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EL DIOS VIVIENTE

REFLEXIONES SOBRE EL PROFETA ELÍAS


Cario María Martini

EL DIOS VIVIENTE
REFLEXIONES SOBRE EL PROFETA ELÍAS

EPICEPS
MÉXICO • SANTO DOMINGO
VALENCIA
i'

PREÁMBULO

Con el título «El Dios viviente» publicamos las meditaciones


del curso de «Ejercicios espirituales» que el cardenal Cario María
IL DIO VIVENTE Martini ha impartido a las religiosas de clausura de la diócesis de
Riflessioni sul profeta Elia
© EDEIONI PIEMME S.p.A. Milán en agosto de 1990.
Via del Carmine 5 Ha sido un singular acontecimiento ya porque las monjas
15033 CASALE MONFERRATO (AL) Italia siguieron las meditaciones a través de la emisora diocesana -el
Traducido al español arzobispo hablaba desde el monasterio del Sacro Monte de Vá-
por Vicente Gilabett Costa rese-, ya porque, gracias a Radio María, muchísimas personas, de
casi todas las regiones de Italia, pudieron unierse en su escucha.
Para las reflexiones, sencillas y muy profundas, se escogió un
PRINTEDIN SPAIN personaje difícil, misterioso e impenetrable, del Antiguo Testamen-
I.S.B.N.: 84-7050-398-7 to: el profeta Elias, el hombre de la fe pura, de la oración solitaria,
Depósito Legal: V-588-1995
del amor inagotable al Señor, del celo extraordinario, que surge en
© by EDICEP C.B. un momento de grave amenaza para el monoteísmo, que entra en la
Almirante Cadarso, 11 situación de repente, para desaparecer casi súbitamente y apare-
Tfno.: (%) 395 72 93 - 395 20 45
Fax: (96) 395 22 97 cer de nuevo en otras circunstancias sin aparente motivación.
46005 - VALENCIA (España) Leyendo los texto bíblicos sobre Elias, el cardenal Martini ha
IMPRIME: GUADA Litografía S.L
tenido de nuevo el acierto de conjugar la serenidad de la exégesis
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histórico-literal con la aproximación vivificante y actualizante de la


Palabra de Dios que aparece con el nombre de «lectura espiritual».
Meditándolos, ha hecho comprender a través de las vicisitudes
del profeta el designio de Dios sobre el hombre y sobre la historia
de hoy.
Nos alegra señalar que este volumen sale en coincidencia con
la celebración del V centenario del nacimiento de san Ignacio de
hoyóla que, con su librito de Ejercicios espirituales, intentó ayu-
dar a los cristianos a buscar y encontrar con libertad la voluntad
de Dios entrando en sintonía con las opciones de Cristo. Por eso,
quien dirige los Ejercicios debe partir siempre de la Palabra: se
escucha, se medita, se reza con ella, se contempla, se gusta. Es el
método de la lectura divina que el cardenal Martini no se cansa de
enseñar y de recomendar continuamente; él propone el texto
sobriamente, vuelve sobre él, ofrece puntos de meditación, dejan-
do al ejercitante espacio suficiente para reflexionar él solo hasta INTRODUCCIÓN
donde el Espíritu se lo permita, porque escribe san Ignacio, «no el
abundante saber sacia y satisface el ánima, sino el sentir y el gus-
tar las cosas internamente» (anotación 2).
Los Ejercicios no se hacen pues, en soledad: el sujeto es el Una experiencia de comunión espiritual
ejercitante, pero hay un director que, al igual que el amigo del Un curso de Ejercicios se inicia siempre con emoción y temblor.
esposo, prepara el encuentro de la persona con Dios. Emoción y temblor que experimenta también quien da los
Llegados a este momento se puede preguntar: ¿qué sentido tie- Ejercicios porque él mismo comienza una aventura espiritual, con
nen los Ejercicios a través de la radio?, ¿quién los escucha (o una comunidad. Sin embargo, en esta ocasión no se trata de una co-
quién lee meditaciones transcritas) hace o no los Ejercicios? munidad sino de tantas y tantas que, a través de la radio, han co-
En pura lógica, no los hace; sin embargo, es invitado a acer- nectado con nosotros para escuchar y rezar la palabra de Dios.
carse a la Sagrada Escritura a través del ejercicio de la lectura Como estaba escrito en la carta de convocatoria del curso, es quizá
divina, a meditarla y a rezar desde ella. Al mismo tiempo puede la primera vez que las monjas de clausura tenían la posibilidad de
advertir la invitación a vivir un verdadero y propio curso de Ejer- hacer juntas y en el respeto a la clausura una prolongada reflexión
cicios espirituales, con un director. Es nuestro deseo para cuantos orante bajo la guía del propio obispo.
lean El Dios viviente. Pero, si para todos nosotros es un don de Dios, es un privilegio
poder vivir un tal camino de comunión, debemos reconocer que es
también un riesgo. Por eso, tenemos necesidad de ampliar nuestro
corazón de tal modo que abrace a toda esta gran familia que escu-
cha y que reza recíprocamente.
Me han confortado las palabras que Juan Pablo II dirigió a las
religiosas de la Archidiócesis de Pisa, con ocasión de su reciente
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visita a aquella ciudad: «La comunión invisible de las diversas


comunidades religiosas con la Iglesia local es explícita gracias a la
mediación del obispo, el cual tiene la responsabilidad de unir entre
sí las diversas comunidades de la Diócesis, sean de vida activa o
de vida contemplativa».
El presente curso de Ejercicios es, pues, un medio que el Señor
me ofrece para tal mediación.
Sin embargo, me pregunto: ¿lograremos vivir una verdadera
comunión espiritual?; ¿lograremos ponernos a la escucha de la
Palabra, liberándonos de las fantasías, de todo aquello que es para
nosotros un peso?
Con nuestras solas fuerzas, ciertamente no, sobre todo porque
no es fácil la escucha a distancia, pero el Espíritu Santo nos dará el
don de esta experiencia. Como dijo Jesús en el evangelio de Juan:
«El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no se sabe de EL PROFETA ELÍAS
dónde viene y a dónde va» (Jn 3, 8). Podremos, con cierta temeri-
dad, ampliar el ejemplo sustituyendo el viento por el éter que no se
ve ni se toca. Si el éter hace posible la escucha de la misma pala-
bra, mucho más puede actuar el Espíritu Santo uniendo nuestros He pensado largamente acerca de la Palabra que iba a propone-
corazones y nuestro camino. ros en estos Ejercicios y me he decidido claramente por un tema
«Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles. Nosotros muy preciso: el profeta Elias, que ejercitó su ministerio en el reino
te invocamos porque sin ti nuestro trabajo es vano, pero contigo del Norte, bajo el reinado de Acab, Acazías y Joram, es decir, en el
caminos seguros. Te invocaremos día y noche, durante estos días, siglo IX, más o menos desde el 874 al 841 a.C.
te invocaremos para que tú hagas de nosotros una unidad a la No es difícil comprender por qué me atrae su figura. Es uno de
escucha de la única palabra del Señor». los cuatro personajes del Antiguo Testamento, que más veces son
mencionados en el Nuevo: Abraham, Moisés, David, Elias. Sobre
los tres primeros ya ha disertado en anteriores cursos de Ejercicios.
Elias es el profeta que aparecerá al final de los tiempos, antes de
que llegue el día del Señor; misteriosamente ya ha venido en Juan
el Bautista y aparece con Moisés en el monte de la Transfiguración.
Es, pues, una figura extraordinaria que llena la fantasía, la
mente, el espíritu de los autores del Nuevo Testamento. En la des-
cripción de los libros históricos vetero-testamentarios es un
gigante de la fe, un héroe de grandeza casi sobrehumana que lucha
por su Dios.
Reflexionaremos sobre Elias dejando que hablen las páginas
bíblicas, según el método de la lectura divina.
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Queriendo ofrecer desde ahora mismo una especie de síntesis Así, daré a nuestros Ejercicios el título: El Dios viviente, por-
sobre este profeta, puedo decir que lo veo sobre todo como un que expresa adecuadamente la espiritualidad de Elias. ¿Qué otro
hombre plenamente entregado a la unicidad de Yahvé, que com- Dios, efectivamente, es un Dios vivo como el Dios de la Biblia?
bate, como ningún otro lo hizo antes que él, para afirmar la perte- Ninguno.
nencia de Israel a Yahvé.
Su nombre, EU-yahu, significa «Mi Dios es Yahvé». Sugerencias
Él ha sido absorbido y transformado por el pensamiento de que
Dios es Dios y nadie puede aguantar su comparación, nadie puede Quisiera indicar alguna sugerencia práctica para vivir adecua-
resistir a Dios. Es, por excelencia, el profeta del «único Dios», el damente estos días.
defensor de la verdadera religión contra la idolatría.
Quizá alguien podría pensar que hoy han desaparecido los ído- 1. Leer reposadamente, tranquilamente los textos empezando
los, que la idolatría es una realidad del pasado; sin embargo, conti- por el primer Libro de los Reyes (17, 18, 19 y 21) para pasar luego
núa siendo, como siempre, la gran amenazadora alternativa al Dios al segundo Libro de los Reyes (1 y 2). Son párrafos que encierran
viviente. la sustancia de cuanto la Biblia nos relata sobre Elias. Sabemos
Recuerdo a este propósito un libro de Enzo Bianchi donde se lee que es citado en otros libros, por ejemplo en el del Eclesiástico
entre otras cosas: «La verdadera alternativa frente a la cual está (48, 1-2), sin embargo es importante que meditemos sobre las
puesto, todo hombre es y será siempre la aceptación del servicio a los páginas narrativas. La Sagrada Escritura no dice mucho sobre este
falsos ídolos». Después explica que nosotros solemos hablar de fe en profeta que aparece como un personaje misterioso, singular; no se
Dios o, por el contrario, de ateísmo, mientras que lo que es suma- sabe de dónde viene y será arrebatado al cielo como significando
mente temible es la idolatría porque aquel que rechaza al verdadero que retorna al misterio del que ha venido.
Dios cae, de uno u otro modo, en la adoración de los ídolos. El com- Los dos Libros de los Reyes nos ofrecen siete relatos, un tanto
bate de Elias es, pues, actual: «La palabra de Dios formula un juicio autónomos, que hablan de él:
claro y neto. No hay ateos y pueblo de Dios, sino que existen idóla- - la sequía y el encuentro con la viudad de Sarepta;
tras y creyentes tentados, sin embargo, de caer en la idolatría»'. - el juicio de los 400 profetas en el monte Carmelo, episodio
Nosotros somos creyentes, pero estamos siempre tentados de muy conocido e impresionante;
caer en la idolatría; la figura de Elias nos ayuda a desenmascarar - la teofanía sobre el Horeb, relato que seguramente habremos
los ídolos que nos tientan tanto más cuanto nuestro esfuerzo por meditado muchas veces;
adorar al Dios verdadero intenta hacerse más sutil, puro; quisiera - la vocación de Elíseo, que de por sí ya forma parte del ciclo
ser más auténtico. Idolatría no es simplemente la adoración del de Eliseo;
becerro de oro, en el que reconocemos una forma antigua ya supe- - la muerte de Nabot y los reproches del profeta a Acab, que
rada, sino toda forma de culto hacia realidades que no son Dios y nos presentan otras fuertes características de Elias;
que intentan, solapadamente, colocarse en su sitio. Realidades,
incluso camufladas de divinas, de espirituales, de religiosas. - el oráculo sobre el rey Acazías;
Volveremos sobre el tema de la idolatría, al que me he aproxi- - el rapto al cielo.
mado por subrayar la actualidad del profeta de Tisbe que nos invita Se trata precisamente de perícopas narrativas bastante desliga-
a iluminar nuestro interior para amar y adorar al único Dios. das entre sí. No tenemos una predicación precisa de Elias; más
bien se capta un espíritu. Este profeta de las montañas es como un
1. El radicalismo cristiano, Torino 1980, 13 ss. fuego, como un rayo, como un terremoto y desaparecerá del mun-
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do en un carro de fuego, es decir, en la potencia de aquel ele- Permanezcamos también nosotros con el deseo de bajar al
mento que había caracterizado su vida y transformado su palabra torrente, a la caverna donde se esconde Elias por orden de Dios.
en antorcha encendida. Nosotros no debemos analizar sus pala- Intentemos también nosotros escondernos un poco durante estos
bras, que son muy pocas -no es un Isaías o un Jeremías que nos días para poder escuchar la proclamación de su palabra.
han dejado extensos oráculos-, sino más bien contemplarlo pre-
guntándonos: ¿qué revelación de Dios se me da en este hombre «Oh María, Madre del Verbo encarnado, haz que nos esconda-
extraordinario? mos en su corazón, como te escondiste tú, para contemplar su
2. La segunda sugerencia es que nos hagamos una pregunta: palabra y sus misterios. Santo profeta Elias, acompáñanos en
¿qué deseo de los Ejercicios?; ¿cómo quisiera salir de ellos?; ¿qué nuestro camino y ayúdanos intercediendo por nosotros».
gracia especial de transformación quisiera?
Son todo maneras distintas de preguntarnos lo mismo y os
aconsejo que respondáis esta tarde o mañana por la mañana.
No siempre nuestras espectativas coinciden con las de Dios.
Plantearlas, sin embargo, es muy útil para comprender vuestra pre-
sente situación espiritual, la etapa del camino que estáis viviendo.
3. En fin, os repito cuanto yo aprendí de quien me dio el «mes»
de Ejercicios hace más de treinta años, en mi tercer año de novi-
ciado. Era un experto director de Ejercicios, alemán, y comenzaba
cada meditación -cuatro meditaciones al día durante treinta días-
diciéndonos: Sich ruhig vor Gott werden lassen, dejar reposar el
alma ante Dios.
Todos tenemos necesidad de dejar reposar el alma ante Dios,
también en la vida claustral porque los intereses, las inquietudes,
las preocupaciones no faltan.
' «Señor, queremos ofrecerte todo aquello que nos turba, que nos
pesa, que nos urge, en el deseo de poseer tu paz. Danos un co-
razón humilde, un corazón sereno, un corazón dócil, un corazón
quieto».
Es tan importante esta disposición del corazón que la primera
reflexión de mañana estará destinada a profundizar en ella medi-
tando sobre la palabra que Dios dirige a Elias: «Escóndete» ( I R
17, 3). La primera palabra de Yahvé al profeta no es: ve a realizar
tal acción, ve a proclamar tal oráculo. Por el contrario, le invita a
retirarse, a esconderse junto al torrente.
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I
ESCÓNDETE JUNTO
AL TORRENTE KERIT

San Ambrosio habla frecuentemente de Elias. Se puede decir


que, en casi todas sus obras se menciona al profeta porque eviden-
temente lo tenía muy presente.
Es, particularmente, en el tratado La fuga del mundo donde lee-
mos lo del torrente Kerit. Después de haber explicado la fuga
buena, la fuga al desierto «donde huyeron Elias, Elíseo, Juan el
Bautista», se detiene en Elias que «estaba junto al torrente Corrad,
que significa conocimiento, para captar copiosamente el conoci-
miento de Dios que en el mismo transcurría, huyendo del mundo
hasta tal punto que no buscaba otro alimento para el cuerpo sino
aquel que le conseguían los pájaros, que le servían, aunque fre-
cuentemente su alimento no fuera terreno. En consecuencia, por la
energía infundida en él por el alimento recibido, caminó durante
cuarenta días» (Ambrosio, La fuga del mundo, 6, 34).
Ambrosio toma el nombre del torrente Corrad directamente de
la Biblia griega, mientras la Vulgata usa el nombre de Karit, que
en versiones ordinariamente se convierte en Kerit.
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Sin embargo, confieso que no sé dónde haya encontrado la eti- 1. Ciertamente hay una causa histórica que justifica la orden
mología «conocimiento» para Corrad, pero a nosotros nos in- del Señor: Elias se encontraba en la necesidad de salvarse de la ira
teresa captar el significado espiritual del episodio: Elias estaba del rey Acab.
junto al torrente para prepararse copiosamente en el conocimiento El tema de la fuga se repetirá en las aventuras del profeta en el
de Dios. capítulo 19 del primer Libro de los Reyes, en el momento en que la
Nuestro gran patrón usaba, para leer la Escritura, el modo ale- reina Jezabel, después del sacrificio en el monte Carmelo, le mande
górico-espiritual que busca el alimento para el alma en los míni- un mensajero para atemorizarlo. Pero también está presente en la
mos particulares del Texto Sagrado, y así con toda libertad pone vida y en las palabras de Jesús: «Cuando os persigan en una ciudad,
juntos el relato del torrente Kerit con el alimento con el alimento huid a otra» (Mt 10, 23). Y él huye al saber que los fariseos habían
recibido por Elias en el desierto por medio del ángel y el camino celebrado un consejo contra él para quitarlo de en medio: «Pero
hacia el Horeb. También nosotros nos proponemos durante estos Jesús se alejó de allí» (Mt 12, 14-15).
días leer los párrafos de la Escritura con atención a la exégesis his- Justamente, pues, San Ambrosio escribe que la ocasión histó-
tórica, literal, y, a la vez, con el deseo de entender el sentido espiri- rica de la fuga de un profeta asume, a los ojos del creyente, un sig-
tual según el ejemplo que nos da Ambrosio. nificado también espiritual. Frente a situaciones difíciles, pesadas,
confusas, el creyente se retira para cobrar nuevas fuerzas, para res-
1 R 17,1-6 taurarse, para renovarse, de manera que quede en condiciones de
afrontar nuevamente el peligro.
«Elias tesbita, de Tisbé de Galaad, dijo a Ajab: Vive Yahvé, De hecho Elias retornará al rey; va al Kerit para alcanzar más
Dios de Israel, a quien sirvo. No habrá estos años rocío ni lluvia copiosamente el conocimiento de Dios, para contemplarlo con ma-
más que cuando mi boca lo diga». yor pureza de corazón.
Fue dirigida la palabra de Yahvé a Elias diciendo: «Sal de aquí,
dirígete hacia oriente y escóndete en el torrente de Kerit que está al 2. En esta lectura queremos concentrarnos en los versículos 3-4:
este del Jordán. Beberás del torrente y encargaré a los cuervos que «Sal de aquí, dirígete hacia oriente y escóndete en el torrente de
te sustenten allí». Hizo según la palabra de Yahvé, y se fue a vivir Kerit que está al este del Jordán. Beberás del torrente y encargaré a
en el torrente de Kerit que está al este del Jordán. Los cuervos le los cuervos que te sustenten allí».
llevaban pan por la mañana y carne por la tarde, y bebía del Intentemos gustar cada palabra, teniendo presente las posibles
torrente» (1 R 17, 1-6). resonancias bíblicas para entender cómo se coloca al interior de las
Dividamos el párrafo en cuatro partes: Escrituras.
- la presentación de Elias, hecha sin ningún preámbulo. No
sabemos cuál era su formación, ni siquiera nos dice que fuera un - «Sal de aquí». Nos acordamos enseguida del inicio de la histo-
profeta: era un hombre de Galaad; ria de la salvación, de la orden de Dios a Abraham: «Sal de tu tie-
- este hombre, en un momento determinado, irrumpe en el rra, de tu patria y de la casa de tu padre» (Gn 12, 1). Con «Sal de
curso de la historia de los reyes con una profecía amenazante, una aquí» empieza también la historia del profeta de Tisbé: deja el lugar
palabra profética de castigo; en el que estás, el lugar de las seguridades, y vete a otro sitio.
- sigue una palabra del Señor dirigida a él, y, en fin, - «Dirígete hacia oriente». El oriente es el lugar de donde viene
- la ejecución de la orden de Yahvé de marcharse junto al la salvación, el símbolo de Cristo, sol que nace y salva. Nosotros
torrente. mismos solemos hablar de «orientación» para indicar los puntos de
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referencia en la vida. Y, por ejemplo, hacemos los Ejercicios para manda a los lugares en los que más fácilmente se puede esconder
orientarnos, para colocarnos en el sitio justo respecto al lugar de porque conoce bien todos los parajes entre las rocas.
donde viene la salvación. Intentemos bajar también nosotros hacia el Kerit que, como
- «Esconde junto al torrente de Kerit». Subrayo la armonía con otros torrentes de Israel, se encuentra casi al fondo de un barranco.
la palabra de Jesús: «Tú, cuando reces, entra en tu habitación y, Recorremos una pista pedregosa, llena de polvo, escarpada, que
cerrada la puerta, reza a tu Padre en lo secreto», M abscondito, «y discurre a través de gargantas abruptas. La vegetación es pobre,
tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará» (Mt 6, 6). árida; aquí y allá podemos descubrir grutas escavadas en los flan-
- «Beberás del torrente y encargaré a los cuervos que te susten- cos del barranco. El sol tarda en penetrar en las gargantas y su
ten». Este pasaje bíblico está recordando la narración del pueblo de calor no nos alcanza. Después de haber superado, con cierta difi-
Israel confiado, en el desierto, a los alimentos que les de Yahvé: cultad, el último giro en la bajada nos encontramos de improviso
«Cuando el Señor os dé por la tarde carne para que comáis y por la ante un escenario delicioso: el sol ilumina un oasis de mil colores
mañana el pan hasta saciaros... Al atardecer comeréis carne y por la rico en albericoques, granados, olivos, palmeras, dátiles, naranjos,
mañana os saciaréis de pan; sabréis entonces que yo soy el Señor y un pequeño arroyo límpido avanza, desapareciendo y volviendo
vuestro Dios» (Ex 16, 8. 12). Y también: «Mira, yo estaré delante a aparecer entre la vegetación, sobre un lecho de guijarros blancos.
de tí sobre la roca, en Horeb; golpearás la roca y saldrá de ella agua Es el Kerit, y valía la pena pasar por tantos trabajos para verlo.
para que beba el pueblo» (Ex 17, 6). A Elias «los cuervos le lleva- Queriendo reflexionar sobre el símbolo de esta imagen geográfica,
ban pan por la mañana y carne por la tarde» (1 R 17,6). guiados por la intuición de Ambrosio, podemos ver en el torrente
Por tanto, y aunque algunos exégetas afirmen que la figura de Elias Kerit la oración escondida, la oración contemplativa profunda, desco-
no parece tener referencia al tema de la alianza, del pacto, al tema de nocida a los ojos del mundo, para la que es necesario caminar larga-
Moisés, en realidad existen semejanzas; el profeta de Tisbé está des- mente en la desolación, en la aridez, en el desierto, antes de llegar a la
crito como el hombre que debe retomar en el desierto el camino de misma, pero que nutre abundantemente el espíritu.
confianza de Israel, aceptando sólo de Dios la comida y el agua; él Oración escondida a los ojos del mundo -«escóndete junto al
vuelve a vivir la antigua experiencia de abandono total al Señor. torrente de Kerit»- y también, en no pocas ocasiones, escondida a
nosotros mismos.
Meditado Oración impalpable, misteriosa, del mismo modo que es dura,
fatigosa, oscura, la pista que conduce al fondo del barranco.
Pasando al momento de la meditación, me propongo volver Oración en apariencia árida y, sin embargo, fecunda en lo más
sobre algún subrayado de la lectura con preguntas respecto a los íntimo, en lo más profundo.
valores y a los significados también simbólicos del texto. Más allá de las palabras inmediatas del texto, podemos ahora
1. ¿Qué representa el torrente de Kerit? Para situarlo debemos reflexionar sobre la existencia de una oración que no se puede juz-
ver con la imaginación el río principal de la tierra de Israel, el Jor- gar sólo por los sentimientos y por las emociones que suscita. Es la
dán, en el tramo que, desde el lago de Genesaret desciende hacia el oración de las praderas, de la llanura alegre y lujuriosa, de los pra-
mar muerto. A lo largo de este tramo recibe algunos afluentes, de dos en flor, donde todo es bello y agradable; es la oración de los
los que los más importantes son los de la izquierda, el Jarmuk y el bosques siempre ricos en árboles y en frutos. Es la oración del
Jabbok, famoso por el pasaje de Jacob. Probablemente entre estos torrente Kerit, que a primera vista es árida, desolada, pobre, poco
dos está el Kerit que, entre otras cosas, no está lejos de Iisbé, en la atrayente; pero es verdadera oración que alimenta el espíritu, aun-
región de Galaad en la TransJordania, patria de Elias. El Señor lo que quizá pase desapercibida a la sensibilidad humana.
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Éste es el misterio en el que nos introduce la imagen del to- olvida, ve en lo secreto, en la aridez del valle, y te alimenta. «Mirad
rrente Kerit. los pájaros del cielo: ni siembran, ni cosechan, ni recogen en grane-
ros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros
2. ¿Qué quiere decir para nosotros «¡escóndete!»? A la luz de mucho más que ellas?» (Mt 6, 26). Si Dios nutre nuestro cuerpo,
la palabra de Jesús en Mateo 6, 6 no debemos buscar en esta ora- ¿no nutrirá acaso mucho más nuestra alma, nuestra oración, tal y
ción -que evidentemente no es para principiantes sino para quien como hizo con Elias? Es interesante el pasaje paralelo de Lucas,
ha recorrido ya un largo camino- un fruto sensible ni ante los otros porque habla precisamente de los cuervos: «Mirad los cuervos: ni
ni ante nosotros mismos, sino que debemos contentarnos con que siembran ni cosechan, no tienen bodega ni granero, y Dios los ali-
sea solamente Dios quien vea el fruto. menta. ¡Cuánto más valéis vosotros que las aves!» (Le 12,24).
No intentes pesarlo en ti mismo; confíalo a Dios, lánzate a los El cuervo de Elias nos recuerda también el abandono de las
antros, a las cavernas que hay cabe el torrente, déjate envolver por aves del cielo al Padre, gracias a lo cual no sólo se nutren a ellas
la soledad árida de aquella oración que es rica y fructífera a los mismas sino que son capaces de alimentar a otros: este cuervo
ojos del Señor. «¡Escóndete!», no intentes ver nada porque en los vive de la providencia y alimenta además a un profeta.
despeñaderos del valle, no hay más que desolación y aridez. Por tanto, nuestra oración, aunque pobre y árida, puede nutrir a
la Iglesia, a sus profetas, a sus pastores, porque Dios ve en lo
3. ¿Qué significa «beberás del torrente»? La oración de la que secreto y suscita en la misma estos intercambios de oración.
estamos hablando, oración silenciosa, contemplativa, perseverante Concluyendo, podremos retomar la palabra de Pablo en la Car-
en la ausencia de palabras y conceptos, es pobre, depende de la ta a los Romanos, donde nos asegura que esta oración está alimen-
gracia de Dios, depende de los cuervos que te llevan la comida, tada por el Espíritu Santo: «Y de igual manera, el Espíritu viene en
depende del torrente. ayuda de nuestra flaqueza» -la debilidad de quien no logra hacer
No es una oración que podamos fabricar nosotros, del mismo una oración bien hecha, llena de setimientos ajustados- «pues
modo que Israel, en el desierto, no podía fabricar su comida, sino nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene; mas el Espíritu
que dependía del maná y de las codornices. Es verdad que es nece- mismo intercede por nosotros con gemidos inefables; y el que
sario al principio prepararse para hacer la oración, emplear todo escruta los corazones sabe cuál es la aspiración del Espíritu, y que
esfuerzo, con el uso de los métodos que mejor nos ayuden a ordenar su intercesión a favor de los santos es según Dios. Por lo demás,
nuestros pensamientos, a expresarlos de manera racional y eficaz. sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los
Sin embargo llega el tiempo en el que el Señor dice: «Escóndete, que le aman; de aquellos que han sido llamados según su desig-
fíate». nio» (Rm 8, 26-28).
Entonces la oración se nutre con lo que nos es dado, con el «Concédenos, Espíritu de Dios confiarnos a ti que estás inter-
agua que corre entre las piedras, con los pocos pensamientos que cediendo en este momento por nosotros según los designios del
el Espíritu Santo sugiere; se nutre con los trozos de carne que Padre».
traen los cuervos; no es ciertamente una abundancia, pero es lo
suficiente para perseverar en la oscuridad sin saber bien ni cómo ni Examen de conciencia
cuándo vendrá la inspiración de lo alto.
El torrente Kerit enseña que no existe solamente la oración de Antes de dejaros para la meditación personal que os introducirá
las praderas, de 1 ,s grandes campos de grano, sino también la ora- a la contemplación silenciosa, presento algunas preguntas para el
ción del abandono en la oscuridad; Dios, efectivamente, no te examen de conciencia.
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-.1
\.¿He abandonado mi oración? ¿Quizá, más bien, estoy dema-
siado preocupado, casi como si fuera un éxito mío personal?
Ya hemos dicho que es necesario hacer de todo para que la ora-
ción salga bien, es necesario prepararla, rodearla de silencio, vi-
virla en su justo ritmo.
Sin embargo, todo esto podría transformarse en un intento de
lograr la oración como un éxito, no escuchando por tanto la pala-
bra: «¡escóndete junto al torrente!»
2. ¿Cómo me comporto en la aridez? ¿Me inquieto, me irrito
conmigo mismo? ¿O quizá me sirvo de aquel poco que el Señor
me da, poniéndome diligentemente a hacer cuanto puedo y con-
fiando el éxito a Dios?
Quizá puede sobrevenir el miedo de no estar bien alimentados EL REINO DE DIOS EN LA TIERRA
de buenos pensamientos, de no tener ya ningún pensamiento rela- Jr 7,1-11; Mt 13,24-30
tivo a Dios. No importa, está el cuervo de Elias que, si tú te aban-
donas, te provocará el pensamiento en el momento justo.
¿Cómo me comporto, pues, en la aridez? ¿Me agito, me culpo La cizaña y la buena semilla
amargamente en vez de convertirme humildemente?
Volvamos a leer la parábola del capítulo 13 del evangelio según
3. ¿Practico una «pobreza contenta»? La expresión, muy bella, Mateo:
es de Juan XXIII. ¿Intento hacer lo que puedo con diligencia, sin «El Reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró
descuidar mis deberes, sin descuidar lo que me han enseñado buena semilla en su campo, pero, mientras su gente dormía, vino
acerca de la oración contentándome después con la oración que me su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando
da el Señor, adorándolo en el silencio y en lo escondido, sabiendo brotó la hierba y echó luego la espiga, apareció entonces también
que de ese modo la oración empieza a ser la del torrente Kerit? la cizaña. Los siervos del amo fueron a decirle: "Señor, ¿no sem-
«Oh María, madre de la oración, concédenos entrar en la ora-braste buena semilla en tu campo?, ¿cómo es que tiene cizaña?" Él
ción misteriosa de Elias, de los profetas, entrar en tu oración, en les contestó: "Algún enemigo ha hecho esto". Le dicen los siervos:
la oración de tu Hijo en el huerto de Getsemaní, para que también "¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?" Les contesta: "No, no
nosotros nos escondamos con él en el torrente Cedrón para elevar sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el trigo. Dejad que
al Padre nuestro grito de abandono». ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega, diré a
los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para
quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero"» (Mt 13, 24-30).
Quisiera recordar que hoy celebra la Iglesia milanesa la memo-
ria de los mártires Nazario y Celso, dos santos cuyas reliquias fue-
ron descubiertas por san Ambrosio un año antes de su muerte, en
el 396, y fueron depositadas en sepulcros célebres y famosos,
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como la Basílica de los santos apóstoles y Nazario y el Santuario [Jesús, con tranquilidad y sencillamente, responde: el reino de
de Santa María de los Milagros, junto a San Celso. Dios es semejante a un hombre que hace las cosas bien, pero tiene
Este episodio de la vida de Ambrosio evoca uno mucho más un enemigojEl reino de Dios tiene un perenne antagonista que
famoso, ocurrido diez años antes: la vuelta de las reliquias de los actúa en la historia de manera igual y contraria; también él siem-
santos Gervasio y Protasio, que despertó gran entusiasmo en la bra, pero siembra cizaña. Cizaña son los impíos, aquellos que no
ciudad favoreciendo un resurgimiento de la fe. respetan ni a Dios ni al prójimo, y, ampliando la aplicación, son
Teniendo presente este contexto, intentemos reflexionar sobre cizaña los tibios, personas que hacen pesado el camino del Reino,
la parábola de la cizaña y de la buena semilla. de las comunidades, personas que no están nunca contentas, que
continuamente refunfuñan, que critican, que escriben cartas y peti-
El antagonista del reino de Dios ciones lamentándose un poco de todo y de todos.
Hay otros textos evangélicos que presentan alguna afinidad con ¡Los buenos se preguntan cuándo, por fin, podrán alejar a esta
nuestra parábola: la del sembrador que sale a sembrar en diversos gente molesta y trabajar sin tantos obstáculos, quedando solamente
terrenos (cfr. Mt 13, 3 ss); el párrafo del grano que crece por sí aquellos que, aún en medio de muchas fragilidades, se esfuerzan
mismo (cfr. Me 4, 26-29); las parábolas del juicio porque también por caminar sinceramente ante DiosJ
para la cizaña y la buena semilla se trata de un juicio final. Muy Jesús enseña a los buenos que la comunidad de los puros so-
interesante, a mi parecer, es la llamada a las palabras de Juan Bau- ñada por ellos no es el reino de Dios. A este propósito debemos
tista: «Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; todo árbol notar la diferencia con la predicación de Juan Bautista que presa-
que no dé buen fruto, será cortado y arrojado al fuego... Viene uno giaba un juicio bastante próximo.^Jesús^sin embargo, explica que
que es más fuerte que yo, y no merezco desatarle la correa de sus el reino de Dios avanza en la paciencia, en el saber soportaren la
sandalias... En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y reco- humildad y en el sufrimiento de no ver a todos perfectos. i|
ger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que
no se apaga» (Le 3, 9. 16-17). Paciencia y saber soportar
La página evangélica de hoy contiene, pues, la perspectiva de
un juicio que aparta a los malos y salva a los buenos. Es fácil comprender la importancia de una doctrina así, y que
Podemos comprender así el origen de la parábola: nace proba- nosotros olvidamos frecuentemente. ¡Cuántas veces nos lamenta-
blemente de una pregunta hecha a Jesús, no inmediatamente al ini- mos de la sociedad, de la poca incidencia de la palabra de Dios, de
cio de su ministerio, sino un poco más tarde, cuando se empezaba las comunidades cristianas que no dan un testimonio ejemplar, de
a intuir que en el fondo el reino de Dios no estaba viniendo tal sacerdotes que no son como debieran ser, de laicos que no viven
como se le esperaba. De hecho continuaban juntos, mezclados, como verdaderos cristianos! Y probablemente continuamos pre-
todos: los malos molestaban a los buenos, y los buenos que tal vez guntándonos cómo la palabra de Dios no ha cambiado, después de
se escandalizaban de la presencia de los malos. Esto ocurría no dos mil años, el corazón de las naciones, no ha abolido las guerras,
solamente en el ámbito de la sociedad hebrea y greco-romana del la crueldad, las violencias, las injusticias.
tiempo, sino también en el círculo de los discípulos: no todos eran Esta visión, de la cual quizá nos dejemos llevar todavía, no es
santos, no todos eran buenos, no todos ejemplares. una visión justa del Reino.
De aquí, la pregunta: ¿dónde está, pues, el reino de Dios? ¿Cómo Efectivamente, el Reino de Dios es una realidad conflictiva,
es que la buena palabra sembrada por Jesús no germina en una mies combatida, en la que conviven continuamente el bien y el mal, la
de santos? ¿Cómo es que hay santos y, a la vez, malvados? luz y las tinieblas, la alegría y la murmuración, la exultación y la
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depresión más amarga. Pero éste es el Reino de Dios que se desa- entender por una comunidad compuesta por personas vulgares, sin
rrolla en la tierra, y quien no lo recibe así se equivoca, se abandona aspiraciones, distraídas, carentes de grandes deseos.
a sueños. Por ahora el Reino es esto, aquí está el Mesías. Un día él Pero se trata de la fatiga del Reino y es, por eso, meritoria. San
vendrá de nuevo y atará la cizaña en gavillas para quemarla; pero Ambrosio la afrontó; de hecho, ante la exigencia cada vez mayor
eso será un día, no ahora. del catecumenado, buscó nuevos medios para subrayar la importan-
San Agustín comenta frecuentemente esta parábola, mejor aún, cia de la santidad cristiana, para empujar a la gente a vivirla, encen-
se refiere a ella para defenderse de la acusación de algunos celosos diendo el fuego apagado en sus corazones, sin rechazar a nadie.
que denunciaban a la comunidad de Hipona como poco fervorosa. Uno de los principales medios usados por san Ambrosio fue apro-
En aquel tiempo el razonamiento era particularmente actual vechar ampliamente el descubrimiento de las reliquias de los márti-
porque la religión cristiana, acabadas las persecuciones, era no res Gervasio y Protasio, Nazario y Celso: «Mirad -decía- que hubo
sólo tolerada, sino más aún, protegida. La gente creía conveniente un tiempo en que el cristianismo fue difícil y muchos murieron por
bautizarse y precisamente por esto Ambrosio instituyó un riguroso confesar su fe; vosotros, pues, cuando os hacéis bautizar, debéis
catecumenado. Es decir, comenzaban las dificultades de una estar también prontos a morir por Cristo».\Como buen padre, enfer-
Iglesia de masas, que no reúne solamente a los pocos puros que vorizaba así a la comunidad, no usando inmediatamente remedios
tiene el coraje de afrontar la muerte y la persecución, sino a otra drásticos sino promoviendo continuamente el celo de los sacerdotes
mucha gente; así, junto a los maduros en la fe, estaban los débiles, y de los fielesJi
los más desprovistos; junto a los entusiastas y a los celosos estaban Es ésta la vía a la que todavía hoy estamos llamados aunque fre-
también los tibios, los lentos J cuentemente nos encontremos con una parte del pueblo de Dios
Jesús, sin embargo, nos advirtió desde el principio que también que es un tanto pesada, que debe ser arrastrada, que oye con des-
esta comunidad es cristiana. gana la predicación, que parece venir a la iglesia para hacerle un
Es verdad que en otros pasajes del evangelio de Mateo nos dirá favor al sacerdote. No sería evangélico querer sólo a los mejores, a
que a males extremos es necesario poner remedios extremos; cuan- los más perfectos, querer bautizar sólo a aquellos cuyos padres
do, por ejemplo, el hermano no escucha ni en privado ni ante dos piden el Sacramento con fe ardiente y con amor semejante al de los
testigos ni ante la asamblea, es necesario alejarlo (cfr. Mt 18,15-17). padres cristianos más ejemplares. La solución que nos enseña Jesús
Esto sirve todavía más para las comunidades religiosas en las que se es esperar, para que no ocurra que arrancando la cizaña arranque-
entra por elección y que requieren una disponibilidad profunda para mos con ella la buena semilla.
buscar a Dios, para crecer en el camino de la fe, para dejarse corregir El Evangelio hoy nos invita a vivir nuestra vida cristiana y la
y formar por la comunidad; faltando tales disposiciones es mejor lle- vida comunitaria con gran valentía, sabiendo que es conflictiva, que
gar a la separación porque, evidentemente, la vida en comunidad no no todas las cosas van bien, que hay siempre en nosotros formas de
es útil a todas las personasj| resistencia suscitadas por el enemigo. Formas de resistencia que
Continúa siendo cierto, sin embargo, que la Iglesia recurre a la ponen a prueba nuestra fe, purifican el corazón y nos conducen a la
excomunión sólo por motivos gravísimos, en casos absolutamente santidad verdadera de vida, no a la imaginada en una comunidad
extremos. Mientras tanto soporta, y sabemos bien cómo es duro ideal, sino vivida en la paciencia de una comunidad real.
esto del soportar. Frecuentemente los sacerdotes son los que más Pidamos a los mártires Nazario y Celso que nos ayuden, según
sienten este soportar porque querrían sólo gente fervorosa, gente la intención de san Ambrosio, a vivir así la espera y la presencia
que se acerca a los sacramentos con corazón sincero y mente clara del reino de Dios.
y, sin embargo, deben cansarse en realidad, intentando hacerse
26 27
II
ESTOY EN SU PRESENCIA

El ángel Gabriel apareciéndosele a Zacarías y hablando de Juan


Bautista le dice: «El será grande delante del Señor; no beberá vino
ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su
madre, y a muchos de los hijos de Israel les convertirá al Señor su
Dios, y le precederá con el espíritu y el poder de ¡Elía§, para hacer
volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la
sabiduría dejos, justos, para preparar al Señor un pueblo bien dis-
puestox((Lc 1,15-17)7) -rr^™\
NosotrOs-queretnOs penetrar en este «espíritu y fuerza de Elias»
del que escribía san Ambrosio, comentando el pasaje evangélico:
«Elias tuvo una gran virtud y gracia: la virtud de convertir los áni-
mos de la incredulidad a la fe, la virtud de una vida mortificada y
paciente y el espíritu de la profecía» (Exposic. del evangelio según
san Lucas, I, 36-37).
«Concédenos, Señor, alcanzar algo del espíritu y de la fuerza
de Elias, para que también nosotros podamos participar de ellos.
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Tú que conoces la necesidad que tenemos de ti, la necesidad que Un servidor fiel que conoce los pensamientos del rey, que escucha
de ti tienen nuestras comunidades, la Iglesia de hoy, la sociedad, de viva voz sus mandatos y los cumple prontamente.
revélanos el secreto de la fuerza del profeta». En la Sagrada Escritura esta expresión aparece en otras ocasiones:
Y, para poder participar del espíritu y de la fuerza de Elias pro- - Moisés enseña al pueblo las instrucciones de Yahvé que dice
pongo que meditemos sobre la definición que él da de sí mismo entre otras cosas, refiriéndose a la tierra prometida: «Tú no entra-
desde el inicio de su ministerio, cuando se presenta hablando a rás en ella, sino que entrará Josué, hijo de Nun, que está a tu servi-
Acab: «Por la vida del Señor Dios de Israel en cuya presencia es- cio» (Dt 1, 38). Josué está al servicio de Moisés, le es totalmente
toy» (1 R 17,1). J fiel, aprende directamente sus órdenes y, por tanto, puede hablar y
Él no se presenta como un escriba, como un conocedor de la actuar con la fuerza de Moisés y continuar su obra.
ley, ni tampoco como un profeta, sino como uno que está en la pre- - El rey Josafat ha comprendido que Elíseo es un siervo fiel a
sencia de Dios. Yahvé porque habla sólo sus palabras: «La palabra del Señor está
Es interesante ver que también dirigiéndose a Abdía, servidor en él»(2R3, 13).
de Acab, para anunciarle que está preparado para presentarse al - El Señor renueva la vocación de Jeremías:
rey, exclama: «Por vida del Señor de los ejércitos, en cuya presen- «Si te vuelves porque yo te haga volver,
cia estoy, hoy mismo me mostraré a él» (1 R 18, 15/ La insisten- estarás en mi presencia;
cia nos lleva a sospechar que este su estar ante Yahvé es el secreto, y si sacas ló precioso de lo vil, serás como mi boca.
de su fuerza. Que ellos ^e vuelvan a ti, y no tú a ellos.
Procederemos a través de tres momentos sucesivos, preguntán- Yo te pondré para este pueblo por muralla de bronce inexpug-
donos en primer lugar qué significa la afirmación de Elias; des- nable.
pués cómo vive él la autodefinición de sí mismo; en fin, cómo nos Y pelearán contigo, pero no te podrán,
encontramos nosotros respecto a tal actitud. pues contigo estoy yo para librarte y salvarte» (Jr 15, 19-20).
También en este pasaje se subraya la continuidad entre lo que
El único Señor Dios quiere y dice y lo que quiere y dice su profeta.
- También, a propósito de los hijos de Dios, es decir, de los
La expresión se interpreta en el cuadro de la fraseología de corte ángeles, leemos en el Libro de Job: «Un día, los hijos de Dios fue-
del antiguo oriente. Era muy difícil ser admitido ante la presencia ron a presentarse ante el Señor» (Jb 1, 6); «Cuando un día los
del rey; se daba un complicado ceremonial. Sin embargo, algunas hijos de Dios fueron a presentarse al Señor» (Jb 2, 1).
personas, aquellas de las que el rey se fiaba completamente, vivían Y sabemos que después se da el gran consejo del Altísimo; él
constantemente en su presencia. En otra circunstancia, efectiva- discute sus planes con aquellos que se presentan ante él, que cono-
mente, Elias pronuncia la frase «estoy en su presencia» de manera cen sus intenciones y sus proyectos.
diversa: «A la hora en que se presenta la ofrenda» -estamos en el Podremos, pues, traducir la expresión «ante cuya presencia
monte Carmelo, donde se desenvuelve el gran juicio contra los estoy» de la siguiente manera: Dios es mi rey, mi único Señor, yo
sacerdotes de la idolatría- «se acercó el profeta Elias y dijo: "Yahvé, le he escogido a él sólo y basta; estoy de su parte, me rijo en todo
Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que hoy se sepa que tú eres por él, soy su siervo, lo escucho, cumplo lo que quiere, realizo
Dios en Israel y que yo soy tu servidor"» (1 R 18, 36). absolutamente su voluntad.
La conciencia de estar en la presencia de Dios no es simple- Éste es el corazón de la espiritualidad de Elias; es uno que ha
mente cultual; no se define como sacerdote, sino como servidor. comprendido que sólo Dios cuenta, uno que acoge su ley, su amor,
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su dominio, que no quiere a nadie fuera de Dios, que lo lleva en lo haber seguido a los Baales. Pero ahora, envía a reunir junto a mí a
más profundo de su vida, que hace del Señor su definición. todo Israel en el monte Carmelo, y a los cuatrocientos cincuenta
profetas de Baal, que comen a la mesa de Jezabel"» (1 R 18,17-19).
La actitud interior de Elias - Y por tercera vez vemos a Elias reprochando al rey, después
que éste hizo matar a Nabot para apropiarse de su viña: «Entonces
¿Cómo vive Elias la búsqueda del Dios solo, el estar en su pre- fue dirigida la palabra de Yahvé a Elias tesbita diciendo: "Leván-
sencia, el regirse solamente por la palabra del Señor? tate, baja al encuentro de Ajab, rey de Israel, que está en Samaría.
Sería útil, y podréis hacerlo en la meditación personal, recorrer Está en la viña de Nabot, a donde ha bajado a apropiársela. Le
todos los episodios de la vida del profeta para captar cuáles son las hablarás diciendo: Así habla Yahvé: Has asesinado ¿y además
consecuencias de la definición que ha dado de sí mismo. usurpas?... Ajab dijo a Elias: "Has vuelto a encontrarme, enemigo
Yo me limito a indicaros cuatro aspectos de su actitud interior: mío". Respondió: 'Te he vuelto a encontrar porque te has vendido
para hacer el mal a los ojos de Yahvé. Yo mismo voy a traer el
1. Elias no tiene miedo de ninguna autoridad humana y por mal sobre ti y voy a barrer tu posteridad y a exterminar todo
ello es libre de recriminar al rey, más aún, en la historia bíblica, es varón de los de Ajab, libre o esclavo, en Israel. Y haré tu casa
el profeta por excelencia que amenaza al rey. como la casa de Jeroboam, hijo de Nebat, y como la casa de Basa,
- Leamos el contexto que ha provocado su primera interven- hijo de Ajías, por la irritación con que me has irritado y por haber
ción ante Ajab: «Ajab, hijo de Omrí, comenzó a reinar en Israel el hecho pecar a Israel. También contra Jezabel ha hablado Yahvé
año treinta y ocho de Asá, rey de Judá. Reinó sobre Israel en diciendo: 'Los perros comerán a Jezabel en la parcela de Yizreel'.
Samaría veintidós años. Hizo el mal a los ojos de Yahvé más que A los hijos de Ajab que mueran en la ciudad los comerán los pe-
todos los que fueron antes que él. Lo de menos fue haber seguido rros y a los que mueran en el campo los comerán las aves del
los pecados de Jeroboam, hijo de Nebat, sino que, además, tomó cielo"» (1 R21, 17-24).
por mujer a Jezabel, hija de Ittobaal, rey de los sidonios, y se fue a - Otro reproche de Elias es dirigido al rey Ococías, hijo de
servir a Baal postrándose ante él. Alzó un altar a Baal en el santua- Ajab, que había interpelado a Baal-Zebub, dios de Ecrón, para
rio de Baal que edificó en Samaría. Hizo Acab el cipo y aumentó saber si sería curado de su enfermedad: «"Así dice Yahvé: Porque
la indignación de Yahvé, Dios de Israel, más que todos los reyes de has enviado mensajeros para consultar a Baal-Zebub, dios de
Israel que le precedieron» (1 R 16, 30-33). Sobre esta idolatría del Ecrón, como si en Israel hubiese algún Dios que interrogar, fuera
rey cae la terrible palabra del profeta: «Elias tesbita, de Tisbé de de mí, por eso, del lecho al que has subido no bajarás, pues de
Galaad, dijo a Ajab: "Vive Yahvé, Dios de Israel, a quien sirvo. No cierto morirás". Murió según la palabra de Yahvé que Elias había
habrá estos años rocío, ni lluvia más que cuando mi boca lo diga" dicho» (2 R 1, 16-17a).
(1 R 17, 1). Es como decir: vosotros habéis buscado la fecundidad El considerarse esencial y únicamente un siervo de Yahvé da,
de la tierra sirviendo a los ídolos, pero la tierra será árida. Es la pri- pues, a Elias aquel coraje indomable que le hace popular en toda
mera gran toma de posición de Elias como profeta de los castigos la tradición sucesiva. A Juan Bautista se le comparará con él preci-
de Dios. samente por el coraje que le empuja a reprochar al rey Herodes.
- Una segunda amenaza ocurre mucho tiempo después, cuando San Ambrosio dedicaba mucho de su tiempo a reflexionar so-
el rey lo encuentra de nuevo: «Cuando Ajab vio a Elias le dijo: bre estos episodios de la vida del profeta porque él mismo se había
"¿Eres tú, azote de Israel?" Él respondió: "No soy yo el azote de visto sometido a intervenciones parecidas. Él escribe que los
Israel, sino tú y la casa de tu padre, por haber abandonado a Yahvé y reproches a Ajab son un ejemplo muy útil; de hecho, allí donde

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hay culpas graves «parece que el sacerdote no pueda eludir el acto búsqueda, que penetra en el corazón del justo, es la vida de Dios.
de la corrección con un justo reproche» (Comentario a doce Sal- «El celo fue una dote de Elias, y por eso fue arrebatado al cielo:
mos, 37,43). Tenía celo y mi celo lo he gastado por el Señor» (Comentario al
Nosotros diremos hoy que no hay que tener miedo de los políti-
cos, no hay que tener miedo de anunciar sus culpas a los podero-
sos, sabiendo siempre, sin embargo, responder personalmente de
responderá Elias a Yahvé, en el Horeb (cfr. 1 R 19, ío/í*). ¿*
Salmo 118, 28, 12). «Ardo en celo por el Señor deJos ejércitos»./

esas denuncias. 4. Junto al celo, Elias vive la soledad espiritual, sin temerla. A
este propósito hay un hermoso pasaje de Ambrosio donde explica
2. Una segunda característica que deriva del estar en la presen- esta consecuencia de estar en la presencia del Señor. Tomando
cia del Señor es que Elias no tiene miedo del juicio de la gente. Es como base el versículo de Lucas «cuando el cielo estuvo cerrado
posible que nosotros logremos llegar a desafiar a los políticos durante tres años y seis meses» (Le 4, 25) escribe: «Era noche para
pero, sin embargo, tenemos pánico a las críticas de la opinión los pérfidos, pero para Elias había luz; estaba cerrado el cielo para
pública, de la gente, del «se dice» de los periódicos, de la prensa, los pérfidos, pero estaba abierto para Elias; había carestía para los
de la comunidad. Estamos hasta tal punto condicionados que no pérfidos, pero abundancia para Elias. Efectivamente, no podía
logramos realizar determinados gestos, no logramos intervenir con tener hambre porque los seres celestes le servían la comida y no
palabras y con acciones. tenía hambre, él que daba de comer a los otros. Por tanto, en las
Elias no teme y sobre el monte Carmelo, donde ha hecho que se tinieblas el justo es luz para sí mismo» (Comentario a doce Sal-
reúnan todos los israelitas y todos los falsos profetas, exclama diri- mos, 36, 32).
giéndose al pueblo: «He quedado solo, como profeta del Señor^ Quien está en la presencia del Señor tiene esa misma luz inte-
mientras que los profetas de Baal son cuatrocientos c i n c u e n t a v o ^ rior, de modo que no tiene que temer las tinieblas. Para Elias su
18, 22). Ño tiene miedo de la soledad. Frecuentemente nosotros, nos vida la que está modelada por el respeto amoroso a aquel Señor
quedamos solos, pensamos estar equivocados, pensamos estar com- que él eligió servir con todas sus fuerzas, con todo el corazón, con
batiendo contra molinos de viento, pensamos que tal vez tenga toda el alma, con toda la mente, con todo el espíritu. La suya es
razón la opinión pública. En realidad, cuando existe verdaderamente una actitud global de adoración, de ofrenda de sí mismo, de reve-
el conocimiento profundo de Dios y de su voluntad, la soledad no rencia, de dedicación. Y es, en realidad, la actitud fundamental del
pesa. Obraba en soledad aquel hombre que, habiendo encontrado un hombre bíblico, del hombre que vive el Shemá: «Escucha, Israel:
tesoro escondido en un campo, vendió todo lo suyo para adquirirlo el Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo. Amarás al Señor tu
(cfr. Mt 13, 44-46). La gente lo desaprobaba, lo consideraba loco, Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
pero el mercader y el hombre aquel estaban llenos de alegría. Estos mandatos que te doy hoy, los fijarás en tu corazón; los repe-
Obra en soledad, no raras veces, quien escoge una vocación tirás a tus hijos, los enseñarás cuando estés sentado en tu casa,
religiosa, una vocación claustral, y las personas no entienden, mur- cuando andes por los caminos, cuando te acuestes y cuando te
muran, aducen los más variados argumentos para disuadir. Pero el levantes» (Dt 6, 4-7). Adorarás al Señor tu Dios y a él solo servi-
verdadero sentido de Dios nos permite superar con ánimo las opi- rás, la actitud religiosa por excelencia: querer que Dios sea el pri-
niones, aparentemente razonables, de los otros. mero en ser servido, ponerlo por encima de todo, disponerse a
escucharlo, a servirlo con amor, con afecto profundo, en el culto y
3. La tercera característica la describimos sirviéndonos de un en la plegaria, en la liturgia y en la adoración silenciosa, en la
argumento de Ambrosio: el celo es la gracia de Dios que va a la Eucaristía y en la vida cotidiana, en los juicios y en los pensamien-
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tos, en no dejarse condicionar por los juicios de los otros, en man-
tener el ánimo calmado, quieto, ser aún en medio de las pruebas que verdaderamente cuenta es el juicio de Dios: «Aunque a mí lo
espirituales. que menos me importa es ser juzgado por vosotros o por un tribu-
nal humano. ¡Ni siquiera me juzgo a mí mismo! Cierto que mi
¿Cómo vivo mi consagración? conciencia nada me reprocha; mas no por eso quedo justificado.
Mi juez es el Señor!» (1 Ce(4^4).
Para verificar cómo vivimos nuestro estar en la presencia de
Dios cómo vivimos nuestra consagración, subrayo cuatro actitudes 3. No preocuparse de cómo sea o no sea comprendido. De vez
sobre las que os invito a examinaros. en cuando algunas personas se problematizan porque temen que su
obra, su compromiso, su servicio, no sean apreciados, y se pregun-
1. La actitud fundamental la expreso con una pregunta: ¿Miro tan: ¿me entienden? ¿Es apreciado, estimado, comprendido, mi
sólo a Dios?, ¿me guío solamente por él?, ¿es Jesús mi regla, mi papel en la Iglesia?
referencia, mi punto de orientación? Razonamientos legítimos, pero que, evidentemente, no son sus-
Cuando soy llamado, a hacer, a pensar, a decir, a juzgar, ¿de tanciales. No vale el hecho de que el otro me aprecie más o menos,
dónde parto?, ¿de lo que hacen, dicen, piensan los otros o de lo que no vale el que mi rol sea etiquetado, reconocido, sino que lo que
quiere el Señor? vale es lo que agrada a Dios: «Vive el Señor en cuya presencia
Muchas veces en las comunidades parroquiales, en las religio- estoy».
sas, en el momento de tomar decisiones nos preocupa lo que pensa- ! 4. Un ejercicio práctico puede ser el de ver cómo vivo estos
rán los demás, y eso no es del todo equivocado. Pero sobre todo es sentimientos en la oración, en el Oficio divino, en la adoración
necesario medir si aquella decisión es conforme a la voluntad de eucarística.
Dios, si es buena en sí, si puede resultar agradable al Señor. No
conviene nunca partir de la oportunidad, sino que debemos partir de Ciertamente, algunas de estas acciones son secretas -pienso en
lo que agrada a Dios. Entonces, en un segundo momento, será posi- la oración, en la contemplación silenciosa-, y en este caso es más
ble también reflexionar sobre la oportunidad, sobre los tiempos o fácil vivir la soledad con Dios. Otras acciones, sin embargo, son de
circunstancias, pero sin haber olvidado aquello que el Señor pide. naturaleza coral y debemos buscar a Dios todos juntos, con el
canto, los gestos y las palabras. Entonces se insinúa la dificultad.
2. No preocuparse de la gente y de su juicio. Es otra manera de Porque estando acompañados de una comunidad, es posible
expresar nuestro estar ante Dios. Está claro que en una comunidad abandonarse a la «coralidad» como si fuese suficiente, preocupán-
es necesario conjuntar los diversos juicios, pero es necesario pre- dose mucho por los cantos, los gestos, irritándose tal vez por quien
venir el riesgo de que el afán por el juicio de los otros se convierta desafina, por quien no hace bien los ritos, o quizá temiendo no
en algo morboso, excesivo, pesado. Si ocurre así, significa que no hacer bien lajjmpia-parte/Se sabe que el servicio litúrgico se le
estamos en la presencia del Señor, que no lo miramos. «En las hací a Dios pero sin embargo\jo cumple principalmente mirando
tinieblas el justo es luz para sí mismo», él tiene la luz dentro de sí, al entorno.
ésta no depende de la alegría del otro; puede serle útil, aunque ten- En realidad, nosotros debemos vivir también los momentos
gamos experiencia de que nos gratifica la opinión de los que nos cora'.es litúrgicos estando sólo a la presencia de Dios, elevando
rodean, aunque tenga un valor. Pero se trata de un valor subordi- continuamente a él nuestro corazón. Vendrán distracciones, pero
nado, puesto en penúltimo o antepenúltimo lugar, porque el juicio tenemos la posibilidad de volver a empezar y decir: Señor, estoy
en tu presencia, tú eres mi oración, tú eres mi plegaria, tú mi canto,
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4

tú eres quien me da todo y me ofrezco a ti juntamente con mi


comunidad.
Para mí es una experiencia muy hermosa darme cuenta, durante
la celebración de la Eucaristía solemne con determinadas comuni-
dades parroquiales o religiosas, que estamos todos verdaderamente
en la presencia del Señor, al menos con la voluntad interior pro-
funda, que continuamente rescatamos de las distracciones, de los
pesares del corazón, dándonos nuevamente a él, poniéndonos ante
su rostro. Es una especie de experiencia estática.
«Oh Señor, tú que enviaste a tu precursor Juan Bautista en el
espíritu y con la fuerza de Elias, concédenos a cada uno de noso-
tros que meditamos sobre este tu siervo y profeta participar de su
espíritu y estar en tu presencia en la humildad, en el respeto, en el
olvido de nosotros mismos, en el amor.
Haz, te rogamos, que toda la Iglesia esté a tu servicio como lo
estuvo Elias, en la humildad, en la pobreza de espíritu, en la reve- III
rencia, en el éxtasis. Te lo pedimos por intercesión de María que
estaba con respeto y adoración profunda en tu presencia». EL CONOCIMIENTO DEL DIOS VIVO
«¡AY DE LOS IDÓLATRAS!»

Para esta meditación nos inspiramos en la plegaria de Jesús en


el evangelio de Juan: «Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti,
único Dios, y al que han enviado, Jesucristo» (Jn 17, 3).
«Oh Jesús, que pronunciaste aquellas palabras para tus após-
toles y para todos nosotros, concédenos el conocimiento del único
Dios, que nos viene de ti, el enviado del Padre. Haz que nos deje-
mos guiar en tal conocimiento por el único verdadero y por tu pro-
feta Elias».
Podemos titular nuestra reflexión de otro modo, refiriéndonos
más específicamente a las acciones del Tesbita sobre las que esta-
mos meditando: Ay de los idólatras.
Queremos ahora detenernos en el capítulo 18 del primer Libro
de los Reyes donde se describe el juicio divino acerca de los profe-
tas de la idolatría.
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Ay de los idolatras, que indica cómo el conocimiento del verda- yo invocaré el nombre de Yahvé. Y el dios que responda por el
dero Dios está también enmascarado por la falsedad de los ídolos, fuego, ése es Dios». Todo el pueblo respondió: «¡Está bien!» Elias
es palabra que encontramos en el mismo Nuevo Testamento. dijo a los profetas de Baal: «Elegios un novillo y comenzad voso-
«Queridos míos, huid de la idolatría» dice el apóstol Pablo (1 Co tros primero, pues sois más numerosos. Invocad el nombre de
10, 14). Podría parecer que la exhortación no sea de interés para vuestro dios, pero no pongáis fuego». Tomaron el novillo que les
nuestra situación moderna, pero quizá comprendamos mejor el pen- dieron, lo prepararon e invocaron el nombre de Baal desde la ma-
samiento de Pablo cuando escribe: «Por tanto, mortificad vuestros ñana hasta el mediodía diciendo: «¡Baal, respóndenos!» Pero no
miembros terrenos: la fornicación y la impureza son adoración del hubo voz ni respuesta. Danzaban cojeando junto al altar que ha-
sexo. Por eso ya he dicho en la introducción que el mensaje de bían hecho. Llegado el mediodía, Elias se burlaba de ellos y decía:
Elias tiene su propia actualidad. Todo lo que es buscado como si «¡Gritad más alto, porque es un dios; tendrá algún negocio, le
fuese bien último desterrando los bienes superiores, es una forma habrá ocurrido algo, estará en camino; tal vez esté dormido y se
de idolatría. despertará!» Gritaron más alto, sajándose, según su costumbre,
Nuestra reflexión comprenderá tres partes: una lectura de algu- con cuchillos y lancetas hasta chorrear la sangre sobre ellos. Cuan-
nos versículos del episodio acaecido en el monte Carmelo; una do pasó el mediodía, se pusieron en trance hasta la hora de hacer la
meditatio en la que intentaremos profundizar sobre el significado ofrenda, pero no hubo voz, ni quien escuchara ni quien respon-
de la idolatría; una pregunta práctica para conocer los ídolos que diera.
están en nosotros y la verdad de nuestro servicio al Dios vivo. Entonces Elias dijo a todo el pueblo: «Acercaos a mí». Todo el
pueblo se acercó a él. Reparó el altar de Yahvé que había sido
1 R 18,16-40 demolido. Tomó Elias doce piedras según el número de las tribus
de los hijos de Jacob, al que fue dirigida la palabra de Yahvé
«Abdías fue al encuentro de Ajab y le avisó, y Ajab partió al diciendo: «Israel será tu nombre». Erigió con las piedras un altar al
encuentro de Elias. Cuando Ajab vio a Elias le dijo: "¿Eres tú, el nombre de Yahvé, e hizo alrededor del altar una zanja que contenía
azote de Israel?" Él respondió: "No soy yo el azote de Israel, sino como unas dos arrobas de sembrado. Dispuso la leña, despedazó el
tú y la casa de tu padre, por haber abandonado a Yahvé y haber novillo y lo puso sobre la leña. Después dijo: «Llenad de agua cua-
seguido a los Baales. Pero ahora, envía a reunir junto a mí a todo tro tinajas y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña». Lo
Israel en el monte Carmelo, y a los cuatrocientos cincuenta profe- hicieron así. Dijo: «Repetid» y repitieron. Dijo: «Hacedlo por ter-
tas de Baal que comen a la mesa de Jezabel». cera vez». Y por tercera vez lo hicieron. El agua corrió alrededor
Ajab envió mensajeros a todo Israel y reunió a los profetas en del altar, y hasta la zanja se llenó de agua. A la hora en que se pre-
el monte Carmelo. Elias se acercó a todo el pueblo y dijo: «¿Hasta senta la ofrenda, se acercó el profeta Elias y dijo: «Yahvé, Dios de
cuándo vais a estar cojeando con los dos pies? Si Yahvé es Dios, Abraham, de Isaac y de Israel, que se sepa hoy que tú eres Dios en
seguidle; si Baal, seguid a éste». Pero el pueblo no le respondió Israel y que yo soy tu servidor y que por orden tuya he ejecutado
nada. Dijo Elias al pueblo: «He quedado yo solo como profeta de todas estas cosas. Respóndeme, Yahvé, respóndeme, y que todo
Yahvé, mientras que los profetas de Baal son cuatrocientos cin- este pueblo sepa que tú, Yahvé, eres Dios que conviertes sus cora-
cuenta. Que se nos den dos novillos; que elijan un novillo para zones». Cayó el fuego de Yahvé que devoró el holocausto y la
ellos, que lo despedacen y lo pongan sobre la leña, pero que no leña, y lamió el agua de las zanjas. Temió todo el pueblo, y caye-
pongan fuego. Yo prepararé el otro novillo y lo pondré sobre la ron sobre su rostro y dijeron: «¡Yahvé es Dios, Yahvé es Dios!»
leña, pero no pondré fuego. Invocaréis el nombre de vuestro dios; Elias les dijo: «Echad mano a los profetas de Baal, que no escape
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ninguno de ellos»; les echaron mano y Elias les hizo bajar al nia religiosa que conduce a la autoexaltación. Aún hoy existen for-
torrente de Quisón, y los degolló allí» (1 R 18,16-40). mas de pretendida espiritualidad que, a través de la autoexaltación,
Es un párrafo muy largo, rico en dramatismo y lleno de fuerza provocan un estado pseudomístico.
narrativa.
Lo podemos dividir en cinco partes. 4. Los versículos 30-38 presentan, sin embargo, cómo Elias
realiza el sacrificio. A la desesperada intentona de los seguidores
1. La preparación del juicio de Dios (vv. 16-20). de Baal para atraer la atención de la divinidad, se contrapone la
Elias manda a Abdías, el mayordomo del rey, a decirle que tranquila compustura del profeta de Yahvé. Es notable sobre todo
debe hablarle; Acab se dirige hacia el profeta que le ordena que su invocación en el momento del sacrificio postmeridiano, que así
convoque en el monte Carmelo a los profetas de Baal. nos recuerda la suprema ofrenda realizada por Jesús a las tres de la
tarde sobre el monte Calvario: «Señor, Dios de Abraham, de Isaac
2. La segunda parte narra el desafío de Elias (vv. 20-24) mos- y de Jacob, que se sepa hoy que tú eres Dios en Israel y que yo soy
trándonos que lo que se pone en juego es la fe monoteísta. Se trata tu servidor y que por orden tuya he ejecutado todas estas cosas.
de decidir si Dios es Yahvé o es Baal o los Baales, los dioses de los Respóndeme, Yahvé, respóndeme, y que todo este pueblo sepa que
fenicios, los dioses de Tiro. tú, Yahvé, eres Dios que conviertes sus corazones»?
La palabra central de esta parte es el versículo 21: «¿Hasta cuán-
do vais a estar cojeando con los dos pies?» La expresión no es del 5. En fin, la última parte (vv. 39-40) habla de las consecuencias
todo clara; probablemente quiere indicar la falta de una decisión, el de cuanto ha ocurrido; por una parte el pueblo que adora a Yahvé,
ir un poco de uno a otro lado. Quizá alude a las danzas sagradas que y por otra, los profetas que son ejecutados.
se hacían un tanto en honor de Yahvé y un tanto en honor de Baal. El sentido de crueldad que aparece en la matanza de los sacer-
«Si el Señor es Dios, seguidlo», continúa el versículo 21, y acude dotes de Baal es superado, evidentemente, por el espíritu del Nue-
enseguida a nuestra memoria la asamblea de Siquém convocada por vo Testamento. Sin embargo, más allá de las costumbres históricas
Josué: «Si no queréis servir al Señor, elegid hoy a quién queréis ser- del pasado (cfr. Es 22, 19), nosotros queremos penetrar en el men-
vir: si a los dioses a los que sirvieron vuestros padres más allá del saje permanente del párrafo, con la gracia de Dios y con la ayuda
río, o a los dioses de los Amorreos, en cuyo país habitáis. Que yo y del Espíritu Santo.
mi familia serviremos a Yahvé» (Jos 24, 15). Se representa lo «Señor, concédenos entender el valor de este episodio para
mismo, el dramático dilema: ¿a quién queremos servir? conocerte mejor a ti, único Dios verdadero, y a aquel al que tú has
Es doloroso notar que mientras en el libro de Josué el pueblo mandado, Jesucristo».
responde por tres veces: «Lejos de nosotros abandonar al Señor
para servir a otros dioses», a Elias el pueblo no le responde nada, La idolatría
no sabe qué decir, está temeroso, indeciso.
1. Etimológicamente idolatría quiere decir culto a los ídolos,
3. En la tercera parte (vv. 25-29) leemos el intento de llevar a adoración de objetos fabricados por el hombre, que tieneífun sig-
término el sacrificio del fuego por parte de los profetas de Baal: nificado religioso, objetos que pueden representar un hombre, una
gritan, danzan, se emborrachan desde la mañana hasta el mediodía. mujer o también un animal (serpiente, cordero, águila). A ellos se
Es interesante la descripción de la danza ritual mediante la que se rinde honor, se atribuyen poderes divinos, mágicos, superiores, se
excitan hasta llegar a un estado de trance; se trata de una ceremo- les da reverencia y adoración ofreciendo sacrificios.
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2. No es fácil entender por qué el hombre se comporta de ese humano, aunque se trate de un símbolo, aunque se trate de una
modo: deberíamos entrar en complejas discusiones de antropolo- referencia a una realidad más alta.
gía y de psicología religiosa. Alguien quedará asombrado de la rigidez de la Sagrada Escritura,
- La motivación más inmediata, que quizá valía para los anti- de la intransigencia del profeta Elias; de hecho, si se piensa en otras
guos, se encuentra en el hecho de que pensaban en una fuerza mis- religiones, podría parecer legítimo expresar un cierto valor religioso
teriosa radicada en determinados objetos. a través de los objetos, al menos como un intento de afirmar un Ser
- Sin embargo, había algo más probablemente: pensaban en supremo al que es necesario adorar. Entonces, ¿cómo es que se
una fuerza divina de la persona o de la realidad representada. No rechaza la idolatría, aún en sus formas más espirituales, más altas?
podemos, por tanto, considerar la idolatría siempre como alguien La razón, a mi parecer, la encontrarmos en la definición que
que elige un objeto por Dios; más bien, éste cree en su referencia a Elias da de sí mismo, y que ya hemos meditado: «Por vida del
una personalidad divina o a una fuerza astral, mítica. Señor, Dios de Israel, en cuya presencia estoy» (1 R 17, 1). Por
- Por tanto, también el ídolo puede tener un valor relativo y, vida del Señor, «Vivit Dominus», según la versión latina. Ésta es la
por eso, su adoración puede indicar un cierto acto religioso hacia clave para entender la lucha de Elias contra los ídolos y la lucha de
aquello que el hombre no logra imaginar del todo. Quien honra a la Biblia contra todo aquello que, aunque sea mínimamente, apa-
un ídolo puede querer honrar en una señal visible una fuerza rece como idolatría. Yahvé es un Dios vivo.
divina invisible. Era esto lo que intentaban hacer los hebreos En el contexto que nos interesa, significa que Dios es imprevi-
cuando se construyeron en el desierto un becerro de oro: no pensa- sible, que su acción para con nosotros es libre y soberana, que
ban sustituir a Yahvé por otro dios, sino rendirle culto de manera nunca podemos calcular nada previamente. He aquí la enorme
tangible, tener un símbolo de la potencia propia de Yahvé que les diferencia entre la concepción del verdadero Dios y cualquier otra
había conducido fuera de Egipto. forma de religiosidad. Porque el ídolo, aunque en él se pretenda
- Naturalmente, aún en ese caso, que es el más genuinamente personificar y venerar la justicia, la verdad, la santidad, no es aún
religioso de idolatría, nos podríamos preguntar: la fuerza divina a la el Dios controlado por el hombre que puede preveer las exigen-
que se quiere rendir culto, ¿es una fuerza verdaderamente trascen- cias, y teniendo una idea propia de la justicia, de la santidad, de la
dente o quizá una idealización de una realidad humana? Si los He- verdad, puede, en cierto modo, dominarlo.
breos en el desierto tenían, casi con toda seguridad, la voluntad de Sin embargo Yahvé es libre, no se deja manipular por su cria-
adorar a Yahvé, en los cultos a Baal, sin embargo, se adoraba la fuer- tura, no se deja encuadrar en nuestros razonamientos ni en nues-
za de la fecundidad, de la naturaleza con sus ciclos resproductores de tras previsiones. Nosotros no sabemos cómo se comportará Dios
muerte y de vida, de vida que nace de la muerte, de la primavera que porque es una personalidad viviente y trascendente; todo depende
nace del invierno. Los adoradores de Baal expresaban un sentido de él y a nadie debe rendir cuentas. Al contrario, como dije antes,
religioso de reverencia y de dependencia hacia las grandes fuerzas un valor humano personificado, me hace caer en la cuenta del con-
que rigen el mundo: el amor, el sexo, la naturaleza, la fertilidad. cepto que yo tengo de él y puedo, si quiero, exorcitarlo. Yahvé
Es, pues, difícil entrar en los meandros del corazón humano. obra como quiere, se hace presente cómo y donde quiere, no es un
principio abstracto, sino que ama, suscita y destruye, premia y cas-
3. Sin embargo, nosotros sabemos que la Escritura es totalmente tiga, eleva y abaja, y sólo él sabe el porqué.
contraria a cualquier actitud que parezca, aunque sea de forma ~ Este es el Dios vivo, y por ello la Biblia no admite que se le pueda
mínima, idolátrica. Aún sabiendo que existen muchas maneras de reducir a una representación, a un concepto, ni siquiera a una defini-
ser idólatras, la Biblia no admite que se reduzca la divinidad a algo ción, porque es «El que es» (cfr. Ex 3,14), por tanto, se hace presente
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donde quiere y como quiere, obra donde y como quiere, ama al hom- Es únicamente en la revelación de la Escritura, que tiene su cul-
bre porque lo quiere amar y lo salva del modo que él sabe. men en Jesús, donde nosotros podemos conocer al Dios vivo.
En el fondo, el nombre de Elias es la síntesis de cuanto veni- Aquel que no nos revelan ni la carne ni la sangre, ni los racioci-
mos diciendo: «Mi Dios es Yahvé», mi Dios no me lo he imagi- nios, ni las costumbres, ni las deducciones de nuestra mente. Es
nado yo, no me lo he construido yo, ni con mi razón, ni con mi cierto que nosotros podemos alcanzar a decir que hay alguien más
filosofía, con mi conceptualización; Yahvé es él, el imprevisible, el allá de nosotros, más allá de todo, pero nunca lo consideramos tan
Dios que me envuelve, que me atrae. superior a nosotros que pueda «engañarnos» y sorprendernos.
Es, pues, muy importante la revelación del Dios vivo que ve- Instintivamente lo reducimos a nuestra medida, mientras que la
mos en esta página de la vida de Elias y que encontramos, tam- adoración del Dios vivo, la adoración de celo fuerte, incansable,
bién, en tantos otros pasajes de la Escritura. ardiente hasta la crueldad, de Elias es hacia el Dios a quien nadie
puede decir nada, que está más allá de cualquier imaginación o
¿Servimos al Dios vivo? pensamiento nuestro, que se revela por amor y con amor trastorna
una y otra vez las ideas humanas. Todo el evangelio es una mani-
Hoy hay muchas formas de superstición que recuerdan las del festación del esfuerzo de los hombres por aceptar al Dios de Jesús,
pasado; mucha gente usa talismanes, amuletos, recurre a la adivi- empezando por los apóstoles, porque lo esperaban de otra manera.
nación, a las cartas, a los horóscopos. Pero podemos afirmar que Y cuando el Dios de Jesús anuncia que se revelará en la cruz, se
en nuestro mundo occidental la idolatría no tiene nada que ver con escandalizaban al darse cuenta de que no era el Dios que pensaban.
la antigua idolatría. ¿Servimos verdaderamente al Dios vivo?
Muchos tienen una cierta ¡dea acerca de un ser superior, y no «Revélate, Señor, a mí, muéstrate desconcertando mis pensa-
son tan numerosos como se podría creer los ateos convencidos, mientos, muéstrate destruyendo mis ideas prefabricadas acerca de
racionales. Incluso las estadísticas religiosas enseñan que personas ti, destruyendo los ídolos, las falsas imágenes tuyas que ocupan mi
no creyentes en el Dios de la Iglesia católica piensan, sin embargo, corazón».
en el tema del más allá.
Sin embargo, quizá son pocos, incluso entre los bautizados, los Nuestros ídolos
que han llegado al conocimiento del Dios vivo, tal como lo pre-
senta la Escritura y como nos los presenta Jesús. Un Dios que no Podemos concluir con una pregunta: ¿cuáles son los ídolos que
está hecho como yo lo pienso, que no depende de cuanto yo espero me impiden el conocimiento del Dios vivo?
de él, que puede, pues, desconcertar mis esperanzas, precisamente Ciertamente, son muchos, personales y sociales.
porque está vivo. Personales: el orgullo, la ambición, todas las pretensiones que
La prueba de que no siempre tenemos una justa idea de Dios es llevo dentro.
que alguna vez nos desilusionamos: me esperaba esto, me imagi- Y luego, sociales, externas a mí pero que, sin embargo, me
naba que Dios se comportara así, y me he equivocado. De ese impiden el conocimiento del Dios vivo: los ídolos grupos, los ído-
modo recorremos el sendero de la idolatría, queriendo que el Señor los foros, los ídolos teatros. En lenguaje moderno: la raza, la cultura
obre según la imagen que nos hemos hecho de él. de una gente, que en parte es un valor y en parte puede aprisionar la
«Señor, nosotros te conocemos poco, y tú, de hecho, has dicho mentalidad enfrentando a unos contra otros; el miedo a lo que
que nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se piensa la gente, a la opinión pública, el estar siempre pendiente úni-
lo quiera revelar». camente de lo que es la media del pensamiento común; en fin, los
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ídolos teatros, todo aquello que me hace esclavo de lo que esperan
los demás. Se trata de pequeños ídolos, como los que se llevaban
escondidos las mujeres de los patriarcas, para no perder del todo la
unión con el pasado. Pequeños ídolos son la sujeción a las opinio-
nes, a las costumbres de los otros, a las falsas costumbres de la
cultura, que al fin me quitan la libertad y la rectitud del corazón.
Podríamos decir, en sístesis, que todo lo que va contra la pureza
de corazón representa nuestra idolatría: «Bienaventurados los lim-
pios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5, 8).
«Concédenos, Señor, la pureza del corazón. Oh María, tú que
has contemplado al Dios vivo y te has sometido completamente a
él como esclava de Yahvé, purifica nuestros pensamientos para
que podamos conocer y adorar al Señor como tú lo has conocido,
amado y adorado». LA JUSTA PETICIÓN
1 R 3,5.7-12; Rm 8,28-30; Mt 13,44-52

En esta homilía me limitaré a hacer algún subrayado acerca de


la relación entre las lecturas y el camino de los Ejercicios espiri-
tuales que estamos haciendo.
La petición de Salomón
«En aquellos días Yahvé se apareció a Salomón en sueños por
la noche. Dijo Dios: "Pídeme lo que quieras que te dé". Salomón
dijo: "Señor, mi Dios, tú has hecho rey a tu siervo en lugar de Da-
vid mi padre, pero yo soy un niño pequeño que no sabe salir ni
entrar. Tu siervo está en medio del pueblo que has elegido, pueblo
numeroso que no se puede contar ni numerar por su muchedum-
bre. Concede, pues, a tu siervo, un corazón que entienda para juz-
gar a tu pueblo, para discernir entre el bien y el mal, pues ¿quién
será capaz de juzgar a este pueblo tuyo tan grande? Agradó a
Yahvé esta súplica de Salomón, y le dijo Dios: «Porque has pedido
esto y, en vez de pedir para ti larga vida, riquezas, o la muerte de
tus enemigos, has pedido discernimiento para saber juzgar, cumplo
tu ruego y te doy un corazón sabio e inteligente como no lo hubo
antes de ti ni lo habrá después» (1 R 3, 5. 7-12).

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Al iniciar estos días os exhorté a precisar la gracia que cada una El Reino es la gracia fundamental, que comprende todas las
pretendía pedir al Señor como fruto de los Ejercicios. Y tal peti- demás, es incomparable y llena el corazón de alegría, haciendo
ción es agradable a Dios, como nos enseña este trozo del primer fácil aún el sacrificio.
libro de los Reyes. Naturalmente, surge espontáneamente el inte- Cuando tenemos la alegría del Reino, el resto se ajusta, se re-
rrogante: ¿acaso no es verdad que el Señor sabe mejor que noso- suelve, encontramos la fuerza de vender lo que tenemos para com-
tros lo que nos conviene? prar el campo o la perla. De hecho, el tesoro de la parábola es único,
Ciertamente lo sabe, pero desea que la petición se abra camino ya no hay otros, y la perla preciosa de gran valor es única.
en nuestro corazón y devenga clara, precisa, adecuada a nuestra Vuelve aquí la reflexión sobre la lucha contra los ídolos: hay
necesidad real. Es éste también un modo con el que Dios ya nos actitudes humanas religiosas, y también no directamente religio-
escucha, suscitando en nosotros la petición justa. sas, que persiguen ciertos valores muy importantes -justicia, leal-
De hecho Salomón podía haber hecho muchas otras peticio- tad, paz, fraternidad-; sin embargo, solamente el Reino permite a
nes, y hasta religiosamente más profundas: ¡Dios mío, llévame tales valores ser ellos mismos. Es el Reino el valor supremo, el
contigo como será arrebatado Elias en un carro de fuego! Sin em- Dios vivo, imprevisible, que se hace presente, que actúa, el Dios
bargo, no hubieran sido adecuadas al momento que estaba vivien- que busca, que llama, que ofrece la alianza.
do el rey. Por el Reino, vale la pena verdaderamente venderlo todo, por-
Por tanto, él tuvo la humildad, la sinceridad, el coraje de pedir que con este bien nos llegan todos los demás, y sin él, todos los
lo que le era necesario para vivir según Dios en su determinada demás se envilecen en un determinado momento, se revelan como
situación histórica: un corazón dócil, para saber administrar justi- esperanzas vanas. Pensemos en las muchas personas que han per-
cia al pueblo. Entre las muchas posibles peticiones, eligió aquella seguido con generosidad y espíritu de sacrificio la justicia, quizá
que correspondía al designio de Dios sobre él, situándose en la mediante la revolución, mediante el don de su vida; si no existía en
mejor condición para ser escuchado. ellos la búsqueda del Dios viviente, el deseo del Reino, la alegría
Es interesante subrayar, reflexionando sobre la vida de Salo- de la perla preciosa, ¿qué es lo que se han encontrado entre las
món, que el Señor le concedió después bastante más. La petición manos?
justa y proporcionada a nuestro camino no nos priva de otras gra- Nosotros, en esta Eucaristía queremos rezar por toda la huma-
cias, por el contrario, nos abre el camino hacia muchos dones. nidad, por todos nuestros hermanos y hermanas que, cada cual a
Os exhorto, pues, a que volváis a pensar lo que quisieras como su manera, creen en algún valor por encima de sí. Y para que en-
fruto de los Ejercicios, para entender, a la luz de las palabras de cuentren el único, el sumo valor, nosotros adoraremos al Dios vivo
Salomón, si es verdaderamente adecuado a vuestra actual necesidad. y verdadero que viene entre nosotros, Jesucristo crucificado y re-
sucitado, convertido en pan y vino por amor al hombre.
La gracia fundamental
Es necesario pedir con insistencia esta gracia, en vista del único
don fundamental, el del Reino: «Buscad ante todo el reino de Dios
y lo demás se os dará por añadidura» (Le 12, 31).
Jesús ilustra este don en las dos primeras parábolas del evange-
lio de Mateo: el tesoro escondido en el campo y la perla preciosa
(cfr.Mt 13,44-46).
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IV
CONOCIMIENTO DE DIOS
Y VIRTUDES EVANGÉLICAS

Al hablar de los ídolos que nos impiden el conocimiento del


Dios vivo, hemos preparado ya el momento de los ejercicios espiri-
tuales que está dedicado a la purificación del corazón: «Haz nuestro
corazón puro, oh Señor, para que podamos verte».
Por eso, será útil que cada una de vosotras dedique algún tiem-
po a dejarse interrogar por Jesús sobre vuestra conformidad con él,
sobre la pureza del corazón, para examinar la propia conciencia
preparándose así al sacramento de la confesión. Todo esto, natural-
mente, en la paz, en la serenidad, en aquel abandono a Dios y en
aquella confianza que son también las virtudes de Elias.
Conocimiento de Dios y virtudes evangélicas
El Dios de Elias, el Dios de Jesucristo, el Dios vivo que noso-
tros queremos conocer es, efectivamente, un Dios que ama ciertas
actitudes del hombre y detesta otras.
53
Para comprender tales actitudes nos ayudaremos de algunos coloquio a su mujer Jezabel. Está amargado, desdeñado, se refugia
episodios de la vida de Elias, en particular del episodio de la viña en la cama, se gira hacia la pared rechazando la comida; es el hom-
de Nabot y del relato del encuentro con la viuda de Sarepta. bre poderoso, ambicioso, que ha sido herido en un asunto sin im-
Hemos dicho que las narraciones que componen la historia del portancia. El tenía bienes inmensos, y no necesitaba para nada la
profeta de Tisbe, no están necesariamente unidas entre sí con un viña de Nabot. Sin embargo, cuando una persona quiere conseguir
riguroso orden cronológico; están, por el contrario, un poco desu- un capricho, sobre todo si está habituada a tener aquello que quie-
nidas o separadas. Es, pues, posible meditar las diversas partes re, si se le priva de algo, aunque sea poco, queda sumamente amar-
según la inspiración del camino de los Ejercicios. gada. Quizá se dan terribles episodios de venganza, de revancha
Siguiendo siempre el método de la lectura divina, empezaremos por minucias, precisamente porque un sentimiento amargo ha
releyendo los dos textos para pasar a la reflexión sobre los valores invadido los ánimos.
permanentes dejándonos, en fin, interpelar por el mensaje bíblico. En esta base de tristeza aflora la perfidia de Jezabel y de su
concepción despótica del poder: para el rey no existe ley, no existe
1 R 21: la viña de Nabot derecho y lo que él hace siempre es justo. Y desde el momento
que Ajab no quiere ensuciarse las manos, la mujer decide actuar en
De este largo relato del capítulo 21 del primer libro de los su lugar. Sutil y profunda esta penetración en los meandros del
Reyes, me limito a leer la parte que se refiere directamente a Elias. poder humano y de sus prevaricaciones; Ajab es el político dis-
No sabía exactamente si era oportuno proponéroslo porque podría puesto a aceptar que otros hagan en su favor lo que él tiene miedo
parecer más oportuno para una meditación para políticos, desde el de hacer.
momento que señala muchas crueldades propias de las luchas del
poder. Son páginas de un gran valor psicológico para ayudar a 3. Vv. 8-18: la tercera es una escena cruel de prevaricación po-
comprender los enredos mediante los que el ánimo humano, ten- lítica. Nabot es juzgado públicamente frente a la asamblea y, gra-
tado por la ambición, logra vencer a los demás. Sin embargo, cias a la intervención de dos testigos falsos pagados por los hombres
pienso que será útil para nosotros. de Jezabel, es condenado. De hecho, con el dinero se puede obtener
La totalidad del capítulo se puede dividir fácilmente en cinco lodo, se corrompen los tribunales, se viola la ley. Es fácil captar la
partes. triste ironía de este trozo: Nabot es matado legalmente, del mismo
modo como Jesús será matado por respeto a la ley. Sirviéndose de
1. Vv. 1-3: Nabot de Yzreel, probablemente un hombre acomo- instrumentos legales se pueden hacer gravísimas injusticias.
dado, estimado, poseía una viña vecina al terreno en el que se
estaba construyendo el rey su casa. Yzreel era como una segunda 4. Vv. 17-25: Elias anuncia el castigo divino. Entonces fue diri-
capital para el rey de Israel. Interpelado por Ajab para ver si le gida la palabra de Yahvé a Elias tesbita diciendo: «Levántate, baja al
cedía o le vendía la viña, responde negativamente porque, sólo por encuentro de Ajab, rey de Israel, que está en Samaría. Está en la viña
medio de la unión con la tierra heredada de los padres se tenía cíe Nabot, a donde ha bajado a apropiársela. Le hablarás diciendo:
derecho de ciudadanía; la tierra pertenecía, por decirlo de alguna Así habla Yahvé: Has asesinado ¿y además usurpas? Luego le habla-
manera, a la definición misma del israelita. rás diciendo: Por esto, así habla Yahvé: En el mismo lugar en que los
|XMTOS han lamido la sangre de Nabot, lamerán también los perros tu
2. Vv. 4-7: en la segunda parte asistimos a una escena muy rea- propia sangre». Ajab dijo a Elias: «Has vuelto a encontrarme, ene-
lista y con connotaciones psicológicas. Ajab refiere el resultado del migo mío». Respondió: «Te he vuelto a encontrar porque te has ven-
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dido para hacer el mal a los ojos de Yahvé. Yo mismo voy a traer el 1 R17,7-16: El milagro de la harina y del aceite
mal sobre ti y voy a barrer tu posteridad y a exterminar todo varón de
los de Sajab, libre o esclavo, en Israel. Y haré tu casa como la casa de Junto al Elias vengador, podemos considerar, como en un díp-
Jeroboam, hijo de Nebat, y como la casa de Basa, hijo de Ajías, por tico, al Elias amigo de los pequeños y de los pobres porque los dos
la irritación con que me has irritado y por haber hecho pecar a Israel. cuadros casan perfectamente entre sí: el profeta que es fuerte y
También contra Jezabel ha hablado Yahvé diciendo: «Los perros duro con los prepotentes, se muestra dulce, misericordioso, tierno,
comerán a Jezabel en la parcela de Yzreel». A los hijos de Ajab que afable con los pobres y los humildes.
mueran en la ciudad los comerán los perros y a los que mueran en el El episodio del encuentro con la viuda de Sarepta es particular-
campo los comerán las aves del cielo». mente significativo, pero por ahora nos detendremos solamente en
No hubo quien se prestara como Ajab para hacer el mal a los el episodio del milagro de la harina y del aceite. Sin embargo, vol-
ojos de Yahvé, porque su mujer Jezabel le había seducido. Su pro- veremos de nuevo sobre este pasaje tan bello, tan rico en enseñan-
ceder fue muy abominable, yendo tras los ídolos, en todo como los zas y símbolos; ahora lo leemos solamente para subrayar las
amorreos a los que expulsó Yahvé ante los hijos de Israel». preferencias del Señor y de su profeta.
Entra, pues, en escena Elias, que hasta ahora no había sido men- «Al cabo de los días se secó el torrente, porque no había lluvia
cionado. Elias es precisamente el hombre que llega de improviso, en el país. Le fue dirigida la palabra de Yahvé a Elias diciendo:
cuando menos se le espera y anuncia un juicio divino, un castigo de "Levántate y vete a Sarepta de Sidón y quédate allí, pues he orde-
Yahvé. nado a una mujer viuda de allí que te dé de comer". Se levantó y
Subrayo la semejanza entre este trozo y el del profeta Natán que se fue a Sarepta. Cuando entraba por la puerta de la ciudad había
interviene para reprochar a David después de la muerte de Urías allí una mujer viuda que recogía leña. La llamó Elias y le dijo:
hecha para ocultar el pecado con Bersabé (cfr. 2 S 12, 1-13). Aquí "Tráeme, por favor, un poco de agua para mí en tu vaso para que
el profeta Elias, menos delicadamente que Natán, ataca directa- pueda beber". Cuando ella iba a traérsela, le grito: 'Tráeme, por
mente al rey y pronuncia enseguida la condena divina sobre él. favor, un bocado de pan en tu mano". Ella dijo: "Vive Yahvé tu
Elias actúa en nombre de Yahvé, mandado por él, para defender Dios, no tengo nada de pan cocido; sólo tengo un puñado de ha-
al pequeño contra el grande, al simple contra el astuto, y para res- rina en la tinaja y un poco de aceite en la orza. Estoy recogiendo
tablecer la justicia. El Dios vivo es, pues, aquel que no tolerará dos palos, entraré y lo prepararé para mí y para mi hijo, lo come-
ciertas acciones, que no suscribe el derecho absoluto de un rey, que remos y moriremos". Pero Elias dijo: "No temas. Entra y haz
no aprueba la prepotencia humana. como has dicho, pero primero haz una torta pequeña para mí y
Los ídolos, por el contrario, podrían por lo demás exaltar la tráemela, y luego la harás para ti y para tu hijo. Porque así habla
potencia bélica, la victoria de la violencia, de las armas, la victoria Yahvé, Dios de Israel: No se acabará la harina en la tinaja, no se
de quien llega a obtener el máximo de consenso. agotará el aceite en la orza hasta el día en que Yahvé conceda la
lluvia sobre la haz de la tierra".
5. Vv. 27-29: la última parte del relato nos da a conocer una espe-
cie de arrepentimiento de Ajab que no es tan malvado como Jezabel. Ella se fue e hizo según la palabra de Elias, y comieron ella, él y
Comprende que ha hecho el mal, se arrepiente, ayuna, anda con la su hijo. No se acabó la harina en la tinaja ni se agotó el aceite en la
cabeza baja y, por ello, obtiene una disminución de la pena. orza, según la palabra que Yahvé había dicho por boca de Elias"»
Hemos conocido así a Elias vengador de la justicia contra los (1 R 16,7-16).
prepotentes. El texto contempla cuatro partes.
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1. Vv. 7-9: La orden del Señor a Elias de establecerse en 1. El Dios vivo es aquel que odia a los prepotentes y todas las
Sarepta. formas de abusos. Es, pues, un Señor bien diverso de todos los po-
Quisiera señalar que la elección de Dios permanece fuerte- derosos de este mundo y de todos los ídolos hechos a imagen de
mente impresa en la memoria de Israel, y de hecho es citada por los poderosos de la tierra. El Dios vivo, el Dios de la Biblia, no
Jesús en su primer discurso en la sinagoga de Nazaret: «Os digo: puede tolerar a los soberbios y a los prevaricadores.
había muchas viudas en Israel en tiempo de Elias, cuando el cielo
estuvo cerrado durante tres años y seis meses, y hubo una gran 2. El Dios vivo prefiere a los pobres, a los humildes, a los senci-
carestía en todo el país; pero a ninguna fue mandado Elias, sino a llos, a los abandonados. No podemos decir lo mismo, sin embargo,
una viuda de Sarepta de Sidón» (Le 4,25-26). El episodio es, pues, de un ídolo, de una divinidad pagana, aunque quizás se pueda en-
importante porque habla del interés del profeta por los paganos, contrar alguna atenta a los pobres. La elección privilegiada de esta
por todos aquellos que no pertenecían al pueblo de Dios. categoría de personas es propia del Dios de Elias y del Dios de Je-
sucristo, del Dios del Evangelio.
2. Vv. 10-12: conmovedor el encuentro entre Elias y la viuda. Los episodios en los que nos hemos detenido son ejemplares.
La primera petición es mínima: tráeme un poco de agua, pero Nabot, que resulta muerto, es un débil, un indefenso, un hombre
después, viendo que esta mujer humilde está pronta a servirlo, Elias que no tiene voz, uno a quien no está permitido hablarle y que es
aumenta la petición. La respuesta es bellísima porque comienza con aventajado por las mismas piedras. La viuda de Sarepta no sabe a
su expresión favorita: «Por la vida de Yahvé, tu Dios». Aún no quién dirigirse para poder sobrevivir. El mismo Elias es un hombre
siendo del pueblo elegido, la viuda, como tantas personas religiosas despojado de todo, alguien carente de todo.
de su tiempo y de todos los tiempos, sabe reconocer al hombre de Estas espléndidas figuras de pobres han entusiasmado al santo
Dios y tiene instintivamente un sentimiento de veneración y de obe- padre Ambrosio que dedica a este respecto maravillosas páginas al
diencia hacia el profeta. Sin embargo, ella no tiene nada. Así se profeta de Tisbe. Escribe entre otras cosas: «¿Era, acaso Elias
encuentran frente a frente dos pobres: Elias carece de todo, ha menos feliz porque era pobre? En absoluto. Más aún, tanto más
debido dejar hasta su escondite en el torrente Kerit, está sin casa, feliz, porque era rico para Dios. De hecho, es mejor ser rico para
sin meta, sin posibilidad de apoyo; la viuda es pobrísima y cercana los otros que para uno mismo, como era este que en tiempo de
a la muerte por hambre. carestía pedía la comida a una viuda concediendo a cambio que la
tinaja de la harina durante tres años y seis meses no quedara vacía
3. Vv. 13-14: el tercer momento es el oráculo de Elias, el anun- y la orza de aceite diese a la pobre viuda la cantidad suficiente que
cio del milagro. se necesita para cada día» (Los deberes, 11, 4, 14).
La pobreza es, pues, una riqueza evangélica, una misteriosa
4. Vv. 15-16: en fin, la última escena, es la realización del mila- riqueza divina.
gro, según la palabra pronunciada por Yahvé a través de su profeta. En la obra Jacob y la vida bienaventurada, Ambrosio se pre-
gunta: ¿cómo es que todos los santos del Antiguo Testamento no
¿Quién es el Dios vivo? eran pobres? Moisés, en particular, era un hombre poderoso, un
gran caudillo y su condición contrasta con la de Elias el pobre, el
Para intentar resumir el mensaje de los dos relatos que hemos humilde, el despreciado, el perseguido. Ambrosio concluye que la
leído, propongo cinco afirmaciones en respuesta a la pregunta: verdadera felicidad consiste evidentemente en la posesión del
¿Quién es, pues, el Dios vivo? Sumo Bien, no en la diferente situación social y familiar. Lo que
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hace al hombre a la medida del Dios vivo no es la pobreza exte- 5. El Dios vivo está próximo a todos los que se abandonan a
rior, sino la posesión del Sumo Bien, que permite vivir con alegría él. Elias es precisamente la imagen del abandono completo a
aún en la pobreza exterior, del mismo modo que permite vivir con Yahvé, del que se deja conducir siempre donde quiere y la viuda
libertad y con desapego de espíritu el servicio del poder y la pose- es la imagen de quien se fía cotidianamente, de quien sabe que
sión de los bienes terrenos: «No fue menos feliz Elias que Moisés, cada día se le dará cuanto necesita para vivir. ¿No dirá Jesús: «A
por el hecho de haber sido el uno necesitado de comida, vestido cada día le basta su preocupación»? (cfr. Mt 6, 35), ¿y no nos en-
con una piel de cordero sin ningún valor, sin hijos, sin dinero, sin señará a pedir en el Padre nuestro: «Danos hoy nuestro pan de cada
un compañero, y el otro caudillo de pueblos, alegrado por sus hijos, día»?(Mt6,11).
adornado por el poder: de manera diversa han puesto los fundamen- Podemos, por tanto, deducir que el Dios vivo, el Dios de Elias
tos de un mérito igual, como se revela en el evangelio, cuando bri- es el Dios de las Bienaventuranzas, del Evangelio. No por azar la
llan con el Señor Jesús en la gloria de la resurrección. Se ve, figura de Elias aparece continuamente en el Nuevo Testamento, y
efectivamente, cómo les ha dado a ambos una recompensa igual san Ambrosio reflexiona frecuentemente sobre él. Ambrosio con-
como testigos iguales de su gloria» (Jacob y la Vida Bienaven- templaba en la vida del profeta aquella humildad, aquel desapego,
turada, 1,8, 38). aquella simplicidad, aquella pureza de corazón, aquella manse-
La preferencia de Dios por los pobres no indica, pues, despre- dumbre y, a la vez, aquella fuerza contra las persecuciones que
cio por los otros, aunque pone a la luz una predilección del Señor, constituyen la Bienaventuranza.
que evidencia cómo el verdadero bien es la posesión del Dios Nosotros, pues, conocemos al Dios vivo cuando intentamos
vivo. vivir las actitudes evangélicas y dejamos que actúe en nosotros el
Espíritu Santo que nos impulsa a obrar según el obrar de Jesús.
3. La tercera afirmación reseñable de los dos episodios es que
el Dios vivo ama a aquellos que se olvidan de sí. Elias se deja di- Preguntas para nosotros
rigir a un país extranjero; la viuda se olvida de sí porque después
de haber escuchado la palabra del profeta, prepara tranquilamente Expreso la pregunta fundamental de esta manera: ¿me dejo in-
y sin rodeos la comida para él, condividiendo lo poquísimo que terpelar por el Dios vivo, por Dios como se da a conocer en la his-
tiene. toria del Antiguo Testamento, y no por el Dios que yo me imagino?
Para ayudaros a responder, os sugiero algunas preguntas más
4. El Dios vivo se presenta mejor en lo escondido y en la sim- precisas.
plicidad que en la ostentación de la potencia, aunque sea benéfica.
Yahvé está presente en el ocultamiento de Elias en el Kerit y, 1. ¿Aborrezco toda forma de ostentación, de protagonismo, de
cuando le hace realizar un milagro, ese milagro no se produce propia valoración?
estrepitosamente -¡te llenaré la despensa de harina, te daré cin- Es verdad que quizá debamos aceptar el estar en primera fila,
cuenta jarras de aceite!- Dios provee poco a poco, de manera quizá el conducir un pueblo. Sin embargo, el hombre evangélico es
que ni siquiera la mujer se dé cuenta y su fe sea puesta a prueba capaz de subir a la montaña con Moisés y de bajar al torrente con
cada día. Elias; pero rehuye el ponerse como ejemplo.
El Dios vivo ama lo escondido aún en los milagros y por eso Sin embargo, nosotros nos preocupamos frecuentemente del
Jesús no quería que se hablase de sus prodigios (cfr. Mt 9, 27-31; reconocimiento que no se nos da, nos turbamos porque no se rea-
Me 5, 35-43; 7, 31-36; Le 5,12-14). liza lo que hubiéramos deseado y que correspondía a nuestra
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voluntad de protagonismo. Debemos reconocer que es difícil per- ría. Si bien el Señor puede manifestarse y se manifiesta a veces en
manecer escondidos durante mucho tiempo, y sin embargo es ésta el éxito, en el poder, en una cierta abundancia de bienes, preferi-
la vida según las Bienaventuranzas. blemente y más seguramente se manifiesta en lo contrario.
«Oh María, tú que has conocido el misterio del Dios vivo, del
2. ¿Estoy cerca de quien en la comunidad aparece más olvi- Cristo pequeño, humilde, perseguido, condenado y muerto, concé-
dado? La atención evangélica se dirige a las personas que, por denos entrar en el corazón de este misterio, y purifica nuestro
motivos externos o internos, sociológicos o de salud se ven menos, conocimiento del Señor. Haz que podamos ser serenos y gozoso
son casi menos útiles a la comunidad. testigos del Dios de Elias, del Dios de tu Hijo Jesús».
3. Buceando más a fondo, nos preguntamos: ¿sé esperar con
paciencia y confianza el don de Dios?, ¿sé depender de él, me
basta la harina de hoy, la gracia de hoy, la fuerza física y moral
de hoy?, ¿o quizá pretendo tener la harina también para mañana y
pasado mañana, quiero la despensa llena, la certeza de que lo-
graré lo que sea también mañana, pasado mañana y los otros días
que vengan?
4. ¿Dejo actuar en mí al Dios vivo, poniéndome ante él con
humildad, pasividad, acogida? Porque es él, el Dios vivo, quien me
purifica. Es él quien me atrae a él, quien me consuela, quien me
guía, quien quiere darme la pureza de corazón; y si yo la busco es
sólo por su empuje y por su impulso.
¿Sé creer siempre en la iniciativa de Dios que se hace próximo
al hombre o quizá, en la impaciencia, prefiero hacerlo todo por mí
mismo pensando que si llega el don del Señor será bien acogido,
pero que entre tanto es mejor asegurar algunas cosas con mis
fuerza?
Sostengo que es un cometido fundamental, sobre todo para las
comunidades religiosas claustrales, ofrecer hoy el testimonio del
Dios vivo. El Dios vivo, efectivamente, es poco conocido, es es-
carnecido, se le cambia por ídolos de poder, de éxito, incluso de
poder y de éxito en la acción pastoral y apostólica. No es fácil en-
tender el misterio del Dios viviente tal como se presenta en la hu-
mildad y en el fracaso de Elias, en la humildad y en el fracaso de
Jesús. Es necesaria una fe auténtica en el Dios de la Biblia para
aceptar que el Señor se manifieste de esta manera y preferible-
mente de este modo, más seguramente así que de manera contra-
62 63
I

V
«NO SOY MEJOR QUE MIS PADRES»

1R 19,1-8: Un episodio sorprendente


Me llena de temblor el afrontar la meditación acerca del episo-
dio de Elias en el Horeb porque en una historia toda ella constituye
verdaderamente el fuego del fuego.
Pidamos, pues, la gracia del Espíritu Santo en el deseo de ser
también nosotros inmersos en el fuego sagrado del profeta, para
conocer mejor al Dios vivo.
Sobre esta página famosa, rica en símbolos, reflexionaremos en
dos tiempos dedicándole toda la jornada de hoy.
Veremos primero la debilidad de Elias (1 R 19, 1-8), y servirá
para continuar nuestro camino de purificación; en la posterior medi-
tación hablaremos del encuentro de Elias con Dios (1 R 19, 9-18).
«Ajab refirió a Jezabel cuanto había hecho Elias y cómo había
pasado a cuchillo a todos los profetas. Envió Jezabel un mensajero
a Elias diciendo: "Que los dioses me hagan esto y me añadan esto
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otro si mañana a estas horas no he puesto tu alma igual que el alma llegando primero a la casa real, ante los ojos de Jezabel: «La mano
de uno de ellos". Él tuvo miedo, se levantó y se fue para salvar su del Señor fue sobre Elias que, ciñéndose la cintura, corrió delante
vida. Llegó a Bersebá de Judá y dejó allí a su criado. El caminó por de Ajab hasta Yzreel» (1 R 18, 46). Elias, también en este episo-
el desierto una jornada de camino, y fue a sentarse bajo una retama. dio, se había mostrado lleno de un coraje extraordinario.
Se deseó la muerte y dijo: "¡Basta ya, Yahvé! ¡Toma mi vida, por- Por eso nos es difícil comprender cómo de repente se atemoriza
que no soy mejor que mis padres!" Se acostó y se durmió bajo una ante aquella mujer y huye como si fuera un perdedor, un vencido y
retama, pero un ángel le tocó y le dijo: "Levántate y come". Miró y no un vencedor.
vio a su cabecera una torta cocida sobre piedras calientes y un jarro - Me parece que, si por una parte este trazo de Elias nos sor-
de agua. Comió y bebió y se volvió a acostar. Volvió segunda vez el prende, por otra nos lo aproxima, nos permite entender toda su pa-
ángel de Yahvé, le tocó y le dijo: "Levántate y come, porque el sibilidad humana. La experiencia nos enseña que no en pocas
camino es demasiado largo para ti". Se levantó, comió y bebió, y ocasiones el colmo del éxito preludia un derrumbamiento ner-
con la fuerza de aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta vioso; nos empeñamos, nos esforzamos con todas las energías en
noches hasta el monte de Dios, el Horeb"» (1 R 19,1-8). alcanzar un determinado resultado, pero una vez obtenido, las
fuerzas ya no responden más. Seguramente al profeta le ocurrió
La fuga de Elias (w. 1-3) algo parecido; la audacia de correr a pie más rápidamente que los
caballos, de correr hasta la entrada de la casa real de Jezabel, ha
Ajab refirió a Jezabel, su mujer, lo que había hecho Elias, tam- provocado el hundimiento.
bién por tanto su lado positivo, el sacrificio prodigioso en el monte - ¿Quizá se ha desilusionado Elias porque esperaba la conver-
Carmelo. Pero la reina se enfureció y mandó a su mensajero que le sión de la reina? Desde el momento que Ajab, en el fondo, había
dijera al profeta: «Que los dioses me hagan esto y esto otro si ma- quedado impresionado por el prodigio del monte Carmelo y no lo
ñana a estas horas no he puesto tu alma igual que el alma de uno había castigado por la muerte de los profetas, que le estaba recono-
de ellos». cido por la lluvia, creía que también Jezabel reconocería en él al
- Atemorizado Elias huye y francamente, a primera vista, su profeta de Dios. El hecho de que la mujer no cambie para nada en
gesto parece del todo inexplicable. su actitud y lo amenace, le causa sufrimiento. Esperaba que Dios
Él había triunfado sobre los profetas de Baal, tanto con el mila- cambiara el corazón de la reina y, no viendo ningún indicio de ello,
gro como con la violencia guerrera con que los había exterminado. se abate y deprime. Quizá piense, por lo demás, que Yahvé lo ha
Por otra parte, había logrado convencer incluso al rey de su abandonado, que lo ha ilusionado, que le ha hecho esperar aquella
potencia previendo la lluvia del mismo modo que había previsto la victoria plena que no se ha realizado. Así, las fuerzas se hunden, el
sequía al inicio del capítulo 17. De hecho, en el capítulo 18 se pre- miedo lo invade, la angustia lo ahoga, lo oprime y no puede más.
senta como un benefactor del país, uno gracias al cual terminará la - Quisiera subrayar que el profeta es también ingenuo porque
larga carestía, y exhorta al rey a comer y a beber «porque oigo un no comprende que si Jezabel quisiera verdaderamente matarlo ¡no
rumor de lluvia torrencial» (cfr. 1 R 18, 41 ss.). Había rogado le hubiera enviado un mensajero! Cuando un rey intentaba cometer
insistentemente, había impetrado la lluvia, que había caído abun- un asesinato, mandaba efectivamente un sicario, sin ninguna ad-
dantemente. vertencia.
Después, en un impulso de coraje se había puesto a correr a pie - De hecho la reina, que era muy supersticiosa, tenía miedo de
delante del veloz carro de Ajab, hasta Yzreel -¡la guarida del tocar a un hombre semejante, y usa de la astucia para hacerle huir.
león!- y con una fuerza sobrehumana había vencido a los caballos El intento se logra, y Elias cae en la trampa, se deja asustar. Po-
66 67
demos recordar al apóstol Pedro que, frente a la criada, es presa por aquel criado que había visto en el Carmelo la nubécula pequeña
del pánico. También él estaba tenso, excitado por el esfuerzo de como la mano de un hombre, señal de la lluvia inminente (cfr. 1 R
haber hecho un acto de valentía superior a sus posibilidades y 18,44), pero en un momento determinado no soporta ya ni siquiera
cuando oye: «¡Tú también estabas con Jesús, el Galileo!», se con- su presencia, probablemente porque ha llegado a lo más profundo
funde, y niega (cfr. Mt 26, 69 ss.). En determinadas situaciones de del desconsuelo. Estamos llamados a recordar a Jesús que en Get-
depresión y de cansancio extremo, basta muy poco para atemori- semaní comienza a sentir miedo y angustia, y dice: «"Mi alma está
zarnos, precisamente porque hemos llegado al límite. triste hasta la muerte. Quedaos aquí y velad". Y adelantándose un
Obviamente, no sabemos si nuestro análisis de la fuga de Elias poco, cayó en tierra» (cfr. Me 14,32-33).
es justo. En cualquier caso, él huye, y es un poco inexplicable para Hay horas en la vida en que la angustia es tan grande que no lo-
un hombre de su estatura espiritual. Por eso, no estoy convencido gramos compartirla con nadie; solamente la soledad puede dejarla
de la interpretación alegórica de Ambrosio que intenta defender al debilitar a la espera de que intervenga el Señor.
profeta a cualquier precio: «Elias huyó de una mujer, Jezabel, es
decir, la vanidad sin límites, y huyó al monte Horeb, que significa El desconsuelo de Elias (vv. 4-5a)
secadero, para que se secase de él el flujo de la vanidad carnal y
así pudiese conocer a Dios con mayor plenitud (...). Ciertamente Decididamente, la fuga y el miedo se han convertido en un in-
un profeta tan grande no huía de una mujer, sino del mundo y no decible desconsuelo: «Caminó por el desierto una jornada de ca-
temía la muerte, él que se había presentado a quien lo buscaba y mino, y fue a sentarse bajo una retama. Se deseó la muerte y dijo:
que decía al Señor: "Acoge mi alma", lleno del disgusto y no del "¡Basta ya, Yahvé! ¡Toma mi vida, porque no soy mejor que mis
deseo de esta vida; huía de los atractivos del mundo, del contagio padres!" Se acostó y se durmió bajo una retama».
de una convivencia pecaminosa y de los sacrilegios de un pueblo
impío y prevaricador (La fuga del mundo, 6, 34). 1. «¿Basta ya, Yahvé!» Habiendo dejado en la pequeña ciudad
Es una defensa, esta de Ambrosio, que no me satisface porque de Bersebá a su criado, Elias continúa andando por el desierto y
el texto bíblico dice: «Elias, atemorizado, se levantó y se marchó parece proceder como un autómata, preocupado sólo por huir en la
para salvarse». Sin embargo, sus palabras nos ayudan a reflexio- dirección opuesta a Yzreel, donde se encontraba Jezabel.
nar. La fuga del profeta, que históricamente fue debida al miedo a Los exégetas se preguntan si intentaba simplemente alejarse lo
la muerte, por tanto al sentimiento más instintivo y más egoísta del más posible, o si quería alcanzar el Horeb.
hombre, un sentimiento irracional, casi invencible, propio de todo Probablemente ni siquiera él lo sabía; estaba aterrorizado y ex-
animal, deviene para el Señor una ocasión providencial de rescate. traviado, destruido, deshecho, irreconocible. Después de haber ca-
La belleza de esta narración está en el hecho de que Dios inter- minado largamente, sin comer, se echa en tierra bajo un poco de
viene en el momento del miedo, del ceder nervioso, del hundimiento sombra que acierta a encontrar, para no ser abrasado por el impla-
psíquico, en el momento de la mayor humillación de Elias porque cable sol de desierto, y se declara vencido: «¡Basta ya, Yahvé!»
siempre sabe cómo volvernos a traer a casa y cómo reconstruirnos Palabras tan semejantes cuanto contrarias a las pronunciadas
con amor. En otras palabras: Dios no teme ninguno de los males del por Simeón: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu
mundo, ningún pecado, no teme ni siquiera nuestros miedos. siervo se vaya en paz» (Le 2, 29). También Simeón se abandona a
- Interesante, en fin, es el v. 3b: «Llegó a Bersebá de Judá» -al la muerte, pero la diferencia es grandísima; se abandona como el
fondo de la tierra de Israel- «Dejó allí a su criado. Él caminó por el que ha visto la plenitud de la esperanza, como el que ha visto el
desierto una jornada de camino». En la fuga era acompañado, pues, Señor.
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Elias, sin embargo, parece exclamar: No puedo más, Señor, tú me Quisiera concluir esta muestra de sufridores que se sienten cer-
has desilusionado y, sobre todo, yo me he desilusionado a mí mismo. canos a la muerte, con las palabras de Jesús en el huerto de Get-
Quizá es un estado de ánimo que comprendemos muy bien, que semaní, tal como aparecen en el evangelio de Mateo: «Mi alma
quizá hayamos vivido, y que tiene no pocos paralelos en la Escritura. está triste hasta la muerte» (Mt 26, 38), no puedo continuar más.
- Recordamos, por ejemplo, a Moisés: «No puedo cargar yo solo Naturalmente hay una notable diferencia entre Jesús y Elias, y
con todo este pueblo: es demasiado pesado para mí. Si vas a tra- también entre Tobías o Pablo y Elias, porque el Tesbita no ruega,
tarme así, mátame, por favor, si he hallado gracia a tus ojos, para se deja vencer por el sueño de la tristeza.
que no vea más mi desventura» (Nm 11,14-15).
- Otro hombre santo, Tobías, prorrumpe en este gemido cuando, 2. «No soy mejor que mis padres»; Elias subraya que su deseo
ya ciego y pobre, se oye insultar por la mujer por no haberla com- de morir se debe al desconsuelo por la humillación sufrida. Pro-
prendido: «Anegada entonces mi alma de tristeza, suspirando y llo- bablemente también nosotros nos hayamos expresado de esta
rando, comencé a orar con gemidos: 'Tú eres justo, Señor, y justas manera muchas veces cuando, después de haber creído que triunfa-
son todas tus obras (...). Haz conmigo ahora según lo que te plazca y ríamos donde otros habían fracasado, y después de habernos esfor-
ordena que reciban mi vida para que yo me disuelva sobre la faz de zado con la mejor voluntad, hemos caído en la cuenta de que no
la tierra, porque más me vale morir que vivir. Tengo que aguantar habíamos resuelto nada, que no habíamos cambiado la situación.
injustos reproches y me anega la tristeza. Manda, Señor, que sea No por casualidad hay en la Biblia tantos salmos de desconsuelo.
liberado de esta aflicción y déjame partir al lugar eterno, y no apar- - Recuerdo al menos el Salmo 88:
tes, Señor, tu rostro de mí, pues prefiero morir a pasar tanta aflicción «Porque mi alma de males está ahita,
durante la vida y tener que seguir oyendo injurias"» (Tb 3,1. 6). y mi vida está al borde del sheol;
- Podría también citar casi todo el libro de Job, pero me limito contado entre los que bajan a la fosa,
a leer dos versículos: soy como un hombre acabado (...).
«Con sueños entonces tú me espantas, Me ha echado en lo profundo de la fosa,
me sobresaltas con visiones. en las tinieblas, en los abismos.
¡Preferiría mi alma el estrangulamiento, Has alejado de mí compañeros y amigos,
la muerte más que mis dolores! son mi compañía las tinieblas» (vv. 4-5. 7. 19).
Ya me disuelvo, no he de vivir por siempre; Incluso el último versículo está privado de esperanza, se cierra
¡déjame ya; sólo un soplo son mis días!» (Jb 7, 14-16). en la oscuridad.
- Y Job, en uno de sus cánticos de desconsuelo, exclama:
- También el grandísimo Pablo ha vivido momentos de descon- «Mis días han pasado, lejos de mis planes,
suelo extremo: «Pues no queremos que lo ignoréis, hermanos: la se han roto los deseos de mi corazón.
tribulación sufrida en Asia nos abrumó hasta el extremo, por en- (...) Mas ¿qué espero? Mi casa es el sheol,
cima de nuestras fuerzas, hasta el punto que perdimos la esperanza en las tinieblas extendí mi lecho.
de conservar la vida. Pues hemos tenido sobre nosotros mismos Y grito a la fosa: "¡Tú, mi padre!",
la sentencia de muerte, para que no pongamos nuestra confian- a los gusanos: "¡Mi madre y mis hermanos!"
za en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muer- ¿Dónde está, pues, mi esperanza?
tos» (2 Co 1,8-9). y mi felicidad ¿quién la divisa?» (Jb 17,11. 13-15).
70 71
La consolación de Elias (vv. 5b-8) se ve reforzado por una imprevista iluminación. El ángel le habla de
un camino que ha de hacer, de un camino positivo, y aunque la meta
Después de haber acompañado a Elias en el desconsuelo, lo es lejana, Elias no tiene miedo. Probablemente intuye que irá allí
contemplamos en la consolación. Los versículos 5b-8 podrían titu- donde nació el primer pacto, donde Yahvé dio fuerza a Moisés: al
larse: Dios consuela a su siervo amargado. Como leemos en la Horeb, o Sinaí. Así comprende que la suya no es ya una fuga, una
segunda carta a los Corintios: «¡Bendito sea el Dios y Padre de traición, sino una búsqueda de los orígenes del monoteísmo, un
nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de toda retorno a la pureza de la fe de Israel, un renacimiento, una regenera-
consolación, que nos consuela en todas nuestras tribulaciones, ción, para comenzar de nuevo en el lugar donde habían comenzado
para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación, los antiguos padres, en el monte santo, en el monte de Dios.
mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por - «Se levantó, comió y bebió. Con la fuerza de aquel alimento
Dios!» (2 C o l , 3-4). caminó durante cuarenta días y cuarenta noches hasta el monte de
- Esta consolación que Dios prepara a sus siervos amargados, Dios, el Horeb» (v. 8). Con la mención de cuarenta días y cuarenta
se da mediante un ángel: «Entonces un ángel le tocó y le dijo: noches, Elias es asimilado cada vez más a Moisés (cfr. Es 24,18).
"Levántate, come!"» Podemos decir, a modo de conclusión, que en el momento de su
Las palabras dirigidas a Elias tienen diversas resonancias en el mayor abatimiento, de su más grande humillación, Elias reencuen-
Nuevo Testamento. Pedro está en prisión a punto de ser entregado tra el sentido profundo de su estar ante el Señor, ante Yahvé que
para morir cuando se le presenta un ángel del Señor y una luz había definido como el Dios «en cuya presencia estoy» (cfr. 1 R 17,
refulge en la celda. El ángel tocó al apóstol y le dijo: «Levántate, 1), y que después no había sabido servir con valentía.
aprisa»; y las cadenas le cayeron de sus manos (cfr. Hch 12,7). «Concédenos, Señor, que nunca nos sintamos tan seguros de
El mismo Jesús es consolado por medio del ángel durante la nosotros mismos, que nunca hagamos afirmaciones heroicas sobre
agonía en el huerto (cfr. Le 22,43). lo que estamos dispuestos a hacer por ti, recordando la debilidad
- ¿Qué le ocurre, pues, a Elias? de Elias y la de tu apóstol Pedro. Concédenos, Señor, comprender
Poco a poco es curado de su agotamiento depresivo: «¡Leván- el misterio de tu consolación y dejarnos confortar por ti todos los
tate, come!» Él mira, ve un pan y una jarra con agua. Come, bebe días, en las pruebas pequeñas y grandes, porque tú nos amas no
y después vuelve a dormirse, pero se le presenta de nuevo el ángel, menos de lo que amaste a Elias. Y tú, María, intercede ante Jesús
lo toca y lo anima a comer porque debe afrontar un largo viaje. para que podamos captar en nosotros la presencia consoladora
Queremos leer en este pasaje incluso una pedagogía de Dios del Dios viviente».
hacia el hombre: mediante el sueño y la comida, con amor y sin
reproches lo cura lentamente invitándolo a dejarse recuperar por
los recursos naturales. El Señor consuela siempre con amor, no
deprime a sus siervos amargados con palabras severas: ¿por qué te
has comportado así?, ¿no te avergüenzas tú, que eres mi profeta, el
más grande de los profetas?, ¿por qué dudaste de mí?
- Elias viene entonces a la consciencia de un hecho fundamental:
que su huir enloquecido tenía una meta en la mente de Dios. Por una
parte, ha recuperado vigor físico por el sueño, el pan y el agua, es
decir, por un régimen de vida más tranquilo; por otra, sin embargo,
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UNA CASA ACOGEDORA
Jr 13,1-11; Mt 13,31-35

La lectura evangélica
Como lectura evangélica hemos oído proclamar la tercera y
cuarta de las siete parábolas del capítulo 13 del evangelio según
Mateo:
«El reino de los cielos es semejantes a un grano de mostaza que
tomó un hombre y lo sembró en su campo. Es ciertamente más
pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las
hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo
vienen a anidar en sus ramas (...). El reino de los cielos es seme-
jante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas
de harina hasta que fermentó todo» (Mt 13, 31 ss.).
El grano de mostaza y la levadura
¿A qué pregunta responden las dos parábolas? A una semejante
a la que responden las parábolas del sembrador y de la cizaña.
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La gente, cuando ya Jesús lleva algún tiempo en su ministerio, 2. La parábola de la levadura subraya el mismo concepto.
le pregunta sobre el significado del Reino: ¿Cómo es que todo va Si lo pensamos bien, la levadura es incomible, es harina que se
como siempre? ¡Sólo haces promesas y nada más! ¿Qué es este ha estropeado y que habría que echar fuera. Y, sin embargo, en su
Reino? humildad se muestra útilísima, capaz de fermentar una gran canti-
En el evangelio de Lucas la interrogación se expresa con pala- dad de harina que resulta así comestible, agradable, pronta para ser
bras formales: «¿Cuándo vendrá el reino de Dios?» (Le 17, 20), cocida y servida.
que dejan entender la desilusión de la muchedumbre.
Entonces Jesús relata las parábolas: el Reino, en sus inicios, es Una casa humilde pero acogedora
algo muy pequeño, y por eso no se nota. Debemos tener la pacien-
cia de esperar, debemos tener fe: «Tened fe al menos como un Podemos decir hoy que el arbusto de mostaza es la Iglesia, si
grano de mostaza» (Mt 17, 20). Esperad y veréis. tenemos suficiente fe como para contemplarla en su misterio; no
es un árbol grande, no es muy potente respecto a las potencias
1. Sin embargo, lo que veremos no es una realidad estrepitosa. terrestres ricas en ejércitos y en instrumentos de defensa. Pero es
Porque un arbusto de mostaza, aunque llegue a ser como un árbol acogedora, y los pajarillos del cielo, es decir, los pobres, los humil-
que permite que los pájaros del cielo hagan los nidos entre sus des de todos los países del mundo, encuentran en ella una casa. Es
ramas, es siempre un arbolito. Jesús no hace, pues, promesas mara- éste el milagro del Reino que se cumple ante nuestros ojos.
villosas, sino que asegura una casa para todos. Una comunidad cristiana, cuando vive realmente los valores
Es interesante comparar esta parábola del Señor con la descrip- evangélicos, es como la levadura capaz de hacer que fermente toda
ción que leemos en el libro de Daniel. Nabucodonosor, en uno de la masa del pueblo de Dios.
sus sueños, contempla un árbol. Estemos de esta manera identificados a las características del
Dios viviente, tal como hemos meditado reflexionando sobre el
«En el centro de la tierra, de altura muy grande. profeta Elias. El Dios viviente ama las cosas pequeñas, simples, se
El árbol creció, se hizo corpulento, complace en el granito de mostaza y en pellizco de levadura.
su altura llegaba hasta el cielo, También la realidad monástica es una realidad humilde, simples
su expansión, hasta los confínes de la tierra. que son como pajaritos en busca de lo infinito de Dios. Y cuando
Era hermoso su ramaje, abundante su fruto; la vida religiosa es vivida en toda su fuerza profética, es como
había en él comida para todos, levadura en la Iglesia.
a su sombra se cobijaban las bestias del campo, «Concédenos, Señor, entender el misterio de la vida cristiana y
en sus ramas anidaban los pájaros del cielo, de la vida religiosa, para que podamos conocer la gracia del reino
y toda carne se alimentaba de él» (Dn 4,7-9). de Dios, que ya está entre nuestras manos».
La semejanza con el arbusto de mostaza es clara, pero hay una
notable diferencia. Porque el árbol del rey es grande, robusto y su
cima alcanza el cielo; el de Jesús es pequeño, no excesivamente
noble, un tanto despreciado y, sin embargo, da un precioso servicio
hospedando a los pajarillos, aquellos que se confían a Dios, sin
muchas pretensiones.
76 77
VI
EL MURMULLO DE UN SILENCIO
QUE SE DESVANECE

1 R 19,9-18: La teofanía en el Horeb


El murmullo de un silencio que se desvanece: así traduce Martín
Buber la expresión de 1 R 19, 12, que constituye una gema de la es-
pléndida teofanía en el Horeb. La Biblia de San Jerónimo (Edicep,
1994) habla de «un silbido de viento suave», pero se podría decir:
«el soplo de un céfiro ligero».
Nosotros queremos comprender el significado de estas imá-
genes en las que Dios se revela, meditando sobre la segunda par-
te del relato, precisamente sobre el encuentro de Elias con Yahvé
(1 R 19,9-18).
Estamos en el momento central de la vida del profeta solitario y
también en el momento central de los Ejercicios. Se trata, pues, de
disponernos a encontrar al Dios vivo que nos revela quiénes so-
mos y qué quiere de nosotros, cuáles son sus proyectos sobre la
Iglesia y sobre el mundo.
79
Los Padres y, sobre todo, los escritores místicos y espirituales Por la palabra del Señor cerró los cielos,
han meditado largamente acerca del episodio de la teofanía del e hizo también caer fuego tres veces.
Horeb, acerca del itinerario de la fe que parte de la noche, de la ¡Qué glorioso fuiste, Elias, en tus portentos!
caverna y después, a través de los signos, alcanza a captar la presen- ¿quién puede jactarse de ser igual que tú?
cia de Dios. Quisiera citar al menos un trozo de Gregorio Magno Tú que despertaste a un cadáver de la muerte
que, reflexionando sobre la contemplación mística, escribe: «La y del sheol, por la palabra del Altísimo;
mente humana, cuando ve las cosas superiores y divinas, aun que hiciste caer a reyes en la ruina,
cuando esté en la oscuridad, ya abandona el cuerpo por medio del y a hombres insignes fuera de su lecho;
pensamiento elevado y adora humildemente a Dios; si bien no oíste en el Sinaí la reprensión,
pueda ver la esencia, sin embargo admira la potencia por una ilumi- y en el Horeb los decretos de castigo;
nación del espíritu. Por eso, se dice que Elias, mientras escucha la ungiste reyes para tomar venganza,
voz del Señor que habla, estaba ante la cueva y tenía la faz cubierta; y profetas para ser tus sucesores;
porque, cuando por medio de la gracia de la contemplación com- en torbellino de fuego fuiste arrebatado
prende la comunicación del cielo, entonces ya no se queda en la en carro de caballos ígneos;
cueva, porque el alma ya no se preocupa de las cosas terrenas; sino fuiste designado en los reproches futuros,
que estaba delante de la puerta, porque piensa en huir de las preocu- para calmar la ira antes que estallara,
paciones de esta vida» (De las Homilías sobre Ezequiel, Lib. II, para hacer volver el corazón de los padres a los hijos,
hom. I, n. 17). Y Gregorio continúa reflexionando sobre la relación y restablecer las tribus de Jacob.
entre lo que le ocurre a Elias y la oración contemplativa. Felices aquellos que te vieron
Ambrosio habla menos de esta teofanía en el Horeb. Ya hemos y que se durmieron en el amor,
recordado su comentario sobre la fuga del profeta y, probable- que nosotros también viviremos sin duda»
mente, se refiere aún al Horeb cuando escribe: «Absorto en el (Si 48, 1-11).
Verbo (...) Elias no advirtió ni siquiera el hambre de un ayuno pro-
longado. Quien sigue al Verbo no puede desear un pan terrestre, Por tanto, el tema para nosotros tan querido del viento ligero,
porque recibe la sustancia del Pan celestial» (Exposición del evan- de los modos del conocimiento de Dios, emerge probablemente,
gelio según Lucas, IV, 20). como tema dominante, sólo en épocas sucesivas.
De todos modos sabemos que Ambrosio no entra directamente En todo caso comprendemos enseguida la riqueza del trozo que
en el tema de la contemplación mística, deteniéndose preferente- intentamos meditar; sería necesario ser un místico para comentarlo
mente en temas morales. adecuadamente.
Tampoco la Biblia toma específicamente el encuentro del pro- Nosotros nos contentaremos con hacer una simple lectura, como
feta con Dios en el monte. El libro del Eclesiástico, por ejemplo, hemos hecho con los primeros ocho versículos del capítulo 19.
en los capítulos sobre el elogio de los antepasados, dedica hasta «Elias entró en la cueva, y pasó en ella la noche. Le fue dirigida
once para subrayar la reprensión recibida por el profeta: la palabra de Yahvé, que le dijo: "¿Qué haces aquí, Elias?" Él le
«Después surgió el profeta Elias como fuego, dijo: "Ardo en celo por Yahvé, Dios Sebaot, porque los hijos de Is-
su palabra abrasaba como antorcha. rael te han abandonado, han derribado tus altares y han pasado a
Él atrajo sobre ellos el hambre, espada a tus profetas; quedo yo solo y buscan mi vida para quitár-
y con su celo los diezmó. mela". Le dijo: "Sal y ponte en el monte ante Yahvé". Y he aquí
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que Yahvé pasaba. Hubo un huracán tan violento que hendía las
montañas y quebrantaba las rocas ante Yahvé; pero no estaba Elias en la caverna (vv. 9-lia)
Yahvé en el temblor. Después del temblor, fuego, pero no estaba - Entramos con Elias en la caverna para pasar allí la noche. Él
Yahvé en el fuego. Después del fuego, el susurro de una brisa todavía no sabe qué va a suceder, pero lo sabe el Señor que le hace
suave. Al oírlo Elias, cubrió su rostro con el manto, salió y se puso repetir el gesto de Moisés. La caverna, efectivamente, recuerda la
a la entrada de la cueva. Le fue dirigida una voz que le dijo: "¿Qué cavidad de las rocas de la que nos habla el libro del Éxodo: «Mira,
haces aquí, Elias?" El respondió: "Ardo en celo por Yahvé, Dios hay un lugar junto a mí; tú te colocarás sobre la peña. Y al pasar
Sebaot, porque los hijos de Israel te han abandonado, han derri- mi gloria, te pondré en una hendidura de la peña y te cubriré con
bado tus altares y han pasado a espada a tus profetas; quedo yo mi mano hasta que Yo haya pasado» (Ex 33,21-22).
solo y buscan mi vida para quitármela". Por la guía misteriosa de Yahvé, el profeta está ya recorriendo
Yahvé le dijo: "Anda, vuelve por tu camino hacia el desierto de los caminos del gran caudillo del pueblo elegido, retornando, como
Damasco. Vete y unge a Jezael como rey de Aram. Ungirás a Jehú, he dicho, a los orígenes de la alianza.
hijo de.Nimsí, como rey de Israel, y a Elíseo, hijo de Safat, de - «Le fue dirigida la palabra de Yahvé que le dijo». ¡Por fin
Abel-Mejolá, le ungirás como profeta en tu altar. Al que escape a Yahvé habla! 'Hacía mucho tiempo que no hablaba a su siervo; en
la espada de Jazael le hará morir Jehú, y al que escape a la espada los momentos que Elias huía cansado y desesperado, había mante-
de Jehú le hará morir Elíseo. Pero me reservaré siete mil en Israel; nido el silencio, aunque enviara al ángel a confortarle con un anun-
tod":á las rodillas que no se doblaron ante Baal, y todas las bocas cio enigmático. Y podemos creer firmemente que Elias sufrió
que no le besaron"» (1 R 19, 9-18). aquella aridez espiritual que es típico del profeta a quien viene a
Vemos que la lectura nos resulta algo difícil debido a un fasti- faltar la Palabra.
dioso problema de texto. La pregunta de Dios: «¿Qué haces aquí, Es probable que los salmos expresen este dolor: «Si tú no me
Elias?», y la respuesta del profeta: «Ardo en celo por Yahvé, Dios hablas, Señor, soy como el que baja a la fosa» (Sal 28, 1). Es la voz
Sebaot...» (vv. 9-10) se repiten en los versículos 13-14. dramática del que, teniendo una misión, en un determinado mo-
Ahora, la repetición hace pensar a muchos críticos que la pri- mento no siente ya la inspiración de Dios, y todas las fuerzas le
mera pregunta sea una repetición de la segunda, un añadido suce- abandonan. Pero cuando el Señor vuelve a hablar, como cuando la
sivo. Tanto más cuanto está conexa con una singular torpeza del estrella reaparece a los Magos, todo comienza a tener vida.
texto al indicar los movimientos de Elias.
En el versículo 9 el profeta entra en una caverna para pasar allí - «¿Qué haces aquí, Elias?» Hay un matiz de reproche en la
la noche; en el versículo 11 el Señor le ordena que salga y que per- pregunta que recuerda a la dirigida a Adán: «¿Dónde estás?» (Gn 3,
manezca en el monte para ver cómo pasa él; en el versículo 13 9). Mientras el profeta era débil, agotado, hundido por la desilusión,
Elias, oyendo el murmullo de la brisa ligera, sale y queda quieto a Yahvé no lo había reprochado. Ahora que está otra vez fuerte, que
la entrada de la caverna. No se entiende si ha salido una primera ya no tiene necesidad de ser alentado porque está reencontrando el
vez, entrando luego para volver a salir. La solución de los críticos gusto por la oración, por la soledad, por la relación con su Señor,
que leen los versículos 9 y 10 como una repetición simplifica el Dios comienza a inquietarle.
texto, y clarifica mejor los movimientos de Elias. - Elias responde manifestando su desolación: «Ardo en celo
Sin embargo la Escritura nos presenta un largo párrafo y noso- por Dios Sebaot, porque los israelitas han abandonado tu alianza,
tros queremos tener en cuenta esta glosa que, probablemente, tiene han derribado tus altares, han pasado a espada a tus profetas. Que-
un significado preciso. do yo solo y buscan mi vida para quitármela». La noche del pro-
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feta, la prueba, se precisa; no es tanto una prueba que se refiere a
su vida, sino sobre todo se refiere al pueblo, por tanto, a Dios. El paso del Señor (w. llb-12)
Elias no llora su propia derrota personal porque ha comprendido - «Y he aquí que Yahvé pasaba». Otra expresión célebre en la
que la raíz profunda de su desolación es la aparente derrota de historia bíblica, que nos recuerda la Pascua: «En esa noche yo pa-
Yahvé. ¡Dios mío, parece decir, tú te has dejado derrotar, y por eso saré por el país de Egipto y heriré a todo primogénito de Egipto,
he huido, por eso no logro ya vivir! El Señor, poco a poco, le lleva hombre o bestia; y me tomaré justicia de todos los dioses de
a descubrir que el grandísimo sufrimiento del profeta, el suplicio Egipto. Yo, Yahvé (...) Yahvé pasará» (Ex 12,12. 23).
que llevaba dentro provenía de la convicción de que la verdadera Elias es robustecido en su fuerza interior volviendo no sólo a la
religión había muerto, que la fe en Yahvé había sido definitiva- alianza sinaítica sino también a la pascual.
mente apagada en Israel y que Yahvé había abandonado su causa,
sus altares, su pueblo. - En el versículo 12 tenemos los cuatro signos: viento, terre-
Es pues, un lamento teológico, histórico-salvífico, una prueba moto, fuego, murmullo de la brisa. No se dice que el Señor estu-
eclesial. Como cuando nosotros nos dolemos pensando que ya no viese en este último, pero se niga que estuviera en los tres primeros.
hay fe, que ya no hay vocaciones, que ya no hay espíritu de ora- Es un pasajeriquísimode símbolos que nos recuerdan tantas
ción, celo auténtico. otras páginas bíblicas, un pasaje oscuro porque no acabamos de
Notad también que quien piensa de este modo, Elias en primer entenderlo totalmente: Yahvé, ¿estaba o no estaba en el murmullo
lugar, sobreentiende siempre: sin embargo, yo siempre te he per- de la brisa? Y, ¿por qué, en otras ocasiones en la Escritura, Dios está
manecido fiel, Señor: «He quedado solo». Es un lamento que por en el fuego mientras no ocurre lo mismo ahora?
una parte se dirige a la derrota aparentemente sufrida por Dios, Hemos sido introducidos en los abismos místicos del conoci-
mientras que por otra da a entender que yo soy el único capaz de miento del Señor y de los signos de su presencia, pero difícilmente
juzgar la diferencia entre el pasado y el presente. podemos entender toda la profundidad de este versículo.
- Un lamento teológico, hemos dicho, y Yahvé, por el mo- Me propongo subrayar dos momentos: los signos en sí mismos
mento, deja que se exprese, y se limita a ordenar al profeta: «Sal y y la interpretación de tales signos.
ponte en el monte ante Yahvé». Lo invita a ponerse otra vez a la
espera después de haberlo ayudado a entender la verdadera razón a) Comenzamos por los signos. La Biblia presenta muchos sig-
de tanta desolación interior. nos, por ejemplo la columna de nube que «de día nunca se apartaba
«Sal y ponte en el monte ante Yahvé» es una llamada a los orí- de la vista del pueblo, ni la columna de fuego durante la noche» (Ex
genes de Elias. Se había definido como alguien que estaba ante 13, 22). Dice a este propósito la Biblia de Jerusalén:
Yahvé y debe reencontrar esta gracia fundante, la de los inicios, la
del primer entusiasmo. Para nosotros esto quiere decir reencontrar «En el Pentateuco se encuentran diversas manifestaciones de la
la gracia bautismal, la alegría de la vocación, los buenos comien- presencia divina: la columna de nube y la columna de fuego (tradi-
zos de nuestro camino de fe. ción "yavhista"); el nublado oscuro y la nube (tradición "elohísta");
Esta petición había sido hecha ya a Moisés y sería útil volver a finalmente, asociada a la nube, la "gloria" de Yahvé, fuego devorador
leer, en la meditación personal, los capítulos 33 y 34 del libro del que se mueve como el mismo Yahvé (tradición "sacerdotal").
Éxodo, muy semejante al episodio de Elias en el Horeb. Nociones o imágenes de las que la teología mística ha hecho gran
Estar ante Yahvé, es estar en la presencia del Señor, como Moi- uso» (cfr. Biblia de Jerusalén, nota a Ex 13,22). Imágenes, pues, que
sés, como Elias, como María junto a la cruz (Jn 19,25). han tenido gran repercusión en la historia de la Iglesia.
84 85
Siempre en el libro del Éxodo, encontramos otros signos: true- enseñarle que prefiere la mansedumbre misericordiosa a las tem-
nos, relámpagos, nube densa sobre el monte, estruendo de trompe- pestades y a las violencias del celo religioso.
tas, el monte humeante sobre el que «había descendido el Señor en Es una línea interpretativa interesante, pero estoy de acuerdo
el fuego y el humo subía como el humo de un horno; todo el con los exégetas que la contestan haciendo notar que las órdenes
monte retemblaba» (Ex 19, 16. 18). Es interesante recordar que en de venganza y de carnicería -que Dios dará a Elias en los versícu-
el párrafo coinciden las diversas tradiciones: yavhista, sacerdotal y los 15-17 no prueban un triunfo de la mansedumbre. Quizá el
deuteronomista, que describen la teofanía del Sinaí en el cuadro de viento ligero simboliza la intimidad con la que Yahvé se encuentra
una erupción volcánica, y la elohísta que la describe como un hu- con sus profetas.
racán. De esa manera el autor quiere significar la presencia de En cualquier caso, aunque nos quedemos en la incertidumbre
Dios. acerca del sentido preciso de los cuatro signos, está claro el signifi-
También encontramos en el Nuevo Testamento los tres prime- cado general: Dios reafirma a Elias reconduciéndolo a los grandes
ros signos del relato de Elias: «estruendo, como de viento impe- acontecimientos de la historia de la salvación y quiere privilegiar
tuoso», «lenguas como de fuego» (Hch 2, 2. 3), «cuando acabaron sobre todo la teofanía de la dulzura, de la familiaridad, de la rela-
la oración, el lugar en que estaban reunidos retembló, y todos fue- ción íntima amigable y esponsal.
ron llenos del Espíritu Santo» (Hch 4, 31).
El viento, el fuego, el terremoto son símbolos bien conocidos en El encuentro con Dios (vv. 13-18)
toda la Escritura; han significado la presencia del Señor en el Sinaí,
en el camino del desierto, y han sido tomados por los Salmos. - «Cuando lo oyó (el viento ligero) Elias se cubrió el rostro
Sin embargo, no encontramos el viento ligero, aunque reflexio- con el manto, salió y se paró a la entrada de la caverna» (v. 13).
nando sobre su matriz probablemente llegamos a aquella «brisa Exactamente igual como Moisés ante la zarza ardiendo: «Se tapó
del día» a cuyo fresco paseaba Dios por el jardín (cfr. Gn 3, 8). Po- la cara porque tenía miedo de mirar a Dios» (Ex 3, 6).
demos, pues, concluir que el autor del primer libro de los Reyes La pregunta del Señor es la misma que la del versículo 10 por-
juega con símbolos bien conocidos para subrayar concretamente que Yahvé quiere que el profeta tome conciencia de su errada in-
cómo Elias es fortalecido por Yahvé a través del retorno a la Pas- terpretación de la situación: «¿Qué haces aquí, Elias?»
cua, a la alianza sinaítica, y además, al paraíso terrestre, al primer - Después de la respuesta, Dios pronuncia el oráculo que com-
contacto del hombre con Dios. prende sobre todo el encargo de tres unciones; Dios no discute
directamente con Elias, sino que de nuevo le da su confianza:
b) Interpretación de los signos. Los signos no son necesaria- «Anda, vuelve por tu camino hacia el desierto de Damasco. Vete y
mente la presencia de Dios, sino de su inminencia y recuerdan unge a Jezael como rey de Aram. Ungirás a Jehú, hijo de Nimsi,
otros grandes acontecimientos salvíficos: Yahvé está próximo, está como rey de Israel, y a Eliseo, hijo de Safat, de Abel-Mejolá, le
viniendo, como viene en la Pascua, en el Sinaí, como viene al en- ungirás como profeta en tu lugar» (vv. 15-16). Tres unciones
cuentro de Adán en el jardín. sagradas que ponen fin a la misión del profeta Elias.
Más difícil es entender el significado de la no presencia de Dios Los tres ungidos vengarán a Dios: «Al que escape a la espada
en el viento, en el terremoto y en el fuego. de Jezael le hará morir Jehú, y al que escape a la espada de Jehú, le
Según algunos exégetas Dios se constituye maestro de su impe- hará morir Eliseo» (v. 17). La venganza, pues, se cumplirá.
tuoso testigo revelándose a él en el murmullo suave, que dará fin a - Finalmente, la última palabra de Yahvé pone en evidencia toda
la terrible manifestación de la violencia de los elementos, para la interpretación teológica, histórico-salvífica, que reservaré siete
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mil en Israel; todas las rodillas que no se doblaron ante Baal, y gado, no se ha roto; en tu proyecto que no se ha acabado. Tú,
todas las bocas que no le besaron» (v. 18). Señor, te has reservado también en esta sociedad una multitud de
Es una palabra fundamental, de confianza, una palabra inespe- personas que quieren amarte sinceramente, servirte, y con las que
rada: Israel no está aniquilado, tiene parte todavía en el designio de nosotros estamos llamados a caminar hacia ti. Haz que cada uno
Dios. Yahvé, efectivamente, dejará sobrevivir siete mil personas, de nosotros se convierta en testigo de la esperanza de Elias, impi-
significando que no ha repudiado a su pueblo. diendo así que la Iglesia y las comunidades se abandonen a la
San Pablo toma de manera espléndida este versículo para con- desolación, e infundiendo, por el contrario, valentía y esperanza,
solarse del fracaso que lo afligía: «Digo la verdad en Cristo, no como hizo tu apóstol Pablo».
miento, -mi conciencia me lo atestigua en el Espíritu Santo-,
siento una gran tristeza y un dolor incesante en el corazón» (Rm 9,
1-2). El Apóstol pasó por la noche angustiosa de Elias, probó agu-
damente la soledad dolorosa del hombre de Dios que se siente solo
y bajo el peso de una vocación aplastante, y temió haberse equivo-
cado al poner sus esperanzas en el pueblo elegido, tuvo miedo de
que no se realizara el designio de Dios. Pero también se dejó con-
solar por la palabra de confianza que Dios le había dirigido a Elias,
y así escribe:
«Dios no ha rechazado a su pueblo, en quien de antemano puso
sus ojos. ¿O es que ignoráis lo que dice la Escritura acerca de Elias,
cómo se queja ante Dios contra Israel?
"Señor, han dado muerte a tus profetas;
han derribado tus altares;
y he quedado yo solo y acechan contra mi vida".
Y, ¿qué le responde el oráculo divino?
Me he reservado siete mil hombres que
no han doblado la rodilla ante Baal».
Pues bien, del mismo modo, también en el tiempo presente sub-
siste un resto, elegido por gracia (Rm 11, 2-5). Este resto es la prenda
de la restauración futura.
«Concédenos, Señor, a todos nosotros que tan frecuentemente
consideramos con lamentos, quizá con tristeza, las vicisitudes de
la Iglesia y de nuestras comunidades, vivir la experiencia de Elias,
dejarnos sumergir en la fuerza del Bautismo de los orígenes, vol-
ver a tener confianza en tu designio de amor que no se ha apa-
88 89
VII
VOCACIÓN DE ELISEO: OBEDIENCIA
La intención de san Ignacio
en los «Ejercicios espirituales»
1. San Ignacio de Loyola, patrón de los Ejercicios espirituales,
(y es oportuno que antes de la meditación hagamos un recuerdo
del camino que el santo propone en su libro), quiere ayudar al cris-
tiano a buscar y encontrar la voluntad de Dios en la propia vida,
para abrazarla con decisión o para renovar la misma, si ya la había
abrazado. El objetivo es, pues, muy simple.
Para alcanzarlo, Ignacio, después de haber ayudado al ejercitante
a purificarse de los bloqueos, de los condicionamientos, de las incli-
naciones, conscientes o inconscientes, que impiden buscar y en-
contrar con libertad la voluntad divina, quiere que se busque y se
encuentre la voluntad de Dios entrando en sintonía con las preferen-
cias de Cristo humilde y pobre.
2. Intentando una comparación con nuestros ejercicios resumo
en tres grandes momentos el camino que nosotros hemos hecho
hasta aquí:
91
- Nos hemos puesto en la presencia de Dios en un clima de obedecer la voluntad de Dios y de nadie más. Decía Antonio entre
silencio y de oración, meditando la palabra del Señor- «Escóndete sí: "Aquel que practica la ascesis cristiana debe contemplar la pro-
en el torrente de Kerit» -y la de Elias- «Estoy en su presencia». pia vida como en un espejo, contemplando la del gran Elias"» (Vida
- Hemos empezado a contemplar al Señor, pidiéndole conocer de San Antonio 1,12. 13).
los ídolos que no nos dejan adorarle a Él solo, pidiéndole verle en Todos aquellos que hacen profesión de vida solitaria deben,
nuestra fragilidad, en nuestros pecados, en nuestra lejanía de la meta pues, tomar como regla y como patrón a Elias. El mismo san
evangélica. Para meditar sobre el «conocimiento del Dios vivo», nos Ambrosio, en La fuga del mundo propone al profeta como modelo
ha estimulado la reflexión sobre el sacrificio del monte Carmelo de castidad, pobreza, ayuno, oración, virtudes pues, según el
(¡Ay de los idólatras!); la que hemos hecho sobre el «conocimiento obispo de Milán, son características de la opción monástica.
de Dios y virtudes evangélicas», a partir de los episodios de la viña Escuchemos todavía a un testigo de la tradición, un sacerdote,
de Nabot y de la viuda de Sarepta; después la reflexión sobre las un hombre que gustaba expresarse con elocuencia y que también
palabras de Elias: «No soy mejor que mis padres». vivió hacia finales del siglo IV: san Jerónimo. «Todas las carreras
- El tercer momento, que aún estamos viviendo, consiste en tienen sus cabezas de fila y sus modelos: que los generales romanos
dejarse interpelar por el plan que el Dios viviente tiene sobre cada imiten a los Camilos, a los Fabrizios, a los Escipiones; que los filó-
uno de nosotros, sobre la Iglesia, sobre la historia, porque somos sofos tomen como modelo a Pitágoras, Sócrates, Platón, Aristóteles;
parte necesaria en tal plan. Y lo hemos captado en la vida de Elias que los poetas intenten igualar a Homero, Virgilio, Menandro,
y de su pueblo, entrando en la caverna con el profeta y saliendo Terencio; los historiadores a Tucídides, Salustio, Herodoto, Tito Li-
para escuchar el murmullo de un silencio que se desvanece dejan- vio; los oradores a Lisia (...). Demóstenes, Cicerón; y, llegando a
do el sitio a la voz del Dios viviente. nuestra religión, los obispos y presbíteros tengan como ejemplo a
los apóstoles y a los varones apostólicos (...). En cuanto a nosotros
3. Ahora, teniendo presente la última palabra programática pro- (Jerónimo habla de sí como monje y fundador de vida monástica)
nunciada por el Señor en el Horeb, queremos contemplar algunos tenemos como cabeza de filas y modelo de nuestra profesión a los
aspectos del designio de Dios. Los leeremos en la vida de Elias (en Pablo, los Antonio, los Juliano, Los Ilario, los Macario y, por llegar
contraste con la de Jesús), que puede ser entendida también como a la autoridad de la Escritura, el primero entre nosotros es Elias,
programa de la vida monástica. Eliseo es nuestro, nuestros guías son los hijos de los profetas que
habitaban los campos y el desierto, donde levantaban sus tiendas
Elias y la vida monástica junto a las aguas del Jordán» (Epístola 58, 5). La idea de considerar
a Elias como la cabeza troncal de la vida monástica, el modelo de
Tradicionalmente unimos a Elias con la vida monástica a partir las virtudes monásticas es, por ello, muy antigua y nosotros quere-
del siglo XIII, cuando se difundió en Europa la Orden carmelita. mos atenermos a la tradición.
Sin embargo, es interesante tener presente que la mención antigua, Por eso propongo una meditación sobre la vocación de Eliseo,
se remonta a los primerísimos siglos del cristianismo. En la famosa llamado por Elias.
Vida de Antonio, escrita por Atanasio en el siglo IV, leemos «vive el
Señor, ante el cual me encuentro hoy». Y añade Atanasio: «In- 1 R 19,19-21: Los dos personajes y la llamada de Eliseo
terpretaba así este versículo: cuando el profeta dice "hoy", no tenía
en cuenta el tiempo pretérito, sino que fijando siempre un nuevo «Partió de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba
principio buscaba cada día presentarse ante Dios como es necesario arando. Había delante de él doce yuntas y él estaba con la duodé-
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cima. Pasó Elias y le echó su manto encima. Él abandonó los bue- 2. La llamada (vv. 19b-21).
yes, corrió tras Elias y le dijo: «Déjame ir a besar a mi padre y a - «Pasó Elias y le echó su manto encima». Una manera muy
mi madre y te seguiré». Le respondió: «Anda, vuélvete, pues ¿qué brusca de comportarse: ninguna palabra, ningún intento de con-
te he hecho?» Volvió atrás Eliseo, tomó el par de bueyes y los vicción, sólo un gesto violento de significado clarísimo. El manto
sacrificó, asó su carne con el yugo de los bueyes y dio a sus gen- es símbolo de la persona y, de alguna manera, también de sus
tes, que comieron. Después se levantó, se fue tras de Elias y entró derechos.
a su servicio» (1 R 19, 19-21). Nos viene a la mente la bellísima y delicada historia de Ruth,
cuando es reconocida por Booz, después de la noche en la era.
1. Los dos personajes (v. 19a) presentados son Elias y Eliseo. Booz le pregunta: «"¿Quién eres?". Responde: "Soy Ruth, tu
- Según el texto inmediato, Elias ha bajado del Horeb, donde sierva; extiende sobre tu sierva el borde de tu manto, porque tienes
ha recobrado la valentía. Podemos imaginar que la piel de su cara derecho al rescate"» (Ruth 3,9).
estaría radiante, después de la teofanía, reflejaría el misterio del Y hay otro bellísimo pasaje que se refiere al pueblo de Israel:
Dios vivo, tal como le había acaecido a Moisés (cfr. Ex 34, 29-30). «Entonces pasé yo junto a ti y te vi. Era tu tiempo, el tiempo de los
Se le. presenta la ocasión de cumplir uno de los tres encargos amores. Extendí sobre ti el borde de mi manto y cubrí tu desnudez;
que le fueron confiados, mientras sabemos que será Eliseo quien me comprometí con juramento, hice alianza contigo -oráculo de
unja a los reyes Jazael y Jehú. Por tanto el Señor ni siquiera pide a Yahvé- y tú fuiste mía» (Ez 16, 8). Echar el manto sobre alguien
su profeta que cumpla todas sus órdenes; basta que acoja interior- constituye una señal de adquisición, de deseo de alianza.
mente el designio de Dios, dejando luego el cumplimiento material Podemos imaginar cómo Eliseo quedaría turbado, sacudido in-
a instrumentos diversos. teriormente por el gesto de Elias, tanto más cuando, leyendo el
- La ocasión es el encuentro con el «hijo de Sataf», originario texto de no fácil interpretación, parece que el profeta, famélico y
de Abel-Mejolá, pequeño pueblecito situado probablemente a 15 andrajoso como estaba, continúa después su camino. Es como
km. al sur de Bats-Sheán, no demasiado lejos, en línea recta, de decir: yo ya he hecho lo que debía, de ahora en adelante el profeta
Tisbe, patria de Elias. Sin embargo, mientras que Tisbe estaba en eres tú.
TransJordania, Abel-Mejolá se encontraba al otro lado del Jordán. - Sin embargo Eliseo no acepta este modo rudo de hacer
No se puede excluir que ellos dos se conocieran ya; Elias era muy alianza y corre detrás de él asegurándole que, después de haber
conocido, y tenía el comportamiento típico del hombre de Dios. saludado a sus padres, le seguirá. Siente, pues, la necesidad de pre-
- Eliseo «araba con doce yuntas de bueyes delante de él». pararse, tiene miedo de comenzar sin un guía, quiere ser discípulo.
Quien está familiarizado con la vida del campo advierte enseguida - Pero Elias no quiere someterse, como los grandes eremitas
una cierta exageración; doce yuntas de bueyes, para un solo arado, que prefieren la soledad y no van a buscar discípulos porque no
molestaría normalmente, y los exégetas, para explicarse la expre- pecan de protagonismo, no piensan en hacerse un nombre: «Anda,
sión, piensan mejor en doce arados. En cualquier caso, lo que el vuélvete, pues ¿qué te he hecho?» Parece que se pueda traducir
texto quiere subrayar es que Eliseo era acaudalado, un gran señor así: anda, vuelve allí de donde viniste, no me sigas; lo importante
del campo, uno de aquellos ricos que también Jesús encontrará en es que hayas entendido lo que te he hecho.
su vida. Interesante y singular la palabra del profeta que se sustrae a la
- El pobre, rústico, andrajoso Elias, llama a este rico. Porque la insistencia de ser líder, fundador. Sólo trabajosamente aceptarán
vocación evangélica no tiene límites sociales, culturales, raciales; discípulos los eremitas del desierto, llegando a ser después padre
puede llegar a todas las categorías, sin distinción alguna. de una muchedumbre.
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- Eliseo no desiste y se despide de los suyos a la manera de un manera física inmediata al padre ya muerto, sino que le dice al
gran señor que ha decidido romper totalmente con sus riquezas: Señor que su padre es ya anciano y que sería más prudente esperar.
«Volvió atrás Eliseo, tomó el par de bueyes y lo sacrificó; asó su De modo que Jesús lo saca de sus titubeos y de sus excusas fami-
carne con el yugo de los bueyes y dio a sus gentes, que comieron. liares con las que intenta defenderse.
Después se levantó, se fue tras de Elias y entró a su servicio» (v. 21).Podríamos insistir en otras resonancias pero en el momento de
El gesto que realizará con los aperos de labranza es una señal extra-
la meditatio nos apremia en particular el mensaje del texto.
ordinaria de desapego, de abandono de los propios bienes.
Hecho, pues, pobre, se pone al servicio de Elias, para vivir con 2. A la luz del Nuevo Testamento, Elias y Eliseo son el prototipo
él. Aquí nace el discipulado monástico, que consiste en seguir las de todo discipulado posterior, incluido el de Jesús con los suyos. De
huellas de un anciano hombre de Dios para aprender a dominarse a tal discipulado nace la vida común que está en la raíz de la vida reli-
sí mismo, el propio cuerpo y el propio espíritu, para aprender a giosa: vivir juntos, en obediencia, para aprender a buscar a Dios y a
estar atentos a la voz del Señor y a realizar así la propia misión alejarse de los ídolos.
profética. Por eso, la obediencia es esencial en la vida religiosa tradicional:
Se tiene la impresión, aunque el texto no lo dice, que Eliseo si no nos ponemos bajo la obediencia de un hombre venerable en
haya devuelto el manto al gran maestro, para indicar que primero vida común no podremos aprender a servir a Dios y a purificar el
debe aprender, asimilar sus enseñanzas de vida. De hecho, este corazón.
manto será entregado definitivamente a Eliseo en el momento del En sus orígenes monásticos más antiguos, la obediencia es princi-
rapto de Elias al cielo. palmente de naturaleza ascética, porque responde a la petición:
Enséñame a encontrar a Dios, guíame en el camino para encontrarlo.
Nuestro seguimiento En un segundo tiempo, sobre todo en las Congregaciones de
vida activa, la obediencia devendrá también organizativa y apostó-
1. Preguntémonos ante todo cuáles son las resonancias bíblicas lica: debo desarrollar esta casa, esta misión.
del trozo que hemos leído. Pero no debemos olvidar nunca que al principio la obediencia
- La vocación de los primeros discípulos que hace Jesús: «En- religiosa ha sido querida y elegida para un camino espiritual.
seguida, dejando las redes, lo siguieron» (Me 1, 18); «dejando a su Examen de conciencia
padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, lo siguieron» (Me 1,
20). Se trata de Simón y Andrés, de Santiago y Juan. ¿Cómo es mi obediencia?
- La vocación de Leví: estaba sentado en el banco de los im- * ¿La presto sólo porque comprendo que en comunidad es
puestos, tenía pues una profesión, tenía autonomía económica y pro- necesario un orden, una cierta organización?
bablemente era un hombre rico: «levantándose, lo siguió» (Me 2, Sería aún poco.
14). Como Eliseo, también Leví, hijo de Alfeo, da un gran banquete * ¿Obedezco porque busco la voluntad de Dios?
de despedida. Quisiera hacer notar que la búsqueda de la voluntad de Dios
- La vocación de un desconocido: «Otro discípulo le dijo: "Se- puede ser algo exterior a mí; cuando sé lo que el Señor quiere, lo
ñor, déjame ir primero a sepultar a mi padre". Pero Jesús respon- cumplo
dió: "Sigúeme, y deja que los muertos entierren a sus muertos"» * ¿Obedezco porque estoy contento de ser guiado en el camino
(cfr. Mt 8, 21-22). Parece que el significado de este trozo no sea hacia Dios?, ¿estoy contento, deseo ser guiado incluso a través de
tan crudo como a veces se interpreta; el hombre no pide enterrar de la humildad y la humillación?
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En una charla comentando la palabra de María: «He aquí la
esclava del Señon>, insinué el misterio de la obediencia citando una
página de las Constituciones de la Compañía de Jesús, que me pro-
pusieron cuando entré en el noviciado, donde se dice que quien
entra en la Compañía debe estar dispuesto a obedecer y ser humi-
llado, «oboedire et humiliari», supe que algunas religiosas se sor-
prendieron por la cita, y sin embargo expresa precisamente el ideal
del camino ascético: ser ayudado a purificar el corazón y a liberarlo
de todo lo que obstaculiza el conocimiento del verdadero Dios.
«Oh María, tú que te sometiste con alegría al misterio de Dios
pronunciando aquellas palabras tan difíciles para nosotros: He
aquí la esclava del Señor; enséñanos a encontrar a Dios en la
obediencia, en la humildad, en la negación de nosotros mismos, de
modo que lo podamos conocer como tú lo has conocido».
LA CONFLICTIVIDAD PERMANENTE
DE LA VIDA CRISTIANA
Jrl4,17-22; Mt 13,36-43

En la memoria de san Ignacio de Loyola queremos meditar las


lecturas de la feria, que han sido proclamadas, a la luz de la ora-
ción recitada al principio de la asamblea litúrgica: «Oh Dios, que
has suscitado en la Iglesia a Ignacio de Loyola para gloria de tu
nombre, concédenos que con su ayuda y ejemplo, combatamos el
buen combate del Evangelio y podamos recibir en el cielo la coro-
na de los santos».
Mt 13,36-43; Jr 14,17-22
1. Combate quiere decir lucha, por tanto lucha espiritual, y la
página evangélica, con la explicación de la parábola de la cizaña
del campo, nos presenta la convivencia despiadada entre el grano
bueno y la cizaña.
«Entonces despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acerca-
ron sus discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña
del campo». Él respondió: «El que siembra la buena semilla es el
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Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los Esperábamos paz, y no hubo bien alguno;
hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno; el enemigo el tiempo de la cura, y se presenta el miedo.
que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los sega- Reconocemos, Yahvé, nuestras maldades,
dores son los ángeles. De la misma manera, pues, que se recoge la la culpa de nuestros padre;
cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo que hemos pecado contra ti.
del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos No desprecies, por amor de tu Nombre,
los escándalo y a los agentes de iniquidad, y los arrojarán en el no deshonres la sede de tu Gloria.
horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Enton- Recuerda, no anules tu alianza con nosotros.
ces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que ¿Hay entre las vanidades gentilicias
tenga oídos, que oiga» (Mt 13,36-43). quienes hagan llover?,
Grano y cizaña tienden, ambos, a vivir, y la cizaña trata de so- ¿o acaso los cielos dan de suyo la llovizna?
focar al grano bueno. La existencia cristiana no se comprende, ¿No eres tú mismo, oh Yahvé?
pues, como un simple camino educativo que procede de una luz a ¡Dios nuestro, esperamos en ti,
otra luz siempre mayor; es, por el contrario, conflictiva, es una porque tú hiciste todas estas cosas!» (Jr 14, 17-22).
lucha continua entre la luz y las tinieblas, entre el bien y el mal,
una lucha dura y cansada, que pone a prueba nuestra fe, esperanza El texto constituye la última parte de una larga lamentación,
y caridad. ¡Existe un enemigo! que comprende todo el capítulo 14, hecha en ocasión de una gran
sequía. También Elias había comenzado su ministerio dándose la
2. El párrafo de Jeremías expresa algunas consecuencias de circunstancia de una grave sequía. Y en el trozo que hemos leído
este combate: hay un apunte a la oración para pedir lluvia: «¿Hay acaso entre las
vanidades gentilicias quienes hagan llover?»
«Dejen caer de mis ojos lágrimas Los efectos de esta calamidad son devastadores: carestía, vio-
de noche y de día sin parar, lencias para robar el poco pan que queda, lucha entre la gente por
porque de quebranto grande sobrevivir, «heridos de espada en el campo» y «desfallecidos de
es quebrantada la hija de mi pueblo, hambre» en la ciudad.
de golpe gravísimo. Y, en realidad aun más dramática, el profeta y el sacerdote no saben
Si salgo al campo qué hacer, no llegan a entender el sentido de lo que está pasando y no
encuentro heridos a espada; pueden, por tanto, ayudar al pueblo a entender ese sentido.
y si entro en la ciudad, Entonces se alza la voz del profeta Jeremías que invita a reco-
encuentro desfallecidos de hambre. nocer los pecados, las culpas cometidas, a renovar la confianza en
Y aun el mismo profeta, el Señor soportando valientemente la prueba.
aun el mismo sacerdote
andan errantes por el país y nada saben. Reconocer los signos de los tiempos
- ¿Es que has desechado a Judá?, y la lucha entre la luz y las tinieblas
¿o acaso de Sión se ha hastiado tu alma? Pasando de la lectura de las dos páginas bíblicas a una breve
¿Por qué nos has herido, meditación, a la pregunta sobre el mensaje, sugiero dos aplicacio-
que no tenemos cura? nes para nosotros.
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1. En la interpretación que da Jeremías de los sufrimientos de la batalla por la fe. Sujetos también ellos de los asaltos del ene-
su pueblo, veo la necesidad de que las comunidades cristianas, en migo, condividen todos los sufrimientos y oscuridades del pueblo
particular las comunidades monásticas, sepan reconocer los signos de Dios, buscando resistir a las tentaciones, y quizá viven directa-
de los tiempos, la iniquidad del hombre, nuestros pecados. De aquí mente aquella prueba de la fe que les hace sentar -según la expre-
la urgencia de ser intercesores para la humanidad entera, para la sión de Teresa del Niño Jesús (cfr. Escritos autobiográficos, n.
Iglesia, para la Iglesia local. Debemos alzar los brazos como 277) a la mesa de los pecadores y de los incrédulos. El Señor
Moisés, como Samuel, para pedir misericordia para nosotros y puede permitir que lleguemos hasta aquí para estar próximos a
para nuestros hermanos. cuantos luchan trabajosamente en la historia.
No es tan obvio que el cristiano tenga sentido del pecado, de la Por eso tenemos como patrón a Elias, el profeta que no da tre-
incredulidad, del rechazo de Dios y del amor, del odio recíproco, gua al enemigo, que se siente acabado y débil, pero que vuelve a
de las violencias, del hambre que devasta la tierra como conse- ponerse en pie mirando al Dios vivo.
cuencia del egoísmo humano. No es tan obvio que el cristiano pida E Ignacio de Loyola nos ha enseñado a discernir dentro de
perdón al Señor intercediendo y ofreciéndose como víctima de nosotros las continuas fases de este combate espiritual entre la luz
expiación. y las tinieblas para reencontrar cada vez el camino del Señor, la
Si todos, sacerdotes y laicos, están llamados a vivir la exigencia manera de buscar su voluntad; nos ha recordado que es precisa-
de misericordia, es sobre todo en los lugares de oración, en donde mente en la conflictividad permanente donde el cristiano crece y
mejor se intuye el sentido de las tragedias humanas, donde se se purifica en el conocimiento del verdadero Dios.
puede expresar verdaderamente tal exigencia.
2. La página evangélica nos ofrece una segunda enseñanza: es
necesario sentir el drama de la lucha entre Dios y satanás, que se
está desarrollando en el mundo.
Es una lucha sin cuartel, una lucha entre la fe y la incredulidad,
un combate que no excluye los golpes, por el cual Cristo muere en
la cruz.
No hay tregua, no hay armisticio entre luz y tinieblas: se en-
frentan noche y día, desde la mañana hasta la tarde y desde la tarde
hasta la mañana. Cuando te levantas, la lucha ya está ahí, junto a tu
lecho, y ni de noche te abandona; se desenvuelve, sobre todo, den-
tro de nosotros, nosotros que somos el primer campo donde ha
sido sembrada la buena semilla y la cizaña, y debemos prepararnos
para esa lucha cada día con corazón renovado. No hay tentación de
la que quedemos exentos; más aun, precisamente quien quiere
seguir fielmente a Jesús debe entrar con fortaleza en este combate
contra los demonios para vencer el egoísmo, la carne, la comodi-
dad, el orgullo, la inquietud, la maledicencia, la desobediencia, el
malhumor. Los religiosos y las religiosas están en primera línea en
102 103
VIII
UNA FUENTE DE VIDA
DENTRO DE LA CASA

Meditando los textos de Elias que nos ayudan a penetrar en el


misterio de la vida cristiana y de la vida consagrada, he pensado
volver a reflexionar sobre el milagro de la harina y del aceite, en el
relato de la viuda de Sarepta.
Ya hemos leído en una anterior meditación este párrafo, ponién-
donos, por decirlo de alguna manera, en la parte de Elias, buscando
las preferencias del Señor expresadas en las del profeta, en particular
la predilección por los pequeños y los pobres, por los abandonados.
Ahora lo veremos poniéndonos en la parte de la viuda y de la
vida religiosa, permitiendo pues algunas de las interpretaciones sim-
bólicas que los Padres han utilizado con gusto al explicar este relato.
La viuda de Sarepta
No volvemos a leer todo el texto (cfr. 1 R 17, 7-16), sino sola-
mente alguna frase, como momento de la lectura.
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1. «Le fue dirigida la palabra de Yahvé a Elias diciendo: "Le- en el tesoro», Jesús «vio también a una pobre viuda que echaba allí
vántate y vete a Sarepta de Sidón y quédate allí, pues he ordenado dos moneditas, y dijo: "De verdad os digo que esta viuda pobre ha
a una mujer viuda que te dé de comer"» (vv. 8-9). echado más que todos. Porque todos éstos han echado como dona-
El mandato de Dios es paradójico, porque probablemente en tivo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que
Sarepta había muchas personas acaudaladas, sin problemas de necesitaba, todo cuanto tenía para vivir"» (Le 21, 1-4). Hay una
comida, mientras que Elias es enviado a una mujer carente de ley misteriosa por la que el pobre es más generoso que el rico, la
posibilidades económicas, afligida, herida en los afectos. Y esta persona que ha sufrido mucho sabe dar más.
viuda, pobre y desolada, que ha llegado al final de sus recursos, - Esa ley la encontramos también en otra maravillosa figura
nos recuerda otras figuras bíblicas de mujer afligida y, a la vez, femenina, seguramente viuda ya que no se habla del marido: la
fuerte. mujer siro-fenicia, de la misma región, por tanto, en la que se
- Por ejemplo, Noemí, mujer de Elimelech (cfr. Rt 1). Sus dos encuentra la localidad de Sarepta.
hijos se habían casado con dos jóvenes de Moab, Orpa y Ruth. El Evangelio no dice que fuera viuda, pero mientras que en el
Elimelech murió y, unos años más tarde, murieron también los hijos. relato de la hija de Jairo es el padre quien toma la iniciativa para
Ella entonces sugirió a sus nueras que volvieran a su país dejándola la curación, en este caso la mujer se comporta como si todo de-
en su infelicidad. Orpa siguió su consejo, pero Ruth quiso quedarse pendiese de ella. Valiente, perseverante, humildísima, ha apren-
con Noemí. Se encaminaron hacia Belén de Judá, de donde era origi- dido en el sufrimiento a comprender el corazón humano y le
nario Elimelech y, cuando llegaron, «su llegada puso a todo el pueblo suplica a Jesús que eche el demonio que se había adueñado de su
en conmoción. Las mujeres exclamaban: "¿No es ésta Noemí?" Mas hija. Él le dice: «"Espera que primero se sacien los hijos, pues
ella respondía: "¡No me llaméis ya Noemí, llamadme Mará, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos".
Sadday me ha llenado de amargura! Pero ella le respondió: "Sí, Señor; que también los perritos
Colmada partí yo, vacía me devuelve Yahvé. ¿Por qué me lla- comen bajo la mesa migajas de los niños". Él, entonces, le dijo:
máis aún Noemí, cuando Yahvé da testimonio contra mí y Sadday "Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija"»
me ha hecho desdichada?"» (vv. 19-21). (Me 7, 27-29).
En este relato se expresan bien los sentimientos de una viuda La viuda de Sarepta es, pues, una persona que puede acoger,
que sufre como la mujer de Sarepta. entender qué es la gratuidad, la confianza, puede comprender el
- También podemos pensar en el dolor de la viuda de Naín: don de Dios, porque ha sido mortificada en las pruebas.
«Cuando Jesús se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a
enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la 2. «He ordenado a una viuda que te dé de comer». Elias comen-
que acompañaba mucha gente de la ciudad. Al verla el Señor, zará por pedir un poco de agua en un vaso, y después pedirá pan.
tuvo compasión de ella, y le dijo: "No llores"» (Le 7, 12-13). Agua y hogaza de pan son el alimento necesario, indispensable al
También esta mujer está al extremo de sus fuerzas, pero Jesús la hombre para sobrevivir y en el desierto el profeta lo volverá a
ayuda. La paradoja de la orden del Señor en el libro de los Re- tener, pero directamente del ángel del Señor.
yes consiste en el hecho de que a una persona pobre y necesitada
de ayuda se le manda un hombre tan pobre como ella, para que 3. La mujer no lo rechaza aunque le hace saber que ha llegado
le alimente. al final de sus fuerzas y de sus provisiones. Sólo tiene un puñado
- Por eso la viuda de Sarepta nos recuerda mucho la mujer ala- de harina y un poco de aceite; después de cocer la harina para ella
bada del evangelio. Mientras «algunosricosechaban sus ofrendas y para su hijo, lo comerán y quizá mueran.
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Entonces Elias la exhorta a tener valentía, a ser audaz en la gra- particular la vida consagrada es aquella casa que tiene dentro de sí
tuidad, a preparar primero un panecillo para él y después para ella la fuente de su alimento.
y para su hijo, ya que «la harina de la tinaja no se acabará y la orza
de aceite no se agotará hasta el día en que Yahvé conceda la lluvia 1. La Palabra y la Eucaristía.
sobre la haz de la tierra» (v. 14). a) Hemos intentado explicar durante estos días qué significa
vivir de la palabra, meditarla, leerla. De ella vive la familia com-
4. La mujer creyó en la promesa del profeta, y se realiza el puesta por Elias, la mujer y el hijo, y gracias a su confianza en la
milagro pobre, no brillante, no extraordinario: «La harina de la palabra son alimentados cotidianamente.
tinaja no se acabó ni se agotó el aceite de la orza, según la palabra De ella vive también la comunidad religiosa.
que Yahvé había dicho por boca de Elias» (v. 16).
La harina y el aceite, que no disminuyen, dependen de la pala- - Sobre todo a través de la liturgia y del oficio divino, aunque
bra de Dios pronunciada por medio del profeta. También Israel, no siempre lo pensemos. Las palabras de la Escritura -Antiguo
en el desierto, fue alimentado por el Señor: «Te humilló, te hizo Testamento, Salmos, Nuevo Testamento-, que repetimos, canta-
sentir el hambre, te dio a comer el maná que ni tú ni tus padres mos, escuchamos humildemente, son como una lluvia que penetra,
habíais conocido, para mostrarte que no sólo de pan vive el hom- un rocío que riega alimentándonos día a día.
bre, sino que el hombre vive de todo lo que sale de la boca de - Sin embargo, para que haya siempre frescura en la escucha de
Yahvé» (Dt 8, 3). la palabra en el oficio divino y en la liturgia, debemos preparar el
El pan sale de la boca de Dios porque es fruto de su mandato, ejercicio de la lectura divina personal, que nos permite gustar más
de una palabra profética; el mismo Señor se ha preocupado de ali- y mejor la Escritura. Aprovechando, pues, la ocasión de las refle-
mentar a la viuda de Sarepta, que ha vivido la humillación y el xiones de estos días, en las que os he ofrecido algún ejemplo para
sufrimiento. familiarizarnos con la Biblia, invito a todas las religiosas a llegar a
ser familiares, domésticas de la palabra de Dios.
La fuente de vida en nuestro interior Preparar a hacer la lectura y enseñar a hacerla. El Señor ha
establecido para nuestro tiempo este ejercicio como un instru-
¿Cuál es, pues, el alimento cotidiano de la vida cristiana, de la mento pastoral y apostólico de primer orden. El Vaticano II, efecti-
vida religiosa? Porque la viuda de Sarepta, humilde, pobre, to- vamente, exhorta «con ardor e insistencia a todos los fieles, sobre
talmente confiada en la palabra de Dios y abandonada a la pala- todo a los religiosos, a aprender "la sublime ciencia de Jesucristo"
bra del profeta, pronta a sacrificarse gratuitamente, mortificada (Flp 3, 8) con la lectura frecuente de las Sagradas Escrituras. "La
por las pruebas, aparece verdaderamente como una imagen de Ja ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo". Acerqúense
vida cristiana madura, de una vida templada por las pruebas, por gustosamente al Texto Sagrado, sea por medio de la sagrada Li-
las tentaciones, por las renuncias, por las dificultades, y por eso turgia rica en palabras divinas, sea mediante la lectura pía, sea por
ha aprendido a conocer la gratuidad y a depender totalmente del medio de las iniciativas adaptadas a tal fin y por medio de otras
Señor. ayudas, que con la aprobación y cuidado de los pastores de la Igle-
El alimento cotidiano, simbólicamente indicado en el episodio sia se difunden hoy por doquier. Recuerden que a la lectura de la
del primer libro de los Reyes es triple: la Palabra, la Eucaristía, la Sagrada Escritura debe acompañar la oración para que se realice el
Caridad, y es fuente de vida dentro de nosotros, en nuestro inte- diálogo de Dios con el hombre, pues "a Dios hablamos cuando
rior. La vida de la comunidad cristiana, de la familia cristiana, en oramos, a Dios escuchamos cuando leemos sus palabras"» (Dei

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Verbum, 6). Los concilios anteriores nunca habían hecho una ex- Tomo el estilo del apóstol Pablo que en la primera Carta a los
hortación semejante, pero a mitad de nuestro siglo la Iglesia, cons- Corintios dice sobre todo qué no es la caridad: no es hablar las len-
ciente de que todos han alcanzado un nivel de cultura suficiente, guas de los hombre y de los ángeles, no es tener el don de la profe-
ha pedido a los cristianos que lean y mediten la Escritura para al- cía, no es conocer todos los misterios y toda la ciencia; no es
canzar una fe que sea fruto de la convicción, de la opción personal, tampoco poseer la plenitud de la fe, ni tampoco distribuir todos los
de la interioridad. El único cristianismo que sobrevivirá a la mo- bienes y hasta entregar el propio cuerpo al fuego. Este último ver-
dernidad, será el fundado sobre convicciones profundas interiores; sículo es difícil de entender: ¿es verdaderamente posible distribuir
porque ya no bastarán las tradiciones externas o los fenómenos de todos los bienes, condividirlos con quien no los tiene, y no tener
masa. caridad?
Y es precisamente el ejercicio de la lectura divina lo que puede
mediar esta convicción de fe interior y profunda. San Pablo escribe: «Si no tengo caridad, nada me sirve» (cfr. 1 Co
13, 1-3); el hacerse todo para todos, la disponibilidad completa para
b) La Eucaristía. Los Padres de la Iglesia han visto, en la harina los demás, la prontitud en el servicio, el esforzarse desde la mañana
de la tinaja que no se acaba y en el aceite de la orza que se agota, hasta la tarde en hacer buenas obras, todo esto se puede cumplir sin
el misterio eucarístico. tener caridad.
La Eucaristía se renueva cada día, hace vivir cada día a la co- Y continuando los «noes» del Apóstol, añado: la caridad fra-
munidad, nutriéndola y reconstituyéndola. Es realmente la fuente terna no es uniformidad, no es ausencia de diversos puntos de vista
de vida dentro de la casa. en la comunidad, no es (me atrevo a decir) ausencia de sentimien-
Como escribí en la carta pastoral Atraeré a todos a mí (1983) tos de aversión, no es placidez.
-que invito a recordar- «poner la Eucaristía en el centro, quiere El gran misterio que encierra la caridad fruto de la Eucaristía, nos
decir reconocer esta fuerza configuradora de la Eucaristía, dispo- es algo desvelado por el mismo Pablo: «La caridad es paciente, es ser-
nerse a dejarla actuar en nosotros no sólo como individuos, sino vicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es
como comunidad, y aceptar las condiciones y las implicaciones de decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal;
este evento único y revolucionario que es la Pascua inmersa en el no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa.
tiempo del hombre» (cfr. n. 8). Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta» (1 Co 13,4-7).
El texto griego tiene quince verbos, no todos traducibles al ita-
2. La caridad fraterna. liano, que indican la acción que la caridad hace surgir: la caridad
Quisiera ahora reflexionar con cierta libertad, a partir de una es paciente, ensancha el corazón, vuelve benignos, no envidia, etc.
pregunta: ¿cuál es el fruto de la Eucaristía? La característica importancia consiste en el hecho de que las
Varios teólogos responden a la interrogación subrayando diver- acciones expresan actitudes preferentemente pasivas, y esto nos
sos aspecto. asombra un poco.
A mí me parece que el fruto específico, indicando por el mismo El Apóstol intenta decir que la caridad es una resistencia y una
símbolo sacramental, es el de llegar a ser una sola cosa con Jesús superación de las fuerzas negativas que, como la cizaña, están
-se come su cuerpo y se bebe su sangre- y una sola cosa entre siempre presentes en una comunidad.
nosotros que nos alimentamos de la misma comida. Por tanto, la Él rechaza la concepción idílica de la caridad que nosotros
caridad fraterna. algunas veces deducimos de algunas palabras evangélicas: «Como
¿Qué es, pues, la caridad fraterna? tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que ellos también sean una sola
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cosa» (cfr. Jn 17, 21). Nos parece que la caridad sea esta perfecta «Oh María, madre del Señor y madre nuestra, que has vivido
placidez que, sin embargo, representa el estadio final. Al contrario, entre las pruebas una caridad siempre renovada y has resuelto
debemos considerar la caridad como una subida, como un camino tantos problemas y tantas dificultades de la Iglesia primitiva, entre
pesado y difícil. Una caridad, la nuestra, que tiende a la meta a tra- los apóstoles y los discípulos, te pedimos que no nos dejes dormir-
vés de la resistencia a las fuerzas destructivas y que dividen. nos en un falso concepto de caridad, sino que la contemplemos
Está pues equivocada la afirmación lastimera, fruto del desá- como un cometido serio y que compromete a vivir cada día gra-
nimo y de la resignación, que frecuentemente expresan las comu- cias al alimento del Espíritu Santo y de Jesús eucaristía. Y tú, san
nidades o las parroquias: ¡entre nosotros no hay caridad porque Pablo, que has vivido amargamente cada uno de los quince verbos
existen contrastes, divisiones, pluralidad de puntos de vista! de la caridad, porque cada uno corresponde a una experiencia
La caridad no es ausencia, sino superación continua y perseve- doloroso tuya, intercede por nuestro camino dándonos la alegría
rante de estas actitudes, ascesis que hay que vivir día a día. con la cual tú has vivido el tuyo».
San Pablo toma de nuevo el tema en la Carta a los Efesios: «Os
exhorto, pues, yo, preso por el Señor, a que viváis de una manera
digna de la vocación con que habéis sido llamados, con toda hu-
mildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros por
amor, poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu con el
vínculo de la paz» (Ef 4, 1-3). También en este caso usa verbos
que indican esfuerzo: buscando, soportando con humildad, manse-
dumbre y paciencia.
La caridad es un recurso continuo que contrasta las inevitables
divisiones, oposiciones, y reencuentra siempre el modo de volver
a unir, a sanar, a poner de nuevo en unidad. No se desalienta
nunca, tal como el aceite de la viuda, que cada día, puntualmente
está allí sin lamentarse de haber sido consumido el día anterior.
La caridad es cada día nueva, es fuente de vida dentro de la casa.
Cuando nos creemos que hemos alcanzado un cierto grado de
caridad, poco después comienza a quebrarse la unión que se había
creado en la comunidad. Porque la caridad, en esta tierra, no se
conquista plenamente, es un camino hacia la cumbre. Tal camino
comprende momentos fáciles, que nos dejan satisfechos, pero pre-
cisamente entonces debemos vigilar, estar alerta, temer que sata-
nás esté preparando algún juego pesado, recordar que la lucha es
sin tregua; si la caridad se debilita, enseguida nacen las hierbas de
la división.
La Eucaristía es, pues, sumamente necesaria para alimentarnos
en el itinerario heroico de la caridad.
112 113
IX
ENFERMAR, MORIR, VIVIR EN CRISTO

Vivir en Cristo
Contemplando la figura y las experiencias de Elias, hemos
visto, en el misterio de la angustia del profeta, alguna anticipación
del misterio de Cristo sufriente.
Es también útil reflexionar un poco, siempre a partir del primer
libro de los Reyes, sobre Cristo resucitado, vida de la humanidad.
En nuestra meditación deseamos recordar a otros dos grandes
testigos de Dios: el papa Pablo VI, muerto el 6 de agosto de 1978 y
el cardenal John Henry Newman, muerto del 11 de agosto de 1890.
Queremos invocarles como a intercesores nuestros para que, ellos
que han pasado por el sufrimiento, la enfermedad y la muerte, nos
ayuden a comprender algo del misterio de la resurrección.
Las realidades de la enfermedad y de la muerte están entre las
más comunes de la tierra. Vivir en Cristo, como resultado de la
muerte debería ser una realidad muy evidente para los cristianos;
en las antiguas catacumbas, en las inscripciones fúnebres, se en-
115
cuentra siempre la expresión: Vivas in Chrisío, que puedas vivir en ordinaria -una enfermedad grave- comprende muy pocas palabras
Cristo. y puede ser útil buscar alguna resonancia en otras páginas bíblicas.
De hecho, quien cree en Jesús sabe que hay una estrecha liga- - Isaías 38, 1-8: enfermedad y curación del rey Ezequías. «En
zón entre enfermar, morir y vivir en Cristo. aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. El profeta Isaías,
Pero sin embargo, experimentamos frecuentemente un aleja- hijo de Amos, vino a decirle: "Así habla Yahvé: Da órdenes acerca
miento embarazoso de manera que casi no logramos percibir tal de tu casa, porque vas a morir y no vivirás". Ezequías volvió su ros-
continuidad. tro a la pared y oró a Yahvé. Dijo: "¡Ah, Yahvé! Dígnate recordar
Por eso me propongo la lectura de 1 de R 17, 17-24: la resu- que yo he andado en tu presencia con fidelidad y corazón perfecto
rrección del hijo de la viuda de Sarepta; después, a través de la haciendo lo recto a tus ojos". Y Ezequías lloró con abundantes
meditatio, intentaremos entender el mensaje válido para cada uno lágrimas. Entonces le fue dirigida a Isaías la palabra de Yahvé,
de nosotros. diciendo: "Vete y di a Ezequías: Así habla Yahvé, Dios de tu padre
David: He oído tu plegaria, he visto tus lágrimas; yo añadiré quince
1 R 17,17-24 años a tu vida..."»
La enfermedad grave es, pues, fuente de rebelión, de desespera-
«Después de estas cosas, el hijo de la dueña de la casa cayó ción. Frecuentemente se intenta alejar el pensamiento, pero cuando
enfermo, y la enfermedad fue tan recia que se quedó sin aliento. se presenta al enfermo la realidad desnuda y cruda, la primera reac-
Entonces ella dijo a Elias: "¿Qué hay entre tú y yo, hombre de ción es generalmente el rechazo. Sucede así a todos, religiosos y no
Dios? ¿Es que has venido a mí para recordar mis faltas y hacer religiosos, porque es instintiva la reacción negativa frente al inmi-
morir a mi hijo?" Elias respondió: "Dame tu hijo". Él lo tomó de nente peligro de muerte.
su regazo y subió a la habitación de arriba donde él vivía, y lo - No por casualidad existen varios Salmos de enfermos, que
acostó en su lecho; después clamó a Yahvé diciendo: "Yahvé, Dios expresan sufrimiento, angustia, llanto, lágrimas por esa condición.
mío, ¿es que también vas a hacer mal a la viuda en cuya casa me De entre ellos, leo algún versículo del Salmo 6:
hospedo, haciendo morir a su hijo?" Se tendió tres veces sobre el
niño, invocó a Yahvé y dijo: "Yahvé, Dios mío, que vuelva, por «Tenme piedad, Yahvé, que estoy sin fuerzas,
favor, el alma de este niño dentro de él". Yahvé escuchó la voz de sáname que mis huesos están desmoronados,
Elias, y el alma del niño volvió a él y revivió. Tomó Elias al niño, desmoronada totalmente mi alma,
lo bajó de la habitación de arriba de la casa y se lo dio a su madre. y tú, Yahvé, ¿hasta cuándo...? Vuélvete, Yahvé,
Dijo Elias: "Mira, tu hijo vive". La mujer dijo a Elias: "Ahora sí recobra mi alma,
que he conocido bien que eres un hombre de Dios, y que es verdad sálvame, por tu amor.
en tu boca la palabra de Yahvé"» (1 R 17, 17-24). Porque en la muerte, nadie de ti se acuerda;
Distingamos tres momentos en el relato: la enfermedad mortal en el sheol, ¿quién te puede alabar?
del hijo (v. 17); los reproches de la mujer (v. 18); la curación del Estoy extenuado de gemir,
niño y su entrega a la madre (vv. 19-24). baño mi lecho cada noche,
inundo de lágrimas mi cama» (vv. 3-7).
1. La enfermedad (v. 17). No está claro qué haya podido ocurrir, Este sufrimiento es vivido también por el que está junto al en-
si el niño ha muerto o si ha entrado en estado de coma profundo. fermo porque se identifica con él, y lo veremos en los reproches de
Ciertamente, está al final. La descripción de esta experiencia tan la viuda de Sarepta.
116 117
- En Marcos 9, 17-22, por ejemplo, leemos el dolor del padre «Creció el niño y un día se fue donde su padre junto a los sega-
del epiléptico: «Maestro, te he traído a mi hijo que tiene un espí- dores. Dijo a su padre: "¡Mi cabeza, mi cabeza!" El padre dijo a un
ritu mudo y, dondequiera que se apodera de él, le derriba, le hace criado: "Lléveselo a su madre". Lo tomó y lo llevó a su madre.
echar espumarajos, rechinar de dientes y le deja rígido». Y a Jesús, Estuvo sobre las rodillas de ella hasta el mediodía y murió. Subió y
que le pregunta desde, cuándo le ocurre eso, responde: «Desde le acostó sobre el lecho del hombre de Dios, cerró tras el niño y
niño; y muchas veces le ha arrojado al fuego y al agua para acabar salió. Llamó a su marido y le dijo: "Envíame uno de los criados con
con él; pero, si algo puedes, ayúdanos, compadécete de nosotros». una asna, voy a salir donde el hombre de Dios y volveré". Dijo él:
Es fácil percibir toda la angustia del padre que sufre junto al hijo. "¿Por qué vas donde él? No es hoy novilunio ni sábado". Pero ella
- Mateo 15, 22 expresa el indecible dolor de la mujer siro-feni- dijo: "Paz". Hizo aparejar el asna y dijo a su criado: "Guía y anda,
cia en el episodio que ya hemos recordado: «Ten piedad de mí, no me detengas en el viaje hasta que yo te diga". Fue ella y llegó
Señor, hijo de David. Mi hija está cruelmente atormentada por un donde el hombre de Dios, al monte Carmelo. "Ahí viene nuestra
demonio». sunamita. Así que corre a su encuentro y pregúntale: ¿Estás bien
Notemos la identificación de la madre con la hija: piedad de mí. tú? ¿Está bien tu marido? ¿Está bien el niño?" Ella respondió:
- Aunque con mayor discreción, encontramos esta forma de par- "Bien". Llegó donde el hombre de Dios, al monte, y se abrazó a sus
ticipación en los sufrimientos en el relato de Lázaro: «Sus hermanas pies; se acercó Guejazí para apartarla, pero el hombre de Dios dijo:
enviaron a decirle: "Señor, tu amigo está enfermo"» (Jn 11, 3). "Déjala, porque su alma está en amargura y Yahvé me lo ha ocul-
Palabra discretísima, pero que revela el dolor de Marta y María y, a la tado y no me lo ha manifestado". Ella dijo: "¿Acaso pedí un hijo a
vez, la confianza en que el mismo Jesús participará en el sufrimiento. mi Señor? ¿No te dije que no me engañaras?" Eliseo comprende
El tema de la enfermedad grave, mortal, está por ello presente que algo ha ocurrido y manda primero a su criado, después va él
en la Escritura que conoce bien toda nuestras rebeliones, nuestros mismo» (cfr. 2 R 4,18-37).
miedos, nuestras repugnancias en afrontar este momento de la Ciertamente Eliseo queda sin palabras como quedó sin palabras
existencia del que ninguno se libra, exceptuados los casos de Elias frente a los reproches de la viuda, porque es muy difícil res-
muerte imprevista. ponder a la agresividad de un enfermo o de los parientes más pró-
ximos del enfermo, que viven una crisis de rechazo del mal y de la
2. Los reproches de la mujer: «¿Qué hay entre tú y yo, hombre muerte; es muy difícil encontrar las palabras de consuelo para
Dios? ¿Es que has venido a mí para recordar mis faltas y hacer estas situaciones.
morir a mi hijo?» (v. 18).
La mujer está desesperada y mientras que por una parte se 3. El retorno de la vida (vv. 19-24). Pero Elias tiene una intui-
acusa a sí misma -mi iniquidad-, por otra acusa al profeta. ción. Comprende que no es el momento de razonar, de disculparse,
La enfermedad puede llevar a la exasperación, a turbar la mente. y dice a la viuda: «Dame tu hijo». Sube al piso de arriba, donde
Se siente lleno de un imprevisto sentido de culpa o se culpa a los habitaba, lo tiende sobre la cama e invoca al Señor. Luego, por tres
otros: ¿qué he hecho de mal en mi vida para ser castigado de este veces, se tumba sobre el niño suplicando a Dios que lo escuche.
modo?, ¿quizá alguien me quiere mal? «El alma del niño volvió a su cuerpo y de nuevo vivió».
- Un episodio semejante se encuentra en el segundo libro de El profeta vive aquel formidable salto de cualidad que realiza el
los Reyes: la mujer Sunamita, que da hospitalidad a Eliseo, está hombre cuando comienza a creer en el Dios que resucita a los muertos.
angustiada por la muerte del niño que había tenido gracias a la ora- - Pablo reaccionará de la misma manera que Elias, frente a un
ción del profeta. Leamos el texto: niño muerto: «Un joven, llamado Eutico, estaba sentado en el
118 119
borde de la ventana; un profundo sueño le iba dominando a medida mi deber. Sucesivamente se cae en manos del temor, casi de la ver-
que Pablo alargaba su discurso. Vencido por el sueño se cayó del güenza de ser un peso para los otros, de hacer que le sirvan, de
piso tercero abajo. Lo levantaron ya cadáver. Bajó Pablo, se echó tener que ser ayudado. Y si se vive en una comunidad religiosa,
sobre él, y tomándolo en sus brazos, dijo: "No os inquietéis, pues su llena de actividades y cometidos, se sufre también la soledad.
alma está en él". Subió luego; partió el pan y comió; después pla- Quizá nos asalta también el miedo al futuro con la idea de no ser
ticó largo tiempo, hasta amanecer. Entonces se marchó. Trajeron al bien cuidados, de no recibir los cuidados más precisos. Pensa-
muchacho vivo y se consolaron no poco» (Hch 20,9-12). mientos que se rechazan como tentaciones, pero que pueden llegar
- Escuchamos esta proclamación de la vida en el evangelio de a confundir y turbar el espíritu.
Juan: «Dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, no Por lo tanto, la enfermedad grave es una gran prueba para la fe,
habría muerto mi hermano. Pero aún ahora yo sé que cuanto pidas es un momento difícil de purificación. En la línea de la visión teo-
a Dios, Dios te lo concederá". Le dice Jesús: 'Tu hermano resuci- lógica propia de las Reglas de toda vida consagrada, las Consti-
tará". Le respondió Marta: "Ya sé que resucitará en la resurrección, tuciones de la Compañía de Jesús empeñan que la enfermedad «no
el último día". Jesús le respondió: "Yo soy la resurrección y la es menor don que la salud»; es fácil de decir, pero cuando uno vive
vida; quien cree en mí, aunque haya muerto vivirá; y todo el que la enfermedad, es difícil de aceptar.
vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?"» Por eso, me parece que puedo deducir dos simples consecuencias:
Ésta es la fe que determina al cristiano y que provoca un cam- - Es necesario ayudar a los enfermos, estar con ellos.
bio de existencia. «Le respondió: "Sí, Señor, yo creo que tú eres el Es verdad que muchas personas enfermas, que he visto en las
Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo"» (Jn 11, 21 visitas pastorales, me dicen o me escriben que «los sanos no pue-
ss). Después explica el evangelista cómo Jesús realiza el milagro den entender a los enfermos graves» porque están al otro lado del
de la resurrección sobre todo sumergiéndose profundamente en el camino, están de la parte de la salud. El sano -me advierten- in-
sufrimiento de la muerte, llorando por el amigo. tenta imaginarse los deseos del enfermo pero no vive su existencia,
Enfin,como síntesis de toda auténtica actitud de fe, recordemos la su experiencia de pasividad que es totalmente distinta de la activi-
expresión de la Carta a los Hebreos: Abraham, «pensaba que pode- dad, no vive su gracia, su misterio. Sin embargo, nosotros, tene-
roso era Dios aun para resucitar de entre los muertos» (Hb 11,19). mos el deber de hacer cualquier tipo de esfuerzo para intuir las
En la línea de la fe de Abraham se clarifica, se desarrolla, llega al necesidades de los que sufren, para confortarlos, para no dejarles
culmen la fe en la resurrección de Jesús y en la resurrección reali- solos.
zada por Jesús, que nos permite entender la enfermedad, la muerte, Lo mismo vale para la vejez cuando impide actuar, hacer algo,
la vida eterna, como tres momentos de un único camino. o hace necesaria la aceptación del servicio de los demás.
Y, puesto que todas las personas que asisten a los ancianos son
La enfermedad y la muerte activas, les es difícil comprender realmente el estado de pasividad
en la vida cristiana y religiosa que ellos viven.
- Debemos, pues, ser humildes ante esta realidad, porque nin-
1. La experiencia nos enseña que la enfermedad, incluso en la guno de nosotros sabe cuáles serán sus reacciones, sus sensacio-
vida cristiana y religiosa, es una gran prueba y no solamente por nes, sus sentimientos en el momento de la prueba.
los sufrimientos físicos que puede causar. Ser muy humildes y confiarnos a Dios, el único que puede con-
A los sufrimientos físicos se añade el sentido de inutilidad: No ducirnos a través del desierto de la enfermedad, de la vejez, de la
soy útil para nadie, ya no tengo capacidad de trabajar, de cumplir pasividad.
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2. La Iglesia, comunidad cristiana y también las comunidades La muerte es pena, es drama, pero el cristiano, y sobre todo el
monásticas üenen un ritual para la muerte y la liturgia fúnebre. alma religiosa que vive en el desapego, la contempla como paso y,
Me parece interesante la triple índole que caracteriza la liturgia por tanto, no queda aplastado por su aspecto dramático.
fúnebre ambrosiana:
- la índole pascual c) La índole eclesial y comunitaria. De hecho la muerte es un
- la índole dramática y penitencial medio puesto por Dios para encontrar de nuevo a cuantos nos prece-
- la índole eclesial y comunitaria. dieron en la bienaventuranza eterna y en la comunión de los santos.
La lucha para aceptar la enfermedad y la muerte con la serenidad
a) La índole pascual es la capacidad de poner en la misma línea de la fe, es larga, frecuentemente acompañada de aridez y pruebas.
enfermedad, muerte, vida en Cristo. Mirar con serenidad la muerte, Por eso es necesario abandonarse a Dios del todo, sabiendo que no
afianzados en la certeza de ir hacia Cristo, es la flor más bella de la estamos preparados ni podemos prepararnos adecuadamente.
existencia cristiana. En el fondo, la buena muerte no es más que la La muerte en Cristo para vivir en Cristo es don de lo alto, es don
testificación de que toda la vida ha sido un acto de fe, es una firma extraordinario. En ella somos conscientes, más que en cualquier
sobre la fe de toda la existencia. otro momento de la vida, de nuestra fragilidad, de la fragilidad de
En otras ocasiones he contado que, viviendo en Roma, me he nuestra fe, de nuestra dependencia del don y de la misericordia
retirado a rezar, a reflexionar al lugar tradicional del martirio de divina, y por eso realizamos el acto supremo de la fe dándonos
Pablo, en Tre Fontane. Llegaba allí a través de un camino lleno de cuenta de que el mismo Dios nos atrae allí donde no quisiéramos y
silencio, entraba en el atrio de la iglesia cisterciense y proseguía donde no seríamos capaces de ir. La muerte representa el último
después hasta la iglesia redonda. Más adelante aun, está la iglesia acto de abandono total en las manos del Padre, a ojos cerrados.
de Tre Fontane, así llamada porque la cabeza del Apóstol dio tres Recemos con Elias del que la Escritura escribe que «era un hom-
saltos sobre la tierra antes de quedar quieta, en el momento dramá- bre de nuestra misma naturaleza»; tenía -según el texto griego-
tico de su muerte. Me esforzaba en imaginarme cómo haría Pablo nuestra misma fragilidad, pero «oró intensamente» (St 5,17).
los últimos metros que lo separaban del patíbulo, ciertamente, vería Oremos intensamente para alcanzar la gracia de la fe en la vida
de nuevo toda su vida, su conversión, las dificultades y las alegrías de Jesús diciendo:
del apostolado, las discusiones con Bernabé y Pedro, la prueba de «Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores
la soledad, los años del desierto, tantos y tantos sufrimientos. Si en ahora y en la hora de nuestra muerte».
aquel momento hubiese renegado de la fe, habría borrado de un
golpe toda su vida. Por el contrario, Pablo pone la rúbrica a aque-
llas estupendas cartas que han llegado hasta nosotros, a sus ense-
ñanzas; pone la rúbrica aceptando con fe entrar en la total pasividad
de la muerte.
b) La índole dramática y penitencial es subrayada por las pala-
bras de Ambrosio que, en los discursos por la muerte del hermano
Sátiro, dice entre otras cosas: «Nuestro espíritu en el desapego de
las cosas, sepa acoger la imagen de la muerte por no incurrir en la
pena de la muerte».
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VIVIR CON GOZO LA MISIÓN RECIBIDA
Jr 15,10.16-21; Mt 13,44-46

El domingo anterior reflexionábamos sobre las dos parábolas


evangélicas -el tesoro escondido en el campo y la perla preciosa-
y nos deteníamos en la primera lectura sacada del libro del profeta
Jeremías, entre otras cosas porque allí encontrábamos la expresión
que anteriormente nos ha permitido poner en comparación a Elias
con Jeremías: «estarás en mi presencia».
La crisis interior de Jeremías
«¡Ay de mí, madre mía, porque me diste a luz
varón discutido y debatido por todo el pais!
Ni les debo ni me deben,
¡pero todos me maldicen!
Se presentaban tus palabras, y yo las devoraba;
era tu palabra para mí un gozo
y alegría de corazón,
porque se me llamaba
por tu Nombre, Yahvé Sebaot.
125
No me senté en peña de gente alegre y me holgué: £1 diálogo con Dios
por obra tuya, solitario me senté,
porque de rabia me llenaste. - La primera exclamación del profeta: «¡Ay de mí, madre mía,
¿Por qué ha resultado mi penar perpetuo, porque me diste a luz!», nos recuerda enseguida la de Job: «Pe-
y mi herida irremediable, rebelde a la medicina? rezca el día en que nací, y la noche que dijo: Un varón ha sido con-
¡ Ay! ¿serás tú para mí como un espejismo, cebido» (Jb 3, 3).
aguas no verdaderas? - La exclamación de profundo dolor, casi de desesperación,
Entonces Yahvé dijo así: resulta más profunda todavía con el recuerdo de los momentos
"Si te vuelves porque yo te haga volver, buenos de la vida de Jeremías:
estarás en mi presencia; «Se presentaban tus palabras, y yo las devoraba;
y si sacas lo precioso de lo vil, era tu palabra para mí un gozo y la alegría de mi corazón».
serás como mi boca. Por tanto, el profeta vivió la alegría de la perla preciosa, del te-
Que ellos se vuelvan a ti, y no tú a ellos. soro en el campo; experimentó el entusiasmo de los inicios, cuan-
Yo te pondré para este pueblo do el Señor colma el alma de dones y de consuelos.
por muralla de bronce inexpugnable. - Sigue la justificación: no ha malgastado la Palabra, no se ha
Y pelearán contigo, pero no te podrán, sentado a divertirse con los que no temen a Dios y hablan mal de
pues contigo estoy yo para librarte y salvarte todos. Ha permanecido fiel sentándose «solitario».
-oráculo de Yahvé-. - ¿Por qué, pues, ha desaparecido el agua de la Palabra? Quizá
Te salvaré de mano de los malos la culpa es del Señor que se ha convertido en «un espejismo, en
y te rescataré del puño de esos rabiosos"» aguas no verdaderas».
(Jr 15,10. 16-21) Podemos preguntarnos: ¿Cómo es posible que un hombre de
Dios, un hombre de mucha oración llegue a acusar al Señor? Por
Este afligido diálogo con Dios nos presenta un momento de cri- otra parte, en algún Salmo, pero sobre todo en el libro de Job, en-
sis interior vivido por el profeta en su ministerio, y a la vez un salto contramos acusaciones de este tipo.
de cualidad al que le llama el Señor. Jeremías era un hombre En realidad, son muy diferentes de las que puede hacer quien
tímido, se sentía poco adecuado para la vida pública a la que prefe- no conoce al Dios verdadero, y realmente expresan mucho amor.
ría la vida tranquila del campo, la oración silenciosa y personal. Sólo quien ha entrado en profunda intimidad con Dios puede diri-
Pero, por orden del Señor, ha debido presentarse ante los reyes y los girse a él con tal audacia de ternura, de confidencia: ¡Tú, Señor, te
príncipes, ha tenido que anunciar desventuras, y todo esto lo ha has convertido como un espejismo de la tierra de Israel, porque en
aplastado, lo ha postrado. algunos momentos me llenas de agua, de consuelo, me sugieres
Probablemente también se veía sometido a cambios de humor; proyectos, mensajes que anunciar, ideas, mientras que en otros me
quizá notaba más claramente su debilidad, acusaba el cansancio, dejas al seco! Estoy confundido, me veo ante la gente sin saber
experimentaba la aridez. qué decirles, la lengua se me pega al paladar, tengo miedo. ¿Cómo
El párrafo del capítulo 15 pertenece a las llamadas «confesio- es eso?
nes» de Jeremías y yo creo que si Elias nos hubiese dejado escritos - La respuesta de Dios a este hombre demasiado sensible, de-
hablando de su estado de ánimo anterior al Horeb, nos habría ofre- masiado frágil, no es consoladora ni tampoco fácil. Recalca, en par-
cido alguna confesión similar. te, el desafío del capítulo 13:
126 127
«Si con los de a pie corriste y te cansaron,
¿cómo competirás con los de a caballo?
Y si en la tierra abierta no te sentiste seguro,
¿qué harás entre el boscaje del Jordán?» (Jr 12,5).
El Señor sacude a su profeta, le pide una nueva conversión
recordándole que su destino es grande, su misión importante, y que
no debe dejarse abatir por tan poca cosa. Más aún, el suyo es un
abatimiento que revela una sombra de desconfianza de la que debe
desprenderse absolutamente:
«Si te vuelves porque yo te haga volver,
estarás en mi presencia;
y si sacas lo precioso de lo vil,
serás como mi boca».
X
Vil es el miedo, vil es la actitud derrotista y llorosa de Jeremías y
deberá reconocerlo como obra del espíritu del mal distinguiéndola de IR AL ENCUENTRO DE CRISTO
aquella otra actitud, preciosa, que es la alegría de la Palabra y la con- GLORIOSO: EL RAPTO DE ELÍAS
fianza en el Señor. En este caso podrá hablar todavía en nombre de
Dios, aunque se sienta árido, triste, desconsolado a causa de su exce-
siva sensibilidad: «Te pondré como muralla de bronce inexpugna-
ble... pelearán contra ti, pero no te podrán... yo estaré contigo». Ir al encuentro de Cristo glorioso es el término y el objetivo de
Al profeta desalentado se le vuelve a dar la vocación, se le res- la vida de todo hombre, lo sepa o no. Los cristianos son aquellos
tituyen las prerrogativas que desde los inicios Dios le concedió. que lo saben y los religiosos hacen de ello un motivo profundo de
su existencia. Ellos esperan al Señor de la gloria con una espera
Conclusión llena de deseos, de esperanzas, de solicitud apostólica, y tal espera
ilumina su vida, del mismo modo que toda la vida de Elias fue ilu-
Hacia el final de estos Ejercicios, el Señor nos dirige a cada uno minada y transfigurada por su rapto al cielo.
las palabras dichas a su profeta: tu misión es grande y, aunque te Elias no sería lo que es para nosotros sin este episodio, que más
queda un largo camino que recorrer, como Elias, debes ser mi tes- que ningún otro impresionó al mundo bíblico, al mundo rabínico, a
tigo en la Iglesia; no te asustes en las pruebas, porque yo estoy con- los Padres de la Iglesia, la iconografía y los apócrifos. Incluso hay
tigo para librarte de todo temor y haré tu aspecto como diamante. un apócrifo que se titula La ascensión de Elias. En torno al carro
Invoquemos a los santos y en particular a san Alfonso María de de fuego que transporta al profeta al cielo han nacido multitud de
Ligorio, del que hoy celebramos la memoria. Invoquemos también leyendas y esperas de su retorno.
las figuras fuertes, extraordinarias, de Pablo VI y del cardenal No me resulta fácil proponeros la reflexión sobre un pasaje tan
Newman para que nos ayuden a reemprender con valentía el misterioso y rico en símbolos que resume con gran fuerza la voca-
camino y a recibir de nuevo nuestra misión de las manos de Dios. ción solitaria de Elias y su singular destino.

128 129
Como siempre, haremos una lectura del texto y después, en una de un lado y de otro, y pasó Eliseo. Habiéndole visto la comunidad
breve meditatio, lo confrontaremos con la página de Lucas que de los profetas, que estaban enfrente, dijeron: «El espíritu de Elias
describe la transfiguración de Jesús, teniendo presente, como tras- reposa sobre Eliseo». Fueron a su encuentro, se postraron ante él
fondo, el relato de la Ascensión. en tierra, y le dijeron: «Hay entre tus siervos cincuenta hombres
valerosos; que vayan a buscar a tu señor, no sea que el espíritu de
2 R 2,1-18: La ascensión de Elias Yahvé se lo haya llevado y le haya arrojado en alguna montaña o
algún valle». Él dijo: «No mandéis a nadie». Como le insistieran
«Esto pasó cuando Yahvé arrebató a Elias en el torbellino al hasta la saciedad dijo: «Mandad». Mandaron cincuenta hombres
cielo. Elias y Eliseo partieron de Guilgal. Dijo Elias a Eliseo: que le buscaron durante tres días, pero no le encontraron. Se vol-
"Quédate aquí, porque Yahvé me envía a Betel". Eliseo dijo: vieron donde él, que se había quedado en Jericó, y les dijo: «¿No
"Vive Yahvé y vive tu alma, que no te dejaré". Y bajaron a Betel. os dije que no fuerais?» (2 R 2,1-18).
Salió la comunidad de los profetas que había en Betel al encuentro El episodio es fácilmente divisible en tres partes: el viaje del
de Eliseo y le dijeron: "No sabes que Yahvé arrebatará hoy a tu adiós, de la separación (vv. 14-18).
señor por encima de tu cabeza" Respondió: "También yo lo sé.
¡Callad!" Elias dijo a Eliseo: "Quédate aquí, porque Yahvé me 1. El viaje.
envía a Jericó" Pero él respondió: "Vive Yahvé y vive tu alma que
no te dejaré", y siguieron hacia Jericó y le dijeron: "¿No sabes que - Elias parte de Gálgala junto al fidelísimo discípulo Eliseo,
Yahvé arrebatará hoy a tu señor por encima de tu cabeza?" Res- pero sabiendo que es ya inminente su gran paso, no quiere testigos,
pondió: 'También yo lo sé. ¡Callad!" Le dijo Elias: "Quédate aquí, desea estar solo. «Quédate aquí, porque el Señor me manda a
porque Yahvé me envía al Jordán". Respondió: "Vive Yahvé y Betel». Esta fórmula se repetirá tres veces y por tres veces Eliseo
vive tu alma que no te dejaré", y fueron los dos». replicará: «Vive Yahvé y vive tu alma, que no te dejaré». No lo-
Cincuenta hombres de la comunidad de los profetas vinieron y se grando despedirlo, Elias se dirige de Gálgala a Betel, de aquí a Je-
quedaron enfrente, a cierta distancia; ellos dos se detuvieron junto al ricó y de Jericó al Jordán y al otro lado del mismo. Es conmovedor
Jordán. Tomó Elias su manto, lo enrolló y golpeó las aguas, que se el intento de separación por parte del profeta, pero Eliseo no
dividieron de un lado y de otro, y pasaron ambos a pie enjuto. desiste.
Cuando hubieron pasado, dijo Elias a Eliseo: «Pídeme lo que quie- - El relato tiene otrr fascinación, la del secreto susurrado.
res que haga por ti antes de ser arrebatado de tu lado». Dijo Eliseo: «¿No sabes que Yahvé arrebatará hoy a tu señor?» Los hijos de los
«Que tenga dos partes de tu espíritu». Le dijo: «Pides una cosa difí- profetas, que se encontraban en Betel y en Jericó, preguntan a
cil; si alcanzas a verme cuando sea llevado de tu lado, lo tendrás; si Eliseo, mostrando que se trata de un secreto conocido por todos.
no, no lo tendrás». Iban caminando mientras hablaban, cuando un ¿Cómo lo han sabido? Quizá han intuido, por la manera de saludar
carro de fuego con caballos de fuego se interpuso entre ellos; y Elias de Elias o por la emoción que le traslucía del rostro, que aquél era
subió al cielo en el torbellino. Eliseo le veía y clamaba: «¡Padre el último encuentro. El discípulo está en el juego: «También yo lo
mío! ¡Carro y caballos de Israel! ¡Auriga suyo!» Y no le vio más. sé. ¡Callad!» Evidentemente, el narrador ironiza sutilmente sobre
Asió sus vestidos y los desgarró en dos. Recogió el manto que se le el hecho de que todos saben, pero deben hacer como si no supie-
había caído a Elias y se volvió, parándose en la orilla del Jordán. ran, porque es muy dolorosa la partida del maestro y, por eso, es
Tomó el manto de Elias y golpeó las aguas diciendo: «¿Dónde mejor alejarla del pensamiento.
está Yahvé, el Dios de Elias?» Golpeó las aguas, que se dividieron - Otra anotación interesante es el recorrido del viaje: Elias hace
al revés el camino hacia la tierra prometida, hacia los lugares del
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Éxodo, vuelve a visitar la memoria de los padres que, después de El texto presenta un problema de traducción. La palabra hebrea
haber atravesado el Jordán, conquistaron Jericó y llegaron a Betel significa: una parte doble de tu espíritu y la tradición judaica siem-
donde Jacob, en sueños, vio al Señor. De ese modo retornó al otro pre ha leído este sentido literal: ¡Dame el doble de tus gracias!
lado del Jordán, a aquellas estepas de Moab al pie del monte Nebo, De hecho Eliseo, durante su vida, dobló los milagros del maes-
donde murió Moisés. tro, e hizo algunos espectaculares.
Sin embargo, es posible que la traducción de la Biblia San Jeró-
2. El rapto de Elias (vv. 7-13) constituye el momento central nimo (Edicep 1994), responda mejor al sentido: dos partes del tex-
del episodio. to original indicaría la doble parte de herencia paterna que recibía,
- Primeramente una escena que suscita el suspense: «cincuenta por ley, el hijo mayor (cfr. Dt 21, 17). Eliseo pide ser elegido como
hombres de la comunidad de los profetas vinieron y se quedaron el primer heredero espiritual de Elias.
enfrente, a cierta distancia; ellos dos se detuvieron junto al Jordán». Humildemente el maestro le hace notar que ha sido exigente en
Nos parece ver a los cincuenta esperando a ver qué ocurre. su petición. Más fuerte la traducción de la Vulgata latina: Rem dif-
- «Tomó Elias su manto, lo enrolló y golpeó las aguas, que se ficilem postulasti, has pedido una cosa difícil. El profeta está como
dividieron de un lado y de otro; y pasaron ambos a pie enjuto». Se embarazado porque sólo Dios es Señor del espíritu, y de él de-
repite el prodigio del Éxodo, cuando Moisés extendió la mano pende la realización de la petición del discípulo. El espíritu no se
sobre el mar Rojo (cfr. Ex 14, 21), y el de Josué ante el Jordán (cfr. hereda como un bien terreno. Sin embargo, Dios puede hacer
Jos 3, 15-16), y se subraya una vez más que Elias está haciendo al conocer a Eliseo si él es verdaderamente el sucesor de Elias, o si
revés el camino de los orígenes. no lo es: «Si alcanzas a verme cuando sea llevado de tu lado, lo
San Ambrosio escruta los símbolos de la escena y escribe: Elias tendrás; si no, no lo tendrás». Elias deja la decisión al Señor, pero
y Eliseo «atravesaron caminando el Jordán; ello fue recompensa y ofrece una señal a su discípulo.
premio concedidos a una ardiente caridad. Porque ellos, para atra- Esta palabra nos hace entender lo que ocurre en el momento de
vesar la corriente del Jordán, primero tuvieron que atravesar con un la ascensión del Señor: los apóstoles, que han visto a Jesús ele-
vado espiritual las corrientes de nuestras pasiones» (Comentario al varse al cielo (cfr. Hch 1,9), son los herederos de su espíritu.
Salmo 118, XXI, 16). La prueba del desierto, la angustia y la expe-
riencia de la propia nulidad habrían, pues purificado a Elias permi- - Vv. 11-13: «Iban caminando mientras hablaban, cuando un
tiendo al amor de Dios invadirlo completamente. carro de fuego con caballos de fuego se interpuso entre los dos.
- Sigue la última conversación entre maestro y discípulo: «Cuan- Elias subió en el torbellino», en la tremebunda tempestad, «al
do hubieron pasado, dijo Elias a Eliseo». cielo. Eliseo le veía y clamaba: "¡Padre mío, padre mío! ¡Carro y
Hasta ahora habíamos escuchado palabras duras del profeta caballos de Israel!" Y no le vio más. Asió sus vestidos y los desga-
(excepto en el coloquio con la viuda). En el momento de la despe- rró en dos. Recogió el manto que se le había caído a Elias y se vol-
dida, el lenguaje se hace dulce, gentil, tocando profundamente el vió, parándose en la orilla del Jordán».
corazón de Eliseo que finalmente se siente amado, muy amado por El relato ha movido la fantasía de Ambrosio. Él ve en Elias,
el intransigente y rudo hombre de Tisbe. Probablemente, durante «carro y caballos de Israel» la imagen del verdadero auriga que
su servicio, nunca había recibido una confidencia como la que sabe dominar con seguridad los caballos, y escribe: «Tú que go-
ahora se le hace: «Pídeme lo que quieras que haga por ti antes de bernaste bien el pueblo del Señor, gracias a la constancia has reci-
ser arrebatado de tu lado». Animado por tanta ternura pide dos ter- bido estos carros, estos caballos que corren hacia lo divino, porque
cios del espíritu de Elias. el Señor te ha confirmado moderador de las mentes humanas, y
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por eso, como un buen auriga vencedor en el combate, eres coro- 3. El retorno de Eliseo (vv. 14-18) nos asegura que realmente
nado con un premio eterno» (Nabot 15, 64). Vuelve sobre el episo- está en el discípulo el espíritu del maestro. «Tomó el manto de
dio reflexionando sobre la ascensión de Jesús, para subrayar cómo Elias y golpeó las aguas diciendo: "¿Dónde está Yahvé, el Dios de
el Hijo de Dios no admite parangón con nadie: Elias «subió al Elias?"», repitiendo así el nombre del profeta que significa, como
cielo con carro y caballos» mientras que «Cristo descendió del hemos dicho, mi Dios es Yahvé. Las aguas se separaron y los hijos
cielo sin aquel carro ni aquellos caballos; Elias montó en un carro, de los profetas, que habían quedado en la otra orilla del Jordán,
porque no podía subir al cielo de otra manera, pero Cristo volvió a fueron a su encuentro y se postraron ante él.
él con sus propias fuerzas» (Segunda apología de David 4,24). Después se ofrecieron a ir a buscar el cuerpo de Elias pero
Nosotros, más simplemente, nos preguntamos cómo debemos Eliseo no quiso. Insistieron y él, confuso, dijo: «¡Mandad!»
entender este «carro de fuego y caballos de fuego» en el que desa- Mandaron cincuenta hombres que buscaron durante tres días,
parece el profeta. Pienso que se trata de una visión de Eliseo. Con pero no lo encontraron. Volvieron a Eliseo, que estaba en Jericó. Él
los ojos de la fe, él ve en la destrucción del cuerpo de su gran maes- les dijo: «¿No os dije que no fuerais?» Con esta victoria moral se
tro, la gloria de Dios que viene a tomarlo. V consuma su capacidad de seguir el camino de Elias.
Nada atestigua que no haya muerto. La descripción nos dice la Elias no fue encontrado, como Moisés: «Fue sepultado en el
profunda certeza de la fe de Eliseo; mientras Elias se aleja para valle, en el país de Moab, frente a Bet-Peor. Nadie hasta hoy ha
morir solitario en el desierto, como Moisés, él contempla no el fin conocido su tumba» (Dt 34, 6).
sino el encuentro con el Señor.
Sabemos que la muerte de muchos santos ha sido represen- Al encuentro del Señor glorioso
tada como encuentro de amor con la gloria de Dios. Recordemos,
por ejemplo, los últimos momentos de la beata Catalina, una de Pasando al momento de la meditatio, reflexionemos sobre el
las dos fundadoras de este monasterio, según lo que nos han pasaje evangélico de la transfiguración (Le 9, 28-36) de Jesús, parti-
transmitido: «Habiendo preguntado si había acabado la cularmente sobre los versículos 30-31: «Y he aquí que conversaban
recomendación del alma le respondieron que sí. Entonces pidió con él dos varones, que eran Moisés y Elias; los cuales aparecían en
que recitaran las letanías de los santos; y cuando llegó al nombre gloria» -también ellos transfigurados ya en gloria de Jesús- «y
de nuestro padre san Ambrosio hizo una bonita inclinación de ca- hablaban de su partida, que estaba para cumplirse en Jerusalén».
beza y por ese gesto pensamos que Dios la invitaba a habitar en la Pienso que en este punto podemos comprender, quizá mejor
vida eterna. El padre espiritual le acercó el Crucifijo y ella lo besó que cuanto lo hayamos hecho hasta ahora, por qué Jesús aparece
devotamente diciendo: Yo veo a mi amoroso crucificado». De la con Moisés y Elias.
otra fundadora, la beata Juliana, se dice que «su Esposo, junto con Ellos son los más adecuados para simbolizar un «éxodo» que
la Virgen María, la llamaron a los gozos y consuelos eternos y, será misterioso y glorioso. Jesús vivirá un misterio de oscuridad
llegando a la noche de la asunción de la Virgen Mana, quiso que incomprendible, del que es justo decir: ¡Callad!, como decía Eliseo a
la pusieran sobre la tierra desnuda y así salió su espíritu con gran- la comunidad de los profetas. Vivirá tal misterio de oscuridad para
des melodías». entrar en el misterio de gloria del que es justo decir: ¡Padre mío,
Quien vive la fe contempla, pues, la muerte de los santos como carro y caballos de Israel!
un rapto al cielo, sabe verla transfigurada; quien no cree, sin em- Pero también nosotros estamos llamados a pasar por un miste-
bargo, no logra ver más allá de la destrucción del cuerpo y de las rio de oscuridad y de silencio, para ir al encuentro del Señor glo-
convulsiones de la agonía. rioso.
134 135
También nosotros, como Elias, debemos entrar en el fuego de su
amor ardiente: «Pues es bueno el amor que tiene alas de fuego
ardiente» escribe Ambrosio y, entre las muchas aplicaciones de este
principio, partiendo de los apóstoles, llega a citar a Elias: «buenas
eran las alas del amor, las alas verdaderas, que volaban por la boca
de los apóstoles y las alas de fuego, que pronunciaban un discurso
purificado (...). En estas alas voló Elias, llevado a las regiones supe-
riores sobre un carro de fuego y sobre caballos de fuego» (Isaac y
el alma, 8, 77). «También tú serás raptado en espíritu. Aquí está el
carro de Elias, aquí el fuego: aunque no se vean, están preparados
para que quien sea justo suba al cielo, quien esté sin culpa cambie
de lugar de habitación» (Para la partida del hermano, II, 94).
Así pues, todos entraremos en la Jerusalén celeste, como Elias ÍNDICE
entró con un carro de fuego.
Elias es el símbolo de nuestra vida y de nuestra muerte; su dejarse
llevar por las alas del amor, por los caballos de fuego, es imagen de PREÁMBULO 5
la vida cristiana, de la vida religiosa, es imagen de nuestra muerte, y
éste es el mensaje, la certeza que llevamos con nosotros. INTRODUCCIÓN 7
Quisiera concluir con el versículo de Lucas: «Maestro, qué her- Una experiencia de comunión espiritual 7
moso es estar aquí» (Le 9, 33). Sería hermoso continuar estos días El profeta Elias 9
de silencio, de recogimiento, de oración a partir de la reflexión en Sugerencias 11
la palabra de Dios. Pero de la nube sale una voz: «Este es mi Hijo, V
el elegido; escuchadlo» (v. 35), y nos llama a contemplar a Jesús, a I. ESCÓNDETE JUNTO AL TORRENTE KERIT 15
mirarle a él solo, a dejarnos guiar únicamente por él en nuestro
camino terreno, para poderlo encontrar glorioso. í R 17, 1-6 16
Ayudémonos unos a otros para responder a la invitación del Meditatio 18
Padre, y recemos así: Examen de conciencia 21
«Concédenos, Señor, vivir siempre a la escucha de tu Palabra; El reino de Dios en la tierra 23
concédenos morir en tu amor, reposar en tu paz, resurgir en tu La cizaña y la buena semilla 23
potencia y reinar en tu gloria. Te lo pedimos por intercesión de la
Virgen María y de Elias, el profeta de Tisbe». El antagonista del reino de Dios 24
Paciencia y saber soportar 25
II. ESTOY EN SU PRESENCIA 29
El único Señor 30
La actitud interior de Elias 32
¿Cómo vivo mi consagración? 36

136 137
III. EL CONOCIMIENTO DEL DIOS VIVO VIL VOCACIÓN DE ELISEO: OBEDIENCIA 91
«¡AY DE LOS IDÓLATRAS!» 39 La intención de san Ignacio en
1 R 18, 16-40 40 los «Ejercicios espirituales» 91
La idolatría 43 Elias y la vida monástica 92
¿Servimos al Dios vivo? 46 1 R 19, 19-21: Los dos personajes
Nuestros ídolos 47 y la llamada de Eliseo 93
Nuestro seguimiento 96
La petición justa 49 Examen de conciencia 97
La petición de Salomón 49 La confllctividad permanente
La gracia fundamental 50 de la vida cristiana 99
IV. CONOCIMIENTO DE DIOS Mt 13, 36-43; Jr 14,17-22 99
Y VIRTUDES EVANGÉLICAS 53 Reconocer los signos de los tiempos y
Conocimiento de Dios y virtudes evangélicas 53 la lucha entre la luz y las tinieblas 101
1 R 21: La viña de Nabot 54 VIII. UNA FUENTE DE VIDA DENTRO DE LA CASA 105
1 R 17, 7-16: El milagro de la harina y del aceite 57 La viuda de Sarepta 105
¿Quién es el Dios vivo? 58 La fuente de vida en nuestro interior 108
Preguntas para nosotros 61
IX. ENFERMAR, MORIR, VIVIR EN CRISTO 115
V. «NO SOY MEJOR QUE MIS PADRES» 65 Vivir en Cristo 115
1 R 19, 1-8: Un episodio sorprendente 65 IR 17, 17-24 116
La fuga de Elias (vv. 1-3) 66 La enfermedad y la muerte en
El desconsuelo de Elias (vv. 4-5a) 69 la vida cristiana y religiosa 120
La consolación de Elias (vv. 5b-8) 72
Vivir con gozo la misión recibida 125
Una casa acogedora 75 La crisis interior de Jeremías 125
La lectura evangélica 75 El diálogo con Dios 127
El grano de mostaza y la levadura 75 Conclusión 128
Una casa humilde pero acogedora 77
X. IR AL ENCUENTRO DE CRISTO GLORIOSO:
VI. EL MURMULLO DE UN SILENCIO EL RAPTO DE ELÍAS 129
QUE SE DESVANECE 79 2 R 2, 1-18: La ascensión de Elias 130
1 R 19, 8-18: La teofanía sobre el Horeb 79 Al encuentro del Señor glorioso 135
Elias en la caverna (vv. 9-1 la) 83
El paso del Señor (vv. 11 b-12) 85
El encuentro con Dios (vv. 13-18) 87
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EL PROMEDIO G E N E R A L DE A P R O V E C H A M I E N T O S E R E G I S T R A
EN E S T E C E R T I F I C A D O CON B A S E EN EL A C U E R D O N Ú M . 2 0 0
DEL C. S E C R E T A R I O DE E D U C A C I Ó N P Ú B L I C A , DIARIO O F I C I A L
DE LA F E D E R A C I Ó N D E L 19 DE S E P T I E M B R E DE 1 9 9 4 .

LA E S C A L A O F I C I A L DE C A L I F I C A C I O N E S E S N U M É R I C A DEL
5 AL 10

LA C A L I F I C A C I Ó N M Í N I M A A P R O B A T O R I A E S 6.0

ESTE CERTIFICADO NO ES V Á L I D O SI PRESENTA BORRADURAS O ENMENDADURAS

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