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Competencia comunicativa
Frente a la idea de competencia lingüística aparece la noción de competencia
comunicativa de Dell Hymes referida al uso del lenguaje en actos de comunicación
particulares, concretos y social e históricamente situados. De este modo, Hymes
introduce una visión más pragmática del lenguaje, en la que los aspectos socio-
culturales resultan determinantes en los actos comunicativos.
Umberto Eco concibe dos enfoques pragmáticos, una pragmática de la significación
y otra de la comunicación, pues fenómenos como la coreferencia textual, el topic, la
coherencia textual, la referencia a un conjunto de conocimientos, la implicación
conversacional y muchos otros, atañen a un proceso de comunicación efectivo y
ningún sistema de significación puede preverlos.
Va tomando forma así la competencia enciclopédica, referida a la capacidad de
poner en juego, en los actos de significación y comunicación, los saberes con los
que cuentan los sujetos y que son construidos en el ámbito de la cultura escolar o
socio-cultural en general, y en el micro-entorno local y familiar.
Otra diferencia importante entre las competencias lingüística y comunicativa
corresponde al carácter dinámico de la segunda frente al carácter estático de la
primera. La competencia lingüística es innata, tiene base biológica, es estática, tiene
un carácter absoluto y no implica comparación. La competencia comunicativa es un
concepto dinámico que depende de la negociación del significado entre dos o más
personas que comparten hasta cierto punto el mismo sistema simbólico. Como
Savignon (1983) propone, tiene un carácter interpersonal y no intrapersonal.
Además, la competencia comunicativa tiene un carácter relativo y no absoluto y los
diferentes usuarios de la lengua pueden presentar distintos grados de competencia
comunicativa. La competencia comunicativa, por lo tanto, tiene base social y es
específica del contexto en el que tiene lugar la comunicación.
Desde la comunicación se perfilan tres grandes competencias, la argumentativa, la
interpretativa y la propositiva. En la argumentación se valoran las acciones que
directamente legimtiman y dan cuenta de lo planteado en el acto comunicativo, para
ampliar la confrontación de significados y la capacidad de decisión en situaciones,
se relaciona con el habla, con la retórica y con la ética. En la interpretación se
domina un sistema de reglas para inferir expresiones posibles, se relaciona con la
lectura, la hermenéutica y la semiótica. En la proposición se formula o produce un
nuevo sentido que se da en las acciones de confrontación, refutación o en las
alternativas de solución plantadas frente a un texto o discurso; se relaciona con la
escritura, la pragmática y la crítica. La habilidad de escuchar es importante en las
tres competencias comunicativas.