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Robles, Horacio Baltazar

La neutralidad valorativa en
Max Weber, ciencia, política
y valores

Tesis presentada para la obtención del grado de


Licenciado en Sociología

Director: Peón, César Eduardo

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Cita sugerida
Robles, H. B. (1998) La neutralidad valorativa en Max Weber,
ciencia, política y valores [en línea]. Trabajo final de grado.
Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educación. Disponible en:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.518/te.518.pdf

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1

Alumno : Horacio Baltazar Robles

Director: Lic. César Peón

Título del trabajo:

La neutralidad valorativa en Max Weber, ciencia, política y valores

Carrera: Sociología
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
UNLP

La Plata, 3 de septiembre de 1998


2

Introducción

A través de este trabajo se intentará hacer una presentación de la controversia suscitada en


torno a las definiciones sobre la neutralidad valorativa en el ámbito de las ciencias sociales
que se han hecho con relación a las posiciones al respecto de Max Weber. Sabido es que la
exhaustiva y permanente reformulación de los temas weberianos condujo por ejemplo a
Raymond Aron, hace 30 años, a preguntarse si era posible decir algo nuevo acera de la teoría
sobre los valores de Weber o a formular a Gordon Marshall, hacia los 80 el siguiente
interrogante: “¿ Habrá todavía algo qué decir acerca de la tesis de la ética protestante de
Weber que no se haya dicho anteriormente?” 1
. Ambos autores respondieron estos
cuestionamientos con sus propias reformulaciones a los temas weberianos dando testimonio
de la posibilidad de este ejercicio intelectual
La vitalidad de las “relecturas” del sociólogo alemán puede explicarse por algunos elementos
que conviene tener en cuenta: 1) La caracterización de éste como padre fundador y clásico de
la Sociología 2
nos introduce de lleno en la realidad incontrovertible de su vigencia, reforzada
en los últimos años por la consolidación de un consenso que admite la existencia para todas
las ciencias de padres fundadores pero reserva a las ciencias sociales la consolidación de los
clásicos3 , las razón que suelen darse para esta situación son variadas destacándose el
carácter no acumulativo del conocimiento social y el necesario ejercicio de interpretación que
el especialista en lo social debe hacer sobre su objeto: la acción humana históricamente
determinada.

1
Marshall, Gordon; En busca del espíritu del capitalismo. FCE, México,1986, pag. 10.

2
Dentro de la noción de padre fundador de la teoría social entran seguramente junto con Max Weber autores como Sant
Simons o Comte; la idea de clásico agruparia, en cambio, junto con Weber, a pensadores como Marx y Durkheim.( tambien
considerados padres fundadores) . Ver Giddens ,Antony ; Política, sociología y teoría social, Paidós, España, 1997, pp 16.

3
Someramente se puede pensar en el trabajo de Antonhy Giddens El Capitalismo y la moderna teoría social de 1971 como
uno de los iniciadores de este “consenso” o el de Jeffrey Alexandre sobretodo su artículo La centralidad de los clásicos .
Esta línea polemizaba con la generación de 1890 –1920 de clásicos propuesta por Parsons que incluía Durkehiem, Paretto,
y Weber y exculía a Marx y Simmel, en el marco de un debate más amplio entre una sociología académica (clásica) y una
sociología radical (marxista)
En nuestro medio Juan C. Portantiero con La sociología clásica: Durkheim, Weber de 1985 plantea la cuestión en
el contexto de la discusión antes aludida; la calidad de clásicos de Durkeheim y Weber no esta dada por su universalismo
sino por ser representes fundadores de la teoría social basada en lo normativo y en la integración, aunque reconociendo la
vigencia y la capacidad iluminadora de los desarrollos teóricos de estos autores.
Una diferencia se encuentra en el trabajo de Nélida Archenti y Luis Aznar Actualidad del pensamiento
sociopólítico clásico (1988) donde aparece más clara esta noción de los clásicos no como parte de tradiciones intelectuales
contrapuestas sino como “ análisis de un mismo proceso sociohistórico... ” que permiten concluir que “ las ideas de Marx,
Durkheim y Weber son las bases de la discusión existente en las ciencias sociales contemporáneas” (Archenti y Aznar
1988 pag 13)
3

El otro elemento en estrecha relación con lo anterior son las disputas suscitadas en torno a 2)
la interpretación (en el sentido de versiones) y recepción del pensamiento weberiano; este
aspecto por si solo constituye una causa determinante de la presencia teórica de Weber en
nuestro medio con implicancias que permitirían pensar en la tendencia a la formación de una
especie de “vulgata” sobre Weber , “un weberianismo” que no termina de cuajar debido a
ciertas complejidades del pensamiento del sociólogo alemán que se resisten a su
“popularización”. Me apresuro a decir que esto no quiere decir nada respecto a posible futuro
degradante y negativamente vulgar de las ideas de Weber. Lo dicho solo busca ejemplificar
una probable nueva forma de vigencia y difusión de los desarrollos weberianos. Concretando,
esta aquí el meollo de lo que se encara en el presente trabajo: una de las consideradas
interpretaciones más controvertibles, y la respuesta asociada a ella, de una noción que
podríamos considerar como aglutinante y proliferante en los escritos de Weber: la neutralidad
valorativa 4

La cuestión va a ser presentada desde el punto de vista de la interpretación parsonsiana de


Weber y los argumentos expuestos por Aguilar Villanueva poniendo de relieve los límites de
dicha interpretación y estableciendo las relaciones entre ciencia y política que se desprenden
de la sociología weberiana, no problematizadas en la versión de Parsons.
Las derivaciones que surgen de este eje temático se resumen en lo que podría
denominarse la concepción global de Weber sobre las ciencias sociales. Si bien mucho de
ésta se constituyó al calor de las condiciones intelectuales y sociopolíticas de Alemania en los
albores del siglo 20 (elemento que determina, tal vez demasiado, la interpretación de Aguilar
Villanueva) no pierde su carácter de actualidad y su aliento universalista.
En este sentido los aspectos que van a ser sumariamente tratados abarcan las
reflexiones de Weber sobre la actitud del docente universitario en el aula; las relaciones entre
la Universidad y el mundo sociopolítico, destacando las posturas weberianas sobre la
autonomía de lo político, ámbito de la voluntad y la pasión con relación a la ciencia; la
objetividad en las ciencias sociales y la cuestión de los valores o “visiones del mundo” en las
prácticas científicas.
Para facilitar el análisis voy a dividir la exposición en tres esferas:
Una delimitada por las tradiciones e influencias intelectuales y los marcos
institucionales; se trata de reconstruir, en la medida de lo posible, la controversia abierta en
torno a la crisis de la escuela histórica (sobre el contexto más general de la llamada Disputa


El concepto no es una categoría teórica rigurosamente delimitada por Weber (a un ámbito metodológico por ejemplo) sino
que aparece (prolifera) en las diversas áreas de interés weberianas. Constituyéndose así en una especie de “visión del
mudo” (siguiendo la idea de Horacio Gonzáles para la noción de pobreza) que puede cobrar gran importancia para algunos
autores y muy poca para otros, de acuerdo a sus propios marcos teóricos- conceptuales
En relación con lo anterior el rasgo aglutinador del concepto permite recorre a través del él los grandes temas
weberianos; tiene en este sentido la virtud de concentrar cuestiones diversas
4

del Método, la Methodenstreit). Sin perder de vista la influencia político institucional que
ejerció sobre los intelectuales alemanes el gobierno de Bismarck
Otra que llamaré sociopolítica o de especificidad histórica; aquí se abordará la relación
entre ciencia y política; con más claridad las dificultades de la “urgencia política”; el llamado a
la burguesía alemana; la ausencia de liderazgo como problema político central de la Alemania
post-Bismarck; las necesidades de transformación del Estado alemán.
Por último me voy a referir a las vinculaciones entre la ciencia y los valores; la
imposibilidad de aquella para otorgar validez a estos; diferentes facetas de los intereses
intelectuales de Weber asociadas a las actividades de los círculos diferenciadas de lo
académico-científico: su nacionalismo, la guerra, la erótica y la muerte. Este encuadre final
permite afirmar la existencia en Weber de una visión “trágica” de la cultura moderna sobre lo
que haré una indicación mínima analizando, para ello, las conferencias dadas por nuestro
autor al final de su vida.

Breve referencia al contexto de ideas de la cultura alemana

Bismarck , La Asociación de Política Social y la disputa metodológica

Los aspectos del pensamiento weberiano que voy a tratar en este trabajo se fueron
conformando en Alemania a partir de la segunda mitad del siglo XIX durante los años
marcados por el “populismo” de Bismarck a través de sus programas de seguridad y salud
social destinados a preparar el “frente interno” buscando mejorar las condiciones de vida de
las clases obreras como parte de sus políticas nacionalistas. En este marco se afirmó una
corriente de intelectuales y académicos allegados al régimen quienes fundaron hacia 1871 La
Asociación de Política Social, donde participó entre otros el economista Gustav Schmoller, uno
de los principales exponentes de escuela histórica desde el campo de la economía. Esta
institución se propuso ser un centro de formulación científica de política social y en su seno se
planteara rápidamente el problema central de la agenda política de la época: ante el avance
de las ideas socialistas y la activación política de las masas que forma tomaría el desarrollo
del capitalismo en Alemania y cuáles serían los sectores sociales encargados de liderarlo y
dirigirlo. En lo inmediato era necesario una política económica con base ética capaz de
oponerse al laissez-faire, laissez-paser del libre cambio reinante en las relaciones económicas
por la influencia de la “Escuela de Manchester” que ponía como objetivo central de toda
actividad económica la búsqueda del lucro. En tal sentido una de las exigencias primeras del
grupo, bautizado peyorativamente como “los socialistas académicos” 5, fue la regulación por


Entre los fundadores figuraban, además del citado Schmoller, Adolf Wagner (1835-1917) sus posturas dentro de la
Asociación iba en dirección de un socialismo de Estado (a lo que Weber se oponía). Otro intelectual emblemático miembro
5

parte del Estado de determinadas áreas económicas como por ejemplo los contratos de
trabajo. Weber aceptó un nombramiento (una beca) de la Asociación, en 1893, de la que sería
miembro permanente, para estudiar la situación de los trabajadores agrícola al este del río
Elba.6. La orientación de la Asociación a partir de ese momento y como consecuencia de las
políticas sociales más agresivas de Bismarck, se hizo más académica desarrollando
investigaciones con pretensiones más científicas de los problemas sociales de Alemania.
Max Weber junto con su hermano Alfred constituyeron un sector critico y de “izquierda” a la
antigua conducción, formaron parte de una segunda generación, incluyendo, entre otros, a
Sombart y Tônnies, que se preguntó por la naturaleza y el origen del capitalismo alemán
abriendo un momento más reflexivo, pero también más revulsivo que la generación anterior,
preocupada por la formulación de políticas sociales. El nuevo sector no pudo cambiar la
de la Asociación fue Lujo Brentano (1844-1931) amigo personal, critico (sobre todo de las tesis weberianos sobre el espíritu
del capitalismo) y colega de Weber. Globalmente nuestro autor critica la filosofía ingenua basada en ideales eudeumonistas
que veía en la elevación del nivel de vida obrero un fin en sí mismo; hay un claro rechazo de parte de Weber a la intención
de orientar la economía política de acuerdo con valores éticos y culturales objetivamente dados de ante mano: “ No estamos
metiéndonos en política social para crear la felicidad humana ...Creo que debemos abandonar la creación de un sentimiento
positivo de felicidad en el curso de cualquier legislación social. Queremos cultivar y apoyar lo que nos parece valioso en el
hombre: su responsabilidad personal. Hasta donde éste en nuestro poder, deseamos disponer las condiciones externas, no
con vistas al bienestar del pueblo, sino en tal forma que conserven –ante la inevitable lucha de la existencia, con sus
sufrimientos- aquellas cualidades física y espirituales que deseamos conservar para la nación”. Citado por Weber,
Marianne; Biografía de Max Weber, FCE, México, 1995, pp. 169.
Destaco por último a Werner Sombart (1863-1941): los escritos de este sobre el capitalismo moderno
constituyen los antecedentes y referencias inmediatos sobre los que Weber armó sus hipótesis. Ambos autores buscan
determinar las “causas” que dieron origen al espíritu del captitalismo moderno. Para Sombart (que publicó su trabajo en
1902) las fuentes de la mentalidad capitalista se encuentran en las doctrinas de judaísmo ortodoxo y los elementos
esenciales de esta son el aventurerismo y la racionalidad
Este modelo es reformulado por Weber de la siguiente manera: el antecedente causal fue el protestantismo ascético de los
siglos XVI y XVII. En cuanto a los rasgos fundamentales del espíritu del capitalismo la respuesta de Weber es la
construcción del un tipo ideal unívoco y no antagónico, difiere en este sentido con el construido por Sombart, criticado por
Weber como contradictorio, cuyo aspecto central y unilateralmente subrayado lo constituye la búsqueda racional y metódica
de ganancia.
Esta breve digresión permite ir destacando y apreciar la preocupación central de esta generación de intelectuales alemanes:
la vía de desarrollo económico capitalista para Alemania a fines del siglo XIX y comienzo del XX.

6
Se trató de un trabajo colectivo que significo una especie de consagración para el joven Weber estableciendo a partir de
aquí una reputación de experto en materia agraria. Pero el verdadero sentido de este proyecto de investigación consistió en
evaluar cual era la situación real de la vieja clase dirigente representada por los terratenientes prusianos: esta se estaba
transformando acumulaba más tierra, paga salarios en dinero, administraba con orientación hacia el mercado, dejaba de ser
una clase señorial patriarcal para convertirse en una clase empresarial pero este pasaje se daba bajo el “puro interés de
clase”, en efecto este sector social no podía convertirse en una “clase nacional” por su horizonte de decadencia económica,
Alemania para convertirse en potencia en el concierto europeo tenía que desplegar una estrategia industrial que de ningún
modo podía llevar adelante la aristocracia Junker, por otro lado núcleo de la unidad política alemana, que basaba su
dominio en la posesión de la tierra. De tal manera que el resultado de este proceso fue una desnacionalización de las tierras
aptas para el cultivo por el desplazamiento de los jornaleros germanos por la mano de obra más barata de origen polaco y
ruso. Queda esbozado en este trabajo la cuestión del nacionalismo en Weber tema al que voy a referirme más adelante.
6

orientación autoritaria de Schmoller y sus partidarios y, fue justamente a raíz de este fracaso
que 1913, en el seno de esta organización y bajo estas orientaciones intelectuales, que Max
Weber desarrolló su argumentación en favor de la neutralidad valorativa como un esfuerzo
para diferenciar y jerarquizar el trabajo científico tratando de evitar “hacer ciencia para el
estado”.7


W. Mommsen afirma que Weber busco la neutralización política de la Asociación: esta no podía fundamentar políticas en
base a argumentaciones supuestamente científicas. El autor destaca que la resonancia interna del planteo de Weber tenía
que ser necesariamente nula, ya que la organización se había creado reivindicándose como asociación científica con la
intención de influir en el Estado y sus políticas sociales. (Ver Mommsen, Wolfgang; Max Weber: Sociedad, política e
historia, Ed. Alfa, España, 1981, pp. 34-35) Las derivaciones del planteo weberiano de la neutralidad sobre el ámbito de la
política serán tratadas en el punto siguiente
7

El correlato, de la mencionada discusión sobre la dirección que debía asumir el capitalismo en


Alemania, más determinado por la impronta histórico-filosófica de la cultura alemana se
conoce como la “disputa del método”; sus influencias se desplegaron en diferentes disciplinas.
En el plano de la teoría del conocimiento, la escuela histórica alemana, de la cual Max Weber
se reconoce como miembro en sus escritos juveniles, buscando fundamentar epistemológica y
metodológicamente el saber sobre el hombre y la sociedad rechazó la teoría “naturalista” del
utilitarismo que dominó a la escuela clásica de economía, la cual veía el proceso histórico
como una manifestación variable de algo que permanecía inmutable. 8 En efecto como ya
mencionamos más arriba su jefe reconocido G. Schomller se opuso a la teoría clásica y al
marxismo, consideraba necesario para la ciencia económica emprender investigaciones
históricas y antropológicas. En otras palabras en esta concepción estaba presente el “ideal
romántico” que trato de proporcionar un fundamento historiográfico a las ciencias humanas. En
líneas generales el historicismo puso el acento sobre la individualidad de los procesos
históricos; los “sistemas culturales” poseen una integridad y coherencia propia y no puede ser
conocida ni captada su esencia (su significado) mediante leyes abstractas que se fijan en los
aspectos recurrentes de los fenómenos; la lógica del romanticismo llevaba a las historias
nacionales cimentadas en ideas como “el espíritu nacional”, “espíritu del pueblo”, “espacio
vital”; todos criterios de impugnación al jusnaturalismo. La cultura nacional específica e
idiosincrásica contra la naturaleza humana general y abstracta.9

8 
El utilitarismo fundaba esto en una concepción del hombre igualitaria; en efecto, toda persona actua según su propio
interés, para maximizar su placer , el hombre en consecuencia, más allá de su condición social o histórica es un
maximizador de utilidades.

9
Puede resultar ilustrativo mencionar el análisis de Durkheim sobre el pensamiento social alemán de mediados del siglo XIX
quien reconoce el importante esfuerzo hecho por estos pensadores (Wagner, Schmoller) en su intento de asentar la ética
sobre una base científica, para la conformación de una teoría social en la medida en que se empeñaron en destacar la
necesidad de estudiar los fenómenos económicos sin separalos ni abastraerlos de las creencias y normas morales. Las
relaciones económicas están sujetas a reglamentaciones, leyes y costumbres: el contrato no puede ser explicado sin estas
determinaciones sociales La sociedad tiene sus características específicas que no pueden deducirse del comportamiento
individual de sus miembros. La conclusión es que él todo es más que la suma de las partes, uno de los principios fundantes
del positivismo de Durkheim .
8

Desde este marco de debate que estructuró la escuela histórica contra la economía
clásica se inserta la interpretación de Gordon Marshall. Para este autor, existió una
continuidad entre las criticas a Adams Smith formuladas por los economistas del historicismo
alemán y los ensayos de Weber sobre la ética del capitalismo: este no se percibía como un
orden económico natural sino como una configuración histórica especifica. Según G.Marshall,
Weber produce una contribución crítica a la escuela histórica al compartir la afirmación de la
unicidad del capitalismo moderno como fenómeno histórico, un aspecto central de esta
unicidad era la ética particular de los empresarios y los trabajadores involucrados en este
sistema. Tal actitud no era una constante atribuible a una naturaleza humana siempre
presente e idéntica asi misma, las conductas hacia la riqueza y el dinero son culturalmente
específica e históricamente variables 10 .

10


Marshall, Gordon; op. cit, pag. 71.
9

Conviene sin embargo no perder de vista la ruptura de Weber con la escuela histórica. En
efecto en un contexto dicotómico entre historicismo y positivismo era necesario poner orden
sobre las ideas propias, y Weber, no sin esfuerzo y más como parte de sus obligaciones
intelectuales, elaboró sus posturas metodológicas bajo una doble exigencia: por un lado, la
convicción de que es posible analizar científicamente los fenómenos sociales, pudiendo
establecer, por otro lado, regularidades en la acción humana. El ensayo, escrito por encargo,
Roscher y Knies y los problemas lógicos de la economía política histórica, publicado 1903,
marca probablemente el comienzo del desprendimiento de Max Weber de la tradición
historicista, este primer acercamiento al problema del conocimiento y del método en las
ciencias sociales tuvo como insumo previo la lectura y análisis de la obra de Heinrich Rickert
Límites del concepto formativo en las ciencias naturales, en dos volúmenes que aparecieron
en 1896 y 1902 respectivamente. 11
El tema central del ensayo sobre Roscher y Knies, de tono
muy polémico como en general todos los trabajos metodológicos de Max Weber, fue develar la
confusión en la que estaba inmerso el historicismo alemán que establecía el compromiso con
un método empírico riguroso y la utilización de conceptos de la filosofía trascendental (para
Schmoller los individuos están influenciados por lo que él llamó “el espíritu del pueblo”
modificable a través del tiempo) y la cuestión de la supuesta irracionalidad de la conducta
humana, en el sentido de estar signada por el “libre albedrío” lo que implica un alto grado de
incalculabilidad e imprevisibilidad a diferencia de los procesos naturales. En la base de esta
segunda proposición estaba el contradictorio y nunca acabado planteo del pensamiento social
alemán de formular una radical distinción entre ciencias sociales y ciencias naturales por el
objeto. Weber rechazó esta diferenciación basada en la falta de previsibilidad de los hechos
sociales; afirmando, con simple sentido común “científico”, que hay más incertidumbre en
ciertos procesos de la naturaleza, como en el caso del parte meteorológico, que en el “cálculo”
de las acciones de alguien allegado a nosotros. No pueden establecerse, entonces, diferencia
o distinciones ontológicas entre los objetos desde el punto de vista de una mayor o menor
previsibilidad de estos según sean sociales o naturales, sí hay que enfatizar la relevancia del
punto de vista del sujeto que conoce, dice Weber:

11


Weber escribió a su esposa con relación a esta obra: “ He terminado con Rickert. Es muy bueno, en gran parte encuentro
en él los pensamientos que yo había tenido, aunque no en forma lógicamente terminada. Tengo mis reservas acerca de su
terminología”. En Weber, Marianne; op. Cit.
Pag 268
10

...no es posible hablar sin restricciones de un plus “objetivo” de irracionalidad inherente a la


“acción” humana independientemente de nuestros puntos de vistas valorativos” o “ No es
posible derivar un específico “significado creativo” de la “personalidad” o de la “acción
humana” partiendo de un rasgo objetivo, libre de juicios de valor. 12

Lo dicho hasta aquí deriva el análisis hacia la tradición filosófica alemana, cuyo peso
es de extrema importancia para desentrañar la configuración intelectual de Weber, donde hay
que destacar al neokantismo13, ( Dilthey , Windelband y Rickert ) la dialéctica ( tanto la de
Hegel como la de Marx “ la inversión materialista... Hegel puesto sobre sus pies” 14
) y el
existencialismo ( Nietzsche y Simmel). Estas corrientes, se empeñaron en dar respuesta a la
cuestión del estatus científico de las disciplinas sociales, el problema de la objetividad en la
producción del conocimiento de lo social y su diferenciación y especificidad con relación a las
ciencias naturales.
Otro marco de referencia intelectual de carácter externo estaba constituido por el positivismo
social francés, en general esta corriente de pensamiento, como afirma Parsons, sufría una
cierta devaluación por parte de la cultura alemana, no obstante, su temprana constitución
como disciplina, obligó a tomar posición en torno a los métodos de investigación social
empleados por Augusto Comte. Lo que el ambiente intelectual alemán es su mayoría rechazó,
fue la ortodoxia positivista que consideraba a la ciencia social como una simple extensión de
los presupuestos y métodos de las ciencias naturales a los fenómenos sociales.
Particularmente para Weber por su combate apasionado a toda construcción histórica-
filosófica con la pretensión de dotar de “sentido objetivo” al acontecer humano, la ideología
positivista del progreso formulada por Comte o el postulado de Bentham “la mayor felicidad
para el mayor número” le resultaban simples especulaciones carentes de importancia
científica. La crítica al positivismo ingles se completa con la evaluación que realizó nuestro
autor al afamado libro de Oswald Spengler La decadencia de Occidente publicado por primera
vez en 1918 se trataba de “ una concepción de la filosofía de la historia, obra de un dilettante
muy sagaz y culto, quien había exprimido los resultados de su investigación histórica en
ciertas construcciones especulativas”15.
12
Weber, Max; El problema de la irracionalidaad en las ciencias sociales. ED. Tecnos, Madrid, 1985, pp. 76 y 77
13


A la ya señalada influencia de Rickert sobre el pensamiento de Weber hay que agregar que el neokantismo fue un
movimiento que acentuó la necesidad de una teoría del conocimiento en el campo de la filosofía, en este sentido se trataba
de ir más allá de Kant y descubrir las leyes universales y necesarias para dar cuenta de los hechos socio-culturales, en
acontecimientos que por su naturaleza son únicos.
14


Aguilar Villanueva, Luis F. ; “El programa teórico político de Max Weber”, en Política y desilusión (lecturas sobre
Weber) compiladores Francisco Galván Díaz y Luis Cervantes Jáuregui. México, UAM, 1984, pp 57
15
Weber, Marianne, op. cit. Pag 610.

Con relación a Durkheim llama la atención la falta de referencia a su labor (el nombre del sociólogo francés no
aparece mencionado en biografía de Marianne). Giddens destaca que si bien existieron puntos de contacto entre ambos
11

Se destacan entonces analíticamente dos ámbito intelectuales: el programa


romántico historicista y el planteo epistemológico del “núcleo duro” de la filosofía alemana los
cuales constituyeron el marco de referencia central y propiamente alemán, a partir de donde,
Weber va a elaborar sus respuestas tendientes a dar fundamento y validez a las ciencias
sociales en general y la sociología en particular.
El pensador alemán intentará saldar el problema central: la objetividad en las ciencias de la
cultura y el mayor aporte, como ya se afirmó más arriba, vendrá de la escuela neokantiana de
la teoría del conocimiento. En efecto, el apriori en las ciencias sociales de la cultura, a la
manera de la razón trascendental, explicitada por E. Kant, que hace posible el conocimiento y
el ordenamiento racional del mundo natural por medio de las categorías apriorísticas de
tiempo, espacio y la relación causa-efecto, salió de la propuesta del neokantiano H. Rickert: el
sistema categorial que permite seleccionar y ordenar los fenómenos históricos es la “referencia
al valor”. Recoge esta afirmación uno de los ejes centrales de la discusión conceptual y
ideológica-política de la Alemania del siglo 19: ¿a que se podía calificar de “histórico”? o ¿que
debía ser considerado objeto de conocimiento histórico?. Para Weber no van a caber dudas:
en cuanto a aquello considerado como histórico es lo referido a valores, y por lo tanto la
formación y construcción de conceptos históricos se realizaba necesariamente mediante “la
referencia al valor” de los hechos empíricos. (Aguilar, 1988, pp 440). El presente cultural
decide sobre lo que históricamente “vale”, qué reviste interés para ser explicado en su
surgimiento y configuración y es el trabajo del investigador social el que debe dar status de
objeto científico a la porción de la realidad determinada por el interés cultural: la “historia
nacional”; la “historia universal”; la historia y formación del Estado moderno deben ser
susceptible de análisis científico. En otras palabras según la precisión que hace Weber de la
proposición “relación de valor” no se trata de un principio de valoración sino de un principio
de selección que vuelve posible la determinación del objeto, que se constituye como
históricamente relevante en virtud de su “significación cultural” (por ejemplo la ética
protestante). Se trata de la delimitación del campo de investigación entre una multitud de
datos, esto deriva en que no existe un ámbito determinado, a priori, específico para cada una
de las ciencias sociales sino que estas deben construir sus objetos.

La objetividad en las ciencias sociales

autores; los escritos de Schmoller y los de Simmel fueron analizados críticamente por Durkheim , sus formaciones
intelectuales se explican centralmente través de sus tradiciones nacionales.
También Julio Pinto en su libro Max Weber actual argumenta sobre esta ausencia de referencias en dirección a la
influencia de la cultura alemana la cual rechazó la idea de profesionalización de las ciencias sociales, y de la sociología en
particular, impulsada por Durkheim. El rechazo a la especialización y a la división del trabajo intelectual propios del “espíritu
alemán” condujo a una concepción de las ciencias sociales interidisciplinaria, globalmente considerada como una
antropología filosófica. Ver Pinto, Julio; Max Weber actual , pp. 74 y 75
12

Estas argumentaciones preliminares permiten diseñar lo mas sintéticamente posible la


propuesta weberiana que abarca dos aspectos puntuales:
La tarea científica a) al delimitar su objeto a través de la “relación de valor”, cuestión
que debe ser distinguida del juicio de valor o la valoración, no debe recurrir a presupuestos
que impliquen una toma de posición valorativa; esta afirmación apuntaba a la depuración del
campo del conocimiento del lo social infectado con proposiciones metafísicas, descripciones
impresionistas de la realidad, enseñanzas morales, y valoraciones de todo tipo.16
En este sentido, por ejemplo, el concepto de progreso no es un reaseguro de la
objetividad; la diversificación y la diferenciación (en los roles, en las actitudes estéticas,
eróticas) que se mencionan como progreso, pueden ser cuantitativamente sopesado pero no
debe ser valorado como positivo o bueno en si mismo la categoría de progreso es
legítimamente utilizable dentro de una esfera técnica, es decir, como el enriquecimiento de los
medios para logran un fin unívocamente dado, del tal manera que jamás las ciencias sociales
pueden elevar el concepto a la categoría de valoración última corriendo el riesgo de
desplazarse hacia una filosofía de la historia . Por este mismo camino Weber rechaza la
17

legalidad de la dialéctica, tanto la de Hegel que hacía inteligible (dándole significación) el


devenir humano como un “hecho de la razón” como la de Marx que explicaba el mundo a
través de la referencia a la revolución. La historia para el sociólogo alemán no podía tener un
sentido “racional” u “objetivo” tal como lo postulaba la dialéctica hegeliana y marxista, para
éstas el desarrollo social manifestaba un progreso hacía la realización de ideales
racionalmente determinados. Anthony Giddens en concordancia con esto afirma que la famosa
fórmula de Marx “La humanidad sólo se plantea tareas que puede llevar a cabo” era antitética
a la postura de Weber (Giddens, 1995, pag. 50). A un nivel más sistemático, para nuestro
autor, cualquier teoría que intente vincular el desarrollo histórico al predominio causal
universal de las relaciones de producción esta condenada al fracaso.18

16
Max Weber en esta prescripción metodológica manifestaba claramente su tan conocida “doble vida intelectual”
desde los mas intrincados análisis teóricos-metodológicos hacia las prácticas políticas-académicas: en efecto puede
afirmarse que uno de los elementos centrales que dio especificidad al “caso alemán” fue la influencia de figura de Bismarck
entre la intelectualidad de ese país a fines del siglo 19, reconocida por Weber para quien su generación aparecía
determinada por la tutela impuesta (“tutela” que nuestro autor extiende a la nación entera) por el canciller; un caso ilustrativo
que nuestro autor denunció y utilizó como ejemplo de toma de posición valorativa sostenida por la impunidad académica fue
el del brillante historiador Treitschke, quien proclamaba que la historia debía considerarse un arma para la lucha política y
que podía prescindirse de toda objetividad científica de tal manera que “Politizó a sus estudiantes, los llenó de entusiasmo
por Bismarck y por la dinastía Hohenzollern, y provocó entre ellos el antisemitismo”. Ver Weber, Marianne, op. cit. Pag 153.
17


Weber, Max “ El sentido de la ‘ neutralidad valorativa’ de las ciencias sociológicas y económicas”, en Ensayos sobre
teoría sociológica, Bs As, Amorrortu, 1978, pp 263.

18
La relación intelectual entre Marx y Weber sin duda consitiuye un capitulo con entidad propia en el desarrollo teórico del
sociólogo alemán tratado en forma pormenorizada entre otros por A. Giddens , W. Mommsen, G. Marshall , solo me interesa
destacar el aspecto epistemológico de la cuestión, y la relación entre ciencia y valores que de esto se desprende. La
13

La propuesta conduce a una ruptura con toda filosofía trascendental, no existen


valores absolutos o universales que guíen a priori la investigación empírica social, esta debe
constituirse en forma “pragmática” sobre la base de sus propios objetivos cognoscitivos y
elaborar sus métodos específicos, la objetividad puede lograse por medio de la demostración y
el control intersubjetivo, exponer los resultados de la producción científica a la crítica de los
especialistas (la comunidad científica).
“La validez objetiva de todo conocimiento empírico se basa exclusivamente en
la ordenación de una realidad dada de acuerdo con categorías que son subjetivas en un
sentido específico, a saber, en que representan los presupuestos de nuestro conocimiento y se
basan en los presupuestos de valor de aquellas verdades que únicamente el conocimiento
empírico puede brindarnos...Pero estos datos nunca se pueden convertir en el fundamento de
la prueba empíricamente imposible de la validez de la ideas valorativas.”19
Quiero destacar un corolario que surge de estos desarrollos sobre como se construye
conocimiento en las ciencias sociales para Max Weber. En efecto es posible hablar, como
varios comentaristas ya lo han hecho, de una concepción constructivista 20 del conocimiento
basada en el activismo del sujeto; W. Mommsen denomina este proceder como “decisionismo
nominalista ” que acepta como inevitable la relatividad de todos lo valores, lo que conduce a la
esterilidad de las explicaciones históricas específicas por medio de tendencias universales,
pero aspira simultáneamente a un grado supremo de comprensión de todos los fenómenos
sociales, inclusive de las estructuras valorativas (Mommsen, 1981). Esta aquí la ruptura con el
neokantismo, no existe un sistema de valores objetivos sino este decisionismo valorativo, de
matriz nietzschena, según el cual los valores culturales debían su influencia a la decisión de la
personalidad, este planteo tiene derivaciones en el plano de la política que serán tratadas en el
capitulo siguiente.
En consonancia con lo anterior se ha denominada a la metodología de Max Weber como
“individualismo metodológico” para destacar la intención de nuestro autor de presentar los
actividad científica no implica una ética de los fines últimos, según interpreta Weber la postura epistemológica de Marx. No
hay certezas científica en cuanto a que valores tendrán primacía sobre otros o cual lógica de desarrollo histórico se
impondrá por más que esta se deduzca del estudio empírico del proceso histórico.
Como muchos autores destacan Weber discute con la construcción teórica marxista consolidada a partir de los
trabajos de Engeles que afirmó como instrumento de análisis el llamado materialismo histórico, como así también cierto
marxismo “vulgar” positivista que se pretendió portador de una ley general de la historia predominante a partir de la Segunda
Internacional Socialista.

19
Citado por Giddens, A. ; Política, sociología y teoría social. Paidos 1995, pp 49-50

20
Esta actitud activa hacia el objeto de conocimiento también muestra, como apunta Gutiérrez Castañeda, un rechazo
hacía una concepción naturalista de la razón, propia del positivismo francés e ingles y del iluminisno en general, que
conduce a una visión ahistórica e iluminadora de ésta . Más adelante haré mención a la concepción weberiana del proceso
de racionalización desplegados en forma muchas veces contradictoria y ambigua en diferentes ámbitos, sin que exista, por
otra parte, enlaces necesarios entre razón y verdad o razón y bondad.
14

procesos históricos-sociales como si se tratasen de individuos concretos, únicos, irrepetibles;


producto de condiciones culturales de alta especificidad y, sobretodo, de la decisión de la
personalidad de dar sentido al acontecer humano. Sin duda, como también lo subraya Julio
Pinto, tenemos en esta afirmación una fuerte defensa al hombre de cultura, autónomo,
centrado y reflexivo que se plasma en la propuesta metodológica de la comprensión.
Mucho se ha discutido sobre el posible sesgo psicologista de lo que fue, según el planteo
inicial hecho por Dilthey, el intento de construir una metodología de las ciencias humanas por
medio de la Verstehen (proceso de comprensión), opuesto a la metodología de observación
exterior de las ciencias naturales, basado en la re-experimentación o reactualización de las
experiencias de aquellos actores a los que se trataba de comprender. Esta “empatía” no es
para Weber una actividad de desciframiento o una hermenéutica del inconsciente social o
individual, lo que nuestro autor denomina significado subjetivo, sugiriendo que el motivo de la
acción esta presente en la conciencia subjetiva de los actores, tiene que asociarse con una
“dimensión intersubjetiva” que permite por un lado atribuir sentido a la propia acción previendo
la respuesta de los otros y por otro, desde el punto de vista del observador establecer
tipologías de las acciones humanas a través de recursos lingüísticos. Sin duda la abundancia y
riqueza de estos últimos determinara la capacidad explicativa y descriptiva de la acción que se
trate.
Este contexto de temas, hasta hora desarrollados, puede asociarse a la versión que
Parsons elabora de Weber por medio de la interpretación que hace del concepto de
neutralidad valorativa. Es necesario aclarar la perspectiva en la cual quedara el pensamiento
weberiano como resultado del conjunto presentado por Parsons en diferentes etapas que van
desde la publicación de sus obras más importantes La estructura de la acción social de 1937 ;
Hacía una teoría general de la acción social de 1948 y El sistema Social en 1951 donde
emergió la identificación de la generación de 1890-1920 como aquella encargada de romper
con un tradición especulativa del pensamiento social y que planteo como empresa posible a
las ciencias sociales. La concepción parsoniana de padres fundadores de la sociología, luego
retomada por R. Merton , constituye un antecedente de la posterior conformación del universo
de los “clásicos” y la teoría “clásica” . Existió, por otra parte, una gran contribución erudita
realizada por Parsons donde destacan la traducción al inglés en 1930 de La ética protestante y
15

el espíritu del capitalismo21 y la primera publicación al inglés de fragmentos de Economía y


Sociedad, hacia 1945.
Parsons luego de describir las coordenadas intelectuales en las que Weber se encontraba, el
historicismo alemán, el socialismo, encarnado en el marxismo, y el utilitarismo inglés, destaca
que a partir de la noción de Wertfreithiet , que traduce como independencia respecto de los
valores, construye la tesis de la neutralidad valorativa con la que se opone a los presupuestos
historicista y marxistas. Es posible sostener la independencia del rol del científico en relación a
los demás roles, las ciencias sociales deben elaborar por encima de cualquier otro un sistema
particular de subvalores, de tal manera que se evalúe el proceso de producción científica por
su claridad, su coherencia y su generalidad y por la posibilidad de que se efectúen
verificaciones empíricas. El científico tiene “libertad” para darse sus propios valores pero no
debe pronunciarse desde el sistema de subvalores científicos a favor (o en contra) de valores
que estén más allá de la ciencia, los provenientes del campo cultural o social, en tal sentido no
pueden ser aceptadas expresiones como “socialismo científico” o “ciencia cristiana”22. En
oposición a la Wetfreheit Weber distingue la idea de interdependencia entre los roles
(Wertbeziehung), el científico participa a través de diferentes roles en otras esferas del sistema
cultural y social, que son desde donde se establecen las bases de interés en función de los
cuales se plantean los problemas de la ciencia; estos valores constituyen algo así como una
fuente extracientífica donde debe buscarse la “paternidad” de la ciencia. Por otro lado la
ciencia debe estar organizada socialmente, ergo, integrada al sistema de valores adoptados
por la sociedad en la cual se desarrolla. La crítica a este planteo se afirma en la creciente
ambigüedad que supone la traducción de “libertad ante los valores” (Wertfreiheit) como
“neutralidad valorativa” (o “independencia ante los valores”) que dio pie a interpretaciones que
iban desde postular que con la neutralidad Weber encubría la justificaciones de la “sociedad y
el Estado burgués”, hasta que se trataba de una “falsa conciencia” a través de la cual se
planteaba la posibilidad de una ciencia de lo humano sin condicionamientos sociales. Mas
recientemente se ha concluido que el conocimiento científico según las propuestas
21
G. Marshall denomino “legado parsoniano” a las interpretaciones acera de las tesis weberianas sobre la ética protestante
hechas por el teórico estadounidense. Paradójicamente, afirma Marshall, si bien existe un rechazo bastante generalizado a la
“tesis de la convergencia” de Parsons, que propone la existencia en Weber de elementos con tendencia hacia el desarrollo
de una teoría general de la acción social, “convergentes” con ciertos trabajos de Durkheim y Paretto, se puede detectar, para
el caso específico de la concepción de Weber sobre la ética protestante y el origen del capitalismo, una tendencia a su
generalización y “universalización” con conclusiones abastractas y ahistóricas explícitamente rechazadas por el pensador
alemán, por parte de los mismo autores críticos al “Weber de Parons”.
Para Marshall, entonces, es inaceptable esta interpretación de tipo “evolutiva” y destaca la importancia
determinante del marco temporal y geográfico del argumento. Sus orígenes intelectuales estaban acotados, formando parte
de una controversia sobre éticas económicas y visiones del mundo y presentando serias dificultades para comprobaciones
empíricas, lo cual no permitean generalizaciones legítimas, precisamente debido a su particularismo geográfico y espacial.
22


Parsons, Talcot “Evaluación y objetividad en el ámbito de las ciencias sociales: una interpretación de los trabajos de Max
Weber”, en Ensayos de teoría sociológica ,Bs As, Editorial Paidós, 1976 pp 117 -118
16

weberianas, lleva a “neutralizar” todo potencial revolucionario que las contradicciones y el


conflicto social llevan en su seno permitiendo la consolidación de un tipo de conocimiento
histórico-cultural basado en la dominación del gran capital asociado a un proceso general de
desmovilización y despolitización de las masas potencialmente amenazantes.
Hay que aceptar que la noción de neutralidad valorativa esta en la base de la imagen
“estructural-funcionalista” de Weber atribuible a Parsons, en la medida en que la noción de
neutralidad alude a la posibilidad de parte del científico (aunque se trate sólo de este actor
social) de tomar distancia del universo valorativo de la sociedad para llevar adelante la
producción de conocimiento. Tal como afirma Aguilar Villanueva la expresión “libertad
valorativa”, escamoteada en la traducción de Parsons, es la que explica más integralmente las
tesis de Weber ya que introduce por lo menos dos dimensiones: la de independencia y
opcionalidad ante los valores. En efecto el hombre esta obligado a elegir, es este el aspecto
dramático de la vida contemporánea donde no hay certezas valorativas.
De todas maneras me parece que esta “opcionalidad valorativa” de que dispone el
investigador, sobre todo en la fase de selección de los elementos necesarios para la
construcción de su objeto, tiene una fuerte especificidad tal como Weber lo expresa en su
ensayo metodológico La objetividad cognoscitiva de la ciencia social y de la política social:
“...que la realidad dada se ordene según categorías que son subjetivas en un sentido
específico, en cuento representan el presupuesto de nuestro conocimiento y están ligadas al
presupuesto de valor de aquella verdad que sólo el saber empírico puede proporcionarnos”
Como lo afirma Manuel Gil Antón abordamos la realidad, recortamos la parte que “merece ser
conocida” desde nuestro conocimiento precedente, emparentado con los valores que
compartimos, sobre todo en el caso del investigador al valor que asigna a la “verdad” como
producto de la actividad científica. Por otro lado esta posibilidad de optar entre diferentes
valores sufre una paulatina restricción en la medida que el trabajo científico avanza, ya que en
un punto, toda la actividad depende del grado de coherencia lógica alcanzado y de la
capacidad de las proposiciones para describir los hechos. Estos elementos pueden ser
considerados como “orientaciones valorativas” de la tarea científica, lo que no habilita a
concluir que el corolario del pensamiento weberiano sea trasladarlas a los demás ámbitos de la
vida social
Esta distinción analítica, en lo que se puede denominar el tratamiento metodológico del
concepto de neutralidad valorativa, creo que tiene que completarse y precisamente distinguirse
de la utilización que hace Weber del tipo ideal como “neutro de valor”. Siguiendo la conocida
diferenciación que planteaba Rickert entre juicio de valorantes y juicios referidos a valores,
Weber al construir tipos ideales como burocracia, dominación, carisma, etc., incluyó
determinados complejos valorativos (excluyendo otros) sin que su enunciación y utilización
como guías de la investigación implicaran juicios de valor. Como apunta W. Mommsen, el tipo
ideal debe posibilitar la vinculación de los fenómenos sociales e históricos a “valores últimos”
17

sin que por ello se introduzcan juicios de valor en el proceso de conocimiento 23. Siguiendo a
este autor existe un sistema valorativo de referencia en el cual se basa, como un a priori, la
construcción del tipo ideal; en el caso de Weber, se trata de una concepción básicamente
individualista y liberal del hombre, una personalidad capaz de guiar su vida en forma racional
y que al mismo tiempo formula y selecciona valores. Me parece que es en este momento, en
que se da forma a las hipótesis que guiaran la investigación, cuando el investigador “adquiere”
un importante grado de libertad ante los valores, en el sentido opcionalidad y selectividad. Por
ejemplo, Weber al destacar lo específico del tipo ideal burocracia acentúa las notas de
subordinación jerárquica, la legalidad puramente formal y la estricta disciplina elemento todos
que en su conjunto limitaban la acción individual y libre. Otro tanto puede decirse del concepto
de carisma, que opera como dicotómico al anterior, cuyos elementos básicos, la creación y lo
extra cotidiano son valorados positivamente por Weber. Lo mismo es posible afirmar del tipo
ideal empresa capitalista, en él Weber destaca, luego de penetrar en un universo valorativo
que abarca diferentes culturas y visiones del mundo, tal el sentido de sus ejercicios
comparativos, a la búsqueda racional y metódica de la riqueza como uno de los motores de
aquella empresa.
Para completar este cuadro donde se trataron de exponer los aspectos más relevantes
de la concepción de Max Weber sobre las ciencias sociales es necesario hacer una
observación a lo que se puede denominar la garantía de objetividad en las ciencias sociales.
En tal sentido estas deben verificar sus proposiciones mediante la explicación causal, este
punto se aleja un tanto de los propósitos de este trabajo, solamente diré, siguiendo a P. Rossi,
que dicha explicación en el ámbito de las ciencias sociales se restringe a una serie finita de
elementos causales, aquí también se selecciona una dirección particular de las relaciones
entre los fenómenos (por ejemplo una imputación causal que privilegie los factores ideales
sobre los factores materiales o viceversa). Para corroborar la pertinencia del procedimiento se
construye un proceso hipotético (tipo ideal), diferente a la realidad por la exclusión de uno o
varios elementos, que se compara con la realidad; en el caso en que el proceso artificial no
explique al objeto real se debe inferir que los elementos excluidos tienen una relación causal
adecuada con dicho objeto. 24

23
Mommesen, Wolfgang; Max Weber: Sociedad, política e historia. Editorial Alfa. España. 1981. Pag. 263
24


Rossi, Pietro ; “Introducción” a : Ensayos sobre teoría sociológica, Bs As, Amorrortu, 1978, pp 23-24.
Un modelo de explicación materialista del origen del capitalismo, que excluyera los factores ideales, podría
encontra en la Roma Imperial elementos que en su conjunto constituyen las condiciones necesarias ( un “mercado mundial”,
transacción monetarias, acumulación) para el surgimiento del aquel, sin embargo, no es ese el momento histórico en que
despega el capitalismo, la atención debe dirigirse, entonces, a los factores ideales excluidos, como elementos necesario de
la explicación causal.
18

Breve referencia a las condiciones sociopolíticas.

La neutralidad y la política alemana

Retomo en este punto la interpretación parsoniana de Weber, que Aguilar Villanueva


describe críticamente, por un lado, haciendo eje en el análisis de la “neutralidad valorativa” de
las ciencias sociales como la manera a través de la cual se puede garantizar el compromiso
académico, despolitizando y liberando de “valores extracientíficos” a la ciencia, convirtiendo a
Weber en un profesor sin otras urgencias que la dedicación exclusiva a las tareas
universitarias. El tema remite a la relación entre ciencia social y política social aunque este
presentado desde el simple problema práctico de sí el profesor universitario debe usar su
puesto o su prestigio académico para propagar sus ideales. Sintéticamente para Weber en las
universidades modernas rige el principio de la especialización del tal manera que no se
justifica la utilización del ámbito universitario para difundir “concepciones del mundo”, teniendo
en cuenta que el profesor como cualquier otro ciudadano puede expresar sus ideas en lugares
“confrontativos”, vale decir, en los espacios políticos en los cuales los auditorios están lo
suficientemente cualificados para el debate y la “lucha valorativa” 25 .
Por otro lado, desde el punto de vista de la teoría sociológica, Weber aparece alejado de
cualquier filiación materialista, acentuando la determinación causal de los factores espirituales
y religiosos, ocupado en la construcción de conceptos orientados a los aspectos normativos y
administrativos de lo social: “orden social”, “legitimidad”, “dominación”, “burocracia”.

25
El parecer de Weber en este punto debe ser, para sus mayor comprensión, contextualizado porque si se acepta que la
Universidad se convierta en un foro donde se discuten los valores fundamentales, esto es posible a condición de una amplia
libertad donde tengan lugar todas las posiciones valorativas. Pero este no era el caso de las universidades alemanas donde
los criterios académicos no eran precisamente técnico-científicos : parece que fue esta situación la que demoro a Weber,
luego de su enfermedad, la vuelta a las tareas universitarias ya que consideraba irritante ciertas tendencias en los
nombramientos de nuevos profesores;” se los prefería mediocres a poseedores de una gran inteligencia y una fuerte
personalidad”. Además el antisemitismo reinante negó, por ejemplo, el nombramiento a Georg Simmel en la Universidad de
Heidelberg como sucesor de W. Windelband. Es conocido el apoyo que brindó a Robert Mitchels , uno de sus más ilustres
discípulos, cuando este se vio obligado a emigrar al extranjero al no poder encontrar un puesto académico en las
universidades alemanas debido a su filiación socialdemócrata. Según cuenta Marianne Weber una comisión de profesores
universitarios dio una razón personal al rechazo de Mitchels: este no había bautizado a sus hijos. Max Weber respondió con
una nota periodística donde se refiere a la “llamada libertad académica”: Esta sólo es posible, entre las disciplinas basadas
en valores, en la medida en que todos los representantes de las diferentes “concepciones de mundo” se encuentre en lo
posible unos al lado de otros. De lo contrario la “profecía académica”, tan rechazada por Weber, se consolidaba en la
medida en que la universidad se parece más a una Iglesia o en una secta , que en un foro de libertad y pugna. Son estas
circunstancias las que llevan a Weber a dar a conocer su conocida recomendación: ” me parece que para un digno
representante de la ciencia sólo existe una actitud digna. Y ésta consiste en guardar silencio a su vez sobre todos aquellos
problemas de valor para los cuales se les concede la amable autorización de tratarlos”.
Citado en Giddens, A; El capitalismo y la moderna teoría social, ed. Labor, España, 1994, Pag 241
19

Este Weber no puede sostenerse cuando se establece la relación entre sus


preocupaciones profesionales y el mundo de la política y la cultura en general.
Los Escritos políticos constituyen un mentís a esta visión, permiten, en efecto,
establecer asociaciones entre la coyuntura sociopolítica alemana y sus reflexiones más
sistemática; puede relacionarse el “Weber político con el Weber científico”. Algunos autores
destacan la importancia de la coyuntura para lograr una mayor comprensión de las
preocupaciones políticas en el pensador alemán, esto sin duda es así por lo menos o
sobretodo, en los trabajos sobre estos temas publicados entre 1917 y 1919 donde el impacto
de la guerra, experimentada en esos años como derrota militar tardíamente reconocida por los
altos mandos militares y la acelerada disolución del régimen de Guillermo II daban cabida a
una crisis de legitimidad de las viejas formas de dominación. La potencia de estos hechos, a
los que deben agregarse aquellos que trajo consigo la posguerra: desde las desventajosas
negociaciones con las potencias vencedoras hasta la activación revolucionaria de las masas
con la emergencia de conflictos clasistas y también entre minorías nacionales, ha dado a las
interpretaciones sobre el pensamiento político de Weber la razón en cuanto al compromiso e
influencia de este con las condiciones de su producción. Marianne Weber, sin embargo, nos
acerca el siguiente testimonio: “Los principios que guiaron a Weber en su selección de material
fueron, primero y ante todo, la pasión política; luego, un sentido de la justicia para los obreros
manuales, y, además, la convicción de que la felicidad humana no era lo importante, sino que
la libertad y la dignidad humana eran los valores últimos y supremos cuya realización debía
estar al alcance de todos”. 26
Sería plausible pensar que el impulso hacía la política en nuestro
autor siempre figuro en primer plano pero su realización estuvo determinada por la coyuntura,
en efecto, Weber parece haber experimentado períodos de “exilio interno”, momentos en que
se llama a “silencio político” y el “Weber político” deja paso al “Weber científico”.
En efecto la incorporación hacía 1903 en el Archiv fûr Sozialwissenschaft und sozialpolitik se
realizó luego de haber sido tentado para que forme parte junto con Friedrich Naumann, amigo
directo de Weber y líder del movimiento liberal nacionalista alemán, de un nuevo intento
para reactivar esta línea política, que había sufrido una segunda derrota electoral definitiva a
los ojos de sus seguidores, a través de la creación de un periódico político o la participación de
uno ya existente. Nuestro autor no se siente con fuerzas para esta empresa y prefiere
compartir la coodirección junto con Werner Sombart del Archiv, donde comenzara un período
de recuperación del pensamiento weberiano para las ciencias sociales aunque sus editores
declaran en la introducción del primer número de la nueva etapa que la publicación reconoce
el significado cultural general del desarrollo capitalista como el tema central, tanto teórico
como histórico, de su labor; de manera tal que los miembros de la revista piensan hacer
aportes relevantes desde las ciencias humanas a los problemas que afectaban a la nación

26
Weber, Marianne; op. cit pag. 306
20

alemana y que permitan diseñar políticas sociales adecuadas. Tampoco, entonces, la opción
por el Archiv significó un aislamiento del quehacer político para buscar un refugio en la
actividad científica, sino un especie de paréntesis a la espera de mejores condiciones tanto
internas como externas 27 .
Buscando, entonces, una mayor precisión de lo que se ha dado en llamar el “Weber político”
me parece necesario, para tener un panorama cierto del contenido del pensamiento político de
Weber, por lo menos hacer mención a dos ordenes de temas que se relacionan entre sí : el
lugar del liberalismo en la perspectiva weberiana y el ríspido tema del nacionalismo alemán.
Por ahora solo haré unas breves indicaciones en torno a la primera cuestión intentado
relacionarla con la segunda, reservando un mayor tratamiento unitario del problema del
nacionalismo para la última parte de este trabajo.
Para presentar un esbozo de la tradición liberal alemana utilizo centralmente el trabajo de G.
Gutiérrez Castañeda Democracia posible donde la autora destaca que ésta no tuvo una base
contractualista en la medida en que, por la influencia romántica, se acentuó la fusión y la
integración de lo individual con el todo destacándose la dimensión ética sobre la política
como base de legitimación del Estado, en efecto, el racionalismo radical al no percibir el lazo
orgánico que une a los hombres concluye que las estructuras política son construcción
artificiales cuyo único sustento son los endebles y contingentes contratos celebrados por los
individuos en base a intereses que no van más allá de un esfera material (económica-política)
Se estructura de esta manera, para el caso alemán, un liberalismo que sobre valora el papel
del Estado; que se afirma en ocasión del proceso de unificación determinando que tanto las
libertades en general como las garantías de cualquier tipo de derechos queden subsumidos al
fin central de la creación de una nación pensada cómo potencia capaz de decidir en el
concierto europeo. Este liberalismo termina conciliando con Bismarck y será duramente
criticado por Weber como falto de iniciativa política 28
determinado una acusación más general
hacia el agente político de la ideología liberal: la burguesía alemana. Para esta nuestro autor
dará forma a un liberalismo especifico cuyos rasgos centrales son: justificación técnica-formal

27
La decisión dependió también de su salud física, deteriorada por esos años, pero sus argumentos rechazando la
propuesta de participación en la práctica política son reveladores de la importancia que le otorgaba a la actividad. Dice
Weber: “Cuanto más pienso en ello, más me parece que un nuevo periódico político después de tal fracaso será igualmente
imposible en lo interno y en lo externo. En todo caso, no habría ni que pensar en una participación mía; ¿cómo podría yo
justificarla?. Tratar constantemente de esas cuestiones políticas que me conmueven tanto es algo que mi cuerpo sólo
resistiría durante pocos meses. Y, lo que es aún más importante: si no se quiere fracasar en una cuestión política, hay que
tener la cabeza absolutamente clara, y eso es algo que, por ahora, simplemente no puedo garantizar. Por tanto , he decidido
ingresar en el personal del Archiv...”.
En Weber, Marianne, Op cit. Pag.282
28
Mommsen destaca que este “liberalismo oficial” estaba representado por su padre “El padre concejal municipal y miembro
influyente de la fracción del Partido Nacional Liberal en la Dieta de Prusia, profesaba el interno satisfecho liberalismo de los
personajes que rechazaban toda lucha y que hacía rato habían acordado la paz con Bismarck”. Citado por G. Castañeda
Democracia posible pag 42.
21

de ciertas instituciones y mecanismos de la tradición liberal (el parlamento y el sufragio); fuerte


valoración del área estatal( como lugar de lo cultural-nacional) y pronunciada tendencia a la
defensa aristocrática de la libertad individual (la figura del líder ;que no puede considerarse
como “cesarísta” sino que se debe extender al campo de lo social).
Es necesario, para completar el cuadro del pensamiento político de nuestro autor, una serie de
indicaciones sobre el contexto sociopolítico alemán en el lapso histórico que abarca
aproximadamente desde la caída de Bismarck, destituido en marzo de 1890 hasta su
participación en la redacción de la constitución de la República de Weimar en 1919. Conviene
destacar los modelos de referencia inmediata sobre los que comparativamente Weber forjo su
evaluación general de las necesidades políticas del momento. Estos fueron Inglaterra y los
Estados Unidos. En lo que respecta al primer caso hay que consignar, inicialmente, un rasgo
en la relación entre política, economía y sociedad subrayado por Weber en su famosa Lección
inaugural de 1895 publicada como El estado nacional y la política económica alemana. Allí
expresa en torno a la madurez política de las clases dirigentes, entendido esto como la
capacidad de estructurar sus intereses como nacionales (en el sentido de potencia nacional,
capaz no solo de sostener un desarrollo independiente y autosostenido, sino de imponer a
otros sociedades su modelo cultural de crecimiento):
“ en naciones como Inglaterra, que no tienen necesidad de confirmar cada día, que su
florecimiento económico depende de su posición de dominio político, los instintos relacionados
con tales intereses específicamente políticos no residen, en las amplias masas del país que
deben luchar con las necesidades económicas cotidianas...En momentos solemnes, en caso
de guerras, la importancia de la potencia nacional también se insinúa en sus almas; entonces
se ve que el estado nacional reposa sobre sólidas bases psicológicas...Sólo en tiempos
normales este instinto político disminuye en las masas por debajo del nivel de la consciencia.
Entonces la función específica de las capas económicas y políticamente hegemónicas es la de
volverse depositarias del espíritu político, única razón que puede justificar políticamente su
presencia”29. El dato central para Weber de la manera en que se consolidó el capitalismo en su
forma “clásica”, es decir en Gran Bretaña, fue la trama revolucionaria que supo urdir la
burguesía inglesa la que permitió dominar la sociedad en su conjunto y recluir a los sectores
terratenientes a un papel nominal ( “el rey reina pero no gobierna”). La expresión institucional
de esto lo constituye el Parlamento inglés el cuál dio acabadas pruebas de eficiencia en dos
aspectos centrales que justifican su vigencia política : primero en lo que se refiere al control
sobre la burocracia por medio de llamado derecho de encuesta que en el caso inglés logro los
mejores resultados posibles gracias a : “La integridad de los funcionarios ingleses y el elevado
nivel de la educación política del pueblo inglés” a esto hay que agregar “la forma como las
discusiones en el seno de los comités son seguidas por la prensa y los lectores se tiene la
mejor escala del grado de madurez política del pueblo. Porque dicha madurez política no se

29
Weber, Max; Escritos políticos. Ed. Folios. México. 1981.Tomo I. Pag. 23.
22

manifiesta en votos de desconfianza, en acusaciones ministeriales o en otros espectáculos


teatrales del inorgánico parlamentarismo francoitaliano, sino en el hecho de que la nación esté
informada acera de la manera como conduce los negocios su burocracia...”30 .
Segundo en lo referente al Parlamento como lugar para acumular experiencia como líder
político, en efecto “el parlamento británico se convirtió en el campo propicio para aquellos
líderes políticos que han logrado someter a una cuarta parte de la humanidad bajo el dominio
de una minoría, pequeña pero prudente desde el punto de vista político...Ninguno de los
grandes parlamentarios ingleses subió a la cima sin haberse formado en la escuela de los
comités y sin haber pasado, a partir de allí, por toda una serie de resortes de la administración,
familiarizándose con su actividad” 31

En cuanto a los Estado Unidos, Weber realizó numerosas comparaciones con Alemania
sobretodo después de la experiencia suscitada por su viaje a USA en agosto de 1904. No
puede atribuirse la misma influencia al ejemplo norteaméricano que al ingles en el
pensamiento de nuestro autor, si bien compartió junto con una generación de pensadores
europeos la idea de que tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética sería potencias
rectoras. Sin embargo esta percepción, como lo destaca W. Mommsen, estuvo signada
durante mucho tiempo con una actitud de fuerte nacionalismo cultural llevando a subvalorar la
importancia política de los Estados Unidos. Weber supera este clisé muy generalizado entre la
intelectualidad alemana sobretodo luego de un viaje de aproximadamente tres meses por el
joven país donde realiza observaciones, en particular en los college en los cuales,
aparentemente pudo encontrar, por un lado muestra precisas de la capacidad organizativa del
espíritu religioso allí donde se mantenía vivo y, por otro, la situación en que solo había
quedado el marco y la fuerza espiritual creadora había desaparecido32 .
La importancia de estas perspectivas de desarrollos históricos concretos aparecerá una y otra
vez en los análisis de Weber en su afán por reconstruir y dar respuestas a la coyuntura política
alemana

30
Ibídem pp. 109-110

31
Ibídem pag 109.

También ante el líder cesarístico, en ocasión de la guerra con la llegada al poder de David Lloyd George en 1916
que basaba su poder, según Weber, en la confianza de las masas y del ejército en campaña, el parlamento inglés pudo
garantizar para Inglaterra: “ 1) la continuidad, 2) el control de su posición de poder, 3) el mantenimiento frente a él (al líder)
de las garantías jurídicas burguesas, 4) una forma ordenada de los méritos políticos de los políticos que aspiran a la
confianza de las masas en el marco del trabajo parlamentario, y 5) una forma pacífica de eliminación del dictador cesarístico
una vez que ha perdido la confianza de las masas” . Ibídem pag. 151
32
Weber parece haber verificado esto último en especial en las grandes ciudades. En efecto en la Universidad de Chicago,
de orientación metodista, el estudiante podía “acumular” servicios religiosos que le otorgaban crédito para el siguiente año
académico lo que le permitía menos asistencia y sí su acumulación era defectuosa lo expulsaban. Además al final de estos
servicios religiosos “ se anunciaban las fechas del próximo partido de fútbol, beisbol, cricket...Todo es un verdadero caos” .
Ver Weber Marianne, op cit. Pag 293
23

Dos elementos de la situación alemana del período que se abre con la caída de
Bismarck y con la llegada al poder en 1892 del emperador Guillermo II, 33 aparecen
sobredeterminandos por la coyuntura, primero el comportamiento político de la burguesía
alemana desactivado por el legado “cesarísta” del Canciller. Weber se lamenta largamente de
esta herencia en uno de sus textos políticos más conocidos: Parlamento y Gobierno donde
afirma que Alemania queda sin ninguna “sofisticación política”; sin ninguna “voluntad política
propia”; “..el gran estadista utilizó los sentimientos monárquicos como coartada para sus
intereses de poder en la lucha entre los partidos”. En efecto todas las agrupaciones fueron
afectadas por esta falta de iniciativa política ; el Partido Conservador y el pangermanismo no
podían trascender sus intereses asociados al mantenimiento de las estructuras feudales del
este. El movimiento liberal tenía dos grandes corrientes: la nacional, más de derecha, quienes
no superaban sus afinidades con los conservadores ya que no aceptaban el sufragio universal
exigido por las nuevas condiciones democráticas. Los liberales de izquierda representaban
más claramente lo que nuestro autor llamó el “filisteísmo político” ya que no veían el carácter
de lucha por el poder propio de la política. La experiencia de Friedrich Naumann, un dirigente
cristiano-social considerado por muchos autores como aquel que mejor representó las posturas
de Weber, resume, en cierta medida, esta actitud que podríamos denominar de cultura
política. Llamado “el pastor de los pobres” Naumann era impulsor de la reforma social desde el
ámbito del protestantismo que busca insertar su movimiento en la izquierda política. Propone
una cierta conciliación entre las clases y despertar una conciencia moral en el empresariado.
Weber, como destaca Mommsen, contribuyó a que este líder político se hiciera una idea más
realista de las relaciones sociales adviertiéndolo sobre la imposibilidad de “moralizar la lucha
de clases ..ya que hacía tiempo que el moderno capitalismo había despersonalizado las
relaciones sociales entre los socios sociales”. 34

Por último nuestro autor también consideraba que el Partido Socialdemócrata (SDP)
no tenía instinto político, su dogmatismo ideológico no lo permitía diseñar una táctica de
alianza con los partidos que representaban a la burguesía en contra del autoritarismo junkers.
Las numerosas referencias de Weber al principio de “incertidumbre histórica” impulsando a la
acción política inmediata como única manera de dar sentido al devenir humano tenía como
uno de sus principales destinatarios al SDP, los dirigentes se distinguían por su “cara de

33


Weber pudo pensar inicialmente en la posibilidad de una ruptura con los “junckers prusianos y ultramontanistas”
representantes del atraso alemán, de parte del nuevo monarca, incluso conservando al ex canciller como principal operador
político, pero en seguida se revelan las incapacidad políticas en lo interno y sobretodo en lo externo( y es en este aspecto en
el que nuestro autor más valoró al “canciller de hierro”). En este sentido Weber declara ...”es evidente que trata la política
sólo desde el punto de vista de un teniente ingenioso” y “En la actualidad estamos escapando, diplomáticamente, de
situaciones en verdad graves como por milagro, pero no cabe duda de que la política europea ya no se dirige desde Berlín” .
Ver Weber, Marianne; op cit. Pag 157..
34
Mommsen, W, op. cit. Pag 25
24

tabernero complacido, el semblante del pequeño burgués “se trataba de “diletantes de


periódicos”, o “literatos políticos “35.
Peter Meyer, señala al respecto que “la docilidad política” del pueblo alemán no puede ser
explicada sólo como consecuencia de la acción de Bismarck hay que agregar por lo menos
dos componentes más: el protestantismo y la conscripción militar. El luteranismo separó la
religiosidad individual del “orden y la autoridad de las cosas de este mundo” preparando al
creyente en su obediencia con el Estado. En lo que hace a la formación militar, afirma Mayer,
“durante más de cien años, en Alemania, todos los hombres aptos físicamente pasaron por la
maquinaria “educativa” del ejército alemán; también allí la ciega creencia en el orden y en la
autoridad eran normas directrices que se instituyeron en toda la sociedad germana” (Mayer,
1966, pag.126). Weber agregaría a la descripción de este “espíritu de seguridad” que campeo
durante décadas entre vastos sectores de la población de su país las bondades de la
administración de la burocracia y la realidad concluyente del bienestar material
Sin embargo, la burguesía es poseedora de un espíritu creativo y civilizador que debe ser
restablecido ante una serie de amenazas; por un lado el proletariado o la “revolución plebeya”,
las ideas sobre el anunciado derrumbe del capitalismo, la pauperización creciente, y el hecho
histórico concreto de la Revolución Rusa de 1917 consolidan esta asechanza. Por otro la
guerra llevo al primer plano la necesidad de una conciencia de clase directriz que diera forma
a una liderazgo político nacional, la ausencia de este era función de la posición dominante de
los terratenientes junkers del Este del Elba y la creciente afirmación de un “espíritu
burocrático” . La interacción de estos elementos tomaba la siguiente forma: la nobleza “feudal”
era considerada por Weber como la mayor responsable de la inmadurez política e institucional
del país de sus filas provenían los miembros de la burocracia (centralmente la militar) que
favorecían desde sus cargos los intereses agrarios, los sectores burgueses no podia consolidar
una identidad cultural propia (capitalista-industrial-democrática) utilizando a la nobleza como
referente concertando matrimonios con ella y comprando tierras en Prusia oriental En
términos más propios de la teoría política weberiana el planteo remite a una instancia de
pasaje de una forma de dominación encabezada por “el último y el más grande de los junkers”
a una nueva forma de dominación, momento en que cabe la pregunta que nuestro autor se
hace en otro texto político célebre: El estado nacional y la política económica alemana: “¿Pero
a qué manos pasa la función política de la clase de los junkers, y cuál es la naturaleza de su
vocación política?”. La afirmación inmediata indica el comienzo de la saga política de nuestro
autor “Soy un miembro de la clase burguesa, me siento como tal y he sido educado en sus
puntos de vista y en sus ideales. Pero ...cuando me pregunto si hoy la burguesía alemana está
madura para convertirse en la clase política dirigente de la nación, veo que no estoy en
condiciones, hasta la fecha, de responder afirmativamente”36 . En un trabajo escrito veinte

35
Citado por Giddnes, Política, sociología y teoría social. Ed. Paidos. Buenos Aires, 1997, pag32

36
Weber, M.; Escritos políticos, Ed Folios, México, 1982,pag 25
25

años después en formato periodístico ,que “no tiene pretensión alguna de validez científica”,
La futura forma institucional de Alemania, Weber alude nuevamente al fin de una legitimidad
basa en la monarquía y a cierta vacancia política que la burguesía ya no puede dejar de
ocupar sin las tutelas del pasado: “Llega así a su término la seguridad del privilegio y de los
intereses sociales y materiales que reposaban sobre la legitimidad histórica del principio de la
monarquía, fundada en el derecho divino. De ese la burguesía se ve obligada a contar
exclusivamente con las propias fuerzas y las propias tareas”.37
La cuestión concreta de si la burguesía es capaz de dar forma a un nuevo ethos
político remite a los obstáculos que el creciente proceso de burocratización crea a la
capacidad renovadora del espíritu burgués, y al espíritu humano en general con la fuerza de
un “destino” prefigurado por Weber como la “jaula de hierro” el “espíritu coagulado”, “la noche
polar”38. Este amenazante avance, en un nivel general de desarrollo, tiene su razón de ser en
la tarea de racionalización que necesariamente lleva adelante el Estado, que ya se vislumbra
con una fuerte y animada participación en lo económico y el lo social, a saber: garantizar la
integración del sistema productivo para el crecimiento económico redistribuible y la integración
sociopolítca para la disminución del conflicto social (Aguilar 1982) . La condición que inspira
este desarrollo estatal-burocrático moderno fue la presencia de las masas, en el sentido de su
presencia organizada; su socialización política creciente producto de su organizarse ante los
conflicto cíclicos en las relaciones entre el capital y el trabajo. Se trata del la “cuestión social”
que ha de ser objeto, según los casos de un tratamiento burocrático determinado a través de
las acciones administrativas de los diferentes estados
En el caso alemán, como ya se dijo, la burocracia constituyó algo así como el aparato de
dominación del sistema junkers, en este sentido era retardataria y opuesta al proceso de
modernización, aunque portadora de una tradición con altos grados de eficiencia y
honorabilidad, queda reservado para los alemanes el logro de haber sido los mejores, según
Weber: “perfeccionaron la organización burocrática especializada, racional y funcional de
todas las formas de dominación desde la fábrica al ejército y la administración pública”.
Además en su relación con el monarca la burocracia alemana pudo imponer su fuerza en la
medida en que aquel no esta capacitado en lo profesional (“el monarca moderno nunca es un
especialista, a excepción, quizás, del aspecto militar”) ni en lo político (“el monarca nunca es
un político entrenado por la maquinaria del partido...no ha ganado la corona a través de un
partido o de un concurso, y la lucha por el poder no constituye su ambiente natural, como lo es

37
Ibídem, pag. 260

38
La teoría de Weber sobre la burocracia ha sido criticada por contener cierto aspectos considerados como “ingenuos” en la
medida en que en ella están ausentes las llamadas relaciones informales; no es capaz de comprender unidades abierta y
receptivas de entorno propias de los sistemas descentralizados y autónomos modernos, etc. No obstante, como lo señala
Stefan Breuer, su sociología sobre la burocracia permite analizar la fase histórica de la formación de las burocracia
nacionales y pone a disposición del investigador interesado una serie de categorías que dan cuenta del carácter
específicamente histórico del desarrollo moderno.
26

para un político”) .Preocupaba a nuestro autor otro rasgo del sistema institucional de su país
propendedor a la consolidación burocrática: por constitución se prohibía ser miembro
simultáneamente del gobierno (el Bundesrat, consejo federal con poder legislativo y de
control donde salía el gabinete del Reich) y del parlamento (Reichstag). A los ojos de Weber
esta restricción significaba la decapitación de los partidos “un diputado apto para un alto
puesto debe abandonar su base política para poder asumir su cargo”. La norma no implicaba
una barrera para la “caza de los puestos”, quienes hacen estas interpretaciones no entienden
que “los líderes parlamentarios buscan un puesto no por el sueldo y el rango, sino por el poder
y la consiguiente responsabilidad política”
Weber se refirió muchas veces en forma comparativa a la burocracia en EEUU donde el
sistema de partidos tenía como objetivo organizarse como patrocinadores de cargos llevando a
sus jefes por medio de las elecciones a los lugares de dirección para desde allí llevar adelante
una repartición de cargos entre los miembros del partido. El llamado Spoils System
perfeccionado por unos de los líderes plebscicitarios más considerados por Weber, el
presidente demócrata estadounidense Andrew Jackson en los años 1829 y 1837, impresiono
fuertemente a nuestro autor por los altos niveles de corrupción que supone en la medida en
que los cargos son utilizados para extraer de ellos, en un lapso pequeño que generalmente no
va más allá de los cuatro años, los que dura el mandato del partido ganador, la mayor cantidad
posible de beneficios. Lo que explica la persistencia de este sistema es que funcione como un
freno a la formación de una casta burocrática al estilo europeo. Weber reproduce esta
afirmación obtenida a su pregunta sobre la persistencia del Spoils System norteamericano
:”Hay bastante dinero para robar y sigue habiendo....incluso para nosotros. Nosotros
escupimos encima de estos ‘profesionales’, de estos funcionarios, y los detestamos. Pero si,
como ocurre entre ustedes, una clase culta y selecta asumiese los empleos, ella escupiría
sobre nosotros” 39
Este impresionante desdén por el espíritu burocrático contrastaba con la “pasión
burocratizadora” que nuestro autor detecta en los ámbitos académicos e institucionales en los
que se encontraba, la cual tomando muchas veces la forma de estatizaciónes a través de
propuestas de política social varias de las cuales surgieron de la Asociación para política
social. Estaba claro para Weber que esta actitud no implicaba necesariamente eficiencia
económica o mejoramiento en las condiciones materiales en comparación con otros países. Se
asociaba empero un “sentimiento exclusivamente moral: se trata de la fe en la
indestructividad del nivel moral indudablemente alto de la burocracia alemana” . El desprecio a
lo burocrático ha permitido, en país como EEUU y Gran Bretaña, mayores conquistas en plano
de desarrollo que la “moralísima, autoritaria y glorificada burocracia alemana “40
39
Weber, W.; Escritos políticos. Ed. folios. México. 1982. Tomo II. Pag 224

40
Ibídem, pag 469. La experiencia inglesa en relación a la burocratización constituye en algún sentido un interesante
ejemplo de “oposición civil”, según el parecer de Weber, al avance burocrático de los especialistas. En efecto en Inglaterra el
rey se vio obligado, para oponerse a la apropiación del gobierno por parte de los grandes señores patrimoniales, colocar
27

Estos formidables obstáculos sólo pueden ser removidos, en primer lugar, a través de
la acción del empresario en quien hay que revivir un personaje emblemático: el puritano,
portador del ascetismo protestante, de tal manera que “ desde el momento en que el
ascetismo abandonó las celdas monásticas para instalarse en la vida profesional y dominar la
oralidad mundana, contribuyo en lo que pudo a construir el grandioso cosmos de orden
económico moderno que...determina hoy con fuerza irresistible el estilo vital de cuantos
individuos nacen en él ( no sólo de los que en él participan activamente), y de seguro lo
seguirá determinando durante muchísimo tiempo más” 41.
En este sentido Weber seguía la pauta del modelo clásico liberal del capitalismo
europeo en cuál la figura del empresario independiente con grandes dosis de iniciativa privada,
era central, funcionando sobre la base de la libre competencia en un mercado regulado sólo a
través de mecanismos formales. En su discusión con el marxismo nuestro autor veía en la
eliminación de la propiedad privada el fin de ésta necesaria dinámica ofrecida por el
capitalismo para garantizar cierto campo de acción a la iniciativa privada en el ámbito de lo
social económico. Dicho esto no puede aceptarse la superficial critica que hace Herbert
Marcuse de Weber al considerarlo como el “representante clásico del capitalismo individualista
burgués” porque se mantuvo fiel al principio del empresario individualista aún después de la
guerra y ante el avance de las ideas de planificación económica que se difundieron desde
todos los ámbitos ideológicos. Viene al caso en este sentido echar mano al argumento de
Peter Mayer en sentido de que ante la perspectiva de un mundo totalmente racionalizado, a la
manera de la sociedad imaginada por Aldous Huxley en su novela Un mundo feliz grafica
Mayer, la apelación al emprendimiento empresarial no puede ser interpretado como el deseo
ingenuo de salvar el laissez faire económico propio de un capitalismo heroico ya fenecido,
sino la afirmación de un principio carismático en las esferas de la economía, la políticas y la
cultura42
El argumento weberiano se hace muy explicativo en su discusión sobre la eficacia del
socialismo para liberar al individuo del proceso de “enajenación” en el cuál estaba subsumido
a causa de unas relaciones de producción basadas en la propiedad privada de los medios de
parte de la administración en manos de una numerosa y poderosa capa de notables, la gentry que da forma a la institución
inglesa de los jueces de paz. Estos fueron constituyendo una especie de policía industrial, del consumo y de la seguridad en
general en la medida en que fue ganando mayor significación el mercado. Tal como la aclara Weber se trataba de un cuerpo
constituido por “personas interesadas privadas” que supieron, por medio de una fuerte solidaridad entre ellos sostener el
monopolio de los jueces de paz, a pesar de los intentos de la corona de disponer sobre la institución manteniendo la facultad
de los nombramiento y enviando funcionario propios para fiscalizar.
El cargo era no retribuido y significaba una fuente de prestigio social, rodeado de popularidad implicó, subraya
Weber: “uno de los casos más extaordinarios en que, a pesar de los cada vez más numerosos asuntos oficiales, la
burocracia profesional fue completamente eliminada por un cargo de ‘notables’ “. Ver Economía y Sociedad Ed. FCE.
Bogotá, 1977 tomo II pag 801 s.
41


Weber, Max ; La Etica Protestante y el Espíritu del Capitalismo, Ed. Diez, Bs As, PP 258.
42
Ver Mayer, P. ; Max Weber y la política alemana. Ed. ideologías contemporáneas, Madrid 1966. Pag 138
28

producción propiedad. No es esta la fuente alienación humana, dice Weber, sino la presencia
omnímoda de las estructuras burocráticas que en los hechos significa el apartamiento de los
instrumentos para la producción, tanto manual como intelectual, de quiénes realizan la
actividad concreta y esto tiene lugar en los diferentes ámbitos sociales (públicos y privado).
Este proceso, para Weber, se completaría en el socialismo porque “También (y precisamente)
toda economía unitaria racional socialista conservaría la expropiación de todos los
trabajadores y sólo completaría la expropiación de los propietarios privados “43
Nuevamente conviene revisar la opinión de nuestro autor en relación a este tema que alude a
la relación empresario privado / proceso de burocratización en el contexto de la realidad
alemana en los años en que pareció bastante clara la alternativa socialista. Los hechos
históricos son conocidos; ante el pedido de armisticio del gobierno alemán en octubre de 1918
al presidente Wilson se desata la crisis económica y se desencadenan una serie de
levantamiento populares, el 9 de noviembre abdica Guillermo II y nace la República , el día
siguiente con la proclamación de del Consejo de los Comisarios del pueblo los sectores
espartaquista propugnan la “dictadura del proletariado”. En estas circunstancia Weber vuelva a
rechazar la socialización completa de la economía aunque acepta nacionalizar las empresas
de seguro y minería. La planificación económica era considera por Weber “como una cosa de
diletantes” en la medida en que dejaba fuera del juego económico a quienes eran para él los
verdaderos expertos, a saber: los empresarios privados. El socialismo se condenaría con esta
estrategia económica calificada como “una absoluta frivolidad irresponsable”, la burocracia
presenta límites que aparecen claramente en la medida en que esta invada ámbitos que no le
son propios, dicho de otra manera el funcionario es algo muy distinto del empresario y del
político.44
Así las cosas Weber propone una especie de “vía alemana al socialismo” donde aparece en
primer término la necesidad de mantener al empresario burgués emprendedor para poder
captar créditos del extranjero , rechaza violentamente lo que considera una prejuicio socialista
“este estúpido odio a los empresarios nacionales,” En términos generales no pueden
socializarse aquellas industrias más dinámicas características de la posición tradicional
germana de manera tal no puede concebirse ningún sistema económico sin el empresario
burgués y en el caso alemán tampoco aún tratándose de los grandes industriales. “Nosotros no
tenemos verdaderamente ningún motivo paarar amar a los patrones de la industria
pesada....Pero desde el punto de vista económica, su liderazgo no sólo es indispensable, sino
que ahora lo es más que nunca...El Manifiesto Comunista ha puesto de relieve el carácter
económicamente , aunque no políticamente , revolucionario del trabajo de los empresarios
capitalistas burgueses. Ningún sindicato, y menos aún el funcionario de un socialismo de

43
Mommsen , W. Op.cit pag 185

44
Weber agrega otro posible contendor de la burocracia: el abogado. Este aparece como un “incómodo intermediario..un
querellante ” Ver Weber, M. Escritos políticos. Tomo I pag 197,
29

estado, estaría en condiciones de sustituirlos en estas funciones...Sólo así es posible -¡hoy!-


hacer realidad el progreso hacia la socialización”45
Weber reconoce que entre las masas trabajadoras que se encuentran bajo la dirección de
patrones estatales como es el caso de las minas y ferrocarriles prusianos y los que están bajo
la dirección de capitalistas privados no hay diferencias sustanciales, salvo en lo que hace a la
libertad de peticionar, en efecto “uno vez eliminado el capitalismo privado, la burocracia
estatal domina ella sola. La burocracias privadas y públicas, que ahora trabajan una al lado de
la otra y , por lo menos posiblemente, una contra otra, manteniéndose, pues, hasta cierto
punto mutuamente en jaque, se fundirían en una jerarquía única, a la manera por ejemplo, del
Egipto antiguo, sólo que en forma incomparablemente más racional” 46

Esta apelación al empresario burgués para que lidere el proceso de desarrollo económico ( y
la economía es evaluada por la calidad de individuos que es capaz de formar) se completa con
otro “llamado” para superar la inercia burocrática. Por que si bien la burocracia constituía el
medio técnico más idóneo (inevitable) para administrar una sociedad de masas había que
evitar su autonomización, es necesario darle una dirección; en este sentido, solo la
burguesía, capaz de establecerle fines por medio de una firme conducción política, podía
lograrlo. Max Weber se refirió en algunas oportunidades a la naturaleza “apolítica” de máquina
burocrática y su tendencia a servir a quién cuente con los medios materiales , sobretodo
coercitivos, y que garantice a los funcionarios la conservación de sus empleos. Pero para
imponer a la máquina rumbos políticos propios es obligación contar cono una autoridad
(ligitimidad) “que hunda sus propias raíces en la confianza de la nación”
Esta planteada la cuestión del liderazgo político, tema central de la copiosa literatura
weberiana de los años que siguieron al fin de la guerra donde la urgencia política reclamaba la
rápida formación de dirigentes con una mínima base de confianza popular, baste recordar la
afirmación que nuestro autor hace en un texto tan determinado por la coyuntura histórica como
La futura forma institucional en Alemania : “La legitimidad histórica ha terminado [la basada en
a monarquía]. Inclusive en el caso de los partidos más marcadamente de centro...para poder
retornar al orden burgués, no les queda otra alternativa que la legitimidad revolucionaria que
deriva del derecho natural de la constituyente, apoyada en la soberanía popular” 47
. En un
escrito posterior, pero igualmente determinado, El presidente del Reich , nuestro autor precisa,
con lo que podríamos denominar un sentido más democrático burgués, la forma en que
deberá construirse aquella legitimidad necesaria que permita dirigir políticamente el proceso
de socialización ( entendido aquí como el aparato burocrático administrativo en lo que hace a
sus “fines últimos”) afirma al respecto : “Sólo un presidente del Reich apoyado por millones de
votos puede disponer de la autoridad necesaria para encauzar la socialización ...un hombre de

45
Weber Max Escritos políticos, Tomo II pag 267

46
Weber, Max, Escritos políticos, Tomo I pag 87

47
Weber, Max, Escritos políticos, Tomo I pag 257
30

confianza elegido por las propias masas, al que éstas se sometan mientras goce de su apoyo “
48

Desde un punto de vista más técnico el control sobre el funcionariato debe tener en cuenta
dos aspectos del saber administrativo que fundamenta el domino burocrático, uno relativo al
lo que Weber denomina: “el saber profesional” que se adquiere mediante la especialización
profesional y posee en este contexto un sentido amplio , y el otro, con un sentido más
restringido alude al conocimiento concreto: el “saber relativo al servicio” asequible sólo a
través del aparato oficial . Aquí la solución propuesta para ejercer algún tipo de control apunta
en dirección de forzar una apertura al público y en la posibilidad de renovar el vértice
burocrático ( en este sentido el director sería más un funcionario político, del partido) por
medio de procedimientos más o menos regulados . Se abre aquí un instancia externa, una
fuente de renovación política a la dominación burocrática en la medida en que la competencia
política se estructure como una lucha entre “concepciones del mundo” , como una discusión
entre “fines últimos” (los plataformas partidarias) una lucha entre liderazgos para imponer
nuevos horizontes a la organización estatal-burocrática 49
. Tal vez no sea necesario a aclarar
que si bien se encuentra en Weber un no resignarse al destino de racionalización-
burocratización al que parecen destinarnos la modernidad su idea del presidente plebiscitario
no es antiburocrática sino más bien supone una imagen de guía renovadora (no revolucionaria
necesariamente ) , capaz incluso de entregar nuevas dosis de ligitimidad al aparato de
burocrático. Me parece que de esta manera tiene que ser interpretado el elemento carismático
en el marco de una gestión democrática , el líder “pregona crea o exige nuevas obligaciones”
para que el diseño de nuevas políticas sea vivido como la creación de políticos con vocación ,
para quienes una de las tareas centrales será traducir el discurso técnico-científico , por
medios de recursos demagógicos basados en la pasión y la emoción despertando en sus
electores aquellos intereses que van más allá de su inmediatez y cotidianeidad. Lo anterior
puede sostenerse aunque exista en la relación entre el conductor y los conducidos un vínculo
de dominante a dominado tal como lo subraya Mommsen , con quién no se puede acordar, por
el contrario, en la interpretación del par burocracia y carisma weberiano como un motor del
devenir histórico donde la vuelta de la fuerza revolucionaria del carisma constituía el momento
más valorado por Weber.
Sintetizando, el elemento carismático forma parte de un diseño institucional pensado por
Weber al que hay que sumar un Parlamento, activo y eficaz; la vigencia de una racionalidad
formal-procedimental apoyada en la existencia de un derecho, también formal

48
Weber, Max, Escritos políticos, Tomo I pag 305

49
Algunos autores han señalado que la monopolización de lo político en el régimen bolchevique permitió la expansión
burocrática. La intención de llevar adelante una “bolchevización” del Estado zarista ( completada en los años 30) condujo a
una estatalización del bolchevismo .
Ver Breuer, Stefan , Burocracia y carisma . Ed. Alfons el Magnánim España. 1898. Pag 106
31

Estado y política en pensamiento weberiano

El segundo elemento que aparecía como determinante en la mirada de Weber era la


cuestión del Estado50, no es mi intención abundar en la teoría general que se reconoce en los
escritos del pensador alemán sólo voy a referirme a los aspectos asociados a la “urgencia
política”, no obstante, más adelante haré algunas observaciones sobre la relación entre
Estado y nacionalidad que me parecen fundamentales para comprender las fuentes de la
“legitimidad” estatal.
Se trataba en este caso, entonces, del Estado prusiano 51 construido por los terratenientes
junkers del Este alemán por medio de funcionarios civiles y militares salidos de sus filas,
donde la estructura de las relaciones no se reducía a la “explotación” campesina sino a una
dinámica de “dominación” política, legitimado por la filosofía alemana como un “hecho de la
razón” como un “horizonte ético”, un proceso histórico y de formalización de normas jurídicas
que posibilitan la protección y realización individual, (aquí aparece un elemento específico del
liberalismo alemán; el idealismo filosófico y el romanticismo han determinado ese gusto por lo
estatal. Por el contrario el puritanismo había legado, a los países anglosajones, diría Weber,
una actitud más sobria y pragmática frente al político-estatal), pero la verdadera esencia de
éste consistía en haber sido realizado por medio de la voluntad política es decir como un
hecho de fuerza y de violencia. (lo que no invalidaba su capacidad como agente racionalizador
de lo social)

50
Tanto P. Mayer como W. Mommsen han realizados análisis tendientes a determinar si el pensamiento sobre lo estatal en
Weber pudo permanecer “inmune” a los procesos de autoritarismo vividos por la sociedad alemana. Para Mayer, por
ejemplo, existió una contradicción entre “razón de Estado” como principio del Estado-potencia, sostenido por Weber, y la
formulación del conflicto entre burocracia y dignidad individual, que no fue resulta.
Ver Mayer, P. Op. cit. Pag 94s .
51
El fuerte carácter de clase que Max Weber le atribuyó al estructura estatal de su tiempo queda bastante explícita en la
siguiente cita de su viuda: “Y Weber sospechaba de toda metafísica política, hasta entonces, había sido una especie de
mimetismo, por el cual las clases privilegiadas se protegían contra una redisposición de las esferas de poder. A este
respecto, compartía la concepción marxista del Estado y su ideología”. Lo destacado es nuestro.
Ver Weber Marianne, op. cit. Pag 539
32

La imagen de la política como guerra52,puede asociarse a la noción de desencanto; (la


búsqueda de la verdad obliga a “quitar la magia del camino”) no hay garantías trascendentes,
ni religiosas, ni naturales, ni científicas, la historia no tiene un significado inmanente, la acción
política deber crear e imponer significados, esto implica una lucha, que puede ser violenta,
para que determinadas “visiones del mundo” triunfen sobre otras. El accionar político puede
entenderse como un ejercicio permanente de dominio de un hombre o grupo de hombres sobre
otros ( Aron , R. 1981 pag 291) Un ejemplo inmediato de cuál es el destino de quiénes no
entiende así la acción política aparecen en la experiencia del “progresimo” social cristiano de
F. Naumann, amigo y consultor de Weber. En efecto nuestro autor critica duramente el
programa de la Asociación Socialista Nacional con expresiones como esta: “Pero lo que ofrece
aquí [la Asociación] ...es el partido de los que están abrumados.. los que no tienen propiedades
pero quisieran tenerlas ... su programa hace que todas las clases ascendentes de la población
que ya han adquirido alguna propiedad, incluyendo los estratos ascendentes de la clase
obrera, sean enemigos naturales del movimiento socialista nacional. . Sólo las heces de la
población pertenecerán entonces, económicamente, a este movimiento. Este partido de los
débiles nunca podrá ser nada. . Este punto de vista de la miseria convierte a los miembros del
grupo socialista nacional en peleles políticos. ..Esta confusión política se debe a que se
abandonó la oposición a los propietarios terratenientes...Pero lo único que queda es preguntar
se habrá que dar apoyo la burguesía o a la clase agraria feudal. Todo el que desee seguir una
política terrenal deberá actuar libre de ilusiones y conocer el hecho fundamental de la eterna
lucha del hombre con el hombre” (Weber, Marianne. 1988. Pag 238).
Sobre un trasfondo caracterizado por un comportamiento “apolítico” o de “despolitización de la
política” donde aquellos que naturalmente deben ejercer de manera pasional esta actividad
“prometéica” no lo hacen: los liberales por que creen que la conflictividad social se administra
52
El carácter violento que nuestro autor atribuye a la acción estatal lo a colocado dentro de la teoría política en una línea
denominada realista y “amoral” que comprendería a Maquiavelo, Hobbes y Marx. Tal vez no este de más precisar en algo el
significado que se puede asignar a la violencia en esta tradición. En lo que hace a Weber es conocida su proposición teórica
en cuanto a que el estado moderno utiliza como medio específico la fuerza física de manera monopólica pero en forma
legítima, en este sentido, si bien la fuerza es la “utima ratio” no es el mecanismo que mejor consolida los sistemas de
dominación modernos, estos han de fundarse en la legitimidad.
Creo que es posible hacer otra precisión a nivel de la práctica política, en relación a la noción de violencia. Esta
tiene que ver con el “convencer al otro”, “forzar su voluntad” a través de los argumentos políticos, “ganarlo para la causa”.
Esta aquí la tarea del líder político con vocación: ir en contra de la “inercia de las cosas” Esto implica la creación de una
comunidad, una “nación” para lo cuál la lengua ha de tener una papel central. Sin querer forzar demasiado el análisis existe
una referencia a respecto que hace Weber sobre la importancia de la palabra para crear relaciones comunitarias “Entre los
oficiales austrohúngaros se habla de la grave dificultad determinada por el hecho de que el oficial tenía en común con la
propia tropa sólo cincuenta órdenes en lengua alemana ¿Cómo podía tener con ella efectivas relaciones comunitarias
cuando se encontraba en las trincheras?” Ver Max Weber Escritos políticos Tomo I pag 49 . Por lo demás es conocido el
aserto de Weber en cuanto a que son los abogados los que mejor “privilegiados sociológicamente” están para “la política
actual que se hace, cada vez más, de cara al público y , en consecuencia, utiliza como medio la palabra hablada y escrita.
Pesar las palabras es tarea central y peculiarísima del abogado...” En Weber, Max Escritos políticos ” Tomo II pag 327.
33

por medio de la creación y aplicación de un sistema de derecho racional sustentado por una
base ética y los socialistas que afirman el fin de la conflictividad con el advenimiento de la
sociedad comunista, Weber construye un concepto sobre política en el que muchos de sus
comentaristas han destacado la centralidad de los elementos de enfrentamiento y de lucha
sobre los de diálogo y negociación planteando ciertos límites a la viabilidad de la democracia.(
aunque ya es bastante difícil encontrar a alguien que explique a Weber como un
representante de la teoría del poder “suma cero”) No voy a referirme a las derivaciones de
estas observaciones y a los esfuerzos orientados a dar un marco más general y explicativo
que intentan dar cuenta de una cierta encerrona de las dimensiones políticas valorativas
( reconocimiento de un universo plural en relación a los valores) y decisional ( existencia de
un momento individual en la toma de decisiones )53, interesa en este trabajo, como hemos
dicho, ver las interacciones entre ciencia, política y valores , avivadas por el contexto histórica
y en todo caso resaltar a propósito de este eje , teniendo en cuenta la “potente” definición que
hace nuestro autor de la noción de política, un hecho fundamental en Weber , reconocido, por
otra parte por teóricos ilustre ( y dispares) como Arón y Giddens: reivindicar la autonomía de lo
político, ergo, su productividad. 54
En este sentido cobra otra dimensión la “neutralidad valorativa”, como destaca Aguilar
Villanueva, a través de esta expresión nuestro autor trata de resignificar la política, esta se
ubica en el terreno de la correlación de fuerzas y no en el de las fundamentaciones lógicas
racionales (científicas), no es en el aula; no es la academia donde deben actuar los actores
políticos, su verdadero escenario es el Estado. Hay que poder asumir los roles institucionales
en el seno de la estructura estatal: o como jefe político representante del poder ejecutivo
(“funcionario político”) o como cuadro administrativo, ejecutor de los lineamientos de la cabeza
de la institución (“funcionario profesional”) 55

53
Ver al respecto, por ejemplo el trabajo Gutiérrez Castañeda, G. Democracia posible. El diseño político de Max
Weber. Ediciones Coyoacán. México 1994
54
A un nivel más sistemático es clara la diferencia que Weber establece con las doctrinas política basadas en la relación
amigo-enemigo. Como lo explica Stefan Breuer la comunidad política tiene tres rasgos básicos: 1) Asegura un territorio
delimitado para el desarrollo de la comunidad. 2) Para lograrlo esta dispuesta a utilizar la violencia física y 3) Lleva adelante
un actividad que no se limita a lo económico para cubrir las necesidades de los miembros, sino busca regular las relaciones
de las personas para construir una comunidad político-cultural con rasgos particulares.
Esto último es posible gracias al desarrollo de un proceso que culmina en el “monopolio legítimo del uso de la
fuerza física”. Ver Breuer S. Op. cit pag 22s

55
Esta concepción weberiana de la política estaría en línea con la tradición liberal del estado como monopolio de lo político.
Al pronunciarse a favor de la concentración de lo político a nivel estatal nuestro autor parece no tener en cuenta un dato de
la nueva relación entre estado y sociedad que comienza a despuntar a comienzos de siglo: la difusión de lo político en la
esfera de las organizaciones de la sociedad civil.(ver Gutiérrez G Democracia posible pag 192 s) Seguramente lo anterior
debe ser matizado y concluir que la “visión fantástica” de lo político ( un giro dramático que recuerda a Maquiavelo) en
Weber tiene su mayor cuota explicativa en el llamado a la burguesía alemana.
34

La neutralidad valorativa se convierte en una cuestión política va a significar


responsabilidad política y posibilidad de crítica estatal ( o antiestatal)56.
La responsabilidad política es un llamado a la burguesía alemana para que asuma los
rasgos constitutivos de esta práctica: “es aun más decisivo para el futuro de Alemania el
problema de si la burguesía, en sus masas, es capaz de nutrir un nuevo espíritu político, más
impregnado del sentido de responsabilidad y más consciente de su propio valor” (Weber
Escritos políticos pag 259).
En primer lugar se declara la “incompetencia política” de la ciencia, no hay certezas desde el
lado de la razón, el papel de la ciencia social es indicativo, un mecanismo para fundamentar
“medios”, no fines ni valores últimos. Lo específico en el escenario de la política es el
politeísmo o pluralismo valorativo signado por la guerra a muerte entre los valores 57. Estamos
ante la presencia de un “irracionalismo” la política y también la moral, caen a una especie de
“estado natural hobessiano” o “momento fundacional maquiaveliano” . Sin duda, esta
concepción puede considerarse como la instancia de mayor conexión entre la teoría política de
Weber y la especificidad del caso alemán. También en relación a la citada conexión es posible
afirmar, por ejemplo, que la presencia del elemento carismático se explica mucho por la
coyuntura, en la medida en que se incorpora a las ideas políticas de nuestro autor de
manera más definitiva entre los años 1917 y 1818 cuando Weber tiene más a la vista el
desarrollo de las grandes democracias de la época, y la irreversiblilidad de esta en su país. De
esta manera el carisma deja de tener un carácter marginal que sólo adquiere relevancia en
situaciones excepcionales para convertirse en un componente permanente de legitimación en
las sociedades modernas (Breuer , 1996. Pag 176)
Como ya hemos afirmado la guerra a muerte se puede traducir en la necesidad de ganar
adeptos y someter al contrario, “la esencia de toda política, es lucha, conquista de aliados y
de un séquito voluntario” y la herramienta más efectiva en este sentido es la voluntad, la
pasión, elementos ciertamente rebeldes al control por medio de la razón: la posibilidad de
racionalizar la conducta política, es decir establecer una relación lo más unívoca posible entre
medios y fines no puede obviar el momento de la decisión personal, de la elección entre
cursos de acción posibles.

Algunos autores se refieren a la visión aristocratizante de la política; a la centralidad que tenía el aparato
burocrático alemán en su pensamiento , a la necesidad de resolver de la forma más acotada posible la crisis revolucionaria
de 1918, a la realidad incontrastable, a pesar de los avances de la participación, de la apatía e incultura política de las
grandes masas, como otras posibles razones de su visión sobre lo político.
56
Aguilar Villanueva, Luis F., op cit, pp 63.

57
Como ya se sugirió más arriba la percepción del politeísmo esta presente en Weber también en su concepción de la
ciencia, esta instancia valorativa era atemperada en cierta medida por el control intersubjetivo de la comundidad científica
que delimitan un campo determinado. Un control similar pretendía Weber en la política
35

El objetivo de la política es el estado, quien hace política aspira a participar en el poder


o influir en la distribución de este en el seno del estado, existe una marcada equivalencia entre
poder y política, es claro que la aspiración por el poder incluye su conversión en fin “para
gozar del sentimiento de prestigio que él confiere” o su utilización como medio para procurar
beneficios materiales pero lo que interesa destacar aquí es el carácter de instrumento de la
actividad política para “la consecución de otros fines idealistas o egoístas” , como proceso
movilizador de valores. Hay algo de extraordinario, según cree Weber, en el quehacer político
“el sentimiento de manejar los hilos de los acontecimientos históricos importantes” . Nuestro
autor da forma a un escenario trágico donde es posible seguramente momentos de
negociación para dirimir diferencias menores pero en el que finalmente se entablara un
antagonismo irreconciliable entre concepciones e interpretaciones del mundo “En última
instancia con los valores , siempre y por doquier no es cuestión de alternativas, sino de una
inevitable lucha a muerte entre ‘Dios’ y el ‘diablo’”58 Lo decisivo en este punto es que en los
espacios estatales a diferencia de otros ámbitos (como la ciencia, la educación, etc.) ”no
políticos” de tipo técnico, erigidos como saberes especializados, no se plantean “las
preguntas fundamentales de la vida” , la validez de los valores últimos; la capacidad de
formular fines que reoriente a estos escenarios técnicos-burocráticos esta en el estado y en la
política.59 Se valoriza lo político sobre lo administrativo; para que la administración pública se
oriente hacia fines sociales tiene que haber un rechazo generalizado a la despolitización, el
líder y sus estructuras deben ser capaces de crea medios de expresión políticos para que las
preferencias sociales sean registradas y tomen forma de fines o valores que se impongan
como directivas a la organización burocrática 60
. Si no es del “exterior social” desde donde se
imprime una línea política a las burocracias, éstas se autonomizan distanciándose del tipo
ideal formal-racional de manera tal que los cargos comienzan a ser tratados en forma de
prebendas, surge el nepotismo de puertas adentro, se consolidan las tendencias corporativas,
se difunden interpretaciones y puntos de vista diversos en relación al sistema de normas. La
racionalidad formal queda desplazada por las tendencias a la racionalidad material interna. Por
58
Sin embargo no ha de esperarse un corolario “insurreccional”, de “revuelta” en la concepción de la lucha política en
Weber. El juego de la política con un horizonte politeísta tiene una estructura jurídico procedimental dentro de la cual
transcurre. Una fría armazón de racionalidad formal, sin ningún basamento ético, tiene que ser el acuerdo mínimo que haga
posible la política moderna. Ver Gutiérrez Castañeda, op. cit. Pag 228 s
59


Rabotnikof, Nora; ” La política como guerra. (politeísmo y guerra a muerte en el pesamiento de Max Weber)”, en Política y
desilusión (lecturas sobre Weber) compiladores Francisco Galván Díaz y Luis Cervantes Jáuregui. México, UAM, 1984.
pp 115
60
No hay que perder de vista el hecho que para Weber la política puede ser, y lo es casi constantemente, una “empresa de
interesados “ donde prolifera un espíritu de botín. En La política como vocación nuestro autor desmenuza en forma
implacable el comportamiento político práctico, producto de una conferencia pronunciado en la coyuntura revolucionaria de
1818-1819, el escrito enviste contra las “ilusiones milenaristas” de los jóvenes : “Lo que los jefes de partido dan hoy como
pago de servicios leales son cargos de todo género ...Toda lucha entre partidos persigue no sólo un fin objetivo sino también
y ante todo el control sobre la distribución de los cargos” . Escritos Políticos Tomo II pag 319 .
36

ello, la referencia a las “preferencias sociales” no tiene que ser interpretado como la creencia
de Weber en la voluntad popular como deseable para la conducción política sino hay que
pensarlo como un mecanismo de acumulación de poder para lograr objetivos. Por que el
problema de la política en Weber es el de “..la eficacia del poder y no el del ejercicio de la
representación”
La responsabilidad política consiste, entonces, en establecer aquellas direcciones que
impulsen la sociedad hacia adelante pero sin el amparo ni la ayuda protectora de la teoría
social o la verdad histórica, en todo caso el impulso de la pasión (y no la pasión del intelectual
por “lo intelectualmente interesante”) al servicio de la “causa”, cual quiera que sean “las
exigencias de la época procedentes de ella”, constituye la guía de la conducta política
responsable. La actitud hacia el mundo ha de tener una vigilancia constante, una tensión
superadora; la “responsabilidad personal” es “afán básico de cosas superiores” y esto no
significa simplemente bogar por el bienestar del pueblo, la política no es prometer la felicidad,
sino crear condiciones para enfrentar la “inevitable lucha de la existencia” Contrariamente
irresponsabilidad significa movilizar masas anunciando el triunfo de la revolución sustentado
por la evolución de “leyes” de la historia (el de desarrollo de las fuerzas productivas; la
imposición de los derechos naturales). En este sentido durante la coyuntura de 1918-1919 en
Baviera con la proclamación de la república soviética Weber vio surgir la figura del estudiante
Ernst Toller quién tuvo bajo su mando una sección del ejército rojo y firmaba casi todos los
decretos revolucionarios, constituyó uno de los “aspectos grotescos” de la revolución bávara
que un joven irresponsable político gobernara por un tiempo, consiguiendo el favor de las
masas. Probablemente este y otros personajes políticos del momento revolucionario influyeron
en nuestro autor para reflexionar sobre la relación entre la ética de responsabilidad y la ética
de la convicción. En efecto , Weber alegó a favor de Toller al que consideraba un idealista
auténtico, un hombre guiado por una “ética de fines últimos , un visionario ajeno a las
realidades políticas...En un arranque de ira Dios lo hizo político” 61.
La revolución, como un gran campo de aprendizaje político, reactualizaba la cuestión de las
vinculaciones entre la ética y la política, nuestra autor rechaza la posibilidad de enarbolar una
ética absoluta aplicable en forma mecánica al ámbito de la política. Este tiene que tener su
especificidad ética, las prescripciones morales radicales del Sermón de la Montaña: “Pon la
otra mejilla”; “No resistáis al mal”; “Entrega todo lo que poseas” son inconducentes como guía
de la acción política, no se trata, sin embargo, de una actividad “adiáfora” en lo moral:
contrariamente, al implicar un quehacer cuyo medio específico es la violencia hay que sopesar
las “consecuencias”, con la mayor objetividad posible,( el demogógo corre el riesgo
permanente de basarse en las apariencias y perder distancia de lo real para convertirse “en un
comediante”), que se derivan de la persecución de ciertos fines. El político para ser “eficiente
en el mundo” no debe temer a la “irracionalidad del mundo” según la cuál el bien brota del mal
61


Weber Marianne, op. cit. Pag 599-600
37

y viceversa, debe trabajar con el material humano que encuentra, debe soportar esta tremenda
prueba que significa comprobar la irracionalidad humana : “Quien se mete en política, es decir
quien accede a utilizar como medios el poder y la violencia, ha sellado un pacto con el diablo,
de tal modo que ya no es cierto que en su actividad lo bueno solo produzca el bien y lo malo el
mal, sino que frecuentemente sucede lo contrario. Quien no ve esto es un niño políticamente
hablando”62 . Es necesario, pues, un complemento entre la ética de la responsabilidad y la
ética de la convicción , el modelo de conducta que se deriva de esta ecuación se ha
comparado con el emblemático personaje de Weber : el empresario puritano, aunque algunos
autores han llamado la atención sobre el riesgo de extender esta figura y su tipo de acción a
ámbitos en los cuales la tesis weberiano niega expresamente su generalización vale la pena
intentar una aproximación explicativa de aquella ecuación tomando al actor weberiano como
ejemplo .
Mommsen afirma que la teoría weberiana sobre la ética de la responsabilidad constituyó un
puente entre su rigorismo de tipo moral y confesional y el pragmatismo político cotidiano al
que Weber hubo de incorporar en su noción de acción política, pero, se puede afirmar, que
mantuvo un principio de orientación valorativa con su apelación a la ética de la convicción, de
resultas de esto, aparece clara la opción por parte de nuestro autor de un tipo de acción
racional valorativa, de tal manera que la conducción metódica de la conducta sobre la base de
una elección voluntaria y responsable de ciertos “significados últimos” dan forma a una
verdadera personalidad con potencialidad creadora, ya que poner la propia vida al servicio
metódico y disciplinado de ideales escogidos por uno mismo convierte al ser humano en un
formidable instrumento de civilización. Las ideas puritanas convergen en este planteo si
evocamos la metáfora monasterio-mundo: el pasaje del ascetismo religioso a la vida cotidiana
con su actuar conforme a valores dio lugar al “cosmos capitalista”, pero en el terreno
específico de la política ( más particularmente la alemana) se incorpora un rasgo
nietzscheano: el líder debe “sacar de su propio pecho” los ideales de acuerdo a los cuales va
actuar , él será el encargado de darle sentido y dirección a los procesos sociopolíticos .
La neutralidad también pretender ser crítica hacía el estado, la ciencia no puede ser
“ideología del reino”, la ciencia no puede justificar al estado como un hecho de la razón, como
una necesidad histórica y social que puede ser demostrada científicamente. Porque a lo que
más parece temer Weber es a la tecnocracia.63 Los tecnócratas, son aquellos cuya
característica más esencial es que la dirección de su accionar se rige por la aplicación

62
Max Weber, Escritos políticos pag 356. La advertencia sobre las consecuencias morales de la política se complejizan
aún más cuando se repara en el aparato político necesario para la obtención y el sostenimiento de poder. El líder debe
proveer el mantenimiento de este aparto, lo que significa, casi siempre, perder el control objetivo de su acción que se basa
ahora en los “motivos éticos” de sus seguidores los cuales no tienen la elevación de los que impulsan la acción de aquel.
Pero el jefe político no puede amedrentarse y “ha de tener conciencia de estas paradojas éticas”
Ibídem pag 361
63
Como lo señala Gutiérrez es uno de los “momentos más liberales” de Weber:
38

sistemática del conocimiento técnico a fines sociales, económicos y políticos predeterminados,


si bien Weber circunscribe a estos a un universo técnico, de medios que se aplican a fines ya
establecidos puede suponerse que la tecnocracia tan temida por el, encarnada en una especie
de “Estado científico”, no consiste simplemente en la aplicación de métodos “neutrales” para
la solución de problemas definidos, sino de un “ethos” que penetra a las sociedades como una
visión del mundo que se extiende a la estética, la ética, desplazando al pensamiento
tradicional bajo un modo de ser racionalista, se trata del corolario de la expansión de la
racionalidad y la burocracia. Si la leyes científicas se imponen como políticas del Estado, en
una fórmula de enunciado tecnocrático de la factibilidad o viabilidad de los fines en relación a
los medios por sobre la necesidades materiales y las demandas espontáneas de la sociedad
( la racionalidad formal subsume a la racionalidad material) se llega irreversiblemente a la
“jaula de hierro” 64. La preocupación weberiana por evitar que la ciencia fundamente tanto al
Estado como a la política o que valide un orden social respecto de otro, cobra en la coyuntura
alemana significados muy particulares, por un lado no se valida al Estado como un hecho
científico y por otro se libera a la política de toda tutela de la razón, contra el Estado alemán
legitimado por toda la tradición filosófica a alemana y contra la revolución socialista avalada
por la “ciencia marxista”, y a favor de una acción política autónoma por parte de la burguesía,
esta tiene que hacer política burguesa, la ciencia burguesa hace “silencio político”.
La ciencia construida y administrada por la burguesía surge del proceso de
racionalización , o de “desencantamiento del mundo”, no puede pensarse en la existencia de
65

un enlace privilegiado entre razón y verdad, permite en todo caso una mayor calculabilidad de
los fines, de tal manera que no puede ser un nuevo instrumento para “mistificar” o “encantar”

“ ¿Cómo es posible en presencia de la prepotencia de esa tendencia hacia la burocratización salvar todavía algún resto de
libertad de movimiento “individual” en algún sentido?. Porque a fin de cuentas constituye un burdo autoengaño creer que sin
dichas conquistas de la época de los “derechos del hombre” podríamos –aún el más conservador de entre nosotros- ni
siquiera vivir”
Weber M. ; Escritos políticos Tomo I pag 88
64


Aguilar Villanueva, op. cit, pp 65-66. La dinámica entre racionalidad formal y material como han sugerido algunos autores
es parte de un conflicto entre valores: eficacia versus solidaridad; impersonalidad versus justicia social. La pugna entre
ambas razones parece inevitable y la preponderacia de una sobre otra implica casi siempre consecuencias negativas. El
exceso de formalismo puede llevar al irracionalismo, y por el contrario, la ausencia de lo formal-instrumental conduce al
establecimiento de privilegios, el clientelismo, la corrupción, etc. No obstante lo anterior el elemento peculiar del proceso de
racionalidad estatal en Occidente, y que constituyó la base de su legitimidad, fue que la “racionalidad de fines” se sirvió para
su concreción de técnicas propias de la racionalidad formal.
65


El concepto cobra en este contexto un sentido instrumental; se trata de la capacidad de selección de ciertos medios
idóneos y eficaces para alcanzar y realizar los fines propuestos y concebidos por la pasión o la voluntad, no implica
entonces la idea Ilumnista de la Razón como un faro que ilumina y desentraña los grandes problemas de la cultura humana.
La Sociología weberiana se constituye así como una Sociología de los Medios, esta afirmación se sustenta en una fórmula
que puede ser la siguiente : si usted quiere alcanzar X, usted debe hacer Y . La razón (la ciencia) en un horizonte de
instrumentación deviene funcional para el logro de fines, ideales o valores impuestos políticamente.
39

a la política , el espacio de esta se libera a sus propias leyes: la fuerza, las voluntades, los
valores. Se incita de esta manera a la burguesía para que reavive su espíritu, su ethos, su
capacidad para buscar metódica y racionalmente la libertad, una generación burguesa que
“hoy debe guiar su propia vida a su propia manera”66. Se trata entonces de enarbolar valores y
no principios científicos, como afirma Aguilar Villanueva “el programa de la ciencia
políticamente incompetente mira a la reanudación de la voluntad política de la burguesía
alemana” 67.
La conclusión es que en el marco de una política revolucionaria (donde se plantean nuevos
valores fundamentales) ésta queda liberada a sus propias reglas, no hay espacio para ideas
comunitarias del tipo “bien común” o “interés general” los grupos (clases) deben confrontar con
ideales salidos de su propia consciencia histórica-cultural, lo que no significa estar en linea con
ninguna serie objetiva de desarrollo histórico global, la capacidad de penetración del poder se
cifra en la política en su “estado puro”, es decir en la ecuación pasión (carisma) y razón, en
efecto “la transfiguración carismática de la razón hicieron posible la racionalización
revolucionaria de la instituciones” (Breuer, 1996, pag 60). Solo en un espacio institucional,
donde los fundamentos de la dominación no son cuestionados (centralmente el monopolio de
la coacción como fuente de esa dominación) la ciencia social puede ejercer su acción técnica
en forma de política social. 68 Weber ordeno mucho de su pensamiento político en torno a la
dinámica, siempre presente en gran cantidad de sus escritos, entre la estabilidad basada en
alguna forma de dominación y la irrupción trasformadora implusada por el carisma, pero hay
un elemento que aportan, a la caracterización de esta dinámica, las sociedade
contemporáneas: la mediación institucional entendida, en este caso, como un proceso
creciente de socialización racional del poder .
En su forma más acabada la ciencia social consistiría en hacer consciente a los
hombres de sus propios valores y las derivaciones que su implementación trae; para el político
puede ser, centralmente, un reaseguro contra la toma de decisiones “irresponsables”. La
ciencia puede tener como objeto de estudio de los valores, considerándolos para esto, como
opciones entre posibles maneras de actuar, de acuerdo con una jerarquía condicionada por la
“concepción del mundo” vigente en una sociedad determinada.
Se trata de una dimensión prescriptiva que toda comunidad humana posee, y a la cual
la ciencia social procura conocer. Las acciones humanas pueden ser muchas pero no infinitas;
mientras las condiciones sociopolíticas claves y sustanciales se mantengan constantes la

66
Weber, Marianne, op. cit. Pag 385
67


Aguilar Villanueva, op. cit, pp 72

68
Esto es asi aunque: “Sólo una comunidad independiente del criterio de los burócrtas puede, a largo plazo, cultivar la
‘política social’”. Citado por Mayer J.P. op. cit. Pag 204
40

ciencia puede agrupar tipológicamente relaciones sociales regulares y recomendar acciones


racionales, es decir adecuadas a esas regularidades o condiciones sociales

Breve referencia la relación entre la ciencia y los valores en la perspectiva weberiana.

La relación de Weber con los círculos intelectuales

Si las urgencias políticas de Weber concebidas bajo la presión de la coyuntura alemana de


principios de siglo ayudaron para construir una contrafigura a la imagen difundida por el
estructural funcionalismo de este como un profesor que pasaba sus días entre la biblioteca, la
universidad, y el taller de investigación, las inquietudes, elaboradas en el contexto de los
“círculos” intelectuales “informales” del ambiente cultural alemán de comienzos de siglo me
parece que refuerzan esta nueva consideración del sociólogo germano.Además las reflexiones
sobre el sentido cultural de las ciencias sociales y el significado de la cultura occidental
moderna en su totalidad, a lo que me voy a referir someramente con la única intención de
plantear el tema, constituyen los puntos sobre los que es posible recrea algunos elementos
más sobre la relación ciencia y valores en el pensamiento weberiano.
La mención a la vida en los círculos parece apropiada en la medida en que facilita una
comprensión mayor del arco de preocupaciones temáticas de Weber. Los círculos
concentraban gran parte de la vida social de los intelectuales de la época, constituían un
puente entre la vida académica, la vida política y la vida artística, un cierto ideal aristocrático
campeaba en estos ámbitos, donde lo “puro, simple y humano” se recupera. Los intercambios
que en ellos se realizaban determinaban influencias mutuas entre los distintos participantes. la
estrechez y lo personalizado del vínculo permitía un conocimiento inmejorable del
pensamiento de los miembros; tal es el caso del teólogo Ernst Troeltsch con quien nuestro
autor pensó y elaboró muchas de sus tesis religiosa. Weber formo su propio círculo en su
casa de Heidelberg donde se trataban corrientes renovadoras del pensamiento alemán,
asistían personajes como, Jaspers, Simmel, Bloch y Lukács.69 Por otro lado es revelador
para nuestras intenciones analizar algunos aspectos del círculo de Stefan George, uno de los
poetas alemanes más importantes de su época. George detentaba una ideología mística y
antimoderna donde se planteaba un rechazo general a los elementos centrales de la
modernidad: el capitalismo, la democracia, el racionalismo , el socialismo. (Vernik,Esteban;
1996,pp 67). Los círculos weberianos y georgianos florecen, entonces, en la ciudad de

69
Como uno de los discípulos favoritos de Weber es casi simbólica su apreciación sobre éste, primero lo considera como
un pensador muy condicionado por la cultura alemana -capitalista lo que finalmente lo lleva a un nacionalismo irracional
anticipador del nazismo, pero luego reconoce su deuda intelectual con Weber, esto puede explicarse en razón de los
fuertes vínculos intelectuales que mantuvieron. Luckas llegó a Heidelberg, lugar de residencia de Weber, en 1912, con una
recomendación de Simmel, permaneciendo hasta 1917, de origen húngaro parece haber animado en Weber un mayor
interés por las orientaciones intelectuales del este europeo, sobre todo, como señala Marianne, su inquietud por la literatura
rusa de Tolstoi y Dostoievski
41

Heidelberg antes de la guerra interactuando el primero como representante de la erudición y


el segundo del arte, generándose una cierta rivalidad que Guenther Roth describe mencionado
un posible disputa en torno a la supuestas líneas que cada grupo representaba . Mientras que
desde el sector georgiano se acusaba a Weber de haber creado su ‘sociología’ “para
aproximarse a través de medios conceptuales a fenómenos que no podía alcanzar por la vía
de la experiencia” , nuestro autor y sus seguidores tenían una franca hostilidad para quienes
desdeñaba a la ciencia desde los altos niveles de la cultura : “literatos apolíticos” a los cuales
Weber podía llegar a detestar. El Gerorge-kreis, “sin pautas para la acción práctica”, tenía una
tendencia elitista y funcionaba como una “aristocracia del arte” . Weber parece haber
comparado este movimiento con el socialismo , la no aceptación de gran parte de las nuevas
generaciones de uno u otro generó “un espacio vacío de libertad” . En algún sentido nuestro
autor se sintió obligado de tal modo que muchos de sus esfuerzos teóricos-políticos se
orientaron para cubrir ese espacio.
Es conocida, por otra parte, la fascinación que el fenómeno George produjo en Weber (más
que la propia obra poética del autor) al que le reconoció aspectos de “auténtica grandeza” ,
aunque resulta bastante problemático determinar si se trató de una verdadera inclinación,
digamos “vivencial”, o una excusa para ejercer su capacidad de análisis de un hecho
inmediato, de índole no político sino sociológico70, en la medida en que destaco, por sobre lo
artístico, la atribución que el propio George hacía de su movimiento como una “misión”,
dándole al círculo características de secta, donde aspectos como el “absurdo culto a Maximin”
(adolescente tomado como símbolo de lo bello y talentoso por los miembros del grupo ) y su
proclama de redención no podían ser sino rechazadas por Weber. La “religiosidad weberiana”
se asociaba más a la idea de fraternidad cristiana y no aceptaba ciertos “formas paganas” de
lo religioso, como el culto a la belleza; la encarnación terrena de lo divino y el desprecio a las
masas que se desprende del movimiento georgiano . En 1910 se produce una entrevista entre
ambos, tal como la describe Marianne Weber el encuentro supuso un enfrentamiento con el
antiprogresismo de Stefan George , el distanciamiento definitivo parece producirse con las
respectivas posturas en relación a la guerra y a la consideración sobre el pueblo alemán: para
Weber había cierta “grandeza heroica” en la contienda, “elevaba a los hombres ordinarios en
busca de metas que los impulsaban”. Para el poeta alemán la guerra con su sufrimiento y
tragedia era consecuencia de males acumulados, “la continua decadencia del hombre a la
larga exigen expiación” 71. Nuestro autor podía suponer que estos intelectuales de un altísimo
refinamiento cultural y de “buena voluntad” al no soportar las ásperas realidades de este

70
Las sectas basadas en lo artístico, dice Weber: “...son desde el punto de vista sociológico ...una de las cosas más
interesantes que puedan existir; han tenido aún en nuestros días, igual que una secta religiosa, sus encarnaciones en lo
divino (recordemos la secta de Stefan George) y su influencia sobre la forma práctica de vida, sobre la actitud interior hacia
la vida en conjunto que generan en sus seguidores, pude llegar muy lejos”
Citado por Breuer, S., op. cit. Pag 144
71
Weber, Marianne, op. cit. Pag 440
42

mundo tendieron a crear una “ética de adaptación al mundo” que se sostenía a través del culto
al genio y la estetización de la nación, donde la política aparecía como indiferente, así la
ideología del círculo se reconoce como parte de una potente tradición intelectual alemana:
una especie de nacionalismo cultural que se asienta en la idea de dos alemanias: una
simplemente política y exterior , otra interna, más profunda, sagrada72.
El rechazo de Weber a las pretensiones de guía mística de George no debe cancelar
sin más las derivaciones de los encuentros. De lado de nuestro autor aparece con fuerza de
convicción la interpretación propuesta por Horacio Gonzáles : el círculo de George no es un
simple “caso de estudio” , es una temática capaz de conmover su vida, es un lugar no natural
para él al que sin embargo concurre , un lugar que queda afuera de su conocido ámbito
profesoral –académico, una elección interiormente resistida, que no conviene pero que
posibilita encuentros de otra forma imposibles. Que significa este aproximación del intelectual
especializado a un saber intuitivo, experiencial, de “sentido común”, que no es tranquilizador
sino extraviado, irracional , donde la “racionalidad es un eco” . Gonzáles sugiere, entonces,
que la experiencia weberiana de acercamiento al círculo del poeta deja entrever una ética
intelectual basada en un escepticismo sobre la capacidad de explicar y una voluntad de anular
los mecanismo del intelectual profesional, incorporando al otro y entrar el mismo en aquel
vasto mundo de valores y creencias para reconciliarse con él.73
Digamos finalmente que el George-Kreis congregó a gran parte del pensamiento filosófico y
estético del momento, algunos de sus seguidores más célebres fueron R. Rickert, Alfred
Weber, G. Simmel y en un comienzo el joven Luckás . Significó, con este formidable elenco,
como ya se dijo, una de las críticas más radicales a la modernidad de fines de siglo (a la que
hay que agregar a la más individual de Nietzsche) de manera tal que nuestro autor no sólo no
fue sordo a esta masiva arremetida contra los frutos del progresismo, sino que compuso una
serie de imágenes, bastante conocidas, sobre el avance del racionalismo occidental que se
identifican, apunta S. Breuer, con los georgianos: dice Weber: “el ascetismo cae como una
nevada sobre la vida de la alegre vieja Inglaterra” , el mundo se congela bajo “las frías manos
esqueléticas de las ordenaciones racionales”74.

72


Breuer, S.; op.cit pag 123. Este autor afirma que si bien George no compartía la estetización de la política propia de
nazismo (se exilió en Suiza donde muere en 1933) su estética antipolítica se mostró impotente ante el avance de Hitler.
73


Revista El ojo mocho . Nro 2 . Junio. 1992 . Weber parece haberse opuesto a convertirse en profeta intelectual,
rechazando por autoritaria la relación maestro-discípulo y la creación de una Escuela . El testimonio de Karl Jaspers explica
parte de lo afirmado más arriba al comparar a Stefan George con Weber “Por eso Weber no llegó a ser un jefe para
aquellos que querían someterse a él. El poder de su razón despertaba la de los otros. El no actuaba mediante la autoridad,
mediante la superioridad del saber y de la capacidad intelectual mediante un oscura carisma –fascinando estéticamente-
sino suscitando en el prójimo el empuje para el conocimiento de sí mismo” . Citado por Pinto, Julio : Weber actual. Pag 48
74


Breuer, S.; op. cit. Pag 151
43

Indicaciones sobre una “teoría de los valores” en Weber

Colocamos aquí la teorización que hace Weber sobre los valores; la calificación que
hace de estos como “últimos o “finales” tiene reminiscencias religiosas y puede conjugarse con
su tendencia a darles la “primacía en última instancia”: por medio de la apelación a los valores
se busca explicar la constancia, coherencia y especificidad de ciertos comportamientos, así se
entiende la aceptable estabilidad de las instituciones capitalista y democráticas en los países
sajones por la presencia en estos pueblos de valores como el esfuerzo personal, la frugalidad,
la capacidad de trabajo metódico, la innovación, etc. Más allá de esta fórmula, que vulgarizada
llevó a las críticas que condujeron a la visión sesgada de Weber como un “filosofo idealista”, la
función de los valores es la de dar significado a un mundo empírico que aparece como un caos
sin sentido, “quien vive en este ‘mundo’ no puede experimentar más que la lucha entre una
pluralidad de valores” cada uno de los cuales “ parece capaz de vincular con la divinidad”75. El
eje de la reflexión weberiana tiene dos dimensiones ( reaparece aquí la conocida filiación
neokantiana de Weber que proclamaba la distinción entre hechos y valores) : la relación de
valor y los “juicios de valor prácticos” 76, en este caso de trata de juicios de valor ético-políticos
y no estéticos . En efecto no cabe duda en cuanto a la irrelevancia del juicio científico en torno
a la caracterización de una obra de arte como buena o mala, deseable o indeseable, bella o
grotesca pero sí en necesario establecer cual es el alcance de la evaluación de la ciencia
empírica en la política y en la ética dado el alto grado de “justificación científica” a cierta
secuencia de valores en esos ámbitos. Existe una necesidad vital de dar “sentido al sinsentido”
del mundo, la “irracionalidad ética” del mundo fundamentó el sistema de creencias religiosas
con sus escalas valorativas , las teodiceas funcionan como relatos explicativos “superadores”
del animismo y el naturalismo primitivo ( “la religión cambia de magia a doctrina”) impulsando
además la racionalización más allá del espacio religioso. Estamos cerca de delimitar una

75


Weber, Max; Escritos políticos. Tomo I pag 33
76


Peter Mayer, un autor que analiza la obra weberiana en la perspectiva política alemana condicionada por el oscuro
horizonte nazi, afirma la ausencia en Weber de una teoría propia sobre los valores. Este habría adoptado en lo esencial las
proposiciones de Rickert y de la Escuela filosófica Alemana del Sudoeste. Si bien Weber tuvo ciertas reservas poco
importantes “ya que filosóficamente era incapaz de llevar más allá el problema” al pretender diferenciarse de las teorías de
Rickert cometió “un tremendo error” al sostener que los valores eran expresión de la voluntad individual , producto de
decisiones humanas, “perdían como tales su significación absoluta”. En Meyer, P.J. op. cit., pp. 188-189 .
Aguilar Villanueva presenta una posible respuesta a las objeciones de Mayer. Para él la cuestión del valor en el
pensador alemán tiene tres posibles derivaciones, aunque enmarcas a nivel metodológico. En efecto la relación de valor; el
juicio de valor y la libertad de valor, importan para determinar sus significación en el tema de la “cientificidad de la ciencia
histórico-social”. Weber, afirma Aguilar, puso orden en el asunto metodológico más importante de su tiempo: la relación
entre hechos y valores , que se deslizaba constantemente desde los juicios empíricos hacia los juicios de valor. Las
intenciones de Weber, entonces, se limitaron a clarificar estas complejas relaciones entre ciencia social y el mundo de lo
valorativo de manera tal que no puede reprochársele la falta de una teoría sistemática sobre los valores. Ver Aguilar
Villanueva , Luis F.; Weber: La idea de ciencia social. UNAM/PORRUA, México, 1988 Pp. 548s.
44

concepción instrumental del los valores en nuestro autor en la medida en que el contenido de
estos es irrelevante para el cumplimiento de la función que los define : impulsores irracionales
de la conducta, independientemente que tengan un fundamento puramente egoísta o el más
elevado altruísmo77. Pero además de esta funcionalidad existe un rasgo fundamental de
aquellos valores capaces de transformar el mundo empírico: su no cotideaneidad ; en efecto el
orientar la acción por creencias supraempíricas, “extramundanas” , que “apuntan más allá del
mundo” es la condición de posibilidad para los grandes procesos de cambio “intramundanos”,
precisamente para poder adecuarse a la exigencia del mandato ( extraordinario cuyo origen
estaba “fuera de lo cotidiano”) y satisfacerlo de la manera más óptima era necesario una
racionalización estricta de la conducta. En verdad así operaba el sistema de valores que
seguramente más deslumbró a Weber ,el que sí bien tuvo ocurrencia histórica, difícilmente
podría volver a recrearse
Resumiendo lo que queremos destacar en la relación ciencia y valores: se declara desde un
punto de vista kantiano , un “agnosticismo valorativo”: el conocimiento se muestra perplejo
ante el mundo de los valores: “No sé nada de eso” .Y desde una postura nietzscheana se
proclama la imposibilidad de fundamentarlos como no sea a través de una lucha en la que la
prueba de su “validez” esta dada por la éxito que corone esa lucha. El politeísmo es una
conclusión a la que se arriba desde una visión de sobria racionalidad “ Hoy las cosas son como
eran cuando los helenos ofrecían sacrificios a Afrodita y luego a Apolo y , ante todo, cuando
todos hacían sacrificios a los dioses de su ciudad , aunque ya no hay ninguna magia...Y sobre
esos dioses y su lucha reina el destino, pero ciertamente no la ciencia”78 .
Podemos acercar mayor precisión a lo anterior citando las siguientes afirmaciones de Weber
a propósito, en este caso, de la vinculación entre sociología y valores:
“La cultura es un segmento finito de la infinitud sin sentido del proceso del mundo, un
segmento al cual los seres humanos le confieren sentido y significado...El presupuesto
fundamental de toda ciencia cultural radica en el hecho de que somos seres culturales,
dotados con la capacidad y la voluntad de tomar una actitud deliberada hacia el mundo y de

77


Naturalmente que el impulso a la acción no se reduce a la búsqueda de un valor que implique significar la historia. Es
conocida la diferenciación que hace Weber entre intereses materiales e intereses ideales, los primeros impulsan por fines
que apuntan al bienestar y a la satisfacción de necesidades, mientras que los segundos se centran en la búsqueda del
significado antes mencionado. Hay que recordar, sin embargo, la compleja relación entre creencias (valores) y acciones, en
efecto, es posible detectar un actuar en regla con las expectativas normativas pero esto no implica suscribir al sistema de
valores o de creencias en las que se basan las normas. Weber analizó bastante esta cuestión, aunque es una de las críticas
más generalizada a sus conclusiones, en la Etica protestante. Hay en este planteo una cuestión a delucidar que solo voy a
plantear, a saber: La Reforma introduce un valor novedoso y revolucionario en las actividades económicas: la acumulación
de capital como un deber y un fin en sí misma. En un momento este valor, digamos se seculariza y pierde todo contenido
ideal trocando en un impulso meramente material y funcional. Se podría conjeturar que el “valor en estado puro” es aquel
inicial que irremediablemente agota su capacidad productora de sentido Ver Gordon Marshall , op. cit pag 122s
78


Weber, Marianne, op.cit. pag 323
45

prestarle significado. Cualquiera que sea esta significación, nos conducirá a juzgar
determinados fenómenos a la luz de la misma y a responder a ellos como poseyendo pleno
sentido...Sólo una pequeña porción de la realidad concreta existente se ve coloreada por
nuestro interés condicionado por un valor, y solamente ésta es significativa para nosotros,
debido a que revela relaciones que nos son importantes sobre la base de su conexión con
nuestros valores” 79 .
La conexión con los valores en sociología no es un simple mecanismo de selección de
fenómenos sociales significativos ( la fuente extracientífica de la cual rápidamente se sale por
medio de la comprobación empírica de la hipótesis, según afirma Parsons) estos además se
analizan, se organizan y se propagan según esta perspectiva. La sociología entonces
selecciona, analiza, tipifica y difunde universos valorativos ( los sombríos párrafos finales de
La Ética protestante y el espíritu del capitalismo pueden apreciarse como una reivindicación
directa del protestantismo ascético, impulsor de las conductas capitalistas las cuales hoy, en
ausencia de aquel, no son más que un estuche vacío); así las cosas, el sentido de la
neutralidad valorativa cobra otra dimensión; la ciencia no puede convertir estas valoraciones
en cuestiones técnicas, ésta en nombre de un método no puede usurpar el terreno de los
valores, la neutralidad implica la autonomía del dominio valorativo. Entre ciencia y valor
( entre razón y pasión) Weber da supremacía al segundo.
Pero la ciencia como parte del proceso secular de racionalización invade
inexorablemente el mundo “ de la vida entendida como una serie de decisiones fundamentales
mediante las cuales el alma...elige su propio destino, por ejemplo, el sentido de su actividad y
existencia”. Consecuentemente el progreso científico y el avance de la racionalidad lleva a la
extinción de los valores últimos : “los valores fundamentales y más sublimes han retrocedido
de la vida pública ya sea al reino trascendental de la vida mística o a la hermandad de las
relaciones humanas personales” 80
. Por otro lado la empresa científica por sí misma no pude
conferir significado “¿Quién –aparte algunos niños grandes que hay en las ciencias naturales-
cree aún que los descubrimientos de la astronomía, la biología, la física o la química puedan
enseñarnos algo sobre el significado del mundo?”81 La neutralidad pretende ser un dique, no

79


Dawe, Alan; “La importancia de los valores”, en Sahay, Arun; (comp) Max Weber y la sociología moderna, ed.
Paidos,Bs As, 1974, pp 58
80


Idem, pp 86-87

81
Citado por Giddens, A. ; Política, sociología y teoría social. Pag 52

Acaso sea obligatorio establecer a cada paso nuevas precisiones según los diferentes contextos cuando se trata
el pensamiento de Weber. El concepto de racionalización desde una perspectiva histórica y en asociación a lo que , con
cierta ambigüedad, llamaremos “organización significativa de la vida” tiene tres usos posibles. Primero se refiere a la
capacidad de organizar el mundo por medios técnicos apoyándose sobretodo el en cálculo (racionalismo tecnológico-
ciéntifico). En segundo lugar el termino se refiere al empeño de interpretar el mundo como una unidad significativa con una
46

siempre eficaz, a este proceso ineluctable, en este sentido el deseo de Weber de encontrar
grietas bien delimitadas a la racionalización puede rastrearse por otros lugares.
Sintéticamente, y a manera de conclusión, se trata de una breve mención a cierto costado
existencialista de Weber tomando a esta corriente filosófica en un sentido amplio, como el
“primado de la existencia sobre la esencia” , la inspiración existencial en Weber, como afirma
Aron, parte de una doble negación, la ciencia no puede enseñar a los hombres como deben
vivir y organizar la sociedad, ni tampoco anticipara la naturaleza que adoptara el futuro, sin
duda resulta inapropiado colocar a nuestro autor como parte de una “filosofía de la vida y de
la revuelta” contra el positivismo. Tal como dijimos Weber fue perfectamente consciente del
precio a pagar por el avance del racionalismo; gustaba referirse a la modernidad utilizando una
imagen de Schopenhauer : esta no era un coche de alquiler al que se puede subir y de que se
puede bajar a capricho, no obstante, son muchos los autores que no dejan de poner de relieve
la potente influencia que tuvo Niezsteche particularmente en las evaluaciones que hace Weber
sobre el destino de ciertos ideales liberales clásicos en una sociedad de masas burocratizada,
uno de los más ilustre es W. Mommsen , quien según sus propias afirmaciones es el primero
en analizar sistemáticamente la mencionada influencia. No tengo intención de ahondar en esta
cuestión (en nuestro medio Julio Pinto en su trabajo Weber actual desarrolla en forma muy
convincente esta vinculación intelectual) sin embargo hay un aspecto, acaso marginal, en la
relación Niezschte-Weber para destacar porque esta en la dirección de nuestras intenciones, a
saber: el tratamiento que hace nuestro autor del mito niezscheano sobre el “eterno retorno de
lo mismo” . Esta idea , como la explica Milan Kundera, se muestra en todas sus implicancias si
se aborda por su contrario, un hecho o una vida que no retorna, que se no reactiva, que no es
conmemorada, en lo posible, con todas sus implicancias, pierde peso, se convierte en una
sombra que nada significa. Dice Kundera; si la revolución francesa se repitiera eternamente la
figura de Robespierre seguramente se tornaría insoportable para la propia historografía
francesa. Es así entonces que la ausencia de este eterno retorno permite dar a las cosas el
atenuante de su fugacidad, en efecto, la nostalgia finalmente triunfa sobre la singularidad del
hecho, por más tremendo que este halla sido y lo convierte en una tibia anécdota de tiempo
felices (Kundera se refiere a su “reconciliación con Hitler” cuando al mirar algunas fotos de la
época recordó su infancia)82. Pero entonces en un contexto de eterno retorno cada acción
cobra un peso de tremenda responsabilidad, Weber compartió con Simmel la interpretación
de esta “extraordinaria teoría” cuyo motivo último era el sentido de la responsabilidad y vio en
ella una analogía con el puritanismo , era posible incluso construir la ética de la

finalidad ética, de toma de posición ante el mundo. Se busca sistematizar los diferentes patrones de significados o fines
últimos (racionalismo ético). Por último es posible pensar a la vida metódica y a la disciplina social como frutos del
racionalismo institucionalizado de ciertos ideales significativos (racionalismo práctico) . Ver Gutiérrez C. Griselda op, cit .
pag 62-63

82
Kundera, Milan; La insoportable levedad del ser. RBA editores. Barcelona. 1993. Pp 7-8
47

responsabilidad a partir de la siguiente máxima: “Debemos vivir como si hubiera un eterno


retorno” 83

Temas finales: la muerte, la erótica, la guerra y el nacionalismo

Avanzando en esta línea y al final de su vida, aparecen algunos temas más que podríamos
considerar como límites o en oposición a la racionalidad: la muerte, la erótica, la guerra y el
nacionalismo. La primera toma la forma de un acontecimiento repentino que escapa el calculo.
Llega por decisión del azar o por el destino.
Lo erótico, por su parte, constituye “el poder más irracional del mundo”, intensifica
nuestros sentimientos provocando una huida del orden racional.
La guerra y el nacionalismo son dos temas que se entrelazan en el pensamiento de Weber con
los cuales se mostró muchas veces hasta intolerante enfrentándose al movimiento pacifista,
representado por un alto número de mujeres , su critica no estuvo exenta de un rudo
machismo a pesar del conocido feminismo militante de su esposa . El nacionalismo y la patria
son inquietudes que estuvieron presentes desde el comienzo de su carrera intelectual: en el
trabajo La situación de los trabajadores de las granjas al este del río Elba , escrito entre 1890-
1891 las referencias son claras y contundes , la política agraria no podía estar dominada por
los interese terratenientes sino por los del Estado; en este sentido era necesario conservar un
población “densa, vigorosa y leal como reserva para unas fuerzas armadas nacionales”
“Deseamos fundir a los pequeños granjeros con la tierra de la patria, no con lazos legales sino
psicológicos. Lo digo abiertamente: deseamos explotar su hambre de tierras para atarlos a la
patria...”84. El estallido de la guerra en 1914 fue interpretado por su viuda como “una hora de la
mayor solemnidad: la hora de la despersonalización, de la integración a la comunidad”
despertando en Weber la necesidad del servicio, a pesar de tener 50 años, sintió en ese
momento “un agudo dolor al pensar que ya no podría marchar al campo de batalla” 85 . En lo
inmediato a nuestro autor , que calificó al acontecimiento bélico como “guerra grande y
maravillosa”, se le encargó la dirección de los hospitales de reserva en Heidelberg , resulta
muy significativo, en el sentido weberiano del término, mencionar las reflexiones sobre la
experiencia de Weber en estos lugares : en “el hospital militar...todo el que había sido recién
sacrificado por el bien común era reinstalado en sus derechos a la vida...el amor y la
compasión expiaban la ofensa contra el individuo...Incontables hombres sencillos nunca
habían conocido tanto amor, y para muchos de ellos el hospital fue un nuevo hogar" . La
86

guerra en sus comienzos cargo de significado al espíritu alemán , Weber por supuesto no fue

83
Citado por Mommsen, W.; op.cit. pag 302.

84
Weber, Marianne, op.cit. pag 163

85
Ibídem pag 484

86
Ibídem pag 486
48

ajeno a esta situación , en este contexto , no exento de solemnidad se refiere a la “grandeza


de la muerte en combate”: en lo cotidiano esta llega como algo incomprendido, una fuerza
irracional vacía de significación “pero la muerte del héroe por la libertad y el honor de nuestro
pueblo es una realización suprema. No hay mayor gloria, no hay fin más digno que morir así” 87.
Por supuesto que a este lado exaltado de la contienda, que permitía el ejercicio de “todas la
fuerzas heroicas”, se le opone su costado satánico en la medida en que se extendiera durante
años, ya en 1914 estaba claro que la guerra era una maquinaria de aniquilación masiva
industrializada, dato seguramente conocido por nuestro autor que no se dejo arrastrar por una
fuerte tendencia de la época en hacer de la ética bélica un “nivel previo a la moral religiosa del
amor” como W. Sombart o Max Scheler . Sin embargo existe un rasgo inevitable en la guerra;
ella es producto de una lucha atávica por la afirmación económica basada originariamente en
las familias cuando eran centro de la comunidad productiva, que se transforma, pero no
desaparece, en la medida en que son incorporadas a comunidades económicas nacionales,
en estas comunidades la lucha no se mitiga sino que toma la forma de la “afirmación de la
propia cultura” . La mención es aquí a unos de los textos más célebres de nuestro autor, La
lección inaugural publicada en 1895 a propósito de hacerse cargo de la cátedra de economía
política en la Universidad de Friburgo, donde establece algunas de sus creencias valorativas
más importantes : en efecto la responsabilidad de su generación es legar a sus descendientes
no un modelo económico de prosperidad, felicidad y paz, sino “la lucha incesante por la
salvaguarda y elevación de nuestro carácter nacional” , no puede caerse en la ingenuidad de
no tener en cuenta que “los procesos de desarrollo económico son luchas de dominio” y en
este sentido los intereses de potencia de la nación son “los últimos y decisivos intereses a cuyo
servicio debe ponerse su política económica”. Weber dice las cosas con todas las letras: “...la
última y decisiva palabra corresponde a los interese económicos y políticos de potencia de
nuestra nación y de su depositario, el esta nacional alemán” 88 . La lucha cultural central , de la
cuál la nación alemana no puede sustraerse debido a su potencia histórica y cultural, esta
planteada contra la burocracia rusa (con la “leyenda paneslava” 89) , el convencionalismo
anglosajón. Para Alemania la situación esta también geográficamente condicionada, es la
única potencia en el mundo que limita con tres grandes países que frenan su desarrollo; de
manera que todo se conjuga para que, como la fuerza de un destino, la nación germana

87
Ibídem pag 493

88
Weber, M.; Escritos políticos. Pp 17s.

89
Weber pensaba que Rusia constituía la mayor amenaza para la existencia de Alemania como gran potencia
(weberianamente esto significaba aquella cultura nacional que podía definir una dirección histórica para gran parte de la
humanidad), el peligro ruso no sólo era territorial sino, como se ha dicho cultural, en este sentido solo era posible un acuerdo
en base a limitar su expansionismo o más maquiavélicamente en “el caso de un desinterés de Rusia” L . Ver Alemania
entre las grandes potencias europeas publicado en 1916,
49

asuma su responsabilidad histórica: “La guerra alemana es liberada por el honor y no por
cambios sobre los mapas o por ganancias económicas”90
En necesario introducir algunas precisiones en la relación entre Estado y nación en el
pensamiento de Weber;91 como muchos de sus contemporáneos vio coincidir un cierto
florecimiento espiritual-cultural con la consolidación del poder estatal, pero no se engaño.
Destaco a la unidad alemana como una nueva etapa de desarrollo aunque no ignoró que el
poder del Estado no implicaba siempre avances culturales, y por otra parte, junto con
Nietzsche fue critico al pueblo germano reprochándole, tal como ya se dijo, su pasividad , su
“filisteísmo” , el haber aceptado una autoridad “diletante”. Esta doble objeción van en camino
de preservar y fortalecer uno de los valores centrales de nuestro autor; la nacionalidad
alemana que coincidía con la posición internacional del Estado nacional, se explica también, a
partir de aquí, el conocido tratamiento de la democracia y las formas constitucionales
emparentadas como cuestiones de pura técnica. En este punto hay que cuidarse de hacerse
eco de la afirmación de Lukás según la cuál la democracia para Weber es sólo “una medida
técnica para facilitar el mejor funcionamiento del imperialismo” , al respecto Giddens subraya
que nuestro autor nunca asigno al expansionismo alemán “carácter normativo”, no hay nada
en esta noción que permita suponer la existencia de una legitimación de la cultura alemana
para ejercer dominación sobre las demás naciones, más bien se la puede pensar como un
medio para difundir los valores culturales germanos ( del la misma manera que la mera
política por el poder es inconducente y carece de sentido)92. Wolfgang Mommsen considera no
contradictorio este ideal nacional con el individualismo básico del pensamiento de Weber . El
argumento es el siguiente ; retomando lo dicho; era inevitable la lucha competitiva entre la
naciones para imponer valores culturales aportando de esta manera un dinamismo a la
humanidad en su conjunto impensable en caso de la primacía de unas formas culturales sobre
las demás, como ya sucedió en la Antigüedad con la “paz romana” del emperador Augusto93
Stefan Breuer elabora una interpretación del concepto de nación en Weber como un fenómeno
carismático. El autor recalca la existencia de una tradición que atribuía ( tanto en Francia
como en Alemania) a la propia nación “una misión especial en el marco de las tareas

90
Weber, M.; Escritos políticos. Pag. 57

91
No voy a abordar la teoría sistemática de Weber sobre el estado. Diré solamente que las perspectivas sobre el carácter
“instrumental”, “funcional” o “de autonomía relativa” del estado, como afirma Peón, parecen no agotan la noción al respecto
de Weber quien da como elemento constitutivo de la acción estatal el desplegar su capacidad para legitimarse. Se sigue de
esto que el proceso de legitimación ha de fundarse en una dimensión cultural : una comunidad nacional . El estado es un
instrumento de realización de esta comunidad pero también es su principal productor. Ver Peón Cesar La recepción de
Max Weber en América Latina. Inédito. Pag 37
92


Giddens A.; Política, sociología y teoría social. Pag 60
93


Mommsen, W.; op.cit. pag 163s.
50

generales de la humanidad” 94, con una particularidad del “mundo germánico” que consistió en
cierto prevaleciente culto apolítico de lo nacional, tomando formas estéticas, ritualistas,
extracotideanas ( es de decir carismáticas) “una esfera donde no gobierna la razón sino el
genio”95, pero como ya hemos dicho nuestro autor rechazó el modelo romántico, que en cierto
sentido recoge las tradiciones mencionadas, no era atribuible a la nación ningún tipo de misión
o destino histórico, aunque reservo una esfera donde mantener viva la llama carismática de lo
nacional (sin que esto implique darle al carisma una connotación misional o desarrollo
autónomo) : el espacio de las relaciones internacionales. Las grandes potencias siguen una
lógica que no se basa solamente en decisiones racionales hay también una dinámica del honor
y el prestigio
Finalmente, y sin querer forzar demasiado el análisis, en sus estudio socio-religiosos, Weber
parece llegar a la angustiosa constatación del sinsentido de la vida; la religión, ante las
injusticias del mundo entregaba al creyente la salvación como una forma de sentido
extramundano a la vida, tal es la imagen del “santo puritano” , a diferencia del monje vive en
el mundo pero en coincidencia con el monje no es de este mundo . El ideal ascético se debe
desarrollar en la vida cotidiana; la fe clarifica la moral: se trataba de “la voluntad de Dios o la
vanidad de la criatura”96 . La ciencia, que dicho sea de paso ha tenido su origen en las
profecías religiosas entendidas estas como proceso de ruptura con el pensamiento mágico, al
desencantar el mundo conviertiéndolo en un cosmos mecánico y causal expulsa a la religión
hacia la irracionalidad; la construcción racional de la vida se ha cumplido “luego de haber
aniquilado ...inumerables ‘valores’ ” el hombre moderno no pude depositar su fe en una
solución extramundana, se instala el sentimiento de la vida y de la muerte como un sinsentido,
esto conduce a la tragedia de la cultura moderna: la cuestión esta planteada en líneas
generales en su conferencia La ciencia como vocación, pronunciada hacia el final de su vida
en una librería de Munich. Peter Mayer se refiere a cierto ambiente profético reinante en la
Alemania de 1919 , dado por la consolidación del círculo de Stefan George, el incipiente
freudismo y la aparición de un “desconocido cabo de la primera guerra” , del cual Weber trató
de diferenciarse pero no pudo lograr que este escrito junto con La política como vocación
significaran para las nuevas generaciones un impresionante referente que “han acompañado
nuestro errar juvenil a través de la jungla de nuestro desconcierto moral e intelectual”97. En
esta misma dirección puede ser interpretado el testimonio de Karl Lowith, testigo directo de las
conferencias, el joven estudiante relata que Weber “Rasgó todos los velos de cuanto puede
ser deseado” pero la tremenda autoridad intelectual (seguramente carismática en estricto
sentido weberiano) no produjo un helado escepticismo: “Después de tantos discursos
94
Breuer, S.; op.cit. pag120

95
Ibídem ; op.cit. pag 129

96
Weber, Marianne, op.cit. pag 337

97
Mayer P., op cit pag 173
51

revolucionario pronunciados por activistas literario, la palabra de Weber era como una
liberación”98.
En un pasaje de La ciencia como vocación cita a León Tolstoi quien se pregunta si la muerte (
y la vida ) tiene sentido, la respuesta para el hombre moderno es que no lo tiene, esta
condenado a vivir sin fines últimos, bajo la esclavitud de los medios: “el puritano quiso ser un
hombre profesional; nosotros estamos obligados a serlo”. Es el fin del “hombre universal” las
férreas condiciones de la división social del trabajo base de la eficacia capitalista nos condena
a ser “especialista sin espíritu, gozadores sin corazón”. El “hombre cultural” solo es posible en
la medida que oriente su conducta , para hacerla creadora, con valores no cotidianos que le
permitan una libertad interna en relación con lo cotidiano . Se opone en este sentido al
“hombre especializado ” cuya acción en este mundo es adaptativa a las condiciones y a los
medios que determina su situación
Weber utiliza la metáfora de Abraham, el campesino que muere saciado por la vida,
había conquistado sus fines últimos, estaba colmado en su ciclo vital, en cambio el hombre
moderno no alcanza nunca es fin, llega a estar cansado de la vida pero no colmado por ella,
ante la diferenciación y multiplicación de los valores culturales, el hombre civilizado no puede
abarcarlos, ni tampoco acceder a ninguna “esencia” cultural. Su final es la insatisfacción y el
desasosiego.99
La visión escéptica, casi pesimista de Weber aflora en sus últimos escritos, forma
parte de la llamada “conciencia trágica de la sociología alemana” con sus muchas veces
insoportables niveles de autoconciencia y autocrítica , interpretada por algunas corriente
marxistas como la parte con “pretensiones científicas” de una filosofía más general de la
“burguesía en estado de degeneración y descomposición” Digamos que esta visión esta por lo
menos pasada de moda y me parece mejor considerarla, en el contexto de nuestro trabajo,
como otra respuesta posible a un optimismo ingenuo en la capacidad productiva de la ciencia
que puede desprenderse de un interpretación superficial del presupuesto weberiano sobre la
neutralidad valorativa

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98
Citado por Pinto, Julio; op cit. pag 83
99


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52

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Weber, Max; El problema de la irracionalidaad en las ciencias sociales. ED. Tecnos,


Madrid, 1985

Weber, Max; Escritos políticos. Ed. Folios. México. 1981

INDICE GENERAL

INTRODUCCIÓN....................................................................................................................................... 2

BREVE REFERENCIA AL CONTEXTO DE IDEAS DE LA CULTURA ALEMANA....................4


54

Bismarck , La Asociación de Política Social y la disputa metodológica..........................................4


La objetividad en las ciencias sociales............................................................................................ 11
BREVE REFERENCIA A LAS CONDICIONES SOCIOPOLÍTICAS..............................................18
La neutralidad y la política alemana...............................................................................................18
Estado y política en pensamiento weberiano ..................................................................................31
BREVE REFERENCIA LA RELACIÓN ENTRE LA CIENCIA Y LOS VALORES EN LA
PERSPECTIVA WEBERIANA............................................................................................................... 40
La relación de Weber con los círculos intelectuales....................................................................... 40
Indicaciones sobre una “teoría de los valores” en Weber..............................................................43
Temas finales: la muerte, la erótica, la guerra y el nacionalismo..................................................47
BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA................................................................................................................51

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