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FICHA: “14/2/79: Neoliberalismo alemán III. b: El estilo gubernamental.

Se retoma la problemática de los liberales del siglo XVIII y XIX: discernir entre las
acciones que había que emprender y las que no, los ámbitos de intervención y los que no, es
decir, agenda y non agenda. Esto se compara con los neoliberales con el objetivo de
encontrar lo específico de éste: ya no se tratará de lo que se puede o no intervenir sino sobre
como intervenir, de la manera de actuar. Foucault afirma que de esto se trata el estilo
gubernamental.

Para explicar la cuestión del estilo de la acción gubernamental de los neoliberales desarrolla
tres ejemplos:

1. Monopolio: retoma la concepción clásica del monopolio, como una paradoja: es la


competencia la que genera monopolios, la intervención se hace necesaria para
preservar esa competencia.
La visión neoliberal, por el contrario, buscará demostrar que el monopolio no forma
parte de la lógica económica e histórica, no es un espontáneo, sino un fenómeno
arcaico que tiene sus orígenes en la intervención de los poderes públicos en la
economía, mediante el otorgamiento de privilegios.
Argumentos: análisis jurídico: “¿En qué aspectos las prácticas de la herencia, en qué
aspectos la existencia de un derecho de patente, etc. pudieron, a causa de un
funcionamiento jurídico, y de ningún modo por razones económicas, generar los
fenómenos de monopolio?”. (p. 165); vínculo entre una economía nacional, el
proteccionismo aduanero y el monopolio: las unidades económicas pequeñas
incentivan la creación de monopolios que no existirían en una competencia
mundial; neofeudalidad depredadora que tiene el apoyo del Estado y hace pasar del
óptimo de concentración al monopolio; el mercado depende de múltiples variables
por lo que siempre habrá tendencias que puedan contrarrestar la tendencia
monopólica: Von Mises: ¿Qué sería lo perturbador del monopolio? Que actúe sobre
el mecanismo de regulación de precios, provocando que aumente sin que bajen las
ventas ni las ganancias. Sin embargo esto no lo pueden hacer, debido a que se
expondrían a un fenómeno competitivo que aprovechara esto para contrarrestarlo,
por lo tanto si desea mantenerse en su posición, el monopolio deberá aplicar un
precio competitivo, es decir, funcionar acorde a la competencia.
Liberación del problema del monopolio: si existe, la competencia lo regula y la
misma no puede ser desordenada por éste, no hay ningún elemento en ella que
cambie su ritmo. La intervención se vuelve innecesaria.
2. Acciones conformes: La teoría de las acciones conformes proviene de Fundamentos
de política económica de Eucken aparcecido entre 1951 y 1952. En él se expone
que gobierno liberal debe intervenir de dos maneras: acciones reguladoras y
acciones ordenadoras.
Acciones reguladoras: buscan intervenir sobre las condiciones de mercado y no sus
mecanismos. Su finalidad es la estabilidad de los precios y por esto actúa sobre las
tres tendencias principales del mercado: reducción de costos, reducción de
ganancias de la empresa y al aumento de la ganancia. Se usará la política crediticia,
el comercio exterior, la disminución fiscal, pero nunca los elementos de la
planificación, a saber, fijación de precios, creación de empleos, inversión pública,
etc.
Acciones ordenadoras: apuntan a las condiciones de existencia de mercado, al
“marco”, elementos que no son propiamente económicos, no afectan los
mecanismos del mercado, pero son las condiciones sobre las cuales será posible que
aparezca la economía de mercado. El marco sería la organización de un orden de
mercado, de competencia.
Ejemplo: “Pues bien, dice, en el fondo esas agriculturas jamás se integraron de
manera normal, completa y exhaustiva a la economía de mercado. Y no lo hicieron
a causa de las protecciones aduaneras que, en toda Europa, delimitaron, recortaron
la agricultura del continente, los espacios agrícolas del continente, protecciones
aduaneras que resultaban indispensables debido a las diferencias técnicas y, a la vez
y de un modo general, a la insuficiencia técnica de cada una de ésas agriculturas.
Diferencias e insuficiencias que estaban ligadas a la existencia de un exceso de
población que hacía inútil y, en rigor de verdad, inconveniente la intervención, la
implantación de esos perfeccionamientos técnicos. En consecuencia, si se pretende
hacer funcionar la agricultura europea en una economía de mercado –el texto
data de 1952- ¿qué habrá que hacer? Habrá que actuar sobre datos previos
que no tienen un carácter económico directo, pero condicionan una eventual
economía de mercado. ¿Será preciso actuar sobre qué? No sobre los precios,
sobre tal o cual sector poco rentable para asegurar su sostén: todas esas
intervenciones son malas. ¿Sobre qué actuarán las buenas intervenciones? Y
bien, sobre el marco. Es decir, primero, sobre la población. La población
agrícola es demasiado numerosa: será menester, por tanto, reducirla por
medio de intervenciones que permitan transferencias demográficas, una
migración, etc. También habrá que intervenir en el plano de las técnicas,
poniendo a disposición de la gente una serie de herramientas, perfeccionando
técnicamente distintos elementos relacionados con los abonos, etc.; intervenir
sobre la técnica, asimismo por medio de la formación de los agricultores y la
enseñanza que se les imparta, que les permitirá en efecto modificar las técnicas
[agrícolas]. En tercer lugar, modificar también el régimen jurídico de las
explotaciones, en particular las leyes sobre la herencia, las leyes sobre
arrendamiento y la locación de tierras, procurar entrar la manera de hacer
intervenir la legislación, las estructuras, a institución de las sociedades por
acciones en la agricultura, etc. Cuarto, modificar, en la medida de lo posible, la
distribución de los suelos y la extensión, la naturaleza y la explotación de las
tierras disponibles. Para terminar, y en última instancia, es preciso poder
intervenir sobre el clima. (pp. 172-173, negrita y subrayado míos.)
3. La política social: contraposición con la economía de bienestar: busca distribuir
equitativamente el acceso a los bienes como compensación de los efectos
desigualitarios de la economía de mercado. Consiste en la socialización de los
bienes de consumo.
Para los neoliberales la política social no puede ser un elemento que compense
debido a que la igualación es antieconómica, y es el juego económico con sus
desigualdades inherentes es regulador general de la sociedad. “Lo único que puede
hacerse es tomar de los ingresos más elevados una parte que, de todas formas, se
dedicaría al consumo, o, digamos, al sobreconsumo, y transferirla a aquellos que, ya
sea por motivos de desventajas definitivas o por motivos de incertidumbres
compartidas, están en una situación de subconsumo. […] A grandes rasgos, se trata
simplemente de garantizar, no el mantenimiento de un poder adquisitivo, sino un
mínimo vital en beneficio de quienes, de modo definitivo y no pasajero, no puedan
asegurar su propia existencia. Es la transferencia marginal de un máximo a un
mínimo.” (p. 177) Además, se abandonará el instrumento de la socialización de los
bienes y se procurará que los individuos se aseguren por sus propios medios ante los
riesgos de su existencia, es decir, individualización del seguro de la vida en vez de
colectivización y socialización.

Toda esta ejemplificación sirve para poner de relieve la siguiente cuestión sobre la acción
gubernamental neoliberal: no hay menor ni mínima intervención, sino que cambia el punto
de aplicación de esas intervenciones. Es un gobierno de sociedad, esa es la particularidad su
objeto de acción gubernamental. El neoliberalismo no pretende actuar sobre los efectos del
mercado sino sobre la sociedad misma, para asegurar que los mecanismos de mercado
puedan cumplir su rol de reguladores sociales, poniendo el énfasis no tanto en el
intercambio de las mercancías sino en los mecanismos de la competencia. Buscan una
sociedad sometida a la dinámica de la competencia, donde se replique en su interior las
formas “empresa” dentro del cuerpo social, es decir, una sociedad empresa.

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