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Artritis
Es la inflamación de una o más articulaciones. Una articulación es la zona donde 2 huesos
se encuentran. Existen más de 100 tipos diferentes de artritis.
¿Cuáles son los síntomas de la artritis?
Los síntomas o signos de advertencia de la artritis más comunes que se manifiestan en las
articulaciones o en la zona que las rodean son cuatro. Si tiene alguno de estos síntomas, y
especialmente si persisten durante más de dos semanas o un período más prolongado, es
importante que consulte a un médico. Los síntomas son:
Dolor
Rigidez
Hinchazón (a veces)
Dificultad para mover una articulación
Otros tipos de síntomas pueden variar según los distintos tipos de artritis.
El diagnóstico y el tratamiento precoces pueden prevenir limitar el daño a las articulaciones
afectadas por la artritis.
Causas
La artritis involucra la degradación del cartílago. El cartílago normal protege una
articulación y permite que esta se mueva de forma suave. El cartílago también absorbe el
golpe cuando se ejerce presión sobre la articulación, como sucede cuando usted camina.
Sin la cantidad usual de cartílago, los huesos se rozan. Esto causa dolor, hinchazón
(inflamación) y rigidez.
Las articulaciones son los componentes del esqueleto que permiten la conexión entre dos
huesos (como por ejemplo el codo, la rodilla, la cadera, etc.) y, por lo tanto, el movimiento.
El cartílago es el tejido encargado de recubrir los extremos de estos huesos y es
indispensable para el buen funcionamiento de la articulación puesto que actúa como un
amortiguador.
La artrosis provoca el deterioro del cartílago articular provocando que los huesos se vayan
desgastando y aparezca el dolor. A medida que el cartílago va desapareciendo, el hueso
reacciona y crece por los lados (osteofitos) produciendo la deformación de la articulación.
Incidencia
La artrosis es la enfermedad articular más frecuente en España, según los datos de
la Sociedad Española de Reumatología, que estima que más de 7 millones de españoles
mayores de 20 años tienen artrosis de rodilla, mano o columna. Además, esta enfermedad
es más frecuente en mujeres, un 52 por ciento, frente al 29 por ciento en los hombres.
“Desde el punto de vista radiológico, el segmento de población entre los 50 y 64 años
presenta un 70 por ciento de artrosis en las manos, un 40 por ciento en los pies, un 10 por
ciento en las rodillas y un 3 por ciento en las caderas”, señalan.
Además, según la Organización Mundial de la Salud, cerca del 28 por ciento de la
población mundial mayor de 60 años presenta artrosis y el 80 por ciento de ésta tiene
limitaciones en sus movimientos. El aumento de la esperanza de vida y el envejecimiento
de la población harán que la artrosis se convierta en la cuarta causa de discapacidad en el
año 2020.
Causas
A día de hoy no se conocen con exactitud las causas que producen la artrosis, pero
existen algunos factores de riesgo asociados a su aparición:
Edad: aumenta de forma exponencial a partir de los 50 años.
Actividad laboral: la repetición de los movimientos articulares puede llevar, a largo plazo,
a la sobrecarga articular. Por eso, determinadas actividades laborales (peluqueras,
albañiles, etc.), pueden provocar la aparición de artrosis.
Actividad física elevada: los deportistas de élite tienen mayor riesgo de desarrollar la
enfermedad.
Síntomas
Las manifestaciones de la artrosis son muy variadas, progresivas y aparecen dilatadas en el
tiempo.
Los síntomas más frecuentes son el dolor articular, la limitación de los movimientos,
los crujidos y, en algunas ocasiones, el derrame articular. Además, algunas personas
pueden presentar rigidez y deformidad articular.
El síntoma que más preocupa a las personas con artrosis es el dolor. En un primer estadio,
éste se desencadena cuando se mueve o se realiza un esfuerzo con la articulación. Este
dolor suele cesar con el reposo. Posteriormente, el agravamiento de la artrosis hará que el
dolor aparezca tanto con el movimiento, como con el reposo.
Uno de los puntos buenos del dolor artrósico es que no siempre es constante, por lo que los
pacientes pueden estar durante largos periodos de tiempo sin padecer dolor, lo cual no
significa que la artrosis no siga su evolución.
Prevención
La principal medida que tienen que tener en cuenta los grupos de riesgo para prevenir el
desarrollo de la enfermedad es llevar una dieta sana y equilibrada, como la dieta
mediterránea, realizar ejercicio físico de forma moderada, actividades que sean acordes
a la edad y el estado físico actual de la persona y evitar la obesidad.
También conviene limitar el esfuerzo físico intenso, como cargar objetos pesados o las
actividades laborales que implican sobreesfuerzo.
Por otro lado, los expertos recomiendan que las personas sean cuidadosas al practicar
deportes de contacto, como el fútbol o el rugby, ya que no están recomendados para los
pacientes con artrosis. El motivo es que estos deportes son uno de los factores que pueden
desencadenar la enfermedad. De hecho, muchos futbolistas padecen artrosis de rodilla
debido a las lesiones que han sufrido en el menisco.
En caso de tener la enfermedad deben evitar los movimientos que producen dolor, sin llegar
a inmovilizar la zona.
Tratamientos
El principal objetivo del tratamiento en la artrosis es mejorar el dolor y la incapacidad
funcional sin provocar efectos secundarios.
Para conseguirlo, desde la SER insisten en que el primer paso que deben dar los
especialistas es enseñar a los pacientes a evitar todo lo que contribuye a lesionar las
articulaciones como el sobrepeso, los movimientos repetitivos, actitudes inadecuadas en el
trabajo, el calzado, los útiles de cocina, el mobiliario, etc.
En segundo lugar, se aconseja que cada paciente tenga una tabla de ejercicios
personalizada y adaptada que deberá realizar bajo la supervisión del fisioterapeuta para
mejorar el curso de la enfermedad.
Por último, desde la SER señalan que el reumatólogo decidirá el tratamiento
farmacológico adecuado para cada caso:
Antiinflamatorios y/o analgésicos
En la fase más aguda, el dolor aumenta mucho a causa de la inflamación de la zona
afectada. Llegados a este punto, puede ser necesaria necesaria la prescripción médica
de antiinflamatorios y/o analgésicos para reducir la hinchazón de la zona y así calmar el
dolor.
Medicamentos condroprotectores
Son los únicos medicamentos específicos para tratar la artrosis a largo plazo porque actúan
directamente sobre la articulación afectada. No sólo alivian el dolor y mejoran la movilidad,
sino que se está demostrando que tienen capacidad para atacar la enfermedad de raíz,
ralentizando el deterioro de la articulación. Entre ellos encontramos fármacos como
el condroitín sulfato, el sulfato de glucosamina y el ácido hialurónico.
En 2015, The Cochrane Library publicó una revisión sobre condroitín sulfato que confirma
la eficacia y seguridad de este fármaco en el tratamiento de la artrosis. Las conclusiones
evidencian que los pacientes tratados con condroitín sulfato presentaron una mejora del
dolor y de la capacidad funcionalestadísticamente significativa y clínicamente relevante
frente a placebo, demostrando además ventajas de seguridad.
Cirugía
Si el paciente se encuentra en un estadio final de la enfermedad los especialistas
recomiendan como opción terapéutica la cirugía protésica.
Displasia del desarrollo de la cadera
Displasia del desarrollo de la cadera (DDC) es una dislocación de la articulación de la
cadera que está presente al nacer. Es una afección que se encuentra en bebés o niños
pequeños.
Causas
La cadera está conformada por una bola y un receptáculo articulatorio. La bola, llamada
cabeza femoral. Forma la parte superior del hueso del muslo (fémur). El receptáculo
(acetábulo) se forma en el hueso de la pelvis.
En algunos recién nacidos, el receptáculo está demasiado superficial y la bola (fémur)
puede salirse ya sea parcial o completamente. Una o ambas caderas pueden estar
comprometidas.
La causa se desconoce. Los bajos niveles de líquido amniótico en el útero durante el
embarazo pueden incrementar el riesgo de que el bebé padezca DDC. Otros factores de
riesgo incluyen:
Ser primogénito
Ser de sexo femenino
Posición de nalgas durante el embarazo, en la cual los glúteos del bebé están abajo
Antecedentes familiares de este trastorno
Gran peso al nacer
Esta enfermedad se presenta en aproximadamente 1 a 1.5 de cada 1,000 nacimientos.
Síntomas
Es posible que no haya síntomas. Los que se pueden presentar en un recién nacido pueden
ser:
La pierna con problema de cadera puede parecer que se sale más
Disminución del movimiento en el lado del cuerpo con la dislocación
Pierna más corta en el lado con la dislocación de la cadera
Pliegues cutáneos desiguales de los muslos o las nalgas
Después de los 3 meses de edad, la pierna afectada puede voltearse hacia afuera o ser más
corta que la otra.
Una vez que el niño comienza a caminar, los síntomas pueden incluir:
Contoneo o cojera al caminar
Una pierna más corta, por lo que el niño camina sobre los dedos del pie en un lado y no en
el otro
La región lumbar del niño se curva hacia adentro
Tratamiento
Cuando el problema se encuentra durante los primeros seis 6 de vida, se utiliza un dispositivo o arnés para mantener las
piernas separadas y volteadas hacia afuera (posición de pata de rana). Este dispositivo por lo general sostiene la
articulación de la cadera en su lugar mientras el niño crece.
Este arnés funciona para la mayoría de los niños cuando se coloca antes de los 6 meses de edad, pero es menos probable
que funcione para los niños mayores.
Los niños que no mejoran o que son diagnosticados después de los 6 meses con frecuencia necesitan cirugía. Después de
la intervención quirúrgica, se colocará una férula en la pierna del niño durante un tiempo.
Enfermedad de Sudeck
La enfermedad de Sudeck, también llamada síndrome de dolor regional complejo o
distrofia simpática refleja (CRPS) Tipo I, es un trastorno doloroso de una o más
extremidades, donde se ve afectada al menos una articulación.
Generalmente, la enfermedad de Sudeck ocurre después de influencias externas (por
ejemplo, lesiones u operaciones). Laarticulación afectada se vuelve rígida con el tiempo, y
la piel, los tendones y los músculos se contraen. En las últimas etapas de la enfermedad de
Sudeck esto conduce a la pérdida de la función de la parte del cuerpo afectada.
Se desconocen las causas de la enfermedad de Sudeck. Probablemente el síndrome es un
trastorno de la transmisión del dolor en el sistema nervioso central (cerebro y médula
espinal). El tratamiento de la enfermedad de Sudeck incluye medicamentos, tratamiento
físico y terapia ocupacional.
Causeas
Las causas subyacentes de la enfermedad de Sudeck no se han encontrado hasta ahora.
En la mayoría de los casos, la enfermedad de Sudeck se produce después de una lesión, a
menudo leve, o una operación. En muchos casos, la extremidad afectada estuvo
inmovilizada durante mucho tiempo antes de la enfermedad. En la enfermedad de Sudeck
probablemente hay una perturbación de la transmisión de dolor en el sistema nervioso
central (SNC), es decir, del cerebro y la médula espinal, lo que provoca en una reacción
excesiva del sistema nervioso simpático, una parte del sistema nervioso involuntario.
En la enfermedad de Sudeck se suelen dar también ciertos síntomas mentales (psíquicos)
tales como depresión, ansiedad y fluctuaciones emocionales (inestabilidad emocional).
Asimismo, los afectados por la enfermedad de Sudeck suelen sufrir previamente
acontecimientos muy estresantes, que en los adultos pueden ser fallecimientos,
enfermedades y dificultades financieras o profesionales. En los niños puede desempeñar un
papel la separación de los familiares, relaciones familiares inestables, y también
dificultades comunes, como problemas en la escuela.
Síntomas
Las causas subyacentes de la enfermedad de Sudeck no se han encontrado hasta ahora.
En la mayoría de los casos, la enfermedad de Sudeck se produce después de una lesión, a
menudo leve, o una operación. En muchos casos, la extremidad afectada estuvo
inmovilizada durante mucho tiempo antes de la enfermedad. En la enfermedad de Sudeck
probablemente hay una perturbación de la transmisión de dolor en el sistema nervioso
central (SNC), es decir, del cerebro y la médula espinal, lo que provoca en una reacción
excesiva del sistema nervioso simpático, una parte del sistema nervioso involuntario.
En la enfermedad de Sudeck se suelen dar también ciertos síntomas mentales (psíquicos)
tales como depresión, ansiedad y fluctuaciones emocionales (inestabilidad emocional).
Asimismo, los afectados por la enfermedad de Sudeck suelen sufrir previamente
acontecimientos muy estresantes, que en los adultos pueden ser fallecimientos,
enfermedades y dificultades financieras o profesionales. En los niños puede desempeñar un
papel la separación de los familiares, relaciones familiares inestables, y también
dificultades comunes, como problemas en la escuela.
En la enfermedad de Sudeck el tratamiento está dirigido principalmente a los síntomas,
que se tratan con medicamentos, medidas físicas y terapia ocupacional de forma
combinada. Pueden ser útiles, además, la psicoterapia (fundamentalmente porque, al
tratarse de una enfermedad crónica, puede provocar en algunos pacientes ansiedad y
depresión) y otros métodos complementarios. Todas las medidas tienen el objetivo de
mejorar la movilidad de la extremidad afectada. El tratamiento térmico puede aumentar el
malestar causado por la enfermedad de Sudeck y, por lo tanto, no se recomienda.
Tratamiento no farmacológico
Para mejorar o mantener la movilidad o mantener las articulaciones afectadas en
la enfermedad de Sudeck, son adecuadas las medidas siguientes después del tratamiento
no farmacológico:
Inmovilización de la extremidad
Drenaje linfático
Ejercicios de fisioterapia
Electroterapia
Gimnasia acuática
Terapia ocupacional
Entablillado
Terapia farmacológica
En la enfermedad de Sudeck son típicos los dolores duraderos que persisten durante
semanas y afectan psíquicamente. Esto implica el riesgo de que el dolor se vuelva crónico.
Por lo tanto, se sigue un tratamiento farmacológico para detener primero el ciclo doloroso
con analgésicos. Los medicamentos que se aplican en este tratamiento dependen del tipo de
dolor:
Los fármacos anti-reumáticos no esteroides, que ayudan contra el dolor asociado con la
inflamación.
Para el dolor sin inflamación se aplican derivados de morfina sintética como el tramadol.
Contra los dolores permanentes y trastornos del sueño se utilizan antidepresivos.
Los dolores muy fuertes que no responden a otros fármacos se tratan con opiáceos.
Para dolores debidos a un trastorno del sistema nervioso simpático (parte del sistema
nerviosoinvoluntario) son útiles los parches de clonidina, que provocan la inhibición del
sistema nervioso simpático.
Contra los espasmos musculares se administra clonazepam (actúa contra los espasmos) y
el baclofeno (relajante muscular).
Síntomas
Los síntomas típicos de la rodilla de corredor (síndrome de la banda iliotibial) son dolores
punzantes en la rodilla, concretamente en el exterior de la rodilla o por debajo de la rótula.
El dolor de rodilla causado por la rodilla de corredor al principio suele ocurrir cuesta abajo.
Con el tiempo, los síntomas aparecen ya caminando normalmente. Más tarde el dolor
punzante en la rodilla del síndrome de banda iliotibial también sucede al subir escaleras, al
estar sentado con las piernas dobladas e incluso al mover la rótula.
Además de este dolor pueden producirse más síntomas en el síndrome de banda iliotibial,
como una inflamación de la bursa de la rodilla (bursitis) o un hematoma; la rodilla puede
hincharse y sentirse caliente. Cuando la persona mueve la pierna afectada también es
común escuchar un chasquido en la rodilla.
Tratamiento
En la rodilla de corredor (síndrome de la banda iliotibial), el tratamiento se dirige
inicialmente a aliviar el dolor agudo: como medida inmediata, se puede enfriar la rodilla
afectada (por ejemplo, con una bolsa de hielo). Para reducir el dolor de la rodilla, la
inflamación y la hinchazón se aplican medicamentos analgésicos y anti-inflamatorios. Si la
rodilla de corredor causa síntomas especialmente graves, el médico también puede inyectar
anestésicos en el tratamiento.
Para estabilizar la rodilla de corredor se aplica un vendaje adecuado. En el curso posterior
del tratamiento es importante proteger la rodilla afectada y no cargarla de nuevo durante
algún tiempo. Un descanso dos o tres meses sin correr es razonable para la rodilla de
corredor.
Si el dolor típico de la rodilla de corredor ha disminuido por el tratamiento se puede
reanudar un entrenamiento ligero. Es importante no cargar la rodilla de corredor de forma
inadecuada o excesiva. El entrenamiento puede comenzar con gimnasia terapéutica
cuidadosa, y a continuación, poco a poco, con aparatos de ejercicios para reparar los
músculos. Todos los ejercicios deben realizarse preferiblemente con orientación profesional.
En muchos casos es útil, en el marco del tratamiento, reducir el peso corporalpara evitar
nuevas molestias del síndrome de la banda iliotibial.
En la rodilla de corredor los masajes especiales prometen alivio para relajar y estirar la
musculatura reducida por el dolor en la parte exterior de la pierna. Con dolor recurrente y
crónico en la rodilla es beneficioso el tratamiento con aplicaciones de calor local.
Programa de rehabilitación
Mientras que la inflamación aguda disminuye, el paciente debe comenzar un régimen de
estiramientos que se centre en la banda iliotibial así como en los flexores de la cadera y los
flexores plantares. Los estiramientos comunes de la banda iliotibial se han demostrado
eficaces en la consecución de dicho estiramiento. En un estudio en atletas se ha
demostrado su eficacia, pero estos atletas no tenían síndrome de la banda iliotibial.
Una vez que el paciente pueda realizar estiramientos sin dolor, se iniciará un programa de
potenciación. El entrenamiento de la fuerza debe ser una parte integral del régimen de
cualquier corredor o ciclista; sin embargo, para los pacientes con síndrome de la banda
iliotibial, hay que poner un énfasis especial en la potenciación del músculo glúteo medio.
Uno de los ejercicios de potenciación dirigido al músculo glúteo medio es el siguiente
(supongamos que el problema radique en la pierna derecha):
Colocarse sobre una banqueta con las piernas rectas y las rodillas juntas. La banqueta se
coloca cerca de una pared, colocarse de lado de la pared y apoyarse con la mano izquierda
en ella.
Hacer descender el pie izquierdo por el lateral del banco de forma que la cadera izquierda
queda por debajo de la derecha. Todo ello con las piernas rectas y juntas. Además, la
cadera derecha debe moverse hacia el exterior. Hacer descender el pie izquierdo y hacer
subir y desplazar hacia la derecha la cadera derecha.
Se debe hacer recaer todo el peso posible hacia el interior y el talón del pie derecho.
Esto simula el movimiento natural de pronación del pie.
Una vez echo esto, flexionar la rodilla derecha 10-15 grados y posteriormente mover la
cadera repetidamente hacia adelante y hacia atrás 20 centímetros.
Este movimiento se debe hacer sin variar el ángulo de flexión de la rodilla, cargando el peso
del cuerpo sobre el talón apoyado, parte interna del pie derecho, y lo que es muy
importante con la cadera derecha por encima de la izquierda y desplazada hacia la derecha,
es decir hacia afuera.
Hacer 15 repeticiones del movimiento adelante-atrás de la cadera varias veces al día.
Infiltraciones locales con corticosteroides
Puede estar indicado en pacientes que no responden a los estiramientos, fisioterapia, y
modificación del ejercicio. Si a pesar de todos estos tratamientos, el paciente sigue sin
mejorar, entonces está indicada la cirugía.
Pericarditis
Qué es
El pericardio es una membrana de doble capa con forma de saco que cubre el corazón y lo
protege de las estructuras vecinas. Entre ambas capas hay una pequeña cantidad de
líquido que actúa como lubricante favoreciendo que puedan deslizarse la una sobre la otra.
Cuando el pericardio se inflama se origina la pericarditis. En estas circunstancias, el
nivel de líquido aumenta pudiendo llegar a taponar el corazón e impedir que funcione
correctamente.
El pericardio no es imprescindible para que el organismo funcione, por lo que si tiene algún
defecto congénito y éste no puede tratarse, lo habitual es que los especialistas decidan
extirparlo.
Esta patología afecta principalmente a hombres entre los 20 y los 50 años.
Causas
En la mayoría de los casos, la causa de la pericarditis es desconocida. No obstante, en
muchas ocasiones responde a una infección viral o bacteriana, aunque también puede
estar asociada a:
Enfermedades sistémicas como el cáncer, la insuficiencia renal, la leucemia, el VIH,
la artritis reumatoide o el lupus eritematoso sistémico.
Síntomas
En el cuadro clínico de la pericarditis aguda destaca el dolor en la región precordial (zona
anterior y central del pecho), que puede ser intenso y opresivo y, en ocasiones, irradia hacia
la espalda, el cuello y el hombro y brazo izquierdos.
El dolor se acentúa con la inspiración profunda, los movimientos laterales del tórax y
cuando el paciente se acuesta boca arriba. Algunos enfermos experimentan un dolor
constante a nivel del esternón similar al producido por el infarto agudo de miocardio, en
cuyo caso puede aparecer fiebre y taquicardia.
La pericarditis crónica, por su parte, va acompañada de disnea, tos (debido a la expulsión
de líquido hacia los alveolos que provoca la alta presión de las venas) y fatiga (por el
deficiente funcionamiento del corazón). Es común, asimismo, el depósito de líquido en el
abdomen y las piernas, pero la afección en sí es prácticamente indolora.
Prevención
En la actualidad no hay medidas definidas para prevenir la aparición de esta enfermedad.
Tratamientos
El tratamiento depende de la forma en que la pericarditis se presente, así como de la
causa que lo ocasione.
En términos generales, los pacientes deben ser hospitalizados y se les administran
antiinflamatorios. Cuando el dolor es muy intenso, los médicos recomiendan la
administración de opiáceos o corticoesteroides.
Además, debe controlarse la posible aparición de complicaciones, especialmente de un
taponamiento cardiaco por ser potencialmente mortal. Si el tratamiento con fármacos no
remite el episodio de pericarditis será necesario pasar por quirófano para extirpar el
pericardio. La intervención quirúrgica es inevitable en el caso de la pericarditis constrictiva,
aunque sólo es eficaz en el 85 por ciento de los casos.
Endocarditis
Qué es
La endocarditis es la inflamación del revestimiento interior de las válvulas y cámaras
cardiacas, que forman el endocardio. Normalmente está inflamación está causada por una
infección bacteriana, que crece dando lugar a vegetaciones valvulares, y en raras ocasiones
por una infección fúngica.
Esta patología se caracteriza por la acumulación de bacterias y coágulos en las válvulas
que forman vegetaciones y, al desprenderse, pueden afectar a órganos vitales y ocasionar
la muerte. La endocarditis se diferencia de la inflamación del músculo cardíaco, llamada
miocarditis, y de la inflamación de la membrana que envuelve al corazón, que recibe el
nombre de pericarditis.
Por sexos, la endocarditis es tres veces más común en hombres que en mujeres.
Causas
La endocarditis puede producirse a raíz de una infección viral o por hongos pero, lo más
común es que se genere debido a la penetración de una pequeña cantidad de bacterias que
llegan al torrente sanguíneo por la cavidad bucal, la piel y las vías respiratorias. Según
la Fundación del Corazón, el crecimiento de los microorganismos y la respuesta del sistema
inmunitario para controlar la infección pueden ocasionar alteraciones en la función de la
válvula sobre la que se asienta endocarditis.
Entre los factores de riesgo que existen como riesgo para contraer la enfermedad figuran:
Cualquier procedimiento de cirugía dental que incluye sangrado, así como la
gingivitis (infección e inflamación de las encías).
Síntomas
Los síntomas pueden presentarse de manera lenta (subaguda) o repentina (aguda). En el
caso de la endocarditis bacteriana aguda, el primer signo de alerta es una fiebre
elevada (40ºC), acompañada de una frecuencia cardiaca acelerada, fatiga y rápidas
lesiones en las válvulas. Además, la infección puede extenderse ya que en algunos casos se
desprenden émbolos de las vegetaciones, y los riñones y otros órganos pueden dejar de
funcionar (síndrome séptico). Si los vasos sanguíneos se rompen puede producirse incluso
la muerte.
La endocarditis subaguda se asocia a fiebre leve (37,5-38,5ºC), pérdida de peso,
sudoración excesiva, anemia y manchas cutáneas similares a las pecas (fruto de las
hemorragias causadas por los émbolos) localizadas en las palmas de las manos, las uñas,
las plantas de los pies y el blanco de los ojos (conjuntiva). La vaguedad de estos síntomas,
que pueden prolongarse durante meses sin un diagnóstico claro, hace de la endocarditis
subaguda no tratada una afección tan peligrosa como la aguda.
Otros síntomas que se pueden observar en ambos tipos de endocarditis son: dolores
articulares, escalofríos, palidez, sangre en la orina y dificultad para respirar.
Tratamientos
La terapia recomendada inicialmente será el tratamiento de la infección mediante
antibióticos intravenosos. Ésta podrá durar varias semanas.
Además, el médico también deberá tratar las enfermedades y las complicaciones que
surgen como consecuencia de la enfermedad, como la insuficiencia cardiaca o las embolias.
La cirugía sólo está indicada en los casos en los que hay que sustituir la válvula afectada
por una prótesis, cuando el riesgo de embolia es muy alto o existen abscesos.
¿QUÉ ES LA MIOCARDITIS?
La pared del corazón se divide en 3 capas. La capa más interna, que está directamente en
contacto con la sangre en la cavidad del corazón, se llama endocardio. La capa más
externa, que cubre la parte exterior del corazón, se llama pericardio. Entre estas dos capas
delgadas se encuentra una capa gruesa de músculo, responsable de la contracción del
corazón y bombeo de la sangre, llamada miocardio.
SINTOMAS
En las hemorroides, los síntomas van a depender del grado. Para ser exactos debemos
hablar de enfermedad hemorroidal, ya que las venas hemorroidales pertenecen a la
anatomía normal de las personas. Solo cuando estas venas se ven engrosadas aparecen los
síntomas y entonces sí se produce la enfermedad hemorroidal.
Hemorroides grado I
El botón hemorroidal no puede ser visto desde el exterior y no siempre aparecen síntomas.
Dado que la mucosa anal por encima de la unión anorrectal no posee sensibilidad, muchas
personas con hemorroides de este grado permanecen asintomáticas. Los afectados notan
habitualmente síntomas ocasionales, como aparición de sangre en las heces o en el papel
higiénico; y alguna vez también picores en la zona anal.
Hemorroides grado II
Las dilataciones en forma de nudo en el recto son mayores, saliendo de forma ocasional por
fuera del canal anal. Puede aparecer dolor, que se origina en la piel sensible del canal anal.
Más síntomas en este estadio son, por ejemplo, los siguientes:
Sangrados indoloros al defecar, que bien aparecen con las deposiciones o en forma de
gotas.
Quemazón, picor, piel inflamada y enrojecida y exudado de la zona anal.
Aparece una sensación de vaciado rectal incompleto tras la defecación y, en
ocasiones, sensación de cuerpo extraño.
Si las hemorroides aparecen en el canal anal, estas pueden quedar atrapadas, lo que se
denomina incarceración o estrangulamiento de la hemorroide, que causa un gran dolor.
En los vasos sanguíneos se crea, debido a esta incarceración, un atasco de sangre. Debido
a esto, la sangre fluye más lentamente en dirección a las venas del cuerpo cavernoso, por lo
que se forman trombos que pueden llevar al total bloqueo o taponamiento de estas
venas. Esta alteración de la irrigación sanguínea puede provocar que el tejido acabe
necrosándose, especialmente si persiste durante un largo periodo de tiempo.
Hemorroides grado III y IV
Las hemorroides a partir del grado III están presentes tras la defecación o a veces, incluso,
de forma espontánea en el ano, y así permanecerán si no son tratadas.
Los pacientes desarrollan los siguientes síntomas:
Pinchazos y sensación de comezón en la zona anal.
Picor en el ano.
Producción de un exudado que mancha la ropa interior.
Incontinencia ocasional de heces.
Sensación permanente de cuerpo extraño en el canal anal.
Sangrados.
Dolor.
Generalmente, el calor empeora los síntomas de las hemorroides.
Tratamiento
Las molestias que produce la enfermedad hemorroidal se pueden reducir de forma eficaz si
durante el tratamiento el paciente consigue que las deposiciones sean blandas. Esto
ayuda a que se puedan eliminar sin mucho esfuerzo. El tratamiento dependerá de la
gravedad de los síntomas.
Combatir el estreñimiento
Un paciente puede hacer mucho para tratar las hemorroides. Unos cuantos cambios en los
hábitos de vida y algunos remedios caseros pueden mejorar las molestias. Si se
sufre estreñimiento, los siguientes consejos pueden ser de ayuda:
Realizar ejercicio de forma regular.
Mantener una alimentación equilibrada y rica en fibra, verduras y fruta.
Evitar los alimentos que produzcan gases.
Beber suficiente líquido. Entre 1,5 y 2 litros al día.
Consejo: tomar diariamente salvado de trigo con abundante líquido es muy beneficioso para
tratar el estreñimiento.