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LA SUSPENSION CONDICIONAL DE LA PENA

EN EL DERECHO PROCESAL PENAL ECUATORIANO

Resumen: El presente ensayo aborda una temática de actualidad como lo es la aplicación

de figura jurídica llamada Suspensión Condicional de la Pena, la cuál ha sido acogida por nuestra

legislación nacional a partir de la vigencia del Código Orgánico Integral Penal, siendo que su

institucionalización advierte que el Estado no siempre busca ejercer su poder punitivo mediante

un castigo como lo es la imposición de una pena corporal, sino que, acorde a una nueva política

criminal, declina esa facultad sancionatoria del Estado ejerciendo el perdón de la misma, lo que

se traduce en que, así como el Estado tiene derecho a penar o sancionar, también tiene derecho a

perdonar, y precisamente ese perdón en el Ecuador es el que menos ha sido estudiado tanto en el

ámbito doctrinal menos aún en el campo jurisprudencial, lo que, ha permitido que a pesar de

haberse dicha figura institucionalizado mediante ley, la misma no ha sido aplicada en la medida

que el legislador la ha creado, pues su espíritu normativo sería el brindar una nueva oportunidad

de readaptación de la conducta de quién ha sido sancionado a través de una pena privativa de su

libertad, lo que amerita un análisis más profundo por el presente trabajo en aras de entender en

qué medida opera dentro de nuestro sistema penal.

Palabras Claves: Ejecución de la pena, perdón judicial, Juez.

Abstract: The present essay deals with a current issue such as the application of a legal

form called Conditional Suspension of Sentence, which has been accepted by our national

legislation as of the effectiveness of the Organic Comprehensive Criminal Code, since its
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institutionalization warns that The State does not always seek to exercise its punitive power by

means of a punishment such as the imposition of a corporal punishment, but, according to a new

criminal policy, it declines that sanctioning faculty of the State exerting the pardon of it, which

translates into , just as the State has the right to punish or punish, it also has the right to forgive,

and precisely that pardon in Ecuador is the one that has least been studied in the doctrinal sphere,

even less in the jurisprudential field, which has allowed despite having said figure

institutionalized by law, it has not been applied to the extent that the legislator has created it,

because if bi in its normative spirit it would be to provide a new opportunity to readaptation of

the conduct of those who have been sanctioned through a penalty of deprivation of their liberty,

not least that their acceptance as regards the forgiveness of the penalty concerns, depends on the

Judge of Guarantees Criminal, which is a need to determine the factors that affect their non-

application or use of procedural parts.

Key Words: Sentencing court, Judicial forgiveness, Judge.

INTRODUCCIÓN

El Derecho Penal ecuatoriano ha tenido varias reformas encaminadas a dar por sentado

como base misma de todo el sistema el respeto por la dignidad humana, y en este orden de ideas

una de las acciones de restructuración que se realizó en materia penal fue la introducción con el

Código Orgánico Integral Penal de un sistema de justicia restaurativa, entendida como la

búsqueda de la resocialización de quien cometió un injusto y manifestada en la voluntad del

Estado de disponer una justicia punitiva, en favor de los involucrados en la comisión de


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conductas punibles, de ahí que, la pena que se les impone es con el fin prevenir la comision de

nuevos delitos a traves de una sancion ejemplarizadora y que sirva de excarmiento ante la

colectividad. Debemos tener en cuenta que toda pena lleva de poer medio la repacion integral de

la victima, en la cual el Estado pretender reparar la violacion de los derechos vulnerados por el

delincuente.

Este dilema se resume en dos situaciones: i) se reprime y castiga, o ii) se otorgan

beneficios y se reinserta socialmente. En el primer contexto, se quiere que cada una de las

personas condenas por algún tipo de delito sean llevadas en el término de la distancia a centros

penitenciarios al cumplimiento de la misma, incluso esta corriente idealista demanda que dentro

de los procesos penales los investigados sean remitidos a centros carcelarios con la aplicación de

medidas preventivas llamadas cautelares como lo es la prisión preventiva, produciendo que el

crecimiento de la cifra de internos está excediendo de continuo a la capacidad penitenciaria del

país, y a su paso se vulneran un número significativo de derechos humanos. En el marco de la

segunda perspectiva, los beneficios otorgados en el espíritu de la reinserción social, ha venido

provocando un incómodo malestar en la misma sociedad al pensar que la seguridad jurídica que

tanto anhelan no se ha protegido al dejar a los delincuentes libres aparentemente sin razón

alguna, por lo cual se critica su poca efectividad al no materializar el cumplimiento de una

justicia real gestando el deseo practicar como se hacía en antaño la justicia privada, sin embargo

en muchos casos este pensamiento colectivo resulta infundado pues no se comprende la razón

misma por la cual no se profieran medidas de aseguramientos a los imputados, dado que esto no

significa impunidad, sino que por el mismo devenir del proceso no resulta prudente llevar a la

cárcel a cierto tipo de personas.


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Desde este punto de vista, es indiscutible que una sociedad requiere de normas que van

orientadas al bien común a través del Pacto Social por el cuál se constituyen y se proclaman

como tal, y es ahí donde tales normas procuran una convivencia pacífica entre sus ciudadanos, en

el que, cuando se transgrede las reglas es el Estado quien procede a ejercer su poder punitivo con

la imposición de una sanción o castigo, encontrando que en el derecho penal, tal castigo deviene

en la imposición de una pena como respuesta a la afectación de bienes jurídicos que son objeto

de tutela, y en respuesta a ese quebrantamiento constante de la norma penal surge el estudio de la

criminalidad y consiguientemente las políticas criminales adoptarse ante tales tendencias.

Entonces, ante la evolución de la sociedad con devenir del tiempo, la manera de sancionar

el incumplimiento de la norma ha tenido de igual forma un giro, teniendo en la actualidad dentro

de nuestro sistema punitivo formas diversas y modernistas para dar solución a los conflictos

penales, siendo aquí donde encontramos una de las nuevas formas para dar fin al juicio penal y

es la que nos atañe en este ensayo que se traduce en la suspensión condicional de la pena, a

través de la cual si bien el Estado busca por una parte ejercer su poder de castigo, pero por otra

declina tal potestad en aras de encontrar una mejor respuesta por parte del Estado en cuanto a

readaptar al delincuente concierne, con lo que, nace el perdón que en nuestro caso se le otorga tal

potestad al Juez de Garantías Penales como garante de los derechos no solo del justiciable sino

de todos los sujetos procesales en igualdad de condiciones, siendo que, es éste último quien debe

en apego al principio de legalidad, efectuar el control de requisitos de procedibilidad, todo lo

cual se pretende analizarlo revisando su procedencia y negativa y como opera su ejecución.


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MARCO TEORICO

A lo largo de la historia, los problemas que afronta todos los paises en el Derecho Penal

se centra en la finalidad de la pena y la facultad del Estado para repudiar un delito imponiendo

sanciones de manera indiscriminada esto con el objeto de ejemplarizar y enseñar a toda la

colectividad. En este sentido, Beccaria manifiesta que con la finalidad de garantizar el goce

efectivo de los derechos, el hombre se vio en la necesidad de ceder parte de los mismos y es el

conjunto de esas cesaciones la que origina el derecho a punir.

Es por ello que la suspensión condicional de la pena, aparece en el Ecuador como una

nueva manera de reinsertar a la sociedad al delincuente primario, el cual ha incurrido en el

cometimiento de pequeños delitos o aquellos sin mayor importancia, convirtiéndose en un

sistema mediante el cual “(…) se daba la oportunidad a quien era condenado por primera vez a

una pena de corta duración para que no ingresara en el establecimiento, sustituyéndole el

cumplimiento efectivo del encierro por el de ciertas obligaciones tendientes tanto a asegurar

como a verificar su rehabilitación” (Arzúa, 1982, pág. 729).

Así visto, se crea la remisión como un término que deviene del verbo remitir que significa

asociarse a mandar una cosa a un individuo que se encuentra en otro sitio, a condonar una

penalidad o una carga, o a limitarse a hacer o decir aquello a lo que uno se ha comprometido. En

términos legales, y más específicamente en lo que a materia penal se refiere, la remisión toma

importancia en cuanto a “la extinción del delito, tratándose de las infracciones que no pueden
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perseguirse sino mediante del particular ofendido o a querella de parte” (Casado, 2009, pág.

702).

La remisión condicional de la pena se produce cuando la autoridad judicial establece

suspender lo que serían las penas privativas de libertad y a cambio establece lineamientos de

comportamiento para el individuo, mismas que si son incumplidas darían paso a la prisión del

sentenciado, es decir al cumplimiento efectivo de la sentencia que previamente se había dictado;

de esta forma se da paso a la sustitución de la pena privativa de libertad por el control

administrativo realizado por personal especializado.

La suspensión condicional de la pena pretender evitar que el delincuente de poca monta

se encuentre privado de su libertad y se perjudicque amas de haber perdido la libetrad, el

posiblemente perder su trabajo, familia, durante cierto tiempo. Esta atribución que establece el

COIP, la posee el juez o tribunal de garantias penales que han conocido el hecho publible y

reprochable por la Ley, la misma que opera a petición de la parte procesada y ya hoy

sentenciada, en la cual se trataran sobre los requisitos sine qua non para que opere esta figura

legal y asi suspender la ejecución de las penas privativas de libertad a las que hubiese sido

condenado el reo.

En tanto que la suspensión condicional de la pena, no es más que el perdón de la condena

privativa de libertad emanada por la administración de justicia y dictada de manera legítima por

el Juez, en la cual deja en suspenso el cumplimiento de una pena en ciertos delitos de menor

importancia, en la cual se le impondra otras de carácter mas beneficioso para el reo, su familia y
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colectividad, debiendo el mismo cumplirse a cabalidad en todos sus aspectos sin dilacion alguna.

Una vez cumplido estas medidas alternativas o supletorias provocara que se declare extinguida la

acción penal.

Alfonso Reyes Echandía la define como el fenómeno, también llamado condena

condicional o condena de ejecución condicional, tiene la virtud de suspender

durante cierto lapso la ejecución de la pena ya impuesta; vencido el término fijado

sin que el favorecido reincida en la comisión de un delito o incumpla las

obligaciones impuestas, la condena queda definitivamente extinguida. Se trata,

pues, de una causa de extinción de la punibilidad sujeta a condición (Echandía,

1990, pág. 296)

Esta figura jurídica establecida en el COIP, tiene como objetivo primordial evitar que el

reo se contagie de manera directa con reos de mayor peligrosidad al encontrase privado de su

libertad, intentando de manera directa la reinsercion del reo a la colectividad de manera directa y

puntual generando que sea de una manera un ente productivo a la colectividad, evitando tenerlo

encerrado en una celda provocando que este distorcione su mente al conocer de fuente directa de

reos de mayor peligrosidad nuevos delitos contrarios a la Ley. De esta manera el Estado

ecuaatoriano otorga una segunda oportunidad al reo para que enderece su vida.

De la misma manera basa su acción en el hecho innegable que en libertad se tendría más

facilidad de control, de medidas de readaptación y además mediante las medidas implantadas se

puede estimular la voluntad de enmendarse por parte del sujeto que infringió la ley. “Es sin duda
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la reforma más importante en materia de política criminal operada desde la II Guerra Mundial,

pues conjuga el juicio de desvalor expresado en el pronunciamiento penal y la propia voluntad

del reo, fortalecido por la amenaza de ejecutar la pena o volver a ella en caso de

incumplimiento de la pena sustituta, para que se reinserte socialmente” (Vidal, 2008, pág. 16).

Se debe tener muy en cuenta que los grandes avances de la humanidad y en el Derecho

Penal que nos compete, es de “ultima ratio” pues en la ultima forma de reprender a la

colectividad por los hechos contrarios a la Ley en los que han incurrido, a traves de un proceso

penal que conllevara de manera intrinsica una sancion que conlleve la privacion de libertad sin

que esto signifique el descuidar los indices delictivos y criminales que afloran en el país.

Se debe tenr en cuenta que el principio de mínima intervención penal, todos los

administradores de justicia deben aplicar de manera minoritaria sentencias que tegan carácter

sancionatorio es decir que tengan privacion de libertad, que estas solo en casos de transcendencia

o relevantes deberan ser aplicados. “Lo que se trata de justificar es que la pena cumple una

función preventiva, asegurando que las normas dictadas se cumplen, y que en el caso del

derecho penal su incumplimiento puede derivar en la privación de libertad” (Westerlindh, 2005,

pág. 14). Es por ello que con el fin de evitar en cada momento poner penas privativas de libertad

han nacido las medidas alternativas. Estos tipos de medidas alternativas deben ser aplicadas

previo análisis cuantitativos y cualitativos de la magnitud del hecho delicitivo que se ha

cometido.
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A mas de ello, existe otras razones para que se evite el cumplimiento de penas privativas

de libertad que contegan tiempos cortos: i) La primera es que estas penas antes de favorecer la

resocialización y la reeducación del sujeto penado, provocan una fuerte desocialización, ya que

permiten el contagio del pequeño delincuente al entrar en contacto con delincuentes más

avanzados, y en cambio no posibilitan el tiempo necesario para conseguir un tratamiento eficaz.

ii) La segunda razón es que las penas cortas de prisión están previstas para delitos poco graves,

para los cuales bastarían penas menos traumáticas. Es por ello que se ha creado en la nueva

normativa penal, la figura de la suspensión condicional de la pena.

Otro punto que también se considera acerca de la suspensión condicional de la pena es

que se trata de uno de los procedimientos tradicionales de limitación de las penas cortas

privativas de libertad, teniendo en consideración que lo que se quiere lograr con la aplicación de

esta medida es poder ayudar al delincuente y establecer su pronta resocialización en nuestro

ámbito social de manera que no vuelva a cometer ese delito.

Consecuentemente, la suspensión condicional de la pena prevista en el Art. 630 del

Código Orgánico Integral Penal, tiene su fundamento en la prevención especial: evitar los efectos

negativos de las penas cortas privativas de libertad como se señaló en líneas anteriores. Estas

últimas, como decía Von Liszt, “«no intimidan, no mejoran y sólo corrompen», incluso siempre

se han puesto esas penas como ejemplo de «prevención especial al revés» (resocialización

negativa), porque los lugares de cumplimiento suelen ser más bien «escuelas de criminalidad»”

(Straf. Vortr. und Aufsätze, I, 1905, p. 513). Desde esta perspectiva, propia de la prevención

especial –positiva-, que procura evitar la reincidencia intentando conjurar las causas que
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gravitaron sobre el autor, a través de tratamientos de resocialización, es claro que el

cumplimiento de penas cortas privativas de libertad, más que mejorar, facilita más bien el

contagio criminológico, por el contacto con otros delincuentes, especialmente cuando el autor es

un delincuente primario y la corta duración de la pena no permite un tratamiento resocializador

adecuado; en tales casos, se entendería que, en realidad, ese tratamiento no es necesario. Esta

visión preventiva, sin duda, está en la base del surgimiento de esta institución de la suspensión

condicional de la pena que trata en definitiva, de que la pena privativa de libertad sea la “ultima

ratio” dentro del sistema penal, ya que, al ser penas cortas desocializan al sujeto activo del hecho

delictivo y contrario a la ley al provocar que al ingresar a prisión tenga contacto con otros

delincuentes de mayor experiencia delincuencial, la misma que se da por falta de tiempo,

tratamientos integrales efectivos como lo busca la Constitución de la República del Ecuador.

El objetivo primordial de la suspension condicional de la pena se encuentra en la idea

evitar a toda costa el encierro del sujeto activo del delito, el cual carece de peligrosidad al

imponersele penas irriosorias o menores con el cual se justifica que los mismos carecen de

peligrosidad para la sociedad y por ende para la colectividad. Es por esto que esta figura legal

que se ha establecido en el COIP, pretender disminuir o evitar que los delincuentes primerisos y

ocasionales en la pendiente del delito, mediante dos condiciones preventivas en favor del reo,

evitar la realidad carcelaria, procurando mantener al sujeto activo del delito en el seno social,

familiar y laboral, fomentando de esta manera que el delincuente no vuelva a cometer actos

delincuenciales bajo el amendrentamiento del cumplimiento de la pena por parte del

administrador de justicia, generando de esta forma conciencia en el reo al saberse beneficiado

con la remisión del primer castigo y que las penas de breve duración carecen de eficacia, porque
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más bien hacen perder al condenado el temor a la pena y por consiguiente favorecen la

reincidencia, por ello es más eficaz la sustitución condicional de la pena; y la segunda razón es

por cuanto las penas menores impuestas para casos delictivos pocos graves son menos

traumaticas para el reo.

“Situación que resulta especialmente grave habida cuenta la materia altamente sensible

para los derechos fundamentales de los reclusos y los fines de reinserción social

constitucionalmente asignados a las penas privativas de la libertad” (Manzano, 2012, pág. 11).

Pues bien, para evitar estas penas cortas de prisión existen distintas posibilidades. Cabe acudir a

la condena de otras penas, como la multa o la localización permanente, y cabe también renunciar

a toda pena. Pero existe también una posibilidad intermedia: la suspensión de la ejecución de la

pena a condición de que el sujeto no vuelva a delinquir o de que cumpla ciertas condiciones

dentro de cierto plazo.

La concesión de la suspensión condicional de la pena significa que si un individuo es

declarado culpable, el juez al juzgar determina que la sentencia debe ser suspendida por un lapso

de tiempo, donde se pone a prueba al sentenciado, mediante el cumplimiento por parte de este de

requisitos también determinados por el juez mediante su discrecionalidad y acorde a la

pertinencia dentro del caso. Es decir, esta medida es adoptada por la “facultad eminentemente

discrecional del Juez o Tribunal sentenciador, que, no obstante, ha de estar debidamente

motivada y requiere la indisponible concurrencia de determinados presupuestos, necesarios

aunque no suficientes” (García, 2013, pág. 26).


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Se debe determinar también que esta suspensión del cumplimiento efectivo de la

sentencia, siendo su característica primordial su status de condicional, no es aplicable en la

totalidad de acciones penales constantes en determinada legislación, sino que la misma está

estrictamente vinculada a delitos catalogados como leves e inclusive poco graves, dando apertura

a la interpretación del operador de justicia en torno a los escenarios en los que el hecho se ha

perpetrado. De esta manera, desde su concepción niega su aplicación a delitos en los que el bien

jurídico vulnerado es considerado Superior, bienes jurídicos como la vida, la libertad, la

integridad física y sexual. Por lo tal “Estamos ante una evidente estigmatización de determinados

delincuentes a los que la sociedad percibe como repudiables y como tales pretende tratarlos”

(Sierra, 2013, pág. 113); es así que se les considera en determinados casos como sin

posibilidades de resociabilización por lo cual es necesario el aumento de medidas de control y de

internamiento en centros de privación de la libertad.

Es necesario claro está, que para implementar, o dar paso a la suspensión condicional de

la pena se establezcan ciertos requisitos que garanticen su correcta aplicación y el cumplimiento

efectivo de su finalidad como restaurador de derechos y protector de garantías y derechos.

Dentro de estos requisitos objetivos podemos encontrar al delincuente primario que como su

nombre lo determina, este requisito establece que para poderse beneficiarse de la suspensión de

la pena, debe de constatarse que el infractor no presente historial criminal; esto es, que el mismo

por sus antecedentes no represente una figura peligrosa para la sociedad. En estas circunstancias

se debe determinar que no consistirá como antecedente aquellos registros de delitos por

imprudencia (delitos culposos). A lo antes expuesto, Molina Blázquez opina en su obra “La

aplicación de la Pena”, que deberían tomarse en cuenta estas conductas también “ya que de estos
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delitos imprudentes también se puede denotar conducta y peligrosidad criminal” (Blazquez,

2002, pág. 87).

La pena correspondiente al delito no supere cierto tiempo, este requisito es de suma

importancia de análisis ya que delimita la aplicación de la suspensión condicional de la pena solo

para delitos que no sean tan graves, delitos menores en los cuales el bien jurídico doblegado no

se constituya como un bien jurídico superior e inherente al ser humano. Es decir que la persona

afectada pueda recibir resarcimiento con la aplicación de la suspensión condicional de la pena.

CRITERIO SOBRE EL TEMA INVESTIGADO

En nuestro país, esta figura de suspensión condicional de la pena aparece caracterizada,

por así decirlo como un método novedoso de solución al conflicto penal; ya que nace, en idea,

conjuntamente con las tendencias garantistas de la Constitución de Montecristi promulgada en el

2008, y apareciendo de manera real dentro del Código Orgánico Integral Penal instituido de

manera formal desde agosto del 2014. Legislaciones ambas caracterizadas por ser de manera

primordial garantistas de Derechos Humanos y encaminadas a constituir una armonía entre el

entorno social y la persona que ha incurrido en infracciones penales.

Situación apuntalada también por lo manifestado en la Convención Americana sobre

Derechos Humanos donde se determina que “las personas privativas de la libertad tendrán como

finalidad esencial la reforma y la readaptación social de los condenados” (CONVENCIÓN

AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS). Ante esto, y en todo caso dando un avance o
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un paso más allá de lo establecido por los estados americanos, esta tercera vía en cuanto a la

resolución de procesos penales pone al frente y en primer lugar el carácter reinsercivo y

rehabilitador de la pena, sustituyendo aquellas privativas de la libertad y reclusorias con medidas

de carácter educativo, restaurador de derechos y ante todo evitando los males tan acentuados que

implica el ingreso en centros de privación de la libertad.

Esta tendencia catalogada como Justicia Restaurativa o de Tercera Vía Judicial, busca

marcar el camino para un modelo de justicia ágil, concienciada, enmarcada bajo todo precepto en

la rehabilitación y reinserción del sujeto activo del delito; método que apuntala un aparataje

judicial descongestionado, caracterizado por el principio de economía procesal, el

aprovechamiento efectivo de los recursos y, además y primordialmente, encauzado en la

reparación y hasta cierto punto restauración del derecho violentado hacia la víctima.

En este sentido, en nuestra legislación se prohíbe la suspensión condicional de la pena en

delitos contra la integridad sexual y reproductiva, violencia contra la mujer o miembros del

núcleo familiar, pero que en sí mismo, es permitida en delitos de menor relevancia penal, es

decir en aquellos ataques de menor gravedad para la sociedad, donde el juzgador tras la

verificación de requisitos establece la necesidad de efectuar el perdón judicial llamada por la

doctrina la remisión en aras de readaptar la conducta del delincuente y así propender a su

rehabilitación y reinserción social tendiente a cumplir con los preceptos constitucionales.

CONCLUSIONES
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- Se puede determinar que si bien el Código Orgánico Integral Penal contempla dentro de

su estructura figuras jurídicas que permiten obviar las sanciones inherentes a la privación

de la libertad, esto es la suspensión condicional de la pena. También es cierto que estas

figuras no se encuentran correctamente difundidas en cuanto a su modo de aplicación y

beneficio de una forma en la que los actores del proceso penal la puedan constituir como

un medio sumamente aplicado para beneficio del sistema jurídico penal ecuatoriano.

- La suspensión condicional de la pena, permite que el sentenciado a una pena privativa de

la libertad, pueda de ser el caso, suspender la pena sin cumplirla, dejando de lado el

problema de hacinamiento en centros de rehabilitación social, adoptando esta figura con

la cual el reo debería cumplir ciertas condiciones, retribuir a la sociedad este beneficio en

base al cumplimiento de las medidas para que así se le considere rehabilitado y pueda

reinsertarse en la sociedad.

- La suspensión condicional de la pena limita su aplicación a las personas con antecedentes

delictivos o que se encuentren inmersos en procesos penales, o que se hayan beneficiado

antes de alguna medida alternativa de solución al conflicto penal como lo es la

conciliación. Esto a fin de precautelar el carácter excepcional de aplicación de la

suspensión condicional de la pena debido a sus características rehabilitadoras y

reinserciva del reo.

BIBLIOGRAFIA
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Blazques, M. (2002). La Aplicación de la Pena, Bosch Editor.

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