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Competencia lingüística

En lingüística, las teorías que se agrupan dentro de la gramática


formal denominan competencia lingüística al conjunto de conocimientos que
permite comprender y producir una cantidad, potencialmente infinita,
de oraciones gramaticalmente correctas, con una cantidad finita de elementos.
Además, ciertos enfoques que se ubican en la gramática funcional entienden que el
término también debe incluir cierto conocimiento acerca de la adecuación de
un enunciado al contexto de situación en que se produce.
Para Howard Gardner la competencia lingüística es la inteligencia que parece
compartida de manera más universal y común en toda la especie humana.
Considera que las médulas de tal tipo de inteligencia son la fonología y la sintaxis,
mientras que la semántica y la pragmática se relacionan más con la inteligencia
lógica-matemática y la inteligencia interpersonal. Define pues la competencia
lingüística como aquella que permite procesar información de un sistema de
símbolos para reconocer la validez fonológica, sintáctica o semántica en un acto de
significación de esa lengua.
Para Chomsky, la competencia lingüística es la capacidad que tiene todo ser
humano de manera innata de poder hablar y crear mensajes que nunca antes había
oído. Esta competencia se centra en las operaciones gramaticales que tiene
interiorizadas el individuo y se activan según se desarrolle su capacidad coloquial.
Es decir, el lenguaje nace desde dentro del individuo y no desde lo social como
sostenía Saussure. El maestro lo que tiene que hacer es desarrollar esta
competencia lingüística en el alumno haciéndole que hable y enseñándole
vocabulario y no solamente gramática. La competencia lingüística se hace realidad
a través de reglas generativas que se relacionan con la gramática que es saber
organizarse y estructurarse.
El Real Decreto 126/2014, de 28 de febrero, por el que se establece el currículo
básico de la Educación Primaria (BOE, 1 de marzo) , señala como primera
competencia básica del currículo de la enseñanza Primaria la "comunicación
lingüística”. El desarrollo de esta competencia se justifica y concreta en las
siguientes actividades fundamentales para las relaciones humanas ( BOE 2006):

1) Comprensión de la realidad, comunicación oral y escrita, organización del


pensamiento.
2) Expresión de ideas, emociones, vivencias, opiniones, expresión oral y escrita,
diálogo y relación social.
3) La conversación como medio de aprendizaje, de desarrollo personal y afectivo.
4) La construcción de relaciones iguales; el lenguaje como motor para la resolución
de conflictos en la comunidad escolar.
5) La interacción verbal y no verbal adaptada a cualquier contexto.
6) La lectura y la escritura.
7) El conocimiento reflexivo de la lengua para explorar todas las estrategias
expresivas que permitan una mejor interacción social.
8) El dominio y la formalización de la lengua permiten el desarrollo de la capacidad
crítica y la capacidad empática para escuchar, entender y valorar las opiniones
diversas transmitidas en la conversación oral y en los textos escritos.

Ámbitos de la competencia lingüística:


- Competencia lectora.
- Competencia para hablar y escuchar.
- Competencia en composición de textos

Competencia lectora: el fomento de la lectura en el aula debe ser algo primordial, a


través de la lectura el individuo comprende y se relaciona en la sociedad. La mayor
parte de las cosas que sabemos, las aprendemos a través de los libros.
Competencia para hablar y escuchar: son dos conceptos imprescindibles en nuestra
sociedad, debemos escuchar y comprender, el ser humano necesita hablar para
comunicarse, para relacionarse y transmitir mensajes a través de su lengua. Los
alumnos deben aprender a comprender lo que escuchan y a expresarse
correctamente para poder llegar a establecer una buena comunicación.
Competencia en composición de textos: habilidad para componer distintos textos de
carácter escrito, transmitiendo un conocimiento o satisfaciendo las necesidades
personales y participando en la vida social.
Competencia plurilingüe y pluricultural: en la última década ha habido un aumento
considerable de la diversidad lingüística, hoy en día en una misma aula pueden
existir varias culturas, esto no debe ser un obstáculo para la enseñanza-aprendizaje,
sino una oportunidad para enriquecerse y conocer otras culturas y otras lenguas.

Actuación en la Gramática Generativa


La distinción que la Gramática generativa hace entre competencia y actuación a
veces se confunde con que la dicotomía que Ferdinand de Saussure formuló
entre lengua y habla. Es muy importante reconocer que estas dos parejas de
nociones no tienen ninguna relación entre sí, aunque muchos adversarios
de Chomsky usan el cliché de que son equivalentes. Eso es un grave error.
Para comenzar, la competencia es por completo individual, mientras la lengua es
enteramente social, como señaló Saussure en su famoso Curso de Lingüística
General.5 Pero hay algo que es incluso más importante. La suma completa de los
enunciados de todos los hablantes (todos ellos, lo que Saussure llamaba la “masa”)
contiene la lengua; en cambio, la colección exhaustiva de todos y cada uno de los
enunciados de un individuo (toda su actuación) instancia solo una fracción de su
competencia. De hecho, Chomsky tiene una noción propia de lengua: un conjunto
infinito de oraciones (y la competencia es precisamente la capacidad para
generarlo), que tampoco coincide con la lengua saussuriana.
Por otra parte, la actuación es un proceso mental e innato, igual que la competencia,
y se considera que es mucho más uniforme que la competencia (los procesos
de actuación son esencialmente los mismos en todos los individuos); de hecho, en
el Programa minimalista,6 el problema central de la sintaxis es cómo hacer para que
las arbitrarias asociaciones de rasgos en el léxico se combinen entre sí de tal
manera que el resultado final pueda ser interpretado adecuadamente por los
sistemas mentales de actuación, que son el sistema articulatorio-perceptual y el
sistema conceptual-intencional; es decir, la tarea de la sintaxis es neutralizar la
diferencia entre los léxicos (gracias a la sintaxis, los sistemas de actuación de todos
los individuos reciben la misma información). Claramente, esto subraya el hecho de
que la actuación no tiene nada que ver con el habla saussuriana tampoco (es decir
la actuación no es la conducta verbal sino su capacidad).
En otras palabras, competencia y actuación son dos módulos diferentes de la
mente, dos componentes separados, uno puede existir sin el otro (se puede afectar
la actuación sin afectar la competencia). Lengua y habla, en cambio, no son
independientes: no hay habla sin lengua, ni viceversa.

Competencia comunicativa
Frente a la idea de competencia lingüística aparece la noción de competencia
comunicativa de Dell Hymes referida al uso del lenguaje en actos de comunicación
particulares, concretos y social e históricamente situados. De este modo, Hymes
introduce una visión más pragmática del lenguaje, en la que los aspectos socio-
culturales resultan determinantes en los actos comunicativos.
Umberto Eco concibe dos enfoques pragmáticos, una pragmática de la significación
y otra de la comunicación, pues fenómenos como la coreferencia textual, el topic, la
coherencia textual, la referencia a un conjunto de conocimientos, la implicación
conversacional y muchos otros, atañen a un proceso de comunicación efectivo y
ningún sistema de significación puede preverlos.
Va tomando forma así la competencia enciclopédica, referida a la capacidad de
poner en juego, en los actos de significación y comunicación, los saberes con los
que cuentan los sujetos y que son construidos en el ámbito de la cultura escolar o
socio-cultural en general, y en el micro-entorno local y familiar.
Otra diferencia importante entre las competencias lingüística y comunicativa
corresponde al carácter dinámico de la segunda frente al carácter estático de la
primera. La competencia lingüística es innata, tiene base biológica, es estática, tiene
un carácter absoluto y no implica comparación. La competencia comunicativa es un
concepto dinámico que depende de la negociación del significado entre dos o más
personas que comparten hasta cierto punto el mismo sistema simbólico. Como
Savignon (1983) propone, tiene un carácter interpersonal y no intrapersonal.
Además, la competencia comunicativa tiene un carácter relativo y no absoluto y los
diferentes usuarios de la lengua pueden presentar distintos grados de competencia
comunicativa. La competencia comunicativa, por lo tanto, tiene base social y es
específica del contexto en el que tiene lugar la comunicación.
Desde la comunicación se perfilan tres grandes competencias, la argumentativa, la
interpretativa y la propositiva. En la argumentación se valoran las acciones que
directamente legimtiman y dan cuenta de lo planteado en el acto comunicativo, para
ampliar la confrontación de significados y la capacidad de decisión en situaciones,
se relaciona con el habla, con la retórica y con la ética. En la interpretación se
domina un sistema de reglas para inferir expresiones posibles, se relaciona con la
lectura, la hermenéutica y la semiótica. En la proposición se formula o produce un
nuevo sentido que se da en las acciones de confrontación, refutación o en las
alternativas de solución plantadas frente a un texto o discurso; se relaciona con la
escritura, la pragmática y la crítica. La habilidad de escuchar es importante en las
tres competencias comunicativas.

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