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“Un lector, para no sucumbir en el mar que el otro es (...) construye con instrumentos
de su subjetividad, busca en la complejidad de sus piezas las herramientas
emocionales, intelectuales y desde allí aprehende los trazos del otro
y los significa, les da un sentido.”
Ángela Pradelli
En esta oportunidad desde el Plan Provincial de Lectura y Escritura queremos abordar puntualmente
la lectura como una experiencia de expresión y juego que invita a romper la lectura monocorde y
que surja naturalmente la lectura expresiva, personal e interpretativa.
De esta manera, en esta edición de Lecturas Situadas proponemos recorrer el camino de la
experimentación, jugar con las palabras e ir encontrando su musicalidad, transmitir las profundas y
diversas sensaciones que un texto encierra, apropiarse de lo que se lee y hallar la propia manera de
comunicarlo dejando de lado cualquier estereotipo.
***
El encuentro con la propia voz y la de los otros
En un taller de lectura, antes de abordar un texto en voz alta, es importante proponer al grupo que
se atreva a soltar la voz. Estamos convencidos que la clase en general y -en este caso, los talleres
específicos de lectura- son espacios donde se debe propiciar la participación individual y colectiva,
donde todos sepan que su voz es necesaria y tan valiosa como la de cualquier otro miembro del
grupo, que serán escuchados, que la forma de expresarse de cada uno -lejos de ser rechazada- será
incluida, valorando su rica diversidad.
Entendemos la propuesta de un taller de lectura como el espacio por excelencia para equivocarse,
no saber pronunciar una palabra o desconocer un significado que no es de uso corriente. También
reconocer que una primera lectura generalmente es dificultosa y precisamente leer varias veces un
mismo texto (esto no significa de ningún modo la repetición idéntica) va a dar seguridad y relajación
a quien lee.
Así como la escritura de un texto no es algo terminado, la lectura tampoco lo es. Pensemos, ¿de
cuántas maneras podemos leer/decir un mismo texto? La respuesta es clara: tantas como personas
lo hagan. Además, una misma persona puede abordar una lectura de diversas maneras y provocar
distintas reacciones y llegar a la emoción -sea cual sea- más por la forma de decirlo que por las
palabras en sí. Animarse a ese juego, a variadas interpretaciones, entender que si no hay formas
únicas de leer entonces no hay errores, o quizá el error es pretender un decir “modelo” que destroza
cualquier acercamiento a lo esencial del texto: la esperanza, la picardía, los miedos escondidos tras
las palabras.
La experiencia, el juego, la creatividad serán los caminos para que se manifiesten esas u otras
intenciones y sentimientos. Tomar conciencia de cómo llega cada palabra, su sonoridad, nuestro latir
al ritmo de lo dicho, los silencios, la apropiación de lo leído; es decir, hacerlo como si estuviera
escrito para que nuestra lengua lo pronuncie y para que encienda y modifique a cada uno de los que
escuchan.
La escritora Ángela Pradelli, en “El sentido de la Lectura”, afirma: “El lugar de la lectura se vuelve
poderoso cuando abre las compuertas de las aguas, propias pero detenidas en un estanque, y asume
la riqueza de sentidos y la multiplicidad de matices. Ese poder de la lectura está en darnos siempre
más. Más ojos para mirar el mundo, más corazón para comprender lo que es ajeno a nosotros. Nos
multiplica en lo que sentimos y hace proliferar el pensamiento, la duda, la curiosidad.” (pp. 56-57)
Leer es más que seguir ciertas reglas, es involucrarse con lo leído, hacerlo con toda la emoción del
momento, percibirse y percibir al otro, levantar la vista para encontrarnos con la mirada de los otros
“Así, leer/escuchar/escribir es abrir para nosotros y para otros un camino de libertad. Pero no se
trata de algo dado de una vez y para siempre sino de un camino, porque ya no es en un libro o en
una acción sino en el tránsito en la precariedad de lo que está dejando de ser para convertirse en
otra cosa, en ese río del tiempo que va de una palabra a otra, de un libro a otro, de un gesto a otro,
donde se aprende y donde se enseña. Podemos ofrecer libros y diseñar estrategias de lectura, pero
servirán de poco si desarticularnos la capacidad de disparar la letra, si desactivamos su cualidad de
transformarnos, de incomodarnos, de hacernos pensar.” (pp. 112 -113)
La experiencia de taller
“El arte de estos mediadores es ante todo un arte de la acogida, de la disponibilidad. Lo que me
permitió continuar es esa mirada, es la escucha, es el hecho de que se interesen por uno, dice
Mounir Haman, que participa en talleres de lectura en voz alta en el norte de Francia. Uno viene del
colegio y lo consideran un niño. Vas a un taller y casi te dicen señor.” (p.164)
En este punto, nos parece oportuno hablar del recorrido lector, de los intereses de los estudiantes
por unos textos u otros, de abordar diferentes géneros literarios y también textos informativos.
Todo lo mencionado es válido para la reflexión y elección de diversos textos que se usen en un taller
de lectura, pero queremos detenernos en la lectura de las producciones de los estudiantes. En la
edición de Lecturas Situadas dedicada a la Escritura Creativa, hicimos hincapié en dichas
producciones, ahora queremos volver a ellas, por considerarlas un material muy valioso para su
lectura. Es verdad que hay una instancia que se escribe para uno, donde no necesariamente se desea
mostrar lo escrito, y es respetable. Ahora bien, también es importante considerar otro momento, el
de la mirada/escucha del otro sobre lo que hemos escrito, la necesidad que no quede encerrado en
el papel eso que se escribió, tanto para leer cada uno su producción como para que otros la lean y el
autor pueda escuchar cómo se siente, cómo le llegan sus propias palabras pronunciadas por las
voces de sus pares y docentes. Incluir las producciones del grupo le da un valor agregado a la lectura,
ese apropiarse del texto y poder decir sin inhibiciones: “esto escribí yo, me pertenece, es mi
palabra”. Además, cuando un mediador lo lee, el propio estudiante/autor puede sentir cómo se
modifica el texto y apreciar la belleza de su creación.
En el libro “El sentido de la Lectura”, Pradelli, presenta algunos ejemplos, como es el caso del
escritor Antonio Dal Masetto que nació en Italia y siendo un preadolescente llegó a Argentina sin
conocer el idioma. En esa etapa de la vida, en que se sentía solo y único con sus emociones propias
de la edad y de sus circunstancias, el encuentro con los libros fue de vital importancia. Así lo relata:
En ese mismo libro, Pradelli rescata también la voz del escritor uruguayo Galeano:
Por su parte, Michél Petit, al evocar lecturas en su libro “Una infancia en el país de los libros”, dice:
“Los libros sabían mucho de mí y de mis deseos más recónditos. Poseían incluso la extraña virtud de
plegarse a los deseos de aquel que los abría, de expresar algo distinto para cada uno, aunque eso yo
lo ignoraba:” (p. 19)
Llenar de palabras el ambiente de trabajo, ya sea dentro de cajas de diversos tamaños o que
cuelguen de móviles, palabras debajo de las sillas o dentro de los libros. En todo lugar se puede
esconder una palabra. Se invita a los estudiantes a:
Grabar
Grabar lecturas que se realizan en forma grupal o individual, es una vivencia que puede ser utilizada
para diversas actividades, por ejemplo:
Escuchar la propia voz y la de los compañeros.
Hacer una autoevaluación de lo leído.
Incorporar esas grabaciones a un programa radial.
Realizar videos incorporando imágenes que acompañen la lectura.
Música y textos
Acompañar la lectura con instrumentos musicales. Éstos a su vez pueden ser realizados por los
estudiantes y coordinar la acción con el profesor/a de música.
“Chu-cuchú”
“chequechica”
“cinco pesos/poca plata”
“cuentouncuento”
“Mecontaronytecuento”
Combinar la lectura del cuento con la representación corporal del tren por parte de los
estudiantes, y dirán las frases en el momento preciso.
Detener el tren en alguna estación, todos bajan y encuentran valijas, ¿qué hay?, por
ejemplo fragmentos de textos donde se describen paisajes. Todos escuchan la
descripción, pueden cerrar los ojos e imaginar lo que escuchan.
Lectura y representación
Leer un cuento o poesía mientras se representa lo que se escucha, de manera espontánea, sin haber
escuchado antes el texto. No se trata (como en el teatro) que se distribuyan los personajes, sino que
todos representan la totalidad de la historia y al mismo tiempo.
La novela
El espacio del taller puede ser utilizado para abordar diversos géneros literarios. En el caso de la
novela, en cada encuentro se pueden leer uno o dos capítulos.
En el siguiente encuentro se recuerdan los capítulos leídos, un intercambio oral donde se realicen
preguntas de lo leído y otras para anticiparse, tales como: ¿qué les parece que hizo tal personaje?,
¿cómo continúa la historia?, ¿cómo continuó el diálogo?, etc.
Con la novela o alguno de sus capítulos se puede:
adaptar al género dramático y hacer la representación.
realizar una fotonovela: un vestuario sencillo, ambientación acorde y sacar fotos de
diferentes escenas de la novela. Imprimir las fotos y escribir los textos.
Teatro Leído
Abordar el teatro leído en un taller de lectura permite la participación de todo el grupo, aplicar
juegos de voces, intercambio de roles, memorización de la letra, incluir elementos del teatro de
representación y muchas otras variables que -además de ser ideal para la lectura expresiva- hacen a
la interrelación grupal.1
1
Para ampliar sobre cómo trabajar el texto teatral se puede recurrir a Lecturas Situadas “Teatro en la escuela: la expresión
de todos los sentidos”.
Programa radial
La preparación de un programa de radio puede ser parte del taller de lectura o como cierre de éste.
Algunos aspectos a tener en cuenta:
Escuchar diversos programas radiales y extraer sus características.
Elegir la temática a tratar.
Elaborar un guión.
Buscar información, entrevistas, elaboración de propagandas, cortina musical que
identifique al programa, etc.
Ensayar el programa con los compañeros del taller de lectura.
Presentar el programa al resto de la escuela. Una sugerencia es hacerlo durante los
recreos, para que los compañeros de otros cursos escuchen y participen con un sistema
de preguntas y respuestas.
Respiremos. En medio del bullicio, de los contenidos, en medio de la clase y el recreo. Justo ahí,
ubiquemos ese espacio-tiempo de encuentros de creación, de lecturas y escritura y viceversa. De
expresiones que se sueltan en el papel y de ahí saltan a la voz. Entre una y otra acción, respiremos.
Como bellamente lo expresa el poema de Roberto Juarroz que compartimos:
https://www.google.com.ar/search?q=ruth+kaufman+canal+encuentro&oq=ruth+kaufman+canal
&aqs=chrome.1.69i57j0.10118j0j1&sourceid=chrome&ie=UTF-8
Como en cada edición de Lecturas Situadas, quedan invitados a compartir las experiencias
realizadas.
Nuestro correo: consultasplanlecturaba@gmail.com
Andruetto, M. (2015) La lectura, otra revolución. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Fondo
de Cultura Económica.
Devetach, L. (2008) Cuentos en tren. Buenos Aires: Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara.
Petit, M. (2015) Leer el mundo. Experiencias de transmisión cultural. Ciudad Autónoma de
Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Petit, M (2008) Una infancia en el país de los libros. Barcelona: Editorial Océano.
Pradelli, A. (2013) El sentido de la lectura. Buenos Aires: Paidós.
Pradelli, A. (2011) La búsqueda del lenguaje: experiencias de transmisión. Buenos Aires:
Paidós.
Spiner, E. (2009) Taller de lectura en el aula: cómo crear lectores autónomos. Buenos Aires:
Centro de Publicaciones Educativas y Material Didáctico. Novedades Educativas.