueden ser modificables. Ambos tipos de afrontamiento (aproximación / distanciamiento)
pueden actuar como procesos complementarios, capaces de amplificar mutuamente sus efectos positivos.
Cuando el acontecimiento al que hay que enfrentarse es controlable, las estrategias de afrontamiento centradas
en el problema son más efectivas que las centradas en la emoción. Si el acontecimiento estresante se percibe
como no controlable, utilizar estrategias orientadas al manejo de la emoción es más conveniente.
Esto se denomina “bondad de ajuste”: grado de ajuste entre la valoración de control que hace el individuo con
respecto a la situación de estrés, y el tipo de afrontamiento que, en consecuencia, pone en marcha.
Empíricamente, la “bondad de ajuste” ha recibido un apoyo parcial, habiéndose obtenido más evidencia a favor
de la idea de que, cuando la persona percibe control sobre la situación, el uso del afrontamiento centrado en el
problema resulta más beneficioso. Los resultados sobre las consecuencias positivas del afrontamiento centrado
en la emoción, cuando la situación es valorada como no controlable, han sido menos consistentes.
→ Estrategias como aceptación, reestructuración positiva, o autocontrol se han asociado con resultados
positivos: menor malestar en pacientes con cáncer, o mayor adherencia a los tratamientos.
→ Otras como la autocrítica, la evitación, o la ventilación emocional se han relacionado con estados
afectivos negativos y con menor nivel de eficacia para afrontar el suceso estresante.
Estos resultados sustentan la idea: la efectividad del afrontamiento debe estudiarse, y evaluarse, en función de
las consecuencias que tengan las diferentes estrategias y, por tanto, en función de lo adaptativas que sean para
el individuo. De ahí que no resulte empíricamente sostenible considerar a priori las estrategias de afrontamiento
como procesos inherentemente buenos o malos.
Aspectos que pueden influir sobre el grado de adaptación que pueden facilitar las estrategias: factores
situacionales, características del individuo y el ajuste entre las características del estresor, la evaluación que se
haga del mismo, y las estrategias de afrontamiento que se pongan en marcha.
Afrontamiento preventivo “Antes de actuar, planifico mis estrategias para cambiar una situación”, “Me
preparo ante los eventos negativos”, “Pienso por adelantado para evitar
situaciones peligrosas”
Desde la perspectiva donde las personas juegan un rol activo en su propio desarrollo y funcionamiento, se defiende
el marcado carácter propositivo del organismo. Unas de las características distintivas de los seres humanos es
que se orientan hacia objetivo o metas que eligen en función de sus propios intereses y valores. Por ello, la mayor
parte de la conducta NO está controlada desde el exterior, sino que está autorregulada.
Autorregulación: prerrequisito crucial para el logro de las metas (Bandura,1997). Cualquier conducta dirigida a
meta, por sencilla que sea, requiere de capacidad de autorregulación, aunque este hecho se acentúa aún más si las
metas son a LP. En el proceso de dirigirse a metas las personas tendrán que trabajar duro, renunciar a recompensas
inmediatas, resistir tentaciones, soportar frustraciones, inhibir respuestas automáticas, combatir hábitos de respuesta
muy arraigados y evitar distracciones hasta conseguir los esperados beneficios.
Todas las metas requieren que la persona realice cambios en su manera habitual de pensar, sentir y comportarse. La
autorregulación implica cambiar el self, sobreponerse a patrones preexistentes de pensamientos, sentimientos y
conductas ocurre cuando la persona intenta cambiar la manera habitual en que piensa, siente o se comporta.
Las conductas autorreguladoras son una capacidad necesaria en el desarrollo vital y están diseñadas para
maximizar los intereses del individuo a LP. Se ha comprobado que:
⇒ Capacidad de autorregulación contribuye: al éxito en la vida escolar, laboral y social y mantiene una relación
inversa con psicopatologías.
⇒ Ausencia de autorregulación subyace a muchos problemas personales y sociales, como fracaso en la escuela,
desórdenes de conducta y un amplio rango de patrones de conducta adictiva o antisocial.
El término autorregulación (en este tema) se va a emplear para referirse a:
1. Procesos de autorregulación. Se ponen en marcha cuando la persona compara su estado actual real con el
estado deseado que le gustaría alcanzar.
2. Estrategias de autorregulación. Se siguen para llegar al estado deseado.
Ü Procesos de Auto-Regulación.
Ü Estrategias de Auto-Regulación.
1. Una estrategia que es inherente al mismo proceso de autorregulación y fundamental cuando las metas se
plantean a LP es subdividir la meta final en metas parciales. Esta estrategia permite evaluar si se ha logrado o
no la meta parcial y posibilita conseguir refuerzos parciales, los cuales, son evaluaciones positivas del self.
Estos autorrefuerzos facilitan que la persona se siga esforzando para conseguir la meta final.
2. Otra estrategia básica y de carácter general es que la meta sea importante para el individuo y esté integrada
en su sistema motivacional, es decir, que sea congruente con otras metas y valores. El valor de la meta se deriva
de que sirva para conseguir otras metas o necesidades de orden superior. Está muy ligado al compromiso. Que la
persona esté comprometida o tenga intención de llevar a cabo la meta es necesario, pero NO suficiente para que
finalmente se ponga en acción, por lo menos en metas complejas. Finalmente, que exista congruencia entre las
metas que el individuo está intentando conseguir y las metas o necesidades de orden superior es muy importante
para el inicio y mantenimiento de la conducta dirigida a meta. Las metas intrínsecas se asocian con mejor
rendimiento que las extrínsecas.
Estudio de Stadler, Oettingen y Gollwitzer (2010). Compararon la eficacia de 2 intervenciones sobre la conducta
de ingesta de frutas y verduras (desde 1 semana a 24 meses):
⇒ 1ª Intervención: sólo se daba información sobre los beneficios de una dieta saludable tanto a corto como a LP, a
la vez que se les animaba a consumir 5 raciones de frutas y verduras diarias.
⇒ 2ª Intervención: además de información se entrenaba brevemente en diversas estrategias de autorregulación.
La 1ª medida fue antes de la intervención, tomándose como línea base. Las 5 medidas siguiente se realizaron una
semana inmediatamente después de la intervención y 1, 2, 4 y 24 meses después de la misma.
Resultados: Ambos grupos: el nº de raciones tomadas después de 1 semana y, 1, 2 y 4 meses después de la
intervención se incrementó significativamente respecto a las raciones tomadas en línea base. Sólo en el grupo en el
que se practicaron estrategias autorreguladoras aumentaron significativamente la ingesta de frutas y verduras,
respecto a la línea base, a los 24 meses. Ambos grupos diferían significativamente: en las medidas realizadas a
los 4 y 24 meses, indicando que el grupo que ejercitó las estrategias de autorregulación consumía más raciones de
frutas y verduras que los que sólo recibieron información sobre los beneficios de una dieta saludable.
Las estrategias de autorregulación son esenciales para el inicio de la conducta dirigida a meta, pero sobre todo
para mantener la conducta por largos períodos de tiempo.
1. Estrategias para Demorar la Gratificación.
Un aspecto fundamental en la persecución de metas a LP es la capacidad para demorar la gratificación inmediata en
aras de conseguir una compensación mayor en un tiempo posterior. Todas las metas que se prolongan en el tiempo
requieren la renuncia de gratificaciones inmediatas. La demora de la gratificación constituiría un constructo
subordinado a otro más amplio al que se denomina “Resistencia a la Tentación”. Las tentaciones son posibilidades
atractivas, y en el contexto de las metas y la autorregulación, son como metas alternativas que aportan premios más
inmediatos, pero menos importantes.
Para estudiar estos fenómenos se ha empleado “El Paradigma de la Demora de la Gratificación” (Mischel). En los
estudios dentro de esta perspectiva, se muestra algún producto consumible (dulces) a, niños normalmente, y se les
presenta un dilema: esperar a que el experimentador vuelva (máx. 20 min. para que regrese aunque ellos no lo
saben) y obtener 2 productos, o tocar una campana y que el experimentador vuelva inmediatamente, pero sólo
obtendrían 1 producto. La capacidad de autorregulación o autocontrol, en este caso de demorar la gratificación, se
mide por el tiempo que tarda cada uno de los niños en tocar la campana.
En los muchos estudios realizados se han ido introduciendo diferentes condiciones, en muchos casos basadas en la
observación del comportamiento natural, para conocer los determinantes, facilitadores e inhibidores, de esta demora.
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Tema 11: Auto-Regulación de Conducta 2016
De las revisiones realizadas, se pueden destacar los siguientes resultados significativos:
⇒ Cuando la recompensa está presente, los niños esperan muy poco para tocar la campana (1min. aprox.), es
decir, no muestran capacidad para inhibir sus respuesta impulsivas.
⇒ Cuando la recompensa está presente, pero no resulta saliente, la mayoría de los niños son capaces de
esperar bastante tiempo.
⇒ Aunque la recompensa esté saliente y sea sobresaliente, si se emplea una estrategia interna de
autorregulación (fijar la atención fuera del objeto), los niños son capaces de esperar por más tiempo.
⇒ A pesar de la exposición a la recompensa, la mayoría de los niños son capaces de esperar el tiempo requerido si
se distraen con algún objeto externo. La eficacia del distractor depende de lo interesante que resulta.
⇒ La distracción cognitiva autogenerada (pensar en cosas divertidas como canciones o juguetes) permite a los
niños demorar la gratificación hasta el tiempo requerido.
⇒ Los niños esperaban la totalidad del tiempo cuando pensaban en los aspectos NO consumatorios del
producto (envoltorio o tamaño), mientras que no eran capaces de esperar cuando se centraban en aspectos
consumatorios (sabor, olor, textura..).
De estos resultados se desprende que ciertas estrategias son efectivas para la demora y que se recomienda su
empleo: además de no exponerse directamente a los objetos deseados, la estrategia más importante para
conseguir demorar la gratificación o resistir, se refiere al manejo adecuado de los recursos atencionales (no
focalizar la atención en los objetos que constituyen la gratificación, sobre todo en aspectos consumatorios).
Los aspectos consumatorios son las características que hacen que sean deseables o tentadores los objetos o
metas que se quieren conseguir. Tienen que ser identificados en función de cada contexto particular. Centrarse en
estos aspectos consumatorios sí que sería una buena estrategia cuando se pretendan instaurar los aspectos
deseables de la tarea o comportamiento en el repertorio conductual del individuo.
2. Estrategias de Planificación o Implementación.
Una vez elegida la meta, existen diferentes maneras de alcanzarla. Esa flexibilidad que permite cambiar de ruta
cuando se fracasa y que la persona decida cómo conseguirla. Una estrategia muy eficaz es la de “planificar
anticipadamente” qué conducta se va a iniciar, cuándo se va a realizar, dónde se va a llevar a cabo, y por cuánto
tiempo se va a mantener. Esos planes pueden variar en complejidad y especificidad, pero todos tienen la misma
función principal, la de facilitar la ejecución de la tarea. También se la denomina “Implementación de la
Intención” (puesta en marcha de una intención).
Planificación o implementación se basa: Identificación previa de qué conductas son las más instrumentales o
adecuadas para lograr las metas y qué situaciones son las más favorables para llevarlas a cabo y, además, permite
crean un vínculo asociativo entre estas situaciones y la conducta. Es especialmente efectiva cuando emplea el
formato “Si...entonces..” (Nooooooo, un condicional). “Si…” describe una situación que se considera como buena
oportunidad para actuar y el componente “entonces…” describe una conducta instrumental dirigida a meta: así se
vinculan las situaciones críticas y la conducta, que se iniciaría una vez que la situación relevante aparece.
Ej: “Si estoy haciendo la tarea en mi casa, entonces ignoraré los mensajes que lleguen a mi móvil”.
Diferentes estudios han demostrado que la planificación es una estrategia muy eficaz para el logro de las metas:
o Los planes resultan efectivos para conseguir una gran variedad de metas relacionadas con el consumo, el medio-
ambiente, el rendimiento académico, o la salud.
o También es muy útil para conseguir metas cuando las personas puntúan bajo en el rasgo de responsabilidad y/o
tienen dificultades para regular su comportamiento.
o Los efectos de la implementación son más fuertes cuando las tareas son difíciles.
o La implementación es una estrategia muy útil para lograr metas pero sólo cuando los participantes tienen
intención de llevarla a cabo.
La intención es una condición necesaria, pero no suficiente, para que la planificación sea efectiva en el inicio y
mantenimiento de la conducta dirigida a meta. Bajas correlaciones entre intención y conducta porque luego fallan en
ponerse en marcha.
Ü Estudio con niños de 6 años, cuyas habilidades autorreguladoras están todavía inmaduras, tienden más a la
distracción y no emplean de forma natural la implementación, aunque son capaces de utilizarla y mejorar así su
conducta cuando se les insta a ello.
Tarea de los niños: categorizar los estímulos de la parte inferior de una pantalla en función. de que fueran
vehículos o animales. Los estímulos se mantenían en la pantalla hasta que los niños contestaban, para lo cual
tenían que apretar 2 botones diferentes de un mando.
I. Tarea 1. 30 ensayos sin distracción = la línea base. Y, 90 ensayos con distracción (30 distracción de
atractivo bajo, 30 de atractivo medio y 30 con atractivo alto). La distracción aparecía en la parte superior de la
pantalla, a la vista del niño.
II. Tarea 2. 30 ensayos de línea base. Y, 90 ensayos con una distracción de alto atractivo (película de
dibujos animados que no estaba a la vista del niño, es decir tenía que girarse para verla).
En una sesión previa a aquella en que realizaban las tareas, se evaluaron diferentes variables temperamentales,
así como relativas a la capacidad lingüística de los niños.
En una 2ª sesión (también previa a la realización de las tareas), se les explicaba en qué consistían las tareas y se
evaluaba su grado de compromiso con el objetivo de hacer la tarea lo mejor posible y su percepción de
autoeficacia con respecto a la tareas. Después, se les asignaba a 2 condiciones:
A) Condición de intención: se les instaba a ignorar la distracción (“yo ignoraré la distracción”)
B) Condición en la que se implementaba la intención de ignorar la distracción (“Si aparece alguna distracción,
entonces yo la ignoraré”).
Los grupos no diferían en ninguna de las VV incluidas como control (temperamento, capacidad lingüística,
compromiso con la meta, percepción de autoeficacia), ni el rendimiento en las tareas en la línea base. La VD se
operativizó como el tiempo tardado en dar la respuesta en cada una de las condiciones de distracción menos el
tiempo tardado en la línea base. Resultados:
I. En la tarea 1. Se encontró un efecto del grado de atractivo de la distracción: cuanto más atractiva era la
distracción, los niños tardaban más en realizar la categorización. También es obtuvo un efecto de la
implementación: los niños respondían más rápido en la condición de implementación.
Las diferencias entre la condición de
intención y de implementación se
debían sólo a las condiciones de
atractivo moderado y alto, ya que en la
distracción de atractivo bajo no había
diferencias entre los grupos, pero en las
condiciones de atractivo moderado y
alto, los niños que practicaban la
implementación eran más rápidos que
los niños que sólo tenían la intención.
II. En la tarea 2. Los niños que sólo tenían
la intención eran más lentos en sus
respuestas que aquellos que
practicaban la implementación.
Estos resultados ponen de manifiesto que la estrategia de implementación es efectiva para evitar las
distracciones. Por otra parte, también corroboran resultados obtenidos en otros estudios, que han mostrado que la
implementación funciona mejor cuando la tarea es compleja. En este caso, no había diferencias entre los grupos
cuando el atractivo de la distracción era de grado bajo, mientras que los beneficios del uso de la implementación se
hicieron patentes en las condiciones más difíciles, cuando el atractivo de la distracción era de grado moderado y alto.
La planificación, no sólo es útil para evitar las distracciones, sino que también es eficaz para suprimir respuestas
habituales, inhibir respuestas automáticas como las derivadas de los prejuicios o estereotipos (de género, ante
ancianos y ante mendigos), vencer tentaciones y proteger de interferencias derivadas de tareas precedentes de
carácter antagónico. Es eficaz para iniciar la conducta y mantenerla.
Ø Procesos subyacentes a la Implementación para conseguir el Logro de Metas
Se ha sugerido que el hecho de hacer una planificación aumenta el grado de compromiso con la meta o intención de
esfuerzo y la percepción de autoeficacia para hacerla frente, y que estos 2 factores serían los determinantes
últimos del logro de las metas. Sin embargo, la investigación ha mostrado que los cambios en la intención y en la
percepción de autoeficacia no son los responsables de las relaciones entre implementación y el logro de las metas.
Un aspecto fundamental para entender la forma en que actuamos y nos relacionamos, así como la manera en q
interpretamos la realidad, el conjunto de creencias y percepciones que tenemos acerca de quiénes somos y cómo
somos. Este conocimiento, q engloba distintos aspectos de nuestra personalidad: como la apariencia física, los
rasgos y capacidades q creemos tener, las expectativas q generamos, o el modo de comportamos en las diferentes
situaciones, constituye nuestro autoconcepto.
El autoconcepto puede ser considerado como:
1. Una estructura cognitiva compleja: q se mantiene relativamente estable y unitaria a lo largo de nuestra vida.
2. Un conjunto de contenido mentales, articulados y flexibles, que varían en función de las expectativas que
tengamos, de nuestras metas y necesidades, y del modo como valoremos e interactuemos con los diferentes
contextos en los que nos desenvolvemos.
Desde la 2ª perspectiva más dinámica (y menos estructural): se asume que las distintas partes, o facetas, que
componen el autoconcepto pueden contener características que, en el pasado tuvo la persona, otras que en el
presente posee, y también ciertos aspectos que le gustaría desarrollar en el futuro. El autoconcepto puede
construirse de una manera más simple o más compleja, dependiendo de lo diferenciadas que estén las descripciones
que haga la persona en relación con cada una de sus facetas. Por otra parte, ya que dependiendo de cómo
evaluemos nuestras características y atributos hay algunos que nos gustan más que otros, se pueden organizar
estos contenidos, dentro del autoconcepto, de distinto modo: en compartimentos más independientes, o en unidades
más integradas.
La autoestima: se encuentra fuertemente ligada a la evaluación y contenido del autoconcepto. Se suele aceptar
que, aunque no tenga una definición homogénea hasta el momento, viene dada por el nivel de valoración positiva
y por el sentimiento de afecto y reconocimiento hacia uno mismo. Representa una característica psicológica con
importantes implicaciones sobre los procesos de autorregulación, el estado emocional y el ajuste psicológico del
individuo. Actualmente, se considera que el mantenimiento de una autoestima adecuada se fundamenta, más que
en la presencia exclusiva de sentimientos positivos, en otras características tales como la autenticidad,
congruencia, estabilidad y aceptación.
Ü Autoconcepto.
1. La Definición de Autoconcepto.
Ante la pregunta ¿Quién soy yo? podemos formarnos una idea o tener alguna intuición para responder, sin tener una
respuesta precisa; igual que: ¿Qué es lo que sabemos a cerca de nosotros mismos? ¿Cómo es nuestra forma de
ser? Nos puede resultar complicado tomar distancia, y contemplarnos como un objeto sobre el que reflexionar.
El intento por definir lo que es el autoconcepto, y diferenciarlo de lo que es el sí mismo (o self): James fue el primer
psicólogo que planteó esta cuestión y estableció una desigualdad fundamental entre:
Ø Yo como sujeto consciente y pensante = Equiparable al yo mismo, es decir, a una entidad mental y subjetiva
que representaría el núcleo o la esencia de lo que somos.
Ø Yo como un objeto que puede ser pensado = idea de “lo que es mío”. El Yo equivaldría a un agregado de
partes diferentes: el cuerpo, facultades mentales, roles sociales, impulsos (dirigidos a preservar y proteger al
individuo o a promover su expansión), y los sentimientos que tuviera la persona con respecto a sí misma,
pudiendo ser estos de agrado o satisfacción, o de vergüenza, descontento y confusión.
Desde una perspectiva más moderna, el Yo como sujeto es entendido: el sí mismo o el self; esto es, como un
sistema dinámico y coherente de representaciones cognitivas y afectivas, que de forma consciente e inconsciente,
registra nuestras experiencias; permite darnos cuenta de quiénes somos; identifica nuestros pensamientos y
sentimientos; es capaz de planificar, ejecutar y observar nuestra conducta en los diferentes contexto sociales; y
procesa, construye e interpreta la información proveniente de nuestras interacciones sociales.
El Yo como objeto: Conjunto de percepciones, creencias y evaluaciones que el individuo tiene y hace en relación
consigo mismo, siendo equivalente a su autoconcepto.
Por lo tanto, el autoconcepto constituye una estructura mental compleja, cuyo contenido viene dado por el
conocimiento que la persona tiene sobre sí misma y que considera como cierto. Lo fundamental es que la persona
crea que ese conocimiento define su manera de ser, independientemente de lo sesgado o incierto que pueda
estar para un observador externo.
Dentro del procedimiento declarativo se encuentra también el recuerdo de los episodios personales. Forman
parte de la memoria autobiográfica, permiten la construcción de un autoconcepto más positivo o más negativo, y
proporcionan unidad y coherencia a los múltiples autoconceptos que coexisten en una misma persona. Algunos
aspectos experienciales del material guardado en la memoria autobiográfica, están conectados con el autoconcepto:
Ü La Autoestima.
1. Definición de la Autoestima y su relación con el Autoconcepto.
El autoconcepto representa el conocimiento que tiene cada persona acerca de sí mismo, o el conjunto de creencias,
esquemas o imágenes que la persona mantiene respecto a sus características, sus habilidades, los roles que
desempeña, y su forma particular de actuar. ¿Quién soy yo? o ¿cómo soy yo?.
También representa un objeto al que podemos valorar, y hacia el cual podemos sentir un afecto determinado
(positivos o negativos). Este componente evaluativo y afectivo del autoconcepto es lo que un gran nº de
investigadores considera como autoestima.
o Rosenberg considera la autoestima como la actitud positiva o negativa que se tiene en torno a uno mismo. Se
concibe la autoestima como un constructo unidimensional, que hace referencia al grado en que cada persona
se valora de forma positiva, y mantiene un sentimiento de afecto en relación consigo misma. Cuando la persona
tiene una alta autoestima, siente que es valiosa, se respeta a sí misma, y se gusta y acepta tal como es.
o Otros autores (Epstein, Gecas, Harter, Mruck, Tafarodi y Swann,) sostienen, que entender la autoestima
exclusivamente como un sentimiento global de valía y de autoaceptación supone una visión demasiado simplista.
Argumentan que una valoración extremadamente positiva acerca de las cualidades personales, también puede
relacionarse con aspectos o conductas perjudiciales, como el excesivo engrandecimiento de la imagen personal,
el egocentrismo o el narcisismo. Por ello, consideran que la autoestima debe estar conectada también con las
habilidades y acciones que realice el individuo, así como con las metas que éste alcance.
o James la definió como la relación entre los “Éxitos” conseguidos y las “Pretensiones” -> A = E / P. Estableció
como componentes de la autoestima: los deseos, las metas o las aspiraciones de la persona; y por otro, su
propia capacidad para poder alcanzarlos o llevarlos a cabo.
En la actualidad esta concepción dual de la autoestima supone admitir la reciprocidad entre el mantenimiento de
una actitud positiva hacia uno mismo, y la consecución de un adecuado nivel de competencia.
¡ Ojo ¡ El simple sentimiento de sentirse bien con respecto a uno mismo no tiene por qué reflejar necesariamente una
autoestima alta. Es la combinación de la creencia de competencia con el sentido de valía personal, el aspecto que va
a fundamentar la autoestima, la cual se concibe así de un modo bidimensional.
La definición que da Branden: “La autoestima representa la convicción de que uno es competente para vivir,
y valioso por estar vivo».
2. Medición de la Autoestima.
Una gran parte de los instrumentos que miden la autoestima, lo hacen de forma directa y autoinformada;
considerando la autoestima como una característica global, unidimensional y relativamente estable, la cual
refleja los sentimientos positivos o negativos que tiene el individuo hacia sí mismo.
La escala de Rosenberg es el instrumento que con mayor frecuencia se ha empleado para medir la autoestima. 10
ítems, la mitad de los cuales se formula de forma positiva (1, 3, 4, 7 y 10) y la otra mitad negativa (2, 5, 6, 8 y 9).
Es genuina. Por lo tanto está abierta a integrar y aceptar Es defensiva, esto es, vulnerable ante la obtención de
los aspectos negativos del autoconcepto, sin que ello resultados negativos, el posible rechazo de los demás, o
resulte amenazante o provoque en el individuo una la presencia de características personales negativas.
reacción negativa excesiva. Ello hace que la persona presente una imagen de sí
misma falsamente positiva, agrandando los aspectos
positivos y minimizando los negativos.
Es congruente con otros sentimientos que reflejan Es incongruente y discrepante con los sentimientos
consideración positiva hacia uno mismo, pero que son implícitos de autoestima: Conscientemente la persona
implícitos o inconscientes. tiene sentimientos positivos hacia sí misma, mientras
que, de forma inconsciente, dichos sentimientos son
negativos.
Es estable, su nivel fluctúa muy poco en función de las Es inestable: fluctúa con gran frecuencia e intensidad
experiencias que acontecen en el día a día. en función de la evaluación que se haga de los
acontecimientos.