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Conservación de la energía

Sistema mecánico en el cual se conserva la energía, para choque perfectamente elástico y ausencia de rozamiento.

La ley de la conservación de la energía afirma que la cantidad total de energía en cualquier sistema físico aislado (sin
interacción con ningún otro sistema) permanece invariable con el tiempo, aunque dicha energía puede transformarse en otra
forma de energía. En resumen, la ley de la conservación de la energía afirma que la energía no puede crearse ni destruirse, solo
puede cambiar de una forma a otra,1 por ejemplo, cuando la energía eléctrica se transforma en energía calorífica en
un calefactor.

En termodinámica, constituye el primer principio de la termodinámica (la primera ley de la termodinámica).

En mecánica analítica, puede demostrarse que el principio de conservación de la energía es una consecuencia de que la
dinámica de evolución de los sistemas está regida por las mismas características en cada instante del tiempo. Eso conduce a
que la "traslación" temporal sea una simetría que deja invariante las ecuaciones de evolución del sistema, por lo que el teorema
de Noether lleva a que existe una magnitud conservada, la energía.

Calor y Energia

El calor representa la cantidad de energía que un cuerpo transfiere a otro como consecuencia de una diferencia de
temperatura entre ambos. El tipo de energía que se pone en juego en los fenómenos caloríficos se denomina energía
térmica. El carácter energético del calor lleva consigo la posibilidad de transformarlo en trabajo mecánico. Sin
embargo, la naturaleza impone ciertas limitaciones a este tipo de conversión, lo cual hace que sólo una fracción del calor
disponible sea aprovechable en forma de trabajo útil.

Las ideas acerca de la naturaleza del calor han variado apreciablemente en los dos últimos siglos. La teoría del calórico o fluido
tenue que situado en los poros o intersticios de la materia pasaba de los cuerpos calientes -en los que supuestamente se hallaba
en mayor cantidad- a los cuerpos fríos, había ocupado un lugar destacado en la física desde la época de los filósofos griegos.
Sin embargo, y habiendo alcanzado a finales del siglo XVIII su pleno apogeo, fue perdiendo credibilidad al no poder explicar
los resultados de los experimentos que científicos tales como Benjamín Thomson (1753-1814) o Humphrey Davy (1778-1829)
realizaron.

Una vieja idea tímidamente aceptada por sabios del siglo XVII como Galileo Galilei o Robert Boyle resurgió de nuevo. El
propio Thompson (conde de Rumford), según sus propias palabras, aceptó la vuelta a aquellas «viejas doctrinas que sostienen
que el calor no es otra cosa que un movimiento vibratorio de las partículas del cuerpo».

Las experiencias de Joule (1818-1889) y Mayer (1814-1878) sobre la conservación de la energía, apuntaban hacia el calor
como una forma más de energía. El calor no sólo era capaz de aumentar la temperatura o modificar el estado físico de los
cuerpos, sino que además podía moverlos y realizar un trabajo. Las máquinas de vapor que tan espectacular desarrollo tuvieron
a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX eran buena muestra de ello. Desde entonces las nociones de calor y energía
quedaron unidas y el progreso de la física permitió, a mediados del siglo pasado, encontrar una explicación detallada para la
naturaleza de esa nueva forma de energía, que se pone de manifiesto en los fenómenos caloríficos.

LAS NOCIONES DE TEMPERATURA ...

Las nociones científicas de calor y temperatura se apoyan en la idea intuitiva que nos transmite nuestro propio cuerpo. Así, esa
sensación fisiológica revelada por el tacto, que permite clasificar los cuerpos en fríos y calientes, da lugar a la idea de
temperatura y por extensión a la de calor. Sin embargo, la física va más allá de estas nociones intuitivas y busca representaciones
que puedan ser expresadas en forma numérica, esto es, como magnitudes o atributos medibles.

La noción de temperatura

La experiencia demuestra que cuando dos cuerpos, uno frío y otro caliente, se ponen en contacto durante un tiempo prolongado,
terminan por alcanzar un estado de equilibrio entre ambos que se denomina equilibrio térmico. En ese estado no es posible
distinguir cuál de ambos está más frío y cuál más caliente. La propiedad que tienen en común los cuerpos que se encuentran
en equilibrio térmico es precisamente la temperatura. Junto con esta definición descriptiva de lo que se entiende en física por
temperatura, con frecuencia se utiliza otra definición de tipo operacional, que indica mediante qué procedimiento u operación
queda determinada dicha magnitud. Según este criterio la temperatura sería lo que miden los termómetros.

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