Responsabilidad Social Universitaria (RSU)

François Vallaeys
2013
UADY
 1 - RESPONSABILIDAD SOCIAL UNIVERSITARIA
UNIDAD II. Reeducar la Educación en forma responsable

Contenido
Introducción. ....................................................................................................................................... 2
1. Soledad o solidaridad: Pasar de la educación industrial individualista y elitista al aprendizaje
colaborativo plenamente vivido. ........................................................................................................ 3
2. Autoridad o libertad: Pasar de la absorción de conocimientos a la investigación científica para
aprender por sí mismo. ....................................................................................................................... 4
3. El Aprendizaje Servicio: un método pedagógico socialmente responsable.................................... 5

François Vallaeys
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UNIDAD II. Reeducar la Educación en forma responsable

Introducción.
Hemos visto en la primera unidad que era urgente cambiar nuestro modelo de
desarrollo insostenible. Para ello, es necesario cambiar nuestras mentes acerca
de lo que debemos hacer o no, cómo hacerlo y qué es preciso valorar en lo que
hacemos. En suma, se trata de cambiar nuestra forma de educarnos y concebir el
mundo. Pero un cambio en la educación es un proceso difícil, porque la educación
está profundamente ligada a las estructuras de poder político y económico de una
sociedad determinada.
Es importante que, en tu vida estudiantil, tengas una reflexión sobre qué se te está
dando como formación, cómo se determina la educación que se te brinda, según
qué criterios y qué valores. Esta reflexión es más importante todavía en un
momento de crisis intelectual y cultural en el cual necesitamos cambiar nuestra
manera de ver y relacionarnos con el mundo. Pero debemos ser cuidadosos con
nuestras ganas de “cambiar el sistema educativo”:
Por un lado, es cierto que el modelo educativo tradicional del profesor que dicta la
clase a un grupo de alumnos para que aprendan datos teóricos, con pizarra y tiza,
está cada vez más criticado, por lo aburrido que puede resultar y lo obsoleto que
puede ser en relación con las nuevas maneras de generar y compartir
conocimientos gracias a los medios tecnológicos de comunicación, las redes
virtuales, etc. Por otro lado, caer en la facilidad de una enseñanza “a la carta”, en
la que se sigue el libre querer del alumno deseoso de un aprendizaje lúdico y
placentero, utilizando los juguetes tecnológicos como si el medio fuera el fin, sería
confundir la educación y formación profesional con un “mercado de los
conocimientos” en el cual los clientes-alumnos irían a buscar como en un
supermercado los productos educativos más apetecibles para consumir.
Entonces sentimos que el modelo de la clase magistral debe y puede evolucionar,
con la ayuda de los nuevos métodos y nuevas herramientas a disposición de los
pedagogos, pero debemos de elegir métodos de formación personal y
profesional responsables, es decir que permitan un real aprendizaje significativo
tanto para la persona como para su sociedad. ¿Cómo hacer esto? Reflexionar la
respuesta a esta pregunta nos acercará a la idea de una Responsabilidad Social
Universitaria.

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1. Soledad o solidaridad: Pasar de la

educación industrial individualista y elitista al
aprendizaje colaborativo plenamente vivido.
Nuestro sistema escolar descansa sobre el doble presupuesto que:

1. Es útil y justo proponer a todos los alumnos por igual los mismos exámenes,
las mismas pruebas de selección estandarizadas, y
2. que estas pruebas tienen que ser individuales, a fin de saber cuál es el
rendimiento y capacidad de cada alumno por separado, y no cuáles son las
habilidades que pueden alcanzar en grupo.

Este doble presupuesto hace de nuestra educación un sistema que tiende, por un
lado, a estandarizar e uniformizar la enseñanza (todos deben aprender lo
mismo) y por otro lado a individualizar la enseñanza (cada quien aprende para sí
mismo y por su cuenta, la educación es un propósito individual).
Pero este doble presupuesto podría muy bien ser un simple prejuicio útil de rebatir
hoy. ¿Qué tal si empezáramos en imaginar una educación basada en la
experiencia de cada educando, en su capacidad singular de educarse en forma
viva, y, a la vez, una educación no solo de y para el educando sino para toda la
comunidad, una educación que sirva tanto a la persona como al desarrollo de su
sociedad, una educación socialmente responsable?
Al individualizar la enseñanza-aprendizaje, el sistema educativo actual
individualiza a las personas, haciéndoles creer que se educan para sí, y no para
su sociedad, y que deben de competir contra los demás para lograr los mejores
puestos laborales, ya que el fin de la educación sería la “empleabilidad” en el
mercado del trabajo: cada quien se forma para tener una buena situación
profesional. Este modo de ver la educación está muy ligado a la era industrial, que
necesita una selección y repartición de los individuos en los diferentes puestos
laborales que la economía genera. Pero tiende a instrumentalizar a los seres
humanos: seríamos más las herramientas al servicio del sistema que personas
que aprovechan del sistema para realizar su vida en forma plenamente humana.
La educación escolar, profesional y universitaria sufre de esta tensión conflictiva
entre una formación para la persona y una capacitación para el sistema
económico.

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2. Autoridad o libertad: Pasar de la absorción

de conocimientos a la investigación científica
para aprender por sí mismo.
Ningún sistema educativo está libre de relaciones con los poderes políticos y los
grupos que dominan una sociedad. Pero, si valoramos la Democracia y la Ciencia,
es importante preguntarse ¿cuál es el sistema educativo que va a servir mejor los
fines y las exigencias de la democracia y de las ciencias? Será obviamente un
sistema educativo que promueva la capacidad de cada persona para pensar por sí
misma, en forma autónoma, pero en coordinación con los demás, con capacidad
de escucha de los demás, capacidad para ponerse en el lugar de los demás, a fin
de comprender cómo piensan y por qué piensan así, intercambiar ideas y hacer el
esfuerzo de justificar sus ideas delante los demás en lugar de solamente tener
opiniones sin argumentación. Esto lo exige tanto la democracia, que necesita
de ciudadanos libres y colaborativos a la vez, como la ciencia, que necesita
deespíritus libres para cuestionar y capaces de ponerse de acuerdo a la vez,
para construir los conocimientos reconocidos como los más válidos a un momento
dado por la comunidad científica: no se puede hacer ciencia por su cuenta en su
rincón, porque todo conocimiento científico tiene que ser públicamente
comprobado para ser considerado como “científico” y no mera opinión. Asimismo,
no se puede hacer democracia sin construirconsensos entre todos, porque todo
Estado democrático necesita compaginar diversos intereses y opiniones en una
misma sociedad abierta, plural y solidaria a la vez, una sociedad cuyos miembros
puedan querer defenderla y hacerla progresar.
Por lo tanto, una sociedad democrática y promovedora de ciencias deberá siempre
desconfiar de los modelos educativos basados en el autoritarismo y el
adoctrinamiento, en los cuales los alumnos sólo tienen que absorber
conocimientos predeterminados sin crítica ni cuestionamiento. Desgraciadamente,
nuestro sistema educativo no ha dejado del todo el modelo autoritario, y no está
plenamente diseñado para el libre ejercicio de la democracia y las ciencias.

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3. El Aprendizaje Servicio: un método

pedagógico socialmente responsable
Ahora vamos a ver que sí existen métodos educativos más centrados en la
experiencia viva de cada estudiante, y no en la absorción de datos y rendición de
exámenes individuales memorísticos; métodos educativos tanto dirigidos hacia la
formación del estudiante como el mejoramiento de su comunidad. Es el caso de lo
que se llama el “Aprendizaje-Servicio” o “Aprendizaje Servicio Solidario”.
Como su nombre ya lo indica, el Aprendizaje-Servicio es el hecho de aprender
brindando un servicio a la comunidad, un proyecto educativo que tiene a la vez
una finalidad social, que trata de articular el éxito de los estudiantes que aprenden
y el éxito social de un problema resuelto en la comunidad (o por lo menos en vía
de solución). Podemos también hablar de “Aprendizaje basado en Proyectos
sociales”, porque la idea no es de cumplir con una acción puntual en comunidad
(un simple diagnóstico o una distribución caritativa de productos…) sino de
construir un verdadero proyecto de cambio social que coadyuve en la solución de
un problema social (pobreza, injusticia, carencia, contaminación…). Participando
en forma colaborativa y solidaria en todas las etapas del proyecto, cada estudiante
vivencia una experiencia única (no rinde un examen estandarizado) que le va
formando (aprende muchas nuevas cosas, tanto conocimientos especializados
como capacidades personales) pero que a la vez constituye una estrategia de
desarrollo social (construcción de nuevas redes sociales para la solución de un
problema social).
Así, el Aprendizaje-Servicio trata de resolver la disyuntiva actual de la educación:
¿Será para las competencias individuales del estudiante o para el mejoramiento
de la sociedad? Su respuesta es: ¡La educación sirve para ambos: el estudiante y
su comunidad! Así, y sólo así, se puede hablar de educación socialmente
responsable. Porque la educación individualista y elitista que premia a los mejores
no mejora la sociedad, sino que reproduce sus injusticias mediante la selección
escolar. Y porque los actos filantrópicos generosos de solidaridad con los pobres
que no implican un real aprendizaje, investigación, construcción de nuevos
conocimientos reutilizables y comprobados, no logran realmente formar a
profesionales ciudadanos activos para el desarrollo humano sostenible, solamente
tranquilizan nuestra conciencia de “buenas personas” sin constituir elementos de
un cambio social.
Fin de la UNIDAD II

François Vallaeys
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