ENERO 2018

VIDA Y CONTEXTO HISTÓRICO DE MARIANO OTERO

JOSÉ BARRAGÁN BARRAGÁN

Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM

Toca hablar del ilustre jalisciense

Josef Mariano Fausto Andrés Otero
Mestas, con motivo de los doscientos
años de su nacimiento. Ciertamente los
organizadores me han hecho una gran
encomienda. Es decir, siento que el
título de mi participación me obliga a
redescubrir aquí, ante Ustedes y ante
los demás participantes en estos
festejos, la vida y la obra de nuestro
festejado, sabiendo yo muy bien que
estoy compareciendo, como diría don
Ignacio Burgoa, ante los más
destacados especialistas y admiradores
de Mariano Otero.
En efecto, Burgoa se declara como
uno de los más apasionados y
admiradores de tan ilustre personaje.
Esto es, a Mariano Otero, no sólo se le
reconocen sus acciones cívicas y de
buen gobierno, sino también sus
virtudes morales. Se le quiere y se le
aprecia mucho, por sus lectores, que lo
seguían en los periódicos de su tiempo;
por sus editores, el primero de ellos, sus
I. EL TEMA A TRATAR
hijos, y, en los tiempos modernos, don
Jesús Reyes Heroles, José de Jesús

15
 LEX,
Covarrubias Dueñas; y entre otros
muchos, por los especialistas que ahora
nos acompañan en este evento.
Yo también me he acercado con
mucho respeto y mucha admiración a la
vida y a algunas de las obras de Otero,
que he tenido la oportunidad de
estudiar.
Así pues, reconociendo mis
limitaciones, así como la calidad de
quienes hoy y mañana seguirán
festejando a Otero, solamente
ponderaré, por un lado, el contexto
social y político en el que vive y actúa
don Mariano Otero; mientras que, por
otro lado, de su intensa e
interesantísima actividad, solamente
comentaré su actividad como
constituyente, tratando de explicar, dos
puntos nada mas, por considerar que
todavía ahora mismo nos son de mucha
utilidad: lo que son y cuáles son los
derechos del hombre para Mariano
Otero; y lo que son y cuáles son las
garantías para ampararlos y protegerlos,
según sus propias propuestas.
II. EL CONTEXTO SOCIAL Y POLÍTICO
Aunque todos conocemos los
pormenores de la Historia de ese
periodo de 1817 a 1850, que comprende
la vida de Mariano Otero, me gustaría
recordar la forma en que el propio Otero
lo describe: tanto al participar en el
llamado Proyecto de la Minoría de 1842,
como en su conocido Voto Particular de
1847.
Recorrimos, dice, con el más profundo
dolor la larga y cruenta historia de los
desastres que la Republica ha sufrido
durante nuestra infancia política.
Sin duda, toda vez que, entre 1830
y 1850, hubo, por diferentes razones y
causas, 36 cambios presidenciales; se
pasa del gobierno federal a un gobierno
centralista; hay gran descontento entre
DIFUSIÓN Y ANÁLISIS
los Estados, al extremo de la separación
de varios de ellos y la pérdida de Texas
y de más de la mitad de nuestro
territorio; se convocan y se reúnen
varias asambleas constituyentes, en las
que, como sabemos, don Mariano Otero
tendrá una destacada participación,
acompañado entre otras grandes
personalidades, de don Manuel
Crescencio Rejón. Por ello, comenta que
“todo es transitorio”; que “nada hay
sólido y organizado; que “ningún poder
tiene conciencia de su estabilidad”.
Luego, insiste:
La República demanda con urgencia el
establecimiento definitivo del orden
constitucional.
Ésta es la gran tarea en que se
ocupa la asamblea constituyente de
1846-1847, la cual consistió en la
restauración del Acta constitutiva y la
Constitución de 1824. Y es en este
contexto constitucional en el que
Mariano Otero, entre otras propuestas,
nos habla de los derechos del hombre
en sociedad, así como de las garantías
para ampararlos y protegerlos.
Se trata de un planteamiento
sencillo. Para su estudio, en particular,
yo estoy siguiendo el texto del llamado
Voto de la Minoría de la asamblea
constituyente de 1842, firmado por
Espinosa de los Monteros, Mariano Otero
y Muñoz Ledo, del día 26 de agosto de
1842; igualmente estoy siguiendo el
texto del Voto Particular de Mariano
Otero del 5 de abril de 1847, tomando
en cuenta, como lo hace el propio
Mariano Otero, el contexto creado por el
Acta constitutiva y la Constitución de
1824, así como cada una de las
primeras constituciones de los Estados,
que aparecen entre 1824 y 1827.
Y, para seguir un cierto orden,
primero diremos que lo que son los
derechos del hombre en sociedad para
don Mariano Otero; para después
16
 ENERO 2018
examinar el sistema de garantías que
propone para ampararlos y protegerlos.
III. LOS DERECHOS DEL HOMBRE
Conviene aquí repasar, en primer
lugar, las expresiones usadas por
Mariano Otero en estos documentos que
él firma, para luego precisar su
significado.
1. Las expresiones usadas
En la parte de exposición de
motivos del Proyecto de la Minoría se
usan las siguientes expresiones
textuales:
En el primer título verá el Congreso
consignadas las garantías individuales
con toda la franqueza y liberalidad que
exigía un sistema basado sobre los
derechos del hombre.
Como vemos, se habla de
“garantías individuales”, y de “derechos
del hombre”. En otro pasaje leemos:
Hemos dado a todos los hombres el
derecho de quejarse de cualquier acto
de los Poderes Legislativo y Ejecutivo
de los Estados, ante la Suprema Corte,
poder tutelar de las garantías civiles.
Ahora vemos que se usan dos
expresiones, muy hermosas, el derecho
de quejarse dado a todos los hombres: y
el poder tutelar de la Suprema Corte de
las garantías civiles.
Luego, en la parte articulada del
Proyecto de la Minoría leemos:
TITULO I:
De los habitantes de la Republica y de
sus derechos individuales.
Sección Segunda
De los derechos individuales
Art. 4º La Constitución reconoce los
derechos del hombre como la base y
el objeto de las instituciones sociales.
17
Mientras que en la parte de
exposición de motivos de su Voto
Particular de 1847 encontramos las
siguientes expresiones: “derechos del
ciudadano;” “garantías individuales;”
“garantías del hombre;” “derechos
individuales”. Y, en la parte articulada
tenemos estas otras: “derecho de los
ciudadanos”; “derechos del hombre”;
“la ley fijará las garantías de libertad,
seguridad, propiedad, igualdad”.
2. Significación de estas
expresiones
Ante todo, debemos recordar que
se trata de expresiones comúnmente
usadas en los textos históricos de habla
hispana, tanto anteriores como
posteriores a la etapa en que vive don
Mariano Otero, pues se encuentran
tanto en la Constitución española de
1812 como en las constituciones
latinoamericanas, incluidas las
constituciones locales mexicanas. He
aquí algunos ejemplos:
a) Constitución de Cundinamarca del 4
de abril de 1811: “Título XII De los
derechos del hombre y del
ciudadano”.
b) La Constitución de Tunja del 19 de
diciembre de 1811: “los derechos del
hombre en sociedad”.
c) La Constitución española de Cádiz
del 19 de marzo de 1812: en su
artículo 4 habla de “de los demás
derechos legítimos de todos los
individuos que componen la Nación”.
d) Constitución de Antioquia del 3 de
mayo de 1812: “Sección Segunda: De
los derechos del hombre en sociedad”;
e) La Constitución de Cartagena de
Indias del 14 de junio de 1812: “los
derechos naturales del hombre y del
ciudadano”;
f) La Constitución del Estado de
México: “todo hombre goza los
 LEX,
derechos imprescriptibles
libertad...”.
g) La Constitución de Oaxaca 10 de
enero de 1825: “los derechos civiles
de los oaxaqueños”.
h) La de Chiapas: del 9 de febrero de
1826: “ampara y protege a sus
habitantes en el goce de sus
derechos”.
i) En el Proyecto de la Mayoría de
1842: “garantías individuales”:
“derechos naturales de libertad,
igualdad, seguridad y propiedad”, en
palabras de su artículo 4.
j) En la Constitución de 1857:
“derechos del hombre”; “garantías
individuales”.
k) En la Constitución de 1917:
“derechos del hombre”; “garantías
individuales”; “de los derechos
humanos y de las garantías
individuales”.
Ahí están las expresiones. ¿qué
significación tienen? ¿Acaso tienen una
e igual significación?
Desde luego que no tienen una
misma e igual significación, no obstante
que, con mucha frecuencia, veamos que
son usadas de manera indistinta, como
si significaran una misma cosa. Esto es,
una cosa son los derechos del hombre,
como un ser humano que vive en
sociedad; y otra cosa son las garantías
que dicha sociedad, o, encontrándose
ya organizado, el Estado pueda
reconocer y regular en su ordenamiento
jurídico para el pleno goce de dichos
derechos.
En estas constituciones citadas, lo
mismo que en la obra de Mariano Otero
se hace una precisa diferenciación entre
los derechos del hombre y sus garantías
constitucionales y legales. Los derechos
del hombre, son derechos naturales. Es
decir, derechos que se originan de su
doble naturaleza, de su naturaleza
eminentemente libre y de su naturaleza
DIFUSIÓN Y ANÁLISIS
de eminentemente social. Así lo explica
León Guzmán durante el debate de
1856 al precisarle a don Ignacio Ramírez
que los derechos del hombre no nacen
de ley alguna, pues nacen con el
hombre: he aquí el planteamiento
completo, la intervención de Ignacio
Ramírez:
_antes de decir que los derechos del
hombre son la base de las
instituciones sociales, se debe
averiguar y definir cuáles son esos
derechos: ¿son acaso los que concede
la misma Constitución?, o ¿los que se
derivan del Evangelio y del Derecho
Canónico?, o ¿los que reconocieron el
Derecho Romano y la Ley de Partida?1
El orador cree que los derechos nacen
de la ley, que por lo mismo importa
mucho fijar cuál es el derecho, y
observa que los más importantes,
como la vida, se confunden en el
Proyecto con garantías secundarias,
como la de que a nadie se le saquen
sus cartas del correo, resultando de
esta confusión una verdadera
redundancia.2
Luego habla de los derechos
sociales de la mujer, de los niños, de los
hijos naturales, de los huérfanos, de los
ancianos, de los débiles y menesterosos.
Y León Guzmán le contesta diciendo,
según la Crónica:
_que el preopinante ha tocado a un
tiempo tres distintas cuestiones:
primera, ¿existen los derechos del
hombre?; segunda, ¿son estos
derechos las bases de las
constituciones sociales?; y tercera,
¿cuál es el catálogo de estos
derechos?
Confiesa el señor Guzmán, sigue
diciendo la Crónica, que el señor
Ramírez pone a la comisión en tortura,
1
Véase NIETO, Rosa María y otros, El debate de
la Constitución de 1857. Edición de la H.
Cámara de Diputados en tres tomos. México,
1994. La cita en T. I. p. 280 .
2
Ibídem, p. 281.
18
 ENERO 2018
porque no puede contestar a todas sus
preguntas y objeciones, y porque
parece no creer en la ley natural, y así,
acaso, no aceptaría las respuestas que
en ella se funden.
Por esto se va a valer de hechos. El
señor Ramírez no negará que el
hombre es un ser eminentemente libre
y eminentemente social; que al
reunirse los hombres en sociedad
convienen en sacrificar un poco de su
libertad natural para asegurar la
demás, y que esta parte de libertad
que se reservan todos los individuos,
es lo que constituye el derecho del
hombre en sociedad, y asegurar este
mismo derecho debe ser el fin de las
constituciones y de todas las leyes, y,
así, la comisión ha tenido razón para
decir que los derechos del hombre son
la base y el objeto de las instituciones
sociales..
León Guzmán habla a nombre de la
Comisión de Constitución. Y poco más
adelante, Ponciano Arriaga, a nombre de
la Comisión también, dice lo siguiente:
_que los derechos no nacen de la ley,
sino que son anteriores a toda ley, y el
hombre nace con ellos. El derecho a la
vida, el de la seguridad, etcétera,
existen por sí mismos y a nadie ha
ocurrido que se necesite una ley que
conceda a los niños el derecho de
mamar, y a los hombres todos el de
alimentarse y el de vivir.3
La misma diferenciación se hace
durante el debate de 1916. En palabras
de la Comisión de Constitución:
_la Comisión es de parecer que debe
aprobarse el artículo 1º, que contiene
dos principios capitales cuya
enunciación debe justamente preceder
a la enumeración de los derechos que
el pueblo reconoce como naturales del
hombre, y por esto encomienda al
poder público que los proteja de una
manera especial, como que son la
base de las institucionales sociales.
3
Ibídem, pp. 282 y 283.
19
Sobra indicar que la doctrina hace
la misma diferenciación entre lo que son
los derechos del hombre, como ser
humano que vive en sociedad y las
garantías que legalmente se puedan
reconocer y establecer para el pleno
goce de estos derechos. Por ejemplo,
don José María Lozano en su conocido
libro Tratado de los Derechos del
hombre afirma lo siguiente:
Para determinar los derechos del
hombre, deberemos buscar en ellos,
como un razgo característico, que
competan al hombre en su calidad de
tal, sin relación á su modo de ser en la
sociedad. Esos derechos le
corresponden simplemente como
hombre y los ha recibido de la
naturaleza misma, con total
independencia de la ley vigente en el
lugar de su nacimiento. Son derechos
naturales e importan las facultades
necesarias para su conservación, para
su desarrollo y perfeccionamiento. No
hay que preguntar cuando se trata de
alguno de esos derechos, si el que lo
reclama es hombre o mujer, natural,
extranjero o transeúnte, mayor o
menor de edad, simple ciudadano o
funcionario público; basta que sea
hombre, es decir, un individuo de la
especie humana.4
3. Qué son, cuáles son y cuántos
son los derechos del hombre en
sociedad
A) Qué son los derechos del hombre
según este debate
Recordemos algunas de las
expresiones más importantes sobre lo
que son los derechos del hombre,
tomadas de los textos antes citados:
i. como lo expresa León Guzmán, los
derechos humanos son hechos; los
4
Ver LOZANO, José María: Tratado de los
derechos del hombre. Estudio de Derecho
Constitucional Patrio. México, 1976. La cita en
p. 591.
 LEX, DIFUSIÓN Y ANÁLISIS
derechos existen. Son derechos de
libertad y son derechos sociales;
ii. son prerrogativas que nacen con el
hombre;
iii. se tienen derechos como hombre,
como indígena, como ciudadano, como
extranjero;
iv. son necesidades del hombre, en
cuanto hombre, de la mujer, por ser
mujer; de los niños, por ser niños, de
los ancianos, por ser ancianos, de los
huérfanos, por ser huérfanos, de los
débiles por ser débiles, de los
menesterosos por ser menesterosos;
de los abandonados por hallarse
abandonados;
v. son privilegios y prerrogativas
sociales.
vi. Esos derechos le corresponden
simplemente como hombre y los ha
recibido de la naturaleza misma con
total independencia de la ley vigente
en el lugar de su nacimiento, en
palabras de don José María Lozano;
vii. Son derechos naturales e importan
las facultades necesarias para su
conservación, para su desarrollo y
perfeccionamiento, en palabras de don
José María Lozano.
B) Cuáles son
Al decirnos, en estos textos, qué son
los derechos del hombre, ponen ciertos
ejemplos de cuáles son. He aquí dichos
ejemplos:
i. son hechos y nacen con el hombre,
como la vida; como las diferentes
libertades; como los diferentes
derechos sociales;
ii. son hechos que existen por sí
mismos: el derecho a la vida, el de la
seguridad, etcétera, existen por sí
mismos;
iii. son todas y cada una de las
necesidades vitales del ser humano,
en cada etapa de su vida, como el
derecho a la vida misma, como el
derecho de los niños de mamar, y de
20
los hombres todos el de alimentarse y
el de vivir;
iv. son los derechos de libertad, porque
el hombre es eminentemente libre;
v. son los derechos de sociedad,
porque el hombre es eminentemente
social;
vi. son facultades necesarias para su
conservación, para su desarrollo y
perfeccionamiento, en palabras de don
José María Lozano.
C) Sobre cuántos son
Como hemos visto, se hace la
pregunta relativa al número, o acerca de
cuántos son los derechos del hombre.
Y don León Guzmán la contesta
diciendo que en el Proyecto se
enumeran, pero si faltan algunos,
durante el debate deben incorporarse.
Esto es, parece decirnos, y todos están
de acuerdo, el catálogo debe ser abierto
con la posibilidad y la obligación de que
sea completado en cualquier momento.
IV. LAS GARANTÍAS DE LOS DERECHOS
DEL HOMBRE
Insisto, aunque comúnmente no
hagamos la diferenciación entre lo que
son los derechos del hombre y lo que
son las garantías que el ordenamiento
jurídico tiene para su protección,
conviene aquí mantener dicha
diferenciación para poder entender
mejor, por un lado, que los derechos del
hombre son anteriores a toda ley, algo
elemental que, por ejemplo, la Suprema
Corte de Justicia de la Nación y otros
especialistas no aceptan; y por otro
lado, para poder entender mejor el
complejo sistema que, para su amparo y
protección, propuso don Mariano Otero.
Veamos.
 ENERO 2018

1. Los derechos del hombre como La respuesta es afirmativa. Y

materia federal precisamente por ello, ahora Mariano
Mariano Otero expresa esta idea, Otero formula dicha propuesta, porque
en varios de sus pasajes. He aquí se trata, en todo caso, de aumentar y de
algunas de sus expresiones: reforzar los sistemas de garantías de
dichos derechos, tal como lo razona
Desde 1832 comenzó á observarse
Mariano Otero en las palabras
que la Constitución federal debía
arreglar el ejercicio de los derechos transcritas, que nuevamente repito:
del ciudadano, y yo he creído que ésta _persuadido como lo estoy de que en
debe ser la primera de las reformas, este punto es en el que se caracteriza
persuadido como lo estoy de que en y asegura el principio de la forma de
este punto es en el que se caracteriza los gobiernos, según que se extienden
y asegura el principio de la forma de ó se limitan esos derechos; poner las
los gobiernos, según que se extienden garantías del hombre bajo la égida del
ó se limitan esos derechos. poder general, y no son pocas las que
Yo no he hallado todavía una razón han debido decidirse á su favor;
sólida contra este medio de poner las dejando á una ley posterior, pero
garantías del hombre bajo la égida del general y de un carácter muy elevado,
poder general, y no son pocas las que el detallarlos.
han debido decidirse á su favor. Estamos ante una excelente
Dominado por este pensamiento, propuesta, gracias a la cual, la
propongo que la Constitución fije los Constitución de 1857 y la ahora en vigor
derechos individuales y asegure su positivamente han contenido
inviolabilidad, dejando á una ley declaraciones formales de los derechos
posterior, pero general y de un del hombre con independencia de la que
carácter muy elevado, el detallarlos. cada Constitución local pueda tener; y
He aquí la primera de las reformas gracias a la cual se incorporan también
propuestas por Mariano Otero: declarar al texto constitucional y a todo el
la materia de los derechos del hombre ordenamiento jurídico excelentes
como materia federal, principios y medios para la debida
independientemente de que en cada protección y amparo de dichos
Estado siga siendo regulada como hasta derechos.
la fecha. Esta propuesta nos explica el
por qué ni el Acta constitutiva ni la
2. El fundamento de estas
Constitución de 1824 contienen una
garantías
declaración formal de los derechos del
hombre: porque los derechos Alguno de los textos antes citados,
acompañan al ser humano y éste vive como la Constitución de Cartagena de
en alguna comunidad municipal y es, Indias y la intervención de León Guzmán
finalmente, habitante de algún Estado. Y hablan de una doble fundamentación
así vemos que en cada Constitución del por qué es necesario garantizar los
local se contiene su respectiva derechos del hombre: una
declaración formal, más breve o más fundamentación metafísica y una
extensa, de los derechos del hombre. fundamentación jurídica.
¿Podía haberse incluido una
declaración formal también en el Acta A) La idea metafísica
constitutiva o en la misma Constitución
de 1824?

21
 LEX, DIFUSIÓN Y ANÁLISIS

Bajo este punto de vista, la Don José María Lozano también lo

Constitución de Cartagena, que hemos dice muy bien:
tomado como ejemplo, o la contestación Esos derechos le corresponden
que León Guzmán da a Ignacio Ramírez, simplemente como hombre y los ha
no hace sino seguir el planteamiento recibido de la naturaleza misma, con
metafísico de Aristóteles: el ser humano total independencia de la ley vigente
es un ser eminentemente libre y es un en el lugar de su nacimiento.
ser eminentemente social, por
necesidad metafísica, porque no puede
B) El fundamento jurídico
subsistir por sí mismo. En consecuencia,
nace en sociedad y vive en sociedad, Como bien sabemos, Aristóteles
viéndose en la necesidad de ceder un describe con detalle el proceso de
poco de su libertad a favor de la formación de los agregados de seres
sociedad en que vive; y a cambio, recibe humanos. Los autores de la Escuela
la protección necesaria de parte de Jurídica Española, como Francisco de
dicha sociedad. La Constitución de Vitoria, Francisco Suárez y tantos otros,
Cartagena lo dice mejor, cito: actualizan dicha doctrina, explicando
ese mismo proceso de formación del
llamado Pacto Social. Y es esta doctrina
la que se invoca, entre
CONSTITUCION DEL Aristóteles describe otros textos en el de la
ESTADO misma Constitución de
con detalle el proceso
TITULO 1º.
Cartagena, que se expresa
de formación de los de la siguiente manera,
De los Derechos
naturales y sociales del
agregados de seres bajo el mismo titulo 1º que
humanos venimos citando:
Hombre y sus deberes.
2.
ARTÍCULO 1º
Entrando en sociedad el
Los hombres se juntan
hombre deja de ser un pequeño todo,
en sociedad con el fin de facilitar,
y consiente en hacerse parte de un
asegurar y perfeccionar el goce de sus
gran todo político.
derechos y facultades naturales, y de
los bienes de la existencia, y de 3.
satisfacer sus deseos y conatos de Consintiendo en componer un todo, el
felicidad, venciendo unidos los hombre se obliga a no atentar a la
obstáculos y dificultades que les disolución, trastorno, desorden o
opone la Naturaleza física y moral, a perturbación de él, ni de sus partes
los cuales aislados no podrían resistir. que estén en contacto consigo, y a
Igualmente, León Guzmán lo dice contribuir al contrario a su cohesión,
mejor en sus palabras, que repetimos: permanencia, orden, paz y felicidad,
concurriendo con los demás miembros
El señor Ramírez no negará que el de la comunidad a formar leyes civiles
hombre es un ser eminentemente libre que los dirijan, y penales que los
y eminentemente social; que al contengan, y adquiere al mismo
reunirse los hombres en sociedad tiempo el derecho de ser respetado y
convienen en sacrificar un poco de su protegido en el uso de sus facultades
libertad natural para asegurar la por la sociedad y por cada uno de sus
demás miembros.
4.

22
 ENERO 2018
Los derechos, pues, del Cuerpo político
son la suma de los derechos
individuales consagrados a la Unión, y
las leyes son los límites que los
ciudadanos han puesto a su facultad
absoluta de obrar, las condiciones con
que se reúnen y mantienen unidos en
sociedad, expresadas por la voluntad
general, la prenda de la confianza
recíproca y la regla de la moralidad
social.
5.
De que resulta que así respecto del
Gobierno, como de los ciudadanos,
aquella máxima de la razón
sancionada por el Evangelio: haz con
los otros lo que quisieras que
hicieran contigo: no hagas a otro
lo que no quisieras que contigo
hicieran, es el primer principio social,
y el sometimiento a las leyes, el
compendio de todos los deberes, así
del Gobierno como de los particulares.
6.
Por tanto, el hombre en sociedad y
bajo de una administración justa y
racional, lejos de perder de su libertad,
no hace más que usar de ella,
contribuyendo con la expresión de su
voluntad particular á la formación de
las mismas leyes que arreglan su
ejercicio. Aún más: no consistiendo la
libertad natural sino en la facultad de
hacer lo que se desea, el estado de
sociedad que bajo un Gobierno justo
proporciona los medios y la fuerza de
remover los embarazos con que la
naturaleza en general y en especial
nuestros semejantes contrarían con
frecuencia nuestros deseos, es un
estado de toda la libertad posible.
7.
No renunciando, pues, el ciudadano
sino el derecho de hacer mal
impunemente, o lo que es lo mismo,
no obligándose más que a obedecer a
las leyes, conserva, asegura y
perfecciona todos sus derechos
naturales, esenciales y por lo mismo
no enajenables, entre los cuales se
23
cuentan el de gozar y defender su vida
y libertad, el de adquirir, poseer y
proteger su propiedad, y el de
procurarse y obtener seguridad y
felicidad.
8.
De la esencia y constitutivo de la
sociedad se deduce, que ningún
hombre, corporación o asociación de
hombres tiene otro título para obtener
ventajas, o derechos particulares y
exclusivos, distintos de los de la
comunidad, que el que dimana de la
consideración de servicios hechos al
Estado. Y no siendo este título por su
naturaleza, ni hereditario ni
transmisible á hijos, es absurda y
contra naturaleza la idea de un
hombre privilegiado hereditariamente
ó por nacimiento, y exacta, justa y
natural la idea de la igualdad legal; es
decir, de la igualdad de dependencia y
sumisión a la ley de todo ciudadano, e
igualdad de protección de la ley a
todos ellos.
9.
Por consiguiente, el Gobierno puede
conceder distinciones personales que
honren, premien y recomienden a la
imitación las grandes acciones, los
servicios útiles y las virtudes cívicas de
un ciudadano; pero éste no podrá
transmitir á su posteridad sino el
derecho, las lecciones y la seguridad
de igualarle.
10.
Residiendo originalmente todo el
poder en los pueblos que componen el
Estado y derivándose de ellos los
diversos Magistrados y Oficiales del
Gobierno, investidos con alguna
autoridad, son sus meros agentes y
sustitutos, y en todo tiempo les son
responsables de sus operaciones.
11.
El Gobierno es instituido para el bien
común, protección, seguridad y
felicidad de los pueblos, no para honor,
utilidad o particular interés de algún
hombre, familia o clase de hombres;
 LEX, DIFUSIÓN Y ANÁLISIS
de aquí es que solo los pueblos tienen
el derecho incontestable é indefectible
de instituirle, reformarle a mudarle
enteramente, cuando lo demanden los
objetos de su institución por medio de
aquellos órganos que la Constitución
señala al ejercicio de sus derechos, y
en la forma y periodos que ella misma
haya establecido.
12.
No siendo venales, ni hereditarias, ni
inadmisibles las cualidades que se
requieren para el buen desempeño de
los empleos públicos, tampoco éstos
pueden ser venales, ni hereditarios, ni
proveerse sino a lo sumo, durante el
buen desempeño.
13.
y para impedir que se hagan opresores
los que están investidos de la
autoridad suprema, tiene el Pueblo
derecho á que en las épocas que
señala la Constitución vuelvan a la
vida privada aquellos funcionarios
indicados por ella, y a proveer sus
plazas por elecciones arregladas.
14.
Estas elecciones deben ser libres, y
todos los habitantes del Estada que
posean las cualidades que exige la
Constitución y el desempeño de los
empleos, tienen igual derecho a elegir
y a ser elegidos para ellos.
15.
Cada individuo de la sociedad lo tiene
á ser protegido por ella en el goce de
su vida, libertad y propiedad,
conforme a las leyes existentes; y en
correspondencia está obligado a
concurrir a las expensas de esta
protección, y a contribuir con su
personal servicio, o un equivalente
siendo necesario. Pero ninguna parte
de su propiedad puede quitársele con
justicia, o ser aplicada a usos públicos
sin su consentimiento o el del Cuerpo
representativo del Pueblo, y cuando
quiera que la necesidad publica lo
24
exija, debe recibir por ello una justa
compensación.
16.
Así como el derecho de adquirir
propiedades, tiene todo ciudadano el
de disponer de ellas á su arbitrio, si no
contraría el Pacto ó la ley.
17.
Ningún género de trabajo, cultura,
industria ó comercio puede ser
prohibido a los ciudadanos, excepto
aquellos que al presente obliga la
necesidad a reservar para la
subsistencia del Estado.
18.
El Pueblo de este Estado no podrá ser
gobernado por otras leyes que las que
haya consentido su Cuerpo
constitucional representativo.
Como se aprecia en esta secuencia
larga que se incorpora al texto
constitucional, por su importancia, no
sólo pedagógica, sino también política,
el poder de soberanía se origina de
dentro del mismo grupo social de que se
trate, “residiendo originariamente todo
poder en los pueblos del Estado”, en
palabras del articulo 10; se aprecia
también cómo “el Gobierno es instituido
para el bien común, protección,
seguridad y felicidad de los pueblos, no
para honor, utilidad o particular interés
de algún hombre, familia o clase de
hombres”, en palabras del artículo 11: y
en suma, se aprecia cómo los derechos
humanos del hombre en sociedad son,
en definitiva, la base y el objeto de las
instituciones sociales, en palabras del
artículo 4 del Proyecto de la Minoría de
1842, que dice textualmente:
Art. 4o. La Constitución reconoce los
derechos del hombre como la base y
el objeto de las instituciones sociales.
Todas las leyes deben respetar y
asegurar estos derechos, y la
protección que se les concede es igual
para todos los individuos.
 ENERO 2018
Nada mejor dicho. Los derechos del
hombre, que son anteriores a toda ley,
son ahora por esta declaración formal y,
sin duda lo ha sido siempre, la base y el
objeto de las instituciones sociales. Es
una expresión feliz, que se repetirá con
la misma formalidad en los debates de
las asambleas de 1857 y 1917, como
brevemente lo ilustramos a el gobierno es precisamente para
continuación.
En efecto, he aquí lo que dice el
artículo 1º de la Constitución de 1857,
objeto del debate antes referido:
ARTÍCULO 1° El pueblo mexicano
reconoce que los derechos del hombre
son la base y el objeto de las
instituciones sociales. En
consecuencia, declara que todas las
leyes y todas las autoridades del país
deben respetar y sostener las
garantías que otorga esta
Constitución.5
Hemos citado el texto
definitivamente aprobado como artículo
1º, que es el texto que don Luis Manuel
Rojas toma en cuenta al hacer el
comentario siguiente, con motivo de la
discusión del mismo numeral, pero del
Proyecto de don Venustiano Carranza:
El artículo 1° de la Constitución, como
quien dice la puerta de la nueva ley, es
jurídico, es correcto, quedó
enteramente vestido de nuevo; pero
es frío; no tiene alma; no es intenso; y,
bajo este concepto, no se puede
comparar con el texto del primer
artículo de la antigua Constitución.6
Luego cita el enunciado de uno y
otro artículo, para concluir: “como se ve,
esto es muy jurídico; pero al nuevo
precepto le falta el alma, la energía, el
calor y la significación del antiguo
artículo”.
5 y son el objeto del gobierno, permiten
Véase NIETO, Rosa María y otros, El debate de
la constitución de 1857, edición de la H.
Cámara de Diputados, 3 tomos, México, 1994.
La cita en tomo I, p. 287.
6
Ibidem, p. 27.
25
Al diputado Rojas le parecía dicho
enunciado muy declarativo y proponía
que se incorporara un mandato que
tuviera mayor fuerza, lo cual podía
hacerse aún antes del enunciado de
dicho artículo 1°, insistiendo en que:
Las colonias no tienen sino que
mandar dinero y callarse; no, señores:
beneficio común y todas las leyes que
dicte no tienen más objeto que
garantizar las manifestaciones
principales de la vida humana y evitar
que se violen los derechos naturales o
civiles del hombre; pues el verdadero
papel del gobierno es mantener el
equilibrio entre todos los asociados.7
Otro diputado, el señor Castaños,
también era partidario de que se
mantuviera el texto del artículo 1° de la
Constitución de 1857, porque, en su
opinión, aquél era un “verdadero
preámbulo de Constitución, y no el que
nos indica aquí la comisión”.8
Los derechos del hombre son “las
manifestaciones principales de la vida
humana”; y son la base de las
instituciones sociales; son el objeto de
todo gobierno.
Y éste es el fundamento jurídico,
inconmovible, en que se asientan todas
y cada una de las así llamadas garantías
de amparo y protección de los derechos
del hombre.
3. Cuáles son estas garantías
Las palabras del artículo 4 del
Proyecto de la Minoría de 1842, lo
mismo que las palabras del artículo 1º
de la Constitución de 1857, al
determinar que los derechos del hombre
son la base de las instituciones sociales
llegar a la siguiente conclusión: los
7
Ibidem, p. 28.
8
Ibidem, p. 29.
 LEX,
derechos del hombre son anteriores a
toda ley; sin embargo, todo el
ordenamiento jurídico, en última
instancia, no es sino el conjunto de
garantías que se establece para el
amparo y la protección, así como para el
goce pleno de todos y de cada uno de
dichos derechos del hombre, que vive
bajo dicho ordenamiento.
Las propuestas de reforma de
Mariano Otero, son propuestas para la
forma de gobierno federal, y son
propuestas que buscan el
establecimiento de un buen gobierno
bajo el respaldo de un buen texto
constitucional, como el establecido en el
Acta Constitutiva y la Constitución de
1824, previamente reformado.
A) El planteamiento general de
Mariano Otero
En efecto, Mariano Otero, por un
lado, hace un planteamiento general
relativo a la buena organización y
funcionamiento tanto de los poderes
generales de la Unión cuanto de los
poderes de los Estados; y, por otro lado,
formula unas propuestas concretas, o
unos medios particulares a fin de
garantizar esa buena organización y ese
buen funcionamiento de dichos poderes.
He aquí este planteamiento general en
sus palabras tomadas de la parte de
exposición de motivos de su Voto
Particular de 1847. Dice en su parte
conducente:
Expuesto así cuanto me parece
necesario variar en la Constitución, es
preciso ocuparse de otro punto
interesantísimo omitido en ella, o por
lo menos tratado muy ligeramente.
¿Cuáles son los límites respectivos del
poder general y del poder de los
Estados? Y una vez conocidos estos
límites, ¿cuáles son los mejores
medios de precaver la recíproca
invasión, de manera que ni el poder
DIFUSIÓN Y ANÁLISIS
del centro ataque la soberanía de los
Estados, ni éstos disuelven la Unión,
desconociendo ó usurpando sus
facultades?
...
...
El artículo 14 del proyecto de
reformas, estableciendo la máxima de
que los Poderes de la Unión son
poderes excepcionales y limitados solo
á los objetos expresamente
designados en la Constitución, da á la
soberanía de los Estados toda la
amplitud y seguridad que fuera de
desearse.
Esta idea de las limitaciones
impuestas a los poderes de la Unión, en
el articulado del Acta aprobada se
encuentra en el artículo 21 que dice:
Art. 21. Los poderes de la Unión
derivan todos de la Constitución, y se
limitan sólo al ejercicio de las
facultades expresamente designadas
en ella misma, sin que se entiendan
permitidas otras por falta de expresa
restricción.
Y por lo que mira a las limitaciones
de los poderes de los Estados, comenta:
Mas por esto mismo, y por la teoría
fundamental que ya indiqué al
expresar las razones por las cuales
tocaba al poder general arreglar los
derechos del ciudadano, es necesario
declarar también que ninguno de los
Estados tiene poder sobre los objetos
acordados por todos á la Unión, y que
no siendo bajo este aspecto más que
partes de un todo compuesto,
miembros de una gran República, en
ningún caso pueden por si mismos, en
uso de su soberanía individual, tomar
resolución alguna acerca de aquellos
objetos, ni proveer á su arreglo, más
que por medio de los Poderes
Federales, ni reclamar más que el
cumplimiento de las franquicias que la
Constitución les reconoce.
26
 ENERO 2018

B). Sobre los medios para hacerlos del Pacto federal, ó sean contrarias á
eficaces las leyes generales; porque de otra
manera el poder de un Estado sería
A continuación, Mariano Otero superior al de la Unión, y el de ésta se
habla acerca de los medios para hacer convertiría en una mera irrisión.
eficaces las prevenciones generales que
Pero para evitar que se hagan
acabamos de mencionar; o medios para declaraciones imprudentes, ya se
combatir los abusos derivados del consulta que estas leyes sólo puedan
ejercicio del poder soberano iniciarse en la Cámara de Senadores,
encomendado a dichos poderes. Y sobre la cual representa el principio
este punto hace la siguiente federativo en toda su fuerza y da las
diferenciación: mejoras garantías en calma y
Hechas estas declaraciones, sólo circunspección...
quedan por establecer los medios de Sobre este particular, el artículo 22
hacerlas efectivas, y para esto es del texto definitivo establece lo
necesario distinguir los abusos que siguiente:
puedan cometerse, según que ellos
afecten los derechos de las personas, Art. 22. Toda ley de los Estados que
o las facultades de los poderes ataque la Constitución ó las leyes
públicos. generales, seráá́ declarada nula por el
Congreso; pero esta declaración solo
Así pues, el abuso en el ejercicio podráá́ ser iniciada en la Cámara de
del poder soberano, tanto por parte de Senadores.
los poderes federales cuanto por parte
de los poderes de cada Estado, debe ser
combatido de manera eficaz, ya sea que b) Para el supuesto de violaciones
afecten los derechos de las personas, o al régimen soberano de los Estados
las facultades de los poderes públicos. Ahora Mariano Otero hace la
Dichos abusos, por un lado, siguiente propuesta:
importan responsabilidad _y además se establece que la
necesariamente, la cual debe hacerse mayoría de las Legislaturas de los
efectiva mediante una ley especial Estados tenga el derecho de decidir en
constitucional; mientras que, por otro todo caso si las resoluciones del
Congreso general son o no
lado, exigen la restauración del orden
anticonstitucionales.
constitucional vulnerado y, en su caso,
el desagravio de las personas cuyos Veamos ahora su redacción en el
derechos hayan sido quebrantados. articulado del Acta:
Art. 23. Si dentro de un mes de
publicada una ley del Congreso
a). Para el supuesto de violaciones general, fuere reclamada como anti-
al Paco federal constitucional, ó por el
Para este supuesto, En un Estado de Presidente, de acuerdo
Mariano Otero propone lo con su ministerio, ó por
Derecho, todos diez diputados, ó seis
siguiente:
quedamos senadores, ó tres
Para este último evento, Legislaturas, la suprema
es indispensable dar al subordinados a la ley corte, ante la que se
Congreso de la Unión el hará el reclamo, someterá la ley al
derecho de declarar nulas las leyes de examen de las Legislaturas, las que,
los Estados que importen una violación

27
 LEX, DIFUSIÓN Y ANÁLISIS
dentro de tres meses, y precisamente
en un mismo día, darán su voto.
Las declaraciones se remitirán á la
suprema corte, y ésta publicará el
resultado, quedando anulada la ley, si
así lo resolviere la mayoría de las
Legislaturas.
c). La justificación de una y otra
propuesta
Para justificar una y otra propuesto,
dice lo siguiente:
De esta manera cada Estado en
particular está sometido á la Unión y el
conjunto de todos será el árbitro
supremo de nuestras diferencias y el
verdadero poder conservador de las
instituciones. Si hay todavía otro
medio más eficaz de robustecer el
principio federativo, si se conoce otra
mejor garantía de las libertades de los
cuerpos confederados, yo no la
propongo, porque no la conozco.
d). Para el supuesto de los ataques
de los poderes a los particulares
Sobre este particular dice Mariano
Otero:
Los ataques dados por los poderes de
los Estados y por los mismos de la
Federación á los particulares, cuentan
entre nosotros por desgracia
numerosos ejemplares, para que no
sea sobremanera urgente acompañar
el restablecimiento de la Federación
con una garantía suficiente para
asegurar que no se repetirán más.
Esta garantía sólo puede encontrarse
en el Poder Judicial, protector nato de
los derechos de los particulares, y por
esta razón el solo conveniente. Aun en
las monarquías absolutas, refugiada la
libertad en el recinto de los tribunales,
ha hecho que la justicia encuentre allí
un apoyo cuando han faltado todas las
garantías políticas.
28
Esta hermosa garantía se
encuentra en el artículo 25 del Acta de
la siguiente manera:
Art. 25. Los tribunales de la Federación
ampararán á cualquiera habitante de
la República en el ejercicio y
conservación de los derechos que le
concedan esta Constitución y las leyes
constitucionales, contra todo ataque
de los poderes legislativo y ejecutivo,
ya de la Federación, ya de los Estados;
limitándose dichos tribunales á
impartir su protección en el caso
particular sobre que verse el proceso,
sin hacer ninguna declaración general
respecto de la ley ó del acto que lo
motivare.
Y se justifica en la parte de
exposición de motivos que venimos
citando, diciendo:
Un escritor profundo ha observado que
la amplitud y respetabilidad del Poder
Judicial era el más seguro signo de la
libertad de un pueblo, y por esto yo no
he vacilado en proponer al Congreso
que eleve á grande altura el Poder
Judicial de la Federación, dándole el
derecho de proteger a todos los
habitantes de la República en el goce
de los derechos que les aseguren la
Constitución y las leyes.
constitucionales contra todos los
atentados del Ejecutivo ó del
Legislativo, ya de los Estados o de la
Unión. En Norte América este poder
salvador provino de la Constitución, y
ha producido los mejores efectos.
Allí el juez tiene que sujetar sus fallos
antes que todo á la Constitución; y de
aquí resulta que cuando la encuentra
en pugna con una ley secundaria,
aplica aquella y no ésta, de modo que
sin hacerse superior á la ley ni ponerse
en oposición contra el Poder
Legislativo, ni derogar sus
disposiciones, en cada caso particular
en que ella debía herir, la hace
imponente.
Una institución semejante es del todo
necesaria entre nosotros; y como ella
 ENERO 2018
exige que los tribunales federales se
organicen de un modo
correspondiente, las reformas
propuestas dejan a las leyes
constitucionales la determinación de
este punto.
C). Sobre la responsabilidad por la
violación de los derechos del hombre
Mariano Otero plantea este
problema de la siguiente manera:
Aconsejo también la reforma en el
punto vital de la responsabilidad. En él
considero preciso zanjar multitud de
cuestiones delicadas y fijar el
verdadero carácter del Jefe del
Ejecutivo, declarando que era
inviolable siempre que obrase por
conducto de un ministro responsable,
y que éste lo era por toda infracción
de la ley, ya consistiera en actos de
comisión, o en una mera omisión.
Y luego comenta que se seguirá lo
establecido en la Constitución de 1824,
a la cual propone que se le hagan
ciertas reformas, mismas que pasaron al
texto definitivo como artículos 4, 8, 9 y
12. Sobra insistir en que el articulo 4
relaciona el sistema de responsabilidad
con el aseguramiento de los derechos
del hombre. Basta leerlo:
Art. 4º.- Para asegurar los derechos del
hombre que la Constitución reconoce,
una ley fijará las garantías de libertad,
seguridad, propiedad e igualdad de
que gozan todos los habitantes de la
República, y establecerá los medios
para hacerlas efectivas.
Estas garantías son inviolables, y sólo
en caso de una invasión extranjera o
de rebelión interior, podrá el Poder
Legislativo suspender las formas
establecidas para la aprehensión y
detención de los particulares, y cateo
de las habitaciones y esto por
determinado tiempo.
Todo atentado contra dichas garantías
es caso de responsabilidad, y no podrá
29
recaer a favor de los culpables, ni
indulto ni amnistía, ni cualquiera otra
disposición, aunque sea emanada del
Poder Legislativo, que los sustraiga de
los tribunales o impida que se haga
efectiva la pena.
No nos referimos a la
responsabilidad en que incurren las
autoridades cuando no dan
cumplimiento a las resoluciones de los
juicios de amparo. Ahí está regulada esa
responsabilidad, que tampoco se hace
muy efectiva que digamos.
Nos referimos al sistema de
responsabilidad de quienes, por violar la
Constitución, dan pie a las demandas de
los juicios de amparo. El planteamiento
es muy sencillo.
En un Estado de Derecho, todos
quedamos subordinados a la ley y, por
este principio, todos nos hacemos
responsables inmediatamente por
cualesquiera violaciones que
cometamos en contra de una norma.
Bien, en un Estado de Derecho, la
Constitución es la ley fundamental, en
ella se contienen enunciados o
principios de la mayor importancia; y,
además, en la misma Constitución se
contienen, como especialmente
protegidos, los bienes más grandes y
más preciosos que existen, ya hablemos
de instituciones públicas, entre las
cuales el Ordenamiento jurídico es un
bien valiosísimo, tutelado precisamente
por el mencionado principio de
legalidad; o ya hablemos de libertades y
derechos del hombre, como lo hace la
Constitución de 1857; o derechos
humanos como dice la Constitución
vigente de 1917, de manera que
cualquier quebranto de dicho principio
de legalidad, importa necesariamente
una inmediata respuesta de sanción
administrativa e incluso penal, según la
gravedad de los supuestos de violación.
 LEX,
Así las cosas, resulta que en
materia de juicios de amparo, el
presupuesto de procedencia no es otro
sino la existencia real y verídica de la
previa violación de las garantías
individuales, contenidas en el texto
constitucional, de manera que se
emplaza a la autoridad llamada
responsable precisamente porque ha
violado la Constitución; se verifica
fehacientemente dicha violación; y sólo
entonces, el juez ordena el
mandamiento de amparo y protección.
Esto es, los juicios de amparo
proceden, porque previamente ha
existido fehacientemente violación de
una garantía. Esa violación, a la luz del
sistema de responsabilidad
someramente descrito líneas más arriba,
consagrado justamente en la misma
Constitución de 1857, importa
responsabilidad penal para el infractor,
también llamado autoridad responsable.
Responsabilidad y protección van
juntas. Por ello es que las resoluciones
de los juicios de amparo traían un doble
pronunciamiento, es decir, por un lado,
otorgaban el amparo; mientras que, por
otro lado, se exigía la responsabilidad,
según correspondiera: he aquí el
siguiente ejemplo:
1º. Se confirma en todas sus partes la
sentencia pronunciada.
2º. Se consigna al tribunal competente
al Jefe Superior Político del Centro y al
alcaide de la cárcel de Querétaro, para
que se averigüe la responsabilidad en
que hubieren incurrido con motivo de
los maltratamientos que ha sufrido
Francisca Olvera en la prisión.
Se trata de una resolución de la
Suprema Corte de Justicia del día 15 de
enero de 1881. Como vemos, por el
primer resolutivo se confirma en todas
sus partes la sentencia recurrida, la cual
le otorgaba el amparo a Francisca
Olvera contra el maltratamiento que
DIFUSIÓN Y ANÁLISIS
recibe en la prisión y consiente y tolera
el C. Prefecto, por violarse con él las
garantías otorgadas en el art. 21 y parte
final del art. 19 de la Carta
fundamental.
Mejor no se pueden decir las cosas,
ni tampoco se pueden hacer mejor. Es
exigible dicha responsabilidad. Lo reitera
el artículo 12 de la ley de amparo de
1861, el cual dice:
Art. 12. La sentencia se publicará en
los periódicos y se comunicará
oficialmente al gobierno del Estado,
para que pueda exigirse la
responsabilidad que haya, en la
autoridad que dictó la providencia. Si
la autoridad responsable es federal, se
pasará testimonio a su superior
inmediato, para lo que hubiere lugar.
Incluso, los ministros de la Corte, si
llegaren a infringir la Constitución, serán
sujetos de responsabilidad, tal como
indica el artículo 18 de esta misma ley:
Art. 18. Admitida la súplica, la sala de
la Suprema Corte a quien toque,
resolverá con vista del juicio, y citadas
las partes, dentro de quince días; sin
que contra esta resolución pueda
usarse de otro recurso que el de
responsabilidad en el único caso de
infracción notoria de la Constitución y
leyes federales.
No se pueden entender los juicios
de amparo, sin la responsabilidad para
la autoridad que dicta el acto
reclamado, porque no se puede
entender que se pueda violar lo más
sagrado del ordenamiento jurídico, que
es la ley fundamental; y lo más sagrado
que contiene dicha ley fundamental,
que son las garantías individuales, sin
que el responsable sea castigado.
Ya lo hemos dicho. Hoy y desde
hace más de cien años, nada más
impera la corrupción y la impunidad,
porque nunca se hace pronunciamiento
alguno sobre la responsabilidad en que
30
 ENERO 2018
incurre necesariamente la autoridad que
dicta el acto reclamado.
Sobra advertir que el sistema de
esta responsabilidad es de carácter
penal y se hace efectiva por medio de
las leyes aprobadas desde las Cortes de
Cádiz. Dicho sistema descansa, por un
lado, en la obligación de obedecer la
Constitución y las demás normas
jurídicas, ya sea porque este principio
de obediencia se incorpora al mismo
texto constitucional; ya sea por el
juramento que todos prestamos,
autoridades y pueblo en general, de
guardar y hacer guardar la Constitución;
y descansa, por otro lado, en la severa
tipificación de delitos por violación del
mencionado texto constitucional.
¿Por qué los jueces
norteamericanos procedían a desaplicar
una ley, que era contraria al texto
constitucional? Sin duda porque habían
jurado guardar y hacer guardar dicha
Constitución y habían entendido que,
como ley fundamental, debía aplicarse
con preferencia a cualquiera otra norma
secundaria.
¿Y por qué los jueces mexicanos,
que también juran guardar y hacer
guardar la Constitución y también
entienden que, como ley fundamental,
tiene primacía sobre cualesquiera otras
normas secundarias, nunca se les
ocurrió que tenían el deber de
desaplicar dichas normas secundarias
cuando fueran contrarias a la ley
suprema?
Sin duda, diría Jones Lancaster, por
descerebrados y por corruptos. Ahora
bien y para que no se les olvidara, o
para que no tuvieran disculpa, el
artículo 32 de la ley reglamentaria de
los juicios de amparo de 1861,
reafirmaba ese mismo principio de la
siguiente manera:
31
Art.32. Los tribunales para fijar el
derecho público nacional, tendrán
como regla suprema de conducta la
Constitución federal, las leyes que de
ella emanen y los tratados con las
naciones extranjeras. Los jueces de
cada Estado se arreglarán a dicha
Constitución, leyes y tratados, a pesar
de las disposiciones en contrario que
pueda haber en las constituciones y
leyes de los Estados.
Este mismo principio está todavía
en el texto vigente como artículo 133.
Resultan peor las cosas, si
preguntamos, como también es justo y
preciso, ¿por qué los jueces mexicanos,
sabiendo que la violación a la
Constitución era un delito de
prevaricato, aplicaban la norma
secundaria, sabiendo que era contraria
a dicha Constitución, es decir, sabiendo
que estaban incurriendo en un grave
delito, pues la violación expresa a algún
artículo de la Constitución debía
castigarse de conformidad con el
decreto del 17 de abril de 1821, el
mismo que se le aplicó al general Reyes
en ese año de 1845? El artículo 33 de
dicho decreto decía:
Art. 33. Además de los casos
expresados en los artículos anteriores,
la persona de cualquiera clase o
condición que contravenga disposición
expresa y determinada de la
Constitución pagará una multa de diez
a doscientos duros, y en su defecto
sufrirá una pena de reclusión de
quince días a un año, y resarcirá todos
los perjuicios que hubiere causado. Si
fuere empleado público, quedará
además suspenso de empleo y sueldo
por un año.
Cabe recordar que, de conformidad
con esta legislación española, que se
está aplicando durante la etapa histórica
(1845) en que Mariano Otero se ocupa
de estas mismas materias, en
tratándose de violaciones a la
 LEX, DIFUSIÓN Y ANÁLISIS
Constitución no existe fuero alguno y,
los tribunales de justicia, que les
corresponda conocer de dichas
infracciones, están obligados a dar
preferencia a esta clase de asuntos y a
resolverlos “abreviando los términos
cuanto sea posible”. He aquí lo que
sobre este punto dice el Decreto, que se
le aplicó al general Reyes:
Art. 34. Todos los delitos contra la
Constitución, cometidos en los treinta
y dos primeros artículos de esta ley,
causarán desafuero, y los que los
cometan, serán juzgados por la
jurisdicción ordinaria.
...
Art. 38. Todos los jueces y tribunales
procederán con la mayor actividad en
las causas sobre delitos contra la
Constitución, prefiriéndolas a los
demás negocios, y abreviando los
términos cuanto sea posible.
D) Mariano Otero no aprobó el
juicio de amparo en materia judicial
Todavía antes de terminar mi
exposición quiero referirme al llamado
juicio de amparo en materia judicial,
para recordar que don Mariano Otero
nunca pensó en proponerlo; como
tampoco fue admitido por la
Constitución de 1857. Creo que,
muchísimo menos, aprobaría los abusos
que han venido cometiendo los poderes
federales, incluida la Suprema Corte, en
contra, no ya de la soberanía interna de
los Estados, sino, violando la
Constitución, en contra del más
elemental sentido del federalismo, en
cuyo restablecimiento puso todo su
empeño.
Creo que se ha olvidado que el
simple sistema de impartición de
justicia, desde siempre, ha sido, es y
será el mejor sistema para, primero,
reconocer los derechos del hombre en
sociedad, o para reconocer las
32
pretensiones jurídicas relacionadas con
dichos derechos: y es, en segundo lugar,
el mejor sistema para protegerlos en
toda clase de casos litigiosos; y en toda
clase de violaciones. Debido a esta
realidad, dicho sistema debe llamarse
por derecho propio, sistema de amparo
y protección de derechos humanos; esto
es, Poder Judicial de Amparo y
Protección.
Por tanto, como siempre se insiste,
dicho sistema debe ser de fácil y de libre
acceso; pronto y expedito; y, según la
reforma hecha por las Cortes de Cádiz,
que es la que conoció Mariano Otero,
bajo los siguientes principios:
i. principio de unidad de jurisdicción, el
cual garantiza, el principio de unidad
de jurisprudencia;
ii. segundo principio: ningún juicio
deberá tener más de dos instancias,
salvo la interposición de una tercera
instancia, por causa de
responsabilidad en contra de los
propios jueces;
iii. tercer principio: todos los asuntos
deberán tener una estimación
económica a fin de poder establecer la
valoración de, uno, juicios de menor
cuantía, que se resuelven e una sola
instancia, sin ulterior recurso; dos,
juicios de mayor cuantía, que se
resuelven en dos instancias, la primera
ante el juez especializado, y la
segunda ante un tribunal intermedio
igualmente especializado; y tres,
juicios de máxima cuantía, que se
resuelven en dos instancias: la primera
ante un tribunal intermedio
especializado, y la segunda ante una
Sala especializada de la Suprema
Corte;
iv. cuarto principio: el de
responsabilidad por violaciones a la
Constitución y a la ley; quinto
principio, existencia del servicio
profesional de la carrera judicial.
 ENERO 2018
Y, en contraste, el peor de todos los
supuestos, es lo que ahora mismo y
desde hace más de un siglo prevalece
en México: los sistemas de impartición
de justicia están regulados mediante los
siguientes principios:
i. primero, el principio de pluralidad de
jurisdicciones tanto en el ámbito
federal como en el ámbito local;
ii. segundo, el principio de pluralidad
de jurisprudencias en uno y otro
ámbito, federal y local;
iii. tercero, el principio de pluralidad de
instancias: es decir, eventual y
realmente todos los asuntos litigiosos
pueden tener de hecho
prácticamente pluralidad
instancias;
iv. cuarto: el principio de la impunidad
total, porque se permite la violación
constante y permanente de las
garantías constitucionales, sustantivas
y de procedimiento, sin que jamás, por
ejemplo, en los miles y millones de
juicios de amparo que se han
desahogado en el último siglo,
habiéndose demostrado
fehacientemente la existencia de
dichas violaciones, jamás nadie ha sido
castigado por ellas;
v. quinto, el principio de inexistencia
de un servicio profesional de la carrera
judicial.
VI. A MODO DE CONCLUSIÓN
Yo he tratado siempre de
acercarme con mucho respeto a la
persona y a la obra de Mariano Otero,
como he visto que lo hacen sus
biógrafos y sus lectores. Lo admiro
mucho como persona y como patriota.
Aprecio cada una de sus propuestas por
su oportunidad; por el acierto y sentido
jurídico de su enunciación; incluso, por
la audacia de algunas de ellas que,
manteniéndose en su redacción original,
todavía no nos hemos atrevido a
reglamentarlas bien a bien.
Mariano Otero, hace suya y
mantiene la distinción elemental, que
ahora mismo la Suprema Corte no
admite, entre los derechos del hombre
en sociedad y sus garantías
constitucionales y legales.
Fue un gran acierto llevar al ámbito
federal, para su mejor protección, esta
materia de los derechos humanos como
ahora los llamamos.
Igualmente fue un extraordinario
acierto haber hecho propia y haber
mantenido los principios jurídicos,
estableciendo que los derechos del
hombre son la base de las instituciones
o
de sociales; son necesariamente el objeto
de todo gobierno. Y el debate explicativo
que de uno y otro principio se
protagoniza en la asamblea de 1856 con
las intervenciones de León Guzmán y
Ponciano Arriaga es realmente
admirable, lo cual contrasta con las
prácticas de corrupción de las
autoridades que hacen objeto de su
gobierno el beneficio personal, de
familia, de grupo o de partido, no
obstante la claridad con que está
enunciado en el artículo 39 del texto
constitucional, ahora mismo en vigor: el
poder se instituye para beneficio del
pueblo.
Yo siempre he puesto en duda la
atribución de paternidad de los juicios
de amparo, tanto a don Manuel
Crescencio Rejón como a don Mariano
Otero (que trabajan juntos en el proceso
de elaboración y aprobación del Acta de
Reformas), primero, porque las Siete
Partidas, que están en vigor en México
en ese momento, regula cuatro recursos
de amparo en más de ciento veinte
leyes, recursos que están aplicándose
por parte de la justicia ordinaria de los
Estados; y, en segundo lugar, porque
creo que la verdadera creación de uno y
otro autor, consiste en haber
transformado al Poder Judicial de la
33
 LEX,
Federación, en un Poder de Amparo y de
Protección de los derechos del hombre;
o el haber transformado a la jurisdicción
federal, en una jurisdicción de amparo y
de protección, supuesto que la
propuesta de uno y otro autor consistió
en otorgarle de manera directa y
expresa la facultad de amparar a los
particulares en los supuestos de
violación de tales derechos y garantías.
Nunca propusieron esta idea de amparo
como un recurso de protección, en
sentido procesal. Muchísimo menos se
les ocurrió proponerlo como un recurso
de casación en asuntos judiciales.
Por otro lado, sus propuestas para
resolver los abusos, por invasión
recíproca de las respectivas esferas
soberanas, la federal y las estatales, en
el ejercicio del poder ciertamente su
pusieron en práctica inmediatamente
después de aprobada el Acta de
Reformas. Incluso se presentó una
reclamación, firmada, entre otros, por
Mariano Otero, en contra de la
aprobación del Tratado de Guadalupe
Hidalgo.
Sin embargo, nunca más, ni la
asamblea de 1856, ni la asamblea de
1916, que conservaron los enunciados
de la fórmula de Otero, la han querido
reglamentar. Son propuestas audaces,
que implican riesgos. Cierto, pero
¿acaso no es peor, o mucho más
riesgoso el proceso de destrucción
paulatina y progresiva de las estructuras
federalistas por la excesiva e irracional
concentración del poder que ahora
mismo existe en la esfera federal?
Ciertamente hace falta y urge la
corrección de esta clase de
desequilibrios, ya sea aplicando las
propuestas de Mariano Otero; ya sea
mediante otros medios. Muchas gracias.
VII. FUENTE CONSULTADA
DIFUSIÓN Y ANÁLISIS
COVARRUBIAS DUEÑAS, José de
Jesús, Aportaciones al Pueblo de
México de Josef Mariano Fausto
Andrés Otero Mestas. Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la
Universidad Nacional Autónoma de
México, 2 tomos. México 2014.
Constitución de Cartagena de
Indias, Imprenta de Diego Espinosa,
Cartagena de Indias, Año de
MDCCCXII.
Constitución de Tunja,
Imprenta de Bruno Espinosa, Santa
Fé de Bogotá, Año de MDCCCXI.
Colección de constituciones de
los Estados Unidos Mexicanos. 3
tomos. Reimpresión facsimilar de
Miguel Ángel Porrúa librero-editor,
México 2004.
GONZÁLEZ OROPEZA, Manuel: La
reforma del Estado Federal: Acta de
Reformas de 1847. UNAM, México,
1998.
LOZANO, José María: Tratado de
los derechos del hombre. Estudio
de Derecho Constitucional Patrio.
México, 1976.
NIETO, Rosa María y otros, El
debate de la Constitución de 1857.
Edición de la H. Cámara de
Diputados en tres tomos. México,
1994.
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