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LA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO EN FUNCION A

DESASTRES Y EMERGENCIAS AMBIENTALES. A PROPÓSITO


DEL ARTÍCULO 28 DE LA LEY GENERAL DEL AMBIENTE

I. Realidad problemática

Las constituciones suelen incorporar regímenes de excepción y ciertos

estados de emergencia, entre los que se incluyen las catástrofes u otros

similares. Es el caso del artículo 137, inciso 1c de la Constitución Política

del Perú (1993) o de Colombia (1991), cuyo artículo 215 alude lo siguiente:

“Hechos que perturben o amenacen en forma grave e inminente el orden

económico, social y ecológico del país, o que constituyan grave

calamidad pública”.

En buena cuenta, desde el derecho se establecen estados de emergencia

debido a calamidades, se limitan algunos derechos fundamentales la libertad

de tránsito, se incrementan o decrementan las cargas tributarias según los

destinatarios, además de una vastísima cantidad de medidas administrativas,

como el reordenamiento catastral y de horarios y turnos para actividades

como el transporte o comercio.

Por ejemplo, desde el derecho penal se agravan sanciones cuando se obtiene

aprovechamiento o ventaja patrimonial al amparo de la emergencia (v. g. el

“hurto calamitoso”); o bien cuando el funcionario o servidor público se

apropia o utiliza para sí o para otro, caudales o efectos que le fueron

confiados (peculado) y que están destinados para fines asistenciales o

programas de apoyo social, como los desastres u otros similares.


La disrupción del orden jurídico a causa de los desastres se ofrece como un

escenario propicio para la incursión en una variedad de conductas ilícitas (v.

g. saqueos, especulación y adulteración de productos de primera necesidad,

corrupción, violaciones, peculado y malos manejos de la cosa pública, abuso

del poder e impunidad). Sin embargo, desde un ángulo positivo, los

desastres representan un desafío al derecho, al dar clarinadas de alerta a las

burocracias ante el imperativo y exigencias sociales o ciudadanas de contar

con respuestas inminentes, funcionales y oportunas frente a lo intempestivo

de los desastres. En particular, los desastres también conllevan un conjunto

de consecuencias o impactos ambientales al desestabilizar el hábitat

humano, así como su correspondiente base de recursos naturales. Muchas

normas ambientales tienden a intervenir en relación con ello.

La Ley N. º 28611, Ley General del Ambiente, prevé en la gestión

ambiental la declaratoria de emergencia ambiental (art. 28), normas

transitorias de calidad ambiental de carácter especial debido a desastres (art.

29), los planes de desarrollo (art. 68) o en los casos de los ecosistemas

frágiles (art. 99).

En particular, la Ley N. º 28804, Ley que regula la Declaratoria de

Emergencia Ambiental, ordena el procedimiento para declarar en

emergencia ambiental una determinada área en caso de ocurrencia de algún

daño ambiental súbito y significativo que deteriore el ambiente, que genere

un problema de salud pública como consecuencia de la contaminación del

aire, el agua o el suelo, ameritando la acción inmediata sectorial a nivel

local o regional. Su reglamento es el Decreto Supremo N.° 024-2008-PCM.


En este contexto es interesante referirse, por ejemplo, a la Ley N.º 29869

(2012), Ley de Reasentamiento Poblacional para Zonas de muy Alto Riesgo

no Mitigable, cuyo objeto se cita como: “Declarar de necesidad pública e

interés nacional el reasentamiento poblacional de las personas ubicadas en

zonas de muy alto riesgo no mitigable dentro del territorio nacional”, siendo

sus alcances básicos los siguientes:

Fines (art. 2): 1) Proteger la vida y el bienestar público. 2) Garantizar los

derechos e intereses de la población de las zonas declaradas de muy alto

riesgo no mitigable. 3) Proteger la inversión en equipamiento y servicios

dirigida a los centros poblados y población dispersa. 4) Proteger el

patrimonio privado de la población. 5) Contribuir a la sostenibilidad de la

inversión pública en infraestructura social y económica. 6) Contribuir a

prevenir y disminuir los riesgos de desastre.

Ámbito de aplicación (art. 3): La ley, así como sus normas complementarias

y reglamentarias, se aplica a los procesos de reasentamiento poblacional de

zonas de muy alto riesgo no mitigable y son de obligatorio cumplimiento

por las entidades del Estado, personas naturales o jurídicas, públicas o

privadas, que se encuentran dentro del territorio de la República y que

participan en un reasentamiento poblacional.

No están comprendidos los procesos de reasentamiento particular que son

dirigidos por entidades del sector privado en coordinación con los gobiernos

locales, correspondiendo a estas asumir la responsabilidad por dichos

procesos.

Al respecto hay un conjunto de definiciones (Zona de peligro, Zona de

riesgo Zona desocupada Zona de muy alto riesgo no mitigable Zona de


acogida. Población en riesgo. Reasentamiento Poblacional) y principios (de

legalidad, sostenibilidad, igualdad, información, subsidiariedad y

gradualidad.

II. Formulación del problema

¿CÓMO INFLUYE LA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO EN

FUNCION A DESASTRES Y EMERGENCIAS AMBIENTALES. A

PROPÓSITO DEL ARTÍCULO 28 DE LA LEY GENERAL DEL

AMBIENTE?

III. Justificación

La presente investigación se justifica teniendo en cuenta que conforme a

este principio, no toda conducta lesiva de bienes jurídicos merecedores de

protección penal debe ser sancionada penalmente: dentro de estas conductas

lesivas deben estar sometidas a represión penal las más graves, toda vez que

sería evidentemente desproporcionado imponer una sanción tan severa

como la pena, por hechos de bagatela o que no afecten de manera relevante

el interés sujeto de protección

El modelo de responsabilidad directa o por hecho propio no requiere una

transferencia de la responsabilidad a la persona jurídica de las personas

naturales que se integran en la estructura organizativa de la empresa y se

sustenta en la “culpabilidad por defecto de organización” y en la

responsabilidad por la “actitud criminal de grupo”.

La culpabilidad es el principal cuestionamiento cuando se trata de

responsabilizar a la persona jurídica a efectos de que sufra consecuencias


penales. El criterio de culpabilidad, esto es, que la persona sea capaz de

distinguir lo ilícito y además sepa conducirse de otro modo, no es aplicable

al estado.

De otro lado, bajo el análisis del marco teórico, entendemos que el derecho

penal ambiental no debe criminalizar cualquier conducta que vulnere el

entorno, sino aquellas que afectan sensiblemente al ambiente o a la salud

ambiental, mediante su lesión o puesta en peligro grave

Por otro lado la presente invitación buscara a través de la casuística nacional

argumentar mejor dentro de su marco teórico, con el fin de orientarnos a un

mejor análisis de los delitos en estudio, también decirse que la motivación

del cambio, en lo fundamental, trata de enfrentar y dar solución a un tema

concreto, como es el de facilitar el aprovechamiento, en pro de la rápida

reacción contra los delitos, de los modernos medios técnicos de detección

y/o registro de la comisión de aquellos. Tema último que despertará

polémica, por importar la revisión de un concepto jurídico antiguo y

tradicional.

El beneficio de la investigación es que servirá para los estudiantes de las

distintas facultades de derecho como un tema novedoso y acorde a la

realidad nacional en relación a delitos ambientales, buscando proteger los

bienes jurídicos que protegen al ecosistema.

IV. Objetivos

7.1.General
Determinar la responsabilidad del estado en función a desastres y

emergencias ambientales. A propósito del artículo 28 de la ley general del

ambiente.

7.2.Específicos

a. Identificar el marco teórico, relacionados con los supuestos la

responsabilidad del estado en función a desastres y emergencias

ambientales. A propósito del artículo 28 de la ley general del ambiente.

b. Determinar los bienes jurídicos que se ven afectados en función a la

responsabilidad del estado en función a desastres y emergencias

ambientales. A propósito del artículo 28 de la ley general del ambiente.

c. Examinar los casos existentes relacionados a la responsabilidad del estado

en función a desastres y emergencias ambientales. A propósito del artículo

28 de la ley general del ambiente.

V. Hipótesis

La responsabilidad del estado en función a desastres y emergencias

ambientales, influye que en las emergencias ambientales como los desastres

aparejan “impactos ambientales” en una gran cantidad de situaciones a

consecuencia de la inacción, inobservancia e inclusive de la corrupción que

infringen las normas de prevención o seguridad ambiental, varios juristas se

han ocupado del mismo y existe incluso doctrina jurisprudencial vinculante

de la Sala Permanente de la Corte Suprema respecto de los elementos

normativos del tipo penal, sentencia que a su vez ha dado lugar a otras

tantas discusiones y opiniones sobre el tema.


VI. Trabajos previos

A. Nivel internacional

Según ARENAS (2001), en un tesis titulada: “LA RESPONSABILIDAD

DEL ESTADO POR EL HECHO DEL LEGISLADOR”, para optar el

Título de Abogado, de la Pontificia Universidad Javeriana - Bogotá; expone

su conclusión catorceava lo siguiente:

La responsabilidad del Estado que actualmente se acepta y por ende se

encuentra consagrada a nivel legal, constitucional y jurisprudencial; es

el fruto de una evolución que ha superado numerosos obstáculos, entre

ellos el dogma de la soberanía. En el mismo sentido, se encuentra que

el desarrollo de la responsabilidad del Estado por el hecho del

legislador, ha encontrado diferentes inconvenientes, especialmente la

creencia de que la ley es la más alta expresión de la soberanía.

Según Gonzales (2001), en su tesis titulada: “LA REPARACION DE LOS

DAÑOS AL AMBIENTE EN MEXICO.”, para optar el Título de

Doctorado, de la Universidad de Alicante; expone su conclusión catorceava

lo siguiente:

La forma que debe asumir la reparación del daño ambiental debe ser

también objeto de ocupación de un régimen de responsabilidad por

daños al ambiente. A respecto debe privar el principio de que la

reparación IN NATURA priva sobre indemnización pecuniaria.

(p.452)
Según WIESNER (1991), en su artículo titulado: “DESASTRE Y

DERECHO: UNA APROXIMACIÓN AL RIESGO TECNOLÓGICO”,

expone su conclusión lo siguiente:

Los desastres se caracterizan por su capacidad para irrumpir –o

interrumpir– de modo grave e intenso, la cotidianidad y las

condiciones normales en la vida de una población. Permiten mostrar

un conjunto de debilidades, vulnerabilidades e impactos sociales,

ecológicos, institucionales, políticos, jurídicos, entre otros. Si el

derecho por antonomasia representa un determinado orden establecido

en la vida social, una cierta normalidad social, el desastre –por el

contrario– constituye la negación, la ruptura inevitable de dicho orden;

se presenta como una patología del derecho, pero también como una

desafío dinámico para su recreación. Los desastres desencadenan

múltiples consecuencias jurídicas relativas a las conductas y

responsabilidades de las personas, el funcionamiento de las

instituciones. (p. 10)

Según GONZALES (2014), en su artículo titulado: “RESPONSABILIDAD

DEL ESTADO”, expone lo siguiente:

La responsabilidad es una materia que en nuestro país ha alcanzado un

notable desarrollo y una gran importancia de la que carecía hace

algunas décadas atrás. Nos es imperativo afirmar, que la

responsabilidad es una materia que se encuentra fuertemente ligada a

la idea de civilización, ya que si realizamos un pequeño análisis

lógico, podremos colegir sin duda, que a mayor grado de desarrollo de


una civilización, las relaciones sociales tienden a tornarse más

complejas e inestables, aumentando irremediablemente el número de

posibilidades de que los miembros de la sociedad puedan ser objeto de

alguna especie de daño.

Según ORTIZ Y ARANCIBIA, en su artículo titulado: EL ROL DE LA

DEFENSA EN EL MANEJO DE DESASTRES NATURALES: EL CASO

DE CHILE, MÉXICO Y ESPAÑA”, expone lo siguiente:

El tratamiento de los desastres naturales como una “nueva amenaza” a

la seguridad del Estado, sitúa en perspectiva la inquietud respecto a

cuál será la modalidad operativa para emplear los medios de la

defensa nacional ante la ocurrencia de fenómenos de este tipo,

considerando que Chile es un país susceptible de ser afectado por

eventos catastróficos con gran poder de devastación. Para determinar

lo anterior, se analizan en perspectiva comparada los casos de Chile,

México y España con el objeto de establecer las principales

similitudes, diferencias y eventualmente ámbitos de

perfeccionamiento para el caso chileno.

Según MARTINEZ (2008), en su tesis titulada: “DESARROLLO DE LA

GESTIÓN DEL RIESGO POR FENÓMENOS DE ORIGEN NATURAL Y

ANTRÓPICO EN EL MUNICIPIO DE MEDELLÍN DURANTE EL

PERIODO 1987 – 2007”, para optar el Título de Especialista en Gestión


Ambiental, de la Universidad de Antoquia; expone su conclusión lo

siguiente:

Como tampoco es suficiente con saber que la prevención y mitigación

de los desastres naturales se ubican dentro de los veinte temas más

importantes y urgentes en el plano mundial durante el siglo XXI.

Aunque es importante el reconocimiento del impacto que los desastres

ha alcanzado, que las medidas mundiales de prevención y mitigación

son indispensables, igualmente el reconocimiento de que estos

desastres han crecido tanto en amplitud y en frecuencia que

representan una gran responsabilidad para la comunidad mundial.

Otro aspecto importante es la necesidad de la reducción de la pobreza

global como el principal desafío mundial para los próximos veinte

años. Y aún más transcendental es que la pobreza se evidencia como

algo más que la falta de ingresos, incluye aislamiento e impotencia,

inseguridad, carencia de servicios y de control sobre el futuro de sí

mismo... sintiéndose constantemente expuesto a riesgos de magnitud

catastrófica.

B. Nivel nacional

Según DINAPRE (2006), en su artículo titulado: “MANUAL BÁSICO

PARA LA ESTIMACIÓN DEL RIESGO LIMA”; expone en su conclusión

lo siguiente:

Las relaciones entre desastre y ambiente son de los más variadas y

complejas y conllevan a la necesaria integración de diversos enfoques,


a fin de lograr una adecuada comprensión y actuación social frente a

ellos. En el plano internacional, el tema concita el interés de las

Naciones Unidas, entre otras entidades globales o regionales, al igual

que en lo nacional. (p. 19)

Según MUSSO (2016), en su boletín del IDEA PUCP: “LOS DESASTRES

NATURALES PUEDEN SER CONSIDERADOS DE TRES TIPOS: LOS

PROPIAMENTE PRODUCIDOS POR DISTINTOS COMPONENTES DE

LA NATURALEZA Y QUE SE EXPLICAN POR LAS PROPIAS

DINÁMICAS QUE SE SUCEDEN EN LAS INTERRELACIONES

FÍSICAS DE SUS ELEMENTOS”; expone en su conclusión lo siguiente:

Los terremotos, los huracanes, los tsunamis, las precipitaciones, las

erupciones, las sequías, las inundaciones, los aluviones, etc. Son, entre

otras, las expresiones más comunes que como desastres naturales se

suceden en muchos de los rincones del mundo. Hay un segundo tipo

de desastres, los propiamente artificiales producidos por la mano del

hombre y que se explican por las dinámicas políticas, sociales y

económicas que se suceden en las interrelaciones de sus obras.

Chernovyl en usinas atómicas, Bhopal en industrias químicas,

Anchorage en el transporte petrolero, Sahel en hambrunas, etc. Las

hay de muchos tipos y las fronteras no las pueden detener. Finalmente,

hay un tercer tipo de desastres, que son una combinación de los dos

tipos anteriores, y que cuando se suceden conllevan perversos efectos

en el incremento de sus magnitudes. Esto se está evidenciando como


consecuencia del supuesto desarrollo, progreso y bienestar. Los

huracanes en el golfo y el cambio climático, Nueva Orleáns y la rotura

de diques causados por el huracán, California e Indonesia y los

incendios forestales, la avalancha de Maracaibo, etc.. En estos

últimos, las causas suelen estar en lugares distintos de a donde se

sufren los efectos. Las preguntas de fondo están dadas, por ejemplo,

en ¿cuán responsable es el progreso de una parte de la humanidad,

frente a los actuales daños sucedidos por los desastres?, ¿Es posible el

progreso, desarrollo y bienestar de espalda al ambiente local o

global?” (p. 2)

Según CASTRO (2017), en su artículo titulado: “ALTERNATIVAS PARA

LA GESTIÓN DEL CONTROL DE LAS CONSTRUCCIONES

ESTATALES”, expone lo siguiente:

Si bien el Estado tiene mecanismos que pueden permitir asegurar un

estándar de calidad en la ejecución de obras públicas, hasta el

momento estos mecanismos existentes no han garantizado que en la

totalidad de obras públicas se cumpla con lo previsto en el expediente

técnico, particularmente con lo que respecta a la calidad del uso de los

materiales de construcción.

Según RODRIGUEZ (2017), en su artículo titulado: “ROL DE LAS

MUNICIPALIDADES EN EL PROCESO DE LA REHABILITACIÓN Y


RECONSTRUCCIÓN DEL PAÍS EN EL MARCO DE LA LEY N.°

30556”, expone lo siguiente:

Habiendo concluido los lamentables sucesos de los desastres naturales

que azotó parte de nuestro país, especialmente la zona del norte,

corresponde al Estado, en su conjunto y con el apoyo de toda la

ciudadanía y organizaciones privadas, llevar a cabo la rehabilitación y

reconstrucción en los lugares afectados. En el presente artículo, se

comenta sobre la Ley N.° 30556, denominada de reconstrucción, y en

donde se aborda el rol clave que habrá de corresponder a las

municipalidades en el citado proceso.

Según ALVA (2017), en su artículo titulado: “GOBIERNOS

SUBNACIONALES Y SU ROL EN LA RECONSTRUCCIÓN Y

EMERGENCIAS CLIMÁTICAS”, expone lo siguiente:

El severo impacto que ha causado el Fenómeno El Niño en su

expresión costera mal llamado Niño Costero pues se trata de una sola

manifestación– ha evidenciado tremendas carencias en capacidades de

respuesta ante la ocurrencia de desastres. Estas carencias se expresan,

primero, en capacidades de gestión; segundo, de liderazgo

institucional; tercero, de planes de previsión, y cuarto, de uso

oportuno y eficiente de recursos asignados para una emergencia

climática.
Según VERA (2017), en su artículo titulado: “LOS PRINCIPALES

DESASTRES NATURALES QUE OCURREN EN EL PERÚ:

CARACTERÍSTICAS GENERALES, EFECTOS EN EL DESARROLLO

HUMANO Y RECOMENDACIONES PRÁCTICAS PARA

AFRONTARLOS”, expone lo siguiente:

En la parte final de este artículo –que se ocupa de los principales

desastres naturales que se presentan de manera recurrente en el Perú–

se presentan los casos de las inundaciones, las sequías, las bajas

temperaturas (las heladas, el friaje y las granizadas), los movimientos

en masa (aludes, huaicos, entre otros) y las tormentas eléctricas. Se

definen sus características generales y se identifican sus efectos

perniciosos en el medio ambiente y en el desarrollo humano.

Asimismo, se plantean recomendaciones prácticas para afrontar cada

tipo de desastre.

Según ALVA (2017), en su artículo titulado: “AL DÍA SIGUIENTE DEL

NIÑO MALO COSTERO”, expone lo siguiente:

A fines de marzo, el MEF anunció que los gobiernos regionales y

locales ya cuentan con mayores recursos para las actividades de apoyo

inmediato en las zonas declaradas en estado de emergencia. Los

100,000 soles aprobados para este fin se deberán destinar a la

adquisición de combustibles, repuestos, botiquines, alimentos, agua,

compra o alquiler de equipos y maquinarias (motobombas, grupos

electrógenos, equipos de fumigación, motosierras, entre otros).


Asimismo, los recursos permitirán alquilar maquinaria para la

descontaminación de cauces, alquiler de cisternas, servicios para la

limpieza de alcantarillas, compra de sacos terreros (costales), compras

de lampas, picos y otros bienes y servicios vinculados a la atención de

la emergencia.

C. Nivel local

No se encontraron antecedentes locales

VII. Teorías relacionadas

La responsabilidad del estado

La problemática de la responsabilidad del Estado y de sus funcionarios

públicos, conjuntamente con la protección administrativa y jurisdiccional de

los administrados, constituye uno de los puntos esenciales del derecho

administrativo. Cuando el Estado dicta un acto antijurídico, existirá la

posibilidad de impugnarlo en sede administrativa (procedimiento

administrativo) o judicial (derecho procesal administrativo); pero, además,

será necesario indemnizar el perjuicio ocasionado, haciendo efectiva la

responsabilidad pecuniaria del funcionario autor del daño y del Estado.

Consideramos que la responsabilidad de los funcionarios públicos debe

plantearse juntamente con la del Estado, a fin de destacar la necesidad no

sólo de indemnizar el daño lo que puede hacerlo tanto uno como el otro, y
generalmente lo hará el Estado, sino también de castigar al verdadero

responsable de aquél, que es en la generalidad de los casos el funcionario

que lo cometió.

La inexistencia de responsabilidad civil de los funcionarios públicos

significa en la práctica otorgarles impunidad para seguir cometiendo los

mismos daños, y de ahí la fundamental importancia que tiene para la

vigencia de los derechos individuales; entendemos por ello, en suma, que el

problema de la responsabilidad del Estado nunca debe considerarse

separadamente del problema de la responsabilidad de los funcionarios

públicos. Al final de este capítulo, en consecuencia, trataremos de la

coordinación de ambas responsabilidades

El estado y la política ambiental

Según Vidal (2013), señala que; en la línea de la experiencia constitucional

comparada tenemos que la Constitución Española, en el artículo 45, inciso

2, establece:

Los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos los

recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de la vida y

defender y restaurar el medio ambiente, apoyándose en la indispensable

solidaridad colectiva.

Se establece como un deber y un principio rector de los poderes públicos el

uso racional de los recursos naturales; al mismo tiempo, obliga a través de

este principio rector a los poderes públicos para que las medidas que se

dicten tengan la finalidad de proteger y mejorar la calidad de vida y

defender y restaurar el medio ambiente. Además del reconocimiento de la


naturaleza personal/colectiva de este derecho, se establece que toda esta

política tiene como presupuesto el apoyo en la indispensable solidaridad

colectiva. Criterio consagrado de manera específica en la Constitución

española (artículo 45, inciso 2).

En los artículos del 66 al 69 de nuestra Constitución Política se establecen

disposiciones referentes al ambiente y los recursos naturales. Se usa

primeramente la técnica administrativa como política de acción ambiental

de la desmaterialización (dominio público sobre los bienes ambientales) de

los recursos naturales, declarándolo patrimonio de la nación.

El modelo constitucional peruano establece que el Estado promueve el uso

de los recursos naturales de parte de los particulares a través de la concesión

y otras formas de uso (artículo 66, segundo párrafo) fue una de las

principales preocupaciones del legislador constitucional la tendencia al

desarrollo constitucional de estos artículos como es la Ley Orgánica del

Aprovechamiento Sostenible de los Recursos Naturales, Ley n.º 26821; Ley

sobre la Conservación y Aprovechamiento Sostenible de la Diversidad

Biológica, Ley de Áreas Naturales Protegidas, Ley Forestal y Fauna

Silvestre, entre otras.

Asimismo, el Estado determina la política ambiental, en el artículo 67, y

obliga a entenderse en sus diferentes niveles: nacional, regional y local; y al

mismo tiempo, a través de los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

Establece también las líneas o pautas rectoras para la política del ambiente,

tenemos los artículos 67, 68 y 69 de la Constitución, donde se establece que

el Estado está obligado a promover:

 El uso sostenible de los recursos naturales;


 La conservación de la diversidad biológica;

 Las áreas naturales protegidas; y

 El desarrollo de la Amazonía con una legislación adecuada.

En este sentido, el Estado en todas sus manifestaciones y niveles, debe tener

un rol activo en la promoción del uso de los recursos naturales, la

conservación de la diversidad biológica, las áreas naturales protegidas y el

desarrollo de la amazonia. Establecer la conexión con el derecho de la

persona a un ambiente equilibrado y adecuado. Estos usos de los recursos

naturales no deben deteriorar la calidad de vida de las personas, para

remarcar su naturaleza colectiva. Además, se hubiera establecido a modo de

línea rectora de política ambiental, la participación ciudadana en las

decisiones sobre los recursos naturales y el medio ambiente. Esto está

ausente. (p.35, 36)

La gestión ambiental en el Perú

En nuestro país, el sistema de gestión ambiental funciona de la siguiente

manera: cualquier proyecto o actividad de inversión pública, privada o

mixta y que sea pasible de causar impactos negativos en el ambiente deberá

obtener como condición para su inicio o ejecución la aprobación de su

instrumento de gestión ambiental, Estudio de Impacto Ambiental en

adelante, EIA. Sin este requisito tampoco se podrá obtener licencia o

autorización alguna, lo cual se encuentra estipulado en la Ley del Sistema

Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental y su Reglamento (Congreso

de la Republica, Ley 27446, 2001).


El instrumento de gestión ambiental, EIA, contiene compromisos

ambientales como, por ejemplo, el tratamiento de efluentes, de descargas,

etc., compensación o mitigación de impactos negativos en el ambiente

causados por la actividad o proyecto y es a través de estos estudios o

instrumentos de gestión ambiental que el Estado representado por

determinadas autoridades u organismos puede fiscalizar el cumplimiento de

tales compromisos y así supuestamente mantener una adecuada política

ambiental orientada a la prevención de la afectación del medio ambiente.

Las actividades que estaban en curso al momento de la dación de la norma

tenían un determinado plazo para adecuarse, es decir, también presentarían

un instrumento de gestión ambiental de adecuación pasible de fiscalización.

Las autoridades administrativas que fiscalizan ambientalmente las

actividades o proyectos sujetos al sistema nacional de evaluación de

impacto ambiental dependiendo del sector al que pertenezcan, por ejemplo,

sector minería, sector agricultura, sector producción tienen su propia política

ambiental y con base en esta cuentan con normatividad que contempla

infracciones y sanciones ambientales; asimismo, cada sector tiene

particularidades técnicas, de acuerdo a las cuales se han diseñado

determinados compromisos y obligaciones, como, por ejemplo, la exigencia

de contar con un seguro ambiental en caso se susciten emergencias

ambientales y tenga que ejecutarse un determinado plan de contingencia

para la remediación del ambiente afectado. Es en este marco de gestión

ambiental que la contaminación tiene diferentes formas de tratamiento,


según sus causas y el grado de afectación, los cuales van desde

amonestaciones hasta sanciones penales.

La Ley General del Ambiente expresamente señala que si bien los

estándares de calidad ambiental son parámetros que se utilizan como

referentes de gestión ambiental podrían ser utilizados para sancionar

siempre que se establezca la causalidad entre la actuación y la trasgresión de

los mismos.

La tecnología y los desastres

La historia puede ser interpretada como un proceso de expansión de la

tecnósfera (esfera de lo artificial creado por el hombre) sobre la naturaleza

(ecósfera) y las interrelaciones (sinergia) que ello conlleva. Modernamente,

el impacto tecnosférico nos ha llevado a la consabida crisis ambiental. El

nuevo paradigma ecológico pretende restaurar o al menos reducir dicho

impacto, postulando conceptos como tecnologías a escala humana

(Schumacher, ITDG), tecnologías limpias, ecotecnologías, entre otras. El

Acuerdo Nacional y los lineamientos de política ambiental de la Ley

General del Ambiente, contemplan el rol de las tecnologías en el marco del

desarrollo sostenible. (Ley N.° 28611)

La ciencia y el desarrollo sostenible como fuente material para la

prevención y reducción de los riesgos y desastres

Las múltiples aristas del desarrollo sostenible involucran al componente

científico como uno de sus soportes fundamentales. La paradoja es que

buena parte de los procesos e impactos adversos al ambiente provienen de


las aplicaciones tecnológicas o científicas. Sin incurrir en maniqueísmos

entre conservacionistas y desarrollistas, hoy se propende a valores éticos y

ponderados entre ambos, lo cual constituye la base del discurso del

desarrollo sostenible.

De otra parte, el paradigma de la ciencia se reconvierte con el

reconocimiento de los saberes tradicionalmente considerados como “no

científicos”, pero que hoy adquieren inusitada relevancia, inclusive en el

plano comercial y económico. La disputa por los derechos de acceso a tales

conocimientos asociados a la biodiversidad así lo demuestra. Por ejemplo, la

Unesco recoge la preocupación sobre los sistemas de conocimiento locales y

autóctonos (revisar las webs de Local and Indigenous Knowledge Systems),

las políticas y normativas ambientales, igualmente, confiere nuevos roles a

tales saberes.

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