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1. Justificación.

Tomar como objeto de análisis teórico y como objeto de una crítica epistemológica lo que
actualmente se denomina “sujeto del aprendizaje” o “sujeto de la educación” es un camino
ineludible en la medida en que partimos del supuesto según el cual toda práctica social
depende del posicionamiento epistemológico y teórico de quien la ejerce. Posicionamiento
que, en última instancia, debe ser calificado como político y ético ya que no se reduce a un
supuesto campo teórico más allá de la práctica sino que constituye en ideología en el sentido
más positivo de este término, es decir, como referido a las ideas que se encarnan y se
reproducen en una “praxis”.

En el campo de la praxis educativa, la noción de “sujeto del aprendizaje” ha estado


siempre dominada –y lo sigue estando– por un tipo particular de ideología que podemos
identificar como “constructivismo” epistemológico y que tiene sus raíces psicológicas en la
propuesta “psicogenética” de Jean Piaget. Es necesario aclarar que bajo la nominación de
“constructivismo” han quedado subsumidas perspectivas de diferente origen como son el
“cognitivismo” americano y la teoría sociocultural de Lev S. Vigotsky, injustamente reducida
a una perspectiva “cognitiva” del aprendizaje por un efecto de colonización epistemológica
llevada a cabo por la hegemonía de la Psicología Cognitiva. La unificación de estas tres
corrientes –que en el campo de la pedagogía parece sostener la vigencia del
“constructivismo”– justificaría por sí misma un análisis crítico que sometiera a prueba esa
supuesta compatibilidad epistemológica.

La confusión epistemológica que la enseñanza de las Teorías del Aprendizaje ha


introducido en los institutos de formación docente; la perspectiva empirista y positivista que
ha predominado en la formación del discurso docente; y la dicotomía que usualmente se
supone entre la teoría y la práctica educativa; han inhabilitado en muchos docentes la
posibilidad de dar cuenta de su posicionamiento subjetivo en términos teóricos-
epistemológicos y en términos ético-políticos. Y junto con ese desconocimiento de los
parámetros ideológicos que constituyen la “praxis” educativa, el ejercicio de la docencia
queda sometido a la destitución del profesionalismo y reducido a una mera ejecución técnica
sin mayores fundamentos más allá de los “pasos” que la constituyen bajo las formas
tradicionalmente reconocidas.

La revisión conceptual de lo que se designa como “sujeto del aprendizaje” y la


diferenciación epistemológica de la noción de sujeto en la semántica de las teorías del
aprendizaje, permitiría una explicitación del “sujeto de la enseñanza” como posición relativa y
al modo de una combinatoria, que junto con la definición del currículum, conforman el
triángulo pedagógico.

2. Planteo del Problema

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