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MODELOS.
INTRODUCCIÓN
El rol protagónico del Estado como garante de las condiciones mínimas para la convivencia
ciudadana y la satisfacción de las necesidades sociales, lo ha obligado a adoptar una
estructura administrativa que le permitiera cumplir con este papel y que corresponda al
modelo particular de cada época. De esta forma, se han ido adoptando paradigmas o modelos
de administración pública que han sido reemplazados en la medida en que los anteriores han
hecho crisis, obligando a una permanente reflexión acerca del modelo apropiado que propicie
el cumplimiento cabal de los fines de la administración pública.
No hay que dejar de lado la marcada preocupación que existe respecto de la búsqueda
de eficacia, eficiencia, la búsqueda de equidad y la creación de entornos propicios para el
desarrollo del país. Sin embargo, las reformas deben de responder a retos del sector público,
partiendo de que estos retos no desaparecen si no que se transforman, por lo que se debe de
preparar al Estado Colombiano para enfrentarlo prestando atención a la estructura del sistema
de la administración pública como parte importante para alcanzar dichos objetivos, tal es el
caso del proceso de paz.
No es posible negar que el Estado Colombiano no haya dado paso para mejorar la
gobernabilidad a través del fortalecimiento institucional, buscando un mejor Estado, capaz de
garantizar condiciones de orden social y político. Pero a pesar de ello, aun queda un largo
camino por recorrer, se necesita una estructura más ágil, una verdadera racionalización de
trámites, un estilo de administración y organización posburocratico, que haga uso de las
herramientas que hacen posible enfrentarse a cambio que atraviesa la sociedad colombiana.
Nos encontramos frente a dos vías que resultan contradictorias entre sí pero
igualmente necesarias. Las reformas de la administración pública en Colombia requieren
completar el ciclo del modelo weberiano especialmente de cara a una estratega formada por
un burocracia profesional y un servicio civil transparente. Así mismo, necesita romper los
esquemas del modelo organizacional weberiano, dado que ya no es suficiente frente a las
formas contemporáneas de la administración pública.
Además, una parte de las reformas planeadas permanecen como buenos deseos en el
tiempo, y no llegan a materializarse. Lo que parece un patrón de las reformas contemporáneas
es la persecución de mejores niveles de transparencia y acceso a la información pública, la
utilización de la información del sector público para promover la innovación y el desarrollo,
la participación de la ciudadanía en el diseño e implementación de las políticas públicas y la
generación de espacios de colaboración entre diversos actores, todo lo anterior, apuntando al
co-diseño y co-producción de valor público.
Por ello, el crecimiento papel de la innovación dentro del desarrollo institucional que
impulsan mecanismos de co-creación en la provisión de servicios públicos y la puesta en
marcha de nuevos sistemas organizativos y de gestión orientados al fomento de la apertura y
nuevas formas de gobernar teniendo en cuenta el contexto de redes de política pública y
sociedad en red que han ido ganando terreno en la agenda pública.
Sin embargo este modelo entra en crisis debido a la ineficiencia burocrática, entendida
como defectos inherentes a la lentitud, la rigidez, la impersonalidad, y el empobrecimiento de
las tareas derivadas de la rígida división del trabajo y a la transformación de los individuos en
parte de una maquina burocratica.
Por otro lado, las reformas en cuanto a la descentralización, rompen en cierta medida
los aspectos de centralización del poder sobre los cuales se cimentaba el modelo burocrático,
dando paso a la introducción de un modelo gerencial, en la medida en que se van gestando
passoa hacia el empoderamiento de la gestión pública en los territorios. Allí toma principal
influencia la crisis fiscal motivada por el sobreendeudamiento en america latina, de esta
forma, se gesta la convicción de que los problemas pueden ser analizados teniendo en cuenta
los conceptos y técnicas propios de las organizaciones privadas.
Bajo este modelo se encuentran las reformas que dan pie a la constitución de 1991, a
pesar de la influencia del modelo burocrático ya mencionado anteriormente, evidenciadas en
la introducción de criterios de especialización funcional que permitan la operación del
aparato estatal por fuera de la jerarquización de las ramas del poder público al contemplar la
existencia de órganos con carácter autónomo e independiente, para el cumplmiento de las
demas funciones a cargo del Estado. por otro lado, el señalamiento del ejercicio de la función
administrativa desarrollado con base a los principios de eficacia y económica,
instrumentalizada mediante la planeación y el presupuesto, así como el diseño y organización
de los sistemas de evaluación de la gestión y resultados de la administración pública, en
función de la misionalidad básica de la Contraloría general de la República y el
establecimiento del control interno en todas las entidades a nivel nacional.
Sin embargo, este modelo presentó disfuncionalidades en medio del olvido de que la
administración pública no solo produce bienes y servicios, sino que lo hace en defensa de
unos valores e interés colectivo, y que tipo de relación entre los ciudadanos y el Estado no
supera la autoridad burocratizada del anterior modelo puesto que la participación se remite a
asuntos micro, dejando los asuntos macro a los altos mandos políticos y administrativos.
Sin embargo, a pesar de los pasos dados por esta vía, las reformas siguen oscilando
bajo un efecto pendular entre un Estado interventor y uno que trata de no serlo. Lo que es
posible visibilizar es que en medio de ello, se procura el adoptar un papel garante de las
condiciones mínimas para la realización de los derechos y las libertades individuales, y luego
como prestador de los servicios públicos requeridos para la satisfacción de las necesidades
sociales básicas.
Ello ha llevado a que en Colombia se presentan signos de agotamiento estatal,
expresados en un gasto fiscal disparados, un proteccionismo disfuncional y un burocracia que
dificulta la innovación y la trasparencia en los asuntos públicos, además, de una distorsión de
la administración de lo público en parte debido a la forma en que el aparato estatal está
distribuido.
CONCLUSIONES
Pero la búsqueda del valor público debe de estar presente más allá de la eficiencia,
deben de invadir el mundo práctico evitando quedarse en el espacio académico y científico.
Se habla de más sociedad y no de menos Estado, por lo que se debe de prever por un
tendencia a co-gobernar. El desafío para avanzar en este tipo de esquemas está claramente
ligado al fortalecimiento de modelos de cooperación en un ambiente de confianza y de
responsabilidad política compartida.