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Setiembre de 1994
http://www.fao.org/docrep/v6204s/v6204s00.htm#Contents
Caso de Estudio: "Autoproducción de Electricidad a partir de Residuos de Madera y
Leña en la República Argentina"
Antecedentes.
El presente informe corresponde al Contrato de Autor N° 7-70940 de la Subdirección de
Productos No Madereros y Energía, Dirección de Productos Forestales del Departamento de
Montes de F.A.O., y se refiere al desarrollo de unEstudio de Caso sobre "Electricidad a partir
de Residuos Madereros" para ser empleado como parte integrante de un futuro "FAO Forestry
Paper".
De acuerdo a lo explicitado en los términos de referencia del contrato (Ver Anexo 8.1), el
documento resume la experiencia argentina en generación de energía utilizando biomasa a
través del uso de motores de vapor producidos por Spilling.
El outline para la preparación del informe, oportunamente presentado para su aprobación por
parte de FAO, definió el siguiente contenido:
Conclusiones y Recomendaciones.
El autor agradece la colaboración prestada al efecto por el Lic. Mario Ogara, director del
Departamento de Energía del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y Coordinador
Nacional de la Red para la Cooperación Técnica en Dendroenergía para América Latina y el
Caribe (auspiciada por FAO), y el Ing. Eduardo León, de la empresa consultora "Ingeniería
Agrest", especializada en la utilización energética de biomasa en la República Argentina, por
sus valiosos aportes conceptuales y de información técnica para el presente trabajo.
1. Introducción.
4. Descripción de la instalación.
4.1 Localización.
4.2 Detalle de la instalación.
4.3 Características técnicas de la planta.
6. Impacto ambiental.
7. Conclusiones y recomendaciones.
8. Anexos.
9. Referencias.
1. Introducción.
La leña, los residuos de industrialización de la madera y otros desperdicios agroindustriales se
utilizan desde hace muchos años en la República Argentina como combustible para la
generación de electricidad, particularmente en las propias industrias productoras. Esta
utilización está basada fundamentalmente en la necesidad de eliminar dichos residuos de una
manera económica y en los costos de la energía eléctrica distribuida, permitiendo reducir
consecuentemente los costos de producción y de disposición de los desperdicios.
Las áreas forestoindustriales del país nuclean un gran número de aserraderos que procesan
rollizos, ya sean provenientes de bosques nativos o de las extensas forestaciones implantadas
existentes. Ejemplos de ello son el Parque Industrial de Federación, en la Provincia de Entre
Ríos, la zona de Eldorado, en la Provincia de Misiones y otras regiones de las provincias de
Formosa, Chaco y norte de Corrientes.
Una importante cantidad de residuos (muchas veces superando el 50 % del total de los rollizos)
surgen de la industrialización de dicha madera, constituyendo generalmente un impacto
negativo, tanto en la propia operación de los aserraderos, cuanto en el medio ambiente
circundante. La disposición de los residuos se realiza tradicionalmente mediante un precario
"amontonamiento" en una zona cercana a la de elaboración, en los característicos hornos de
incineración de forma troncocónica (tee-pee) o bien mediante un traslado a «quemaderos»
comunitarios, y a su combustión incontrolada posterior, con las consiguientes emisiones
gaseosas y acumulación de residuos sólidos. Generalmente, los residuos se queman en
grandes pilas al aire libre, perdiéndose todo el calor en una combustión incontrolada que puede
reconocerse desde gran distancia por la emisión de grandes cantidades de gases y humo.
Esta situación podría corregirse mediante una adecuada difusión del aprovechamiento
energético de los residuos con el fin de producir energía mecánica o eléctrica para alimentar
las propias instalaciones industriales - incluyendo las zonas pobladas circundantes - y con la
posibilidad adicional de utilizar parte del vapor generado en el secado de la madera elaborada
(esquemas de cogeneración).
En general se verifica la existencia de grandes distancias entre los centros de producción y los
centros de transformación y consumo, lo cual redunda en altos costos de transporte en el
sistema energético que se reflejan en las tarifas.
Por otra parte, en muchas de las regiones en las que existe red de distribución de energía
eléctrica, y debido al elevado crecimiento poblacional e industrial registrado en las últimas
décadas, la infraestructura existente resulta insuficiente, dando como resultado un servicio de
baja calidad, con frecuentes interrupciones e inadmisibles variaciones en los parámetros de
suministro (tensión y frecuencia).
Todo ello, sumado a la desregulación del mercado eléctrico en curso y la reciente adecuación
de las reglamentaciones para permitir la venta de excedentes a la red, hace que resulte
conveniente, en los casos en que ellos sea posible, encarar la autogeneración y la
cogeneración a partir de residuos de producción combustibles. Esto es particularmente cierto
en el caso de las industrias de la madera, grandes generadoras de residuos y potenciales
consumidoras tanto de energía eléctrica como de vapor para secado.
Es por ello que las Autoridades están encarando la solución parcial de esta problemática a
través de sistemas descentralizados, basados en fuentes de energía locales y renovables, y
gerenciados mediante sistemas institucionales innovativos (privatizaciones, concesiones,
subsidios parciales, etc.).
En este sentido, y mediante un programa diseñado al efecto, el Gobierno Argentino ha
comenzado a explorar un esquema de concesión de la provisión descentralizada de energía en
áreas de baja densidad poblacional que, aparentemente, no registra precedentes en el mundo.
En este marco, la generación descentralizada de electricidad mediante combustibles de
biomasa tendría promisorias posibilidades en las áreas que disponen de estos combustibles en
abundancia.
En este esquema, la provisión de energía y/o servicios esenciales en áreas de baja densidad
poblacional se realizaría a través de empresas privadas, mixtas o instituciones sin fines de
lucro (Cooperativas, etc.), quienes bajo sistemas de concesión u otros esquemas aptos,
prestarían el servicio mediante instalaciones aisladas. Los costos de inversión, operación y
mantenimiento de los sistemas aislados serían cubiertos conjuntamente por una tarifa a cargo
del usuario y un subsidio estatal proveniente de un fondo compensador a diseñarse.
Por su parte, los precios de la energía eléctrica en la República Argentina presentan grandes
oscilaciones en las diferentes regiones y provincias país. En La Tabla N° 01 se detalla el
cuadro tarifario por uso correspondiente a usuarios comerciales e industriales en el caso de
consumos medios, en tanto que en la Tabla N° 02 se consignan los mismos valores para
grandes consumos.
(1) incluye impuestos nacionales (19,2 %). Impuestos provinciales: Buenos Aires 9,5 %,
Neuquén 6 %. Impuestos municipales: Córdoba 10 %, Tucumán 10 %. - Fuente: IAE General
Mosconi, Informe de coyuntura Julio 1994
Puede observarse que, a diferencia de lo que ocume algunos años atrás, los precios de la
energía eléctrica han asumido valores internacionales, y en algunos casos exceden largamente
a éstos, presentando buenas oportunidades para la autogeneración, sobre todo en los casos
de disponer de residuos combustibles sin valor comercial o con costos de disposición.
2.2.2 Gas natural.
El gas natural resulta hoy en día un combustible relativamente barato en la Argentina, por lo
cuál en muchos casos se lo utiliza como combustible para autogenerar en determinadas
industrias. Sin embargo, su disponibilidad está limitada a la zona cubierta por las redes de
distribución, que resultan mucho mas limitadas que en el caso de la energía eléctrica. En
particular, la mesopotamia argentina (Provincias de Entre Ríos, Corrientes y Misiones,
productoras forestales por excelencia) no cuentan con este fluído.
En la Tabla N° 04 se vuelcan las tarifas de gas natural del servicio general correspondientes a
los pequeños consumos y para las diferentes regiones del país. De igual forma, en la Tabla N°
05 se consignan los valores correspondientes a los grandes consumos.
Aunque estos precios se han adecuado a los niveles internacionales en los últimos años, en
algunos casos todavía presentan niveles demasiado bajos. En particular el gasoil muestra un
valor tal que en muchas industrias de la madera se lo utiliza para autogenerar electricidad aún
frente a la presencia de enormes cantidades de residuos de aserrado. Esto se debe, en
general, a la mucho menor inversión que requieren estas instalaciones frente a las de
generación de electricidad mediante la producción de vapor y a la falta de reglamentaciones en
este sentido (Ver punto 6.2).
Resultan de interés para el presente objetivo el ítem "Extracción de Rollizos", que incluye la
extracción de madera para ser industrializada, y el ítem "Leña" que refleja aquella extraída ser
utilizada como tal.
Respecto del potencial disponible de recursos y residuos forestales para uso energético, no
existen estadísticas sistemáticas, por lo que pueden resultar ilustrativas las conclusiones de un
estudio realizado en 1988 y cuyos valores principales se resumen en la Tabla N° 09.
El análisis de los datos presentados, aunque preliminar, permite apreciar que existe en la
República Argentina una importante cantidad de recursos dendroenergéticos que podrían
permitir un desarrollo de estos aprovechamientos mucho mayor que el que actualmente se
observa.
La Tabla N° 10/b confirma que las provincias del noreste argentino (Misiones, Corrientes y
Entre Ríos), conjuntamente con la provincia de Buenos Aires, son las que presentan la mayor
concentración de residuos aptos para su utilización energética.
Sin embargo, en el primer caso debe existir una etapa previa en la cuál se transforme la
biomasa en un combustible gaseoso. Esta conversión, que consiste en una gasificación térmica
para producir gas pobre, en general no resulta adecuada o económicamente viable en el caso
de biomasa forestal (salvo para muy pequeñas potencias y con características favorables del
combustible).
Por lo tanto, para este tipo de aprovechamientos se opta por producir vapor a presión en un
conjunto hogar-caldera y posteriormente expandirlo en una máquina alternativa o turbina de
vapor. Las distintas alternativas posibles en estos casos, de mayor o menor complejidad, se
adaptan a las diferentes circunstancias y escalas de producción de los aprovechamientos.
Confiabilidad. Las posibilidades de falla de estos equipos deben ser reducidas y su tecnología
simple debe facilitar su reparación.
Para un rango menor (100 a 500 kW, normalmente la necesidad de un aserradero aislado u
otra industria de la madera) la instalación más apta seria una máquina alternativa de vapor
alimentada por un hogar o gasificador/caldera de vapor.
En general, las instalaciones basadas en equipos tipo "locomóvil" son de condiciones precarias
y de muy baja potencia. El costo de los equipos nuevos inhibe actualmente su instalación y los
reciclados son muy antiguos y mal conservados.
Los motores verticales rápidos Spilling (Figura N° 02) están basados en una combinación de
las características mas favorables del diseño de los viejos motores de vapor con las de los
motores Diesel. De los primeros conserva la baja velocidad del pistón las válvulas circulares,
en tanto que de los últimos adopta el árbol de levas rotativo como comando para la distribución
del vapor. De esta forma se logra un motor de larga duración, característica tradicional de los
motores de vapor, y a la vez con reducidas necesidades de mantenimiento tales como las de
los modernos motores Diesel.
Por otra parte, la construcción de tipo vertical y modular le da gran flexibilidad para cubrir
diferentes necesidades de potencia con limitado volumen físico. La standardización de los
componentes, asimismo, permite un mantenimiento que no requiere trabajo artesanal, tal como
ocurre con los antiguos motores tipo "locomóvil".
El motor se fabrica en dos tamaños básicos. La unidad mas pequeña (Tipo 7) puede producir
40 kW a 1.500 r.p.m., y puede extenderse hasta un máximo de cinco módulos, lo que le
permite alcanzar los 200 kW. La unidad mayor está disponible en dos variantes, con
velocidades de giro de 750 y 1.000 r.p.m., denominados Tipo 14 y Tipo 12 respectivamente. El
modelo de menor velocidad puede producir 160 kW por cilindro y pueden integrarse hasta
cinco módulos, para un total de 800 kW; el mas rápido entrega 200 kW y admite grupos de
hasta seis unidades para un total de 1.200 kW. Esto da un rango de potencias que cubre desde
40 a 1.200 kW, tal como se detalla en la Tabla N° 12.
Figura N° 02 - Corte transversal de un motor Spilling.
4.1 Localización.
4.2 Detalle de la instalación.
4.3 Características técnicas de la planta.
El conjunto de las diferentes actividades se desarrolla sobre una extensión de mas de 17.000
ha de campo. Las principales producciones agroindustriales están constituidas por la
elaboración de yerba mate, con mas de 10.000.000 de kg anuales y la elaboración de té, con
casi 2.000.000 kg anuales.
4.1 Localización.
El establecimiento industrial está situado sobre la ruta nacional N° 14 a unos 80 km de la
ciudad de Posadas (Misiones) en el Departamento de Gobernador Virasoro, situado en el
noroeste de la provincia de Corrientes, República Argentina (Ver Mapa N° 02).
Las necesidades de calor son cubiertas mediante leña producida en forestaciones implantadas
por la propia empresa, básicamente de eucalyptus. Dicha leña es acumulada en un amplio
parque de almacenamiento, que cumple a la vez la función de estacionamiento para secado de
la leña (Ver Figura N° 03).
En la planta generadora de vapor se ubican dos calderas acuotubulares, una de baja y otra de
media presión. El vapor producido por la caldera de baja presión (10 bar) se utiliza
íntegramente en los intercambiadores de secado de té, en tanto que el vapor generado en la
caldera de media presión (16 bar) se destina a la producción de energía eléctrica por medio de
motores de vapor y generadores.
Adicionalmente, la planta cuenta con motores de combustible Diesel que se utilizan como
máquinas de reserva de potencia para casos de emergencia.
El consumo de energía eléctrica del complejo industrial es servido básicamente por la red de
distribución de la empresa de energía provincial, el que es complementado por la energía
generada in situ a través de motores de vapor.
La caldera de baja presión es de la marca Galimberti, acuotubular de dos pasos, con una
capacidad nominal de 3.000 kg/h de vapor a una presión de 10 bar (Ver Figura N° 05). La
alimentación de leña al hogar se realiza en forma manual, por medio de troncos de 10 a 40 cm
de diámetro y un metro de longitud.
La caldera de media presión es de la marca Tanzi, acuotubular, con una capacidad nominal de
2.500 kg/h de vapor a una presión de 16 bar y una temperatura de 350 ºC (Ver Figura N° 06).
Existe una instalación para la alimentación semiautomática del hogar con chips de madera
mediante un silo pero no se la utiliza actualmente, realizándose la carga en forma manual y con
leña en trozos similares a los descriptos anteriormente.
Las principales características técnicas de los grupos motogeneradores son las que se indican
en la tabla N° 14.
Dicho motor trabaja en forma continuada cinco días por semana, durante once meses al año.
Se para los días sábado y se reinicia su marcha al comenzar la producción los días lunes.
Asimismo, durante un mes del año se lo saca de servicio para realizar una reparación general
del mismo. Este motor ha sido reparado a nuevo hace poco tiempo utilizando un conjunto de
repuestos traídos de la fábrica en Alemania.
Estos valores permiten calcular la potencia eléctrica media generada por la instalación en
condiciones normales. En función de esta potencia eléctrica media generada, estimando el
rendimiento del motor, el rendimiento mecánico del generador y el rendimiento térmico del
motor, y obteniendo el rendimiento del ciclo Rankine para las condiciones de vapor en que
funciona la instalación, puede calcularse el rendimiento total y la potencia equivalente de vapor.
Por otra parte, con la potencia equivalente de vapor y el valor de la entalpía del vapor en las
condiciones de entrada puede calcularse el caudal efectivo de vapor y el consumo específico
de vapor con que funciona el motor.
los costos de tratamiento de agua para caldera, que puede calcularse a partir de un costo
unitario standard (US$/m3) y el consumo medio de agua (dependiente del consumo de vapor de
la instalación);
el costo de lubricantes, que puede calcularse a partir del consumo y el precio de los lubricantes
utilizados (aceite Cylesso, consumo aproximado 400 l/año);
el costo de mantenimiento anual (estimado como costo de mano de obra y materiales, en función de
las características de la instalación y del record pasado de reparaciones);
el costo de capital, calculado asumiendo una inversión en equipos equivalente al valor actual de
mercado de la instalación (como equipo de segunda mano, en el estado en que se encuentra), una vida
útil de 30 años y una tasa de interés anual conservadora del 10 %; y
el costo de combustible, que puede calcularse a partir del consumo anual y asumiendo un precio para
el combustible de US$ 10 por tonelada (equivalente al costo de producción del mismo declarado por la
empresa, que produce su propio combustible mediante plantaciones al efecto).
Se han calculado dos costos unitarios diferentes, uno que incluye la amortización de las
inversiones y otro que incluye solamente los costos operativos de generación de electricidad.
En sus estructuras de costos de producción, la empresa considera como costo unitario para la
energía eléctrica provista por la red de distribución un valor que oscila entre los 0,14 y 0,15
US$/kWh (considerado sin el impuesto al valor agregado). Frente a estos valores, cualquiera
de los dos costos unitarios de autogeneración calculados en el punto anterior resultan
convenientes desde el punto de vista económico.
Existen a su vez Cooperativas de Distribución de energía eléctrica que proveen a los usuarios
en determinadas localidades de la provincia. Su esquema tarifarlo difiere del anterior, tal como
se muestra en la Tabla N° 21.
Tabla N° 21 - Precio de la Energía Eléctrica
Cooperativa de Distribución Prov. de Corrientes - Febrero de 1994
Item Precio
Tarifa Normal en baja tensión US$
Cargo fijo mensual 2,4000
0 a 100 kWh, por kWh 0,1700
100 a 200 kWh, por kWh 0,3000
200 a 500 kWh, por kWh 0,3300
500 a 5.000 kWh, por kWh 0,2400
5.000 a 10.000 kWh, por kWh 0,2000
10.000 a 20.000 kWh, por kWh 0,1800
Mas de 20.000 kWh, por kWh 0,1100
Fuente: Cooperativa de Distribución de Energía de Corrientes, Febrero de 1994.
Se han calculado los valores del kWh que corresponderían, en ambos casos, a una provisión
de energía eléctrica similar a la de la planta analizada. Considerando a modo de ejemplo una
potencia instalada de 100 kW (equivalente a la instalación estudiada) y un consumo mensual
de 45.500 kWh (promedio de la instalación estudiada), el costo por kWh resulta de 0,16 US$
(tarifa normal) y 0,09 US$ (grandes consumidores) para la D.P.E.C. y de 0,15 US$ para una
Cooperativa (Ver Tablas N° 22 y 23).
La potencia total reservada por el establecimiento alcanza a los 1.134 kW, en tanto que el
consumo mensual promedio de los meses de plena producción es del orden de los 240.000
kWh (fraccionado en aproximadamente diez diferentes componentes), representando la
facturación mensual real por consumo de energía eléctrica Una suma superior a los 60.000
US$.
Estos montos (que se deben a diferentes recargos por otros conceptos no analizados aquí)
darían un costo real de la energía eléctrica por kWh bruto (incluyendo los impuestos al valor
agregado) de aproximadamente 0,25 US$, valor muy superior al considerado por la empresa
en sus análisis de costos de producción y que harían aún mas rentable la autoproducción.
De hecho, y debido también a la baja calidad del servicio provisto por la empresa eléctrica
provincial (frecuencia de interrupciones), el establecimiento tiene en ejecución un proyecto de
ampliación de la capacidad de autogeneración, mediante una caldera acuotubular con una
capacidad de 7.000 kg de vapor por hora a 20 bar y una turbina de vapor de aproximadamente
700 kW. En la Figura N° 11 puede apreciarse la construcción de la mencionada caldera y su
correspondiente tinglado.
Dichos desperdicios - compuestos por cortezas (14 %), aserrín (14 %) y chips (38 %) -
alcanzan a más de 4.300 toneladas de madera verde por mes. En la actualidad los chips son
vendidos a la industria del papel localizada en Misiones (representando un ingreso neto -
descontado el flete - por su venta inferior al costo de la leña producida), en tanto que la corteza
y el aserrín es quemado a cielo abierto y de forma incontrolada en un incinerador instalado al
efecto (Ver Figura N° 12).
Este factor desaparece en los casos en que se dispone como combustible de los residuos de
explotación y/o industrialización de madera o bien se utiliza leña comercial.
Las restantes fuentes de impacto ambiental están constituidas por las emisiones y afluentes
propios del funcionamiento de la planta y por la posible contaminación a través de ruidos o
vibraciones.
El nivel de ruido y de vibraciones del motor de vapor resulta en todos los casos menor o similar
al de una instalación Diesel equivalente. En cualquier caso, el impacto de la usina, debido a su
pequeña capacidad relativa, no implica un impacto adicional mensurable respecto del resto de
las actividades productivas de la planta industrial.
Las cenizas y otros residuos y los afluentes de la planta son procesados conjuntamente con los
otros desechos del proceso productivo.
Dado que la planta utiliza como combustible leña comercial de eucalyptus producida al efecto,
no existe posibilidad de depredación en el entorno. El parque de almacenamiento de leña sí
presenta un importante impacto sobre el terreno circundante, pero la utilización mayoritaria del
combustible para otros usos productivos (secado) tampoco puede penalizar solamente a la
generación eléctrica.
Tampoco existe legislación que resalte la necesidad de emplear los residuos combustibles para
la autogeneración en los casos de las industrias que los producen como ocurre, por ejemplo,
en el Brasil a través de una prohibición de uso de combustibles derivados del petróleo en
aserraderos y otras industrias productoras de residuos [Beaumont Roveda, 1983].
Por lo tanto, los aprovechamientos energéticos de este tipo quedan librados a la conveniencia
económica de las respectivas empresas, con consecuencias negativas como las que se han
reseñado. En la mayor parte de los aserraderos de las provincias de Misiones y Corrientes -
que presentan la mayor concentración de los mismos - es común ver desde gran distancia las
columnas de humo que delatan la presencia de hornos incineradores tipo tee-pee o bien la lisa
y llana combustión a campo abierto de los residuos de aserrado.
Resultaría por lo tanto necesario implementar a breve plazo, por parte de las Autoridades
competentes, un cuerpo normativo que regule el impacto ambiental de esta quema incontrolada
de residuos y que impulse la autogeneración de energía eléctrica en todas aquellas industrias
que dispongan de residuos combustibles provenientes de su proceso productivo - similar al
esquema PURPA de los EE.UU. que regula la compra prioritaria y en condiciones ventajosas,
por parte de las utilities, de aquella energía generada en base a fuentes renovables.
Por otra parte, en general los procesos productivos distan de estar optimizados en referencia a
su consumo energético: existen subproductos combustibles que no son utilizados, energía
calorífica residual no aprovechada, y posibilidades de autogeneración y cogeneración de
energía no contempladas. Asimismo, el mix de fuentes energéticas utilizado no es siempre el
óptimo, privilegiándose generalmente a los combustibles fósiles ano cuando su localización y
disponibilidad haga que constituyan una alternativa costosa e irracional.
En relación a las operaciones silvícolas, la limpieza de los bosques puede resultar sumamente
costosa, pero si la biomasa removida puede ser utilizada energéticamente existe una chance
adicional de mejorar el resultado económico de dicha limpieza. Mas aún, la medida puede
posiblemente justificarse mas fácilmente y considerarse mas útil de esta manera dado que
existe un retorno directo para la operación en forma de combustible.
Debe notarse que, a diferencia de lo que ocurre con los residuos agrícolas, que dejados en el
campo actúan como protección contra la erosión de los suelos, los residuos de la explotación
forestal abandonados en el terreno impiden la formación de un tapiz herbáceo que disminuya
los riesgos de erosión, a la par que aumenta las posibilidades de incendio por la madera seca y
otros efectos indeseables.
Otro tipo de recurso que resulta del aprovechamiento de los productos del bosque, y que
debería tener un lugar importante como fuente de energía, son los residuos forestoindustriales,
los que además constituyen un grave problema ambiental, dado que su quema al aire libre o en
hornos rudimentarios - como ya se ha dicho - es una fuente de contaminación y efectos
ecológicos negativos. Se estima que un promedio del 50 % en volumen de la madera que entra
a los aserraderos termina como residuos.
En las industrias forestales existe el concepto que los residuos representan un desecho del
cual es necesario desprenderse, lo que lleva a su quema o deposición incontrolada en el
entorno ocasionando graves perjuicios. Si bien los residuos forestoindustriales están
constituidos por la componente improductiva que resulta de la generación y elaboración de
productos primarios, si esos residuos pudieran utilizarse en una acción productiva, dejarían de
ser considerados desechos para transformarse en nuevos recursos.
En general los residuos de apeo son quemados in situ y el humo producido por este quemado
contribuye significativamente a la contaminación del aire. Esta contaminación podría ser sin
duda reducida si los residuos fuesen quemados en una planta de generación energética que
operara con una alta eficiencia de combustión y con equipos de control de contaminación. Un
sistema energético moderno está provisto para la combustión eficiente de la biomasa
minimizando la generación de partículas y otras emisiones indeseables.
La recolección y uso de los residuos forestales puede reducir las emisiones nocivas, tanto de la
quema incontrolada in situ como de los incendios forestales. De acuerdo a algunos autores, al
pasar de una combustión abierta (incontrolada) a una realizada en el hogar de una instalación
de conversión energética, el contenido de partículas (en kg por tonelada quemada) pasa de
26,3 kg/t a 13,6 kg/t y el contenido de CO del rango 18-63 kg/t al de 1-27 kg/t.
Hoy en día, mas que las pasadas crisis energéticas, es el debate ambiental el que actúa como
la mayor fuerza impulsora del desarrollo de las fuentes renovables de energía, entre las cuales
destaca la energía de la biomasa. Se ha probado que las medidas de conservación de energía
por si solas muy difícilmente puedan estabilizar las emisiones de carbono de los combustibles
fósiles. Existe un claro rol de las energías renovables para aumentar el impacto de las
tecnologías energo-eficientes sobre el cambio climático global.
Apresar de que el quemado de la madera para producir energía libera CO 2, la cantidad liberada
no es mayor de la que se liberaría si los residuos no hubiesen sido utilizados para producir
energía. La mayoría de los residuos no utilizados son oxidados a través de su quemado para
su disposición o a través de la descomposición de los mismos en pilas descubiertas.
La mayoría de la biomasa utilizada para energía está constituida por residuos que de otra
manera se pudrirían en el bosque o se convertirían en relleno sanitario. La descomposición de
la biomasa produce emanaciones ácidas y metano, ambos perjudiciales para el ambiente (el
metano es uno de los mayores contribuyentes al efecto invernáculo). El quemado de la
biomasa para energía elimina la liberación de metano y no produce incremento en el contenido
de CO2.
Por otra parte, la combustión de biomasa forestal contribuye a la neutralización del efecto de la
"lluvia ácida", combinación de SO2 y NOx con vapor de agua, dado que existe una disminución
de la emisión de derivados del azufre ya que los combustibles de biomasa poseen un tenor
considerablemente menor que los combustibles fósiles. Esto contribuye por lo tanto a prevenir
el efecto de la lluvia ácida.
El contexto básico en el cual se debe analizar la utilización de la biomasa forestal como fuente
de energía alternativa debe situarse en las reales condiciones imperantes en el país: la
cobertura de la red de distribución eléctrica; los precios relativos de la energía; la disponibilidad
de leña y combustibles biomásicos; y la existencia de equipamientos aptos para la conversión
energética.
En relación a la cobertura de La red eléctrica, ano existen vastas zonas que no disponen de
este servicio. A su vez, muchas de las zonas con menor desarrollo relativo de las redes son las
que poseen mayor disponibilidad de recursos y residuos forestales. Por otra parte, en muchas
de las regiones en las que existe red de distribución de energía eléctrica, se dan situaciones en
las que el servicio es de baja calidad, con frecuentes interrupciones e inadmisibles variaciones
en los parámetros de suministro.
Los precios de la energía en la República Argentina se han adecuado en los últimos años hasta
ponerse en línea con los internacionales, lo cuál ha favorecido la factibilidad de los
emprendimientos energéticos a pártir de biomasa, que resultaba inalcanzable en el contexto
anterior de tarifas distorsionadas y subsidios explícitos.
Sin embargo esta adecuación no ha sido suficiente en algunos casos: el gasoil muestra todavía
un precio que hace que muchas industrias de la madera lo utilicen para autogenerar
electricidad, aún frente a la presencia de enormes cantidades de residuos de aserrado. Esto
parece deberse, en general, a la menor inversión requerida por estas instalaciones frente a las
de producción de vapor y a la falta de reglamentaciones estrictas en este sentido.
En particular, las provincias del noreste argentino (Misiones, Corrientes y Entre Ríos),
conjuntamente con la provincia de Buenos Aires, son las que presentan la mayor concentración
de residuos aptos para su utilización energética.
Sin embargo, en los casos en que estos equipos son utilizados, la ecuación económica de la
generación de electricidad aparece como favorable, sobre todo en las regiones con tarifas
especialmente altas, servicios particularmente deficientes y excedencia de residuos que deben
disponerse de una manera ambientalmente aceptable.
Por otra parte, una estimación preliminar del precio de la electricidad en la zona para un
consumo similar al de la instalación estudiada, arroja valores de entre 0,15 y 0,16 US$/kWh,
que también resultan bastante superiores a los de autogeneración por vapor calculados.
Incluso resultan inferiores a los valores de autogeneración utilizando motogeneradores Diesel,
tal como puede apreciarse en el Anexo 8.2.
Se concluye entonces que los mayores obstáculos para la difusión de los aprovechamientos
son la reducida disponibilidad de equipos y/o el elevado costo de los mismos.
Debería impulsarse por lo tanto la fabricación local de máquinas motrices a vapor para la
conversión energética (por ejemplo a través de joint-ventures con empresas extranjeras), como
un medio de reducir el monto de la inversión necesaria y de incentivar la multiplicación de las
instalaciones.
Asimismo es necesario explorar los mecanismos financieros necesarios para inducir en los
empresarios a la toma de decisión de realizar las inversiones requeridas.
8. Anexos.
La leña y los residuos de madera, como así también otros residuos lignocelulósicos, han sido
utilizados durante muchos años en la Argentina como combustible para la generación de
electricidad, por medio de motores alternativos y turbinas de vapor.
Esta solución técnica ha sido adoptada en distintas foresto y agroindustrias por diferentes
razones: falta de energía eléctrica en la región considerada, reducción de costos de
producción, etc.
2) Beaumont Roveda, E.R. "Electricity from wood through steam engines". 1986, Documento
preparado para FAO. Roma.