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CONSIDERACIONES GENERALES
Angel Lombardi
Universidad Cecilio Acosta -Venezuela.
RESUMEN
El nexo entre enseñanza de la Historia e historiografía constituye una relación en permanente construcción
tanto en sí misma, como con respecto a la responsabilidad del estado y del sistema educativo. Las dificultades
y vicios que actualmente presenta en el ámbito didáctico, exigen el rescate de su condición científica y la
revisión crítica de sus fundamentos y prácticas.
Palabras Clave: Historia, historiografía, sistema educativo, enseñanza, método retrospectivo.
ABSTRACT
The union between teaching of history and historiography constitutes a permanent construction relationship
in itself and regarding to the state and the educational system responsibility. The difficulties and vices present
nowadays in the didactic area demand the rescuing of its scientific condition and the critical observation of its
fundamentals and practices.
Key words: History, Historiography, Educational System, Teaching, Retrospective Method.
RÉSUMÉ
Le lien entre l’enseignement de la l’Histoire et l’historiographie constitue une relation qui est en constante
reconstruction en elle-même et par rapport a la responsabilité de l’état et du système éducative. Les difficultés
et les vices qui sont présent actuellement dans le milieu didactique, exige le sauvetage de sa condition
scientifique et la révision critique de ses fondements et pratiques.
Mots clef: Histoire, Historiographie, Système Éducative, Enseignement, Méthod Restrospective.
Hace muchos años, un ilustre venezolano Isaac Pardo, escribió un hermoso libro sobre nuestro siglo
germinal, el siglo XVI, titulado “Esta tierra de gracia”, angustiado y herido en su sensibilidad de padre y de
venezolano, al advertir la aridez con que era enseñada la historia en nuestras escuelas.
Transcurrido el tiempo, esta enseñanza permanece anclada en su aridez y la historia se sigue enseñando
en escuelas y liceos como una asignatura antipática e impopular, plagada de fechas y datos inútiles, además
de anacrónica y anticientífica.
La enseñanza de la historia al igual que nuestra historiografía, ignoran por completo el extraordinario
desarrollo de los estudios históricos en los últimos 50 años; estudios vinculados al desarrollo de las Ciencias
Sociales y que han permitido elaborar toda una ciencia de la historia, como una verdadera “Nueva historia”:
“ciencia en construcción”, “ciencia en elaboración”, según el decir de Pierre Vilar, que postula y ha logrado un
conocimiento histórico suficientemente objetivo, con un rigor teóricometodológico equiparable a cualquier otra
disciplina científica en el campo de las Ciencias Sociales.
* Tomado de la Revista de Teoría y Didáctica de las Ciencias Sociales. Nº 5 (2000): 9-23. ISSN: 1316-9505
Nuestra enseñanza de la historia gira en el ámbito la Historia Universal, en un eurocentrismo tan
anacrónico que los propios europeos están renunciando a él; y en la dimensión de la historia nacional, ésta se
ha particularizado tanto a nivel de ciertas etapas al igual que se ha oficializado de tal manera, como asignatura
de la nacionalidad, que ha renunciado a sus posibilidades científicas y teóricas más importantes.
Si bien es cierto que la enseñanza de la historia surge en el siglo XVIII, ligada estrechamente con la fe y la
prédica del Estado-Nación, hoy esto ya no es verdad, en la misma medida que el Estado-Nación ha sido
relegado al pasado por las nuevas realidades de la Historia. Lo difícil no es enseñar la sucesión de
acontecimientos sino estructurar un conocimiento científicamente válido de la realidad histórica.
Entre la multiplicidad casi infinita de hechos y testimonios que los seres humanos han dejado tras de sí,
¿cómo seleccionar para la enseñanza los más adecuados? ¿Cómo y quién determina esta selección? ¿El
Estado, la Sociedad, la Escuela, el Maestro? Nosotros creemos que esencialmente es la propia historia, como
disciplina científica, quien de acuerdo a su desarrollo y evidencias debe plantearse sus objetivos a nivel de
enseñanza.
Dos preguntas deben formularse: ¿Qué enseñar? ¿Cómo enseñar?
Enseñar historia a niños y jóvenes es reivindicar la vieja definición ciceroniana: “la historia como maestra
de la vida”; pero igualmente es necesario entender la historia como una teoría científica de la realidad total, en
donde el ser humano individual y social, en su devenir, es la referencia obligada, es decir su historicidad; de
allí que la historia o es humanista o no es. Un humanismo histórico concreto, expresión y reflejo de la aventura
humana por la hominización, es decir la lucha permanente por la libertad y la justicia; desterrando todo
etnocentrismo y reivindicando el pluralismo cultural.
Cada pueblo, cada sociedad debe ser conocida y reivindicada en sus orígenes, tradiciones y cultura, sin
prejuicios etnocéntricos ni axiologías (valorizaciones y juicios de valor) descalificadoras.
La historia es crítica y liberadora o no es. De allí que subleva verla reducida a una religión cívica oficial:
etnocéntrica, particularista y subjetiva.
La responsabilidad no recae en el educador, aunque éste no es ajeno al empobrecimiento y estancamiento
de la asignatura, sino en el Estado: la Constitución Nacional, la Ley de Educación, el Plan de la Nación, etc...,
que al establecer determinados fines y objetivos educativos, condiciona y mediatiza a esta asignatura hacia
una orientación oficial y patriotera.
La enseñanza de la historia tiene que ser rescatada y colocada a la altura científica que la disciplina ha
alcanzado. De allí que el planteamiento global tiene que ver con la totalidad del sistema educativo como
aparato ideológico.
¿La educación como liberación o como opresión? Este es el dilema. La enseñanza de la historia es una
pieza más en esta ideologización (enmascaramiento) de la realidad. Pieza importante por donde se podría
comenzar el cuestionamiento y el desmontaje del aparato educativo como sistema de alienación.
La escuela tiene que ser transformada y hay que comenzar por “educar al educador”. En esta dirección es
vital el papel de la Universidad a través de sus Departamentos y Escuelas de Historia. Se hace necesario
reconciliar el aprendizaje que se recibe en la Universidad con lo que se enseña en escuelas y liceos. Acabar
con la actual contradicción en que incurren o son sometidos nuestros egresados, entre la enseñanza
universitaria que se recibe, pretendidamente crítica y científica y lo que se enseña en escuelas y liceos de
acuerdo a los objetivos y programas establecidos.
Más que teorías científicas de la historia se enseñan o deforman diversas interpretaciones historiográficas.
De allí la importancia para el maestro y el profesor, a la par con su formación teórico-metodológica, el manejo
crítico de las fuentes historiográficas.
La historia que se enseña sigue siendo en lo esencial la llamada historia tradicional o “de acontecimientos”
en donde prevalece lo heroico y lo individual; historia eminentemente política y anecdótica, eurocéntrica y
europeísta, anclada en la vieja cronología (Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad
Contemporánea); un tiempo histórico estructural y orgánicamente discontinuo, anclado en un pasado muerto y
en donde sistemáticamente se rehuye la contemporaneidad. Historia aséptica, neutral, acrítica y anticientífica.
De allí que la historia escolar y cierta historia académica sea percibida como algo ajeno e inútil.
La historia es presentada y enseñada como una epopeya, una narración más vinculada al discurso literario
que al quehacer historiográfico de vanguardia; una historiografía que ensaya nuevos métodos, explora nuevas
vías, integra disciplinas diversas y desarrolla un revisionismo necesario.
La historia escolar ha sido sometida a un proceso reduccionista, ha sido particularizada al máximo, se
enseña el dato por el dato y se gira en torno a un etnocentrismo estrecho. Hemos creado una verdadera fe
histórica, una religión y una iglesia bajo la denominación de historia.
Hemos creado tipologías y arquetipos locales al servicio de la Patria, la Nación o el Estado. Se han
mezclado intereses con ilusiones; se han creado nuevos mitos (la historia conjuntamente con la TV y el cine
son los principales hacedores de mitos en nuestro tiempo) y se ha rechazado sistemáticamente la verdad
histórica, al desterrar de nuestros textos (en su mayoría textos mercenarios así como bibliografías
manipuladas, unilaterales, parciales y restrictivas) los aportes historiográficos obtenidos por la ciencia de la
historia especialmente en los últimos 50 años.
La historia escolar tiende a reproducir, con todos sus defectos y excesos, la visión nacionalista de la
historia, parroquial y provinciana, constituyéndose en un anacronismo sin excusa en una época y un Mundo
Contemporáneo, por definición interdependiente y solidario a nivel planetario.
Cada vez las historias europeístas y nacionales tradicionales satisfacen menos, de allí que la historiografía
contemporánea se oriente hacia otros campos y explore nuevas vías.
¿CÓMO ENSEÑAR?
No hay nada más fecundo para el historiador y para el que es profesor de historia que la formación y
reflexión historiográfica. ¿Qué se ha escrito y cómo se ha escrito la historia? y estrechamente vinculado,
¿cómo se ha enseñado la historia?
La historicidad de nuestra disciplina es un campo fértil de investigación, necesario para desarrollar algunas
conclusiones sobre el tema de discusión.
Como disciplina europeísta y europeizante la historia entre nosotros se constituye sobre el modelo y la
evolución de la historia en Europa. Comienza siendo esencialmente un arte y una literatura. Una historia
narrativa llena de magia y de mitología, inspirada en una tradición literaria americana, especialmente en los
llamados cronistas y viajeros de indias, sin base documental y con un aparato teórico influido directamente en
las corrientes filosóficas-literarias europeas a la moda. Lo más cercano a la objetividad histórica en estas
obras, era la descripción geográfica y etnológica, la intuición acertada de algunos hechos y algunas
interpretaciones caracteriológicas; a manera de ejemplos se pueden citar: “La historia” de Oviedo y Baños; la
de Bello y la de Baralt y Díaz.
Entre el siglo XVII y XVIII surge en Europa la crítica histórica y la llamada historia filosófica como
consecuencia y expresión de la expansión mundial europea, que precede y anuncia al Romanticismo y al
Positivismo, teorías decimonónicas, expresión y reflejo del auge y hegemonía del Estado Nacional. Ambos
movimientos, de enorme proyección e influencia en nuestros países se combinan para legitimar el Estado
Nación, y a la clase que dirige y encarna el proceso: la burguesía (la historia siempre la escriben los
vencedores y es la versión oficial que se extiende a la enseñanza).
Esta historiografía crea una entelequia histórica: el pueblo, y lo adorna con los colores locales, regionales y
nacionales hasta crear el mito de la identidad y la nacionalidad, en nombre de los cuales las diversas
burguesías nacionales explotan y se enriquecen a costa de las grandes mayorías; irónicamente, el verdadero
pueblo es el gran ausente de estos textos oficiales.
Surgen los mitos de las razas superiores y el espacio vital: lengua, tierra y sangre se constituyen en la
trilogía que pretendidamente motoriza la historia, que explica todo el proceso humano; que avala y justifica
toda explotación y toda violencia.
Nuestra historiografía recorrerá los mismos cauces bajo la inspiración e influencia de estas peligrosas y
parciales teorías, que oficializadas penetrarán en las escuelas para fundamentar el culto a la patria y a los
héroes, legitimando el poder y la riqueza de los nuevos amos de la República, quienes en nombre del pueblo y
la patria, codiciosamente acrecentaban sus patrimonios.
Nuestra historia escolar era convertida en una verdadera “pedagogía del ciudadano” conformista y servil.
La historia se institucionaliza y adquiere respetabilidad y preeminencia: la Academia de la Historia; la
Sociedad Bolivariana y con ella cierta historiografía adquiere rango de versión oficial. Se crean las versiones
oficiales y las bibliografías oficiales; nuestros maestros y alumnos, a través de los programas escolares, son
enrolados en este “culto histórico” de la “identidad”, de la “nacionalidad” y de la “patria”. Versión parcializada,
simplista, de una realidad nacional que es escamoteada en su dimensión más real, en aras de unos intereses
neo-coloniales verdaderamente desnacionalizadores.
La otra historiografía, la revisionista, la que está teórica y metodológicamente al día; la universitaria; la de
orientación marxista y neo-marxista; la de un valor científico incuestionable no logran penetrar el santuario
escolar. Como dice G. Carrera Damas “la carga crítica y renovadora contenida en la obra de varios
destacados historiadores permanece como enquistada y trasciende poco y tardíamente al campo de los
estudios históricos”.....“este aislamiento prolongado entre los productos de la investigación y los estudios
históricos responde a vicios desesperantes pero en extremo difíciles de erradicar”.....“estas consideraciones
nos han llevado a creer que la renovación de nuestros estudios históricos habrá que buscarla, durante una
primera y larga etapa, en la transformación de la enseñanza de la historia.”
Sin pretender ser exhaustivos, sino apenas apuntar una dirección que sugerimos explorar y experimentar,
recomendamos el método retrospectivo como el más apropiado al educando, especialmente a los jóvenes, así
como el que responde mejor al sentido y naturaleza de la historia. Nos dice Marc Bloch “la incorporación del
presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado. Pero nos es, quizás, menos vano esforzarse por
comprender el pasado si no se sabe nada del presente”... “en verdad conscientemente o no, siempre tomamos
de nuestras experiencias cotidianas los elementos que nos sirven para reconstruir el pasado.”
Agrega otro autor: “de la misma manera que la investigación histórica ha procedido partiendo del presente
y retrocediendo hacia el pasado, la enseñanza de la historia ha de seguir el mismo camino.”
El joven es un adulto en ciernes que vive la realidad como problema, interrogándola, y en confrontación
con ella desarrolla un interés vital por el presente, obsesivamente trata de comprenderse y de comprender su
entorno, social e histórico. Su comprensión del pasado es siempre a partir de su contemporaneidad. Como
dijera B. Croce “la historia siempre es contemporánea” al igual que es cierta la afirmación “cada generación
necesita reescribir la historia,” de allí que la historiografía no sólo expresa doctrinas, filosofías, ideologías e
intereses diversos, sino que es definitivamente hija de su tiempo.
El Presente es el tiempo referencial ineludiblemente necesario para toda indagación, estudio y enseñanza
de la historia.
Nuestro mirador histórico siempre es el presente, somos un eslabón de una larga cadena histórico-
evolutiva pero al mismo tiempo somos culminación e inicio de etapas y procesos indetenibles. La dinámica de
la historia tiene por eje siempre el Presente; el pasado es incomprensible sin éste y el futuro no es más que
proyección de nuestro presente.
El tiempo histórico: etapas, cronologías, coyunturas, no es más que la confluencia dinámica, estructural,
orgánica, dialéctica, de un pasado y un futuro que se concretizan y definen en un eterno y movible presente.
Solamente desde este presente conocemos y comprendemos. No otra cosa es la llamada conciencia
histórica, un aquí y ahora que resume siglos y genera siglos.
El adolescente tiene hambre de presente porque sabe o presiente que allí se juega su futuro; el joven exige
que se le ayude a convertir en contemporáneo de sí mismo, una contemporaneidad asumida
conscientemente, porque todo ser humano tiene derecho a convertirse en “testigo del presente y profeta de lo
porvenir.”
Instintivamente el joven rechaza el pasado como cosa muerta, de allí el fastidio frente a la historia que
usualmente se le enseña y la impopularidad y descrédito de estas asignaturas; podría decir como en la Biblia
“que los muertos entierren a sus muertos.”
Si bien la historia “es el conocimiento del Pasado” éste tiene que ser aprehendido en función de lo que está
vivo.
Nos identificamos con la expresión de H. Pirenne “si yo fuera un anticuario sólo me gustaría ver las cosas
viejas. Perosoy un historiador y por eso amo la vida”. Principio que recogerá la llamada escuela de los
“Annales” (Bloch, Febvre, Braudel, etc...), y que sintetizarán en la fórmula “Historiavida.”
No tenemos la menor duda sobre la pertinencia y viabilidad del método retrospectivo, aunque reconocemos
las dificultades de su aplicación, no siendo las menores los hábitos mentales de educadores y educandos y la
inercia de una pedagogía de la fecha y el dato histórico aislado, de la memorización cargante y
empobrecedora, del enciclopedismo retórico que a nada conduce.
El método retrospectivo exige de hecho un nuevo tipo de educador, mejor formado, con vocación y
disciplina de trabajo, definitivamente comprometido con la ciencia y el compromiso social.
La inquietud no es nueva (no queremos contribuir a desarrollar una nueva moda teórica, por simple afán de
novedad, cosa a la cual somos tan afectos los latinoamericanos, especialmente en los medios académicos),
aquí en América Latina se vienen manejando estas ideas desde los años 50; así vemos como en el año de
1954 en un Seminario de Enseñanza de la Historia llevado a cabo en San Juan de Puerto Rico “se
recomienda que algunos países acometan por vías de experimentación la enseñanza retrospectiva integral de
la historia.”
En Buenos Aires, en 1968 se realizó el “Primer Simposio sobre enseñanza de la historia Argentina y
Americana” aprobándose en la Comisión de Metodología la siguiente moción: “Propiciar las experiencias
sistemáticas del uso del método retrospectivo o regresivo, a partir de hechos actuales, por considerarlo de
gran importancia en la motivación pedagógica y para lograr que la historia sea efectivamente un instrumento
adecuado para la comprensión de la realidad actual.”
El filósofo J.D. García Bacca sostiene que en el clima intelectual de nuestra época, la Historia, después de
la Ciencia y la Técnica, representa la preocupación fundamental del hombre contemporáneo. Es deber nuestro
contribuir al desarrollo de la Historia, no ya por simple afán de conocimiento y comprensión, sino
conjuntamente con la Ciencia y la Técnica, para ayudar a transformar el Mundo en aras de la liberación plena
de la Humanidad.
UN MODELO DE EDUCACIÓN PARA
UN PENSAMIENTO EDUCATIVO ORGANIZADO
Dr. Jairo García Nagles en Asesoría Didáctica de Aula, dentro del salón de clases
de la docente Luz Ángela Martínez Lozano de la I.E. J. F. Kenedy. Facatativá.
Este trabajo de Buen Uso Didáctico del Libro de Texto Escolar: Antología Lengua
Castellana, mediante los Conversatorios de Educación Familiar, se extiende a la familia
con el aprendizaje de adivinanzas, rondas, canciones, poesías, coplas y trabalenguas para
*
Herson Oliver Cifuentes Reyes. Asistente Académico de la Corporación Pedagógica Educativa. Candidato a Maestría
Universidad del Tolima.
modelar el tipo de padre y madre lector, fundados en el ejemplo de la experiencia para
educar hábitos escolares y familiares culturales; puesto que, la educación y enseñanza
debe formar y desarrollar la consciencia social del padre, resaltando la importancia de la
ayudantía familiar en el proceso de aprendizaje del escolar, como única forma de
ascender en la escala humana.
Dr. Jairo García Nagles en Conversatorio de Educación Familiar con padres de familia del grado rimero de la Institución Educativa Santa Rita,
Facatativá
Dr. Jairo García Nagles en trabajo de lectura escolar y familiar con los niños
y padres de familia de primero de la I.E. Técnico Industrial. Facatativá
La Metodología de Enseñanza Integrada Grado Primero, mediante el Buen Uso Didáctico del
Libro de Texto Escolar: Antología Lengua Castellana corresponde a un proceso pedagógico
investigativo, con sustento conceptual y aporte teórico para determinar qué es lo que realmente
necesita aprender el escolar, para hacer de él un ser sociable, íntegro y futurista.
Esta Metodología construye en el niño un gran proceso literario, enlazando la fantasía con la
realidad, en busca siempre de la verdad, despertando su curiosidad y el interés con los diferentes
juegos del lenguaje: cuentos, poemas, coplas permitiendo explorar y desarrollar al máximo la
habilidad de expresión, construcción e imaginación literaria del niño.
Asimismo, este trabajo didáctico explora y potencializa el conocimiento infantil a través de la
participación de quienes intervienen en la educación y formación del niño: Escuela y Familia con el
desarrollo de los Conversatorios de Educación Familiar importantes para modelar el tipo de madre
y padre que debe formar y desarrollar hábitos culturales.
La Metodología de Enseñanza Integrada, a partir del aprendizaje de diferentes géneros literarios que
perpetúen de generación a generación, representa un proceso que permite formar niños buscadores de la
sabiduría para vencer la ignorancia, enseñándoles a construir ideas revolucionarias para actuar seguros con
principios humanos.
Los maestros queremos unos niños que tomen decisiones en bien de sí mismo y los demás, entendiendo
que la perfección humana hace parte de una vida excelente transformadora de hábitos intelectuales.
Esta nueva práctica docente va de la mano con la construcción de un modelo de maestro capaz de
convertir el aula en un laboratorio permanente de innovación y creación de experiencias nuevas que
modelen un tipo de hombre, una sociedad y un Estado ideal.
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Los padres de familia también han participado de manera dinámica en este trabajo de adopción de
la Metodología de Enseñanza Integrada. He aquí una carta de Nancy Yolima Ángel, una madre de
familia del grado primero de la niña Laura Daniela Zamora de la I.E. Santa Rita de Facatativá. (Se ha
transcrito en caligrafía auténtica para conservar el crédito de autoría).
Facatativá, octubre 13 de 2009
Señor
FRANCISCO JAVIER BELTRÁN BUSTOS
Secretario Municipal de Educación
Ciudad
Señor Secretario:
Nosotros(as) los(as) docentes del grado primero, abajo firmantes, identificados(as) al pie de
nuestras firmas, queremos transmitir nuestras impresiones didácticas del trabajo pedagógico que
se está realizando en este municipio desde el mes de mayo próximo pasado sobre la Metodología
de Enseñanza Integrada para Primero de Primaria mediante el Buen Uso Didáctico del Libro de
Texto Escolar: Antología Lengua Castellana. Con él se ha logrado transformar conceptos y teorías
sobre lenguaje como una invención social del hombre, lengua, literatura, aprendizaje, manejo del
cálculo y otros conceptos para hacernos comprender de modo consciente que a los niños se les
debe transmitir el conocimiento de la ciencia y el arte por medio de conceptos y formación de
hábitos culturales que el docente debe manejar para presentarse ante el estudiante como un
modelo lector y escritor a imitar.
Este espacio ofrecido por esa Secretaría y la Alcaldía Municipal, representa una cualificación de
elevado contenido académico, pedagógico y didáctico para enseñar las diferentes áreas del
conocimiento. Además, el trabajo con los Conversatorios de Educación Familiar dirigido a padres
de familia ha sido de gran iniciativa para el fortalecimiento de la Metodología de Enseñanza
Integrada, en donde el padre de familia es parte fundamental dentro del proceso de aprendizaje
de cada uno de los estudiantes.
Analizando este proceso vital, todos los docentes del grado primero consideramos de gran
importancia tener un encuentro con los docentes del Grado Cero de todas las instituciones
Educativas con el fin de que ellos y nosotros podamos conocer qué deben aprender los niños de
preescolar para iniciar el grado primero. Para tal efecto hemos solicitado al Dr. Jairo García Nagles,
creador de esta Metodología, nos colabore con una conferencia pedagógica y educativa
introductoria. Es por ello que solicitamos a Usted convocar además de los docentes, también a
rectores y coordinadores de todas las instituciones, pues entendemos que para obtener excelentes
resultados con la Metodología de Enseñanza Integrada es conveniente sentir el respaldo pleno de
los diversos agentes escolares.
Reconocemos a Usted y al Señor Alcalde, Oscar Hernán Sánchez León, la sabia decisión de iniciar
en este municipio un trabajo educativo y pedagógico novedoso y científico importante para
persistir en el ideal de colocar la educación en primer plano dentro de las necesidades sociales de
la población; por ende, avalamos la continuidad plena de este trabajo sistemático en toda la
educación de primaria incluido el grado de preescolar.
Confiamos en su gentileza;
____________________________ ____________________________
CARMEN MEDINA ARIZA DEYSI GARZÓN RODRÍGUEZ
C.C. C.C.
____________________________ ____________________________
ALBA YANETH GUTIÉRREZ ROSA ESTHER CASTRO VÁSQUEZ
C.C. C.C.
_____________________________ ____________________________
MARLENE HOSPITAL ZAMORA MARÍA CONSUELO HOYOS
C.C. C.C.
_____________________________ ___________________________
CARMEN CAMPOS KATHERINE CAICEDO POSADA
C.C. C.C.
____________________________ ___________________________
HELMER VEGA MENDOZA GIOVANNY CORREDOR DÍAZ
C.C. C.C.
_____________________________ ____________________________
AMANDA BRAUSIN SALINAS BLANCA DORA DEAZA GÓMEZ
C.C. C.C.
____________________________ _______________________
PAULA ELIANA VARGAS CAMELO LUZ ÁNGELA MARTÍNEZ LOZANO
C.C. C.C.
_______________________________________
ANA BERNAL
C.C.
______________________________ _________________________
ADRIANA BERNAL GUTIÉRREZ MAGDA MILDRED CORTEZ
C.C. C.C.
_______________________________ _________________________
SANDRA PATRICIA IBÁÑEZ GUZMÁN MARÍA ANGÉLICA DÍAZ DE MARTÍNEZ
C.C. C.C.
_______________________________ _________________________
LUZ MARINA CAICEDO LUCILA
C.C. C.C.
_____________________________ _______________________
CANDELARIA MÉNDEZ PAVA LAURA YADIRA BASABE MURILLO
C.C. C.C.
______________________________ _________________________
MARÍA ELISA QUINTERO ZAMORA SUSANA BUITRAGO MEDINA
C.C. C.C.
_______________________________ _________________________
SANDRA LILIANA FEO SANDRA MILENA GUEVARA DÍAZ
C.C. C.C.
CONVERSACIONES CON YURANI
“Los placeres ocultos del texto”1
¿Cómo sería tu mundo sin preguntas? Sin ellas, CRECER, sería tal vez una ambición irrealizable.
Para que no falten los dilemas en tu vida, para avivar, solidario, tu deseo de crecimiento, te he
traído hoy el mejor de los juguetes: Un juguete milenariamente novedoso; un juguete que al final
tendrá más vida que la nuestra junta y que -con seguridad- estará aún joven despidiéndonos el día
de la partida. Te he traído un juguete nuevo, un monstruo inmortal de cuerpo frágil y alma
endurecida; un amigo leal, ventrílocuo versátil, colmado de voces, con millones de sonrisas,
misterios y cabezas. Desde hoy tendrás siempre contigo un compañero para tus sueños que, como
aquella vieja escoba alada y de relincho silencioso, te invitará generoso a la acción, a la emoción y a
la ilusión.
El juguete que hoy te traigo, no lleva el tiquete de importado, no adelgaza tu imaginación. No
está hecho para que lo admires fascinada ni para que te convierta en testigo inmóvil de sus
acrobacias programadas. No es, como los otros, un juguete que te elimine el gusto, ni la sorpresa,
ni el placer, ni tampoco el riesgo de jugar. No es el trompo de temporada ni el microrrobot de
vacaciones. Es, en cambio, un juguete sincrético, útil para todos los lugares y justo para todos los
tiempos, en cuyo espacio íntimo se unen las alegrías y las desesperanzas, entrecruzándose allí
mismo, las fronteras de la realidad con los linderos de los imposibles. Para que juegues a buscar tu
libertad, te he traído un libro.
Un libro sigue siendo el mejor de los juguetes, mucho más hoy cuando los niños como tú se
comercian a buen precio en los mercados de la infamia. Lo es con más razón ahora cuando, balas
perdidas, sádicos voraces y enemigos de la vida, han expulsado a los niños de la calle,
extinguiéndoles el dominio de los parques y con ello la oportunidad de vivir y crecer cerca de la
vida misma, al lado de sus constantes estallidos cotidianos. Hoy, te he traído un libro para que te
acompañe en este apartamento, privado de lugares mágicos. En este corral sin mares ni albercas
para tus barcos y sueños invencibles.
Un libro es un juguete que como ninguno puedes y debes armar y desarmar, romper y
componer. Es una quimera que cambia permanentemente de forma, no siempre delante de tus
ojos, sino generalmente lejos, allá en el jardín encantado de tus fantasías. Cambia su forma,
remodela su ropaje, no por la acción directa del botón que lo controla, sino por tus manipulaciones
1
Ponencia presentada en el encuentro nacional de literatura infantil, Bogotá, Universidad
Nacional, 1991.
2
Psicólogo, Licenciado en lingüística y literatura, director grupo de investigación SIGNUM,
Semillero SIGNUM Aula abierta.
creativas. Es un juguete con valor de eternidad. No es como la “Barbie” ni como la lavadora en
miniatura; no se parece a la secadora de pilas que exprime tus vigores; tampoco es como la estufa
plástica, limpia y rosadita, que igual a los demás juguetes de tu armario funcionan para
acomodarte tempranamente a ésta video sociedad morbosamente acelerada. El juguete que te
traigo es diferente: te introduce en el mundo de la vida pero no te niega la posibilidad de
transformarlo; te divierte sin que paralice tu razón; no castiga ni compite con tus juegos de
palabra. Por el contrario, los promueve con vehemencia.
Un libro es un pretexto para el juego de leer; te protege de inmediateces y de certidumbres;
rescata del cautiverio tus fantasías; te defiende del acecho de tantos silencios aparentemente
promisorios, entrenándote en la vieja profesión de visionaria. Jugando a la lectura podrás mirar
más allá del aquí de tus narices; así, lograrás ver que además de hambre, traiciones y desidias, la
vida tiene alegrías reservadas para quienes consigan sobrevivir al más moderno de los naufragios
de la especie humana: El Eclipse de la Letra, convertida hoy en un signo de regreso hacia el silencio.
Al lado de las hambrunas, epidemias y pandemias tercermundistas, el eclipse de la letra nos
bosqueja un destino incierto, al que por falta de lectura, llegaremos irremediablemente escasos de
memoria; es decir, sin más testimonio de la novela humana que las pocas señales sensoriales que
cada uno alcance a guardar temporalmente en sus archivos cerebrales. La gran memoria de la
humanidad, esa que se instala en las letras de los libros y que es preservada por cada jugador en la
lectura, existirá mermada en el futuro que ya llega y al que sin remedio no estamos ni estaremos
bien-venidos.
O que ya llegó. ¿Recuerdas la última novela que leímos? La de Ray Bradbury, aquella que decían
era de ciencia ficción porque hablaba de una extraña sociedad de bomberos incendiarios,
quemadores de libros y de ideas. Fahrenheit 451 es su título, “La temperatura a la cual el papel
arde y quema), se explicaba más abajo.
En dicha obra, escrita décadas atrás, se auguraban ya las peripecias del lector moderno:
ejecutor de un juego peligroso y prohibido. Aquí, en nuestras comarcas citadinas, lo mismo que en
la sociedad de la novela, leer es una acción no favorecida porque obliga a pensar y es pensando
como ciertamente descubrimos las franjas grises de la vida. “Leer obliga a pensar y pensar arriesga
el equilibrio, amenaza la felicidad.”
Leer, -allí y aquí, antes y ahora- es un juego peligroso porque en él se encuentran las claves del
futuro. Por él, el lector arriesga quizás su felicidad al colocarse de frente a la verdad. Es cierto, por
los caminos de la letra nos cercioramos de que la vida no siempre es como la soñamos, sino tan
sólo como es, es decir, con fracasos, con tropiezos, con dictadores, con dioses castigadores, con
gobernantes torpes, corruptos e intolerantes, con profesores neuróticamente apegados a las
formas y con no pocas amistades desechables.
Tú, que a los tres años de edad eres ya consumidora habitual de la industria informativa y
víctima de su violencia simbólica, ya lo aprendiste: también aquí como en el país de Montag
(protagonista de la novela) el libro, la lectura y el lector son penalizados por leyes anónimas e
inviolables. Entre nosotros merodean camuflados bomberos incendiarios con la misión de
quemarnos las ganas de Leer y ampararnos, de paso, del infortunio del Saber. Todos, como en el
país de Montag, tal vez tenemos la obligación de ser felices. Comprometer los afectos y los
pensamientos intentando desentrañar los misterios placenteros de la letra, es un acto cada día
más desafiante, una tarea irreverente y peligrosa.
Quizás tengas razón en lo que piensas: el juego de leer, no parece tener mucho sentido en esta
cultura tiranizada por las cosas que le han tomado enorme ventaja a las palabras. Jugar a leer en
esta sociedad movida por el afán, el desconcierto y el concretismo no deja de ser en apariencia,
una conducta anacrónica y tediosa. “Somos tan sólo un desgarrón de las cosas” anunciaba
Foucault, hace no más de cuatro décadas, provocando la indignación de ciertas conciencias
racionalistas de mitad del siglo pasado. Ahora, cuando la existencia humana se ha cuadriculado
tanto, volviéndose la vida en extremo previsible, su célebre sentencia ha pasado de ser una
metáfora desafiante, para constituirse en una manifestación real del opacamiento del espíritu
humano, merced al imperio de las cosas, en cuya dictadura se estrangula la palabra y con ella la
poesía, los juegos creativos y a los niños.
En esas circunstancias el libro no podría dejar de ser una cosa más; una mercancía
promocionada con arreglo a las leyes del consumo y de la sociedad que consume y se consume.
Como “Leer es aburrido” y hay tan poco tiempo para ello, la literatura ha sido condensada en
breviarios insustanciales de ágil revisión: “Lea los clásicos en diez minutos” Aquí tiene el resumen
con la interpretación incluida. Cambio análisis de Romeo y Julieta por DVD repetido de Nintendo.
Tú lo viste y escuchaste muchas veces. Lo viste y escuchaste en la Internet que nos atrapa, en el
periódico de turno y en la televisión que te cautiva. También proveniente de cualquier cerebro de
goce apaciguado, escucharás muchas veces que: Si no quieres leer, te puedes salvar bajando el
resumen de la red que lo sabe todo, que lo tiene todo, que permite todo. Ahorrarás entonces
tiempo y energía”. Te habrás salvado de leer.
Después de escuchar tantos consejos ventajosos, no me sorprende tu pregunta: ¿Para qué
leer?- Para que tengas algo que decir cuando tengas que decir algo –fue mi respuesta-, que hoy
reconozco, como todo lugar común, simplista e impertinente. Creo que tienes razón: pocas veces
tenemos la ocasión o la urgencia de decir algo nuevo. Uno, como le gustaba decir a Lacan, nunca
dice nada más que una misma cosa.
Y si todos somos repetidores de frases repetidas; si la palabra ha caído por el despeñadero de la
inercia; si nos educan más para reproducir y creer que para pensar y crear; si nos forman más para
consumir que para imaginar; más para ver que para soñar, ¿cuándo y para qué tener algo que
decir? El universo del verbo es cada día menos ancho y más ajeno. La verdad es que ante las
promesas de confort y el apremio sugestivo de las cosas, cuesta mucho: “Decir que no, decir no
quiero.”
Como en el poema de Benedetti-. Te mantienes digna, por un tiempo leal a tus principios, hasta
que un día extiendes la mano y vez que nunca más puedes cerrarla y empiezas entonces a existir
de afán, angustiada, con la mano por siempre pordiosera, entonces tus encuentros afectivos se
trivializan, tu comunicación se angosta, tus rutinas se monotematizan. Luego intentas cambiar,
enriquecer tu vida y por momentos lo consigues, pero bien pronto ingresas a una rutina semejante
a la anterior.
Todo parece estar dispuesto entonces para que la incomunicación y el estereotipo sean la
norma. De tal manera que cualquier intento por burlar el cerco, que cualquier maniobra pensada
para escapar de la pasividad del rebaño, son actos controlados de manera fácil. Como en el cuento
de Monterroso que tanto te gusta. Aquél en donde las ovejas que se salen de la norma, las que
dan un paso al frente y deciden liderar su propia historia, las negras, son irremediablemente
fusiladas. ¡Cuidado! Este juguete puede convertirse en una de ellas. Después de cada juego con él
te sentirás más hábil para ir por tus medios programando tu destino. Con cada jugada te sentirás
más libre y eso gusta poco a tus profesores y verdugos, quienes tienen la misión oficial de forjar tu
disciplina. El juego de leer no es, entonces, una acción inservible, nada como la lectura. Ella te llena
de muchos ojos mágicos, para que conozcas de la realidad sus rincones escondidos. Nadie como un
libro te afina el oído y la sensibilidad para interpretar el canto polifónico de la vida, en el que, las
diversas voces humanas corean a su modo sus vivencias.
Es por eso que desde hoy quiero que le arrebates a tus otros goces un instante para que juegues
a leer. Cuando puedas descansar de tus carros autotransformados y de tus muñecas de pasos
calculados, encontrarás en la lectura mejores poderes y esperanzas. Tienes que entenderlo: Leer es
un juego libertario y el texto es un juguete luminoso que se renueva en tu mente sin cesar. No es
desechable. El texto es un juguete solidario con tu historia; es el episodio que prolonga tu destino,
es el amigo y compañero permanente.
Leer es jugar a encontrarnos y a encontrar a los otros en las letras. Ese juego te rompe el
uniforme, te hace diferente, te recuenta las versiones, aversiones, diversiones y perversiones
acumuladas por quienes nos antecedieron con su drama en este mundo de contradicciones. El
libro es un juguete que audaz a construir, a reformar, a destruir. Es un espacio abierto a tu talento,
permeable a tus ideas y tolerante con los latigazos de tu imaginación.
En la medida en que puedas participar activamente de las construcciones, reconstrucciones,
destrucciones y proyectos del juguete, serás verdaderamente protagonista de una travesura
placentera por la cual tendrás ocasión de reinventar tu prehistoria ya olvidada: En la libreta de
registro de tus progresos diarios está escrito que tus primeros entretenimientos siempre
estuvieron acompañados de palabras: cancioncillas, rondas, trabalenguas. Todos juegos de
lenguaje. Piruetas de palabras. Recuerdo que cuando aún las palabras no habían llegado a tu vida
para llenarla de fortunas y de trampas, ya jugabas en la cuna a producir sonidos que excitaban tu
garganta. Luego, por algún tiempo, prolongaste tu diversión con las palabras, entonces contabas
historias increíbles; exprimías de los libros las palabras y sacabas de ellas los significados: todos
falsos pero propios. No conocías las formas de las letras. No sabías leer pero sí disfrutabas ya con
los placeres de ese juego.
Así eras: feliz y eficiente iletrada hasta que un día tuviste una silla en el colegio. Dejaste
entonces de ser lo primero y lo segundo, se te notaba un poco menos. Allí, guardaste por un
tiempo tus ingenios. Aprendiste a dibujar bolitas, a acumular palitos en las hojas mientras
domesticabas tus goces y tus sueños. A punta de rigor y reglamento encarcelaron la pasión.
Aprendiste a contar y te volviste grande. Empezaste entonces a contar monedas y defectos de la
gente.
En el colegio aprendiste muchas cosas sabias: Te enseñaron a trazar líneas derechas, a no llenar
con “tus cosas” los cuadernos; aprendiste a respetar los bigotes, las sotanas y las canas. De repente
te poblaste de miedos, comenzaste a archivar tus ingenios; dosificaste tus corajes. Conociste en el
colegio otros secretos de la vida, tuviste que modificar significados que creías adquiridos como el
de orden, libertad, responsabilidad. Allí, en ese jardín de flores controladas supiste la importancia
de las filas, lo mismo que el valor de la obediencia. Así que no te cansabas de llenar de planas tus
cuadernos. Aprendiste diariamente que debes, sin estar cansada, descansar en el recreo. Te
ilustraron con esmero; las letras perdieron desde entonces su misterio (empezaste a reconocerles
su derecho y su revés) y con él cualquier retazo de emoción: no tardaste mucho en asociarlas con
fantasmas, con pretextos y castigos.
Es cierto, aprendiste a “Leer” pero olvidaste su valor. No volviste a leer como antes cuando no
sabías hacerlo, quizás porque descubriste que las letras “hablaban de cosas tan extrañas para ti”.
No encontraste sitio en esos trabalenguas irrepetibles con los que tus maestros pretendían
promoverte el gusto por la letra. Aunque contabas de memoria estribillos sin sustancia, tenías
dificultades para saborearlos realmente. Todavía desconoces el misterio de aquella historia con la
que midieron tus proezas en el juego:
La verdad es que tus logros prematuros en el colegio, nos llenaron de orgullo a todos. “Tiene los
cuadernos ordenados, la letra no se sale de la hoja, es muy respetuosa y obediente”, comentaba
siempre la maestra. A los cuatro años eras una cuadróloga ejemplar: por más empeño que
pusieran todos, nunca podríamos confundirte, distinguías desde lejos los cuadrados de los
triángulos (Algún día le sacará provecho a ese saber profundo, vaticinaba optimista la maestra).
Con eso compensaste la alegría perdida.
Por eso quiero hoy recordarte tus afectos iniciales por las letras. Quiero que no olvides lo que,
sin que nadie te enseñara, ya sabías: que los libros tienen palabras y éstas, letras bondadosas en
sorpresas, en olvidos y en adioses, en siempres y en jamases, en sueños, en risas, en verdades y en
placeres. Así que lo importante de las letras no es su vestido sonoro, no es su forma por curvilínea,
esbelta y seductora que sea, lo realmente importante es lo que tienen clandestinamente
escondido para que personas como tú se lo descubran. El valor de las letras, está en que ellas son
un armario al que ayudas a poblar con tus deseos.
Aquí tienes este libro. Con él estarás un poco menos solitaria. Aunque un libro es un amigo muy
valioso necesitarás muchos más para crecer, es decir, para saciarte de preguntas. Aunque a decir
verdad vale más un libro bien leído que toda una biblioteca “sobrevolada” apenas. Por ahora
aprovecha éste que tienes, empieza la lectura y darás comienzo a un juego apasionante en donde
siempre ganarás. Mientras vas leyendo, es decir, conversando con el libro, dudando de él,
confrontándolo, cooperando, vivirás de cerca la victoria.
Leer es un juego que destierra la derrota. Se trata de una adivinanza de múltiples respuestas. Es
un juego que tiene sus reglas; tal vez no tan simples como las que te enseñaron tus maestras,
quienes creían que “libertad era tan sólo una palabra aguda, que muerte era tan sólo grave o llana
y cárceles por suerte una palabra esdrújula.” Ellas creían que el acento de las palabras estaba en la
superficie de las letras y no en lo humano de su contenido. Estaban convencidas de que leer era
únicamente una actividad muscular y sonora apoyada exclusivamente en los sentidos. Tú
esperabas algo más emocionante que dotar de sonido mecánico cada letra que iba siendo
recorrida por el ojo. Tú querías aprender a desvestir las palabras, a romperlas y a hacerlas de
nuevo florecer. Para estos propósitos necesitaste de un juego más avanzado en reglas y
estrategias.
Recuerda las reglas de ese juego. Son de tres tipos: el primero tiene que ver con tus emociones,
con tus motivaciones. Ellas se moldean a partir de lo que ves, de lo que escuchas, de lo que
percibes en tu casa, en el colegio, y en la calle. Si vives con personas que amen la lectura estarás
mejor predispuesta para el juego.
El segundo tipo trata de tus habilidades individuales para el juego. Tu desarrollo personal debe
haber sido estimulado para la búsqueda; debes ser experta en tareas creativas. Si logras
encontrarle semejanza a cosas que parecen no tenerla como (por ejemplo) un zancudo y una reina
de belleza en tanga; si encuentras diferencia en lo que a primera vista se antoja como idéntico, tu
rendimiento en el juego será bueno. El hallazgo de las diferencias no es tan sencillo como podría
pensarse; se trata de ir más allá de lo uniforme. Así que tendrás que desprenderte de la frase que
hicieron famosa Marx y miles de mujeres despechadas: “Todos los hombres son iguales”. Para el
caso no te sirve. Te es más útil lo cantado por el viejo Yupanqui: “Las penas y las vaquitas se van
por la misma senda, las penas son de nosotros…las vaquitas son ajenas”. Así que percibir el rasgo
de distinción existente entre elementos vecinos en la forma, en el contenido o en el espacio, es la
operación intelectual básica para jugar a la lectura. En general debes especializarte en relacionar:
comparar, clasificar, complementar, transferir, contrastar los pedazos del texto que vas
descubriendo. Luego tienes que buscarles conexión con otros textos y con todo lo que sabes de la
vida.
El tercer tipo de reglas está vinculado con el juguete mismo. Especifica las cualidades que debe
tener para ser entretenido y manejable. Como se trata de un juguete que debe confundirse y
acoplarse a las características del jugador, su elaboración precisa de una bien pensada planeación.
En mayor medida cuando lo usan de jugadores principiantes. Los no lectores pueden seguir
siéndolo por culpa de alguna imprudencia textual: estructural, contextual o temática. Más en
detalle, las reglas dicen que debes tener en cuenta lo siguiente: Para abrir el juego debes estar
motivada y enteramente lista. No puedes jugar de mala gana.
Leer para conciliar con tu maestra o con tus padres sin otro deseo adicional, es aventurarse a un
fracaso innecesario. No se juega a leer para llenar de honores la libreta. De otra parte, tú tienes
que decidir el qué, el cómo, el cuándo, el dónde y el hasta cuándo de tu juego. Como jugadora
inteligente debes estar anímicamente preparada para desempeñar en la lectura varios papeles
simultáneos: serás actriz imaginaria; también adivina y agorera; interpretante crítica, traductora
simultánea de las intenciones y pensamientos de los protagonistas, espectadora activa y por
último, harás el papel de científica, puesto que tendrás que lanzar sin parar, hipótesis que luego
descartarás, aprobarás o reconstruirás acerca del presente y del futuro del juego. Si quieres con tus
hojas y crayolas pintar lo que has leído, será beneficioso para el juego. Cuando puedas conversar,
dialogar, controvertir, solidarizarte con el texto, habrás comprendido de mejor manera el juego.
Además de lo anterior, necesitas para mejorar tus habilidades, ver menos televisión de la que
quienes pretenden amarrarte, te sugieren. Hazlo así y conseguirás mejores condiciones para
comprender y gozar con tus jugadas. Leer significa siempre comprender y aunque ello no sea
sencillo, es el propósito final que en este juego no puedes eludir. Si comprendes lo que lees,
comprenderás mucho mejor tu vida y la vida. Comprender es valorar, es criticar (lo que quiere
decir, promoverle al juguete más de una crisis). Comprender es desenmascarar el texto de
artilugios e intenciones.
Comprendiendo lo leído no serás sabia, pero sí, más grande. Es probable que no seas la mejor,
pero seguramente, serás cada día mejor. Para conseguir buenas comprensiones es urgente que
recuerdes lo leído para ir relacionando permanentemente todas las palabras y las ideas del texto,
encontrándoles sus complementos y contradicciones. Tienes simultáneamente que buscarle a esas
ideas un sitio en la vida, y en tu vida, involucrándolas con el mundo y con tu mundo. Tienes que
aislar del texto todas sus partes, desarmarlo, para organizar con ellas un todo que puedas después
armar de mil maneras.
Debes seguir los indicios, buscar las huellas, llenarte de sospechas, de visiones anticipadas y de
maniobras para comprobarlas. Para que descubras los placeres escondidos del texto es inevitables
que leas en él, lo dicho y lo no dicho. En lo que se calla, están generalmente las claves que ayudan
a descifrar lo realmente relatado. Tienes que presuponer, sobreañadir e inferir. Estás obligada a
cerrarle al juguete todas sus puertas entreabiertas, también a abrirle y fabricarle algunas más. Así
que busca en el texto las ventanas y los laberintos; asómate a las primeras y esquiva las
encrucijadas estériles de los segundos. Sin todo ello, los placeres del texto te serán negados o
serán demasiado tibios para alentarte a emprender nuevas aventuras. Habrá, entonces, acabado el
juego para ti.
Finalmente para que el juego de leer te otorgue adecuados niveles de placer, debes exigirle a tu
juguete buena calidad. Debe sentirse siempre como un inconcluso. Siempre recibirse en estado de
propuesta. Tiene que ser dadivoso en dilemas y en escondites sin que ninguno de ellos sobrepase
tu capacidad de búsqueda y respuesta.
El texto necesita ser sólido pero al mismo tiempo vulnerable. Es un juguete que no puede
presentar murallas insalvables. Si te deja espacios amplios para tus maniobras y si su estructura,
función y contenidos armonizan con tu estructura, función y contenidos, el texto se constituirá en
un juguete ideal que no sólo te seducirá para siempre sino que será el más fuerte impulso para tu
crecimiento. Hasta ahí, lo esencial del juego. Como han avisado con claridad los nuevos teóricos de
la lectura.
Si se cumplen las reglas de tu juego, será tuyo ese placer y vivirás en adelante con la mente
desatada, siempre alerta para el vuelo. Tal vez no te colocarás definitivamente a salvo de los
engaños, y de las demás mezquindades humanas. Probablemente la lectura no podrá inmunizarte
contra las propuestas superficiales de tus enemigos, ni te evitará el insomnio ni la preocupación
por tantos desarreglos sociales. Seguramente no. Lo que con certeza conseguirás al lado de los
placeres de la letra es abandonar el grupo de los seres humanos incapaces de pensarse a sí mismos
y de someter a revisión reflexiva los percances diarios de su entorno. Con la lectura no solamente
custodiarás tu capacidad de asombro: también agregarás a tu existencia una nueva dimensión,
convirtiéndola en menos provincial y más plural.
Si no es así, si son los bomberos culturales los que ganan la contienda, consiguiendo que te
alejes y nos alejemos de los libros, entonces sí que dejará de ser inverosímil la pesadilla de vivir en
un país como el de Montag, en donde se siente como algo natural que los niños se maten ente sí.
Y pronto sentirás que por cada nuevo libro que incorpores a tu vida, habrá una cadena menos
que te agobie.
porque lectura también es libertad…
INFLUENCIA DE LA RELIGIÓN EN LA EDUCACIÓN DE COLOMBIA
Universidad Tomística
El Colegio Universidad de Santo Tomás, cobró vida jurídica en el testamento de don Gaspar
Núñez de Figueroa que promovió su fundación otorgada el 3 de mayo de 1608, en él se dan las
líneas generales sobre los cursos que se han de dictar, las constituciones que tenemos reservadas
de hacer (Ariza, 1980 pág. 75) y que nunca hicieron los herederos. El provincial con su consejero,
redactó el primer reglamento. El 8 de noviembre de 1609, el general Fray Agustín Balamini, aceptó
y aprobó el colegio con sus estatutos revisados por él mismo, lo que fue ratificado por el Capítulo
General de París del año 1611.
Los problemas no faltaron para la constitución de dicho centro universitario ya que los jesuitas
querían también fundar una universidad. Se presentó un problema de tipo jurídico con los fondos
donados por Gaspar Núñez de Figueroa porque los dominicos alegaban tener derecho de fundar
una universidad al igual que los miembros de la Compañía de Jesús. El pleito entre las dos
comunidades religiosas llegó a manos del Consejo Real, prolongándose durante muchos años.
Finalmente el Consejo falló a favor de los Predicadores y el Papa Gregorio XV, concedió los
derechos de fundación de universidad por medio de Bula Papal, tanto a los hijos de san Ignacio
como a los dominicos, el 9 de agosto de 1621.
En la inauguración de la Universidad Tomística, que sólo abrió sus puertas el 4 de agosto de
1639, funcionaron las cátedras de Gramática, Artes, Teología, Cátedras de cánones y leyes,
*
ALBERTO ISAAC RINCÓN RUEDA: Docente de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Santo Tomás; del
Colegio Fernando Mazuera Villegas I.E.D. Bogotá, D.C.; Profesional de Ciencias Religiosas por la Universidad
Javeriana, Bogotá; Licenciado en Filosofía e Historia por la Universidad Gran Colombia; Licenciado en Ciencias
Religiosas por la Universidad Javeriana; Especialista en Filosofía Colombiana por la Universidad Santo Tomás; Magíster
en Filosofía Latinoamericana por la Universidad Santo Tomás; Doctor en Pedagogía por ICCP de la Habana, Cuba.
cátedras de derecho y medicina: “aprobada la universidad el 4 de agosto de 1639, ya aparece la
cátedra de medicina con su catedrático el doctor Rodrigo Henríquez de Andrade, las dificultades
económicas y la oposición a la universidad, produjeron lagunas en el plan acordado, pero la
facultad de medicina se tuvo siempre en la Santo Tomás como de planta” (Ariza, pág. 84).
La universidad tomística se distinguió por su fidelidad al escolasticismo peripatético y a la
doctrina y opiniones de Tomás de Aquino. Este apego a la doctrina tomista, les ocasionaron
grandes críticas y controversias a fines del siglo XVIII.
Universidad Javeriana
El Colegio Mayor del Rosario fue una institución fundada en Santa Fe por fray Cristóbal de
Torres y ratificada por cédula real del 31 de diciembre de 1671. La finalidad del Rosario fue la
enseñar teología, medicina y leyes. Al ser administrada por un tiempo por los Padres Dominicos, el
colegio siguió los principios filosóficos de la doctrina de Santo Tomás. En el siglo XVIII el colegio
pasa por una gran crisis económica de la que sin embargo logra salir a flote, es de tener en cuenta
cómo a principios del siglo XIX fue centro del movimiento científico y el lugar donde se formaron
los protagonistas de la independencia política del la Nueva Granada.
No debe olvidarse que estos centros educativos superiores se constituyeron en fiel reflejo del
espíritu del Medioevo europeo y que trataron de reproducir a las universidades de Salamanca y de
París. Su enseñanza estuvo generalmente ajena a la realidad que vivía la sociedad colonial, pues
eran, simplemente, un reflejo y una imitación del mundo imperial. A los estudiantes les interesaba
conservar el status de personas educadas y de clase privilegiada. Con la preocupación de la
salvación de almas, los maestros se encargaban de educar en la religión y para la religión. Los
problemas espirituales eran como el centro alrededor del cual giraba el mundo neogranadino. El
hombre y su realidad cotidiana como la situación económica y política eran puestos en segundo
plano y en muchos casos considerados como problemas sobrenaturales.
El método empleado en las universidades coloniales del Nuevo Reino era la escolástica, leyendo
a autores clásicos como Aristóteles, Platón, Tomás de Aquino. El método clásico era el de la
<dictatio, disputatio> donde el maestro leía los textos y los alumnos escuchaban, no planteaban
ningún tipo de preguntas ni se sacaban conclusiones. Era un método repetitivo sin que el sujeto
pudiera crear, se limitaba a repetir y a copiar, en muchos casos en circunstancias ajenas a la
realidad que vivía la Nueva Granada.
Referencias Bibliográficas
El docente debe convertirse en modelo lector de literatura para niños. Debe ser el provocador de
la ansiedad intelectual de los niños. Estas expresiones del doctor Jairo García Nagles son
provocativas, desafiantes, pero profundamente estimuladoras y de algún modo deben cumplirse a
cabalidad en el verdadero maestro de lengua castellana, lenguaje y literatura para niños. Pero dichas
expresiones sentenciosas quedarían sin valor sino tuvieran respaldo alguno y quedarán a merced del
viento, como regularmente ocurre con los discursos pedagógicos y otros discursos.
Para sustentar esas ideas fue que el maestro García Nagles diseñó esta Antología Lengua
Castellana Grado Preescolar. Su propósito no es otro que el de invitar al docente para que haga
vivir la literatura en el niño, iniciándolo dentro del aula en la experiencia lectora. Vivir la literatura
transversalmente, como actividad humana generadora de actitudes y de igualdad y justicia social,
que lleven a la escuela a cumplir su papel protagónico dentro de la sociedad, tal como lo plantea la
filosofía de la educación popular, cuyos principios orienta todo el trabajo de producción intelectual
que nos ha legado el doctor Jairo García Nagles, desde la Corporación Pedagógica Educativa.
La presente Antología es un medio didáctico indispensable para provocar la lectura en el niño,
antes de leer, en la escuela y la familia. Lectura en el sentido de interiorizar lo oral para pasar luego
a lo escrito en los procesos escolares de aprendizaje. Al respecto, el gran poeta Dylan Thomas, al
responder la pregunta ¿por qué empezó a escribir poesía?, dijo que empezó a hacerlo porque en su
niñez se había enamorado de las palabras, de su sonido cuando las oía por primera vez en los labios
de la gente mayor; no le importaron tanto al comienzo lo que ellas decían como los colores que las
palabras arrojaban a sus ojos. Ya adulto, el poeta recordaba feliz que esas primeras experiencias con
las palabras le enseñaron a amar el idioma, gracias a las canciones infantiles y los cuentos populares,
las baladas escocesas, algunas líneas de los himnos, las narraciones más famosas de la Biblia y sus
ritmos.
Pues bien, en el presente libro del maestro Jairo García Nagles hay de todo esto, también nanas,
rondas, cuentos, fábulas, algunos de origen popular y otros que ya son íconos de la literatura para
niños en el ámbito de la Literatura Hispanoamericana.
Que el maestro pueda disfrutar y provocar en los niños el placer de la lectura, abriendo en el aula
este libro que es una caja de maravillas. Ellos se lo agradecerán. He aquí sólo unos ejemplos
literarios para mostrar la Antología de Preescolar:
NANA
Ea, ea, ea,
que la niña no es tan fea,
y si lo es, que lo sea, ea, ea, ea.
POPULAR
UNA PALOMITA
En el país de Nomeacuerdo
En el país de Nomeacuerdo
doy tres pasitos y me pierdo.
VERSOS DE LA MADRE
Cierra los ojitos,
mi niño de nieve.
Si tú no los cierras,
el sueño no viene.
Pájaros dormidos
—el viento les mece—.
Con sueño, tu sueño
sobre ti se extiende...
SE VENDE
Vendo un retrato
de Cenicienta,
vestida de payaso
en una fiesta.
Se ve preciosa
con el mameluco
y la gola.
Aunque es muy caro,
si una niña lo quiere
se lo regalo.
Dora Alonso
FLORITURA MUSICAL
DO DO RE
acércate.
RE RE MI
Hasta aquí.
MI MI FA
Dámela.
Dame la flor,
amor.
SOL SOL LA
Tómala.
LA LA SI
para ti.
Antonio Rubio
EL VIAJE
Había una vez un ratón que quería visitar a su madre.
Así que el ratón compró un par de patines y se los puso. Patinó y patinó y patinó
hasta que las ruedas se soltaron.
Así que el ratón compró unas botas y se las puso. Caminó y caminó y caminó hasta
que las botas… se agujerearon.
Así que el ratón compró un par de tenis. Se puso los tenis y corrió y corrió y corrió
hasta que los tenis se gastaron. Entonces se los quitó y caminó, caminó y caminó
hasta que los pies se le lastimaron tanto que no pudo seguir andando.
Arnold Lobel
Estados Unidos 1933 – 1987
Juego Ortográfico
Erase un señor, don Facundo Fonseca por más señas, que tampoco quiso “mojarse” a la hora de testar y redactó el siguiente
documento para repartir sus bienes.
Utiliza y ubica los signos de puntuación de la manera adecuada para que entregues la herencia a cada uno de
los beneficiarios.
Dejo todos mis bienes a mi sobrino. No a mi suegra. Tampoco jamás se pagará la cuenta del sastre. Nunca de
ningún modo para los mendigos. Todo lo dicho es mi deseo, yo Facundo Fonseca.
PIDEN SILENCIO