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Alejandro Cussiánovich

Paradi gma del


Protagonismo
Alejandro Cussiánovich

Paradi gma del


Protagonismo
PARADIGMA DEL PROTAGONISMO
INFANT - Materiales de trabajo Nro. 2

Autor: Alejandro Cussiánovich Villarán

Derechos de edición:
Instituto de Formación de Adolescentes y Niños Trabajadores
"Nagayama Norio" - INFANT
Calle Enrique del Villar 967 - S.J.M. Lima - Perú.
infant@infantnagayama.org
www.infantnagayama.org
+ 51 1 450 2707 - 450 8762

Directora: Esther Díaz Gonzáles

Diseño y diagramación: Dora Bardales Roncalla

Corrección de estilo: Javier Urbina Languasco

Fotografías: Yutaka Yoshii

Impresión: Editora Diskcopy S.A.C.


Jr. San Agustín 497 - Surquillo, Lima

500 ejemplares
Lima, mayo del 2010
5

Introducción
Desde hace unos 35 años se ha venido colocando el
discurso sobre el protagonismo desde la perspectiva
de la infancia, muy específicamente, desde las
infancias trabajadoras y organizadas que tienen sus
orígenes a mediados de los años setenta en nuestro
país, cuando la categoría de análisis del protagonismo
ya tenía casi un lustro de haber sido acuñada para dar
cuenta de la irrupción de los sectores populares
organizados en la escena pública del país de entonces
con iniciativa, con pensamiento y acción propios.

En el transcurrir de la vida y acción de dichas


organizaciones, se ha ido elaborando lentamente una
mejor y más amplia comprensión tanto práctica como
conceptual de lo que se va entendiendo por el
protagonismo infantil. Ha ello han concurrido muchas
personas e instituciones y desde distintos lugares de
nuestra región centro y sudamericana.

Pero la experiencia ha mostrado igualmente la no


universalidad de dicha categoría nominal. En efecto,
en la experiencia con niños y niñas en el mundo andino
rural así como en el amazónico, el discurso no sólo no
formaba parte del universo vocabular de los propios
niños –fenómeno exactamente igual en la ciudad y en
los barrios de la mega capital de Lima- sino que
aparecía como exógeno y forzado. Todo ello permitió
reconocer que aquello de protagonismo seguía siendo
una forma de expresar una realidad, pero para un
sector iniciado y como una especie de herencia propia
de un círculo, finalmente selecto, de niños y niñas

* Una primera versión de parte de este material se trabajó en el año 2000 para Save
the Children Suecia.
organizados con una identidad social de grupo, una forma de
organización propia y distinguiéndose de la organización de los
adultos o de la comunidad o vecindad.

Muy pronto, llegaría al mundo de los niños y niñas del ámbito rural
andino y amazónico, otro discurso, el que instaura desde la víspera
de los años noventa la Convención Internacional sobre los Derechos
del Niño (en adelante CDN).

En realidad, es mucho decir que ambos discursos hayan llegado al


mundo rural andino y amazónico, pues de lo que se trata es de que
estas maneras de entender la infancia lleguen bajo formas concretas
de acción y vida, de superación de sus ancestrales problemas y
respuesta a su secular postergación y exclusión, más que como
discursos o como textos.

En este ensayo nos proponemos abordar algunas cuestiones


sentidas y reales. ¿En qué sentido es universalizable la CDN?; ¿será
6 verdad que la CDN es la matriz de la que surge el protagonismo de los
niños y niñas o que en el fondo es lo mismo lo que dice la CDN a lo que
plantean las organizaciones de niños y niñas trabajadores y no
trabajadores sobre su protagonismo?; ¿no será que tanto el
protagonismo como la CDN son hijos de la misma matriz occidental
de pensamiento y que estaríamos frente a una “pelea de blancos”?

En un primer momento colocaremos algunas premisas necesarias


para delimitar el marco de nuestras reflexiones. Luego haremos un
rápido balance de los aportes y los límites de la CDN en el contexto de
los avances de los estudios de infancia que la antecedieron. En un
tercer momento, señalamos cómo se ha ido desarrollando el
discurso del protagonismo a partir de las experiencias de los propios
niños y niñas. En un cuarto punto, intentamos ver posibles puntos de
encuentro entre la CDN y la corriente de pensamiento del
protagonismo. Cerramos nuestra reflexión, en torno a la urgencia de
repensar un nuevo contrato social de las infancias, la sociedad y sus
instituciones, y el Estado.

Infant “Nagayama Norio”


Contenido

I. ALGUNAS PREMISAS NECESARIAS 8

II. APORTES Y LÍMITES DE LA CDN 17

III. EL PROTAGONISMO COMO INTERÉS SUPERIOR DEL NIÑO 24

IV. PUNTOS DE ENCUENTRO Y DESENCUENTRO 65

V. HACIA UN NUEVO CONTRATO SOCIAL DESDE EL CO-PROTAGONISMO 68

VI. ÉTICA, CO-PROTAGONISMO Y PEDAGOGÍA DE LA TERNURA 72

REFLEXIONES ABIERTAS 76
8

I. Algunas
Premisas
Necesarias
A.- PARA ENTENDER LA RELACIÓN ENTRE PROTAGONISMO Y LA
CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO.

1. Tanto el discurso sobre protagonismo como la propia Convención


sobre los Derechos del Niño (en adelante CDN) son hijos de la
racionalidad occidental.
Pero cabe preguntarse si se trata exactamente en todos sus alcances, de
una matriz sin fisuras, es decir, sin posibilidad de abrirse y estar más apta
para un diálogo intercultural. Después de todo, la cultura occidental es
una de las culturas que más se ha relacionado como la que más con
otras culturas, con otras lógicas. Desafortunadamente, no siempre
aprendió o incorporó lo incorporable y emancipador de esas otras
1
culturas .

2. La CDN es un texto jurídico internacional, con un lenguaje propio de


dicha matriz.

9
Es decir, sometido a las exigencias del principio de inteligibilidad,
claridad, de precisión, etc. Allí está su riqueza y allí mismo radica su
riesgo de univocidad, es decir, de pretendida homogeneización de una
realidad compleja y diversa. Mientras que los discursos sobre
protagonismo, son una forma narrativa, ensayista de acercarse a un
fenómeno social siempre embrional, a un proceso abierto. Ambos
discursos son ya una interpretación de la realidad, incluso, una
interpretación de la interpretación primera.

3. Es legítimo y necesario preguntarse por la relación y tensiones entre


ambos discursos.
Pero conviene recordar que en cuanto discurso particular, el
protagonismo adelanta en el tiempo de casi tres lustros al texto que
recoge la CDN. En efecto, consideramos que la CDN finalmente no logra
hilvanar decididamente aquello que uno de sus notables predecesores
señalara setenta años antes, es decir, la necesidad de una convención
2
que se centrara en la libertad de los niños más que en su protección.
1 Ver E.Morin, “Breve historia de la barbarie en occidente”. Paidós. 2007
2 Ver el excelente artículo de Verónica Polverini, “El origen del concepto de interés superior del niño”, en
Rev. Justicia para Crecer, n.14, Abril-Septiembre 2009, p.6-12 que nos recuerda que el primer borrador
polaco de 1959 ponía en acento no sólo en la protección especial, sino en las condiciones de libertad y
dignidad como la consideración fundamental.
Tensión que sigue acompañando la cuestión de derechos del niño hasta
hoy: si se debe poner el acento en la protección de los niños o en sus
3
derechos a la autodeterminación y ciudadanía activa.

4. Ni la CDN ni los discursos sobre protagonismo dan para todo.


Es decir, pretenden cubrir cuanta novedad vaya emergiendo en materia
de infancia en cuanto fenómeno social. En este sentido, ambos
discursos, con las salvedades de sus propias naturalezas, acusan límites
dentro de los cuales, cabe, sin embargo, saber apoyarse para hacer
avanzar la justicia en relación a las infancias. Las limitaciones o carencias
de ambos enfoques no justifican su ilegitimación como instrumentos
conceptuales y prácticos, como herramienta jurídica en el caso de la
CDN y de carácter vinculante, pues ambos parecen responder, de
alguna manera, a un objetivo común, la dignidad de todo niño, niña, de
todos los niños y niñas. Si bien un texto que forme parte del cuerpo de
derechos humanos constituye una herramienta políticamente
necesaria, hay que entenderla como un resultado históricamente
10 situado de luchas, de procesos de búsqueda y de presiones que revelan
las dificultades, pero también las posibilidades, de hacer avanzar a la
comunidad hacia horizontes de mayor y más sostenida humanización.
La promoción del protagonismo de las infancias forma parte de esas
cuestiones prácticas y conceptuales extra-jurídicas que son condición
para el desarrollo del derecho y la normativa.

5. Los riesgos de una comprensión liberal de los derechos humanos y


del protagonismo.
El paradigma del protagonismo y, en general, el discurso de los derechos
humanos, pueden ser subsumidos en el marco liberal del
individualismo, en la exaltación del individuo -propia de la modernidad-
como el sujeto de los derechos, del protagonismo, quitándole la fuerza
ética y política de su referente a la especie sin distinción alguna.
Exactamente entendiendo los derechos como “humanos”, es decir de la
humanidad. En esta perspectiva, podría entonces entenderse la
dificultad para hacer del ser humano parte de la naturaleza toda y por

3 Ver M. Liebel, M. Martínez M, en Presentación, p. 13 a “Infancia y Derechos Humanos, Hacia una


ciudadanía participante y protagónica”, Ifejant, 2009.
ende no como el único sujeto de derechos. Las distintas generaciones de
derechos van dando cuenta de esta comprensión más abarcante. En el
mundo andino, dentro de su concepción del runa/jaqi y la pachamama,
su racionalidad supera la dicotomía que distingue el pensamiento
occidental dominante. En la cultura andina el individuo no es el actor
principal, pues todo tiene una connotación colectiva, incluida la
experiencia personal vivida como experiencia colectiva, en relación con
el todo. Por ello, se puede afirmar que “los conceptos de individuo y de
4
yo no son universalizables”.

6. El discurso del protagonismo y el pensamiento andino-amazónico.


Consideramos que el discurso sobre la promoción del protagonismo en
el mundo andino rural en particular, debe inexorablemente partir del
reconocimiento concreto y de las experiencias culturales ancestrales y
actuales de cómo el niño y la niña son considerados en la comunidad.
Del lugar social, económico, cultural que el niño tiene garantizado en la
comunidad. Por ello el propio discurso de la CDN suena como raro, como
que recién se estaría descubriendo la pólvora cuando se habla, 11
inferencialmente, de participación, de ser actores sociales, de ser
ciudadanos, etc. No se trata de idealizar la cultura andino-amazónica.
Todas las culturas tienen sus bemoles y están necesitadas del diálogo
con otras culturas siempre y cuando éstas no tengan pretensiones
avasalladoras y de no reconocimiento de las culturas diferentes sino
como inferiores. Pero ciertamente que en el mundo andino-amazónico
se puede encontrar modos de vida de los niños y niñas que hacen
audible y verificable lo que en contextos más occidentalizados
5
conocemos como protagonismo.

7. Más allá de la expresión formal de ambos discursos.


Lo que interesa es averiguar el contenido de las categorías y de los
discursos, tanto los de la CDN como los del protagonismo. De lo que se
trata no es apenas de encontrar equivalentes conceptuales. La
interculturalidad como un componente inherente a toda cultura –la
4 Josef Estermann, “Filosofía Andina. Sabiduría indígena para un mundo nuevo”, ISEAT, 2007, p.83; ver además, José
Sánchez-Parga, “Del niño sujeto al niño objeto: una mutación antropológica” en Rev.Faro, n.1, 2009, UPS, p.31-62 en
especial, Corolario: formación y deformación de la subjetividad del niño indígena, p.56-58:”…en el medio socio-cultural
indígena el desarrollo de la personalidad subjetiva del niño corresponde al reforzamiento e identificación crecientes con su
familia y su comunidad: con el nosotros”.
5 Ver por ejemplo, las excelentes reflexiones al respecto en Rosario Panez, G, Silva, Max Silva P, “El emprendimiento infantil
en los Andes. Un modelo de promoción de capacidades para niños de 0 a 3 años”, 2007, Panez y Silva Consultores, passim.
interculturalidad no es exterior a la propia cultura, le es parte esencial
aunque no sea obligatoriamente percibida y desarrollada, exige un
esfuerzo por hallar equivalencias funcionales, es decir, referentes que
acerquen dinámicas, tendencias, formas de entender las cosas. En la
cultura andina, la única forma de intentar encontrar equivalentes que
permitan entenderse es en el cara a cara, a partir de las experiencias
concretas vividas, actuadas. Para el andino, sin distinción de edad
cronológica, el paisaje, el territorio, clima, ciclo animal y cosmológico,
su capacidad de admiración, son algo vivencial, una interpretación
significativa, hermenéutica, una experiencia primordial que se expresa
en múltiples medios Escucharse, narrarse las experiencias es la única
6
posibilidad de encontrar referentes homeofórmicos , teniendo en
cuenta que para el andino la experiencia es un modo de vivir integral
(más que la empiria científica occidental), predominantemente no
conceptuales, como mitos, creencias, ritos, celebraciones, costumbres,
símbolos, etc. Paso necesario para eventualmente incorporar
categorías de origen cultural otro al nuestro. Esto ya se hace, por
12 ejemplo cuando aceptamos en castellano expresiones como
ombusmann, accountability, empowerment, insight, etc., o cuando se
empieza a hablar de la Abya-Yala para indicar nuestro continente
profundo en permanente desarrollo y madurez, o el concepto de pacha,
wawa, etc.7

8. Los riesgos reales del esencialismo.


Para el discurso de la CDN como para el protagonismo, corremos
siempre el riesgo de quedar en el esencialismo, es decir, en
conceptualizaciones que pretenden entregar lo que hace que las cosas
sean lo que son distinguiéndose inequívocamente de las demás. Esta es
una tendencia dominante en la sociedad global occidental que
reproduce el enfoque supra-cultural, transtemporal, acéptico,
pretendidamente válido al margen del contexto específico en que se
pronuncie. Por ello, al intentar entrar en diálogo el discurso del
protagonismo -tal como lo conocemos hoy pensado desde las
experiencias de organizaciones de muchachos y muchachas

6 Ver J.Estermann, op.cit., p. 92-93


7 Ibidem, p. 80, nota 43
trabajadores- con culturas como la andino-amazónica, no puede menos
que estar abierto a posibles enriquecimientos en lo práctico y en lo
conceptual.

9. El universal humano, un punto de encuentro.


En el fondo, el protagonismo es apenas una forma de poner de relieve lo
más profundamente rico de la condición humana, su carácter único e
irrepetible. Consideramos que ello se verifica por igual en la visión
occidental como en otras visiones, incluso cuando dicha condición
humana, distinguible del resto del entorno visible como del mundo de la
trascendencia, sea asumida con los acentos que en el occidente se carga
de individualidad y con el enraizamiento comunitario y cósmico con el
que se da en el mundo andino y amazónico. Dicho de otra manera, lo
que llamamos humano en el marco de la cultura occidental cobra
también en la cultura andina contenido en la relación con el otro, la otra.
Es gracias al otro igual aunque diferente que nos descubrimos como
8
humanos. Podríamos decir que este universal humano es el que
permite la relación intercultural, es un elemento necesario y suficiente 13
de reconocimiento de transculturalidad común, de origen del ideal y la
relación ética que arrastra un compromiso y una responsabilidad. Fue
de lo que dudaron los primeros occidentales que invadieron las tierras
de la Abya-Yala y no lograban reconocer a los indígenas de estas tierras
como seres humanos iguales a ellos.

10. Epistemologías divergentes, pero que dialogan.


No obstante el origen igualmente occidental del paradigma subyacente
al discurso de los derechos humanos del niño y del protagonismo,
consideramos que la epistemología que sustenta a la CDN refiere
básicamente a la responsabilidad del Estado, de la familia, de la
cooperación internacional frente a la infancia y, salvado esto, a los
márgenes de maniobra que le concede de forma gradual a los niños,
vistos como futuro, en preparación, dicho elegantemente, en proceso
de desarrollo, en una especie de inacabable libertad vigilada. Es en este
preciso sentido que consideramos que la CDN no logró incorporar y
hacer suyos los mejores avances que ya se venían haciendo desde la

8 J.Estermann, op.cit, p.90-91.


nueva sociología de la infancia. Pero, y esto es aún más importante, no
incorporó nítidamente los planteamientos más audaces y justos de
quienes, como Janusz Korczak, centraban su experiencia en la
autonomía del niño y en el ejercicio activo de su condición ciudadana;
no recogió lo que los movimientos a favor y de los propios niños y niñas
ya habían adelantado cuando venían haciendo de la promoción de su
condición protagónica un eje necesario de su reclamo de un nuevo
contrato social en la familia, la escuela, la sociedad y frente al Estado.
Podríamos decir que la CDN es un continuum con el monólogo
universalista dominante heredado de la modernidad. Si bien se
reconoce que la CDN ve al niño como sujeto y no más como objeto,
queda borrosa cuando no ambigua la antropología que recorre el
entero del texto en sus 54 artículos. Ello explica cuán importante han
sido las hermenéuticas que se han venido haciendo de la CDN. Una de
ellas -y que se inscribe analógicamente en el campo conceptual que la
emparenta con lo que en el ámbito del derecho y la administración de
justicia es la jurisprudencia- es el Comentario General al artículo 12 que
14 hace el Comité de Ginebra por ser aprobado aún. La epistemología del
protagonismo asume a la infancia como fenómeno social, al niño como
sujeto social de derecho, actor político, ético y cultural y en referencia a
la infancia trabajadora –históricamente objeto del salvacionismo
compulsivo y autoritario- la entiende desde lo que se ha dado en llamar
la valoración crítica del trabajo. Ello explica la lectura que han hecho los
movimientos de NATs del artículo 32 de la CDN, como un artículo no
abolicionista sino protector frente a la explotación del niño y por ende
descalificador del Convenio 182 reñido con el espíritu del artículo 32 de
la CDN.

B.- SOBRE NUESTRA COMPRENSIÓN DEL PROTAGONISMO

1. Una posibilidad para repensar las infancias.


Desde lo que llamamos un nuevo paradigma de la infancia, el
reconocimiento y la promoción del protagonismo, consideramos que se
abre un nuevo abordaje para reivindicar el estatus de pertenencia en
igualdad de condición como especie humana, como miembro de la
sociedad de la que se es parte. Y repensar significa, hacer
simultáneamente una deconstrucción de las representaciones
dominantes y heredadas de las infancias en el marco de la modernidad
occidental y capitalista y desarrollar, más bien, las intuiciones de una
forma otra pensando a las infancias en su entorno social, cultural,
político, comunitario, ético y planetario.

2. El reto de reelaborar sentimientos y sentidos instalados.


Desde el reconocimiento y desarrollo del protagonismo se viene
constituyendo en algunos sectores de la infancia y de quienes asocian
su trabajo a este sector de la ciudadanía, una nueva subjetividad social
respecto al sentido de ser niños, niñas, de su ubicación en la sociedad.
Se trata de descolonizar el mundo de las subjetividades de sociedades
que históricamente encubaron percepciones, sentimientos, empatías,
simpatías y antipatías que inhibieron el desarrollo de la condición de
sujetos sociales de niños y niñas a lo largo de la historia, de sentir y
conceptuar a los niños como cuestión de Estado, como en vínculo
político con el resto de la sociedad y del Estado. En otras palabras, el
sacudirse del relegamiento histórico al ámbito de lo doméstico y 15
privado al que fueron confinadas las infancias.

3. La necesidad de un pensamiento crítico, complejo y emancipador.


La tendencia hoy como ayer es la de imponer un pensamiento desde las
esferas del poder, vale decir, asistimos a nuevas formas de colonización
de las conciencias, de los imaginarios, de las subjetividades, del
pensamiento, de los discursos jurídicos, pedagógicos que hacen no sólo
oportuna sino radicalmente necesaria una revisión crítica de cómo
hasta hoy se entendió el protagonismo referido a las infancias, en
particular. La teoría crítica, la pedagogía de la complejidad, la
antropología crítica están llamadas a dar su contribución a fin de evitar
toda sublimación, toda idealización finalmente ingenua del rol de la
infancia en la vida social, política. Es en este horizonte que emerge el
aporte del paradigma de la incertidumbre, en el que se evidencia
oportuno un acercamiento transdisciplinar.

9 Ver Aníbal Quijano, “Otro horizonte de sentido histórico”, en América Latina en Movimiento, ALA,n.441,
Febrero 2009,pa-2-5
4. El protagonismo, nuevo nombre de la ciudadanía.
La ciudadanía encuentra en el paradigma del protagonismo no sólo un
nuevo nombre, sino el eje articulante de su realidad profunda, de su
consistencia social antes que meramente jurídica. Hoy además se habla
de ciudadanía global, de ciudadanía planetaria, para señalar que no es
cuestión en primer lugar de ver positivizados sus derechos o de ser
titular de derechos normativizados para ser considerado ciudadano. La
condición humana es la de ser alguien en el contexto, de ser reconocido
y reconocerse como tal. En otras palabras, desde el protagonismo hay
un rechazo a cualquier forma de discriminación, de exclusión y la
exigencia de una integración en condición de ciudadanos iguales
aunque diferentes. Un sociólogo y militante italiano nos decía, “con esto
ustedes en América Latina se han adelantado al nuevo paradigma que
preocupa a Europa”10.

16

10 Conversación con Enzo Melegari, presidente del MLAL, el 18 de Febrero del 2002 en Verona.
11 Remitimos al artículo de Verónica Polverini, op.cit., passim.
II. APORTES Y LÍMITES
DE LA CDN
A los veinte años de la vigencia de la CDN es evidente que hay razones
para hacer de ello un acto de exigente evaluación. La mayoría de los
eventos se han referido a la suerte corrida por el llamado derecho a la
participación. El reciente Congreso Panamericano del Niño celebrado a
finales de setiembre en Lima, giró en torno a la participación. Por
importante que este derecho sea desde el punto de vista político y su
fuerza democratizadora, cabe señalar que no puede dejar en la
penumbra cuestiones tan definitivas, incluso para el propio derecho a la
participación, como los temas de primera infancia, nutrición y cuidado
en los primeros años de vida.

Muy brevemente señalamos algunas contribuciones formales que trae


la CDN, muy en particular si se hace de ella una lectura sistemática que
supere las borrosidades e imprecisiones de la letra formal en la que se
ha redactado:

a.- ¿Una cultura tutelar “adecuada”?


18 La CDN insiste en el niño tutelado de forma adecuada, apropiada y
especial. Estos adjetivos aparecen reiteradamente como matizando y
pretendiendo precisar lo específico que está en juego: “…necesitan
especial consideración”-Preámbulo; “…consideración primordial…”,
art.3, art.21;”…dirección y orientación apropiadas…”art.5;
“…responsabilidad primordial…”, art.27.

b.- El niño como sujeto que opina


Es así como lo reconoce el artículo 12, artículo que ha debido merecer la
propuesta de Comentario General hecho por el Comité de Ginebra y
que, felizmente, intenta sacar de la hibridez el texto aprobado y hacer
un tipo de hermenéutica que amplía de forma justa lo que implica una
cabal comprensión de dicho artículo. Por su trascendencia citamos in
extenso (los subtítulos no son del borrador original) esta primera
versión preliminar que expresa una feliz comprensión:
1.- El derecho a la participación no se reduce al derecho positivizado ni a la edad
Ÿ“El alcance de los derechos de los niños a la participación no está limitado a
asuntos específicamente tratados en la Convención de los Derechos del Niño”,
n. 11.
Ÿ“El Comité enfatiza que no impone (art.12) una edad límite al derecho a la
participación y desalienta a los Estados Partes a que introduzcan límites de edad
en la ley y práctica que restrinjan el derecho del niño a la participación”, n. 9.
Ÿ“El testimonio de un niño no debe ser asumido como inválido o carente de
confianza por razones que tengan que ver con su edad o madurez, aún si
requiere de apoyos comunicativos o cualquier otro tipo de asistencia” n.66.
Ÿ“El Comité da la bienvenida a movimientos en varios países para reducir la
edad de votación en elecciones nacionales y comunitarias, como muestra de la
aceptación de la evolución de la facultades de los niños”, n. 29 (iv).
Ÿ“...el Artículo 12 pone en claro que la edad por sí sola no debe usarse para
limitar la importancia de las opiniones de los niños. El nivel de entendimiento de
los niños está muy lejos de ser uniformemente vinculado a la edad”, n.12.
Ÿ“...el Comité incentiva a los Estados Partes a establecer, además de la edad
límite, un título legal que asegure que cuando un niño más pequeño pueda
demostrar capacidad para tomar una decisión informada, se le otorgue el

19
derecho a hacerlo” n. 36(iii).

2.- La participación de los niños exige un cambio cultural en lo político, en lo social


Ÿ“La libre expresión de las opiniones de los niños requiere comprometerse con
un cambio cultural, en el cual los adultos comiencen a adoptar actitudes que
reconozcan la importancia de escuchar y respetar a los niños”, n.10.
Ÿ“Se debe promover un clima social que conduzca a la participación del niño
para cambiar actitudes culturales y tradicionales negativas que impiden el
reconocimiento de los derechos participativos del niño” n.29(i).
Ÿ“...desmantelar las barreras legales, políticas, económicas, sociales y culturales
que actualmente impiden el acceso de los niños a la participación en la toma de
decisiones” reza el n.75 en la Conclusión.

3.- La participación infantil no es meramente decorativa y ficcional


Ÿ“El Comité insta a los Estados Partes a trasladarse de un enfoque a la conducta
con niños basado en eventos...hacia la inclusión sistemática de la participación
de los niños en la creación de políticas. Se deben introducir mecanismos para
institucionalizar la participación del niño en todos los niveles de la toma de
decisiones relevantes del gobierno...” n.29(v)
Ÿ“El invertir en la construcción de una cultura en la cual los niños sean
respetados como contribuyentes y participantes en todos los aspectos de sus
vidas diarias, es una obligación inmediata bajo la Convención” n.74.
4.- No basta opinar, hay que saber qué se hizo de la opinión al momento de
decidir
Ÿ “Brindar al niño retroalimentación sobre cómo se le ha dado el debido peso a
sus opiniones”, n.29.“Los niños también tienen derecho a ser provistos de
una clara retroalimentación con respecto a cómo su participación ha
influenciado cualquier resultado” n.73(viii).
Ÿ “Los niños deben ser consultados acerca de la formación de la legislación y las
políticas relacionadas con la justicia juvenil, e involucrados en la formulación,
desarrollo e implementación de planes y programas relacionados” n.62.

Comité de Ginebra, Comentario Gral. Art.12-2007

c.- El Interés Superior del Niño


Otro aspecto refiere al llamado principio del interés superior del niño
que recoge el Artículo 3. A lo largo de la CDN aparece el recuerdo de este
principio, art.9/1,3; art.18/1; art.20/1; art.21; art.37/c; art.40/iii. Está
20 previsto que el próximo Congreso Mundial de los Derechos de los Niños,
Niñas y Adolescentes a celebrarse en Puerto Rico tendrá como tema el
Interés Superior del Niño. El Comité entre las Recomendaciones al
Estado peruano, le plantea la necesidad de que se conozca este
principio y sea el eje articulante de las consideraciones y decisiones a
tomar sobre infancia ( ver recomendación “n”).

d.- La dignidad en el corazón de la CDN


La CDN afirma la centralidad de la Dignidad como el corazón de todo
discurso sobre derechos humanos. Este es un punto dirimente respecto
a cualquier otra manera de querer señalar el aporte de la CDN en el
espectro de la vida de todo niño, niña, de todos los niños y niñas:
“…reconocimiento de la dignidad intrínseca…en un espíritu de paz,
dignidad, tolerancia…”, Preámbulo; “…aseguren su dignidad…”, art.23;
“…se administre de modo compatible con la dignidad humana del
niño…”, art.28/2; “…la dignidad inherente a la persona humana…”,
art.37/c; “…el respeto de sí mismo y la dignidad del niño.”, art.39; “…el
fomento de su sentido de la dignidad y el valor…”, art.40/1.
e.- La explotación es incompatible con el espíritu y la letra de la CDN
Asimismo, la CDN mantiene una firme posición frente a cualquier forma de
explotación y abuso. Los artículos 32 al 36 refieren a ello, además el art.39.
Cabe señalar que la hermenéutica concreta hecha por las Latina del
artículo 32, puso de manifiesto que no se trata de un artículo que legitime
el abolicionismo, pues lo que hace es dar criterios y señalar condiciones
para regular el ejercicio del derecho a trabajar. La respuesta a esta lectura
ha sido la aprobación del Convenio 182 que a todas luces no tiene sustento
en el espíritu ni en la letra del artículo 32 de la CDN al introducir como
formas de trabajo indeseable cuestiones que son un crimen contra la
humanidad en sus infancias: la prostitución infantil, la trata de menores, los
niños soldados, etc.

f.- El niño, sujeto de derecho y de derechos


De una lectura sistemática de la CDN se ha afirmado la condición de
ciudadanía reconocida al niño al decir que es un sujeto de derechos. En
realidad, hoy hay países en la Región que han sido más explícitos respecto a
la ciudadanía de la infancia. Es el caso de la Constitución política de 21
Ecuador, de Bolivia. Hoy empieza a ser discurso que corre el reconocerle al
niño como ciudadano en sentido amplio y por ser portador de derechos
específicos. No obstante, el ejercicio de su ciudadanía formal y jurídica
depende de las edades fijadas para participar en las elecciones de cada
país. En esta sentido se levantan una serie de cuestiones prácticas y
conceptuales que refieren a los sistemas democráticos, a la concepción
dominante de democracia representativa y en la Región se intenta avanzar
hacia formas de democracia participativa directas y a distintos niveles,
mientras hay quienes buscan nuevas formas que articulen la democracia
12
deliberativa con la participativa .

g.- La evolución de capacidades no equivale a moratoria de los derechos


del niño
En estos años pos Convención se ha avanzado en lo que se conoce como el
enfoque de derechos para todo aquello que concierna programas para
niños, tratamiento y relacionamiento con los niños, sea de forma

12 Ver A. Cussiánovich, “Infancia, democracia y ciudadanía: conceptos, relaciones y controversias“, en


Ensayos sobre Infancia II, 2010, p.26-37.
interpersonal como institucional. Pero a ello cabe señalar dos otros
enfoques. El enfoque de las evolving capacities, “…la evolución de sus
facultades…”, art.5 y art.14/2.

Mientras se afirma, entonces, una realidad que tiene carácter general


para todos en la especie humana, de ello no se puede colegir que se
deba homogeneizar dicha evolución que, si bien tiene asiento en la
condición bio-psico-histórico-cultural- espiritual del niño, ésta se
resiste a todo determinismo que la encasille y la fije por igual para todos
en el tiempo, en el llamado ciclo vital. Esto es tanto más importante
cuanto que la CDN se mueve con un concepto de niño individualizado y
no como fenómeno social. Aquí radica uno de los mayores riesgos, a
nuestro entender, para tender a la estandarización de lo que se
13
entiende por evolución de las capacidades . La propia CDN señala en
su Preámbulo que “…el niño, por de falta de madurez física y mental,
necesita…”, y refiriéndose a las responsabilidades y derechos de los

22
padres en el art.5 les recuerda que deben “impartirle en consonancia
con la evolución de sus facultades, dirección y orientación
apropiadas…”, y en el art.12 supedita el derecho a la opinión a que esté
en condiciones de formarse un juicio propio así como a la edad y a la
14
madurez . Referido al compromiso de los Estados, se emplean fórmulas
que pareciera dejar a la libre discrecionalidad de la autoridad el
cumplimiento de los derechos del niño, como por ejemplo, el art.28
sobre educación “…a fin de que se pueda ejercer progresivamente…” y
respecto a las prestaciones en salud “…teniendo en cuenta los recursos y
la situación del niño y de las personas que sean responsables…”, y en el
art.24 sobre salud “…promover y alentar la cooperación internacional
con miras a lograr progresivamente la plena realización del derecho...”.

Pero lo más importante es no hacer de este enfoque una justificación


para la postergación de gozar de los derechos reconocidos en principio a
todo niño, a toda niña. La evolución de las capabilities, no es sinónimo
de moratoria de los derechos de los niños.

13 Ver por ejemplo Garison Lansdown, “La evolución de las facultades del Niño”, SC, Unicef, 2005, 88págs.
14 A.Baratta, señala que este artículo de la CDN revela bien la dificultad para claramente reconocer el
derecho a la opinión por parte de los adultos. En “Infancia y Democracia, “1998, E. García M, M.Belof,
“Niñez y Democracia”, ed.Tamis, Bs.As.passim
Quizá todo esto explique el gran desencuentro entre lo declarado en la
CDN y su aplicación, así como la inflación normativa en muchos países
en franco desencuentro con la real satisfacción del cumplimiento de los
compromisos asumidos por los Estados.15

23

15 Ver BICE América Latina, “Mañana, ¿Qué mundo para nuestros niños? Toma de posición de la región
América Latina”, 2009, en Rev.Internacional NATs, N.17, p.15-32.
III. EL
PROTAGONISMO
COMO INTERÉS
INTERÉS
SUPERIOR
DEL NI NIÑO
ÑO
Podríamos adelantar, a modo de proposición abierta, que el
protagonismo constituye para nosotros un valor, una necesidad, un
derecho y una exigencia de cada individuo y colectivo social cualquiera
sea el o los escenarios posibles y probables a corto, mediano o muy largo
plazo en los que se desenvuelva la vida de los seres humanos.

La premisa mayor es la constitución protagónica del ser humano, es


decir, en permanente lucha por ser, por ser con otros, por valer, ser
valorado y valorar al otro, a todos los que son otro y, añadiríamos, por
saberse amado y amar.

1.- PROTAGONISMO: UN CONCEPTO EN EVOLUCIÓN.

Si convenimos que las ideas no caen del cielo ni emergen por generación
espontáneasino que ellas son el resultado de procesos sociales, de
contextos históricos, de dinámicas culturales, de eventos político-
económicos, de una imperiosa necesidad para el desarrollo del ser
humano de nombrar las cosas etc., afirmar que el concepto de 25
protagonismo es una realidad conceptual cambiante, no es otra cosa
que asumir que si bien las palabras pueden permanecer, su contenido
puede variar, puede extenderse de forma real o figurativa más allá del
significado original. Es que el lenguaje y las lenguas o son realidades
dinámicas, creativas o se condenan al gradual empobrecimiento como
portadoras de sentido comunicativo, analítico e interpretativo. Pero la
razón de ser de un concepto en evolución hay que encontrarla en las
prácticas que los propios niños, niñas y adolescentes organizados o no
van desarrollando, a partir de las cuales van ensanchando el sentido y el
contenido vital de lo que es para ellos ir siendo protagonistas.

Es por ello que la palabra es acción, ella vehiculiza la fuerza del


concepto, ella es poder, una forma de ejercer el poder del que goza o se
le asigna convencionalmente a su referente conceptual. En efecto, un
reto permanente al ejercicio del poder radica en la capacidad y éxito de
construir discursos que adquieran fuerza convincente, aquella que en
nuestras sociedades, en particular las occidentales, se logra cuando los
16
discursos construidos se revisten del ropaje de discursos verdaderos.

a) Construir y desarrollar un concepto.

Protagonismo y los discursos que del protagonismo se vienen haciendo,


es uno de esos vocablos que por su riqueza acumulativa difícilmente se
deja aprisionar en una sola acepción, en un único significado. Se trata
de un vocablo polisémico y polémico en sus acepciones prácticas
cuando de infancia se trata. Además, es saludable recordar que las
palabras no son los conceptos, sino únicamente los signos, los símbolos
17
de las significaciones.

Pero si pretendemos ensayar una mejor comprensión de lo que


entendemos por protagonismo y, en el caso, por protagonismo infantil,
es insoslayable hacer memoria de las circunstancias históricas recientes
que en nuestro medio explican la emergencia, la adopción y el
26 desarrollo del concepto de protagonismo. Es que los conceptos y sus
expresiones en el leguaje tienen una biografía, una historia. Ellos
18
tienen entonces una evolución y un desarrollo de sus significados . Tal
como actualmente se usa en muchos de los países de nuestra región,
protagonismo es asumido en su más obvia acepción, aquella que es
deudora del lenguaje cinematográfico: el actor principal, el personaje
central. Es éste el abordaje conceptual y práctico que vemos reflejado
en los análisis de escenarios sociales y políticos de América Latina y el

16 Ver Santiago Carassale, A.Vitale (traductores) en su introducción al texto de Michel Foucault, “El Sujeto
y el Poder”, s/f: Ya no se trata de fundar la filosofía sobre un nuevo cogito, ni desarrollar los sistemas de las
cosas ocultas hasta entonces a los ojos del mundo, sino más bien interrogar este gesto enigmático, quizá
característico de las sociedades occidentales, por medio del cual se ven constituidos unos discursos
verdaderos (y, por tanto, también la filosofía) con el poder que se les conoce, p.1.
17 Ver José Ferrater Mora, “Diccionario de Filosofía abreviado”, ed. Sudamérica, Bs.As., 1993: “El concepto
queda así distinguido de la imagen, tanto como del hecho de su posibilidad o imposibilidad de
representación. Por otro lado debe distinguirse entre concepto, la palabra y el objeto. si los conceptos
pueden ser el contenido significativo de determinadas palabras, las palabras no son los conceptos, sino
únicamente los signos, los símbolos de las significaciones. Todo concepto tiene comprensión o contenido y
extensión”, p.59. Ver K. Langton “Modelos conceptuales y participación política...” en Cedep, 1984, p. 37:
“...la investigación llevada a cabo por Alport y Odbert (1936) sugiere que nuestro pensamiento está limitado
por las palabras que utilizamos, y el vocabulario que disponemos nos lleva a ver el comportamiento humano
en términos disposicionales”.
18 Ver Helio Gallardo, “Notes sur la Société civile”: “la evolution du concept, en Société civile”: “lieu des
luttes sociales”, Alternatives Sud, vol. V(1998), 1, pp. 85-117, passim.
Caribe en los que se reconoce a las organizaciones sociales de base, a los
gremios y sindicatos, a movimientos sociales de estudiantes,
pobladores, mujeres, campesinos, jóvenes, etc., ocupando un lugar
significativo en lo social, en lo político, en escenarios locales, regionales
o nacionales.

Los movimientos populares, en el contexto de los años 60 y primer


lustro de los 70, protagonizaron acciones reivindicativas y de impacto
político de transcendencia. Entre dichos movimientos podemos señalar
a las organizaciones sindicales, a los trabajadores de los complejos
agroindustriales, las tomas de tierra del campesinado, las
movilizaciones de pobladores de asentamientos humanos y a lo que
debe sumarse en la región las organizaciones de defensa de los
derechos humanos, la acción popular frente a las dictaduras, etc. Todo
esto daría pié a que analistas políticos acuñaran la expresión
protagonismo popular como una categoría de análisis cuyos contornos
conceptuales, sin embargo, no fueron objeto de mayor precisión dado
que se daba por sobreentendido que la expresión era suficientemente 27
evocadora de una realidad concreta de la que daba cuenta con relativa
precisión. Es decir, estábamos frente a una expresión que se
correspondía con lo que en el imaginario social se había plasmado
respecto a los fenómenos antes evocados. Esto explica por qué no se
tenía presión alguna por lograr un abordaje conceptual más riguroso
como para constituirse en una categoría de análisis de consenso y uso
generalizado por analistas y científicos sociales, en general. Conceptos
como clase social, sectores de punta, hegemonía, etc., gozaban de título
de ciudadanía plena en los predios de las ciencias sociales y políticas. El
protagonismo como concepto era de uso restringido.

Sin embargo, en el transcurso de las dos últimas décadas, el concepto de


protagonismo ha ido ganando cierta carta de ciudadanía en la
calificación, análisis y comprensión del fenómeno por lograr y afianzar
visibilidad social, participación real de grupos y organizaciones en la
vida cotidiana y en los diversos escenarios de la misma. Estamos ante un
caso típico de lo que los griegos llamaron kúklos, es decir algo que
empieza a circular y termina haciéndose común. Esto expresa al mismo
tiempo su fuerza de representación, de evocación en el imaginario
social, y su debilidad en cuanto a contornos exactos en su acepción
conceptual. No obstante, muchos fenómenos sociales y políticos
encontraron en la expresión protagonismo popular una intuitiva como
feliz noción, lo suficientemente original como amplia - incluso genérica-
como para dar exactamente cuenta de fenómenos ellos mismos
complejos y de perfil estratégico en construcción. Podríamos decir que
para un sector activo social y políticamente, la expresión protagonismo
comenzó a formar parte de su sentido común, aunque no
obligatoriamente de su lenguaje cotidiano.

28
En el caso peruano, las experiencias lidad de la organización de NATs está
de movilización popular desde fina- en función del conjunto de la infan-
les de los años sesenta, como las cia, de la masa de niños y niñas tra-
toma de tierra, las huelgas magiste- bajadores.
riales, las mal llamadas “invasiones”
de terrenos urbanos, los procesos Esto explica por qué, en estricto sen-
crecientes de organización sindical, tido temporal, antes de hablar de
los paros nacionales, etc., encontra- sujetos sociales o actores políticos,
ron en la expresión “protagonismo se habló de PROTAGONISMO DE LOS
popular” una intuitiva como feliz NATs en oposición a la condición de
noción, lo suficientemente original ocultamiento social a la que junto
como amplia -e incluso genérica- con el resto de la infancia fueron rele-
como para dar cuenta de fenómenos gados por la cultura dominante, pri-
ellos mismo complejos y de perfil vatizadora y negadora del rol social
estratégico en construcción. de la infancia. En este sentido, la
noción de PROTAGONISMO se incor-
Desde que en 1976 se inicia la expe- pora como una forma, aún genérica,
riencia de organización de lo que dos
años más tarde asumiría el nombre
de expresar el tipo de presencia y de
actoría social y política que se quería 29
de MANTHOC, la noción genérica de para los NATs organizados.
protagonismo popular tal como se
venía empezando a utilizar en el Con el proceso de más de 20 años de
medio, calzaba bien para expresar trabajo y reflexión de y con NATs, se
tres de las intuiciones de origen del han ido confrontando lo que eran
MANTHOC. En primer lugar, que la intuiciones de origen con el desarro-
organización de NATs no fuera el llo de los estudios, análisis, funda-
apéndice o la sección infantil de nin- mentaciones teóricas, críticas, etc.
guna otra organización ni de jóvenes Incluso, la expresión escueta de “pro-
ni de adultos. En segundo lugar, que tagonismo” empezó a ser utilizada
la organización de NATs estuviera por organismos internacionales
representada y dirigida por los mis- como sinónimo de participación,
mos NATs, es decir, los acompañan- punto que tendremos oportunidad
tes o colaboradores no serían los diri- de deslindar.
gentes de la organización, ella debía
ser siempre iniciativa principal de los IFEJANT
mismos NATs con el apoyo y la parti- Ser Protagonistas
cipación de los educadores. 1998
Finalmente, que la identidad y la fina-
Una vez más, las palabras expresan simultáneamente una realidad dada
y convocan a una realidad deseable. Protagonismo expresa una realidad
in fieri, hecha parcialmente, haciéndose gradualmente e
incoactivamente por hacerse. Si bien protagonismo es una especie de
vocablo sin fronteras conceptuales estrictamente marcadas, parece
saludable hacer un ejercicio de búsqueda etimológica del mismo y que
podría informarnos sobre la extensión del horizonte de usos y
acepciones y la comprensión de su contenido conceptual estrictu sensu,
si a lo largo de su semántica lo ha tenido.

b) Modernidad, protagonismo y desmodernización.

Pero resulta pertinente preguntarnos por la relación que


históricamente se ha dado entre la emergencia del sujeto que la
modernidad instituyó como un eje articulante de su bagaje conceptual
de insospechadas repercusiones para el pensamiento y la organización

30
social, la vida democrática, el cometido del Estado, la prédica sobre los
derechos de los individuos, la ciudadanía, etc., y la presencia y
evolución del concepto de protagonismo hasta el significado y sentido
concreto que hoy le damos. En el actual contexto de globalización, de
mundialización; habida cuenta de la emergencia de movimientos
sociales varios y de limitada esperanza de vida, pero real e
históricamente significativa; en el marco de fragmentación y
concentración desigual que provoca el mercado y su impacto en la
concepción y rol del Estado, ¿por qué emerge con inusitada novedad un
discurso que reivindica autonomía, visibilidad social, derecho a
participar, rechazo a ser excluidos y a la desaparición social compulsiva
precisamente cuando se es convocados al mercado en cuanto
consumidores19, es decir creándonos una ficción de ser actores, de ser
libres, de ser sujetos sociales? El concepto de protagonismo es hijo de
esta dinámica en la medida en que recoge una experiencia agónica por
no dejar de ser, por afirmar la condición de individuo, de sujeto

19 Oswaldo Torres, chileno, exposición oral, mimeografiada, Lima, Mayo del 2,000.
20 Ver Alain Touraine, ibidem, pp.242-248, y cap. II, pp.271-294: “Le sujet comme mouvement social”; ver
del mismo autor, “Sociologie de la Action”, “essai sur la société industrielle”, Le livre de oche, Paris, nouvelle
édition, 2000. “Aún hoy, creo tan imposible de definir el Sujeto fuera de las situaciones sociales y de las
relaciones de dominación como en términos de roles sociales”.p.12.
entendido éste como movimiento social y no reducible a roles
20
sociales? .
Nuestro abordaje conceptual del protagonismo hoy, en el contexto de la
21
llamada desmodernización , también nos remite al individuo, al actor,
al sujeto no sólo como nociones inseparables entre sí, sino como
22
categorías que la modernidad consideró figuras centrales . Y nos
referimos a la modernidad surgida con el capitalismo, y que deviene en
su eufemismo y ocultamiento, pero que simultáneamente hizo del
sujeto un “sujetado” en la acepción etimológica del término, es decir, un
dominado. Capitalismo en que las mayorías fueron sometidas a la
explotación y reducidas a que su fuerza de trabajo deviniera una
mercancía. “Capitalismo fue la forma concreta que asumió la
23
modernidad, sin la cual no puede ser comprendida...”

Es necesario tener en cuenta que protagonismo siempre evocará una


afirmación del sujeto como actor social, individuo, persona en lucha
permanente por transformar el orden establecido cuando éste implica
negación del otro, sumisión a roles impuestos, escisión entre razón y 31
sujeto, entre sujeto y situaciones sociales, entre sujeto y relaciones de
dominación, entre sujeto como singularidad y como movimiento social,
entre su condición privada y pública.

Pero además, y en estricta referencia a la historia peruana, sería


enriquecedor averiguar las raíces y matrices culturales en las que se ha
ido plasmando la ciudadanía peruana. En efecto, consideramos que en
los años en que la expresión protagonismo popular empieza a circular, la
matriz cultural y política corresponde al período velasquista
reconocible por su discurso participacionista, comunitarista.

21 Ver A.Touraine, “¿Podremos vivir juntos, iguales y diferentes?” FCE, Bs.As.1997, Desmodernización,
p.27-60.
22 Ver A.Touraine, “Critique de la modernité”, p.246-7.
23 Alejandro Moreano, “Desvanecimiento y (re)construcción del pensamiento crítico”, en Rev. Ecuador
DEBATE, 2009, 77, p.62
Pero si se revisa la historia de la orgánico tenía un sentido
ciudadanía en el Perú y en otros conservador y el liberalismo, un
países de América Latina y de significado progresivo. Pero en el
Europa, se puede encontrar siglo XX el estatismo orgánico o el
diversas matrices culturales que la estatismo simplemente adquiere
animan e inspiran. En el caso un sentido renovador mientras el
peruano esas diversas matrices han liberalismo asume un carácter
coexistido en forma conflictiva, conservador. ¿Cómo explicar los
imponiéndose en un largo trecho de cambios de sentido político de estas
la historia -al menos en la historia dos matrices culturales en estos dos
de las ideas políticas- las formas siglos de vida republicana? La
liberales y en otro trecho las formas explicación radica en el cambio de
comunitaristas. Estas aparecieron referentes culturales y políticos que
en forma nítida en el gobierno del alimentaron y resignificaron la
general Velasco cuyas profundas lucha política en cada época
reformas estructurales, entre ellas histórica. En el siglo XIX, el
estatismo expresaba la continuidad
32
la destrucción del gamonalismo y
de la servidumbre, no dieron origen del pensamiento político colonial de
a la ciudadanía liberal sino más bien carácter escolástico mientras el
a la variante corporativa de la liberalismo era la doctrina
ciudadanía comunitarista. Desde la innovadora que se ofrecía como el
década del 80 y sobre todo del 90 en cemento cultural nuevo que
adelante, asistimos a la buscaba soldar las instituciones
configuración de una ciudadanía políticas republicanas a crearse.
liberal gracias al establecimiento de Desde fines del siglo XIX el
relaciones directas e individualistas liberalismo en el Perú envejeció y se
de autoridad, luego de la crisis y el volvió conservador al ser asumido
desmantelamiento de las por las élites terratenientes más
organizaciones corporativas como liberalismo, esto es, como
relacionadas con el estatismo liberalismo económico, que como
orgánico del velasquismo. liberalismo político: el liberalismo
Lo que más llama la atención de oligárquico no era tanto un
estas matrices culturales en liberalismo conservador como un
conflicto es el cambio de significado conservatismo liberal. Desde
político que ellas han entonces y, sobre todo, desde los
experimentado a lo largo de estos años 30 hasta los 70, es estatismo
dos siglos de vida republicana del adquirió un sentido progresivo y
Perú. En el siglo XIX, el estatismo hasta revolucionario frente al
conservatismo liberal de la renovador frente al estatismo
oligarquía, gracias a los fracasado y a la caída del muro de
planteamientos desarrollados por Berlín. Lo que hace difícil su papel
el Apra que recogía, por lo demás, renovador en el mundo actual es
es consenso keynesiano y las que el enemigo al que combatió y
experiencias de la revolución derrotó, no es el feudalismo como
mexicana y rusa. Las propuestas de en el caso de Europa del siglo XVIII y
reforma de las clases medias de los XIX, sino el conjunto de las fuerzas
años 50, en las que el Estado sociales y políticas subalternas que
desempeñaba un rol activo, y el pretendían en este siglo -por
estatismo del velasquismo se métodos erróneos quizás- construir
inscribieron en esta onda un orden nuevo y justo.
progresiva. Hoy, el neoliberalismo
conservador, sostenido por las Sinesio López
grandes corporaciones Revista de Sociología - UNMSM -
transnacionales y las élites Volumen X - N° 11
empresariales nativas, pretende Enero de 1998
asumir nuevamente un sentido 33
Es tarea por realizar con mayor exigencia y extensión, el establecer
cuánto nuestro concepto de ciudadanía es deudor del comunitarismo,
de la concepción republicana y en qué medida subyacen a nuestros
discursos sobre protagonismo, no reducible a una dimensión genérica
de lo social sin reconocerle su esencialidad política, es decir, un modo
de ser en la sociedad y ante el Estado en la común responsabilidad de la
24
cosa pública.

Consideramos además que el tema del protagonismo como carácter del


ser y actuar de los individuos y de los colectivos sociales, nos remite a
una cuestión central desde la que y en la que los actores sociales
expresan el ejercicio concreto de su condición protagónica: la sociedad
civil, una construcción de la modernidad, para algunos, y sobre la que,
en América Latina, se han producido confusiones y estereotipos
señalados por Helio Gallardo.

24 Ver el artículo de Elsa Bardales, “La ciudadanía”: “¿Libertad, igualdad, diversidad?”, en AAVV.
Repensando la política en el Perú, PUCP, U, Pacifico, IEP, Lima, 1999, pp.245-300.
SOCIEDAD CIVIL: LA EVOLUCIÓN DE UN CONCEPTO
1. Concepto de Sociedad Civil como el refuerzo unilateral del capital, o
un efecto del imaginario social de la una sociedad de ciudadanos, es
modernidad. decir, la sociedad burguesa.
Surge en el siglo XVII para designar
la sociedad burguesa bien ordenada Una lectura desfigurada e
y su vida cotidiana, por oposición a ideológica de Marx-Engels tradujo
las antiguas relaciones medievales Sociedad Civil como si se tratara del
desde este punto de vista histórico, ámbito de la economía, opuesto a la
puede ser utilizado como sinónimo sociedad política o al Estado. Para
de sociedad burguesa o de sociedad Gramsci, Sociedad Civil designa el
moderna, en la medida que ésta dominio de una acción social
tiene una imagen de sí misma en la institucional gracias a la cual una
que están separados los ámbitos clase o una alianza de clases
familiar-íntimo, económico-privado construye la hegemonía.
y político-cultural(público).
34 Igualmente como sinónimo de
sociedad de ciudadanos.
4. Actualmente, en el imaginario de
la modernidad y bajo la influencia
de una lectura inadecuada e
2. El concepto de Sociedad Civil ideológica de Marx-Engels, la
hace parte de dos grandes Sociedad Civil sería independiente
discursos: el de la dominación tanto del Estado como de la familia.
burguesa y el discurso marxista En cuanto espacio autónomo
crítico. estaría al origen de nuevos actores
No designa, en el discurso burgués sociales.
clásico, ni el gobierno ni el Estado,
sino más bien la consagración de las 5. La preocupación, reciente y
relaciones sociales burguesas, la múltiple, relativa al carácter y a la
moralidad y la capacidad ética del función de la Sociedad Civil en
mercado. En este sentido la América Latina, no puede aislarse
Sociedad Civil es el espacio ligado a de los procesos de globalización
las ideologías de la sociedad sin unipolar centrada en el Norte que
alternativas y del fin de la historia. atraviesan sus economías y sus
sociedades.
3.En el discurso marxista de los
orígenes (Marx, Engels), Sociedad Helio Gallardo
Civil designa la división y la Notas sobre la Sociedad Civil
organización social del trabajo, con P.95-9
c) Protagonismo: ¿la banalidad de un helenismo?

Si asentimos como hipótesis que el protagonismo es una condición


25
inherente de los individuos y de las sociedades , merece ser
cuidadosamente trabajado para evitar que se convierta en vanidad y
banalidad lingüística, más preocupada por hacer efectos especiales
literarios que por la densidad conceptual. Las cuatro diversas entradas
etimológicas, nos permiten dilatar la extensión de lo que
corrientemente ponemos por detrás de la palabra protagonismo, pero
sin sacrificar su profundidad conceptual. Pero sin olvidar que estamos a
nivel de la elaboración del discurso. El excursus etimológico no exime
de reconocer que se trata de sujetos de discurso en la sustantiva
condición de dialogantes, es decir, de productores de nuevas
representaciones sociales.

Si bien las etimologías no dan obligatoriamente cuenta del desarrollo


que las acepciones de las palabras van adquiriendo en nuevos contextos
y usos, queremos señalar cuatro entradas etimológicas que entre ellas 35
nos permiten ganar en extensión sin perder la profundidad de un
concepto que bien merece ser cuidadosamente trabajado.

25 Javier Iguiñiz, “Desarrollo económico y liberación en América Latina”, en “Liberación y Desarrollo en


A.Latina”, CEP-Bartolo, 1993: “Quizá ninguna sociedad pueda reproducirse sin ofrecerle a sus mayores
algún tipo de protagonismo. Por eso, no tan curiosamente, la reivindicación del protagonismo popular ha
sido recientemente enarbolada desde canteras ideológicamente muy diversas. Esto nos puede recordar
que el debate entre propuestas es siempre entre ofertas de protagonismo y no entre planteamientos que lo
afirman o lo niegan... El protagonismo popular no depende estrictamente de una opción en su favor y que es
mayor medida resultado de una lucha por la vida que el propio pueblo emprende con viento a favor o en
contra”. p.46 y 39.
- Protos - Prota:

Este prefijo griego sugiere, según los casos, la idea de delante, antes de,
primero, por delante, por primero, en favor de, e incluso, en vez de. Por
ejemplo PROTEIOS, PROTEIA, PROTEION (masculino, femenino y neutro)
significa algo de “primera calidad”.

- Gonimos:

Viene de GONOS o de GONEUO, y significa: fecundo, productivo,


generativo. Entonces, “protagonismo” viene, en esta vertiente, de juntar
“prota + gónimos ”.

- Arjo - Arjeuo - Arjeia - Arje:

Así pues, si juntamos “prota + arjeuo = protagonista” con todos los matices
–y que el cuadro, que presentamos puede graficar– se comprende por qué

36
seguimos pensando que esta categoría recoge bien la complejidad
conceptual y práctica de ser y de crecer como protagonistas en la historia.

a) Arjeion: significa “lugar de encuentro”, “residencia de los


magistrados principales”, “cuartel general”, “palacio de gobierno”,
“cargo”, “autoridad”. Si notamos bien, todas estas acepciones
tienen que ver con un tipo de poder, de responsabilidad y de
dirección.

b) Arjo: tiene múltiples significados: “ser el primero”, “preceder”,


“guiar”, “mostrar el camino”, “comandar”, “ser el jefe”, “gobernar
sobre”, “tener un cargo”. Pero también: “Actuar por primero o por
la primera vez”, “comenzar”, “tomar la iniciativa de”, “arrancar”,
“ensuciarse las manos en algo”.
Podemos notar que todas son diferentes formas de involucrarse, de
participar.

c) Arjeuo: significa, “guiar”, “comandar”, “ser guía de”, “gobernar”.


Pero además: “principio”, “comienzo”, “origen”, “causa primera”,
“dar inicio a”, “punto de partida”, “punto terminal de unión”,
“poder”, “autoridad”, “dominio”. Quizá lo más remarcable es el
acento en lo de poder y conducción.
d) Arjeia: significa DIGNIDAD, no tanto en el sentido que se suele
atribuir a alguien que se le dice estar revestido de autoridad, de
dignidad, sino en el sentido de ser digno, tener dignidad.

- Agonisomai, Agonistés, Agonios:

El significado que encierra el verbo agonísomai simultáneamente hace


referencia a “combatir”, “luchar”, “disputar”, “actuar” o “representar
sobre la escena”,” esforzarse”, “correr riesgo” e “incluso estar en peligro”.
El sustantivo agonistés se refiere a: “combatiente”, “defensor”, “abogado”;
“alguien que pone ardor”, “fuerza en una lucha o polémica”, etc.26 Es muy
probable que este vocablo nos ayude a acercarnos en castellano a lo que en
inglés se entiende por advocacy.
Igualmente, agonía significa “lucha”, “ansiedad”, “angustia”.

Tener una responsabilidad Fecundo, Productivo Poder


To have a responsability Fertile, Productive Power

37
arjo gonimos arjeuo
Arrimar el hombro Generativo Dignidad
To lend a hand Generative Dignity
arjo gonimos arjeia

Punto de unión Iniciativa


PROTAGONISMO
Point of linkage Iniciative
protagonism
arjeuo arjo

Excelencia
Lucha Lugar de encuentro
(primera calidad)
Struggle Place of meeting
Excellence
agonistés arjeion
proteios
Protagonista Primero
Protagonist First
Prota + arjeo Prota+arjos

26 Ver J. Planche, “Dictionaire Grec-Francais”, Paris, 1852; agonisomai, agonistés; M. A. Bailly, “Abrégé du
Dictionnaire Grec-Francais”, Paris 1945; Henry Stuart Jones and R. McKenzie, “A Greek-English Lexicon”,
Oxford, 1953.; Liddell and Scott's, “Greek-English Lexicon”, N.Y., 1882, 7a ed.1888.
Evidentemente no se trata de formular una definición de protagonismo.
Más sugerentes resultan, a nuestro entender, las nociones emparentadas
que la entrada etimológica nos brinda. Algunas de las palabras reseñadas
rápidamente, tienen en el verbo gignomai 27 su referente conceptual éste
significa llegar a ser siendo permanentemente en devenir, en seguir siendo
para llegar a ser, es decir no como concluyendo o llegando a un punto final,
sino como proceso en incesante construcción y constitución. Es decir, el
protagonismo como experiencia y como representación conceptual no es
un punto final de llegada sino un proceso práctico en el tejido social,
cultural, histórico, situado, y por ello mismo vitalmente complejo y
nocionalmente afinable.

Ciertamente que el traslado de un concepto y de su representación


lingüística a otro contexto social, cultural, vocabular, etc., no deja de
plantear un reto comunicacional de carácter conceptual-político o incluso
la tentación de una expeditiva solución burocrático-nominalista. Pero si las
lenguas y los lenguajes son vivos y dinámicos, inexorablemente para

38
continuar siéndolo deberán encarar este reto específico de la
intertransculturalidad. No hay discursos sobre protagonismo sino como
resultantes de la interacción comunicacional entre individuo y sociedad,
entre sociedad, individuo y entorno cósmico planetario.

27 Ver W. Pape, “Griechisch-Deutsches Handwortebuch”, ed. 1954, Akademische Druck-U. Verlagsan, Stalt,
Graz-Austria, p.491: gignomai.
INDIVIDUO Y SOCIEDAD COMO FORMAS DISCURSIVAS

Aunque parecen intuitivamente mente, de ser el amo que da sus


naturales, la verdad es que indivi- leyes a la Naturaleza.
duo y sociedad son categorías arti-
ficiales. Esto quiere decir que son Cuando este “hablante” de textos es
artefactos creados por el discurso comunitario, cuando los usos “se”
que, al utilizarlos, los crea para la establecen y parecen estar en el
mirada. Los límites del individuo, o anonimato, el hablante es “lo
la unidad, pueden ser tan variados social”. Es un hablante, como decía
como los que definen a la persona, Ortega y Gaset, “desalmado”. No
al agente moral, al ciudadano, al tiene interioridad, no puede ensi-
cuerpo. Suelen venir algunos indivi- mismarse; parece no tener alma.
duos definidos por sus relaciones: La esfera de lo social es la esfera del
se es padre, hermano, amigo, jefe, discurso público, ese que todos
subordinado. Mas siempre este hablan y nadie dice, que a todos
individuo es una construcción social pertenece y a nadie refleja. Que
y es una atribución “subjetual”.
Empleo este neologismo para insi-
todos reproducen y nadie produce.
Atribuimos a un especulativo
39
nuar que los individuos se constitu- hablante societario la configura-
yen porque les atribuimos la propie- ción de este discurso público, consti-
dad de “decir algo” o “ser alguien” tuído por externalidades y superfi-
(que en lo social vinen a ser lo mis- cialidades que en conjunto instau-
mo) a través de ser sujetos de dis- ran más que una profundidad, una
curso. extensión. Lo social nos refleja pero
no nos interpreta a cabalidad.
Ser sujeto de discurso es ser Quiero advertir que cuando hablo
productor de discurso, esto es, de de discursos, considero textos todas
articulaciones entre hablantes y las texturas, no sólo las del lenguaje
lenguajes. Parece ser esta propie- articulado y de los signos conven-
dad discursógena y autónoma un cionales. Me refiero esencialmente
logro del postcartesianismo. Para a los puente dialógicos entre seres
Paracelso, por ejemplo, en la que viven en un medio simbólico.
medicina de su época, ser sujeto era Todo lenguaje, el articulado y el
estar sujeto a los dictamenes de la gutural, el escrito y el hablado, el
Naturaleza, estar en sujeción, ser complejo y el simple, son siempre
siervo de ella. Lo opuesto, obvia- diálogos. “Sprache ist Gesprach”, el
lenguaje es conversación, escribe cualquiera de sus formas) y de lo
Gadamer. societario (en la pluralidad de las
suyas) son formaciones discursivas
La constitución discursiva es a las que atribuimos hablantes o
poiética cuando se convierte en generadores de discurso, o sujetos
substancia, cuando sus objetos se poiéticos: individuo, sociedad.
reifican y se convierten en cosas.
Cuando el discurso crea sus Tal vez esta sugerencia nos ayude a
audiencias, sus retóricas, sus entender la pluralidad de formas en
conclusiones y sus exclusiones. que se nos aparecen los sujetos
Cuando, como ahora proponemos, sociales, las multiformes institucio-
crea sus hablantes. nes de lo social y la variedad infinita
de sujetos con que, mirando
Descartes, cuando inauguraba la sociedades distintas, podemos
modernidad con el famoso “pienso, encontrarnos. Rotulaciones que se
luego existo”, no fue consciente de superponen, que aislan, que unen,
40 que estaba implícito en el dictum un
término que opera por ausencia,
rotulaciones al fin de cuentas
creadoras porque constituyen tanto
tan obvio que no precisaba ser a lo rotulado como al agente
proferido. Descartes quería decir rotulador.
“digo que pienso, luego existo”.
Este agregado nos permite Fernando Lolas Stepke
entender que las realidades Individuo y sociedad en los Andes:
fundantes de lo individual (bajo Una Aportación postliminar
Hay dos conceptos que más recientemente se han hecho camino en el
universo vocabular de las ciencias ocupadas del mundo empresarial o del
campo social. Nos referimos al concepto de “liderazgo” y al de
“empoderamiento”, que hay quienes utilizan, sobre todo cuando en inglés-
leadership y empowerment- se les pretende acercar e incluso hacerlos
equivalente al concepto de protagonismo. En efecto, del rápido vistazo a la
etimología de protagonismo, podemos colegir que este concepto
paradójicamente se empobrece si se le reduce a la acepción que se hizo
corriente del concepto de empoderamiento28 y que se ha extendido a
múltiples ámbitos de aplicación29. Tanto el concepto de empoderamiento
como el de liderazgo no logran expresar, a nuestro entender, el conjunto de
dimensiones y que la noción polisémica de protagonismo recubre. Sin
embargo, si abordamos el empoderamiento no como quien cede y concede
a otro algo de su poder, sino como el proceso de conquista, de construcción
compleja e inevitablemente conflictiva de poder, de autodeterminación, de
autonomía, entonces estaríamos asumiendo un abordaje que nos acerca a
aspectos centrales de lo que entendemos por protagonismo. En este

41
segundo acercamiento, el “empoderamiento” adquiere una fuerza
conceptual y práctica que quizá la acéptica expresión liderazgo o
participación infantil no evidencian per se.

Es evidente que sobre liderazgo existe una tan abundante como variada
literatura que hace innecesario extenderse en un excursus analítico. Con
riesgo a no hacer justicia a enfoques realmente alternativos, liderazgo es un
concepto y una práctica que remiten indefectiblemente a individuos
dotados de una compleja serie de cualidades cultivadas que lo configuran al
identikit dominante de líder. Quizá una de las afirmaciones más
importantes sea aquella que reconoce que las estructuras jerárquicas,
verticales y fundadas en la autoricidad del vértice de una pirámide
organizacional, la del jefe, se contrapone a un liderazgo asentado en la
función de ser “mentores, guías y animadores”, más que jefes o
comandantes30 . Como Peter Druker escribe: “La única definición de un líder

28 Ver Seemamm en Carlos Franco, “Personalidad y Poder y participación”, en Cedep, 1981, pp.72-73.
29 Ver Sheldon Shaeffer, “Participatory approaches to educational change”, UNESCO, 1994 quien
conceptualiza el empoderamiento así: “Where the center actually surrenders considerable control to other
partners, other sectors and lower levels of the system, in order to give them opportunity to play a larger role
in development activities and to gain some ownership over education”, p.15.
30 Ver Geoge B.Weber, “El cultivo de los líderes del mañana”, en AAVV, El líder del futuro, Fundación Peter
Druker, ed. Deusto, Bs.As. 1997, p.337.
es alguien que tiene seguidores. Unos individuos son pensadores; otros,
profetas. Ambos papeles son importantes y muy necesarios. Pero sin
seguidores no puede haber líderes...La popularidad no es liderazgo. Los
resultados sí lo son. El liderazgo no es rango, privilegios, títulos o dinero: es
responsabilidad”.31 Lo que distancia nuestro concepto de protagonismo de
estas acepciones de leadership es que para nosotros el protagonismo es
inherente a la condición de fenómeno social de la infancia, de la juventud,
de la adultez y no es, a este nivel, privativo de algunas personas o individuos
líderes por más numerosos que éstos sean. Otro elemento puede verse en
el carácter carismático del líder, lo que lleva a reforzar su perfil individual en
el contexto de movimientos de seguidores.32

d) ¿Definiciones o nociones de protagonismo?

Hemos hecho dos referencias muy rápidas a las circunstancias históricas


que podrían explicarnos en algo la emergencia de la noción de
protagonismo, una intentando ver sus eventuales raíces en el contexto de la

42
modernidad y, la otra, en un proceso más cercano y local de las décadas
pasadas en la experiencia peruana. El excursus etimológico nos permite
además reconocer más allá de la multidimensionalidad conceptual, la
riqueza de ésta.

Si de una noción de protagonismo se trata, consideramos que contamos


con elementos que nos ayudan a visualizar el discurso sobre protagonismo
como un referente conceptual paradigmático que enmarca conceptos y
prácticas como participación, ciudadanía, actoría social.

De Centro América nos vienen contribuciones nuevas a la reflexión y a los


aspectos metodológicos del protagonismo. Están los trabajos de Manfred

31 Ibidem, p.12
32 Ver el excelente artículo de Tirso Molinari, “El Carisma, una aproximación desde la teoría sociológica y
del psicoanálisis”, en Rev. de Sociología, vol. X, n.11, 1998, UNMSM, p.203-226.
33 Ver entre los numerosos trabajos de Manfred Liebel, “Mala Onda”, Jugend in Lateinamerika. Frankfurt-
Main, 1990; “Protagonismo Infantil”, Managua, 1994; “La presencia del protagonismo infantil en América
Latina”, Rev. Int. NATs, vol II, n 1-2, p.49-60; “Working Children`s Protagonism”, Children`s Rights and the
outline of different Childhood, a comparative reflection on the Discourses in Latin America and the First
World” conferencia en Amsterdam, nov. 1999, mimeo. Tendríamos que añadir para Centro América, Radda
Barnen, “Protagonismo y participación de la Niñez”, Colección Apuntes, 1999; y Terre des Hommes
Osnabruk, la campaña y publicaciones apartir de la misma: “Dar una voz a los niños”
Liebel33, de Angel Gaytán34, de Alicia Ordóñez35, Carlos H.Morales L36, Nancy
Aróstegui37.

Todos asumen una concepción que de una u otra manera contraponen a


paradigmas dominates de infancia e incluso a algunos aspectos de la
reflexión sobre “nueva infancia” desarrollada en países del norte.

Algunos han aventurado conceptualizar y, definir el protagonismo muy


cercanos a las reflexiones que desde Nicaragua, Manfred Liebel38 elaborara
y quien nos dice, al referirse al protagonismo infantil desde los movimientos
de niños y niñas trabajadores, “por ello se entiende que los niños y niñas
tienen el mayor interés en que la sociedad cambie en su favor y pueden
contribuir mucho a que eso suceda”39, recordándonos que ni la edad ni la
naturaleza del niño y la niña pueden determinar una restricción de dicho
protagonismo; el autor construye su noción de protagonismo que aborda
como proceso de aprendizaje, desde las experiencias de los niños y niñas en
los contextos en que viven y las reflexiones que ellos hacen de las mismas.

43
“Se definió como protagonismo aquella participación que juega
el papel principal, que le da el toque especial y dinamismo a la
situación. En este sentido, se habló de protagonismo a nivel de
las acciones(el mejor papel es el del protagonista) y del
protagonismo en las decisiones(el que lleva el mando)”.

Tomado de Rädda Barnen:


Protagonismo y Participación de la Niñez
Programa nacional El Salvador, 1999, p.58

34 Angel Gaitán, “Protagonismo Infantil como un proceso social”, Cuadernos divulgativos n.13, PRONICE,
Guatemala, 1997. Es uno de los textos más armados en los aspectos metodológicos e indicadores de
proceso.
35 Alica Ordoñez, “Relación adulto/a - Niño/a”, en “Técnicas de participación infantil”, Radda Barnen y
otros, 1998.
36 Carlos H. Morales L., “Protagonismo Infantil”. Sistematización de seis experiencias. PRONICE,
Guatemala, 1997.
37 Nancy Aróstegui, “Protagonismo Infantil...Una realidad o una aspiración", Coordinadora de ONGs que
trabajan con niñez y adolescencia, El Salvador, 1998.
38 Manfred Liebel, “Working Children`s Protagonism...”, p.19. Op.cit, p.19
39 Manfred Liebel, “Protagonismo Infantil”.Op.cit.,passim.
Como muy bien señalan “los niños y niñas participantes en las reflexiones,
el concepto protagonismo está relacionado con los siguientes elementos:
Ÿ Tomar decisiones.
Ÿ La formación de los niños y las niñas.
Ÿ La organización.”

Tres elementos que son indispensables. Si bien se goza del derecho a ser
protagonistas, todos debemos aprender a ejercer positivamente este dere-
cho y para ello la formación de adultos y niños y niñas es imprescindible.
Para que el ejercicio de nuestra participación protagónica tenga posibilida-
des de impacto, de ser tomada en cuenta en todo el proceso y en especial a
la hora de la toma de decisiones, es igualmente necesario un protagonismo
organizado. Pero si notamos bien, aquí se toma una saludable distancia del
concepto de protagonismo como quien es el principal o juega el papel cen-
tral.40

Refiriéndose no tanto al protagonismo en general sino al protagonismo

44
infantil específicamente, A. Gaitán nos señala que “protagonismo infantil
es iniciar y desarrollar un proceso para reestructurar la sociedad en función
del interés superior de la niñez”. Consideramos que esto trae consigo la
redefinición del estatus de la infancia que no puede dejar intocables e
intocados los roles, el estatus de otros actores, en particular de los adultos.

PROTAGONISMO INFANTIL

“El protagonismo infantil es el proceso social mediante el cual se


pretende que niñas, niños y adolescentes desempeñen el papel
principal en su desarrollo y el de su comunidad, para alcanzar la
realización plena de sus derechos, atendiendo a su interés
superior. Es hacer práctica la visión de la niñez como sujeto de
derechos y, por lo tanto, se debe dar una redefinición de roles en
los distintos componentes de la sociedad: niñez y juventud,
autoridades, familia, sectores no organizados, sociedad civil,
entidades, etc.”

A.Gaitán, Protagonismo Infantil, en “La participación de niños y


adolescentes en el contexto de la Convención sobre los derechos del niño:
visiones y perspectivas”, Actas del Seminario, Bogotá, dic.1998, p.86.

40 Rädda Barnen, “Protagonismo y participación de la niñez”, el Salvador 1999, Pag, 60.


Entre los aportes de este autor, podemos señalar su insistencia en relacionar
el ejercicio del protagonismo de los niños y niñas y del conjunto de la
sociedad centrado en el interés superior del niño y la niña lo que le da un
norte específico. Esto implica que cuando de participación protagónica de la
niñez se trata en cualquier campo que le concierna, es esencial que los niños
y niñas le recuerden al conjunto de los actores la globalidad de dimensiones
que el interés superior de la infancia plantea al quehacer humano. Pues, en
nuestro entender, la entrada por las exigencias del interés superior de la
infancia nos remite y entronca ineludiblemente con los grandes intereses
del conjunto de la sociedad y que ésta tiene en los intereses de la infancia un
parámetro insustituible de verificación de la calidad del contenido ético y
humanizante de cualquier propuesta, proyecto o decisión de carácter
político, social, económico que asuma.

Sin embargo enfatiza lo de papel principal y que “existen otros roles cuya
característica común es que se desenvuelven en torno, alrededor y en
función del protagonista”. 41

PROTAGONISMO INFANTIL
45
El protagonista es quien siempre determina el desarrollo y el
desenlace de los sucesos aunque su presencia sea menor a la de
otros personajes.
Cuando hablamos de protagonismo infantil, Entonces, estamos
pensando en que niñas, niños y adolescentes desempeñen un
papel, y que ese papel debe ser el principal y determinante.

El riesgo de este énfasis puede estar en reducir el concepto de


protagonismo a lo que los brasileros llaman “vedetismo” o “estrellismo”.
Dado que el autor se mueve en el plano operativo y en el conceptual al
mismo tiempo, no resulta siempre claro, a nuestro entender, los nexos que
se establecen con los adultos. El autor hace suyo y desarrolla lo
que, en el Manual de Entrenamiento de la Alianza Save the Children, se
llama el Rectángulo en “Un modelo para la Participación” y que
reproducimos in extenso y comentamos.

41 A. Gaitán, “Protagonismo Infantil”, Cuaderno Divulgativo, Pronice,passim.


Ciertamente que otros de los aportes del texto que comentamos, es su
referencia a la cuestión del poder. En efecto, no hay discurso ni práctica de
participación protagónica sino como cuestión de poder aunque no se
puedan reducir todas las dimensiones de ambos al poder.

Adultos consecuentes con la niñez

Autodirección y autogestión
3

Representación

Participación
Señalización
Adultocracia

1
Consulta

46
Organización de niñas, niños y adolescentes

Tres observaciones parecen ser necesarias. Una primera quiere subrayar lo


que el autor nos recuerda: “El proceso no está encaminado a romper la
relación con los adultos, sino a establecer nuevas relaciones de acción y de
participación dentro de la sociedad construida por los adultos, de manera
ideal, en permanente relación y acuerdo con ellos”. Esto es fundamental
para establecer una correcta articulación entre el protagonismo de los
niños y niñas y el protagonismo de los adultos.

Una segunda consideración es respecto al gráfico. En efecto y reconociendo


que todo gráfico corre el riesgo de rigidizar un planteamiento, nos parece,
que el paradigma subyacente al que apunta la participación como forma
concreta de protagonismo, es la autodirección y la autogestión,
comprensible si estamos hablando de la propia organización de los niños y
niñas y adolescentes, pero insuficiente si se trata de establecer este criterio
para el conjunto de los actores sociales. Precisamente porque el gráfico
sugiere que autodirección y autogestión de la niñez coinciden con una
anulación del poder de los adultos; en otras palabras el poder ascendente
de la niñez es proporcional al poder decreciente de los adultos. Este
aspecto merece, por lo menos una mayor reflexión.42

Un tercer alcance se refiere a la reducción del adulto al técnico, al experto o


al promotor. Y si bien se afirma que “el papel de los adultos se transforma
totalmente, pero no desaparece”, se considera que la meta de una
organización infantil se da, en este aspecto, cuando “niños, niñas y
adolescentes dirigen su organización, ejecutan sus actividades y se
proponen nuevas acciones sin la ayuda de los técnicos, promotores y/o
expertos adultos (aunque en determinadas ocasiones deban contratar
servicios especiales de algunos de ellos). En este momento tienen control
completo y efectivo...”43. Pero si por protagonismo, por participación

47
protagónica estamos considerando un ámbito más amplio que la propia
organización, tendríamos que plantearnos dos cuestiones más. No basta la
autogestión y la autodirección a nivel intra organización infantil por más
necesarias que éstas sean, pues apenas cumplirían un papel simbólico en
relación a la autodeterminación, a la autogestión y autodirección de las
sociedades en su devenir transformador si éste no es el paradigma
conceptual y práctico de dichas sociedades en el que quisiera inscribirse a la
niñez en cuanto actor social. Una segunda cuestión se refiere, incluso para
el importante como limitado espacio de la organización infantil, a la
relación con el adulto, cuya presencia no se justifica en primer lugar por su
aporte técnico, de experto, de promotor; esto podría seguir alimentando
una experiencia de relación reductivamente instrumental, al interior de la
organización infantil, de preocupantes implicancias a nivel macro para la
relación entre generaciones, entre formas organizadas de protagonismo en
la escena social, política, cultural, etc.

El gran mérito del trabajo de A.Gaitán, es haber cubierto de forma muy


didáctica y concreta una serie de dimensiones que los discursos sobre
protagonismo no habían desarrollado y que son un excelente punto de
partida para trabajar con ellas en el perímetro de la organización infantil.

42 Ibidem, Pag.14; R. Hart , op.cit., p. 45.


43 A. Gaitán, op.cit, p. 18.
2. EL PROTAGONISMO COMO CULTURA Y PERSONALIDAD PROTAGONICA.

a) Protagonismo: ¿eje de una nueva cultura de infancia?

Hablar del protagonismo como culturalidad es reconocer que no forma


parte de la naturalidad, vale decir, no se presenta como evidencia en la
realidad de la vida concreta de los seres humanos, teniendo en cuenta que
no cabe una posición rígida y de contraposición entre naturaleza y cultura44.
Desde que nos distanciamos del nivel de abstracción, el protagonismo
deviene un problema histórico cultural que se hace más evidente si de la
infancia se trata.

Y lo es de carácter cultural, en primer lugar, porque el protagonismo de los


niños y niñas -en la acepción que venimos asumiendo- pareciera que no
forma parte reconocida de las prácticas sociales y específicamente cultura-
les en las sociedades dominantes. En segundo lugar, porque rompe la cohe-
rencia y la estructura de una cultura que por otro lado proclama la universa-

48 lidad y la igualdad de los derechos del hombre y del ciudadano, negándose-


las en la práctica a los niños y niñas; y en tercer lugar porque desconoce a la
infancia como portadora de creatividad, de pensamiento productivo y se
priva de la contribución del sentir de los niños y niñas sobre la vida de la
sociedad al prescindir de sus estándares de percibir, producir, juzgar y
actuar.45

Podríamos añadir además que nuestro discurso sobre protagonismo de la


infancia no sólo es reciente, sino que no ha logrado llegar más allá de
sectores e instituciones relativamente limitadas aunque significativas.
Mientras no devenga en sentido común, su fuerza de presión, su
potencialidad transformadora y su impulso a la imaginación práctica, se
verán restringidos. Y para alcanzar a ser sentido común, a formar parte del
imaginario social, a ser componente de la representación que la sociedad
se hace de la infancia y su rol en la vida de la misma, se requiere
planteárselo como una tarea ineludible, aunque de tiempos largos, para
quienes de una u otra forma han hecho suyo este paradigma del
protagonismo. Con toda razón se debe asumir que “...existe una estrecha

44 Ministerio de Asuntos Sociales, “Volto dell'infanzia”, Raporto 1998-1999, p.6 y Bernard Chariot, op. cit.
passim.
45 C.A.Valentine, “Culture and poverty “. p.1,3
relación entre cultura y discurso. Una cultura se hace y transforma
precisamente en el tejido de las interacciones comunicativas que se
establecen entre sus participantes. Las culturas tienen, pues, una
naturaleza dialógica y, en razón de ello, habitan el mundo intersubjetivo de
los variados discursos construidos por sus miembros”. 46

Más adelante nos referiremos a las diferentes corrientes que conforman lo


que hemos llamado culturas de infancia y su relación con el protagonismo.
En las últimas dos décadas y por múltiples factores, podemos reconocer
que está ganando un significativo espacio en el lenguaje y en la modulación
de las ideas y de las aspiraciones de gruesos sectores juveniles, lo que lla-
maría la cultura empresarial cargada de símbolos, de significados que confi-
guran un estereotipo o perfil del joven con éxito y que progresa. “Se halla en
tránsito una nueva cultura dominante y, como tal, hay que entender la
vigencia en una institución, grupo o nación, de una serie de valores, que si
bien suelen nacer del sector propiamente empresarial, luego adquieren
relevancia en otras esferas de la actividad humana”47. Es en este marco que
nos encontramos con los discursos sobre liderazgo, sobre manejo o gestión
exitosa, sobre reingeniería administrativa, competitividad, tecnología orga- 49
nizacional, manejo del personal, relaciones intra empresariales y sistema
de relaciones públicas, etc. Todos estos y otros elementos conforman un
andamiaje de imágenes que por tener mayor aceptabilidad en la opinión
amplia y en el imaginario de significativas mayorías, tiende a minimizar
nuestro discurso sobre protagonismo. Evidentemente que también en
estos discursos de la cultura empresarial, nos encontramos con enfoques
centrados en la persona, en el sujeto, con el liderazgo sirviente48. Pero
todas esta variables de la cultura empresarial por más innovadores y positi-
vos que sean y lo son, no rompen, a nuestro entender, con el paradigma
central de la eficiencia y eficacia, de la competitividad y de la ganancia que
inevitablemente está articulado a la cuasi exclusiva racionalidad económi-
ca. Es decir, la persona sí, el sujeto trabajador o cliente también, pero como
factores de éxito para sobrevivir en el mercado. Sin minusvalorar las bon-
dades de un clima de relaciones humanas respetuoso y comedido y del que

46 J.C.Godenzzi, Compilador: “Introducción a Tradición Oral Andina y Amazónica, métodos de análisis e


interpretación de texto”, CBC, Cuzco 1999. p.9.
47 Juan Carlos Tafur, “Libertades económicas y derechos ciudadanos.” p. 177 en AAVV, “Repensando la
política en el Perú”.
48 Ver José Luis de Cossio 3,1, en “El líder Sirviente” “Como crear climas organizacionales que favorezcan el
desempeño”.
tendríamos mucho que aprender, consideramos que el paradigma del pro-
tagonismo se demarca sustantivamente de aquél en cuanto su lógica hace
de los sujetos, de los actores no un centro instrumental al mercado, sino su
objetivo, su razón de ser.

Es necesario subrayar que en la segunda mitad del pasado siglo, en el marco


de la sociedad industrial, se produce desde el aporte de la psicología, de la
antropología, de la sociología y pedagogía un conjunto de cuestionamien-
tos a las culturas dominantes heredadas del pasado remoto y de la moder-
nidad y que han hegemonizado y colonizado territorios sociales y simbóli-
cos de sociedades como las nuestras; se retoma un movimiento de revisión
de la situación de la infancia en el contexto de lo que hoy consideramos
sociedades modernas, países desarrollados y que en las últimas dos déca-
das, en particular, se caracteriza por una crítica frontal a la concepción
moderna de infancia49. Simultáneamente en América Latina se levanta el
paradigma del protagonismo desde la experiencia de los movimientos
populares, de las prácticas políticas, culturales, educativas y comunicacio-

50
nales y artísticas de y con dichos movimientos que inspiran y abren intuicio-
nes que devienen en un abordaje epistemológico, antropológico y político
de insospechadas implicancias para repensar la infancia. Esta dinámica, en
la Región, se adelanta dos décadas, a la Convención de los Derechos del
Niño que finalmente, sin desconocer su transcendencia en el plano mun-
dial, no logra recoger con la fuerza requerida y la amplitud deseada lo que
desde el Norte y del Sur se venía críticamente sustentando en relación a las
culturas modernas de infancia.

49 Ver Manfred Liebel, 'Working children's protagonism, children's rights and the outline of a different
childhood.'. 2001. passim.
L O S D E B AT E S S O B R E L A legal del niño no debe realizarse a
I N FA N C I A E N LO S PA Í S E S costa de su igualdad de derechos.
ANGLOAMERICANOS Y EN LOS
DE EUROPA OCCIDENTAL EN Ÿ Ambos están de acuerdo en que
ALGUNOS ASPECTOS el niño no sólo tiene la capacidad,
CENTRALES MUESTRAN sino que tiene que tener también las
COINCIDENCIAS CON LA posibilidades estructurales y lega-
DISCUSIÓN QUE SE DA EN les, para poder tener influencia en
AMÉRICA LATINA SOBRE EL los adultos y en la sociedad respecti-
PROTAGONISMO INFANTIL. vamente, es decir, que no basta con
darles a los niños sólo “autonomía”
Ÿ Ambos cuestionan la relación en un espacio social apartado de la
jerárquica hasta ahora considerada sociedad.
como lógica o incluso natural entre
los diferentes grupos de edades, Ÿ Ambos están de acuerdo en que
según la que el adulto siempre va por posiblemente se está formando
delante del niño y es a él a quien le
corresponde pensar y viceversa, el
mundialmente un nuevo modelo de
infancia y que los hasta ahora váli-
51
niño permanece detrás del adulto y dos modelos de infancia sólo tienen
está sometido a él. que ver con ella en el nombre.
Sin embargo, el debate sobre la “nue-
Ÿ Ambos están de acuerdo en afir- va infancia” y el “protagonismo
mar que el niño posee la calidad de infantil” muestra también impor-
un sujeto “empeñado” que tiene, no tantes diferencias.
quizá igual, pero sí una equilibrada
capacidad de actuación, es decir, Ÿ En América Latina se une la cues-
que la puede adquirir fácilmente tión del protagonismo con el especí-
cuando esto no es “reprimido” o fico modo existencial del niño de una
“evitado”. forma más marcada. En la mayoría
de los casos se presenta una relación
Ÿ Ambos están de acuerdo en que muy estrecha entre su papel como
el niño merece los mismos derechos “sujeto económico” y la formación
que el adulto, es decir, al niño no se le de su protagonismo, sobre todo en
debe privar de los derechos huma- los niños trabajadores. En cambio
nos fundamentales debido a su “mi- en los debates sobre la infancia en el
noría de edad” y que la protección Norte sólo algunos autores conside-
ran relevante la cuestión del trabajo mas organizadas de protagonismo
infantil. De todas formas son cada infantil valen como (posibles) partes
vez más frecuentes, también en el de movimientos sociales, que pue-
Norte, las voces que prestan una den ayudar de forma inmediata a la
mayor atención a los aspectos eco- humanización y democratización de
nómicos de la infancia. las formas de vida. En el Norte, en
cambio, se ve la posible influencia de
Ÿ En América Latina se discute la los niños más en un sentido de “enri-
cuestión del protagonismo prestan- quecimiento cultural” de los adultos
do más atención a las acciones rea- que “aprenden de los niños”. Los
les de los niños. De acuerdo con ello niños sólo aparecen en sentido abs-
se diferencia entre las formas de tracto como posibles “rebeldes” y
Protagonismo individual o colectivo, “renovadores” de unas condiciones
entre espontáneo o más organizado. sociales rígidas, siendo posible que
Mientras que en el Norte los niños tengan importancia en la acción de
son vistos como “actores”, se habla que haya menos jerarquía en las
de ellos como sujetos de una cultura condiciones generacionales.
52 infantil en cuya praxis se acentúa
sobre todo lo no convencional y lo El protagonismo infantil es algo más
creativo (el niño como un artista que el objeto de una interesante
originario). A menudo para los adul- debate. En América Latina es la viva
tos se da la forma de acción sólo realidad, que a pesar de muchas
como una especie de norma base, de resistencias y dificultades, se
la cual se espera que a las “posibili- encuentra en avance. El debate
dades” de los niños se les otorgue llevado a cabo en el Norte desde
una mayor atención y un mayor hace más de 20 años por la mejor
apoyo. comprensión de la infancia y por una
posición más fuerte del niño en la
Ÿ En América Latina se une el pro- sociedad, muestra que aquí también
tagonismo del niño de una forma tiene una oportunidad el protago-
marcada con los procesos de cambio nismo infantil.
sociales dirigidos a superar las
estructuras autoritario- Manfred Liebel
paternalistas y las relaciones de La otra infancia, niñez trabajadora y
explotación. Por lo menos las for- acción social
Consideramos que el paradigma del protagonismo definitivamente es no
sólo una propuesta conceptual, sino que ésta es insoslayablemente de
carácter político, social, cultural, ético, espiritual que reclama una
pedagogía e invita a un replanteamiento del estatus social de la infancia y
de la adultez y de sus roles en la sociedad local y en el concierto de los
pueblos.

Es que el protagonismo como referente conceptual y como derecho de


cada persona y de toda colectividad tiene en sí inscrito un mensaje
subliminal y además explícito que proclama a voz en cuello al ser humano
como ser competente. Esta es la matriz de la que surge una nueva
oportunidad y exigencia para redefinir las relaciones sociales y el estatus y
rol de la infancia, y para transformar gran parte de las representaciones de
infancia que en los hechos están vigentes en el actuar práctico, incluso de
quienes no pueden aducir un desconocimiento de la Convención, del
Código y de las matrices culturales que a éstos subyacen50 que de una u otra
forma, aún sin romper con el paradigma de la protección, representan un

53
paso histórico en lo que a infancia se refiere.

Podemos afirmar, entonces, que con el paradigma del protagonismo


hemos ingresado a un nuevo ordenamiento cultural, vale decir, al reto de
una rearticulación entre las estructuras políticas, sociales y económicas, el
mundo simbólico y las relaciones sociales y humanas que de dicha
rearticulación emanan, concientes -y esto vale también para lo que
llamamos cultura del protagonismo- de que “somos introducidos en la
cultura en un largo ejercicio que comprende desde el aprendizaje del
lenguaje, hasta el de las normas y hábitos que regulan las relaciones
cotidianas, en un proceso que hoy conocemos de socialización. Este
proceso es fundamental en la estructuración de la identidad de cada ser
humano y en la formación de sus potencialidades que más adelante le
permitirán desenvolverse en la sociedad”51.

b) Personalidad protagónica: un reto político-pedagógico.

El tema de la personalidad nos introduce en el terreno psicopedagógico.


Hablar de personalidad protagónica añade un tipo de caracterización de la

50 Ver José Oviedo, “El Perú y su futuro”, paradigmas de la infancia, IDL, 1999, passim.
51 Magdala Velásquez Toro, “Derechos Humanos, Diferencia, Conflicto y Discriminación”. Bgtá, Set. 1991.
personalidad que exprese en el plano de las actitudes, de los
comportamientos, de las formas de relacionarse con los demás, en la
autocomprensión de sí mismo, en los sentimientos, afectos, en el talante y
el estilo de vida, aquello que hemos señalado, a nivel más bien analítico,
como componentes del protagonismo. Es decir, de lo que se trata es de ver a
los sujetos concretos y actuantes en el tejido social y que sean reconocibles,
identificables como individuos y colectivos, con lo que nos atreveríamos a
calificar de personalidad protagónica. Estamos entonces ante el reto de la
formación de una personalidad cuyos “rasgos” sean aquellos que delineen
un perfil protagonista.52

Pero son varias las preguntas que debemos hacernos. Hay quienes
consideran la personalidad como la expresión de tendencias consistentes y
que esta consistencia debe llegar a ser trans-situacional para ser tal53, es
decir “la prueba de la consistencia debe ser realizada a través de
situaciones diferentes y no solamente a través de situaciones
estandarizadas”54, así por ejemplo los niños y niñas trabajadores

54 organizados pueden ir configurando rasgos de personalidad protagónica;


sin embargo su consistencia debe ser investigada; es posible que en su
organización y actos puntuales de carácter público, lo sean; pero su
consistencia, en muchos casos, es relativa como en el aula, en la familia,
ante la ONG con la que se relacionan, etc., y esto es comprensible, pues
todos tenemos actitudes diferenciadas y reacciones que pueden
desconcertar cuando se trata de espacios privados o menos públicos en los
que no sacamos a relucir todos los rasgos de nuestra personalidad.

c) Personalidad protagónica vs. personalidad autoritaria.

Entramos así a uno de las aspectos más complejos del desarrollo del ser
humano desde un punto de vista integral, como es lo que se ha dado en
llamar la formación de la personalidad. No sólo el dato biológico es
fundamental, sino el entorno social, las condiciones y posibilidades de vida
52 Patricio Donoso, “El derecho a ser persona: Un desafío para un nuevo paradigma”. En ¿superando la
Racionalidad Instrumental?, Piie, 1991, Edit. A Magendzo, p. 25-50. “...el desarrollo de lo humano no puede
ser entendido sólo desde la perspectiva del desarrollo de lo natural sino que ha de analizarse, además desde
la perspectiva de lo histórico-social. Ello significa que la evolución de lo humano no es sólo el fruto de la
evolución de la Naturaleza con mayúsculas sino que además es fruto de la interacción que comienza a
desarrollar entre el interés natural y el entorno social”. p31.
53 Ver K. Langton, “Modelos conceptuales y participación política: La continuación de un diálogo” en
Cedep. p.40.
54 Ibidem.
espiritual, el aprender a relacionarse entre humanos y con todo lo otro, son
los retos a la conformación de una personalidad positiva, resiliente y
acertiva, flexible y consistente.

Hablar de personalidad protagónica puede suscitar la imagen más bien de


una personalidad cuyos rasgos comportamentales evocan cierta figura que
algunos han llamado personalidad autoritaria. De allí que sea necesario
deslindar, de modo que tras el discurso del protagonismo no se filtre una
apología de la personalidad autoritaria. “Conceptualmente, la personali-
dad autoritaria es similar al carácter sado-masoquista de Fromm (1941)
que se pretende ha estado presente en la cultura occidental desde la Edad
Media. “La personalidad autoritaria fue conceptualizada como sumisa a las
figuras poderosas mientras que expresa hostilidad y agresividad hacia los
subordinados”.55 Sin embargo, el síndrome del autoritarismo no dice rela-
ción sino a anomia (alienación alta), defensa del ego, alta ansiedad, hostili-
dad, inflexibilidad, bajo ego, etc., que se presentan como antagónicos a
nuestro concepto de protagonismo.

Es evidente que en contextos signados por el autoritarismo sea a niveles del 55


conjunto de la sociedad como en el seno de la familia, en la escuela, en el
barrio e incluso al interior de las organizaciones propias, los procesos de
socialización56 tenderán a reproducir y dejar su impronta en la personalidad
de los individuos, cualquiera sea la edad de éstos y a fortiori, en la edad
temprana de vida. Pero no se trata sólo de contextos formalmente
autoritarios, impositivos, rígidos, controlistas y disciplinadores
inmisericordes de los comportamientos que pudieran poner en tela de
juicio la autoridad y ésta ejercida de esa manera.

Paradójicamente, en contextos familiares, escolares o comunitarios y que


podríamos llamar de permisibilidad total, en familias y escuelas del laissez-
faire, los procesos de socialización y la “educación” que éstos transmiten,
nos darán como resultado personalidades autoritarias y no personalidades
protagónicas, pues las culturas del laissez-faire instauran el imperio del
propio ego, de la futilidad de las normas, la tiranía del instante, la
absolutización de la opinión e interés personales. Estamos a las antípodas
de una personalidad protagónica cuyo presupuesto irrenunciable es la

55 K. Langton, op. cit. p.63-64.


56 E. Becchi, “Il Bambino sociale”, introduzione, Ed. Feltrinelli, 1979, passim.
afirmación del otro como fuente de mi identidad, del otro y de los otros no
como límite sino como frontera, es decir, como cercanía, como con quienes
se está frente a frente, cara a cara, con quienes se comparte el destino final,
privado y público, de nuestros proyectos personales y colectivos de vida.

La personalidad protagónica, como un modo específico de construcción del


self no se condice con la creación de una personalidad “como si” que se
caracterizaría por su inautenticidad, una especie de personalidad aparen-
temente bien adaptada a su rol en la realidad circundante, pero que escon-
de pasividad con el éxito, para ello, que le puede brindar su gran capacidad
de adaptación, de mimetización, es decir, el permanente préstamo de la
identidad del otro57. Ni personalidad autoritaria ni ficción de personalidad
protagónica.

d) Identidad y personalidad protagónica.

Hay quien afirma que “la cuestión de la identidad domina nuestra época”58

56
y quien sostiene que somos los latinoamericanos que andamos preocupa-
dos por la identidad59. Y uno de los efectos menos deseables del impacto de
la globalización es lo que se reconoce como la pérdida de identidad a nivel
general y a nivel particular, la pérdida de identidades. Tendríamos que
añadir que tanto la cuestión de género como la etnicidad son componentes
afectados por esta especie de gasificación de identidades como una forma
de homologación y homogeneización cultural y de identidades.60

Ciertamente que hablar de personalidad protagónica nos remite, en su


abordaje psicosocial, a la construcción de la identidad personal y social del
protagonismo.

Está ampliamente estudiado y confirmado el decisivo rol que juega la


experiencia familiar y específicamente la calidad de la relación con la
madre, en la formación de la identidad del niño61. La conformación de la piel
psíquica62 del niño quedará, según haya sido la calidad de la experiencia del

57 Ver Albert Ciccone, Marc Lhopital, “Naissance á la vie psychique”, Ed. Dunod, Paris, 1991, p. 258-259.
58 Ver Robert Ferguson, “El interculturalismo global y los dilemas del universalismo: Educando en medios
después del 2,000” en Rev. Diálogos de la Comunicación , nro. 52, ago. 1998, Lima. p.22.
59 En opinión de Alain Touraine .
60 INUPND, Naciones Unidas, “Los estados de desorden”, 1994, passim.
61 Ministerio de Asuntos Sociales, “Volto dell'infanzia”, Rapporto 1997, p.67-94.
62 Ver A. Ciccone, op.cit., passim.
neonato en su relación al cuerpo, a la psique y al espíritu de la madre, mejor
dispuesta a conformar una personalidad protagónica o no. Lo que importa
aquí enfatizar, es la gran importancia que tiene para el desarrollo de una
personalidad protagónica, la familia, la vida de la pareja de progenitores, el
clima y la práctica comunicacional, el trato, la forma de resolución de
conflictos, los valores que rigen en la conducta y estilo de vida familiar, etc.
Por ello, la formación de la personalidad protagónica no tiene que ver en
primer lugar, cronológicamente hablando, con la formación ideológica o
política, sino con la calidad y calidez de vida en la familia, en el entorno de
los primeros años de infancia. Es esta matriz relacional del niño con su
entorno familiar -en el doble sentido de pertenecer a su familia o de serle
habitual, con lo que el niño, niña se familiariza más- la que nos alerta sobre
las posibilidades y retos prácticos que implicará la formación de una
personalidad protagónica a lo largo de toda su vida. Y en este sentido,
deviene asimismo, matriz del largo proceso de configuración de la
identidad individual y social que “la entendemos como la capacidad de un
sujeto de hablar y actuar diferenciándose de los otros y permaneciendo

57
idéntico hacia sí mismo”.63

IDENTIDAD Y PROTAGONISMO

“La identidad se presenta como un proceso de aprendizaje que


lleva a la automatización del sujeto, es en suma la capacidad de
integrar el pasado con el presente. La identidad individual es pues
la capacidad autónoma de producción y reconocimiento del yo.

Todos los autores coinciden en reconocer que toda identidad es al


mismo tiempo personal y social, en la medida en que los procesos
de formación son sociales...Lo que está en juego en un conflicto es
reconocer y ser reconocidos como actores, esto es, como sujetos
en acción”.

Jorge Domic

63 Jorge Domic, “Identidad y protagonismo”, en T. des Hommes, Bolivia 1994, passim.


“La construcción de identidad del niño adquiere perspectivas
sólo a partir del conjunto de principios y valores que las
sociedades se otorgan para sí...Los niños, adolescentes, jóvenes
y el conjunto de la sociedad deben darse para sí una base ética
social. Deben construir una plataforma de valoraciones y de
presupuestos lógicos desde la cual construyan o reconstruyan a
la persona humana, las relaciones sociales y en ello su identidad
como tal. De esta perspectiva, queremos referirnos a los
principios de la amorosidad, de la libertad, de la responsabilidad,
de la esperanza. La construcción de la identidad y sus
perspectivas sociales, nos parece, sólo es posible a partir de la
pedagogía de la ternura. El impulso amoroso de la humanidad y
por lo tanto constructivo es formador de lo individual y social,
que la esencia humana trae consigo”.

Juan Enrique Bazán


“Perspectivas Sociales de la Indentidad del Niño”
58
No sin razón hoy se plantean los derechos de personalidad y los derechos a
la identidad; incluso son derechos que exigen del Estado la garantía de que
puedan ser respetados y desarrollados como derechos fundamentales que
dan especificidad al derecho a la vida y a la sobrevivencia. En efecto, todo
niño, niña tiene derecho a devenir varón o mujer ejerciendo su libertad,
responsable de sus propias opciones, protagonistas de su propia historia
individual y social.64 Lo que viole el derecho a la identidad, a su ejercicio, y
evidentemente no nos estamos refiriendo sólo a esas formas reductivas o
nominalistas a las que podrían relegarse las coordenadas personales como
el nombre, características físicas, inscripción en el registro o padrón de
nacimientos, etc., por más importantes que sean dado que constituyen el
signo distintivo de la personalidad,65 sino al derecho a desarrollar su self
“que es la premisa necesaria para todo auténtico desarrollo de
personalidad” y conformación de identidad.

64 Ministerio de Asuntos Sociales, “Il Volto dell'infanzia”, Rapporto 1997, p.343 , “Tutelare giurdicamente
l'identitá”.
65 Ministerio de Asuntos Sociales, “Il Volto dell'identitá”, Rapporto 1997, p.344 .
IDENTIDAD Y DESARROLLO DE LA PERSONA
El Self como objeto único-el sentimiento de la diferencia:
No hay representación del Self si el indivi-
duo no puede identificar un cierto objeto El sentimiento de una identidad personal
como sí mismo. Esta identificación supo- se deriva del hecho que-definiéndose
ne que el individuo pueda concebirse desde el inicio como objeto original- el
como un objeto particular diferente de individuo tiene de sí mismo una represen-
todo objeto y de aquellos objetos particu- tación coherente y cree que el objeto al
lares que son las otras personas. El senti- que dicha imagen se refiere tenga una
miento de diferencia es esencial en el cierta constancia en el tempo. Resulta
plano material y social. Evidentemente tan claro que el proceso de construcción
el sentimiento de diferencia puede vivirse de la identidad coincide de alguna mane-
sólo en relación a otros. A quien quiera ra con la progresiva definición del con-
afirmar “este soy yo, aquel soy yo” le son cepto de sí: resulta ahora indispensable
absolutamente necesarios los otros. Es la detenerse en modo más puntual sobre
confrontación la que permite la categori- las etapas, en las diversas edades de la

59
zación y por lo tanto la identificación del vida, a través de las cuales pasa la elabo-
Self entre los demás: la confrontación ración del concepto de sí.
con los otros es inherente a la vida social.
Fiske y Taylor, Social Cognition,
Coherencia y estabilidad de la imagen 1991,p.181-182, definen así el concepto
del Self- el sentimiento de la unicidad y de Self (o representación de sí): “La repre-
de la identidad a sí mismo. La organiza- sentación mental que tiene la persona de
ción de los rasgos en un conjunto estruc- los propios atributos de personalidad, de
turado presenta siempre una cierta cohe- los roles sociales, de la experiencia pasa-
rencia, una cierta estabilidad, una cierta da, de los propósitos futuros. La repre-
constancia en el tiempo. Para una ima- sentación de sí que una persona ha depo-
gen de sí en sentido propio, este es el sitado en la memoria se presenta muy
punto en el que está en juego el senti- similar a aquella que concierne a otros
miento de identidad con sigo mismos. conceptos: solamente que es más com-
pleja y variada”.
En sentido estricto, la identidad de un
individuo es la variable que hace sentir Un volto o una maschera?
al sujeto idéntico a sí mismo en el espacio Firenze,1997,p.292
y en el tiempo. La unidad del Self y su
permanencia son los dos componentes
esenciales de la identidad.
Los discursos sobre personalidad de identidad se asientan sobre una
concepción de la vida, vale decir una forma de concebir y de ponderar a lo
que en la vida le asignamos o no valor, un sentido que valga la pena o la
carencia del mismo. En otras palabras, nuestros discursos sobre
personalidad e identidad son simultáneamente discursos de horizonte
ético e incluso moral, axiológico. La formación de una personalidad
protagónica como expresión de identidad individual y social conlleva
entonces un insoslayable contenido ético, moral que le imprime un carácter
de integralidad y de directas implicancias de coherencia en los
comportamientos, en los estilos de vida, en el quehacer cotidiano, en la
función pública y privada y radicalmente en el mundo de los sentimientos,
de los afectos, de la pasión y del placer. Por ello es que postulamos la
pedagogía de la ternura66 como referente conceptual y práctico en la
formación de una personalidad protagónica.

En este sentido, el paradigma del protagonismo abre un camino de


deconstrucción y de construcción de una nueva subjetividad.

60
EL SUJETO Y EL PODER

Todos aquellos movimientos que tuvieron lugar en los siglos XV y


XVI y que tuvieron en la reforma su máxima expresión y
resultado, deberían ser analizados como una gran crisis de la
experiencia occidental de la subjetividad y una revuelta contra
las formas de poder religioso y moral que dieron forma, durante
la Edad Media, a esta subjetividad.

La necesidad de tomar parte directa en la vida espiritual, en el


trabajo de la salvación, en la verdad que habita en el Libro, todo
eso, fue una lucha por una nueva subjetividad.

66 Ver L.C.Restrepo, Ifejant, Radda Barnen-Policía, libro francés, opus cit, passim
e) Actoría social y personalidad protagónica.

Entramos en uno de los tópicos que en las últimas décadas han ocupado de
forma significativa el quehacer de las ciencias sociales, en particular de la
sociología. Autores como Alain Touraine han dedicado sus mejores y
actualizadas reflexiones a la cuestión del sujeto, del actor67.

En efecto, los discursos en materia social, política, pedagógica cobran una


fuerza ética e histórica cuando colocan al centro de sus preocupaciones al
sujeto, pues en la medida en que el individuo deviene sujeto, trastoca el
orden establecido cuando éste es sujeción, opresión, dominación,
sometimiento o absolutización de la propia cultura, de la propia
comunidad, de la propia ideología, del propio pensamiento.68 En sentido
estricto, sujeto y protagonismo se postulan. “El individuo por lo tanto, se
confirma a sí mismo como sujeto en cuanto protagonista personal de su
propio conocimiento y, a través de éste, de su propia afirmación en el
mundo”69 . Consideramos que el paradigma del protagonismo imprime a

61
nuestro discurso moderno sobre sujeto una radicalidad no sólo conceptual
sino en sus implicancias histórico sociales, en el quehacer cotidiano, vale
decir que instaura un modo, para nosotros novedoso, en que los seres
humanos se transforman a sí mismos en sujetos dándoles 70 ,
demandándoles a las relaciones de significación y a las relaciones de poder
la exigencia de centrarse en el sujeto, no sólo en lo que éste es, sino en lo
que éste hace.71

El concepto de sujeto ha tenido una evolución enriquecedora; de su


acepción como súbdito a la de persona con autonomía72. En conformidad a
la noción de protagonismo y al alcance que le damos, el sujeto no sólo goza

67 Ver Alain Touraine, “Sociología de la acción”, “¿Podremos vivir juntos?”, etc.


68 Ver Alain Touraine, .p245.
69 Ver M.Dallari, op. cit. p.7.
70 Ver Michel Foucault, op. cit. p.3, “...Mi objetivo ha sido elaborar una historia de los diferentes modos por
los cuales los seres humanos son constituídos en sujetos”.
71 Ver Alain Touraine, “¿Podremos...?”p.39: “La disociación de la economía y las culturas conduce o bien a
la reducción del actor, a la lógica de la economía globalizada, lo que corresponde al triunfo de la cultura
global que acabamos de evocar, o bien a la reconstrucción de identidades no sociales fundadas sobre
pertenencias culturales y ya no sobre roles sociales. Cuanto más difícil resulta definirse como ciudadano o
trabajador en esta sociedad globalizada, más tentador es hacerlo por la etnia, la religión o las creencias, el
género o las costumbres, definidos todos como comunidades culturales...Si la cultura global se separa de las
instituciones sociales, estas se convierten en nuevos instrumentos de gestión...El actor, entonces, deja de
ser social; se vuelca sobre sí mismo y se define por lo que es y ya no por lo que hace”.
72 Ver M. Dallari, “La emancipación de la palabra sujeto del concepto de súbdito hacia el de persona autóno-
de autonomía sino que ésta, por ser relativa, arrastra indefectiblemente
una relación a los otros y “en vez de hablar de una libertad esencial, sería
mejor hablar de un agonismo, de una relación que es al mismo tiempo
recíprocamente incitación y lucha, es una promoción permanente, en vez
de una confrontación cara a cara que paraliza a ambas partes”.73

Pero como todo discurso, el discurso sobre protagonismo goza de autono-


mía relativa en referencia a la experiencia o indicador histórico que le diera
origen, lo que abre la posibilidad de su cooptación nominalista y la modifi-
cación de su sentido. Pero también, la posibilidad de que abra nuevos espa-
cios de comprensión de la realidad y el planteamiento de realidades alter-
nativas. Conceptualizar el sujeto protagónico, nos refiere a una compren-
sión directa de sus cualidades personales antes que a sus posibles roles
sociales, es decir, refuerza el carácter no social de la relación con el otro,
con los otros. El actor social se define por su libertad y no por el cumpli-
miento de un rol social o el de una responsabilidad social.74 La idea de suje-
to, entonces, combina tres elementos: la resistencia a la dominación, como

62
expresión de valoración de la libertad; el amor de sí como afirmación positi-
va de la propia autoestima, de la autoconfianza, de la autodirección; el reco-
nocimiento de los otros como sujetos75, es decir, como iguales y diferentes,
fundamento del derecho a la diversidad en cuanto garantía de fraterni-
dad.76 Esto equivale a reconocer que cuando de sujeto se habla, no se está
entendiendo sólo su dimensión intrapsíquica individual, sino su esenciali-
dad colectiva. Es, quizá, en esta perspectiva que Alain Touraine asume el
sujeto como movimiento social77 y que desde una teoría comunitarista, se
sostendría que “la imagen individualista de la persona es ontológicamente
falsa”78 .

ma, tiene por tanto inicio en la sociedad pre-renacentista y encontrará luego, en particular, su afirmación
con el nacimiento y el consolidarse del llamado “pensameinto científico”...El individuo confirma por tanto a
sí mismo como sujeto en cuanto portagonista personal del propio conocimiento y , a través del mismo, de la
propia afirmación en el mismo. El sujeto es el hombre, el objeto es el mundo”. p5-7.
73 Ver Michel Foucault, p.19 y en p.4: “La primera cuestión a revisar es la que yo llamaría, las “necesidades
conceptuales”, lo cual significa que la conceptualización no debería estar fundada en una teoría del objeto,
ya que el objeto conceptualizado no es el único criterio para una buena conceptualización. Deberíamos
tener en cuenta las condiciones históricas que motivan nuestra conceptualización. Es necesaria una
conciencia histórica de nuestras circunstancias actuales. La segunda en cuestión a revisar es el tipo de
realidad con la que tratamos.”
74 Ver Alain Touraine, “Qu'est-ce la démocratie?”,op.cit, p.17.
75 Ver Alain Touraine, ibidem, p.178.
76 Ver Elsa Bardales, op.cit. p. 288.
77 Alain Touraine, “Critique...”, p. 271ss.
78 Sinesio López, “Una nueva concepción del individuo implica una nueva concepción de la comunidad. Una
comunidad “comunitarista” es más que una asociación: ella es una unidad de la que los individuos son miem-
bros. Esta membrecía no es ni artificial ni instrumental, pues ella tiene su propio valor intrínseco...” p. 96.
Actoría social evoca acción; actoría social desde el paradigma cultural del
protagonismo vincula acción con el mundo de los valores. El sujeto por la
subjetivación79 deviene actor, es decir, el que modifica su entorno material
y ,sobre todo, social, “transformando la división del trabajo, los modos de
decisión, las relaciones de dominación o las orientaciones culturales”.80 Es
esta actoría social de carácter protagónico, que está a la base del discurso y
reconocimiento del status del niño, niña81, que de manera alguna puede ser
reducible al desempeño de roles o tener a éstos como fundamento del
status.

En los escenarios futuros que se perfilan como cambiantes a ritmos que pasa-
rán a ser de una celeridad habitual y que por su desacompasamiento con los
tiempos de asimilación, adaptación y , en particular, con los tiempos para el
discernimiento o el distanciamiento crítico y la elaboración de alternativas, -
lo que será inevitablemente percibido por las mayorías como un escenario
de caos en lo subjetivo individual y en la subjetividad social- nos obligan a
recolocar al centro del quehacer de la humanidad al sujeto y a éste como

63
actor. El inminente riesgo que se cierne en dichos escenarios, es el de nue-
vas formas de negación, de alienación estructural y espiritual.82 Desde la
perspectiva ética del protagonismo y de su abordaje como paradigma cultu-
ral, el discurso sobre el mismo cobra pertinencia teórica y práctica. Aunque
en el contexto actual y las tendencias que anuncia, el protagonismo aparezca
como un discurso sin contenido, sin referentes convincentes, específicamen-
te si de niños y niñas se trata, éste deviene una utopía que recoge deseos,
aspiraciones, intereses, satisfacción de necesidades porque ya es realidad,
embrional, pero realidad. En buena medida, el futuro de los niños y niñas en
dichos escenarios dependerá de lo que se logre avanzar hoy y mañana en la
perspectiva del protagonismo no sólo de la infancia, sino de los sectores que
hoy ven con mayor violencia negado su derecho a ser protagonistas.

79 Ver Alain Touraine, p. 244, “La Subjetivación es la penetración del sujeto en el individuo y por lo tanto la
transformación parcial del individuo en sujeto” en Critique de la Modernité”
80 Ver Alain Touraine, “Critique de la modernité”, p.243; Ver Michel Foucault, op. cit.: “Generalmente
puede decirse que hay tres tipos de lucha: contra las formas de dominación (étnicas, sociales y religiosas);
contra formas de explotación que separan a los individuos de aquellos que ellos mismos producen; o contra
aquello que ata al individuo a sí mismo y lo subsumen a otros de esta forma (luchas contra la sujeción, contra
formas de sujetividad y sumisión)...Hoy en día, la lucha contra las formas de sujeción-contra la sumisión de
la subjetividad- se está volviendo cada vez más importante, incluso cuando las luchas contra las formas de
dominación y explotación no han desaparecido, más bien lo contrario”
81 Ver si se cita a Alain Morice, “Le partenalisme rapport de domination adapté á l'exploitation des
enfants” en B. Schelemer, op. cit. p.269
82 Ver K. Langton, op. cit., p.70: “La anomia, la impotencia, el control externo, la falta de significado, el
aislamiento, la falta de compromiso, la desconfianza política, etc., han sido incluidos dentro de la
dominación de alienación”.
“En un mundo en cambio permanente e incontrolable, no hay
otro punto de apoyo que el esfuerzo del individuo para trans-
formar unas experiencias vividas en construcción de sí mismo
como actor. Ese esfuerzo por ser actor es lo que denomino suje-
to que no se confunda ni con el conjunto de la experiencia ni con
un principio superior que lo oriente y le dé una vocación. Sujeto
no tiene otro contenido que la producción de sí mismo. No sirve
a ninguna causa, ningún valor, ninguna otra ley que su necesi-
dad y su deseo de resistirse a su propio desmembramiento en
un universo en movimiento, sin orden, ni equilibrio.La apela-
ción al Sujeto es la única respuesta a la disociación de la econo-
mía y la cultura, y también la única fuente posible de los movi-
mientos sociales que se oponen a los dueños del cambio econó-
mico o a los dictadores comunitarios. Afirmación de libertad
personal, el Sujeto es también y al mismo tiempo un movimien-
to social”

64 Alain Touraine,
¿Podremos vivir juntos?,p.21

Nos hemos extendido en el paradigma de la promoción del protagonismo


porque expresa una visión divergente sobre la infancia, pero porque
además, se trata de categorías que deben ser repensadas y enriquecidas
desde una experiencia que parta de la vida y pensamiento andino-
amazónico. Esta reflexión es aún incipiente. En todo caso, el protagonismo
entendido como ser co-protagonistas, se inscribe como parte de un
pensamiento complejo que por su propia naturaleza es multidimensional y
religante.83 Es así como se le experimenta, sin ponerle el nombre de
protagonismo, el niño andino y amazónico, ni llamar a ello pensamiento
complejo, pero sí comprendiendo que todo está relacionado, todo tiene
vida, con todo nos podemos comunicar por la palabra, por el rito, por la
experiencia del cuerpo, por la contemplación, por la capacidad de
maravillarse84.

83 Ver Jean Louis Le Moigne, “Complejidad y Ciudadanía, Ciencia y Sociedad”, www.complejidad.org,


quien recuerda que el pensamiento complejo constituye una reforma del entendimiento.
84 Ibidem, lo maravilloso y el maravillarse hace inteligible el mundo y funda una ética de la comprensión
retomando a E.Morín.
IV. PUNTOS DE ENCUENTRO
y DESENCUENTRO
Señalamos brevemente algunos aspectos en que podemos hablar de
encuentro fecundo y otros, más bien de desencuentro, pero que
igualmente nos invitan a seguir buscando una posibilidad de mutuo
enriquecimiento, vía la necesidad de adoptar otras matrices
epistemológicas, es decir, de relacionamiento entre lo que implica, por
ejemplo, reconocer al niño como sujeto de derechos y considerar su
entorno natural, su medio vital como la tierra y todo lo que la habita, como
un interlocutor válido, como una realidad que obliga al respeto, al cuidado,
a la armonía, a la comunión pacífica. Ver todo esto como pensamiento
arcaico o actitud romántica o meramente tradicional pre-moderna, no hace
sino establecer el desencuentro de la dominación, vale decir, el encuentro
colonizador.

El Interés Superior del Niño ha dado pié a múltiples maneras de


entenderlo85. Desde quienes pretenden colocar al niño como centro
absoluto, prioridad radical por encima de todo y de todos, hasta quienes
ven en ello una especie de mecanismo de compensación ante la secular

66
negligencia de la sociedad dominante frente a la infancia. En el mundo de
nuestras culturas ancestrales, no hay sujeto o persona humana que por su
edad pueda constituirse en el centro del conjunto. Sería extraño referirse al
niño como un ser superior o que sus intereses puedan concebirse como
prioritarios. Peor aún, si aquello del ISN pudiera entenderse como
privilegiando al niño. Definitivamente, en aquello que es un principio
central para la CDN, el ISN, deviene en un punto de necesaria revisión frente
a cómo en la cosmovisión andino-amazónica se ubica al niño como parte de
la comunidad, del ayllu.

En este horizonte, puede entenderse todo el discurso dominante basado en


categorías como inclusión, exclusión, participación, educación,
socialización, resiliencia, sujeto, persona etc., que aparecen como polémica
novedad cuando referidas a la infancia. Consideradas desde otra matriz
existencial como la andino-amazónica, esas categorías modernas son
experiencias de la vida comunitaria diaria no obligatoriamente
verbalizadas como una novedad portadora del progreso que la sociedad
moderna pretende descubrir.

85 Ver el didáctico como sólido artículo de Verónica Palvorini, “El orígen del concepto del Interés Superior
del Niño”en Justicia Para Crecer, Abril-Setiembre, 2009, n 14, p.6ss.
Un punto en el que hay una desencuentro real, es el referido al mundo de lo
que en contexto y discurso occidental se ha dado en llamar el trabajo
infantil. Como ya señalado, la CDN tiene un detalle fundamental para la
orientación de los enfoques al respecto. En efecto, la CDN habla del
derecho a la protección de toda forma de explotación, aunque luego dé
criterios de regulación de la actividad que llamamos trabajo de menores de
edad.

Si nos referimos a lo que en el mundo moderno se conoce como el sistema


penal juvenil, podemos decir, que en la realidad comunitaria hay formas
muy distintas de entender y tratar conductas antisociales. También en el
contexto en que el mundo de las culturas andino-amazónicas han asimilado
o deben convivir con prácticas dominantes en materia penal, se dan
formas de control y de corrección, es decir, se tienen institucionalizadas
estas prácticas. Más recientemente se conoce las llamadas rondas
comunitarias, campesinas, los jueces de paz que son de la misma
comunidad. Pero allí no hay cárceles u hogares de menores como se les

67
conoce en el mundo urbano. En este campo, la CDN se queda en el
reconocimiento a través de recomendar que se tomen en cuenta dichas
prácticas culturales. Pero no logra superar y ni siquiera ocultar cierto tinte
etnocéntrico.

Quizá una cuestión que merece profundizarse sea la concepción y el rol de


la familia con el que se maneja la CDN y con el que se vive en las
colectividades andino-amazónicas. Ciertamente que el derecho de familia
es uno de los ejes neurálgicos para repensar la relación entre mundo adulto
y niñez.
V. HACIA UN NUEVO
CONTRATO SOCIAL
DESDE EL CO-PROTAGONISMO
¿Qué significa un nuevo contrato social? Contrato Social significa: ¿qué otro
vínculo necesitamos y quisiéramos establecer? Hay estudios que se han
realizado y explican cómo se han ido constituyendo los vínculos entre la
sociedad y las nuevas generaciones. ¿Por qué necesitamos un nuevo contrato
social? ¿Es por las deficiencias y límites que tiene la Convención como todo
producto cultural? ¿Es por la riqueza que nos plantean hoy las nuevas
generaciones que interpelan al conjunto de la organización social y al mismo
Estado?…¿Es por lo que les falta o por lo que han demostrado que tienen no
sólo como potencialidades sino que tienen en acto y que ya son capaces sus
organizaciones de tener una opinión y consistente? Pero surge la pregunta: ¿Es
por las deficiencias teóricas y prácticas y por el incumplimiento de la
Convención que tenemos que pensar en un nuevo contrato social?
Consideramos que no, ello sería desconocer la complejidad de los asuntos
conceptuales, teóricos y prácticos, políticos y culturales que subyacen en el
hecho de plantearse un nuevo contrato social de las infancias con la sociedad,
las culturas y el Estado.

Un nuevo contrato social ¿se basaría en la teoría de la contractualidad, del tú y


yo? Pero hay que romper ese esquema, y es que no es un problema de contrac-
tualidad. ¿Qué es lo que nos une? Nos une la solidaridad vinculante. Eso es lo 69
vinculante, eso lo que están desarrollando los chicos y chicas, en particular los
organizados, en perspectiva de hacer valer sus derechos y su dignidad. Es decir,
la solidaridad vinculante, no tanto la norma vinculante que también tiene que
estar, pero lo que nos interesa para el nuevo contrato es que tenga otra base,
otro punto de partida y ahí la teoría de la contractualidad no nos sirve mucho,
pero sí podría ser el desarrollar un nuevo sentido de la solidaridad vinculante,
de la responsabilidad o, y si se quiere, la co-responsabilidad vinculante. El
vínculo tiene que ver con el desarrollo de la condición solidaria y de la respon-
sabilidad social y política, los niños no quieren ser más sólo el objeto de la res-
ponsabilidad de los adultos, sino que quieren compartir esa responsabilidad.
Incluso, si fuere menester, asumir a su nivel la responsabilidad compartida de
su familia. Es lo que millones de niños y niñas vienen haciendo, precisamente
sin desdibujar su condición infantil, sino desarrollando otra manera de ser niño
o niña aunque choque con el ideal y modelo que sólo existe en la imaginación y
sigue dominante incluso después de veinte años de CDN.

Y es que un nuevo contrato social es fundamentalmente un acuerdo ético,


incluso un acuerdo moral. Un contrato social de las infancias, es esencialmente
también un contrato espiritual y planetario, experiencia transcultural, transreli-
giosa, transpolítica y transpersonal. Es un nuevo pacto con el cuerpo.86
Si no, ¿por qué cuesta tanto prohibir y erradicar el castigo físico y humillante a
nivel de las legislaciones nacionales e internacionales y a nivel de las pautas de
crianza que lo legitiman y naturalizan? Cuando se hizo la declaración de los
derechos de los niños en el 59, tuvo una fuerza moral y ética. Ojalá que la actual
Convención tenga esa misma fuerza moral y ética se auguraba un conocido
jurista norteamericano con vasta experiencia en América Latina. Se dice que
con la Convención ha caído la autoridad paterna, que la función tradicional de
padre va transformándose imparablemente. Hay quienes dicen que los dere-
chos son el resultado de la ciudadanía. Pero en realidad, no hace falta ser for-
malmente declarado ciudadano para empezar a tener derechos.87 El ser sujeto
de derechos precede, preside y prolonga la condición ciudadana, precisamente
porque decir derechos es apuntar directamente a dignidad humana que es su
fundamento y la matriz fundante de todo discurso sobre los llamados derechos
humanos positivizados. La Convención ha declarado a los niños como sujetos
de derecho, aunque jamás emplee esta expresión.

Un nuevo contrato social deriva en lo que dijo ese poeta peruano: la

70
Convención es una “declaración de amor” que liga éticamente, que no
prescribe con el tiempo lo que reconoce. Podríamos decir, que la CDN es una
declaración de amor fraterno, de sorolidad, aunque con frecuencia parezca
más bien trasuntar cierto airecillo a amor paternal o maternal. Con los cambios
en la cultural patriarcal y en la familia tradicionalmente aceptada funcional a
dicha matriz cultural, estamos asistiendo a un escenario que parece irreversible
en sus grandes tendencias. Factores de carácter económico, de las
transformaciones en la pirámide demográfica, hacen que hoy los roles
tradicionales no tengan mayor sentido y vigencia como, en el tiempo,
ciertamente lo tuvieron.

Desde una perspectiva intertranscultural, ¿Cuáles serían los paradigmas que


sostendrían ese nuevo contrato social?, ¿Los derechos de las infancias?, ¿La
dignidad concretada en el co-protagonismo como nueva forma de vida
colectiva y personal? Definitivamente, un nuevo contrato social de las infancias
con el resto no sólo de semejantes, sino con el cosmos, con la patria - tierra, está
llamado a hacer de los niños y niñas de nuestros pueblos, los “encausadores de
la esperanza” como diría Nicolescu. Los movimientos sociales de NNA, de
NNATs pretenden que un nuevo contrato social signifique no sólo para ellos y

86 Ver B.Nicolescu, “manifiesto…”, op.cit., passim.


87 Ver M.Liebel, M. Martínez M, op.cit, p.14
ellas, sino para todos, un proyecto de porvenir. En este sentido, un nuevo
contrato social trasunta el optimismo y la utopía que las generaciones
emergentes suelen traer al mundo consigo. Y es que apuntar a un nuevo
contrato social de las infancias deviene por su propia fuerza un nuevo contrato
social para todos y todas.

El contrato social heredado de la modernidad y de la sociedad industrial, de


limitada aplicación, hoy viene siendo desplazado por ese otro contrato que,
con mayor extensión y violencia gracias al contexto de globalización excluyente,
está al origen del conflicto actual caracterizado, entre otras cosas, por la
estandarización provocada por los medios de producción cultural y social, por
la revolución comunicacional, por la fluidez acompañada de la razón indolente,
instrumental y cínica, por la permanente tendencia al pensamiento único, todo
ello hacho sentido común y naturalizado, casi biologizado. Hablar de
protagonismo, es remitirnos al sujeto, al individuo, a la razón como productora
de pensamiento crítico y complejo.

Se trata entonces de hacer del protagonismo, como se ha indicado en estas

71
páginas, un componente de la propuesta de un nuevo contrato social que se
centre en la dignidad de todo sujeto, que contribuya a la deconstrucción y
reelaboración de ideologías, de sentidos comunes, de megas tendencias que
históricamente se han instalado y que son portadoras de nuevas formas de
colonización de los espíritus, de las conciencias, de las subjetividades.

Un nuevo contrato no estará exento de conflictos e incertidumbres, de


complejidades y de pasiones. El protagonismo aparece entonces como una
hipótesis de transformación cultural requerida de nutrirse permanentemente
de la fuerza emancipadora del pensamiento crítico, de la valoración del sujeto,
de la persona, del diálogo entre la razón y el sujeto en su globalidad, del sujeto y
su entorno todo.

El protagonismo no es algo espontáneo y en lo concreto deviene en un


resultado cultural, social. El hecho de que cada individuo sea un ser único en el
plano ontológico, no garantiza una evolución natural a devenir protagonista en
el tejido histórico.

Aspiramos a un nuevo contrato social que haga, muy en especial de las nuevas
generaciones no sólo interlocutores válidos, sino coprotagonistas de su
sociedad.
El co-protagonismo como experiencia de relacionalidad constituye un
permanente llamado a hacer de la ética un cuestionamiento sobre la
finalidad práctica, el sentido y la significación de lo que se va construyendo
en dimensión humana. Ser seres en relación, ser constitutivamente seres
de relación, biológicamente relacionales, constituye el asiento ético de
nuestra vida. Pero además, para que ello no sea interrumpido, sabemos
que es desde el amor y el ágape fraterno y sorolial que crecemos en nuestra
constitución de seres en reliance, como recuerda R.Castel.

El co-protagonismo se puede entender asimismo como una necesaria


relación pedagógica, educativa. Y no se instaura una relación que devenga
encuentro y comunión sino gracias a la amorosidad, a la amorevolezza
decían ya, con renovada convicción, educadores del siglo XIX.

Por ello es que la pedagogía del protagonismo, y a fortiori la del co-


protagonismo, debe ser –cualquiera sea su raíz epistemológica y la filosofía
que la alimente– una pedagogía insoslayablemente anclada en el afecto,
que en nuestro país se bautizó como pedagogía de la ternura.88
73
De forma un tanto esquemática queremos colocar esta relación entre ética,
co-protagonismo y pedagogía de la ternura, tres componentes de un modo
de vida que permita seguir afirmando la dignidad como eje de la condición
humana.
Parece necesario intentar relacionar estos cuatro elementos desde el reto
que la práctica educativa nos plantea, es decir, la de contribuir a que cada
niño, niña devenga realmente un sujeto de su propia vida personal y social,
lo que hoy complace en llamar, un ciudadano y ciudadana coprotagonista.

Las categorías modo de vida como personalidad ética y virtuosa refieren a


lo que entendemos por protagonismo, sin lo cual estaríamos vaciando el
sentido del protagonismo de su aliento emancipador y transformador.

En griego hay dos vocablos que difieren por un acento circunflejo. Éthos
significa costumbre, modo de ser, hábito diríamos hoy. Y Êthos que refiere
más bien a algo que nos trasciende, algo que nos coloca, nos hace nacer a
un horizonte que –al mismo tiempo que nos orienta a algo mayor– nos

88 La primera vez que en Perú se acuñó esta expresión fue hacia finales de 1980 en el marco del conflicto
armado y en una sesión con docentes venidos de la sierra central a Lima por lo riesgoso de hacer cursos
sobre derechos humanos en su región. El psiquiatra colombiano Luis Carlos Restrepo, escribiría en 1994 un
hermoso libro, El derecho a la ternura y varios más sobre el tema
concierne, nos interpela, nos pregunta por nosotros mismos al
preguntarnos por el otro.

Relacionamos entonces la ética con el protagonismo porque éste sólo se va


constituyendo en la medida en que contribuye a que el otro también vaya
siendo protagonista de su propia vida personal y social. Pero para que todo
ello no quede a un nivel meramente concreto abstracto o conceptual sino
que se evidencie como realidad histórica concreta, es que lo referimos a dos
cuestiones indispensables: a lo que venimos llamando una personalidad
protagónica, y a que ésta sea portadora de virtuosidad, se manifieste como
ejercicio de virtudes ciudadanas, cívicas, constructoras de condiciones de
desarrollo de la condición humana.

74
Protagonismo - Ética - Pedagogía de la Ternura - Virtudes

MODO DE VIDA PROTAGÓNICO


Responsabilidad: Fecundidad: Poder:
Êthos que cuida Êthos de la vida, Eros: conquista: riesgo
Êthos: el que se capacidad de compartir que el Êthos hecho
responsabiliza vida; es autoproducción ágape transforma en :
y auto-organización. cuidado-philia
Solidaridad: Generatividad: Dignidad:
Êthos: ama y fuente de Êthos: de toda vida y Agape: ama y se ama
ética. capacidad de auto Êthos: que trasciende
Êthos: “otro” –Alteridad organización de la vida Com-pasión: Mantener
(es decir el Otro evoca mi (capacidad de generar vivo el sentimiento
naturaleza de hermano o vida en otros, ejem: Lo hacia los demás,
hermana con el todo) que tenga de virtud aunque no haya
Êthos: que se solidariza
75
haga virtuoso a los retribución.
gracias al ágape que
demás)
permite superar la
pulsión y fecunda la
afectividad y la razón.
Unión: Iniciativa:
Êthos: Comunión – Agape Eros-Agape:
Se funda en la fraternidad Siempre toman
y sorolidad que establece CO –PROTAGONISMO iniciativa, pero puede ser
una relación que activa para dominar o para ser
relaciones con el entorno mejor persona.
todo.
Lucha: Cuartel: Lugar en que los Excelencia:
Para lograr la virtud luchadores recobran Êthos: Virtud
Ejercer la solidaridad fuerzas. Integradora
Defender la vida Êthos: hermandad como Aspiración por que las
estar bien con todos los cosas se hagan lo
que moran, exigencia de mejor.
buen vivir. Evoca el Es una aspiración a la
Oikos: Casa común,
virtud, a ser virtuosos.
morada de hermanos,
hermanas.
PERSONALIDAD PROTAGÓNICA : ÉTICA Y VIRTUOSA
Reflexiones abiertas
1.- Necesidad de mantener el principio de la intertransculturalidad tanto para
los discursos sobre el protagonismo como sobre la CDN. Ello demanda
capacidad de escucha, de comprensión y de aprendizaje. Ello exige superar
todo narcisismo cultural.

2.- Superar esta visión marcada por la impronta occidental en sus diversas
versiones desde la relación intertranscultural nos abre posibilidades de
enriquecer nuestra actual comprensión y alcance del paradigma de la
promoción del protagonismo y los derechos de los niños y niñas.

3.- Esta es una condición sin la cual no es posible responder a la necesidad de un


nuevo contrato social de las infancias con la sociedad, sus instituciones y el
Estado.

4.- Mientras tanto es urgente hacer de la CDN un piso mínimo para exigir el
cumplimiento de lo que allí está reconocido como derechos de las infancias.
Precisamente el éxito en esta lucha abre el camino para apuntar hacia un
contrato centrado en la dignidad de todo, de los humanos y de la tierra que

77
habitamos y que nos permite vivir y desarrollarnos.

5.- El cuidado y el respeto constituyen dos virtudes necesarias que las nuevas
generaciones deben hacer de ellas componentes de su modo de vida y de buen
vivir. Sin embargo, el respeto es apenas una condición necesaria, aunque
insuficiente. El respeto puede perfectamente condecirse con el dejar las cosas
intocadas, el asignar un valor formalmente equivalente a cuestiones en sí
opuestas, contradictorias y hasta incompatibles.

6.- El co-protagonismo de las infancias expresa su necesario vínculo con el


mundo de los no-niños o no-niñas. Expresa igualmente el sentido de
solidaridad y hace evidente que sólo puede ir siendo protagonista quien
contribuye a que los otros también lo sean.

7.- El paradigma del protagonismo igualmente se desarrolla en la medida en


que se aprende y se ejerce el derecho a la participación. No hay protagonismo
sin participación, pero no toda participación promueve el protagonismo.

8.- Desde el paradigma del protagonismo estamos convocados a repensar la


democracia como forma de vida que garantice el buen vivir, la paz y la
solidaridad de los pueblos. Centralmente, la dignidad de la vida toda.
9.- La acción educativa, el trabajo social, la acción comunitaria en sus diversos
ejes temáticos y con todos los sujetos a los que se dirija, deberá, apuntar a que
todos podamos desarrollar nuestra condición de ser protagonistas de nuestra
vida personal y co-protagonistas de nuestra vida colectiva.

10.- La promoción del paradigma del protagonismo gana espacio y tiempo si


simultáneamente hace visible, experienciable que el vínculo que nos une y da
sentido a la acción social llamada educación, formación, desarrollo social,
político, cultural y ético, se funda en el amor humano, en la filia, el amor entre
los pueblos como diría Aristóteles al pensar qué es la política.

11.- Protagonismo está inexorablemente ligado a un campo semántico del que


la autonomía es un elemento constitutivo como lo es la participación. El
protagonismo tiene en su campo semántico a la poiésis y autopoiesis como eje
necesario, pues no es otra cosa, como lo afirman los científicos biólogos, que la
“hechura de sí mismo”; la capacidad de crear y recrear sus propias normas de
control, pues eso es ser autónomo. Pero tener autonomía es tener
responsabilidad en el organismo. Y con toda razón se ubica aquí la base para la
noción de ética.89
78
12.- La CDN pareciera inscribirse aún en la cultura de la tutela específica y
benigna o light, que si bien toma cierta distancia del llamado orden tutelar, en
los primeros veinte años de entrada en vigor, se puede afirmar que sólo algo ha
podido incidir en el cambio de dicha cultura del tutelar. Sería injusto afirmar
que la CDN es apenas una especie de domesticidad prolongada en relación a los
niños, pues de todas maneras el mero hecho de ser un tratado de derechos
humanos que actualmente vincula a casi todos los países, es un hecho político
de trascendencia. En la práctica, se debe reconocer, que tiene seria dificultades
para romper la cultura de ordenamiento tutelar que sigue ocupando los
imaginarios y sentidos comunes sustentados en subjetividades impuestas que
se resisten a transformarse.

13.- Desde el paradigma del protagonismo de los niños, se abre una crítica
frontal a lo que supone el orden tutelar, vale decir, considerar a niños, como
incapaces y a justificar el tener que ser representados por terceros. En este
preciso sentido el Código de los Niños y Adolescentes de Perú tiene un artículo
muy importante por lo que contiene como pensamiento subyacente y

89 Ver Hainz von Foerster, “Por una nueva epistemología”, 1998, en Metapolítica, vol.2, n.8, p. 640.
formulación positiva. El artículo 65 dice a la letra: “Los adolescentes
trabajadores podrán reclamar, sin necesidad de apoderado y ante la autoridad
competente,…”. No requerir de un apoderado es el anuncio de un
reconocimiento al adolescente de su capacidad y autonomía –siempre
dependiente como toda autonomía- y del cuestionamiento a una cultura que
condena a niños, niñas y adolescentes a ser representados por terceros, a ser
sujetos válidos por interposita personna.

14. Se sabe que el orden tutelar históricamente ha sido “el más eficiente
administrador de sentimientos como el miedo y la obediencia”90.
Precisamente, entender la pedagogía de la ternura como componente del
paradigma del coprotagonismo, constituye un doble factor de demitización de
la cultura del orden tutelar y su transformación en un orden de igualdad, de
fraternidad y de philía, de afecto hecho ternura. Y es que la pedagogía de la
ternura procura hacer que el hombre interior91 responsable y por ello
autónomo, por ello mismo ético crezca en capacidad de maravillarse, de
aprender, de ser flexible, de ser duro como el diamante y tierno como una
madre, decía Joseph Cardijn. Desde nuestros pueblos originarios, la pedagogía

79
de la ternura no se agota en las relaciones interpersonales. La pedagogía de la
ternura adquiere su dimensión cósmico planetaria, el mundo todo nos hace,
nos cuida y cría cuando, cuando lo cuidamos y criamos, dirían nuestros
comuneros del Ande y los indígenas de nuestra Amazonía.

Finalmente, lo deseable, es lograr articular lo mejor que la CDN ha traído para


beneficio de las infancias y ponerla siempre en diálogo con lo mejor que
ancestralmente nos han aportado las culturas originarias de nuestros pueblos.
De ambas riquezas, si de ello somos capaces de hacer un encuentro
intertranscultural exitoso, no podrán sino beneficiarse las nuevas
generaciones.

Pero ello arrastra una cuestión previa. Mientras el conocimiento y


reconocimiento de la propia Convención sobre los Derechos del Niño siga
siendo aún unos ilustres desconocidos para importantes sectores de la infancia,
de la sociedad y del funcionariado del propio Estado, será difícil plasmar una
nueva actitud global frente las culturas que todavía son miradas como resabios
de un pasado destinado a desaparecer. El desconocimiento de dichas culturas y
el de la propia Convención, seguirá siendo el obstáculo mayor para intentar un

90 Guillermo Nugent, op.cit. p.34


91 Carta de la Transdisciplinariedad en B. Nocolescu, op. cit.,passim.
real encuentro que beneficie a la democracia, pero en especial que sea una
factor de construcción de nación.

Desde el paradigma del protagonismo que refiere directamente a la condición


única e irrepetible de todo ser humano, toca aprender a reconocerlo más allá
de los límites de toda cultura, y reconocerlo como vocación personal y
colectiva. A reconocerlo más allá del lenguaje, de las categorías, de las
representaciones. Y es que antes que etimologías y epistemes, lo que interesa
es entenderlo como componente de las relaciones que se establecen entre
todos y con la naturaleza toda. Preguntada una niña trabajadora del Manthoc
que explicara a educadores y trabajadores sociales sobre qué es el
protagonismo, Melissa respondió asi: “No sé qué es protagonismo, pero les voy
a contar cómo lo vivimos en el movimiento, cómo actuamos y cómo ayudamos a
que todos los Nats vayan siendo eso que ustedes llaman protagonismo”.

Lima, 28 de Febrero del 2010

80
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Publicaciones de INFANT:
- La Alfombra Mágica
- Culturas de Infancia
-El Paradigma del Protagonismo
Próximos números en la serie de materiales de trabajo:
- “Reflexiones en torno a Nagayama Norio”
- “El Co-Protagonismo”
Movimiento de Adolescentes y Niños 3x1 ½

Trabajadores Hijos de Obreros Cristianos

Alejandro Cussiánovich

Paradi gma del


Protagonismo

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