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Después de las importantes obras de Cornford: De la Religión a la Filosofía (1912) y Principium sapientiae (obra póstuma, 1952)
este tipo de visiones han dejado lugar a explicaciones más matizadas. Para Cornford, el comienzo de la filosofía sigue en estrecha
relación con el comienzo de la ciencia. Por eso también observó la influencia de la astrología y la aritmética babilónicas y la
geometría egipcia en la formación de la mentalidad filosófica, si bien esta mentalidad transforma el afán práctico que estas disciplinas
tenían en sus culturas de origen (la astrología babilónica estaba al servicio de la religión oficial, y la geometría egipcia estaba
destinada a medir campos de cultivo concretos) en un afán puramente teórico. Ello se da en virtud del descubrimiento, propio de los
griegos, de la forma, independiente de la materia.6 El primero que vinculó el inicio de la ciencia (la matemática) con intereses
exclusivamente especulativos (o sea, con intereses ajenos al placer o a lo necesario) fue Aristóteles, en
Metafísica I, 981b13ss.
Podemos considerar que Guthrie se sitúa en esta perspectiva de la relación filosofía – ciencia cuando considera la relación entre mito
y logos. Al hombre pre-filosófico no le fue difícil considerar a la naturaleza y a sí mismo a merced de fuerzas superiores arbitrarias:
una típica concepción politeísta o pandemonista tal y como se presenta en los poemas homéricos. Los fenómenos atmosféricos como
la lluvia y el viento, o netamente humanos como la enfermedad, la muerte o los impulsos psicológicos, tienen una explicación en
fuerzas personales, que se interesan por los asuntos humanos, e incluso guardan ciertos lazos consanguíneos con estos. Frente a esta
concepción, la filosofía inicia cuando el hombre comenzó a indagar por un orden subyacente al caos de los acontecimientos, orden
producido por fuerzas impersonales. La familia divina se transforma en una "necesidad" despersonalizada. El nacimiento de la
filosofía está vinculado con el abandono de la explicación mitológica para los problemas del origen del universo, y la fe religiosa es
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sustituida por la fe científica con sus triunfos y limitaciones.
La relación del nacimiento de la ciencia con el despliegue de la filosofía presocrática también ha sido puesta de relieve por Eggers
Lan, el cual nota, siguiendo a Szabó, que la primera demostración deductiva de la historia de la ciencia pertenece a Parménides.
Todos los filósofos presocráticos han hecho aportes a la ciencia, sea a las matemáticas o a la ciencia natural.8 Aun así, Eggers Lan
distingue en este período la filosofía de la ciencia: ambas tienen pretensiones de ser un estudio de validez universal, solo que la
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filosofía es el estudio del universo como totalidad ordenada, y la ciencia prescinde de tal referencia al mundo.
Las repercusiones de la concepción de Cornford fueron tan importantes que la quinta edición de fragmentos de Diels (1935) fue
modificada por Kranz para adaptarla en este sentido; este helenista amplió el apéndice que incluía fragmentos de poesía y prosa
cosmológica y astrológica y los ubicó al principio de la colección. Kirk y Raven le dedican todo un capítulo de su obra crítica13 a los
"precursores de la cosmogonía filosófica", como las cosmogonías órficas, la cosmogonía de Hesíodo y las cosmogonías "mixtas"
como la de Ferécides.
La edición de fragmentos de los presocráticos de Gredos, aun cuando inicia también por Tales, lo hace a pesar de los reparos del
director de la edición: este expresa que no comienza por Anaximandro, primer autor del que disponemos de citas textuales, sólo para
no romper con la tradición,14 y que él no tendría inconvenientes en comenzar la historia de la filosofía con Homero, si se le
encomendara la tarea de confeccionar una historia temática de la filosofía por textos, donde se incluyeran temas filosóficos, como los
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del significado de la muerte, el sentido de la vida, etc.
Los que se niegan a considerar la producciones cosmogónicas como antecedentes de la filosofía, como Jaeger, Guthrie y Eggers Lan,
esgrimen en su contra la inautenticidad de tales escritos: Son obras conservadas en fragmentos, en citas de autores posteriores,
excepto la Teogonía hesiódica que se ha conservado íntegra. En este sentido comparten la precaria forma de transmisión de la
filosofía presocrática. Pero cuando se ha evaluado la influencia recíproca entre poemas y prosa de contenido cosmogónico y la
filosofía presocrática, los cosmólogos se han mostrado siempre en deuda con los filósofos. Así, se ha visto que Epiménides está
influido por Anaxímenes,16 y la teogonía rapsódica de Orfeo está en deuda con Ferécides, Heráclito, Parménides y Empédocles.17
Por ello se ha podido determinar que las cosmogonías órficas no son anteriores al siglo VI a. C.,18 incluso algunas son posteriores a
Sócrates, y pertenecen frecuentemente a la era cristiana.15
De cualquier manera, la mayoría de los especialistas, aun los que consideran las cosmologías como antecedente, distinguen éstas de
la filosofía propiamente dicha. Kirk y Raven consideran que tanto los poemas homéricos como la teogonía hesiódica son muestras de
un estado particular de racionalización. Sobre todo la Teogonía de Hesíodo con su afán sistematizador de la genealogía de los
dioses.19 Sin embargo, el paso del "mito" al "logos" es un cambio radical que incluye no solo una des-personificación de las fuerzas
de la naturaleza, sino un cambio político, social y religioso que involucra una apertura mental que tiende a relativizar el valor de la
tradición.20
La Escuela Pitagórica, en cambio, parece tener más probabilidades de haber sido real, puesto que era no solo una asociación con fines
filosóficos, sino también religiosos, y hay una apreciable cantidad de testimonios anteriores a Teofrasto que nos detallan su actividad.
Sin embargo presenta problemas particulares de datación, así como para precisar su unidad doctrinal.32 Además de Pitágoras,
semilegendario fundador de la escuela, podemos contar en ella a Alcmeón. Los neoplatónicos, como Jámblico, tendían a considerar a
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Parménides y su escuela dentro del pitagorismo, conformando la más general Escuela itálica.
Jaeger, sin embargo, en su obra La teología de los primeros filósofos griegos, considera en un solo capítulo (II, La teología de los
naturalistas milesios) a la escuela milesia. Kirk, Raven y Schofield modifican la vieja distinción entre escuela milesia y escuela
itálica, modificando la nomenclatura geográfica pero concibiendo cierta unidad de orientación: por un lado presentan a los
pensadores jonios, caracterizándolos como monistas materialistas: cada autor concebía un principio material (el agua o el aire, por
ejemplo) como génesis de la pluralidad de las cosas que se presentan ante los ojos. Los autores indican que la inclusión de Jenófanes
y de Heráclito en los capítulos dedicados a la filosofía jonia es meramente pragmática, puesto que estos superan de alguna manera los
intereses naturalistas.35 Los jonios están divididos históricamente en pre-parmenídeos (los ya mencionados, precedidos por la
escuela de Mileto) y post-parmenídeos (Anaxágoras, Meliso, los atomistas). Estos últimos siguieron la tendencia naturalista de los
primeros, pero respondiendo a la especulación de Parménides, que desarticuló aquellas concepciones físicas.36 La filosofía en el
occidente griego, o sea, en el sur de Italia, se sitúa históricamente entre ambos. Sus representantes tuvieron intereses no naturalistas,
sino especulativos, aunque sobre este punto tampoco hay una uniformidad total.37 Allí los autores ubican tanto a Pitágoras como a
los representantes de la escuela eleática (excepto Meliso) y aEmpédocles.
En cambio, con Aristóteles comienza una tradición de tratadistas en prosa que hace desaparecer parte de las dificultades
mencionadas, aunque aparecen otras nuevas. Hay que tener en cuenta que, cuando un expositor griego o latino ha escrito sobre un
pensador anterior, no ha contado con los signos que en los idiomas modernos nos ayudan a distinguir lo que se expone con lo que se
cita, esto es, sobre todo, las comillas dobles (""). Se han valido, en cambio, de construcciones gramaticales diversas, que dependen
siempre de 'verba dicendi':
verbo de decir + conjunción + oración de cita con verbo en indicativo u optativo.38 Esta construcción equivale a
nuestro discurso directo: "dijo: viví en Éfeso", donde la conjunción vale por nuestros dos puntos (:). Esta
construcción es, lamentablemente para la recolección de citas, poco frecuente en latín y griego.
verbo de decir + oración de cita con sujeto en acusativo y verbo en infinitivo.39 Sin equivalentes en la mayoría de
los idiomas modernos, similar a una poco usada forma española de discurso indirecto, ej: "dijo residir en Éfeso".
Esta construcción es la preferida para citar
, por ejemplo por Aristóteles.
verbo de decir + adverbio, o punto alto (equivalente a nuestros dos puntos), + texto de cita. Esta forma de citar es la
más parecida a la de los idiomas modernos y quizás la más precisa. Pero es frecuente solo en autores tardíos como
Diógenes Laercio.
En cualquier caso, no se puede tener total seguridad de la exactitud de la cita a partir solo de la consideración de la forma elegida para
citar.40 En cambio, citas que tienen por objeto reproducir opiniones de autores que escribieron en verso -Jenófanes, Parménides,
41
Empédocles-son mucho más fiables: la forma métrica nos permite discernir el texto auténtico de una glosa.
Además de haber tenido en cuenta las vicisitudes histórico-literarias de cada citador, la filología moderna ha hecho estudios
pormenorizados sobre el valor que cada autor tiene como trasmisor, a partir de inspecciones realizadas sobre sus citas de obras que sí
nos han llegado –las obras deHomero, por ejemplo–.
Platón – S. IV a.C.
Según Kirk y Raven, Platón es extremadamente descuidado en citas de todo tipo,44 su actitud no es objetiva, sino humorística o
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irónica. En cuanto a sus comentarios, son parciales o exagerados y no juicios históricos moderados.
Eggers Lan y Juliá consideran que Platón cita de memoria –una memoria falible, hecho constatable a partir de sus distorsionadas citas
de Homero– incluso por una cuestión de principio. Siguiendo a Cherniss,46 indican que en Fedro 274c hay una justificación del uso
de la memoria por sobre el de las fuentes escritas. Lo importante no sería saber quién dijo tal cosa, o de dónde era, o cuándo lo dijo,
sino si era verdad o no.47 Por lo demás, al relatar anécdotas de pensadores anteriores no tiene la pretensión de transmitir hechos
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históricos precisos, sino más bien de componer una situación propicia para sus diálogos, aun incurriendo en anacronismos.
Aristóteles – S. IV a. C.
El valor de Aristóteles, para Kirk y Raven, no reside en la cantidad de sus citas directas sino en el "carácter de recapitulador y crítico
de los pensadores anteriores".49 Aristóteles realiza, de hecho, un examen de las opiniones de los filósofos en el primer libro de la
Metafísica.
Estos comentaristas siguen, como también lo hacen Eggers Lan y Juliá, a Cherniss50 en la valoración de Aristóteles como citador:
éste está ocupado en construir su propio sistema filosófico, en general selecciona solo citas que le interesan para tal fin, sin respetar
órdenes cronológicos, e incluso llega a distorsionar los temas tratados o exponerlos mezclados con sus reflexiones sobre las
implicaciones de tal doctrina en su sistema. Esta actitud nace de su concepción histórica: piensa que los pensamientos anteriores a él
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son un titubeante avance hacia la verdad contenida en su propia doctrina.
Sea como sea, parece probable que Teofrasto haya podido contar con las obras originales de la mayoría de los presocráticos, al
redactar su obra. Y aunque la objetividad del escrito ha sido cuestionada, otros estudiosos han comparado los lugares donde Teofrasto
cita el Timeo platónico, y la conclusión ha sido que procede con gran exactitud,55 a pesar de que unas pocas veces tiñe la exposición
con las opiniones aristotélicas vertidas, por ejemplo, en elde Caelo.56
Allanadas o no las dificultades sobre la objetividad o la dependencia del escrito respecto del pensamiento aristotélico, los
investigadores han tenido que enfrentarse a otro tipo de problemas, que pueden ser incluso mayores que los consignados hasta ahora:
sucede que las physikôn doxôn tampoco se nos ha conservado. Las consideraciones anteriores están basadas en una reconstrucción
del último libro de la obra de Teofrasto, titulado de las Sensaciones, realizada por Hermann Diels57 a partir de citas de Simplicio en
su comentario al de Caelo de Aristóteles. Simplicio tampoco tuvo la obra original en sus manos, sino un resumen de un tal Aecio,
hecho a partir de otro manual intermedio, llamado por DielsVetusta Placita, datado en el S. I a. C.58
Aun con estas dificultades, las physikôn doxôn siguen siendo consideradas de primera magnitud como fuente de citas de
presocráticos, puesto que fue, para la antigüedad tardía, la gran autoridad a la hora de extraer opiniones de antiguos pensadores.59 A
partir de la obra de Diels de 1879, Doxographi Graeci, se comenzó a llamar "doxógrafos" a los trasmisores de citas dependientes de
la obra de Teofrasto. De ellos provienen la mayoría de los fragmentos considerados auténticos de slopresocráticos.
Los Doxógrafos60
Las sucesiones filosóficas: Soción de Alejandría escribió hacia el 200 a. C. una obra, primera de muchas en su
género, donde agrupaba a los pensadores por escuelas (es quizá el autor de la tradicional distinción, presente en su
obra por primera vez, de las escuelas jónica e itálica) y relacionaba a los diversos autores con sus maestros y
discípulos. De estos escritos dependen algunos testimonios trasmitidos por Eusebio de Cesarea, Ireneo, Arnobio,
Teodoreto y San Agustín
Cronógrafos: Eratóstenes había escrito una cronología con fechas de artistas y escritores varios, y a mediados del
S. II a. C., Apolodoro de Alejandría vino a llenar ciertos vacíos de su obra. Lamentablemente lo hizo a partir de
principios poco convincentes, tales como considerar que la madurez de un filósofo le llegaba a los cuarenta años, y
hacía coincidir esta fecha con la de algún importante evento histórico. Informado de la obra de Soción y su división
en escuelas, incluyó sucesiones en su obra, pero consideró arbitrariamente que siempre el maestro era cuarenta
años mayor que su supuesto discípulo. No se conserva la obra de Apolodoro sino en citas de autores posteriores,
como Diógenes Laercio y Simplicio.
Plutarco (S. II d. C.) incorporó abundantes citas a susMoralia (Obras morales y de costumbres).
Sexto Empírico (S. II d. C.): su adscripción a la escuela escéptica lo llevó a citar un número importante de opiniones
antiguas sobre los sentidos y el conocimiento.
Clemente de Alejandría(S. II d. C.): en su Protréptico y en sus Stromateis introdujo una cantidad apreciable de citas
de poetas y filósofos antiguos.
Hipólito (S. III d. C.) y su Refutación de todas las herejías: Acusa este escrito el uso de dos fuentes doxográficas
interesadas sobre todo en datos biográficos, y que por ello agrupaban las opiniones de los filósofos griegos por
pensadores y no por temas. Una de ellas es un compendio de poco valor (fue usado por Hipólito para extraer
opiniones de Tales, Pitágoras, Empédocles, Heráclito, Parménides, Meliso y Demócrito). La otra fuente es más
fidedigna incluso que Aecio; de ella extrajo sentencias de Anaximandro, Anaxímenes, Anaxágoras, Arquelao y
Jenófanes.
Diógenes Laercio (S. III d. C.) y su Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres: Interesado más en
biografías presentaba también juntas todas las opiniones de cada filósofo, sumadas a anécdotas procedentes de
biógrafos helenísticos, de muy dudosa veracidad. Contiene, de cualquier manera, citas valiosas de Apolodoro. Su
obra contiene un compendio de poco valor , y una exposición detallada, procedente de una fuente menos discutible.
Las misceláneas del Pseudo-Plutarco: utiliza una fuente independiente de Aecio. Se basa en los primeros libros de
la obra de Teofrasto, de contenido cosmogónico.
Simplicio: a pesar de ser un autor tardío (S. VI d. C.), es una de las más importantes fuentes para el conocimiento
de citas directas de presocráticos. En sus comentarios a los libros De Caelo y Física de Aristóteles, incluyó citas de
autores antiguos, más extensas de lo necesario, puesto que según él, algunas obras se habían vuelto difíciles de
hallar.
Otros autores que citan anécdotas o textos de presocráticos: Filodemo, Marco Aurelio, Orígenes, Ateneo de
Náucratis, Numenio de Apamea, Plotino, Porfirio, y más.
Allí se encuentran editados los testimonios biográficos, las interpretaciones antiguas, las
citas directas auténticas y las citas de imitaciones de más de cuatrocientos autores, entre
los cuales no solo se hallan filósofos presocráticos en sentido literal, sino también poetas
antiguos y sofistas y otros escritores posteriores a Sócrates cuyas obras no se han
conservado completas.
La intención del autor fue hacer un manual con todo el material disponible para el
estudio del comienzo de la filosofía griega.64 Y a tal punto lo logró, que actualmente
todos los estudios sobre los presocráticos utilizan, para citar los fragmentos, el orden de
su edición. Cada autor ocupa un capítulo numerado. A su vez, cada capítulo (no en todos
se respeta esta estructura) está dividido en: A. Testimonios acerca de su vida y su
El filólogo alemán Hermann Diels doctrina; B. Fragmentos considerados textuales y auténticos del autor; y C. Imitaciones.
(1848-1922).
Para citar un fragmento original, se utiliza el número del autor y la letra B, más el número del fragmento. Por ejemplo, 28 B 7 es el
fragmento séptimo de las citas textuales de Parménides, trasmitida porPlatón, Sofista 258d.
Para citar un testimonio sobre la vida de un autor, se utiliza el número de éste y la letra A con el número del fragmento: por ejemplo,
22 A 1 corresponde a la primera cita de testimonios sobre Heráclito, que pertenece a las Vidas de los filósofos ilustres de Diógenes
Laercio, libro IX.
Usualmente se utiliza, encabezando la cita, una indicación sobre la edición (Diels y Kranz DK),
= ej. DK 22 A 1 ó DK 28 B 7.
Luego de la corrección y reedición de Walther Kranz, el orden de los autores de la edición es cronológico. La selección está dividida
en
B. Los fragmentos de filósofos del siglo sexto y quinto y sucesores directos, donde constan los siguientes autores:
La obra no pretende ser, como la de Diels, un compendio de todos los autores arcaicos, sino una historia crítica. Tampoco contiene
todos los fragmentos referidos a los autores tratados sino solo una selección, en griego y con traducción al inglés, seguida de amplios
comentarios.
Luego de un capítulo inicial (I) sobre los precursores de la cosmogonía filosófica, donde se ocupan en caracterizar la visión ingenua
que los griegos tenían del cosmos, las cosmogonías órficas y "mixtas", pasan a considerar a los presocráticos propiamente dichos, en
tres secciones. La primera, dedicada a los pensadores jonios, contiene estudios sobre (II) Tales, (III) Anaximandro, (IV) Anaxímenes,
(V) Jenófanes y (VI) Heráclito. La segunda trata sobre la filosofía en el occidente griego, con (VII) Pitágoras, (VIII) Parménides,
(IX) Zenón, (X) Empédocles y (XI) Filolao y el pitagorismo del siglo V. Una tercera sección dedicada a la "Respuesta jonia"
considera los pensamientos de (XII)Anaxágoras, (XIII) Arquelao, (XIV) Meliso, (XV) Los atomistas y (XVI) Diógenes de Apolonia.
Esta obra cobra gran importancia para el mundo de habla hispánica a partir de la publicación de una traducción española (de Jesús
García Fernández) por parte de la Editorial Gredos, en 1970. Hasta 1978, cuando aparece la edición de Eggers Lan, fue la única obra
que contenía un número elevado de traducciones al español (por supuesto indirectas, a partir de las traducciones inglesas) de
fragmentos de los presocráticos en su conjunto.
El editor explícitamente se expresa en contra de incluir poetas, aunque sean cosmólogos, junto con filósofos presocráticos
propiamente dichos66 y excluyen a otros pensadores consignados en la edición de Diels (Epicarmo, Hipón, Arquelao, Eurito,
Arquitas, Critias, Protágoras) por carecer para ellos de importancia para la historia de la filosofía.67 La lista de autores tratados es,
después de quitar la sección sobre los "Inicios" cosmogónicos y los autores mencionados, idéntica en orden a la edición de Diels.
Eggers Lan no distingue radicalmente los fragmentos que proceden de testimonios biográficos y comentarios (DK A) de las citas
textuales (DK B), y los presentan mezclados y seleccionados según el arreglo interpretativo de cada capítulo, en los que abundan
títulos y secciones orientativas. Sin embargo, al final del tratamiento de cada autor, presentan seguidas todas las citas textuales
consideradas auténticas, y las apócrifas, en el orden de la edición DK.
Estudios críticos
Barnes, Jonathan: Los presocráticos. Madrid, Cátedra, 1992.ISBN 84-376-1029-X
Cherniss, Harold F.: Aristotle's Criticism of Presocratic Philosophy. Nueva York, Octagon Books, 1983. ISBN 0-
88254-836-0
Guthrie, W.K.C., Historia de la Filosofía Griega:
Vol. I: Los primeros presocráticos y los pitagóricos, Editorial Gredos: Madrid, 1999 [1ª edición, 3ª reimpresión].
ISBN 84-249-0949-6.
Vol. II: La tradición presocrática desde Parménides a Demócrito, Editorial Gredos, Madrid, 1994 [1ª edición, 3ª
reimpresión]. ISBN 84-249-1032-X.
Vol. III: Siglo V. Ilustración, Editorial Gredos: Madrid, 1994 [1ª edición, 2ª reimpresión].ISBN 84-249-1268-3.
G. S. Kirk, J. E. Raven y M. Schofield. The Presocratic Philosophers. A Critical History with a Selection of Text. S.L.,
Cambridge University Press, 1957, 1983. (Tr. española Los filósofos presocráticos. Historia crítica con selección de
textos. Traducción de Jesús García Fernández, Madrid, Editorial Gredos, 1970, 2ª edic. 1987 (Biblioteca Hispánica
de Filosofía, 63). ISBN 84-249-1249-7)
Jean-Pierre Vernant: Mythe et pensée chez les grecs. Zetein, 1973. (Trad. esp. Mito y pensamiento en la Grecia
antigua. Trad. J. D. López Bonillo. Barcelona, Ariel, 2007 (1ª ed. 5º reimpr.) ISBN 978-84-344-9702-4)
Diels, Hermann; Kranz, Walther (1960-1961). Die Fragmente der Vorsokratiker. 3 volúmenes, reimpr. 2004-2006 (6ª
edición). Berlín: Weidmann.
Traducciones
Eggers Lan, Conrado; Juliá, Victoria E. (1978). Los filósofos presocráticos 1 (1ª edición). Madrid: Gredos. ISBN 84-
249-3511-X.
Cordero, Nestor Luis; Olivieri, F. J.; La Croce, Ernesto; Eggers Lan, Conrado (1979). Los filósofos presocráticos 2
(1ª edición). Madrid: Gredos.ISBN 84-249-3532-2.
Poratti, A.; Eggers Lan, Conrado; Santa Cruz de Prunes, María Isabel; Cordero, Nestor Luis (1980). Los filósofos
presocráticos 3 (1ª edición). Madrid: Gredos.ISBN 84-249-3542-X.
Véase también
Historia de la filosofía occidental
Monistas
Pluralistas
Notas y referencias
13. Kirk, Raven y Schofield. Los filósofos presocráticos.
1. Aristóteles, Metafísica, A, 983b20 Cap. 1, p. 24 – 117
2. W. C. K. Guthrie, Historia de la filosofía griega, I, pp. 14. Eggers Lan, Los filósofos presocráticos, I, p. 10
51 -52.
15. Eggers Lan, op. cit. p. 11
3. Vernant, Mito y pensamiento en la Grecia antigua, VII,
p. 334 16. Kern. De Orphei Epimenidis Pherecydis theogoniis
4. J. Burnet, Early greek philosophy, Londres, 1920 17. Rohde. Psyche. App. A, "The Great Orphic Theogony"
5. Snell, Die Entdeckung des Geistes. Studien zur 18. Jaeger, La teología de los primeros filósofos griegos,
Entstehung des euroäischen Denkens bei den cap. IV, p. 61. Guthrie, Historia de la filosofía griega, I,
Griechen, Hamburgo, 1955. V. Vernant, op. cit., VII, p. p. 49
334. 19. O. Gigon. Der Ursprung, cap. I. y F. M. Cornford, Princ.
6. Guthrie, op. cit. p. 46 Sap. Cap. II
7. Guthrie, op. cit. p. 37-40 20. Kirk, Raven y Schofield, Los filósofos presocráticos, p.
116
8. Eggers Lan, op. cit. p. 17-19
21. P. M. Schul, Essai sur la formation de la pensée
9. Eggers Lan, op cit. p. 22-23 grecque. Introduction historique de la philosophie
10. F. M. Cornford, From religion to philosophy. A Study in platonicienne, París, 1949. p. 151–175
the origins of greek philosophical thought, Londres, 22. B. Farrington, Ciencia y filosofía en la antigüedad, Ed.
1912 Ariel, Barcelona 1974, p. 30.
11. García Yebra. Metafísica de Aristóteles, p. 22 23. G. Thompson, Studies in ancient Greek society, vol II,
12. F. M. Cornford, Principium Sapientiae. The origin of The first philosophers, Londres, 1955.
Greek philosophical thought. V. Vernant, Los orígenes 24. Vernant, Mito y pensamiento en la Grecia antigua,
del pensamiento griego, p. 82-85 y Mito y pensamiento p.334 -340
en la Grecia antigua, p. 338
25. No obstante, Gálvez, R., " 'Y una diosa me recibió' al 50. H. F. Cherniss, Aristotle's Criticism of Presocratic
volver en mi camino por el relato de Parménides", Philosophy, 1935
Nova Tellus 29-2, 2011, p. 29, rebate esta última 51. Kirk, Raven y Schofield, op. cit. p. 18. Eggers Lan y
afirmación. Juliá, op. cit. p. 28-30
26. Vernant, op. cit. pp. 341 – 364 52. El nombre en griego es physikôn doxôn, la forma de la
27. De cualquier manera, el término "presocrático", había palabra "physikôn", un genitivo plural, puede ser
sido usado anteriormente, como en Plato and the traducida como modificador indirecto con carácter
Other Companions of Sokrates (1865) de George posesivo ("opiniones de los físicos") o como adjetivo
Grote. que modifica al sustantivo de manera directa
28. Guthrie, Historia de la filosofía griega, II, p. 353 ("opiniones físicas").
29. Eggers Lan, Los filósofos presocráticos, I, p. 12ss 53. Kirk, Raven y Schofield, op. cit. p. 18 - 19
30. Kirk, G. S., Raven, J. E. y Schofield, M., Los filósofos 54. Eggers Lan, op. cit. p. 33-36.
presocráticos, p. 20. 55. Kahn, Anaximander, p. 21; G. M. Stratton,
31. Kirk, Raven y Schofield, op. cit., p. 155; Eggers Lan y Theophrastus and the Greek Physiological Psychology
Juliá, Los filósofos presocráticos. pp. 59-60. before Aristotle, Londres-Nueva York, 1917.
32. Kirk, Raven y Schofield, op. cit. p. 313; Eggers Lan y 56. J. B. McDiarmid, "Plato in Theophrastus de Sensibus",
Juliá, op. cit. p. 145ss Phronesis 4, 1949, pp. 59-70
33. Jámblico, de Vita Pythagorica liber, XXXVI 267 57. H. Diels. Doxographi Graeci, 1879, reed. 1958, p. 473
– 527.
34. DK, prefacio a la 1ª ed.
58. Kirk, Raven y Schofield, Los filósofos presocráticos. p.
35. Kirk, Raven y Schofield, op. cit. p. 118
21, Eggers Lan y Juliá, Los filósofos presocráticos p.
36. Kirk, Raven y Schofield, op. cit. p. 492 27
37. Kirk, Raven y Schofield, op. cit. p. 311-312 59. Kirk, Raven y Schofield, op. cit. p. 19
38. Berenguer Amenós, Gramática Griega, 346 60. Para esta sección se ha usado la nota introductoria:
39. Berenguer Amenós, Gramática Griega, 344 y 345 Las fuentes de la filosofía presocrática de la obra de
40. Eggers Lan y Juliá, Los filósofos presocráticosp. 26 Kirk, Raven y Schofield, los filósofos presocráticos, pp.
15 – 23 y la segunda parte de la introducción general,
41. Eggers Lan y Juliá, Los filósofos presocráticos p. 27- El problema de los escritos de filósofos presocráticos,
28 de la edición de Gredos de los presocráticos a cargo
42. Eggers Lan y Juliá, Los filósofos presocráticos, p. 24 de Eggers Lan, pp. 23 – 38, teniendo a la vista
43. Kirk, Raven y Schofield, Los filósofos presocráticos, p. además la obra de Diels Doxographi Graeci, 3º ed.
15 1958
44. Kirk, Raven y Schofield, Los filósofos presocráticos p. 61. H. Diels, Doxographi Graeci p. 267 – 444.
15 62. Kirk, Raven y Schofield, op. cit. p. 19-21.
45. Kirk, Raven y Schofield, Los filósofos presocráticos p. 63. Esta obra es un hito imprescindible para cualquier
18 estudio sobre la valoración de fuentes de los
46. H. F. Cherniss, "The History of Ideas and Ancient presocráticos.
Greek Philosophy", en: Estudios de Historia de la 64. H. Diels, Die Fragmente der Vorsokratiker, Prefacio a
Filosofía en homenaje al Profesor Rodolfo Mondolfo la primera edición de 1903.
Tucumán, 1957, pp. 93-144 65. Kirk, Raven y Schofield, op. cit., Prefacios a la 1ª y 2ª
47. Eggers Lan y Juliá, Los filósofos presocráticos p. 24 y edición.
30-31 66. Eggers Lan, op. cit. p. 9
48. Eggers Lan y Juliá, Los folósofos presocráticosp. 25 67. Eggers Lan, op. cit. p. 12
49. Kirk, Raven y Schofield, Los filósofos presocráticos p.
16.
Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobreFilosofía presocrática.
Algunos fragmentos en texto bilingüe griego - español, con introducción, biografías y otras indicaciones en español,
en el sitio Filosofía.
Hermann Alexander Diels: Fragmentos de los presocráticos (Die Fragmente der Vorsokratiker). La primera edición
se hizo en 1903 en Berlín, y fue dirigida por el propio Diels. A partir de la 5ª, sustituiría a Diels
Walther Kranz.
Textos griegos, y algunos latinos, con introducción y comentarios en alemán: 1ª ed., de 1903, en facsímil
electrónico en Internet Archive.
Texto de la 2ª ed., de 1906, en su mayoría en griego, con algunas traducciones al francés y con índice
electrónico en ese idioma, en elsitio de Philippe Remacle (1944 - 2011).
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