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Caldo de huesos. Su nombre evoca imágenes medievales, suena como algo que la gente
moderna no come. Pero si llevas algún tiempo metido en esto de la comida real, estoy
segura de que habrás oído a unos y a otros hablar del caldo de huesos casero. ¿Por qué
razón estamos todos tan emocionados con el caldo?
No hay nada como un buen caldo casero, sabroso, aromático y reconfortante. Es un
elemento esencial de la buena cocina. El caldo hecho en casa aporta una complejidad de
sabor que nunca podría ser igualada por su hermano gemelo maligno envasado. Además,
siendo tan nutritivo como lo es, resulta uno de los alimentos más económicos que existen.
Tu abuela tenía razón: un buen caldo te curará.
La ciencia valida lo que sabían nuestras abuelas. Los caldos contienen minerales en una
forma que el cuerpo es capaz de absorber con facilidad – no sólo calcio sino también
magnesio, fósforo, silicio, azufre y oligoelementos. Contiene el material proveniente del
cartílago y de los tendones – elementos como sulfatos de condroitina y glucosamina, que
ahora se venden como suplementos caros para la artritis y el dolor en articulaciones.
Sally Fallon en “Broth is Beautiful”
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integridad del sistema digestivo. Es rico en colágeno ygelatina, mejorando el estado de
salud de personas con úlceras. Además, contiene prolina, un aminoácido no esencial que es
un importante precursor en la formación del colágeno.
Beneficios culinarios
Como ya he mencionado, los caldos de huesos se han usado a lo largo y ancho del mundo
durante la historia del ser humano. Prácticamente todas las sociedades tradicionales
hervían los huesos de animales para preparar caldo. El caldo tiene un sabor delicioso,
profundo, complejo, pero su uso es extremadamente variado. Puedes utilizar el caldo de
muchas maneras, a continuación tenéis una lista de mis usos preferidos:
Tomar sólo como un consomé
Como base para sopas, cremas y purés
Elaborar salsas
Estofar carnes y verduras
Desglasar la cazuela o sartén después de saltear
Añadir líquido al recalentar comida
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¡No compres caldo envasado, hazlo tú!
El caldo envasado, incluso el ecológico/campero/natural/superdivinodelamuerte nunca se
podrá comparar con el caldo casero. Tanto las propiedades nutricionales como el sabor de
estos caldos aguados palidecen en comparación con los caldos de huesos caseros. Aunque
en la etiqueta no encuentres más que ingredientes que te pueden parecer aceptables, estos
caldos comerciales no sólo no utilizan productos de la mejor calidad, sino que además
están altamente procesados. ¡Y son muy caros!
Ahora más que nunca, ahorra dinero y maximiza el valor nutricional y culinario de tus
alimentos al incorporar el caldo de huesos a tu alimentación de forma habitual.
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Después de 48 horas suelo colar el caldo y volver a llenar la slow cooker con agua para
hacer otra tanda reutilizando los huesos. Si decides hacer esto, recuerda que deberías de
deshechar el ajo y el alga y volver a añadirlos frescos.
AVISO – Hacer caldo en casa plantea una desventaja: si dejas que cocine durante toda
la noche, es muy probable que su olor provoque en ti un hambre incontrolable cuando te
levantes por la mañana. Pero pienso que merece la pena superar esta adversidad,
aunque sea por todos esos nutrientes tan valiosos que nos aportará nuestro caldo casero.
Tiempo de preparación
30 minutos
Tiempo de cocción
48 horas
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Tiempo total
48 horas 30 minutos
Para: 5 litros
Ingredientes
750 - 1500 gr de huesos
Agua filtrada
2 cucharadas soperas de vinagre de sidra de manzana
5 - 6 dientes de ajo, pelados y machacados con el cuchillo
Una pieza de aproximadamente 3 cm x 3 cm de alga kombu (opcional, pero recomendada
por su aporte extra de minerales)
Instrucciones
Asa los huesos a 200º durante alrededor de 45 minutos hasta que éstos estén tostados y
desprendan su característico aroma. Si vas a utilizar la carcasa de un pollo asado o los
huesos que te han quedado de un asado no hace falta realizar este paso (con el caldo de
pescado tampoco). Asando los huesos te asegurarás de que tu caldo tenga un buen sabor.
Pon los huesos en la slow cooker (o cazuela) junto con el vinagre, los ajos y el alga. Añade
agua filtrada hasta unos dedos por debajo de la parte superior de tu olla (la mía es de 5.7
litros).
Deja a temperatura ambiente durante unos 30 minutos.
Enciende la crock-pot y selecciona el programa High. Cuando comience a hervir selecciona
el programa Low. Si lo estás haciendo en una cazuela sobre el fuego convencional, calienta
a fuego medio-alto hasta que comience a hervir y luego reduce la temperatura para seguir
cocinando a fuego lento.
Durante las primeras horas de cocción es posible que tengas que desespumar el caldo. No
estoy segura de si esto es debido a la cocción en la slow cooker o a la calidad de los
ingredientes utilizados, pero generalmente ya no necesito realizar este paso.
Cuando el caldo haya terminado de cocinar, fíltralo a través de un colador de malla fina. Si
quieres reducirlo, éste es el momento de hacerlo. Para ello lo pondrías en una cazuela a
fuego medio-bajo hasta que se haya reducido a tu gusto.
Enfría el caldo y posteriormente guárdalo en la nevera. Después de unas horas, el caldo
debería de estar gelatinizado y la grasa sólida en la superficie. Retírala con una cuchara y
descártala.