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Lo que propongo es, pues, que la “ortografia ideal” tal vez tenga que ser una solucién de compromiso entre los intereses del que escribe y los del que lee (ef. F. Smith 1973, p. 117 ss; Frith y Frith 1980, p. 295). Para el que escribe, una escritura altamente fonémica como la del espafiol puede ser ideal. Para el lector, una puramente logografica como la del chino, debido asu gran distintividad visual, puede ser mejor incluso que la inglesa. e La mayor‘a de los que critican nuestra ortografia actual no estén motivados por consideraciones sobre cémo los usuarios competentes del sistema ejecutan procesos de lectura 0 escritu- ra, sino por los problemas de la adquisici6n, tanto en nifios como en adultos analfabetos. Suele creerse que una escritura mas fonémica seria mas facil de aprender. Si se reformara la orto- grafia, los nifios ya no tendrian que pasar tediosas horas en clase aprendiendo a la fuerza fésiles ortograficos sin sentido; podrian utilizar mejor el tiempo adquiriendo conocimientos mas provechosos e interesantes, 0 jugando al aire libre. La cantidad de adultos analfabetos disminuiria o desapareceria. En la p. 234 vimos que es problematico decir que una escritura fonografica es “mds facil” que una logografica; los problemas analizados tornan poco verosimil que la reforma ortogréfica ayude a los adultos analfabetos. (De todos modos, tal vez éstos carezcan de motivaciones, y no de habilidad; los pomposos académicos para quienes la cultura escrita lo es todo en la vida, y los agentes estatales que desean que sus ciudada- nos respondan con rapidez y eficiencia a las instrucciones escritas estén demasiado dispuestos a dar por sentado que toda la humanidad comparte su escala de prioridades.}Podemos aceptar que los nifios que logran aprender a leer a la edad normal aprenderian més rapido si nuestra ortografia fuera mas fonémica; aunque tampoco en este caso la ventaja podria cuantificarse, y se basa en Ultima instancia en una cuestion de fe. A menudo encontramos vagas afirmaciones sobre los nifios chinos 0 japoneses que necesitan x afios mas —0 nifios espafio- les que necesitan y meses menos— que los nifios britanicos para aprender a leer y escribir, pero tales comparaciones carecen de sentido, porque siempre hay muchas variables relevantes ade- mis de las diferencias en los sistemas de escritura. Los nifios de 306 10 Ortografia inglesa éDénde deberfa ubicarse la ortografia convencional utili- zada para la lengua inglesa respecto de la serie de tipos de escritura definidos e ilustrados en los capitulos anteriores? Como otras escrituras europeas, la nuestra desciende del alfabeto segmental y fonogrdfico de los griegos. La mayoria de los britanicos sélo tienen una débil conciencia de que existen otros principios de escritura y, por ende, nuestra ortografia se evalua con referencia a ese estandar particular. Evidentemen- te, en esos términos, esta bastante lejos del ideal. El inglés, al igual que el francés, se destacan entre las lenguas europeas por el grado en que sus sistemas ortograficos se apartan del princi- pio de correspondencia uno a uno entre la secuencia de tipos de segmentos que ocurren en una emisién oral y la secuencia de grafemas que aparecen en su equivalente escrito. Hay una visién “heredada” sobre este estado de cosas, compartida tacitamente por un gran numero de angléfonos y que, explicitada, serfa mds o menos la siguiente: Una vez, en alguna época remota del pasado histérico, el inglés tenia una ortografia “fonémica’” en la cual las palabras se escribian como se pronunciaban. (Aqui, y en lo sucesivo, el término “fonémico” implica que la pronunciacién puede prede- cirse mediante reglas sencillas a partir de la escritura, y viceversa; no hay un énfasis especial en la distincién entre fonemas y aléfonos.) Pero la pronunciacién cambié a lo largo de los siglos, mientras que la ortografia fue conservadora. Asi, la que usamos en la actualidad es, en esencia, una escritura fonémica para una lengua oral que se desvanecié hace tiempo, 281 mientras que, en relacién con la lengua oral contemporanea, nuestra escritura es simplemente cadética. Y esto es algo muy negativo. Tal vez es una de las cosas negativas que deben soportarse porque no pueden remediarse; pero si fuera posible, con una varita magica, equipar a cada angléfono adulto con competencia en un nuevo sistema fonémico de escritura, y reemplazar los millones de libros y articulos de nuestras biblio- tecas y archivos con copias escritas en el nuevo sistema, enton- ces se prestaria un gran servicio a las futuras generaciones de angléfonos. La tnica pérdida seria estética: muchas personas sienten que nuestra ortografia tradicional tiene una belleza que en cierto sentido compensa la falta de racionalidad, y que se perderia en un sistema que escribiera conquer “conquistar” y passionate “apasionado” como y . La reforma ortogréfica ha sido un problema candente en. diversas épocas durante los ultimos cien afios. La razén por la cual la ciencia de la fonética, que se desarrollé a fines del s. 19 y comienzos del s. 20, fue principalmente una empresa britani- ca, en una época en que otros aspectos del estudio cientffico del lenguaje estaban centrados en Alemania, se relaciona con el hecho de que los primeros fonéticos estaban motivados por un deseo de reformar la ortografia: la alemana, por su parte, era casi fonémica. El Handbook of Phonetics de Henry Sweet (1877) tenia como subtitulo: Incluye una Exposicién Popular de los Principios de la Reforma Ortogrdfica. Daniel Jones desarrollé una teoria del “fonema” como unidad para la cual una ortografia ideal proporcionarfa un grafema (cf. Jones 1932). Se han presentado muchas propuestas detalladas para una revisién de la ortografia inglesa (ver figura 31). Tal vez la mas conocida, y ciertamente la mas radical, es el sistema “shaviano” (MacCarthy 1969) inventado por Kingsley Read en 1959, en respuesta a una competencia establecida para cumplir los términos del testamento de George Bernard Shaw, y que consitia en un conjunto de 48 grafemas sin ninguna relacién, en cuanto a la forma, con las letras del alfabeto romano 0 de otros alfabetos existentes. El sueco Axel Wijk enfocé el problema desde la direccién opuesta en su esquema del “inglés regulari- zado” (Wijk 1959, 1969): éste conserva las reglas estandar de correspondencia fonema/grafema, pero elimina las excepcio- 282 nes, de modo que mas del 90% de las palabras del vocabulario conservan su ortografia tradicional. La mayoria de las propues- | tas han caido entre estos dos extremos, manteniendo el alfabeto * romano (a veces agregando algunos diacriticos 0 letras adicio- nales) pero partiendo de las convenciones ortogréficas del inglés estandar para alcanzar una relacién mas simple entre fonemas y grafemas que en el esquema de Wijk (en el cual, por ejemplo, el diptongo /el/ esté representado en diferentes pala- bras por , , , 0 como en paste “pasta”). Asi, el sistema de la “Nueva Ortografia” acordado entre la Simpli- fied Spelling Society de Gran Bretafia, y la Simpler Spelling Association de Estados Unidos en 1956 cambia la ortograia de todo el vocabulario, excepto el 10% o menos. He pauzd for a moement and a wield feeling ov piti kaem oever him. Nueva Ortografia He pauzed for a moment and a wilde feeling ov pity came over him. Inglés regularizado w had ¢ sosntr¢ j7q nad ¢ Wh dey ofa gv. shaviano hee-pausd for a moement and a wield feelig ov pity cem cever him. ita. Figura 31 En los afios 1980 parece adecuado decir que, al menos en Gran Bretafia, la reforma ortografica no es un problema de actualidad. Una de las razones es la reciente experiencia con un experimento ortografico: el intento, iniciado en 1960 con el apoyo del Ministerio de Educacién, de ensefiar a los nifios utilizando el Alfabeto de Ensefianza Inicial de Sir James Pitman (“i.t.a.”; véase Downing 1965) como un estadio de transicién entre el analfabetismo y el dominio de la ortografia tradicional. El i.t.a. se creé como una solucién de compromiso entre el principio fonémico y la ortografia tradicional. Incluye muchos grafemas nuevos para fonemas que en el sistema tradicional se escriben comtnmente mediante pares de letras; por ejemplo /e1/ es en i.t.a. , que se aprende y se usa como 283 simbolo tinico (como en por rate “proporcién”) hasta que llega el momento en que el nifio puede cambiar por la ortografia tradicional, cuando se le ensefia a dividir en enlas palabras escritas regularmente como rate (también se le ense- fia una lista de ortografias irregulares, como reign “reinado”). Quienes propusieron el i.t.a. sostienen que, evitandoles a los nifios en las primeras etapas de la alfabetizacién las confusio- nes de la ortografia tradicional, el sistema les permite ganar confianza en la lectura y la escritura con rapidez, con el re- sultado de que los nifios que aprenden con i.t.a. permanecen, en promedio, a la cabeza de los que aprenden con los métodos convencionales, aun después de hacer la transicién a la orto- grafia tradicional, y la incidencia de problemas de lectura severos a largo plazo en el primer grupo es relativamente bajo. Una cuidadosa evaluacién de la experiencia i.t.a. (Warburton y Southgate 1969) sugiere que esta hipdtesis puede estar justificada (sin embargo, cf. Haas 1969b); las ventajas del enfoque i.t.a. de la alfabetizaci6n, si bien no han sido tan es- pectaculares como algunos entusiastas hab{an esperado en un. principio, son lo bastante sdlidas para que el experimento sea considerado un éxito. Sin embargo, en la actualidad, y por razones que no tienen demasiada conexién con sus méritos intrinsecos (Prosser 1982), eli.t.a. ha sido abandonado casi por completo; en 1975 se usaba en una de cada diez escuelas pri- marias britdnicas, siete afios mas tarde se lo us6 sdlo en 280 escuelas en todos el pafs. El it.a. fue disefiado como un puente hacia la ortografia convencional, y no como una reforma en el sentido corriente. Sin embargo, el movimiento i.t.a. est evidentemente vinculado con lacuestién de la reforma ortografica; por cierto, el director de la experiencia, John Downing, ademas de ser una eminencia internacional en psicologia de la escritura, es desde hace poco presidente de la Simplified Spelling Society. Trabajar con el i.t.a. acostumbra a maestros y padres, asi como a los nifios, ala aplicacion de los principios de la escritura fonémica al inglés, y sila experiencia i.t.a. se hubiera difundido podria haber abierto la posibilidad de una transicién relativamente indolora hacia una ortografia reformada (aunque esto habria requerido el uso de las letras del alfabeto romano esténdar y no las nuevas 284 formas del i.t.a.). Tal como estan las cosas, una generacion de britanicos ha tomado una leve conciencia de que los educadores trataron de manipular la ortografia en los afios 1960 y abando- naron la tarea por ardua; la naturaleza humana es lo que es, y esta experiencia nos ha inoculado contra la posibilidad de otras reformas en los afios venideros. Esto no significa que el movimiento a favor de la reforma esté muerto en todo el mundo de habla inglesa. Esta mas vivo enel presente en Australia, donde la SR1 (Spelling Reform One, Lindgren 1969, p. 19) de Harry Lindgren ha hecho considera- bles progresos. Como muchos reformadores contemporaneos, Lindgren esta a favor de un enfoque gradual: en lugar de barrer con toda la ortogafia tradicional de la noche a la mafiana (objetivo que siempre tiene la tendencia de fundarse en el prejuicio y la incomprensién), propone acordar un cambio inico y limitado, que sera mas facil de aprehender para el ptiblico, y si es exitoso, puede lograr que la gente acepte la idea de una racionalizacién ulterior. SR1 es la regla por la cual el fonema /e/ se escribe invariablemete , como en hed, lepard, frend, gess, y no head, leopard, friend, guess “cabeza, leopardo, amigo, adivinanza”. Esta reforma sencilla ha sido ampliamente adop- tada por los australianos. Muchos libros de bolsillo de interés general estan impresos en SR1; bajo el gobierno laborista de Gough Whitlam, el Australian Ministry of Helth (Ministerio de Salud) se escribié oficialmente de este modo en lugar de Health (aunque cuando Whitlam fue reemplazado por una administra- cidn liberal, se reintrodujo el conservatismo ortografico). Cualquiera sea el destino de SR1, mi conjetura es que Australia representa una porci6n demasiado pequefia del mun- do de habla inglesa para poder poner en efecto reformas mas profundas exitosamente. La influencia del uso exterior segura- mente lo impediria. Y no creo que las reformas radicales de ortografia ocurran en Gran Bretafia ni en Norteamérica. Sin embargo, incluso los muchos que en la practica objetarian proyectos de reforma no rechazarian, en mi opini6n, lo que he sefialado en parrafos anteriores sobre la “visién heredada” de la ortografia inglesa. Antes bien, estarian de acuerdo en que una ortografia fonémica seria més eficiente si se la adoptara univer- salmente, pero tal vez argumentarian que la eficiencia no lo es 285 todo, osefialarian las dificultades practicas que obstaculizarian el recambio. Sin embargo, la vision heredada esta abierta a la discu- sién. Contiene un nimero de componentes separados, algunos facticos (por ejemplo, los referidos a la historia de la ortografia) y otros evaluativos (relativos a las virtudes del principio foné- mico); hay probablemente un poco de verdad en cada compo-_ nente, pero cada uno de ellos es también falso en parte. La ortografia inglesa no es simplemente una escritura fonografica superada por las innovaciones en el habla inglesa; los modos en. que se ha desviado del principio fonémico tienen poco que ver con el cambio hist6rico de la lengua, pero tampoco son caéticos. Si asi fuera, habria pocas dificultades practicas en adoptar una ortografia fonémica reformada. Pero aun cuando un cambio semejante pudiera llevarse a cabo sin costo, no existe la certeza de que la sociedad se veria beneficiada en general; podria, en cambio, padecer una pérdida. En lo que resta del capitulo daré los argumentos para una y otra posicion. El unico componente de la visién heredada que no desafiaré es el estético, en el cual no tengo ninguna contri- bucién especial que hacer. Yo también creo que nuestra ortogra- fia actual es mas atractiva que cualquiera de las alternativas propuestas; me parece que la mera familiaridad dela ortografia estandar es lo que mas contribuye a tornarla placentera, pero decir esto no elimina el placer. El inglés posefa una forma escrita estandar nacional, ba- sada en el habla de Wessex, hacia els. 11, antes de la conquis- ta normanda; era la tnica lengua europea moderna que la poseia en ese perfodo, dado que, en otros lugares, el latin se usaba para todos los fines oficiales. Esta lengua escrita com- prendia un conjunto fijo de convenciones ortograficas que equivalian a una ortografia aproximadamente (aunque no de manera perfecta) fonémica. Sin embargo, el hecho de que la escritura inglesa perdiera este cardcter mds tarde no fue causado por desarrollos internos de la lengua inglesa oral. (La historia estandar de la escritura inglesa es la de Scragg de 1974, en la cual me baso con frecuencia en este capitulo.) Muchos cambios de sonidos ocurrieron en siglos posteriores, pero po- drian haberse adaptado mediante cambios menores en el siste- 286 ma de escritura, que ya estaban ocurriendo en el s. 11. En realidad, el caracter no fonémico de la ortografia inglesa moder- na fue causado por influencias externas, sobre todo por las modificaciones politicas que se originaron en la conquista normanda, que introdujo convenciones ortograficas rivales que competian con las convenciones nativas. Si los normandos no hubieran vencido en 1066, es probable que la ortografia inglesa del s. 20 hubiera sido al menos tan fonémica como el aleman 0 las lenguas escandinavas. La consecuencia inmediata de la conquista fue que por mas de tres siglos, hasta comienzos del s. 14, el inglés dejé de ser la lengua oficial, lo que inevitablemente condujo a una interrupcién en la estandarizacién de la forma escrita. (Ade- mas, el sistema feudal introducido por los normandos impuso un mayor separatismo regional entre los hablantes del inglés, lo que sin duda milité contra las normas ortogréficas naciona- les estandar.) Las lenguas de la vida publica eran el francés y el latin. En la época de la conquista, el francés atin no habia adquirido convenciones ortograficas completamente coheren- tes; en todo caso, sus reglas eran muy distintas de las del inglés. Dado que los copistas, aun aquellos que eran hablantes nativos del inglés, pasaban gran parte de su tiempo escribiendo en francés, naturalmente importaron convenciones ortograficas francesas en la escritura de las palabras inglesas; de alli, por ejemplo, el uso moderno de en lugar de en una palabra como ice “hielo”. En algunos casos, las convenciones francesas se impusieron completamente: todas las palabras inglesas que se habian escrito con pasaron a escribirse con , por ejemplo. En otros casos, la ortografia nativa sobrevivié en una \ palabra, mientras que la francesa se volvié usual en otra; de alli, el hecho de que la misma vocal del inglés medieval y _ moderno se escriba en deed, heel “acto, talon” pero, segtin una convenci6n francesa, se escriba en fiend, thief “demo- nio, ladrén”. Naturalmente, las numerosas palabras que pasaron del francés al inglés después de la conquista se escribieron siguien- do las convenciones francesas. Pero aqui aparecen nuevas complicaciones debido a la influencia de la ortografia latina. Antes de la conquista, los ingleses instruidos conocian el latin, 287 Aug |‘ pero tenian pocas dificultades en mantenerlo separado de su \ propia lengua; el inglés no descendia del latin, y los copistas \ingleses escribian las dos lenguas en. diferentes estilos de letras \(tal como lo hhacian los alemanes hasta que abandonaron la escritura gotica en. els. 20, reservandola para su propia lengua, y escribiendo los préstamos latinos en letra romana). El fran- cés, por su parte, era una lengua romance, de modo que se encontraba en perpetua tension entrela ortografia fonémica de las pronunciaciones de palabras francesas Ja ortografia que reflejaba sus etimologias latinas: por ejemplo, poure “pobre” se yeescribié pauvre por su derivacion del latin pauper. Indepen- dientemente de los cambios en el oral, el francés escrito se fue haciendo menos fonémico a medida que el principio etimoldégico fue ganando mayor aceptacién en Ja Edad Media. Este principio fue apoyado por el Estado francés a través de la Académie Frangaise desde fines del s. 17 (Cohen 1958, p. 425). Asi, por ejemplo, la /o/ latina habia cafdo en el francés oral y fue reintroducida en Ja escritura, pero no en todos los casos: de alli, nuestras ortografias honour, hour “honor, hora” versus ability “habilidad” (mientras que, en francés moderno, la escritura etimoldgica, no fonémica, se ha vuelto completamente uniforme en este caso: honneur, heur, habilité). En inglés medieval, entonces, una palabra dada podia escribirse de diferentes maneras, cada una de las cuales era justificable en términos de una u otra de las convenciones aceptadas. Ademas, esta diversidad tenia ventajas para quie- nes estaban profesion almente vinculados con laescritura. A los copistas se les pagaba por pulgada, de modo que las ortografias etimologizantes, que incluian letras redundantes, aumentaban sus ingresos. Cuando se introdujo Ja imprenta a fines del s. 15, Ja posibilidad de variar la longitud de las palabras fue elmedio mas simple de “ustificar” las lineas (es decir, obtener margenes derechos nivelados). Y laimprenta trajonuevas perturbaciones a los hdbitos ortograficos. Transfirié el control de la ortografia publica desde el disciplinado mundo delos conventos y tribuna- les al entorno andrquico del negocio en pequefia escala, lo que yedujo las posibilidades de mantener las normas nacionales. Por otra parte, Caxton trajo la imprenta a Inglaterra después de haber vivido durante treinta afos en los Paises Bajos; 288 conocia muy poco de las convenciones ortograficas inglesas vigentes, y sus cajistas eran extranjeros. Los primeros libros impresos en Inglaterra estaban muy influidos por las conven- ciones ortograficas del holandés; ortografias como en ghost “fantasma” reflejan hoy esa influencia. A diferencia del caso francés, en Inglaterra sélo hubo un periodo en el que los copistas se apartaron deliberadamente del principio fonémico: durante la marea de entusiasmo por el saber clasico, que lleg6 a su cima a principios del-s. 16, era comin escribir palabras derivadas de las lenguas clasicas con ortografias no fonémicas que reflejaban su etimologia. Pero Scragg sostiene que esta moda tuvo un efecto desproporciona- do en la ortografia moderna, porque se produjo poco después de que los impresores comenzaran a aceptar, a fines del s. 16, la convencién de una sola ortografia fija para cada palabra. Asi, por ejemplo, det 0 dette (del latin débitum) se convirtié en debt “deuda”, samon (desalménem) se convirtié en salmon “salmén”, septre (de scéptrum) se convirtié en sceptre “cetro”. Muchos ejemplos de este tipo estan ocultos para nosotros por el hecho de que los cambios ortograficos dieron origen a cambios en la pronunciacién. Ortografias como absolve, captive, corpse “ab- solver, cautivo, cuerpo” eran originalmente modos arcaizan- tes, latinizantes de escribir palabras que los ingleses del Me- dioevo pronunciaban y escribian como assoil, caitiff, corse; pero las nuevas ortografias fueron adoptadas en el habla, tal como en Ja actualidad, /weskits/ se estA convirtiendo en /wetstka vts/ y /£ ridz/, en /fohedz/. Hacia 1650, las ortografias inglesas se fijaron: se acepté que habfa un modo “correcto” de escribir una palabra (con una pequefia proporcién de excepciones como gaol / jail “carcel”), y desde entonces sélo ha habido cambios triviales. Pero fue en esencia una cuestién de azar lo que, en el caso de una palabra determinada, convirtié en estandar una de las ortografias alternativas: asi, pity “piedad” se estandarizé con una sola , y ditty “cantinela” con dos, cuando ambas palabras se habian escrito previamente de las dos maneras. A veces se adoptaba una ortografia que no tenfa justificacion ni en la etimologia ni en la pronunciacién: foreign “extranjero” derivaba del francés antiguo forain, y éste del latin foranum, y recibié la ortografia 289 moderna en el s. 16, al parecer por la falsa creencia de que estaba relacionado con reign “reinado”, del latin regnum. El hecho de que la ortografia inglesa moderna haya sido el resultado de causas tan variadas, en lugar de un simple rechazo conservador a alterar la escritura que alguna vez fue fonética frente a los cambios en la lengua oral, puede reforzar nuestra impresién de que la ortografia actual es cadtica, de que carece por completo de sistematicidad. Sin embargo, se ha propuesto una serie de argumentos para contradecir esta impresién. Por cierto, la manera en que , evolucioné la ortografia inglesa no tuvo nada de sistematico, pero es posible ver que el producto es mds racional que los procesos que le dieron origen. La vision mas radical al respecto es sin duda la de los fondlogos generativos, representados por Noam Chomsky y Morris Halle (Chomsky y Halle 1968). Para estos autores, como ya vimos en el capitulo 7, nuestra ortografia es un preciso sistema de escritura casi completamente fonografico, pero los segmentos que registra son los del nivel “subyacente” del repertorio léxico y no los fonemas de “superficie” que se emiten en realidad. Un fonélogo generativo reconoce, desde luego, que la ortografia inglesa es muy diferente de la espafiola o la finlandesa (para citar dos casos comtinmente reconocidos como casi perfectamente fonémicos). Pero para el fondlogo generativo hay dos posibilidades de andlisis de las diferencias que le evitan tener que abordar el tema en términos de regularidad. Por un lado, puede ser que la ortografia espafiola parezca mas fonémica porque es superficial y no profunda. Por ejemplo, el espariol tiene una regla fonoldgica por la cual |e! en raices como | ped-! se convierte en // en posicién acentuada, rindiendo contrastes de superficie como /pe'dir/, /pe'dimos/ versus /pido/, /pide/. La regla es regular; una ortografia profunda habria escrito en todos los casos, pero en espafiol se escribe pedir, pedimos versus pido, pide. Si esta es en general la explicacion para la naturaleza sorprendentemente “fonémica” de la ortografia espafiola, entonces para Chomsky y Halle esa ortografia es inferior, pues “El principio fundamental de la ortografia es que la variacién fonética no esté indicada donde es predecible... una ortografia 6ptima tendria una representaci6n 290 para cada entrada léxica” (Chomsky y Halle 1968, p. 49). Los espafioles deberfan escribir la dos tltimas palabras como *, *; como esto no sucede, la ortografia espafiola es util para “un actor que lee lineas en un lenguaje que no lees familiar”, pero no para “lectores que conocen la lengua’ (ibid.). Alternativamente —o adem4s— puede ser que el espafiol y el finlandés, como lenguas orales, contengan muchas menos alternaciones morfofonémicas que el inglés y el francés. Si asf fuera, entonces habria pocas diferencias entre los niveles fonol6gicos superficial y profundo en las dos primeras lenguas, de modo que sus ortografias podrian aproximarse tanto como el inglés a la obediencia del “principio fundamental” de Chomsky y Halle y, sin embargo, estarian més cerca del principio foné- mico. Las lenguas difieren en la complejidad de sus alternaciones morfofonémicas: el vietnamita, por ejemplo, no tiene casi nin- guna. Puede ser que el espafiol y el finlandés sean morfofoné- micamente mas simples que el inglés o el francés, aunque mi impresi6n es que la diferencia en este sentido no es tan grande como la diferencia en términos de ortografia. Pero no he inves- tigado la cuestién en profundidad, pues creo que la teoria de la fonologia generativa tampoco es convincente en otros aspectos. En primer lugar, no parece a priori plausible que los usuarios comunes del inglés oral construyan el conjunto de reglas morfofonémicas y “representaciones subyacentes” que les atribuyen Chomsky y Halle, dado que éstas dependen de la percepcion de relaciones entre formas variables de raices; en muchos casos, estas relaciones son obscuras hasta para los adultos informados, y no digamos los nifios durante el periodo de adquisicién de la lengua. La esposa de Noam Chomsky, Carol, ha publicado un articulo (C. Chomsky 1970) en el que analiza su experiencia en la ensefhanza de la escritura, guiada por el axioma fonolégico-generativo de que la ortografia profun- da es natural y que los maestros solo confunden a los nifios distrayendo su atencion hacia pronunciaciones superficiales irrelevantes (cf. C. Chomsky 1970). Incluye una anécdota rele- vante sobre cémo le sugirié a un alumno de séptimo grado (alrededor de 12 afios de edad) que consideraba la palabra signature “firma” a decidir cémo escribir sign «firmar”, alo cual 291 elnifio respondié “zy qué vamos a hacer con la otra?” La relacién semantica entre sign y signature es relativamente obvia com- parada con muchas de las relaciones de las que dependen las reglas de los fondlogos generativos. En la practica, los hablan- tes no suelen notar las relaciones entre palabras emparentadas etimoldgicamente, y a veces suponen que esas relaciones exis- ten cuando son inexistentes: asi, en el mismo articulo, Carol Chomsky erréneamente considera que prodigal “prédigo”, del latin prodig-us “dadivoso”, comparte una raiz con prodigious “prodigioso”, del latin prodigi-um “un portento”. Los numerosos intentos que se han hecho para investigar empfricamente la realidad psicolégica del andlisis fonolégico generativo da casi siempre resultados negativos (véase Sampson 1970, §7.5; ar- ticulos de Hsieh, Skousen, Steinberg y Krohn, en Koerner 1975; Simons 1975; P. Smith y Baker 1976). Ademas, como lo ha sefialado Valerie Yule (1978), no es cierto que la ortografia inglesa se adecue a las predicciones de las teorias fonolégicas de los generativistas. Muchas de sus propiedades no fonémicas no tienen conexi6n con alternaciones morfofonémicas. Chomsky y Halle justifican de right/ righteous “correcto, recto” arguyendo a partir de pruebas sin- cronicas que la raiz subyacente debe ser | rixt!; pero no hay pruebas comparables para una |x | subyacente a night “noche” olight “luz” | Ninguna alternacién morfofonémica actual expli- caninguno de los casos en que /n/inicial se escribe 0 , como en knee, know, gnash “rodilla, saber, rechinar”. Inversa- mente, hay muchos casos donde una sola raiz presenta ortogra- fias alternadas en diferentes formas derivadas: spEAk versus spEEch “hablar/habla”; palaCe versus palaTial “palacio/pala- ciego”, joKe versus joCular “broma/bromista”, colliDe versus colliSion “colisionar/colisién”. Algunos de estos contrastes en la ortografia representan alternaciones en la pronunciacién su- perficial, pero éstas son regulares, de modo que deberia haber diferencias en la representacién léxica. La explicacién de los fondélogos generativos sobre la ortografia inglesa tuvo gran influencia durante algunos afios, pero coincido con W. N. Francis (1970, p. 51) en que es “extravagante e insostenible”. K. H. Albrow (1972; y cf. Venezky 1970) ha propuesto un argumento relativamente restringido para un sistema subya- 292 a grate cente al aparente caos de la ortografia inglesa. El andlisis de Albrow se ajusta a la teoria de J. R. Firth de la estructuracién “polisistémica” del lenguaje (Sampson 1980a, pp. 215-18). Albrow sostiene que la ortografia inglesa muestra correspon- dencias fonemasmorfemal bastante regulares, pero que tales correspondencias no forman uno, sino varios sistemas alterna- tivos que entran en juego en diferentes tipos de morfemas. Por ejemplo, un contraste lingiifstico crucial para la orto- grafia inglesa es el existente entre morfemas léxicos y grama- ticales. Un morfema léxico 0 lexema debe contener al menos tres letras, en tanto que uno gramatical tendra menos cuando sea posible: see, bee “ver, abeja” versus me, be “me, ser”, 0 el uso unico (ademas de en nombres propios 0 palabras dialectales) de para /g/ final en egg “huevo” (en contraste con leg, dreg “pierna, sedimento”), y el uso poco frecuente de para/f/ final en if “si” (en contraste con stiff, cliff “rigido, acantilado”). La vocal // se escribe en un lexema, pero por lo comtin en un morfema gramatical: de allf que /id/ se escriba distinto en solid “s6lido” versus wanted “buscado”. Estas reglas ortografi- cas contrastivas demuestran que la ortografia inglesa no sélo indica los sonidos de las palabras, sino también su estatuto como formas gramaticales o léxicas. Existen pruebas de que los lectores fluidos hacen un uso practico de tales indicaciones para poder captar la estructura general de un fragmento de prosa de una mirada répida (P.T. Smith 1980, pp. 127-8). Hasta aqui, la explicacién de Albrow parece precisa y esclarecedora (aunque no deja de ser problematica: por ejemplo, Albrow pasa por alto la palabra ox, que es una excepci6n a su “regla de las tres letras”). Es menos facil seguirlo, sin embargo, cuando divide las rafces léxicas en dos clases usando diferentes correspondencias fonema/grafema. Por ejemplo, Albrow sostie- ne que los simbolos vocdlicos de una letra (, , , etc., opuestos a , , , etc.), cuando preceden consonan- tes simples en polisilabos, representan vocales largas en el “sistema 1” pero vocales breves en el “sistema 2”: represen- ta /i/ en meter “metro”, pero /e/ en merit “mérito”. Esto no contribuye a reducir la confusién ortogréfica, a menos que tengamos algtin criterio independiente para decidir si una raiz determinada pertenece al sistema 1 0 al 2. Albrows sefala que, 293 | { por lo general, lasrafces del sistema 1 pertenecen alvocabulario germénico nativo, mientras que las del sistema 2 son préstamos franceses 0 clasicos (meter deriva del casi obsoleto verbo nativo mete, “medir”; merit, del latin meritum). El lector apreciara, teniendo en cuenta lo ya dicho, por qué es esperable que esta - diferencia en el origen etimoldgico se correlacione con diferen- cias en las convenciones ortograficas. Pero Albrow sugiere que el contraste entre las dos clases de raices, aunque tienen una causa histérica, sobrevive como un hecho sincr6nico en el inglés moderno: las dos clases de rafces muestran patrones muy diferentes de derivacién; las del sistema 2 toman mas sufijos, como -ic, -ical, -ous, -ity, -orious, etc., mientras que las del sistema 1 estan limitadas a-er, -ly, -ship. Esrazonable proponer (aunque no sea obviamente verdadero) que los hablantes nati- vos comunes del inglés desarrollan un sentido sobre qué tipo de afijos gramaticales son apropiados para una raiz dada; si lo hacen, es porque tienen la informacién que necesitan para elegir entre los dos sistemas ortograficos de Albrow. Esta idea es interesante. Uno puede aportar mas pruebas para apoyarla. Antes mencioné pity y ditty como caso para- digmatico de par de palabras cuyo contraste ortografico ( simple y geminada) no se basa ni en la pronunciacion ni en la etimologia. Las palabras son rimas perfectas, y ambas derivan del francés: pity, del latin pietatem, ditty de dictatum, y ya rimaban para el ofdo y para la vista en francés antiguo. Historicamente, pues, uno puede esperar que ambas pertenez- can al sistema 2 en términos de Albrow; en cuyo caso ditty deberia escribirse *. Pero mientras que pity esta obvia- mente relacionada con la forma derivada piteous “piadoso”, lo que la sittia con firmeza en el sistema 2, ditty no tiene parientes sincronicos; habria que ser muy versado en filologia para detectar la conexién entre ditty y dictate. En términos de su significado actual, ditty es una palabra informal, casera, de la clase que suele tener origen germAnico: después de todo, tal vez no sea accidental que ditty haya pasado a escribirse de acuerdo con la regla del sistema 1, mientras que pity tiene una ortogra- fia del sistema 2. Desafortunadamente, hay muchas excepciones a las re- glas de Albrow. Si ditty se clasifica en el sistema 1, {por qué 294 petal “pétalo” no se clasifica del mismo modo y se pronuncia “/pital/ o se escribe *? Es verdad que se trata de un préstamo reciente del griego, pero en inglés moderno no tiene formas derivadas comtinmente conocidas, y es un término del todo “casero”. Albrow menciona como una dificultad de su teoria que patent “patente” se pronuncie a menudo con /ei/ y no con /e/;en realidad, la pronunciacién/el/eslam4s comun de las dos, y latent “latente” siempre es /e1/a pesar del hecho de que el sufi- jo -ent, junto con el derivado latency “latencia”, deberia consti- tuir un claro ejemplo del sistema 2. Ademas, écémo explicaria Albrow la diferencia ortografica entre ribald “obsceno” y ribbon “cinta”? Histéricamente, ambos derivan del francés y,en. términos del inglés moderno, ambos parecen candidatos igual- mente apropiados para la ortografia del sistema 1. Tal vez al plantear estos ejemplos en contrario estoy suponiendo que las hipstesis de la teorfa son mas fuertes de lo que pretende su autor. (De todos modos, Albrow no afirma que las relaciones fonema/grafema dentro de sus sistemas separados sean uno a uno; antes bien, sugiere (p. 17) que cada sistema permite leer una pronunciacién casi sin ambigiiedades a partir de una ortografia dada, aunque a la vez ofvece una variedad de ortogra- fias para una pronunciacién dada.) Pero, a la espera de una elaboracion ulterior de lo que esta presentado como un “informe provisional”, es dificil aceptar la explicacién polisistémica de Albrow como una teoria fundamentada dela ortografia inglesa. Sin embargo, podemos ver otro tipo de método en la aparen-"\ te locura de nuestra ortografia si evitamos obsesionarnos con los origenes fonogréficos del alfabeto romano y consideramos que la ortografia inglesa es, al menos en parte, logografica. = El hecho de que las letras romanas originalmente repre- sentaran sonidos segmentales no constituiria en principio nin- gun obstaculo para la construccién de una escritura exclusiva- || mente logogrdfica con ellas. Podemos asignar secuencias arbi- trarias de letras para las diversas palabras del inglés sin tener en cuenta su pronunciacién: por ejemplo, para dog “perro”, para cat “gato”, para horse “caballo”. etc. Obviamente, ninguna de ellas sugeriria que la ortografia ingle- sa moderna ha perdido contacto con su ancestro fonografico tan completamente con ésta. Pero nuestra escritura puede descri- 295 ¢ nod a\comente ae birse como una solucién de compromiso entre los principios fonografico y logografico, bastante similar, en realidad, a la escritura japonesa, aunque con una mayor proporcién de fonografia y, por ende, menos logografia que esta Ultima, y sin lacomplicacién de“lecturas” alternativas para una tinica forma escrita. Dado que (aun para la teoria de Albrow) la ortografia de las palabras inglesas no son predecibles a partir de la pronun- ciacién, tenemos que aprender Tas ortografias caso por caso, como los japoneses tienen que aprender los kanji individual- mente. La mayor‘a de los kanji japoneses contienen elementos fonéticos que dan indicios para la(s) pronunciacién(es) on, aunque estos indicios son mucho menos informativos que Ios que da una ortografia inglesa para la pronunciacién correspon- diente. En japonés, las palabras de mayor frecuencia son las nativas, que corresponden a lecturas kun de kanji; en estos casos, la forma del kanji esta por completo desvinculada de la pronunciacion. En la ortografia inglesa, Wijk (1969, p. 52) ha demostrado que la impresi6n general de extrema irregularidad proviene sobre todo del hecho de que gran parte de las palabras mas comunes son por completo irregulares. Podemos comparar palabras inglesas como one, who “uno, quien” con los valores kun JN de kanji, pero la analogia es endeble aun cuando esas ortografias inglesas estan apenas relacionadas con Jas pronun- ciaciones /wan, hu/. : En muchios casos, el aspecto logografico de la ortografia inglesa tiene el resultado, importante en japonés, de distinguir hom6fonos visualmente: si nuestra escritura fuera exclusiva- Afiea, right, rite, write, wright “correcto, rito, o\escribir, obrero” (por ejemplo) tendrian el mismo aspecto. La incidencia de homéfonos es mucho menor en lenguas europeas que en japonés, y esta ventaja de la escritura logografica puede parecer no demasiado importante. Por otra parte, es notable que aun la ortograffa francesa, que esta regida de manera mas coherente que la nuestra por el principio etimolégico, viole este principio incluyendo dispositivos no etimoldgicos para distin- guir homéfonos: por ejemplo, el participio pasado de devoir se ( escribe da, con un acento circunflejo que no tiene relacién con una/s/histérica (como sucede normalmente con los circunflejos en francés), para diferenciarlo de du “del”. (Esto no intenta 296 i. sugerir que evitar la homografia ha sido una fuerza motivan- te en la creacion de nuestra ortografia irregular; en inglés, la mayoria de las palabras que se escriben irregularmente —bright, debt, psalm “brillante, deuda, salmo”, etc.— tiene pronunciacién tinica, y hay muchos pares de homénimos, como seal “foca” y seal “sello”, que no se distinguen en la escritura.) Desde el punto de vista que estamos analizando, los fondlogos generativos tienen en parte razén cuando enuncian el “principio fundamental” al cual se ajusta la ortografia inglesa. Un determinado item léxico en inglés tiene en general una sola ortografia que permanece fija a pesar de que las reglas fonolégi- cas pueden producir realizaciones alomorficas alternativas; como, en japonés, un kanji conserva una forma constante, sin que importen las reglas fonolégicas que rigen su pronunciacién. Launidadseméntica telegraph sepronuncia /'tela graf/ aislada- mente, /to'legraf/ antes del sufijo -y, /,telo'greef/ antes de -ic, pero siempre se escribe . Como en el uso japonés de okurigana, las diferencias fonéticas entre alomorfos de temas del inglés tienden a registrarse en la escritura sélo cuando ocurren al final, adyacentes a sufijos: fonéticamente, la diferen- cia mas destacada entre los alomorfos de la raiz de Peter, Pe- trine esta con seguridad entre las vocales acentuadas /i ~e/, pero la distincién reflejada en la escritura es la que existe entre la shwa de la primera y la /r/ consonantica de la segunda palabra. Dado que los sufijos, a diferencia de los morfemas radicales, tienen escasa individualidad, es comprensible que la ortografia de los sufijos en inglés se aproxime a la exclusivamente fonografica; pero si se usa la escritura fonogréfica, ésta debe estar representada por unidades fonolégicas, lo que tal vez conduzca a que todas las sflabas se escriban fonograficamente cuando pertenecen en parte a una raiz y en parte a un sufijo. El aspecto de la teor{a fonolégica generativa refutado por una explicacién logografica de la ortografia inglesa es su pre- tensién de que donde la ortografia se desvia de la fonologia superficial, lo que se esta reflejando es la fonologia subyacente. Desde el punto de vista logografico, de right, righteous es s6lo una marca arbitraria que diferencia la forma escrita de este morfema de otras. Desde el punto de vista del lector moderno, este mismo efecto se lograrfa si la palabra se escribiera 297 0 . El rasgo distintivo de la palabra es , y no 0 , porque, hace siglos, la palabra se pronunciaba con un sonido /x/; sin embargo, este hecho no tiene relevancia en el modo en que un angléfono contemporaneo procesa la lengua oral o escrita. Ya hemos visto que hay ejemplos en contrario para ambos aspectos de la explicacién generativa de la ortografia inglesa. Algunos morfemas, como la raiz comin a speak /speech, tienen formas graficas alternativas que no pueden explicarse por analogia con los okurigana japoneses; por otra parte, algunos contrastes ortograficos, como el existente entre knave “brib6n” y nave “nave”, no tienen correlacién con los fenémenos morfo- fonémicos que pueden justificar las “pronunciaciones subya- centes” divergentes. Pero los ejemplos de este segundo tipo son muy numerosos, mientras que los del tipo anterior son bastante raros; no hay suficiente cantidad de ellos para desmentir el principio general de que la ortografia de los items léxicos del inglés normalmente ignora la variaci6n entre alomorfos, excep- to, algunas veces, con respecto a sus sonidos finales. Creo que es més esclarecedor ver el sistema ortegréfico que surgié de los siglos de confusién que siguieron a la conquista normanda como un sistema que evolucioné de algun modo desde el tipo fonografico hacia el logogrdfico, y no rechazarlo simplemente como caético y sin sentido. Pero decir esto no significa decir que esa evolucién fue buena o mala. En el capitulo 8 vimos que los europeos, incluyendo los britanicos, han considerado la escritura fonografica como muy superior a la logogr4fica, y las caracteristicas especiales delalengua china que tornaban particularmente conveniente la escritura logogréfica (alta incidencia de homéfonos y grandes diferencias dialectales) no se aplican al inglés. Desde este punto de vista, entonces, la evolucién de la ortografia inglesa podria verse como un movimiento retrogrado, y una reforma fonogréfica seria algo positivo que no hemos emprendido debido a las grandes dificul- tades practicas que entrafia. Ambas partes de este verdicto son cuestionables. En primer lugar, no creo que se interpongan serias dificul- tades objetivas en el camino de una reforma ortogréfica. Suele mencionarse la gran cantidad de documentos que requerirfan 298 una transliteracién en la nueva ortografia; pero nada de esto seria necesario. Excepto para grupos minoritarios como los investigadores y los abogados, las personas rara vez consultan articulos o libros impresos hace mas de diez afios; la gente suele leer los clasicos literarios, pero casi siempre en ediciones mo- dernas. Cuando un libro se reimprimiera, seria transliterado a la nueva escritura como rutina; luego de una generacién de impresores educados en la nueva ortografia, esto no constitui- ria un problema grave, pues las técnicas automaticas de proce- samiento de textos facilitan la tarea dia a dia. Las personas que, porrazones profesionales, leyeran documentos antiguos —y sin duda muchos miembros cultos del ptiblico en general— desarro- llarian una familiaridad pasiva con la vieja escritura, algo que es mucho menos engorroso que la activa habilidad para produ- cir la ortografia tradicional correcta para cualquier palabra del oral. Habria muchos libros de referencia en los que la confusa ortografia antigua podria controlarse cuando fuera necesario. También esta el problema del entrenamiento de la pobla- cién. Pero si la sociedad en general quisiera resolver el proble- ma, seria facil. El conjunto de individuos que necesitarian de manera crucial ser totalmente competentes en el nuevo sistema son los maestros de la escuela primaria. En la actualidad, esta profesion requiere un largo perfodo de entrenamiento, y si decidiéramos reformar nuestra ortografia, entonces el conoci- miento del nuevo sistema pasaria a ser un componente impor- tante de este entrenamiento. No puede pensarse que los poten- ciales maestros educados con la vieja ortografia serian incapa- ces de dominar un sistema nuevo. Después de todo, lo esencial de una ortografia reformada es su sencillez. Una vez que una generacién de nifios haya sido educada en el nuevo sistema, poco importaria si sus mayores siguen la corriente o no. La ortografia del inglés impreso se estandariz6 hacia 1650, pero la ortografia privada no la siguié sino hasta mucho después, cuando se publicé el Diccionario del Doctor Johnson, en 1755 (Scragg 1974, p. 82). Sin duda, algunos editores de periédicos, revistas y libros seguirian el nuevo " estandar répidamente, y otros elegirfan permanecer con el viejo, a partir de una apreciacion comercial sobre la preferencia de los lectores. Los que operen el cambio emplearan cajistas y 299

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