Sunteți pe pagina 1din 29

Reflexiones sobre la hermenéutica, la interpretación y

la argumentación en el campo del Derecho


Dr. Mario René Mancilla Barillas
Escuela de Estudios Judiciales de Guatemala
II Diplomado en Argumentación Jurídica
Guatemala, Guatemala. 2014
1. Introducción

Desde hace algunos años vengo escuchando en el foro y en las aulas un discurso
sobre los temas de hermenéutica, interpretación y argumentación del derecho que me
parece, por decir lo menos, confuso. En lo esencial se confunden los conceptos y los
objetos a los que se refieren dichos conceptos y este fenómeno está presente inclusive
en libros serios (algunos de ellos de autores realmente famosos).

Por mi parte creo que se puede ofrecer una perspectiva que presente de manera clara
cada concepto y el objeto que aborda cada uno de ellos en el marco de un proceso
lógico que puede ser de mucha utilidad práctica.

Este proceso lógico está compuesto por tres etapas y comienza con el posicionamiento
hermenéutico ante un texto u otro tipo de materiales legales, pasa por las diferentes
formas de interpretación que permiten ese posicionamiento y termina en el acto de
justificar y fundamentar por qué hemos interpretado el texto de esa y no de otra
manera, es decir, argumentar por qué hemos elegido ese sentido y significado de los
materiales jurídicos frente a cualquier otro sentido y significado posibles.

He titulado este artículo como “reflexiones” porque dada la complejidad de los temas
abordados es imposible cubrir todos los temas y todas las aristas de tal manera que
nos permitan una compresión profunda de la hermenéutica, la interpretación y la
argumentación.

Dado lo anterior he organizado el artículo de la siguiente manera: En la primera sección


reflexiono sobre el proceso de entender el derecho y lo jurídico como un sistema de

1
pensamiento, o como señala LUHMANN, como un sistema autopoiético que se expresa
por medio del discurso jurídico (2005).

Una vez entendidas estas tres etapas como sistema, he tratado de explicar la enorme
importancia de la posición hermenéutica que el intérprete adopta, consciente o
inconscientemente, frente el objeto de su interpretación lo cual, a su vez, condiciona las
herramientas que puede o no usar en la interpretación y cómo dichas herramientas a
su vez inciden de manera directa en cómo el intérprete puede justificar su
interpretación y aportar los fundamentos más apropiados para tal justificación, es decir:
argumentar su interpretación.

Entonces los tres pasos son representados como un proceso en el cual se parte de
identificar el punto de partida filosófico del intérprete el cual le permite seleccionar un
método de interpretación y con ello emitir juicios prácticos sobre los problemas
concretos que se someten a su consideración.

En la segunda sección abordo el problema de la hermenéutica, o más precisamente las


hermenéuticas y, cómo, las mismas han sido confundidas con la interpretación.
Describo los tipos de hermenéuticas clasificadas según el tipo de respuestas que
buscan; también explico muy brevemente los tres elementos esenciales de la
hermenéutica: intérprete, objeto de interpretación y contexto interpretativo para
concluir, siguiendo a BEUCHOT, con una propuesta basada en la phrónesis o
prudencia aristotélica que relaciona la epiqueya o equidad, con la dike o justicia de una
manera que podríamos denominar “balance dinámico” o analógico.

En la tercera sección abordo la interpretación como proceso metodológico orientado


por la elección hermenéutica hecha previamente. Argumento aquí que, contrario a lo
que se piensa normalmente, no se interpreta solo en casos de ambigüedad, oscuridad
o ausencia de la norma jurídica sino por el contrario la naturaleza misma del Derecho
impone interpretación de algún tipo y siempre es mejor estar prevenidos y equipados
con diferentes herramientas interpretativas. En todo caso se usa el concepto de “casos
difíciles” (DWORKIN, 2008) para abordar algunas herramientas interpretativas, dejando
de lado la interpretación de los casos fáciles o normales.

2
En la cuarta y última sección abordo el problema de la argumentación, que para efectos
de este trabajo identifico con la “motivación” que nuestra legislación demanda a los
jueces. Describo aquí cómo la argumentación genera para los jueces obligaciones
concretas que pueden resumirse en la frase: “Los jueces corren con la carga de la
prueba de justificar por qué han fallado de una manera y no de otra.” También abordo
los tres elementos mínimos de la argumentación: posición o afirmación, justificación y
fundamentación desde el modelo de “apelación a lo razonable”.

Considero que en la vida cotidiana de un juez no hay tiempo, y tampoco tiene mucho
sentido, reparar en las distintas etapas por las cuales transita su pensamiento al juzgar
cada caso concreto. De suyo, y atendiendo a las cargas de trabajo, esto es algo que se
produce de manera automática, de la misma manera que conducimos un vehículo o
nos dirigimos a nuestras casas. La práctica cotidiana demanda cada día más velocidad,
demanda que todos seamos más “productivos”, es decir que justifiquemos nuestra
posición laboral y aún nuestra posición en el mundo con los “productos concretos” de
nuestro trabajo -en el caso de los jueces con decretos, autos y sentencias-. Así un juez
será bueno, a los ojos del público, en la medida que emita más sentencias. La calidad
aún no es una demanda social pero debe ser una demanda prioritaria en el foro.

Contra esa corriente que nos domina y no nos deja reflexionar sobre lo importante
debemos pronunciarnos y proponer una perspectiva diferente.

El juez es una “persona-en-el-mundo” es decir un individuo socialmente determinado


pero no de manera fatal. Es producto de su tiempo, de su cultura, de su clase, de su
familia, de su religión y de otras estructuras sociales a las cuales pertenece. Tiene un
estatus socialmente determinado y cumple una serie de roles sobre los cuales todas las
demás personas tenemos ciertas expectativas. Adicionalmente, los jueces como
personas son de la forma que son, de una manera individual e irrepetible con todas sus
virtudes y todos sus defectos.(Spaemann, 2000) Tenemos entonces a una persona
socialmente determinada pero única, libre e irrepetible en donde conviven capacidades,
limitaciones, virtudes y defectos y, a quien, con esas circunstancias personales le
encargamos que dirima objetiva y justamente los conflictos jurídicos que le sometemos.

3
¿Cómo cumple ese mandato el juez? ¿Cuál es el proceso para llegar a una resolución
justa y técnica?

En un primer momento el juez debe adoptar una posición en el mundo frente a los otros
dos elementos de la hermenéutica (objeto y contexto). Esa posición, con relación al
objeto de interpretación y al contexto interpretativo, está determinada por su posición
filosófica con relación a la pregunta ¿qué es y qué no es Derecho? De la respuesta
dependerá qué tipo y naturaleza de interpretaciones espera encontrar: univocas,
analógicas o equívocas.

Si espera que su esfuerzo llegue a descubrir una “interpretación única y verdadera”,


independientemente del contexto interpretativo, estaremos ante una posición unívoca,
dogmática y posiblemente positivista.

Si esperamos que haya un pequeño grupo de interpretaciones posibles y sólidas,


balanceadas y limitadas, estaremos ante una hermenéutica analógica 1 que, además
toma en cuenta el contexto.

Finalmente si creemos que toda interpretación es válida o posible, dependiendo quién


es el intérprete y en qué contexto interpreta, estaremos ante una posición equívoca,
relativista o ultra-realista.

Tenemos pues los tres elementos hermenéuticos (intérprete, objeto/texto y contexto)


operando desde al menos tres perspectivas: univocas, analógicas o equívocas. Todos
los jueces, de manera consciente o inconsciente adoptan una de dichas formas de
pensamiento, de manera predominante, usarán accidentalmente cualquiera de las otras
dos en menor medida y de manera probablemente inconsciente.

1
Entiendo en este contexto la analogía como phrónesis o prudencia aristotélica la cual busca generar una relación
entre la epiqueya o equidad, con la dike o justicia de una manera que podríamos denominar “balance dinámico” o
analógico, es decir: nunca perfecto y siempre buscando tender al lado que ofrezca los resultados más racionales.
(Beuchot Puente, 2008)

4
Elegir la posición hermenéutica nos lleva inmediatamente al nivel metodológico el cual
se define por medio de responder a la pregunta ¿qué herramientas son válidas para
interpretar mi objeto desde la posición adoptada?

Si se adopta la postura unívoca la herramienta por excelencia será la interpretación


literal y la lógica formal, algunas libertades se permitirán con los principios del Derecho
y el “espíritu de la ley”. Si se opta por la posición analógica entran en juego los valores,
los propósitos de la norma, la racionalidad entre interpretación y efecto real.

Finalmente si consideramos que cualquier interpretación es válida, posición


equivocista, deberemos ponderar quién interpreta el objeto y en qué condiciones
contextuales; con ello tendremos que acudir a los intereses en juego, las relaciones de
poder y los objetivos de cambio social como herramientas de interpretación.

Una vez interpretado nuestro texto surge la “carga de la prueba en el juez” 2, es decir el
juez debe argumentar (declarar, justificar y fundamentar) ante las partes y la sociedad
por qué ha tomado precisamente esa decisión y no otra. Debe probar que la decisión
es justa para las partes y es razonable de acuerdo al ordenamiento jurídico. El círculo
ahora está completo.

De nuevo ¿Cómo cumple ese mandato el juez? ¿Cuál es el proceso para llegar a una
resolución?

Ahora puedo responder que el juez ha entendido/interpretado el caso y el texto legal,


esto lo ha hecho desde una posición hermenéutica concreta y, finalmente, ha
motivado/argumentado su decisión de tal manera que todos los destinatarios de la
misma entiendan la razonabilidad, justicia y fundamentos de la misma. Este proceso,
bien llevado y con las herramientas adecuadas, es el que permite entender, calificar o
criticar la calidad de las decisiones judiciales. Cualquier decisión judicial en donde no
sea posible rastrear estos elementos simplemente no está bien construida.

Veamos ahora cada uno de sus elementos.

2
Esta concepción la he tomado de (Feteris, 2010)

5
2. La hermenéutica

Se dice que el punto de partida determina el lugar al cual llegamos. Esto es cierto con
la hermenéutica o más precisamente con las hermenéuticas.

El intérprete debe seleccionar un punto de partida antes de iniciar su tarea y ese punto
de partida contiene, consciente o inconscientemente, la expectativa del intérprete sobre
si ha de buscar una sola respuesta correcta al problema, un grupo de respuestas más o
menos delimitadas o cualquier respuesta que ayude a resolver el problema tal como lo
entiende.

BEUCHOT denomina a estas tres hermenéuticas posibles: unívoca, analógica y


equívoca. (2008)

Univocidad y equivocidad son los dos extremos o polos hermenéuticos en donde se


mueven los intérpretes lo que les posiciona como intérpretes restrictivos o intérpretes
laxos.

La univocidad con su demanda de una sola respuesta correcta derivada del texto,
genera crisis permanentes al no permitir que datos fuera del discurso normativo,
provenientes de la realidad, sean tomados en cuenta. La razonabilidad de categorías
político-sociales como los resultados obtenidos, el interés común o la equidad, por
ejemplo, no son consideradas.

En el otro extremo el relativismo posmoderno (la equivocidad) señala que cualquier


interpretación es posible dependiendo quién sea el intérprete y en qué contexto realiza
la interpretación. Una especie de todo se vale. Si creemos que cualquier interpretación
es posible, de alguna manera, negamos que las interpretaciones sean necesarias. El
movimiento de usos alternativos del Derecho es partidario de estas posiciones.
BEOUCHOT lo presente de la siguiente manera: “Hay que tener cuidado. Sobre todo
se ha notado que por rechazo a una hermenéutica demasiado rígida que podemos
llamar unívoca, esto es, la de los racionalismos, positivismos, cientifismos, etcétera, se
ha caído en una hermenéutica demasiado laxa, que podemos llamar equívoca, esto es,
la de los relativismos, subjetivismos, escepticismos, nihilismos, etcétera.”(2008, p. 28)

6
Ante esto reaccionó GADAMER3 y RICOEUR proponiendo una hermenéutica
analógica. La hermenéutica analógica busca una cierta proporción y una atribución de
jerarquías. La proporción o igualdad proporcional, escapa, o busca escapar, de los
extremos y mantener un cierto equilibrio que es dinámico, es decir nunca
perfectamente equidistante de los extremos. Ahora bien esto también impone la
necesidad de tener un cierto orden entre las soluciones analógicas encontradas.
Necesitan un cierto orden jerárquico para ser útiles.

La atribución jerarquizada le permite al intérprete buscar un pequeño grupo de


interpretaciones válidas que pueden ser organizadas en función de su coherencia y
fortaleza posicionando a la más estudiada, fundamentada y rica como “analogado
principal” y a las menos ricas y coherentes como “analogados secundarios”. No hay
una sola interpretación posible pero tampoco se acepta el “todo vale”, solo unos pocos
elementos, los más fuertes, pueden sobrevivir, una especie de darwinismo
hermenéutico.

En cuanto al objeto y herramientas de cada tipo de hermenéutica podemos


visualizarlas en la siguiente gráfica:

Hermenéuticas Hermenéuticas Hermenéuticas


Unívocas Analógicas equívocas
Busca la respuesta Cualquier respuesta es
Busca una sola más rica y sólida válida y posible
respuesta posible y (analogado principal) y dependiendo el
verdadera. otros analogados intérprete, el objeto y
secundarios. el contexto.

Método dialógico, Relativismo


búsqueda del metodológico,
Método lógico formal,
equilibrio entre fundamentación
dogmática, rígida.
justicia y equidad, subjetivista o nihilista.
flexible. Todo vale.

Ahora bien ¿qué es la hermenéutica jurídica?

3
Cfr. (GADAMER, 2007a) Y (GADAMER, 2007b)

7
3. La hermenéutica jurídica

Se ha entendido por el concepto de Hermenéutica, multívoco en sí mismo, muchas


cosas pero dado el propósito de este documento no abundaré aquí en definiciones y
me limitare a citar el DRAE. Según el Diccionario de la Real Academia Hermenéutica
deviene del griego ἑρμηνευτικός y tiene tres posibles significados:

1. adj. Perteneciente o relativo a la hermenéutica. 2. f. Arte de interpretar textos y


especialmente el de interpretar los textos sagrados. 3. f. Fil. En la filosofía de
Hans-Georg Gadamer, teoría de la verdad y el método que expresa la
universalización del fenómeno interpretativo desde la concreta y personal
historicidad.(Real Academia Española de la Lengua, 2001)

Esta última definición es la que más interesa por expresar de manera clara los tres
elementos esenciales de la hermenéutica.

El fenómeno interpretativo está signado por el deseo de comprensión para luego


proceder a la explicación. Vemos a las personas intentando comprender para luego
explicar. Mecánicamente no es más que el acto del intérprete de acercarse a su objeto
de interpretación y ese objeto que no es más que textos “los cuales pueden ser de
muchas formas: escritos, hablados, actuados, etc. Entre ellos, el texto jurídico ha sido
fundamental, porque siempre está sujeto a discusiones, a complementos, a
precisiones, distinciones, etcétera.”(Beuchot Puente, 2008, p. 25)

3.1. El intérprete

El intérprete por su parte es un sujeto histórico, socialmente condicionado pero único


en su individualidad y dignidad, “es un ser humano razonable, que dialoga
argumentativamente, que mantiene un diálogo con argumentos. Es no solo un sujeto
narrativo o narratológico, sino un sujeto interpretativo, con una intencionalidad, ya que
en la interpretación se cruzan la intencionalidad del autor del texto y la del lector del
mismo.”(Beuchot Puente, 2008, p. 40)

8
La intencionalidad del intérprete es comprender, se compromete en un proceso que
busca comprensión de su objeto, pero rehúye de una intelección instantánea, volátil.
Por el contrario se busca una comprensión profunda una fusión de “horizontes
cognoscitivos” del que emite el texto y del que lo interpreta. Si los horizontes se
fusionan podemos decir que ha surgido la comprensión.

Ahora bien el intérprete está condicionado por su “historicidad” es decir por su


ideología, intereses y cultura. Esto debe ser complementado con el perfil sicológico del
intérprete.

Desde lo externo el intérprete está presionado por sus especiales circunstancias que
pueden llevarle a interpretar diferente los mismos casos dependiendo las
circunstancias en las cuales realizar su tarea interpretativa.

La persona se acerca al texto sin poder escapar totalmente a las expectativas


personales –carrera, futuro, economía- ni a las expectativas sociales –fallos en uno u
otro sentido-

3.2. El objeto de interpretación

Se habla de texto aunque esta palabra se usa en sentido lato, comprende “desde el
texto escrito, que es la idea tradicional, pasando por el diálogo, que fue añadido como
texto por GADAMER, hasta la acción significativa, añadida por RICOEUR.” (Ricoeur,
2006, p. 14)

Los textos dan paso al Logos (palabra + oración=discurso), los textos son lenguaje y el
lenguaje construye discursos. “El logos del lenguaje requiere por lo menos de un
nombre y un verbo, y es el entrelazamiento de estas dos palabras lo que constituye la
primer unidad del lenguaje y el pensamiento.”(Ricoeur, 2006, p. 15)

El discurso y sus elementos encierran una pretensión de “verdad” y un riesgo de “error”


por ello cuando sometemos a interpretación el texto buscamos encontrar la primera y
escapar del segundo. Error y verdad son dos afecciones del discurso, del texto. En sus
elementos la palabra puede encerrar más o menos significados posibles “polisemia” y
el texto puede ser más o menos “ambiguo”, “todos los textos en definitiva pueden

9
encerrar, además de su sentido literal, otro sentido oculto o innúmeros
sentidos…”(Beuchot Puente, 2008, p. 14) En cualquiera de las dos circunstancias
previas se precisa la interpretación.

Es casi imposible llegar a una comprensión literal del texto, pero hay que evitar caer
por ello en el otro extremo de la falta absoluta de literalidad, para quedarnos en la mera
ambigüedad. Allí se centra la utilidad que la hermenéutica tiene para él.(Beuchot
Puente, 2008, p. 24)

Por consiguiente aún los textos sencillos y aparentemente claros eventualmente


pueden ser objeto de interpretación y con más razón los textos ambiguos, oscuros o
contradictorios. Y el texto en el derecho es, por supuesto, el conjunto de normas
jurídicas, jurisprudencia, doctrina, principios del derecho, pero también los hechos y
actos con relevancia jurídica y las conductas con sentido jurídico4.

3.3. El contexto interpretativo

El contexto interpretativo es un campo complejo del conocimiento y es extremadamente


cambiante según el caso y el momento histórico. En términos generales está
compuesto por los intereses de los litigantes (que pueden ser más o menos fuertes),
los intereses de los grupos sociales involucrados, los intereses políticos en juego, la
corrupción, la violencia y otra serie de factores menos frecuentes.

El contexto y su dificultad se combinan con la personalidad del intérprete para obtener


diferentes tipos de interpretación a partir de los mismos grupos de hechos y normas.
Tómese por ejemplo el fallo de la Corte de Constitucionalidad que permitió la
participación como candidato a la Presidencia de Efraín Ríos Montt luego que dos
cortes previas habían interpretado que dicha persona tenía impedimento constitucional
para tal propósito.

4
Por eso es que en lo penal se desarrolla la teoría del iter criminis y las circunstancias atenuantes, agravantes, así
como otro tipo de conceptos que están totalmente relacionadas con las conductas de las personas que son
interpretables dentro del juicio.

10
El juez debe tener cabal conciencia de su contexto y cómo el mismo afecta su libertad
interpretativa. Si este se ve comprometido debería abstenerse de conocer.

3.4. La hermenéutica jurídica

Como vemos la hermenéutica es más que la simple interpretación, la cual tiene una
naturaleza procedimental o metodológica. A diferencia de la interpretación la
hermenéutica es una toma de posición filosófica en el mundo para poder, desde esa
posición, entrar en un proceso de interpretación muy particular del intérprete y que le
permite una comprensión más profunda del texto sin que el contexto interpretativo dañe
o afecte demasiado la búsqueda de la mejor interpretación posible.

Ese entrar en el mundo, ahora del texto, del acto y del hecho jurídico, explica por qué
no es una experiencia solamente subjetiva sino también sociológica pues el intérprete
recibe los estímulos y condicionantes de su contexto interpretativo y él mismo, con todo
y su individualidad, es un producto de su tiempo y su historia. Identificar, en cada caso
particular, la especial combinación de intérprete-objeto de interpretación-contexto
interpretativo es la principal tarea de la hermenéutica para luego dar paso a las
herramientas más pertinentes para realizar la tarea interpretativa.

Por ello “en las argumentaciones jurídicas legales lo razonable tiene un papel
importante. Los jueces suelen apelar a la razonabilidad de los <casos difíciles> en los
cuales existe una tensión entre la exigencia formal de la justicia de tratar casos
similares de manera similar y la exigencia de equidad (o justicia sustancial) de hacer
justicia de acuerdo con las particularidades del caso concreto.”(Feteris, 2010, p. 89)

Llegamos al punto de precisar, desde el Derecho, los demás elementos de la


hermenéutica.

El intérprete tiene una variedad limitada: el abogado litigante, el jurista y, por supuesto,
el juez. Y cada vez más los políticos, los periodistas y actores de la sociedad civil.

El texto jurídico está compuesto por normas jurídicas, jurisprudencia, principios del
Derecho, doctrina, actos y hechos jurídicos, evidencias y pruebas. Pero ahora también

11
las declaraciones políticas, las noticias, los estudios académicos y otros textos (en el
sentido aquí usado)

Y el contexto, tradicionalmente, era el proceso judicial. Actualmente se ha ampliado a


los partidos políticos, los medios de comunicación, las ONGs, las embajadas, los
organismos internacionales y poco a poco a la población. Por ende estamos ante un
contexto jurídico politizado y vuelto producto mediático.

El caso concreto se encuentra, dependiendo su “impacto social” y su naturaleza de


“caso difícil”, más o menos inmerso en todos esos elementos complejos y el juez debe
tener clara conciencia de los mismos, es decir, debe poner mayor énfasis en adoptar
una hermenéutica definida y no actuar al vaivén de las olas políticas o procesales.

12
4. La interpretación jurídica

Ya posicionados hermenéuticamente (ver supra) y puestos ante un caso concreto


surge algunas interrogantes importantes: ¿Qué materiales jurídicos son admisibles en
el caso? ¿Qué sentido debe darse a los enunciados legales? ¿Qué quiso decir
exactamente el legislador? ¿Podemos o no podemos llegar a saber qué es lo que hace
que sean verdaderos o falsos?,(Dworkin, 1997, p. 206) con relación a esa realidad
jurídica concreta.

La interpretación jurídica busca aportar herramientas para responder esas preguntas


en el contexto de un problema jurídico, de una realidad jurídica. “La realidad jurídica de
la que estamos hablando es aquella que tiene que ver con derechos o deberes, con
conductas justas en tanto le dan, o no lo privan, a otro de lo que le corresponde; y el
punto de vista jurídico es aquel que refiere a la determinación racional y justa de la
regla que definirá y guiará a una conducta en tanto obligatoria, prohibida o
permitida.”(Vigo, 2004, p. 15)

La realidad jurídica se puede presentar en dos modalidades atendiendo al grado de


correspondencia entre actos-hechos jurídicos y materiales jurídicos aplicables: 1) casos
sencillos y 2) casos difíciles.

El primer tipo de casos, por lo general, pueden ser resueltos mediante las reglas de
interpretación de la Ley del Organismo Judicial. Los segundos, también pero aportando
otras herramientas diferentes

Adicionalmente es reconocido que si el problema es de naturaleza constitucional


requerirá unas herramientas más especializadas para poder hacer la interpretación.

La interpretación es necesaria pues el texto (hablado, escrito, actuado) tiene dos


dimensiones que no operan necesariamente en conjunto: 1) El mensaje y 2) el código.

El mensaje es intencional, quiere decir algo y nada más, es un acontecimiento temporal


con un significado histórico y es mediado por el código que permite su transmisión.
Está, en ése sentido, codificado y el lector debe decodificarlo buscando acercarse a su

13
sentido más próximo al querido por el emisor. Por eso la demanda de buscar “el
espíritu de la ley” o la “voluntad del legislador”.

Por su lado el código es atemporal, no se modifica en el tiempo, especialmente el


escrito. No tiene sentido por sí mismo ni intencionalidad.(Ricoeur, 2006, p. 17)

En el proceso de decodificar el sentido del mensaje se acude a la gramática, la


semiótica y la semántica, pero también a la historia, la política, la sociología y la
economía pues el texto solo tiene sentido “en el mundo” y sus efectos serán “sobre el
mundo”. La interpretación no se puede dar en la torre de marfil del lenguaje académico
ya que como señaló LUHMANN el Derecho es, como sistema, abierto a los materiales
que aporta la realidad, pero al proceder a su procesamiento operará de manera
cerrada, es decir con sus propias herramientas. Es decir no puede ser operativa y
discursivamente cerrado y no puede ser abierto en ambos sentidos si quiere seguir
siendo Derecho.

Ahora bien querer encontrar el sentido preciso que el autor del texto jurídico tuvo es
equívoco e imposible, pero señalar que no importa para nada el sentido querido por el
autor es abrir la puerta a la anarquía, al todo se vale. “En otras palabras tenemos que
hacer conjeturas sobre el sentido del texto porque las intenciones del autor están más
allá de nuestro alcance.”(Ricoeur, 2006, p. 87) Estas conjeturas o interpretaciones más
probables son lo que en otro lugar de este texto denominé analogados principal y
secundarios.

Para cumplir con la meta de interpretar el Derecho, a lo largo de la historia, los juristas
han generado una serie de paradigmas5 o modelos científicos que combinan de
manera diferentes las perspectivas hermenéuticas (relación de intérprete-objeto-
contexto) con las herramientas más apropiadas a cada paradigma.

Siguiendo a VIGO, han existido, entre otros, los siguientes paradigmas6:

5
Para una explicación de qué es exactamente un paradigma consúltese: (KUHN, 2007)
6
No se abordan todos los tratados por el jurista argentino y se dejan fuera, por tiempo y espacio, los paradigmas
hermenéutico (además porque considero que cualquier paradigma tiene una base hermenéutica), analítico y
prudencial retórico.

14
1. Dogmático-racionalista: Es el primer modelo que existió y nace fundado
en la desconfianza por la libertad interpretativa del juez (Onfray Vivanco,
2010, p. 165) y el deseo de una supremacía del legislador. Montesquieu
señaló que los jueces debía ser solamente “la boca que pronuncia las
palabras de la ley”(Montesquieu, 2002). Por lo tanto el juez debe operar
sometido a las exigencias de la razón teórica deduciendo, acríticamente,
solo del texto de la ley, la solución para el caso concreto. El legislador es
una voz permanente, omnipresente y omnipotente y ha previsto
anticipadamente todos los casos por lo que el juez solo tiene que aplicar
el silogismo formal para solventar la situación(Atienza & Vigo, 2011). En
este paradigma los únicos materiales admisibles, aparte de la ley, son los
hechos concretos del caso, es decir no hay contexto interpretativo, el juez
es el único aplicador del Derecho y su objeto es el texto de la ley.

2. Irracionalista o a-racionalista: Surge en oposición al modelo anterior y


“reconoce que sobre la decisión judicial operan inevitablemente un
sinnúmero de factores extra-racionales que la tornan incontrolable en
términos de objetividad y racionalidad.”(Vigo, 2004, p. 208) Es decir que
el contexto lo es todo y en ese contexto el juez es la figura estelar porque
es el verdadero creador del derecho en cada caso concreto. Por lo tanto
el método es libre y realista un poco en la línea del common law. Aquí ya
no importa el legislador y el sistema admite, principalmente, los materiales
que la realidad aporta por sobre el derecho.

3. Político o negativista: Basado en la teoría del conflicto, establece que la


interpretación debe preguntarse, por sobre todas las cosas, cuáles son
las relaciones de poder y las relaciones económicas subyacentes en el
problema jurídico. Por lo que el acto de interpretar ya no es solo un
ejercicio hermenéutico, también es una acción política en la cual se
defiende el statu quo o se promueve su reforma por medio del derecho.
No hay posibilidad de neutralidad u objetividad posible pues tales
argumentos solo son coberturas del estado de cosas.

15
4. Hercúleo: Basado en la teoría de DWORKIN elaborada para rechazar
tanto el positivismo y el utilitarismo y propone un modelo de un “juez
filósofo que llama Hércules en tanto posee una habilidad, erudición,
paciencia y perspicacia sobrehumana. Desde este perfil arraigado en el
holismo o totalismo pragmático, pesa sobre los jueces la ‘responsabilidad
política’ de ‘descubrir la respuesta correcta’ para cada caso a partir de
una teoría omnicomprensiva y coherente de la totalidad de normas,
directrices, principios, instituciones y precedentes que constituyen el
derecho y que rige y debe regir en una comunidad.”(Vigo, 2004, p. 204)
Como vemos parte de una hermenéutica parcialmente unívoca pero que
admite el contexto y otros materiales de la realidad.

5. Funcionalista o pragmático: Al interpretar desde este paradigma se parte


de considerar al Derecho como una herramienta social adecuada para
promover la paz y el equilibrio sociales. “El jurista no está para encontrar
la verdad, los valores universales, la sistematicidad y coherencia del
derecho, sino para servir con eficacia a la sociedad equilibrando las
exigencias de estabilidad con las de progreso y procurar la satisfacción
del mayor número de intereses sacrificando el número menor.” (Vigo,
2004, p. 215)

6. Procedimentalista: Tiene dos variantes, una teórico-metodológica y una


eminentemente empírica. Metodológicamente se dice que la
interpretación es equivalente a la argumentación y en tanto se sigan los
procedimientos que los diferentes teóricos, o la ley, han prescrito, con
independencia de su moralidad, racionalidad o efectividad, entonces
estaremos antes una interpretación adecuada. Método, procedimiento y
disciplina son sus divisas. La variante empírica es la más preocupante
pues se da cuando el intérprete se desentiende de las demandas de
justicia y se atiene al procedimiento, se guía por el libro sin importarle las
consecuencias de su trabajo. Esto es una renuncia a ser juez en la
realidad y una apuesta por la estabilidad laboral.

16
7. Dialéctico: Basado en el iusnaturalismo y reconociendo los aportes del
procedimentalismo busca que la interpretación identifique en el orden
natural la forma en que cada persona debe recibir lo suyo, es decir la
justicia natural y el orden jurídico-social espontáneo. Y, la interpretación,
debe tender a descubrir, fortalecer y proteger ese orden. Para ello recurre
a la dialéctica (no la marxista) sino al diálogo de argumentos opuestos
(tesis-antítesis-síntesis) para identificar la interpretación verdadera y para
ello se apoyan en la equidad.

4.1. Algunas herramientas para la interpretación7

De sobra sabemos que “las Normas Jurídicas en las que el Derecho vigente se
encuentra plasmado se expresan mediante el lenguaje, pero éste, al prescribir una
norma, puede ser oscuro y/o dudoso, puede tener un trasfondo doctrinario y/o un
sentido técnico, etc., en fin, puede a primera impresión expresar no precisamente la
voluntad del legislador; de repente no con exactitud y probablemente hasta ni siquiera
cercanamente podría contener la intención que éste tuvo para sancionar la norma que
se ha puesto en vigencia, o dicha norma puede incluso ser reproducción cercana o fiel
de una norma extranjera, en cuyo caso es posible que ni el legislador supiera el sentido
exacto y cabal de la norma que habría puesto en vigencia. Los hechos, a su vez,
pueden ser tan variados y diversos que no se dejan prever total e inequívocamente por
las normas jurídicas.”(Franco de las Cubas, s.a.)

Para abordar ese problema se tiene la interpretación jurídica. La interpretación, como


acercamiento metodológico al texto objeto de la interpretación tiene varios elementos:
1) Los diferentes tipos de intérprete, 2) los métodos de interpretación, 3) las
herramientas de interpretación –principios, reglas, directrices, etc.- y 4) lo que
entendemos por interpretación.

7
Para un tratamiento más clásico del tema consulte: (PACHECO G., 1990) Páginas 378 y ss.

17
El DRAE, en su primera entrada señala que interpretación deviene del latín interpretāri
y significa: “1. tr. Explicar o declarar el sentido de algo, y principalmente el de un
texto.”(Real Academia Española de la Lengua, 2001)

CABANELLAS, dice que “la Interpretación jurídica por excelencia es la que pretende
descubrir para sí mismo (comprender) o para los demás (revelar) el verdadero
pensamiento del legislador o explicar el sentido de una disposición.”(1979)

No se abordarán aquí los diferentes tipos de intérpretes, ni las reglas y métodos


clásicos de interpretación contenidos en la Ley del Organismo Judicial de Guatemala,
en parte porque es la labor tradicional del juez y en parte porque hay muy buenos libros
al respecto. Por el contrario me interesa más bien algunos elementos que permiten
seguir el discurso que he propuesto: posicionarse hermenéuticamente en el mundo
para entender y seleccionar algunas herramientas de interpretación para hallar el
sentido más racional y justo en el texto aplicado a los casos concretos para, finalmente,
argumentar por qué lo hemos considerado así.

Para lograr el fin que se persigue en el proceso interpretativo, se requieren medios, es


decir, métodos de que el intérprete debe valerse en el empeño de conseguir un
propósito; estos medios o elementos han sido sistematizados por los autores con
diversas fórmulas que dan idea de las diferentes actividades intelectuales aplicadas por
la técnica.(Niño, 1979, p. 57)

De esa cuenta el mundo de la metodología de la interpretación es enormemente


complejo y se habla de principios, reglas, criterios, procedimientos, directivas o normas
de interpretación. No se abordará aquí la diferencia, si la hay, entre dichos conceptos.

Con espíritu meramente enunciativo se citan algunas herramientas de interpretación


que son admitidas por los diferentes autores dentro de los diferentes métodos de
interpretación.

Según VIGO8, las directivas de la interpretación constitucional son:

8
(Vigo, 2004)

18
1. La necesidad de optimizar la fuerza normativa de la Constitución.

2. Entender a la Constitución como un sistema.

3. Asegurar la unidad del ordenamiento jurídico.

4. Buscar apoyar la máxima funcionalidad del régimen político (de la


República)

5. Propiciar la aplicación y consolidación de los valores constitucionales.

6. Tener en cuenta las consecuencias sociales de la interpretación.

7. Mantener una fidelidad no estática al Poder Constituyente.

8. Asegurar una estabilidad relativa de las decisiones interpretativas.

9. Asegurar la fundamentación-motivación apropiada de las decisiones


judiciales.(2004)

LINARES QUINTANA, citado por CARMONA, señaló que las reglas más apropiadas
para la interpretación son:

1. En la interpretación debe prevalecer siempre el sentido teleológico o


finalista de la norma, especialmente de la Constitución.

2. La Constitución debe interpretarse con un criterio amplio, liberal y


práctico.

3. Las palabras deben ser entendidas en su sentido general y común, a


menos que resulte evidente que el legislador aportó un sentido técnico.

4. La Constitución y demás normas deben interpretarse con un sentido


armónico.

5. Se debe tener en cuenta la realidad socio-económica del momento de


emisión de la norma pero también la del momento de aplicación para
asegurar que la interpretación es socialmente útil.

19
6. Las excepciones, privilegios y poder asignado a los órganos públicos
deben ser interpretados con criterio restrictivo.

7. Los actos públicos se presumen constitucionales en tanto sea posible al


menos una interpretación en la cual son compatibles con la
Constitución.(1996, p. 113)

NIÑO enseña que modernamente se usan en los tribunales, para interpretar, los
siguientes aforismos:

1. La interpretación no debe llevar a resultados absurdos.

2. Si el legislador hubiera querido hacer excepción o distinción en la norma


la habría hecho y el juez no puede llenar dicha falta mediante
interpretación.

3. Casos similares, en condiciones similares, deben ser resueltos de manera


similar.

4. Si la ley autoriza lo más, tácitamente autoriza lo menos.

5. Cuando la ley prohíbe lo menos, con más razón prohíbe lo más.

6. Se debe evitar cualquier interpretación que signifique un daño a las leyes


a las personas9 y se deberá favorecer cualquier interpretación favorable a
las leyes y las personas.(1979, p. 64)

Probablemente uno de los libros más importantes, especialmente desde la óptica del
derecho civil y del derecho penal, es “Teoría General del Derecho” de CARNELUTTI
pues allí aborda en un tratamiento extenso todo lo relativo a los actos y hechos
jurídicos justiciables, si bien es cierto no aborda la interpretación misma, sus
consideraciones sobre los hechos y actos jurídicos a la luz del derecho no tienen
desperdicio.(1955)

9
Niño no menciona a las personas por lo que la cita aquí no es literal sino que la he modificado por considerar que
las personas son más importantes que la ley.

20
Una regla de interpretación que me parece de suma utilidad es la que establece: Un
legislador racional no puede haber tenido nunca, ni se debe presumir así, la intención
que al aplicar la norma que emitió se produjeran resultados contrarios al fin de la
norma, a la Constitución o al bien común.

En este mundo cada vez más globalizado es importante tener presentes algunas de las
máximas de equidad10 que se usan en la interpretación en el sistema del common law y
que pueden ser de suma utilidad en nuestra tradición interpretativa:

1. La equidad demanda hacer lo que se debe hacer.

2. Por equidad nadie debe sufrir un daño sin obtener una compensación.

3. La equidad se deleita en la igualdad.

4. Quien busca equidad debe mostrarse equitativo.

5. La equidad ayuda a aquellos que vigilan sus derechos no a los que son
indolentes y los descuidan.

6. La equidad actúa in personam..

7. Quien acude a la equidad debe venir con las manos limpias.

8. La equidad se deleita en hacer justicia total y no a medias.

9. La equidad será la regla para evitar la multiplicidad de demandas.

10. La equidad sigue a la ley.

11. Donde las demandas de equidad son iguales prevalecerá la ley.

12. Entre equidades iguales la primera en tiempo deberá prevalecer.

13. La equidad no puede completar una donación imperfecta.

10
Las máximas de equidad son los principios que usan las Cortes de Equidad para resolver los casos que se le
presenten. Sin embargo también son útiles en los casos juzgados conforme a derecho para no perder de vista la
justicia.

21
14. La equidad no permitirá que una ley pueda ser usada para defraudar.

4.2. Alcances de la interpretación

Dependiendo la posición hermenéutica del intérprete la interpretación podrá darse de


dos maneras generales:

1. Declarativa: “Esta clase de interpretación es la que asigna a la norma un


alcance determinado o delimitado, es también conocida como
Interpretación estricta, y se presenta cuando al interpretar el operador
jurídico se ciñe a lo que dice la norma, limitándose a aplicarla a los
supuestos estrictamente comprendidos en ella. No faltan quienes creen
que la Interpretación declarativa no es otra que la Interpretación
gramatical o literal, pero en aquélla basta que sólo su alcance sea claro y
no necesariamente también su sentido como sí se requiere en esta
última.”11

2. Modificativa12: “Esta Interpretación es la que enrumba el alcance de la


norma cuando, en relación a lo que pretendía el legislador, ésta ha sido
expresada con excesiva estrechez, en cuyo caso deberá efectuarse una
interpretación extensiva, o con excesiva amplitud, en cuyo caso deberá
efectuarse una interpretación restrictiva.”13

a. Extensiva: “Si resulta que la norma en su sentido lingüístico usual


se queda a la zaga de la voluntad auténtica de su autor, hay que
ensancharla para que llegue a alcanzar aquél.”14

b. Restrictiva: La interpretación restrictiva se debe dar cuando la


interpretación lógica restrinja el significado propio de la expresión
usada por la ley, cuando se relaciones con prebendas o

11
(Franco de las Cubas, s.a.)
12
La estrechez o amplitud de la norma solo pueden calificarse en cuanto a su propósito y la medida en que la
estrechez o amplitud atenta contra dicho propósito o genera resultados contrarios o inaceptables.
13
(Franco de las Cubas, s.a.)
14
(GOLDSCHMIDT, SA)

22
excepciones o cuando se trate de poderes públicos que puedan
poner en riesgo la libertad y derechos de las personas.

Termino esta sección señalando que estas y otras clasificaciones de herramientas no


son más que metodologías que pueden ser coherentes con ciertas posiciones
hermenéuticas pero no con otras y que por lo tanto son importantes solo en la medida
que se haya dado un paso sólido en la etapa anterior.

23
5. La argumentación jurídica

Quiero terminar este pequeño documento con unas consideraciones sobre la


argumentación jurídica y para ello me basaré en tres autores: FETERIS (2010),
MARAFIOTI (2010) y ONFRAY (2010). También partiré de considerar que la
argumentación es la faceta pragmática o utilitaria de la interpretación en la cual, luego
de habernos colocado en una posición hermenéutica concreta con relación al texto y al
contexto, hemos procedido a entender el sentido del texto y ahora debemos explicar y
convencer a otros de nuestros descubrimientos.

Es decir, una vez decidido el caso se “plantea el problema de cómo deben los jueces
justificar la manera como ponen en juego su espacio de discrecionalidad en una
situación en la cual se apartan del significado literal de una regla general y establecen
el significado de la norma para el caso concreto a partir de consideraciones basadas en
lo razonable y lo justo.” (Feteris, 2010, Pág. 89)

Ahora bien si necesitamos justificar, convencer, argumentar, es porque existe la


posibilidad de que hayan argumentos, justificaciones y convencimientos diferentes a los
nuestros. En este caso hay tres partes ante las cuales el juez debe justificar sus
interpretaciones: al menos actor y sujeto pasivo y, por sobre todo, la sociedad.

Así la argumentación “es concebida primariamente como destinada a resolver una


diferencia de opinión por medios verbales. Como consecuencia de ello, es estudiada
como una parte de una discusión, explícita o (como en el caso del monólogo) implícita,
entre dos actores que tienen posiciones diferentes con respecto a la misma
proposición. Cada parte de la argumentación tiene como objetivo concluir la diferencia
convenciendo al otro de la aceptabilidad de cierto punto de vista.” (Van Eemeren,
Grootendorst & Henkemans, 2006, Pág. 15)

La argumentación es una actividad verbal, social y racional que apunta a convencer a


un crítico razonable de la aceptabilidad de un punto de vista adelantando una
constelación de una o más proposiciones para justificar este punto de vistas. Van
Eemeren Et. Al., 2006)

24
Ahora bien, solo se puede argumentar lo que se ha entendido bien, lo que se ha
interpretado plenamente.

La argumentación jurídica, además, tiene una doble dimensión cuando la ubicamos en


la posición de la motivación de las sentencias: a) descriptiva, ya que señalamos las
razones y fundamentos que nos han llevado a las conclusiones y decisiones que
argumentamos y b) normativa, pues ella contiene la legitimación que permite a la
decisión ser, además de legal, obligatoria por su razonabilidad y por sus
consecuencias.

Dado lo anterior la argumentación tiene unos límites muy precisos. Primero se debe
“saber” aquello que se va a decir. Luego se debe demostrar y decir lo que se “sabe”. En
un tercer momento se debe justificar lo expresado, para finalizar fundamentando lo
expresado. Saber-demostrar-justificar-fundamentar15 son los momentos que limitan la
argumentación. Lo “sabido” por su parte, es producto de la hermenéutica y la
interpretación, de tal cuenta que usualmente es al menos debatible con lo que se da
nacimiento al diálogo y aún al debate argumentativo.

El propósito es convencer al público lo que nos permite cerrar el círculo con los actores
de la argumentación. En el caso de la sentencia el dicente es el juez y sus argumentos
solo pueden ser atacados por otros argumentos revestidos del ropaje de las
impugnaciones.

Por ello el juez debe motivas/argumentar plenamente sus decisiones, se lo debe a la


justicia, a las partes y a la sociedad. Sobre él recae la carga de la prueba de que ha
hecho una interpretación y adjudicación racional, legal y justa.

Veamos ahora un modelo de argumentación desde lo razonable que permite al juez


cumplir con su obligación de motivar apropiadamente una sentencia.

El modelo de motivación basado en el criterio de razonabilidad

15
El mejor libro para abordar en detalle estos temas es: (PERELMAN, 2006)

25
En este punto he adaptado el modelo de FETERIS, quien originalmente lo consideró
únicamente para los casos en que un juez debe argumentar que “la aplicación estricta
de una norma en el caso concreto sería inaceptable, porque sería incompatible con lo
razonable y lo justo”16, para añadir el caso de la aplicación estricta de la norma que
igualmente debe ser razonable y justa.

El caso es el siguiente: Un juez al resolver un caso concreto debe decidir si debe


aplicar la norma jurídica A en el sentido literal A, o, por el contrario debe ser aplicada
en el sentido modificado Ai. Cada uno de los dos contendientes sostiene posiciones
diferentes y demandan a su vez la interpretación estricta o la interpretación modificada.
El juez deberá tratar ambas posibilidades como hipótesis ante la pregunta ¿Cuál de las
dos interpretaciones es más razonable y justa? Y para el efecto deberá correr dos
análisis diferentes y complementarios argumentando en cada nivel (demostrando-
justificando-fundamentando)

Argumentación de la hipótesis de interpretación estricta o de interpretación enmendada

(1) Argumento Central: La aplicación de la norma A en su sentido A al caso


concreto (enumeración de los hechos y pruebas), es razonable y justa.

(a) Demostración: La aplicación de la norma A en su sentido A, es


razonable y justa porque produce los siguientes resultados aceptables:
1, 2, 3.

(i) Justificación: La aplicación de la norma A en su sentido A es


compatible con las circunstancias fácticas probadas en el caso
(intereses de las partes, interés social)

1. Fundamentación:

a. La aplicación de la norma A en el sentido A es compatible


con los fines y valores que la norma tiende a realizar.

16
(Feteris, 2010) Pág. 92 y ss.

26
b. La aplicación de la norma A en el sentido A es compatible
con los principios de derecho subyacentes en el caso.

c. La aplicación de la norma A en el sentido A es compatible


con los precedentes judiciales y constitucionales
(jurisprudencia).

(2) Conclusión (adjudicación)

Como vemos este modelo, que por demás es muy lógico y sencillo, permite una
“reconstrucción de la carga de la prueba de un juez que utiliza un argumento basado en
lo razonable (y) clarifica sus obligaciones argumentativas. Muestra las condiciones para
que un juez esté a la altura de su obligación formal de dar pruebas desde una
perspectiva argumentativa.” (Feteris, 2010, Pág. 95)

Hay dos aclaraciones con las que es preciso cerrar esta sección: a) este modelo no es
el único y no tiene por qué ser el mejor, solo ha sido citado para demostrar la
continuidad de pensamiento y método que hay entre hermenéutica y argumentación;
los jueces tienen libertad de buscar, experimentar y elegir los métodos más apropiados
para su misión; y b) entiendo que usar un procedimiento metodológico siempre significa
un proceso de aprendizaje duro al inicio, no obstante está comprobado que una vez
dominado, cualquier método, contribuye a mejorar el desempeño y calidad de lo que se
haga con dicho método.

La elección de un estilo de motivación/argumentación de las sentencias, en


cumplimiento del mandato de independencia judicial, recae exclusivamente en cada
juez particular. Los resultados de dicha elección nos competen a todos.

27
6. Resumen gráfico

Para concluir quiero recordar las ideas de las cuales partí para abordar estos temas: El
sistema de aplicación del Derecho es un sistema de pensamiento, o como señalaría
LUHMANN, un sistema autopoiético que se expresa por medio del discurso jurídico.
Entendido como sistema trato de explicar la enorme importancia de la posición
hermenéutica que el intérprete adopta, consciente o inconscientemente, frente el objeto
de su interpretación lo cual condiciona qué herramientas puede o no usar en la
interpretación y como dichas herramientas a su vez inciden de manera directa en cómo
el intérprete puede justificar su interpretación y aportar los fundamentos más
apropiados para tal justificación, es decir: argumentar/motivar su interpretación.

Nivel de
Elección Hermenéutica Interpretación Argumentación
pensamiento

Justificar y fundamentar
Posicionarse en el mundo frente Desentrañar el sentido del texto
racionalmente los argumentos
al objeto de interpretación por medio de los diferentes
Propósito derivados de la interpretación
teniendo clara conciencia del métodos, reglas, principios,
para “probar” la racionalidad de
contexto interpretativo. directrices, etc.
la decisión tomada.

· Estructurada mediante
· Por métodos
· Hermenéuticas unívocas silogismo formal.
· Por principios
Posibilidades · Hermenéuticas analógicas · Estructurada mediante
· Por reglas
· Hermenéuticas equívocas argumentación retórica
· Mixtos
· No estructurada

28
7. Bibliografía

Atienza, M., & Vigo, R. L. (Eds.). (2011). Argumentación constitucional: Teoría y práctica (1a. ed.). México
DF.: Porrúa-IMDPC.
Beuchot Puente, M. (2008). Hermenéutica analógica y derecho (1a. ed.). Santa Fé, Argentina: Rubinzal
Culzoni.
Cabanellas, G. (1979). Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual (14a Edición ed. Vol. 1). Buenos Aires,
Argentina: Editorial Heliasta.
Carmona Tinoco, J. U. (1996). La interpretación judicial constitucional (1a. ed.). México, D.F.: Instituto de
Inverstigaciones Jurídicas de la UNAM.
Carnelutti, F. (1955). Teoría general del derecho (3a. ed.). Madrid, España: Editorial Revista de Derecho
Privado.
Dworkin, R. (1997). El derecho como interpretación. In J. DOMÍNGUEZ CAPARRÓS (Ed.), Hermenéutica
(1a. ed., pp. 205-239). Madrid: Arco Libros.
DWORKIN, R. (2008). El imperio de la justicia (1a. ed.). Barcelona: Editorial Gedisa.
Feteris, E. T. (2010). Una reconstrucción normativa de los argumentos de apelación a lo razonable en la
justificación de las decisiones judiciales. In R. MARAFIOTI & C. SANTIBÁÑEZ YAÑEZ (Eds.), Teoría
de la argumentación: a 50 años de Pereleman y Toulmin (1a. ed., pp. 89-100). Buenos Aires:
Biblos.
Franco de las Cubas, C. M. (s.a.). La interpretación de la norma jurídica. Lima, Perú.
GADAMER, H.-G. (2007a). Verdad y método (12a. ed. Vol. 1). Salamanca: Sígueme.
GADAMER, H.-G. (2007b). Verdad y método II (7a. ed. Vol. 2). Salamanca: Sígueme.
GOLDSCHMIDT, W. (SA). La naturaleza del Derecho y sus problemas. Buenos Aires.
KUHN, T. (2007). La estructura de las revoluciones científicas (3a. ed.). México DF: Fondo de Cultura
Económica.
LUHMANN, N. (2005). El derecho de la sociedad (2a. ed.). México DF: Herder.
MARAFIOTI, R. (2010). Chaïm Perelman, la argumentación jurídica y la nueva retórica. In R. MARAFIOTI
& C. SANTIBÁÑEZ YAÑEZ (Eds.), Teoría de la argumentación: a 50 años de Pereleman y Toulmin
(1a. ed., pp. 147 y ss). Buenos Aires: Biblos.
Montesquieu. (2002). Del Espíritu de las Leyes. San Salvador, El Salvador: Editorial Jurídica Salvadoreña.
Niño, J. A. (1979). La Interpretación de las Leyes (Segunda Edición ed.). México DF: Porrúa.
Onfray Vivanco, A. (2010). Reflexiones en torno a la lógica jurídica y la decisión judicial a la luz de la
neorretórica. In R. MARAFIOTI & C. SANTIBÁÑEZ YAÑEZ (Eds.), Teoría de la argumentación: a 50
años de Pereleman y Toulmin (1a. ed., pp. 163-169). Buenos Aires: Biblos.
PACHECO G., M. (1990). Teoría del Derecho (4ta. ed.). Santiago de Chile: Editorial Jurídica de Chile.
PERELMAN, C. (2006). Tratado de la argumentación: La nueva retórica (5a. ed.). Madrid: Gredos.
Real Academia Española de la Lengua. (Ed.) (2001) (22. ed.). Madrid: ESPASA.
Ricoeur, P. (2006). Teoría de la interpretación: Discurso y excedente de sentido (6a. ed.). México DF.:
Siglo XXI.
Spaemann, R. (2000). Personas: Acerca de la distinción entre <<algo>> y <<alguien>> (1ra. ed.).
Pamplona, España: Ed. EUNSA.
VAN EEMEREN, F., Grootendorst, R., & Henkemans, F. S. (2006). Argumentación (1a. ed.). Buenos Aires:
Biblos.
Vigo, R. L. (2004). Interpretación constitucional (2a. ed.). Buenos Aires: LexisNexis-Abeledo Perrot.

29

S-ar putea să vă placă și