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COMENTARIO DE LA CARTA Nº 37

Ante la pregunta ¿Existe o puede existir algún método que nos permita
avanzar, con paso firme y sin molestias, en el conocimiento de las cosas
más excelsas, o sucede más bien que nuestras almas, lo mismo que
nuestros cuerpos, están sometidos al azar y que nuestros pensamientos
están regidos por la fortuna más que por el arte?

Es mi responsabilidad y deber hacer éste comentario no sólo como mero


protocolo académico, sino como la génesis de la reflexión y un proceso para
reformar mi entendimiento. Si tuviera que responder a ésta pregunta, arriba
citada, un par de meses atrás, habría sido negativa, pues tenía la firme idea de
que no podía llegar a conocer algo y éste se diluía como agua entre las manos.
Ahora, en un exhaustivo proceso de mi pensar, trataré de la mejor manera
posible crear una idea adecuada de lo que Spinoza responde en estas líneas, en
las que se unifican una serie de temas que hemos visto y espero no errar en su
contenido.

En un primer momento quiero resaltar el aspecto de la relación entre cuerpo y


alma, que a mi parecer puede ser el hilo conductor que me llevará a comprender
el método con el cual será posible avanzar en el conocimiento. Las personas
nos relacionamos en todo momento con el mundo que nos rodea, es natural
movernos como lo hacemos, deseamos y queremos alcanzar los mayores
placeres, efímeros y vanos, los afectos que el cuerpo recibe de aquellas cosas
singulares embotando al alma y alejándola de su capacidad de pensar, por lo
que es necesario, no determinarnos por tales pasiones, es decir auto
determinarnos.

Por un lado alma y cuerpo confluyen entre sí, sin que sea una superior a otra,
sino en el mismo nivel del orden de las cosas y además tienen autonomía, por
otro, ambos están en Dios; las ideas que tiene el alma vienen de las afecciones
del cuerpo, pero el alma no nos da una idea adecuada sobre éste.

Las ideas claras y distintas vienen de Dios, yo sé que sé y así estoy afirmando
mi conocimiento.
El pensamiento, será una pieza central para reformar nuestro entendimiento,
si, nuestras afecciones nos pesan, sin embargo ya hemos avanzado en el
camino para alcanzar el verdadero conocimiento, dejamos atrás los prejuicios,
la ignorancia, el miedo y la esperanza, la falsa ilusión de que somos libres, nos
descentralizamos, somos congruentes entre lo que hacemos y lo que pensamos,
cuidamos nuestra vida como parte de esa finitud y de esa congruencia, vemos
esos bienes como medios y no como fines en sí mismos.

La idea que quiero rescatar en éste primer punto es que la inteligencia, el


entendimiento es lo que nos hará libres, sin dejar que los afectos nos
determinen, vivir racionalmente, comprendiendo las causas de las cosas, su
esencia, desplegando nuestras potencialidades.

Tengo la confianza de que lo que he escrito hasta el momento, no sean ideas


mutiladas, inadecuadas sin embargo es menester dilucidar si he llegado a
comprender la respuesta que da Spinoza, en las siguientes líneas.

Para poder comprender la naturaleza de las cosas, Spinoza menciona diversos


modos de percepción, estos se diferenciarán porque se dan a través de los
sentidos y la experiencia, sin embargo se caracteriza por ser arbitrarios y
confusos, se crean a partir de lo contingente, de las percepciones del cuerpo
hacia lo que se le presenta externamente.

La que le sigue tiene un mayor grado de complejidad que las anteriores pues
retoma una forma de deducción diferente pero, nuestro pensamiento se
encuentra en un estado de automatismo y sigue recayendo en lo arbitrario.

Hay por tanto otro modo de percepción, cuyas ideas no nos llegan
arbitrariamente, por lo que no es posible que estén sometidas al azar. El
conocimiento, el saber se afirma a sí mismo, éste es el modo que se utilizará
para llegar al método, como forma de conocer nuestra potencia hacia el
entendimiento. Nosotros no cesamos de pensar, las ideas se van constituyendo
y se hacen más complejas, pasamos de idea en idea, es así como se alcanza a
un verdadero conocimiento.

Spinoza va a diferenciar entre las ideas verdaderas y las ideas confusas, las
primeras nacen verdaderas por que vienen de Dios, nacen en ese proceso de
producir otras ideas igual verdaderas y a su vez está íntimamente vinculada con
el error y busca explicarlo no así con la verdad. Las ideas no son verdaderas ni
falsas.

Se le atribuye la falsedad a la idea cuando se la adopta desde las afecciones


subjetivas. La falsedad se entiende como la privación del conocimiento sin llegar
a comprender su mecanismo, por lo que se vuelven confusas o mutiladas. Los
errores son parte de la producción de la verdad.

He estado pensando qué lugar ocupa la imaginación y la memoria, pues Spinoza


distingue estas y el entendimiento, ésta como ideas verdaderas y las otras como
ideas falsas. Ambas pertenecen al pensamiento, como entiendo estos dos
procesos y la forma en que vienen a mi está forma de pensamiento. En la vida
práctica requiero de mi imaginación para elaborar cierto tipo de trabajo artesanal,
es entonces una forma de aprehensión de los objetos exteriores que ejercen una
acción sobre mis sentidos lo que dará origen a ciertas impresiones de estas
cosas exteriores, Spinoza en la Ética nos menciona que el acto en sí de imaginar
no es erróneo, sino representar cosas existentes cuyas bases están centradas
en aspectos contingentes, que carecen de existencia, porque el cuerpo es el que
las constituye a partir de las afecciones del cuerpo, las imagina lo que no es,
como un tipo de alucinación, por lo que no es fiable y propiciara a la creación de
ideas falsas.

Si es nuestro objetivo comprender es indispensable empezar por la idea


verdadera y no por el error, nosotros debemos abastecernos de herramientas
para que nos sea posible comprendernos en nuestra potencia de comprender,
nosotros generamos, progresivamente, nos construimos a sí mismos, en el
momento. Lo verdadero entonces es su propia producción y no requiere de
ningún método porque se produce en la construcción de lo verdadero. La verdad
y el método se interrelacionan íntimamente.

Bibliografía
Spinoza, B., 1988. Tratado de la reforma del entendimiento. Madrid: Alianza .
Spinoza, B., 2015. Ética. Madrid : Alianza.

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