Sunteți pe pagina 1din 7

Publicidad

(/)

     

CONSPIRACIONES Y DESLEALTADES
EXISTEN ANTES DE LA
INDEPENDENCIA: ERICK RODRÍGUEZ
(+VIDEO EXCLUSIVO)

martes, 20 de junio 2017

(https://twitter.com/intent/tweet?
text=Conspiraciones
y deslealtades
existen antes de
la independencia:
Erick Rodríguez
(+video exclusivo)
http://laiguana.tv/articulos/60326-
erick-rodriguez-
entrevista-
exclusiva-
exministro
@la_iguanatv)

(mailto:?
&subject=Compartido
a través de
LaIguana.tv&body=http://laiguana.tv/articulos/60326-
erick-rodriguez-
entrevista-
exclusiva-
exministro)

Publicidad

La guerra económica, las conspiraciones


de la oligarquía y las deslealtades no son
fenómenos nuevos. Cada vez que el
país ha dado un paso hacia su
independencia y soberanía han aparecido
estas manifestaciones de la reacción.

Lo afirma Erick Rodríguez, exministro de


Salud, médico, estudioso del
comportamiento humano, a quien le
gusta que lo identifiquen como
“investigador y analista social”.
Rodríguez (Caripito, 1949), en
conversación con LaIguana.TV, hizo una
retrospectiva de la respuesta que han
tenido los sectores dominantes, aliados a
poderes hegemónicos extranjeros, ante
los movimientos liberadores.

A continuación, una versión del diálogo


sostenido por Rodríguez con el
periodista Clodovaldo Hernández

-¿Lo que está pasando actualmente en


Venezuela: guerra económica e
insurrección de las clase medias y
altas con el apoyo de algunos sectores
dominados, es algo inédito o ya ha
pasado.

-Ha pasado prácticamente cada vez que


ha habido una decisión hacia la
independencia y la soberanía. Podemos
remontarnos hasta la batalla de
Maracapana, en julio de 1567, cuando
finalmente, el imperio español logró
entrar al valle de Caracas. Ello se debió
a un acto de deslealtad y traición. Eso es
importante verlo, para analizar la
sociodinamia de la convicción. Cuando
tienes un proyecto en la vida y lo
abrazas debes ser consecuente con ello
aun en los peores momentos. Tienes que
estar preparado lo mejor posible para
atravesar el desierto sin un vaso de agua
en la mano. Haciendo un salto, cuando
nuestros libertadores deciden iniciar el
proceso de 1810, de inmediato empieza
un proceso conspirativo. Es la
conspiración llamada de los hermanos
Linares, Francisco, Manuel y José. Allí
aparecen el marqués de Casa de León,
el arzobispo (Narciso) Coll y Prat y
Antonio Fernández de León, que era un
señor que aparecía para acá y para allá,
porque desde entonces ha existido
también el oportunismo, la mimetización.
Eso siempre tenemos que considerarlo:
los “mimetopitecus”, los
“paracaídapitecus” siempre aparecen en
estos procesos que son dialécticos.

Rodríguez refiere que otro de aquellos


primeros conspiradores contra el
movimiento independentista fue Antonio
de la Mata Guzmán, el padre de Antonio
Leocadio Guzmán y abuelo de Antonio
Guzmán Blanco, sobre cuyo ingreso al
Panteón Nacional el entrevistado tiene
serias objeciones. Todos los
participantes en esas acciones fueron
hechos prisioneros y llevados al cuartel
San Felipe, de Puerto Cabello.

Continuando con las acciones


contrarrevolucionarias, cita lo siguiente:

-En julio 1811 se produjo la Insurrección


de los Isleños. Ocurrió en la Sabana del
Teque, detrás del cuartel San Carlos.
Estos señores escondieron los
alimentos…

-¿Era el antecedente de la guerra


económica?

-Ajá, cada vez que había una gesta


libertadora ocurría algo así. Este grupo lo
integraban unos blancos criollos
“soplapote”, había vascos, catalanes y
los canarios, que eran los que tenían el
control de los depósitos. La población fue
hasta allá y tuvo que sacar los alimentos
a palo y piedra. Casi simultáneamente
ocurre la Insurrección de Valencia…
Además, Sebastián Francisco de
Miranda, a quien se le habían otorgado
poderes extraordinarios, se va a
conseguir, entre julio y agosto, con que
desaparecen de Caracas las monedas
que eran troqueladas en México. Ese es
otro de los saboteos. Cuando a Miranda
le aprueban que emita un millón de pesos
en billetes, porque era más rápido,
ocurre un proceso inflacionario. Voy a
mencionar solo dos productos: la carne
costaba cuatro reales y pasó a costar 48
reales cuando empezaron a circular los
billetes. ¿Eso no se te parece a algo que
está pasando ahorita? El otro producto
muy popular, el papelón largo, costaba
un real y lo subieron a diez reales. La
población cayó en la anarquía,
protestando contra los comerciantes,
algo muy parecido a lo que no está
pasando ahora.

Rodríguez señala que situaciones


similares se produjeron cuando se
estableció la Segunda República. Al
respecto, subrayó la importancia que ha
tenido en este tipo de situaciones la
conducta de los sectores dominados, a
los que calificó como “desclasados”.
-Un momento interesante es la
Insurrección de Barlovento. Los
hacendados y comerciantes
proporcionaron dinero para que los
negritos, los esclavos, fueran a
defenderlos a ellos. Así, los negros y
mulatos terminaron tomando Caucagua y
Guatire. O sea, que quienes debían
sublevarse contra esa monarquía que los
tenía subyugados, sometidos, van al
servicio de esa misma gente porque les
dieron dinero. Es decir, el mercenariato.

-¿Puede decirse entonces que


elementos como esos: el
desclasamiento y la guerra económica
existen desde antes de la fundación de
nuestra República?

-Naturalmente. Por ejemplo, si uno lee a


fondo los documentos entiende que a
José María Vargas no lo derrocan sino
por una causa económica. Es una pelea
entre la oligarquía conservadora y la
liberal. A Vargas lo van a tumbar porque
en la Sociedad de Amigos de la
Economía, los dominantes eran los
comerciantes. Vargas se puso más del
lado de los comerciantes que
representaban a las casas
internacionales y dejó desguarnecida a la
oligarquía latifundista, muy afectada por
leyes que les habían hecho perder sus
propiedades. Derriban a Vargas por una
lucha de clases, por una disputa
económica, de los intereses de las casas
comerciales.

Abundando en las semejanzas entre


tiempos históricos y actuales, Rodríguez
señala que en la Segunda República, en
1814, Bolívar propuso al Cabildo de
Caracas que emitiera una orden que le
permitiera revisar las haciendas y las
pulperías y panaderías porque habían
escondido los productos.

-Bolívar revisó las haciendas y obligó a


entregar el ganado que los dueños tenían
escondido, que no lo querían sacar a la
venta. Lo llevaban a la plaza Mayor, lo
mataban, lo vendían y le daban el dinero
al dueño. Los pulperos, por su lado,
habían abierto huecos para enterrar los
productos. El gobierno de entonces les
hizo firmar declaraciones juradas para
obligarlos a vender lo que tuvieran en
existencia. Las panaderías, en tanto,
alteraban los pesos y, con ello, los
precios. De manera que pareciera que
estamos en 1814, yo invito a que nos
veamos en perspectiva en este momento
de asedio que está viviendo la nación. La
guerra que nos han montado es para
desmemoriar, se dirige al cerebro
primario, donde están las miserias
humanas, los miedos, los prejuicios; al
límbico, donde está la emocionalidad, y
no al neocortex, donde está el
pensamiento razonado, reflexivo.

-Si esto ha sido tan repetitivo, si ha


ocurrido tantas veces, ¿por qué no
hemos aprendido?, ¿por qué
seguimos en lo mismo?

-Porque el proceso de conexión de


interrelación, tiene que ver con el nivel
de formación. La formación que tenemos
nosotros, basada en el pensamiento
neocartesiano positivista, permite tener
una visión netamente tubular, no analizar
los contextos y los vínculos que hay, no
entendemoss la suma de las
subjetividades para poder objetivar
detrás de ellas. Eso tiene que ver con el
pensamiento dominante que aprendiste
tú en la Escuela de Periodismo y yo en la
de Ciencias Médicas. Uno termina
reproduciendo ese pensamiento porque
es la única lógica con la que ha
aprendido. Con eso es que uno chapea,
con eso es que uno habla de
Revolución… y, entonces, Simón
Rodríguez se te presenta todas las
noches y te dice que si no inventas, si no
creas, no hay ruptura. Por eso es
necesaria la formación, la reflexión
política. Una de las cosas que nos ha
faltado es esa formación. Una de las
cosas que nos dejó el presidente Chávez
fue la reflexión a partir de la historia,
pero alguna gente nuestra le tiene miedo
a una discusión de ese tipo. Y si no se
hace esa discusión no se puede entender
ni siquiera de dónde viene uno. Debemos
tomar conciencia de que lo que vamos a
construir, llámese comunismo,
socialismo, chavismo o bolivarianismo,
tiene que parecerse históricamente a
nosotros para que tenga sustentabilidad
en el tiempo.

-Usted, en 2002 y 2003, trabajó con un


grupo de especialistas que postuló el
término disociación sicótica, que se
hizo muy popular entonces. Allí se le
daba mucho relieve al papel que tenían
los medios de comunicación social,
clave en ese período. Ha habido un
cambio en las líneas editoriales de la
televisión y la prensa, pero ahora han
surgido las redes sociales. ¿Se puede
decir que ellas son en este momento
el fundamento de la disociación
sicótica, si es que eso sigue
existiendo?

-Ha sido un elemento que la ha


potenciado. La disociación sicótica es
una categoría sociológica. Había que
crear una denominación para identificar
un fenómeno que tenía unas
características. Implicaba una
incapacidad para comprender la realidad
real y sustituirla por la realidad que te
habían pintado bajo el viejo sueño
americano.

Rodríguez vuelve a su rol de historiador,


para señalar como una de las claves el
ingreso de la cultura estadounidense a
través de los campos petroleros y de un
convenio que estableció el magnate
Nelson Rockefeller en noviembre de
1939 con los sectores dominantes
venezolanos. Según su análisis, desde
entonces comenzaron a establecerse las
bases del modelo de industria y del
modelo de consumo que se aplicaría en
la Venezuela petrolera. Indica que en las
zonas petroleras, la gran aspiración de
cualquier trabajador venezolano era
acceder a la manera de vivir que tenían
los empleados estadounidenses en los
campos.

-Sin duda que la disociación sicótica es


una expresión de todo eso, expresa
intolerancia, sectarismo, odio, realidad
deformada, resentimiento social. Es una
conducta dual que se toma en grupo. Tú
ves a un ciudadano normal, que está
tranquilo, pero cuando se une a otros
asume la conducta de manada, toma
fuerza y aparecen esas miserias
humanas.

El entrevistado, quien fue ministro de


Salud en 2007 y diputado a la Asamblea
Nacional, indica que el equipo que inició
el estudio de la disociación sicótica ha
continuado investigando fenómenos de
comportamiento social, entre ellos los
derivados de las colas, que han surgido
desde 2013. Asegura que la Revolución
ha perdido la pelea en las colas “porque
nos hemos quedado en el modelo
económico que nos impusieron los que
controlan las cadenas de
comercialización y de producción y
pueden distorsionarlas creando fallos
intermitentes, reposiciones incompletas,
fallos zonales o simplificación de los
productos prioritarios y esenciales”. El
grupo asignó al estado displacentero
que produce una cola y a la conducta de
estar en ella aun sin saber qué producto
van a vender, el nombre de ristratimia.
“Una cola no es nada sabroso, el que
diga eso no sabe lo que está diciendo”,
comenta al margen.

También han analizado el fenómeno que


se produce cuando un militante
revolucionario se abstiene de
proclamarlo públicamente por temor a
ser descalificado. “Eso creó en los
chavistas una doxafobia, miedo a
expresar su opinión, mientras en los
opositores comenzó a aparecer la
mixofobia, que es el miedo a juntarse
con alguien diferente, en este caso, con
los chavistas. Eso ha dividido incluso a
las familias porque estas personas
expresaron un conflicto intersubjetivo de
sumisión, admiración y dependencia con
quien los oprime. Si uno defiende a
(Lorenzo) Mendoza y a todos los que han
hecho sus empresas con dinero del
Estado, está sufriendo el síndrome de la
Gata Loca. También ha aflorado en los
antichavistas una aporofobia, miedo o
rabia a los pobres. Por eso empezaron a
hablar de malvivientes, cholúos, tierrúos.
Esto demuestra que estamos siendo
víctimas de una guerra invisible,
estocástica, de cuarta generación, que
son conflictos de baja intensidad y de
modulada acción que tienen como
propósito atosigarte, hastiarte, abrumarte
con información, desinformación y con
rumores, para que los revolucionarios
terminen labilizando emocionalmente y
rompiendo la conexión con lo que estás
defendiendo, mientras los opositores
asuman una conducta retaliativa,
intolerante y sectaria”.

No es un tema psiquiátrico

Rodríguez, contrario a lo que mucha


gente piensa, no es psiquiatra. Y en este
caso en particular hace un llamado para
que no se psiquiatrice el tema del
comportamiento de la población. “La
situación que estamos viviendo es un
fenómeno social, no es un problema
psicológico ni psiquiátrico ni médico.
Aquí vienen por el petróleo”. Agrega que

S-ar putea să vă placă și