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GEMOLOGÍA - Índice

¿Que es una gema?


Propiedades físicas y químicas de las gemas
Clasificación de las gemas
Los principales grupos de gemas
Yacimientos y distribución geográfica de las gemas
Exploración, investigación y explotación de yacimientos
Métodos de recuperación y beneficio
La talla de las gemas
Gemas de imitación, compuestas y tratadas
Métodos de síntesis de gemas
Producción mundial de gemas
Mercados y precios

¿ QUE ES UNA GEMA?


En el amplio grupo de las "gemas" o "materiales gemológicos" se incluyen todas las materias naturales o
artificiales, de origen mineral principalmente, pero también animal, vegetal, meteorítico, etc. que se
utilizan para ornamentación y adorno personal.
Parece existir una tendencia, que se manifiesta en todas las culturas, incluso en las más primitivas, a que
los hombres y mujeres utilicen los objetos más llamativos, y también los más escasos, que la naturaleza
pone a su alcance como adorno personal.

¡Error!Marcador no definido.
Anillo con aguamarina (Pereña, Salamanca)
(Foto: J. García Guinea)
Esta característica se ha vinculado con la vanidad personal, con el testimonio de poder o singularidad del
que porta el objeto valioso, y también con supuestos poderes mágicos o sobrenaturales. Se sabe que el
hombre primitivo usaba, reconocía y era capaz de tallar hasta 15 tipos distintos de "gemas", entre las que
se hallan el hueso, diversas conchas, el ámbar, el azabache y algunos vidrios naturales. La existencia de
algunos de estos materiales en puntos muy alejados de su lugar de origen permite afirmar una movilidad
y unos canales comerciales en el Neolítico que no podrían sospecharse si no existieran estos vestigios.
Por ejemplo, la existencia de ámbar del Mar Báltico en las culturas neolíticas mediterráneas, o la presencia
de lapislázuli de Afganistán en las culturas del valle del Nilo, que se suponían relativamente cerradas a
influencias externas.
Las características que confieren a las gemas su atracción son, fundamentalmente, tres:
La belleza, concepto sin duda subjetivo y sometido a los caprichos de la moda, pero con componentes objetivas,
tales como el color, brillo, transparencia, dispersión y otras propiedades ópticas.
Su durabilidad, o capacidad de resistir sin daños mayores los golpes y roces con otros materiales. En tal sentido,
es sabido que la admiración que los antiguos sentían por el diamante se debía, no a su brillo, que sólo pudo
descubrirse al lograr su talla, sino a su dureza.
Se valora en una gema su escasez o rareza, que le confiere el sentimiento de poder e individualidad.

Estas tres propiedades han dado lugar a que las gemas se hayan usado, desde la más remota antigüedad,
como objetos de trueque, de comercio y de inversión, estableciéndose, en muchos casos, rutas comerciales
estables, como sucedió también con la seda, las especias o la sal. En épocas más recientes han dado lugar
a numerosos estudios científicos en los campos de la Mineralogía, de la Geología y de la Física y
Química del estado sólido, pues al tratarse, en muchos casos, de monocristales muy puros, permiten
observar fenómenos que en otros materiales pasan desapercibidos.
Por esta misma razón las gemas, tanto naturales como sintéticas, se han empleado y se emplean en las
industrias avanzadas, más allá de su valor ornamental. Así, el diamante se usa como abrasivo de muy
alta calidad, en herramientas de corte muy delicadas, en recubrimientos especiales y en ventanas que
tengan que soportar condiciones muy extremas de presión y temperatura. El corindón, por su alta dureza,
se usa en piezas de mecanismos que tengan que sufrir elevado rozamiento (relojes), en fabricación de
láser y otros empleos. Del cuarzo se aprovechan las propiedades piezoeléctricas y piroeléctricas, etc.
Cabe preguntarse si las gemas deben incluirse entre los minerales industriales o constituyen un grupo
aparte. Si se consideran como minerales industriales aquéllos no metálicos que se utilizan en su estado
natural o con pocas transformaciones, las gemas son, sin duda, minerales industriales. Otras
consideraciones, tales como el precio por unidad de volumen, que en las gemas es muy alto y en los
demás minerales industriales mucho más bajo, parecen alejar a los materiales gemológicos de otras
sustancias naturales empleadas en la industria.
En todo caso, como no se trata de minerales metálicos ni de productos energéticos, su inclusión más
adecuada parece estar en los minerales y rocas industriales. La multiplicidad de aplicaciones de muchas
especies de valor gemológico contribuye a ratificar la decisión de que se incluyan en este apartado.

PROPIEDADES FÍSICAS Y QUÍMICAS


DE LAS GEMAS

Dureza Dispersión
Exfoliabilidad y partición Índice de refracción
Tenacidad Efectos ópticos especiales
Color Propiedades químicas
Transparencia Peso específico
La durabilidad es una característica exigible a las gemas de calidad, aunque algunas piedras, llamadas
"de colección" se comercializan, aún teniendo unas propiedades físicas que las hacen inadecuadas para
el uso diario. La durabilidad depende, fundamentalmente, de las propiedades mecánicas de la materia de
la gema, generalmente un mineral.
Dureza.

Se denomina así a la resistencia del mineral a ser rayado. Se mide de diversas formas, pero es de
aplicación la Escala de Mohs, conjunto de diez minerales bien conocidos que, convencionalmente, se
ordenan del 1 al 10 en escala de menor a mayor dureza; cada mineral raya al anterior y es rayado por el
siguiente en la escala.

El ambar y el diamante (de durezas respectivas 2 y 10 en la escala de Mohs) representan los dos extremos entre los
que varia la dureza de gemas
(Fotos J. M. Sanchís Calvete e IGE)
Las mejores gemas presentan una dureza mayor de 7 (cuarzo) y admiten un buen tallado y pulido. Se
encuentran entre ellas el diamante, el corindón (rubí y zafiro), el berilo (esmeralda, aguamarina, etc.), el
crisoberilo, la espinela, el topacio, y la mayoría de los granates, las turmalinas y el circón, entre otras.
Estas gemas sufren poca alteración por el polvo atmosférico, rico en microscópicos granos de sílice, y por
otros agentes externos. Menor dureza presentan gemas también comunes, tales como los feldespatos, el
olivino, el ópalo, el rutilo, la espodumena (kunzita y hiddenita), y algunas turmalinas, granates,
circones y vidrios. Deben usarse con precaución y guarecerlas del polvo y del roce.
Por último, algunas gemas, tales como el ámbar, la calcita, la turquesa, el lapislázuli, el azabache y otras
tienen una dureza baja, lo que les resta valor como gemas, a pesar de su belleza. Se comercializan, por lo
general, en formas redondeadas, conocidas como "cabujones", pues las formas facetadas son más sensibles
al deterioro.

Es preciso tener en cuenta algunas particularidades de la "dureza" de las gemas:


En primer lugar, los minerales son, en general, anisótropos respecto a la dureza, lo que significa que la
dureza varía con la dirección, siendo esta variación muy ostensible en algunos minerales, como la cianita
o distena.
En segundo lugar, la escala de Mohs es cualitativa, y no lineal, por lo que en ocasiones debe acudirse a
métodos cuantitativos más precisos, tales como la microdureza Vickers o Knoop.
Por último, la dureza es, como las demás propiedades mecánicas, difícil de medir en piedras facetadas,
porque es preciso rayar de alguna forma la gema y, por tanto, deteriorarla. Tiene, sin embargo, un cierto
valor diagnóstico. Hay que tener en cuenta que solo debe hacerse en materiales en bruto, pero nunca en
gemas talladas, ya que nos exponemos a dañarlas y mermar en gran parte su valor.
Exfoliabilidad y partición.
Se llama exfoliabilidad a la propiedad que presentan algunos minerales de partirse preferentemente
según planos paralelos determinados, que internamente suelen corresponder a planos con mayor
densidad atómica. En muchas piedras los planos de exfoliación se manifiestan como fracturas internas,
que deben evitarse en el proceso de facetado, si se desea obtener gemas de gran calidad.

Cruceros de esfoliación en la superficie de una muestra de kunzita


(Foto: IGE)
Además, los planos de exfoliación significan debilidad estructural, y suponen un problema a la hora de
tallar una gema, y también en el uso, a lo largo de la vida de la piedra. Algunos minerales, como la
espodumena (kunzita) o la esfalerita, presentan grandes dificultades de talla por su perfecta exfoliación
en varias direcciones. Por el contrario, en otras ocasiones, como en el caso del diamante, se aprovecha la
exfoliación para iniciar la talla.
En muchos minerales existen otros planos preferentes de fractura, que se manifiestan como una "falsa
exfoliación", y que se denominan de partición. En términos generales, sus ventajas e inconvenientes son
similares a los planos de exfoliación. Son característicos los planos de partición según el pinacoide basal
del corindón.

Tenacidad.
Se llama así a la propiedad mecánica que representa la cohesión interna de las partículas del mineral.
Aunque existe una cierta relación con las anteriores propiedades, no se identifica con la dureza, sino más
bien con la "ausencia de fragilidad". Determinados minerales muy duros, como el diamante, presentan
una elevada fragilidad al golpe, lo que condiciona su utilización, el tipo de montura que debe utilizarse,
etc.
Por el contrario, minerales fibrosos, como la jadeíta, la nefrita o la sillimanita, aun cuando no tienen una
dureza muy elevada, presentan una estructura interna afieltrada que les confiere una tenacidad muy alta.
La jadeita permite tallas sofisticadas gracias a su elevada tenacidad
(Foto: Juan S. Cózar)
La fragilidad de un mineral, además de ser una característica estructural, se relaciona con tensiones
internas provocadas durante la génesis de la gema, y también durante el proceso de talla y pulido, o por
tratamientos térmicos o radiactivos que puede haber sufrido.

Color.
Otras propiedades físicas muy importantes de las gemas son las que se refieren a su comportamiento ante la
radiación electromagnética, singularmente a la de longitud de onda en el rango de la radiación visible; en términos
comunes, su comportamiento ante la luz. En tal sentido, las propiedades más importantes son: Color, transparencia,
dispersión, refracción y efectos ópticos especiales.
Se denomina color al complementario de la radiación visible absorbida por la gema cuando se provoca la
excitación de los electrones de la capa externa de sus átomos a orbitales de mayor energía. Como sucede
con los demás minerales, hay gemas que poseen color propio (idiocromáticas), porque los iones excitados
son los que forman parte de la composición específica del mineral. Son ejemplos la rodocrosita (MnCO3),
la malaquita (Cu2(OH)2CO3), el olivino ((Mg,Fe)2SiO4) y otros.

Malaquita y rodocrosita - ejemplos de minerales con color idiocromático


(Fotos: IGE y J. M. Sanchís Calvete)
Muchas gemas, sin embargo, son incoloras cuando son puras, aunque esta circunstancia pueda ser muy
rara, y sólo toman color según la impureza predominante incluída en pequeñas cantidades en su red
cristalina: son gemas que se llaman alocromáticas y que pueden presentar diversos colores. Ejemplos
típicos son el diamante (C), el berilo (Al2Be3Si6O18), el corindón (Al2O3), las turmalinas, la fluorita y
muchos otros.

El color alocromático en el caso del berilo: berilo puro sin color (izquierda), aguamarina (berilo con mezcla de
hierro, medio), esmeralda (berilo con cromo, derecha)
(Fotos: J. M. Sanchís Calvete)
Una mayor pureza e intensidad del color significan, en muchos casos, diferencias de valor de varios
órdenes de magnitud en gemas. Los intentos de cuantificar el color y aportar, de este modo, un elemento
objetivo a la valoración de las gemas llamadas "de color" han fracasado, porque ningún equipo óptico o
electrónico conocido alcanza la finura y flexibilidad de un ojo humano bien entrenado para la
discriminación del color. Leves tonalidades azules o amarillentas en el verde de la esmeralda, por
ejemplo, hacen variar su precio de forma muy apreciable.
En la industria del diamante, mucho más desarrollada que la de las demás gemas, se emplean escalas de
color, entre las que destacan como más usadas la escala GIA, CIBJO y Escandinava (ver diamante).

Transparencia.
De forma empírica, se denomina transparencia la mayor o menor facilidad que tiene la luz para atravesar
un cuerpo. Depende de la composición, del tipo de enlace que presenta la estructura cristalina de dicho
cuerpo y de las impurezas e inclusiones que posea.
También influye el grosor y la conservación de la superficie que, en el caso de las gemas, es muy
importante. Normalmente las gemas se clasifican en transparentes, traslúcidas y opacas.
Aguamarina transparente (izquierda), ópalo traslucido (medio), turquesa opaca (derecha)
(Fotos: J. M. Sanchís Calvete)

Dispersión.
Se llama dispersión a la diferencia entre la desviación mayor (violeta) y menor (rojo) de los distintos
colores en los que se separa la luz blanca al atravesar un prisma fabricado con una determinada sustancia
y refractarse. En las gemas, el efecto de la dispersión se denomina fuego, y se aprecia, en las piedras que lo
tienen muy alto, como un efecto arco iris en determinados puntos de la gema al iluminarla con una luz
puntual potente.

El rutilo tiene una dispersión aún más elevada que el diamante


(Foto: IGE)
La piedra natural con más fuego es la esfalerita. También diversos granates, el diamante y el circón.
Existen, incluso, gemas sintéticas con más dispersión que el diamante (fabulita, rutilo sintético, etc.). De
forma científica, la dispersión se puede evaluar estableciendo la diferencia de índices de refracción de una
piedra con luz roja y con luz violeta de longitudes de onda determinadas.
La dispersión del granate demantoide es de 0,057, la del diamante es de 0,044, la del circón 0,038 y la del
rutilo sintético es de 0,330.

Indice de refracción.
Es el número adimensional que expresa la relación existente entre la velocidad de la luz en el aire y la
velocidad de la luz en el medio más denso (la gema). La medida del índice de refracción (o de los índices
de refracción) de una gema es fundamental para su determinación. Se lleva a cabo por medio de
refractómetros, que son aparatos ópticos de precisión, pero de sencillo principio operativo y manejo,
basados en el concepto de ángulo límite, que es el mayor ángulo de incidencia de un rayo luminoso en una
gema, que permite la refracción del rayo. Si el ángulo de incidencia es mayor que el límite, se produce
una reflexión.
Esquema de un refractómetro gemológico

Refractometro gemológico "KRÜSS"


(Foto: IGE)
La medida de los índices de refracción se complica por el hecho de que, al atravesar la mayor parte de los
cristales, la luz blanca da lugar a dos rayos refractados, que se desvían de diferente modo y que vibran en
planos perpendiculares, con diferentes velocidades de propagación. Esto significa que, en un
determinado punto de un cristal, existe un índice de refracción máximo y otro mínimo para cada
dirección de propagación de la luz.
Así pues, es necesario medir con el refractómetro, no un sólo ínidice, sino, de forma ordenada, todos los
pares de índices de refracción posibles, según distintas direcciones de propagación de la luz. Según la
estructura y la simetría del cristal, se obtendrán varias posibilidades:

Que el cristal sea isótropo o monorrefringente, en cuyo caso sólo existirá un índice, constante para todas
las direcciones de observación. Normalmente se tratará de minerales que cristalizan en el sistema cúbico.
Que el cristal sea anisótropo o birrefringente, en cuyo caso, y de forma general, se podrán observar dos
índices en cada dirección de observación. La diferencia de medidas entre el mayor y el menor de todos
los índices existentes en una piedra se llama birrefringencia, y es una medida que caracteriza muy bien la
naturaleza de la gema, porque depende tanto de su estructura como de su composición.
A su vez, en los cristales anisótropos, se puede establecer una clasificación, según que las observaciones
del refractómetro indiquen que uno de los dos índices observados permanece constante en todas ellas, o
que todos los índices medidos sean variables. En el primer caso se trata de minerales uniáxicos, que
cristalográficamente corresponden a los sistemas hexagonal, tetragonal y trigonal; en el segundo, se trata
de minerales biáxicos, correspondientes a los sistemas rómbico, monoclínico y triclínico.

En este zircón se puede observar como en los minerales con birrefrigencia alta se aprecia una duplicación de la
imágen de las facetas de la culata, vistas desde la corona de la piedra tallada.
(Foto: IGE)
No es fácil desarrollar en tan breve espacio la teoría y las instrucciones prácticas necesarias para
comprender los mecanismos de la propagación de la luz en el interior de las gemas. Se ha intentado, tan
sólo, dar una breve idea de nomenclatura y resaltar su importancia.
Cualquier interesado podrá ampliar la información consultando un tratado de Gemología, por ejemplo, el
Tratado de Gemología del Instituto Gemológico Español (IGE), en el que se ofrece una explicación más
detallada y completa.

Efectos ópticos especiales.


Se denominan así las distintas apariencias de determinadas gemas en condiciones especiales de
iluminación, al moverlas o en otras circunstancias. Todos tienen relación con la estructura del mineral y la
presencia de inclusiones. En muchos casos influye también la distribución de determinados elementos en
la red, el tipo de talla y la fuente de iluminación que se utilice. En ocasiones se los engloba bajo la
denominación común de "resplandor" o "refulgor".
Existen muchos efectos ópticos que dan más valor a la piedra, sea por su rareza o por conferirle mayor
belleza. Los más frecuentes son:

Efecto "ojo de gato" o "chatoyancy". Es un resplandor causado por la orientación paralela de agujas
cristalinas o tubos. El efecto consiste en que, sobre una talla en cabujón de la gema iluminada con una luz
puntual fuerte, se observa una línea de luz que se desplaza al mover la piedra. Un ejemplo es la variedad
de crisoberilo denominada cimófano. También la sillimanita, algunas turmalinas, berilos y cuarzos.
Efecto "ojo de gato" en un crisoberilo
(Foto: IGE)
Asterismo o "efecto estrella". Es el resplandor causado por inclusiones aciculares que se disponen
cortándose a 120° o a 90°. Se observa, al igual que el anterior, en cabujones fuertemente iluminados, como
una estrella de 6 o 4 puntas, respectivamente, que se desplazan al mover la gema. Ejemplos típicos son el
corindón estrella (rubí y zafiro) (6 puntas) y el diópsido estrella (4 puntas)

Zafiro y rubí con asterismo


(Foto: IGE)

Opalescencia se llama a cierta turbidez, característica, pero no exclusiva, de los ópalos. La presentan
muchas piedras que contienen inclusiones dispersas. Además del ópalo, el cuarzo lechoso, la calcedonia
y otros minerales.

Ejemplo de opalescencia
(Foto: J. M. Sanchís)
Adularescencia es un resplandor azulado o blancuzco característico de la adularia o piedra luna
(variedad de feldespato). También pueden presentarla la ortosa, la albita y los demás feldespatos. Se
debe a las maclas polisintéticas y a la presencia de inclusiones dispersas.
Aventurescencia es el brillo producido por "chispas" incluídas en ciertas piedras. Estas chispas son,
en realidad, inclusiones dispersas de micas o, en el caso de las aventurinas artificiales, cristales
tetraédricos de cobre metal. El nombre procede de la aventurina o venturina, variedad de cuarzo con
inclusiones de mica fuchsita (verde).
Iridiscencia es una interferencia, por lo general perjudicial para el valor de la gema, consistente en
la aparición de diversos colores "del arco iris" en ciertas fracturas o exfoliaciones del cristal, por
interferencia y difracción de la luz. Es frecuente en el topacio y en muchos cuarzos.

Iridiscencia
(Foto: IGE)
Pátina es una cubierta iridiscente superficial que se presenta en ciertos minerales por oxidación,
sulfuración u otra alteración química. Desde el punto de vista gemológico es perjudicial. Es frecuente en
sulfuros y óxidos metálicos que no se usan como gemas.
Labradorescencia es el reflejo metálico azul verdoso producido por la inclusión repetida y paralela
de agujas de ciertos minerales (normalmente ilmenita o rutilo) en las maclas polisintéticas de algunos
feldespatos (labradorita, oligoclasa, anortita).

El efecto de labradorescencia en plagioclasas


(Foto: IGE)
Juego de colores es un efecto característico del ópalo noble. Se produce por la disposición aleatoria
de plaquitas submicroscópicas de esferas de tridimita o cristobalita, que actúan como redes de
difracción de la luz. Se observa como una gama de plaquitas imprecisas, vivamente coloreadas, que se
desplazan al mover la gema.

Juego de colores en un ópalo natural (izquierda) y en una imitación del ópalo (derecha)
(Foto: IGE)
Pleocroísmo. Se llama así a la propiedad que presentan ciertos minerales anisótropos de absorber
luz de distinta longitud de onda según la dirección, mostrando, por lo tanto, los colores complementarios
según dicha dirección. El efecto es que, al girar la piedra respecto al observador, cambia de color. Los
minerales uniáxicos sólo pueden presentar, como máximo, dos colores; en tal caso se denominan
dicroicos. Los biáxicos pueden llegar a ser tricroicos.
El pleocroísmo es un fenómeno muy frecuente pero, por lo general, poco acusado, por lo que pasa
desapercibido. En ciertas piedras, como la andalucita, el apatito, la axinita, el crisoberilo, la epidota o la
turmalina es más evidente

Una iolita, sumergida en un líquido de imersión, cambia de color, como consecuencia de su pleocroismo, en función
de la dirección de la luz
(Foto: IGE)
Propiedades químicas.
Las propiedades químicas, salvada la composición, tienen en las gemas menor importancia global que las
propiedades físicas. Como es lógico, sólo puede considerarse el uso gemológico en piedras que sean
estables desde un punto de vista químico, que no sufran oxidaciones, carbonataciones o alteraciones de
otro tipo, que no sean solubles ni fácilmente atacables por los productos de empleo común en la vida
diarias: alcohol, jabones, etc.
La mayor parte de las gemas cumplen bien estos requisitos. Como ejemplo de gemas con las que se debe
tener un cuidado especial, las perlas (compuestas por capas alternadas de carbonato cálcico y una
sustancia orgánica llamada conquiolina) son fácilmente atacables por ácidos débiles, por lo que pueden
deteriorarse a causa del sudor y los perfumes. Lo mismo puede decirse del coral.
Algunas variedades de ópalo, cuya composición es sílice amorfa con moléculas de agua, pueden sufrir
una deshidratación progresiva en climas secos, por lo que se conservan a veces inmersos en agua. En todo
caso, se trata de unas propiedades químicas especiales y poco frecuentes.

Peso específico.

Aparte de las propiedades mecánicas y ópticas citadas, hay otras propiedades físicas que tienen gran importancia
en la determinación de las gemas. El peso específico es una propiedad escalar que depende de la composición
química y de la estructura. Como la mayor parte de las gemas son cristales individuales de un solo mineral, el peso
específico es relativamente constante para cada gema y puede constituir una valiosa ayuda en su determinación. Ésta
se lleva a cabo por diversos métodos, todos los cuales se basan en el principio de Arquímedes (balanza hidrostática,
picnómetro, etc.).

Balanza de Penfield para medir el peso específico de las gemas


(Foto: IGE)

Gemas Pesos específicos

GGG 7,02 - 7,05


Zirconita 5,60 - 6,00
Hematites 5,20 - 5,26
Titanato de estroncio 5,13
Circón 4,67 - 4,73
YAG 4,55
Rutilo sintético 4,24 - 4,28
Granate espesartina 4,15 - 4,21
Granate almandino 3,93 - 4,17
Esfalerita 3,90 - 4,10
Corindón 4,02
Malaquita 3,90 - 4,03
Granate andradita 3,81 - 3,87
Granate rodolita 3,74 - 3,94
Granate piropo 3,65 - 3,80
Crisoberilo 3,50 - 3,80
Alejandrita sintética 3,71
Rodocrosita 3,50 - 3,70
Espinela sintética 3,64
Granate grosularia 3,61 - 3,75
Espinela 3,60
Topacio 3,40 - 3,60
Diamante 3,52
Esfena 3,50 - 3,54
Epidota 3,30 - 3,45
Olivino 3,30 - 3,38
Jadeíta 3,30 - 3,50
Zoisita 3,36
Diópsido 3,20 - 3,30
Enstatita 3,20 - 3,50
Fluorita 3,18
Apatito 3,15 - 3,20
Espodumena 3,17 - 3,19
Andalucita 3,16 - 3,20
Turmalina 3,00 - 3,20
Brasilianita 2,94 - 2,98
Turquesa 2,60 - 2,80
Lazurita (lapislázuli) 2,40 - 2,75
Berilo 2,67 - 2,82
Perla 2,68 - 2,75
Labradorita 2,70 - 2,74
Calcita 2,70 - 2,72
Escapolita 2,55 - 2,74
Esmeralda sintética 2,66 - 2,68
Cuarzo natural y sintético 2,65 - 2,66
Albita 2,62 - 2,65
Coral 2,60 - 2,70
Calcedonia 2,58 - 2,62
Serpentina 2,60 - 2,80
Ortoclasa 2,56
Obsidiana 2,33 - 2,50
Moldavita 2,40
Alabastro 2,30 - 2,32
Vidrio 2,20 - 4,50
Ópalo 2,00 - 2,15
Plásticos 1,30
Ámbar 1,05 - 1,09
CLASIFICACIONES DE LAS GEMAS
Criterio de utilidad y consumo
Clasificación mineralógica de las gemas

Criterios de utilidad y consumo


Previamente a su clasificación sistemática, conviene saber que las gemas, con un criterio de utilización y
consumo, se suelen denominar como sigue:
Gemas naturales, finas o verdaderas. Aquéllas de origen geológico o biológico en cuyo origen no
ha intervenido la tecnología humana. Ejemplos: Diamante, coral, perla.
Gemas sintéticas. Las que tienen igual composición que las naturales, pero se han fabricado por el
hombre. Ejemplos: Rubí, esmeralda y zafiro sintéticos.
Gemas artificiales: Gemas fabricadas por el hombre, que no tienen equivalente natural. Ejemplos:
Granate de gadolinio y galio (GGG), titanato de estroncio.
Gemas de imitación: Gemas naturales, sintéticas o artificiales que se asemejan en el aspecto, pero
no en la composición, a gemas de más valor. Ejemplo: Plástico, vidrio verde, cuarzo teñido, espinela
sintética o turmalina como imitación de esmeralda.
Gemas tratadas: Materiales gemológicos que han sufrido tratamientos (térmicos, por radiación,
por impregnación, teñidos, etc.) para modificar su aspecto. El tratamiento de las gemas es tan común que
muchos tratamientos se dan por supuestos, y ni siquiera se mencionan. Ejemplo: El calentamiento de
esmeraldas en aceite de cedro para mejorar su aspecto y hacer desaparecer las fracturas se lleva a cabo
con, prácticamente, todas las esmeraldas del mundo. El tratamiento térmico es muy frecuente en zafiros y
rubíes.
Gemas reconstituídas. También llamadas sinterizadas, se fabrican por presión y calentamiento de
polvo de la misma substancia. Solamente se suele aplicar el término al ámbar y a la concha de tortuga.
Vidrios: Materiales amorfos, de origen natural o, más frecuentemente, artificial, que se emplean
normalmente como gemas de imitación.
Dobletes y tripletes: Ejemplares obtenidos pegando dos o tres piezas de materiales diversos, para
utilizarlos como imitación de gemas naturales de mucho más valor. Ejemplo: Doblete de almandino -
vidrio para imitar rubí.

Clasificación mineralógica de las gemas.


Como minerales que son en su mayor parte, las gemas suelen clasificarse según criterios mineralógicos,
siguiendo la clasificación química por aniones, propuesta por Dana en el siglo XIX y modificada a
mediados del siglo XX por diversos autores (Strunz, Povarennikh, etc.).
Con criterio amplio, puede decirse que no existe clase mineral que no tenga una cumplida representación
de minerales de aplicación gemológica.
Además, a los minerales comúnmente estudiados hay que añadir, al menos, tres grandes grupos de
sustancias, que si bien no pueden considerarse minerales, sí tienen representación en el mundo de las
gemas. Tales son las sustancias de origen orgánico, las rocas y los materiales artificiales. Los materiales
sintéticos, por su parte, si bien desde un punto de vista estricto no son minerales, pueden asimilarse a
éstos, al tener su misma composición.
Siguiendo dicho criterio tenemos:

GRUPOS O SUBGRUPOS MINERALÓGICOS PRINCIPALES GEMAS


ELEMENTOS NATIVOS Diamante
SULFUROS Pirita, esfalerita
ÓXIDOS Corindón (rubí y zafiro), hematites, espinela, rutilo,
casiterita, crisoberilo
HALUROS Fluorita
CARBONATOS Calcita, smithsonita, rodocrosita, aragonito, malaquita,
azurita
SULFATOS Yeso (alabastro)
FOSFATOS Apatito, ambligonita, lazulita, wavelita, turquesa
BORATOS Sinhalita
NESOSILICATOS Olivino, granates (almandino, piropo, espesartina, uvarovita,
grosularia, andradita), fenaquita, circón, andalucita,
sillimanita, cianita, topacio, estaurolita, datolita, esfena
SOROSILICATOS Zoisita, clinozoisita, epidota, idocrasa
CICLOSILICATOS Axinita, berilo (esmeralda, aguamarina, morganita,
heliodoro), cordierita, turmalina (verdelita, indigolita,
rubelita, acroíta)
INOSILICATOS Piroxenos (enstatita, diópsido, jadeita, espodumena),
rodonita, anfíboles (hornblenda, nefrita)
FILOSILICATOS Talco, serpentina, crisocola, prehnita
TECTOSILICATOS Cuarzo (cristal de roca, amatista, rosado, ahumado, citrino,
lechoso, ojo de tigre, rutilado, turmalinado, calcedonia,
cornalina, heliotropo, crisoprasa, sardo, ágata, ónice, etc.),
ópalo, xilópalo, feldespatos (ortoclasa, sanidina, albita,
oligoclasa, labradorita, microclina, amazonita),
feldespatoides (sodalita, lazurita, petalita), escapolitas
MATERIALES ORGÁNICOS Ámbar, coral, azabache, perlas, nácar, concha de tortuga,
marfil, hueso
PRODUCTOS ARTIFICIALES Vidrios, plásticos, etc
ROCAS Y MATERIALES METEORÍTICOS Obsidiana, unakita, tectitas (moldavita, etc.)

Por último, respecto de la composición química de las gemas, cabe decir que en muchos grupos
minerales (olivinos, turmalinas, granates, etc.) se dan sustituciones isomórficas de unos cationes por
otros en diversas proporciones, ocasionando una variación en el aspecto y en las propiedades físicas de
los minerales. Normalmente, se dan denominaciones gemológicas distintas a las variedades o especies así
generadas, por lo que se utilizan nombres muy diversos en Gemología, que corresponden a variedades
no recogidas en la Mineralogía.
Por ejemplo, entre los granates se encuentran variedades gemológicas como la hessonita o piedra canela,
la tsavorita, el demantoide, la rodolita, el granate malaia, etc., que corresponden a composiciones
intermedias en las series isomorfas tradicionales.
Sin embargo, otras clasificaciones también son posibles, según el criterio que se quiera seguir: genético,
comercial, por color, por índice de refracción, por tipos de talla, etc.
LOS PRINCIPALES
GRUPOS DE GEMAS
Diamante Grupo de la sílice
Corindón (rubí y zafiro) Espinela, crisoberilo, circón, granate
Berilo (esmeralda aguamarina, etc.) Topacio y turmalina

Diamante.

El diamante supone, con mucho, la mayor producción mundial de gemas, tanto en cantidad como por su
valor, pudiédose considerar coma la reina de las gemas.

Principales yacimientos

Características de calidad y valoración del diamante

El precio de los diamantes

PRINCIPALES YACIMIENTOS
1. POR CRITERIOS GENÉTICOS.
Los tipos de yacimientos más importantes para estas gemas son:
Los primarios de kimberlitas, (rocas volcánicas ultrabásicas que proceden de zonas profundas de
la corteza o incluso del manto superior, y que ascienden por chimeneas volcánicas o diatremas hasta la
superficie, provocando fenómenos explosivos). Más recientemente se han encontrado diamantes en
lamproitas relacionadas con escudos arcaicos.
Los secundarios de tipo placeres, que se forman por concentración mecánica a partir de la erosión
de las kimberlitas y lamproitas primarias, tanto en depósitos fluviales como en depósitos marinos
costeros de los que proceden algunos de los mejores ejemplares de diamantes gemas (Namibia).

Tanto unos como otros se encuentran en zonas cratonizadas de la corteza terrestre, correspondientes a
escudos antiguos (brasileño, sudafricano, fenoscándico, siberiano, etc.).

2. POR CRITERIOS GEOGRÁFICOS.


La mayor concentración de yacimientos de diamantes se encuentra en el África Meridional (Sudáfrica,
Namibia, Bostwana), en el África Central (República Democrática del Congo, Sierra Leona), en Australia,
en Siberia - Yakutia (Rusia) y Minas Geraes (Brasil).
Antiguamente hubo yacimientos en Golconda (India), hoy totalmente agotados. Yacimientos menores se
encuentran en el escudo de las Guayanas (Venezuela, Guayanas), en Estados Unidos y, descubiertos más
recientemente, en Canada.

CARACTERÍSTICAS DE CALIDAD Y VALORACIÓN


DEL DIAMANTE
Las características que determinan la calidad, y por lo tanto el valor de un diamante son : peso, pureza,
color y talla. Popularmente en inglés se conocen como las "4 Cs" por sus iniciales Carat: quilate (unidad
de peso), Clarity: pureza, Colour: color y Cut: talla, y así suele mencionarse frecuentemente en campañas
publicitarias.

Un diamante tallado junto a un cristal natural octaédrico de diamante

Peso

El quilate métrico es una unidad de peso específica para las gemas y que equivale a 200mg. Su origen, al
parecer, proviene de la antigua tradición india de pesar los diamantes con granos de algarrobos,
aparentemente muy homogéneos en cuanto a su peso, posteriormente importada por los griegos a los que
se debe el vocablo "ceration" cuatro granos, que los arabes retomaron en la forma "qirat". Los diamantes
se comercializan a tanto por quilate. Así, para saber su precio total hay que multiplicar su peso por el
precio del quilate. Este valor varía según aumenta el tamaño de la piedra, y en función del resto de
características (pureza, color, tipo y calidad de talla). Es fácil comprender porque son más caros los
diamantes a medida que aumenta su tamaño, pues la naturaleza proporciona muchas menos piedras
grandes, ya que es también mucho mayor la dificultad para que cristalicen en tamaños mayores.

Un diamante de medio quilate es escaso, pero lo es mucho más uno de un quilate, y muchísimo más uno
de dos quilates, y así sucesivamente. Sin embargo, como el valor de un diamante viene dado por el
conjunto de sus características, es posible que un diamante pequeño valga más que otro mayor, pues la
calidad del pequeño puede ser mejor que la del más grande.

Pureza

Su composición química sencilla (solo carbono) y sobre todo, su elevada temperatura de cristalización
hacen posible que los diamantes de calidad gema carezcan frecuentemente de grandes defectos internos
(ausencia de inclusiones). Esto permite hacer una graduación muy rigurosa de los defectos menores que
se presentan, adjudicando unos grados de calidad en función de la importancia de los mismos, cosa díficil
de llevar a efecto en otras piedras preciosas.

Lupas para la graduación de la pureza. Laboratorio del diamante del IGE.

La determinación de la característica de pureza consiste en adjudicar un grado según la importancia de


las inclusiones que se presenten. La pureza se determina por expertos con lupas de 10 aumentos, y las
piedras se clasifican según la tabla siguiente. Variaciones de pureza totalmente inapreciables para el
profano pueden suponer variaciones importantes en el precio de la piedra.

Escandinava GIA CIBJO


FL-IF FL-IF Puro a la lupa de 10 x
VVS-1 VVS-1 VVS-1
VVS-2 VVS-2 VVS-2
VS-1 VS-1 VS-1
VS-2 VS-2 VS-2
SI.1 SI.1 SI.1
SI.2 SI.2 SI.2
P.1 I.1 P.1
P.2 I.2 P.2
P.3 I.3 P.3

Nota: Las letras son las iniciales de las características de pureza en inglés, y se pueden traducir como
sigue:

FL: Flawless (sin inclusiones)


IF: Internally flawless (sin inclusiones internas)
VVS: Very very small (inclusiones muy, muy pequeñas)
VS: Very small (inclusiones muy pequeñas)
SI: Small inclusion (inclusiones pequeñas)
P: Piqué (inclusiones grandes o apreciables)
I: Imperfect (imperfecto).

Color

El diamante gema se presenta generalmente en lo que se conoce como "serie incolora", en la cual, la mejor
calidad (menos abundante), es el grado incoloro. A medida que baja esta incoloridad empiezan a aparecer
matices amarillentos o marrones, hasta llegar al final de la serie con tonos claramente amarillos y terrosos.
El color en el diamante se debe principalmente a presencia de impurezas, básicamente N y B, existencia
de vacantes (ausencía de átomos) y a defectos estructurales.
Lámpara con patrones de color para la graduación del color de los diamantes

La determinación del grado de color consiste en adjudicar una determinada calidad comparándolo con
unas muestras patrón. Las diferencias de matiz entre grado y grado son tan pequeñas que se requieren
unas especiales condiciones de observación y una adecuada experiencia práctica. A medida que se
desciende en la escala de color, el diamante se hace más amarillento o pardo. Mención aparte merecen los
diamante fantasía, que presentan colores intensos (verde, amarillo, azul, rosa, etc.) que pueden alcanzan
precios astronómicos.

Escalas de color del diamante según las distintas normas

Escala GIA Escala CIBJO/ HRD Escala ESCANDINAVA


D Blanco excepcional + River
E Blanco excepcional River
F Blanco extra + Top Wesselton
G Blanco extra Top Wesselton
H Blanco Wesselton
I Blanco con ligero color Top Crystal
J Blanco con ligero color Crystal
K Ligero color Top Cape
L Ligero color Top Cape
M Color Color 1 Cape
N Color Color 1 Cape
O Color Color 2 Light Yellow
P Color Color 2 Light Yellow
Q Color Color 3 Light Yellow
R Color Color 3 Light Yellow
S Color Color 4 Light Yellow
T Color Color 4 Yellow
U Color Color 4 Yellow
V Color Color 4 Yellow
X Color Color 4 Yellow
Y Color Color 4 Yellow
Z Color Color 4 Yellow

La apreciación se hace visualmente, con iluminación y entorno adecuados, por personal entrenado. Los
diamantes más puros, es decir, los más incoloros, son los que ocupan la parte superior de la escala. A
medida que se desciende, las piedras son más amarillentas, y de menor valor. Los diamantes fantasía, es
decir, los que presentan un fuerte color (rojo, amarillo, azul, verde, etc.) son excepcionales en rareza y en
precio.

Talla

Con el paso del tiempo, los descubrimientos de la ciencia y los adelantos tecnológicos, el hombre ha
conseguido aprovechar todas las excepcionales propiedades ópticas del diamante y tallarlo de forma que
su aspecto sea muy espectacular y de gran belleza (ver tallas).
Lámparas de luz especial para graduación de color y proporcionoscopios para evaluación de la calidad
de talla. Laboratorio del diamante IGE.

Por razón de moda, aprovechamiento de bruto o diversificación de la oferta, el diamante se talla de


diversas formas, siendo unas más cotizadas que otras (casi siempre la talla brillante es la que tiene mas
valor). Dentro de cada tipo de talla, su calidad viene determinada por un conjunto de apreciaciones:
proporciones, forma, simetría, acabado. Los defectos graves en alguno de estos puntos hacen bajar el
precio y restan brillo y belleza al diamante.

EL PRECIO DE LOS DIAMANTES


Con todas estas medidas se tiene una idea precisa de las cualidades de cada piedra y se fija su precio de
venta, a través de la Diamond Trading Co, siendo la Central Selling Organization (CSO) la encargada
de las relaciones con los clientes y la promoción del producto. Estas oficinas de De Beers tienen su cede
central en Londres (Reino Unido), aunque tienen representación también en Kimberley (Sudáfrica) y
Lucerna (Suiza).
os sistemas de ventas se hacen por lotes en bruto, 10 veces al año, de cinco en cinco lunes, a un numero
reducido y cerrado de compradores acreditados, quienes a su vez, tienen la obligación de comprar estos
lotes preparados por la CSO. Ésta, en contrapartida, garantiza las calidades, los precios y el trato igual a
todos, según los estudios que realiza sobre las demandas del mercado.

Cristales de diamante
(Foto: IGE)
El sistema ha venido funcionando con precisión durante décadas, aunque en los últimos años hay signos
de inestabilidad, que se deben, entre otros factores, a los deseos, expresados por Rusia, de sacar al
mercado libre su producción, que es muy alta, por causas de las dificultades económicas que atraviesa el
país. En la actualidad De Beers ha firmado un contrato con Rusia que se extiende hasta el 31 de diciembre
del 2001 para vender su producción. Australia que es uno de los principales productores, rompió su
contrato con De Beers en junio de 1996 y comercializa su producción por canales propios. También
existen problemas con la R. D. del Congo y Angola. Por último, la mayor parte de la reciente producción
diamantífera de Canadá se comercializa, por el momento, al margen de De Beers.

Corindón (rubí y zafiro).

El corindón es un mineral relativamente escaso que aparece en rocas aluminosas, generalmente de tipo
metamórfico, tales como mármoles, esquistos micáceos y gneises. En ocasiones también puede estar
relacionado con rocas ígneas ácidas o intermedias, tales como granitos o sienitas.
Sin embargo, los ejemplares con valor gemológico son mucho más raros, especialmente el rubí, pues
requiere para su formación la presencia de cromo, elemento cromóforo, que se suele aparecer en rocas
ultrabásicas. Por tanto, para la que puedan formarse rubíes es preciso el contacto entre rocas muy ricas en
alúmina y rocas o fluídos portadores de cromo.

Rubí
(Foto: IGE)
En el color, además de la cantidad de Cr3+, influye la presencia de otros elementos colorantes, tales como
el hierro, que oscurece el tono agranatándolo.
El zafiro, que contiene hierro y Ti4+, es algo más frecuente pero precisa también de unas condiciones
adecuadas de cristalización.
Zafiro
(Foto: IGE)
Además de los característicos colores azules existen también zafiros fantasía tales como los verdes y
amarillos (debidos a la presencia de Fe 3+), amarillos (por centros de color), púrpuras y violetas (con Fe 2+,
Ti4+ y Cr3+), rosas (con pequeñas cantidades de Cr3+) y padparadchas (con Cr3+y centros de color).
En el caso de esta gema más abundantes que los yacimientos primarios son los de tipo secundarios o
aluviales, originados por la erosión y transporte de los materiales que constituían los yacimientos
primarios. Los corindones, muy resistentes a la erosión por su tipo de enlace y su estructura, son
liberados de sus rocas madres, transportados por los ríos y depositados en yacimientos aluviales donde
se acumulan. Es por ello que las grandes explotaciones de rubís y zafiros se encuentran, por lo general, en
amplios valles fluviales con gravas o arenas.
Es frecuente la aparición conjunta de rubíes y zafiros, si bien estos últimos son mucho más abundantes
pero en ciertos yacimientos sólo aparecen zafiros.
Los yacimientos de rubí más importantes del mundo, por la calidad de sus gemas, se encuentran en
Mogok (Myanmar, antigua Birmania), pero su producción anual es escasa. Recientemente en Mon Hsu se
han descubierto también rubies. Por su cantidad destacan los yacimientos de Trat y Chanthaburi
(Tailandia) y los de Ratnapura (Sri Lanka). Otros países productores son Vietnam, Kenia, Tanzania,
Camboya y Pakistán.

Mercado de rubíes en Bo Rai (Tailandia)


(Foto: C. Sapalski)
En cuanto al zafiro, los ejemplares más bellos se han encontrado en Cachemira (India), aunque
actualmente su producción es casi nula. Se encuentra también en todas las localidades citadas para el
rubí, además de en Australia (importantes yacimientos de zafiros azules, verdes y amarillos) y con menor
importancia en Montana (Estados Unidos).

Berilo(esmeralda, aguamarina, morganita, heliodoro).


El berilo es un mineral bastante común, de origen generalmente pegmatítico, asociado a rocas graníticas.
El metal berilio, de bajo radio iónico, se concentra en los fluídos residuales y forma minerales diversos
(berilo, fenaquita, berilonita, etc.) que se asocian espacial y genéticamente a pegmatitas. Sin embargo,
pueden establecerse diferencias entre las distintas variedades, sobre todo en lo que respecta a la
esmeralda.
La esmeralda es la variedad de berilo que debe su color principalmente al Cr 3+, aunque el vanadio y el

hierro férrico influyen considerablemente en su color. El cromo, a diferencia del berilio, normalmente se
encuentra en rocas ultrabásicas y básicas, por lo que la coincidencia de berilio y cromo es realmente
excepcional. De ahí la rareza de las esmeraldas. Para que se forme un yacimiento de esmeraldas es
necesaria la presencia de rocas o fluidos que contengan berilio con otros que porten cromo.

Esmeralda
(Foto: IGE)
Los yacimientos de esmeraldas más ricos del mundo, los de Muzo, Chivor, Gachalá, Cozcuez y Peñas
Blancas (Colombia) tienen un origen hidrotermal y se encuentran en arcillas negras bituminosas
intercaladas con calizas, que constituyen la roca encajante.
Otros yacimientos de esmeraldas en los Urales (Rusia), Zimbabwe, Zambia, Madagascar, Tanzania,
Mozambique o Bahía e Itabira (Brasil) se encuentran, sin embargo, en rocas metamórficas ricas en micas,
formadas por la reacción entre granitos y rocas ultrabásicas (serpentinitas). Por último, pueden también
formarse en rocas ultrabásicas metamorfizadas, pero con una fuente de berilio que parece ser ajena y
relacionada con pegmatitas y apófisis graníticas como en Austria, Pakistán o Santa Terezinha de Goiás
(Brasil).
Los principales yacimientos del mundo, por la calidad de las gemas halladas, son los ya citados de Muzo
y Chivor, al norte de Bogotá, en Colombia. Por su producción destacan los diversos yacimientos de Brasil
(Bahía, Santa Terezinha de Goiás, etc.). En la región del Transvaal (República Sudafricana) hay
yacimientos con esmeraldas de poca calidad, con abundantes inclusiones. También hay importantes
yacimientos cerca de Sverdlovsk y en los Urales (Rusia), en Kazakhstan, en Pakistán, en la India, en
Tanzania, en Mozambique, en Zimbabwe, en Zambia, en Egipto o en Austria, si bien estos dos últimos
países sólo tienen un valor testimonial histórico.

Berilo transparente de segunda generación en pegmatitas de Pereña (Salamanca)


(Foto: J. García Guinea)
Los otros tipos de berilos son, por lo general, pegmatíticos. Los más importantes son las aguamarinas,
cuyos principales yacimientos se encuentran en varios estados de Brasil. También en Rusia, Madagascar,
Pakistán y Zimbabwe. Berilo amarillo o heliodoro es la variedad más común entre los berilos gema,
teniendo sus principales yacimientos en Brasil, Ucrania, Madagascar. Las morganitas son berilos rosas
que deben su color a pequeñas cantidades de metales alcalinos. Sus yacimientos principales se
encuentran en Brasil, Estados Unidos y Madagascar.
Aguamarina de talla esmeralda procedente de Minas Gerais (Brasil)
(Foto: IGE)

Grupo de la sílice

La sílice es extremadamente abundante sobre la superficie terrestre y si las variedades con calidad gemas lo son algo
menos, pese a su belleza, la sílice ofrece un conjunto de gemas relativamente baratas entre las que destacan:

Cuarzo

Silice criptocristalina

Ópalo

CUARZO

Las variedades gemológicas del cuarzo fanerocristalino son numerosas y cada una de ellas presenta un
color o aspecto especial.
Cuarzo hialino o cristal de roca. Incoloro.
Cuarzo citrino. De color amarillento debido al hierro (Fe3+).
Cuarzo ahumado. De color pardo grisáceo debido a centros de color formados por la sustitución
de silicio por aluminio o por radiaciones naturales.
Cuarzo morión. Parecido al anterior pero más oscuro, a veces casi negro. Dentro de esta variedad
está el llamado cuarzo Cairagorm de Escocia, que en ocasiones se cita como variedad aparte.
Cuarzo amatista. De color púrpura de distintas intensidades, siendo la de color más fuerte y
aterciopelada la calidad más apreciada. El color se debe a la existencia de centros de color producidos por
Fe+2 o Fe+3 y radiaciones naturales. Frecuentemente se trata por calor para obtener colores amarillo fuerte,
anaranjados, rojizos o verdes.
Geoda de amatista procedente de una cantera de la Unión (Murcia)
(Foto: J. García Guinea)

Amatista tallada. La Unión (Murcia)


(Foto: J. García Guinea)

Cuarzo prasiolita. De color pardo verdoso, o verde claro debido al Fe+2. Este color se puede también
obtener por tratamiento calorífico partiendo de cierto tipo de amatistas.
Cuarzo bicolor (ametrina). Mezcla de citrino y amatista, apareció por vez primera en 1980: el color
puede ser natural o artificial.
Cuarzo azul. Turbio y lechoso por microinclusiones de dumortierita, turmalina, crisocola,
ilmenita, etc. Es muy raro encontrarlo en cristales aislados. Fácil de confundir con calcedonias, aunque al
polariscopio el cuarzo azul se comporte como birrefringente y la calcedonia como criptocristalina.

Cuarzo rosa. También muy raro en cristales individuales, hasta hace poco se le consideraba
criptocristalino. Suele ser también lechoso o turbio. El color se debe a trasferencia de cargas entre Ti 2+-Ti3+.
Puede presentar asterismo debido a finísimas agujas de rutilo.
Un ejemplar de cuarzo rosa y una fuente construida con mismo material (Oliva de Plasencia - Cáceres)
(Foto: J. García Guinea)
Cuarzo hematoideo. En realidad no tiene calidad gema, pero en nuestro país es especialmente
popular, denominándosele también Jacinto de Compostela.
Cuarzo lechoso. De color blanco debido al exceso de inclusiones liquidas.

Algunas variedades fanerocristalinas por la presencia de determinadas inclusiones se las considera como
variedades especificas, dándoselas denominaciones propias:
Cuarzo turmalinado. Generalmente hialino, citrino o ahumado, con cristales de turmalina, casi
siempre de color negro, pero a veces azules, verdes o pardas.
Cuarzo rutilado, rutilante o sagenítico. Las mismas variedades de antes con fibras sedosas
amarillentas, o agujas amarillo-rojizas de rutilo. Comercialmente estas gemas se venden con el nombre de
Cabellera de Venus.
Cuarzo iris. Hialino, al que casi siempre artificialmente se le provocan fisuras internas que causan
iridiscencia (efecto arco iris).
Incluidos habitualmente en este grupo hay otros cuarzos con abundantes inclusiones de otros minerales
que le proporcionan un efecto especial, a veces de gran belleza. No suelen presentarse en cristales.
Cuarzo aventurinado verde o cuarzo aventurina verde. Mezcla de cuarzo y mica fuchsita. Se
puede incluir entre las cuarcitas. Las placas de mica le proporcionan unos reflejos brillantes que dan lugar
al efecto llamado aventurinado.
Cuarzo aventurinado marrón o cuarzo aventurina marrón. Mezcla de cuarzo con oligisto
(hematites). Este, también en forma de plaquitas, produce un efecto similar pero más brillante y atractiva.
Esta variedad es mucho más rara que la anterior. En algunas ocasiones se presentan ejemplares con
colores verde y pardo conjuntamente.

En ocasiones, la sílice sustituye a las moléculas de otros minerales, originándose otra serie de variedades,
que tampoco suelen presentarse en forma de cristales. Las más representativas son:
Cuarzo ojo de tigre. De color pardo amarillento. El material original es crocidolita, en este caso
oxidada. El efecto móvil de la línea no es aquí tan acusado como en otras piedras.
Cuarzo ojo de halcón. De color azul oscuro, es el mismo material anterior pero sin oxidar. En
algunas piedras pueden verse los dos colores juntos.
Cuarzo ojo de buey. De color rojizo, muy raro natural, casi siempre se obtiene calentando los
anteriores.
Cuarzo ojo de gato. De color amarillento, efecto lineal mucho más marcado. Las fibras son de
sillimanita.

La sílice, como la calcita y a veces la pirita, puede actuar como agente fosilizante sustituyendo molécula a
molécula las existentes en animales o vegetales, de este modo se originan algunos fósiles o madera
pseudomórfica en cuarzo. Su aspecto y estructura original se pueden detectar fácilmente a simple vista o
con una lupa de bolsillo, pudiéndose incluso distinguir el árbol, de que procede. Esta sustitución también
puede ser hecha por sílice criptocristalina o amorfa, denominándose entonces madera agatizada,
opalizada o xilópalo

CUARZO O SÍLICE CRIPTOCRISTALINOS

Son agregados policristalinos que se presentan en masas. Cristalizan, teóricamente, en el sistema trigonal, pero
suelen presentarse en agregados estalactíticos, en geodas, como masas botroidales. etc.

Ágata
(Foto: IGE)
Se pueden dividir en tres grandes grupos: calcedonias, ágatas y jaspes, según su transparencia y
estructura, aunque a veces es difícil encajar algunos ejemplares en una u otra clasificación.

1. VARIEDADES
CALCEDONIAS
Total o parcialmente translúcidas, con estructura fibrosa. Frecuentemente presentan aspecto lechoso o
turbio. Sus colores y dibujos causan preciosos efectos que en ocasiones cotizan muy por encima de lo
normal del grupo. Se utilizan muchos nombres comerciales según el dibujo, la localidad de origen o el
país de comercialización. Podemos destacar las variedades siguientes:
Cornalina o carneola. De color anaranjado, rojizo o pardusco.

Cornalina 5x3 cm Brasil - Museo La Salle Pont d´Inca


(Foto: J. M. Sanchís)

Calcedonias azules, amarillentas o incoloras. Siempre lechosas.

Calcedonia azul 10x10 cm Méjico - Museo Luis Iglesias Calcedonia amarilla 8x5 cm - Museo F.C. Granada
(Foto: J. M. Sanchís) (Foto: J. M. Sanchís)

Calcedonia incolora 10x7 cm Chihuahua, Méjico - Museo N. Ciencias Naturales


(Foto: J. M. Sanchís)
Crisoprasa. De color verde, verde manzana en la calidad más apreciada. El color es debido al
níquel, aunque en Zimbabwe hay una variedad teñida por cromo, de color mucho menos vistoso. En el
comercio hay muchas teñidas con cromo. Se separan fácilmente con pruebas de espectroscopia o usando
el filtro de Chelsea.
Cuarzo crisopasa - Colección de J. J. Soler
(Foto: J. M. Sanchís)
Sardo. De color pardo.

Las siguientes variedades antes se incluían entre los jaspes, pero hoy se consideran calcedonias:
Plasma. De color verde uniforme oscuro, debido a inclusiones de clorita.

Calcedonia de plasma Aceví (Perú) - Museo Martorell Barcelona 10x8 cm


(Foto: J. M. Sanchís)
Heliotropo o sanguina. Como el anterior, pero con manchitas rojas de óxido de hierro.
Práseo o cuarzo prásio. Verde más oscuro con inclusiones de actinolita.

ÁGATAS
En realidad calcedonias bandeadas, de bajo peso especifico, pues llevan parte de sílice amorfa. Las
bandas pueden ser de colores distintos. Su transparencia es variable, pudiendo ser también opacas.

Ágata de Rodalquilar (Almería)


(Foto: Museo Nacional de Ciencias Naturales)
Ónix u ónice. Ágata opaca con bandas blancas y negras en forma acebrada.
Ónix de Cuba - Museo Geominero
(Foto: J. M. Sanchís)
Sardónix o sardónica. Con bandas blancas y pardas, mezclándose a veces también con bandas
negras.

Ágata sardónica Argentina - Museo La Salle Pont d´Inca


(Foto: J. M. Sanchís)
Ónix negro. Calcedonia totalmente opaca de color negro, casi siempre teñida.

Aunque no son bandeadas, comúnmente se conocen con el nombre de ágatas a las siguientes piedras:
Ágata musgosa o piedra mocha. Incolora y con rameados de colores: óxido de hierro (rojo), óxido
de manganeso (negro), y sobre todo con clorita (verde), en forma de musgo. Al no existir bandeado,
muchas veces no es considerada como una auténtica ágata.
Ágatas musgosas: 15x10 cm India - Museo Luis Iglesias y 7x5 cm Oregón (EEUU) - Museo La Salle Son Rapinya
(Foto: J. M. Sanchís) (Foto: J. M. Sanchís)
Ágata de fuego. Calcedonias mamelares en las que se ha depositado entre sus capas finas laminas
de hematites y goethita que producen una bonita iridiscencia.

Ágata de fuego 4x3 cm Méjico - Colección de Angel Giménez


(Foto: J. M. Sanchís)

Ágata dendrítica. Calcedonias con óxidos de hierro y manganeso en inclusiones epigenéticas,


formando dibujos, que pueden ser de gran belleza y que en ocasiones recuerdan auténticos paisajes
(ágatas de paisaje).

JASPE
Siempre opaco, de textura granada, casi siempre con hasta un 20% de otros materiales extraños,
generalmente óxido de hierro y de color amarillento, pardo o rojizo.

Jaspes: 7x6 cm Oaxaca Méjico - Museo Don Felipe de Borbón y Sahara Marruecos - Museo La Salle Son Rapinya
Hallado en el Templo de la Fertilidad (Foto: J. M. Sanchís) (Foto: J. M. Sanchís)

2. PROPIEDADES DE LAS VARIEDADES CRIPTOCRISTALINAS


Sus propiedades son parecidas a las del cuarzo pero varían según su estructura y composición: las ágatas
y calcedonias suelen tener algo más bajos los I.R. y pesos específicos. En los jaspes el peso específico
puede llegar hasta 2,91. Las variedades criptocristalinas de la sílice, al polariscopio, aparecen iluminadas
toda la vuelta.
3. RESPUESTA A LAS RADIACIONES CORTAS
Bajo luz UV larga las calcedonias pueden presentar fluorescencias débiles blanco-azuladas o amarillo-
verdosas (debido al Uranio). Otras no dan fluorescencia.
En las ágatas, las zonas de fluorescencia pueden ser bandeadas.
Bajo luz UV corta la respuesta suele ser más intensa. Algunas calcedonias, con uranio, aparecen blanco-
azuladas o amarillo-verdosas, y las ágatas pueden verse bandeadas. Algunas crisoprasas dan
fluorescencia verdosa.
4. ORIGEN Y YACIMIENTOS
Su origen es sedimentario, por concentración de geles de sílice. Se encuentran en todo el mundo, sobre
todo en Brasil, EEUU, India, Australia, etc.
5. INCLUSIONES
En las llamadas ágatas musgosas el efecto se produce generalmente por dendritas o rameados de clorita u
óxidos de hierro o manganeso que se han introducido en poros o canalículos existentes en la piedra. Son
también frecuentes las agujas de goethita.
6. TRATAMIENTOS
Estas variedades se tratan habitualmente sobre todo por impregnaciones y tinciones para obtener colores
de fantasía.
Tratamiento Térmico. Carneolas pálidas por calentamiento se convierten en rojo oscuro, por
pérdida de agua y paso de limonita a hematites.

Otros tratamientos importantes son:


Calcedonias con hierro en gránulos tratadas con ácido clorhídrico se dispersan y pasan a amarillo
o pardo (Fe2+), y por calor a rolo (Fe3+).
Calcedonias y ágatas se decoloran con solución de agua oxigenada, hipoclorito, ácido oxálico,
sulfitos, etc. y se tiñen de diversos colores:
 Negro: Con azúcar y ácido sulfúrico o nitrato de cobalto, sulfocianato amónico y calor.
 Amarillo: Con cloruro mercúrico y yoduro potásico, o con dicromato potásico.
 Azul: Con sulfocianuro potásico y sulfato ferroso, o sales de cobre y amoniaco, o sales de cobalto.
 Verde: Con ácido crómico y carbonato amónico, o nitrato de níquel y calor.
 Rojo: Con sales de hierro, ácido nítrico y calor.
 Pardo: Con azúcar y calentamiento suave.
También se tiñen con anilinas. Estos tratamientos son tan habituales que no se consideran fraudulentos

EL ÓPALO: SÍLICE AMORFA O SÍLICE HIDRATADA

El ópalo es seguramente una de las gemas más bellas que existen, y su efecto óptico, inexistente en ninguna otra,
puede proporcionar en los ejemplares de más calidad una diversidad de colores y unos dibujos muy vistosos.
1. COMPOSICIÓN Y ESTRUCTURA
Hasta hace muy poco, se ha considerado al ópalo como sílice amorfa con un contenido en agua del 2 al
20%.
Por modernas técnicas de rayos X y microscopía electrónica, se ha comprobado que está formado por
diminutas lepisferas compuestas por capas sucesivas de cristobalita y tridimita, de igual tamaño,
dispuestas en forma de estructuras empaquetadas. Por tanto, no es propiamente amorfo, sino
semicristalino. E1 ópalo de calidad gema se denominan ópalo C-T (cristobalita-tridimita).
2. VARIEDADES Y COLOR
Existen dos variedades fundamentales desde el punto de vista mineralógico: ópalo común y ópalo noble.
El primero no presenta juego de colores y cuando es translúcido no tiene belleza. Por el contrario, el noble
puede ser transparente, translúcido e incluso opaco, y aunque alguna variedad carece de juego de
colores, lo normal es que luzcan este efecto óptico especial en mayor o menor intensidad y belleza.
Este efecto, denominado juego de colores, que no debe de confundirse con la opalescencia, se produce en
el ópalo noble al actuar los paquetes de lepisferas como rejillas de difracción, y que según su orientación,
el ángulo de incidencia de la luz y el tamaño de las esferas, hace que aparezcan placas que cambian de
color: violeta a rojo, violeta a verde o azul.

Ópalo noble con juego de colores


(Foto: IGE)
El color del ópalo (independiente del juego de colores) puede ser negro, gris, blanco, marrón, púrpura,
amarillo, naranja, verde, azul-verdoso o incoloro. Por su transparencia pueden ser desde casi
transparentes y ligeramente opalescentes hasta opacos.
Gemológicamente destacaremos las siguientes variedades:
Ópalo blanco. Con juego de colores, translúcido o semitranslúcido. Color blanco, grisáceo o
amarillento, a veces lechoso y turbio.
Ópalo negro. Con juego de colores, opaco, de color oscuro; azul, negro pardo o verdoso. Es el más
raro, bello y cotizado. Los buenos ejemplares alcanzan precios muy elevados, muy por encima del resto.
Ópalo de agua. Con juego de colores pobre. Transparente o semitransparente. Incoloro o amarillo
pálido.
Ópalo de fuego. Con o sin juego de colores. Transparente y semitransparente. De color amarillo,
anaranjado, rojizo o rojo.
Hidrofano. Traslúcido, lechoso y muy poroso. Cuando se mete en agua se vuelve más trasparente.
Algunos ejemplares muestran un ligero juego de colores.
Ópalo matrix. Ópalo que conserva parte de la roca madre, generalmente en la base o en forma de
venillas de color marrón rojizo. Para muchos no es una auténtica variedad, sino una forma de
presentación.
Ópalo boulder (en roca). Ópalo con juego de colores,demasiado fino para tallarlo que se deja
adherido a la roca madre.
Ópalos de colores. Traslúcidos y sin juego de colores, de colores diversos: verde, amarillo, cereza,
azulado, etc.
Hialita. Incoloro, transparente y sin juego de colores.

No obstante, existe una amplia relación de nombres comerciales relacionados con el dibujo que forma el
efecto del juego de colores, incorporándose muchas veces estas denominaciones al grupo de variedades
como si verdaderamente lo fueran. Entre estos nombres podemos destacar:
Ópalo arlequín (efectos en rombos)
ópalo floral (efecto en forma de hojas)
ópalo estrellado (efecto de cielo estrellado)
ópalo ondulante, etc.
3. PROPIEDADES FÍSICAS GENERALES
Dureza. Es baja 5-6,5 en la escala de Mohs, presentando además una notoria fragilidad; cualquier
golpe o cambio de temperatura puede fisurarlo. Igualmente, la evaporación del agua que contiene le
causa un craqueado que le afea y le quita valor, pudiendo desaparecer el fuego de colores.
Exfoliación y fractura. Por ser amorfo no presenta exfoliación. La fractura es concoidea.
Peso específico. Bastante bajo y algo variable, 2,0/2,25.

4. PROPIEDADES ÓPTICAS GENERALES


Brillo. Vítreo, aunque también en ocasiones resinoso o céreo
Transparencia. Como ya hemos visto, desde muy transparentes hasta opacos.
Refracción. Al ser amorfo es ópticamente isótropo. Su índice de refracción es bajo, sobre 1,450.

5. RESPUESTA A LAS RADIACIONES CORTAS


Luminiscencia frente a la luz UV larga. El ópalo presenta fluorescencia blanca, y algunos
ejemplares dan fluorescencia verde por llevar uranio, y tiene fosforescencia. El ópalo de fuego da a veces
fluorescencia roja o verde. El ópalo negro y el de agua son inertes.
Luminiscencia frente a la luz UV corta. En general, las respuestas son más intensas a la luz UV
corta que a la larga.
El ópalo presenta fluorescencia blanca o verde y fosforescencia, y el ópalo de fuego da fluorescencia rojiza
fuerte o verde. El ópalo de agua es inerte.

Espinela, crisoberilo, circón, granate.


Son minerales magmáticos o metamórficos, normalmente asociados a rocas ácidas (granitos, gneises,
esquistos), aunque por su gran resistencia mecánica, son también frecuentes en yacimientos secundarios
(placeres). En ocasiones se encuentran junto con corindones (Sri Lanka, Tailandia, etc.).

La espinela, normalmente metamórfica, se explota sobre todo en yacimientos aluviales de


Birmania, Sri Lanka y Tailandia. También en Brasil y Rusia.

Octaedros naturales de espinelas y espinelas talladas


(Foto: IGE)

El crisoberilo presenta diversas y valiosas variedades. La alejandrita es típica de los Urales


(Rusia), aunque los yacimientos están casi agotados, el cimófano (con efecto ojo de gato) aparece en Sri
Lanka y Brasil, por último el crisoberilo común, de color amarillo verdoso, se explota en Brasil, Sri Lanka
y Madagascar.

Crisoberilo
(Foto: IGE)
El circón de calidad gema se obtiene de yacimientos sedimentarios de Camboya, Tailandia,
Birmania y Vietnam. También aparece en Sri Lanka, Australia, Brasil y otros países.

Circón
(Foto: IGE)
El granate es un mineral común de rocas graníticas y metamórficas. Con calidad gema y tamaño
suficiente para talla son mucho menos frecuentes, destacando: Piropos en Bohemia (República Checa),
almandinos y espesartinas en Sri Lanka, Brasil, Madagascar, Noruega, Canadá, grosularia incolora en
Tanzania, hessonita en Sri Lanka o tsavorita en Kenia.
Granate almandino de talla esmeralda

Topacio y turmalina.
Son dos minerales de origen fundamentalmente neumatolítico, que se forman por la acción de vapores
hipercríticos con agua, sílice y aniones ligeros (F, Cl, B, OH) sobre rocas aluminosas. Se encuentran, por
consiguiente, en la periferia de batolitos graníticos.

Cantera de topacio en Valle de la Serena y monocristal rómbico de color azul transparente de topacio procedente
de esta misma cantera
(Foto: J. García Guinea y Museo Nacional de Ciencias Naturales)

Topacio bicolor (Rusia)


(Foto: Museo Nacional de Ciencias Naturales)

Los yacimientos más importantes del topacio llamado "imperial" (amarillo dorado), se encuentran en
Minas Geraes (Brasil). También en San Luis Potosí (México), Utah (EEUU), Rusia, Sri Lanka y
Madagascar.
¡Error!Marcador no definido.
Topacio imperial de Brasil
(Foto: IGE)

¡Error!Marcador no definido.
Topacio azul de color natural (no irradiado) de Brasil
(Foto: Juan S. Cozar)
Las turmalinas de valor gemológico (generalmente elbaítas) se encuentran sobre todo en Brasil
(Minas Geraes) y Estados Unidos (Pala, California). Antiguamente destacaban los ejemplares de la isla de
Elba (Italia) de donde procede su nombre. Hoy se encuentran también en Rusia, Sri Lanka y Tanzania.
Turmalinas zonadas de Minas Gerais (Brasil) y de Buitrago (Madrid)
(Fotos: IGE y Museo Nacional de Ciencias Naturales)

TIPOS DE YACIMIENTOS Y DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DE LAS GEMAS

Las gemas se encuentran en casi todos los tipos de rocas, si bien con distinta frecuencia en unas y otras. Si se
consideran en conjunto, probablemente constituyen el grupo de minerales que mejor representan las variaciones de
presión y temperatura que pueden dar lugar a los distintos tipos de yacimientos conocidos en la corteza terrestre.
Pueden formarse por cristalización primaria a partir de magmas ácidos, intermedios, básicos y ultrabásicos, por
recristalización en rocas metamórficas, por meteorización y arrastre de rocas preexistentes, por precipitación
química, por acción orgánica y por la acción combinada de todos los procesos anteriores.

Tipos de yacimientos

Distribución geográfica

Tipos de yacimientos de las principales gemas.


Excluyendo los diamantes, que por si solos constituyen el 90% en valor de todas las gemas comercializadas, y las
perlas, que hoy en días son prácticamente todas cultivadas, las gemas se distribuyen en los distintos yacimientos
como sigue:

Aproximadamente un 25 % de todas las gemas tienen un origen ígneo, principalmente pegmatítico.

Un 30% pueden encontrarse en rocas encajantes metamórficas, sean éstas calcáreas o no calcáreas.

Otro 30% corresponde a yacimientos de origen acuoso (hidrotermales, de aguas circulantes superficiales, etc.)

Un 15% a gemas de origen orgánico (ámbar, coral, marfil, etc.).


DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DE LAS PRINCIPALES GEMAS.
Desde el punto de vista geográfico, todos los continentes poseen yacimientos importantes de material gemológico:

En Asia se encuentran los más importantes yacimientos de rubí, especialmente en Mogok y Hong-Hsu (Myanmar,
antigua Birmania). En el Sudeste Asiático (Tailandia, Myanmar, Indochina y Sri Lanka) se hallan, a su vez, los más
importantes yacimientos de zafiros, espinelas y circones, en Cachemira (India) han aparecido los mejores zafiros, de
Afganistán destacan sus excepcionales lapislázulis, en Myanmar y China se encuentran grandes yacimientos de jade,
mientras que, historicamente, el diamante y numerosas variedades de cuarzo han tenido algunos de sus principales
yacimientos en la India. En Siberia (Rusia) existen importantes yacimientos de diamante, crisoberilo y otras muchas
gemas.

En Europa destacan los yacimientos de ámbar en las costas del mar Báltico, excepcionales a nivel mundial. En los
montes Urales (Rusia) se encuentran esmeraldas, aguamarinas y heliodoros, así como crisoberilos, diamantes y otras
gemas. Igualmente destacan granates de la variedad piropo y moldavitas en la República Checa, cuarzos muy bellos
en los Alpes (Austria y Suiza) y epidotas, axinitas y otras muchas gemas en Italia, Francia y Alemania.

España es un país, en conjunto, pobre en gemas.

Carece de diamantes, que han sido investigados infructuosamente en los macizos ultrabásicos de Ojén y Carratraca
(Málaga) y en las rocas volcánicas ultrapotásicas de Jumilla (Murcia). Se han publicado investigaciones
gemológicas de detalle por diversos autores (García Guinea, Galan).

Son frecuentes los berilos, pero no de calidad gema.

Se han encontrado algunas esmeraldas, de muy poco valor gemológico, en el complejo de Lalín (Pontevedra).

También aguamarinas azul-verdosas, algunas de gran tamaño, en Pereña y otras localidades de Salamanca.

No parece haber corindones ni espinelas de calidad gema.

Las turmalinas, abundantes en los macizos graníticos del Oeste de la Península, son siempre negras (chorlo) y no
tienen, por tanto, valor gemológico.
Se han encontrado topacios incoloros y azules en el Valle de la Serena (Badajoz), pero distan mucho del valor de los
topacios imperiales de Brasil.

Cuarzos citrinos y ahumados de gran tamaño y buena calidad se han encontrado en Villasbuenas (Salamanca) y
variscita en Palazuelos de las Cuevas (Zamora).

Granates en varias localidades (Níjar, Salamanca, La Coruña, etc.).

Algunas ágatas y calcedonias de cierta belleza y pocas cosas más.

Las piedras más importantes y variadas encontradas en Sudamérica se encuentran en el escudo brasileño. El
Estado de Minas Geraes es justamente famoso por su abundancia y variedad en gemas; aparecen en él diamantes,
topacios, esmeraldas, aguamarinas, morganitas y otros berilos, espinelas, granates, kunzitas, turmalinas, cuarzos de
todas las variedades y prácticamente todas las gemas de origen pegmatítico, así como muchas de las metamórficas.

Otros estados de Brasil famosos por sus gemas son Bahía (apatitos, turmalinas, esmeraldas, etc.) y Rio Grande do
Sul (amatistas, ágatas). Fuera de Brasil, hay que citar las esmeraldas colombianas de Muzo y Chivor (sin duda las de
mejor calidad procede de estos yacimientos), el lapislázuli de Ovalle (Chile), la rodocrosita de Capillitas
(Argentina), los diamantes de Venezuela y Guayana, las perlas de Isla Margarita (Venezuela), el ámbar de Santo
Domingo o la crisocola de Perú.

En los Estados Unidos de Norteamérica existen importantes yacimientos de zafiros, granates, espodumena,
turmalina, turquesa, topacio, berilo rojo y otras gemas. En México son famosos los ópalos de fuego y nobles, así
como las amatistas del estado de Guerrero. Destacan también los topacios de San Luis Potosí , así como las nefritas
y las obsidianas.

África es también un continente extraordinariamente rico en gemas. Hay diamantes en gran cantidad y con
calidad gema en Sudáfrica, Ghana, Angola, Bostwana, Namibia, Sierra Leona, Repúblida Democrática del Congo,
Tanzania y otros países del Africa Central y Meridional. Crisoberilo, esmeralda, granates, zafiro y rubí, ojo de tigre,
turmalina y circón en Zimbabwe, Sudáfrica, Kenia y Tanzania. Olivino y turquesa en Egipto. Madagascar es muy
rica en cuarzos, feldespatos, granates, escapolita, esfena, espinela, espodumena, berilo y otras muchas gemas.

Por último, Oceanía es un continente también muy rico, aunque los descubrimientos sean más recientes. Australia
es uno de los primeros productores del mundo de diamantes (destacando, entre otros, los raros y valiosos diamantes
"fantasía"), y tiene grandes yacimientos de zafiro, ópalo, espinela y turquesa.

EXPLORACIÓN, INVESTIGACIÓN Y EXPLOTACIÓN


DE YACIMIENTOS
Los aspectos mineros de la exploración, investigación y explotación de las gemas presentan
peculiaridades que distinguen estos materiales de otras sustancias minerales. A lo largo de los últimos
50 años, se ha venido empleando en estas labores una masa laboral variable entre 90.000 y 160.000
personas, de las que al menos las cuatro quintas partes corresponden a razas no caucásicas.

Este dato ilustra sobre los siguientes hechos:


Por su rareza, las gemas se encuentran en yacimientos pequeños y dispersos. En relación con otros
minerales, se han llevado a cabo pocas campañas de exploración e investigación sistemática.
Incluso una vez encontrado un yacimiento, la riqueza y la explotabilidad dependen de factores
difíciles de controlar (variaciones de composición y aspecto, concentración, etc).
Una gran cantidad de yacimientos se encuentra en países poco desarrollados, inestables social y
políticamente, en áreas tropicales o en desiertos. Por tales motivos, la exploración y la investigación
siempre se han visto dificultadas.
Históricamente, los mayores yacimientos, o bien se explotan desde épocas antiguas, o han sido
descubiertos por métodos aleatorios y poco científicos. No obstante lo anterior, en el último siglo el
número de descubrimientos ha aumentado de forma espectacular, sobre todo en África, Australia y
Norteamérica.
La mayoría de las gemas (se excluye el diamante) se explotan en países poco desarrollados, con
métodos poco tecnificados y empleando una gran masa de personal. En su exploración, así como en su
explotación, tienen gran influencia las circunstancias políticas del país de que se trate, las reservas, las
calidades y las modas.

Si analizamos la distribución de los descubrimientos de yacimientos importantes de gemas a lo largo de


la historia obtendremos la tabla siguiente.
N° total de
Continente -3500 - 0 1 - 1500 1501 - 1800 1801 - 1900 1901 - 2000 hallazgos desde
3500 aC
Africa 0,8 0,4 1,0 8,0 (120) 129
Asia 1,5 2,3 7,0 24,0 (17) 144
Oceanía ? ? 1,0 11,0 (43) 44
Europa 0,5 2,0 10,7 13,0 (4) 95
Norteamérica ? 1,7 4,0 30,0 (66) 113
Sudamérica ? 0,4 9,7 14,0 (20) 72
Total 597
Los datos entre paréntesis se refieren al número de descubrimientos inferido para todo el siglo XX,
teniendo en cuenta los realmente producidos hasta 1980.

MÉTODOS DE RECUPERACIÓN Y BENEFICIO


Las gemas que se encuentran en filones o en masas pegmatíticas suelen comenzar su explotación por la
búsqueda superficial. Los encuentros ocasionales de gemas llevan a la profundizaciòn de las
excavaciones, generalmente de forma anárquica e irregular o siguiendo los rumbos marcados por los
filones o las zonas más enriquecidas. Las técnicas de extracción varían desde las muy sofisticadas de las
chimeneas diamantíferas hasta las absolutamente artesanales de los granates de Alaska (EEUU) o de las
riolitas con topacios de Utah (EEUU).
Las técnicas "ciegas", en las que la roca madre se tritura hasta tamaños de liberación no se pueden
emplear, por lo general, para la obtención de gemas, por el daño irreparable que causarían a todos los
cristales. Por este motivo la explotación de gemas requiere mucha mano de obra, y gran parte de las
explotaciones que pueden ser rentables en superficie se hacen económicamente improductivas en
profundidad, a menos que la mano de obra sea muy barata.
Aspiración de lodos con zafiros y transporte al cilindro selector en Chantaburi (tailandia)
(Foto: C. Sapalski)
Los sondeos y las voladuras se reducen al mínimo imprescindible en las explotaciones de gemas. La
extracción suele ser manual, con picos, cinceles y barras. En muchas excavaciones primitivas se emplean
cestas para sacar la roca más o menos triturada. En el exterior se hace el estrío a mano de las posibles
gemas.

Vista del cilindro selector donde se encuentra la cinta taladrada que separa los corindones de los lodos arcillosos
(Foto: C. Sapalski)

El material extraído se rompe con cuidado para no dañar las posibles gemas. A veces se emplean cribas y
clasificadores de otros tipos, lavadores, etc. Es frecuente que en los yacimientos de las gemas más valiosas
(esmeralda, rubí, zafiro) se hagan varios estríos manuales, encontrándose, como es lógico, gemas cada
vez más pobres y pequeñas.
En los placeres aluviales, los sistemas de explotación son igualmente simples, sea mediante la apertura de
grandes zanjas, o mediante la excavación de pozos estrechos que llegan hasta el nivel más rico, y la
posterior ampliación de galerías en el fondo del pozo, si la compactación del nivel aluvial lo permite. Ya
en el exterior, la primera clasificación se lleva a cabo por batea.

Excavación en la costa de arenas diamantíferas por debajo del nivel del mar en la costa de Namibia
(Foto: IGE)
En las excavaciones más modernas no compactas o ripables, se emplean grandes excavadoras para
remover el todo-uno y sistemas de clasificaciòn por densidades para separar las gemas. Los sistemas de
beneficio posterior varían desde el estrío a mano al empleo de mesas de sacudidas, separadores
electrostáticos y otros métodos.
Todo lo dicho para las gemas es radicalmente distinto si se habla de explotaciones de diamantes. La
particular conformación espacial y la composición de las chimeneas kimberlíticas, el enorme volumen de
explotación necesario para recuperar diamantes, sean éstos de calidad gema o para uso abrasivo y, sobre
todo, la concentración de las explotaciones dimantíferas en una sola gigantesca entidad (De Beers
Consolidated) dan un aspecto totalmente diferentea las explotaciones y las instalaciones de beneficio de
estas gemas, en los lugares en que esta empresa actúa, aunque se mantiene el primitivismo y los métodos
artesanales en los lugares en que no está presente.
Los yacimientos de diamante son chimeneas volcánicas de forma aproximadamente cilíndrica, que varían
en tamaño desde diámetros de unas decenas de metros hasta más de un kilómetro. La minería suele
empezar a cielo abierto, en la llamada "tierra amarilla", que es una peridotita alterada. Normalmente se
construye una corta que abarca la superficie total aflorante de la chimenea Al profundizar las cortas, las
paredes pierden estabilidad, y es necesario acceder a la minería subterránea. El método normal es la
construcción de pozos verticales en el terreno próximo a la chimenea, con galerías que cortan a la misma
cada 600 pies de profundidad.
Vista aérea de la diatrema kimberlítica de la mina Finish en Sudáfrica
(Foto: IGE)
Posteriormente se construyen niveles intermedios, que acceden horizontalmente en la roca kimberlítica
bajo la corta. A partir de estos niveles se construyen cámaras en la roca (sublevel caving), en las que la
explotación se lleva a cabo por hundimiento y realce (shrinkage stoping). El material se carga en vagonetas,
se transporta hasta el pozo y se saca a la superficie. Cone estos sistemas se explotan chimeneas
kimberlíticas hasta profundidades muy grandes.

Esquema de explotación subterránea de una diatrema kimberlítica

También se emplea el sistema de hundimiento mediante conos invertidos (block caving), que hacen
colapsar grandes bloques de la "tierra azul" o kimberlita inalterada. Posteriormente estos bloques se
fracturan y transportan al pozo. Este sistema se usó por primera vez en la mina Bultfontein en 1955, y ha
mostrado ser más rápido, más seguro y más económico que el de cámaras. Con el paso de los años, todas
las minas de interior de Sudáfrica han adoptado el método de block caving.
Algunas de las explotaciones de diamantes a cielo abierto constituyen los mayores movimientos de tierra
llevados a cabo por el hombre. El uso de grandes rotopalas, sistemas de cintas transportadoras y minería
de transferencia en las costas de Namibia, haciendo retroceder las líneas de costa para explotar la
plataforma litoral bajo el nivel del mar son obras de ingeniería de gran envergadura. Además de éstas,
también existen explotaciones a cielo abierto más "convencionales", en las cortas que inician las
explotaciones de las chimeneas kimberlíticas. En ellas se sigue el sistema de perforación y voladura,
transportándose la roca volada con dumpers hasta la planta de tratamiento.
La separación y concentración de diamantes se lleva a cabo por un complejo sistema de trituración,
cribado, lavado, e incluso estriado a mano.
Merece la pena destacar, sin embargo, el importante papel que en la separación de diamantes juega la
propiedad denominada lipofilia, descubierta en Kimberley (Sudáfrica) en 1896. Consiste en una gran
adherencia de los diamantes limpios por la grasa sólida. En uso de esta propiedad, los diamantes se
adhieren a una gruesa capa de grasa colocada en el piso de mesas vibrantes al hacer pasar por ellas el
todo-uno. Posteriormente se separan de la grasa con agua caliente. En las minas en que los diamantes
presentan pátinas o recubrimientos, este método es inviable, usándose reconocimiento selectivo por rayos
X.

LA TALLA DE LAS GEMAS


Una vez obtenida la gema en bruto del yacimiento comienza el proceso de dar más valor y belleza a la
piedra, para conseguir su comercialización en las mejores condiciones económicas. En general, este
proceso se basa, por una parte, en la talla de las piedras y, por otra, en los distintos procesos de
tratamiento térmico, por radiación, por tinción, etc.

Artesano thailandés desbastando un zafiro


(Foto: C. Sapalski)
La talla y el pulido de las gemas son operaciones que tienen por objeto resaltar al máximo sus cualidades
de color, brillo, transparencia, dispersión y resplandores, aún a costa de perder material y, en
consecuencia, peso.

¡Error!Marcador no definido.
Tallado de ágatas en Idar Oberstein (Alemania)
(Foto: IGE)
Si bien el pulido superficial de las gemas se practica desde la antigüedad, la talla según pautas
establecidas es muy posterior. Hasta el comienzo del Renacimiento las gemas se utilizaban, en su gran
mayoría, en formas redondeadas, frecuentemente perforadas y atravesadas por un hilo o cordón. Esta
práctica no se debía a que se desconocieran técnicas de talla, porque las tallas en cabujón y la glíptica (arte
de tallar escenas en gemas) habían adquirido un importantísimo desarrollo muchos siglos antes, sino
porque se prefería conservar el mayor peso de la piedra, en lugar de conseguir sus mejores propiedades
ópticas.

Mosaico florentino. Mesa en el Museo del Prado.


(Foto: Museo del Prado)
A partir del siglo XIV se desarrolla extensamente el facetado de las gemas, conjunto de técnicas mediante
las cuales se limitan éstas por caras planas y pulidas, talladas de tal forma que se consigan los mejores
efectos. Normalmente se aplica a piedras transparentes, mientras que las tallas en cabujón (limitadas por
una o dos caras curvas) se reservan para piedras opacas, de menor calidad y con efectos ópticos
especiales (asterismo, efecto ojo de gato, adularescencia, etc.).

Laboratorio de lapidción de gemas del IGE


(Foto: IGE)
Aunque el facetado depende de la experiencia y buen gusto del tallista, algunas de ellas se han pensado
como muy adecuadas a las propiedades físicas de un determinado mineral. En particular, la talla brillante
es la más adecuada para aplicarla al diamante, porque consigue con la mayor eficacia que todos los rayos
incidentes salgan por la corona. De este modo, en función de su índice de refracción, se consigue el mayor
fuego, el mejor efecto de dispersión y el mayor brillo. No obstante, la talla brillante, como todas las demás,
se puede aplicar a cualquier gema.

La obtección de ángulos adecuados de facetas de culata tienen suma importancia para el aspecto final de la piedra.
Las gemas talladas correctamente (a la izquierda) devuelven toda la luz que entra por la tabla

Los tipos de tallas se pueden dividir en grupos. Siguiendo lo indicado en el Tratado de Gemología del
Instituto Gemológico Español, pueden establecerse los grupos siguientes:
Talla brillante Tallas sello
Tallas derivadas del brillante Talla mixta
Tallas sencillas Talla briolette
Tallas brillante modificadas Talla princesa o perfilada
Tallas esmeralda Tallas barión y radiant
Otras tallas con galerías Tallas cabujón
Tallas rosa Tallas fantasía
Tallas cruzadas o en tijera

Las tallas más importantes son:


La talla brillante es la más clásica y utilizada para el diamante. Consta de 58 o 57 facetas, según se
trunque o no el vértice inferior, llamado culet. La disposición y nomenclatura de las distintas facetas se
indica en la figura siguiente.

Corona:a) - Tabla o faceta principal;


b) - 8 facetas estrella;
c) - 8 facetas fundamentales superiores o cuadrangulares
d) - 16 facetas triangulares.
Culata:a) - 16 facetas triangulares o medias facetas inferiores;
b) - 8 facetas fundamentales inferiores
+ 1 culet
Hasta principios del siglo XX, la evolución de la talla de los diamantes se
desarolló de forma empírica, siendo las mejoras el resultado de la práctica
artesanal. En 1919 Marcel Tolkowsky realizo los primeros estudios técnicos
teniendo en cuenta las propiedades ópticas del diamante y las reacciones de la
luz al refractarse en su interior. Trás algunos retoques posteriores en la
determinación de los ángulos de la corona y la culata, estableció las medidas
"ideales" para la talla brillante. Dicho nuevo modelo de la talla fué rápidamente
apreciado . La mejora del aspecto de diamante ha sido tal, que numerosos
dueños de diamantes de talla antigua decidieron la retalla de sus piedras, a pesar
de la gran pérdida en peso, que supone esta operación.

Diamante de talla antigua anterior al calculo las proporciones modernas para la talla
brillante.
(Foto: IGE)
Las tallas derivadas del brillante tienen el mismo número de facetas, pero su contorno no es
circular. Son las denominadas talla ovalada u oval, marquís o marquesa, pera o perilla y corazón.

Tallas derivadas del brillante: a) oval; b) marquís; c) corazón.


Las tallas con galerías son aquéllas cuyas facetas tienen forma de trapecios alargados, con las
aristas paralelas. Pueden ser rectangulares y cuadradas y se usan normalmente en piedras coloreadas.
Singularmente, en las esmeraldas, por lo que algunas de ellas reciben el nombre de talla esmeralda.
Talla esmeralda
La talla sello es especial, con una tabla muy grande, rodeada de una estrecha galería trapezoidal,
y sin culata. Se utiliza para piedras translúcidas y opacas, y es muy adecuada para grabar en la tabla
escudos o emblemas.
Talla sello

Las tallas en cabujón son tallas no facetadas, con una o dos superficies curvas. Los cabujones
pueden ser sencillos, dobles o huecos. Se utilizan, como se ha dicho, para piedras poco transparentes, de
poco valor o con resplandores especiales.

Tallas en cabujón: a) sencillo; b) doble; c) hueco.

GEMAS DE IMITACIÓN,
COMPUESTAS Y TRATADAS

La imitación de gemas valiosas y raras ha sido, desde la más lejana antigüedad, una característica
de todas las culturas. Incluso en el Período Predinástico Egipcio (4000 a.C.) se teñía esteatita de azul o
verde para imitar turquesa. Muchos siglos más tarde (alrededor del 2500 a.C.) se aprendió a fabricar y
colorear el vidrio, que ha sido, desde entonces, la gema de imitación más usada. También se usan
extensamente plásticos, dobletes, tripletes, fondos laminados y, sobre todo, gemas naturales o
sintéticas tratadas, habiéndose establecido complejos sistemas de tratamiento que hacen, a veces,
muy difícil establecer si una gema ha sido o no tratada y por qué medios.

Gemas tratadas

Piedras compuestas

Vidrios

Plásticos

Gemas tratadas.
Gran parte de las gemas que se comercializan se tratan antes de su salida al mercado, para mejorar su apariencia
(intensificación o variación de color, ocultación de fracturas, etc.)

Los tratamientos pueden ser de tipo:


térmico
por radiaciones
por impregnación
eliminación de inclusiones por rayos láser
por tinción o blanqueado

Para que no constituyan fraude, los tratamientos deben ser indicados por el vendedor al comprar una gema. Sin
embargo, algunos, como el aceitado de esmeraldas, los tratamientos térmicos de aguamarinas, zafiros y circones
incoloros, o las tinciones de ágatas, son tan frecuentes que nunca se citan, aunque casi siempre se practican.

Tratamientos térmicos.
Son calentamientos que se realizan a temperaturas medias o altas (de 500 a 1600º C) para modificar el
estado de oxidación de algunos elementos incluídos en la red, para inducir roturas artificiales, para
destruir centros de color o para eliminar agua. Se llevan a cabo en estufas y hornos, a veces con aditivos,
en atmósfera oxidante o reductora, según se requiera, y con un control de tiempos que es importante en
los resultados. Es igualmente importante el control del gradiente de ascenso y descenso de la
temperatura.
Muchas gemas sufren tratamiento térmico. Como ejemplo puede citarse el habitual en zafiros de diversos
colores para mejorar su aspecto. Así, un calentamiento a 500º C destruye los centros de color,
consiguiéndose que los zafiros amarillos pasen a incoloros, los naranjas a púrpura y los verdes a azules,
que son más valiosos. El calentamiento a 1500º C en atmósfera oxidante de zafiros púrpura consigue
oxidar el hierro; ésto, junto con la presencia de Cr en pequeña cantidad, da lugar a un bello color naranja,
que es muy cotizado (zafiros Padparadcha).

Tratamiento térmico de corindones en Tailandia


(Foto: IGE)
En zafiros amarillos pálidos o incoloros, el calentamiento a 1500 º C en atmósfera oxidante da lugar a una
intensificación del color amarillo. Por otro lado, el calentamiento a 1600 º C en atmósfera reductora de
zafiros azulados con poco color consigue intensificar el color azul por reducción del hierro férrico a
ferroso. También mediante tratamiento térmico de zafiros puede producirse o eliminarse el efecto estrella
por precipitación o disolución de Ti.

Los tratamientos térmicos por difusión, calentando a 1800ºC piedras recubiertas con óxidos metálicos
que se difunden en la zona externa, producen coloraciones superficiales que intensifican o cambian el
color original. Actualmente se utiliza la técnica de difusión profunda, que consigue capas de difusión de
hasta 0.4 mm. Consiste en utilizar temperaturas más altas, durante 200 horas, repitiendo el tratamiento 8
ó 10 veces. A diferencia de otros tratamientos, éste no se produce en la naturaleza.

Aspecto de una inclusiones en forma de "capullo de seda" en un zafiro tratado por calentamiento
(Foto: Juan S. Cozar)

Una de las tareas más arduas para un gemólogo, y no siempre posible, es identificar los tratamientos
térmicos que haya podido sufrir una gema. Si el calentamiento ha tenido lugar a menos de 1300º C, no
hay alteración apreciable en la textura y estructura. Si la temperatura ha sido más elevada, quedan rasgos
reconocibles: cavidades o fisuras superficiales que dejan marcas como de viruela, disolución parcial de
agujas de rutilo, distorsión de algunas inclusiones, fluorescencia verde lechosa y aspecto quebradizo,
detectable en las aristas.

Irradiación.
Es un proceso por el cual las gemas son expuestas a las radiaciones ionizantes, es decir, a radiaciones que
pueden producir partículas cargadas (iones) cuando inciden en una sustancia.

Hay varios tipos de radiaciones ionizantes: partículas alfa y beta, neutrones, rayos gamma y rayos X.
Cada una de estas radiaciones posee características diferentes y distinto poder de penetración. Las
partículas alfa actúan sólo en la superficie. Las partículas beta tienen poder de penetración muy limitado.
Los neutrones, los rayos gamma y los rayos X son muy penetrantes y atraviesan por completo las gemas.
Pueden obtenerse de los elementos radiactivos naturales, de los elementos radiactivos artificiales o de los
generadores de radiación (aceleradores electrostáticos, aceleradores lineales, ciclotrones, betatrones, etc.).

En general las radiaciones ionizantes producen defectos en las estructuras cristalinas, que cuando afectan
a la absorciones en el espectro visible (centros de color) son capaces de crear o modificar el color de las
gemas. Estos colores pueden ser estables o inestables ante las condiciones ambientales y siempre serán
modificados o eliminados por el calor.

La radiación neutrónica es la más rentable en el proceso de irradiación de gemas. Produce gran densidad
de defectos en el mínimo tiempo y afecta a toda la gema. Se aplica especialmente para el tratamiento de
los diamantes y los topacios. Los diamantes se vuelven verdes en general y casi negros si se prolonga
demasiado el tratamiento. Mediante tratamientos térmicos el color se puede modificar a amarillo, ámbar,
rojo, pardo o anaranjado. Ciertos topacios adquieren un magnífico color azul, nada comparable al de los
topacios azules naturales que suele ser bastante pálido. Los de buen color azul natural son
extremadamente raros y por consiguiente muy caros.
Topacio azul (en forma de pera) y pequeños de forma oval, irradiados, junto con un topacio de color azul natural
(grande de forma oval). (Foto Juan S. Cózar).
Los electrones acelerados también son utilizados para el tratamiento de los diamantes y topacios,
obteniéndose en ambos casos coloraciones similares a las anteriores. Sin embargo, debido a su poca
penetrabilidad, el tratamiento afecta exclusivamente a una capa superficial.

Los rayos gamma procedentes del cobalto 60 no son rentables en la irradiación de los diamantes. Sin
embargo se utilizan en el tratamiento de cuarzos, topacios, berilos, espodumenas y fluoritas,
principalmente. Los colores obtenidos dependen de la variedad tratada: los cuarzos adquieren tonos
ahumados; los topacios tonos marrones y rojizos; los berilos colores amarillos, amarillo-verdosos y azul-
violeta; las espodumenas colores amarillo-verdosos y verde esmeralda; las fluoritas tonos púrpura y
azules. Todos estos colores son inestables ante la luz y el calor, pudiendo desaparecer a corto o largo
plazo dependiendo del tipo de gema.

La venta de gemas irradiadas sin especificar el tratamiento es considerado practica fraudulenta,


exceptuando los berilos maxixe y tipo maxixe, irradiados con rayos gamma para recuperar el color
perdido a través del tiempo. Estas dos raras variedades de berilo, de intenso color azul-violeta, deben este
color a la radiación gamma natural y lo pierden poco a poco si están expuestos a la luz y/o al calor.

Los neutrones producen, a su vez, un efecto indeseable. Al interaccionar con los átomos de la gema, ya
sean los constituyentes de la propia gema o los que existen como impureza, tienen lugar reacciones
nucleares con muchos de ellos, apareciendo nuevos elementos que son radiactivos. La mayoría de estos
nuevos elementos tienen una vida extremadamente corta y su actividad desaparece prácticamente
cuando se detiene el tratamiento, pero algunos tienen una vida relativamente larga y su actividad podría
ser peligrosa para el usuario de la gema. Por ello los productos tratados de este modo deben de ser
sometidos a un riguroso control radiológico antes de salir al mercado. Una vez en el mercado, los
certificados de control de calidad de los laboratorios gemológicos acreditados pueden reflejar
objetivamente la presencia de este tratamiento, basándose en los resultados obtenidos mediante una
técnica denominada "espectroscopía gamma de alta resolución". Los interesados en ampliar sus
conocimientos en relación con esta técnica pueden acudir a las siguientes citas bibliográficas:
Cózar J.S. (1989) Determinación de rasgos de tratamiento, en topacios azules irradiados, por espectroscopía gamma
de alta resolución. Boletín del Instituto Gemológico Español, nº 31,8-18.
Ashbaugh C. (1992) Gamma-ray espectroscopy to measure radioactivity in gemstones. Gems and Gemology, vol.
28, nº 2, 104-111.
Los diamantes que han sido tratados por radiaciones pueden ser identificados mediante estudios
espectroscópicos normales, espectrofotometría de precisión a temperaturas criogénicas (-196° C) y, a
veces, por estudios de microscopía óptica, observando la presencia de ciertas marcas que demuestran la
existencia de coloraciones zonales superficiales. Para el resto de las gemas es necesaria la aplicación de
técnicas de luminiscencia (fotoluminiscencia, termoluminiscencia, radioluminiscencia,
catodoluminiscencia).

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