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La vida maravillosa

La vida maravillosa (1999, traducción de la obra en inglés Wonderful Life: The Burgess
Shale and the Nature of History de 1989)1 es un libro de divulgación científica acerca de
la evolución de la fauna del período Cámbrico escrito por el paleontólogo y escritor
norteamericano Stephen Jay Gould (1941-2002). La edición norteamericana obtuvo el premio
Aventis y fue finalista en 1991 para el premio Pulitzer.
Su objeto central es la historia de la vida y su punto de partida los fósiles encontrados en 1909
en Burgess Shale: unos fósiles que datan de hace 530 millones de años, y muestran un
abanico de formas y planes corporales más amplio y variado de lo que los phila supervivientes
y generalmente conocidos hoy en día permitían suponer, sobrepasando, en opinión de S.J.
Gould, a los dinosaurios en su potencial instructivo sobre la historia de la vida.
El libro se estructura sobre dos argumentos o temas principales, relacionados sin embargo
entre si: El primero, la historia de su primer descubrimiento e interpretación en una época y
contexto científicos en los que esta interpretación tendió a incluir los espectaculares fósiles
descubiertos como variantes primitivas de los phila ya conocidos, en ocasiones forzando esta
interpretación. Una época en la que las ideas predominantes sobre historia evolutiva hacían
casi inevitable una interpretación conforme con la creencia de que la variedad de los seres
vivos ha ido siempre en aumento y que los animales del Cámbrico necesariamente habrían de
ser más simples y menos variados que los posteriores. Y además deberían ser de los grandes
tipos o phila ya conocidos, pues no se concebía que seres complejos, de tipos desconocidos,
pudieran haber evolucionado en un periodo evolutivamente corto, para no dejar descendientes
posteriores.
La continuación de este tema es el relato de su posterior redescubrimiento y re-interpretación
más de medio siglo después por paleontólogos sin esas limitaciones apriorísticas y con
medios tecnológicos más sofisticados, que permitieron un análisis más detallado.
Este tema de la historia de la Paleontología le sirve a S.J. Gould para exponer su argumento
principal, el cual está en concordancia con su teoría evolucionista del "equilibrio puntuado".
Según su argumento, debemos ver en la historia de los fósiles de Burguess Shale cómo se ha
ido superando una cierta visión tradicional de la evolución como un proceso inevitable que va
siempre de lo más simple a lo más complejo, y que culmina en el hombre. En lugar de ello,
debemos ser conscientes de que la evolución no es intencional ni tiene fines, no tiene una
dirección general hacia lo más complejo, y no otorga un lugar privilegiado a la especie
humana. No hay un concepto de "progreso" que podamos asociar a la evolución biológica.
Si bien estos conceptos son generalmente admitidos y no son polémicos en términos
científicos (de la ciencia biológica que estudia la evolución), S.J. Gould también analiza las
razones por las que son tan lentos en permear la cultura general, incluso de tantas personas
instruidas, y encuentran tanta resistencia. Esas razones serían, en resumen, la tradición
filosófica, religiosa y cultural que no se resigna a bajar a la humanidad de su pedestal: un lugar
privilegiado y especial en la Historia Natural. Ni a considerar su aparición como un suceso
contingente igual que la aparición de cuaquier otra especie. Y, en general, la resistencia a
considerar la contingencia como un cmponente importante de la Historia, incluyendo toda la
historia de la vida.
Otros conceptos defendidos por S.J. Gould en el libro son más controvertidos, puesto que se
refieren a su propia visión de la evolución biológica como una alternancia de periodos de
rápida irradiación de formas nuevas (rápida en términos evolucionistas, lo cual pueden ser
varios millones de años) seguida de periodos, que pueden ser muy largos, de estasis o
equilibrio en los que el cambio evolutivo es relativamente menor (esta teoría es la que
desarrolló en textos académicos no divulgativos con el nombre de "equilibrio puntuado").
Los episodios de rápida irradiación de formas nuevas serían en esta visión probablemente la
consecuencia de extinciones masivas o de cambios relativamente bruscos en el medio, y
serían seguidos de "diezmación", una competencia creciente entre las nuevas formas que
siega muchas de ellas y promueve la adaptación cada vez más afinada y especializada de las
supervivientes, sin permitir fácilmente nuevos phila.
Así pues, la representación adecuada de la historia de la vida no sería un árbol con pocas
ramas principales en su parte baja y una progresiva proliferación de ramitas cada vez más
variadas en su amplia copa, sino un "matorral" en el que nacen muchas ramas en su parte
baja, gran parte de ellas son tronchadas sin descendencia, y las que se ramifican son las
supervivientes, repitiéndose el esquema una vez tras otra.
La mayor parte de las conclusiones del libro eran controvertidas en el momento de la
publicación del libro y algunos de los ejemplos que Gould utiliza se demostró rápidamente que
eran incorrectos.2 No obstante, las ideas que este libro propone siguen siendo debatidas por
los biólogos evolucionistas actualmente.2 La visión de las extinciones masivas como un
componente o variable exógena importante en la historia de la vida ha ido ganando
aceptación.

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